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Vie Ene 06, 2023 12:06 am por Tree Of Life
Buzon
de reyes
¡Buenas terrícolas! Recibid a los Trees Michis Magos con un aplauso, y aunque no son San Treecolas, también les gustan la leche y las galletas.

Tal y como avisamos en las actividades del mes pasado, estaríamos abriendo un buzón para reyes teniendo en mente que sabemos que os gusta daros regalitos entre vosotros. Esta dinámica es sencilla: podéis publicar vuestros regalos como respuestas a este hilo, no hay un orden en específico y tendréis el buzón abierto a lo largo de todo el día para ir dejando aquí cualquier detalle que hayáis hecho para vuestros compañeros de foro.
¡Disfrutad y esperamos que os toquen cosas bonitas!


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445Mensajes :
54Reputación :
Vie Ene 06, 2023 12:08 am por Shadow

- I Will Find You ღ:
- Until Darkness Come For Us We'll Fight:
- The Famous Instagram:
- Invisible String ღ:
Shadow
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11681Mensajes :
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Vie Ene 06, 2023 12:19 am por Mahariel
¿Estreno yo el buzón? No, pero casi.
Tengo un regalito para @Timelady. De una trama muy cuqui para una persona muy cuqui. Ya me he puesto supercursi por carta, así que seré breve: feliz Navidad, amiga. Eres de lo mejor que me ha dado este foro.


Tengo un regalito para @Timelady. De una trama muy cuqui para una persona muy cuqui. Ya me he puesto supercursi por carta, así que seré breve: feliz Navidad, amiga. Eres de lo mejor que me ha dado este foro.



네 존재가 얼마나 예쁜지 너 알고 있을까
네 주위를 맴돌게
네 곁에 있어 줄게
네 빛이 되어 줄게
All for you

- sisoy:
Mahariel
Mahariel

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1408Mensajes :
558Reputación :
Vie Ene 06, 2023 12:21 am por Bewölkt

- Regalitos:
- Código:
https://i.imgur.com/ejWDQkv.png
https://i.imgur.com/CmkVez9.png
https://i.imgur.com/Q4oFTJo.png
Os quiero y prometo responder antes de que se acabe este año

- Regalitos:
- Bienvenida a mi maravillosa creación, también llamada: El Scrapbook de navidad de Wolke
- Código:
https://i.imgur.com/9iPKxCA.png
https://i.imgur.com/x8tYAc8.png
https://i.imgur.com/zNbYecQ.png
Quiéreme.


- My babies:
- Until my dying day:
- Invisible string:
Bewölkt
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12145Mensajes :
3298Reputación :
Vie Ene 06, 2023 1:06 am por Silhouette
Unos pequeños presentes con mucho cariño para @Alistair, @Bewölkt, @Calpurnia, @Cassio, @LittleCash, @Luther, @Red, @Shadow, @Timelady y @Velaris. ¡Felices Michis Magos!
- Alistair:
https://i.imgur.com/JXIyEPu.png
- Bewölkt:
https://i.imgur.com/fhP5GSs.png
https://i.imgur.com/U9blyPl.png
- Calpurnia:
https://i.imgur.com/Fyzcugj.png
- Cassio:
https://i.imgur.com/6BzHHSC.png
https://i.imgur.com/mit6vGN.png
- Little Cash:
https://i.imgur.com/VKKrFWP.png
https://i.imgur.com/0XRjHfe.png
- Luther:
https://i.imgur.com/DfJSVET.png
- Red:
https://i.imgur.com/tAb6f8o.png
- Shadow:
https://i.imgur.com/iV0F3vk.png
https://i.imgur.com/tCFXO4W.png
- Timelady:
https://i.imgur.com/nanKJZG.png
- Velaris:
https://i.imgur.com/Uw6DoEt.png




- The courage or the fall:
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5715Mensajes :
2848Reputación :
Vie Ene 06, 2023 1:16 am por Dauntless
Aprovecho el buzón de reyes para dejar unas cuantas cosillas, para quienes tienen temas conmigo y que les debo pero que me inspiran mucho cuando agarro un hype de roleo.
Espero que les gusten
@Juno :
@Shooting Star
@Moonchild
@Luther
@Sherlock
@Rem
@Rising Sun
@Tinumiel
@Emrys
@Little Cash
@Leidenschaft
@Mr. Groovy


@Juno :
- Código:
https://i.imgur.com/cDKLBRs.jpeg
@Shooting Star
- Código:
https://i.imgur.com/ol3dGIy.png
@Moonchild
- Código:
https://i.imgur.com/bUbL1ie.png
@Luther
- Código:
https://i.imgur.com/EFleC8q.png
@Sherlock
- Código:
https://i.imgur.com/zzfcdhS.png
@Rem
- Código:
https://i.imgur.com/d5UEJ6i.png
@Rising Sun
- Código:
https://i.imgur.com/Z7xzaK9.png
@Tinumiel
- Código:
https://i.imgur.com/kSTDYHr.jpeg
@Emrys
- Código:
https://i.imgur.com/kVYkFV9.png
@Little Cash
- Código:
https://i.imgur.com/OZTJ59K.png
@Leidenschaft
- Código:
https://i.imgur.com/1mI4GlG.png
@Mr. Groovy
- Código:
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- Dauntless details:
Dauntless
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1604Mensajes :
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Vie Ene 06, 2023 3:05 am por Invitado
Para navidad hice edits para todos los que tienen trama conmigo, al menos de uno de sus pjs, y los que pude los dejé en su buzón pero la mayoría no tenían. Así que este es el lugar ideal y perfecto, y realmente lo agradezco, y aquí los que quedaron colgados.
El adorable Eddy para @Caelia
El Señorito abogado Feng de @Killer Bunny
Vampirito vengativo Héctor de @Lanndon
El mejor cazador de monstruos Hiro de @Hellcat
La asombrosa y adorable Sky de @Kitty Gang
Y obviamente el científico loco Finn de @Rem
El adorable Eddy para @Caelia
- Spoiler:
El Señorito abogado Feng de @Killer Bunny

- Spoiler:
Vampirito vengativo Héctor de @Lanndon
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El mejor cazador de monstruos Hiro de @Hellcat
- Spoiler:
La asombrosa y adorable Sky de @Kitty Gang
- Spoiler:
Y obviamente el científico loco Finn de @Rem
- Spoiler:
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Vie Ene 06, 2023 5:15 am por Moonchild
Bueno, llego corriendo para dejar mis regalitos <3
Sólo quiero decirle a @Maga @Shooting Star @Dauntless y @Rising Sun que las quiero millones y gracias por estar ahí para mí en cada locura que se me ocurra <3
Sólo quiero decirle a @Maga @Shooting Star @Dauntless y @Rising Sun que las quiero millones y gracias por estar ahí para mí en cada locura que se me ocurra <3
- Maga:
- Código:
https://i.imgur.com/Ldv8vQV.jpg
- Código:
https://i.imgur.com/wslXc2e.jpg
- Shooting Star:
- Código:
https://i.imgur.com/eLsJNga.jpg
- Código:
https://i.imgur.com/nJLiurE.jpg
- Little Cash:
- Código:
https://i.imgur.com/B0bjEPl.jpg
- Dauntless:
(la vuelvo a poner pues es regalo para Shooting y para vos)- Código:
https://i.imgur.com/eLsJNga.jpg
- Código:
https://i.imgur.com/HqIAcfH.jpg
- Rising Sun:
- Código:
https://i.imgur.com/1rFWg0c.jpg


- Moon & Light:
Moonchild
Moonchild

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362Reputación :
Vie Ene 06, 2023 6:39 am por Invitado


¡Por fin se me hizo alcanzar a hacer detallitos * - *
@Silhouette i alredy told ya, amo muchísimo a Dixie
y espero que nuestro temi nos de aún más feels ;O;
@Valhalla LO PROMETIDO ES DEUDA HAHAHAHAHAHAHAHA TE ADORO!!!
@Volodya baby, u know, #twohalvesofthewholeidiot
@Pharmakeia * - * me tiene en el hype supremo nuestro squad!
muchas gracias por acompañar tan bien mi fanatismo religioso hahahahah
- Silhouette:
BONUS:- Código:
<img src="https://i.imgur.com/oVkXv9e.gif" width="220px"><img src="https://i.imgur.com/V2EistN.gif" width="220px">
<img src="https://i.imgur.com/jaO3fwk.gif" width="220px"><img src="https://i.imgur.com/1ecuDM9.gif" width="220px">
<img src="https://i.imgur.com/uIrEQnS.gif" width="220px"><img src="https://i.imgur.com/eur9wfQ.gif" width="220px">
<img src="https://i.imgur.com/4eibWFV.gif" width="220px"><img src="https://i.imgur.com/EuElAlG.gif" width="220px">
<img src="https://i.imgur.com/bTe5mBi.png" width="300px">
BONUS:
[img]https://i.imgur.com/Bb05PPw.png[/img]
- Valhalla:
BONUS:- Código:
https://i.imgur.com/vXGzkB5.gif
BONUS:
[img]https://i.imgur.com/Bb05PPw.png[/img]
- Vova:
Avatar uwu- Código:
https://i.imgur.com/g6iOnsb.png
Icono- Código:
https://i.imgur.com/OYwhfEP.gif
- Código:
https://i.imgur.com/Tgdaarv.gif
- Pharmakeia:
BONUS:
ALSO:
summary of midnight mass- Código:
[center]<img src="https://i.imgur.com/diWSp9V.gif" width="220px"><img src="https://i.imgur.com/QZenJYk.gif" width="220px">
<img src="https://i.imgur.com/0xuoTCm.gif" width="220px"><img src="https://i.imgur.com/Dc1TTpH.gif" width="220px">
<img src="https://i.imgur.com/fETVgTs.gif" width="220px"><img src="https://i.imgur.com/AVT05N7.gif" width="220px">
<img src="https://i.imgur.com/fyuoNN7.gif" width="220px"><img src="https://i.imgur.com/a9VilSW.gif" width="220px">
<img src="https://i.imgur.com/UflrX82.gif" width="220px"><img src="https://i.imgur.com/fahnTmo.gif" width="220px">
<img src="https://i.imgur.com/tObjzaZ.gif" width="220px"><img src="https://i.imgur.com/AvdrtW6.gif" width="220px">
[img]https://i.imgur.com/pMA469t.png[/img][/center]
BONUS:
[img]https://i.imgur.com/Bb05PPw.png[/img]
Última edición por Calpurnia el Vie Ene 06, 2023 6:04 pm, editado 2 veces
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Vie Ene 06, 2023 11:57 am por Velaris
Regalitooooos regalitoooooos:


- Hurricane:
Velaris
Velaris

Velaris

1022Mensajes :
655Reputación :
Vie Ene 06, 2023 12:14 pm por Sherlock
¿A quién no le va a gustar un regalito de Navidad? ¿A quién no le va a gustar?
@Mahariel
@Leidenschaft
@Granada
@Serpensortia
@Little Cash
@Dauntless
@Amaryn
@Pharmakeia
@Luther @ @Amaryn @Myshella @Dauntless
@Mahariel
- Spoiler:
- Código:
https://i.imgur.com/rcQerLl.png
@Leidenschaft
- Spoiler:
- Código:
https://i.imgur.com/9U0UOcj.png
@Granada
- Spoiler:
- Código:
https://i.imgur.com/c7JRV5y.png
@Serpensortia
- Spoiler:
- Código:
https://i.imgur.com/N1K0IwC.png
@Little Cash
- Spoiler:
- Código:
https://i.imgur.com/l40OtEX.png
@Dauntless
- Spoiler:
- Código:
https://i.imgur.com/8Nj63F2.png
@Amaryn
- Spoiler:
- Código:
https://i.imgur.com/0oEwI8T.png
@Pharmakeia
- Spoiler:
- Código:
https://i.imgur.com/jzBHqMv.png
@Luther @ @Amaryn @Myshella @Dauntless
- Spoiler:
- Código:
https://i.imgur.com/nTLLioK.png
Sherlock
Sherlock

Sherlock

89Mensajes :
10Reputación :
Vie Ene 06, 2023 12:18 pm por Timelady

¡Feliz día de reyes!
Creo que la mayoría ya sabe que estos meses han estado regular de tiempo y he intentado sacar en estas semanas un poco para hacer cositas para todos, pero no me ha dado lugar. Mis disculpas, lo compensaré el año próximo ^^
Aquí dejo para @Bewölkt , @Cornamenta , @Freyja , @Hisoka , @Ivanka , @Mahariel , @Myshella , @Polgara , @Red , @Shadow y @Silhouette
- Bewölkt:
- Y este es el manip que tuve que hacer para que la chaqueta fuera de Gryffindor y no de Hufflepuff jajajaja
https://i.imgur.com/N3SWyk5.png
- Corny:
https://i.imgur.com/9R5zPPd.png
https://i.imgur.com/tvUalpg.png
- Freyja e Ivanka:
- Como no he podido hacer nada de nuestras tramas, hice esta cosa rápida de los niños
https://i.imgur.com/9jxemdh.png
https://i.imgur.com/X0CDkVB.png
- Hisoka:
https://i.imgur.com/eCGQFvG.png- Y un extra:
https://i.imgur.com/rqpu4gQ.png
- Mahariel:
https://i.imgur.com/5KSqVcJ.png
https://i.imgur.com/jd0R17r.png
- Myshella:
https://i.imgur.com/C0TyV90.png
- Polgui:
https://i.imgur.com/5QBeUtD.png
- Red:
https://i.imgur.com/JZAj7wJ.png
- Shadow:
https://i.imgur.com/DuggmVQ.png
Y este es el manip ^^- Y un extra:
https://i.imgur.com/rqpu4gQ.png
- Sil:
https://i.imgur.com/2oV1KBa.png


Nothing is true, everything is permitted
Timelady
Timelady

Timelady

11352Mensajes :
1102Reputación :
Vie Ene 06, 2023 12:56 pm por Alistair
Regalitos de parte del michi mago para: @Little Cash @Silhouette @Shooting Star @Velaris


- Littlecash:
- Silhouette:
- Shooting Star:
- Velaris:


- HURRICANE:
Alistair
Alistair

Alistair

1025Mensajes :
705Reputación :
Vie Ene 06, 2023 2:45 pm por Rising Sun
Bueno aquí yo vengo a traer los míos con mucho amor y cariño
@Shooting Star
@Dauntless
@Moonchild


@Shooting Star
- Regalito :
- https://i.imgur.com/nMPaZev.jpg
@Dauntless
- Regalito :
- https://i.imgur.com/wxSH9lL.png
@Moonchild
- Regalito :
- https://i.imgur.com/0ZazZHq.jpg


- Precprecious Like the Sun:
Rising Sun
Rising Sun

Rising Sun

2115Mensajes :
1056Reputación :
Vie Ene 06, 2023 4:22 pm por Freyja
@Ivanka
@Polifemo
@Timelady
- Tres reyes magos para una alquimista:
- ¡Felices reyes, mi querida alquimista! Estos tres sabios no han querido dejar pasar la oportunidad de hacerte un regalito. A ver qué te han traído!
- Melchor, el más rico de los reyes:
- Como ricas son todas y cada una de nuestras quedadas, y de nuestros momentos. Porque todo lo que vivimos es oro. De una de nuestras quedadas salió este tesorito.
- El oro de Melchor:
- Vaya! Esto no está aquí. A ver qué dice la estrella de Oriente... Prueba con este caminito
- Gaspar, el rey de las minorías:
- Gaspar es el rey que menos público tiene, y por ello todo el que ha estado alguna vez en una situación de tener "menos público" por el hecho de ser como es, se siente al menos un poquito identificado con Gaspar. Todo buen templo de Artemisa huele a incienso... Y hablando de Artemisa y las que no tienen tanto público.
- El incienso de Gaspar:
- Baltasar, el rey más querido:
- Todos queremos a Baltasar, porque Baltasar se hace querer. Las cosas que amamos son aquellas que se hacen amar por ser como son, por su esencia. La mirra es una esencia y, en cierto sentido, un símbolo. Un símbolo que no todos entienden, pero de gran importancia y trasfondo. Simbólico y con esencia particular... un regalo que seguro que tú, más que nadie, sabrás apreciar.
- La mirra de Baltasar:
- Uy! Otra cosa que no está aquí, vaya por Dios. Cómo era... eso de... las esencias? Ah, sí! Una estrellita me ha dicho que hay un caminito que debes seguir. Prueba por el drive, a ver si es por ahí. Si va con las esencias... suena a... Alchemist thing, puede ser?
@Polifemo
- Los reyes magos de Polifemo:
- ¡Han llegado los reyes! Y vienen con regalitos inspirados en... ¡el futuro! Porque tenemos ahí asuntillos pendientes, así que... aquí van algunas cositas que pueden inspirar
- Let's battle!:
Un pequeño abrir de boca de nuestra futura trama pokemon. Para que conozcas un poquito mejor a mi "personaja" y veas cómo queda, y en cuanto tengas al tuyo, tendrás la tuya personalizada.- Me refiero a esto:
- And now, let's fight!:
@Timelady
- Los michis magos han venido para Timelady:
Última edición por Freyja el Vie Ene 06, 2023 4:47 pm, editado 1 vez

We are




- La eternidad es nuestra:
Freyja
Freyja

Freyja

5132Mensajes :
170Reputación :
Vie Ene 06, 2023 4:38 pm por Shooting Star
Hola!!! Aquí van mis regalitos solo decir que amo rolear con todos ustedes y agradecer las tramas que tenemos
@Rising Sun @Moonchild @Dauntless
@Tinumiel @Little Cash (Repito a Moon y a Sun)


@Rising Sun @Moonchild @Dauntless
- Regalitos de squad:
@Tinumiel @Little Cash (Repito a Moon y a Sun)
- Regalito de squad:
- Regalito:
- Regalito:
- Regalito:
- Regalito:
- Regalito:
- Regalito:
- Regalito:



- ✦ Shine like a star ✦:
Sun ✦ Moon ✦
Shooting Star
Shooting Star

Shooting Star

4017Mensajes :
1558Reputación :
Vie Ene 06, 2023 5:43 pm por Ivanka
Yo me paso por aquí para dejarle cositas a mi maestra @Freyja en su día más especial del año. No son tanto como yo quería, pero sé que ya con los que tiene va a estar encantada. Maestra, tú me regalaste todas nuestras historias, me las regalas cada día, así que no hay regalo más grande que ese. Como ambas adoramos la Navidad, aquí van unos cuantos fragmentos de ambas cosas combinadas, disfrútalos como disfruto yo de todo lo que escribes. (Bueno aquí solo esta la primera parte, sabes que vienen más, perdón por el desastre, sé que me quieres igual)
- We are family:
- Navidad 2002Just primesLa calefacción de Becky no era lo suficientemente fuerte como para llegar a la parte de atrás de la furgoneta, pero Nelly estaba tan alucinada que le daba igual, su madre la había envuelto como un rollito de salchicha, dejándole visibles prácticamente nada más que los ojos y, aunque podía ver el vaho salir, estaba tan alucinada que ni se daba cuenta. Desde que habían entrado en las afueras de Boston, no podía dejar de mirar las luces y el jaleo, era muchísimo más frenético e interesante que Cape Cod, y agradecía el inmenso tráfico, aunque su padre no dejara de quejarse de la gran ciudad y su madre estuviera agobiada porque llegaban tarde a la cena de la tía Kimberly. ¿Qué más daba? No conocían a nadie de allí, y ella quería ver las luces.
Finalmente llegaron, y ya desde el rellano de las escaleras, todo le parecía nuevo y brillante, por no hablar de que allí todo era de ladrillo en vez de madera (normal, con la ventisca que había fuera, más les valía). Antes de subir, su madre le arregló el vestido y el abriguito, y retocó sus coletas unas veinte veces, mientras su padre seguía de mal humor. El piso de sus tíos estaba en alto, y había que subir en un ascensor, y ya solo eso le ponía contenta a ella, aunque su padre cada vez estaba más mosqueado. — No somos muñecos de feria, Ape… — Distinguía que le decía mientras su madre insistía en recolocarle la corbata. — ¿Qué hacemos aquí con toda esta gente que no…? — El ascensor timbró, porque habían llegado, y su madre chistó a su padre. — Es mi hermana y nos ha invitado porque es importante para ella y vamos a estar a la altura. — Ese era su tono de enfadada, pero Nelly no entendía nada, porque acto seguido, su madre puso una sonrisa brillantísima al abrir el ascensor y dirigirse a la puerta donde estaba su tía.
Lo cierto es que su entusiasmo se había ido desinflando a medida que pasaba la noche. La calefacción estaba altísima, y su madre le había puesto el vestido de las bodas y los bautizos de invierno, que era de pana y picaba por todas partes. Su prima Abby, a la que tenía muchas ganas de ver, estaba como loca de contenta hablando a gritos con un montón de niños de Boston, hijos de los amigos de sus tíos, y de cuando en cuando, caía a su lado, pero aquellos niños de ciudad se reían de su vestido, sus coletas y sus zapatos gastados. Encima no tenían nada de pescado para cenar, cuando en Cape Cod siempre había marisco, cangrejos y grandes peces asados por Navidad. Lo cierto es que empezaba a querer irse a casa. Se acercó a su madre y susurró. — Mami, ¿cuándo nos vamos? — Ella la miró con el ceño fruncido y una sonrisa, pero Nelly, no sabía bien por qué, sabía que estaba mintiendo. — ¿Qué? Pero si estamos muy bien aquí, es nuestra primera Navidad en Boston, y estás con la prima Abby… — Los amigos de ella se ríen de mí por mi vestido, y hablan de cosas que no entiendo. — Su madre se rio. ¿Desde cuando su madre se reía cuando le contaba un problema? — Oh, mi vida, ¿quieres que hable con ellos? — Dijo muy tiernamente su tía Kimberly, pero antes de que ella pudiera responder, saltó su madre. — ¡No! No, mujer, no, si en seguida se hacen amiguitos otra vez, es solo que no te conocen, hija… Venga, ve a jugar. — Bueno, que claramente no iba a sacar nada de ahí, claramente.
Se acercó a la ventana y se asomó. La nieve era bonita, pero el viento daba miedo, las luces ya no le llamaban tanto la atención como cuando habían llegado, y lo único que quería era volver a su casa, que su madre volviera a ser normal y su padre a estar contento, que fueran a cenar al polideportivo, como todos los años, y luego jugar con sus amigos hasta las doce, que celebraran justo la llegada del día de Navidad. — Holiiiii, ¿qué miras? ¿Te gusta mi barrio? — Su prima había caído justo a su lado y llevaba un gorro de Papá Noel y unos cuernos de reno encima con cascabeles. Todo en ella emanaba ruido. Nelly se encogió de hombros. — ¿Estás triste? ¿Por qué estás triste? ¡No se está triste en Navidad! — Ella suspiró. — Es que no le gusto a la gente de aquí. — ¿De aquí? ¿De aquí de dónde? ¿Y qué gente? ¡A mí me encantas! Me hace muchísima ilusión que estés aquí, y verás cuando abramos los regalos, va a ser genial. — A tus amigos no les gusto. — ¡Ah bueno! Nada, no hay que hacerles mucho caso. — Le agarró las manos y apoyó la cabeza en su hombro. — Es que no te conocen, y están a sus cosas, pero eres una primi guay guay guay, y a mí me gusta estar contigo. — Nelly no pudo evitar sonreír y apoyar la cabeza sobre la de su prima. — ¿Por qué? — ¡Pues porque somos familia, tonti! — Abby se rio con esa risa tan tintineante suya. — Siempre seremos primis, y si alguna vez una está triste, la otra va y se sienta a su lado y le recuerda que siempre será de sus personas favoritas. Porque para eso somos familia. —
We are family— Diciembre 2002 — Nelly - AbigailXIII
- On that cold Christmas Eve:
- On that cold Christmas EveSarah Jane y todos los Mullighan • CON Gianni • Hell's Kitchen— ¿Por qué el italiano tiene que quedarse aquí? Sarah Jane lo ha traído, que duerma con ella. — Patrick rio con esa risa profunda de los chicos preadolescentes que saben que han escuchado una barbaridad de alguien más mayor. — ¡Flynn que todavía cobras hoy! — Advirtió su padre, quitándose el abrigo y echándose un whiskey en un vaso con un suspiro. — ¿Es que no te han enseñado nada de caridad cristiana en la misa del gallo? — Criticó su madre, mientras cogía la tetera de lata que siempre estaba cerca de la cocina, en las brasas, para tener té calentito. — ¡GIANNI! — Llamó al chico, que estaba jugando con Duncan y Adaline, escuchándoles como si entendiera lo que decían. — ¿TÚ QUERER TÉ? ¿UN TECITO SÍ? MUY MUY BUONO. CALENTITO. — Sarah Jane salió del marco de la puerta donde había estado observando la escena, con las sábanas y mantas en la mano. — Mami, que es italiano, no sordo, no le hables alto, solo claro. — Dijo con una sonrisa a su madre, pasando para adecentar el sofá y que Gianni durmiera allí en el salón, junto a las camas plegables de sus hermanos. — Polly, no le ofrezcas té al chico, después de todo lo que trae encima. ¡Eh, bambino! ¿Un whiskito? Verás que entras en calor más rápido. — Sarah Jane se reía y miraba al chico y negaba con la cabeza como si dijera “así es mi familia, pero son buenos y divertidos”.
Flynn apareció en pijama, saliendo del baño, y siguiendo con sus quejas. — ¡Venga, fuera de aquí, piojos! Bastante tengo con el italiano como para que os subáis vosotros también. — Espetó a los niños, que se habían puesto a saltar de cama en cama. — ¡No hables así! ¡Vas a molestar a Gianni! — Le afeó Marie dándole en el brazo. — Es que no sé por qué tenemos que quedarnos todo lo que Sarah Jane se encuentra por la calle. — Al final, como venía casi pidiendo a gritos, Flynn se llevó una colleja de parte de su madre. — Es un inmigrante como nosotros, la primera noche en Nueva York bien hubiéramos agradecido que alguien nos sacase de aquel sitio horrible que son los cuartos de Bay Ridge, donde él vive ahora. Duncan y Addie tuvieron que… — Dormir en una cesta de la compra. Que sí, mamá, si estábamos todos ahí. — Replicó Patrick, metiéndose en su cama. — Pues eso, debemos mostrar caridad hacia los que, como nosotros, vinieron huyendo de la pobreza y buscaron un lugar mejor. — Dijo acariciando la cara de Gianni. — Míralo, si es que se ve que eres un buen cristiano. — Movió su propia cruz y le señaló. — Tú buen niño, Gianni. —
Aún tardaron un rato más en acostarse, los niños estaban muy excitados por la Navidad, la presencia de un nuevo miembro en la casa (aunque solo fuera por una noche) y Marie, Wendy y Patrick estaban intentando sonsacarle palabras a Gianni, poniendo en práctica las que sabían de sus amigos italianos y echando una noche de lo más divertida. Sarah Jane, por su parte, se había sentado con su padre. — Gracias por aceptar traerle, papá. Eres un buen hombre. — Su padre rio. — Si no nos ayudamos entre nosotros, ni siquiera Dios nos ayudará. — He pensado que podrías preguntar si necesitan más gente en las vías del tren. Conociéndoos a ti y a Flynn, seguro que se le hace menos cuesta arriba trabajar, aunque sea duro, y no le engañarán con el dinero usando el idioma. — Su padre rio y le pellizcó la mejilla. — ¿Y eso querrá hacer él? — Preguntó con tristeza. — Porque dudo que se viniera de un sitio tan soleado y alegre para montar vías de tren. — Ella se encogió de hombros. — Lo que seguro que no quiere es morirse de hambre. — Su padre asintió y, dejando el vaso de un golpe en la mesa. — Pues sí. Pasado mañana pregunto, y si eso, nos lo llevamos para allá. A ver si puede salir cuanto antes del maldito Bay Ridge. — Le dejó un beso en la frente y fue a acostarse. — Que Dios te bendiga, hija. Eres demasiado buena para este mundo. — Y a ti, papá. —
Le había enternecido mucho la escena con sus hermanos, pero lo cierto era que… Había guardado cierta esperanza de que… Bueno… De poder tener aunque fuera un momento a solas con Gianni después del beso… Que, sinceramente, no sabía bien lo que significaba, y estaba confundida, pero… Bueno, que quería estar un momento con él, sin tanto ruido. Se asomó por su puerta hacia el salón, mientras se ataba la bata, para ver si Gianni estaba despierto y… Bingo. La sala semiluminada le devolvió la mirada oscura del italiano y su bonita sonrisa. Le hizo un gesto para que no hiciera ruido de inmediato, y le señaló el ventanal del salón. Bajo él se sentaron, de costado al cristal, mirándose el uno al otro.
Hizo un gesto con la mano para que no hablara y susurró. — Parlo yo, ¿vale? Tú no. — Dijo señalándole y negando con el dedo. — Los italianos habláis muy alto. — E hizo un gesto abriendo mucho y cerrando la mano como si fuera una boca. — Antes… — Y señaló con el pulgar por el hombro. — Se me ha ido… Un poco la cabeza. — Se señaló la frente y entornó los ojos riéndose un poco. Luego le señaló a él y de nuevo a sí misma. — Nosotros… Amigos. Quiero ser tu amiga. Yo ayudarte a ti, a Gianni. Todo lo que pueda, te lo prometo. — Puso media sonrisa y se puso un dedo sobre los labios. — Y el beso… Se queda entre tú y yo. — Su sonrisa se transformó en una un poco pilla y alzó una ceja, al ver la de él. — Secreto. Piano, piano, ¿sí? — Y ambos se rieron en voz bajita. A ver, no podían irse a ningún sitio a esas horas, su casa estaba literalmente llena de gente, y si sus hermanos vieran que ambos faltaban, no tardarían en dar la voz de alarma, tendría que conformarse con eso.
Justo entonces, vio unas pequeñas motas blancas posarse en el cristal, y dejó su cabeza reposar sobre la ventana. — Es bonita, ¿eh? En Irlanda no nieva tampoco… Bueno, es que supongo que en Italia no nieva… — Suspiró. — Igual no entiendes nada de lo que voy a decirte, pero… En esta ciudad enorme y fría, tan lejos de casa, en esta noche de Navidad… — Deslizó la mano por el cristal y rozó la de él con el dedo meñique y el anular. — Me alegro mucho de estar aquí contigo. —
- Just my own trick:
- Just my own trickCapítulo extra de navidadDía 27 de diciembre de 1984
a las 15:00 horas
en Casa O'Donnell— ¡Eh! Pajarito, atiéndeme. — Janet suspiró y sonrió, mientras terminaba de reunir los regalos que tenían que llevar a casa de los O’Donnell. William tenía más paciencia que nadie tratando de captar la atención de Alice, porque él era igual, así que entre su bebé y él se entendían. — William, agradezco que pases tanto tiempo con nuestra hija, pero es que tenemos que irnos a Inglaterra, tenemos un camino eterno con las aduanas y todo. — Puf, el frío que iba a hacer en Londres en comparación… Echó un par de arrullos y abrigos más a la bolsa de Alice. Viajar con un bebé era agotador, sobre todo si el padre de dicho bebé estaba intentando… ¿Qué estaba intentando? — ¿Puedo saber qué quieres que haga nuestro bebé de ocho meses? No va a hacer magia. — Entonces suspiró y levantó el índice. — No DEBERÍA hacer magia. —
William la miró con cara inocente. — Necesito que toque este bloque. Pero es que está distraída contigo yendo para acá y para allá. Te quiere más que a mí. — No podía enfadarse con él. Se cruzó de brazos y miró a los dos, que le miraban con aquellos ojazos Gallia llenos de curiosidad y adoración. — ¿Y por qué no dejas de levitarlo, se lo das y ya está? — Porque necesito que lo toque ella porque quiere, sin contaminarlo yo, para que capte su esencia. Luego lo dejaré listo para Marcus y ya funcionará. Así será algo solo de ellos. — Con un suspiro, se sentó frente a su niña y chasqueó los dedos. — ¡Eh! ¡Alice! — Y, para su satisfacción, su hija la miró en el acto, con toda su atención. — Eso es. Mira esto, mi vida. — Dijo señalando el bloque por arriba. — ¿Se lo queda mamá? — Dijo abriendo la mano sobre él como si lo fuera a coger, lo cual hizo que, acto seguido, la niña se lanzara con ambas manitas a por él, poniéndole una sonrisa de victoria. Su marido la miró con esa sonrisa plena que le dedicaba a menudo y dijo. — Eres única consiguiendo lo que quieres de un Gallia. — Y la besó, aunque ella levantó una ceja. — Más quisiera yo. De hecho, venga, William, por Dios, que no te digo más que tenemos que irnos. — Pero, para variar, su marido la ignoró y cogió a Alice, levantándola en lo alto, mientras él se tiraba de espaldas al suelo, haciéndola reír con esas carcajadas que eran el mejor sonido del mundo. — Ese es mi pajarito, mira cómo vuela mi niña. — Se inclinó y dejó un beso en su mejilla tiernita, con una risita consiguiente de la niña. — Tú no vas a ser Ícaro. Tú vas a llegar al sol sin caerte ni quemarte. —
Alice estaba como loca con el regalo de los O’Donnell. Eran unas tortuguitas de mentira cuyos caparazones se iluminaban y, si los apretabas, decían un color y un número. Luego, si las ibas tocando por el orden de los números se iban poniendo en filita, y si te equivocabas, se desarmaban y a empezar. Obviamente, Alice era demasiado pequeña para saberlo, pero acertaba de casualidad, y cuando las tortuguitas rompían la fila, se moría de risa, y entre eso y el estímulo sonoro y las luces, ya la tenían ahí toda la tarde. Eso le daba margen para mirar a Marcus, que estaba completamente hipnotizado con el pajarito de William, y cada vez que se transformaba, abría muchísimo aquellos ojos enormes y sonreía en toda su amplitud. Arnold sonreía y miraba a William emocionado. — Realmente, considéralo un regalo más de nacimiento que de Navidad, aunque llegue seis meses tarde. — Dijo su marido. — Pero es que, cuando nació, la mía me tenía tan absorto que no podía hacer nada… — Se agachó a la altura de la carita de Marcus y se sonrieron mutuamente. — ¿Perdonarás a tu tío postizo por ser un desastre? — Y a modo de respuesta, el bebé se rio. — Si no hubiera aprendido a esperar tus retrasos, habría acabado desesperado contigo. — Qué estampa tan bonita, qué afortunados eran… Janet había tenido mala suerte con la familia, no había contemplado nunca una felicidad así, pero parecía que ya era su turno de ser feliz.
Se giró hacia atrás y vio a Emma sentada, con Alice recostada sobre ella, mientras observaba con tremenda concentración las tortugas. — Eso es, observa… Sé que puedes, ya lo has hecho unas cuantas veces. — Le decía la mujer con voz tranquila, y su bebé fruncía el ceño, casi podía ver su cerebro echar humo antes de tocar la próxima tortuguita que, por cierto, tocó bien. — ¡Muy bien! Sí que eres lista, pajarito. — Jaleó Emma, entusiasmada, lo que hizo que la niña sonriera también y acabara aplaudiendo. Janet rio y le picó en la mejilla. — Va a ser Ravenclaw, como el padre, igualita. — Levantó la mirada hacia Emma. — Y le gusta estar contigo. Creo que te encuentra más tranquila que los Gallia y su propio padre. — Se fijo en la sonrisa cansada de Emma y le tomó la mano. — ¿Estás bien? Tienes mala cara. — La mujer se frotó los ojos y suspiró. — Sí, sí, estoy más cansada que de costumbre, son las primeras fiestas que organizo con un bebé en casa, y mis padres me han agotado un poco, porque en fin… Para ellos nunca eres lo suficientemente fuerte, guapa y organizada. — Ah, sí. Janet conocía demasiado bien esa sensación, así que apretó la mano de Emma. — Ahora estás con la familia de verdad. Yo nunca creí que llegara a tener esto, y mira… — ¡A VER ABRAN PASO QUE TRIAGO A LA BARREDORA 84! — Irrumpió William, trayendo en brazos como si volara a un Marcus muerto de risa. — Es que no dejaba de estirar las manos hacia mi Alice, creo que quería enseñarle. — Y, con sus todavía torpes manitas, Marcus dejó el cubito en manos de Alice, convirtiéndose en un pajarito, lo cual hizo que su niña se riera más todavía, pero cuando levantó la mirada hacia Marcus… Aquellos ojillos azules nunca brillaban tanto como cuando se encontraba con Marcus. Y ella sonrió y soltó un suspirito mientras acariciaba los rizos de Marcus con cariño. Quizás, algún día, alguna Navidad… Disfrutarían de esas mismas cosas pudiendo llamarse familia con todas las de la ley. — Ese era al truco. — Susurró William poniéndose a su espalda. — ¿Qué truco? — La ilusión de los dos. Esa sonrisa que se ponen. Ellos hacen la magia. — Ella sonrió aún más a su marido. — Algún día lo entenderán. Y va a ser precioso. —
- Solo tú me entiendes:
- DyslaiaSolo tú me entiendesLet's make it realHabían pasado de ella, toda la maldita cena habían pasado de ella. Betty solo quería explicarles lo que era la psicología, lo que ella iba a lograr hacer por las personas cuando estudiara aquello, Dios sabía que buena falta hacía tanto en los Draper como en los McQuarry. Pero nada, era ponerse ella a hablar, y los padres se ponían a hablar entre ellos y los pequeños a meter ruido, o subían la música, o Susan McQuarry decía “ay Betty querida, ¿ya tienes vestido para el baile? Vas a ir preciosa seguro” y su madre contestaba por ella, como si no pudiera ni elegir su vestido. Vamos, que en verdad no podía, y, sinceramente, renunciaría gustosa a ese derecho SI TAN SOLO LA ESCUCHARAN HABLAR DE SU FUTURO PROFESIONAL. Pues nada. — Pues Oli todavía no tiene muy claro a qué universidad ir, ¿verdad pichoncito? — Bueno, si haga lo que haga solo tiene que terminarlo y ya le servirá para heredar la empresa, y ser un gran vendedor, ¿verdad? — La simpleza de su padre era pasmosa, vamos. Oliver podría hacer lo que quisiera si tan solo se decidiera, pero ella que ya lo tenía claro y proyectado, solo podía hablar de vestidos. — Betty siempre ha sido muy decidida con lo suyo… — Empezó su madre. — Y muy buena estudiante, que menuda suerte tienes, Loretta. — Interrumpió Susan y su madre puso esa cara de “bueno ya ya”. — Sí, pero en fin, el objetivo de una chica de ir a la universidad es el de encontrar marido, y eso siendo buena estudiante tampoco se consigue. — Bueno, yo creo… — Dijo de repente la tímida voz de Oliver. — Que Betty será una gran psicóloga si ella quiere el día de mañana, como lee tanto y todo se le queda… ¿Sabéis? Que yo creo que va a ser muy buena. — Los padres se quedaron mirándole como si no entendieran, excepto Susan, que le ponía es acara embobada romanticona “que no, Susan, que no estamos enamorados, deja de insistir, santo cielo”. Por no tener drama en Navidad, aguantó hasta que las madres se levantaron a por el postre, dejando a los padres convenientemente sentados hablando de los misiles soviéticos.
Salió enfurecida al jardín, poniéndose el abrigo de mala manera y sentándose en el columpio. Le había quitado un cigarrillo a su madre y se lo encendió, casi con la total seguridad de que no la seguiría ninguno de los mayores. Y no, de los mayores no, pero alguien sí la siguió. — ¿Ahora fumas? — Ella suspiró. — Nuestros padres lo hacen a todas horas y dicen que es por el estrés. Pues a mí me estresan ellos. — Ya… — Dijo Oliver sentándose en el hueco que dejó ella en el columpio. — Dentro de poco ya no podremos hacer esto. No sé que voy a hacer sin poder salir al jardín contigo. — Betty sonrió y le dio suavemente con el hombro. — Ven a Stanford tú también. Si total, dicen que da igual lo que estudies, ¿no? Así la vida es muy fácil. — Oli la miró con pena. — Yo no he pedido eso. — Ella asintió y sacudió la ceniza del cigarrillo. — Lo sé. Solo hablo de lo evidente. Ven a Stanford, podremos vernos, total, será igual que ahora, pero sin tener que aguantar a nuestras dichosas familias. — Su amigo torció el gesto. — Siento que te traten así… Pero no les hagas caso, no les necesitas para ser lo que quieras ser, tienes redaños de sobra. — Ella encogió un hombro. — Claro, para ti es muy fácil decirlo, tienes su cariño, su aprobación, todos los medios a tu disposición, aceptación social… — Tú me tienes a mí. — Pues sí, siempre le había tenido, pero preferiría no tener solo ese ancla, sino un reconocimiento… En fin, era una batalla perdida. — Sí, te tengo a ti… — Apoyó la cabeza en su hombro. — Solo tú me entiendes, por eso eres mi mejor amigo. — Sí, eso siempre. — Siempre nos vamos a apoyar el uno al otro. — Oli rio. — ¿Me vas a apoyar cuando le diga a mi madre que no voy a llevar a nadie al baile? — Ella rio de vuelta. — Qué chorrada, me vas a llevar a mí, que no quiero que ninguno de esos pencos, retrógrados, musculitos de nuestro instituto intente seducirme con un ramillete de flores. En ti confío. — Su amigo volvió a reír y apoyó su cabeza también. — Eso le va a gustar a mi madre. — Quizás… Podrías estudiar tú también psicología, quiero decir… Eres muy bueno templando ánimo y lidiando con el carácter de las personas. — Sip… Quizá podría… — Reflexionó su amigo. — ¿En Stanford quizás? — Ella rio ante el tono y asintió. — En Stanford, por ejemplo. Podríamos hacer los experimentos y todo eso juntos. No hay nadie en quien yo confíe como en ti. — Y ahí se quedaron, balanceando el columpio lentamente con los pies, sabiendo que siempre podrían confiar el uno en el otro.
- Forth the went together:
- Forth they went togetherMargaret • 22 de diciembreLa aduana de Galway estaba llenísima. Claro, todos los irlandeses inmigrantes volviendo por Navidad. Molly resopló y se apoyó un poco en una de las barandas. — Estoy bien, estoy bien, Lawrence. Solo estoy cansada y esto empieza a pesar. — Dijo acariciándose el vientre. — No deberíamos haber viajado… — Ay, por Merlín, Lawrence O’Donnell, de verdad te lo digo, aún me quedan casi cuatro meses de embarazo, no voy a poder aguantarte en ese plan. — La cara de pánico que puso aquel alquimista que, de hecho, venía de ejercer una cátedra en Egipto, era para verla. Ella suspiró. — Lawrence, que no te voy a dejar, por Dios, solo sé un poquito menos… Cuadrado, agobiante. Estoy bien, estamos bien… Siobhan está bien. — Su marido suspiró y entornó los ojos. — Molly, deja de soltar nombres gaélicos sin ton ni son, no va a pasar. Elige un nombre normal y te diré que sí… — Ella suspiró y se dirigió a su tripa. — Más te vale ser un niño, porque con la niña no hay consejo, bebé. —
Avanzaron lentamente en la cola, con Larry agobiado por la cantidad de paquetes de regalos que llevaban flotando tras de sí, agobiado por si se les quedaba algún paquete atrás, por si les paraban y le abrían los paquetes… — Al fin y al cabo, los traemos de Egipto, y tal y como está la situación política… — Molly suspiró y se giró. — A ver, Lawrence O’Donnell, por favor, dime qué te preocupa, porque tenemos mínimo una hora de cola más, estoy embarazada de cinco meses y medio, lo que significa que mis hormonas llevan un tiempo ya revolucionadas y que tu bebé pesa y yo tengo muchas ganas de ir al baño, así que, por favor, házmelo más fácil. — Lawrence la miró con esa cara de niño obediente asustado que se le ponía cuando ella le llamaba al orden y tragó saliva.
— Tú… ¿Estás segura de que esto de dar la sorpresa a nuestras familias, cuando ya estás MUY embarazada, de que va a haber un nuevo miembro y de que volvemos a Irlanda, que vamos a arreglar la casa… Y todo eso es buena idea? — Ella suspiró y apoyó una mano en el vientre. — A ver, Larry, ya es tarde para andarse planteando estas cosas, y perdona que te lo diga, pero que vayamos a ser padres no es una cosa TAN extraña. Te apuesto lo que quieras a que, de habernos quedado en Ballyknow, nos habrían dado la tabarra sin cesar hasta que lo tuviéramos, y te voy a decir más, si no viniera ya embarazada, nos atormentarían con ello también. — Es que, aquel hombre, de verdad, parecía que le daba vergüenza que supieran que eran una pareja normal. Vamos es que era eso lo que estaba pensando, como si se lo pudiera leer, vaya, se sentía como si fuera un jovencito no casado con un problema con su novia. — Bueno, ya, claro… — Ya estaba rojo. — Pero es que no se lo hemos dicho y ahora vamos a llegar y ¡PUM! Superevidente… — Molly entornó los ojos. — ¿De verdad es posible que te estés centrando en lo poquísimo malo y no veas la alegría que se van a llevar nuestras madres de saber que vamos a quedarnos en Irlanda un año por lo menos? Es que de verdad… —
Una hora y diez minutos después, se aparecían en la plaza del pueblo, que era donde habían quedado con ambas familias, y enseguida distinguió a su madre y su suegra, que tenían ese radar de madres para detectar a sus polluelos, y estaban esperando allí. Obviamente, las sonrisas emocionadas se transformaron en caras de sorpresa absolutas. — ¡Pero Margaret! — Le salió decir a su madre, abriendo mucho los ojos y mirando su barriga. Ella puso una sonrisa inocente ye se encogió de hombros. — ¡Sorpresa! No os lo queríamos decir por carta. — ¡AY QUE VOY A SER ABUELA OTRA VEZ! — Exclamó Marta lanzándose a achuchar y dar muchos besos a Larry. — Ay, cómo me alegro, hijos. Todo buenas noticias, ay, hijo mío, ya pensé que no me ibas a dar nietos tú… — También el tocó su turno a ella. — ¡Qué guapa estás, Molly! Qué bien te sienta, qué familia más bonita vais a hacer. — El que parecía que estaba un poco sobrepasado era Larry, especialmente cuando Cletus le rodeó el cuello y le revolvió el pelo. — ¡Mira el alquimista! Por fin ha hecho alquimia de vida el muy picarón, ya era hora, que parecía que te habías casado por la fiesta y nada más. — Su marido al miró con cara “¿ves? Por esto me pongo nervioso cuando se hablan de estas cosas”. Su madre, siempre más comedida, se acercó, pero el dio el abrazo más tierno que le había dado desde que era niña. — Enhorabuena, hija. No sabes lo feliz que me haces, ver a tu hija convertirse en madre es una de las cosas más bonitas que hay, y doy gracias todos los días por tenerte. — Le tocó la tripa. — Y ahora vamos a tener alguien más. Un niño, me aprece a mí. — ¡Uy sí! Tienes cara de niño, hija. — Coreó Martha. — ¡Qué tontería! A ver las encías, Molly, eso no falla nunca. — Dijo su suegro de repente, abriéndose paso hacia ella. — ¡Ay, no me seáis antiguos! Molly, en unos meses te hacemos la prueba a ver si es niño o niña. CIENTÍFICA. — Hizo hincapié su cuñada Amelia.
— ¡Tía Molly! — Oyó en medio de aquel jaleo, y pensó que era Cilian, pero entonces… — ¿Tommy? ¡Pero bueno! — Se agachó a abrazar al hijo de su hermano, mientras su otro sobrino George estaba pegado a las faldas de su madre, más vergonzoso. — ¿Ese es el tío Lawrence? ¡Hola tío Larry! — Preguntó el mayor, mirando a su marido, y lanzándose a abrazarle sin más. — Sí, claro… — Sus pobres sobrinos no habían estado ni en su boda y aún no conocían a Larry. Y entonces oteó le grupo buscando a Frankie y en cuanto lo localizó, se incorporó y le abrazó, llena de alegría, pero ciertamente preocupada por el estado en el que le vio. — ¡Frankie! ¡Hermanito! — Hay más sorpresas a parte de la tuya… — Dijo su madre, pero no muy contenta. Molly miró más alrededor pero no vio a Claire, y entonces se imaginó lo que había pasado. — Ay, Frankie… — Lo sé. — Dijo su hermano encogiéndose de hombros, con la cabeza gacha. — Cuando no vinisteis a la boda ya me imaginé que algo no andaba bien con Claire… — ¡Pero hemos pensado que vamos a celebrar todos juntos la Nochebuena! Bueno, y todo. — Dijo Martha, irrumpiendo y abrazando a Tommy, acariciándole el pelo con su arrolladora alegría. — Porque ahora somos todos familia y estos muchachitos se han hecho muy amigos de Eillish y Cilian, ¿verdad? — Su sobrino mayor estaba claramente integrado. Molly parpadeó. — Bueno… Para eso está la familia, ¿no? Para celebrar… — Apretó la mano de su hermano. — Para estar todos juntos… — Se encogió de hombros y rio un poco nerviosamente., mirando a su marido. — Lo que no sé es donde nos vamos a meter todos… — ¡Ah, por eso no hay que preocuparse! Mira, hijo, lo tenemos todos calculado tu madre y yo, si tú transmutas una mesa… — Empezó a relatar su suegro, mientras Larry la miraba con cara de “socorro, están pasando muchas cosas de golpe”, pero ella sonrió y vocalizó “sabes que te encanta”. Y más le encantaba a ella. Tenía a su familia al completo, tenía a su futuro bebé y su pueblo, y mientras marcharan todos juntos de la mano, armando tremendo ruido, tal como iban, ella sería feliz y tendría la Navidad que deseaba. — ¡Venga! Demostradle todos al tío Lawrence lo bien que os sabéis los villancicos irlandeses que os enseña la tía Molly ¡todos a una! —
- Not a very Silent Night:
- ∞Not a very silent NightBenditos ensayos— ¡Ay, por Dios, Olsson! Presta atención, haz el favor, que porque no sea periodo lectivo no tienes por qué desatender el coro. — La verdad es que la trompeta de Darcy estaba tocando de todo menos “Noche de Paz” pero a Tara le estaba haciendo mucha gracia, aunque estuviera conteniendo las carcajadas para no quedar muy mal delante del resto del coro. En verdad era un poco mala leche tenerles allí en medio de las vacaciones, solo porque a la directora se le había ocurrido la gran idea de dar un concierto de año nuevo.
— Esa Olsson es idiota, a ver si la echan ya del coro, solo es un lastre. — Dijo una de las mayores, que tocaba la flauta travesera. — Y además es superrara, queda fatal en el conjunto del coro… — Tara levantó la vista y frunció el ceño, pero las otras seguían hablando. — Más que Papá Noel trayendo regalos es el Grinch. — Y venga a reírse. — Es muy maja. — Irrumpió ella, de repente, frenando las risas y recibiendo un montón de miradas. Guau, brillante defensa, Tara Jones. Tragó saliva y miró a las demás, mientras Darcy seguía discutiendo y tocando la trompeta de fondo. — Es… Un poco caótica, vale, pero tiene muy buen fondo, es muy maja y… — Una de ellas suspiró. — Elige otra para tu obra benéfica del día, esa está más perdida… — Tara se puso de pie de golpe, y en seguida se arrepintió porque no sabía por qué lo había hecho y ahora todas esperaban que hiciera algo. — A veces las personas solo necesitan… Tiempo y… Espacio, quizás, para expresarse tal y como son, y eso no les hace ni más ni menos válidas, ¿sabéis? — Cogió su clarinete y se fue en dirección a la chica, pero, a medio camino, se dio la vuelta y volvió al círculo de chicas. — Y hablar así de los demás no os suma valor, si no que os deja como peores personas de lo que podríais ser… Por muy listas que seáis. — Y casi temblando, se fue hasta Darcy.
Al llegar, le puso una sonrisa amable y un poco vergonzosa. — Hola… Feliz Navidad, que no sé si te lo había dicho… — Con delicadeza, le bajó la trompeta de los labios, y amplió la sonrisa. — Igual te puedo echar una mano con la partitura… Me encantan los villancicos, y Silent night fue el primero que me aprendí, no me cuesta nada ponerme aquí contigo. — Se subió en una mesa e hizo tap tap a su lado, para que Darcy la imitara. Con una voz muy dulce y explicaciones sencillitas le fue explicando la partitura, riéndose, como le pasaba siempre con ella. — Sé que la directora puede ser… Muy suya, pero mira, si tú simplemente pasas, cuando s eponga en plan gritona, y te sientas en silencio, se le olvida. Y sé que cuando no te has enterado de lo que manda es una faena, te lo digo en serio, anda que no he tenido que mirarme partituras en casa con la ayuda de mi padre… Pero puedes preguntarme a mí. — Ladeó la sonrisa y puso un dedo encima del que Darcy tenía sobre la partitura y lo movió hacia el lugar donde tenían que empezar. — Juntas… Es más fácil. Es mejor, en general. — Se dio cuenta de que las chicas de antes estaban mirando, y un abismo le dio en el estómago. Pero ella no estaba haciendo nada malo, nunca habían cuchicheado sobre ella, y, si empezaban ahora, ni siquiera lo estarían haciendo por un motivo real o de peso. Sobre las conciencias de ellas quedaría y punto. Ella tenía la sonrisa de Darcy y la certeza de que no se había equivocado con ella.Tara — Ensayos — con Darcy
- Mi prenderó cura di te:
- Mi prenderó cura di tePer quei tuoi modi di farePero cuantísimo frío podía llegar a hacer en Génova. Y los coches, y el ruido y, por todos los peces, ¿de dónde salían todos aquellos humanos? — Oye, Giulia, ¿viven todos aquí? — Su hermana miró, desconcertada, alrededor y se rio. — Pues… Muchos, sí, pero también vienen aquí a comprar regalos de Navidad desde otras ciudades. — ¿Habrá alguien de Portorosso? — La chica apretó los labios y miró alrededor. — No… No lo creo. Pero estoy yo. — Remató con una amplia sonrisa, a la que él respondió. No quería ser borde con Giulia, que le estaba ayudando, pero no se sentía para nada en su ambiente.
— Bueno, entonces, ¿no tienes nada pensado? — Alberto se mordió los labios y negó. — También te he pedido que vengas por eso, porque… En fin… Yo no sé qué le puede gustar a Luca… Materialmente hablando. — Pero tú nos hiciste aquellas bicis brillantes tan geniales en verano. — Sí, claro, pero eso son regalos… — De paleto. — De usar en el pueblo, tú sabes… Yo quiero regalarle algo de valor. — Giulia frunció el ceño, pero siguió andando. — Lo dices como si las cosas que usa en Portorosso no fueran de valor… Pero bueno, creo que entiendo lo que quieres decir, a ver… Vamos al centro comercial. —
Ese tal centro comercial era la locura más atrayente y aterradora a la vez que había visto jamás. Era un estímulo permanente a los cinco sentidos, y, a la vez, era agobiante y no sabía bien dónde mirar. Y, sobre todo, le parecía increíble que, entre tantísimas cosas que veía a través de aquellos cristales, nada le cuadrara para Luca. Al rato, notaba a Giulia un poquito contrariada. — ¿Aquí tampoco ves nada? Alberto, ¿tienes la más mínima idea de lo que le quieres regalar a Luca? — Él suspiró y se sentó en un banco que había en medio del pasillo. — Pues no. No sabía lo que era la Navidad hasta el año pasado, y creí que a Luca le daba un poco igual, pero luego me escribió aquellas cartas contándome todo lo que hacíais y… Me pilló desprevenido. Y cuando me invitó este año pues… Quería estar a la altura, pero es que los regalos que yo le hago a Luca toman sentido cuando lo acompaño de alguna de mis historias, y de hecho, ni siquiera las tengo muy pensadas, es que me voy viniendo arriba según voy viendo esos ojitos iluminándose… — Giulia rio y le puso una mano en el hombro. — Pues entonces hazle un regalo así, Alberto. Si todo esto no va con vosotros… No lo hagas y ya está. — Alberto se mordió el labio y entornó los ojos. — Puede que tenga… Una idea, pero necesito que me ayudes. — ¡Claro! ¡Tú dime! Si yo he venido a eso. — A entusiasmo era imposible ganarla, desde luego. — ¿Cómo se llaman esos papeles brillantes que venden todos juntos como si fuera un libro y salen fotos de cosas guays? Que tú tienes un montón. — Giulia pareció pensárselo bastante hasta que dijo. — ¿Revistas? — ¡Eso! ¿Las hay de vespas? — Ella apretó los labios y se encogió de hombros. — Supongo, sí. — ¿Y de viajes? — Uh, de esas las que quieras. — ¿Y son muy caras? — ¡No! No, para nada, vamos ahora mismo a mirar varios kioskos y te llevas las que quieras, pero dime, ¿qué quieres hacer? —
Tres horas y varios accidentes después (cortarse un poco con las tijeras, luego se le pegaban continuamente los dedos con el pegamento…) Había conseguido hacer un cartel bastante decente, y grande, y estaba terminando de hacer los cartelitos que colocaría desde la escuela hasta casa de la madre de Giulia para que, cuando Luca saliera, los fuera siguiendo, para al final acabar encontrando el cartel. En ellos iba poniendo frases que le recordaban a planes que habían imaginado juntos, para al final llevarle al gran cartel en el que había pegado fotos de varios tipos de vespas, sitios del mundo, playas, incluso fotos del cielo estrellado, a Luca le gustaban las estrellas (y, de hecho, a él ya se le daban mejor que a Alberto). Ahora solo le faltaba la carta final, esa donde quería expresarle todo lo que quería que sintiera de su parte… Y ahí llevaba atorado un buen rato. — Alberto, venga, que hay que dejar esto listo para mañana. — Apremió Giulia. Él suspiró y se tiró en el sofá, tapándose la cara. — ¡Es que no sé, Giulia, no sé, de verdad te lo digo! — ¿Después de todo esto ahora no te sale la carta final? No fastidies, Alberto, que has escrito “hoy soñaba que volaba contigo en una bici de diamantes” YA EN LA PRIMERA TARJETA. — ¡Ay! No me grites, Giulia, que me agobio más. — Su hermana se tiró a su lado y suspiró. — Mira, Alberto, lo que Luca y tú sentís es… Es tan grande que casi que cualquier palabra bonita valdría para describirlo. Pero yo diría que es… Fuerte, sobre todo fuerte. — Alberto se pasó de nuevo las manos por la cara. — Pero eso no me vale para un regalo de Navidad, Giulia, tiene que ser algo… Algo que llegue más al corazón. — La chica se incorporó y señaló todo el lío que habían organizado. — ¿Y esto? — Ya… Pero tiene que ser una declaración de… De mi amor, no un simple te quiero un… — Y entonces se le encendió una bombilla. — ¡YA SÉ! — Y entonces, con la mejor letra que pudo, escribió “siempre cuidaré de ti” porque eso quería Alberto. No quería bicis, vespas ni siquiera estrellas, quería cuidar de Luca, de su felicidad, de su preciosa carita y sus ilusiones con todo lo que un humilde pez-pescador como él podía entregar.CAPíTULO de navidad — 23-24 de diciembre —Con GiuliaXIII
Última edición por Ivanka el Vie Ene 06, 2023 10:22 pm, editado 2 veces


- El Pájaro en el espino, el comienzo:
- Golden Shields:
Alice Gallia
Cause' Alice does belong with Marcus
Ante todo, amigos
Ay, los retitos
Un jour viendra tu me dira je t'aime[/center]
- Juntos, somos el Todo:
- 16 de enero de 2002:
Ivanka
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Vie Ene 06, 2023 5:55 pm por Ivanka
Y como @Freyja ha sido tan buena y yo soy tan pelma hasta para formativo, aqui parte 2 (sigue quieriéndome por favor)
- As we sing the aguinaldo:
- AAs we sing the aguinaldoThere was a mount of snowEn Navidad siempre nevaba en Nueva York, y Daniela no podía evitar echar de menos las cálidas Navidades caribeñas, con cócteles tropicales, guiso taíno y tarta de coco. Lo bueno de Nueva York, bueno, de The Heights, era que ahora no solo tenía salsa y guiso taíno, es que había sancocho, bachata, tarta de maracuyá, tacos… Las Navidades se habían vuelto más frías, pero también más coloridas, completas y llenas de gente, y aunque tuvieran que celebrarlo en la tienda, porque no cabían en ningún otro sitio, eran cálidas, por la cantidad de gente, la alegría, y los por los olores y las sonrisas, se sentía en el Caribe otra vez.
La abuela Claudia se había arrancado a bailar en el centro, y todos estaba jaleándola y aplaudiendo y los adolescentes estaban en una esquina, con el pequeñín Sony revoloteándoles alrededor (¿dónde estaba el padre desgraciado de esa criaturita?) y fastidiando un poco a Usnavi y Benny el cortejo, porque las chicas no paraban de hacerle carantoñas y sonrisas al pequeño. Las parejas bailaban agarradas y todos brindaban. Sí, Daniela no solo echaba de menos el Caribe, echaba de menos ser alguien… Así. Que iba con pareja, o por lo menos cortejaba a alguien en la fiesta de Nochebuena. ¿Se atrevería alguna vez a bailar con una mujer como bailaban los Rosario? ¿A cortejar con el descaro que lo hacía Benny con una muy sonrojada Nina?
— ¡AY MIHIJA QUE ES NAVIDAD! — Dio un rebote del susto que le había metido la abuela Claudia. — Ay, no me asuste abueeeeela. ¿No estaba usted muy ufana bailando ahí en medio? — Ella se rio. — Ay, sí, Danielita, la Navidad me da vida, ¿viste? — Daniel sonrió y se apoyó en su hombro. — Pero y dígame, ¿qué la tiene aquí tan mustia? Hay comida, hay música, hay fiesta, ¿qué más quiere mi Daniela? ¿Qué le falta? — Ella inspiró, volvió a incorporarse y se encogió de hombros. — Estar en casa, supongo. — Pero la abuela la zarandeó del brazo. — ¡Pues si esta es su casa, mihija! — Daniela negó con la cabeza. — Usted sabe a qué me refiero. ¿No echa usted de menos La Víbora? — Claudia rio un poco y entornó los ojos soñadores. — Qué calorcito hacía en nuestro Caribe, ¿eh? — Daniela asintió y rio. — Eso mismo estaba pensando yo. — Pero sabes, mihijita, yo ya creo que nuestro Caribe no existe. — Daniela frunció el ceño. — Eso que nosotras recordamos ya solo existe aquí. — Y le dio en la frente con el índice tiernamente. — Y nuestra vida de verdad está acá. — E hizo un gesto hacia toda la tienda. Daniela tragó saliva y le dio un sorbo al cóctel. — Es posible, abuela. — Pero Claudia ladeó la cabeza y dijo. — Yo la conozco, Danielita, todos son mis niños… Y yo sé que le falta algo a usted. — Iba a negarse, pero se abrió la puerta de la tienda, haciendo sonar la campanilla y trayendo una corriente gélida consigo. — ¡FEEEEEELIZ NAAAAAAVIDAD! — La abuela Claudia rio aplaudió la entrada de Carla, que iba moviendo los brazos y contoneando las caderas hacia el interior, con una boa de plumas al cuello. — Ah sí… Esta era la que faltaba en la Navidad de mi Daniela. — Dijo enigmáticamente la abuela, y volvió a dirigirse al corro del centro del baile, donde Vanesa se había propuesto enseñar unos pasos de baile a Usnavi sin mucho éxito.
Desde donde estaba vio venir a Carla y no pudo evitar poner media sonrisita. — Jeeeeeefa. — Saludó con alegría. — Hola, Carla. — La chica hizo una pedorreta y entornó los ojos. — ¿Cómo “hola Carla”? ¿Qué onda? — Se quitó la boa de plumas y se la pasó por detrás a ella, atrapándola. — Vente a bailar conmigo, que es Navidad. — Trató de negarse, pero al final, con una sonrisita la siguió, mientras seguían mirándose y bailando. — ¿Qué pasa, jefa? ¿No te gusta bailar conmigo? — Y así sin más puso sus manos en su cintura, haciéndola reír, sin dejar de moverse. Levantó una mano y la agarró de la mejilla. — Eres una muchachita descarada. — Y tú una jefa de lo más sexy pero demasiado seria. — ¿Sería posible que se sonrojara como una colegiala por lo que aquella chica le estaba diciendo? — Es Navidad, solamente déjate llevar… — Y sin darse cuenta, allí estaba, bailando como las demás parejas, y sería cosa suya, pero… Se estaba sintiendo cortejada.CAPíTULO de navidad — 25 de diciembre — DaniXIII
- What an alive day:
- What an alive daylas navidades de la galaxia
Chopper le trajo las bayas y la mayor parte de los pokemon iban detrás de él. Sabía que eso le estresaba un poco a su droide, que no acababa de acostumbrarse a la presencia de tantos seres vivos no excesivamente lógicos. — Tranquilo, Chop, es que les gustan las bayas. — Su droide dejó como un resorte la comida en la mesa y se puso a su lado, para comprobar que no le seguían a él de verdad. “¿Por qué estás haciendo esto con los seres de Debora? Solo la obedecen a ella. Además, tenemos cosas más importantes que hacer”. — Porque es el día de la vida. Y quiero celebrar algo para Debi, a su manera, se ha portado muy muy bien conmigo. — Chopper hizo unos pitidos un tanto cuestionadores. — Yaaaa sé que es… A ver, tiene un carácter fuerte, pero papá también y tú siempre le defiendes. — Sí, su maldito droide tendría que concederle eso. — A ver, chicos… — Llamó a los pokemon de Debora y los atrajo hacia sí. — Vamos a esperar a Debora, ¿sí? — Todos se alteraron felizmente al oír “Debora”. — Eso es, así de contentos os quiero y todos aquí a mi alrededor. —
Justo entonces alguien abrió la puerta del gimnasio, y vio al abuelo entrar del brazo de Lance. — Adiós… ¿Has pedido permiso a Debie para hacer esto? — Preguntó el chico. Ella le miró un poco malamente, porque le había cogido cierta manía mínimamente contaminada por Debora. — No, de ahí que sea una sorpresa. — ¡Ay el Día de la Vida! Cuánto hacía que no lo celebraba… Al más puro estilo twi’lek, ¿eh? Cuánta comida. — Hera se apresuró a las mesas. — He hecho de todo para los pokemon, como me dijiste, abuelo, y aquí tengo todas las combinaciones de bayas, y he hecho unas cuantas cosas para humanos que… — Y se puso a enseñar y repasar todo lo que habían organizado entre los dos, mientras Lance intentaba retener a los pokemon para que no arrasasen con la mesa.
Y, justo en ese momento, apareció Debora en la puerta con cara de “¿por qué infiernos está pasando esto en mi gimnasio?”. Hera se volvió e hizo un gesto con las manos, con su cara más inocente, para que contuviera el enfado. — Ha sido idea mía, tu abuelo y tu primo han venido porque se lo pedí, y me han ayudado a elegir las bayas para los pokecubos de los pokemon, porque… — Ya se estaba aturullando.
Suspiró y abrió los brazos. — En mi galaxia, cuando va a cambiar el año, se celebra el Día de la Vida. Es el día en el que entró en vigor la República Galáctica, y desde el Imperio, está prohibido celebrarlo, aunque nosotros lo solemos hacer en secreto siempre. Este es el primer año que puedo hacerlo abiertamente. — Amplió la sonrisa y se acercó lentamente hacia la chica. — El Día de la Vida se tiene que celebrar con gente que quieres, celebrando que estamos vivos, vivamos donde vivamos, y la magia esta en saber que, en cualquier lugar de la galaxia, las personas que quieres lo están celebrando también. — Se atrevió incluso a agarrarle la mano a Debora. — Así que pensé en traerte a los pokemon y a tu familia humana… Para celebrarlo todos juntos, y por eso he hecho todo tipo de comida y… — Su sonrisa y su mirada se volvieron más apenadas. — Sé que os pido mucho, que conmigo han llegado un montón de problemas… Pero lo bonito del Día de la Vida es pararlo todo aunque sea un momento, las preocupaciones, el deber, el trabajo… Todo, para simplemente celebrar que estamos vivos… —
— Oye, ¿se puede empezar a comer ya? — Hera se volvió, cruzándose de brazos, para mirar malamente a Lance, que ya tenía medio bocadillo en la boca. — Oye… ef que lof pokemon tienen hambre… — El abuelo se echó a reír y cogió uno de los pokecubos, el que era de Dragonair, dándole unas bayas con la mano. — Venga, hijas, empecemos por dar de comer a los pokemon, y luego sentémonos, antes de que tu primo acabe con todo, después del trabajo que ha hecho Hera. — Ella sonrió de medio lado y se enganchó del brazo de Debora. — Esto también es el Día de la Vida. Los abuelos poniéndose nostálgico, los glotones comiéndoselo todo… — Se encogió de hombros. — Pero en el fondo sabemos que nos encanta. — La miró y amplió la sonrisa, agradecida de corazón. — Gracias por darme un nuevo motivo para celebrarlo: darte las gracias por todo lo que me enseñas y lo valiente que eres. —Gimnasio ciudad endrino — Hera — Con Debora
- I wonder why I've seen it that before:
- I wonder why I've seen it that beforeLong Island — Amanda — Con Orinthia
La casa de su madre era como una casa de muñecas, y Amanda sentía que tenía, de alguna forma, tenía que mimetizarse con ello. Pero cuando se miraba al espejo, veía a… Otra muñeca, y ella era justo todo lo contrario. Después de tirarse del cuello del jersey unas veinte veces, decidió quitárselo y ponerse una camiseta roja con dos elfos, muy graciosa, que la representaba más que aquel elegante jersey. — Ay… ¿Por qué te has quitado eso? Estabas tan guapa… — Qué tino tenía siempre su madre, desde luego. Por supuesto, sin llamar ni nada, había aparecido en su puerta y ahora se acercaba a ella y le colocaba el pelo (sin hacer nada, la verdad, porque ya estaba peinada, pero que no quedara duda de que su madre siempre lo mejoraba todo). — Oye, me he alegrado mucho de que vengas, tus hermanos lo agradecen. — Mandy asintió y puso media sonrisa. — Gracias por dejarme traer a Ori, por cierto. — Su madre sonrió y se puso a ordenarle cosas del cuarto. — Me alegro de que tengas una amiga, eres muy solitaria, Mandy, sobre todo después de lo de Dylan… — Dardo número uno. — Y además prefiero que no vivas sola en ese barrio. — Por supuesto, ahí está el número dos. — Y Orinthia parece muy alegre, así te quita un poco de esa oscuridad que siempre te rodea. — No hay dos sin tres, está claro. — Y si además gracias a ella empiezas a cocinar cosas dulces y cuquis, toda la familia lo va a preferir a esas comidas especiadas y picantes que tanto te gustan y que luego nadie puede comerse. — Sí, su madre tenía labia para cuatro dardos a su persona en cinco minutos. Pero, como no le apetecía pelearse, simplemente asintió y sonrió. Su madre suspiró. — Bueno, veo que no tienes muchas ganas de hablar, así que me vuelvo abajo. Orinthia está jugando con Matt y Kelly en el jardín. — De nuevo, para no pelearse ni montar una escena, diciéndole que para qué hablar si todo lo que dijera podía ser utilizado en su contra, asintió y dijo. — Vale, ahora bajo. — Por Dios, cinco minutos con su madre podrían drenarle las energías para diez días.
Se acercó a la ventana y miró abajo. Ori estaba, efectivamente, descubriendo lo que era la nieve de la costa este con sus hermanos pequeños y era… Bonito. Adorable. Las profusas luces de la casa de su madre se reflejaban en ellos, y los tres sonreían mucho. Como siempre que veía algo bonito, sacó la cámara y abrió la ventana silenciosamente, para que no dejaran de hacer lo que estaban haciendo, e hizo unas cuantas fotos. Cerró y se metió a verlas, sentándose en la cama y poniendo una sonrisa brillante e involuntaria. Había algo… Algo que no era solamente la Navidad o las luces en la cara de Ori… Era esa sonrisa, que hacía que sus fotos se volvieran más bonitas, y se preguntaba como es que había tardado tanto en darse cuenta en lo preciosa que era. Y eso hacía que le quemara en el pecho el hecho de saber que todo había empezado por confundirla con la novia de Dylan… Al menos eso creía, que la había confundido. Estaba segura a un noventa y nueve por ciento… Quizá un noventa y ocho, pero cuando miraba la sonrisa en la foto era un noventa y nueve… Casi cien…
— ¿Mandy? ¿Puedo pasar? — Su padrastro llamando a la puerta. — Sí, pasa, Tommy. — Igualito que su madre, desde luego. — Solo venía a preguntar… Oh, menuda sonrisa, así sí. — Ella rio un poco y se levantó para enseñarle las fotos en la cámara. — Mira qué fotogénicos son tus hijos. — Tommy abrió mucho los ojos y la miró. — ¡Son preciosas! Qué artista eres, Mandy. Tu madre debería dejar que nos hicieras las fotos de las felicitaciones de Navidad y Pascua y esas cosas… — Mandy levantó las cejas y asintió. — Yo creo que tenemos criterios artísticos distintos, pero si estas te gustan, te las imprimo. — Tommy asintió y señaló a la chica. — Ori sale muy bien también, qué tía, se le dan bien tanto los adultos como los niños. — Ella asintió de nuevo. — Sí, es un amor… — Ya era hora de que tuvieras alguien así a tu lado, no podía tocarte siempre el perder. — Le miró un poco desconcertada, pero sin quitar la sonrisa, y Tommy levantó las manos. — Oh, perdón, perdón… Quería decir… No en ese sentido, eh… O sea… Que no pasaría nada si fuera en ese sentido, claro… Pero… — Se rio y se frotó los ojos. — Las Navidades me atontan, de verdad te lo digo. — Ella rio con ganas y negó con la cabeza. — Te agradezco que pienses así de mí, Tommy. — Él se encogió de hombros y se rascó la nuca. — No hay de qué, supongo… Bueno, que yo venía a preguntarte si a Ori le gusta el cilantro. — Mandy rio y asintió. — Sí, le gusta mucho, yo lo uso un montón en Nueva York en la comida. — Vale, pues dile que coja de la cazuela roja, que es la sopa de zanahoria a la que le he echado cilantro para nosotros. — Sonrió y de nuevo, agradecida, y Tommy se iba, cuando desde la puerta dijo. — Una cosa te voy a decir… Dos personas en una casa que amen el cilantro… Solo puede ser un éxito rotundo. — Y ella volvió a reír, preguntándose un poco internamente qué haría su madre con un tipo tan excelente como aquel… — Oye, chulísima la camiseta. Qué navideña. — Gracias. — Respondió entre risas.
Cuando se quedó sola, sintió el impulso de volver a asomarse por la ventana, y esta vez, Ori sí la vio y la saludó, haciéndole un gesto para que bajara y ella le hizo el símbolo con el pulgar hacia arriba para que entendiera que ya iba. Y justo entonces recibió un mensaje de los chicos que habían conocido el día anterior… Lo leyó en la pantalla, pero decidió no contestar, ni siquiera abrirlo… Puede que tuviera algo que ver con que en el mensaje ponía “mi amigo anda loco por volver a ver a tu amiga, si os apetece quedamos los cuatro esta tarde” y… No quería ni oír hablar de eso.
- liberté, égalité, bon anné:
- “Liberté, Egalité, Bon AnnéCapítulo de Nochevieja”La fiesta estaba a tope, y Vivi le dio un trago a la botella de champán, avanzando desde la barra hacia el centro de la pista de baile enganchada de su primo Marc. — ¡Bon aniversé! — Exclamó Jason, apareciendo de entre el gentío, con una Erin ciertamente borracha del brazo. — ¡Anné, Jason, macho, que no es tan difícil! — Corrigió Marc, que también iba un poco graciosillo ya, dándole en el pecho unas palmaditas. Ella se limitó a acercarse a Erin y agarrarla por la cintura. — ¿Qué ha pasado, pelirroja? Que te veo medio contentilla. — Y la chica se echó a reír sobre su hombro. — ¡Que no es una irlandesa de verdad, Vivi! Se ha emborrachado ya. — Aclaró Jason. Eso la hizo reír. — Toma, ni tú. Aquí ya no sois irlandeses ninguno. ¡Esta noche sois todos provenzales! — ¡Wi! ¡Ohlala! Brindo por eso. — Dijo Jason alzando el vaso. — ¿A dónde ha ido Marc? Pareciera que todos huyen de mí esta noche, ¿para qué me invitarán a venir a Europa? — Pero Vivi se había puesto a bailar con Erin, agarrándola de las manos y haciéndola moverse al ritmo de la música. — El aburrido de Arnie ha ido a hablar con su novia por el espejo y mi primo Marc ha ido a buscar a su prometida, que llegaba ahora. — Jason suspiró y miró al frente. — Ah sí, yo también espero que una muchachita de allá algún día sea mi mujer. Se llama Betty, ¿sabes? — Pero Vivi no estaba escuchando, Vivi solo veía las mejillas muy rojitas y la piel plagada de pequitas de Erin, y esa sonrisilla tonta que le indicaba que estaba bastante borrachina.
— ¡Familia! ¡Esta es Susanne! — Anunció Marc, tirando de una chica entre la multitud. Ella se separó un momento de Erin para saludar a la muchacha. — Encantada, Susanne, y feliz año. Yo soy la prima Vivi. — Ella le devolvió la sonrisa. Era un chica dulce y encantadora, le pegaba muchísimo a su primo. — ¡Hola, maja! Yo soy Jason Lacey, no soy familia directa de Marc, pero me han invitado. — No, si, desde luego, para socializar, el primo de los O’Donnell era único. — ¿Y tu hermano y Arnie? — Preguntó Marc, mirando confuso a los lados. En verdad le daba un poquito de pena, que había traído a su prometida a la fiesta y el pobre no tenía a nadie a quien enseñársela más que Jason, que ya la había enganchado y le estaba contando alguna movida, probablemente en inglés tranquilamente, de la que Susanne no se estaría enterando. — Arnie está hablando con Emma y mi hermano… — She ha ido connnnnnn… — Erin soltó una risilla y se frotó los ojos. — Con la chica rubia… Pero no tú, no no no… Con… — ¿Marianne? — Ayudó Marc, y Erin dio un respingo y le señaló. — ¡MARIANNE! Esa es. Se han ido… — Se rio un poquillo y se puso más roja. — A celebrar el año nuevo como Merlín manda… — Y a los tres les dio la risa. Vivi se acercó a su primo y le dijo, por encima de la música atronadora. — Primo, celebra tú también el año nuevo. Saca a bailar a tu prometida y disfrutad, hombre, ya habrá presentaciones. — Y le guiñó un ojo. Su primo miró a Erin y luego a ella y puso media sonrisa ladeada. Vaya, él también sabía sacar sonrisa Gallia de vez en cuando. — Y tú… Ahora nadie está pendiente de lo que hacéis o dejáis de hacer. — Eso la hizo reír un poquito más y, entre risas, aprovechó, y tiró de Erin hacia la mole de gente, para poder bailar y… Ya que estaba, agarrar un poquito de más.
En el fragor de la música y el movimiento frenético, Violet hallaba como podía el lugar para apretar un poco más la cintura de Erin, susurrarle al oído algo, tocar con un dedo su cuello… Y, de repente, sintió como Erin, en una fuerza que no contaba que tuviera, tiraba de ella tirando de sus manos. — ¡Eh! ¡Pelirroja! ¿A dónde me llevas? ¡Erin! — Pero la chica ni siquiera contestaba. Salieron de la plaza mágica y se dirigieron a un callejón, que no estaba climatizado, y aunque Saint-Tropez no era tan frío como Inglaterra, a esas horas de la madrugada ya se venía notando. Y, sin comerlo ni beberlo, Erin la tomó de las mejillas y se lanzó a besarla. Y a ver, no era la primera vez y no se iba a quejar, pero… — Erin, estás borrachísima. — No, borrachísima tampoco. Lo justo para atreverme a hacer estas cosas sin importarme nada más. — Y vuelta a la carga con los besos. Y no iba a ser ella la que se quejara. Lo dejarían en los besos en el callejón y ya estaría bien. Aunque claro, si Erin seguía poniéndola contra la pared y besándola así… No, Vivi, no, no es el momento… — Erin… Me estás descontrolando… — Le dio otro beso y la tomó por las mejillas, riéndose. — Para ahora o… — ¿O qué? — Le retó la otra con media sonrisa, lo cual le hizo sonreír a ella y alzar una ceja. — Pero, bueno, ¿quién es esta Erin tan atrevida? — Y entre risas, volvieron a besarse, hasta que se separaron un segundo. — ¿Crees que algún día podré besarte delante de todo el mundo cuando den las doce, pelirroja? — Erin rio y encogió un hombro. — ¿Querrías hacerlo, en todo caso? — Pues cla… — ¡PERO BUENO! — No, si es que tener un hermano era una bendición del cielo, vaya. Suspiró y se giró y vio a William con Marianne recolgada de su cuello. — Mis dos chicas favoritas de Hogwarts haciendo… ¿exactamente qué? — Vivi dejó una mano rodeando la cintura de Erin y miró de arriba abajo a su hermano. — ¿Me vas a preguntar tú a mí qué estaba haciendo? Disculpa, William, ¿estabas acaso mirando las aves migratorias con Marianne? — Nooooo me estaba echando las cartas. Me ha predicho que seré muy infeliz si no me caso con ella. No sabes tú nada, ¿eh, rubia? — Tanto la chica como él se echaron a reír, y Marianne las señaló a las dos. Claramente no iba muy bien tampoco. — Vosotras dos… También vais a ser muy felices, eso lo veo yo. No os separéis, y todo irá bien… — ¡ERIN! ¡JASON! ¡WILLIAM! — ¡Ostras, mi hermano! — Exclamó Erin, recomponiéndose el pelo y la ropa no con mucho acierto. — Sí, esa voz agónica y sobria a estas horas de la madrugada en año nuevo solo puede ser de Arnold O’Donnell. ¡Eh Arnie! — Llamó su hermano, acercándose hacia el lugar de donde venía la voz con Marianne. Y Vivi sonrió, porque entendió lo que acababa de hacer su hermano: darle tiempo para que tuviera aunque fuera un ratito más con Erin, antes de tener que volver a lo de siempre. No pensaba desaprovecharlo. Cogió a la chica de la nuca y volvió a dejarse caer sobre la pared. — Aún no puedo hacerlo delante de todo el mundo… Pero en este callejón, en esta fiesta de Nochevieja… Con dos minutos más me bastará… — Aunque algún día querré mucho más, querré libertad para querernos como los demás y muuuuuchos muchos más minutos, pensó, mientras se perdía en sus labios otra vez con una sonrisa traviesa.Violet GalliaSaint-TropezNocheviejaXIII
- Venez divin messie:
- Venez divin messieEffie — París — Misa de navidad— Sí, sí, John está bien, solo un poco resfriado, es que pasa mucho tiempo en el frío, estamos mal acostumbrados de estos años en Venecia, y en Londres el clima es diferente, más húmedo… — No sabía cuántas veces había dicho ya esa excusa, estaba mentalmente exhausta. Y físicamente un poco también por el corsé, que no sabía bien por qué se lo había puesto, con sinceridad, porque hacía tanto frío que llevaba un abrigo y varias capas, así que nadie hubiera notado si lo llevaba o no.
John se había negado a ir a la misa de Navidad en Notre Dame. Había perdido los nervios hablando de todas las aberraciones que Violet pretendía hacer, que eso no era una misa, que era Violet siendo el centro de atención y que, de hecho, ellos no eran católicos así que para qué iban a ir a la tal misa. Todos esos argumentos, los había aguantado Effie estoicamente, mientras John gritaba desaforado, para al final sentirse como un niño avergonzado, tomarla de los brazos y decirle “Effie, Effie, cariño… ¿Puedes ir tú y decir que es que me he puesto enfermo? Inventa una cosa, a ti todo el mundo te cree, todo el mundo te escucha. Oh, Effie, eres un ángel”. Y ahí estaba, en Notre Dame, con un frío inmenso, rodeada de polvo y obras, y aun así… Qué magnificencia de lugar, la tenía sobrecogida.
Todo eso aliviaba un poco el mal trago de tener que llevar al pulpo de Merimée colgado del brazo y que la paseara de intelectual en intelectual presentándola como “la preciosa señora Ruskin” “el pastelito de John” “ah, qué desgraciado Ruskin, mira lo que tiene el bribón”. Pero ella ya casi ni escuchaba, sonreía y contestaba automáticamente, solo buscaba a Chantal entre la multitud, para dedicarle, aunque fuera una mirada, un cálido gesto. Pero no la veía. O no estaba allí, o estaba escondida entre los andamios, como solía hacer, temerosa de que Violet la culpara de algo. Ah, pero no, Violet ese día era la estrella.
Estaba cansada y aterida, así que no estaba prestando atención a la misa ni el sermón, pero en seguida conectó cuando el obispo de París le concedió la palabra al arquitecto para que hablara sobre el edificio y las reformas, y el solo gesto ya sorprendió a Effie, porque era el día de Navidad y estaban hablando del obispo de París, no de un cualquiera. Si a John le hubieran ofrecido hacer eso hubiera declinado seguro, una misa de Navidad y el obispo de París no eran ningún prólogo para el discurso de un arquitecto, por importante que fuera, pero a Effie le daba toda la sensación de que no es que se lo hubieran ofrecido, es que el lo había pedido y, lo peor de todo, ni siquiera el obispo de París había podido denegárselo. Y es que Eugéne Violet-Le-Duc realmente se creía un mesías, no había más que escucharle.
Durante todo el discurso, Effie analizaba el tono, esa sonrisa encantadora, su espesa barba y pelo perfectos, brillantes, todo en él invitaba al miembro de clase alta intelectual o importante a confiar en él, a quedarse anonadado con sus palabras. Se le daba mejor caer a la gente que a John desde luego, es que de hecho se le daba mejor caer bien y captar la atención que ninguna otra cosa. Pero cuando le oyó describir el proyecto de ampliar las vidrieras uniendo el pequeño rosetón con la ventana… A pesar del frío se sintió arder de pura rabia por dentro. Conocía ese proyecto, lo conocía muy bien, ese era el proyecto de Chantal, le había hablado de él, y sus ojos brillaban al hacerlo como brillaban las propias vidrieras. Y ese galán impostor no tenía ningún derecho a robárselo y llevarse el mérito, a creerse el mesías de la arquitectura cuando ni siquiera era capaz de tener ideas propias. — Farsante. — Dijo entre dientes. — ¿Cómo dice, querida? — Preguntó Merimée, que claro, como no se le quitaba de encima, pues le había oído. — Nada, nada. Prosper, ¿cree que me puede presentar al señor Le-Duc? — El hombre alzó las cejas. — Vaya, querida, eh… ¿No cree que…? Vamos, lo digo por usted, eh… Que a nuestro apreciado John le pueda molestar. — Ella puso una sonrisa de dulce rosa inglesa que le quedaba de maravilla y funcionaba a la perfección con los babosos como aquel. — No, para nada. John me agradecerá que intente limar asperezas de avanzadilla porque, monsieur, ¿no llevan ustedes diciéndole todo este tiempo que deberían dejar de una vez las diferencias a un lado? Yo puedo ir allanando el camino, y ambos sabemos que eso a John no se le da bien. — Prosper rio y ladeó la cabeza. — Ah, es usted un ángel mi querida señor Ruskin. — Ella simplemente respondió con la misma sonrisa y un poco de satisfacción de salirse con la suya.
— ¡Pero! ¿Qué tenemos aquí? — Exclamó Violet con su sonrisa encantadora. Tomó su mano y dejó un notorio beso en sus nudillos. — Eugéne, esta es… — Madame Ruskin, nos conocimos en la ópera, pero no tuvimos ocasión de hablar con tanto griterío por parte de su señor esposo. Me han dicho que está enfermo. — Desgraciadamente, así es, pero no quería perder la ocasión de felicitarle la Navidad y charlar un poco con usted… Ahora que estamos en su templo. — Dijo haciendo un gesto hacia el techo con ojos soñadores. Por supuesto, aquel narcisista solo pudo poner una sonrisa más amplia y magnífica. — Ah, querida madame, ojalá el templo fuera mío, pero no, esto es del pueblo francés y… — Retahíla insoportable de falsa humildad. Pero Effie lo aguantaría, lo aguantaría solo para poder decir lo que quería decir.
— Y entiéndame, madame, yo respeto muchísimo el trabajo de su marido, de verdad, pero me parece resultado de una época pasada. Hoy en día, con las técnicas modernas vivimos una época de esplendor. — ¡Eso le digo yo siempre a John! — Dijo con voz fingidamente inocente e ilusionada. — De hecho, en su discurso… — Suspirito dramático. — Lo que más me ha llamado la atención es lo que pretende hacer con las vidrieras. ¡Oh! ¡Qué visión, señor Violet-Le-Duc! Se lo digo de veras. Se lo ruego, explíqueme cómo ha llegado a esa idea. Es brillante. — La sonrisa tembló solo mínimamente, solo alguien que supiera lo que buscaba podría verlo. — Bueno, es que son un montón de ideas, cálculos… — ¿Cálculos de Euclides? — El hombre la miró realmente sorprendido. — Pues sí… Es… sorprendente que… bueno, usted, conozca algo tan concreto… — Ella ladeó la cabeza, y si Violet-Le-Duc estaba buscando algún signo de reacción en ella, debía haberlo encontrado, porque de piedra no era. — ¿Por qué? ¿Por ser una mujer? — ¡No! No, no, no… Yo… de hecho trabajo con mujeres en mi taller. Bueno, solo con una. Pero no esperaba para nada que usted… Vamos, desconocía que tuviera estudios. — Ella rio ligeramente e inclinó un hombro. — ¿Estudios? Tengo muchos. Francés, italiano, latín, griego antiguo, costura, economía del hogar, protocolo, todo tipo de bailes de salón, poesía, grandes clásicos, mitología… — Dejó caer los párpados. — Lo que necesita saber una buena esposa… Usted no tiene esposa, ¿no, monsieur? — Eugéne rio y negó. — No, no… Estoy casado con mi trabajo. — Ya, ya, menuda cara tienes, desgraciado, pensó con un mohín. — Uy, si me dieran un penique por cada vez que he oído esa frase… — Y encima que era cierto, pero para qué iba a verbalizarlo. — Pero, precisamente, los hombres tan amantes de su trabajo como mi marido o usted necesitan esposas que se interesen por el mismo, que aprendan de él. — Rio inocentemente. — Quién sabe, quizá algún día me vuelva arquitecta y utilice alguna de las ideas de John. — ¿Estaba tensando a ese estúpido? Esperaba que sí. Además, no había forma de que supiera que Chantal y ella se conocían y se veían, así que ahora mismo debía estar en pánico absoluto de pensar que John Ruskin pudiera sospechar que sus ideas no eran suyas.
— Así que… Volviendo al tema de las vidrieras, monsieur Violet-Le-Duc… Cuénteme, por favor. — Y, un poco trabado, Eugéne procedió a relatarle lo que ella misma había ayudado a Chantal a poner en pie. Menudo cara dura, tenía mil veces más talento para vender las cosas que Chantal, John y ella estrujándose los cerebros a la vez. Pero no era capaz de imaginarlo, no tenía aquellos ojos que sí tenía su amiga, aquella visión privilegiada escondida tras la personalidad arrolladora del imbécil de Le-Duc. Cuando terminó, puso su tono de más entusiasmo infantil. — ¡Oh, Monsieur, que maravillosa idea! Es usted tan extremadamente talentoso que yo creo que, si se lo cuento así a John, estará encantado de hablarlo con usted. — Eugéne estaba hasta sudando. — Mi querida señora, me imagino que tiene la mejor de las intenciones, porque es usted un ángel… — Cómo odiaba que la llamaran así, qué manera de infantilizarla y anular su voluntad. — Pero creo que su incursión entre el señor Ruskin y yo solo puede empeorarlo todo. Pero sepa que tendré muy en cuenta sus palabras. — Puso una leve sonrisa complaciente y dejó caer los párpados. — Pues eso espero, Monsieur. — Paseó la vista por la iglesia y se dispuso a alejarse, no sin antes dejar caer un tirito. — Feliz Navidad y… Disfrute de SU templo. — Dijo haciendo hincapié en la palabra y no esperando a nadie para alejarse camino del hotel.
Última edición por Ivanka el Vie Ene 06, 2023 10:24 pm, editado 3 veces


- El Pájaro en el espino, el comienzo:
- Golden Shields:
Alice Gallia
Cause' Alice does belong with Marcus
Ante todo, amigos
Ay, los retitos
Un jour viendra tu me dira je t'aime[/center]
- Juntos, somos el Todo:
- 16 de enero de 2002:
Ivanka
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Vie Ene 06, 2023 6:09 pm por Ivanka
Y como no hay 2 sin 3, toma @Freyja por si no te has dormido todavía
- La flor venenosa es la más hermosa:
- La flor venenosa es la más hermosa
Mansión de Dorian - 31 de diciembre — Esto está precioso, amita. El amo Dorian va a estar encantado. — Sí, el amo Dorian iba a estar más que encantado de presentar el trofeo que le había hecho creer que era allí, delante de media sociedad londinense. Y oh, qué historia tan perfecta era. La misteriosa nieta, siempre oculta, del gran pintor Hallward, que ahora vivía bajo le tutela del aún más misterioso señor Gray. Lo mejor es que hacía mucho mucho tiempo que la alta sociedad no entraba en la casa de Dorian Gray, y entre eso y el hecho de estar todo el día preguntándose cuál sería el cariz de su relación, convertía aquella fiesta de año nuevo en el evento más importante de Londres probablemente en ese año. A no ser que más adelante anunciaran algo más.
Porque sí, Catherine también se preguntaba fuertemente cuál era el cariz de su relación y si sería capaz de arrancar de Dorian un compromiso mayor, y para ella también era un auténtico misterio Dorian Gray. Pero había encontrado un punto en el que, de momento, conseguía despistarle lo suficiente para hacer lo que ella quería. Y Catherine quería descubrir el misterio de Dorian y vivir la vida como él la había vivido, vivirlo todo, pero no sola y aterrorizada por lo que viniera, si no de la mano de un hombre como aquel. Misterioso, rico, poderoso… Que solo quería sangre nueva, alguien a quien alucinar, y Catherine era ese alguien.
Se puso un vestido dorado y blanco, porque casi siempre iba de rosa, y quería destacar, pero que no se perdiera de vista que era Catherine la pura y la inocente, el lienzo en el que dejaría pintar a Dorian gustosa, y si, en aquella ternura, había lugar para la seducción, solo aquel hombre podría decidirlo. Pero ella se sentía bella, elegante, cuidada… — Amita. — Llamó su criada. — El doctor Frankenstein quiere verla antes de la fiesta. — Catherine frunció el ceño y se giró en la silla de su tocador, esperando ver al enfermizo doctor aparecer por la puerta.
Iba vestido con lo que él consideraría que era un traje de gala, sin duda, pero tenía el mismo aspecto trasnochado y enfermo de siempre, pero Catherine puso una sonrisa encantadora que delataba lo feliz que estaba de estar allí. — Querido doctor, ¿a qué debo este placer? — Viktor llegó a su posición y tomó diligentemente su mano para dejar un beso en ella. — Señorita Hallward… ¿Cómo se encuentra? — Ella amplió la sonrisa. — Pues divinamente, doctor, ya lo ve, estoy recuperando la felicidad, y con eso la salud, ya lo ve. — Él carraspeó, claramente incómodo. — Sí, claro, salta a la vista y… Ha tenido una incorporación claramente rápida a la alta sociedad. — Aunque lo hizo sin perder la sonrisa, Catherine levantó una ceja. — ¿Noto cierto tono de reproche, doctor? — Sorpresa, más bien. Dígame, señorita Hallward, ¿qué le ha dicho el señor Gray sobre su… Futuro? — Ella frunció el ceño. — ¿Mi futuro? — Rio un poco brevemente, como para quitarle importancia. — Creo que es un poco pronto para hablar de futuro. — Frankenstein parecía bastante incómodo. — Señorita Hallward, confié en el señor Gray para decirle la verdad, contarle quién es usted… Y, sobre todo, quién es él, ya que ahora su destino está ligado al de él. — Ya se estaba empezando a agobiar, y su sonrisa desapareció. — Mire, doctor, no sé a qué se refiere, pero yo confío ciegamente en el señor Gray. Lo que él crea que debe contarme, me lo contará, y lo que no, sus razones tendrá. — Señorita, es de vital importancia para usted… — Doctor, debo irme, los invitados han debido llegar y debemos empezar pronto la cena y si queremos llegar a tiempo a la celebración de las doce. Feliz año nuevo, señor Frankenstein. — Cortó por lo sano, saliendo por la puerta en dirección a la habitación de Dorian.
Llamó y, cuando él le concedió paso, abrió levemente. — ¿Puede una pupila confusa arruinar la sorpresa de su vestido porque está un poco atribulada? — Y cuando Dorian la miró a través de la rendija, ella corrió con sus ojos más cándidos y su expresión más dulce. — Dorian, el doctor Frankenstein ha venido a decirme… Yo que sé, cosas absurdas, que había confiado en ti para decirme la verdad de quién soy y quién eres, creo que está delirando, pero yo he venido corriendo a decirte que confío en ti, y que si me has ocultado algo, confío ciegamente en que es por mi bien, en que tú me quieres mejor que nadie. — Se arrodilló junto a al asiento del tocador de él y alzó la cabeza como una pastorcilla de cuento. — Este debut es nuestro y solo nuestro, Dorian, y yo me voy a dejar guiar por ti en todo, y si quieres que no volvamos a hablar con Frankenstein, lo desterramos de nuestras vidas ahora mismo. — Dejó caer la mejilla sobre una de las manos de él. — Este fin de año va a ser épico, Dorian, aunque como tú dijiste, el tiempo no es más que una ilusión, no sabes cuánto significa para mí entrar en este próximo año contigo. — Dejó un beso en el dorso de sus manos y le clavó la mirada, aguantando el momento. Sí, Frankenstein había plantado una sombra de duda en su mente, pero ella ya planeaba averiguar la verdad sobre Dorian antes de que aquel metiche apareciera, y descubriría también a qué se refería con aquella referencia a sí misma, pero, de momento, sería la joven dulce y agraciada que bajaría del brazo de Dorian Gray aquellas enormes escaleras, la que le abría la puerta de nuevo a la sociedad, la que llevaba un carísimo e ideal vestido pagado sin sonrojo por él. Catherine tenía un plan, e iba a entrar en el próximo año cumpliéndolo, fueran quienes fueran realmente Dorian y ella.
- los campanilleros por la madrugá:
- Los campanillero por la madrugáLibres una noche
Daba besos, saltaba y reía, pero lo que quería era huir de allí, salir para Portada del Carmen en cuanto pudiera. Sabía que su papa se echaría a cantar y beber, y que su mama no querría dejarle ahí solo, que la abuela estaba sorda… Si decía que se iba a dormir, nadie se pararía a ver si estaba en la habitación realmente. Solo quería verle, solo quería ver cómo sus dedos acariciaban las cuerdas tocando villancicos, que no había podido verle en todas las fiestas… Ah, ya le latía desbocado el corazón solo de imaginárselo. Felicitó el año a mucha gente y fue gestando la excusa, que si le dolía la cabeza, que si se encontraba regular porque la manzanilla es lo que tiene… Para, al final, que fuera su propia madre la que la mandó a casa, todo fuera a ser que cogiera frío y cayera mala. Y poniendo su mejor cara de fastidio pero de “tienes razón, mama” se arrebujó en el abrigo y se dirigió a abandonar la gran fiesta.
— ¡Chispa! ¿Cómo que te vas? Si está aquí tu Navajita para celebrar el año contigo… — El Navajita no le había dado ni medio centímetro de margen, la había rodeado con los brazos y ahora no le estaba dando mucha opción de moverse. — Lo sé, hijo, lo sé, pero es que a mí que me voy a enfermar un poco con este frío y mi mare me ha mandao pa casa. — Pero Navajita la estrechó un poco más. — Pero si te quedas conmigo no te van a decir na, y si bailamos un poquito, seguro que entras en calor. — Ella suspiró un poco pero no quitó la sonrisa. — De verdá, Navajita, que me quiero ir, que no quiero estar mala pasao mañana y perderme trabajo. — Y nada, su prometido no le soltaba. — Cuando seas mi mujé no vas a trabajá, lo sabes ¿no? — Igual la sonrisa le estaba traicionando un poco. — Bueno, eso ya se irá viendo, según el dinero que tengamos, ¿no? — Navajita soltó uno de los brazos del agarre, pero solo para sujetarla fuertemente del brazo y acercarle la cara. — Mi mujé no sale de casa si no es conmigo, una mujé de verdá tiene que estar con su marido y su casa, y no hacé tonterías por ahí, y mucho menos sola, a ver qué van a decir el resto de los gitanos, si yo tengo la mujé más guapa de los portugueses y la dejo ir sola por ahí. — Y ya Chispa no pudo más y dio un tirón del agarre de su novio. — Suéltame, Alberto. — Pero él solo la agarró más fuerte.
— ¿Por qué parece que quieres huir de mí, Chispa? — Dijo inclinando más la cara sobre ella. — Una mujé no debe huir de su marío. — Tú no ere mi marío todavía, no te equivoques. — Dijo tratando de echarle para atrás, empujándole desde el pecho. — ¡NO TE EQUIVOQUES TÚ, CANDELA! — Ella levantó la mirada y enfrentó sus ojos. — Candela solo me llaman mi abuela y mi mare. — Contestó con la voz firme y fría. No iba a dejarle pasar por donde él quisiera, también ella tenía límites y dignidad. Navajita estaba que echaba aire por la nariz como un toro enfurecido. — Yo solo quiero irme a dormir a mi casa, a mi cama, no pue ser tan difícil de entendé. — El chico se separó un poco de ella, porque ya había gente mirándoles y cuchicheando. — Me va a hacé ser el rumó de to el clan. — Pues no hagas cosas que hacen que seamos rumó. Cuántos no querrían que su futura mujé estuviera más en la cama y menos de fiesta. — Eso le pilló con la guardia baja, y ella pudo soltarse, pero la siguió hacia la puerta. — También es deber de una mujé obedecé a su marido y estar a su lao. ¿Y si yo ahora me quedo aquí? — Ella le miró de arriba abajo. — Cuando sea tu mujé hablaremo. De momento, me voy a la cama, porque ni siendo mujé ni no siéndolo puedo evitá ponerme mala o sentirme mal, por mucho que a ti te guste o no te guste. — Navajita apretó la mandíbula, pero estaba bastante más relajadito que cuando había llegado. — Chispa, este es el último fin de año que no vas a obedecerme. De aquí a un año, vas a ser mi mujé y no va a habé discusión. — Y ni siquiera se molestó en contestar. Hasta entonces podía haber tenido dudas, pero se le habían ido de un plumazo esa noche.
Por eso, cuando salió para Portada del Carmen en la gélida noche de año nuevo, corrió, corrió como si pudiera desplegar las alas y salir volando a donde él estuviera, a donde pudiera ver aquellos ojos negros que reflejaban la luz, donde pudiera sentir aquellos dedos que hacían magia sobre un instrumento, donde oír aquella voz. Cuando lo vio de lejos, se situó en un lugar donde pudiera verla solo él, pero había demasiada gente. Casi pega un salto cuando el Percha se puso a su lado. — Chispa, se vai a buscar la ruina, ¿qué haces aquí? — Ella miró al amigo del Zurdo y tragó saliva. Sabía que les quería bien, el Percha era buena gente y entendía lo que era el amor, no se dejaba llevar por aquellas tonterías de los clanes y el honor. — Tenía que verlo, Percha, tú me entiendes. No podía pasar ni una sola noche más sin él. — Percha suspiró y se dejó caer en la pared. — Lo sé, lo sé… Pero esto se os está yendo de las manos, Chispa. Y no me refiero a arruinarte o a armá un escándalo con el resto de los gitanos… Hablo de sangre, Chispa. Vais a hacé llegá la sangre al río. — Ella se cruzó de brazos y suspiró. — Los portugueses y los monjes están peleados por muchas más cosas que el Zurdo y yo. Cosas que no tienen na que vé con nosotros. — Percha se encendió un cigarrillo y asintió. — Sí, pero como se enteren os van a usá a ustede… — Se encogió de hombros. — Yo no digo ná, Chispa, hacé lo que creáis que tenéis que hacé… Pero pensadlo bien, porque tendrá consecuencias y no tendrá marcha atrás. — Ella enfocó al Zurdo, que estaba tocando, tan bien como tocaba él, y entonces levantó la mirada y la encontró, y claramente se puso a terminar rápido lo que estuviera tocando, para poder, cuanto antes, reunirse con ella. El Percha rio un poco y tiró el cigarrillo. — Sí… Esa mirada la conozco… Es la del amor sin cadenas, sin impedimentos. Puro amor. — Chispa asintió. — No quiero haceros daño a ninguno, que sufráis por nosotros… Pero si tuviera que seguirle hasta el infierno, lo haría, Percha, y no habría nadie que pudiera impedírmelo. — El chico suspiró y le pellizcó la mejilla. — Feliz año, Chispa. Disfrútalo ahora, quién sabe dónde estaremos el año que viene. — Y se fue, claramente a distraer a la familia, para que el Zurdo pudiera correr, tal como ambos querían, a sus brazos.La Chispa — 1 de enero — Puerta del Carmen
- el fantasma de las alegrías del año:
- El fantasma de las alegrías del añoAlice| EN Casa O'Donnell | 23 de diciembre de 2008Iba con prisa por volver del baño. En casa de los O’Donnell siempre se estaba a la temperatura perfecta, pero quería volver al lado de Marcus y sentirse calentita entre sus brazos, en aquella cama que parecía ser el escenario de sus mejores navidades siempre. Pero entonces vio luz en el salón, que se filtraba hasta las escaleras. Era una luz tenue, que venía de la chimenea. ¿Quién estaba despierto a aquellas horas el día antes de Nochebuena? Como la curiosidad no se le iba a curar por muchos años que cumpliera, bajó, despacito para no despertar a nadie más las escaleras.
Y, cuando llegó abajo, tuvo que parpadear y sujetarse al marco de la puerta porque no podía ser la persona que estaba viendo en el sofá. — ¿Mamá? — Preguntó, aunque sabía que era imposible lo que estaba viendo. — Hola, pajarito. — Vale, estaba alucinando, o soñando o lo que fuera, porque era imposible… — Te estás preguntando si esto es posible. — Asintió con la cabeza brevemente, sin ser capaz de moverse. — Pues si contestara como os gusta a los Ravenclaws que no son tu padre, te diría que es obviamente un sueño, dadas las horas de la noche. Pero siendo yo la que responde, te diré que ¿por qué no iba a ser real, hija? Será todo lo real que tú quieras. — Y eso sonaba tantísimo a su madre… Que no pudo evitar acercarse y sentarse al otro lado del sofá, sin dejar de mirarla. Estaba como antes de ponerse muy mal, con su pelo negro brillante, sus ojos verdes, su blusa morada… Y su sonrisa, esa sonrisa que nadie podría replicar.
— ¿Por qué… Te estoy viendo? — Preguntó prudentemente. Su madre se rio y se encogió de hombros. — ¿No querías verme? — Yo siempre he querido volver a verte, mamá. Muchas veces, créeme. Pero… Nunca he podido lograrlo. — ¿Y por qué querías verme esas veces? — Los ojos se le llenaron de lágrimas. — Porque te necesitaba, te necesitaba más que a nadie. — Janet asintió, sin dejar de mirarla. — Pero yo no podía ayudarte en esos momentos, hija. Al fin y al cabo, no estoy aquí. — Ya, pero… Si tan solo hubiera podido contártelo todo, pedirte perdón cuando te he fallado. — Janet asintió. — Lo sé, pero esas cosas tenías que afrontarlas sola, y creo que tú misma lo sabías… Por eso no has generado esta circunstancia aquí, conmigo, antes. — Se inclinó hacia ella con aquella sonrisita de niña alborotadora. — ¿Tienes algo que ahora sí quieras contarme? Que te parezca importante que sepa… — Ese simple gesto la hizo sonreír a ella también. — Pues… Supongo que… Me caso. Marcus me pidió hace casi un año matrimonio. — Su madre dio un gritito y se llevó las manos a la boca. — ¡Lo sabía! — Sí que lo sabías, sí. Siempre lo dijiste, que estaba escrito, que éramos imparables. — Su madre se encogió de hombros y alzó las cejas. — Bueno, eso no es así… quiero decir, sí, yo lo deseaba, yo veía que podías enamoraros y ser felices… Pero, sinceramente, Alice, esto lo habéis construido vosotros, lo que los demás viéramos… No tienen nada que ver en esto. — Se inclinó un poco hacia ella y susurró. — Escribiendo vuestra propia historia no hay quien os gane, pajarito. — Ella sonrió, notando dos lágrimas descender sus mejillas.
— Mami… ¿Te puedo preguntar algunas cosas? — Ella alzó las cejas. — Vaya, mi pajarito haciendo preguntas, qué raro… — Suspiró un poquito, pero no perdió la sonrisa. — Intentaré responderte, pero recuerda que… — Que todo esto está en mi cabeza, lo sé, pero… Ya que estás aquí… — Pregunta, cariño. — ¿Tú sufriste? En los últimos momentos… — La sonrisa desapreció en el rostro de su madre y su mirada se perdió en el fuego. — En los últimos momentos no. Es como… Cuando un gladiador ya está delante del león, ya no tiene sentido el miedo. Lo tiene cuando está esperando su turno, y yo sufrí los años de antes, pensando en qué sería de vosotros, viendo cómo me apagaba… Pero no, no cuando me fui. Fue bonito, fue… Pacífico. Como yo. — Las lágrimas inundaron sus ojos. — ¿Te habría gustado que hiciera algo diferente con Dylan y papá? — Janet la miró, ladeando la cabeza y mostrando sorpresa. — ¿Diferente, hija? ¿Por qué? — Ella se limpió rápidamente las lágrimas y sorbió. — Porque han sufrido mucho, mamá. — Janet rio. — ¿Y donde están ahora? — Pues… En casa, esperando a venir mañana a la cena de Nochebuena. — Perfectamente sanos, felices, con los O’Donnell y los Gallia unidos… Hija, ¿qué más quieres? ¿Conseguirlo sin esfuerzo? Pues no, eso no se puede. — Alice se encogió de hombros y asintió. — Supongo que tienes razón… Mami… La última pregunta… ¿Tú estás orgullosa de mí? — Y su madre puso cara de deshacerse en ternura. — Oh, pajarito… Pues claro que estoy orgullosa de ti. ¿Cómo no voy a estarlo, mi vida? — Es que nunca he podido oírte decirlo. Y como luchaste tanto por venir a América, por escaparte de esa gente, tuviste siempre tan claro que no querías nada de ellos… No sé si me siento merecedora de todo ello. — Janet negó con la cabeza. — Es que no se trata de merecerlo, mi vida. Se trata de lo que has hecho con esa vida que te dimos. Eres enfermera alquimista, has viajado, investigado, ayudas a la gente… Y vas a casarte con el amor de tu vida… ¿Qué más quieres? — A ti, mami, te querría a ti, aquí, viéndolo todo y diciéndome estas cosas siempre que me haga falta. —
Durante un rato más, su madre se dedicó a preguntarle por lo preparativos de la cena, sobre qué hacía cada uno, la comida, los regalos… — Y todas las navidades hago tus galletas el día veinticinco para desayunarlas mientras abrimos los regalos. Lo empecé el primer año que estuve aquí, que no era ni novia de Marcus, y me tocó hacerlas delante de Emma juzgándome. — Y su madre se reía. — ¡Oh, mi niña! Es que tú también… Pocas de esas has tenido, no obstante, siendo hija de los dos padres que te tocaron. — Y ambas reían con fuerza. — Pero luego me contó una historia muy bonita de cómo se las hacías tú a los abuelos y prácticamente me dio su bendición… — Y de nuevo se perdía en historietas de las navidades anteriores, contándolas con lágrimas de alegría en los ojos. — Son unas navidades preciosas, pajarito, te lo digo de verdad… Casi me da pena irme y no poder estar aquí todo el día de mañana y pasado, con las tradiciones, los dulces de Molly, la emoción de los regalos… — ¿Tienes que irte? — Janet asintió. — Me temo que sí, pero… Alice, realmente yo siempre estoy aquí. Tu Marcus lo dijo una vez, solo hay que mirarte a ti y conocer a tu hermano para saber que Janet Gallia nunca se fue… — Podrías volver más así… — Propuso tímidamente, como una niña pequeña. — Bueno, cuando tengas un año tan alegre como este… Quién sabe. Quizá aparezca en Navidad para que disfrutemos de las cosas buenas, mi niña, como acabamos de hacer. — Alice asintió. — Recibido. No lo perderé de vista. — Hasta pronto, pajarito. No tardes tanto en volver a llamarme. Yo siempre estoy aquí. — Y le señaló el corazón en el pecho.
— Alice… Alice… ¿Qué haces aquí? — La voz de Emma y un leve zarandeo la despertó. — ¿Has encendido tú la chimenea? — Estaba confusa y embotada, miró alrededor y se frotó los ojos. — Eh, sí, sí… Sí. Es que me había desvelado y… No quería despertar a Marcus, así que me vine aquí. — Iba a ser más fácil decir eso, desde luego. — Me has asustado… — Recriminó su suegra. — ¿Quieres un té? — Alice suspiró. — Mira, pues si no es mucha molestia… — Nada, ahora mismo vuelvo. — Y al poco, allí estaba su suegra, sentada en el mismo sitio donde había visto a su madre con la misma nitidez hacía… Minutos. — Estaba… Pensando en mi madre. — Yo también pienso en ella estos días. Las pocas navidades que pasamos juntos siempre se la veía tan feliz y entregada… Incluso en esa Navidad en vuestra casa… Qué locura, vaya. — Ambas rieron un poco, mientras bebían el té, mirando el fuego. — Le hubiera hecho muy feliz la boda. — Dijo Emma, y ella asintió con una sonrisa confiada. — Eso creo, sí… — Y… Estaría feliz por ti, Alice. Por ti, por Dylan… Por los hijos políticos que tiene… — Alice rio un poco. — Adoraba a Marcus, y Olive le hubiera caído taaaaaan bien… — Lo habéis hecho bien. — Ella miró a su suegra y le tendió una mano. — Lo hemos hecho bien, entre todos. Y ella lo sabría. — A veces desearía poder hablar con ella y contarle todo esto. — Confesó Emma, en un arrebato que no se esperaba. — Pues… Igual… Si piensas mucho en ella y estas sola… Es un poco como si estuvieras a solas con ella realmente, y puedes simplemente… Contarle las cosas buenas, porque si algo le gustaba a mi madre era disfrutar de la felicidad de los demás así que… Era una especie de fantasma de las navidades, pero, en ves de “pasadas”, felices. — Emma y ella se miraron un segundo, solo uno, iluminadas por el fuego y Alice juraría que su suegra había llegado a entender ese milagro de Navidad que le había ocurrido.
- Y para terminar... Porque un irlandés siempre sabe dónde está su familia:
- Aquí enlace porque, para variar hoy, era demasiado grande Típico de la mágica familia americana


- El Pájaro en el espino, el comienzo:
- Golden Shields:
Alice Gallia
Cause' Alice does belong with Marcus
Ante todo, amigos
Ay, los retitos
Un jour viendra tu me dira je t'aime[/center]
- Juntos, somos el Todo:
- 16 de enero de 2002:
Ivanka
Ivanka

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Vie Ene 06, 2023 8:30 pm por Little Cash

¡¡¡Feliz Naviiidaaaad!!!
No están todos los regalos que quería hacer, así que es posible que deje algún presente
en algún que otro buzón. Pero, bueno, ahí van...Gracias a todos por vuestros regalos y,
sobre todo, por las horas de rol
... @Velaris , @Alistair, @Moonchild, @Shooting Star , @Silhouette y @Tinumiel.

Siento no encontrar el tamaño adecuado para que se vean los gráficos en el foro. En el enlace los veréis bien enteritos <3
- Velaris:
Velaaaaa. Eres taaan dulce como el chocolate. Gracias por darme tramas que me encantan y disfruto un montón. Eres un cielo
https://imgur.com/7wJsx9O.png
- Alistair:
Ya tocaba imagen para Veron...aún no ha llegado el salseo más íntimo pero me he permitido incluir una referencia a Ersha. Gracias por proporcionarme tanta epicidad en nuestras tramas. Eres genial
https://imgur.com/RALWgHX.png
- Moonchild:
Amante inmortal...Amo nuestras tramas, todas y cada una de ellas. Gracias por seguir siempre al pie del cañón y ser amor
https://imgur.com/GVo3FCa
- Shooting Star:
Eres amor ya lo sabes. Me alegra muchísimo haberte conocido y que siempre estés dispuesta a todo. Imposible no quererte <3
https://imgur.com/mtLYbpu.png
https://imgur.com/4rRdjit.png
https://imgur.com/vID4TAl.png
- Silhouette:
Gracias por ser mi constante desde que llegué. Eres una persona súper resiliente y extraordinaria. Ánimo que llegarán mejores épocas. Te adoro Sil <33
https://imgur.com/si3j9aA.png
https://imgur.com/WoGyUXn.png
https://imgur.com/hbxfC5C.png
- Tinumiel:
Gracias por llegar al foro y a mi vida. Sabes que te adoro a ti y a nuestras tramas. Eres fantástica y espero que te gusten estos regalos aunque no puedan ni siquiera aproximarse un poquito a tu talento natural. Iloveu<3
https://imgur.com/dmnU4vT.png
https://imgur.com/Ghfyunt.png
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- Gracias por tanto <3:
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