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Superboy & the Invisible Girl
how much have things changed?
La reunión de antiguos alumnos supone el reencuentro de viejos amigos, abrazos, charlas y algún que otro descubrimiento.
Hace quince años, Everett era una de las estrellas del equipo de fútbol, pero terminó el instituto dejando embarazada a su novia de entonces. Ahora es el padre soltero de aquella criatura, tiene una carrera y cierto éxito en su trabajo, aunque le costara más terminar sus estudios y tuviera que renunciar al deporte.
Por su parte, Keira era la chica que siempre pasó desapercibida, especialmente tímida y que incluso sufrió bullying en su infancia por eso. No obstante, de vez en cuando se veía obligada a integrarse y puede que alguien recuerde su nombre. Ahora es una novelista de éxito en literatura juvenil. Puede y solo puede que se haya inspirado en las historias de sus antiguos compañeros de clase a la hora de escribir sus novelas.
Una cabaña es el escenario escogido por sus compañeros para esa reunión de antiguos alumnos especial.
¿Qué les depararán los reencuentros? ¿Se destapará algún secreto jugoso?
Hace quince años, Everett era una de las estrellas del equipo de fútbol, pero terminó el instituto dejando embarazada a su novia de entonces. Ahora es el padre soltero de aquella criatura, tiene una carrera y cierto éxito en su trabajo, aunque le costara más terminar sus estudios y tuviera que renunciar al deporte.
Por su parte, Keira era la chica que siempre pasó desapercibida, especialmente tímida y que incluso sufrió bullying en su infancia por eso. No obstante, de vez en cuando se veía obligada a integrarse y puede que alguien recuerde su nombre. Ahora es una novelista de éxito en literatura juvenil. Puede y solo puede que se haya inspirado en las historias de sus antiguos compañeros de clase a la hora de escribir sus novelas.
Una cabaña es el escenario escogido por sus compañeros para esa reunión de antiguos alumnos especial.
¿Qué les depararán los reencuentros? ¿Se destapará algún secreto jugoso?
Everett Larson 33 años — Chris Wood — Bewölk | Keira Davies 32 años — Melissa Benoist — Timelady |
ONE ON ONE — ORIGINA IDEAS — REALISTA
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Capítulo uno
Alquilar unas cuantas cabañas alrededor del lago había sido la mejor idea que al chat del grupo de sus ex compañeros de instituto se le había ocurrido. Quince años habían pasado desde que todos lanzaron al unísono sus birretes al aire, y a todos se les había olvidado que Everett no estuvo presente. Él tuvo que seguir haciendo varios exámenes a lo largo del verano porque, debido al nacimiento de su hija, se había perdido el último mes de clases.
Pensar en ello le producía cierta nostalgia, en especial si recordaba lo que había pasado meses después. Hanna y él realmente lo habían intentado, o eso quería pensar él. Pero, la vida se le cayó al suelo cuando encontró una nota de ella en la mesilla de su habitación donde le indicaba con una claridad dolorosa que no podía más. Cuando abrió el armario una de las maletas que tenían ahí había desaparecido, y él estaba solo en ese pequeño piso que había conseguido alquilar tras gastar parte de sus ahorros de trabajos de verano para la universidad.
Su vida a partir de ahí fue cuesta abajo. Tuvo que mudarse nuevamente con sus padres, que de alguna manera intentaron ser comprensivos con él y su situación. Él se quedó con Julie, sus prioridades cambiaron, y el futbolista del año del anuario se convirtió en alguien que cambiaba pañales durante media jornada, y la otra media estaba sirviendo helados o hamburguesas en el drive through del McDonalds.
Algunos de sus amigos del instituto siguieron siendo sus amigos, otros los dejaron de lado. A esos los ignoraba cada vez que mandaban algún emote por el grupo, a los demás les reía las gracias. Y aunque no podía decir que algunos no lo hubieran decepcionado, tenía otras preocupaciones en la cabeza como para enfocarse en eso específicamente.
Dejó a Julie en casa de sus abuelos, asegurándose de que tenía todo lo que necesitaba para pasar esa semana del verano con ellas. La niña ya había entrado en la edad en la que sentía una terrible vergüenza cuando su padre le daba besos ruidosos en la mejilla, pero lo hizo igualmente antes de verla cerrar la puerta del coche, con más fuerza de la que le gustaría. Everett no la regañó porque creía que él se lo había buscado, solo sonrió y condujo la hora que tenía de camino hasta las cabañas.
Casi todos habían llegado ya, y él simplemente aparcó junto a los demás coches, tomando su mochila y dejándola en la cabaña que le correspondía antes de ir a saludar. Chochó los puños con algunos, abrazó a otros, y en general hizo una lista mental de las personas que recordaba y sus cambios. Después de algo de conversación ligera, caminó hacia la mesa donde estaban las bebidas y se sirvió, pensando por primera vez en mucho que esa noche no le tocaba conducir.
Pensar en ello le producía cierta nostalgia, en especial si recordaba lo que había pasado meses después. Hanna y él realmente lo habían intentado, o eso quería pensar él. Pero, la vida se le cayó al suelo cuando encontró una nota de ella en la mesilla de su habitación donde le indicaba con una claridad dolorosa que no podía más. Cuando abrió el armario una de las maletas que tenían ahí había desaparecido, y él estaba solo en ese pequeño piso que había conseguido alquilar tras gastar parte de sus ahorros de trabajos de verano para la universidad.
Su vida a partir de ahí fue cuesta abajo. Tuvo que mudarse nuevamente con sus padres, que de alguna manera intentaron ser comprensivos con él y su situación. Él se quedó con Julie, sus prioridades cambiaron, y el futbolista del año del anuario se convirtió en alguien que cambiaba pañales durante media jornada, y la otra media estaba sirviendo helados o hamburguesas en el drive through del McDonalds.
Algunos de sus amigos del instituto siguieron siendo sus amigos, otros los dejaron de lado. A esos los ignoraba cada vez que mandaban algún emote por el grupo, a los demás les reía las gracias. Y aunque no podía decir que algunos no lo hubieran decepcionado, tenía otras preocupaciones en la cabeza como para enfocarse en eso específicamente.
Dejó a Julie en casa de sus abuelos, asegurándose de que tenía todo lo que necesitaba para pasar esa semana del verano con ellas. La niña ya había entrado en la edad en la que sentía una terrible vergüenza cuando su padre le daba besos ruidosos en la mejilla, pero lo hizo igualmente antes de verla cerrar la puerta del coche, con más fuerza de la que le gustaría. Everett no la regañó porque creía que él se lo había buscado, solo sonrió y condujo la hora que tenía de camino hasta las cabañas.
Casi todos habían llegado ya, y él simplemente aparcó junto a los demás coches, tomando su mochila y dejándola en la cabaña que le correspondía antes de ir a saludar. Chochó los puños con algunos, abrazó a otros, y en general hizo una lista mental de las personas que recordaba y sus cambios. Después de algo de conversación ligera, caminó hacia la mesa donde estaban las bebidas y se sirvió, pensando por primera vez en mucho que esa noche no le tocaba conducir.
17:00 — Lago — W/ Keira
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Capítulo 1
Había perdido la cuenta de las veces que se había planteado dar marcha atrás y no asistir a la reunión. Pero había hecho un pacto con Georgia, si no iba, terminaría por destapar su secreto. Bueno, uno de ellos al menos, porque quería pensar que la antigua delegada no la vendería de esa manera.
Así que nada, le tocó coger un tren y un ubber especialmente callado, como ella prefería, porque seguía sin llevar demasiado bien lo de hablar con extraños o estar en sitios con demasiado ruido, por eso apenas había presentaciones o firmas de libros multitudinarias a las que ella asistiera. Es más, nadie podría saber, mirándola a la cara, que era ella la que estaba detrás de esos libros que le pagaban el alquiler. Y era algo que pretendía utilizar a su favor.
El conductor anunció que habían llegado, ya lo sabía, porque las cabañas no eran fáciles de perder de vista. Aquel sitio era una especie de campamento, quizá al que fueron en alguna excursión que ella prefirió perderse para no tener que pasar por el trauma de ser humillada públicamente por su bañador o cualquier cosa así.
Georgia lo había organizado todo y, según le había contado, había cabañas separadas por sexo y había intentando que en la suya no hubiera nadie demasiado... bueno, la palabra no importaba, pero que estaría bien de un modo u otro.
El caso es que le había dicho cuál era, así que fue allí primero para dejar sus cosas, en la única cama que parecía libre. Y luego prepararse mentalmente para el reencuentro. Porque los meses desde que la única persona con la que hablaba en el instituto la convenciera para ir no habían sido suficientes.
Con paso vacilante caminó de su cabaña hasta la principal, donde debían estar ya la mayoría. No es que se esperase nada especial, seguramente seguiría en su línea de pasar desapercibida y refugiarse en el primer rincón que encontrase.
Y así fue, más o menos, cuando entró, algunos pares de ojos se fijaron en ella y simplemente saludó con la mano y una sonrisa un tanto incómoda antes de dedicarse a buscar a su amiga, a la que pretendía usar como escudo humano. La encontró hecha un lío en la cocina, tratando de asegurarse de que hubiera de todo para todos aquella noche, incluyendo hacer algunos canapés, llenar boles de ganchitos y demás. Por supuesto, la cocina parecía un entorno seguro, así que Keira se ofreció sin dudar a ayudar.
Pero en algún momento había que sacar esas bandejas hasta la mesa.- Vale, puedo hacerlo. -Se dijo a sí misma.
Por suerte no pesaban demasiado y los malabarismos eran los mínimos, mientras algunos ya le robaban parte de los bocaditos por el camino, dándole las gracias como si fuera una camarera. No le importaba.
Llegó y lo dejó todo allí, esperando que estuviera bien, porque ella no entendía de ese tipo de cosas como qué comidas van al lado de cuáles y tal.
Decidió que sería un buen momento para tomarse algo y no contaba con que alguien más se hubiera acercado.- Disculpa... -Le dijo, igual demasiado bajo para el ruído de las conversaciones, así que le tocó en el hombro.- Solo necesito un vaso, lo siento. -Señaló los vasos que quedaban de su lado, le daba igual si se lo pasaba o la dejaba a ella. Solo que cuando le vio a la cara apenas se podía creer quién era.- ¿Everett? -Pronunció, quizá más sorprendida de lo que debería. Pero es que a sus ojos apenas había cambiado y... claro, se dio cuenta más tarde de que él seguramente no la conocería a ella.- Keira, Keira Davies. -Se presentó, ofreciéndole la mano, porque era lo educado. Sí, alguna vez les había tocado hacer un trabajo juntos. O más bien ella había añadido su nombre al trabajo para hacerle el favor, después de todo, tenía mucho que entrenar.
Así que nada, le tocó coger un tren y un ubber especialmente callado, como ella prefería, porque seguía sin llevar demasiado bien lo de hablar con extraños o estar en sitios con demasiado ruido, por eso apenas había presentaciones o firmas de libros multitudinarias a las que ella asistiera. Es más, nadie podría saber, mirándola a la cara, que era ella la que estaba detrás de esos libros que le pagaban el alquiler. Y era algo que pretendía utilizar a su favor.
El conductor anunció que habían llegado, ya lo sabía, porque las cabañas no eran fáciles de perder de vista. Aquel sitio era una especie de campamento, quizá al que fueron en alguna excursión que ella prefirió perderse para no tener que pasar por el trauma de ser humillada públicamente por su bañador o cualquier cosa así.
Georgia lo había organizado todo y, según le había contado, había cabañas separadas por sexo y había intentando que en la suya no hubiera nadie demasiado... bueno, la palabra no importaba, pero que estaría bien de un modo u otro.
El caso es que le había dicho cuál era, así que fue allí primero para dejar sus cosas, en la única cama que parecía libre. Y luego prepararse mentalmente para el reencuentro. Porque los meses desde que la única persona con la que hablaba en el instituto la convenciera para ir no habían sido suficientes.
Con paso vacilante caminó de su cabaña hasta la principal, donde debían estar ya la mayoría. No es que se esperase nada especial, seguramente seguiría en su línea de pasar desapercibida y refugiarse en el primer rincón que encontrase.
Y así fue, más o menos, cuando entró, algunos pares de ojos se fijaron en ella y simplemente saludó con la mano y una sonrisa un tanto incómoda antes de dedicarse a buscar a su amiga, a la que pretendía usar como escudo humano. La encontró hecha un lío en la cocina, tratando de asegurarse de que hubiera de todo para todos aquella noche, incluyendo hacer algunos canapés, llenar boles de ganchitos y demás. Por supuesto, la cocina parecía un entorno seguro, así que Keira se ofreció sin dudar a ayudar.
Pero en algún momento había que sacar esas bandejas hasta la mesa.- Vale, puedo hacerlo. -Se dijo a sí misma.
Por suerte no pesaban demasiado y los malabarismos eran los mínimos, mientras algunos ya le robaban parte de los bocaditos por el camino, dándole las gracias como si fuera una camarera. No le importaba.
Llegó y lo dejó todo allí, esperando que estuviera bien, porque ella no entendía de ese tipo de cosas como qué comidas van al lado de cuáles y tal.
Decidió que sería un buen momento para tomarse algo y no contaba con que alguien más se hubiera acercado.- Disculpa... -Le dijo, igual demasiado bajo para el ruído de las conversaciones, así que le tocó en el hombro.- Solo necesito un vaso, lo siento. -Señaló los vasos que quedaban de su lado, le daba igual si se lo pasaba o la dejaba a ella. Solo que cuando le vio a la cara apenas se podía creer quién era.- ¿Everett? -Pronunció, quizá más sorprendida de lo que debería. Pero es que a sus ojos apenas había cambiado y... claro, se dio cuenta más tarde de que él seguramente no la conocería a ella.- Keira, Keira Davies. -Se presentó, ofreciéndole la mano, porque era lo educado. Sí, alguna vez les había tocado hacer un trabajo juntos. O más bien ella había añadido su nombre al trabajo para hacerle el favor, después de todo, tenía mucho que entrenar.
17:00 — LAGO — W/ Everett
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Capítulo uno
Se sintió trasladado a una época donde la vida era mas fácil, su única prioridad era entrenar y todo lo demás se presentaba ante él de una manera u otra. Bien sea porque utilizaba el dinero que le dieran sus padres para pagarle a alguien por el ensayo de filosofía, o porque alguien se apiadara de él y le dejara copiar el trabajo. Se convirtió en un experto en la trampa, porque sus sueños estaban muy lejos de la formación que el instituto podía ofrecerle.
Años después se encontró a sí mismo deseando haber prestado más atención en la clase de álgebra, en especial cuando su hija llegó con tan complejos problemas que tuvo que pagar a un tutor para que fuera a darle clases particulares a casa. La idea de hacerse cargo él implicaba aceptar que Samantha suspendería una y otra vez.
En ese instante podía volver a ser todo tan sencillo como fue en su momento, durante esas vacaciones no tenía responsabilidades... A menos que su madre lo llamara para avisarle que algo había ocurrido, y esperaba que fuese relacionado con que un cráter del tamaño de Rusia se estaba abriendo en su jardín, amenazando con tragarse todo.
Estaba pensando en eso cuando escuchó una voz suave en el fondo de su cabeza, empujado fuera de sus pensamientos, se giró para poder observar a la chica que estaba intentando pedir permiso para pasar.
—Uy, lo siento. No me di cuenta de que estaba acaparando— dijo, dando un paso hacia un lado, sonriendo en dirección a la rubia —. Me acuerdo de ti, si— agregó, extendiendo la mano para apretar la que la chica le ofrecía de manera cordial.
—¿Está mal de mi parte decir que no esperaba que fueras a venir?— preguntó, a sabiendas de que si debía preguntar, seguramente estaba mal de su parte. Aun así, dejó que la curiosidad fluyera, porque no recordaba haber hablado mucho con la rubia y ciertamente no después de que el instituto terminó.
Años después se encontró a sí mismo deseando haber prestado más atención en la clase de álgebra, en especial cuando su hija llegó con tan complejos problemas que tuvo que pagar a un tutor para que fuera a darle clases particulares a casa. La idea de hacerse cargo él implicaba aceptar que Samantha suspendería una y otra vez.
En ese instante podía volver a ser todo tan sencillo como fue en su momento, durante esas vacaciones no tenía responsabilidades... A menos que su madre lo llamara para avisarle que algo había ocurrido, y esperaba que fuese relacionado con que un cráter del tamaño de Rusia se estaba abriendo en su jardín, amenazando con tragarse todo.
Estaba pensando en eso cuando escuchó una voz suave en el fondo de su cabeza, empujado fuera de sus pensamientos, se giró para poder observar a la chica que estaba intentando pedir permiso para pasar.
—Uy, lo siento. No me di cuenta de que estaba acaparando— dijo, dando un paso hacia un lado, sonriendo en dirección a la rubia —. Me acuerdo de ti, si— agregó, extendiendo la mano para apretar la que la chica le ofrecía de manera cordial.
—¿Está mal de mi parte decir que no esperaba que fueras a venir?— preguntó, a sabiendas de que si debía preguntar, seguramente estaba mal de su parte. Aun así, dejó que la curiosidad fluyera, porque no recordaba haber hablado mucho con la rubia y ciertamente no después de que el instituto terminó.
17:00 — Lago — W/ Keira
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Capítulo 1
Vaya, Everett Larson... recordaba tantas cosas de él.
Aunque la que no se le borraría de la cabeza nunca fue la que jamás había incluido en sus libros. Aquella vez que estando en el baño escuchó a una chica sollozar desde una de las cabinas. Cuando le ofreció un pañuelo descubrió que era nada menos que la novia del chico de sus sueños y que en sus manos había un predictor.
Tuvo que felicitarla y decirle que estaba convencida de que Everett haría lo correcto, por mucho que hubiera deseado que nada de eso pasara.
Y ahora lo tenía ahí delante.
- No, no te preocupes, estabas a tus cosas. -Y ella estaba más que acostumbrada a pasar desapercibido, con los años había apreciado aquello como una cualidad, así que no le molestaba demasiado.
Después del apretón de manos y la sonrisa al escuchar que la recordaba, cosa que la sorprendía muchísimo, se acercó para coger un vaso. Momento en que él aprovechó para hacerle esa pregunta, un poco incómoda, la verdad.
- Supongo que no. -Terminó respondiendo.- Yo tampoco tenía claro que pudiera venir. -Porque estaba mal decir que querer tampoco quería mucho.- Pero Georgia me convenció. ¿Qué haríamos sin nuestra delegada, verdad? -Preguntó con cierto sarcasmo, después de todo era insistente hasta decir basta, siempre lo fue con todas las actividades de su clase.
Miró alrededor y no reconoció por allí a la ex-animadora.- ¿No ha venido Hanna contigo? -Preguntó, adelantando que seguramente estaría con los niños que hubieran tenido.
Aunque la que no se le borraría de la cabeza nunca fue la que jamás había incluido en sus libros. Aquella vez que estando en el baño escuchó a una chica sollozar desde una de las cabinas. Cuando le ofreció un pañuelo descubrió que era nada menos que la novia del chico de sus sueños y que en sus manos había un predictor.
Tuvo que felicitarla y decirle que estaba convencida de que Everett haría lo correcto, por mucho que hubiera deseado que nada de eso pasara.
Y ahora lo tenía ahí delante.
- No, no te preocupes, estabas a tus cosas. -Y ella estaba más que acostumbrada a pasar desapercibido, con los años había apreciado aquello como una cualidad, así que no le molestaba demasiado.
Después del apretón de manos y la sonrisa al escuchar que la recordaba, cosa que la sorprendía muchísimo, se acercó para coger un vaso. Momento en que él aprovechó para hacerle esa pregunta, un poco incómoda, la verdad.
- Supongo que no. -Terminó respondiendo.- Yo tampoco tenía claro que pudiera venir. -Porque estaba mal decir que querer tampoco quería mucho.- Pero Georgia me convenció. ¿Qué haríamos sin nuestra delegada, verdad? -Preguntó con cierto sarcasmo, después de todo era insistente hasta decir basta, siempre lo fue con todas las actividades de su clase.
Miró alrededor y no reconoció por allí a la ex-animadora.- ¿No ha venido Hanna contigo? -Preguntó, adelantando que seguramente estaría con los niños que hubieran tenido.
17:00 — LAGO — W/ Everett
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Capítulo uno
Everett sonrió y se encogió de hombros, porque aquel escenario que Keira planteaba ya le parecía mucho más realista: la habían convencido de venir, no había sido una decisión voluntaria. Él no recordaba demasiados detalles del instituto, pero sí que nunca había visto a la chica en ninguna de las fiestas ocasionales que montaban cuando eran adolescentes desenfrenados que pensaban que podían comerse el mundo.
—Bueno, se ha encargado de preparar casi todo aquí... Sigue teniendo espíritu de líder— comentó, mirando a su alrededor y tomándose un momento para admirar todo lo que había a su alrededor. No podía decir que no hubiera hecho un buen trabajo, eso estaba claro.
En parte esperaba que aquella pregunta no saliera a flote, pero al escucharla no pudo evitar hacer una mueca. ¿Que si estaba Hanna con él? ¿Había sabido alguien algo sobre ella en los últimos años? Estaba convencido de que si indagaba lo suficiente encontraría que la respuesta era afirmativa, pero a él ya no le interesaba saber nada de ella.
—No, cortamos hace varios años— explicó —. Así que no sé mucho de ella... Si la ves por aquí, avísame para salir corriendo— dijo, guiñando un ojo. Se le daba bien quitarle importancia a las cosas, estaba casi acostumbrado a fingir que el tema de Hanna no le seguía abriendo un poco más el agujero del pecho cada vez que lo pensaba.
—Bueno, se ha encargado de preparar casi todo aquí... Sigue teniendo espíritu de líder— comentó, mirando a su alrededor y tomándose un momento para admirar todo lo que había a su alrededor. No podía decir que no hubiera hecho un buen trabajo, eso estaba claro.
En parte esperaba que aquella pregunta no saliera a flote, pero al escucharla no pudo evitar hacer una mueca. ¿Que si estaba Hanna con él? ¿Había sabido alguien algo sobre ella en los últimos años? Estaba convencido de que si indagaba lo suficiente encontraría que la respuesta era afirmativa, pero a él ya no le interesaba saber nada de ella.
—No, cortamos hace varios años— explicó —. Así que no sé mucho de ella... Si la ves por aquí, avísame para salir corriendo— dijo, guiñando un ojo. Se le daba bien quitarle importancia a las cosas, estaba casi acostumbrado a fingir que el tema de Hanna no le seguía abriendo un poco más el agujero del pecho cada vez que lo pensaba.
17:00 — Lago — W/ Keira
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Capítulo 1
Esperaba que la bebida no estuviera muy cargada, lo último que necesitaba era que se le subiera nada a la cabeza y siempre había tenido facilidad para eso. Y aquel no era el ambiente más seguro para que precisamente ella soltara la lengua.
Así que dio un sorbito corto asintiendo a lo que decía de Georgia.- Sí, creo que le hacía ilusión tenernos a todos reunidos de nuevo. -No se imaginaba por qué, pero suponía que había personas que recordaban con nostalgia los años de instituto. Y Georgia no había dejado el papel de delegada al terminar los estudios, siempre se estaba encargando de algo, incluso de mantener el contacto con alguien como ella, que intentaba esquivar en lo posible esas balas sociales.
No había preguntado por Hanna con mala intención, ni con buena. A decir verdad la pregunta había sido como un recordatorio de que su posición estaba lejos del ex-jugador. Lo que no esperaba era la mueca que puso Everett, ni la respuesta.
Su boca se abrió formando un "oh", mientras sus neuronas aún estaban haciendo conexiones.- ¡Oh, vaya! -Hizo una mueca de incomodidad.- Lo siento mucho, no tenía que haber preguntado. Es solo que... -Bueno, en el instituto eran la pareja perfecta y estaba lo del embarazo y... hacer suposiciones era fácil.- Lo siento. -Repitió recolocándose las gafas, ese pequeño tic cuando metía la pata y no sabía cómo salir del embrollo.- Supongo que se me sigue dando terriblemente mal todo el tema de las conversaciones...
Así que dio un sorbito corto asintiendo a lo que decía de Georgia.- Sí, creo que le hacía ilusión tenernos a todos reunidos de nuevo. -No se imaginaba por qué, pero suponía que había personas que recordaban con nostalgia los años de instituto. Y Georgia no había dejado el papel de delegada al terminar los estudios, siempre se estaba encargando de algo, incluso de mantener el contacto con alguien como ella, que intentaba esquivar en lo posible esas balas sociales.
No había preguntado por Hanna con mala intención, ni con buena. A decir verdad la pregunta había sido como un recordatorio de que su posición estaba lejos del ex-jugador. Lo que no esperaba era la mueca que puso Everett, ni la respuesta.
Su boca se abrió formando un "oh", mientras sus neuronas aún estaban haciendo conexiones.- ¡Oh, vaya! -Hizo una mueca de incomodidad.- Lo siento mucho, no tenía que haber preguntado. Es solo que... -Bueno, en el instituto eran la pareja perfecta y estaba lo del embarazo y... hacer suposiciones era fácil.- Lo siento. -Repitió recolocándose las gafas, ese pequeño tic cuando metía la pata y no sabía cómo salir del embrollo.- Supongo que se me sigue dando terriblemente mal todo el tema de las conversaciones...
17:00 — LAGO — W/ Everett
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Capítulo uno
No quiso ser desagradable y decir que le hacía más ilusión de la que debería, Everett había dejado atrás sus tendencias de matón de pasillo, porque el tiempo le enseñó que ni siquiera el más imponente de los hombres era lo suficientemente fuerte como para lidiar con algunas situaciones inesperadas. La vida le había dado una vuelta que él no estimó, e hizo lo mejor con lo que tenía.. Ser padre lo cambió. Sin embargo, saltaba a la vista que Georgia veía con más ilusión que el resto su tiempo en el instituto, Everett ya no podía pensar en esos años como los mejores de su vida.
—Si, es increíble... Me siento mucho menor estando aquí, como si el tiempo no hubiera pasado— dijo, mientras miraba en dirección a la delegada de clase mientras decomisaba una de las botellas de alcohol con las que estaban adulterando todavía más el ponche. Negó con la cabeza, con una sonrisa divertida en los labios.
Pudo ver la sorpresa en la expresión de la chica y se apresuró a restarle importancia, no tenía que preocuparse, suponía que era una pregunta normal que hacer teniendo en cuenta que habían sido pareja durante los últimos años de clase.
—No te preocupes, no es que hayas abierto una herida ni nada, lo tengo superado— afirmó, aunque aquello no era del todo cierto, pero no por los motivos que Keira pudiera imagianrse. Si se cruzara con Hanna tendría un par de cosas que decirle, pocas de ellas respecto a su corazón roto, muchas sobre la niña que cuando le devolvía la mirada le recordaba a su madre.
—Siempre se te dieron bastante mal— dijo, con una sonrisa un tanto burlona en el rostro, pero no de mala manera —. ¿A qué te has dedicado en estos años?— preguntó, porque no le importaba seguir hablando con la rubia.
—Si, es increíble... Me siento mucho menor estando aquí, como si el tiempo no hubiera pasado— dijo, mientras miraba en dirección a la delegada de clase mientras decomisaba una de las botellas de alcohol con las que estaban adulterando todavía más el ponche. Negó con la cabeza, con una sonrisa divertida en los labios.
Pudo ver la sorpresa en la expresión de la chica y se apresuró a restarle importancia, no tenía que preocuparse, suponía que era una pregunta normal que hacer teniendo en cuenta que habían sido pareja durante los últimos años de clase.
—No te preocupes, no es que hayas abierto una herida ni nada, lo tengo superado— afirmó, aunque aquello no era del todo cierto, pero no por los motivos que Keira pudiera imagianrse. Si se cruzara con Hanna tendría un par de cosas que decirle, pocas de ellas respecto a su corazón roto, muchas sobre la niña que cuando le devolvía la mirada le recordaba a su madre.
—Siempre se te dieron bastante mal— dijo, con una sonrisa un tanto burlona en el rostro, pero no de mala manera —. ¿A qué te has dedicado en estos años?— preguntó, porque no le importaba seguir hablando con la rubia.
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Capítulo 1
Everett dio justo en el clavo.
Aquello se sentía como si no hubieran pasado los años y siguieran siendo críos de instituto.
Precisamente ella se sentía como en aquellos años, incapaz de mantener una conversación sin trabarse o meter la pata.
Y eso que, en su opinión, había mejorado muchísimo.
Pero claro, con desconocidos no era lo mismo.
- Bueno, pero igualmente, no creo que sea algo de lo que te apetezca hablar. -Se encogió un poco de hombros. Aunque lo hubiera superado no había ido a una fiesta para hablar de su ex ni nada por el estilo.
La sorprendió que recordase que se le daban mal las conversaciones, teniendo en cuenta que con él directamente es que le costaba hasta articular palabra.- Ya... -Suspiró.- Supongo que hay cosas que no cambian por más que queramos.
La pregunta sobre a qué se dedicaba la pilló tan desprevenida que solo pudo responder con una honestidad peligrosa.- Escribo. -Casi se pegó a sí misma por decir la verdad.- Bueno, en cierto modo... -A ver cómo lo arreglaba.- Estudié periodismo y soy redactora, escribo artículos para una revista juvenil, nada que hayas podido leer. -Exactamente, algo que se aleje mucho de su posible campo. Porque los libros podría verlos por ahí y saber de lo que trataban, pero ese tipo de revistas era algo de lo que un hombre adulto seguro que se alejaban.
Aquello se sentía como si no hubieran pasado los años y siguieran siendo críos de instituto.
Precisamente ella se sentía como en aquellos años, incapaz de mantener una conversación sin trabarse o meter la pata.
Y eso que, en su opinión, había mejorado muchísimo.
Pero claro, con desconocidos no era lo mismo.
- Bueno, pero igualmente, no creo que sea algo de lo que te apetezca hablar. -Se encogió un poco de hombros. Aunque lo hubiera superado no había ido a una fiesta para hablar de su ex ni nada por el estilo.
La sorprendió que recordase que se le daban mal las conversaciones, teniendo en cuenta que con él directamente es que le costaba hasta articular palabra.- Ya... -Suspiró.- Supongo que hay cosas que no cambian por más que queramos.
La pregunta sobre a qué se dedicaba la pilló tan desprevenida que solo pudo responder con una honestidad peligrosa.- Escribo. -Casi se pegó a sí misma por decir la verdad.- Bueno, en cierto modo... -A ver cómo lo arreglaba.- Estudié periodismo y soy redactora, escribo artículos para una revista juvenil, nada que hayas podido leer. -Exactamente, algo que se aleje mucho de su posible campo. Porque los libros podría verlos por ahí y saber de lo que trataban, pero ese tipo de revistas era algo de lo que un hombre adulto seguro que se alejaban.
17:00 — LAGO — W/ Everett
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Capítulo uno
No, no le apetecía hablar de ello por los malos recuerdos que le traía. Una parte de él había pensado que ir a aquella reunión era una terrible idea, por la mínima posibilidad que existía de que su ex pareja se encontrara allí. Afortunadamente para todos, seguía estando desaparecida, tal vez preocupada porque en el momento en el que Everett la encontrara decidiera cobrarle todos los años de manutención que le debía. Para él ya no se trataba del dinero, aunque su versión adolescente hubiera vivido durante varios meses con a penas tres o cuatro horas de sueño encima para intentar suplir las necesidades de la hija con la que lo había dejado sin depender excesivamente de sus padres.
—No demasiado, pero comprendo la curiosidad— aseguró, tampoco quería que la chica se sintiera mal por preguntar. Poco se sabía de cómo había terminado aquella historia, al menos de las secuelas que había dejado en él. Adoraba a su hija, y aunque hablaran de haber viajado en el tiempo, él se daba cuenta de lo mucho que había madurado gracias a ella.
—¿Es algo que te gustaría haber cambiado?— preguntó, dándose cuenta de que tal vez la había ofendido al mencionarlo. Si alguien había cambiado de ellos dos era él, tan acostumbrado a hacer bromas y reírse a expensas de otros.
¿Debería haber notado algo diferente en el nerviosismo repentino y la forma en la que Keira había agolpado las palabras? Tal vez, pero si algo no había mejorado era su percepción o su capacidad de leer el ambiente.
—¡Que genial! La verdad es que si tienes un poco pinta de escritora— comentó, sin tener ni idea de cómo se suponía que se tenía que ver un escritor. Estaba a punto de añadir algo cuando empezaron a llamarlos, para que se juntaran en un círculo —. Espero que no quieran jugar verdad o reto, que ya tenemos una edad— se burló, pero le hizo un gesto para que lo acompañara.
—No demasiado, pero comprendo la curiosidad— aseguró, tampoco quería que la chica se sintiera mal por preguntar. Poco se sabía de cómo había terminado aquella historia, al menos de las secuelas que había dejado en él. Adoraba a su hija, y aunque hablaran de haber viajado en el tiempo, él se daba cuenta de lo mucho que había madurado gracias a ella.
—¿Es algo que te gustaría haber cambiado?— preguntó, dándose cuenta de que tal vez la había ofendido al mencionarlo. Si alguien había cambiado de ellos dos era él, tan acostumbrado a hacer bromas y reírse a expensas de otros.
¿Debería haber notado algo diferente en el nerviosismo repentino y la forma en la que Keira había agolpado las palabras? Tal vez, pero si algo no había mejorado era su percepción o su capacidad de leer el ambiente.
—¡Que genial! La verdad es que si tienes un poco pinta de escritora— comentó, sin tener ni idea de cómo se suponía que se tenía que ver un escritor. Estaba a punto de añadir algo cuando empezaron a llamarlos, para que se juntaran en un círculo —. Espero que no quieran jugar verdad o reto, que ya tenemos una edad— se burló, pero le hizo un gesto para que lo acompañara.
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Capítulo 1
La pregunta le hizo mirarle un poco divertida.- Me habría facilitado mucho las cosas entonces. -Comentó con una sonrisa amable. Quizá si hubiera podido tener conversaciones más o menos normales como el resto no se habría sentido tan dejada de lado. Pero también reconocía que era parte de lo que era ella.- Y ahora no es que se me de tan mal, de verdad... con desconocidos o gente que he conocido más tarde. -Fue explicando, aunque sentía que lo hacía como un libro cerrado.- Pero en parte es porque ellos no conocieron a mi yo del instituto, supongo. -Se encogió un poco de hombros.
La sonrisa en su cara cuando él la felicitó por su trabajo era algo incómoda y no pudo evitar el tic de subirse las gafas cuando dijo que tenía pinta de escritora. Sí, puede que fuera un poco un estereotipo con patas.- O de bibliotecaria, me han dicho. -Quiso bromear, con algo de torpeza.
De todos modos, hubo un poco de alboroto alrededor de la mesa y cuando miraron les hicieron algunas señas. Georgia pasó por allí, seguramente venía a recoger a Keira.- Vamos, Everett, no tenemos quince años... -Respondió a su comentario sobre el juego, se notaba que ya había bebido un poco de más.- Hay mejores juegos para ponernos al día de todo lo que hemos hecho. Jugaremos al... ¡YO NUNCA! -Un montón de exclamaciones se oyeron a su alrededor mientras la antigua, ahora contentilla, delegada tiraba de la mano de Keira para que se sentase a su lado en lo que todos preparaban vasos de chupito suficientes.- Venga, empiezo. -Decidió.- Yo nunca... he rallado el coche de mi ex. -Fueron varias las manos que fueron a coger vasos que se rellenaron después.
Keira estaba algo tranquila porque ella no solía hacer ese tipo cosas, así que no tendría que beber mucho.
La sonrisa en su cara cuando él la felicitó por su trabajo era algo incómoda y no pudo evitar el tic de subirse las gafas cuando dijo que tenía pinta de escritora. Sí, puede que fuera un poco un estereotipo con patas.- O de bibliotecaria, me han dicho. -Quiso bromear, con algo de torpeza.
De todos modos, hubo un poco de alboroto alrededor de la mesa y cuando miraron les hicieron algunas señas. Georgia pasó por allí, seguramente venía a recoger a Keira.- Vamos, Everett, no tenemos quince años... -Respondió a su comentario sobre el juego, se notaba que ya había bebido un poco de más.- Hay mejores juegos para ponernos al día de todo lo que hemos hecho. Jugaremos al... ¡YO NUNCA! -Un montón de exclamaciones se oyeron a su alrededor mientras la antigua, ahora contentilla, delegada tiraba de la mano de Keira para que se sentase a su lado en lo que todos preparaban vasos de chupito suficientes.- Venga, empiezo. -Decidió.- Yo nunca... he rallado el coche de mi ex. -Fueron varias las manos que fueron a coger vasos que se rellenaron después.
Keira estaba algo tranquila porque ella no solía hacer ese tipo cosas, así que no tendría que beber mucho.
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Capítulo uno
—Lo entiendo más de lo que me gustaría— aseguró, aunque él la comprendía por motivos completamente diferentes. La verdad era que lo que se esperaba de Everett era muy diferente a lo que se esperaba de ella, pero no dejaban de ser expectativas. Había cambiado porque se vio en la obligación de madurar bastante rápido para hacerse cargo de su hija, y sabía bien que algunas personas allí presentes seguían viendo la sombra del deportista jocoso que era y que él ya no reconocía. Por lo tanto, era mas fácil socializar con individuos que no lo conocían por sus hazañas del instituto.
—Un poco también— compartió, con una sonrisa mientras se movía hacia el grupo que se había juntado. Georgia escuchó su comentario, y él estuvo a punto de replicar cuando se dio cuenta de que las ideas de la chica no eran mucho mejores que verdad o reto.
No dijo nada, ni siquiera dejó entrever un ápice del comentario sarcástico que se había enroscado en su lengua. Tan solo se sentó, y ayudó a servir los vasos de chupito.
Afortunadamente no fue el primero en beber, pero hubo otro par de cosas a las que debió confesar. Se había tomado unos cinco chupitos y ya estaba sentado en el banquillo mientras observaba las manos estirarse en busca de más. Su tolerancia al alcohol no era la de antes.
Aun así, daba la impresión de que había una mano que nunca llegó a extenderse, Keira era la víctima restante de los efectos del alcohol, y Everett no se esperó que tuviera que beber hasta que la miraron directamente a los ojos y pronunciaron: —Yo nunca he escrito una novela acerca de alguien a quien conozco
—Un poco también— compartió, con una sonrisa mientras se movía hacia el grupo que se había juntado. Georgia escuchó su comentario, y él estuvo a punto de replicar cuando se dio cuenta de que las ideas de la chica no eran mucho mejores que verdad o reto.
No dijo nada, ni siquiera dejó entrever un ápice del comentario sarcástico que se había enroscado en su lengua. Tan solo se sentó, y ayudó a servir los vasos de chupito.
Afortunadamente no fue el primero en beber, pero hubo otro par de cosas a las que debió confesar. Se había tomado unos cinco chupitos y ya estaba sentado en el banquillo mientras observaba las manos estirarse en busca de más. Su tolerancia al alcohol no era la de antes.
Aun así, daba la impresión de que había una mano que nunca llegó a extenderse, Keira era la víctima restante de los efectos del alcohol, y Everett no se esperó que tuviera que beber hasta que la miraron directamente a los ojos y pronunciaron: —Yo nunca he escrito una novela acerca de alguien a quien conozco
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Capítulo 1
Allí sentada apretaba las manos delante de sí mientras veía cómo sus antiguos compañeros de clase bebían un chupito tras otro. Keira apenas tenía que pensar para decidir que no necesitaba coger un vasito de aquellos, porque no había hecho nada de lo que ellos decían.
Quizá debería sentirse orgullosa de ser una persona responsable (o civilizada, por según qué cosas que habían soltado), pero lo cierto es que estar ahí sin participar le recordaba demasiado el instituto, volvía a sentirse apartada del resto, excluída y diferente.
Pero tampoco esperaba que Georgia hiciera lo que hizo.
En cuanto escuchó aquella acusación y sus ojos azules se encontraron con los de la delegada se quedó de piedra. ¡Se suponía que era un secreto!
- Venga, Georgia, ¿quién va a hacer eso? -Preguntó Trent.- Si alguno hubieramos escrito un libro lo sabríamos.
- Shhh, calla. -Siseó Georgia.- Keira, cariño, te toca beber un poco. Que aquí no necesitamos conductores sobrios por unos días.
"Espera, ¿qué?", "¿Keira escribió un libro?", "¿Sobre quién?", "¿Eres famosa?", "¿Quién es Keira?"
Las preguntas empezaron a llegar todas a la vez en una cascada y la agobiaron cada vez más. Al final terminó cogiendo un vaso y vaciándolo del tirón.
- Creo que será mejor que me vaya a dormir. -Decidió, levantándose para marcharse, porque huir era mucho más sencillo que responder a preguntas. A lo mejor tenía suerte y todos se olvidaban con una buena borrachera.
Quizá debería sentirse orgullosa de ser una persona responsable (o civilizada, por según qué cosas que habían soltado), pero lo cierto es que estar ahí sin participar le recordaba demasiado el instituto, volvía a sentirse apartada del resto, excluída y diferente.
Pero tampoco esperaba que Georgia hiciera lo que hizo.
En cuanto escuchó aquella acusación y sus ojos azules se encontraron con los de la delegada se quedó de piedra. ¡Se suponía que era un secreto!
- Venga, Georgia, ¿quién va a hacer eso? -Preguntó Trent.- Si alguno hubieramos escrito un libro lo sabríamos.
- Shhh, calla. -Siseó Georgia.- Keira, cariño, te toca beber un poco. Que aquí no necesitamos conductores sobrios por unos días.
"Espera, ¿qué?", "¿Keira escribió un libro?", "¿Sobre quién?", "¿Eres famosa?", "¿Quién es Keira?"
Las preguntas empezaron a llegar todas a la vez en una cascada y la agobiaron cada vez más. Al final terminó cogiendo un vaso y vaciándolo del tirón.
- Creo que será mejor que me vaya a dormir. -Decidió, levantándose para marcharse, porque huir era mucho más sencillo que responder a preguntas. A lo mejor tenía suerte y todos se olvidaban con una buena borrachera.
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Capítulo dos
Después del accidente jugando verdad o reto, la situación se había quedado un poco extraña. Georgia se había sentido un poco culpable, pero aun así no se levantó inmediatamente a buscar a Keira. Everett se sintió mal, así que simplemente dejó de beber y se retiró junto con otro pequeño grupo de sus compañeros para meterse en la cama. No sabía si tenían suficiente confianza como para ir a hacerle preguntas... Pero, mientras estaba tumbado sobre su cama individual en la cabaña que habían alquilado, sí que buscó el nombre de la chica en Google.
Se durmió con el móvil en la mano, leyendo un relato corto que había encontrado por ahí, que se suponía era de su autoría. Su maldito reloj biológico lo despertó antes de que los primeros rayos del sol asomaran, y los ronquidos de su compañero de habitación acabaron siendo tan incómodos que simplemente se puso los audífonos y decidió salir a correr.
Se dio una vuelta considerable por el lugar, cuando llegó estaba sudado, pero al menos ya había amanecido. Si hubiera entrado directamente a la cabaña en lugar de pararse a hacer un par de estiramientos se habría perdido a la chica sacando sus maletas y esperando pacientemente en la puerta.
—¡Hey!— dijo, intentando saludar y llamar su atención al mismo tiempo —. ¿Te marchas?— preguntó, aunque sentía que la pregunta era redundante en sí misma. Dudaba que hubiera salido a sacar a pasear a las maletas.
Se durmió con el móvil en la mano, leyendo un relato corto que había encontrado por ahí, que se suponía era de su autoría. Su maldito reloj biológico lo despertó antes de que los primeros rayos del sol asomaran, y los ronquidos de su compañero de habitación acabaron siendo tan incómodos que simplemente se puso los audífonos y decidió salir a correr.
Se dio una vuelta considerable por el lugar, cuando llegó estaba sudado, pero al menos ya había amanecido. Si hubiera entrado directamente a la cabaña en lugar de pararse a hacer un par de estiramientos se habría perdido a la chica sacando sus maletas y esperando pacientemente en la puerta.
—¡Hey!— dijo, intentando saludar y llamar su atención al mismo tiempo —. ¿Te marchas?— preguntó, aunque sentía que la pregunta era redundante en sí misma. Dudaba que hubiera salido a sacar a pasear a las maletas.
5:00 — Lago — W/ Keira
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Capítulo dos
Apenas había dormido aquella noche. Y eso que el chupito bebiéndoselo de aquella forma la hizo sentir un pelín mareada.
Pero sí había fingido estarlo cuando Georgia se asomó e intentó hablar con ella, demasiado bebida ya para poder hilar dos frases coherentes, pero parecía sincera en sus disculpas. Aunque estaba demasiado enfadada como para dar la cara. También se hizo la dormida cuando las chicas con las que compartía cuarto llegaron. Y eso que hicieron bastante ruido porque tropezaron con sus maletas y alguna otra cosa.
Pero solo tenía que esperar a que se quedaran profundamente dormidas.
Como no había tenido tiempo de deshacer la maleta ni nada por el estilo, no tardó casi nada en recoger sus cosas y salir de allí. En la cocina se preparó un café bien cargado para llenar su termo de viaje y llamó a un coche que pudiera recogerla y llevarla a la estación.
Era demasiado temprano para que nadie se enterase de lo que hacía. Salió con sus maletas para intentar recorrer parte del camino y que el coche no tuviera que acercarse demasiado a la casa. Le dejaría un mensaje a Georgia cuando estuviera yéndose.
Pero cuando acababa de cerrar con todo el cuidado que podía la puerta de la entrada escuchó a alguien a su espalda. Lo que la hizo dar un respingo y llevarse la mano al pecho.
- ¿Everett? -Preguntó, como si fuera una aparición- ¿Q-qué haces despierto? -Titubeó, porque aquello sí que la había sorprendido. Ya no podría irse a la francesa. No del todo.
- Más bien huyo antes de que empiece la quema de brujas. -Corrigió su suposición de que se marchaba. Bajó los escalones del porche con las maletas.- A la gente no suele gustarle conocer a un escritor, todos piensan que vas a escribir sobre ellos y dejarles mal. -Mencionó, no hablaba de ello con casi nadie por eso mismo.- Y... reconozco que es un poco lo que yo hice. -No tenía sentido negarlo, seguramente todos terminarían enterándose de lo que había hecho en sus primeros libros.
Pero sí había fingido estarlo cuando Georgia se asomó e intentó hablar con ella, demasiado bebida ya para poder hilar dos frases coherentes, pero parecía sincera en sus disculpas. Aunque estaba demasiado enfadada como para dar la cara. También se hizo la dormida cuando las chicas con las que compartía cuarto llegaron. Y eso que hicieron bastante ruido porque tropezaron con sus maletas y alguna otra cosa.
Pero solo tenía que esperar a que se quedaran profundamente dormidas.
Como no había tenido tiempo de deshacer la maleta ni nada por el estilo, no tardó casi nada en recoger sus cosas y salir de allí. En la cocina se preparó un café bien cargado para llenar su termo de viaje y llamó a un coche que pudiera recogerla y llevarla a la estación.
Era demasiado temprano para que nadie se enterase de lo que hacía. Salió con sus maletas para intentar recorrer parte del camino y que el coche no tuviera que acercarse demasiado a la casa. Le dejaría un mensaje a Georgia cuando estuviera yéndose.
Pero cuando acababa de cerrar con todo el cuidado que podía la puerta de la entrada escuchó a alguien a su espalda. Lo que la hizo dar un respingo y llevarse la mano al pecho.
- ¿Everett? -Preguntó, como si fuera una aparición- ¿Q-qué haces despierto? -Titubeó, porque aquello sí que la había sorprendido. Ya no podría irse a la francesa. No del todo.
- Más bien huyo antes de que empiece la quema de brujas. -Corrigió su suposición de que se marchaba. Bajó los escalones del porche con las maletas.- A la gente no suele gustarle conocer a un escritor, todos piensan que vas a escribir sobre ellos y dejarles mal. -Mencionó, no hablaba de ello con casi nadie por eso mismo.- Y... reconozco que es un poco lo que yo hice. -No tenía sentido negarlo, seguramente todos terminarían enterándose de lo que había hecho en sus primeros libros.
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Capítulo dos
—Suelo salir a correr por las mañanas— explicó, para que no pensara que era alguna especie de acosador que había estado al pendiente de sus movimientos desde la ventana o algo así —. Estaba volviendo para darme una ducha— dijo, arrugando la nariz porque estaba claro que la chica quería huir y aunque Everett podía entender su incomodidad, no le parecía bien que nadie se marchara de allí por un juego estúpido de adolescentes.
Aun así, tenía que admitir que su excusa tenía algo de sentido. No quería enfrentarse a las consecuencias, en especial si de forma tan honesta podía admitir que había escrito historias sobre algunos de sus compañeros. Everett tenía curiosidad, pero no sabía si su curiosidad la ayudaría a sentirse menos cazada.
—¿Viene alguien a buscarte?— preguntó —. Si estás tan convencida... Dame cinco minutos, me doy una ducha y te llevo yo a la estación. He venido en coche, así que puedo acercarte y que hablemos por el camino. Quien sabe, igual te convenzo de que te quedes— agregó, esperando que la chica aceptara para ir a quitarse el sudor y ponerse algo de ropa limpia.
Aun así, tenía que admitir que su excusa tenía algo de sentido. No quería enfrentarse a las consecuencias, en especial si de forma tan honesta podía admitir que había escrito historias sobre algunos de sus compañeros. Everett tenía curiosidad, pero no sabía si su curiosidad la ayudaría a sentirse menos cazada.
—¿Viene alguien a buscarte?— preguntó —. Si estás tan convencida... Dame cinco minutos, me doy una ducha y te llevo yo a la estación. He venido en coche, así que puedo acercarte y que hablemos por el camino. Quien sabe, igual te convenzo de que te quedes— agregó, esperando que la chica aceptara para ir a quitarse el sudor y ponerse algo de ropa limpia.
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Capítulo dos
Everett venía de correr, lo que concordaba con su ropa deportiva y algo sudada. Sí, tenía sentido. Pero se había sorprendido tanto de ver a alguien a aquellas horas que no había sido capaz de unir los conceptos antes. Se suponía que iban a estar todos dormidos.
Abrió los ojos de más cuando él le preguntó si la recogían y se ofreció a llevarla después de una ducha rápida.
- He pedido un coche, pero tardará una media hora. -Le contó. por eso iba a recorrer algo de la distancia aún a riesgo de romperle el bajo a su maleta por aquel camino de tierra.- Pero puedo cancelarlo para salir de aquí antes. -Él no tardaría tanto en darse es ducha, así que podía aceptar el ofrecimiento.
- Pero, Everett... -Le llamó cuando ya estaba pasando por su lado.- No te esfuerces mucho para convencerme de que me quede. -Le pidió con una sonrisa amarga. Ya había sido difícil autoconvencerse para ir allí. Quedarse cuando todo se había venido abajo era lo último que le apetecía.
Abrió los ojos de más cuando él le preguntó si la recogían y se ofreció a llevarla después de una ducha rápida.
- He pedido un coche, pero tardará una media hora. -Le contó. por eso iba a recorrer algo de la distancia aún a riesgo de romperle el bajo a su maleta por aquel camino de tierra.- Pero puedo cancelarlo para salir de aquí antes. -Él no tardaría tanto en darse es ducha, así que podía aceptar el ofrecimiento.
- Pero, Everett... -Le llamó cuando ya estaba pasando por su lado.- No te esfuerces mucho para convencerme de que me quede. -Le pidió con una sonrisa amarga. Ya había sido difícil autoconvencerse para ir allí. Quedarse cuando todo se había venido abajo era lo último que le apetecía.
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—Cancela, si... No te merece la pena esperar media hora cuando podrías esperarme cinco minutos— aseguró él, intentando pensar en una estrategia para que aquello no fuera más que un paseo hasta la estación y uno de vuelta, también con la chica. Quería, de alguna manera, que todos disfrutaran de ello.
—Me esforzaré tanto como lo hice para aprobar biología— respondió, y sabía que sus palabras eran ambiguas. Se le daba bastante mal y durante mucho tiempo no le importó, pero cuado supo que su estadía en el equipo peligraba, sí que lo intentó. ¿Qué versión del Everett estudiando biología le entregaría a ella?
Entró a su cabaña rápido, se desvistió casi que por el camino porque no corría riesgo de que nadie viera lo que no tenía que ver teniendo en cuenta que se hacían los coros entre ellos roncando. Se dio una ducha rápida, para quitarse el sudor y el mal olor, y buscó unos vaqueros y una camiseta para ponerse por encima.
Agradeció que la chica todavía estuviera ahí cuando salió, así que hizo un gesto para que lo siguiera hasta su coche. Le ayudó a meter la maleta en el maletero y en cuestión de minutos estaban deshaciendo el camino que les llevó hasta allí.
—Así que... ¿Por qué quieres marcharte?— preguntó, aunque podía imaginarse que tenía algo que ver con el juego del día anterior.
—Me esforzaré tanto como lo hice para aprobar biología— respondió, y sabía que sus palabras eran ambiguas. Se le daba bastante mal y durante mucho tiempo no le importó, pero cuado supo que su estadía en el equipo peligraba, sí que lo intentó. ¿Qué versión del Everett estudiando biología le entregaría a ella?
Entró a su cabaña rápido, se desvistió casi que por el camino porque no corría riesgo de que nadie viera lo que no tenía que ver teniendo en cuenta que se hacían los coros entre ellos roncando. Se dio una ducha rápida, para quitarse el sudor y el mal olor, y buscó unos vaqueros y una camiseta para ponerse por encima.
Agradeció que la chica todavía estuviera ahí cuando salió, así que hizo un gesto para que lo siguiera hasta su coche. Le ayudó a meter la maleta en el maletero y en cuestión de minutos estaban deshaciendo el camino que les llevó hasta allí.
—Así que... ¿Por qué quieres marcharte?— preguntó, aunque podía imaginarse que tenía algo que ver con el juego del día anterior.
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Asintió, aceptando esperar a que fuera él quien la llevase a la estación.
No supo muy bien cómo interpretar lo de que se esforzaría como con biología, porque no podía decir que recordase si le había ido bien o mal. Se había graduado al menos, así que tuvo que aprobarla en algún momento. El caso es que le devolvió una expresión neutra y le vio entrar a la cabaña.
Canceló el coche y se apoyó en la maleta para esperar su regreso. A veces se ponía a practicar posibles diálogos mentalmente, para estar preparada sobre lo que decir y responder. Pero en aquel caso eran tantas las posibilidades que no podía estar segura de nada.
Cuando Everett volvió estaba explicando a su interlocutor invisible por qué no había ahogado a Georgia con un cojín por no pensar antes de hablar.
Se acercó hasta el coche, descubriendo que era uno familiar, no como los deportivos de los que algunos parecían querer fardar llevándolos allí. Agradeció su ayuda y se sentó en el asiento del copiloto poniéndose el cinturón. Y salió la pregunta, aunque era mucho menos agresiva de como había sonado en su cabeza cuando practicaba.
- Bueno... por lo del libro que escribí. Los libros, en realidad. -Si iba a explicarse, era mejor que lo hiciera con todo, o una gran parte.- No es que quiera dármelas de importante, pero supongo que alguien buscará en internet y se enterará y... todos me odiarán un poco. -Terminó con la conclusión más obvia.- La verdad es que prefiero seguir siendo invisible a que me odien. -Suspiró pesadamente.- Empecé a escribir el primero en el instituto, cuando lo publicaron tuvo un éxito moderado y seguí haciéndolos. Y se puede entender que los personajes son... bueno, nuestros compañeros. -Y él incluido.
No supo muy bien cómo interpretar lo de que se esforzaría como con biología, porque no podía decir que recordase si le había ido bien o mal. Se había graduado al menos, así que tuvo que aprobarla en algún momento. El caso es que le devolvió una expresión neutra y le vio entrar a la cabaña.
Canceló el coche y se apoyó en la maleta para esperar su regreso. A veces se ponía a practicar posibles diálogos mentalmente, para estar preparada sobre lo que decir y responder. Pero en aquel caso eran tantas las posibilidades que no podía estar segura de nada.
Cuando Everett volvió estaba explicando a su interlocutor invisible por qué no había ahogado a Georgia con un cojín por no pensar antes de hablar.
Se acercó hasta el coche, descubriendo que era uno familiar, no como los deportivos de los que algunos parecían querer fardar llevándolos allí. Agradeció su ayuda y se sentó en el asiento del copiloto poniéndose el cinturón. Y salió la pregunta, aunque era mucho menos agresiva de como había sonado en su cabeza cuando practicaba.
- Bueno... por lo del libro que escribí. Los libros, en realidad. -Si iba a explicarse, era mejor que lo hiciera con todo, o una gran parte.- No es que quiera dármelas de importante, pero supongo que alguien buscará en internet y se enterará y... todos me odiarán un poco. -Terminó con la conclusión más obvia.- La verdad es que prefiero seguir siendo invisible a que me odien. -Suspiró pesadamente.- Empecé a escribir el primero en el instituto, cuando lo publicaron tuvo un éxito moderado y seguí haciéndolos. Y se puede entender que los personajes son... bueno, nuestros compañeros. -Y él incluido.
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—Alguien ya ha buscado en internet— dijo, declarándose culpable de manera casi inmediata. Tenía curiosidad y no pensaba fingir que no era así, pero no la juzgaba por ello... No demasiado. Una parte de él quería saber si había protagonizado alguno de sus libros, no había llegado tan lejos en su búsqueda como para leer las sinopsis, porque se sentía extrañamente invasivo... Curioso teniendo en cuenta que los libros estaban basados en las vidas de personas que conocía.
—Creo que es seguro asumir que los demás también lo harán, pero no tiene por qué significar algo malo...— empezó a decir mientras salía del campamento despacio para no estamparse con nada.
—¿Has escrito algo malo sobre alguno de ellos?— preguntó, intentando tantear el terreno mientras buscaba la salida a la carretera. Tenían un trayecto no muy largo hasta el pueblo donde podía tomar un autobús para volver a casa, pero él tenía la misión de convencerla de quedarse antes de que tuvieran que enfrentarse a ese escenario.
—Creo que es seguro asumir que los demás también lo harán, pero no tiene por qué significar algo malo...— empezó a decir mientras salía del campamento despacio para no estamparse con nada.
—¿Has escrito algo malo sobre alguno de ellos?— preguntó, intentando tantear el terreno mientras buscaba la salida a la carretera. Tenían un trayecto no muy largo hasta el pueblo donde podía tomar un autobús para volver a casa, pero él tenía la misión de convencerla de quedarse antes de que tuvieran que enfrentarse a ese escenario.
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Timelady
Dornish Sun
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Capítulo dos
Apretó los ojos haciendo una mueca cuando Everett reconoció que él ya había buscado en internet sus libros. No sabía hasta qué punto había entrado en ello, porque no parecía demasiado enfadado ni nada. Al contrario, quería que se quedara... aunque ahora ya no sabía si lo que buscaba era que afrontara las consecuencias de sus actos o algo así.
El caso es que por más que apretara los ojos no iba a desaparecer de ese coche. Así que asintió cuando él dijo que los demás también buscarían. Era lo normal.
La pregunta le hizo saber que no había indagado tanto como se había temido.
Suspiró pesadamente antes de responder.- No exactamente malo... creo. Son libros realistas para adolescentes, así que no villanizo a nadie. -No había brujas con planes malvados.- Pero sí escribo sobre situaciones que ocurrieron, que veía desde mi mesa del rincón... Y puede que para algunos sea incómodo que se pueda saber algo de eso. Aunque no haya usado ninguno de nuestros nombres. -Por supuesto que no había hecho esa tontería. La idea era que no pudieran asociarse.- Pero hay situaciones como que la relación entre el capitán del equipo y la de animadoras era más fingida que otra cosa. Chicos que engañaban a sus novias. Chicas que se escapaban de casa para ir a una fiesta... -Situaciones típicas de cualquier instituto, pero que podrían repercutir en sus relaciones ahora, porque ahí había secretos que quizá no todos sabían.
- Alguien que se queda embarazada y no sabe lo que va a hacer... un chico que deja el instituto para hacerse cargo de todo. -Terminó confesando, porque sí, su historia también estaba entre sus páginas.- Lo siento mucho. -Se disculpó, con la vista clavada en la alfombrilla del coche.
El caso es que por más que apretara los ojos no iba a desaparecer de ese coche. Así que asintió cuando él dijo que los demás también buscarían. Era lo normal.
La pregunta le hizo saber que no había indagado tanto como se había temido.
Suspiró pesadamente antes de responder.- No exactamente malo... creo. Son libros realistas para adolescentes, así que no villanizo a nadie. -No había brujas con planes malvados.- Pero sí escribo sobre situaciones que ocurrieron, que veía desde mi mesa del rincón... Y puede que para algunos sea incómodo que se pueda saber algo de eso. Aunque no haya usado ninguno de nuestros nombres. -Por supuesto que no había hecho esa tontería. La idea era que no pudieran asociarse.- Pero hay situaciones como que la relación entre el capitán del equipo y la de animadoras era más fingida que otra cosa. Chicos que engañaban a sus novias. Chicas que se escapaban de casa para ir a una fiesta... -Situaciones típicas de cualquier instituto, pero que podrían repercutir en sus relaciones ahora, porque ahí había secretos que quizá no todos sabían.
- Alguien que se queda embarazada y no sabe lo que va a hacer... un chico que deja el instituto para hacerse cargo de todo. -Terminó confesando, porque sí, su historia también estaba entre sus páginas.- Lo siento mucho. -Se disculpó, con la vista clavada en la alfombrilla del coche.
5:00 — Lago — W/ Everett
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