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Sáb Oct 02, 2021 1:38 am por Freyja
What makes you think this would work?
I mean... You know this is fake, right?
¿Quieres vivir una experiencia única y ganar 100.000€? ¿Quieres darte a conocer tal y como eres, e incluso conocer facetas de ti mismo/a que desconocías? ¿Quieres vivir durante tres meses en una casa con todos los lujos? ¡Esta es tu oportunidad!
"Meet Chance" es el último concurso de Channel 7 en el que lo único que tendrás que hacer es vivir en una casa con todas las comodidades durante tres meses en compañía de otra persona, totalmente desconocida, ¡pero quién sabe! Podría ser tu alma gemela.
Si consigues aguantar hasta el último día, ¡ganarás 100.000€! ¿Vas a perder una oportunidad así?
"Meet Chance" es el último concurso de Channel 7 en el que lo único que tendrás que hacer es vivir en una casa con todas las comodidades durante tres meses en compañía de otra persona, totalmente desconocida, ¡pero quién sabe! Podría ser tu alma gemela.
Si consigues aguantar hasta el último día, ¡ganarás 100.000€! ¿Vas a perder una oportunidad así?
Paul es el sexto de once hermanos, algo nada habitual en los tiempos que corren, pero sus padres siempre fueron fervientes creyentes y amantes de la familia tradicional. Cuando tienes muchos hijos, es importante otorgar un buen lugar en la sociedad a cada uno de ellos. Cuando eres el sexto de once... Tu lugar no está muy claro. Y, al parecer, un seminario es una muy buena opción para ti. A Paul le parece bien, siempre ha sido muy creyente y ha sentido la llamada de Dios desde muy pequeño, por lo que está a gusto con su vida y su decisión (bueno, la de sus padres, pero él estaba de acuerdo). Lástima que sus hermanos no tenían suficiente con tener "vidas normales" sino que también se dedican a gastarle bromitas continuamente. La última: apuntarle a un ridículo concurso de televisión sin tener él ni idea. Y lo peor es... Que le han elegido. Otra de las muchas pruebas que Dios pone en nuestro camino, y estos son inescrutables. Habrá que llevarlo a cabo, ya que Él así lo ha decidido, y a ver qué ocurre. Quien sabe, quizás consiga transmitir La Palabra a más gente, ahora que van a verle por televisión las veinticuatro horas del día. No puede ser peor que los meses de seminario, ¿no?
Tilda, por su parte, es la única hija de una madre soltera que decidió quedarse embarazada por medio de inseminación: quería un bebé, pero no necesitaba nadie que le acompañara en la crianza, podía sola. Una mujer fuerte, luchadora y, sobre todo, inspiradora. Tilda ha terminado sus estudios, pero esta maldita sociedad capitalista no la deja salir del puñetero paro. La televisión le parece basura, y los realities, peor. No son más que un reflejo de la pérdida de valores de la sociedad... Porque nunca salen las personas adecuadas en ellos, claro, ¿pero y si ella lo es? Puede vender que va allí "a liarla", y de hecho eso ha hecho, ¡y la han elegido! Perfecto. Piensa dinamitar esas mierdas desde dentro. Son tres meses en antena que piensa dedicar a dar discursos de sororidad y de concienciación social, va a usar la televisión como un altavoz para concienciar al pueblo de lo que es importante de verdad. Ya basta de tanta superficialidad en el mundo. ¡Hay que despertar!
Paul y Tilda no se conocen de nada, de hecho vienen de mundos totalmente antagónicos. Habrá que ver si son capaces de soportar tres meses de convivencia, en los que serán observados todo el tiempo, por tal de ganar 100.000€... Y, lo más importante, de defender quienes son.
Padre Paul Bloom Cura — 32 años — Ewan McGregor — Timelady | Tilda Nyman Educadora social — 28 años — Zoe Kravitz — Freyja |
ONE ON ONE — ORIGINAL — REALISTA — REALITY SHOW
- Post de rol:
- Código:
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Lun Oct 04, 2021 8:53 pm por Timelady
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Paul no había sido nunca una persona demasiado enérgica, después de todo había sido educado para aceptar que Dios pone obstáculos y adversidades en nuestro camino con la intención de demostrarnos una lección que necesitamos y él no podía hacer más que afrontarla y tratar de aprender lo mejor posible.
Sin embargo, en aquella situación, se preguntaba cuál era el camino que el buen señor quería enseñarle. Se halló anodadado ante la noticia de que había sido seleccionado para participar en ese concurso de televisión que muestra sin pudor alguno lo más íntimo del día a día de dos personas. Siempre le habían parecido terribles esos programas. Pero si este era el camino, no podía rechazarlo, si bien no entendía por qué Dios había escogido a Saul y Bartholomew para la tarea.
En cualquier caso, unas semanas después de aquella noticia y tras hablar largo y tendido con su confesor y superior, se encontraba entre cámaras ante la puerta de la casa donde tendría que convivir con una muchacha de la que desconocía incluso el nombre. Su compromiso era firme, haría frente a aquella prueba y podría utilizar la presencia de las cámaras para hacer ver que el catolicismo no era tan horrible como algunos lo pintaban.
No sería la primera vez que una profesión religiosa utiliza los escenarios y la visibilidad de los medios para ganar adeptos, quizá esa fuera la intención de Dios, ponerle a prueba a él y la posibilidad de aumentar su rebaño.
Tras un último suspiro después de que esa chica extraña le restregara una esponjita por la frente de nuevo para eliminar el sudor creado por los focos... abrió la puerta y pasó al interior. Estaba todo decidido.
Dio unos pasos hasta entrar en lo que parecía el salón de la vivienda, sin ver que hubiera más presencia que la suya allí.- ¿Hola? -Ni siquiera le habían dicho si era el primero.
Sin embargo, en aquella situación, se preguntaba cuál era el camino que el buen señor quería enseñarle. Se halló anodadado ante la noticia de que había sido seleccionado para participar en ese concurso de televisión que muestra sin pudor alguno lo más íntimo del día a día de dos personas. Siempre le habían parecido terribles esos programas. Pero si este era el camino, no podía rechazarlo, si bien no entendía por qué Dios había escogido a Saul y Bartholomew para la tarea.
En cualquier caso, unas semanas después de aquella noticia y tras hablar largo y tendido con su confesor y superior, se encontraba entre cámaras ante la puerta de la casa donde tendría que convivir con una muchacha de la que desconocía incluso el nombre. Su compromiso era firme, haría frente a aquella prueba y podría utilizar la presencia de las cámaras para hacer ver que el catolicismo no era tan horrible como algunos lo pintaban.
No sería la primera vez que una profesión religiosa utiliza los escenarios y la visibilidad de los medios para ganar adeptos, quizá esa fuera la intención de Dios, ponerle a prueba a él y la posibilidad de aumentar su rebaño.
Tras un último suspiro después de que esa chica extraña le restregara una esponjita por la frente de nuevo para eliminar el sudor creado por los focos... abrió la puerta y pasó al interior. Estaba todo decidido.
Dio unos pasos hasta entrar en lo que parecía el salón de la vivienda, sin ver que hubiera más presencia que la suya allí.- ¿Hola? -Ni siquiera le habían dicho si era el primero.
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Dom Dic 12, 2021 4:59 pm por Freyja
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Había llegado el día. Se tenía muy estudiada la fachada de chica problemática, de hosca y "buscabocas". La iban a meter con un tío seguro, una "pelea de gatas" no interesa en antena salvo que haya otro hombre de por medio. Dios, qué puto asco de sociedad. Total, que fijo que la metían con el típico guaperas para ver si era lo suficiente débil y se liaban, o con algún machirulo. Como le pusieran a uno de estos de extrema derecha, no respondía de sí. En el casting no había dicho nada de lo que pensaba hacer, solo que era problemática, fuerte e independiente. Básicamente, mujer, pero claro, a la gente hay que recalcarle los adjetivos cuando tienes tetas, se dan por hecho si eres tío. Pues si le metían a uno de esos, fíjate, ahí sí que se iba a pelear. Pero pensaba dejar claros sus discursos en el proceso.
Estaba haciendo un caballo de Troya en toda regla. Odiaba los realities, odiaba la basura de sociedad en la que estaban inmersos y todo lo que esos programuchos representaban. Como eran tan idiotas, se había metido en el bolsillo a los de cásting diciéndoles lo que querían oír, y allí estaba. Los primeros días disimularía, iría metiendo cuñas tan sutiles que nadie se daría cuenta... Y en cuanto se ganara el favor del público... ¡Bam! Iba a dejar bien claro la mierda que eran. Y que la expulsaran después si querían. Solo iban a retratarse ellos mismos. Uf, qué ganas de conocer al tío que pusieran con ella. Lo iba a poner de vuelta y media, es que estaba segura de que le iban a meter a su antítesis, vamos. Qué bien se lo iba a pasar.
Lo que no imaginaba era hasta qué punto iba a ser su antítesis. Esperaba un niñato guaperas, un pijito absurdo, un macho alfa o, incluso, alguien como ella al que hubieran metido porque su engaño a los de casting fue tan bueno que se creían que un progre podría tener problemas con Tilda. Mira, si le metían un hippy, a lo mejor hasta se llevaba una alegría al cuerpo... Uhg, qué va, no pensaba darle sexo televisivo a esos carroñeros, ya si eso cuando salieran. La cuestión es que valoraba bastantes opciones... Pero esa, no.
- Holaaa. - Entró por la cara, mirándolo todo, a la espera de que, si no era la primera, alguien contestara. Pero le vio nada más entrar en el salón y se quedó de una pieza. Mira que dijo que nada la iba a sorprender, que no les iba a dar el gusto. Que todo lo que hiciera sería pura impostura, que conocía de sobra esos programas y sabía que todo estaba más que trucado... Pero esos cabrones la habían sorprendido de verdad.
¿¿Un cura?? ¿¿Un puto cura, o sea, en serio?? Que iba con la sotana y todo, el cabrón. Mira, es que no daba crédito, eso tenía que ser una puta broma, vamos. Solo movió las bolillas de los ojos hacia los lados, porque se había quedado congelada, esperando a que alguien le confirmara que se estaban quedando con ella. Pero no. Buah, con lo mal que le caían los curas... Pf, eso iba a ser insufrible. - Hola. - Dijo al fin, porque ante todo su madre le había dado educación. A ver cómo reaccionaba ese. Sonrió como pudo y estrechó la mano. - Tilda. ¿Y tú? ...Padre "Algo", supongo. -
Estaba haciendo un caballo de Troya en toda regla. Odiaba los realities, odiaba la basura de sociedad en la que estaban inmersos y todo lo que esos programuchos representaban. Como eran tan idiotas, se había metido en el bolsillo a los de cásting diciéndoles lo que querían oír, y allí estaba. Los primeros días disimularía, iría metiendo cuñas tan sutiles que nadie se daría cuenta... Y en cuanto se ganara el favor del público... ¡Bam! Iba a dejar bien claro la mierda que eran. Y que la expulsaran después si querían. Solo iban a retratarse ellos mismos. Uf, qué ganas de conocer al tío que pusieran con ella. Lo iba a poner de vuelta y media, es que estaba segura de que le iban a meter a su antítesis, vamos. Qué bien se lo iba a pasar.
Lo que no imaginaba era hasta qué punto iba a ser su antítesis. Esperaba un niñato guaperas, un pijito absurdo, un macho alfa o, incluso, alguien como ella al que hubieran metido porque su engaño a los de casting fue tan bueno que se creían que un progre podría tener problemas con Tilda. Mira, si le metían un hippy, a lo mejor hasta se llevaba una alegría al cuerpo... Uhg, qué va, no pensaba darle sexo televisivo a esos carroñeros, ya si eso cuando salieran. La cuestión es que valoraba bastantes opciones... Pero esa, no.
- Holaaa. - Entró por la cara, mirándolo todo, a la espera de que, si no era la primera, alguien contestara. Pero le vio nada más entrar en el salón y se quedó de una pieza. Mira que dijo que nada la iba a sorprender, que no les iba a dar el gusto. Que todo lo que hiciera sería pura impostura, que conocía de sobra esos programas y sabía que todo estaba más que trucado... Pero esos cabrones la habían sorprendido de verdad.
¿¿Un cura?? ¿¿Un puto cura, o sea, en serio?? Que iba con la sotana y todo, el cabrón. Mira, es que no daba crédito, eso tenía que ser una puta broma, vamos. Solo movió las bolillas de los ojos hacia los lados, porque se había quedado congelada, esperando a que alguien le confirmara que se estaban quedando con ella. Pero no. Buah, con lo mal que le caían los curas... Pf, eso iba a ser insufrible. - Hola. - Dijo al fin, porque ante todo su madre le había dado educación. A ver cómo reaccionaba ese. Sonrió como pudo y estrechó la mano. - Tilda. ¿Y tú? ...Padre "Algo", supongo. -
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Mar Feb 15, 2022 8:46 pm por Timelady
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Como alguien totalmente ajeno al mundo de la parafernalia televisiva, no estaba seguro de qué podía esperar de su compañera de piso en aquel tiempo. Sus hermanos, buenos como eran, le habían informado de que lo normal era poner a personas contrarias para así crear confrontación y espectáculo en que se forjara una relación a base de superar esos obstáculos ya prestablecidos entre ambos.
El problema, como también ellos apuntaron, era que siendo él sacerdote, había demasiadas posibilidades como para acertar qué chica estereotipada pondrían frente a él.
Pero Paul iba con el corazón abierto a cualquiera que fuera, sin importarle que seguramente incluyeran una religión diferente para probar sus convicciones y principios, no buscaría la guerra contra su prójimo y trataría de que la convivencia estuviera basada en el respeto.
Claro que, debía reconocer, que cuando se giró y vio a aquella muchacha, sintió una oleada de prejuicios recorrerle por entero. No era solo por su ropa, o su pelo, o la forma en que le miraba... aunque todo ellos junto provocaba que se hiciera una idea del tipo de persona y sus creencias. Era más fácil acercar posturas hacia alguien que entendiera lo que era tener fe en un ser superior que hacerlo con quien rechazaba la esperanza de la salvación eterna. Y, siendo sincero consigo mismo, la joven que había entrado allí tenía toda la pinta de pertenecer al segundo grupo. Al de las ovejas descarriadas.
Pero su misión no era juzgar, sino plegarse a los designios del todopoderoso.
- Hola, encantado. -La saludó, con educación ante todo, acercándose a ella y dejando su maleta atrás.- Sí, creo que me delato, -Se atrevió a sonreír con cierta diversión.- Padre Paul Bloom. -Se presentó, una mano sobre el pecho.- Es un placer conocerte, Tilda. -Estrechó su mano con la que le quedaba libre.
Sin duda aquel era un momento incómodo, pero debía seguir adelante con lo que estaban haciendo.- Aún no he tenido tiempo de ver la casa, pero quizá quieras escoger tu dormitorio. -Propuso, queriendo darle esa opción de escoger lo que quisiera, él podía conformarse con lo que quedara.
El problema, como también ellos apuntaron, era que siendo él sacerdote, había demasiadas posibilidades como para acertar qué chica estereotipada pondrían frente a él.
Pero Paul iba con el corazón abierto a cualquiera que fuera, sin importarle que seguramente incluyeran una religión diferente para probar sus convicciones y principios, no buscaría la guerra contra su prójimo y trataría de que la convivencia estuviera basada en el respeto.
Claro que, debía reconocer, que cuando se giró y vio a aquella muchacha, sintió una oleada de prejuicios recorrerle por entero. No era solo por su ropa, o su pelo, o la forma en que le miraba... aunque todo ellos junto provocaba que se hiciera una idea del tipo de persona y sus creencias. Era más fácil acercar posturas hacia alguien que entendiera lo que era tener fe en un ser superior que hacerlo con quien rechazaba la esperanza de la salvación eterna. Y, siendo sincero consigo mismo, la joven que había entrado allí tenía toda la pinta de pertenecer al segundo grupo. Al de las ovejas descarriadas.
Pero su misión no era juzgar, sino plegarse a los designios del todopoderoso.
- Hola, encantado. -La saludó, con educación ante todo, acercándose a ella y dejando su maleta atrás.- Sí, creo que me delato, -Se atrevió a sonreír con cierta diversión.- Padre Paul Bloom. -Se presentó, una mano sobre el pecho.- Es un placer conocerte, Tilda. -Estrechó su mano con la que le quedaba libre.
Sin duda aquel era un momento incómodo, pero debía seguir adelante con lo que estaban haciendo.- Aún no he tenido tiempo de ver la casa, pero quizá quieras escoger tu dormitorio. -Propuso, queriendo darle esa opción de escoger lo que quisiera, él podía conformarse con lo que quedara.
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Sáb Mar 05, 2022 11:00 pm por Freyja
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Hizo tan solo un amago de sonreír a esa especie de broma, pero tan solo le quedó una confusa mueca en un lado del labio. Pues sí, sí que se delataba. Joder, que había entrado con sotana, o sea... Ya le daba mal tufo, pero muy mal tufo, ver un cura allí, aunque fuera de paisano. Pero es que encima iba con sotana, macho... Es que estaba flipando. Y ella había dicho lo de Padre en plan coña casi, quizás una broma ácida o de mal gusto, pero el tío va y responde que sí, que Padre Paul Bloom... Bueno, es que lo que le quedaba ya por ver en su vida. Vaya puta mierda de televisión basura, en serio. Menos mal que ella estaba allí, cual caballo de Troya, dispuesta a dinamitarlo todo.
Pero, antes de hacerlo, tenía que mostrarse normal e interesada. Esos cabrones sabían jugar bien sus cartas y la habían confundido tanto que casi se le cae la careta en los primeros cinco minutos de estar en esa casa, pero tenía que retomar su papel. Estrechó su mano, asqueada por esa cortesía falsa y esa manera de ponerse la mano en el pecho que no la convencía nada de nada, pero con una sonrisa por fuera. Y ahora, de misionero mártir o algo así, pidiéndole que escogiera ella su dormitorio. Pufff... Eso le iba a costar. Pero ella tenía una misión allí y por sus ovarios la pensaba cumplir.
- Ah, bueno, ya ves, yo duermo en cualquier parte, tú por eso no te preocupes. - Dijo, desenfadada, con un gesto de la mano. - Bueno, perdón, no sé si puedo llamarte de tú o tengo que llamarle de usted. - Añadió pretendiendo sonar cordialmente bromista, aunque en parte lo decía en serio. Como le dijera que le tratara de usted... Vamos, iba a ir a cuchillo con ese tío, mucho iba a tener que rezar para aprender a aguantarla, se las iba a hacer pasar canutas. Qué poco le gustaban los curas. Pasó de largo con una sonrisa y, colocándose las manos en los bolsillos traseros del pantalón, se fue sonriente y segura a pasear por los pasillos mientras decía. - Venga, vamos a investigar esto, a ver qué encontramos. - Miró hacia arriba y, sin dejar de caminar con aparente tono jovial, alzó la voz. - Podemos ir mirando ¿no? - Le dijo con una risa falsa, fingiéndose encantada con la experiencia, a los supuestos espías que ya mismo, como ratones en cajas, les irían diciendo qué hacer. El juego había comenzado ya.
Pero, antes de hacerlo, tenía que mostrarse normal e interesada. Esos cabrones sabían jugar bien sus cartas y la habían confundido tanto que casi se le cae la careta en los primeros cinco minutos de estar en esa casa, pero tenía que retomar su papel. Estrechó su mano, asqueada por esa cortesía falsa y esa manera de ponerse la mano en el pecho que no la convencía nada de nada, pero con una sonrisa por fuera. Y ahora, de misionero mártir o algo así, pidiéndole que escogiera ella su dormitorio. Pufff... Eso le iba a costar. Pero ella tenía una misión allí y por sus ovarios la pensaba cumplir.
- Ah, bueno, ya ves, yo duermo en cualquier parte, tú por eso no te preocupes. - Dijo, desenfadada, con un gesto de la mano. - Bueno, perdón, no sé si puedo llamarte de tú o tengo que llamarle de usted. - Añadió pretendiendo sonar cordialmente bromista, aunque en parte lo decía en serio. Como le dijera que le tratara de usted... Vamos, iba a ir a cuchillo con ese tío, mucho iba a tener que rezar para aprender a aguantarla, se las iba a hacer pasar canutas. Qué poco le gustaban los curas. Pasó de largo con una sonrisa y, colocándose las manos en los bolsillos traseros del pantalón, se fue sonriente y segura a pasear por los pasillos mientras decía. - Venga, vamos a investigar esto, a ver qué encontramos. - Miró hacia arriba y, sin dejar de caminar con aparente tono jovial, alzó la voz. - Podemos ir mirando ¿no? - Le dijo con una risa falsa, fingiéndose encantada con la experiencia, a los supuestos espías que ya mismo, como ratones en cajas, les irían diciendo qué hacer. El juego había comenzado ya.
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Mar Mar 29, 2022 2:01 pm por Timelady
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La muchacha parecía estar haciendo un esfuerzo por ser agradable, cosa que era digna de agradecer. Después de todo iban a tener que compartir aquella casa durante un tiempo y ser vistos por muchas personas, ni siquiera estaba seguro de que eso de "millones" fuera cierto, pero eran muchas.
Aún así, quería empezar con buen pie, de ahí que le ofreciera a ella escoger la habitación que prefiriese para acomodarse. Tampoco es que él hubiera necesitado nunca demasiado, así que se podía adaptar a lo que quedase.
Sonrió un poco, casi riéndose por lo bajo al escuchar su duda sobre el trato que debía profesarle.
- Puedes tratarme de tú, no te preocupes. Además, vamos a convivir aquí, sería extraño estar hablándonos de usted todo el tiempo. -Razonó, seguro de que sería de su preferencia que hubiera menos distancia en el trato.
Al contrario que él, Tilda parecía más desinhibida en aquel escenario en que se encontraban, hablando a las cámaras y ese tipo de cosas, a él ni siquiera se le había ocurrido saludar.- Claro, vamos. -Asintió, acompañándola por esos pasillos.
Las puertas estaban abiertas así que era fácil identificar cada espacio. Se habían encontrado en el salón, realmente espacioso y abierto, la cocina también estaba ahí a la vista, junto con la mesa del comedor. Había una despensa y un cuarto de limpieza y lavandería. Un poco más adelante un baño enorme con todas las comodidades por lo que él pudo ver y no quedaban muchas más puertas, la verdad.
Justo frente a ellos se encontraba el dormitorio. Una habitación grande, con dos camas.
Paul abrió los ojos al darse cuenta de que iba a tener que compartir un espacio tan íntimo con su compañera en aquella aventura.- ¿Se supone que hemos de compartir dormitorio? -A pesar de que su razonamiento indicaba que así era, había necesitado preguntarlo.
Aún así, quería empezar con buen pie, de ahí que le ofreciera a ella escoger la habitación que prefiriese para acomodarse. Tampoco es que él hubiera necesitado nunca demasiado, así que se podía adaptar a lo que quedase.
Sonrió un poco, casi riéndose por lo bajo al escuchar su duda sobre el trato que debía profesarle.
- Puedes tratarme de tú, no te preocupes. Además, vamos a convivir aquí, sería extraño estar hablándonos de usted todo el tiempo. -Razonó, seguro de que sería de su preferencia que hubiera menos distancia en el trato.
Al contrario que él, Tilda parecía más desinhibida en aquel escenario en que se encontraban, hablando a las cámaras y ese tipo de cosas, a él ni siquiera se le había ocurrido saludar.- Claro, vamos. -Asintió, acompañándola por esos pasillos.
Las puertas estaban abiertas así que era fácil identificar cada espacio. Se habían encontrado en el salón, realmente espacioso y abierto, la cocina también estaba ahí a la vista, junto con la mesa del comedor. Había una despensa y un cuarto de limpieza y lavandería. Un poco más adelante un baño enorme con todas las comodidades por lo que él pudo ver y no quedaban muchas más puertas, la verdad.
Justo frente a ellos se encontraba el dormitorio. Una habitación grande, con dos camas.
Paul abrió los ojos al darse cuenta de que iba a tener que compartir un espacio tan íntimo con su compañera en aquella aventura.- ¿Se supone que hemos de compartir dormitorio? -A pesar de que su razonamiento indicaba que así era, había necesitado preguntarlo.
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Miér Mar 30, 2022 12:51 am por Freyja
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Le dedicó una sonrisa, aunque debió quedarle bastante artificial. Pues más le valía entrenar, porque en fin. Había entrado allí para currarse el papelazo de que le encantaba y le interesaba aquello para, en cuanto se despistaran, ¡boom! Caballo de Troya. Qué placer le iba a producir dinamitar todo aquello, de verdad que sí. Pero, volviendo a su presente, su ahora compañero acababa de decirle que "no se preocupara", que "podía tratarle de tú". Vaya, qué detalle, pensó sarcástica. Dios, qué poco le gustaban los curas.
Fueron caminando por la casa y ella hizo el teatro del caminar desenfadado y sonriente, mirando todas las habitaciones, señalando y sorprendiéndose entre risas. Risas falsas, obvio. Cuando la eligieron, se documentó viendo varios realities de ese estilo para ver como los estúpidos participantes reaccionaban, y todos eran así de insufribles e insustanciales, y ella tenía una careta que mantener en pie al menos durante los primeros días. Al pasar por el baño, pensó con asco y lo peor es que aquí también hay cámaras. Le entraban ganas de no ducharse en todo lo que durara el concurso. Pero todo fuera por lograr su objetivo.
Eso sí, lo que la descuadró del todo, y no sabía por qué porque de aquella mierda debió habérselo visto venir, fue ver solo una habitación. Se le tuvo que notar en la cara, aunque apenas le duró un segundo y, rápidamente, se echó a reír como una estúpida y señaló el interior. - ¿En serio? - Preguntó a las cámaras, aunque sabía que no iba a recibir respuesta, por lo que solo continuó riéndose de mentira. Y tan en serio, vamos, si es que no sabía de qué se sorprendía. Aunque tú lo vas a llevar bastante peor que yo, pensó, como si se lo dijera a su compañero. Ahora tendrían drama porque "el diablo le estaba tentando" o a saber qué mierdas. No, si al final iba a ser divertido aquello y todo...
Efectivamente, el cura ya estaba descompuesto. Ahora sí tenía ganas de reír de verdad. Con todo ese desparpajo que se había autoinstaurado para llevar a cabo su estrategia, se acercó a él y le dio un toque de colegueo en el hombro. - ¡Venga! No me dirás que te incomoda ¿no? Yo no te hago nada, te lo prometo. - Y rio. Y más te vale no hacérmelo tú a mí porque te la corto, vamos. - Bueno, las camas están separadas. Y yo lo dicho, duermo en cualquier parte sin problemas. - Dijo alzando las manos como si le restara importancia. Le miró y dijo. - Va, te dejo que elijas la tuya. Yo, con tu permiso, voy a ir poniendo esto por aquí... - Comentó con normalidad, porque había visto que los del programa habían dejado su maleta en un lado de la habitación, así que la cogió y la llevó hasta uno de los armarios, mientras le daba al otro tiempo para asumir que iba a dormir con una mujer. Y a verla desnuda, porque como le viera ponerse nervioso, pensaba cambiarse y vestirse en sus narices. Y a ver quién ganaba aquella farsa.
Fueron caminando por la casa y ella hizo el teatro del caminar desenfadado y sonriente, mirando todas las habitaciones, señalando y sorprendiéndose entre risas. Risas falsas, obvio. Cuando la eligieron, se documentó viendo varios realities de ese estilo para ver como los estúpidos participantes reaccionaban, y todos eran así de insufribles e insustanciales, y ella tenía una careta que mantener en pie al menos durante los primeros días. Al pasar por el baño, pensó con asco y lo peor es que aquí también hay cámaras. Le entraban ganas de no ducharse en todo lo que durara el concurso. Pero todo fuera por lograr su objetivo.
Eso sí, lo que la descuadró del todo, y no sabía por qué porque de aquella mierda debió habérselo visto venir, fue ver solo una habitación. Se le tuvo que notar en la cara, aunque apenas le duró un segundo y, rápidamente, se echó a reír como una estúpida y señaló el interior. - ¿En serio? - Preguntó a las cámaras, aunque sabía que no iba a recibir respuesta, por lo que solo continuó riéndose de mentira. Y tan en serio, vamos, si es que no sabía de qué se sorprendía. Aunque tú lo vas a llevar bastante peor que yo, pensó, como si se lo dijera a su compañero. Ahora tendrían drama porque "el diablo le estaba tentando" o a saber qué mierdas. No, si al final iba a ser divertido aquello y todo...
Efectivamente, el cura ya estaba descompuesto. Ahora sí tenía ganas de reír de verdad. Con todo ese desparpajo que se había autoinstaurado para llevar a cabo su estrategia, se acercó a él y le dio un toque de colegueo en el hombro. - ¡Venga! No me dirás que te incomoda ¿no? Yo no te hago nada, te lo prometo. - Y rio. Y más te vale no hacérmelo tú a mí porque te la corto, vamos. - Bueno, las camas están separadas. Y yo lo dicho, duermo en cualquier parte sin problemas. - Dijo alzando las manos como si le restara importancia. Le miró y dijo. - Va, te dejo que elijas la tuya. Yo, con tu permiso, voy a ir poniendo esto por aquí... - Comentó con normalidad, porque había visto que los del programa habían dejado su maleta en un lado de la habitación, así que la cogió y la llevó hasta uno de los armarios, mientras le daba al otro tiempo para asumir que iba a dormir con una mujer. Y a verla desnuda, porque como le viera ponerse nervioso, pensaba cambiarse y vestirse en sus narices. Y a ver quién ganaba aquella farsa.
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Jue Jun 02, 2022 12:08 pm por Timelady
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Compartir casa con una completa desconocida no le parecía especialmente grave, aunque no le gustase la idea de haber llegado allí entendía que era un reto que tenía que asumir.
Pero lo cierto es que la idea de compartir incluso sus noches en la misma habitación, privándose de tener siquiera un lugar tranquilo en el que realizar sus oraciones o simplemente estar a solas, le había descolocado enormemente.
- ¿Qué? No, nonono. -Aseguró, negando con la cabeza ante las palabras de Tilda, que le habían sacado de sus pensamientos con aquel desparpajo que tenía.- No pensaba en eso... Te lo aseguro. -Aunque ahora lo pensaba. Bueno, pensaba en algunas cosas de esas.- Pero pensaba en las habladurías, ya sabes lo que algunos dicen de los sacerdotes, no quisiera que pensara nadie que yo... -Valiente jardín en el que se estaba metiendo con su explicación.- Quiero decir, que tampoco tienes que preocuparte.
Además, tenía razón, las camas estaban separadas, en cierto modo tenían su propio espacio.- Si te parece bien, me puedo quedar la que está más cerca de la ventana. Me gusta despertarme temprano. -Ya que le había ofrecido escoger, era su preferencia, pero no tocó nada del espacio hasta que ella asegurase que estaba de acuerdo.
Lo que sí hizo, fue seguir su ejemplo e ir a por su maleta. El armario era amplio y había puertas para cada uno. Así que colocó con cuidado las cosas en el que había quedado para él. Bastantes camisas y pantalones, en general. Todo oscuro.
- ¿Sabes si tienen algo previsto para que hagamos? He oído que a veces ponen pruebas a los participantes. -Eso le preocupaba, no sabía qué clase de actividades tenían pensadas para ellos.- Si no, siempre podemos dividirnos las tareas. -Pensó, dado que era algo que le parecía importante para la convivencia, que era a lo que habían ido.- A mi, por ejemplo, no me gusta nada hacer la colada y planchar, pero puedo suplirlo limpiando el baño o cocinando.
Pero lo cierto es que la idea de compartir incluso sus noches en la misma habitación, privándose de tener siquiera un lugar tranquilo en el que realizar sus oraciones o simplemente estar a solas, le había descolocado enormemente.
- ¿Qué? No, nonono. -Aseguró, negando con la cabeza ante las palabras de Tilda, que le habían sacado de sus pensamientos con aquel desparpajo que tenía.- No pensaba en eso... Te lo aseguro. -Aunque ahora lo pensaba. Bueno, pensaba en algunas cosas de esas.- Pero pensaba en las habladurías, ya sabes lo que algunos dicen de los sacerdotes, no quisiera que pensara nadie que yo... -Valiente jardín en el que se estaba metiendo con su explicación.- Quiero decir, que tampoco tienes que preocuparte.
Además, tenía razón, las camas estaban separadas, en cierto modo tenían su propio espacio.- Si te parece bien, me puedo quedar la que está más cerca de la ventana. Me gusta despertarme temprano. -Ya que le había ofrecido escoger, era su preferencia, pero no tocó nada del espacio hasta que ella asegurase que estaba de acuerdo.
Lo que sí hizo, fue seguir su ejemplo e ir a por su maleta. El armario era amplio y había puertas para cada uno. Así que colocó con cuidado las cosas en el que había quedado para él. Bastantes camisas y pantalones, en general. Todo oscuro.
- ¿Sabes si tienen algo previsto para que hagamos? He oído que a veces ponen pruebas a los participantes. -Eso le preocupaba, no sabía qué clase de actividades tenían pensadas para ellos.- Si no, siempre podemos dividirnos las tareas. -Pensó, dado que era algo que le parecía importante para la convivencia, que era a lo que habían ido.- A mi, por ejemplo, no me gusta nada hacer la colada y planchar, pero puedo suplirlo limpiando el baño o cocinando.
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Mar Jun 07, 2022 11:39 pm por Freyja
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Que no había pensado en eso. Que se lo aseguraba. Ya. No se lo creía ni él, vamos, no había hombre que no pensara en esas cosas, eran así de básicos los pobres. Y los curas eran los peores, vamos, pocas cosas tuviera ella más claras. Ah, bueno, pero es que siguió hablando, y su explicación le puso a Tilda a cámara lenta una sonrisa ladeada. Lo dicho, que todos pensaban lo mismo, pero ahora era mejor llamarlo "habladurías" y "lo que dicen de los sacerdotes". - Pues nada de qué preocuparse entonces. - Afirmó, y luego miró a las cámaras y dijo. - Si yo soy purísima. - Y esperaba que se hubiera detectado el tono de broma con el que lo pretendía mandar, y no la falsedad con la que lo estaba mandando.
Hizo un gesto con la mano como quien dice "toda tuya", para que eligiera la cama que quisiera. Ah, espérate, que se levantaba pronto... Como la despertara rezando el Angelus o algo de eso... Mira... Al final se le caía la fachada y quemaba la casa, vaya. Tenía una ficción que mantener, así que soltó una risilla. - Uhh, pues yo soy de las que se levantan tarde. Soy un búho. A ver si no nos vamos a cruzar por la casa siquiera. - No tendré tanta suerte, pensó, mientras por fuera seguía con la risilla de cordialidad impuesta y guardando sus cosas en el armario.
Muy poco disimuladamente (para dar más show y que le cogieran cariño rápido por caer simpática, así sería más impactante cuando dinamitara todo aquello), se asomó por el lado de su puerta y miró para la de él. Ropa aburrida de cura, claro. En verdad hasta tenía curiosidad real por saber qué maleta podía hacer un cura. ¿Sotanas? ¿Muchas sotanas? - Esperaba alguna sorpresa en esa maleta. - Bromeó, a pesar del ascazo que sentía por dentro, pero por hacer la gracia. Y también por descuadrar al otro. Esa iba a ser su jugada: caer en gracia ella, y dejar al otro mal. A ver cómo le salía.
Rio con su pregunta. - Para un hombre de fe como tú, yo diría que lo de dormir en la misma habitación ya podría contar como primera prueba. - Hizo un gesto con la mano y chistó, como si quisiera quitarle importancia. - Es broma. Yo es que soy muy bromista, pero si te ofende algo, me lo dices ¿eh? Que yo a veces hablo a lo loco y no pienso las cosas. - Mentira. Mentira absoluta. Ella lo tenía todo muy calculado y estudiado, incluido todo ese papel. Sí, Tilda era espíritu libre en su vida privada, pero allí había ido con una premisa. Se cruzó de brazos y le miró con una sonrisilla cuando empezó a hablar de las tareas. Suspiró. - Uf, yo es que no soy de planificar nada. Prefiero ir viendo, en plan... Que está el baño sucio, pues el que esté libre lo limpia, y eso. - Se encogió de hombros. - Pero vamos, que si eso no te gusta pues lo hago yo y mira, si tu cocinas, mejor. Yo lo quemo todo. - Dijo entre risas. Ella se desenvolvía en la cocina lo justo para sobrevivir, así que mira, si le hacía de comer... Solo esperaba que no comiera mierdas raras. O peor... - Tienes que tener en cuenta que soy vegana. - Apuntó, y aquí ya no estaba con bromitas. Eso sí que era serio. Lo de comerse el cuerpo de la gente y los animales, para su iglesia. Ella no comía seres vivos.
Hizo un gesto con la mano como quien dice "toda tuya", para que eligiera la cama que quisiera. Ah, espérate, que se levantaba pronto... Como la despertara rezando el Angelus o algo de eso... Mira... Al final se le caía la fachada y quemaba la casa, vaya. Tenía una ficción que mantener, así que soltó una risilla. - Uhh, pues yo soy de las que se levantan tarde. Soy un búho. A ver si no nos vamos a cruzar por la casa siquiera. - No tendré tanta suerte, pensó, mientras por fuera seguía con la risilla de cordialidad impuesta y guardando sus cosas en el armario.
Muy poco disimuladamente (para dar más show y que le cogieran cariño rápido por caer simpática, así sería más impactante cuando dinamitara todo aquello), se asomó por el lado de su puerta y miró para la de él. Ropa aburrida de cura, claro. En verdad hasta tenía curiosidad real por saber qué maleta podía hacer un cura. ¿Sotanas? ¿Muchas sotanas? - Esperaba alguna sorpresa en esa maleta. - Bromeó, a pesar del ascazo que sentía por dentro, pero por hacer la gracia. Y también por descuadrar al otro. Esa iba a ser su jugada: caer en gracia ella, y dejar al otro mal. A ver cómo le salía.
Rio con su pregunta. - Para un hombre de fe como tú, yo diría que lo de dormir en la misma habitación ya podría contar como primera prueba. - Hizo un gesto con la mano y chistó, como si quisiera quitarle importancia. - Es broma. Yo es que soy muy bromista, pero si te ofende algo, me lo dices ¿eh? Que yo a veces hablo a lo loco y no pienso las cosas. - Mentira. Mentira absoluta. Ella lo tenía todo muy calculado y estudiado, incluido todo ese papel. Sí, Tilda era espíritu libre en su vida privada, pero allí había ido con una premisa. Se cruzó de brazos y le miró con una sonrisilla cuando empezó a hablar de las tareas. Suspiró. - Uf, yo es que no soy de planificar nada. Prefiero ir viendo, en plan... Que está el baño sucio, pues el que esté libre lo limpia, y eso. - Se encogió de hombros. - Pero vamos, que si eso no te gusta pues lo hago yo y mira, si tu cocinas, mejor. Yo lo quemo todo. - Dijo entre risas. Ella se desenvolvía en la cocina lo justo para sobrevivir, así que mira, si le hacía de comer... Solo esperaba que no comiera mierdas raras. O peor... - Tienes que tener en cuenta que soy vegana. - Apuntó, y aquí ya no estaba con bromitas. Eso sí que era serio. Lo de comerse el cuerpo de la gente y los animales, para su iglesia. Ella no comía seres vivos.
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Miér Jun 22, 2022 1:03 pm por Timelady
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Estupendo.
Quería pensar que había conseguido convencerla de que él no guardaba ningún tipo de segunda intención con ella, ni con otra persona para ser exactos. Porque es que era así. No estaba allí para lo que había escuchado que otros concursantes hacían.
En cuanto a sus hábitos, intentó no juzgar. Él siempre había hecho caso al famoso "a quien madruga, dios le ayuda" y le gustaba ocupar sus mañanas en las tareas para después poder dedicarse a su trabajo y demás actividades relacionadas, con suerte algo de ocio también. Acostarse pronto y repetir al día siguiente su rutina.- Sería una curiosa forma de convivir. -Comentó con una leve sonrisa amable ante la idea de no cruzarse por la diferencia de horarios.
Continuó colocando su armario e inclinó la cabeza frunciendo el ceño ante sus palabras, después mirando su ropa y de nuevo a ella.- ¿Una sorpresa como qué? -Preguntó no comprendiendo demasiado. Pero llegando a la conclusión de que lo decía por la monocromía.- Supongo que lo más colorido que tengo son los pijamas. -Clásicos, pero algo más divertidos.
Sobre las pruebas, ella se rio afirmando que aquello de compartir dormitorio ya debía serlo para él. Y razón no le faltaba. Después se disculpó por sus bromas en caso de que le ofendieran.- No, no te preocupes, no has dicho nada malo. El sentido del humor siempre es bueno. -Era alguien bastante tolerante con esas cosas, o al menos se consideraba así. Aparte de que ella no había dicho nada que le pudiera ofender todavía y no se imaginaba que lo fuera a hacer de forma deliberada.
Su intención de facilitarlo todo repartiendo las tareas pareció caer en saco roto. Lo que era una pena, porque a él sí que le gustaba planificarse y organizarse. Pero haría un esfuerzo por adaptarse.- En ese caso, yo me encargo de la cocina y tú de la colada y plancha. El resto podemos ir viendo y decidiendo según surja. -Aceptó, esperando que poco a poco llegaran a aquel tipo de acuerdos.
Estaba llevando su bolso de aseo, despertador y alguna cosa más a la mesilla cuando ella añadió que era vegana. Lo que le hizo pensar en las recetas que conocía que pudiera hacer para ella.- Si te gustan las cremas de verduras, no se me dan mal. -Comentó, pensativo.- Pero poco más que sea completamente vegetal, supongo que es la oportunidad para aprender a cocinar con tofu. -Intentó ser positivo y aprovechar aquella ocasión que se le presentaba.- Y espero que no te moleste que yo sí coma otros alimentos. -No rechazaba la idea de probar algunos platos que ella pudiera tomar, pero no deseaba renunciar por completo a las recetas que conocía.
Quería pensar que había conseguido convencerla de que él no guardaba ningún tipo de segunda intención con ella, ni con otra persona para ser exactos. Porque es que era así. No estaba allí para lo que había escuchado que otros concursantes hacían.
En cuanto a sus hábitos, intentó no juzgar. Él siempre había hecho caso al famoso "a quien madruga, dios le ayuda" y le gustaba ocupar sus mañanas en las tareas para después poder dedicarse a su trabajo y demás actividades relacionadas, con suerte algo de ocio también. Acostarse pronto y repetir al día siguiente su rutina.- Sería una curiosa forma de convivir. -Comentó con una leve sonrisa amable ante la idea de no cruzarse por la diferencia de horarios.
Continuó colocando su armario e inclinó la cabeza frunciendo el ceño ante sus palabras, después mirando su ropa y de nuevo a ella.- ¿Una sorpresa como qué? -Preguntó no comprendiendo demasiado. Pero llegando a la conclusión de que lo decía por la monocromía.- Supongo que lo más colorido que tengo son los pijamas. -Clásicos, pero algo más divertidos.
Sobre las pruebas, ella se rio afirmando que aquello de compartir dormitorio ya debía serlo para él. Y razón no le faltaba. Después se disculpó por sus bromas en caso de que le ofendieran.- No, no te preocupes, no has dicho nada malo. El sentido del humor siempre es bueno. -Era alguien bastante tolerante con esas cosas, o al menos se consideraba así. Aparte de que ella no había dicho nada que le pudiera ofender todavía y no se imaginaba que lo fuera a hacer de forma deliberada.
Su intención de facilitarlo todo repartiendo las tareas pareció caer en saco roto. Lo que era una pena, porque a él sí que le gustaba planificarse y organizarse. Pero haría un esfuerzo por adaptarse.- En ese caso, yo me encargo de la cocina y tú de la colada y plancha. El resto podemos ir viendo y decidiendo según surja. -Aceptó, esperando que poco a poco llegaran a aquel tipo de acuerdos.
Estaba llevando su bolso de aseo, despertador y alguna cosa más a la mesilla cuando ella añadió que era vegana. Lo que le hizo pensar en las recetas que conocía que pudiera hacer para ella.- Si te gustan las cremas de verduras, no se me dan mal. -Comentó, pensativo.- Pero poco más que sea completamente vegetal, supongo que es la oportunidad para aprender a cocinar con tofu. -Intentó ser positivo y aprovechar aquella ocasión que se le presentaba.- Y espero que no te moleste que yo sí coma otros alimentos. -No rechazaba la idea de probar algunos platos que ella pudiera tomar, pero no deseaba renunciar por completo a las recetas que conocía.
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Dom Oct 09, 2022 8:35 pm por Freyja
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Arqueó casi imperceptiblemente las cejas y se guardó un suspiro para sí, mientras ella misma deshacía su maleta. Podía enfocarlo como que iba a reírse mucho de ese cretino, porque al parecer, era un poco cortito pillando sus bromas. Si es que lo que había dicho era una broma... en fin. Que era un cura, tampoco es como que pudiera esperar mucho más de él. Aunque Tilda tenía la teoría de que eran todos unos capullos, aquel parecía bastante atontado. O eso, o se hacía el tonto, como ella estaba interpretando su propio papel. Y un cura haciéndose el tonto... eso sí que tenía que estar hecho de la piel del mismísimo Satanás.
Ah, que el sentido del humor siempre era bueno. Esbozó lo que probablemente debía haber sido la sonrisa más falsa de su vida y volvió a mirar a las maletas, conteniéndose tanto de rodar los ojos que sintió que se hacía hasta daño. ¿Pero qué he hecho metiéndome aquí, por Dios? Sí, precisamente a Dios iba a preguntarle. Mandaba huevos todo aquello, pero bueno, ella solita se lo había buscado. Sería por una buena causa: la causa de explotar todo ese engranaje desde dentro. Y si ese tipo demostraba ser un cabrón absoluto, mataría dos pájaros de un tiro. Se llevaría por delante tanto a la televisión basura de mierda que tenían, como a esa Iglesia corrupta a la que todos veneraban. No le iba a salir ni mal la jugada.
A ver cómo se las apañaban con las tareas de la casa. No podía ponerse demasiado vaga porque se echaría al público encima, pero sí podría provocar crispaciones si ese tío era tan metódico como parecía, y hacerle quedar de excéntrico. Llenó el pecho de aire y lo soltó lentamente por la nariz, mientras se forzaba a sonreír con un poco más de naturalidad. - Me gustan. - Respondió escuetamente en referencia a las cremas de verduras. - Esperemos que tengan tofu. - Dijo con una risilla, y ya aprovechó para tirar el primer tirito. - Es tan proteico y sano como pueda serlo la carne y al menos no se lleva la vida de ningún ser sintiente de por medio. - Comentó lo suficientemente alto como para que la organización del programa tomara nota. - Igualmente, no todo es tofu en la dieta de un vegano. - Sonrió, de nuevo un tanto artificial, aunque en el tono trató de sonar lo más sincera posible. - Pero se agradece que intentes adaptar tu cocina a mi dieta. - Daremos gracias a Dios, no te jode.
Ahí sí que iba a encontrar un filón, aunque al igual que con lo de las tareas de la casa, no podía ser excesiva en sus dictámenes o se ganaría el odio de todos los encefalogramas planos que estuvieran viendo el programa. - No, faltaría más. Cada uno es libre de elegir lo que come. - Se encogió de hombros con fingida naturalidad. - Es la suerte de haber nacido humanos, que tenemos el derecho a elegir. - Primer pildorazo de muchos. Porque iba a estar dejando claro que comer carne le parecía cruel cada vez que se la presentaran por delante. Continuó deshaciendo la maleta y... Ah, otra herramienta para ponerle nervioso. Fantástico. - Ups. - Hizo como que le daba la risilla y se avergonzaba, fingiendo muy mal esconder la ropa interior que acababa de salir a flote, entre la que destacaban varios tangas. - No contaba yo... con esto. - Dijo juguetona, todo muy fingido. - Perdón, ya lo guardo. Es que... es cómoda ¿sabes? - Comentó con naturalidad, y rio de nuevo. Seguía con los tangas en la mano, de nuevo haciendo como que los intentaba tapar, pero sabía a la perfección que el otro los estaba viendo. - Bueno, bueno, que supongo que te incomodan estas cosas. - Rio otra vez, metiéndolos todos desordenadamente en su mesita de noche. - Este concurso... va a ser curioso lo de acostumbrarse ¿eh? -
Ah, que el sentido del humor siempre era bueno. Esbozó lo que probablemente debía haber sido la sonrisa más falsa de su vida y volvió a mirar a las maletas, conteniéndose tanto de rodar los ojos que sintió que se hacía hasta daño. ¿Pero qué he hecho metiéndome aquí, por Dios? Sí, precisamente a Dios iba a preguntarle. Mandaba huevos todo aquello, pero bueno, ella solita se lo había buscado. Sería por una buena causa: la causa de explotar todo ese engranaje desde dentro. Y si ese tipo demostraba ser un cabrón absoluto, mataría dos pájaros de un tiro. Se llevaría por delante tanto a la televisión basura de mierda que tenían, como a esa Iglesia corrupta a la que todos veneraban. No le iba a salir ni mal la jugada.
A ver cómo se las apañaban con las tareas de la casa. No podía ponerse demasiado vaga porque se echaría al público encima, pero sí podría provocar crispaciones si ese tío era tan metódico como parecía, y hacerle quedar de excéntrico. Llenó el pecho de aire y lo soltó lentamente por la nariz, mientras se forzaba a sonreír con un poco más de naturalidad. - Me gustan. - Respondió escuetamente en referencia a las cremas de verduras. - Esperemos que tengan tofu. - Dijo con una risilla, y ya aprovechó para tirar el primer tirito. - Es tan proteico y sano como pueda serlo la carne y al menos no se lleva la vida de ningún ser sintiente de por medio. - Comentó lo suficientemente alto como para que la organización del programa tomara nota. - Igualmente, no todo es tofu en la dieta de un vegano. - Sonrió, de nuevo un tanto artificial, aunque en el tono trató de sonar lo más sincera posible. - Pero se agradece que intentes adaptar tu cocina a mi dieta. - Daremos gracias a Dios, no te jode.
Ahí sí que iba a encontrar un filón, aunque al igual que con lo de las tareas de la casa, no podía ser excesiva en sus dictámenes o se ganaría el odio de todos los encefalogramas planos que estuvieran viendo el programa. - No, faltaría más. Cada uno es libre de elegir lo que come. - Se encogió de hombros con fingida naturalidad. - Es la suerte de haber nacido humanos, que tenemos el derecho a elegir. - Primer pildorazo de muchos. Porque iba a estar dejando claro que comer carne le parecía cruel cada vez que se la presentaran por delante. Continuó deshaciendo la maleta y... Ah, otra herramienta para ponerle nervioso. Fantástico. - Ups. - Hizo como que le daba la risilla y se avergonzaba, fingiendo muy mal esconder la ropa interior que acababa de salir a flote, entre la que destacaban varios tangas. - No contaba yo... con esto. - Dijo juguetona, todo muy fingido. - Perdón, ya lo guardo. Es que... es cómoda ¿sabes? - Comentó con naturalidad, y rio de nuevo. Seguía con los tangas en la mano, de nuevo haciendo como que los intentaba tapar, pero sabía a la perfección que el otro los estaba viendo. - Bueno, bueno, que supongo que te incomodan estas cosas. - Rio otra vez, metiéndolos todos desordenadamente en su mesita de noche. - Este concurso... va a ser curioso lo de acostumbrarse ¿eh? -
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Miér Dic 28, 2022 8:31 pm por Timelady
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Reprimió un suspiro de alivio al escuchar que las cremas de verdura le gustaban. Era lo primero que se le había venido a la mente que no atentaba contra la rigurosa dieta que seguían los veganos. Aunque su compañera de circunstancias no parecía del tipo que fuera a llamarle asesino por preferir un filete de ternera a la plancha, no le escapó el comentario sobre las criaturas sintientes.
- Seguro que puedo aprender algunos trucos nuevos. -Asintió al escuchar que no era tofu lo único que formaba parte de la dieta vegana. Ya que iba a encargarse de la cocina, aprovecharía la experiencia para mejorar así sus capacidades en la cocina.- También espero que tengamos acceso a internet, para poder consultar las recetas, al menos. -Lo último que quería era intoxicarla por no saber cocinar adecuadamente ese tipo de ingredientes.
Asintió de forma descuidada mientras ordenaba la mesita de noche. Supuso que la respuesta estandar acerca de que Dios había querido elevar a los humanos sobre el resto de las especies de la tierra no sería del todo bien recibido en aquella ocasión.- Así es, somos libres de decidir, siempre que respetemos la libertad de nuestros semejantes. -Estuvo de acuerdo con su planteamiento. Él no iba a juzgarla a ella, si ella no lo hacía con él.
A pesar de que suponía que allí podría tener acceso a libros, había traído algunos de casa, además de su Biblia, y los fue colocando en el pequeño estante junto a su cabecero. Pero se giró al escucharla, preocupado de que algo hubiera pasado.
Su expresión fue de pura sorpresa y confusión al verla sostener los tangas en sus manos. Carraspeó con cierta incomodidad al imaginar lo que esperaba una mujer atractiva de un concurso así para llevar ese tipo de ropa en su maleta.- Creo que me incomodaría aunque fuera cualquier otro tipo de ropa interior. Siempre he considerado que era algo muy íntimo -Mencionó, aunque trató de seguir sonando afable. Ella no había hecho aquello a propósito.
Se giró para seguir con lo que estaba haciendo.- Sí, el concurso, va a ser todo un reto. -Estuvo de acuerdo con ella.- Pero estoy seguro de que podemos superarlo si trabajamos en equipo. No dudo que mis hermanos me han apuntado con la intención de verme superar los pequeños obstáculos que se nos presenten.
Una voz, desconocida hasta ahora, se hizo escuchar por la casa, indicándoles que acudieran al salón. Supuso que se les darían las primeras instrucciones, ahora que se habían conocido.
- Seguro que puedo aprender algunos trucos nuevos. -Asintió al escuchar que no era tofu lo único que formaba parte de la dieta vegana. Ya que iba a encargarse de la cocina, aprovecharía la experiencia para mejorar así sus capacidades en la cocina.- También espero que tengamos acceso a internet, para poder consultar las recetas, al menos. -Lo último que quería era intoxicarla por no saber cocinar adecuadamente ese tipo de ingredientes.
Asintió de forma descuidada mientras ordenaba la mesita de noche. Supuso que la respuesta estandar acerca de que Dios había querido elevar a los humanos sobre el resto de las especies de la tierra no sería del todo bien recibido en aquella ocasión.- Así es, somos libres de decidir, siempre que respetemos la libertad de nuestros semejantes. -Estuvo de acuerdo con su planteamiento. Él no iba a juzgarla a ella, si ella no lo hacía con él.
A pesar de que suponía que allí podría tener acceso a libros, había traído algunos de casa, además de su Biblia, y los fue colocando en el pequeño estante junto a su cabecero. Pero se giró al escucharla, preocupado de que algo hubiera pasado.
Su expresión fue de pura sorpresa y confusión al verla sostener los tangas en sus manos. Carraspeó con cierta incomodidad al imaginar lo que esperaba una mujer atractiva de un concurso así para llevar ese tipo de ropa en su maleta.- Creo que me incomodaría aunque fuera cualquier otro tipo de ropa interior. Siempre he considerado que era algo muy íntimo -Mencionó, aunque trató de seguir sonando afable. Ella no había hecho aquello a propósito.
Se giró para seguir con lo que estaba haciendo.- Sí, el concurso, va a ser todo un reto. -Estuvo de acuerdo con ella.- Pero estoy seguro de que podemos superarlo si trabajamos en equipo. No dudo que mis hermanos me han apuntado con la intención de verme superar los pequeños obstáculos que se nos presenten.
Una voz, desconocida hasta ahora, se hizo escuchar por la casa, indicándoles que acudieran al salón. Supuso que se les darían las primeras instrucciones, ahora que se habían conocido.
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Dom Mar 19, 2023 6:58 pm por Freyja
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Soltó una risita. - ¿Al reino de los cielos también llega el wifi? - Bromeó, y probablemente fuera una broma de mal gusto, pero no solo le daba igual, pensaba estar apuntillando todo lo que pudiera, a ver hasta cuándo le duraba la paciencia al hombre de Dios. Le miró con sonrisilla inocente y encogiendo un hombro. - Es broma. - Hasta ella misma se había empalagado con lo dulce del tono impostado que usó. Arqueó las cejas, mientras seguía recolocando la ropa de su maleta. -Dudo mucho que podamos tener acceso a internet aquí. La gracia es que estemos incomunicados. - Es básicamente en lo que consiste toda esta mierda, pensó, pero se lo guardó para sí, concentrándose en sacar la ropa de la maleta y meterla en su armario.
- Muy de acuerdo. - Dijo incisivamente a su respuesta de que debían respetar a los demás seres. ¿En qué orden de respeto a los semejantes consideras comértelos? ¿O es que para ti los humanos no son semejantes? Buf, tenía argumentos infinitos contra ese tío. Iba a ser divertido aquello. Pero, lo dicho: no ponía ponerse demasiado en evidencia al principio o perdería el favor del público y, por tanto, vía libre para su objetivo. Se los tenía que ganar primero. Y, joder, la habían enfrentado contra un puto cura. ¡Tenía que tener las de ganar, vamos! Solo tenía que hacerle quedar tan odioso como eran todos ellos y tendría el camino listo.
Soltó una gran carcajada, nada sincera, a lo que dijo sobre la ropa interior. Lo que más le daban ganas de reír era saberse con su objetivo de incomodarle cumplido, no la tontería que había dicho. - Supongo que el nombre da pistas: interior. - Le miró e hizo un bailecito con los hombros. - Pero la carne es carne igual, hombre. ¿Qué diferencia hay entre la cara o los brazos y cualquier otra parte del cuerpo? Piel es ¿no? Así nos hizo Dios. - No sabía ese hasta qué punto le podía incomodar. Pero lo dicho, por ahora, iría en comedidas dosis. Hizo un gesto con la mano, restándole importancia, y se giró a sus cosas otra vez. - Nada, no me hagas caso, que no te quiero poner incómodo, que sé que estas cosas os tensan. Procuraré ser buena. - Para nada.
El hombre había colocado varios libros en su mesita (la Biblia, por supuesto, no se le fueran a olvidar las directrices del jefe), y unos cuantos más. Se estaba fijando en ellos mientras el otro hablaba, hasta que algo llamó tanto su atención que le hizo mirarle con una ceja arqueada, con genuina sorpresa. - ¿Te han apuntado otros curas? - Joder, son más hijos de puta de lo que pensaba. No, si al final le iba a dar pena el curita y todo. La voz en off del programa cortó su posible conversación y les pidió que se fueran al salón.
Allá que fueron ambos, pero claro, la mierda de la tele tenía que generar expectativas, así que seguro que se habían ido a una publicidad infinita mientras les tenían allí a los dos como dos tontos. Se habían quedado en silencio, esperando directrices, pero lo cierto es que a Tilda... se le había quedado en la cabeza algo que acababa de ver. - Así que... El nombre de la rosa ¿eh? - Preguntó. Lo negaría hasta bajo tortura, pero tenía curiosidad real. Le miró con una sonrisilla. - ¿No os da miedo a los de la iglesia leer sobre crímenes dentro de vuestras paredes? - Alzó las manos. - Sin spoilers, supongo que sabes de qué va. Es solo que... me ha parecido curioso. - Miró hacia el frente y se sorprendió a sí misma reconociendo en voz alta. - Tienes buen gusto. Es un gran libro. -
- Muy de acuerdo. - Dijo incisivamente a su respuesta de que debían respetar a los demás seres. ¿En qué orden de respeto a los semejantes consideras comértelos? ¿O es que para ti los humanos no son semejantes? Buf, tenía argumentos infinitos contra ese tío. Iba a ser divertido aquello. Pero, lo dicho: no ponía ponerse demasiado en evidencia al principio o perdería el favor del público y, por tanto, vía libre para su objetivo. Se los tenía que ganar primero. Y, joder, la habían enfrentado contra un puto cura. ¡Tenía que tener las de ganar, vamos! Solo tenía que hacerle quedar tan odioso como eran todos ellos y tendría el camino listo.
Soltó una gran carcajada, nada sincera, a lo que dijo sobre la ropa interior. Lo que más le daban ganas de reír era saberse con su objetivo de incomodarle cumplido, no la tontería que había dicho. - Supongo que el nombre da pistas: interior. - Le miró e hizo un bailecito con los hombros. - Pero la carne es carne igual, hombre. ¿Qué diferencia hay entre la cara o los brazos y cualquier otra parte del cuerpo? Piel es ¿no? Así nos hizo Dios. - No sabía ese hasta qué punto le podía incomodar. Pero lo dicho, por ahora, iría en comedidas dosis. Hizo un gesto con la mano, restándole importancia, y se giró a sus cosas otra vez. - Nada, no me hagas caso, que no te quiero poner incómodo, que sé que estas cosas os tensan. Procuraré ser buena. - Para nada.
El hombre había colocado varios libros en su mesita (la Biblia, por supuesto, no se le fueran a olvidar las directrices del jefe), y unos cuantos más. Se estaba fijando en ellos mientras el otro hablaba, hasta que algo llamó tanto su atención que le hizo mirarle con una ceja arqueada, con genuina sorpresa. - ¿Te han apuntado otros curas? - Joder, son más hijos de puta de lo que pensaba. No, si al final le iba a dar pena el curita y todo. La voz en off del programa cortó su posible conversación y les pidió que se fueran al salón.
Allá que fueron ambos, pero claro, la mierda de la tele tenía que generar expectativas, así que seguro que se habían ido a una publicidad infinita mientras les tenían allí a los dos como dos tontos. Se habían quedado en silencio, esperando directrices, pero lo cierto es que a Tilda... se le había quedado en la cabeza algo que acababa de ver. - Así que... El nombre de la rosa ¿eh? - Preguntó. Lo negaría hasta bajo tortura, pero tenía curiosidad real. Le miró con una sonrisilla. - ¿No os da miedo a los de la iglesia leer sobre crímenes dentro de vuestras paredes? - Alzó las manos. - Sin spoilers, supongo que sabes de qué va. Es solo que... me ha parecido curioso. - Miró hacia el frente y se sorprendió a sí misma reconociendo en voz alta. - Tienes buen gusto. Es un gran libro. -
Tilda — La Casa — con Paul

We are




- La eternidad es nuestra:
Freyja
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Dom Mayo 07, 2023 9:18 pm por Timelady
The ways of our Lord
are inscrutables
Sí, era más que posible que el acceso a internet fuera limitado, si es que existía. Aunque confiaba en que al menos una aplicación de recetas sí pudieran usar de algún modo. Se le complicaría mucho su función como cocinero de no ser así. Al menos para hacer algo que pudiera gustar a Tilda.
También intentó no entrar en el debate de por qué unas partes del cuerpo se consideraban indecentes a pesar de haber sido obra de dios, como todo el ser humano.- Dios también nos dio la vergüenza para distinguirnos de sus otras creaciones. -En realidad, fue parte del conocimiento adquirido por tomar el fruto prohibido, o del castigo por el mismo, las versiones diferían. Había quienes lo tomaban al pie de la letra o quienes, como él, veían en ello una fábula, una forma de explicar la superioridad humana.- Pero también intentaré librarte de entrar en ese tipo de debates teológicos, si no son de tu gusto. -Ella hacía un esfuerzo por no incomodarle y él también lo haría. Sí que prefería, no obstante, que fuera vestida en todo momento. Por pudor ante las cámaras, especialmente.
- ¿Qué? -Preguntó como respuesta sobre quiénes le habían apuntado. Riéndose después.- Oh, entiendo. Siento la confusión. -Se calmó un poco antes de proseguir.- No, no me refería a mis hermanos en Cristo. Sino a mis hermanos biológicos. Ellos tuvieron la idea, aunque no creían que fueran a aceptarme. -Aclaró, aunque estaba seguro de que era algo que todos pensaban. Aquel programa estaba tomando unas decisiones curiosas al escoger a un sacerdote como participante.
Los dos se encaminaron al salón cuando la voz así lo indicó. Y tomaron asiento mientras les llegaba el turno. Debían estar haciendo una pausa publicitaria. Paul no estaba seguro del funcionamiento de todo aquello, pero estaba dispuesto a tratar de hacer lo posible porque aquella experiencia fuera enriquecedora para todos.
Estaba sumido en sus pensamientos cuando Tilda mencionó el título de uno de sus libros. Y lo comentó por encima, con preguntas ingeniosas.- Tranquila, lo he leído más de una vez. -Respondió con una sonrisa, era difícil que le estropeara el final de algo que conocía desde hacía tiempo.- Y es un gran libro, cierto. Uno que trata muchos más temas además de los asesinatos en un monasterio. -Vaya, quizá si estuvieran en antena pudiera convencer a más personas de que abrieran la oportunidad a aquel libro y descubrieran los entresijos que encerraba.- De todos modos, los hombres de dios no somos inmunes al mal que habita en todos los hombres, pero buscamos en dios la forma de reconducirnos a nosotros y a los demás hacia el buen camino. Y a veces me gusta leer sobre el modo en que otros ven a la iglesia, es enriquecedor.
También intentó no entrar en el debate de por qué unas partes del cuerpo se consideraban indecentes a pesar de haber sido obra de dios, como todo el ser humano.- Dios también nos dio la vergüenza para distinguirnos de sus otras creaciones. -En realidad, fue parte del conocimiento adquirido por tomar el fruto prohibido, o del castigo por el mismo, las versiones diferían. Había quienes lo tomaban al pie de la letra o quienes, como él, veían en ello una fábula, una forma de explicar la superioridad humana.- Pero también intentaré librarte de entrar en ese tipo de debates teológicos, si no son de tu gusto. -Ella hacía un esfuerzo por no incomodarle y él también lo haría. Sí que prefería, no obstante, que fuera vestida en todo momento. Por pudor ante las cámaras, especialmente.
- ¿Qué? -Preguntó como respuesta sobre quiénes le habían apuntado. Riéndose después.- Oh, entiendo. Siento la confusión. -Se calmó un poco antes de proseguir.- No, no me refería a mis hermanos en Cristo. Sino a mis hermanos biológicos. Ellos tuvieron la idea, aunque no creían que fueran a aceptarme. -Aclaró, aunque estaba seguro de que era algo que todos pensaban. Aquel programa estaba tomando unas decisiones curiosas al escoger a un sacerdote como participante.
Los dos se encaminaron al salón cuando la voz así lo indicó. Y tomaron asiento mientras les llegaba el turno. Debían estar haciendo una pausa publicitaria. Paul no estaba seguro del funcionamiento de todo aquello, pero estaba dispuesto a tratar de hacer lo posible porque aquella experiencia fuera enriquecedora para todos.
Estaba sumido en sus pensamientos cuando Tilda mencionó el título de uno de sus libros. Y lo comentó por encima, con preguntas ingeniosas.- Tranquila, lo he leído más de una vez. -Respondió con una sonrisa, era difícil que le estropeara el final de algo que conocía desde hacía tiempo.- Y es un gran libro, cierto. Uno que trata muchos más temas además de los asesinatos en un monasterio. -Vaya, quizá si estuvieran en antena pudiera convencer a más personas de que abrieran la oportunidad a aquel libro y descubrieran los entresijos que encerraba.- De todos modos, los hombres de dios no somos inmunes al mal que habita en todos los hombres, pero buscamos en dios la forma de reconducirnos a nosotros y a los demás hacia el buen camino. Y a veces me gusta leer sobre el modo en que otros ven a la iglesia, es enriquecedor.
Paul — La Casa — con Tilda


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