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    Alchemist
    Ivanka
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    Jue 24 Feb 2022 - 8:16

    Ronda definitiva
    CON Marcus EN Aula de duelo EL 27 de mayo de 2002
    Suspiró y miró por la ventana, cruzándose de brazos. Había estado ya en aquel lugar, aquel espacio generado artificialmente por la cortina para que los duelistas se concentraran. En sexto no había llegado a las finales de duelo, estaba demasiado distraída. Y aquel año no es que estuviera muy volcada en el club, pero la concentración que tenía para los EXTASIS y toda la rabia contenida por todo lo ocurrido con su familia, Percival, Layne… La habían llevado de nuevo a la final. Y contra Lyevin, ni más ni menos. Silver había hablado con ella, le había planteado descalificarle y tal… Pero Alice ya no quería más pleitos. Se enfrentaría a Lyevin y ya está, no iba a dejar Hogwarts con otro escándalo, disfrutaría de su última final… Y ya está.

    ¿Estás preocupada? — Preguntó Hillary, que estaba sentada detrás suyo. Ella negó. — No… No, es que estoy un poco nostálgica. Esto se acaba… Y estos dos años, desde que me enfrenté a Jacobs en la final… Es como si se me hubieran pasado volando, y hay tantas cosas que me gustaría haber hecho mejor… — Hillary soltó una risa sarcástica. — Pero tía, si tú nunca te arrepientes de nada, y dices que hay que ser libre y vivir… — Ella se rio y se sentó al lado de su amiga. — Pues tienes razón, pero… Será que estoy creciendo o algo así, ¿no? — Ambas se rieron. — ¿Por qué no está tu caballero medieval aquí contigo? — Sonrió y dijo. — Le he mandado a por Dylan. Estaba histérico con esto de la final de duelo, cuando se ha enterado que era Lyevin al que me enfrentaba, lleva todo el curso diciendo que le da miedo. Y creo que está con el tuyo. — Su amiga bajó la mirada y puso una sonrisita. — No es “el mío”. — Alice suspiró. — Venga, vale. — La chica le puso la cabeza en el hombro. — Pero… Creo que sí podríamos ser algo. Wow, si que estás viendo el final de Hogwarts cerca si dices eso. — Ambas rieron. — ¿Crees que yo estoy hecha para tener algo así? — Alice apoyó la cabeza sobre la suya. — Si supieras cuántas veces me hice yo esa misma pregunta… No cometas los mismos errores que yo. Tienes la ventaja de que te lleve la delantera en hacer estupideces. — Ambas rieron.

    Se levantó y respiró profundamente. — A ver, que tengo que concentrarme, ¿hay mucha gente fuera? — Le preguntó a Hillary. Ella se asomó y le miró de vuelta con media sonrisilla. — Bastante, la verdad, hay expectación con esto. Por las razones equivocadas. — Dijo ella negando con la cabeza y dándose la vuelta sobre sí misma, estrujando las mangas de la chaqueta, nerviosa. — Pero creo que hay uno aquí que está por las razones correctas… ¿Qué? — Preguntó girándose. Y sus ojos no daban crédito a lo que veían. — ¿Hasan? ¿Pero qué haces aquí? — Y se lanzó a abrazarle fuertemente. No se había dado cuenta de cuánto lo echaba de menos hasta que le vio allí. Jacobs le había dado la tranquilidad de un aliado en Slytherin y en el club, cosa que no había tenido durante todo el curso, más bien lo contraria. — Me han invitado para verte triunfar. — Dijo dejándola en el suelo, porque la había levantado. — Porque como esta vez no triunfes y hagas historia como quiere Ruth, a ver qué excusa ponemos. — Rio y miró a Mustang y Marcus, que venían con él. — ¿Le has llamado tú? — Dijo mirando a su novio. — No, ha sido Silver, aunque yo no estaba muy de acuerdo con el asunto. — Dijo la profesora. — ¿Pero qué te he hecho yo, Ruth? — Ella le dio con el dedo en las costillas. — No me fío de ti, señor auror. — Pero Alice pudo ver que claramente estaban de broma. Volvió a mirar al chico con preocupación, porque había muchas actualizaciones del colegio de las que tenía que enterarse. — ¿Estabas con Marcus? ¿Te ha contado…? ¿Que se decidió por fin a hacer lo que le dije en quinto que hiciera que era rematar el duelo que llevaba ganado desde el principio? — Eso le hizo poner media sonrisa y mirarle con obviedad. — No, me refería a…Sí. Me ha contado cosas, y otras se saben fuera de aquí. Pero todo eso lo hablamos cuando acabe el duelo. Ahora concéntrate, Gal, no voy a dejar que Hogwarts quede en vergüenza ante Drumstrang, ni que las mujeres duelistas no reciban esa merecida victoria. — Ella amplió la sonrisa y asintió, acercándose a Marcus, para abrazarle y darle un besito. — ¿Has hablado con Dylan? ¿Está todo bien? ¿Se me nota que apenas estoy nerviosa?

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    Alchemist
    Freyja
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    Jue 24 Feb 2022 - 11:55

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    CON Alice EN Aula de duelor EL 27 de mayo
    Le dio un toque en la nariz y el niño se revolvió molesto, lo cual le hizo abrir mucho los ojos. - Uy. El Dylan que yo conozco normalmente se ríe. - Le entornó los ojos con mirada asesina. Marcus hizo una mueca. - Normalmente. - Dylan rodó los ojos. Con cara de fastidio, se puso a escribir en la libreta. - "Me da miedo Lyevin". - Marcus suspiró, pero Sean rio entre dientes. - A ninguno nos hace gracia. - A tu cuñado el que menos. - Añadió Sean, lo que hizo que Marcus le mirara con los ojos entornados. Su amigo se encogió de hombros, sin dejar de reír por lo bajo. - ¿Qué? Ni que fuera secreto a estas alturas. - Fue a contestar, pero vio que Dylan estaba escribiendo de nuevo. - "?No hay ninguna manera de parar esto?". - Eso hizo a Marcus reír con amargura. - Si supieras la de veces que lo he intentado... - Dylan no estaba para bromas. Apoyó bruscamente la libreta en su regazo, se cruzó de brazos y puso otro mohín.

    Marcus y Sean se miraron. - Algo me dice que a ti te pasa algo más. - Dylan les miró de reojo, se lo pensó unos instantes y volvió a escribir. - "Cuando estoy nervioso me apetece menos aún hablar". - Bueno, que Dylan no quisiera hablar no era una novedad, aunque era cierto que últimamente sobrepasaba los cinco minutos de charla impuestos por su hermana con más frecuencia. Como no dijeron nada, el chico añadió lo que le pasaba de verdad. - "Olive se ha enfadado conmigo". - Marcus y Sean abrieron mucho los ojos. - Uhhhhh. - Dijeron los dos, como si aquello les hubiera dolido, añadiendo Sean justo después. - Primera bronca marital. - Dylan le miró entre extrañado y asustado y Marcus hizo un gesto con la mano. - Ni caso a este, que solo entiende las relaciones de puya en puya y de bronca en bronca. - Vaya golpe más bajo. - Ni que fuera secreto a estas alturas. - Respondió en tono de burla, pero estaban desatendiendo el drama del pobre Dylan, que estaba con la mirada baja y agobiada, así que se centraron en él. - ¿Qué ha pasado, colega? -Ambos atendieron a la libreta con interés mientras Dylan escribía. - "Dice que no quiero hablar porque soy muy cabezota, porque ya estoy hablando, y que podría hablar siempre y no solo los cinco minutos que me dice la hermana. Que ella quiere oírme hablar siempre y los demás también." - Tanto Sean como Marcus dibujaron una mueca y se miraron de nuevo. Dylan estaba tristón y con los hombros bajos. - ¿Y tú qué le has dicho? - El niño se encogió de hombros. Si esa había sido su respuesta, dudaba que fuera válida para una Gryffindor enfadada.

    - "He pensado una cosa". - Empezó a escribir. - "Olive se pone triste si no hablo, la hermana se pone triste si no hablo, tú también..." - Marcus se rascó un poco el pelo, esperando a que el niño continuara con lo que tenía que decir. - "Quería... Empezar a hablar más a menudo, pero a veces me cuesta". - Le miró, tragó saliva, y por un momento Marcus pensó que iba a ponerse a hablar... Pero volvió a escribir. - "Si la hermana gana el duelo, he pensado que yo puedo ganar esto también y hablar ya siempre". - Marcus abrió los ojos, mirándole con orgullo. - Eso estaría genial, colega. Le darías el mejor premio del mundo. - El niño puso una sonrisita triste. - Y pocas cosas le gustan más a una Gryffindor que ver a alguien rompiendo sus miedos e inseguridades y haciendo algo, aunque le cueste mucho trabajo. - Le dijo Sean, y Marcus lo miró cómico. Sabes tú mucho de lo que les gusta a las Gryffindor. No iba a dejar de recordarle lo de Patrice en la vida. Dylan se lo pensó unos segundos y, tras estos, volvió a escribir. - "Lo haré, y si la hermana gana, diré que es por eso. Y si pierde... Para darle una alegría". - Total, que lo vas a hacer de todas formas. - Comentó Sean, y los dos mayores rieron. - Nos ha salido tonto el chavalín. -

    Entraron en el aula de duelos, la cual estaba atestada de gente, y Marcus empezaba a sentir la inquietud en el pecho. Él también estaba nervioso por Alice, pero ni de cara a ella ni de cara a su hermano lo quería dejar traslucir, así que respiró hondo y se contuvo. Como la señora Mustang estaba por allí, se acercaron a ella. - ¿Qué, O'Donnell? ¿Te has puesto tus mejores galas para ver a tu querida Gallia haciendo historia? - Dijo la mujer con ese tono triunfal de quien no albergaba ninguna duda de que eso iba a ocurrir, haciendo a Marcus soltar una carcajada. - Faltaría más. - Contestó, y luego se acercó un poco a ella para decirle en confidencia algo mientras Sean distraía a Dylan. - ¿Sabe si Olive Clearwater, esa niña de su casa que es tan buenísima alumna suya, está muy enfadadilla últimamente? No sé si andará por aquí... - A ver, a ver, a ver, un momento. - Le detuvo, haciendo gestos con las manos y echando un paso atrás. - Espero por el bien de esos rizos que no quieres que te pode aquí y ahora, prefecto O'Donnell, que después de la que me habéis traído liada Gal y tú no me estés pidiendo que coja el relevo con el otro Gallia haciendo de Celestina con, vaya por Merlín, mi otra alumna aventajada. - ¿Qué? Nooo, no no. - Dijo entre risas, disimulando, porque le había pillado de lleno. - Solo digo que... - Mejor déjate de historias y gírate, que tienes visita. - Se extrañó, pero hizo lo que le decía. Y lo que vio le iluminó la cara.

    - Vaya, vaya. Pero si es ni más ni menos que el prefecto con más renombre que haya pasado nunca por este castillo. - ¡Hasan! - Celebró, sorprendido, y fue a darle un amistoso abrazo a su antiguo compañero, que le recibió alegremente. - ¡¡Qué alegría!! ¿Qué haces aquí? - El otro se encogió de hombros. - Soy campeón de este club, ¿recuerdas? Y quiero comprobar que la medalla de plata de mi año se convierte en oro tal y como se merece. Hoy puede hacerse historia, no me lo pensaba perder. - Marcus estaba encantado de verle, le miraba con ojos brillantes. El chico puso una mano en su hombro y, mirando a los lados, dijo. - ¿Dónde está la futura campeona en cuestión? Tengo ganas de verla. Espero no ponerla muy nerviosa. - Eso hizo que a Marcus le sonara una alarma en la cabeza. Ah, malditos Darren y Lex, le habían tenido que liar con sus historias. Debió notársele en los ojos que se había quedado un poco parado, porque el chico le miró de vuelta, frunció el ceño extrañado y rio. - Tranquilo, que no te la voy a quitar. - ¿Eh? No, no, claro. - Dijo entre risas. Maldita sea, ¿por qué tenía que ser tan trasparente?

    - Vamos con ella... Y ya hablaremos tú y yo, anda. - Volvió a decirle, en su tono jovial y alegre de siempre, dándole un par de palmadas en el hombro. Se dirigieron todos juntos hasta donde Alice esperaba junto a Hillary. Alice se alegró muchísimo de verle y él negó a su pregunta. - Qué va, ha sido una sorpresa también para mí. - Respondió, riendo, aún sorprendido de ver allí a Jacobs, no era habitual tener por allí antiguos alumnos. Le miró cuando respondió a Alice que "le había contado cosas y otras se sabían fuera". Bajó la mirada para no delatarse más. En realidad... Apenas se habían saludado. ¿Qué sabía Jacobs? ¿Qué había llegado fuera? "Ya hablaremos tú y yo", le había dicho. Pues sí que tenían que ponerse al día. Claramente, el chico estaba obviando el tema para no poner más nerviosa a Alice antes de su duelo, así que él seguiría la misma estela. Ya hablarían en otro momento, desde luego.

    Recibió el abrazo y el beso de Alice y dejó una caricia en su pelo. - Todo en orden, duelista. - Soltó una carcajada. - Se te nota un poquito, te pareces a mí en lo de no saber disimular. - Juntó su frente con la de ella. - Pero estás preciosa y se te nota que vas a por todas. Todo va a salir genial y aquí estamos todos apoyándote, así que respira, que tú puedes con esto. - Se separó. - Y en cuanto a Dylan, confía también mucho en ti y, sobre todo, tiene problemas mayores ahora mismo. - Estiró el cuello y miró a Hillary. - Ahí lo he dejado con Sean dándole consejos sobre amores, ¿creéis que he hecho bien? - ¿Qué? - Preguntó la otra, desconcertada. Marcus se echó a reír y Jacobs, que miraba a unos y a otros con la sonrisilla de quien no se está enterando de nada, comentó. - Sí que necesito una puesta al día. -
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    Jue 24 Feb 2022 - 15:28

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    CON Marcus EN Aula de duelo EL 27 de mayo de 2002
    Sonrió a Marcus y dijo. — Gracias. Y gracias por cuidar de mi Dylan, ya me dirás que necesita esos consejos. — Suspiró y les miró a todos. — Hay demasiada gente fuera. — Dijo quejosa. Ruth se adelantó y dijo. — Mejor, así te verán triunfar antes de que te vayas, y quedarás como una reina. — Apretó la mano de su novio y se encogió de hombros. — ¿Algún consejo antes de que me lance ahí? — Ruth se adelantó, aunque vio a Hasan abrir la boca. Bueno, ya, ahora no estás en el ministerio, aquí sigue mandando Ruth. — ¿Recuerdas lo que te dije cuando te enfrentaste a este penco? — Dijo señalando al chico, lo cual les hizo reír. — Pues olvídalo. Con Lyevin tu técnica es la ganadora. Tiene mucho aguante físico, pero no tanto mental, en cuanto vea que sus hechizos no funcionan contigo, va a perder el equilibrio mental y a cometer errores. Un Expelliarmus bien lanzado, y la victoria es tuya, chica. — Terminó apretándole el hombro. Ella sonrió y miró a su amiga, que se acercó a ella también. — Tía, eres la persona más fuerte que conozco, y Lyevin solo es un tío muy tío que se cree más fuerte que los demás. No es rival para ti. — Miró a Jacobs, y este se rio, negando con la cabeza. — Así que esto es lo que hacíais los demás. Resulta más efectivo, desde luego.— Se acercó hacia ellos y bajó la voz. — Yo estaba más solo que la una detrás de mi cortina y solo entró Fenwick para mirarme así. — Dijo imitando la pose de la profesora, arruga del gesto incluida, y dijo. — Más te vale que no te gane una niña de Ravenclaw. Diría muy poco de nuestra casa y tu cargo. — Se rio más, mientras todos le miraban un poco alucinados. — Y por eso luego muchos Slytherins no estamos muy bien de aquí. — dijo dándose en la sien. — Por eso y por el acoso y derribo de Ruth, claro. — La profesora rio y le dio con cariño en el brazo. Ya volvió a mirarla a ella y dijo. — No me cabe ninguna duda de que vas a ganar. Por eso he venido. Quiero verte campeona del club de duelo, debiste serlo hace dos años, pero la inexperiencia jugaba en tu contra. — Le apretó el hombro y dijo. — A por él, Gal. No hay mejor talento en el duelo para combatirle que tú. — Ella parpadeó y amplió la sonrisa. Gracias, gracias a todos. — Se mordió el labio y puso sonrisa Gallia, mirando hacia la cortina. — Vamos a machacar a ese chulo. — Luego le dio un beso en la mejilla a Marcus y dijo. — Va a estar todo bien, mi amor. Te veo en cuanto esto termine.

    Tomó aire, lo exhaló, y atravesó la cortina, subió a la tarima y se situó en su puesto. Lyevin iba con la equipación de Slytherin pero no se le veía muy cómodo con ella. Cruzaron las miradas. Hace no tanto, se lo pasaban bien en el club de duelo, y ella quería aprender aquello hechizos tan chulos y potentes que lanzaba… Pero había muchos hombres así, como él. O le bailabas el agua, o se mosqueaba y enseñaba su auténtico pelaje. Una pena, podría haber sido una final guay, como la que tuvo con Jacobs, y sin embargo, ahí estaba ella, angustiada por si aquel tío le lanzaba una maldición que sí, le descalificaría, pero de mientras a ella podía dejarle secuelas graves. Pero mejor no pensaba eso. De hecho, buscó a su cuñado entre el público, pero no le vio. No debía haberles parecido prudente dejarle ir a ver como su cuñada y uno de los tíos con los que peor se llevaba se retaban. Mejor, podía pensar tranquila. Buscó a Dylan con la mirada y le sonrió guiñándole un ojo. Que viera que estaba bien, tranquila. Y ya con todos controlados, podía empezar.

    Alumnos, alumnas, profesores, bienvenidos a la final del club de duelo. — Empezó Silver. — Es mi orgullo arbitrar este duelo entre la una vez subcampeona, la señorita Alice Gallia, de séptimo de Ravenclaw. — Se oyeron aplausos y clamores, esos eran sus amigos fijo. — Y, de séptimo de Slytherin, nuestro alumno de Drumstrang, Alekséi Lyevin. — Ahí los clamores parecieron venir de un sector de los machos muy machos de Slytherin. Tuvo que contenerse para no entornar los ojos. — Conocéis las reglas. Presentad varitas, tres pasos hacia atrás, y empieza Lyevin, por ser el de más edad. — Hizo lo que Silver decía, y no pudo evitar sentir un miedo particular al darle la espalda. Y entonces lo recordó “¿Le das la espalda a un contrincante?”. Habían pasado dos años, pero se sentía una vida, aún así, no lo olvidaría nunca. Una vez más, Marcus iba a ser la clave en su vida para conseguir lo que se proponía.

    Casi ni oyó el hechizo que Lyevin le lanzó, porque su mente se concentró tanto en el escudo que alargó el brazo y este salió, con sus rebordes azulados y su gran pantalla, frente a ella. Era la primera vez que le salía un hechizo no verbal, pero es que de repente todo había cobrado sentido en su cabeza, había visualizado el hechizo, y de su cabeza había viajado a su mano. Ya sabía cómo ganarle. Ahora a agotar a Lyevin, pensó, poniendo su sonrisita de superioridad, de saberse poderosa. Una sonrisa que había aprendido de Marcus.


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    Jue 24 Feb 2022 - 17:14

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    CON Alice EN Aula de duelor EL 27 de mayo
    Alice estaba nerviosa, y no le extrañaba, él también lo estaba y ni siquiera era quien se iba a enfrentar. No hubo opción a que los chicos le dieran consejos porque ya tomó Mustang la delantera, e igualmente tampoco es como que él pudiera aconsejarle nada que ella no supiera ya, por algo era la experta en duelos. Lo que la mujer decía tenía mucho sentido, si bien le ponía un poco tenso. Era cierto, Lyevin no tenía tanto aguante mental, y para Marcus eso era peligroso. Era oscuro y bruto, no se fiaba de lo que pudiera lanzarle a Alice ni con qué energía. En cuanto viera ese Expelliarmus que la mujer decía ejecutarse, podría respirar tranquilo.

    - No va a poder con Alice Gallia. Ni en sueños. - Aseguró tras las palabras de Hillary, muy seguro de lo que decía a pesar de su inquietud. Tenía plena confianza en que Alice era mucho mejor que ese tipo, en lo que no confiaba era en sus malas artes. Lo que dijo Jacobs le hizo mirarle con cierta extrañeza hasta que se explicó. Sabía por su madre lo fría y distante que podía ser la casa Slytherin, Lex no lo dejaba tanto traslucir porque siempre decía que prefería estar solo, aunque Marcus cada vez estaba más convencido de que hubiera sido más feliz en una casa que le diera calor. Rodó los ojos y negó ante lo de la "niña de Ravenclaw". Fenwick siempre le había tenido a Alice una manía injustificada. De pequeño pensaba que era porque la chica era caótica y ella muy estirada, aunque también creía que no era exactamente manía, solo la ponía nerviosa. Se había demostrado con el tiempo que no era así.

    Sonrió con orgullo viendo a Alice tan segura, ahogando una risa entre dientes cuando dijo que "machacaría a ese chulo". Tras el beso en la mejilla, agarró sus manos y las besó también. - Más que bien, mi amor. Vas a arrasar. Estamos todos contigo, te amo. - Y, ya sí, Alice se fue, llevándose con ella todas las buenas vibraciones que había querido darle, toda la fuerza y el ánimo, y dejándole nerviosito perdido. Soltó aire por la boca, y al hacerlo, oyó una risa entre dientes junto a él. - Igualito que en primero. Qué poquito has cambiado, O'Donnell. - Se giró a Jacobs con el ceño fruncido y una sonrisilla. - Va, Hasan. No te haces una idea de lo mucho que he cambiado. - Me hubiera encantado verte en el día a día. - Le miró de arriba abajo. - Sí que pareces... Aún más Slytherin. - Eso le hizo reír. - Pero eso ya lo detecté yo en tercero, ¿o es que no te acuerdas del día que te llevé a rastras a las mazmorras? - Marcus suspiró. - Menudo susto me diste. - ¿Susto? No te lo crees ni tú. Me echaste una mirada que creía que me ibas a matar. - Le señaló. - Y ahí fuera he visto a tu madre, y a tu padre. Sé de quién de los dos has sacado la mirada. Tú sí que asustas cuando quieres, colega. - Volvió a reír y le puso una mano en el hombro. - Anda, vamos fuera antes de que nos perdamos a tu novia pateándole el culo a ese ruso, que me han contado que es de los que me caen bastante mal. -

    Alice y Lyevin ya estaban en la tarima y Marcus se notó el corazón en la garganta. Fue junto a Jacobs, Sean, Hillary y Dylan y se colocaron en primera fila. - ¿Cuándo empezasteis? - Le murmuró Jacobs durante el discurso de Silver, inclinándose hacia él disimuladamente. - En enero. - ¿De este año? - Preguntó, sorprendido y ya mirándole. Bufó con una carcajada muda. - Sí que os lo habéis pensado. - Marcus soltó un leve bufido. - No era tan sencillo. -¿Seguro? Si te soy sincero, me sorprendió que no empezarais a salir en quinto, estabais más unidos que nunca. - Marcus ladeó los labios en una mueca, pensativo. Quinto fue muy buen año para ambos, se unieron mucho y se notaba que algo empezó a fermentarse... De no haber tenido los dos tantos miedos, tantas hipótesis erróneas, de haber sido él un poco más valiente y haber reconocido sus propios sentimientos, perfectamente podrían haber empezado a salir. - Y cuando me fui y os vi tan... Indecisos. - Continuó Jacobs. - Temí que todo se os fuera al traste en sexto. - Marcus soltó una muda y amarga carcajada entre dientes. - Estuvo a punto. - Miró al otro y sonrió. - Afortunadamente, esto estaba escrito. - Jacobs le devolvió una sonrisa cómplice y, tras ello, miró al frente y señaló con un gesto de la cabeza. El duelo estaba a punto de empezar.

    Ambos se habían girado. Marcus seguía a Alice con la mirada, pero no quitaba tampoco el ojo de Lyevin... Y, en una milésima de segundo, tan rápido que no daba tiempo a asumir una acción cuando ya había acontecido la siguiente, le vio girarse antes de tiempo. Se hubiera puesto en medio de haber podido, pero lo único que hizo fue tensarse y ver como, por fortuna, Alice hacía un escudo a tiempo. - Será capullo. Esa es una ofensiva rastrera. - Dijo Jacobs, y sí que era rastrera, pero Marcus estaba con el ceño fruncido y ojos alucinados, porque había algo que había llamado su atención mucho más que eso. - No ha pronunciado el hechizo. - Murmuró, y todos sus acompañantes le miraron. - ¿Qué? - Preguntó Sean, y aunque era una pregunta retórica, Marcus repitió. - No ha pronunciado el hechizo. - Hillary desencajó la mandíbula, mirando a Alice con los ojos como platos. - Es verdad. - Jooooder. - Dijo Jacobs, igual de alucinado, y acto seguido rompió a reír. - Madre mía, cómo hemos evolucionado. Eso sí que da miedo, chaval. - Ladeó la cabeza con una carcajada, con los brazos cruzados, y añadió. - Ahora sí que se merece el oro. Me lo hace a mí hace dos años, y tendría ya el duelo vendido. - Marcus la miró, y vio su sonrisa. Se irguió y él sonrió también. - Es Alice Gallia. Es imparable. -
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    Vie 25 Feb 2022 - 16:22

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    CON Marcus EN Aula de duelo EL 27 de mayo de 2002
    Los ataques de Lyevin la tambaleaban, pero ella era más fuerte. El único problema era que cada vez estaba más asustada. De hecho, se descubrió a sí misma pensando que ojalá incumpliera alguna norma y le descalifcaran. No sería la épica victoria que tenía en su cabeza, pero le quitaría esa opresión que estaba sintiendo cada vez que era el turno de Lyevin. Lo bueno es que le veía cada vez más desencajado, ya no aguantaría mucho más. Lo malo es que un animal muy herido siempre es más peligroso. Sus escudos eran fuertes pero sus miedos también, y temía que en cualquier momento se perdiera en el movimiento del ruso y le encontrara una flaqueza. Sentía los brazos perlados en sudor frío, y se acordó momentáneamente de Jacobs tiritando de frío por el hechizo que le había echado.

    Y llegó. El ataque que la despistó y no vio venir. Un Baubillio demasiado brillante, sabía que no le daba tiempo a hacer un escudo suficientemente grande, aunque lo tiró igualmente, pero sí le dio tiempo a poner la mano izquierda por delante de la derecha, para asegurarse de que no le afectaba a la mano dominante ni tiraba la varita. El hechizo atravesó el escudo e impactó contra su muñeca, haciéndola gritar en el momento en el que notó un calambrazo tremendo, que justo en la muñeca se sintió como una quemadura. Levantó los ojos, incrédula, hacia Lyevin. Si después de haber atravesado el escudo, el hechizo todavía pegaba así, ¿qué hubiera pasado si no lo hubiera parado? — ¡Impugno! — Gritó Ruth desde el pie de la tarima. — Utilización de forma imprudente y desproporcionadamente fuerte de un hechizo permitido. — Silver la miró a ella y algo poseyó a Alice que negó enérgicamente. — ¡No! Estoy bien. — Le dolía a horrores la muñeca pero ahora mismo tenía un chute de adrenalina que la hacía capaz de cualquier cosa. Miró a Ruth y susurró. — Un animal herido es mucho más peligroso. — E irguiéndose, caminó hacia su sitio de la tarima, dio dos pasos hacia Lyevin y lanzó el Protego en X ante ella, sin pronunciarlo, y le dio la espalda. No había terminado de darse la vuelta, cuando él ya había tirado un hechizo, pero su escudo lo había rebotado sin problemas. Puso una sonrisa y se permitió mirar a su novio un milésima de segundo. Gracias, mi amor, pensó.

    Se dio la vuelta y dijo simplemente. — Pallalingua. — E impactó certeramente contra la boca de Lyevin, que la miró completamente fuera de juego. Esperó los cinco segundos de cortesía del turno y con una sonrisa dijo simplemente. — ¡Accio varita! — Recibiéndola en su mano, cruzando las varitas y finalizando el duelo. La muñeca le dolía tanto que dejó caer la varita de Lyevin. Quedó como un gesto no muy deportivo, pero de verdad, es que le dolía demasiado. No obstante, los vítores que oía a su espalda no parecían estar muy preocupados por su deportividad. — ¡La ganadora del duelo es Alice Gallia! — Exclamó Silver levantándose y alzando los brazos, sin controlar mucho la reacción. — La primera ganadora de las finales de duelo, mujer, de Ravenclaw. — Sí. Esa era ella. Y no se lo podía creer.

    Se giró y buscó a Mustang con al mirada y fue corriendo a abrazarla. — ¡Lo he logrado! ¡Señora Mustang, he ganado! — Dijo, ilusionada como una niña. Ruth la estrechó contra ella. — ¡Ya lo creo que has ganado! ¡Y con la inteligencia como una buena Ravenclaw! ¡Mi mejor alumna! — Dijo dándole un sonoro beso en la mejilla. — No me cabía duda de que lo conseguirías, has hecho historia, Alice Gallia. — Dijo con su tono reposado, pero ciertamente también emocionado, la jefa de su casa. Ni se haba dado cuenta de que estaba por allí, así de nerviosa estaba. — Gracias, jefa. No me puedo creer que lo haya conseguido. — Admitió, emocionada. Buscó con la mirada a Marcus, pero sintió antes a Dylan contra ella, abrazándola con fuerza. — ¡Hermana! ¡Eres hipervaliente! ¡Tengo algo que darte! — Dijo su hermano hiperexcitado. Ella rio. — Espera, Dylan, quiero ver a Marcus. Gracias, patito. — Dijo dándole un beso en la coronilla, y levantando la cabeza tratando de encontrar a Marcus.

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    Dom 27 Feb 2022 - 7:20

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    CON Alice EN Aula de duelor EL 27 de mayo
    Estaba convencido, convencidísimo, de sus palabras: Alice Gallia podía con todo. Su novia era muy buena en duelos y tenía todas las posibilidades de ganar... Lástima que su rival fuera Lyevin. Temía que hiciera alguna trampa, lanzara una maldición que no tuviera controlada o similar. Alice era mucho mejor que él, pero él era tramposo y oscuro. Sí, de hacer algo que no debía le descalificarían, pero no quería que Alice sintiera que había ganado el duelo por descalificación del rival y, lo más importante de todo, no quería que le hiciera daño. Eso era lo que le tenía más tenso.

    Un Baubillio demasiado fuerte penetró el escudo de Alice y le hizo daño, lo supo porque lo vio y porque ella soltó un grito, y casi se lanza a la tarima a ver si estaba bien. Menos mal que tenía gente de sobra alrededor para parapetarle, aunque la señora Mustang no fue una de ellas. A Marcus le había dolido y preocupado que hicieran daño a su novia, y con todo y con eso no se había parado a pensar en lo que decía la profesora. Efectivamente, ese hechizo había sido demasiado fuerte, si Alice no hubiera lanzado el hechizo a tiempo, ¿qué hubiera pasado? Pero Alice, por supuesto, negó que se impugnara nada y se dirigió orgullosa a su sitio de nuevo. - Que no cunda el pánico. Es un dolor molesto pero es puntual y va ganando ella. - Dijo Jacobs, y Marcus y Ruth se detuvieron, pero con los músculos tensos igualmente. No quería que hicieran daño a Alice, y le estaba viendo la cara, estaba cada vez más asustada e insegura, por mucho que se hubiera erguido ahí. - Además, ha sido en la izquierda. Ella imaginaba que le iba a pasar eso porque se ha tapado la mano, sigue estando alerta y sin despistes. - Añadió Jacobs, que claramente iba razonando el duelo en voz alta para relajarle. Marcus seguía sin quitar los ojos del lugar y Ruth empezaba a mascullar desacuerdos de mala manera. Sean y Hillary no estaban ni para opinar, ni mucho menos Dylan.

    Pero entonces, justo después de lanzar su escudo, se dio la espalda. Frunció el ceño. ¿¿Pero qué hace?? Pensó, asustado, hasta que la vio. Esa mirada, esa sonrisa ladeada. El corazón le dio un vuelco, su ceño se relajó y sonrió él también. Lo tiene. Volvió a pensar, orgulloso, emocionado, porque sabía que Alice acababa de saberse ganadora, era cuestión de segundos. Ese tipo tramposo que jugaba sucio acababa de cometer el error de pensar que Alice era tonta y había bajado la guardia. Es una Ravenclaw. Debiste tenerlo en cuenta. El corazón se le desbocó con el Palalingua, porque era cuestión de segundos, si Lyevin no pronunciaba rápido el contrahechizo y se defendía de lo que Alice le lanzara, que el duelo estuviera ganado. No fue así. Las vítores se escucharon inmediatamente, pero él había dado un gran salto en su sitio, victorioso y animando, aplaudiendo como el que más. Todos estaban que se salían de alegría.

    Las palabras de Silver le llegaron directamente al corazón. Era increíble, lo había conseguido. Vio como se abrazaba a Ruth y como Arabella se acercaba a felicitarla, y él quería correr y estrecharla en sus brazos, pero tampoco quería interrumpir. De hecho, Jacobs le dio en el brazo con una sonrisilla. - Apuesto a que te estás conteniendo más que en toda tu vida. - Ni te lo imaginas. - Dijeron entre risas los dos. Dylan también se había echado sobre ella, pero la mirada se de Alice se cruzó con la de él y ya sí que no se contuvo más. Se dirigió a ella y le dio un abrazo tan fuerte que la levantó del suelo, girando sobre sí mismo. - ¡¡Eres la ganadora!! ¡La primera Ravenclaw, mujer, de este club! ¡¡Has hecho historia!! - Gritó, eufórico, mientras la abrazaba y giraba sobre sí. La dejó en el suelo de nuevo para darle un beso en los labios, lleno de emoción, separándose y mirándola a los ojos. - Lo has conseguido, lo has conseguido. - Repitió, con los ojos brillantes. - Estoy tan orgulloso de ti, mi amor. Y mira, mira como están todos. - Añadió, mirando a los lados, señalando el entorno. La gente seguía vitoreando. Aún tenía una comprobación que hacer, te todas formas. - ¿Te duele? - Preguntó, acordándose repentinamente del golpe en la muñeca, levantándosela para mirarla y dejarle un beso. Había visto como se le había caído la varita de Lyevin de la mano y conocía a tu novia lo suficiente como para saber que no era un gesto de antideportividad, que se le había caído porque no podía sujetarla. - Luego te acompaño a la enfermería. - Eso sería, efectivamente, luego. Ahora estaba demasiado emocionado y quería que disfrutara de la victoria. - Tenías razón. - Le dijo mirándola a los ojos. - En... Esto, en venir aquí, en todo. - La emoción le impedía ser más preciso, y ya estaban oyendo de fondo la voz de Silver llamando a la ganadora para darle su medalla. La miró y sonrió ampliamente. - Ve. - Le dijo, apretando su mano derecha. Con una sonrisa cariñosa, añadió. - Yo te esperaré aquí, y te aplaudiré mucho. - Cuando Howard Graves se graduó, Alice le dijo que, algún día, él subiría victorioso a recoger algún premio y ella le aplaudiría desde la barrera. Que él triunfaría y ella le apoyaría. - Hoy la triunfadora eres tú. Ve a recoger tu victoria, y que todo el mundo lo vea. Campeona. -
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    Dom 27 Feb 2022 - 17:25

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    CON Marcus EN Aula de duelo EL 27 de mayo de 2002
    Sintió cómo Marcus la levantaba del suelo, y ella se aferraba a su cuerpo, riendo, aún incrédula de poder considerarse ganadora del duelo, no era capaz ni de hablar. De besarle sí, ¿ves tú? En cuanto notó los labios de Marcus contra los suyos, cuánto lo disfrutó. Qué tranquilidad sintió sabiendo que volvía a él, que estaban bien, que triunfaban, y eso era todo lo que habían querido. — Lo he conseguido, mi amor. — Reafirmó riéndose. — ¡Vamos a irnos por todo lo alto! — Dijo dándole otro beso rápido, encantada. Miró a los demás y rio, negando con la cabeza. — Eso está muy bien… Pero hacerte sentir orgulloso a ti, amor mío… Eso es lo más grande del mundo. — Le volvió a abrazar. Quería decirle muchas cosas más, pero estaban rodeados de gente, aún no había recogido el título y… Prefería decírselo a solas. Aspiró aire entre los dientes cuando Marcus agarró su muñeca. — Au… — Le miró a los ojos con disculpa, pero su novio no admitía discusión. Sí, buena falta le iba a hacer la enfermería. — Aún no puedo curarme a mí misma. Algún día lo haré. — Iba a girarse, pero entonces le dijo lo de que tenía razón… Y no pudo evitar mirarle con ojos brillantes, llenos de amor y admiración. — Tú me has ayudado a ganar. Aquel duelo, aquella tarde que nunca he podido olvidar. — Apretó su mano. — Verte a mi lado, como siempre… Todo eso me ha dado la victoria. — Le dijo desde el fondo del corazón.

    Pero Silver la estaba llamando, miró a Marcus, dedicándole una sonrisa y subió. Lyevin no estaba ni allí, debía haber salido, pero vamos, no podía importarle menos. — Gracias, profesor Handsgold. — Él la miró con una ceja alzada y media sonrisa. — Silver. — Rectificó ella con una risita. — Permíteme decir con mucha alegría y orgullo, que no seré yo el que te ponga tu merecida medalla. — Se apartó, y vio a Jacobs con la cinta de la medalla en las manos. La sonrisa se le amplió y se acercó a él. — Tú debías haber sido la campeona, Alice Gallia. Esto solo vuelve a su auténtica dueña. — Ella agachó la cabeza y recibió la medalla, pero en cuanto la tuvo, se lanzó a abrazar a Jacobs, que la estrechó entre sus brazos. — Gracias, Hasan. Gracias de verdad. — Se separó y le miró con una sonrisita. — No me hubieran venido mal aquellas tablas. — Admitió, pero él negó con la cabeza. — No, Gal, tú no has nacido para las tablas. Tu has nacido para hacer historia. Eso es muy Slytherin, Hasan. — Dijo dándole en el hombro. — Un Slytherin que siempre ha sabido verte, y que intentó sacarte unas tablas que ninguno de los dos habría aceptado realmente. — Se miraron a los ojos por un momento. Durante mucho tiempo, había ignorado un poco los sentimientos de Jacobs, los había querido ver como un juego… Y no lo había sido. Pero ahora eran otras personas, que se admiraban y se mantenían el cariño, y eso era lo importante. Él le pasó el brazo por los hombros y la condujo hacia abajo. — ¡Venga! ¡Que la campeona sienta vuestros ánimos! ¡Hoy es un gran día!

    Volvió junto a sus amigos, repartiendo abrazos y recibiendo felicitaciones. Buscó a Dylan de nuevo y tomó su carita entre sus manos. — ¡Patito mío! ¿Qué me estabas diciendo? — Y él le miró con los ojos brillantes. — Que he… — Tragó saliva. — A ti te daba mucho miedo el duelo. Y a mí también. Pero lo has hecho y, y… Has hecho historia y a ver, he pasado miedo, y todos, Marcus y Mustang los que más, el chico ese que no conozco pero te abraza era el más tranquilo. — Alice se rio con el resumen de su hermano, siempre certero. — Y tú has hecho algo que te daba mucho miedo, y has superado muchas cosas por papá y por mí… Así que yo creo que… — Le enfocó con esos ojazos azules, que eran como los suyos. — Voy a hablar. Más de los cinco minutos. No prometo que lo hable todo. Hay cosas que me costará más decirlas… Pero eso quería decirte. Que si tú puedes ganar al ruso, y enfrentarte a tus miedos, y… Acabar con Marcus… Yo puedo también. — En un principio, ella rio incrédula, acariciándole las mejillas sin dar crédito. — Pero, Dylan, mi niño… — ¿Te parece bien? — Ella tiró del niño y lo estrechó entre sus brazos. — Creo que eres increíblemente valiente y bueno. Mamá estaría orgullosa de ti. — Si, hermana, siempre dices eso. — Se separó y la miró. — Pero, ¿el colega y tú estáis orgullosos de mí? — Las lágrimas anegaron los ojos de Alice y asintió, mirando a Marcus, que había estado allí a su lado todo el tiempo. — Más que de nadie, patito. Eres nuestro orgullo más grande, y si vuelves a hablar, más todavía. — Dijo, volviendo a estrecharlo contra sí.

    En ese momento, aparecieron también Donna, Peter y Andrew por allí, felicitando y celebrando. — Bueno, ¿es que se han perdido las buenas costumbres y ya no se celebran las cosas? — Preguntó Jacobs apareciendo por su lado. — ¿Y el novio de la campeona qué hace que no tiene un ramo bien grande aquí? — Alice rio. — La verdad es que no había planeado nada, con los EXTASIS y todo… Pues para eso tienes un cuñadito Huffie… — Oyó una voz saliendo de entre la multitud. — Vamos para la fiesta, tú también, ex-prefecto, tengo un cazador esperando allí que se va a alegrar mucho de verte. — Alice miró a Arabella de refilón, pidiendo permiso no verbal, y esta dijo. — Ya han pedido los permisos, y no creo que sea un peligro dejar a un auror ir con vosotros. Luego hablamos, Gallia. — Terminó con una sonrisa cálida. Ella asintió y se fue, siendo arrastrada por Darren.


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    Dom 27 Feb 2022 - 18:54

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    CON Alice EN Aula de duelor EL 27 de mayo
    - Pues este que está aquí tiene una sorpresita guardada. - Le susurró Jacobs, haciendo que le mirara con curiosidad, apartando la mirada de su novia, a quien seguía embobado, viendo como subía de nuevo a la tarima para ser ovacionada y proclamada ganadora. Sonrió ampliamente al ver a qué se refería el chico: el mismo Jacobs iba a ser quien la proclamara ganadora, y solo pudo vitorear y aplaudir aún más alto, lleno de alegría. - ¿Ves, Andrew? Te dije que aquí había tema. - Dijo burlona la voz de Peter, entre risas. Él, Corner y Donna se acercaron donde estaba, y Marcus rio también. - ¿Ahora te has enterado de que Alice y yo somos novios? Vas con retraso, tío. - Sí, sí, ahora vente arriba. Que aquí el señor guardián de tu casa y yo estábamos presentes en las finales de quinto y te veíamos la cara. - ¿Solo en las finales de quinto? Pues sí que estabais despistados. - Déjalo, con este no vais a acabar nunca. - Comentó Donna, pero estaban todos tan felices y orgullosos por Alice que solo podían reír.

    Alice volvió a bajar, y Dylan ya llevaba un rato al lado de él tirándole de la manga y mirándole con ojos de "quiero decírselo, acompáñame", así que se aguantó la risa y se acercó a su novia junto al chico para facilitarle el camino antes de que la avasallaran de nuevo a felicitaciones. Le arqueó las cejas a la chica pero se mantuvo en un discreto segundo plano mientras su hermano hablaba, y entre todo el momento y la emoción, y sabiendo todo lo que habían pasado, lo que el pobre Dylan había sufrido y lo que le costaba hacer eso... Tuvo que tragar saliva para deshacer el nudo de su garganta conmovido. En cuando Alice dejó de abrazarle, él también se agachó y lo estrujó. - ¿Eres el mejor colega del mundo, lo sabías? - El niño rio un poquito. - ¿Y el mejor cuñado? - Marcus soltó una fuerte carcajada. - También. Y ahora que he reconocido esto y que mi otro cuñado está a punto de llegar, y que te has animado a hablar, espero que no te chives. - Dylan rio y, separándose de él, alzó ambas manos. - No, no, colega, nunca lo haría. - Marcus le revolvió los rizos, sin dejar de reír. - Menudo peligro tienes tú. - Y algo le decía que iba a tener cada vez más. Ese niño se parecía mucho a Janet, pero también a su padre.

    Se incorporó al grupo a lo justo para oír a Jacobs diciendo cosas de él que le hicieron extender los brazos en cruz con fingida indignación. - ¡Pero bueno! ¿Es que no puedo ausentarme ni un segundo sin que me critiquéis? - Suspiró y se irguió, tirándose de las solapas. - Me subestimas, ex-prefecto Jacbos. Lo tengo todo más que pensado. - Hizo un ceremonioso gesto con la mano a su novia para que saliera de la sala, después de la intervención de Darren y el permiso de Arabella, y justo al llegar a la puerta, allí estaba. Un ramo de flores enorme que tapaba a la persona que lo portaba. - Sorpresa. - Susurró al oído de su novia, mientras todos soltaban exclamaciones sorprendidas. La cabecilla de Olive salió de detrás. - ¡Lo he elegido yo! - Dijo, contenta, y se lo tendió a Marcus porque primero tenía que lanzarse a abrazar a Alice. - ¡¡Has ganado!! ¡Sabía que ibas a ganar! ¡Te he visto desde aquí porque no quería entrar y que vieras las flores y se rompiera la sorpresa! - Y, mientras la niña abrazaba a Alice, Marcus se giró lentamente hacia Dylan, con una sonrisa ladina y pose erguida. El niño estaba mirándola encogido y colorado. - Y esto es lo que hacemos los buenos colegas. - Le dijo, provocando que el niño le mirara con un punto de miedo. Negó rápidamente. - ¿Y si sigue enfadada conmigo? - Marcus volvió a hacer un gesto ceremonioso, señalando a la niña, que aún estaba con Alice. - ¿Por no hablar? Ve y háblale. Aprovecha que los mayores vamos a estar ocupados. - Le guiñó un ojo y el niño llenó el pecho de aire, mirando a Olive, la cual ya se estaba acercando. Bien, momento de quitarse él de en medio.

    - Enhorabuena, ganadora. Flores frescas, laurel para celebrar tu victoria, romero como te gusta, espino porque tienen parte de mí, y ni una sola rosa. Espero que te guste. - Y yo espero que todo eso no haya salido de mi invernadero. - Marcus se giró hacia la voz, con cara de circunstancias. La profesora Mustang chasqueó la lengua y suspiró. - A quién pretendo engañar... Y mira, si te las vas a llevar tú, como si te llevas el invernadero entero. La mitad de las flores están vivas por tu ayuda y la otra mitad por la de esa niña... - Comentó señalando a Olive, soltando una risita divertida y marchándose de allí. - Desde luego que no vas a dejar de ser un novelero en tu vida, vamos. - Comentó Hillary, pero no quitaba los ojos del ramo. Marcus chasqueó la lengua. - Venga, rubia, reconoce que te ha encantado. - Anda, deja de entretenernos ya a todos que tu hermano tiene que estar ya harto de esperarnos en la fiesta, que no sabe ya Darren como tirar de nosotros para que vayamos. - A ti no te retiene nadie ¿eh? - La picó, recibiendo una pedorreta a cambio. Hillary avanzó y todos, excepto Dylan y Olive, que se habían quedado rezagados entre confidencias tímidas y mirándoles de reojo como si desearan que todos se fueran, se encaminaron hacia la fiesta.
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    Lun 28 Feb 2022 - 8:55

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    CON Marcus EN Aula de duelo EL 27 de mayo de 2002
    Se giró para mirar en dirección a su novio, con el ceño fruncido, cuando vio un ramo gigante que parecía portarse solo. Eso le hizo reír. — No me cabía duda, mi niña. — Le dijo a Olive que era el ente que sujetaba aquel ramo precioso. Sonrió a Marcus, mientras lo cogía, porque así fue como conocieron a Olive, llevando plantas más grandes que ella, presumiendo de su espino, de ese espino que ahora veía en su ramo de ganadora. Aunque no era lo único. — ¿Laurel? — Preguntó abriendo mucho los ojos y riendo. — Sí que estabas seguro de que iba a ganar. — Miró a Olive y le acarició el pelo. — Muchas gracias por estar tú también pendiente aquí. Eres muy importante para mí, ¿lo sabes? — Le dijo con cariño. Luego entornó la mirada hacia Dylan. — Y para alguien más, eres aún más importante. — Olive resopló un poco. — No seré tan importante si no me hace caso. — Alice sonrió y se acordó de cómo eran Marcus y ella a esa edad, aunque ninguno de ellos fuera tan Gryffindor como Olive. Le dio un codazo suavecito y le guiñó un ojo. — Ve y comprueba a ver si es verdad que no te hace caso.

    Se reunió a tiempo de oír cómo Marcus y Hillary se picaban. — Me voy un momento y ya estáis así. — Preguntó con la ceja alzada. La cara de su amiga fue de preocupación y ella entornó los ojos. — Hills, que estoy de coña, que ya sé que es que estáis como siempre. Vosotros sois así. — Jacobs se unió a ellos y dijo. — Veo que hay cosas que no cambian nunca, pero ha habido un par de asuntos que me han dejado un poco preocupado cuando me he enterado. — Hillary se rio y dijo. — No me extraña, como que se te mencionó en el juicio dentro del pasado disoluto que intentaron sacarle a Gal. — El chico abrió mucho los ojos y la miró. — ¿Es eso cierto? — Luego miró a Marcus y negó. — Que no…No te preocupes, si quedó claro que solo intentaban hundirme. Pero no lo consiguieron. Soy dura de pelar, por si con Lyevin no os ha quedado bastante claro. ¡Oy! Ya se le ha pegado la grandilocuencia del otro. — Dijo su amiga echándose a reír.

    Llegaron al aula donde habían preparado la reunión, porque cuando la prepararan no sabrían muy bien si era de consolación o de celebración y Darren ya entró diciendo cantarín. — ¡Lexito! ¡Mira lo que te traigo! ¡Te va a encantar! — Pero Lex que, efectivamente, estaba dentro, se lanzó a abrazarla a ella. — ¡Has ganado! — Dijo levantándola como hacía él, con un solo brazo y mirándole con una sonrisa. — ¡He ganado! — Confirmó ella entre risas. — Corrijo: le has pateado el culo a Lyevin como la campeona que eres. — Volvió a dejarla en el suelo. — Ya tienes una medalla de oro más que mi hermano. Sería para enseñársela a la Alice del pasado que nunca conseguiría nada a la altura de Marcus. — Ella se rio pero le miró con cara de circunstancias. Lex se mordió el labio inferior y miró a todos. — Aún no controlo bien lo de hablar en voz alta y que todo el mundo se entere de cosas que yo oigo de normal. ¿Qué? — Preguntó Jacobs. — ¡Hostia! ¡Capitán! — Avanzó hacia él y chocaron las manos, dándose un abrazo después. — Pero qué bueno que estés aquí. — Hasan rio y dijo. — Ya no tan capitán. Bueno, para lo que tenemos que aguantar con la de ahora… — Dejó caer Lex con inquina. — A ver, me parece que tienes que contarme muchas cosas… — La mirada del chico fue hacia Darren. — ¿Lexito? — Los aludidos rieron y se pusieron a hablar, y Alice aprovechó que todos estaban ocupados para acercarse a Marcus y llevárselo a un aparte de la sala.

    Hubiera preferido que nunca lo oyeras en voz alta. — Dijo con una risita. — Pero sí. Cuando estábamos en quinto… Realmente sentía que podíamos estar juntos, que nos queríamos, y habían pasado todas esas cosas entre nosotros… — Se rio y entornó los ojos. — Pero siempre sentí que no era suficiente para ti. Que solo aspiraba… A la plata. A ser la segunda, y tú eras el mejor. — Ladeó un poco la cabeza y dejó el ramo en una mesa para tomarle de las manos. — Ya se me habían quitado esas tonterías desde que empezamos… — Le miró a los ojos. — Y con la certeza de que esto es para siempre. — Se encogió de un hombro y agarró la medalla. — Pero esto me ha quitado esa espinita de querer ser la mejor, tal como eres tú. — Se puso de puntillas y le dio un besito. — Tú me haces querer ser mejor siempre, y eso es genial.

    ¡Gal! ¡Haznos lo del escudo cruzado que ha dejado loco a Lyevin! — Pidió Peter. Eso le hizo reír. — Venga no seas muermo, dejaos los besuqueitos para luego. — Ella alzó la ceja y se puso en medio de la sala. — A ver Bradley, ¿cuántas veces tengo que ganarte? Estáis fatal. — Dijo Jacobs desde su posición. Ella lanzó el Protego en X y se dio la vuelta, dejando que Peter tratara de tirarlo a base de hechizos demasiado Gryffindors. — ¿Lo has tirado sin pronunciar, tía? — Preguntó Andrew abriendo mucho los ojos. Peter dejó de intentar atacar y dijo. — Hostia, es verdad.Te vino bien la práctica con mi madre. — Dijo Lex sacando el labio inferior, lo cual hizo reír con incredulidad a Darren. — ¿Te has batido con la señora O’Donnell? — El escudo se estaba desvaneciendo, pero se giró como si todavía pudiera verlo. — Ah, pues… Eso parece. — Miró a Marcus, que era el único de su edad que conocía que sabía hacer tal cosa, y se rio. — ¿Ves? Me haces querer ser mejor siempre.No no, déjate de moñerías, ¿cómo se hace eso? — Exigió Peter llegando a su altura y agarrándola del brazo malo, lo que le hizo quejarse. — ¿Qué? ¿Qué he hecho? Hostia, tío, qué bruto eres, con el viaje que Lyevin le ha metido en la muñeca… — Se quejó Andrew. — ¿Que Lyevin qué? — Preguntó Lex con voz demandante. — Me ha echado un Baubillio que ha penetrado el escudo y lo he parado con la mano izquierda. Solo ha sido un calambrazo, lo superaré. — Dijo ella quitándole importancia. — Ya, pero ya que abrimos el tema del tal Lyevin, yo necesito saber cuál ha sido el lío aquí, porque Silver me dijo que esto había estado a punto de no celebrarse. Sé que han echado a Hughes por amenazas a ti. — Dijo señalando a Marcus. — Y que eso agravó un juicio que tuvo contigo. — Señaló a Alice. — ¿Me queréis decir qué demonios ha pasado cuando os he dejado solos? Menuda liada.

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    Lun 28 Feb 2022 - 14:48

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    Se tapó la boca para reírse en cuanto Alice se incorporó y Hillary volvió a poner esa cara, porque de verdad que su amiga entraba al trapo de aquella broma rapidísimo. Lástima que las palabras de Jacobs le transformaran la risa en una mueca. Sí que tenían que ponerle al día, sí... Eso sí, cuando le miró, por un momento no sabía ni a lo que se refería, y él también miró a las dos chicas como si la frase no fuera para él. - ¿Eh? Ah, no no, si ya... - Pues eso, lo que estaba puntualizando Hillary, que afortunadamente se estaba explicando mucho mejor que él.

    Sonrió orgulloso y le dio un fuerte beso a su novia en la mejilla cuando dijo que era dura de pelar, mientras se dirigían a la fiesta. Lex estaba allí esperando el primero, lo cual a Marcus no dejaba de sorprenderle, tanto eso como su efusividad. Pero su hermano quería mucho a Alice... Y también tenía que ponerle la puntilla a él continuamente. - Pero a ver. - Dijo en tono quejoso, alzando y dejando los brazos caer. Innecesario el comentario de la medalla de oro, aunque bueno, estaba tan orgulloso y contento por Alice que en realidad le daba igual. Eso sí, el comentario de detrás le hizo extrañarse un poco y mirarla... Ah, claro, sus miedos. Esas cosas que Lex leía continuamente. El Marcus de aquella época se habría puesto un basilisco, el de ahora... Miró a su hermano con un punto de disculpa, pensando lo duro que tenía que ser recibir continuamente esos mensajes, todos los miedos e inseguridades de los demás, sin poderlo evitar ni poder intervenir sin que el otro se sintiera invadido en su intimidad. Al menos ya tenía el control mental más dominado, y era más alegre y sociable, se le notaba en su expresión y su forma de hablar. Aunque, como decía él, lo de que se le fuera la lengua aún lo tenía que perfilar.

    El encuentro de Jacobs y su hermano le hizo reír y le dio un espacio para hablar a solas con Alice, aunque fuera mínimamente. Llenó el pecho de aire, con una sonrisa triste, dejándolo escapar lentamente por la nariz mientras oía a su novia hablar. - Quinto podía haber sido nuestro año. - Ladeó la sonrisa. - Me tenías conquistado. - Rio un poco, suspiró y se encogió de hombros. - Pero ha sido perfecto tal y como ha sido igualmente. - Se mordió el labio y negó, acercándose a ella para susurrar. - ¿Después de todos estos años aún no te has enterado de que me dejo las grandilocuencias para los demás? - Dejó una caricia en su mejilla. - Para ti soy Marcus, tu Marcus, el de siempre. El que va de tu mano, nunca por delante ni por detrás. Si yo soy el mejor, tú también. Nunca has sido la segunda para mí. Has sido la única. - Dejó un beso suave y breve en sus labios. - Pero ser campeona hoy no te lo quita nadie, eso sí. - Rio un poco y movió levemente la medalla que colgaba de su cuello, haciéndola brillar. - El oro te favorece. - Sonrió.

    Ya llegó Peter con su estridencia pidiendo más demostraciones de la pericia de Alice y él solo pudo reír y retirarse un poco para darle espacio. Soltó una carcajada. - Mi madre también hizo historia. Dos mujeres históricas batiéndose en duelo, y estos ojos lo presenciaron. - Aseguró rimbombante y señalándose, pero oyó a Lex decir con un burlón carraspeo. - Turbio. - Le miró con los ojos entrecerrados, y acto seguido clamó su venganza en forma de bromita. - ¡Ey, Darren! ¿Cómo decías que le habías puesto a tu puffskein? - ¡Muffin! - Contestó el otro alegremente, ajeno a la riña de los hermanos. Lex era ahora quien le miraba con inquina mientras Marcus, con tono burlón, decía en mímica con los labios "turbio". Entre su ir y venir con Lex, oyó a Alice quejarse del dolor por el agarre de Peter y automáticamente echó un paso hacia delante cuando. - ¡Tío! - Chistó, acercándose a su novia. - Tranquilo que después de lo que hemos visto dudo que se vaya a romper. - Comentó Sean, pero a Marcus eso le daba igual. Claro que la aclaración de Andrew sobre por qué le dolía la muñeca hizo a Lex saltar en su sitio. - Pero Alice ha hecho justicia más que bien. - Comentó orgulloso, y también con una mirada a su hermano que no dejaba lugar a dudas: nada de venganzas. A ver si podían tener el final del curso en paz.

    Claro, Hasan no iba a tardar en querer saber un poco más. Todos se miraron, con suspiros. - Vale, empiezo yo. - Dijo Marcus, y empezó a poner al chico al día de todo: el reinado de Layne desde el momento en que él se fue, el juicio, todas las ilegalidades que cometió, como amenazaron con expulsarlo y esto fue sustituido por un castigo, pero finalmente se le expulsó y por qué. Justo cuando iba a llegar a la pelea tras el partido de quidditch, Lex tomó el testigo sin permiso y, por supuesto, dejando de lado mucho del protocolo que Marcus usaba al hablar. - Soy legeremante. - Espetó. Jacobs abrió los ojos como platos, y no fue el único. De los presentes, Donna, Hillary, Sean y Peter lo sabían, aparte de Marcus, Alice y Darren, pero el resto no sabía nada. Su hermano debió considerar que ya no merecía la pena ocultarlo. - Y tengo novio, como ya has visto. - Afirmó, y eso le salió mucho menos hosco y más orgulloso, haciendo a Darren sonreír. - Te podrás imaginar lo que un gilipollas como Lyevin puede usar en tu contra siendo así. - Y ya sí, entre Marcus y él explicaron todo lo sucedido en la pelea, y el relato valió también para personas como Andrew, que a pesar de jugar en la liga no se había enterado de los pormenores de lo ocurrido. - De ahí que expulsaran a Layne y que la relación con Lyevin y McKinley esté... Digamos, tensa. - ¿Alguien me ha mencionado? - Dijo la socarrona voz de Ethan, entrando por la puerta como si tal cosa. Marcus rodó los ojos y miró a Jacobs. - La otra McKinley. - Precisó, lo cual hizo al exprefecto reír entre dientes. Ethan soltó una sonora pedorreta. - Fatal me parece no solo no haber sido el primero en llegar a este evento, sino que estéis hablando de la estúpida de mi hermana en vez de hablar de mí. - Miró hacia atrás y preguntó. - Bueno, ¿qué? ¿Se nos permite entrar? - Y ahí se percataron de quien venía con él. Aaron, con una sonrisa tímida, asomó la cabeza y alzó una mano levemente para saludar. - Quería dar la enhorabuena a la ganadora. -
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    Lun 28 Feb 2022 - 16:36

    Ronda definitiva
    CON Marcus EN Aula de duelo EL 27 de mayo de 2002
    Sentía la mirada de Jacobs mientras Marcus le estaba contando todo lo del juicio. — ¿De verdad Layne te puso una mano encima? — Le preguntó muy serio, suspirando justo después. Alice se encogió de hombros. — Se ha llevado lo que se merecía. No. No, qué va. Te aseguro que yo me habría tomado la justicia por mi mano. Ya lo hice en su día, y más debía haber hecho. Aquel día que te colgó en el lago en primero, tendría que haberlo dejado tuerto y manco. — Cuando Jacobs se ponía en modo Slytherin, sabía dar mucho miedo. — Ya no tiene peso en nuestras vidas. — El chico ladeó la cabeza. — Ahora puedo echarle agentes del Ministerio encima. — Eso es ilegal, Hasan, y lo sabes. — Dijo Hillary cruzándose de brazos. El chico avanzó hacia ella y le rodeó los hombros. — ¿Cuando dices que te vamos a ver por el Ministerio?Cuando se saque el título de abogacía. — Dijo Sean, adelantándose hasta allí y cogiendo la mano de Hillary, a lo que Hasan reculó pero les miró con una expresión muy divertida. Ella se acercó a Marcus y susurró. — ¿No te alegras de ser la pareja más bonita y estable de Hogwarts a pesar de haber hecho tantas tonterías? — Dejó un beso en su mejilla y rio brevemente. — Siempre de la mano, Marcus O’Donnell. — Le recordó, retomando lo que él le había dicho antes.

    Lex era muy parecido a su madre. Cuando consideraba un tema zanjado, zanjado estaba, y como ya había admitido delante de bastante gente que era legeremante, ahora cogía y lo decía libremente delante de todos los presentes. La cara de Andrew era un poema, Peter solo parpadeaba, y Jacobs la miró de reojo, preguntándose lo que todos se preguntaban: ¿habrá oído lo que yo pensaba de X cosa? Y sí, la respuesta era sí, pero eso quedaba en el pasado. Jacobs siempre fue bueno y caballeroso con ella, se tenían un gran cariño, y ni Lex leyéndole la mente le iba a cambiar aquella visión. — No me jodas que uno de Drumstrang tiene nada que decir sobre con quién te acuestas o te dejas de acostar. — Dijo, claramente apartando un poco las nubes de su cabeza. Lex se encogió de hombros. — Pues por lo visto… Pero vamos, que ya mi cuñada le ha dado su merecido. Él, que intentaba dar a entender que jugaba peor al quidditch por estar con Darren. Tío… Pero las jugadas, ¿nos las oías? — Preguntó Peter, que aún estaba procesando la información. Lex entornó los ojos. — Sí, Peter, oía claramente cómo decías “AY POBRE BLUDGER, nononono, hay que hacer algo por cambiar las normas del quidditch y no se las golpee así” y eso solía cegar demasiado todo lo demás Bueno, es que es una injusticia. — Se defendió el chico. — Pero no. Cuando estoy jugando, estoy jugando. Si me parara a escuchar, me volvería loco. — Donna asintió. — Y tranquilo, Peter, no creo que tú hayas tenido nunca pensamientos de los que te puedas avergonzar. Si todo lo dices en voz alta. — El chico asintió y levantó las manos. — Pues también es verdad.

    Ethan estaba tardando en aparecer. Le sonrió y fue a darle un beso. — Felicidades, golfi. Ya sé que has hecho que ese buenorro de Lyevin parezca una ameba quejosa. Yo es que espectáculos tan violentos no… Deja de quejarte, que gracias a mí vas a poder ver a… ¡AY MI HASSIE DE MI VIDA Y DE MI CORAZÓN! A la puta esta vienes a verla y a mí no. Debí saber que la muy lagarta siempre te importó más. — Jacobs rio con ganas y negó con la cabeza. — Estaba a punto de decirte que te echaba de menos pero me lo voy a pensar mejor. — Alice rio con ellos, pero miró de reojo a Aaron. No habían tenido muchas oportunidades de estar con él y después de lo de Pascua… Se acercó a él y le estrechó el brazo. — Gracias, Aaron. ¿Tenéis duelos en Ilvermony? — El chico se rio y asintió. — Ya lo creo. A los americanos todo lo que sea crear disputas y solucionarlas peleando les gusta. — Se apartaron un poco de los demás y preguntó. — ¿Cómo estás? ¿Cómo fue todo en Pascua? — El chico se encogió de hombros y ladeó la cabeza. — Fue… Raro. Estaba muerto de miedo, pero… Los días con Ethan… — Inspiró profundamente y se rio. — No sé, no te lo sé describir. Hay otra cosa en él… — Ella se rio. — Me alegro de que lo veas. A veces se pierde en la parafernalia, ¿sabes? — El chico rio. — Ya, ya… — La miró. — Gracias. Por ayudarme con eso. Sé que tienes tus propios problemas. — Ella asintió lentamente y se masajeó la muñeca. — Bueno, los voy solucionando… — Le miró de arriba abajo. — Mira, ¿por qué no hacemos una cosa? — Señaló la sala. — Esto es una fiesta, y no sé si has ido a muchas estando en tu intercambio. — Él se metió las manos en los bolsillos y negó con la cabeza. — A casi ninguna, hasta que Ethan ha empezado a pasearme por ahí… Pero aún tengo mis dudas… De si le caigo mal a tus cuñados y eso… No me he comportado mucho como un alumno normal nunca, ni aquí ni allí. — Ella ladeó una sonrisa. — Pues mira, de momento, disfruta de esta y… Antes de que termine el curso, nos sentamos Dylan tú y yo a hablar y… Ya veremos qué hacemos con el futuro, ¿te parece? — El chico asintió. — Me parece. Y ahora disfruta de una buena fiesta, que para eso estamos aquí.

    ¿DÓNDE ESTÁ LA CAMPEONA? — Dijo Oly entrando por la puerta, arrolladora, con Kyla y Cedric, que probablemente venía a saludar a Jacobs. — ¡Aquí! — Saludó ella. — Pero cuidado con mi muñeca, por favor. — Dijo levantando la mano por encima de su cabeza, para que no la estrujaran sin querer. — ¿Ya te has herido otra vez? Madre mía, a ti lo que te pasa es que no quieres dejar a Durrell antes de irte, Alice Gallia. — Dijo Kyla, llegando también a su lado. — Pero su aura está perfecta. ¡Aura de campeona! ¡Ay y está aquí excompi! ¡Hola Jacobs! — Saludó encantada. Sí, no había fiesta que no mejorara con la prefecta por allí, y aunque notaba cierto picorcillo de nostalgia en el pecho, solo podía alegrarse de poder seguir disfrutando de cosas como aquella mientras pudieran. — ¡Venga! ¡Unas palabras de la campeona! — Jaleó Peter de repente. Ella suspiró y negó, pero ahora todos la miraban como lechuzas hambrientas. — Vaya ideítas tienes. Bradley.

    Merci Prouvaire!


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    Lun 28 Feb 2022 - 17:58

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    CON Alice EN Aula de duelor EL 27 de mayo
    Obviamente, Jacobs se ofendió en cuanto se le puso al día, llegando incluso a insinuar unas represalias que Hillary cortó de raíz aludiendo a la legalidad. Pocas personas más legales había en el mundo que Marcus, pero debía tener últimamente más acentuada de la cuenta su vena Slytherin porque, por un momento, había mirado de reojo a Jacobs pensándose si realmente sería viable tener vigilado a Layne desde el Ministerio para que no hiciera más tropelías, ahora fuera de la escuela. Dejó de pensar en ello, porque no le llevaba a ninguna parte, y se centró en la fiesta. O en el momentito que acababa de tener Sean lanzándose encima de Hillary, al parecer, por miedo a que Hasan se la quitara o algo por el estilo, lo cual le obligó a taparse la boca para que no se le viera riéndose. Miró a su novia de reojo, contento. - Desde luego. - Y él también besó la mejilla de ella con cariño y un toque divertido.

    Obviamente tenía que venir un debate sobre si su hermano leía las jugadas, pero Lex había decidido ser honesto y Marcus le apoyaba. Si iba a dedicarse al quidditch profesionalmente, iba a tener que aprender a lidiar con ese tipo de preguntas, así que cuanto antes aprendiera a responderlas, mejor. Eso sí, la referencia de Peter y las bludgers le tuvo que hacer reír. Marcus sabía de buena tinta que Lex controlaba bastante bien la legeremancia mientras jugaba, mientras volaba en general, que era lo que más le relajaba y le desconectaba. También sabía que a Peter nunca le había preocupado la legeremancia de Lex, no le había hecho mucho caso, convivía con ella desde que eran pequeños y, siendo Peter, que era bastante bocazas, la había guardado en secreto considerablemente. Pero claro, ahora tenía que soltar todas las dudas que se había guardado todo este tiempo por no pinchar donde pudiera doler. Le pasó un brazo por encima al Gryffindor y le achuchó contra sí (un poco, porque Peter en comparación con él era un tronco robusto). - Si es que es muy buen tío. - Le dijo con cariño. Tenía que reconocer que, de pequeño, se llevaba muy bien con Peter pero también tenía un concepto de él un poco... En fin, no el que tenía de sus amigos Ravenclaw. Pensaba que era simplón y que estaba atontado, y todavía se metía con él por sus ocurrencias. Pero Peter era indudablemente una buena persona, y había demostrado ser un buen amigo de Lex y él, aun con sus diferencias. Una persona a la que merecía la pena tener en tu vida, y, sin ninguna duda, Poppy y él eran los mejores el uno para el otro, quienes realmente se merecían.

    Rodó los ojos porque los comentarios de Ethan eran lo más irrespetuoso del mundo, y desde luego, porque su novia así lo quería, que le pasaba la mano a ese chico abiertamente, pero a nadie más le permitiría que se refiriera a ella en esos términos. - Menuda mirada, cuñado. - Le dijo Darren entre risas, apareciendo a su lado. - Pareces tener más ganas de matarlo que yo. - ¿Tú te crees que esos son términos respetuosos para referirse a una amiga? - Susurró molesto, lo cual arrancó en Darren una carcajada. - ¡Ay, nuestro caballerito medieval! Si algo he aprendido de Ethan es que es mejor ignorar esas cosas, están lanzadas expresamente para llamar la atención. - Marcus suspiró. El tener allí a Darren hablando de Ethan le recordó su conversación con Cedric de hacía unos días... No era el momento de sacarla, así que lo dejó para otro momento.

    Vio que Alice estaba hablando con Aaron, y cuando el chico cruzó levemente la mirada con él, esbozó una leve sonrisa e hizo un gesto con la cabeza, que el otro respondió, sonriendo también, quizás con un toque más aliviado que el de Marcus. Habían enterrado el hacha de guerra, definitivamente, la conversación con Lex le abrió mucho los ojos, y al menos ahora no se tensaba tanto al ver a los primos hablando. Seguía sin ser su persona favorita del castillo... Pero al menos, ahora, podía no considerarle un enemigo. El foco de atención se fue de nuevo a la puerta en cuanto Olympia y su arrolladora alegría entraron por allí, lo cual le hizo reír. Justamente, venía no solo con Kyla, sino con Cedric. Marcus miró de reojo a su lado, pero Darren se había vuelto con Lex y ahora ambos hablaban entre sí con murmullos y sonrisitas, ajenos (al menos aparentemente) a que el prefecto de Slytherin había entrado en la sala. Se mojó los labios y se dirigió hacia él, que estaba junto a Jacobs. - Como me alegro de verte como prefecto, si es que aposté por ti por algo. Debiste serlo desde el primer día. - Aseguraba el mayor, y Cedric se veía ciertamente adorable tan ruborizado y tímido de repente por las alabanzas del que, de seguro, fue su mentor. Marcus estaría así tal cual si Howard Graves apareciera por allí diciéndole esas cosas. Le pasó un brazo por los hombros y dijo. - Mejorando lo presente, el mejor prefecto que ha tenido la casa Slytherin. - Ambos rieron. - Menudo adulador estás hecho. - Es la pura verdad. Además, se va a quedar siendo referente del futuro prefecto Evans y la prefecta Ming. - Hostia, ¿Ming es la prefecta? - Jacobs soltó una carcajada. - Me acuerdo de ella. Como le diera por algo... Tremendas chapas me han caído con ella, me tenía alucinado. - Marcus y Cedric rieron con ganas. - Lo de Evans se veía venir. Es idéntico a ti. - Sí, se ha buscado un clon suyo de sucesor. - Va, va, que el chaval se lo ha ganado, dejad de insinuar que es mi favorito o algo... - Y entre las risas estaban cuando Peter propuso que Alice dijera unas palabras.

    - ¡Ay pero no empecéis sin mí! - Se escuchó la vocecilla de Poppy, que entró volando por la sala. - ¡¡Gaaaaal!! ¡¡Enhorabuena!! Ay, jo, que estaba tutorizando un parcial con los peques, no he podido escaparme antes. - La chica le dio un manotazo en el brazo a Peter que le hizo dar un saltito sobresaltado en su sitio. - Anda que esperas a tu novia para las propuestas guais. - Perdona, cari, es que ya sabes que me emociono. - Reconoció Peter, con las orejas gachas. Marcus se aguantó la risa, mirando a Alice con complicidad. Al pasar la mirada por los presentes, ya sí detectó a Darren más incómodo y esquivando la mirada de donde él estaba. Miró a Cedric a su lado. El chico también andaba un tanto escondido. Vale, había que ponerle arreglo a eso de alguna forma, pero no iba a quitarle el momento a su novia, así que tendría que ser más adelante. - ¡Va, todo el mundo callado! Que la reina de Ravenclaw va a hablar. -
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    Mar 1 Mar 2022 - 17:15

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    CON Marcus EN Aula de duelo EL 27 de mayo de 2002
    Negando con la cabeza, y iba a ir hacia el centro, cuando justo entró Poppy. — A ver qué te crees que voy a contar, Pops. — Dijo entre risas. — ¡Oh! Y está Cedric. Hola, Cedric. — el chico se encogió un poco sobre sí mismo. — Hola, Gal. Enhorabuena por la medalla. — Rio un poco y ya vio en la mirada de su novio que algo iba barruntando.

    Carraspeó y les miró. — Esta te la guardo, Peter, apúntatelo que te la devolveré. — Levantó la medalla y la miró con una sonrisa. — Hace dos años yo estaba en la fiesta de celebración de un oro, pero de ese señor auror que está ahí. Y tenía unas ganas de llorar y de matar a alguien que no os las puedo contar. Me sentía una fracasada, sentía que no me merecía a la persona que amaba… — Miró a Marcus. — Y sí, hoy me he enfrentado a un rival que no era tan bueno como aquel. — Dijo guiñándole un ojo a Jacobs. — Y… La persona que amaba, que amo, ya me dejó claro cuánto me amaba él a mí también, y que siempre vamos de la mano, en las victorias y en las derrotas. — Se giró a sus amigos. — Pero no estaría aquí, no habría ganado, y muy probablemente, no estaría tan feliz con la persona que amo si no fuera por nuestros amigos. Si no fuera por horas infinitas de conversación y aguante de Sean, Hillary y Donna. Sin los consejos de Darren, de Ethan y hasta de Lex. — Él se rio y y negó con la cabeza. — Un placer tocaros tanto los cojones cuando ibais a hacer manitas al jardín. — Ella se rio. — Y por supuesto, si Poppy y Peter no nos hubieran encerrado, esto probablemente estaría completamente distinto. Se le tuvo que ocurrir al Gryffindor y la Hufflepuff, ¡eh, Ravens! — Dijo el aludido. Ella volvió a reír. — A lo que voy, es que esta medalla la he ganado yo, pero Alice Gallia no es Alice Gallia sin su historia en Hogwarts. Y mi historia en Hogwarts no son los dieces, ni siquiera el invernadero, o la alquimia, si me apuras. Sois vosotros, mis amigos, mi historia. — Se giró a Marcus. — Y el amor de mi vida. — Miró la medalla. — Y esto se quedará en el fondo de un armario o un cajón, pero a vosotros espero teneros para siempre. — Y se llevó la mano al corazón, mientras sus amigos aplaudían. — Joe, dos que comparten colchón se vuelven de la misma condición, eh, vaya discurso digno del prefecto O'Donnell. — Soltó Peter, a lo que Alice se llevó la mano a la cara. — Nada de colchón, Peter. Bueno, cuando se pueda a ver, sin incumplir las cosas de prefecto y eso… — Calla que lo estás empeorando. — Le dijo Poppy dándole en el brazo y negando con la cabeza. — Pues eso, chicos, gracias.

    Se acercó con una sonrisa a Marcus y le dio un besito en los labios. — No sé cómo haces esto con tanta naturalidad, ¿no he sonado ridícula? Pues anda que si lo llego a dar yo… — Dijo Lex con una risa. — Oye, Gal… — Oyó a su espalda. Era Jacobs, se giró y le sonrió. — Que sííí, que eras el ganador y eras mejor que yo, Hasan. No es eso. — Dijo riendo y negando con la cabeza. — Pero mejor que el homófobo beligerante ese sí soy, la verdad. — Se rio y asintió, pero vio que Jacobs quería decirle algo y se apartó un poco de los demás. — Oye, no sé si Lex te ha dicho… — Alice levantó la mano y negó. — Olvídalo, ¿vale? No le des importancia. — Él suspiró. — Cuando se tienen dieciséis y diecisiete años no se controla mucho lo que se piensa. Lo sé. — Dijo ella riéndose. — Hasan… Puede que yo no viera lo que no quisiera ver. No tiene importancia, ¿vale? Tú para mí siempre vas a ser uno de los mejores tíos que he conocido. — Él suspiró. — Yo nunca habría hecho lo que Layne. Lo sé. A ti sí te lo puse en bandeja y aun así no lo hiciste, porque sabías lo que quería de verdad. — Se rio y le dio en el hombro. — Si es que eres un tío de principios, prefecto Jacobs. — Ambos se rieron y se reengancharon a la conversación de los demás.

    Bueno, dejaos de nostalgias, que el mundo mágico no es tan grande y luego fuera os encontráis por todas partes. — Dijo Hasan, en una conversación con sus las chicas, Sean y Peter. — ¿Lo dices por ti, Hasan? — Preguntó Peter. — Totalmente. Fliparíais con la gente que me encuentro en el Ministerio todos los días. Aparte de los padres importantes de gente como Marcus y… El noventa por ciento de los Slytherins. Si supieran las veces que he castigado a sus hijos…¿Y a Roslin te la has encontrado? — Preguntó Peter con tonillo. — Porque erais muy amiguitos… — Jacobs rio y negó con la cabeza. — Tú lo has dicho, éramos. Eso no acabó demasiado bien. A la que sí he visto es a Geller, mucho. Tiene una mala leche de mucho cuidado. Como metas la pata pidiéndole un visado, estás muerto. — Sean y Peter se echaron a reír. — ¿Has oído, Gal? Os vais a ir de luna de miel a York como muy lejos. — Alice entornó los ojos y negó con la cabeza. — Qué graciosos… Eso fue hace tiempo… — Torció el gesto. — Y curé a su hermana. — Se mordió el labio. — Y si quisiera vengarse, ya lo habría hecho, que en Pascua estuvimos en La Provenza, idiotas, y eso no es Inglaterra, por si no lo sabíais. — Los chicos se reían fuertemente. — No, que se había preocupado la tía y todo. Eso es porque tenía algo que ocultar que le diría o le haría a la exprefecta… — Y se limitó a reírse y negar con la cabeza. Adoraba a sus amigos, hasta cuando la vacilaban así y se reían a su costa.

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    Miér 2 Mar 2022 - 10:35

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    CON Alice EN Aula de duelor EL 27 de mayo
    Se irguió bien orgulloso y sonriente para escuchar el discurso de Alice, estaba que se salía de sí. La sonrisa le tembló un poco con mención a lo que la Alice de hacía dos años pensaba, que no le merecía, que aquello no tenía futuro, pero tal y como ella misma dijo justo después, todo había sido producto de los miedos de ambos a perder al otro para siempre. Miró a sus amigos con cariño, porque Alice tenía mucha razón en lo que decía: todo habría sido muy diferente sin ellos, ellos habían convertido su vida en Hogwarts en lo que era hoy y habían favorecido que acabaran juntos. Quería mucho a todos sus amigos, y les debía aún más.

    Pero ya tuvo que poner su hermano la nota discordante. Rodó los ojos mientras todos reían entre dientes. - De manitas nada. -Corrigió. Por las miradas, obviamente, nadie le tomó en serio, así que recondujo. - Buena prueba de la paciencia que hemos tenido. - Tampoco le hicieron mucho caso en eso, pero bueno, todos volvieron a centrarse en Alice y su discurso, que era lo importante. Sus palabras siguientes le hicieron dibujar una sonrisa emocionada, notando un nudo en la garganta. Se iban, ya sí que se iban. En una semana exacta estarían cogiendo el tren de vuelta a sus casas y nunca volverían, y eso... Le emocionaba, le entusiasmaba pensar en lo que estaba por venir, pero también le entristecía. Pero estaba convencido, como su novia decía, de que conservaría siempre a esas personas, aunque se vieran mucho menos. Y de lo que estaba seguro, era de que siempre conservaría sus recuerdos. Sus recuerdos eran algo que nada ni nadie podría quitarle jamás.

    Tuvo que volver a rodar los ojos entre las risas del resto por los comentarios de Peter, aunque menos mal que estaba Poppy para detenerlo. - Esa mención a cuestiones del todo impropias en esta velada para inhabilitar un hermosísimo y más que correcto discurso de una campeona habla peor de ti que de nosotros, Bradley. - No te he entendido ni media. - Dijo el otro como si nada, y luego le señaló. - Pero ¿ves? Grandilocuencia. Ya mismo está aquella diciendo palabras que no entiende nadie. - Suspiró, pero no pudo evitar reír. Simplemente, Peter. Alice se acercó a él y rio levemente, acariciando su mejilla tras el beso. - ¿Ridícula? Ha sido precioso. Yo me he emocionado y me consta que no he sido el único. - O'Donnell, déjame tranquila. Primer y último aviso. - No he dicho que seas tú, tú sola te has dado por aludida. - Le contestó a Hillary sin dejar de mirar a Alice, porque ella le había hablado también de fondo sin mirarle. Esos dos sí que no tenían remedio. Hasan se acercó a Alice, y en ese momento aparecieron Lex y Darren en barrera delante de él. - ¿Está mi cuñadito orgulloso de su novia? ¿A que sí a que sí?- ¡Ay, Darren! - Chistó, apartándole la mano de la cara, mientras los dos novios se reían de él con crueldad. - Deja de pellizcarme la mejilla, hombre, que se me pone colorada en seguida. - Eso, Darren, no le pongas colorada la mejilla, que corre el riesgo de no ser el alumno más guapo en presentarse a los EXTASIS este año. - Se burló Lex, ante lo que Marcus fue a responder con su típica perorata de la envidia, pero Darren se giró a su hermano y le dijo en tono meloso. - Uy, yo creía que ese era yo... - Pues claro que eres tú. - Porque no estás tú, si no, serías tú. - Seguirías siendo tú. - ¿Os dejo solos, "tús"? - Interrumpió Marcus en tono burlón, lo que le ganó una mala mirada no solo de su hermano, sino de Darren, que ya era raro eso. Ya, pues que no se hubieran metido con él.

    Pudo reengancharse con facilidad a la conversación de Jacobs. Nada más entrar oyó su nombre asociado al Ministerio y por un momento temió que se hubiera topado con su tía Linda o con Percival, pero no, solo se refería a sus padres. Los Horners eran tan snobs que ni con los aurores se juntaban, a pesar del prestigio que tenían. Tuvo que reír con lo de los castigos y, por un momento, se dio cuenta de esa circunstancia: de que el día de mañana trabajaría con gente a la que había castigado en Hogwarts, o con sus padres, o quien sabe, incluso con sus hijos. Era... Raro. Pero curioso, y en cierta forma hasta divertido. Se estaba riendo de la mención a Roslin cuando se le cortó la risa al oír el nombre de Geller. - Oh, ¿en el Ministerio? No lo sabía. - Con la confianza que teníais. - Dijo Sean con tonito, levantando varias risillas. Peter lo terminó de arreglar con su comentario. Suspiró y alzó las palmas. - Fuimos buenos compañeros y todo quedó cordial. - Uy que mentirosilloooo... - Dijo Oly, que estaba muy callada, pero cuando hablaba era para temerla. - Con la que se lio por lo de la huelga, madre mía. - Insisto en que todo quedó en una profesional y formal cordialidad. - Esa respuesta recibió varias pedorretas. - Ya. Muy maduros. - Miró a Alice de reojo y dio un sorbo a la bebida con la que se había hecho hacía un rato, desviando la mirada. Bueno, Margaret Geller localizada en el Ministerio, estaba bien saberlo... Solo esperaba que, si algún día se llegaban a encontrar, no fuera demasiado incómodo.

    - Uy, mira qué gracioso, si tenemos un intrusillo y todo. - Señaló Oly a la puerta. Kyla suspiró, aunque el susodicho había vuelto a esconderse detrás del marco. - Ya lleva ahí un rato. ¡Creevey! Más te vale no lanzar un explosivo o algo por el estilo, que te la cargas. - El chaval asomó. - ¡Joder, qué malpensados! Si solo quería saludar. - Hizo un gesto con la mano. - Ea, pues... Ya he saludado, y eso. Me voy. - Va, tío, no te pega nada que te de vergüenza felicitar a la campeona. - Saltó Lex, y todos le miraron. Su hermano se encogió. - ¿¿Qué?? No hace falta ser legeremante para saber eso, ¡se le nota! Yo era así con su edad, solo que con menos cara. - Quien dice "con su edad" dice hasta hace tres días, pensó Marcus, pero se giró hacia la puerta y le dijo al chico desde su posición. - ¿Desde cuando te cuesta tanto colarte en un sitio? - Creevey entró, encogiéndose de hombros. - Yo que sé, no suelo estar cómodo con tantos prefectos juntos. - Se dirigió a Alice y dijo. - Le has pateado el culo a Lyevin pero bien ¿eh? Enhorabuena. -
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    Miér 2 Mar 2022 - 16:00

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    CON Marcus EN Aula de duelo EL 27 de mayo de 2002
    Contuvo la risa con la conversación de Peter y Marcus y negó con la cabeza. Si es que eran tal cual como la noche y el día, no había quien pudiera con ellos. Y tuvo que ocultar una carcajada detrás del zumo de calabaza que se estaba bebiendo cuando Oly le llamó mentirosillo en la cara. — Mi niño no miente. — Dijo ella. — Noooooo, tu niño modifica la realidad como le conviene. — Dijo Hillary. — Uy, uy, uy, Hills, que quien se pica, ajos come. — Pero miró a su novio con una sonrisita tranquilizadora. A ver, en peores se habían visto con el tema de los ex, así que… No creía que Maggie Geller, con su justísimo corazón Gryffindor, tuviera ningún problema.

    ¡Hombre, Benjamin! — Dijo saludándole entre risas. Negó mirando al pobre Lex, que claramente iba a tener una cruz a partir de ahora sobre si decía las cosas por intuirlas o por realmente saberlas. — Eres la hostia, Gal, y me alegro por ti, pero me ha dolido no estar en tu discurso. — Ella se rio y le pasó la mano por los hombros. — Pero qué cara más larga tienes. ¿En qué me has ayudado tú a estar con Marcus. — Creevey levantó las manos ofendido. — O sea, estabais hablando de la huelga hace un momento y os olvidáis de quién fue el ideólogo. Resulta que echo a pelear a O’Donnell con la prefecta, consigo que os beséis y que tú rechaces al pavo ese de Hufflepuff, pero no, Benjamin no tiene nada que ver aquí. Hay que fastidiarse. — Alice le miró suspirando y luego miró a los demás, porque casi oía sus juicios. — Oye, meteos en vuestra vida. Y todo eso habría pasado sin que jodieras a la casa Ravenclaw todo el curso 2000-2001. — El chico chasqueó la lengua y negó con la cabeza. — Uno no puede luchar por sus derechos, ni por el amor… — Alice le revolvió el pelo y dijo. — Calla ya y mantén el gesto tan bonito de venir a felicitarme. Que dentro de nada tendré que subirme a una silla para revolverte el pelo. — De repente, Jacobs pareció caer en quién tenía delante. — ¡Ostras, Creevey! Si casi no te reconozco, comparado con el renacuajo que se dedicaba a hacer la vida imposible a los prefectos, Marcus especialmente. Hostia, tío, hasta el auror me tiene fichado. Lo que yo diga… Señalado me tienen. — Pero ya le daba la risa con aquel niño, la verdad.

    — ¡Hermana! ¡Olive me ha perdonado! — Irrumpió Dylan en la conversación, llegando a su altura. — Y yo que me alegro, patito mío. ¿Qué has hecho para que te perdone, tío? — Preguntó Sean con cariño. — He prometido volver a hablar. Bueno, a ver, con matices. — Ella sola se rio, porque realmente empezaba a hablar como Marcus y como ella. — O sea, ya intentaré no usar la libreta. Pero si algo me agobia, me callo, ¿vale? Y no me lo pidáis todo el tiempo. Han sido cuatro años muy pesados. — Alice rio enternecida y miró a Marcus, asintiendo. — Nos parece muy bien, patito. Y muy valiente. — Añadió Sean, chocándole la mano. — Y te hace más interesante. — Remató Hillary, dándole en la nariz y guiñando un ojo. — Hermana, y ya que yo ya hablo… ¿Te puedo pedir otra cosa?A ver. — Dijo ella mirándole con una sonrisa astuta. — ¿Te puede Olive llamar Alice como el resto de la familia? Es que quiero que sienta que está dentro de la familia también. — Ella amplió la sonrisa y tragó saliva. Tiró de Dylan y le hizo apoyar la espalda contra ella, pasándole los brazos por encima. — Dime, patito, ¿por qué dejaste de hablar? — Su hermano pareció pensárselo concienzudamente, pero justo apareció Olive también por allí, y no se atrevió a sacar la libreta o a intentar hacerse entender. — Porque me costaba más hablar desde que mamá se murió. No sabía cómo era hablar sin que ella me oyera, no lo entendía… — Se encogió de hombros y negó con la cabeza. — Pero ella hablaba todo el tiempo, como papá. Bueno, como papá no, pero en fin, tú entiendes. Así que no parece muy buen homenaje. — Ella asintió. — Pues, ¿sabes por qué yo quería que me llamaran Gal? — Su hermano negó. — Porque a mamá le encantaba mi nombre. Una profesora suya se lo predijo, ¿sabes? Yo no creía en esas tonterías, pero… Cada vez que decía “Alice” sonaba como la palabra más bonita del mundo… — Los ojos se le llenaron de lágrimas. — Y cuando pensaba que nunca más volvería a oírlo con su voz… Me ponía muy mal. — Le dio la vuelta y le miró a los ojos. — Pero, como tú has dicho, no es muy buen homenaje hacer que los demás me llamen de una forma distinta a la que a ella me puso, ¿no crees? — Dylan asintió y la abrazó, y ella aprovechó y miró a todos. — Así que… No os voy a obligar a cambiarme de nombre otra vez, pero si queréis volver a Alice… Ya sabéis. — Poppy se llevó una mano al pecho. — Ay, pues mira, a mí me haces un favor, Alice, porque cada vez que lo iba a decir y me paraba a mí misma… Alice es precioso. — Dijo Hills mirándola con una sonrisa. — Será un placer volver a llamártelo. — Joe, pues yo ya me había acostumbrado a lo de Gal… Como no me cuesta nada ubicarme… — Se quejó Peter. — ¿Yo también puedo llamarte Alice? — Preguntó Andrew sacando la cabeza por el lateral de Donna. — Sí, Andrew, claro. — Contestó ella con una risa. — ¡Macho! ¿Tú ahora por qué estás cerca de esta gente siempre? Bastante tengo con aguantarte de capitán. — Le picó Benjamin. — ¿Eres capitán, Andrew? — Preguntó Jacobs. — ¡Pero si eras un larguiruchillo cantamañanas hace dos días! — El aludido se rio. — Sí, bueno… Ha estado muy guay serlo estos dos últimos años. Y le ha ayudado a ligar… — Dijo Peter levantando las cejas muy seguido. — ¡Macho! — Se quejó el aludido, dándole un empujón. — ¡OHHHHH! ¿Es eso cierto, capi? — Preguntó Creevey dando un salto y rodeando a Andrew. — ¡Corner tiene novia! ¡Corner tiene novia! ¿Es la prefecta Lewyn? — Se giró mirando a Oly. — Yo te he visto con ella. — Alice se llevó una mano a la cara y se la tapó, apoyándose en el hombro de su novio. ¿Cómo se podía ser tan indiscreto?

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    Miér 2 Mar 2022 - 18:27

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    CON Alice EN Aula de duelor EL 27 de mayo
    Se cruzó de brazos y miró, con la boca abierta, el ceño fruncido y el peso apoyado en una pierna, como el muy caradura de Creevey torcía los hechos de semejante forma para atribuirse méritos en el relación. - Mira... - Negó. - Es que no sé ni qué decir. - Se te concede el mérito de dejar a Marcus sin palabras, chaval. - Dijo Peter entre risas, haciendo que todos rieran también. - Anda que me tienes contento, tú. Una medalla de oro por aguantarte estos tres años me merezco. - ¿Por aguantarme tú a mí? Pero si me tienes enfiladísimo, no me dejas vivir. - Ya iba Marcus a responder, pero Creevey tenía esa sonrisilla que ponía cuando él mismo sabía que su frase solo era una provocación que no se creía ni él. Bufó y se le escapó una risa a él también. Muy nostálgico tenía que estar por irse, porque por un momento pensó que también iba a echar mucho de menos a ese elemento. Al menos le gustaba ver la relación tan bonita que había establecido con Alice. En el fondo... No podía evitarlo, le tenía su aprecio a Creevey, sabía que estaba muy solo. Había conocido una parte de él que nunca pensó conocer en un alumno así.

    La llegada de Dylan le hizo soltar una carcajada. - ¡Ey! Enhorabuena, colega. - Felicitó, y vio que Creevey les estaba mirando. - Eso sí que es evolucionar, estamos muy orgullosos. - Añadió. - Joer... Dais todo el pego de parecer sus padres. - Soltó Benjamin, aunque en un tono aún más bajo y distinto al socarrón que solía usar. Marcus le miró con cara de circunstancias y no le hizo mucho caso, aunque... No sabía si había algo detrás de sus palabras, pero bueno, serían cosas suyas. Lo que no esperaba fue lo que vino después, ese momento entre los dos hermanos, con los demás presentes. Tragó saliva, con una sonrisa emocionada, y sintió un fuerte latido en el corazón con la resolución. - Alice es una palabra preciosa. - Dijo, acercándose a su novia y agarrando sus manos. - Es mi palabra favorita. - Dejó un beso en estas, mirándola con amor. Aquel San Valentín, el primero que decidió celebrar por todo lo alto en cuarto curso, y que ahora podía abiertamente reconocer que había sido por y para Alice casi en exclusividad, dijo que su palabra favorita empezaba por A y que era alquimia... Puede que no fuera del todo cierto. Pero, lo dicho, en aquel momento, aún no estaba preparado para reconocerlo, aunque su corazón lo tuviera clarísimo.

    Obviamente, a sus amigos les encantó la idea. Pasó un brazo por los hombros de su novia y la achuchó contra sí, feliz. - También estoy orgulloso de ti. - Le susurró con una sonrisa, dejando un beso en su mejilla. Podría lograr todas las medallas del mundo que quisiera, para Marcus ella ya era la mejor en todo, pero esas cosas... Verla ser tan valiente, superarse a sí misma, dejar atrás sus fantasmas... Eso era lo que le hacía tenerla en tan alta estima, independientemente de su amor por ella. Rodó los ojos con una risa al comentario de Peter, qué habilidad tenía su amigo para ser un bocazas, pero era tan buena persona que no te podías enfadar con él. Aunque, para bocazas, Creevey y su forma de delatar la posición de Andrew en el grupo. Aunque les dio un buen foco de atención en el que divertirse. Rio en cuanto empezaron a pinchar, porque él sabía lo que había detrás de eso, pero la entrada en juego de Oly, como solía pasar cuando Oly aparecía en escena, convirtió la situación en un escenario que no sabían por donde coger.

    - ¿Yo? - Preguntó la chica, apuntándose al pecho y mirando alrededor como si hubiera más prefectas Lewyn por allí. Ya estaba viendo la incomodidad de Kyla, de Andrew y de Donna siendo bastante palpables. - Uy, no, qué va. Lo de Corner y yo solo fue un apasionado... - Tampoco hace falta entrar en detalles. - Cortó el chico, pero claro, tarde. La cara de Creevey era de absoluta avidez por conocer los detalles más rocambolescos de aquella relación, y Jacobs también tenía una cómica expresión de curiosidad de quien ve la escena desde la comodidad de su puesto de trabajo fuera del colegio. - Igualmente, Andy... - ¡Uy, Andy! - Saltó Ethan, escandaloso. - Hubiera vendido yo mi alma por referirme a tu hermano con esas confianzas, Andy. - Se giró a Jacobs. - Efectivamente, es un larguirucho y es capitán, pero nada comparado a nuestro Corner. ¿A que no, Hassie? - Bueno que yo quería decir algo. - Reanudó Olympia. - Lo digo para Andy y para todos los presentes, ya de manera oficial, como le gusta a mi Marcusin y todas las aguilillas... - No es necesario, Oly, venga... - Susurró Kyla dándole toquecitos suaves en el brazo y colorada hasta las orejas. La otra la miró extrañada. - Jo, cari, pero si entre otras personas lo hago por ti. - - ¡Hostia, le ha dicho cari! - Bramó Creevey, que hoy parecía venir con ganas de celebrar todas las posibles relaciones que se fuera encontrando por el camino. Todos estaban aguantándose las risas, los únicos que miraban a unos y a otros sin enterarse de nada eran los pobres Dylan y Olive, demasiado tiernos para según qué conversaciones.

    - Pues eso, amiguis. - Volvió Olympia a su discurso. - Que estoy con Ky, ¿vale? – Se oyeron varias vítores, Kyla se tapó la cara con una mano por la vergüenza pero Olympia parecía muy contenta con el efecto generado. Andrew sonrió, mirando a Kyla. - Enhorabuena, chicas. – Dijo, genuinamente contento por ellas. Kyla sonrió, pero Marcus sabía que detrás iba a venir algo marca Oly que ninguno de los presentes parecía esperarse. No se equivocó. - Lo digo, Andy, para que sepas que ya no vamos a poder tener más sexo en las gradas de quidditch… - -  ¿Cómo que las gradas? – Interrumpió Marcus, mirando a Oly con los ojos muy abiertos. No, si es que no dejaba de desconcertarle nunca, aunque la viera venir. Lex carraspeó sonoramente y señaló con un nada discreto gesto de la cabeza a Dylan y Olive, que estaban cada vez más confusos, pero Oly siguió como si nada.  - …Porque ahora tengo una relación con dedicación romántica y sexual exclusiva a Kyla. – La pobre Kyla se estaba haciendo visera en la cara para tapar lo embarazoso del momento, pero el que había puesto una cara de poema absoluto era Corner. - ¡Oly! ¡No hace falta decir eso! – Uy, sí. – Dijo ella con la mano en el pecho, muy segura. – Hace falta, Andrew, cariño, que luego vienen las confusiones… - ¡Me refería a dar tantos detalles delante de todo el mundo! – Dijo el otro, apurado. Marcus miró a Alice de reojo haciendo un esfuerzo hercúleo por no estallar en carcajadas. Oly, por su parte, hizo un gesto despreocupado con la mano. – Ah, bueno, a mí no me da vergüenza. - ¡¡Pero a mí sí!! – Dijo el otro, cuyo apuro era considerablemente divertido. - Joder, y yo sin palomitas. - Se lamentó Peter, recibiendo otro toque de advertencia por parte de Poppy, que parecía también un poco avergonzada por la situación y no paraba de mirar a Dylan y Olive.

    Kyla le puso una mano en el hombro a su chica y dijo. – Olympia, emm. – Con la sonrisa más tranquilizadora que tenía en el registro. La otra la miraba con esa carita de niña inocente que no sabe que ha hecho algo mal. – De verdad que esto no es necesario. – Es que quiero que sepas que, a partir de ahora, tú y solo tú. – Ya, yo te lo agradezco. Pero hay cosas que de verdad que prefiero no saber. – Dijo Kyla, con una risilla nerviosa. Oly se encogió de hombros, como si nada. - ¡Vale! - Y ya está, y por Oly, ahí se quedaba todo, a pesar de que tenía a toda la fiesta mirando y alucinando. - Bueno, y entonces, ¿quién es la novia del capi? - Insistió Creevey, a quien Marcus empezaba a mirar con cara de "ah, ¿pero aún sigues aquí?". - Yo. - Sonó, segura, la voz de Donna. La chica avanzó un paso, con una sonrisa orgullosa, y se enganchó del brazo de Andrew. - Yo soy la novia del capi. - Y dicho esto, dejó un beso en sus labios, y todos se vinieron arriba con aplausos y silbidos. Cuando se relajó de nuevo el ambiente, se oyó un suspiro de Jacobs, quien de brazos cruzados y negando con la cabeza, dijo. - No me tenía que haber ido de aquí. -
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    Jue 3 Mar 2022 - 12:33

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    CON Marcus EN Aula de duelo EL 27 de mayo de 2002
    Entornó los ojos hacia su novio y puso una sonrisita orgullosa mirándole. — A de alquimia y de Alice… — Dejó un beso en su mejilla en respuesta al de él. — M de más y de Marcus… Tenemos un patrón. — Y rio. Se sentía feliz, se sentía afortunada y solo quería disfrutar. Y parte de ese disfrute era mirar el espectáculo que montaban sus amigos, a sabiendas de que ella estaba ahí, apoyada en Marcus, abrazada por él, y sintiendo toda la seguridad de estar con la persona amada, mientras los demás la liaban. Y vaya si la liaban. — A ver qué nos vas a anunciar, prefecta. — Y a ver, no le sorprendía. Cruzó una mirada con Kyla. Ella quería muchísimo a su prefecta. Siempre había pensado que era de esas personas a las que nadie daba una oportunidad, y ella no podía haberse alegrado más de haberlo hecho, aunque se tardara hasta quinto. Y luego había estado el asunto aquel de sexto… Y se alegraba de veras de haber encontrado, no solo a alguien en quien volcar la ternura que ella sabía que tenía, si no que le iba a dar tanta alegría como Olympia. Aunque fuera una unión muy… Particular. Tampoco mucha gente daba un knut por Marcus y ella y allí estaban. — Sois una pareja preciosa. — Dijo, mirando concretamente a Kyla. — No era fácil ataros a ninguna de las dos, prefectas. — Comentó con una risita.

    A ver, no le sorprendía que Oly hubiera tenido líos con medio castillo, si ella era así, pero decirlo con tantos detalles y tan abiertamente… Se tuvo que morder los labios para contener una carcajada. cuando soltó lo de Andrew. El muchacho no sabía ni dónde meterse, y Kyla tenía cara de estar muriendo por dentro. — Ya, ya vemos que no te da vergüenza ninguna, Oly. — Ella miró a Kyla con sorna y levantó las manos. — Tú y solo tú, Ky. Ahora ya lo sabe todo el mundo. — Y la chica negó con la cabeza y dijo. — Sois mala gente. Así os lo digo. — Pero se estaba riendo.

    Pero, por supuesto, aquello no se iba a quedar ahí, y Creevey no iba a dejarlo pasar. Lo que no se esperaba era a Donna con esa determinación diciendo, ni más ni menos, que era la novia de Corner. Abrió mucho los ojos y cruzó la mirada con Hillary. Apenas segundos después, se fueron a su lado y le tiraron del brazo. — ¡Pero tía!¿Qué? ¡No nos ha contado nada! Ya. — Dijo la chica con una risa y encogiéndose de hombros. — A ver tías, estabais tan “ay mi Marcusito” “ay qué hago con Sean” y yo pues… Me busqué la vida y he esperado a decirlo al momento que no fuera a caer como una bomba. — Alice movió las manos con incomprensión. — ¿Y tu cumpleaños? — Donna se encogió de hombros de nuevo. — Nos lo estábamos pasando muy bien y quería hablar de nuestros momentos juntos, no de que acabo de echarme un novio.Pero, ¿cómo ha pasado eso? Si os conocéis desde hace seis años. — Aportó Kyla llegando por ahí, y Donna sacó el labio inferior, como haciendo memoria. — Pues yo que sé. Siempre hemos sido amigos de cuando yo iba a verle a los entrenamientos… Y siempre hemos hablado de quidditch y tal. O sea, buenos amigos. Pero yo estaba pillada por Peter, y el por Oly, y cuando se nos pasó a los dos, pues un día nos quedamos hablando en las gradas y… Estábamos tan a gusto que se nos hizo de noche. — Se rio un poco. — Se nos había pasado una hora la hora tope. Ese día algo nos cambió y desde entonces… Hasta hoy. — Dijo ella riéndose. — ¡Sabía que no estabas estudiando Pociones! — La acusó Hillary. — ¿Eso cuando fue? — Preguntó Alice confusa. — Alguna de las noches que te quedas haciendo manitas con tu novio en la sala común. — Le dijo Hillary con desdén. Kyla se pellizcó el puente de la nariz. — Ay, madre, qué difícil me lo estáis poniendo hoy para no actuar de oficio…Caaaaaaari nooooo, que veo tu aura en griseeees. — Se oyó la voz de Oly por el fondo. Eso hizo reír a las tres chicas. — Qué bien te va a venir esto, Ky. — Dijo Hillary. — Y a ti Andrew. — Le dijo Alice a Donna, acariciándole el brazo. — ¿Qué le dirías ahora a la niña que creía que era la chica gordita en la que los chicos del quidditch se fijarían? — Ella rio y la miró con cariño. — Que había elegido muy buenas amigas. Y que lo de aguantar el frío en las gradas de quidditch era útil. — Y las cuatro se miraron emocionadas. No solo tenía un novio perfecto, es que tenía las mejores amigas.

    ¡Eh! ¿Qué me he perdido? — Dijo Theo aterrizando por allí. — Pues de todo, la verdad. — Contestó Kyla. — Lo último: que Donna y Andrew son novios formales. — Dijo Alice señalándoles. — ¡Ah! Yo ya lo sabía. — Las otras tres se giraron a él. — ¿Cóóóómo? — Preguntaron al unísono. Theo dio un paso atrás, levantando las manos, asustado. — Es que… Donna y yo siempre estamos por ahí donde Cuidado de criaturas mágicas, y eso… Echamos muchas tardes juntos y ella me contó lo de Andrew, que estaba así dudosilla… — Las chicas se giraron inquisitoriales hacia Donna y ella levantó las manos. — A ver, es que es demasiado bueno escuchando y hace preguntas muy precisas, se lo cuentas casi sin querer. — Alice se echó a reír y les miró a los dos. — Vaya tela. Bueno lo otro es que he ganado. — Dijo muy orgullosa levantando su medalla, a lo que Theo le sonrió. — Pues me alegro muchísimo, Gal. Eso es otra noticia de la que no te has enterado… — Dejó caer Kyla, y todas volvieron a reír ante la cara de desconcierto de Theo.

    Merci Prouvaire!


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    Jue 3 Mar 2022 - 16:31

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    CON Alice EN Aula de duelor EL 27 de mayo
    Miró a su novia con los ojos muy abiertos y una sonrisa. - Es verdad. - Rio levemente. - No me había dado cuenta. - Se había dado cuenta de lo de la A, obvio, pero no se había dado cuenta de lo de la M. Tomó sus mejillas y dejó un beso en sus labios. - Qué feliz me haces. Más feliz. - Confesó. Y le daba igual que hubiera burlas o comentarios de lo pasteloso que era a su alrededor, porque era feliz, tal y como acababa de afirmar. Y no pensaba dejar ni de decirlo ni de demostrarlo.

    Tan pronto se produjo la confesión de Donna, Hillary y Alice se lanzaron a ella para sonsacarle información, lo cual hizo a Marcus reír. - Anda que te lo tenías callado, eh. - Le soltó Sean a Andrew, dándole un golpetazo en el brazo, y luego le pasó un brazo por los hombros a Marcus. - Cuidado con la bebé que es nuestra protegida desde que entró. Como le hagas algo, te las vas a tener que ver con nosotros. - Uuuhh míralo, pero si está hecho todo un malote. - Se burló Marcus, mirándole. - Qué activos les pone a algunos el noviazgo. - Déjate de tus títulitos formales y no me lo gafes, anda. Que vamos por buen camino. - Contestó Sean, y luego chistó, quitándole el brazo de los hombros. - ¡Y apóyame en esto, tío! - Ah, pero que hablabas en serio. - Dijo entre risas. Suspiró. - Yo confío en Andrew, es buen tío, ¿a que sí? - ¡Pues claro, hombre! Y que yo a Donnita la quiero mucho, no le va a faltar de nada. - Así me gusta. - Dijo Marcus, y fue a llevarse el vaso a los labios pero, antes de beber, miró al chico de nuevo. - Pero te estamos vigilando, que lo sepas. - Andrew bufó. - Joder con los guardaespaldas de Ravenclaw. -

    Entre las risas, echó una ojeada por el entorno y vio a Cedric un poco apartado, porque Jacobs estaba hablando con Darren y Lex y habría preferido retirarse. Se mojó los labios y decidió hacer una cosa que creyó que jamás en su vida haría, pero... A esas alturas, sabiendo lo que sabía, estando las cosas como estaban y siendo su propio hermano... No perdía nada. Lex. Pensó. Desconcertado (y muy poco disimulado), su hermano frunció el ceño y le buscó con la mirada. Le vio parpadear. Ya, claro, Marcus utilizando su legeremancia no era precisamente algo esperable. Ve a la mesa de las bebidas. Y, tras pensar eso, se fue él para allá, con la excusa de dejar el vaso vacío y coger otro. - ¿Acabas de hablar conmigo haciendo que te lea la mente? - Preguntó Lex en voz baja, que no acababa de salir de su asombro. Marcus le miró inexpresivo. - Si no puedes con tu enemigo, únete a él. A ninguno de los dos nos gusta que seas legeremante, pero es algo que no va a cambiar. Tendremos que usarlo en nuestro favor ¿no? - Lex parpadeó. - Joder... Esto ha sonado peligrosamente a mamá. - Marcus esbozó una sonrisa satisfecha. Pues sí, no era un clon de Arnold como todos decían. Marcus tenía mucho de Emma y sabía como usarlo.

    - ¿Qué quieres? - Preguntó Lex. Marcus se apoyó casualmente en la mesa, contemplando el entornos. - ¿Cómo te llevas con Cedric? - El otro se extrañó. - ¿Mi prefecto? - Dejó caer los hombros. - No me jodas que es otro capullo como Layne. - No no, qué va, nada que ver. - Tranquilizó Marcus. - ¿Entonces? ¿Me has sacado de la conversación para preguntarme si me llevo bien con mi prefecto? - Le hemos cogido el gustillo a socializar ¿eh? - Ironizó. Lex frunció el ceño. - Es Jacobs, no es como que le vea todos los días. Así que dispara ya con lo que sea. - Vale, disparo. - Se acercó un poco, comprobando que nadie les veía, pero sin perder el tono casual. - ¿Sabes si a Darren le cae mal Cedric por algo? - Lex pensó por unos segundos. - Pues... - Se encogió de hombros. - Ya sabes como es Darren, aunque ahora que lo pienso... No dice nada bueno de él... No dice nada, para ser exactos. - Marcus le estaba mirando con obviedad. Lex soltó aire por la boca. - Vale, es obvio que te has enterado. Es el tío que se acostó con su novio, ¿cómo quieres que le caiga? - Yo no soy quien para meterme en cosas privadas que no son mías, pero... - Pero lo estás haciendo. - Déjame terminar. - Pidió. - Darren tiene derecho a sentirse como quiera, pero Cedric es tu prefecto, y el año que viene seguirá siéndolo. No quiero que tengas altercados con él. - ¿Por qué iba a tener un altercado con él? - Preguntó Lex, tras lo cual se encogió de hombros y dijo como si tal cosa. - Gracias a lo que hizo, Darren cortó con Ethan, o sea que por lo que a mí respecta no me vino ni mal. - Ah, Slytherins... - Suspiró con hastío, rodando los ojos, pero retomó. - La cuestión es que Cedric es un buen tipo y quizás a Darren, siendo como es, le gustaría tener su versión de los hechos. Y a ti no te vendría mal tener hostilidad con OTRO prefecto. - A ver si lo de Layne iba a ser culpa mía ahora. - No lo era, pero tanto a Cedric como a ti os vendría muy bien el apoyo mutuo el año que viene. - Volvió a mirar a los lados y se acercó más, esta vez bajando la voz. - Te recuerdo que es la autoridad de tu casa, una casa en la que ya debe saber todo el mundo que eres legeremante, y probablemente más pronto que tarde se filtre que te han hecho pruebas para ficharte en un prestigioso equipo de quidditch. - Arqueó una ceja con advertencia. - Te conviene tenerle de tu parte. Créeme, puede cortar un chismorreo de raíz y tenerte protegido. - No necesito protección. - Sí, sí la necesitas. - Contrarió. - El año que viene pueden aparecer más Laynes y más Lyevins, tu jefa de casa es una espía de los Horner y no vamos a estar ni Darren para paliar los golpes ni yo para impedirlos. Así que pórtate bien. - Lex frunció los labios y echó aire por la nariz. - No me gustas en modo mamá. - Marcus dibujó una sonrisa divertida y le pinzó la mejilla. - Sabes que eso no es verdad, Lexito. - ¿¿A que te corto la mano?? - Ladró el otro, zafándose bruscamente, y Marcus se fue de allí dando un salto, con una risa maliciosa.

    Se mordió el labio y se acercó a hurtadillas hacia Dylan, que estaba despaldas, haciéndole súbitamente cosquillas en los costados. - ¡¡¡Aaaay!!! - Se giró, chistando y un poco colorado y molesto. - ¡No me hagas eso! - Uh, ¿dónde quedó el "colega"? - Dylan solo se mosqueó más aún. Vale, alguien había dejado a alguien en ridículo delante de alguien y eso no molaba. Acababa de evitar que le matara un hermano y se había ido a provocar que le matara el otro. Olive soltó una risita musical. - Marcus, ¿es verdad que tu madre también fue campeona del Club de Duelo? - Preguntó, y él asintió contento. La chica puso expresión soñadora, mezclada con esa epicidad que los Gryffindor llevaban tatuada en la cara. - Cuando sea más mayor y pueda entrar al club, yo también lo voy a ser. - Rio un poco y en ese momento vio a Alice acercarse, así que pasó un brazo por su cintura y le dijo. - ¿Has oído eso, campeona? Aquí ya te quieren desbancar. - Olive volvió a reír. - ¡Noooo! Seríamos compañeras. Tu madre, Alice y yo. - Eso. Que quede todo en familia. - Comentó Sean, burlón, pasando por allí. Desde luego que parecía que iba a quedar todo en familia.
    Merci Prouvaire!


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    Vie 4 Mar 2022 - 9:57

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    CON Marcus EN Aula de duelo EL 27 de mayo de 2002
    Miró a Theo con ternura y dijo. — Les he dicho que podéis llamarme Alice, si queréis. Tú ya me conociste como Gal, pero… Bueno, mi madre me llamó Alice, le encantaba ese nombre y a mí siempre me traía malos recuerdos… Hasta que he aceptado que forma parte de mi historia, es una de las cosas que ella me dejó… Y se lo predijeron en Adivinación, que eso siempre te lo dejas. — Apostilló Hillary. Ella entornó los ojos y suspiró. — Ay, letrada, por favor, ya con la Adivinación. Habiendo crecido en un entorno muggle, me cuesta creer que confíes tanto en algo tan absurdo. — La otra puso actitud de ofensa. — ¿Me quieres decir que a ti la Adivinación no te hizo una profecía muy clara que se ha cumplido? — Alice resopló. — No, no se ha cumplido porque no me he casado. Aún. — Aclaró Donna. — Oye, ¿tú de qué bando estás?Del de crear caos. — Dijo Donna entre risas. — Y lo del pájaro resulta bastante evidente siendo yo, así que no lo considero una profecía. — Sean levantó las manos. — Bueno, la de Theo no se cumplió. — Y todos miraron al chico, que ya empezó a ponerse rojo. — No, bueno, a ver, no lo sé porque… De todas formas, Gal, o Alice, vaya, si quieres que te llame así ahora, bueno, que no era la de la predicción porque era sobre uan francesa y Gal, o sea Alice, vamos que ella no es francesa… Como tal, francesa, ¿no? — La miró apurado y a ella le dio la risa. — No, efectivamente, Theo. Y puedes seguir llamándome Gal si quieres, solo os he dado la oportunidad de elegirlo. — El chico bebió de su vaso, como intentando recuperar el resuello.

    Tranquilo, tío. Pensé que esto ya lo teníamos superado… — Dijo Sean, dándole en el hombro. — Sí, sí, ya no está enamorado de la hermana, yo lo noto. — Alice se llevó una mano a la cara suspirando. — Pues confirmamos que ya habla con normalidad, mira qué bien. — Pero estaban todos riéndose y ya da un poco igual. — El que solía estar más triste era tu amigo raro el de Slytherin. Ese. — Dijo señalando a Ethan, a lo que Alice le bajó el brazo. — Dylan, no señales a la gente hombre. ¿Te acuerdas cuando la gente se ponía nerviosa porque decías en voz alta lo que sentían? — El chico asintió. — Ah vale vale, es verdad, que cuando lo digo hablando en vez de en la libreta, la gente se pone más tensa. Oye, hermana, ¿a que eres la primera mujer que ha ganado en el club de duelo? Olive me lo ha preguntado. — ¿No ha sido alguna Gryffindor? — Apostilló la niña, inquisitorial, lo cual le hizo reír. — He sido la primera Ravenclaw, sí, pero la primera mujer en conseguirlo fue Ruth Mustang, la profesora, y era de tu casa, efectivamente. — ¿Y ha habido alguna otra? — Alice miró con astucia a su novio. — Pregúntale a Marcus. — Que justo iba para allá. — ¿Fue la señora O’Donnell? — Preguntó Dylan abriendo mucho los ojos y la boca. Pero se vio interrumpido por Marcus tocándole las narices, lo cual le hizo reír por lo bajini. Todos crecían, y su niño adorable, por muy bueno que fuera, estaba en una edad en la que no le gustaba que le trataran como un niño.

    Se acercó a Marcus, sonriendo, mientras oía a Dylan decir. — Yo lo pasaría un poco mal si entraras en el club de duelo y tuvieras que enfrentarte a gente como Lyevin. — Olive se encogió de hombros. — Ya pero la que valora mi propio riesgo soy yo, no tú. — Contestó la otra tranquilamente. — Háblalo con tu colega Dylan. Él te dará sabios trucos de cómo sobrellevar la presión. — Alice pasó la mano por los hombros de Marcus y le miró, embelesada y susurró. — ¿Te acuerdas de cuando tenías once años y odiabas que te trataran como a un niño pequeño con lo inteligente y serio que tú eras? — Se rio y dejó un beso en su mejilla. — Todos crecemos, incluso nuestro Dylan. Si lo piensas, no tiene nada que ver con aquel niño que te tenía manía en La Provenza y no te dejaba jugar con sus peluches. — Le estrechó un poco más contra ella. — Es lo que tiene el paso del tiempo. Cada vez es más mayor, más listo, podemos hablar más con él, hacerle entender cosas que antes no… — Ladeó la cabeza y chasqueó la lengua. — Pero ya no nos deja estrujarle y decirle patito delante de todo el mundo. — Rio y les miró de reojo a Olive y a él, hablando con Sean y Hillary, haciéndoles reír, Merlín sabía con qué. — Aaron me ha dicho que quiere hablar conmigo sobre… Bueno, sobre todo lo de esa gente y… — Tragó saliva. — Tu padre y yo le contamos algunas cosas en Pascua, pero… Va siendo hora que conozca la verdad de todo. — Miró a su novio y dijo. — Así que en breves tendré que quedar con él un día y llevarme a Dylan. Para que no te rayes si nos ves… — Le dio un beso y le miró a los ojos. — Hay que aprovechar nuestros últimos días. — Oye, Alice… — Oyó a Jacobs a su espalda. — Hay alguien que te está esperando fuera. Yo de ti, iría, no le gusta esperar. — Y le guiñó un ojo. Se estaba imaginando quién era. Le dio otro besito a su novio y susurró. — Ya mismito vengo. Cuida de la fiesta, prefecto.

    Sus sospechas se confirmaron cuando salió y vio a la señora Granger, con su sonrisa de siempre, aunque ella no pudo evitar ponerse más recta y llevarse las manos a la espalda después de retocarse las trenzas. — ¿Por qué no ha entrado, señora Granger?Una fiesta de jóvenes no es el sitio de una jefa de casa, Alice, y menos si hay gente como Creevey y McKinley por ahí. Además, quería hablar solo contigo y me llevará un momento nada más.

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    Sáb 5 Mar 2022 - 11:07

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    CON Alice EN Aula de duelo EL 27 de mayo
    Suspiró dramáticamente, asintiendo y poniendo una mano en el hombro de Dylan. - Yo te entiendo, colega. Será mejor que te armes de paciencia y te busques un hombro en el que llorar, un hombro que no te llame exagerado a ser posible. - Y le guiñó un ojo a Alice, bromista. Aquello iba a ser muy gracioso de ver desde la barrera, aunque haberlo vivido en propia piel no hubiera tenido ninguna gracia, porque claramente a Dylan le gustaba Olive y Olive no pensaba dejar de hacer lo que ella quería hacer, temerario o no, porque él tuviera miedo. Le quería sonar esa historia.

    Alice se acercó a él y le habló con cariño de cuando era pequeño, a lo que rodó los ojos con teatralidad y una sonrisilla y contestó. - No es lo mismo. - Sí que era lo mismo, pero Marcus O'Donnell no podía reconocer con tanta facilidad que no fue un erudito al que había que tener en consideración desde su nacimiento. - Es que era inteligente y serio. - Dijo con una cómica expresión orgullosa en la cara, con la barbilla levantada y los ojos cerrados, pero el beso en la mejilla le generó el mismo cosquilleo que le generaba cuando era ese niño inteligente y serio de once años, y le hizo sonreír y abrir los ojos para mirar a Alice con cariño.

    Rio. - Sí que me tenía manía, aunque la estrategia del colega me sirvió mejor de lo que pensaba, demasiado bien diría yo. - Volvió a reír. - Pasó de no dejarme jugar con sus peluches a decirme "toma, tú eres este", y obligarme a jugar con el que él había decidido. - Miró con cariño al chico, un poco apartado de ellos, hablando con sus amigos sin dejar de mirar a Olive con esa carita que seguro que el Marcus de once años tenía también cuando miraba a Alice. - ¿Estaría feo que dijera que para mí va a ser un niño siempre? - Echó aire por la nariz, nostálgico. - Ya mismo seremos nosotros los que estemos fuera y él esté aquí... - Y ya mismo iba a ser un hombre, y eso sí que le iba a resultar raro de asumir. Para Marcus, Dylan era como su hermano pequeño, le tenía un infinito cariño y lo había protegido todo lo que había podido. Pero verle hablar de nuevo era buena señal, señal de que cada vez iba a necesitar menos que le protegieran, y que iba a ser progresivamente más feliz, y a tener la vida que quisiera. Y al pensar en ello, pensó en algo más. Amplió una sonrisa graciosa y miró a Alice. - Es curioso. Cuando os conocí, tú eras clavadita a tu padre, y Dylan a tu madre. Todo el mundo lo decía. En cambio... - Arqueó una ceja, mirando a Dylan en la distancia de nuevo. - Ese niño cada vez tiene más comentarios que me hacen pensar, "uh, ahí viene William Gallia". - Se echó a reír y miró a Alice. - Antes le he pedido que me guarde un secreto y me ha dicho un "no, no, yo nunca lo haría" que me ha puesto los pelos de punta. Me he sentido como mi padre pidiéndole un favor al tuyo cuando estaban en Hogwarts, ese mismo nivel de inseguridad, de pensar "oh, por Merlín, esto no va a salir bien". - Siguió riendo un poco más, y luego la miró a los ojos y acarició su pelo. - Y tú eres tan buena como ella. - Le dijo, cargado de cariño. - No te lo digo porque sea tu novio. Tienes un corazón que no te cabe en el pecho, Alice Gallia. Tienes un don para hacer que todos te quieran. - Miró a su alrededor. - Y si no me crees, compruébalo con tus ojos de Ravenclaw. Jacobs ha venido expresamente para apoyarte, a saber los hilos que habrá tenido que mover para que le dejen. Mi hermano odia las fiestas y ya ha ido a varias por ti, Theo ha superado cualquier momento incómodo por estar aquí, hasta Cedric ha venido, que ya sabes lo que te conté... Y Creevey. Estoy por jurar que eres la única persona a la que hace caso. - Sonrió aún más, mirándola de nuevo. - Vas a ser la mejor enfermera del mundo, Alice, no solo por tu inteligencia. Por ser tú, y por ser como ella. -

    Suspiró. - Y a mí cada vez me dicen más que me parezco a mi madre, después de toda la vida oyendo que era un clon de mi padre. - Se encogió de hombros. - Pero me gusta. Como bien me dijo mi abuela Molly, Emma Horner ha creado una estirpe nueva, y estoy orgulloso de ser como ella. - Señaló con un gesto de la cabeza a su hermano en la lejanía. Ahí estaba, con su novio... Y con Cedric, hablando tranquilamente, un poco apartados de los demás, y se les veía bastante tranquilos. - Y aquel de allí, por muy Slytherin que sea, en el fondo solo quiere ser feliz y hacer felices a los que tiene a su lado... Como mi padre. - Rodó los ojos. - Bueno, y las habilidades sociales O'Donnell claramente heredadas de mi tía Erin, pero eso no es nuevo. - Volvió a reír, y luego dejó un beso en los labios de Alice. - Somos las mejores versiones de los Gallia y los O'Donnell. Y esta historia no ha hecho más que empezar. -

    Asintió cuando le dijo lo de Aaron. - Me parece bien. Tienes mi apoyo en eso. - Alice tenía su apoyo incondicional siempre, eso no hacía falta decirlo, pero su novia sabía lo tensa que había sido la relación entre Aaron y él desde que entró. Habían acordado una especie de alianza y, por lo que a él respectaba y salvo que viene un peligro evidente, no la pensaba romper. Y Alice era quien debía tomar las decisiones al respecto, al fin y al cabo. En ese momento llegó Jacobs para decirle a Alice que Arabella la esperaba fuera, así que su novia se fue después de que él le guiñara un ojo, estaba seguro de que se iba a llevar una gran felicitación.

    Cuando se quedó a solas con Jacobs, el ex-Slytherin suspiró. - Irme fue difícil... Iba a echar mucho de menos esto, y ahora que he vuelto, entiendo por qué. - Se encogió de hombros. - Es decir, trabajar de lo que te gusta y el mundo mágico fuera es la caña... Pero esto... Es otra etapa, una que no va a volver, y da pena cerrarla. - Marcus hizo una mueca, permaneciendo unos segundos pensativo, y luego encogió un hombro. - Pero vendrán historias mejores. - El otro rio con los labios cerrados. - Estoy seguro. - Chistó. - A lo que iba es que, ya se me hizo duro irme yo, pero ver como os vais los que para mí erais niños, es como... Joder, me hago viejo. - Marcus soltó una fuerte carcajada. - Eso ha sonado a padre total. - Hasan le miró con cara de circunstancias y dijo. - He visto como miras al hermano de Alice, señor "eso ha sonado a padre total". - Chasqueó la lengua - Me has pillado. - Ambos rieron.

    Tras las risas y unos instantes de silencio, Hasan volvió a hablar. - Ha tenido que ser duro vivir ciertas cosas aquí. - Marcus hizo un gesto de resignación y el otro añadió. - El mundo real no tiene cosas mucho mejores. - Lo sé, pensó, pero no dijo nada. Se lo guardó para sí, porque había ciertos temas que no tenían por qué ser sacados. Dio igual, porque Hasan tenía ya una agenda en mente. - ¿Qué pasó con William Gallia en el Ministerio? - Marcus le miró, inexpresivo. El otro ladeó la cabeza. - He oído muchos rumores y de lo más rocambolesco. Prefiero conocer la verdad por sus protagonistas, es lo que me voy a creer. - Pues no ocurrió nada. - Esa era la versión de Emma O'Donnell y, por tanto, su versión. - William Gallia es un mago muy talentoso pero muy particular. Siempre ha despertado muchas envidias y hay gente que le quiere mal, y han aprovechado su desgracia para intentar desacreditarle. Está triste, sí, no está en su mejor momento, y por ello muy sabiamente decidió tomarse una excedencia hasta que se encontrara mejor. Es la mejor decisión que pudo tomar y la que toda su familia apoya. - Dicen que ha huido a La Provenza. - Yo también huiría si pudiera. - Dijo con una sonrisa, queriendo quitar hierro a ese asunto usando humor. Realmente era una estrategia para desviar. - El clima de La Provenza es mucho más agradable y benévolo para personas que están tan tristes como William. Otra buena decisión que su familia apoya. - El otro, con una sonrisa astuta, se cruzó lentamente de brazos. - No vas a soltar prenda ¿verdad? - Marcus no inmutó su expresión. Jacobs dejó escapar una muda carcajada con los labios cerrados. - Repito: he visto esa mirada ahí fuera. O sea que ya sé que la respuesta es un "no". Mejor no insisto más. - Pues hacía bien.

    - Marcus. - Le puso una mano en el hombro. - Os tengo un gran aprecio. A Alice y a ti. William está muy vigilado, y Alice es su hija. Tú... Ya has comprobado que también eres una mente brillante que despierta envidias. Solo quiero que sepáis, que contáis conmigo. Siempre, para cualquier cosa. - Ladeó la cabeza, trayendo la sonrisa astuta de nuevo. - A los Slytherin nos gusta tener contactos ¿verdad? - Despegó los labios, pero antes de contestar, el otro le detuvo. - Sí sí, eres muy Ravenclaw y mucho Ravenclaw, viva las águilas. Tú lo que eres es un genio, pero si no lo fueras estarías en mi casa. Si no tuvieras tanta sangre irlandesa, amigo, serías Horner. Merlín bendiga Irlanda en ese caso. - Eso hizo a ambos reír. - Tus contactos en el Ministerio hasta ahora no son buenos contactos. - Marcus asintió. - Lo sé. - Su tía Linda y su primo Percival habían demostrado con creces que era mejor tenerles lejos que cerca. Hasan asintió también. - Ya me tenéis a mí, entonces. Seré vuestro contacto. Al menos hasta que Farmiga sea la próxima Ministra de Magia, que todos sabemos que lo va a ser. - Rieron, pero luego se acercó a él y susurró. - No sé por qué quiere tu madre hundir a su sobrino, pero contad conmigo. Fue mi prefecto, y no sabes cuantísimo le odio. Layne es un pelele comparado con él, solo tienes que ver donde está Layne y donde está Percival. - Le guiñó un ojo y volvió a su posición. - Así que contad conmigo. - Marcus sonrió de lado también y asintió. - Lo tendré en cuenta. - Hasan volvió a reír entre dientes y añadió. - Y con Geller también podéis contar, hazme caso. - Marcus rodó los ojos y bufó. - Hasan... - Tío, confía en mí. Geller es intensamente orgullosa porque es muy Gryffindor, pero no es ninguna tonta, y te tiene en una estima más alta de lo que tú te crees y de lo que ella quiere reconocer. Os van a hacer falta muchos papeles y mucha burocracia en vuestra vida, te lo puedo asegurar, no te haces una idea, vamos, más los imprevistos que os puedan surgir. La tendréis de vuestro lado. Solo... Usa esas habilidades tan bien heredadas que tiene y procura que tu campeona de duelos no la achicharre por un mal comentario, y lo tendréis hecho. - Echó aire por la boca en una leve risa. - Eres una serpiente, prefecto Jacobs. - El otro arqueó las cejas. - Y a mucha honra. -

    La fiesta estaba ya llegando a su fin, tendrían que irse a descansar pronto porque, aunque estuvieran muy distendidos ahora, no se les podía olvidar que los EXTASIS aún no estaban hechos. Se acordaba y le entraba un sudor frío por el cuerpo que se lo cortaba. Tras charlar con unos y otros, y en vistas de que Alice aún no había terminado su conversación, fue a dejar el vaso en la mesa para acordar con sus compañeras prefectas que había que ir dando la orden de recoger cuando alguien se acercó a él. - Gracias. - Se giró. Cedric le miraba con agradecimiento real y una leve sonrisa. - ¿Por qué? - Preguntó. - Sé lo que has hecho. - Dijo el otro simplemente. Marcus devolvió la sonrisa leve y se encogió de hombros. - Era lo más ético. - Respondió. Quizás... Podían apurar la fiesta un poquito más. Volvió a tomar su vaso, al que aún le quedaba algo de bebida, y lo alzó. - Por la paz del castillo. - El otro sonrió ampliamente, con ese toque Slytherin que tenía aunque no lo mostrara demasiado, y respondió a su brindis. - Por el prefecto de Ravenclaw. -
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    Sáb 5 Mar 2022 - 14:28

    Ronda definitiva
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    Sonrió a la señora Granger y asintió. — Y puede decirlo. Una Alice Gallia tampoco es la favorita de la autoridad, aunque haya ganado la final. — Arabella sonrió con esa expresión enigmática y negó con la cabeza. — Lo has dicho tú, no yo, querida. Yo siempre he sabido que contigo solo había que esperar. — Se sentó en un poyete al lado de la ventana y le señaló el de en frente, donde ella la imitó. — ¿Te acuerdas de cuando te dio aquel agobio cuando nombraron a Marcus prefecto? — Alice rio y asintió. — Sí, vamos, para no acordarme. — Arabella amplió la sonrisa. — Y me hiciste caso. Esperaste. — Ella entornó los ojos y miró fuera. — Demasiado. Y no por los motivos que me dijo usted. Esperé porque no me atrevía a dar el paso de decir lo que sentía y afrontar las consecuencias, no porque estuviera esperando un buen momento. — La mujer subió las palmas de las manos y la miró de lado. — Pero lo hiciste en algún momento, ¿no? Fuiste a O’Donnell y le dijiste lo que sentías. Tomaste las riendas de tu vida y tus sentimientos, cosa que en cuarto no tenías. — Ella asintió y sonrió. — Sí, eso sí. Tarde, pero sí. — Arabella frunció el ceño. — ¿Tarde para qué? Yo veo una chica sobresaliente, con una pareja a la que ama, siendo una amiga y hermana maravillosa y que ha hecho historia en el club de duelo. — Alice hinchó el pecho y los ojos se le llenaron de lágrimas.

    ¿Por qué lloras, Alice? — Ella negó con la cabeza y se mordió el labio. — Primero Marcus me dice que cada vez me parezco más a mi madre, en todo lo que siempre quise parecerme y ahora usted me dice esto… — Se mordió los labios. — Desde que ella murió, he sentido que la desgracia nos perseguía, intensificándose especialmente en los últimos meses. — Paró para recomponerse un poco y alzó las cejas. — Pero he sido inmensamente feliz aquí y os como si… Hogwarts, lo que he vivido, sus clases, sus misterios, sus profesores… — Levantó la mirada hacia ella. — Siempre me hubiera ayudado a sanarme. Ahora, cuando salga ahí fuera… No sé quién me dirá… Las cosas que usted me dice. O dónde desahogaré las frustraciones como en el club de duelo, o dónde me esconderé del mundo si no es en el invernadero de la señora Mustang. — Terminó con una risita. — Y estoy feliz, pero estoy… Asustada. — Arabella se inclinó y le tomó la mano. — La vida es un reto. Algunos no hemos querido asumirlo, o no en su totalidad y hemos acabado aquí dando clase. Pero algo me dice que O’Donnell y tú no sois así. — Ella negó con la cabeza. — Nop. Para nada. — La mujer asintió. — Pues entonces superarás ese miedo como has hecho con todos los que has tenido en tu vida hasta traerte aquí, Alice. Creo que ya no te queda ningún miedo de los que traías cuando hablamos aquel día. — Ella rio. — Aún me dan las toses cuando me agobio. — Arabella se encogió de hombros. — Pues mira qué bien. Sé una buena Ravenclaw y aprovecha la circunstancia para saber que cuando estás tosiendo es cuando te estás ofuscando. — Le dio unas palmaditas en la mano. — Y cuando te pase, acuérdate de tu jefa y del consejo que te dio. — Ella la miró emocionada. — Para. Busca el viento. Aíslate del ruido. Respira. — La mujer asintió. — Eso es una Ravenclaw. Asimilando conceptos. — Se levantó y le apretó el hombro antes de irse. — Enhorabuena, Alice Gallia. No solo por hacer historia. Por crecer tantísimo como persona. — Y allí se quedó Alice, con una sonrisa, mirando por la ventana, sintiéndose afortunada.

    Cuando se quitó los restos de las lágrimas de los ojos y se aseguró de que tenía buena cara para no asustar a su novio, volvió a entrar a la fiesta y se dirigió a él. — Vaya, vaya, prefecto Greengrass, qué buena cara te veo, cómo me alegro. — El chico levantó el vaso. — Hoy no dejan de pasar cosas buenas. Enhorabuena, campeona. Por el duelo y por todo. Gracias. Vengo a robarte al prefecto O’Donnell, si me permites. — Cedric asintió con una sonrisa y ella se dirigió a Kyla. — ¡Prefecta Farmiga! ¿Te importa encargarte del fin de fiesta?Sí, claro, cómo no. — Contestó ella en tono de falsa queja. — Es que el prefecto O’Donnell va a llevarme a la enfermería. — Dijo levantando su muñeca herida, que ya empezaba a causarle hormigueos y calambres en la mano. — Y no vamos a quitarle la satisfacción enorme de decirle a Durrell que él SABÍA que algo me pasaría algún día por hacer el loco en el club. — Lo cual hizo reír a los demás. Salieron al pasillo, pero una voz les detuvo. — Eh, renacuajos. Aún no sabéis escaquearos bien de mí. — Ella sonrió a Jacobs, dándose la vuelta. — Eso o que tú nos tienes el ojo echado. — Él rio, acercándose. — Igual. — Se rodearon el uno al otro en un abrazo suave y cuando se separaron le dijo. — Os veo fuera, parejita. Tened mucho cuidado, por favor. Nos queda mucho por hacer. — Alice asintió y se alejaron, apoyando la cabeza en el hombro de Marcus. — Sé que dices que nos parecemos a nuestras madres. Y es verdad, tenemos muchas cosas buenas de ellas… Y de nuestros padres, claro. — Le miró a los ojos y sonrió. — Pero somos Marcus y Alice. Somos diferentes a los demás. Y somos imparables. — Y le dio un besito, como si así lo sellara.


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