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Jue Jul 01, 2021 11:43 am por Freyja
Kyōtsū no teki
We're not enemies. They are.
Chiyo y su hermana Satsu vivían en un pequeño pueblo de Japón. La precaria situación de su familia obligó a sus padres a entregar a sus hijas, que fueron llevadas a la puerta de una okiya, a la espera de ser consideradas lo suficientemente hermosas para convertirse en geishas. Chiyo lo fue. Satsu, sin embargo, ya era "demasiado mayor" no tan bella, por lo que fue derivada a un burdel.

Chiyo creció en la okiya junto a otras niñas y geishas que iban instruyéndola en las artes necesarias, y al alcanzar la adolescencia, se convirtió en la hermana menor de Hatsumomo, la geisha más hermosa e influyente de ese momento. Solo ella tenía conquistado a todos los hombres de la ciudad y, con sus buenas artes, podía mantener económicamente a la okiya. Su deber era instruir a Chiyo para que algún día, ella también pudiera contribuir, seguir sus pasos... Pero siempre la consideró una potente rival.

Después de años de manipulación sutil y boicot, que a Chiyo no pareció afectarle tanto como Hatsumomo pensaba, la niña se ha convertido en una mujer y ha sido rebautizada como Sayuri. Sus particulares ojos azules, su sonrisa y su ternura al desenvolverse, no tardan en convertirla en la geisha más cotizada de la ciudad... Relegando a Hatsumomo a la nada. La hermana mayor ve como el ocaso de sus años dorados se acercan, y como nadie parece ya recordarla, porque ahora es solo Sayuri la que ocupa todas las atenciones. Y se ha empeñado en no permitirlo. Por su parte, Sayuri está harta de aguantar las indirectas y zancadillas de su hermana mayor. Ya puede volar sola. No necesita sus malos consejos.

La Segunda Guerra Mundial se acerca y los hombres poderosos parecen necesitar a las geishas menos que nunca... O más que nunca, según se mire. El ambiente es tenso y las okiyas no eran lo que eran, y ahora Sayuri y Hatsumomo compiten por las escasas atenciones que se les prestan. Pero ¿y si se están equivocando? ¿Y si las enemigas no son la una de la otra? ¿Y si el enemigo es esa sociedad que las separó de sus familias de pequeñas y las obligó a vivir en la okiya, a servir a los hombres, a ser su espectáculo y su entretenimiento? ¿A valer solo cuanto ellos te quieran hacer valer? Una guerra está a punto de estallar y sus vidas se van a volver aún más complicadas de lo que ya de por sí eran. Quizás sea el momento de buscar la libertad. Y quizás solo puedan lograrlo la una con la ayuda de la otra.

Sayuri (Chiyo)
18 años - Zhang Ziyi - Timelady
Hatsumomo
30 años - Gong Li - Freyja
One on one - Inspired - Películas - What if Memorias de una geisha




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Última edición por Freyja el Dom Mayo 15, 2022 7:18 pm, editado 1 vez


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Sáb Jul 03, 2021 1:35 pm por Timelady
Onee-san
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La okiya era para Chiyo el lugar más hermoso en el que había estado nunca.
Había otras niñas junto a las que podía aprender de la dueña. Música y tradiciones que no dejaban de impresionarla por su elegancia.
Estaba muy agradecida de haber sido recibida allí, claro que echaba de menos a su familia, pero sabía que estaban bien gracias a que ya no debían preocuparse por ella.
Su agradecimiento hacía que se esforzase por hacer que la señora se sintiera contenta de sus avances, así que intentaba hacer todo lo que le mandaban y no equivocarse nunca.

Se emocionó al escuchar que en algún momento las unirían a una de las hermosas geishas para que fueran sus hermanas mayores. Sabía que no serían como Satsu, pero se alegraba de tener a alguien que pudiera cuidarla igual que su hermana lo hacía. Y enseñarle, claro, porque estaba ahí para aprender y llegar a ser una preciosa y delicada geisha.

Las observaba cuando podía, imaginando cuál de ellas sería su hermana mayor. Las había más sonrientes y amables, claro, pero todos sabían que la que mejor podía enseñarles y quien las haría ser grandes geishas era Hatsumomo. No la veía demasiado, claro, porque solía estar continuamente ocupada, solo podía imaginar cómo sería estar presente mientras ella realizaba una de las danzas o la ceremonia del té. ¿Cómo sería escucharla cantar?
Chiyo - Okiya - con Hatsumomo



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Lun Jul 19, 2021 12:20 am por Freyja
Onee-san
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¿Por qué tengo que hacerlo? Porque es tu deber para con esta okiya. Porque así han sido ancestralmente las cosas, y porque así se hizo contigo en su día. Bufó hacia un lado con desprecio. Sí, así se hizo con ella. No deberían mentarle eso si no querían salir perdiendo. Menuda vejación a la que la habían tenido sometida, menos mal que siempre tuvo carácter. Si tuviera ahora a la que fue su hermana mayor delante, le arrancaría la cara con las uñas. A saber en qué prostíbulo de mala muerte andaba ahora. No quiero encargarme de una cría. Pues lo harás. Chiyo es especial. Hatsumomo interrumpió con una carcajada sarcástica. Especial... Dijo con desprecio. No es más que una pordiosera con los ojos bonitos. Tiene algo. Tiene talento natural. Y puede llegar muy lejos con tu guía. Podría convertirse en una gran geisha el día de mañana, y tú serías quien llevara el nombre de quien la hizo florecer. Apretó los dientes y se levantó, mirando a la superiora desde arriba con ira. ¿Es que soy la ama de cría de nadie? ¿Es que he quedado para eso ya? La otra mujer también se levantó, mucho más pausadamente, poniéndose a su altura con la barbilla alzada. La soberbia arruina la belleza de las personas. Tu ego va a ser tu perdición, Hatsumomo... Cuántas bobadas hay que escuchar... Masculló, mientras se giraba para largarse de allí. No aguantaba ya más.

Serás su guía. Eres su hermana mayor, has sido ya asignada. Y más te vale cumplir tu cometido. Escuchó a la mujer tras ella, mientras ella abandonaba ya la sala. Lo dicho, le habían visto cara de niñera. Tenía cosas mejores que hacer que estar pendiente de esa cría estúpida que la miraba con ojos de gato hambriento. Seguro que la muy trepa le estaba poniendo ojitos a esas viejas secas para que la asignaran a ella, se creería que iba a llegar más lejos así. Que siguiera soñando. Aún no había nacido la mujer que hiciera sombra a Hatsumomo.

Al pasar por un pasillo, la vio en una de las salas. Se asomó a la puerta y allí estaba, con sus cosas. Feliz. Quien en su sano juicio estaba feliz en ese infierno. ¿Querían que la educara? ¿Querían que fuera su guía? La iba a guiar, sí. Le iba a dejar claro lo que era la vida de una geisha. Chiyo. Dijo, apoyándose en el quicio de la puerta con los brazos cruzados y una sonrisa helada en el rostro. La niña se giró hacia ella con su llamada y Hatsumomo pronunció las comisuras, si bien cualquier ser mínimamente inteligente vería que solo estaba fingiendo, que por dentro solo quería estrangular a ese peluche sonriente que pretendía quitarle el puesto. ¿Qué haces?
Hatsumomo - Okiya - con Chiyo



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Vie Ago 06, 2021 8:34 pm por Timelady
Onee-san
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La dueña estaba dedicando aquella mañana a informar a las geishas de quiénes serían sus hermanas. ¡Era tan emocionante!
Solo podía esperar, porque no les dirían nada a ellas hasta la noche. O quizá sus hermanas mayores fueran a informarlas y requerir su presencia y ayuda. Eso sería tan maravilloso.
Chiyo apenas podía esperar.

Así que estaba intentando entretenerse con unas figurillas, intentando representar una ceremonia del té correctamente. Pero casi siempre se equivocaba en algo y tenía que volver a empezar.
Fue entonces cuando escuchó la voz de alguien a sus espaldas, girándose para saludar apropiadamente.

- ¡Hatsumomo! -Exclamó al verla e hizo una profunda y respetuosa reverencia ante ella.- Solo estaba jugando. Trataba de representar una ceremonia del té con las figuras, pero aún tengo mucho que aprender. -Respondió, con humildad, como se esperaba de todas ellas.

Se atrevió a levantar la vista un poquito.- ¿Puedo ayudarte en algo? -Se ofreció con una sonrisa tímida.
Chiyo - Okiya - con Hatsumomo



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Miér Ago 11, 2021 5:49 pm por Freyja
Onee-san
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Quería disimular, pero a Hatsumomo se le notaba a la legua el desprecio. Ante esa bienvenida alegre y esa reverencia pronunciada, solo pudo mirarla y arrugar un labio hacia arriba. Era patética, no era más que una niña boba, y encima era su maldita carga que llevar ahora, como que no tenía suficiente. Y no la engañaba, seguro que era una trepa, como todas allí, solo que esta pretendía comprar a la gente con dulzura.

Corrigió el gesto antes de que se irguiera y se lo notara, volviendo a dibujar su sonrisa helada. Arqueó las cejas sin inmutar demasiado la expresión. ¿Jugando? Preguntó. Qué bien... No recordaba los milenios que hacía que ella no jugaba con algo, si es que alguna vez llegó a ese nivel de cotidiana felicidad. ¿Que si podía ayudarla en algo? Oh, sí... Iba a ayudarla en algo. Iba a ayudarla a desfogar la frustración que se la comía por dentro.

No, no quisiera interrumpir tu juego. Dijo arrastrando las palabras, con un tono que ya iba expresamente lanzado a sentar mal. Amplió sutilmente las comisuras de los labios y, con la mirada puesta en esa infantil ceremonia del té hecha con juguetes, caminó lentamente, con pasos pesados y de brazos cruzados, hacia el lugar en el que estaba la niña. ¿Eso es una ceremonia del té? Preguntó con tono despectivo. Se detuvo junto a los juguetes, mirándolos desde arriba, ya disimulando menos la suave arruga de asco de sus labios. Esto está mal. Comentó, pudiendo referirse a cualquier cosa. Señaló con el pie. Ahí. Movió los ojos hacia ella casi con cansancio. ¿No lo cambias? ¡Venga! Apremió con tonito agudo y soberbio, sin quitarse de allí, sin separar demasiado el pie de donde había señalado, amenazante. Aunque tampoco es como que fuera a pegarle una patada...
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Dom Oct 10, 2021 8:05 pm por Timelady
Onee-san
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Tener la atención de alguien como Hatsumomo era como un sueño para ella, porque quizá si conseguía impresionarla pediría ser su hermana mayor y eso sería tan bonito...
Pero también era muchísima presión porque cualquier cosa que hiciera mal la perjudicaría en ese sentido. No quería que la mejor geisha de todas la creyera sin potencial.

- Oh, no importa, puedo seguir luego si no tengo más obligaciones. -Quería que supiera que si necesitaba algo no le importaba dejar lo que estaba haciendo de lado por ayudarla.

Pero entonces la mujer observó su juego y ella bajó la vista hasta sus figuras, intentando comprobar que todo estuviera como es debido. Y no era así.- ¿No? -Preguntó, observando el precioso y delicado pie señalando uno de los muñecos.- Sí, lo cambiaré. Lo siento mucho. -Se disculpó, cogiéndolo y buscando qué debería hacer, de pronto todas las dudas se aposentaban en su cabeza, ¿y si todo estaba mal? No lo podría solucionar con un solo movimientos y si volvía a equivocarse Hatsumomo la tomaría por una inútil.- Gracias por hacérmelo notar, Hatsumomo. -Se atrevió a decir, mientras trataba de concentrarse, casi ni atreviéndose a hacer la pregunta que deseaba, ¿qué debía hacer para arreglarlo?- ¿Me he equivocado en más cosas? Tal vez debo rehacerlo todo...
Chiyo - Okiya - con Hatsumomo



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Lun Dic 27, 2021 12:12 am por Freyja
Onee-san
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Arrugó un poco el labio, mirándola con desdén, aunque con un punto de genuina incredulidad que disimulaba muy bien por fuera. ¿Qué niña de esa edad aceptaba con tanta alegría dejar de jugar para que una geisha malintencionada juzgara como hacía las cosas, o la mandara a hacer alguna tarea absurda? Decían que el mayor don de esa chica eran sus ojos azules, pero no era verdad. Tenía el don de ser adorable. Asquerosa e irritantemente adorable e inocente. En el fondo le daba lástima. La inocencia duraba poco en una okiya, y no reportaba más que dolor y sinsabores.

Se cruzó de brazos. - No lo sientas. Cámbialo. - Respondió con dureza. A ella no la compraba con su ternurita infantil, o no quería dejarse comprar, al menos. Se negaba en rotundo. Pero lo siguiente sí que le hizo arquear una ceja con crueldad. ¿Le daba las gracias? Niña estúpida. Un solo movimiento y le quitaría esa sonrisita de una patada. Esa estúpida Chiyo, no se daba cuenta de que solo hacía su odio aumentar más y más cuanto más adorable se ponía. Si realmente era tan tonta que no lo detectaba, acabaría muerta en una cuneta por fiarse de cualquiera. O peor, quizás no era más que su estrategia de manipulación, solo que con Hatsumomo no funcionaba. Quizás solo quisiera sacarla de sus casillas, hacerla quedar de mala de esa retorcida historia... No se lo iba a poner tan fácil.

No sabía cuál de las dos opciones era, pero le había puesto en bandeja de plata su siguiente movimiento con esa pregunta. Esbozó una sonrisa leve y cruel, tan solo unos segundos, mirándola desde su altura, allí en el suelo, tan indefensa. Luego respiró hondamente y desdibujó en la sonrisa. - Tal vez debas. - Arqueó casi imperceptiblemente las cejas. - Pero ese tono dubitativo no te va a llevar a ninguna parte. "Tal vez" es una palabra que no debería estar en tu vocabulario. Es soez, suena insegura, y cuando no, suena retadora. - Ladeó la cabeza. - Pero supongo que no pretendías retarme al preguntarme si considero que te has equivocado en más cosas, ¿verdad, Chiyo? - Hizo una pausa tensa. - Supongo que no tratarás de poner en evidencia... No sé, que quizás sea muy estricta para ti, o que sabes hacer esto mejor que yo. - Lentamente, se inclinó hacia ella, endureciendo el rostro y el tono. Muy lentamente, paladeando cada letra, dijo. - Cam bia lo. Todo. - Le mantuvo la mirada. - Una geisha tiene que obedecer y callar, y hacerlo sin dudas, ni titubeos ni preguntitas. - Se volvió a su sitio, irguiéndose y alzando la barbilla. - No quiero una hermana menor tan torpe, pero aún menos una que también sea cuestionadora o insegura. - Bajó muy fingidamente las cejas y, en un tono artificialmente comprensivo, dijo. - Lo hago por tu bien. -
Hatsumomo - Okiya - con Chiyo



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Mar Feb 15, 2022 8:46 pm por Timelady
Onee-san
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Chiyo empezó a recoger los muñecos rápidamente en cuando Hatsumomo había dicho que debería cambiarlo todo. Ya sabía ella que se había equivocado muchísimo. Pero se detuvo y alzó los ojos hacia la geisha cuando ella siguió hablando.
La jovencita se quedó mirándola, la boca semiabierta, impresionada y temerosa. Todo lo que la mujer decía tenía sentido, era cierto que sus palabras podrían entenderse mal. No quería que eso pasara. Tenía que aprender muchas cosas y debía hacerlo cuanto antes, sin duda.

Incluso había insultado de algún modo a la geisha que más admiraba.
Chiyo se iba encogiendo poco a poco, sintiéndose terriblemente mal, pero no queriendo interrumpir las palabras de la mayor de las dos. No podía cometer ese atrevimiento.

Cuando terminó, diciendo que hacía aquello por su bien, consiguió que se sintiera mejor.- Muchísimas gracias, Hatsumomo. -Consiguió decir, arrojándose al suelo en una reverencia tan profunda que casi parecía que estuviera frente a alguien de la realeza.- Lamento muchísimo mi torpeza, pero te aseguro que no pretendía desafiarte ni ofenderte. -Hablaba mirando al suelo más que otra cosa y estaba a punto de escapársele alguna lágrima.- Mi único deseo es aprender y ser mejor para servir a la Okiya. -Aseguró, irguiéndose de nuevo.- Es un honor que dediques parte de tu tiempo a corregirme, te lo agradezco.

Volvió a los muñecos y a colocarlos tratando de recordar las instrucciones que había intentado memorizar, desgraciadamente el resultado no era muy diferente al que había construido al principio, pero confiaba en que estuviera bien.
Entonces, quizá porque se estaba relajando tras la regañina o quizá porque quería romper el silencio, su cerebro pareció darse cuenta de que algo en el discurso de Hatsumomo no debería ser pasado por alto, más allá de las lecciones. Entonces la miró de nuevo, con sus ojos ilusionados.- ¿Crees que es posible que me asignen como tu hermana menor? -Preguntó, a pesar de que le había advertido que no deseaba que fuera preguntona, pero es que si eso era así no podía caber en sí de gozo y alegría. Le hacía muchísima ilusión la posibilidad.
Chiyo - Okiya - con Hatsumomo



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Jue Mar 10, 2022 4:14 pm por Freyja
Onee-san
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Tuvo que hacer un gran esfuerzo por evitar que en sus labios no asomara una sonrisa de satisfacción al ver como se encogía como un animalillo asustado, al ver el miedo en sus ojos. Había una parte dentro de ella que hacía que una pequeña, muy pequeña fracción de su corazón, le doliera. Al ver a Chiyo así, se vio a sí misma con su edad, siendo amedrentada por su hermana mayor, temblando de nievo. Recibiendo continuamente esos comentarios, que no era válida, que no era nadie, que no la iban a querer. Ella lo había sufrido... Y ahora lo sufriría Chiyo. Era su venganza. Hatsumomo no mereció ser tratada así, y Chiyo... Sí lo merecía. Porque quería usurpar el puesto que tanto sufrimiento le había costado conseguir, así que, si lo quería, no lo tendría gratuitamente. Iba a tener que sufrirlo también.

Lo que no esperó fue ni un agradecimiento ni esa reverencia, lo cual le hizo poner una ya nada disimulada expresión de asco, arrugando levemente la nariz y subiendo el labio mientras la miraba desde su altura con desprecio. - Levanta. No eres una esclava, eres una geisha. No te arrastres así, es humillante para las dos. - En el fondo engordaba su ego verla arrastrarse así, verla tan necesitada de su aprobación y desesperada. Pero, lo dicho, no se lo iba a poner fácil. Irguió aún más la cabeza, altiva y mirándola desde arriba, cuando ella la miró. - Que mi tiempo sea bien invertido, pues. - Como si Hatsumomo tuviera muchas ocupaciones, pero desde luego que prefería perder el tiempo en cualquier otra cosa que no fuera esa cría. Aunque torturarla le generara tanto placer y amargura al mismo tiempo, algo que no podía explicar y que la enfadaba.

La niña se puso a reordenar los muñecos y ella simplemente se cruzó de brazos y empezó a caminar muy lentamente a su alrededor, mirándola desde arriba, dispuesta a darle una patada a alguno si hacía falta, si lo veía en un sitio que a ella no le parecía el correcto. En cambio, la otra preguntó, y un nudo se apretó en su pecho. Maldita cría, si es que era una trepa, se la veía venir. Qué pronto había captado que podía ser su hermana mayor. No perturbó en absoluto su rostro ni su pose, solo dejó de caminar, y permaneció unos segundos así, en silencio, mirándola altanera. Tras estos. Se agachó y frunció una muy leve sonrisa que de amigable no tenía nada. Era una sonrisa envenenada. - ¿Es lo que querrías? - Preguntó, suave, con tono de serpiente. Ladeó la cabeza y repitió. - ¿Eso querrías, Chiyo? ¿Ser mi hermana menor? - Y eso era una trampa, un trocito de queso que esperaba a que llegara el ratón para atraparlo. - Y dime... ¿Qué estarías dispuesta a hacer para conseguirlo? -
Hatsumomo - Okiya - con Chiyo



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Vie Abr 22, 2022 12:40 pm por Timelady
Onee-san
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La pequeña se irguió hasta ponerse muy derecha en cuanto la geisha le llamó la atención por aquella reverencia de disculpa que ella pensaba que dejaba a la vista su profundo arrepentimiento.
Se lamentaba de no ser mejor en ese aspecto, era demasiado torpe y no hacía más que molestar a Hatsumomo. Por eso solo podía agradecer que ella decidiera intentar enmendarla.

Pero cuando estaba creando aquella pequeña y delicada escenificación confiando en aprender de sus errores, la pregunta creció en su pecho como una flor esperanzada que tuvo que sacar a relucir. Tan ilusionada que se podía ver en sus ojos brillantes con expectación ante la posible respuesta afirmativa.
La sonrisa que le dedicó Hatsumomo le pareció preciosa. No podía negar que cuando sonreía estaba más bonita que nunca.

Estaba agachada a su lado, de tal forma que podía oler su perfume de flores. Sus preguntas hicieron que Chiyo sonriera de forma sincera.- Me gustaría mucho, Hatsumomo. Sería el mayor de los honores poder ser tu hermana menor. -Sus ojos mostraban la admiración que sentía por ella, era la criatura más hermosa y grácil que jamás podía haberse contemplado, solo podía aspirar a ser como ella en el futuro.- Oh, haría cualquier cosa que necesitaras. -No podía imaginarse qué podía pedirle, pero lo haría, la serviría en cualquier cosa que necesitase.
Chiyo - Okiya - con Hatsumomo



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Sáb Jul 02, 2022 11:45 pm por Freyja
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Ah, esa sonrisa. Esa carita de ilusión. Le generaba sentimientos encontrados, una mezcla entre inquina y compasión, y odiaba eso, porque odiaba tener sentimientos que deber gestionar. Las geishas son porcelana. Y la porcelana no tiene sentimientos.

Por supuesto que sería un honor ser su hermana menor. Esperaba que entre las postulantes hubiera puñaladas cuanto menos por ser su hermana menor. Pero esa Chiyo... Sería capaz de conseguirlo solo por su sonrisita adorable y sus brillantes ojos azules. Ella estaba dispuesta a tratar igual de mal a todas sus hermanas menores, tal y como en su día hicieron con ella, haciéndola sentir poco menos que un trapo que podían usar para tender en el suelo y pisar por encima, porque hasta las suelas de los zapatos de las geishas valían más que ella. Tuvo que esforzarse mucho para llegar donde había llegado, y esa niña... Podría llegar sin apenas esfuerzo, y encima se esforzaba. ¿Hasta donde llegaría? Si con algo fantaseaba cuando era hermana menor era con quitar el puesto a su hermana mayor, verla vieja y hundida mientras ella resplandecía. No se creía las sonrisitas de Chiyo. Seguro que era peor que ella y todas las demás postulantes juntas. Nadie puede ser tan inocente en una okiya.

Pronunció la sonrisa envenenada. - Cualquier cosa. - Repitió lentamente, arrastrando las palabras. Tomó un poco de aire por la nariz, en un gesto tan comedido como teatral, llevando la mirada un mechón de pelo suelto de la niña. Subió los dedos y lo acarició entre estos, lentamente, sin dejar de mirarlo. - Esa respuesta... Es arriesgada. - La miró a los ojos. - Para ti. - Y para mí. Ladeó la cabeza. - Cualquier cosa... Es un término demasiado amplio. - Hizo una pausa. - Por ejemplo. - De nuevo miró el mechón de su pelo y jugó con él. - Cualquier cosa puede ser... Repetir la misma merienda del té, una vez... Y otra vez... Y otra vez... Hasta que sea perfecta. - Sus palabras eran lentas y serpenteantes, sin inmutar el tono, pero capaces de helarte sin que te dieras cuenta por permanecer demasiado escuchándolas. - Cualquier cosa puede ser... Seguirme allá donde vaya... Hacer todo, absolutamente todo, lo que yo te ordene hacer. Sin chistar, y sin errores. Y cualquier cosa... Puede ser... - Tensó un tanto la mandíbula y la miró de nuevo a los ojos. - No permitir que otra te usurpe el puesto. No permitir que nadie se interponga en lo que pretendes alcanzar. Haya que hacer lo que haya que hacer. - Y eso, por supuesto, incluía a su propia hermana mayor.
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Miér Ago 17, 2022 6:50 pm por Timelady
Onee-san
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Chiyo apretó los labios cuando Hatsumomo la miró de ese modo. Se sentía intimidada por ella, porque su belleza era simplemente apabullante y su forma de moverse tan delicada que temía perderse el más mínimo instante.
Aquellos dedos finos y suaves como la seda empezaron a jugar con un mechón de su cabello.
Y cuando repitió sus palabras tuvo miedo por un instante, miedo a que pidiera sus cabellos a cambio de ser su hermana menor. Dado que su cabello era algo de lo poco de valor que poseía.

Pero el primer supuesto era comprensible, sería quizá la mejor forma de aprender, a través de sus errores hasta perfeccionar la técnica de la ceremonia del té. Era una petición comprensible.
La segunda tampoco era desventurada, ponerse a su servicio permitiría que aprendiera directamente de su ejemplo, que la pudiera contemplar en todos sus gestos hasta poder llegar a imitarla y ser tan maravillosa como ella. Era esa, después de todo, una de sus más íntimas aspiraciones.
La tercera en cambio, era más dura e hizo que Chiyo se inclinase ligeramente hacia atrás. Asustada quizá por las implicaciones que ocultaba. No, esa quizá no podría llegar a cumplirla. No sería capaz.

- ¿Necesitarías que lo hiciera, Hatsumomo? -Preguntó con su voz trémula, bajando la mirada de nuevo hasta sus manos entrecruzadas.

- Si lo quisieras, repetiría una y otra vez, y mil veces más, la ceremonia del té para que pudieras sentirte orgullosa de lo que he aprendido gracias a ti. -Pronunció, ojos de nuevo sobre la geisha, húmedos por la emoción. Sus manos ahora se cerraban en puños y apretaban la tela de sus ropas.- Si fuera necesario, te seguiría a todas partes y te serviría de la mejor forma en que pudiera hacerlo, porque me estarías permitiendo contemplar tus acciones y aprender directamente de ti. -Sus nudillos se apretaron un poco más. Y la tensión se marcó un poco más en su figura.- Pero no sabría como hacer, o si sería capaz, de ponerme contra las otras chicas que también desean como yo estar bajo tu tutela. -Porque ella no era capaz de ver lo que la mayor implicaba, no era capaz de pensar que ella pudiera representar un peligro para la gran Hatsumomo.
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Lun Ene 02, 2023 10:24 am por Freyja
Onee-san
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La había asustado, y eso le daba un punto de satisfacción, y dibujaba en sus labios una sonrisa solo perceptible por un ojo muy agudo. Un ojo que, desde luego, contaba que no fuera el de una simple cría... porque, si lo era, realmente se enfrentaba a un problema. Pensaría, no obstante, que se trataba de una buena señal haberla asustado. Que eso la haría recular y no atreverse a enfrentarse a ella. Pero la niña tenía una pregunta, y esa pregunta... Oh, esa pregunta podría llegar a ser un arma muy valiosa para Hatsumomo.

- ¿Querrías hacerlo? - Devolvió con voz tenue y serpentina, con una ceja ligeramente arqueada. Pero la mosquita muerta se había quedado con la parte del discurso que le interesaba. Tú y yo sabemos que no estamos hablando de colocar tazas de té, pensó, niña estúpida, cuantísimo la odiaba, mucho más de lo que estaba dispuesta a reconocer desde la lógica. No era más que una cría. No tenía nada que hacer frente a una geisha de categoría como ella... No por el momento, claro.

Se agachó lentamente frente a ella, mirándola a los ojos. Mosquita muerta... no se creía nada, absolutamente nada de ella. Tras unos instantes de silencio, mirándola directamente, en el que su sonrisa si bien sutil ya era levemente más evidente, pronunció. - ¿Y cómo piensas si no llegar a hacer eso que dices? - Ahí ladeó la cabeza, con una mueca muy fingida e impostada de compasión en el rostro. - El mundo real... no siempre está hecho para cosas tan delicadas. - Y acercando la mano a su mejilla, dejó una caricia apenas perceptible en esta, en una piel tan delicada que sería tremendamente fácil de arañar. - Y si no quieres que te rompan por el camino... quizás tendrás que hacer tu camino con decisión, aunque eso suponga romper a otras. - Bajó la mano y amplió ligeramente la sonrisa malvada. - Dime, Chiyo. ¿Hasta qué punto estarías dispuesta a convertirte en mi hermana menor? -
Hatsumomo - Okiya - con Chiyo



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Mar Feb 14, 2023 2:51 pm por Timelady
Onee-san
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A pesar de que la presencia de la geisha era imponente y su mirada lo suficientemente fría como para asustarla, si es que sus palabras no lo hubieran conseguido ya.
Chiyo mantuvo la mirada. Estaba hipnotizada por la mujer que había frente a ella, por sus palabras, por sus movimientos, por la dulzura que había querido percibir en esa caricia.

Sus sabias palabras hablaban del mundo duro y difícil, un mundo cruel que estaba dispuesto a romper a otras personas. Y entendió que su pensamiento indicaba que debería romper a otras niñas como ella para poder ascender. Era un pensamiento triste y sintió pena por Hatsumomo, porque la hubieran enseñado de ese modo.
- Romper a los demás, ¿no hace que te quedes sola? -Preguntó, esperando resolver lo que solo podía ser una prueba, un acertijo.- Si estás sola, nadie puede ayudarte cuando el mundo quiera romperte a ti. -Afirmó, pensando que eso era lo correcto.- Somos una familia, por eso nos llamamos hermanas, ¿no es cierto? -Su mente infantil e inocente no era capaz de ver el mundo como la geisha, no era capaz de ver que lo que le decía era lo que tenía que hacer. Que el mundo era terrible y cruel e iba a tener que destruir su infancia para poder crecer.
Por ahora solo pensaba que había sido alejada de su familia, para entrar a otra. Y por eso no veía que en el futuro unas podrían volverse contra las otras.

Sonrió al final, pensando que había ganado su prueba, que había demostrado su buen corazón y que eso era lo que Hatsumomo pretendía.- Para ser tu hermana pequeña, me esforzaré más que ninguna otra, destacaré en todas las habilidades y aprenderé todo lo posible. -Eso era suficiente, ¿verdad? Le habían dicho que eso era todo lo que podía hacer.
Chiyo - Okiya - con Hatsumomo



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Sáb Abr 08, 2023 3:12 pm por Freyja
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Apretó los dientes, pero en su exterior no mostró atisbo alguno de cuánta rabia le había producido su comentario. En su lugar, volvió a ladear la cabeza, con una sonrisa compasiva. - ¿Pero acaso hay otro modo de ascender? - Siguió tensando la cuerda. Quedarse sola... Niñata insolente y estúpida, qué sabría ella lo que era la soledad. ¿No estaban ya todas solas acaso? ¿No era aquello una cruel impostura, una cárcel llena de flores y aroma a té? Vivir todas juntas no te privaba de la soledad, no era más que una ilusión. Esa niña iba de sabia pero era más tonta de lo que creía, si realmente pensaba que la soledad no la había cazado ya. Ese era el discurso que Hatsumomo quería darse a sí misma... Pero, en el fondo, la afirmación había caído como una flecha certera en su interior.

Llenó el pecho de aire. - No. No lo es. - Se irguió, mirándola desde arriba, con desdén. - Es lo que quieren hacerte creer. Pensando así solo das muestras de tu debilidad. - Arqueó una ceja. - ¿Es que piensas que, si te caes, alguna de tus compañeras se agachará para levantarte? - Emitió una muy leve carcajada con los labios cerrados. - Por supuesto que no. Aprovecharán su ventaja para pasar por encima de ti. - Fingió compasión una vez más. - Siento lo crudo que suena... pero, si vas a ser mi hermanita pequeña, tengo que protegerte del mundo real. Aún... estás a tiempo de no pertenecer a él, si crees que será más de lo que puedas soportar. - Y Hatsumomo era plenamente consciente de la gran rival que Chiyo podía suponer para ella algún día. Lo dicho, ese era un mundo en el que, si te descuidaban, te pisaban, y justamente eso estaba haciendo ella ahora: pisar su seguridad. Con suerte, se lo creería y huiría en dirección contraria, dejando libre su camino una vez más.

Con su mirada desdeñosa, paseó por el entorno, lentamente, prolongando el silencio. Tras una pausa muy prolongada, dijo, arrastrando las palabras. - Puedes intentarlo... - La miró de soslayo. - Ya sabes lo que hay aquí. Ya te lo he advertido. Si tú crees que eso será suficiente... - Ladeó una sonrisa maliciosa y la miró más directamente. - Usa las armas que consideres convenientes, Chiyo. Al final, la mejor de vosotras, y no otra, será mi hermana menor. - Le lanzó una cadente mirada de arriba abajo y añadió. - Estoy deseando ver de qué eres capaz. - Y lo deseaba tanto como lo temía. Deseaba verla fracasar en el camino, porque si empezaba a escalar peldaños... no tardaría en ser para ella un gran problema.
Hatsumomo - Okiya - con Chiyo



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Jue Mayo 11, 2023 8:38 pm por Timelady
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Respiró hondo una última vez al mirarse ante el espejo.
Si pestañeaba le parecía estar contemplando a otra persona muy diferente a ella.
Aquella mujer hermosa, bien vestida y elegantemente peinada no era Chiyo.
Quizá por eso su nuevo nombre era Sayuri. Aunque aún significaba que era algo pequeño y delicado, un pequeño lirio.

Tras asentirse a sí misma, se reunió con las demás, sus pasos eran delicados y medidos, se había esforzado durante años para moverse con gracia y elegancia, como si estuviera flotando por la sala. Igual que las demás.
Iba a ser la primera reunión en la que serviría como geisha, ya no era una aprendiz, ya no se limitaba a observar. Ahora sería ella quien hablaría con aquellos hombres y buscaría agasajarles, por el bien de la okiya.

Estaba nerviosa, pero confiaba en hacerlo bien, no había pasado todos aquellos años aprendiendo para fallar ahora.
Sayuri - Gran hotel - con Hatsumomo



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