Empezó en Navidad.

La fiesta navideña del Arsenal FC era una tradición que llevaba celebrándose desde prácticamente la fundación del club. Este año en particular había más alegría que la acostumbrada porque el equipo estaba haciendo una buena campaña y había grandes expectativas para ganar la liga inglesa.

Darien, defensa titular desde hacía varias campañas, estaba en su elemento. Las fiestas parecían su hábitat natural y sus compañeros siempre coincidían en que era el alma del equipo. Incluso si habían perdido un partido, Darien siempre hallaba la manera de mantener los ánimos en alto. Sin embargo, para esta fiesta en particular, su favorita en todo el calendario liguero, su cita le canceló al último momento. Incapaz de conseguir en menos de veinticuatro horas un reemplazo, Darien decidió asistir a la fiesta de navidad completamente solo, aunque eso significaría someterse un poco a las burlas del resto de sus compañeros. Ese era el precio a pagar por ser el más bromista de todos: nadie iba a perder la oportunidad de hacerlo blanco de burlas e ironías por unas horas.

Eleanor, en cambio, llegó directo de Escocia dos días antes de la fiesta para ayudar a un amigo. Ella y Neil Carter, portero titular del Arsenal, se conocían desde hacía mucho tiempo y el chico le pidió que por favor le hiciera compañía en la fiesta de Navidad. Eleanor no conocía todos los detalles, sólo que Neil no estaba pasando por un buen momento sentimental y a ella no le molestaba ponerse un lindo vestido, sonreír para las cámaras y pasarlo bien por una noche. Ella había nacido en el ojo público y ahora se dedicaba al deporte ecuestre, estaba acostumbrada, así que no veía por qué algo tenía que salir mal.

En esa fiesta de Navidad, Darien conoció a la mujer más hermosa que hubiera visto antes y Eleanor apenas podía creer que ese hombre hablara tantas palabras por minuto. Él sólo quería saber más de ella, mientras que ella tan sólo esperaba que la noche terminara.

Ninguno de los dos tenía idea de qué les tenía preparado el destino.

	Eleanor Grosvenor
	Jinete Ecuestre - 29 años - Lucy Boynton - Juno

Darien Boka
Futbolista - 27 años - Daniel Kaluuya - Minerva

One on One - Original - Realista - Juno & Minerva

La propuesta de Elle lo tomó por sorpresa. Aunque a todas luces era broma, la sola propuesta era suficiente para dejar volar su imaginación. Estuvo a punto de preguntar complacer de qué forma, pero la risa de Elle y la forma en que negó con la mano dejaba por fuera el tema de la conversación.

Pero volvería sobre ese tema, algún día. A alguna hora.

Sin embargo, su comentario sobre las notas de prensa sobre él lo hicieron dejar esos pensamientos de lado rápidamente. La verdad la prensa rosa nunca había tenido cosas muy agradables que decir de él.

—Lamento esa primera impresión, pero te agradezco mucho haberme dado la oportunidad de que me conocieras como soy. —replicó, más serio de la cuenta.

La verdad sí que había sido un mujeriego y un fiestero. Por suerte, aunque Santi lo acompañaba en lo primero, era disciplinado y nunca lo había dejado llegar al punto de afectar sus entrenamientos o su condición física.

—Neil te puede decir que no siempre me porté muy bien—aceptó—. Pero espero que tengas claro que lo que tengo aquí contigo es diferente. Muy diferente.

No sabía si era algo que hablara a su favor decir que ella sí era en serio, si se tomaría a mal que se refiriera de esa forma a las otras mujeres con las que podría haberse relacionado.

—Esta relación es muy en serio para mí—añadió. —No soy la misma persona que era entonces.

Había madurado. Esa era la única explicación que encontraba. Ya no era un futbolista exitoso e inmaduro que buscaba divertirse. Era un hombre hecho y derecho que había encontrado a alguien con quien realmente valía la pena compartir la vida. Pero se calló eso. No quería espantarla tampoco.

Con Darien - Berlín - Junio - 20.00hrs

Eleanor soltó una risita cuando escuchó la expresión primera impresión, porque en más de una ocasión le había dicho a sus amigas que los hombres no daban más que para ser infieles. Que no creía que estuviera en su naturaleza asentarse, que ya tenía el ejemplo de sus padres para saber que los matrimonios no duraban para siempre. Que el felices para siempre sólo existía en los cuentos de hadas, precisamente porque eran eso: cuentos de hadas.

Por eso, que Darien fuese un mujeriego, uno más de los excéntricos amigos futbolista de Neil, no era una sorpresa en absoluto. Eso era lo que esperaba Eleanor de él. Sin embargo, Darien le demostró que estaba equivocada, había roto sus esquemas de una manera impresionante.

—Yo también me agradezco a mí misma haber sido tan buena y haber querido darte una segunda cita —dijo Eleanor con tono jocoso, para aligerar un poco la conversación.

Por supuesto que había sido un salto de fe, algo impropio de ella, pero había sido certero. Era como si, a pesar de no comprar religiosamente el boleto de lotería, ganárselo a la primera que comprase uno.

Un golpe de maravillosa suerte.

Eleanor se sintió muy emocionada cuando lo escuchó hablar así. Saber que estaba tomando un camino diferente porque su relación era diferente a las otras que él había tenido significaba mucho para ella.

Más de lo que Eleanor estaba dispuesta a admitir.

—Esto también es muy serio para mí, Darien —confesó, sintiéndose bastante expuesta. Eleanor creía que luego de este viaje, cuando volvieran a Londres, su relación sería diferente, más comprometida incluso de lo que era ahora. Y eso la emocionaba mucho, pero también la asustaba—: Nunca me había sentido así con nadie antes, ni tampoco estaba interesada en conocer a nadie en profundidad. Estaba… bueno, estaba concentrada en otras cosas. Pero contigo todo es diferente, a veces me da miedo, pero al mismo tiempo me encanta. ¿Sabes lo que quiero decir?

Eleanor creía que estaba parafraseando, pero tenía el presentimiento de que Darien sabía muy bien a qué se refería.

Con Darien - Berlín - Junio - 20.00hrs

Cada salida con Elle era una nueva aventura. Darien nunca sabía qué esperar de ella, y esa aventura constante le fascinaba. Sus palabras lo dejaron sin aliento.

La tomó de las manos y entrelazó sus dedos de nuevo. Parecía que esto era muy en serio para ambos. Eso era motivo para estar feliz, pero también le causaba un nerviosismo impresionante.

No quería meter la pata en esto. De verdad que no. Quería hacer las cosas bien.

No podía echar las cosas a perder con Elle.

—Eres lo mejor que me ha pasado en la vida —le aseguró, estrechando su mano con fuerza.

Le sonrió con sinceridad.

—Yo también he estado todo este tiempo enfocado en mi carrera—aceptó—. Pero ahora sé que lo que quiero está frente a mí ahora mismo. Eres lo más importante en mi vida en este momento.

Sus compañeros le dirían que estaba loco, pero era verdad. Tal vez en otro momento tendría que preocuparse por las decisioens de su carrera, pero en este momento nada era más importante que Elle.

No sería ni el primero ni el último que había perdido la cabeza por una chica. Y si alguien valía la pena para perder la cabeza, era Elle.

Pero no le propondría matrimonio. No todavía. Había que planearlo bien. Pero... podría empezar a pensarlo muy en serio. Solo que eso mejor no se lo decía todavía.

Con Darien - Berlín - Junio - 20.00hrs

Tal y como Eleanor lo había pronosticado, Marian era un completo encanto.

La habían visto poco después de regresar a Inglaterra, aunque Eleanor se ocupó bastante casi enseguida. Eso más el inicio de la temporada deportiva la mantuvo alejada de Darien durante algunas semanas. Estaba fastidiada porque, según sus amigas, se la pasaba diciendo que extrañaba demasiado a su novio.

Ella y Darien habían conseguido cuadrar un momento libre en el que coincidían los dos. Habían aprovechado el momento para cumplir la promesa que le había hecho a Marian, su nueva y encantadora sobrina postiza, de llevarla a dar un tour para ver caballos en la escuela de equitación. Por supuesto que para cumplir con el protocolo, tuvo que invitar también a Santi, quien parecía francamente aterrorizado por los caballos. Tuvo que explicarle que no subiría a Marian en uno de los suyos, tan sólo en los ponis que usaban en la escuela para los niños más pequeños.

Fue Darien quien sugirió llevar a Neil, como parte del trato para tranquilizar a Santi.

Eleanor recordaba que había un par de caballos a nombre de la familia Carter en los establos. La abuela de Neil había sido una amazona en su juventud, pero se retiró después de haber tenido a su primer hijo. A opinión de Eleanor, eso era otra cosa que había arruinado George Carter, pero por supuesto que no se lo diría a Neil. Nancy, su prima menor y heredera del nombre de su abuela, asistía a la escuela de equitación.

Por suerte, la primera parada fue en el establo de los ponis. Era una lástima que Ronnie y sus sobrinos estuvieran fuera de la ciudad, aprovechando los últimos días de vacaciones, porque Sarah y Charlie también amaban venir aquí.

—Creo que Santi se está poniendo un poco pálido —dijo Eleanor, abrazándose a Darien, mientras veía cómo el pobre de Santi veía cómo su hija se subía a uno de los ponis, uno de color blanco, ayudada por una de las maestras de la escuela—. Lucy es una de nuestras mejores instructoras, no habría dejado a Marian en manos de cualquiera.

Eleanor agitó los brazos en dirección a la niña, quien la saludó con ambas manos, para el terror de su padre. Neil, en cambio, estaba sentado tranquilamente en las gradas. Llevaba ropa holgada y lentes oscuros, parecía que estaba a sus anchas. Santi, por otro lado, estaba muy bien vestido, y también demasiado tenso. Los dos parecían agua y aceite, Eleanor tendría que tomarle una foto y mandársela a Ronnie, para que supiera de lo que se estaba perdiendo.

Con Darien - Londres - Agosto - 11.00hrs

Darien se felicitaba sinceramente de haber logrado cuadrar esa salida. Últimamente a Eleanor y él les costaba encontrar tiempo para verse, y lograr cuadrar con tres personas más era casi un milagro. Pero le debían esto a Marian y, por lo que Darien entendía, cualquier cosa que le subiera el ánimo a la niña era bien recibido.

La vida había sido muy dura para Marian, Darien podía entenderlo.

También le había alegrado haber tenido la idea de invitar a Neil. Santi estaba muy tenso, y no le habría creído a Darien nada de lo que le dijera sobre los caballos. De hecho, cuando lo había invitado, le había dicho que "no sabías nada de caballos hasta que conociste a Eleanor, perdón si no te considero experto". Pero Neil sí que conocía de caballos desde pequeño.

Eran cosas de gente de plata como ellos.

Por ahora, Darien se salvaba de que algo iba entendiendo de la equitación, y la mayoría de los caballos de Elle reaccionaban bien ante él, excepto Zeus. Había contado tantas historias de él que Santi se había opuesto a que Marian lo conociera fuera de su lugar en el establo. Sin embargo, había sido una advertencia innecesaria, porque su novia había dispuesto que la niña solo tuviera contacto directo con los ponis.

Marian estaba extasiada, y Darien sabía que en el fondo, Santi se sentía bien de ver a su hija tan contenta. Aunque le diera pánico. Por suerte, a Neil le creía más lo que le decía sobre el tema, y estaba muy relajado.

Devolvió el abrazo a su novia cuando esta se acercó a él.

—Santi es aprensivo por lo general—dijo, intentando restarle importancia—. Pero mientras se mantenga hablando con Neil podrá controlarse. O eso espero. Si no, Marian crecerá pensando que no puede hacer muchas cosas.

Darien siempre había sido un niño muy libre. Su madre no tenía problemas en vendarle raspones o curárselos con algo que ardiera para que la próxima vez anduviera con más cuidado. Pero Santi era muy protector y eso, en opinión de Darien, no era bueno para cualquier niño.

Con Darien - Londres - Agosto - 11.00hrs

Eleanor echó otro vistazo hacia donde estaba sentado Santi y Neil. O, más bien, adonde estaba sentado Neil, porque Santi estaba de pie en el borde del barandal que separaba las gradas de la pista de equitación. Marian, en cambio, la estaba pasando tan bien que ni siquiera parecía estarle prestando atención a nada que no fuera su poni y lo que le estaba diciendo Lucy, la instructora.

Estaba orgullosa de haberse planteado esta actividad. Los animales, sin duda, era un éxito asegurado. Eleanor siempre se sentía de buen humor cuando llegaba a los establos y compartía tiempo con sus caballos. Era simplemente mágico, esperaba que Santi lo entendiese al final del día.

Se conformaba con que al pobre no le diera un infarto al ver a su hija tratando de ver cómo el poni andaba más rápido.

—Bueno, supongo que tengo que anotarme como un triunfo que haya aceptado traer a Marian. Que esté relajado ya es pecar de ambiciosa —comentó ella con una sonrisa, mientras volvía a ver a Darien—: Supongo que también es algo cultural, ¿no? Santi viene de un país más… tradicional, supongo, los padres y madres son más apegados a sus hijos. O quizás es que yo vengo de una familia de gente imprudente, cuando tenía cuatro me dejaron subir a un caballo por primera vez, sin montura y cuando me caí mi madre aplaudió para decirme que me levantara de una vez.

Eleanor recordaba aquella experiencia, lo que otra persona de seguro hubiera catalogado como traumático, para ella había sido increíble. Incluso cuando se rompió la mitad de un diente de leche por haberse caído mal del caballo. Pero eso le funcionó, pues aprendió cómo dejarse caer si volvía a sucederle, a partir de entonces dejó de tener miedo a caerse.

Pero seguro si le contaba eso a Santi sería aún peor.

—Darien, si llegas a tener hijos conmigo que sepas que voy a subirlo al caballo apenas puedan caminar, espero que lo entiendas —dijo de pronto, en tono bromista, mientras alzaba las cejas—. No te pondrías como Santi, ¿cierto?

Eleanor estaba bromeando, por supuesto, pero sabía que estaba tanteando terreno peligroso. Tenía la sensación de que últimamente sólo estaban hablando sobre un futuro hipotético.

Con Darien - Londres - Agosto - 11.00hrs

Darien miró a su amigo. Seguía tenso, sin apartar apenas los ojos de su hija en el caballo para contestar a lo que Neil le estaba diciendo.

—Puede que sí sea algo cultural—contestó, no muy convencido—. Pero en general Santi es un estresado. Lo he visto realmente relajado muy pocas veces. Justo después de ganar algún trofeo lo más, por un ratito.

Era extraño, bien pensado, su amigo siempre estaba tenso, a la defensiva y preocupado por lo que iba a pasar.

Habría elaborado algo más al respecto, pero las palabras de Elle lo frenaron en seco. Esa era totalmente otra conversación en la que cómo fuera su amigo era irrelevante.

—Si llegas a tener hijos conmigo...—repitió. ¿Esa opción estaba sobre la mesa ahora mismo?—. Eso suena... maravilloso.

Lo decía de verdad, aunque sonaba un poco aterrador también. Entre más tiempo pasaban juntos, menos veía Darien su futuro sin ella. pero por años había vivido con el cortoplazo del jugador de fútbol que pensaba que de una temporada a otra su vida podía cambiar por completo.

Pero esto... esto le hacía pensar en que ambos estaban pensando en un futuro a largo plazo. Esto era un futuro para ambos. Y aparentemente podría tener niños y caballos.

Estaba más que conforme con eso.

Con Darien - Londres - Agosto - 11.00hrs

Eleanor no podía creer que estuviera teniendo esta conversación con Darien. De hecho, era la primera vez que tenía esta conversación con alguna de sus parejas. Nunca llegaba a este punto de la relación pero, sobre todo, era que Eleanor nunca estuvo tan clara que quería tener hijos.

Algunas de sus amigas lo tenían bastante claro desde siempre: Sophie estaba empeñada en tener un esposo, hijos, un perro y hasta un gato, ella quería todo el paquete. Ronnie quería ser mamá incluso aunque eso no incluyera un esposo. Ella, en cambio, nunca había tenido una férrea opinión, por lo general divagaba bastante, porque le gustaban los niños, pero no había tenido un buen ejemplo en sus padres.

El duque de Westminster y su esposa seguro que alguna vez fueron un matrimonio feliz, pero Eleanor no podía recordarlo. De hecho, sabía que su extraña forma de ver las relaciones de pareja se las debía al catastrófico matrimonio de sus padres. Con Darien, todo se había sentido diferente desde el inicio.

Sí podía verse como una mamá. Incluso, le parecía que Darien podía ser un excelente papá.

—Bueno, no sé si sea tan maravilloso la parte del embarazo, he escuchado historias de terror. Estoy segura de que volvería completamente loca a mi terapeuta si llego a embarazarme, de seguro que me pediría un aumento. Pero la parte de decorar la habitación del bebé, de comprarles ropita y todas esas cosas de bebé sí que suena bonito, ¿no te parece? —comentó, viendo la expresión de Darien y luego soltó una risita nerviosa—. ¡Lo siento! Quizás me estoy adelantando demasiado. Si de verdad voy a tener hijos alguna vez tendría que ser muy planificado. Para los hombres es diferente, pero nosotras tenemos que cargar nueve meses con un ser vivo. Siendo atleta eso implicaría muchas cosas. Son planes que tendrían que esperar.

Ahora estaba convencida de que estaba hablando más de la cuenta, quizás porque estaba nerviosa. Ladeó el rostro en dirección a Darien y, antes de que pudiera arruinarlo más, le dio un beso en la mejilla.

—De momento podemos ser buenos tíos. Aunque no sé si Santi nos deje a Marian mucho para practicar, con lo paranoico que es —comentó mientras veía cómo Santi se levantaba al ver que el poni acababa de dar un salto que seguro para él parecía de dos metros. Marian, en cambio, estaba encantada, se le notaba por las risas.

Con Darien - Londres - Agosto - 11.00hrs

Darien no estaba seguro de qué estaba sucediendo, pero tenía la impresión de que Elle se estaba agobiando sola con las cosas que estaba diciendo. Levantó las manos para ponerlas en sus hombros y atraerla hacia él, mientras negaba ligeramente.

—Hey, no hay que decidir nada ahora al respecto—le recordó—. Cuando nos decidamos, si es que pasa, tomaremos una decisión de todos esas cosas.

Claro que tendrían que planificarlo bien. Entre la carrera deportiva de Elle y su calendario del demonio no sería fácil cuadrar tiempos. La verdad nunca había pensado mucho en lo que implicaba un bebé excepto para asegurarse de que dejar a ninguna mujer embarazada en algún encuentro casual.

Lo último que querría Darien era llevarse una sorpresa como la de Santi de que tenía una hija por ahí en el mundo. Estaba bastante seguro de que no era el caso. Había sido siempre muy cuidadoso.

Seguro que Santi pensaba lo mismo pero... Darien esperaba estar en lo correcto sobre él mismo.

—Seamos buenos tíos—concordó. Luego lanzó una mirada hacia Santi, a quien Neil había tomado del brazo y parecía estarle hablando para distraerlo un poco de Marian—. Le hará falta. Santino tiene tíos ni primos aquí... Y es hijo único. Si algo le va a hacer falta a esa niña es más fácil que un padre paranoico y ansioso.

Quería mucho a su amigo, pero estaba seguro de que iba a ser un padre insufrible.

Con Darien - Londres - Agosto - 11.00hrs

Eleanor se sonrojó cuando se dio cuenta de la expresión de Darien, era obvio que había estado divagando un montón. Iba a asustarlo. Necesitaba una reunión urgente con sus queridas amigas para que la mandaran al rincón de pensar, antes de cometer más tonterías en su relación. Eleanor asintió y le dio un rápido beso en los labios a Darien, tratando de zanjar la situación lo más pronto posible.

Incluso si su relación iba viento en popa, ellos dos no iban a casarse pronto, ni tampoco iban a tener hijos en un futuro cercano. Todo pasaría, si así era, a su tiempo.

Había que vivir un día a la vez.

—Seremos unos días excelentes. Vamos a ser los favoritos, ya verás… —dijo, mientras lo tomaba del brazo y lo llevaba en dirección al resto del grupo. Eleanor dejó que Darien subiera hasta las gradas, para acercarse un poco hacia Neil y Santi, pero ella se quedó entro de la pista.

Marian estaba entretenida con el poni, así que no la vio llegar hasta que fue Eleanor quien tomó las riendas del animal para llamar su atención. Marian estaba sonriendo, parecía encantada, así que Eleanor estaba a punto de coronarse como la tía favorita en cuestión de instantes. Se inclinó despacio, para acercarse a Marian, pero habló lo bastante fuerte para que los demás también pudieran escucharla.

—Marian, ¿qué dices si te llevo a la pista profesional y me ves saltar una rutina rápida? A esta hora no debe haber nadie, todavía no son las prácticas, así que podemos ir. ¿Qué te parece?

La expresión de Marian lo decía absolutamente todo. Eleanor no se preocupó por mirar hacia las gradas, podía imaginarse perfectamente la expresión histérica de Santi. Pero ella, por supuesto, no se iba a amedrentar con nada. Tan sólo se giró para mirar a Darien, lanzándose un beso con la mano.

—Es sólo para que Marian valore otros deportes. No todo en la vida es fútbol. ¿Verdad, mi amor? —comentó, alzando las cejas, mientras escuchaba los aplausos de Marian. Darien, al igual que Neil, estaba sonriendo. Santi, en cambio, tenía una expresión bastante graciosa—: ¡Santi! Prohibido poner esa cara, la que va a saltar soy yo.

Con Darien - Londres - Agosto - 11.00hrs

Darien tenía la impresión de que después tendría que meditar pausadamente en aquella conversación. Al menos sabía que debería hacerlo. Otra cosa era que lo hiciera, porque meditar definitivamente no era su fuerte.

Al regresar junto a sus amigos notó que Santi realmente estaba muy tenso, y si se había mantenido contenido hasta ahora fijo era por Neil.

—Va a estar bien, Santi—le advirtió en voz baja—. Elle quiere ser su tía favorita, así que no va a exponerla a nada que sea realmente peligroso o sabe que no la dejarás volver a verla. Además, es ella la que va a saltar, Marian va a estar con nosotros, aplaudiendo y celebrando.

No descartaba que después la niña dijera algo como que quería ser como la tía Elle de grande. Santi empezó a mascullar que ya la niña nadaba, pero al menos entendió que la propuesta de Elle bajaba a Marian del trabajo y podía devolverla a tierra firme a su lado. Aunque la niña, una vez abajo del poni, corrió a hablar con Neil.

Niña lista, era el adulto menos estresado que le quedaba. Su padre era un manojo de nervios y el propio Darien seguía procesando la idea de que recién acababa de valorar como una probabilidad real tener hijos algún día con Elle.

—¡Papá, cuando esté más grande podré subirme a un caballo grande como los de Elle!—comentó Marian con entusiasmo sin soltar la mano de Neil, a quien había agarrado para arrastrar con ella—. ¿Alguna vez has cabalgado? Tal vez podemos venir con Neil a cabalgar un día los tres.

Darien rió al escucharla.

—¿Y yo no estoy invitado?—preguntó—. Elle también pretende enseñarme a cabalgar.

Darien se temía que el lugar de tío favorito ya lo tenía Neil y no habría caballo que ganara ese sitio.

Con Darien - Londres - Agosto - 11.00hrs

Eleanor podía escucharlos hablar animadamente desde la pista, pero la voz de Marian sin duda que sobresalía entre todos los demás. Le agradaba que la niña estuviera tan contenta, la verdad era que no lo había tenido fácil. Eleanor se había dado cuenta temprano que el matrimonio de sus padres no valía para nada y sí que había sufrido cuando los dos, por fin, formalizaron el divorcio. Sin embargo, nada se comparaba a perder a uno de sus padres. Para bien, o para mal, los padres de Eleanor seguían vivos, incluso si le daban a veces demasiados problemas.

Escuchó el grito de asombro de Marian cuando el mozo le trajo a Zeus. Su caballo era impresionante, no solamente por su tamaño, sino por su color tan oscuro. Eleanor se conocía esa pista de memoria, sabía que estaban por cambiarla pronto porque necesitaban empezar a practicar para la siguiente ronda de torneos.

Eleanor tiró de las riendas con cuidado, enfilando el camino que ella y Zeus se sabían de memoria. Podía escuchar los aplausos de Marian cada vez que saltaba un obstáculo. Zeus era, sin duda, el mejor caballo que había tenido hasta ahora. Eleanor estaba tan orgullosa de todo cuanto había hecho con él, desde que empezó a entrenarlo. Quería explotar todo su potencial en las próximas Olimpiadas, Zeus se lo merecía.

Cuando terminó el recorrido, Eleanor escuchó los aplausos de Marian, muy entusiasmada. Se fijó también en Darien, quien sonreía orgulloso.

—¿Qué te parece, Marian? Cuando sean las Olimpiadas puedes venir a verme, te prometo que puedes estar en el palco de honor con tu abuela, si nos dan permiso —dijo Eleanor, acercándose hacia las gradas. Zeus alzó la cabeza, como si identificara el olor de Marian como completamente desconocido—. Anda, puedes acariciarlo ahí, en la frente, le gustan las niñas. Sólo es gruñón con tu tío Darien, ¿sabes? Es porque Zeus es muy celoso.

Eleanor soltó una carcajada, pero por la palidez en el rostro de Darien, su novio sabía que hablaba en serio. Hasta ahora no había forma de que Zeus se comportara con Darien, hasta el mozo que siempre lo acompañaba estaba asombrado de su comportamiento. La conclusión era que Zeus era más macho alfa de lo que pudieron imaginar alguna vez.

Con Darien - Londres - Agosto - 11.00hrs

Darien ya se había resignado a que Zeus lo odiaría por siempre. Una parte de él se preguntaba si el animal lo estaba preparando para lo que lo haría sentir la familia de Elle. No habían hablado mucho de ello, pero estaba seguro que un jugador de fútbol de Costa de Marfil no era lo que buscaban las familias nobles para sus hijas.

Sin embargo, Zeus parecía encantado con Marian. Cuando llegaron a la pista, Elle le hizo señas para que se acercara, lo que hizo de mano de Neil. Podía sentir la tensión de Santi al ver el animal, pero Eleanor la dejó saludarlo y acariciarlo un poco antes de instruir a la niña a regresar a la grada junto a ellos. Darien los había guiado hasta la pista profesional. Se sentía en su terreno, ya había visto a Elle saltar muchas veces.

—No te preocupes, Santi, Elle es toda una profesional y sabe lo que hace—le aseguró—. Zeus es un poco antipático conmigo, pero en general obedece a Elle sin dudarlo.

Prefirió omitir algún comentario sobre el hecho de que había más deportes que el fútbol. Sabía que para Santi aquello era altamente cuestionable. Pero sabía que Marian nadaba desde pequeña, y Santi la había inscrito en otra piscina porque parecía ayudarle a estar de mejor humor.

La niña regresó junto a ellos, pero los ignoró mientras seguía hablando con Neil, contándole todo lo que había estado haciendo con Elle, como si ellos no hubieran estado ahí todo el rato viéndolos.

Observó a Santi, preguntándose cómo llevaba que su propia hija prefiriera en muchas cosas a Neil antes que a él. A Darien le jodería un poco, o eso se temía. No se había preguntado mucho cómo sería tener hijos, y ahora la opción seguía apareciendo ante él. ¿Le pasaba eso por haber encontrado una novia magnifica? ¿O porque uno de su smejores amigos ahora era padre? La vida se estaba tornando muy seria de repente.

—Queríamos que lo d ehoy le ayudara a Marian a distraerse un poco—comentó—. Espero que esté funcionando.

Él la veía contenta, pero solo Santi sabía qué pasaba realmente con la niña el resto del tiempo.

Con Darien - Londres - Agosto - 11.00hrs

Zeus se comportó como un campeón mientras Marian lo estaba acariciando. Luego, Eleanor le pidió a su cuidador que lo regresara al establo, pero que por favor recordara que el veterinario vendría mañana, así que necesitaba comer toda su porción de comida esta noche. Eleanor vendría mañana a primera hora para esta presente en la visita del veterinario de todos sus caballos, como siempre, pero había cosas que ella no podía controlar y de eso se encargaba Dan, el cuidador de Zeus desde hacía muchísimo tiempo.

Cuando se acercó de nuevo al grupo, escuchó a Darien decir que estaban haciendo todo esto para que Marian se sintiera mejor. Ella pronunció la sonrisa y vio cómo la niña le tomaba la mano. Estaba segura de que iban a hacerse muy buenas amigas, de la misma manera en que era amiga de los sobrinos de Tony.

—Yo creo que vamos a ser buenas amigas, ¿cierto Marian? —comentó, regalándole un guiño, mientras que la niña soltaba una risita divertida—: Cuéntame Marian, ¿ya conociste a los Sarah y Charlie? Yo creo que deberían conocerse, Neil. Estoy segura que también se harían buenos amigos, también se lo comenté a Ronnie en estos días. Santi, ellos son los sobrinos de Ronnie, son unos niños encantadores. ¿Cierto, Neil?

Eleanor se giró hacia su amigo, esperando que éste le correspondiera la respuesta. Sin embargo, se dio cuenta de que Neil estaba bastante concentrado en su teléfono. Tenía el ceño fruncido, ese típico gesto de frustración que no siempre aparecía en su rostro.

—¿Neil? —volvió a llamarlo, y cuando sus miradas se encontraron, Eleanor reconoció el gesto de la futura tragedia—. ¿Qué es?

Reconoció en la sonrisa mal contenida de Neil, un pésimo presentimiento. Eleanor conocía ese gesto, era la energía que sólo podía contagiar una sola persona en el mundo, sin importar si estaba en Londres, Francia, Canadá o en la maldita Australia.

—Es Tony… —dijo Neil, mordiéndose el labio inferior—. Dice que no le contestas los mensajes. Te agradezco que le respondas, para que deje de atormentarme.

Eleanor no miró su teléfono, que seguía guardado en la cartera, que descansaba justo al lado de Darien. Sabía que Neil decía la verdad, llevaba un par de días ignorando los menajes de Tony. Pero claro, ella le había escrito primero, pero como Tony estaba haciendo quién sabe qué cosa en Canadá, no le había respondido. Ahora pretendía que ella le diera un poco de su atención. Su mejor amigo era una completa desgracia, pero ella ya estaba resignada a que no podía deshacerse de él.

—¿Y qué es lo que quiere ese idiota? —preguntó con suspicacia, porque no le gustaba para nada la sonrisa de Neil. Sobre todo porque se dio cuenta de que Neil desvió la mira hacia Darien antes de responderle.

—Quiere saber, y cito textualmente, que cuándo vas a decirle quién es el tipo con el que lo estás engañando —dijo Neil, usando un acento en una terrible imitación de Tony Weston—. Que está a un paso de llamar al Servicio Secreto para que haga el trabajo por él.

Con Darien - Londres - Agosto - 11.00hrs

Darien se inquitó al escuchar el nombre de Tony. Elle no le había hablado demasiado de él, pero tenía claras dos cosas: era un tipo difícil de lidiar por impredecible, y era muy importante para Elle. Así que si estaba en la ciudad, Darien tenía que conocerlo y no podía meter la pata.

Iba tener que pedirle ayuda a Neil para esto. Neil al parecer también era cercano a él. No sabía qué opinaría de intervenir a su favor, pero en todo caso si no acudiría a Santi para que lo ayudara con Neil. Seguro que su amigo le metía el hombro.

Podría ir explorando las aguas.

—No suena una perspectiva muy amigable para mí—comentó, riendo como para quitarle importancia—. ¿Necesitaré protección?

Santi se encogió de hombros, y por su expresión podía intuir que él tampoco lo conocía. Neil parecía divertido por la situación, pero no parecía dispuesto a comprometerse a nada.

Así que miró a su novia, buscando una respuesta en su expresión.

—Al menos tú vas a protegerme, ¿cierto?—añadió—. Alguien tendrá que corregirlo.

Se sentía en terreno inestable, porque no tenía idea de cómo actuar o qué decir ante la presencia de un mejor amigo tan invasivo como este. Además, no había tenido muchas realciones estables como para tener experiencia con amigos y familiares de su pareja a largo plazo.

Pero con Elle todo era muy diferente y Darien era quien resultaba totalmente ajeno a su medio.

Con Darien - Londres - Agosto - 11.00hrs

El desgraciado de Neil empezó a reírse cuando Darien preguntó abiertamente si acaso necesitaría protección. La carcajada de Neil podía interpretarse de muchas maneras, pero Eleanor en el fondo no podía culparlo. Tony Weston era lo que podía definirse como un gusto adquirido. Si alguien buscaba en el diccionario la definición de niño rico consentido, de seguro que aparecería una fotografía de Tony. Además, la prensa amarillista lo amaba, pues Tony tenía la dudosa cualidad de siempre estar rodeados de escándalos. Al menos, desde que empezó a salir con el primo de Neil esa situación había cambiado un poco, pero Tony y Claude tenían una relación extraña que no dudaba que hiciera escándalos apenas regresara a Londres.

Tendría que preguntarle a Ronnie cuáles eran los planes de Tony, si pensaba quedarse en Londres una larga temporada o si tan sólo estaría de visita desde Canadá. Porque cuando ella se lo preguntaba directamente, su amigo le daba evasivas.

Típico de Tony.

—No sé si protección, pero Tony es especial. Está acostumbrado a que las cosas se hagan como él quiere y también le gusta salirse con la suya. Pero seguro que se convencerá que vas en serio con Elle… —Neil hizo una pausa dramática y Eleanor supo lo que iba a decir, pues detectó el brillo malicioso en sus ojos—. Porque sí vas en serio con Elle, ¿cierto Darien?

Eleanor dio un salto y se puso en medio de los dos. Marian parecía divertida con lo que estaba pasando, pues estaba reída, acurrucada en el regazo de su padre. Santi, en lugar de divertido, parecía un poco confuso. De seguro que le estaba costando seguir la conversación.

—¡Por supuesto que voy a protegerte! —exclamó a todo pulmón y luego se dio cuenta de cómo había sonado aquello—. Quiero decir, no creo que la situación se salga de control. Imagina que Tony es como un hermano un poco celoso porque ahora tengo novio nuevo, pero es porque para él eres una novedad. No te preocupes, en realidad es completamente inofensivo, si sólo soportas su retorcido sentido del humor.

Eso era otro punto que le preocupaba a Eleanor. Tony tenía un sentido del humor muy retorcido. Esperaba que Darien pudiera seguirle el ritmo o sino ella tendría que poner límites y nunca se le dio bien ponerle límites a Tony.

Tony Weston era como una tormenta: completamente impredecible.

Con Darien - Londres - Agosto - 11.00hrs