Wang se sentía realmente avergonzado después de haberlo dicho todo. Ahora que lo había puesto en palabras todo junto, quedaba claro que había sido un iluso inmaduro permitiéndose caer en su propia trampa de esa forma.

—No es una exageración —dijo con amargura—. Sí que estoy enamorado de él. Pero no, Oliver, no estás poniendo atención. Declan no me va a ver de esa forma. Este apartamento es un museo a su familia, ¿cómo superas eso? Cuando me atacaron estoy seguro que pensaba en lo que pasó con su esposa...

Y está bien. No se puede estar celoso de un fantasma. Lo sabe bien. No está bien.

—Declan solo intenta hacer su trabajo y protegerme añadió—. Tendré que quedarme aquí mientras el caso siga abierto, o mientras sigan amenazándome. No sé. No lo hemos hablado.

De alguna manera tiene la sensación de que nunca dejará ese apartamento, y, a la vez, de que necesita irse de ahí lo antes posible. Regresar a vivir solo y usar su apartamento solo para dormir entre turnos. Realmente necesita eso.

Pero Declan no va a dejarlo ir nunca, aunque sea una tortura vivir junto a él.

—Necesito aclararme, y asumir que esto qeu siento no tiene lugar —dijo tras una pausa—. Pero no es fácil mientras estoy aquí y Declan sigue cuidando de mí.

Había pensado que hablar con Oliver le ayudaría, pero hablando no resolvía nada de lo que estaba pasando.

Oliver miró a su alrededor cuando Wang mencionó que esto, más que una casa, era una especie de museo. Luego de observar con mucho detenimiento la sala en donde estaban, concluyó que para él era un apartamento común y corriente. Las paredes no estaban empapeladas de fotografías de Declan y su esposa, eso sí que sería grave. De hecho, lo que él podía ver a simple vista eran varias de las cosas de Wang. La bata estaba colgada en el perchero que estaba junto a la puerta, al igual que una chaqueta que seguro pertenecía a Declan.

Estaba convencido que si echaba una ronda a la cocina, de seguro que encontraba el cereal favorito de Wang, o la marca de té que prefería su amigo. Pero ya había visto la expresión de resignación de Wang, no pensaba discutir con él, no era tan idiota.

—No he perdido a ninguna pareja, ni mucho menos, pero algo conozco del duelo, Wang… —dijo Oliver, escogiendo con cuidado sus palabras. Se veía que era un tema complicado para Wang—. Uno nunca olvida a las personas que perdió, es natural que Declan quiera tener recuerdos de su esposa y sobre todo si tenía una hija. Pero eso no quiere decir que no haya espacio en su corazón para ti.

Oliver trató de sonar optimista y buscó la mirada de Wang, pero cuando sintió el rechazo supo que no había dado en el clavo. Suspiró hondo, mientras negaba con la cabeza y tomaba a Wang de la mano. La frotó, como lo haría de la misma manera si fuera un niño en emergencias, que no sabía qué tipo de estudios le iban a hacer.

—Quizás no sea buena idea que te declares cuando estás viviendo aquí con él, pero deberías considerarlo cuando haya pasado el peligro y vuelvas a tu casa —dijo Oliver, fingiendo una sabiduría que no tenía. Allí estaba él, tratando de dar consejos amorosos a pesar de que no era experto en el tema. De hecho, Oliver se iba a casar sin estar enamorado. ¿Cómo se atrevía a aconsejar a Wang?

Oliver se angustió al pensar que había venido aquí también con la intención tocar ese tema con Wang. Él ya estaba decidido, pero quizás conocer la reacción de Wang lo prepararía para cómo se iban a comportar todos en el hospital con la noticia.

Pero veía a su amigo tan angustiado, que le parecía miserable traer ese tema sobre la mesa. Wang lo necesitaba en este momento, Oliver no podía volver esta conversación sobre él.

Suponía que Oliver tenía razón: Declan nunca olvidaría a su esposa y a su hija. Pero Wang creía que una cosa era recordarlas y otra no tener espacio para otra persona en su vida. No veía él a Declan con otra pareja en esa casa. Él estaba ahí, en el rol de protegido. ¿Cierto?

—Declan no me ve de esa forma —le aseguró—. Solo hace lo mejor que puede para protegerme, y vivir con él hace que esté bajo su vigilancia todo el tiempo que no estoy en el hospital. Pero no creas que me trata diferente. Dormimos en habitaciones separadas, es muy respetuoso de mi espacio personal y mis deseos. Si por él fuera me tendría la alacena llena de cosas que me gustan... Pero eso es todo. Nunca cruza ningún límite personal. Solo soy su informante protegido.

Probablemente Oliver tenía razón y debía declararse. Pero no veía que hubiera un mometo apropiado para ello.

—No tengo idea de cuándo dejaré de vivir aquí —replicó—. Despué de este ataque, Declan quiere ser más cuidadoso todavía. Y no parece estar cerca de arrestar a nadie de la farmacia del hospital.

Suspiró. Él solito se había metido en este lio y no sabía si iba a poder salir.

Necesitaba controlar sus emociones y ser profesional con todo. Incluso con lo de ser un informante. No sabía si Oliver podía entender eso.

—Lo estaba llevando relativamente bien —añadió—. Pero con este ataque ahora Declan me está cuidando todo el tiempo y se me ha hecho más difícil todo.

No quería ponerse en evidencia tampoco.

Oliver conocía a Wang desde hacía mucho tiempo, durante las rondas del internado, cuando apenas se habían recibido, su amistad de acrecentó casi enseguida luego de todo lo que les tocó vivir durante ese primer año como el último eslabón en la cadena alimenticia del hospital de Tara. Y aunque Oliver sabía que tenían historias para hacer todo un libro con ellas, no creía haber visto a Wang en ese estado de desolación.

Sintió una inmensa oleada de compasión por su amigo, porque sabía que no había nada que pudiera hacer por él. Wang estaba enamorado y en medio de una situación que parecía imposible de resolver. Sin embargo, Oliver que veía todo desde fuera, creía que Wang estaba empecinado en creer que Declan no sentía nada por él. Las relaciones humanas eran complejas, Declan parecía empeñado en proteger a Wang de una manera muy personal.

Oliver no sabía mucho del amor, pero creía que eso no lo haría una persona que sólo veía esto como un trabajo.

—Creo que ustedes dos ya han pasado muchas cosas juntos como para que haya confianza entre ambos, ¿o no? —comentó Oliver, sintiéndose torpe y un tanto desesperado por hacer que Wang le hiciera caso—: Deberías plantearte hablar con él. No digo que ahora mismo, pero tal vez sincerarte con Declan sea la solución.

Sin embargo, estaba de acuerdo con que ahora viviendo juntos no parecía que fuera la mejor estrategia. Eso podría complicar las cosas y Wang ya parecía bastante afectado por la situación. Oliver suspiró hondo y puso una mano sobre su hombro, en señal de apoyo. Quizás si Wang salía de casa de Declan, sería más sencillo tener esa conversación.

—Lamento no poder ofrecer una mejor solución, en otras circunstancias te diría que te vengas a vivir conmigo unos días, pero… —Oliver sintió que se ahogaba con sus propias palabras y miró a Wang con algo de vergüenza—: Voy a mudarme. Digamos que voy a tener… compañeros de piso. Es una larga historia, lo siento.

Oliver se arrepintió apenas empezó a hablar. Se suponía que iba a ayudar a Wang y no creía que pudiera explicarle que iba a tener compañeros de piso y que uno de ellos iba a ser su esposo sin que Wang se desmayara en el acto.

La verdad Wang no esperaba que Oliver le diera una solución a su situación. Él sabía bien que se había metido solo en un callejón sin salida, pero hablarlo le venía bien. Y en cierta forma tratar con alguien diferente que Declan también le hacía bien.

Inspiró profundo y se obligó a prestarle atención a sus palabras.

Sincerarse con Declan. No tenía idea de cuál sería su reacción. Tal vez se sorprendería. Tal vez le daría lástima por él y no poder corresponder a sus sentimientos. O tal vez sentiría que Wang se había colado en su vida como no debía.

Quién sabe, tal vez empezaría a sentir algo por él. O quizá no. Probablemente no.

Sin embargo, no llegó a responder algo al respecto. Oliver empezó a hablar de un compañero de apartamento y eso lo distrajo totalmente de sus pensamientos.

—¿Cómo es eso? —preguntó, nada dispuesto a aceptar un "es una larga historia"—. ¿Qué compañero de apartamento? Cuéntame todo. Suena a algo de lo que querrías hablar, y a mí me viene bien la distracción del dolor.

No conocía a nadie lo suficientemente cercano a Oliver como para que se fuera a vivir con alguien más.

—Puedes empezar por dónde te vas a mudar —añadió—. Tu apartamento de ahora tiene una posición inmejorable con respecto al hospital.

Le dirigió una mirada llena de curiosidad a Oliver. Lo notaba conflictuado, sí que necesitaba hablar.

—Y con quién te vas a mudar. —añadió—. Soy tu mejor amigo y nunca nos lo planteamos siquiera, asi que tengo curiosidad.

Mucha curiosidad.

Oliver inspiró hondo después de escuchar todas las preguntas de Wang. La expresión de su amigo, cargada de preocupación y asombro, tan sólo empeoraba las cosas. Oliver sabía que era un buen momento para ensayar todo lo que iba a decirle al resto de la gente, en especial a su familia, pero también para el resto del personal del hospital.

Pero cuando su mirada se encontró con la de Wang, supo que eso era un caso perdido. Jamás podría mentirle a Wang. Era su mejor amigo, la persona en quien más había aprendido a confiar. Eso no le pasaba desde la muerte de Max, Oliver nunca creyó que volvería a ser tan cercano a otra persona luego de la muerte de su hermano mayor, quien en su día fue su mayor confidente. Así que ahora no podía ensuciar su relación con Wang y mentirle abiertamente.

Así que, muy a su pesar, el único camino era decirle la verdad. Toda la verdad.

—La verdad, Wang… es que me voy a casar —dijo Oliver, sintiendo cómo aquella verdad le estallaba en la punta de la lengua y le enrojecía las mejillas, mientras veía cómo Wang abría mucho los ojos, viéndolo con la mirada desencajada.

Si esa era la reacción de Wang, ya podía imaginarse cuál sería la reacción de su familia. De seguro que Isaac pensaría que estaba metiéndose con él, mientras que sus padres acabarían convencidos de que Oliver se volvió loco luego de tantas horas sin dormir gracias al hospital.

—Iremos al juzgado al final de la semana —continuó diciendo. La expresión de Wang sería hasta graciosa de no ser porque era Oliver quien le estaba causando semejante conmoción. Oliver se sobó las rodillas, incómodo, sin saber qué más hacer—. Así que voy a irme a vivir con él y su hermana. No cabíamos en mi apartamento, así que… la única solución fue mudarme. Viviré más lejos del hospital, pero estaré de nuevo cerca de mi familia.

Oliver se calló, pues se dio cuenta de que a Wang no podía importarle menos dónde iba a vivir, si quedaba lejos o cerca del hospital. Tan sólo estaba hablando de manera desordenada para hacer tiempo antes de que Wang empezara a asaltarlo con preguntas.

—¿TE VAS A CASAR? —la pregunta brotó directamente de sus labios, incapaz de procesar lo que estaba oyendo.

Hasta donde sabía, Oliver no tenía pareja ni había tenido. ¿Cómo que de un momento a otro iba a casarse? Era cierto que había pasado las últimas semanas absobido por todo el tema de las medicinas y Declan, pero no creía que hubiera sido tan terrible como para que no se diera cuenta de que se estaban dado cambios tan importantes en la vida de su mejor amigo.

Lo miró incrédulo, y repasó sus palabras mentalmente, notando que no le había dicho lo más importante.

—¿Con quién te vas a casar? —preguntó, intentando replantear su reacción, porque no quería que Oliver se sintiera mal y estaba tomando muy en serio sus palabras—. La única persona que se me ocurre que se casaría contigo de un día para otro es Paul, pero no tiene ninguna hermana... y a ti nunca te ha interesado.

No creía que Oliver fuera de las personas que se tomaban algo como el matrimonio a la ligera, pero algo estaba pasando aquí.

—¿Tiene que ser una boda tan inmediata? No tenías planes de boda hace nada y de un momento a otro, ¿vas para el juzgado? Oliver, ¿qué está pasando? Sabes que puedes contarme lo que sea.

Se incorporó para poder ponerle mejor atención, aunque arrugó el rostro por el dolor que le atravesó ante el movimiento brusco. Pero su dolor ahora daba igual: necesitaba respuestas sobre Oliver y saber si más bien era él quien debería estar ayudando a su mejor amigo, más bien.

Ya Oliver lo había escuchado que era todo lo que podía hacer por él. Quizá Wang debía hacer algo por él más bien.

Oliver detestaba tener la razón, pues había sucedido justo como imaginó: Wang se escandalizó al instante cuando escuchó lo que él tenía para decirle. No sabía ni cómo empezar a explicarse, sobre todo porque Wang también mencionó a Paul. Si fueran otras las circunstancias lo sacudiría por siquiera insinuar que Paul se casaría con él a la primera. Hacía tiempo que él había dejado claro que entre él y Paul sólo podía haber una amistad. Oliver no pensaba relacionarse con un colega, mucho menos alguien a quien consideraba su amigo porque todo podría acabar muy mal. Sin embargo, no eran pocas las ocasiones en que Paul le había dejado caer que valía la pena el riesgo.

A Oliver se le encogió el corazón pensar que iba a tener que mentirle y que, además, iba a tener que pedirle que confiaba en que operara a Jess al final del tratamiento.

Pero antes de poder responderle a Wang, éste hizo una queja de dolor. Oliver no pudo sentirse más culpable y lo sostuvo, para que se acomodara mejor. Pero se dio cuenta rápido que ese sofá incómodo no era suficiente, así que lo ayudó a levantarse con mucho cuidado. Miró a Wang a los ojos y le regaló una sonrisa más nerviosa de la cuenta.

—Vamos a recostarte en la cama y te contaré todo. Como dije, es una larga historia —aquella promesa pareció calmar a Wang, quien se dejó ayudar.

El camino hacia el dormitorio de Wang pareció mucho más largo de lo que en realidad era. Oliver ayudó a Wang hasta llegar al borde de la cama, a que éste primero se sentara y luego se recostara a sus anchas sobre el colchón. Todavía se quejó un poco, pero dejó que Oliver terminara de ayudarlo, quien se dio por bien servido cuando terminó de acomodarle las almohadas.

Oliver suspiró, sin saber si sentarse en la silla que estaba contigua a la cama o quedarse de pie. De pronto se sentía como un extraño en su propio cuerpo.

—Se llama Jess —dijo por fin, balanceándose sobre sus talones, incapaz de sentarse—: Nos conocemos desde la escuela. Íbamos a la misma clase juntos. Nunca fuimos… bueno, nunca fuimos realmente amigos. Se la pasaba metido en problemas todo el tiempo, de hecho, creo que ni siquiera acabó por graduarse con el resto del grupo. Yo siempre fue un nerdo, así que te imaginarás que no compaginábamos para nada. Sin embargo, Jess… está muy enfermo y quiero ayudarlo. Necesita el seguro para su tratamiento.

“No quiero dejarlo solo en esto” quiso decir al final, pero por la cara pálida de Wang, decidió que era mejor callarse. Se cruzó de brazos y esperó, convencido de que su amigo llegó a la conclusión de que perdió totalmente la cabeza.

Agradeció el cambio de lugar. La cama de Declan era muy cómoda, y no sentía tanto dolor sobre sus almohadas. Además, el cuarto estaba más calientito. Tan solo tenía que quedarse quedito, porque todavía el acceso de dolor anterior resonaba en cuerpo. Se sentía pálido y sudoroso por culpa del dolor.

Empezaba a temer que no iba a poder regresar pronto al trabajo.

Se centró en las palabras de Oliver, para dejar el dolor de lado.

En efecto, no recordaba que Oliver hubiera mencionado a un Jess alguna vez. Pero la cosa iba en serio si ya tenían fecha para ir al juzgado y todo. Prestó mucha atención a sus palabras y todo cobró sentido. Era una boda para validar el uso de su seguro. Las cosas no deberían ser así, pero en Tara era el tipo de cosas que era necesario hacer para lidiar con el sistema.

Oliver era muy bueno haciendo eso por alguien con quien no tenía mayor relación.

—Eso es muy noble de tu parte —comentó. —Aunque no termino de entender cómo llegaron a esto si dices que no mantenían mayor relación. ¿Cómo te enteraste de que estaba enfermo y terminaste en esta posición?

Al menos Declan y él solo fingían frente a otros que eran pareja, pero Oliver iba a hacer esto de forma legal, e iban a utilizar su estatus como esposo para usar el seguro. Aquello involucraba aspectos legales ya.

—Sé que eres una persona sensata y lo habrás pensado bien —añadió—. Pero un matrimonio tiene muchas implicaciones. ¿Quieres hablar de ello? Al menos háblame de Jess, me causa curiosidad cómo es tu futuro marido.

Podía ponerse a citarle todos los contratiempos que se le podían ocurrir, pero no quería agobiar a Oliver tampoco. Se notaba que no estaba muy seguro de qué reacción esperar, y Wang no quería hacerle las cosas más difíciles.

Además, quería escuchar más sobre Jess, y tenía que conocerlo. Necesitaba conocer al futuro esposo de su mejor amigo. Por lo que decía en el colegio había sido un "chico malo". Con lo bueno que era Oliver sonaba a una pareja de novela.

Oliver no estaba seguro de cómo sentirse cuando escuchó a Wang decir que era noble lo que estaba haciendo. Suponía que no tendría cómo contrastarlo con ninguna otra opinión, porque no pensaba decirle a nadie más la verdad. Así que tendría que aceptar por ciertas las palabras de Wang, aunque Oliver seguía creyendo que no era tanto nobleza, sino casi como un deber luego de haberle insistido tanto a Jess a ir a la cita de cardiología.

Nunca olvidaría la expresión de Jess desinflándose luego de escuchar a Paul decirle que sí había un tratamiento, para el que él no tenía acceso alguno. Oliver no hubiera podido vivir con la culpa de haber hecho semejante desastre. Quizás había exagerado un poco su capacidad de respuesta, pero no había mentido al decir que esta ciudad no le daba tregua a nadie.

—Lo recibí en emergencias, se habías descompensado y le hicieron estudios antes de que yo lo revisara personalmente. Fue completa casualidad, pero luego de ver sus análisis insistí para que le hicieran una cita en cardiología —Oliver hizo una pausa cuando dijo aquello, porque adivinó la expresión de Wang. Su amigo estaba dándose cuenta de que había involucrado a Paul en esto y ahora Oliver se sentía incluso peor—: Paul le dijo que si recibía tratamiento durante un año, era posible reparar una de las válvulas de su corazón. Pero bueno, ya sabes cómo es esta ciudad con las medicinas.

Oliver hizo una mueca, pues Wang lo sabía tan bien como él, incluso mejor, si se había metido en un montón de líos con Declan precisamente por eso.

—La expresión de Jess… —Oliver bajó la mirada, pues recordaba aquel momento muy vívidamente—. Me sentí tan culpable, porque fui yo quien insistió en que escuchara una segunda opinión para su enfermedad. Así que… digamos que llegué hasta las últimas consecuencias para encontrar una solución. Jess no es… no es una mala persona, merecía una oportunidad real para tratar su enfermedad. Trabaja para tu Ben Carson, de seguro que eso lo apruebas.

Oliver frunció la nariz, pensando de pronto que, aunque eso se le hiciera divertido a Wang, de seguro que iba a resultar sorprendente para su familia. Él ni siquiera tenía una buena justificación, tendría que resultar convincente la historia de amor y que su familia creyera con firmeza que, como decía por ahí, el amor era ciego.

Wang escuchó con mucha atención. No pudo evitar parpadear cuando escuchó que Oliver le había pedido ayuda a Paul para atender al chico con el que iba a casarse. ¿Sabría que los acontecimientos habían dado este giro? No iba a hacerle nada de gracia. Pero quizá al fin superaría la fijación que tenía con Oliver. Le vendría bien a ambos.

Sin embargo, algo en la historia de Oliver no le terminaba de encajar. Él había tenido que darle malas noticias a muchos pacientes. No era la primera ni la última historia de Tara de personas que podrían tener una mejora en su salud pero no contaban con un seguro que les cubriera el tratamiento que necesitaban.

Pero nunca le hubiera dicho a alguno que se casara con él. Era algo... extremo.

—Me parece que tienes muy buen concepto de este Jess —comentó. —Supongo que aunque no lo trataras mucho, te agradaría mucho o no habrías propuesto una solución como el matrimonio.

Lo más sorprendente de todo era que fuera alguien que trabajara para Ben. Oliver tenía muy mal concepto de toda la gente involucrada con los bajos mundos de Tara, y no podía culparlo después de lo sucedido con su hermano. Pero Wang le había dicho muchas veces que la operación de Ben era diferente.

—¿Y qué te dijo Jess cuando hiciste esa propuesta? —preguntó con curiosidad. Si no tenían mucha relación previa la idea de casarse de la nada podía ser algo chocante. O quizá se estaba aprovechando de la propuesta de Oliver—. O sea, ya veo que aceptó, pero no sé, es un paso grande y si no tenían tanta relación desde antes... No sé, no todo el mundo está dispuesto a hacer un matrimonio por conveniencia.

Esperaba que Oliver lo hubiera pensado bien. Si fingir ser pareja lo había metido a él en un lío, ahora casarse de verdad eran palabras mayores.

Oliver no sabía si tenía a Jess es un buen concepto o no, pero sí que estaba seguro que no se merecía tener un tratamiento a mano y no poder tener acceso a él simplemente porque así lo habían decidido el puñado de personas que gobernaban esta maldita ciudad. Sabía que no podía salvar a todos sus pacientes, pero ahora ya Jess no era su paciente y estaba en una posibilidad real de ofrecerle a su tratamiento. Lo que sucediera después, ya no podían saberlo, pero Oliver se sentiría en paz de saber que no dejó a Jess a la deriva.

Jess le había hablado de cosas mucho más específicas, como el divorcio, si hasta le había hecho prometer que se divorciarían sin importar su estado de salud. Oliver prefería centrarse en lo que iba a pasar las próximas semanas: se casarían, empezarían a vivir juntos y, sobre todo, iban a regularizar su tratamiento. Todo eso era muy positivo, Oliver no podía mirar más allá del horizonte.

—La verdad es que Jess y yo no sólo nos criamos en la misma zona de la ciudad, también vivíamos bastante cerca el uno del otro. Tomábamos el mismo autobús de regreso de la escuela. Cuando empezamos la escuela, su única familia eran sus abuelos y su hermana pequeña. Recuerdo que, para nuestros últimos años de escuela, tan sólo estaba viva su abuela —Oliver había hecho mucha memoria estos días y había recordado bastantes más detalles de los que creía—. Sé lo que vivir en la desesperación de que estás en la peor zona de Tara y que crees que la suerte se olvidó de ti.

Oliver no hablaba abiertamente de esa forma, no porque negase de dónde había venido, ni mucho menos, sin porque cuando abría esa puerta, acababa por dar con los recuerdos de Max. Fue esa misma desesperación la que llevó a Max a la muerte. Tal vez lo veía reflejado en Jess y por eso insistía en ayudarlo hasta las últimas consecuencias.

O tal vez Oliver era más sentimental de la cuenta.

—Creo que Jess al principio creyó que iba a traficar los medicamentos por él, pero luego pensó que estaba loco. No estoy seguro cómo aceptó, me hizo prometerle de que esto sería sólo temporal, estaba más preocupado por el tema de cuándo nos divorciaremos que por el inicio del tratamiento —ahora que Oliver lo recordaba, le resultaba hasta gracioso. Aunque bien sabía que la situación no lo era—. La verdad es que me siento incómodo de ir hasta su casa, de meterme en medio de sus cosas y de compartir su espacio. Pero sé que si no lo hago, se vería demasiado sospechoso. No quiero que el seguro tenga la mínima duda de que esto es en serio. Wang, tú dime, ¿crees que perdí la razón?

Oliver dijo aquello último con un hilo de voz, mirando a Wang con expresión desencajada. Sabía que Wang, a pesar de todo, le diría la verdad.

Wang no pudo evitar sonreír mientras escuchaba a Oliver hablar de su futuro esposo. Realmente lo tenía bien pensado, pero no dejaba de inquietarle en qué se estaba metiendo.

—No estás loco —le aseguró al responder. —Eres una buena persona, Oliver, y te preocupas genuinamente por alguien a quien conoces desde joven, y quieres hacer esto por él. Pero sí tiene todo muchas implicaciones, lo único que me preocupa es que este hombre se esté aprovechando de ti, o que no hayas medido qué tan implicados pueden estar tus sentimientos en este proceso.

Se encogió de hombros y lo miró a los ojos.

—Déjame ser el espejo en el que te reflejas —señaló—. Hay peligro en fingir tener una relación con alguien, te lo terminas por creer. Más viviendo con él.

Sintió el sabor de la amargura en sus propias palabras. No quería que Oliver pasara por lo mismo que él.

—Promete que vas a cuidarte, Oliver —añadió—. Este Jess suena sensato, asegurándose de que todo sea temporal pero aceptando una oportunidad de recibir su tratamiento... ¿qué tan enfermo está? ¿Qué cuidados va a necesitar? Porque eso es parte de a lo que te estás comprometiendo también.

Eso también le preocupaba. Si era su esposo iba a ser su cuidador principal, y eso era muy desgastante también. Así que esperaba entender un poco de su diagnóstico. No era cardiólogo, pero como médico podría entender más que otras personas.

Además, sonaba a que Jess estaba preocupado de que se divorciaran, como si él mismo temía que aquello se fuera a extender más de la cuenta. Tendría sus razones para pensar eso.

Las palabras de Wang hicieron mella en él, especialmente cuando su amigo empezó a hablar sobre los sentimientos. Oliver sí que había pensado en ello, sobre todo cuando Jess fue tan enfático al decirle que no permitiría que se echara para atrás al momento de que tuvieran que divorciarse. Oliver por supuesto que estaba de acuerdo, se suponía que esto era nada más un contrato, pero si ahora mismo le importaba la salud de Jess, de seguro que ese deseo no haría más que aumentar luego de tantos meses de convivencia. Eran seis como mínimo, tal vez algunas cosas podían cambiar.

Oliver apretó los labios con premura, mientras se imaginaba a sí mismo en un callejón sin salida. Pero no quería apresurarse demasiado, lo primero era hablar con sus padres. Creía firmemente que si era capaz de mentirles a la cara sin mayores consecuencias, era capaz de absolutamente todo.

—Todavía tengo que mentirle a mi familia —dijo a media voz, sintiéndose culpable de sólo mencionarlo—. No quiero tener que explicarle todos los pormenores de este asunto. Jess me dio permiso para que le cuente su enfermedad, pero intentaré decirles que sí estábamos saliendo desde antes. También… también voy a tener que mentirle a Paul, porque a él sí que no puedo decirle nada.

Cuando su mirada se encontró con la de Wang, supo que su amigo estaba entendiendo que tenía que guardar discreción. Eso no le preocupaba: el secreto de Wang estaba seguro con él y viceversa. Ambos eran confidentes desde hacía mucho tiempo y eso no iba a cambiar justo ahora.

—Cuidaré mis propios sentimientos —le prometió a Wang, dispuesto a cumplir lo que estaba diciendo—: El corazón de Jess es frágil, no sé cómo ha conseguido llevar una vida relativamente normal, pero, sobre todo, cómo ha logrado mantener el secreto. Entiendo que su condición sólo la conoce su hermana. En teoría no tiene que ser internado mientras recibe la medicación, pero si Paul lo opera necesitará cuidado post operatorio.

Hasta ahora, no había pensado en eso, pero Wang tenía razón: después de la operación, era obvio que Oliver estaría a su lado para cuidarlo. El tiempo que le tomara recuperarse de la operación, aunque no sabía si Jess estaría de acuerdo con eso.

Wang percibía lo agobiado que estaba Oliver con todo.

—¿De verdad crees que es necesario decirles que estaban saliendo de antes? —preguntó sin estar seguro de si era la mejor idea. —Podrías dar pocos detalles, no creo que te sea plato de buen gusto mentirle a tu familia.

Tomó una mano de Oliver y la estrechó con fuerza.

—Paul es un buen médico y una buena persona —le recordó—. Seguro que hará progresos con Jess, y tu esposo será muy afortunado de tenerte a su lado, no podría haber escogido un mejor cuidador. Espero que al menos lleguen a ser buenos amigos, si ya eres parte del secreto mejor guardado de su vida. Me gustaría conocerlo, pero no sé si Declan me deje salir pronto.

Realmente no tenía idea de qué sería de su vida ahora en adelante. La sola idea de que volvieran a atraparlo y agredirlo no lo dejaba dormir, pero no le había dicho nada a Declan del insomnio. Era una experiencia que no quería repetir.

Pero ahora lo importante era Oliver. Estrechó su mano.

—Eso sí, lo más importante es que cuides tus sentimientos —insistió—. Te puedo garantizar que es necesario. Sino, antes de que te des cuenta estarás preguntándote qué hacer con tus sentimientos mientras no te atreves a decirle a la persona con la que vives lo que sientes de verdad. No te lo recomiendo.

Se encogió de hombros, porque Oliver ya tenía suficiente contexto para entender de lo que estaba hablando.

Ya nadie en la estación de policía se sorprendía cuando Declan decía que iba a salir a su hora, en lugar de horas las horas extra como era costumbre. Pero, desde que Wang estaba viviendo con él, Declan tan sólo trabajaba en sus horarios establecidos a menos que hubiera una emergencia. Hasta ahora Adam era el único que se lo había dicho abiertamente, pero Declan no era estúpido, se imaginaba que habían habladurías al respecto en su trabajo.

Antes de llegar por el apartamento, pasó por el supermercado. Wang iba a incorporarse al trabajo pronto, pero Declan quería ahorrarle el esfuerzo de tener que prepararse el almuerzo, así que estaba haciendo algo que jamás en la vida pensó hacer para sí mismo: iba a cocinar para la semana. Su esposa llegó a hacerlo en varias ocasiones para él y Sophie, pero Declan se desconoció cuando tomó aquella decisión, pero estaba convencido de que no quería que Wang siguiera esforzándose más de la cuenta.

Cuando llegó a casa, lo primero que le llamó al atención fue escuchar voces aparte de Wang. Declan estuvo a punto de ponerse en guardia, pero recordó que Wang le había mencionado que Oliver iba a visitarlo durante el día. Así que dejó justo todos los paquetes en la cocina antes de cerciorarse que estaba en lo cierto.

“Me gustaría conocerlo, pero no sé si Declan me deje salir pronto”.

Declan se quedó a medias en el pasillo, viendo la puerta entrecerrada al escuchar la voz de Wang. Se sintió un poco culpable, porque no pretendía que Wang se sintiera atrapado en un apartamento. Quizás estaba exagerando, pero era la única manera de mostrarle lo preocupado que estaba.

“Te puedo garantizar que es necesario. Sino, antes de que te des cuenta estarás preguntándote qué hacer con tus sentimientos mientras no te atreves a decirle a la persona con la que vives lo que sientes de verdad. No te lo recomiendo.”

Pero aquellas palabras lo dejaron paralizado por completo, justo cuando su mano rozó el marco de la puerta. ¿De qué estaba hablando Wang exactamente? Declan frunció el ceño, sintiéndose como un intruso, porque no se suponía que estuviera escuchando esta conversación de Wang con su amigo. Pero, ¿a qué se refería? ¿Qué sentimientos? ¿Estaba hablando sobre Oliver? ¿Sobre él mismo?

Antes de meter la pata y ser descubierto, Declan esperó un par de segundos antes de tocar la puerta entreabierta y asomarse, atrayendo la atención hacia él. Oliver se giró y le hizo un gesto de saludo, pero los ojos de Declan se fijaron en Wang, quien estaba descansando en la cama. Declan le sonrió, encontrando sus miradas.

—No te dije, pero salí más temprano —dijo Declan, luego dirigiéndose a Oliver—. Gracias por venir a hacerle compañía a Wang, Oliver. Y espero que lo hayas convencido de que regrese al hospital solamente cuando esté recuperado.

Declan rio cuando escuchó la queja de Wang apenas terminó la frase. Todo parecía tranquilo, pero Declan no podía sacarse de la cabeza lo que había oído.

Wang se sobresaltó cuando escuchó llegar a Declan. No lo esperaba tan temprano y había estado hablando con total libertad, como si estuvieran solos. Intentó recordar exactamente sus palabras, para decidir si había dicho algo que resultaría comprometedor que hubiera escuchado.

Se incorporó rápidamente, lo que le generó una punzada de dolor que se esforzó en disimular a pesar de que acababa de torcer el gesto un momento.

—¡Declan! —exclamó. —No tenía idea de que podrías salir temprano, estábamos aquí hablando nada más...

Se sintió un poco culpable, por lo general si estaba en casa intentaba cocinar algo para cuando Declan llegara. Había pensado que Oliver ya se habría ido para su regreso, porque aunque había dicho que estaba bien que recibiera personas no sabía cómo se sentiría de estar ahí al mismo tiempo que su visita.

—Oliver ha sido muy bueno conmigo —le aseguró—. Y creo que sí que queire que descanse más, pero sabe el tipo de paciente que soy y ha sido realista..

Siempre decían que no había peor paciente que otro médico. Se preguntó cómo sería el Jess de Oliver. ¿Iba a seguir el tratamiento? Esto que estaba haciendo, ¿valdría la pena? ¿Iba a aprovechar la oportunidad de oro que le estaba dando Oliver? No quedaba otra opción que confiar en el criteiro de su amigo.

La verdad le alegraba que Declan y Oliver se conocieran. De alguna forma hacía más real todo lo que estaba pasando.

—¿Te fue bien? —preguntó, intentando desviar la converseación de su estado—. Supongo que no fue un día tan ajetreado si pudiste salir temprano. Me alegra.

Le dedicó a Declan una sonrisa, y después se giró a mirar a Oliver, preguntándose si estaba notando de lo que le había hablado. Wang sentía claramente cómo estaba perdido en esta vida cotidiana y no quería dejarla, aunque no le hiciera bien.

Wang, además de sorprendido por su presencia, no parecía que se hubiera dado cuenta de que había escuchado parte de su conversación. Tampoco lo parecía Oliver, quien lo saludó enfáticamente con un gesto y luego se volteó hacia su amigo, quien acababa de llamarse a sí mismo un pésimo paciente. Aquello le arrancó una sonrisa sincera a Wang, pues en eso también se parecían.

Él odiaba estar enfermo, odiaba tener que cuidarse y depender de otros, lo de seguir instrucciones médicas no era lo suyo, así que podía entender a Wang.

—¡Te dije que tienes que descansar! No pasará nada si faltas un día más al trabajo —escuchó decir a Oliver, quien ahora lo miraba de reojo—. De seguro que Declan estará de acuerdo conmigo.

Declan alzó ambas cejas y asintió a las palabras de Oliver, que parecía encantado con que él acabara de darle la razón. Wang, en cambio, parecía afectado, por lo que Declan pronunció la sonrisa.

—Estoy de acuerdo con que pases un día más en reposo. Pero me alegra tener la opinión de un médico —dijo Declan, a quien le agradaba mucho que Oliver estuviera en casa. Wang tenía todo el derecho a recibir a sus amigos allí y a sentirse acompañado. Era la prueba de que se sentía más cómodo en el apartamento y eso lo dejaba tranquilo—. Dejé todo en orden, no te preocupes, todo está bien. De hecho, Oliver, esperaba que pudieras quedarte a cenar. Te agradezco mucho que hayas venido a cuidar de Wang y también a hacerle compañía.

Oliver se encogió de hombros e hizo un gesto para restarle importancia a sus palabras, pero Declan lo decía en serio. Estaba muy agradecido.

—En verdad no fue nada, te tomaré la palabra de la cena en otra ocasión. Creo que ahora dejaré a Wang descansar, me quedo tranquilo porque sé que se quedará contigo —afirmó Oliver, dándole a Wang una palmadita amistosa en el hombro.

Wang agradeció de todo corazón la invitación de Declan a Oliver para que se quedara a cenar. Sin embargo, cuando este declinó le entristeció un poco. Le habría gustado mucho compartir un rato con los dos, habría ayudado a hacer todo más real, y le habría gustado que Oliver conociera a Declan un poquito más.

Pero también lo comprendía. Después de lo que le acababa de decir seguro que también sería incómodo para él.

—Cuando esté mejor te invito a cenar y cocino para los tres —ofreció Wang con sincero agradecimiento. —¿Les parece un buen plan?

Casi se lo podía imaginar. Haría una lasagna y se sentarían los tres a la mesa.

—Declan, y asegúrale que voy a estar bien —le pidió, dirigiéndole una mirada a Declan—. Ya le dije que tú me cuidas muy bien.

Habría tenido el impulso de tomar la mano de Declan para hacerle esa petición, pero estaba algo lejos todavía, porque se había quedado en la puerta al entrar.

Suspiró, mientras se resignaba a que Declan no lo iba a dejar ayudarle con la comida, más que Oliver decía que se iba para dejarlo descansar.

Wang no terminaba de procesar que le había pasado esto, y seguía preocupándose de qué pasaría con él a futuro. Pero tampoco había querido agobiar a Oliver con eso. ¿Estaría seguro? ¿No iba a repetirse esto?