2 participantes
Jue Ene 27, 2022 12:12 am por Freyja
Yaiza
Orbey
Hacker — Sevda Erginci — TimeladyOrbey
Adélal
(Roger Simons)
Mutante — Liam McIntyre — Freyja(Roger Simons)
Necesitaba el dinero. Solo quería un poco de dinero, y se le presentó la oportunidad: un medicamento en fase experimental, necesitaban voluntarios, a priori no era nada especialmente invasivo ni grave, solo una inyección... Pero algo salió mal. Y el pobre desgraciado de Roger Simons murió durante la experimentación.
No, no murió. Eso hubiera querido él, morirse. Y, desde luego, eso hubieran querido los del laboratorio, que hubiera muerto. Claramente trataban de crear una raza superior, experimentar con humanos para convertirlos en mutantes, pero no eran capaces de inocularles poderes controlados. Por eso, cuando el poder de Roger se descontroló tanto solo con la primera dosis que hizo arder el laboratorio, decidieron que lo mejor era dejarle morir y ocultar así las pruebas. Dejarle atado a la camilla, encerrado en aquella habitación, mientras el edificio se volvía pasto de las llamas. Lástima para ellos, y para él, que no fuera el fuego lo único que pudiera controlar.
Solo consiguió rescatar un documento cuando salió medio abrasado de ese incendio: su ficha. "Adélal". Ese fue el nombre que le querían poner si aquello salía bien. De hecho, Roger Simons, quien un día fue, había sido declarado muerto desde el mismo momento en que se prestó a ese experimento. Esta convencido de que hay alguien muy poderoso detrás de todo aquello, una mafia, o algo peor. Y ahora que le han arrebatado quien un día fue, ahora que Roger Simons está muerto, o en paradero desconocido, o al fin y al cabo sin ser nadie a todos los efectos, le es mucho más sencillo hacer y deshacer a su antojo hasta que dé con ellos y se cobre su venganza.
Lo último que Yaiza debería imaginar, ahora que acababa de ser contratada por la policía, era toparse con alguien así en su camino. Sus habilidades informáticas la han convertido en una de las hackers más importantes del país, capaz de rastrear prácticamente cualquier cosa, y eso la convierte en alguien muy demandado. Puesto a elegir el bando de los buenos o el de los malos, porque a un hacker le llegan todo tipo de ofertas, ella, que siempre fue una buena chica, ha preferido irse con los buenos. Pero ni siquiera entre los buenos te libras de toparte con quien no debes y acabar en el otro bando... O, quizás, los malos no lo sean tanto como parecen.
No, no murió. Eso hubiera querido él, morirse. Y, desde luego, eso hubieran querido los del laboratorio, que hubiera muerto. Claramente trataban de crear una raza superior, experimentar con humanos para convertirlos en mutantes, pero no eran capaces de inocularles poderes controlados. Por eso, cuando el poder de Roger se descontroló tanto solo con la primera dosis que hizo arder el laboratorio, decidieron que lo mejor era dejarle morir y ocultar así las pruebas. Dejarle atado a la camilla, encerrado en aquella habitación, mientras el edificio se volvía pasto de las llamas. Lástima para ellos, y para él, que no fuera el fuego lo único que pudiera controlar.
Solo consiguió rescatar un documento cuando salió medio abrasado de ese incendio: su ficha. "Adélal". Ese fue el nombre que le querían poner si aquello salía bien. De hecho, Roger Simons, quien un día fue, había sido declarado muerto desde el mismo momento en que se prestó a ese experimento. Esta convencido de que hay alguien muy poderoso detrás de todo aquello, una mafia, o algo peor. Y ahora que le han arrebatado quien un día fue, ahora que Roger Simons está muerto, o en paradero desconocido, o al fin y al cabo sin ser nadie a todos los efectos, le es mucho más sencillo hacer y deshacer a su antojo hasta que dé con ellos y se cobre su venganza.
Lo último que Yaiza debería imaginar, ahora que acababa de ser contratada por la policía, era toparse con alguien así en su camino. Sus habilidades informáticas la han convertido en una de las hackers más importantes del país, capaz de rastrear prácticamente cualquier cosa, y eso la convierte en alguien muy demandado. Puesto a elegir el bando de los buenos o el de los malos, porque a un hacker le llegan todo tipo de ofertas, ella, que siempre fue una buena chica, ha preferido irse con los buenos. Pero ni siquiera entre los buenos te libras de toparte con quien no debes y acabar en el otro bando... O, quizás, los malos no lo sean tanto como parecen.
ORIGINAL — CIENCIA FICCIÓN— ONE ON ONE
POWER IS NOT A GIFT
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<style>#darkflamel{width:480px; height:auto;background-color:#fff; border:1px solid#7ca6c2;}.darkflamelbor{width:480px; height:auto;border:5px solid #7ca6c2; padding:3px 5px 3px 3px;} .darkflamelcu {width:470px; height:120px; background-color:#7ca6c2; margin-top:3px;} .darkflameltext {width:420px;height: auto;text-align: justify;line-height: 100%;font-family: arial;font-size: 13px;color: #151313;padding: 10px;overflow:auto; margin-bottom: 5px; margin-top:25px;} .darkflameltext b {color: #7ca6c2; font-weight: 600;} .darkflameltext i {color: #7ca6c2; font-weight: 600;} .darkflamelcub {width:470px; height:20px; background-color:#7ca6c2; margin:3px;} .darkflamelimg {width: 150px; height: 100px; border: 15px solid #fff; position: relative; overflow: hidden;margin-top: -100px; margin-left: -250px; outline: 10px solid #7ca6c2;}.darkflamelti1 {width: 250px; height:20px; font-family: Poppins; line-height:100%; margin-left: 200px;font-size: 10px; font-weight: 600;text-transform: uppercase; color: #000; margin-top:-20px;} .darkflamelti2{width:260px;height:auto; font-family:Titillium Web; text-transform: uppercase; font-weight:600; padding: 40px; margin-left:170px; font-size:23px;color:#000;text-shadow:#e3e3e3;}.darkflamelti3 { font-family: Poppins; line-height:100%; margin-left: 200px;font-size: 10px; font-weight: 600;text-transform: uppercase; color: #000;margin-top:-35px;}</style><link href="https://fonts.googleapis.com/css2?family=Poppins:ital,wght@1,100&family=Titillium+Web:wght@200&display=swap" rel="stylesheet">

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Jue Ene 27, 2022 12:27 pm por Timelady
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Yaiza — Comisaría — con Adélal
Era su primer día de trabajo en la comisaría y, a decir verdad, estaba un poco nerviosa. Después de todo era su primer trabajo completamente legal y precisamente para gente que se encargaba de vigilar la legalidad de las cosas. Claro que ya había hecho alguna colaboración, incluyendo alguna cosilla anónima que a algún pez gordo no le habría gustado mucho. Pero había que centrarse en lo importante, que era que por fin tenía un contrato sobre la mesa. Temporal, claro.
A Yaiza siempre se le habían dado bien los ordenadores, después de todo su padre era informático, pero el mundo de la programación terminó atrapándola por completo y la verdad es que era un talento que podía aprovechar para volverse bastante rica y conocida. Lo segundo lo tenía, precisamente por esas colaboraciones e incursiones ilegales en las bases de ciertos organismos, aunque sin hacer nunca nada realmente malo, como mucho gris, como cuando filtró las imágenes personales de aquel político que estaba participando en algo que públicamente condenaba.
Era una especie de justiciera en la red. O así se sentía.
En cuanto a lo de volverse rica... pues digamos que con eso del sentido de la justicia había hecho mucho voluntariado y retos personales más que cobrar realmente por los trabajos. Y ahora era cuando le estaban ofreciendo los jugosos. Aunque un buen colchón seguía teniendo.
El jefe de la policía la tuvo en su despacho, aburriéndola con una serie de normas que le complicaban un poco su trabajo. Para empezar, no la dejaban usar su propio ordenador para conectarse a la red y no podía extraer ningún tipo de archivo.
Solo pudo poner cara de niña buena y dejar que alguien la condujera a un escritorio para empezar a trabajar. Al parecer, uno de los detectives iba a cederle su mesa y ordenador y, como no, iba a quedarse para "ayudarla", o dicho en otras palabras, vigilarla.
La mesa y el teclado estaban un poco grasientos, casi le dieron ganas de pedir un trapito y productos para limpiar aquello antes de tocarlo, pero aún era peor el sistema arcaico que utilizaban, parecía más viejo que los propios equipos, y eso ya era mucho que decir.
- Voy a tardar unas horas en hacer algo para lo que tardaría apenas unos minutos en mi propio ordenador. -Se quejó, pero mirando de reojo al sargento, que también la vigilaba desde su mesa, casi que mejor no intentar saltarse las reglas el primer día.- Necesitan actualizarse asap. -Murmuró mientras seguía tecleando y esperando que la pantalla reaccionara.
- ¿Cómo dice?
- Tan pronto como puedan. -Aclaró, a veces se le olvidaba que cuando hablaba con gente necesitaba palabras completas. Siguió ahí y miró al detective por encima de sus gafas.- Si quiere, cuando terminemos le enseño a borrar su historial de internet. -Ofreció con una pequeña mueca, porque... había que se guarrete para buscar esas cosas en el trabajo.
A Yaiza siempre se le habían dado bien los ordenadores, después de todo su padre era informático, pero el mundo de la programación terminó atrapándola por completo y la verdad es que era un talento que podía aprovechar para volverse bastante rica y conocida. Lo segundo lo tenía, precisamente por esas colaboraciones e incursiones ilegales en las bases de ciertos organismos, aunque sin hacer nunca nada realmente malo, como mucho gris, como cuando filtró las imágenes personales de aquel político que estaba participando en algo que públicamente condenaba.
Era una especie de justiciera en la red. O así se sentía.
En cuanto a lo de volverse rica... pues digamos que con eso del sentido de la justicia había hecho mucho voluntariado y retos personales más que cobrar realmente por los trabajos. Y ahora era cuando le estaban ofreciendo los jugosos. Aunque un buen colchón seguía teniendo.
El jefe de la policía la tuvo en su despacho, aburriéndola con una serie de normas que le complicaban un poco su trabajo. Para empezar, no la dejaban usar su propio ordenador para conectarse a la red y no podía extraer ningún tipo de archivo.
Solo pudo poner cara de niña buena y dejar que alguien la condujera a un escritorio para empezar a trabajar. Al parecer, uno de los detectives iba a cederle su mesa y ordenador y, como no, iba a quedarse para "ayudarla", o dicho en otras palabras, vigilarla.
La mesa y el teclado estaban un poco grasientos, casi le dieron ganas de pedir un trapito y productos para limpiar aquello antes de tocarlo, pero aún era peor el sistema arcaico que utilizaban, parecía más viejo que los propios equipos, y eso ya era mucho que decir.
- Voy a tardar unas horas en hacer algo para lo que tardaría apenas unos minutos en mi propio ordenador. -Se quejó, pero mirando de reojo al sargento, que también la vigilaba desde su mesa, casi que mejor no intentar saltarse las reglas el primer día.- Necesitan actualizarse asap. -Murmuró mientras seguía tecleando y esperando que la pantalla reaccionara.
- ¿Cómo dice?
- Tan pronto como puedan. -Aclaró, a veces se le olvidaba que cuando hablaba con gente necesitaba palabras completas. Siguió ahí y miró al detective por encima de sus gafas.- Si quiere, cuando terminemos le enseño a borrar su historial de internet. -Ofreció con una pequeña mueca, porque... había que se guarrete para buscar esas cosas en el trabajo.


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Sáb Mar 19, 2022 6:25 pm por Freyja
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Adèlal — Comisaría — con Adélal
Ya llevaba vigilando en las sombras esa comisaría demasiado tiempo como para no saber cuál era el mejor momento para atacarla, y como. Entrar arrasando no sería buena idea, le matarían, activarían todos los dispositivos de seguridad. De noche tenían más guardias que de día, y de día, demasiados civiles entrando y saliendo que no tenían culpa de nada, aunque ya hubiera perdido en gran parte su capacidad de empatizar con nadie, pues no lo hicieron en su momento con él. Él también era inocente y dio igual.
¿Cuál era la mejor forma de atacar entonces? Un día cualquiera, a una hora cualquiera... Y desde dentro. Era tan fácil como hacer un leve escándalo público, la típica tontería por la que no generas un alboroto pero sí te llevan amablemente al calabozo, y esperar allí. Eso hizo: como si fuera un yonqui descerebrado, localizó un coche patrulla con un par de policías que desayunaban cerca y se puso a calentarse una cuchara con heroína (harina tintada, más bien, ¿pero quién iba a pararse a comprobarlo?) en plena vista pública, en mitad de la acera, provocando aspavientos y cambios de dirección en los transeúntes. No tardó en llamar la atención de los guardias, y aunque trató de defenderse entre tartamudeos fingidos y vendiendo que no estaba haciendo nada, lo cual no era verdad, tal y como predijo le pidieron que le acompañaran a comisaría.
- Aquí traemos un elemento. No tener luces debería estar penado. - Fue anunciando uno de esos gordos guardas a quien debió darle más rabia que interrumpiera su desayuno que el hecho delictivo en sí. Mientras le arrastraba esposado y tirando de un brazo, continuó diciendo. - Consumo de estupefacientes en plena vía pública y desacato a la autoridad. - Ah, claro, "desacato". En su teatrillo le había dicho que si estaba ciego, luego se había intentado disculpar, todo parte del plan, y obviamente tampoco había colado. Allí estaba, tal y como quería. - Nos vamos a pasar unas horitas aquí dentro a ver si nos serenamos, ¿va? Tienes derecho a una llamada, pero tendrás que esperar a que esto esté más despejado. - Claro, porque al ser hora punta, estaba lleno de gente. Perfecto, esperaría.
Y eso hizo, esperar, en silencio, entre las rejas, mirando toda la comisaría desde allí. Sabía que esa estancia tenía lo mínimo básico, que era minúscula, y tal y como predijo, podía localizar casi todas las estancias de la comisaría desde allí: el área de descanso, todas las mesas, el pasillo hacia los archivos, el despacho del comisario, la entrada por la que habían aparecido con él y la entrada por la que aparecían los que debían venir andando en lugar de en coche patrulla... Los oficiales atentos, los simples funcionarios, los policías, los inspectores... Y la informática. Podía ver su ordenador desde allí, podía ver la velocidad con la que abría y cerraba archivos y programas. Le sería muy útil... Tremendamente útil.
Llegó su momento. Una hora y media desde que se dedicara a observar la comisaría, el policía, inocentemente, abrió la puerta del calabozo y dijo. - Puedes hacer la llam... - Y no dijo nada más, porque con un movimiento de su mano, una nube de humo y energía rodeó su cuello y le hizo caer al suelo de inmediato, inconsciente. Los oficiales atentos se giraron en el acto y sacaron sus pistolas, pero rápidamente lanzó sendas bolas de energía que impactaron en ellos y en sus armas, deshabilitándolas. El caos se generó en apenas un segundo, haciendo saltar las alarmas y moviendo a todo el mundo, pero había alguien de espaldas al calabozo a quien no le dio tiempo a escapar. - Un paso en falso y acabo con ella. - Amenazó, rodeando a la informática, con las manos llenas de energía y humo, un poder que podía ser mortal. - Ahora vais a hacer lo que yo diga si no queréis consecuencias. ¿Entendido? -
¿Cuál era la mejor forma de atacar entonces? Un día cualquiera, a una hora cualquiera... Y desde dentro. Era tan fácil como hacer un leve escándalo público, la típica tontería por la que no generas un alboroto pero sí te llevan amablemente al calabozo, y esperar allí. Eso hizo: como si fuera un yonqui descerebrado, localizó un coche patrulla con un par de policías que desayunaban cerca y se puso a calentarse una cuchara con heroína (harina tintada, más bien, ¿pero quién iba a pararse a comprobarlo?) en plena vista pública, en mitad de la acera, provocando aspavientos y cambios de dirección en los transeúntes. No tardó en llamar la atención de los guardias, y aunque trató de defenderse entre tartamudeos fingidos y vendiendo que no estaba haciendo nada, lo cual no era verdad, tal y como predijo le pidieron que le acompañaran a comisaría.
- Aquí traemos un elemento. No tener luces debería estar penado. - Fue anunciando uno de esos gordos guardas a quien debió darle más rabia que interrumpiera su desayuno que el hecho delictivo en sí. Mientras le arrastraba esposado y tirando de un brazo, continuó diciendo. - Consumo de estupefacientes en plena vía pública y desacato a la autoridad. - Ah, claro, "desacato". En su teatrillo le había dicho que si estaba ciego, luego se había intentado disculpar, todo parte del plan, y obviamente tampoco había colado. Allí estaba, tal y como quería. - Nos vamos a pasar unas horitas aquí dentro a ver si nos serenamos, ¿va? Tienes derecho a una llamada, pero tendrás que esperar a que esto esté más despejado. - Claro, porque al ser hora punta, estaba lleno de gente. Perfecto, esperaría.
Y eso hizo, esperar, en silencio, entre las rejas, mirando toda la comisaría desde allí. Sabía que esa estancia tenía lo mínimo básico, que era minúscula, y tal y como predijo, podía localizar casi todas las estancias de la comisaría desde allí: el área de descanso, todas las mesas, el pasillo hacia los archivos, el despacho del comisario, la entrada por la que habían aparecido con él y la entrada por la que aparecían los que debían venir andando en lugar de en coche patrulla... Los oficiales atentos, los simples funcionarios, los policías, los inspectores... Y la informática. Podía ver su ordenador desde allí, podía ver la velocidad con la que abría y cerraba archivos y programas. Le sería muy útil... Tremendamente útil.
Llegó su momento. Una hora y media desde que se dedicara a observar la comisaría, el policía, inocentemente, abrió la puerta del calabozo y dijo. - Puedes hacer la llam... - Y no dijo nada más, porque con un movimiento de su mano, una nube de humo y energía rodeó su cuello y le hizo caer al suelo de inmediato, inconsciente. Los oficiales atentos se giraron en el acto y sacaron sus pistolas, pero rápidamente lanzó sendas bolas de energía que impactaron en ellos y en sus armas, deshabilitándolas. El caos se generó en apenas un segundo, haciendo saltar las alarmas y moviendo a todo el mundo, pero había alguien de espaldas al calabozo a quien no le dio tiempo a escapar. - Un paso en falso y acabo con ella. - Amenazó, rodeando a la informática, con las manos llenas de energía y humo, un poder que podía ser mortal. - Ahora vais a hacer lo que yo diga si no queréis consecuencias. ¿Entendido? -

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Dom Mayo 01, 2022 5:23 pm por Timelady
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Yaiza — Comisaría — con Adélal
El inspector había aceptado hacer la vista gorda un rato para que le borrase el historial de internet y lo programase para que se fuera limpiando diariamente, porque de verdad que lo de ese elemento era para estudiarlo... Y claro, eso estaba fuera de sus funciones si el gran jefe la pillaba haciendo eso en lugar de su trabajo pues igual la echaban el primer día y no era plan.
Como agradecimiento se ofreció a traerle un café de la máquina, que ella agradeció. Sacó su móvil y sus auriculares un momento y se puso algo de música para amenizarse el trabajo. Puede que mientras lo hacía su móvil estuviera haciendo una copia de seguridad de todo. Sí. Pero es que había que tenerla en algún sitio. Si pulsaba una mala tecla mientras hacía aquello todo se iría a la mierda. ¿Querrían eso? Seguro que no, salvo que tuvieran algo gordo que ocultar. Y no parecía una comisaría con mucho margen para la corrupción, si era sincera.
Estaba ella así, tan tranquila, cuando de pronto vio cómo los policías se ponían en pie y preparaban sus armas. Se quitó los auriculares muy despacio, casi con miedo de que alguno le disparase a ella y giró despacito la silla. Tan despacito que ni le dio tiempo antes de verse rodeada por unos brazos y una energía de lo más extraña. ¡Joder, que le salía de las manos!
Se acababa de convertir en una rehén, en su primer día. ¡Eso sí que no se lo esperaba!
- Sí, claro que vamos a hacerle caso al señor. ¿Verdad? -Preguntó en general.- No tengo yo muchas ganas de morir todavía. -Comentó con cierto nerviosismo, esperando que le hicieran caso.- ¿Qué es lo que quiere? -Le preguntó, casi girándose para mirarle, aunque no haciéndolo porque le daba un poquitín de miedo lo que eso que le salía de las manos pudiera hacerle si la rozaba siquiera.- Seguro que están dispuestos a negociar y no dejar que se cargue a su informática preferida... Bueno, la única que tienen, pero me gusta verlo de ese modo.
Como agradecimiento se ofreció a traerle un café de la máquina, que ella agradeció. Sacó su móvil y sus auriculares un momento y se puso algo de música para amenizarse el trabajo. Puede que mientras lo hacía su móvil estuviera haciendo una copia de seguridad de todo. Sí. Pero es que había que tenerla en algún sitio. Si pulsaba una mala tecla mientras hacía aquello todo se iría a la mierda. ¿Querrían eso? Seguro que no, salvo que tuvieran algo gordo que ocultar. Y no parecía una comisaría con mucho margen para la corrupción, si era sincera.
Estaba ella así, tan tranquila, cuando de pronto vio cómo los policías se ponían en pie y preparaban sus armas. Se quitó los auriculares muy despacio, casi con miedo de que alguno le disparase a ella y giró despacito la silla. Tan despacito que ni le dio tiempo antes de verse rodeada por unos brazos y una energía de lo más extraña. ¡Joder, que le salía de las manos!
Se acababa de convertir en una rehén, en su primer día. ¡Eso sí que no se lo esperaba!
- Sí, claro que vamos a hacerle caso al señor. ¿Verdad? -Preguntó en general.- No tengo yo muchas ganas de morir todavía. -Comentó con cierto nerviosismo, esperando que le hicieran caso.- ¿Qué es lo que quiere? -Le preguntó, casi girándose para mirarle, aunque no haciéndolo porque le daba un poquitín de miedo lo que eso que le salía de las manos pudiera hacerle si la rozaba siquiera.- Seguro que están dispuestos a negociar y no dejar que se cargue a su informática preferida... Bueno, la única que tienen, pero me gusta verlo de ese modo.


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Sáb Mayo 07, 2022 7:13 pm por Freyja
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Adèlal — Comisaría — con Adélal
No quitaba la vista de los guardias, a quienes miraba con todo su odio. Como si fueran ellos quienes habían hecho aquello con él, quienes le habían robado su vida, su identidad, todo. Había cogido como rehén a la primera persona que había encontrado para hacerlo con facilidad, la verdad. Y cuál fue su sorpresa cuando empezó a hablarle.
Disimuló, no obstante, haciendo como que la ignoraba y siguiendo con la mirada fija en esos hombres y mujeres que aún le apuntaban con sus armas, aunque ya mucho más dubitativos, por miedo a herir a la chica. Apenas la miró fugazmente de reojo cuando le preguntó qué quería, y tardó unos instantes en responder. - Cállate. - No iba a ponerse a dialogar con un mero instrumento que había utilizado para sus propósitos. No lo hicieron con él cuando le convirtieron en quien era ahora.
Increíblemente, siguió hablando. Y o no se creía de verdad el peligro que estaba corriendo, o tenía un humor especialmente negro. O era tonta, o tan lista que pretendía desconcentrarle con tanta charla. - Cállate. - Le dijo otra vez. No pensaba responder a nada. No la había cogido para charlar con ella, no era más que su salvoconducto para que no le mataran. No debería estar planteándose siquiera la conveniencia de hablar o no.
- Vais a bajar las armas. - Pidió, con clara tranquilidad. - Y vais a abandonar esta sala. - No estás en posición de pedirnos nada. - Aventuró uno de los policías, lo cual le hizo soltar una carcajada de villano. - Sí, sí que lo estoy. - Suelta a la chica. - ¿O qué? ¿Vais a disparar? - Vio como se lo pensaron unos instantes, pero también detectó una especie de intento de conexión por medio de miradas. Rápidamente, movió una de sus manos y apuntó a uno de los estantes, lanzando una bola de energía y humo que lo desintegró por completo, reduciéndolo a cenizas. Volvió a asir a la chica con más firmeza, sin apagar la energía de sus manos. - Bajad las armas. - Volvió a pedir. Los policías se miraron durante unos instantes, pero hicieron lo que pedía. - Metéos ahí. Todos. - Ordenó, señalando una de las celdas. Volvieron a mirarse, y él volvió a amenazar haciendo más intensa la energía de sus manos. Tras varios amagos de imposición de poder y momentos dubitativos, todos los presentes excepto a la informática y él entraron en el calabozo, bajo la amenaza de ser calcinados. No quería convertirse en un asesino, pero eso ellos no lo sabían. Y, por otro lado, ya era un monstruo igualmente. No le importaba serlo por un motivo más.
Apuntó a la puerta de la celda y lanzó otra bola de energía que quedó adherida a la puerta, impidiendo que esta se abriera, ni siquiera que la tocaran. Soltó a la chica y prácticamente la empujó contra su escritorio. - Siéntate. - Ordenó. Esperó a que se colocara ante el ordenador y, sin perder de vista al resto de la oficina, siguió dando órdenes. - Busca toda la documentación que puedas encontrar sobre Roger Simons. Y sobre APX53. - El medicamento, ese maldito medicamento que le destrozó la vida. Hoy iba a descubrir toda la verdad. - Rápido. -
Disimuló, no obstante, haciendo como que la ignoraba y siguiendo con la mirada fija en esos hombres y mujeres que aún le apuntaban con sus armas, aunque ya mucho más dubitativos, por miedo a herir a la chica. Apenas la miró fugazmente de reojo cuando le preguntó qué quería, y tardó unos instantes en responder. - Cállate. - No iba a ponerse a dialogar con un mero instrumento que había utilizado para sus propósitos. No lo hicieron con él cuando le convirtieron en quien era ahora.
Increíblemente, siguió hablando. Y o no se creía de verdad el peligro que estaba corriendo, o tenía un humor especialmente negro. O era tonta, o tan lista que pretendía desconcentrarle con tanta charla. - Cállate. - Le dijo otra vez. No pensaba responder a nada. No la había cogido para charlar con ella, no era más que su salvoconducto para que no le mataran. No debería estar planteándose siquiera la conveniencia de hablar o no.
- Vais a bajar las armas. - Pidió, con clara tranquilidad. - Y vais a abandonar esta sala. - No estás en posición de pedirnos nada. - Aventuró uno de los policías, lo cual le hizo soltar una carcajada de villano. - Sí, sí que lo estoy. - Suelta a la chica. - ¿O qué? ¿Vais a disparar? - Vio como se lo pensaron unos instantes, pero también detectó una especie de intento de conexión por medio de miradas. Rápidamente, movió una de sus manos y apuntó a uno de los estantes, lanzando una bola de energía y humo que lo desintegró por completo, reduciéndolo a cenizas. Volvió a asir a la chica con más firmeza, sin apagar la energía de sus manos. - Bajad las armas. - Volvió a pedir. Los policías se miraron durante unos instantes, pero hicieron lo que pedía. - Metéos ahí. Todos. - Ordenó, señalando una de las celdas. Volvieron a mirarse, y él volvió a amenazar haciendo más intensa la energía de sus manos. Tras varios amagos de imposición de poder y momentos dubitativos, todos los presentes excepto a la informática y él entraron en el calabozo, bajo la amenaza de ser calcinados. No quería convertirse en un asesino, pero eso ellos no lo sabían. Y, por otro lado, ya era un monstruo igualmente. No le importaba serlo por un motivo más.
Apuntó a la puerta de la celda y lanzó otra bola de energía que quedó adherida a la puerta, impidiendo que esta se abriera, ni siquiera que la tocaran. Soltó a la chica y prácticamente la empujó contra su escritorio. - Siéntate. - Ordenó. Esperó a que se colocara ante el ordenador y, sin perder de vista al resto de la oficina, siguió dando órdenes. - Busca toda la documentación que puedas encontrar sobre Roger Simons. Y sobre APX53. - El medicamento, ese maldito medicamento que le destrozó la vida. Hoy iba a descubrir toda la verdad. - Rápido. -

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Lun Mayo 16, 2022 12:49 pm por Timelady
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Yaiza — Comisaría — con Adélal
Sí, lo de callarse quizá fuera buena idea.
Pero es que no podía.
Porque estaba muy nerviosa y ella era de soltar la lengua en esas ocasiones. No es como si no se hubiera metido en líos ya por eso. Pero quizá era la primera vez que su vida estaba realmente en peligro por no saber callarse a tiempo.
Así que hizo un esfuerzo un poco más grande a la segunda... o puede que fuera para que los polis empezaran a hacer lo que tenían que hacer, que era ver lo que el señor quería y tratar de llegar a un acuerdo que no terminase con ella muerta, preferiblemente.
Miró al que respondió de forma tan poco colaborativa con los ojos muy abiertos. ¿En serio se iba a poner así? ¿Cómo que no estaba en posición? Disculpe, señor agente, pero sigo sin querer morir.
Se encogió un poco cuando salió aquella bola de energía. Que no, que no quería terminar chamuscada como la estantería, gracias.
Al final los polis terminaron en la celda, encerrados sin mucha posibilidad de salir ni con un cerrajero como ayuda.
- Auch. -Se quejó por el empujón, pero se sentó al escritorio. Atendió a la demanda e hizo lo posible por meter los datos en el registro.- Lo de la rapidez depende del ordenador, no de mí. He visto que suele tomarse su tiempo. -Comentó mientras la pelotita de carga empezaba a dar vueltas.- Pero... si me permite... -Se aventuró a decir.- Ya que supongo que no le importa saltarse las normas de la comisaría, podría intentarlo con mi portátil. Está aquí en mi bolsa, pero puede sacarlo usted si quiere... solo no me lo achicharre, por favor. -Trató de sonreír y ser cordial, porque de verdad que intentaba hacer lo que le pedía, pero es que los ordenadores de comisaría eran imposibles.
Pero es que no podía.
Porque estaba muy nerviosa y ella era de soltar la lengua en esas ocasiones. No es como si no se hubiera metido en líos ya por eso. Pero quizá era la primera vez que su vida estaba realmente en peligro por no saber callarse a tiempo.
Así que hizo un esfuerzo un poco más grande a la segunda... o puede que fuera para que los polis empezaran a hacer lo que tenían que hacer, que era ver lo que el señor quería y tratar de llegar a un acuerdo que no terminase con ella muerta, preferiblemente.
Miró al que respondió de forma tan poco colaborativa con los ojos muy abiertos. ¿En serio se iba a poner así? ¿Cómo que no estaba en posición? Disculpe, señor agente, pero sigo sin querer morir.
Se encogió un poco cuando salió aquella bola de energía. Que no, que no quería terminar chamuscada como la estantería, gracias.
Al final los polis terminaron en la celda, encerrados sin mucha posibilidad de salir ni con un cerrajero como ayuda.
- Auch. -Se quejó por el empujón, pero se sentó al escritorio. Atendió a la demanda e hizo lo posible por meter los datos en el registro.- Lo de la rapidez depende del ordenador, no de mí. He visto que suele tomarse su tiempo. -Comentó mientras la pelotita de carga empezaba a dar vueltas.- Pero... si me permite... -Se aventuró a decir.- Ya que supongo que no le importa saltarse las normas de la comisaría, podría intentarlo con mi portátil. Está aquí en mi bolsa, pero puede sacarlo usted si quiere... solo no me lo achicharre, por favor. -Trató de sonreír y ser cordial, porque de verdad que intentaba hacer lo que le pedía, pero es que los ordenadores de comisaría eran imposibles.


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Dom Mayo 22, 2022 8:14 pm por Freyja
Trojan horse
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Adèlal — Comisaría — con Adélal
No quitaba la vista, ceñudo y como un perro peligroso enfadado, de los agentes, a quienes miraba de reojo mientras seguía amenazando con su sola presencia y postura a la informática. Esperaba que no entrara en pánico y no supiera ni pulsar una tecla, no tenía paciencia para esperar. Afortunadamente le hizo caso y empezó a hacer su trabajo. Pronto sabría la verdad. Pronto saldría de dudas, por fin, y saciaría su sed de venganza.
O no. La miró casi súbitamente cuando empezó a hablarle de la velocidad del ordenador. No estaba para escuchar tonterías. - Quizás si le dices que tu vida depende de ello vaya un poco más rápido. - Comentó con tono helado y una sonrisa sarcástica, muy forzada, porque de lo último que tenía ganas era de sonreír. De hecho, volvió a su semblante crudo tan pronto acabó la frase. Pensó que con esa amenaza sería suficiente para que la informática se callara e hiciera lo que tuviera que hacer... Tampoco fue así.
Volvió a mirarla, tratando de mostrarse inexpresivo, solo amenazante y cruel, aunque por dentro estaba alucinando un poco. ¿Qué cojones? ¿Le había tocado la negligente o qué? ¿Cómo que "si me permite"? ¡No estaba en posición de hacer sugerencias! ¿Es que se creía que iba de farol con eso de que podía matarla? En realidad... Él no era un asesino, y menos aún de gente inocente, pero eso no tenía por qué saberlo esa mujer. Y estaba empezando a desconcertarle de más con sus comentarios. Y encima con sonrisitas infantiles. Esa se había creído que era tonto o algo.
- No achicharraré tu portátil. - Comentó, y acto seguido alzó la palma, generando una amenazante bola de humo y energía que levitaba sobre ella. Ladeó la cabeza, mirando a la chica. - Pero sí a ti si veo que haces algún movimiento en falso. No eres la única informática que puede buscar información en un ordenador. - Hizo un gesto con la cabeza, señalando a la bolsa. - Sácalo. Vamos. No pierdas más el tiempo. - Él no tenía nada mejor que hacer, pero su paciencia empezaba a colmarse. Y ya habían jugado demasiado con él como para permitir que una niñata lo hiciera también.
O no. La miró casi súbitamente cuando empezó a hablarle de la velocidad del ordenador. No estaba para escuchar tonterías. - Quizás si le dices que tu vida depende de ello vaya un poco más rápido. - Comentó con tono helado y una sonrisa sarcástica, muy forzada, porque de lo último que tenía ganas era de sonreír. De hecho, volvió a su semblante crudo tan pronto acabó la frase. Pensó que con esa amenaza sería suficiente para que la informática se callara e hiciera lo que tuviera que hacer... Tampoco fue así.
Volvió a mirarla, tratando de mostrarse inexpresivo, solo amenazante y cruel, aunque por dentro estaba alucinando un poco. ¿Qué cojones? ¿Le había tocado la negligente o qué? ¿Cómo que "si me permite"? ¡No estaba en posición de hacer sugerencias! ¿Es que se creía que iba de farol con eso de que podía matarla? En realidad... Él no era un asesino, y menos aún de gente inocente, pero eso no tenía por qué saberlo esa mujer. Y estaba empezando a desconcertarle de más con sus comentarios. Y encima con sonrisitas infantiles. Esa se había creído que era tonto o algo.
- No achicharraré tu portátil. - Comentó, y acto seguido alzó la palma, generando una amenazante bola de humo y energía que levitaba sobre ella. Ladeó la cabeza, mirando a la chica. - Pero sí a ti si veo que haces algún movimiento en falso. No eres la única informática que puede buscar información en un ordenador. - Hizo un gesto con la cabeza, señalando a la bolsa. - Sácalo. Vamos. No pierdas más el tiempo. - Él no tenía nada mejor que hacer, pero su paciencia empezaba a colmarse. Y ya habían jugado demasiado con él como para permitir que una niñata lo hiciera también.

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Mar Mayo 24, 2022 1:52 pm por Timelady
Trojan horse
that was not programmed
Yaiza — Comisaría — con Adélal
No respondió a lo de amenazar al ordenador, porque... en fin, si eso funcionara ella no tendría trabajo. Pero además, no sonaba a que aquel hombre extraño con poderes que no había visto en su vida, porque no sabía que la gente podía tener poderes de verdad, tuviera muchas ganas de escuchar sus batallitas informáticas.
Tampoco parecía que le hiciera mucha gracia que le propusiera otras alternativas para terminar antes. Se quedó mirando la bola de energía con los ojos muy abiertos. Tenía esa extraña sensación entre el miedo (porque no quería morir achicharrada, la verdad) y la curiosidad. Porque quería saber cómo funcionaba esa bola de energía. Quería saber cómo era que había conseguido unos poderes que parecían sacados de un cómic.
- Solo pretendía ayudar. -Musitó. Aunque su expresión de volvió más ofendida cuando dijo que era poco más que una simple informática. Frunció los labios y sacó su portátil y el cable para conectarlo al otro ordenador. Iba a hacer una copia espejo de la base de datos de la policía y si eran tan buenos con sus contraseñas como con sus historiales de internet, quizá pudiera acceder a más archivos de otras de la red.
Tecleó tan rápidamente como de costumbre y, con el ordenador de la poli todavía dando vueltas cargando datos, no tardó apenas en conseguir resultados, pero no creía que fuera nada que le interesara.- Tengo la ficha policial de al menos tres Roger Simons. -Las dejó en la pantalla, aunque le parecía evidente que solo le interesaría la que tenía su foto.- Pero no hay ningún archivo ni referencia con el código APX53. Ni en esta ni en las otras tres comisarías del nivel de la red a la que he podido acceder. -Respondió. A ver qué informática pardilla le podía hacer eso en un tiempo récord.
Que se iba a apuntar el código ese en su ordenador para buscarlo en la red global estaba claro. Quería saber a qué venía todo aquello.
Tampoco parecía que le hiciera mucha gracia que le propusiera otras alternativas para terminar antes. Se quedó mirando la bola de energía con los ojos muy abiertos. Tenía esa extraña sensación entre el miedo (porque no quería morir achicharrada, la verdad) y la curiosidad. Porque quería saber cómo funcionaba esa bola de energía. Quería saber cómo era que había conseguido unos poderes que parecían sacados de un cómic.
- Solo pretendía ayudar. -Musitó. Aunque su expresión de volvió más ofendida cuando dijo que era poco más que una simple informática. Frunció los labios y sacó su portátil y el cable para conectarlo al otro ordenador. Iba a hacer una copia espejo de la base de datos de la policía y si eran tan buenos con sus contraseñas como con sus historiales de internet, quizá pudiera acceder a más archivos de otras de la red.
Tecleó tan rápidamente como de costumbre y, con el ordenador de la poli todavía dando vueltas cargando datos, no tardó apenas en conseguir resultados, pero no creía que fuera nada que le interesara.- Tengo la ficha policial de al menos tres Roger Simons. -Las dejó en la pantalla, aunque le parecía evidente que solo le interesaría la que tenía su foto.- Pero no hay ningún archivo ni referencia con el código APX53. Ni en esta ni en las otras tres comisarías del nivel de la red a la que he podido acceder. -Respondió. A ver qué informática pardilla le podía hacer eso en un tiempo récord.
Que se iba a apuntar el código ese en su ordenador para buscarlo en la red global estaba claro. Quería saber a qué venía todo aquello.


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Jue Mayo 26, 2022 4:26 pm por Freyja
Trojan horse
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Adèlal — Comisaría — con Adélal
Él no era un ser despiadado y cruel. Él no era un monstruo. Eso, eso que esa chica miraba ahora con miedo, era en lo que le habían convertido. Se estaba comportando como cualquier hombre al que han robado su vida y su identidad lo haría. Era eso o condenarse a morir. Y no iba a dejar que ellos ganaran.
Esperó unos instantes hasta que, por fin, algo apareció en la pantalla. Por fuera se mostró impasible, pero por dentro algo le provocó un cosquilleo en el pecho. Estaba ahí, casi tocándolo con la punta de los dedos. Los datos y las identidades de quienes le hicieron eso. Por fin podría vengarse, por fin se lo haría pagar.
No iba a ser tan sencillo. Llenó el pecho de aire y lo soltó poco a poco. - Sácalas todas. - No le interesaban lo más mínimo los otros dos Roger Simons, él quería sus datos, los otros los tiraría y ya está. No iba ahora a ponerse a comprobar cuál era el suyo y cuál no, porque no era idiota: sí, una de las fichas tenía su foto, pero esa gente tenía suficiente poder como para haber cambiado sus datos, o haberlos manipulado, así que tampoco le vendrían mal las otras dos. Quizás hasta eran las tres suyas, con datos aquí o allá. Para poner aún más a prueba su paciencia, la chica aseguró que no tenía dato alguno del APX53. Frunció los labios y, bruscamente, giró el portátil hacia él, quitándolo de delante de la chica, y miró con sus propios ojos. Craso error.
Esos malditos poderes también le habían vuelto los sentidos más sensibles, por lo que detectó como, tan pronto le notaron absorto y con la guardia baja, uno de los policías intentó abrir la celda y apuntarle con la pistola. Lástima que todo eso hacía un ruido casi imperceptible al oído humano, pero no al suyo. Cuando se giró, el policía, que ya apuntaba hacia él, disparó el arma, provocando gritos sobresaltados y tensos a su alrededor. La bala impactó contra su abdomen... Y no le hizo nada. De hecho, prácticamente al rozarle, en lugar de atravesarle como debió hacerlo, se desintegró. Esto solo provocó más pavor a su alrededor, sobre todo en la cara del que había disparado. Ladeó una sonrisa de villano y, riendo entre dientes, dijo. - Vas a tener que dar muchas explicaciones de esto a tus superiores. - Volvió a generar una bola de energía en la mano. Todo ocurrió muy rápido.
El pánico de todos parecía intuir que mataría a aquel guardia en el acto... Pero, lo dicho, él no era ningún criminal. Solo quería conocer la verdad, saber por qué le habían hecho lo que le habían hecho. Con la amenazadora bola de energía en una mano, agarró a la informática con la otra tan rápido que no pudo reaccionar para zafarse, y arramplando junto a ella su portátil. Amplió dicha energía, generando una nube de humo a su alrededor que, en un parpadeo, les hizo desaparecer en el acto de allí y aparecer en la que se había convertido su guarida en los últimos meses: una nave diáfana, lúgubre y abandonada a las afueras de la ciudad. Soltó a la chica nada más llegaron, la cual debería estar sumamente confusa, y la miró con severidad. - Y esto solo es la quinta parte de lo que soy capaz de hacer. - Le tendió el portátil para que lo cogiera y amenazó. - Y ahora, procura encontrar lo que te he pedido. Va a ser la única forma de que salgas de aquí. -
Esperó unos instantes hasta que, por fin, algo apareció en la pantalla. Por fuera se mostró impasible, pero por dentro algo le provocó un cosquilleo en el pecho. Estaba ahí, casi tocándolo con la punta de los dedos. Los datos y las identidades de quienes le hicieron eso. Por fin podría vengarse, por fin se lo haría pagar.
No iba a ser tan sencillo. Llenó el pecho de aire y lo soltó poco a poco. - Sácalas todas. - No le interesaban lo más mínimo los otros dos Roger Simons, él quería sus datos, los otros los tiraría y ya está. No iba ahora a ponerse a comprobar cuál era el suyo y cuál no, porque no era idiota: sí, una de las fichas tenía su foto, pero esa gente tenía suficiente poder como para haber cambiado sus datos, o haberlos manipulado, así que tampoco le vendrían mal las otras dos. Quizás hasta eran las tres suyas, con datos aquí o allá. Para poner aún más a prueba su paciencia, la chica aseguró que no tenía dato alguno del APX53. Frunció los labios y, bruscamente, giró el portátil hacia él, quitándolo de delante de la chica, y miró con sus propios ojos. Craso error.
Esos malditos poderes también le habían vuelto los sentidos más sensibles, por lo que detectó como, tan pronto le notaron absorto y con la guardia baja, uno de los policías intentó abrir la celda y apuntarle con la pistola. Lástima que todo eso hacía un ruido casi imperceptible al oído humano, pero no al suyo. Cuando se giró, el policía, que ya apuntaba hacia él, disparó el arma, provocando gritos sobresaltados y tensos a su alrededor. La bala impactó contra su abdomen... Y no le hizo nada. De hecho, prácticamente al rozarle, en lugar de atravesarle como debió hacerlo, se desintegró. Esto solo provocó más pavor a su alrededor, sobre todo en la cara del que había disparado. Ladeó una sonrisa de villano y, riendo entre dientes, dijo. - Vas a tener que dar muchas explicaciones de esto a tus superiores. - Volvió a generar una bola de energía en la mano. Todo ocurrió muy rápido.
El pánico de todos parecía intuir que mataría a aquel guardia en el acto... Pero, lo dicho, él no era ningún criminal. Solo quería conocer la verdad, saber por qué le habían hecho lo que le habían hecho. Con la amenazadora bola de energía en una mano, agarró a la informática con la otra tan rápido que no pudo reaccionar para zafarse, y arramplando junto a ella su portátil. Amplió dicha energía, generando una nube de humo a su alrededor que, en un parpadeo, les hizo desaparecer en el acto de allí y aparecer en la que se había convertido su guarida en los últimos meses: una nave diáfana, lúgubre y abandonada a las afueras de la ciudad. Soltó a la chica nada más llegaron, la cual debería estar sumamente confusa, y la miró con severidad. - Y esto solo es la quinta parte de lo que soy capaz de hacer. - Le tendió el portátil para que lo cogiera y amenazó. - Y ahora, procura encontrar lo que te he pedido. Va a ser la única forma de que salgas de aquí. -

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Sáb Mayo 28, 2022 9:19 pm por Timelady
Secret Lair
and a little kidnapping
Yaiza — Guarida Secreta — con Adélal
Todo había pasado muy rápido.
Había mandado a imprimir las fichas que había conseguido, a pesar de que le parecía un malgasto de papel.
Se había apartado un poquito por la forma en que le quitó el portátil.
Se había agachado y aferrado su bolso delante de su cara, como si fuera un escudo antibalas, cuando vio que el poli había salido de la celda y apuntaba hacia ellos.
Y en menos de un parpadeo estaba en otro sitio diferente.
Con la boca abierta miró a su alrededor. Una nave de aspecto abandonado, como un viejo almacén.
Todavía estaba alucinando con la idea de que estaba en una guarida secreta cuando el tal Roger Simons la devolvió a aquella realidad tan complicada en la que estaba metida.
Se recolocó las gafas con un tic nervioso.- Es impresionante. -Comentó. Porque, por raro que fuera, estaba sin palabras. Y eso no le pasaba mucho. Pero el tío tenía unos poderes impresionantes, bolas de energía, teletransporte, antibalas...
Pero parecía que no tenía muchas ganas de pasarle la lista ni nada.- Va-vale. -Musitó, cogiendo su ordenador. Buscando con la mirada una mesa en la que colocarse.- He hecho una copia espejo del archivo de la policía cuando me has dejado usar mi portátil, pero ya te digo que allí no tenían nada. -Expuso, mientras iba abriendo sus buscadores habituales, después de hacerse con la clave de wifi sin necesidad de preguntar- ¿Tienes algún dato más con el que pueda buscar? ¿Localización? ¿Lo que es? -Es que solo sabía las letras de un código que ni siquiera sabía de lo que era, eso no ayudaba para limitar la búsqueda.- Es por saber por donde empezar a buscar. Son demasiadas bases de datos y encontrar la forma de colarme para nada... -Frunció los labios, no iba a ser rápido si lo hacían así de una en una.
Había mandado a imprimir las fichas que había conseguido, a pesar de que le parecía un malgasto de papel.
Se había apartado un poquito por la forma en que le quitó el portátil.
Se había agachado y aferrado su bolso delante de su cara, como si fuera un escudo antibalas, cuando vio que el poli había salido de la celda y apuntaba hacia ellos.
Y en menos de un parpadeo estaba en otro sitio diferente.
Con la boca abierta miró a su alrededor. Una nave de aspecto abandonado, como un viejo almacén.
Todavía estaba alucinando con la idea de que estaba en una guarida secreta cuando el tal Roger Simons la devolvió a aquella realidad tan complicada en la que estaba metida.
Se recolocó las gafas con un tic nervioso.- Es impresionante. -Comentó. Porque, por raro que fuera, estaba sin palabras. Y eso no le pasaba mucho. Pero el tío tenía unos poderes impresionantes, bolas de energía, teletransporte, antibalas...
Pero parecía que no tenía muchas ganas de pasarle la lista ni nada.- Va-vale. -Musitó, cogiendo su ordenador. Buscando con la mirada una mesa en la que colocarse.- He hecho una copia espejo del archivo de la policía cuando me has dejado usar mi portátil, pero ya te digo que allí no tenían nada. -Expuso, mientras iba abriendo sus buscadores habituales, después de hacerse con la clave de wifi sin necesidad de preguntar- ¿Tienes algún dato más con el que pueda buscar? ¿Localización? ¿Lo que es? -Es que solo sabía las letras de un código que ni siquiera sabía de lo que era, eso no ayudaba para limitar la búsqueda.- Es por saber por donde empezar a buscar. Son demasiadas bases de datos y encontrar la forma de colarme para nada... -Frunció los labios, no iba a ser rápido si lo hacían así de una en una.


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Jue Sep 29, 2022 3:06 pm por Freyja
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Adèlal — Guarida secreta — con Adélal
Ya le hizo fruncir el ceño ver que la chica, lejos de estar asustada y gritando y rogando por su vida, decía que aquello le parecía impresionante. ¿¿Impresionante?? ¡No era impresionante, era su vida puesta en riesgo! ¿De verdad esa era la informática que se la iba a arreglar? Empezaba a dudarlo, pero a ver qué hacía con ella si acababa determinando que no le servía. Él no era un asesino, no quería ir matando por ahí. Pero temía haber montado a estas alturas ya demasiado revuelo como para hacer que no había pasado nada.
Por lo pronto, tendría que contestar a lo que la chica le preguntaba. O no, porque ciertamente no sabía las respuestas a dichas preguntas. - En ese caso tendrás que meterte en otros lugares. - Dijo ácido y no mostrando ni medio atisbo de paciencia, cuando la chica alardeó de haber hecho una copia espejo pero de la absoluta nada, porque en los ordenadores de la policía "no había nada". Para empezar, no se lo creía. Para continuar, si era tan buena informática, que no se rindiera tan rápido. - Voy a repetir que de aquí no sales hasta que no me des la información que estoy buscando, y que estoy convencido de que la policía tiene por alguna parte. Y tú eres de la policía. Tú sabrás el tiempo que quieres pasarte aquí. Aunque ya que te ha parecido impresionante, quizás no tengas prisa... - Endureció el rostro y añadió. - La cuestión es si el que tengo prisa soy yo. - Ciertamente, no la tenía, solo tenía desesperación. Pero eso ella no tenía por qué saberlo.
Se acercó lentamente hacia ella, intentando imponer el miedo suficiente como para que hiciera lo que le había mandado. - Es el expediente de Roger Simons y todo lo que encuentre sobre él, que debe tener la policía, o el Estado, o empresas de gran importancia. Y que tú debes buscar. Y también todo lo que encuentre sobre APX53. Localización: el mundo entero. - Arqueó una ceja. - Esa es la información que puedo darte y con ella te tiene que bastar. -
Por lo pronto, tendría que contestar a lo que la chica le preguntaba. O no, porque ciertamente no sabía las respuestas a dichas preguntas. - En ese caso tendrás que meterte en otros lugares. - Dijo ácido y no mostrando ni medio atisbo de paciencia, cuando la chica alardeó de haber hecho una copia espejo pero de la absoluta nada, porque en los ordenadores de la policía "no había nada". Para empezar, no se lo creía. Para continuar, si era tan buena informática, que no se rindiera tan rápido. - Voy a repetir que de aquí no sales hasta que no me des la información que estoy buscando, y que estoy convencido de que la policía tiene por alguna parte. Y tú eres de la policía. Tú sabrás el tiempo que quieres pasarte aquí. Aunque ya que te ha parecido impresionante, quizás no tengas prisa... - Endureció el rostro y añadió. - La cuestión es si el que tengo prisa soy yo. - Ciertamente, no la tenía, solo tenía desesperación. Pero eso ella no tenía por qué saberlo.
Se acercó lentamente hacia ella, intentando imponer el miedo suficiente como para que hiciera lo que le había mandado. - Es el expediente de Roger Simons y todo lo que encuentre sobre él, que debe tener la policía, o el Estado, o empresas de gran importancia. Y que tú debes buscar. Y también todo lo que encuentre sobre APX53. Localización: el mundo entero. - Arqueó una ceja. - Esa es la información que puedo darte y con ella te tiene que bastar. -

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Mar Dic 20, 2022 8:42 pm por Timelady
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Yaiza — Guarida Secreta — con Adélal
Sentía que no se terminaba de entender con el señor maloso que tenía delante.
A ver, no es que fuera una novedad. Normalmente ya parecía que hablaba en un idioma diferente, entre sus propias abreviaciones y los tecnicismos informáticos que no cualquiera comprendía la solían mirar muy raro. Y, claro, luego estaba su personalidad, que era prácticamente incapaz de tomarse nada demasiado en serio.
- Lo capto. -Respondió, cuando el hombre se le acercó un poco más, con esa mirada intimidante, y le dijo que no tenía mucha paciencia.
Escuchaba y almacenaba en su memoria los datos que le daba mientras tecleaba algunas claves que conocía y empezaban a aparecer pantallas de buscadores variados.- He empezado a buscar a nivel estatal. Pero también puedo introducirme en algunas instituciones nacionales antes de buscar en las internacionales. -Le dijo, ya que el rango de búsqueda era cercano a infinito, por lo que le había dicho.- Pero no puedo hacerlo a la vez. Por muy bueno que sea mi portatil tiene sus límites. -Milagros no podía hacer. Por no añadir que la conexión de internet que había conseguido no era la más rápida.
- Mientras tanto, creo que es el mejor mometno para aclararle que NO soy de la policía. Bueno, no exactamente... soy algo así como una colaboradora puntual. -Fue diciendo, aunque no le miraba, porque estaba pendiente de si conseguía localizar algún resultado.- En realidad, hoy era mi primer día allí. No pensé que ponerles a punto el sistema fuera a resultar tan emocionante. -Le miró entonces, con una leve sonrisa y estirando la mano.- Me llamo Yaiza, por cierto.
A ver, no es que fuera una novedad. Normalmente ya parecía que hablaba en un idioma diferente, entre sus propias abreviaciones y los tecnicismos informáticos que no cualquiera comprendía la solían mirar muy raro. Y, claro, luego estaba su personalidad, que era prácticamente incapaz de tomarse nada demasiado en serio.
- Lo capto. -Respondió, cuando el hombre se le acercó un poco más, con esa mirada intimidante, y le dijo que no tenía mucha paciencia.
Escuchaba y almacenaba en su memoria los datos que le daba mientras tecleaba algunas claves que conocía y empezaban a aparecer pantallas de buscadores variados.- He empezado a buscar a nivel estatal. Pero también puedo introducirme en algunas instituciones nacionales antes de buscar en las internacionales. -Le dijo, ya que el rango de búsqueda era cercano a infinito, por lo que le había dicho.- Pero no puedo hacerlo a la vez. Por muy bueno que sea mi portatil tiene sus límites. -Milagros no podía hacer. Por no añadir que la conexión de internet que había conseguido no era la más rápida.
- Mientras tanto, creo que es el mejor mometno para aclararle que NO soy de la policía. Bueno, no exactamente... soy algo así como una colaboradora puntual. -Fue diciendo, aunque no le miraba, porque estaba pendiente de si conseguía localizar algún resultado.- En realidad, hoy era mi primer día allí. No pensé que ponerles a punto el sistema fuera a resultar tan emocionante. -Le miró entonces, con una leve sonrisa y estirando la mano.- Me llamo Yaiza, por cierto.


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Mar Feb 28, 2023 10:33 pm por Freyja
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Adèlal — Guarida secreta — con Adélal
Lo que tenía que soportar era una auténtica tortura. Al parecer, era lo suficientemente monstruo como para que la mayoría de los mortales no quisieran cercanía con él, pero no lo suficiente como para que una niñata le hiciera caso si la secuestraba e intimidaba. Vaya. Realmente tenía lo peor de los dos mundos: el de los humanos insignificantes y el de los mutantes.
Soltó aire por la nariz cuando la joven empezó a darle informaciones sobre lo que hacía. - Hazlo. - Dijo, medio imperativo medio hastiado. - No necesito que me informes sobre cada paso que das, necesito que lo hagas. - Afirmó, cortante, como si a cada corte que diera confiara en presionarla más y agudizar su ingenio, acelerando por tanto una búsqueda productiva. No es como que tuviera muchas más opciones. Como se hubiera equivocado con la informática, a ver qué hacía. No tenía en mente asesinar a una inocente, pero ¿cuál era la otra opción, entonces? ¿Decirle "bueno, pues nada, gracias por tus servicios" y abrirle la puerta para que se fuera? ¿E iniciar otro secuestro, a ver si en el siguiente tenía más suerte? Su destino había quedado sellado ya al de esa chica, así que más le valía haber elegido a la correcta.
Y ahora resultaba que el portátil tenía límites. Rodó los ojos hacia arriba, y luego la volvió a mirar y pronunció una sonrisa leve y maliciosa. - Pues pídele por favor que los amplíe. - Ironizó, pero empezaba a cansarse. - No vas a salir de aquí hasta que encuentres lo que busco. - Así que ella vería como lo hacía. Pero la chica seguía teniendo ganas de hablar. Y lo que dijo, desde luego, no era una buena noticia para él.
Arqueó una ceja. ¿Primer día? ¿En serio acababa de secuestrar a la informática QUE SOLO LLEVABA TRABAJANDO UN DÍA? Cómo se puede tener tan malísima suerte. Volvió a echar aire por la nariz. - Un placer, informática en su primer día. Te diré el mío cuando hayas encontrado lo que busco. - Reiteró. Se cruzó de brazos. - Te recomiendo que agilices la búsqueda si quieres tener más de un día de trabajo. - Sonrió un poco más, irónico. - Tómatelo como si fuera una prueba más para conservar tu puesto. Quien dice tu puesto dice tu vida. -
Soltó aire por la nariz cuando la joven empezó a darle informaciones sobre lo que hacía. - Hazlo. - Dijo, medio imperativo medio hastiado. - No necesito que me informes sobre cada paso que das, necesito que lo hagas. - Afirmó, cortante, como si a cada corte que diera confiara en presionarla más y agudizar su ingenio, acelerando por tanto una búsqueda productiva. No es como que tuviera muchas más opciones. Como se hubiera equivocado con la informática, a ver qué hacía. No tenía en mente asesinar a una inocente, pero ¿cuál era la otra opción, entonces? ¿Decirle "bueno, pues nada, gracias por tus servicios" y abrirle la puerta para que se fuera? ¿E iniciar otro secuestro, a ver si en el siguiente tenía más suerte? Su destino había quedado sellado ya al de esa chica, así que más le valía haber elegido a la correcta.
Y ahora resultaba que el portátil tenía límites. Rodó los ojos hacia arriba, y luego la volvió a mirar y pronunció una sonrisa leve y maliciosa. - Pues pídele por favor que los amplíe. - Ironizó, pero empezaba a cansarse. - No vas a salir de aquí hasta que encuentres lo que busco. - Así que ella vería como lo hacía. Pero la chica seguía teniendo ganas de hablar. Y lo que dijo, desde luego, no era una buena noticia para él.
Arqueó una ceja. ¿Primer día? ¿En serio acababa de secuestrar a la informática QUE SOLO LLEVABA TRABAJANDO UN DÍA? Cómo se puede tener tan malísima suerte. Volvió a echar aire por la nariz. - Un placer, informática en su primer día. Te diré el mío cuando hayas encontrado lo que busco. - Reiteró. Se cruzó de brazos. - Te recomiendo que agilices la búsqueda si quieres tener más de un día de trabajo. - Sonrió un poco más, irónico. - Tómatelo como si fuera una prueba más para conservar tu puesto. Quien dice tu puesto dice tu vida. -

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Vie Mar 03, 2023 6:42 pm por Timelady
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Alzó el pulgar cuando dijo que no tenía que informarle de cada paso que daba pare llevar a cabo la búsqueda que le había pedido. Pero había pensado que igual el saberlo le ayudaba a entrenar su paciencia y comprender que hacía lo que podía y que llevaba su tiempo. A pesar de que tenía acceso a la mayoría de las instituciones. No siempre de la manera más legal, pero lo tenía.
También se guardó su comentario cuando dijo que ampliara los límites de su portatil, estaba claro que era un notech, no tenía mucha idea de ordenadores si creía que podía hacer todo eso a la vez en un ordenador como aquel. A pesar de estar mejorado, no podía con todo. Si tan solo pudiera estar en su casa, a los mandos de su halcón milenario...
- Creía que era Roger Simons -Comentó. Aunque luego llegó una nueva amenaza. A puntito había estado de decirle que no es que su nuevo puesto de trabajo fuera gran cosa, podía ganar mucho más de otras formas.- Vale. -Resumió al final.
Seguía mirando la pantalla, tamborileando con los dedos mientras veía el flujo de datos que no aportaba ninguna solución posible. Y la idea de que iría mucho más rápido todo si estuviera en casa seguía ahí en su cabeza.- ¿Puedo... hacer una pregunta? -Tanteó. Pero la hizo de todos modos antes de que le respondiera, por si acaso se negaba.- ¿Eso de teletransportarse, lo puede hacer a cualquier sitio? ¿Funciona de algún modo especial? -Preguntó, porque le vendría bien asegurarse.- Es que he pensado que Artu -señaló a su portátil- no puede con todo y el tiempo parece muy importante... En casa tengo mi ordenador de sobremesa y es mucho más potente, podría hacer una búsqueda mucho más amplia y mucho más rápido. -Terminó diciendo. Mordiéndose la lengua para no decir que le iba a venir bien un café o una bebida energética.
También se guardó su comentario cuando dijo que ampliara los límites de su portatil, estaba claro que era un notech, no tenía mucha idea de ordenadores si creía que podía hacer todo eso a la vez en un ordenador como aquel. A pesar de estar mejorado, no podía con todo. Si tan solo pudiera estar en su casa, a los mandos de su halcón milenario...
- Creía que era Roger Simons -Comentó. Aunque luego llegó una nueva amenaza. A puntito había estado de decirle que no es que su nuevo puesto de trabajo fuera gran cosa, podía ganar mucho más de otras formas.- Vale. -Resumió al final.
Seguía mirando la pantalla, tamborileando con los dedos mientras veía el flujo de datos que no aportaba ninguna solución posible. Y la idea de que iría mucho más rápido todo si estuviera en casa seguía ahí en su cabeza.- ¿Puedo... hacer una pregunta? -Tanteó. Pero la hizo de todos modos antes de que le respondiera, por si acaso se negaba.- ¿Eso de teletransportarse, lo puede hacer a cualquier sitio? ¿Funciona de algún modo especial? -Preguntó, porque le vendría bien asegurarse.- Es que he pensado que Artu -señaló a su portátil- no puede con todo y el tiempo parece muy importante... En casa tengo mi ordenador de sobremesa y es mucho más potente, podría hacer una búsqueda mucho más amplia y mucho más rápido. -Terminó diciendo. Mordiéndose la lengua para no decir que le iba a venir bien un café o una bebida energética.


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