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Juno
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I feel it more the further that I get
I have wandered long enough to know how good a good thing wasEl cuarteto maravilla viene de aquí y aquí porque en Mississipi se vive mejor que en Panem.
O eso dicen.
Elliot guarda los mejores recuerdos de su infancia en el condado de Monroe, en la granja de sus abuelos, donde toda la familia iba a pasar el verano desde la capital de Mississipi. Movido por la nostalgia, es el único de sus hermanos que alza la voz cuando se habla de vender el terreno, después de la muerte del abuelo. Aunque parece una movida lógica, porque los Thorpe necesitan el dinero de la venta, Elliot consigue convencer a sus hermanos de que le den plazo de unos meses para echar a andar la granja otra vez.
El problema es que Elliot, aunque está cargado de buenas intenciones, no tiene la más mínima idea de cómo hacer funcionar la granja luego del completo estado de abandono en que ésta se encuentra. En todos estos intentos, parece que en lugar de hacer progresos lo único que consigue es causarle contratiempos a su vecino, Terrence Payne, quien lo único que quiere es que lo dejen en paz para poder dedicarle tiempo a sus cultivos. Terrence no tiene idea de cómo termina involucrado con los vanos intentos de Elliot por hacer arrancar la granja, que cada día que pasa parece un caso perdido. Pero, con el trato diario, Terrence no puede evitar tomarle algo de cariño, en especial porque Elliot, quién sabe por que razón, siempre parece gravitar a su alrededor.
Sin embargo, el resto de los Thorpe continúan viviendo en Jackson, Mississipi, haciendo todo lo posible por encontrar un vendedor para la granja lo antes posible. Zane, el mayor de los hermanos, no tiene tiempo para las fantasías de Elliot para revivir la granja cuando sabe que lo práctico es recibir dinero que ayude con la precaria situación de su familia. Enfocado únicamente en ayudar a su padre enfermo y al resto de la familia, la vida de Zane se ve interrumpida de pronto por la llegada de Meda, la ahijada de su jefe, venida directamente desde New York.
Meda parece sacada de un reino de algodón y purpurina, que no encaja en un sitio rural y opaco como aquel. Pero, para ella, es el lugar perfecto para sanar un corazón roto. Después de que tu prometido, con el que has imaginado una vida perfecta, te deja a las puertas del altar, la única salida que te queda es retroceder y alejarte de aquello que tanto daño te causa.
Cuatro planes completamente perfectos, ¿qué podría salir mal?
× × × × × × × × × × × × × × × × × × × × × ×
C A P Í T U L O S
Terrence Payne
Agricultor — Michael B. Jordan — Minerva
Elliot Thorpe
Granjero — Timothée Chalamet — Juno
Andromeda Lunt
Modelo — Anya Taylor Joy — Juno
Zane Thorpe
Ebanista — Dan Stevens — Minerva
ORIGINAL — REALISTA — 1 x 1 — Minerva & Juno
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Fences
Chapter I
"Seis meses Elliot, ¿entiendes? Seis meses. No entiendo a qué te aferras, la granja está tan muerta como el abuelo, es mejor que usemos ese dinero."
Elliot recordaba a la perfección las palabras, pero sobre todo, la expresión iracunda de su hermano. Cuando Zane no estaba de acuerdo en algo, siempre decía su opinión. Aunque sabía que su hermano tenía razón en que necesitaban el dinero, que vender la propiedad era una forma fácil de obtenerlo, le habría gustado que Zane se pusiera en su lugar por un instante. Al menos, le había dado seis meses de gracia y también le dejó la vieja camioneta para que viajase a Monroe. Su hermana Sue había estado también de acuerdo, incluso si ella estaba necesitada de dinero porque estaba esperando otro bebé y era la única que aportaba algo en su casa, porque su marido seguía sin empleo.
La única que lloró con su partida fue Rosie, pero Elliot le prometió que le mandaría mensajes todos los días. Había sido una promesa con toda su mejor intención, pero lo primero que comprobó al llegar la noche anterior, era que la señal del teléfono era espantosa. Cuando despertó aquella mañana, al menos los mensajes que le envió a Rosie los había recibido. Elliot tuvo que recordarle que estaba a poco más de una hora de viaje a Jackson y que iría a visitarla los fines de semana.
Después de desayunar, Elliot hizo un recuento de daños y, la verdad, se detuvo hasta que llegó al número diez. Había realmente mucho por hacer, tanto dentro de la casa como fuera de ella. Podía sentir el tono de reprobación de Zane sobre él, diciéndole que estaba cometiendo una estupidez. Que, de hecho, ni siquiera tendría que estar ahí, que debió haberse ido a la universidad como algunos de sus amigos al graduarse del colegio.
Pero Elliot estaba convencido de que no era lo bastante listo como para la universidad y, además, en ese momento su madre llevaba poco tiempo de muerta y su padre seguía muy enfermo. Aunque Zane quisiera, no podía multiplicar su salario lo suficiente. Elliot jamás podría hacerle eso a su hermano, ni al resto de la familia. Quizás estaba aferrado a esa granja tan desesperadamente porque representaba esa parte de su infancia en la que su familia había sido feliz de verdad.
Repararía la granja, por algún sitio tendría que empezar. Como al salir al patio lo primero que vio fue aquella valla que estaba caída hacia un costado, decidió que empezaría por allí. El problema fue que Elliot, al intentar moverla, uso más fuerza de la necesaria creyendo que estaba atascada. En lugar de eso, vio desesperadamente cómo la valla caía al piso, con gran estruendo, llevándose consigo también varios de los alambres que componían el resto de la cerca, que sí estaba en buen estado.
Mierda.
08:30AM — Granja Thorpe — Monroe County — Elliot
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Fences
Chapter I
Cada vez las cosas eran más difíciles en la plantación. Terrence sabía que podría sacar alguna ganancia de los cultivos de ese año, pero no daba suficiente para vivir bien. Estaba a la espera de las cuentas que iba a realizar su hermana, quien no sabía nada de cultivos pero era muy buena contadora. Ya le había dicho que lo ideal sería extenderse, pero no tenían capital para comprar más tierras.
Lo que a largo paso podía ser un problema, porque al parecer los Thorpe al fin iban a vender su granja, y habría sido el terreno ideal para ellos. Excepto porque no tenían dinero y nada impedía que lo comprara alguien más que viniera a echar a perder la tierra.
Su hermana, que era la religiosa de la familia, estaba pensando realmente en hacer una promesa para que el terreno no cayera en manos perjudiciales para ellos.
Así que cuando escuchó ruido en la granja vecina al final de la jornada, pensó que finalmente su pesadilla se iba a hacer realidad. Se dijo a sí mismo que se quedaría en el interior de la casa y no saldría a curiosear, no quería amargarse la vida desde ahora. Sin embargo, cuando escuchó un estruendo que sonaba casi en su propiedad no pudo esperar más.
Corrió al exterior, y se encontró a un chico joven y guapo viendo con horror la cerca destruida. Estaba mala desde hacía algún tiempo, pero com no había nada en la granja que pudiera pasar a sus cultivos no lo había priorizado. Pero no estaba tan mal.
—¡¿Pero qué hiciste?!—exclamó, mientras se acercaba corriendo.
Se llevó las manos a la cabeza al ver la parte de la cerca que ahora había que arreglar. Luego miró al chico, quien parecía asustado, y demasiado joven para estarse encargando solo de algo así.
Frunció el ceño. Había visto a ese chico antes. Si no se equivocaba... era uno de los Thorpe.
¿Cierto?
Terrence había crecido en aquella casa, y en la granja de la par había siempre un montón de hermanos, aunque por lo general no p odían tratar con ellos.
Daba igual. Fuera un Thorpe o un empleado de estos, tendría qeu arreglar esa cerca ahora que la había dañado.
08:30AM — Granja Thorpe — Monroe County — Terrence
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Fences
Chapter I
Cuando era pequeño, Elliot lloraba muchísimo. Sue siempre le decía, con un tono muy condescendiente, que había sido muy sentimental desde que era niño. Con el tiempo, Elliot había hecho un gran esfuerzo por reprimir el llanto, para no angustiar más a su familia. Solía sonreír, incluso si estaba triste, para alegrar a su madre cuando se puso muy enferma y después para alegrar a Rosie, porque era la más pequeña y sólo Elliot tenía el tiempo para jugar con ella.
Pero ahora, justo en este momento, Elliot tenía ganas de llorar. Sabía que había hecho un desastre y que ahora no sólo tendría que reparar su parte de la cerca, sino que tendría que pagarle a su vecino por el desastre que había hecho. Elliot lo miró arrepentido, haciendo un esfuerzo por mantener la compostura. Si se ponía a llorar en este instante, simplemente empeoraría todo.
Elliot recordaba al señor Payne y sus hijos, él y su abuelo habían sido vecinos prácticamente por la eternidad. Su vecino era lo bastante joven como para ser uno de los hijos del señor Payne. Terrence. Elliot recordaba su nombre porque siempre fue bueno con los nombres y rostros y también porque decenas de veces le preguntó al abuelo si podía ir a la granja vecina a jugar. La respuesta solía ser negativa la mayor parte del tiempo.
—Lo siento... —dijo Elliot, con un hilo de voz, mientras retrocedía para recuperar distancia entre él y su vecino—. ¡Lo repararé! De verdad lo siento mucho, tan sólo estaba inspeccionando la valla, no quería causar molestias. ¡Fue un accidente! Pagaré por la reparación, señor Payne.
Elliot sentía cómo las palabras salían de su boca sin filtro alguno. Luego se dio cuenta de que lo había llamado por su apellido, asumiendo su identidad. ¿Y si no era de la familia Payne? Que Elliot supiera, ellos no habían vendido, pero eso no significaba que fuera uno de los miembros de la familia. Podían tener trabajadores en la planta, porque sus terrenos sí que eran funcionales todo el año. Elliot había visto los cultivos mientras manejaba de camino a la granja de su abuelo.
Era un terreno precioso, se notaba que le habían metido cariño durante muchos años. Era lo que Elliot soñaba con hacer con la granja de su abuelo. Pero, considerando el inicio que había tenido, empezaba a dudar de sus capacidades.
Pero ahora, justo en este momento, Elliot tenía ganas de llorar. Sabía que había hecho un desastre y que ahora no sólo tendría que reparar su parte de la cerca, sino que tendría que pagarle a su vecino por el desastre que había hecho. Elliot lo miró arrepentido, haciendo un esfuerzo por mantener la compostura. Si se ponía a llorar en este instante, simplemente empeoraría todo.
Elliot recordaba al señor Payne y sus hijos, él y su abuelo habían sido vecinos prácticamente por la eternidad. Su vecino era lo bastante joven como para ser uno de los hijos del señor Payne. Terrence. Elliot recordaba su nombre porque siempre fue bueno con los nombres y rostros y también porque decenas de veces le preguntó al abuelo si podía ir a la granja vecina a jugar. La respuesta solía ser negativa la mayor parte del tiempo.
—Lo siento... —dijo Elliot, con un hilo de voz, mientras retrocedía para recuperar distancia entre él y su vecino—. ¡Lo repararé! De verdad lo siento mucho, tan sólo estaba inspeccionando la valla, no quería causar molestias. ¡Fue un accidente! Pagaré por la reparación, señor Payne.
Elliot sentía cómo las palabras salían de su boca sin filtro alguno. Luego se dio cuenta de que lo había llamado por su apellido, asumiendo su identidad. ¿Y si no era de la familia Payne? Que Elliot supiera, ellos no habían vendido, pero eso no significaba que fuera uno de los miembros de la familia. Podían tener trabajadores en la planta, porque sus terrenos sí que eran funcionales todo el año. Elliot había visto los cultivos mientras manejaba de camino a la granja de su abuelo.
Era un terreno precioso, se notaba que le habían metido cariño durante muchos años. Era lo que Elliot soñaba con hacer con la granja de su abuelo. Pero, considerando el inicio que había tenido, empezaba a dudar de sus capacidades.
08:30AM — Granja Thorpe — Monroe County — Elliot
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Chapter I
Terrence sintió que le caían dos décadas más encima cuando el chico lo llamó "señor Payne". El único señor Payne que conocía era su padre.
—¿Eres uno de los chicos Thorpe?—preguntó, sin estar seguro, pero sospechando que por eso conocía el apellido de su familia.
Además, si era un Thorpe no creía que tuviera ni la habilidad ni el dinero de reparar esa cerca. Miró a su alrededor inquieto. Lo mejor que podía hacer era ponerse a arreglarla de inmediato, antes de que los animales cruzaran de una propiedad a otra.
—Yo voy a reparar esto, puedes ayudar si quieres—declaró con resolución.
Tenía algunos materiales en la bodega. Creía que podía remendar aquel entuerto con eso, y poco a poco ir mejorando su arreglo. No había pensado invertir así su tarde, pero parecía que ahora no tendría opción.
Tal vez el terreno no iba a llegar a malas manos, pero tal vez los Thorpe tampoco eran tan buenos vecinos cuando sí estaban presentes. ¿Qué hacía aquel chico con pinta de citadino ahí?
Solo ver su cabello largo y desordenado, y su cutis perfecto, no pertenecía en el campo. Así que se preguntaba qué rayos estaba haciendo allí.
Miró sus manos con suspicacia. Se veían limpias y suaves, seguro que nunca habían hecho trabajo duro antes, y no sabía si se le daría bien hacerlo.
Esperaba que fuera una ayuda y no un incordio.
Un ayudante que no sabía lo que hacía podía atrasar todo el trabajo y obligarlo a hacerlo de nuevo.
08:30AM — Granja Thorpe — Monroe County — Terrence
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Chapter I
Elliot reconocía a la perfección el cosquilleo de angustia que tenía en la boca del estómago. Terrence Payne lo estaba mirando de la misma manera que la gente de Jackson miraba a su familia, pues los problemas económicos del clan Thorpe eran bastantes conocidos. A Elliot le habían dicho alguna vez en la escuela que sus padres tenían igual de hijos que deudas. Podría decirse que estaba acostumbrado, Jackson era una ciudad pequeña, las intimidades de todo el mundo terminaban conociéndose. Aquí, en la granja de su abuelo, suponía que era parecido, Monroe era todavía más pequeño que la ciudad de donde Elliot provenía.
Aún así, si había algo que Elliot había aprendido a lo largo de su vida, era que no podía cambiar ni quién era, ni tampoco lo que conllevaba ser parte de su familia. Así que asintió, con una media sonrisa, aparentando una tranquilidad que en realidad no tenía.
—Me llamo Elliot —dijo, fijándose en él con detenimiento y atreviéndose a probar suerte—. Tú eres Terrence, ¿cierto? Te recuerdo a ti y a tu hermana, los veranos que veníamos a pasarlos aquí. Teníamos edades parecidas y solía preguntarle a papá si podíamos jugar juntos, pero mis peticiones nunca prosperaron.
Elliot nunca había entendido si su padre y el señor Payne, el padre de Terrence, se llevaban mal por alguna rencilla de tierras o si tan sólo el abuelo era demasiado huraño y no le gustaba llevarse con sus vecinos. De cualquier forma, las propiedades colindaban y Elliot sabía perfectamente quién era Terrence y también su hermana. ¿Estarían viviendo los dos en la granja de al lado?
A Elliot le parecería maravilloso tener vecinos, pues así no se sentiría tan solo. Él estaba acostumbrado a vivir rodeado de gente, incluso si en su casa no tenía privacidad, imaginándose el silencio y la soledad sería terrible.
—¿Vas a repararlo? —preguntó horrorizado, porque era bastante injusto, pues había sido Elliot el culpable—. Puedo… puedo ayudarte, también puedo pagarte los materiales. De verdad lo siento mucho, no era mi intención.
Elliot sabía que las disculpas no reparaban vallas, ni tampoco representaban gran cosa, pero quería que supiera que sus intenciones eran buenas. Que trataría de ser un buen vecino a partir de ahora. Incluso si todavía no le había dicho que pensaba quedarse allí tiempo completo.
Aún así, si había algo que Elliot había aprendido a lo largo de su vida, era que no podía cambiar ni quién era, ni tampoco lo que conllevaba ser parte de su familia. Así que asintió, con una media sonrisa, aparentando una tranquilidad que en realidad no tenía.
—Me llamo Elliot —dijo, fijándose en él con detenimiento y atreviéndose a probar suerte—. Tú eres Terrence, ¿cierto? Te recuerdo a ti y a tu hermana, los veranos que veníamos a pasarlos aquí. Teníamos edades parecidas y solía preguntarle a papá si podíamos jugar juntos, pero mis peticiones nunca prosperaron.
Elliot nunca había entendido si su padre y el señor Payne, el padre de Terrence, se llevaban mal por alguna rencilla de tierras o si tan sólo el abuelo era demasiado huraño y no le gustaba llevarse con sus vecinos. De cualquier forma, las propiedades colindaban y Elliot sabía perfectamente quién era Terrence y también su hermana. ¿Estarían viviendo los dos en la granja de al lado?
A Elliot le parecería maravilloso tener vecinos, pues así no se sentiría tan solo. Él estaba acostumbrado a vivir rodeado de gente, incluso si en su casa no tenía privacidad, imaginándose el silencio y la soledad sería terrible.
—¿Vas a repararlo? —preguntó horrorizado, porque era bastante injusto, pues había sido Elliot el culpable—. Puedo… puedo ayudarte, también puedo pagarte los materiales. De verdad lo siento mucho, no era mi intención.
Elliot sabía que las disculpas no reparaban vallas, ni tampoco representaban gran cosa, pero quería que supiera que sus intenciones eran buenas. Que trataría de ser un buen vecino a partir de ahora. Incluso si todavía no le había dicho que pensaba quedarse allí tiempo completo.
08:30AM — Granja Thorpe — Monroe County — Elliot
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Chapter I
Terrence miró al chico con atención. Si lo pensaba bien, tal vez sí que lo recordaba. Uno de los chicos de los Thorpe era un niño pequeño, delgado, de ojos enormes y cabello rizado oscuro. Había sido un niño muy bonito, muy dulce a la par del mal encaraado de su hermano mayor, más parecido a las niñas que recordaba.
—Sí, soy Terrence—aceptó. Luego carraspeó, avergonzado. —Sin embargo, aunque te recuerdo de niño, no puedo recordar ahora mismo tu nombre.
Le daba pena ser tan mal vecino y tener tan mala memoria. Nunca los había tratado demasiado.
Miró la cerca con atención. Lo mejor era ponerse manos a la obra de inmediato antes de que el daño fuera mayor.
—Si vas a ayudarme con la cerca deberías pasar de este lado para que vayamos por los materiales al cobertizo—señaló, dispuesto a ponerse a trabajar de inmediato.
Se hizo hacia atrás y le tendió una mano para ayudarlo a pasar.
Lo que no contó fue con que en ese momento su perro Duke se acercó ladrando, seguro atraído por el olor de un extraño a punto de entrar en la propiedad.
Pero, ¿a quién engañaba? Duke no era un perro guardían. Pero era juguetón y acababa de encontrar a alguien nuevo con quién jugar. A juzgar por la forma en que movía la cola justo a eso era a lo que venía.
08:30AM — Granja Thorpe — Monroe County — Terrence
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Chapter I
Elliot pronunció la sonrisa al saber que sí recordaba bien el nombre de Terrence. Era un nombre bonito. Sí que había olvidado cómo se llamaba su hermana, eso decía que su memoria no era infalible. Lo que sí recordaba, era que Terrence era el menor. Su hermana tenía una edad parecida a la de Zane o Sue.
Se sonrojó cuando él le dijo que, efectivamente, no se acordaba de su nombre. ¡Elliot no esperaba que lo hiciese! Después de todo, nunca llegaron a ser realmente amigos.
—Elliot… —repitió, con una sonrisa nerviosa—. Me llamo Elliot.
Soltó un respingo cuando se dio cuenta de que Terrence le estaba pidiendo que cruzara de su lado de la cerca. Con cuidado, Elliot alzó las piernas para pasar por el alambre que se había caído y se adentró al terreno de los Payne. Aunque no quería parecer un maleducado, miró a su alrededor con mucha curiosidad. El terreno parecía mucho más verde que el suyo, la hierba estaba bien cortada y se veían los sembradíos hacia su izquierda. Se notaba que, con ayuda o sin ella, Terrence estaba haciendo un buen trabajo.
Estaba a punto de seguir los pasos de Terrence, para acompañarlo a buscar los materiales. Sin embargo, fueron interrumpidos por los ladridos de un perro. El animal se acercó de manera muy amistosa, movía la cola con mucha familiaridad. Elliot se quedó mirándolo por un instante, pensando si estaría bien acercarse. Pero el perrito parecía encantado y fue él mismo quien se acercó.
—¡Hola…! —comentó con una sonrisa. No lo pensó mucho antes de arrodillarse frente al perro. El animal parecía realmente amistoso y antes de que Elliot pudiera evitarlo, éste dio un salto y colocó ambas patas delanteras sobre su pecho. Empezó a lamerlo y hacerle cosquillas—. ¡Qué amistoso eres! ¿Es tu mascota?
Elliot se sintió avergonzado, pues la pregunta parecía obvia. Acarició el lomo del animal, quien siguió lamiéndolo con emoción.
Se sonrojó cuando él le dijo que, efectivamente, no se acordaba de su nombre. ¡Elliot no esperaba que lo hiciese! Después de todo, nunca llegaron a ser realmente amigos.
—Elliot… —repitió, con una sonrisa nerviosa—. Me llamo Elliot.
Soltó un respingo cuando se dio cuenta de que Terrence le estaba pidiendo que cruzara de su lado de la cerca. Con cuidado, Elliot alzó las piernas para pasar por el alambre que se había caído y se adentró al terreno de los Payne. Aunque no quería parecer un maleducado, miró a su alrededor con mucha curiosidad. El terreno parecía mucho más verde que el suyo, la hierba estaba bien cortada y se veían los sembradíos hacia su izquierda. Se notaba que, con ayuda o sin ella, Terrence estaba haciendo un buen trabajo.
Estaba a punto de seguir los pasos de Terrence, para acompañarlo a buscar los materiales. Sin embargo, fueron interrumpidos por los ladridos de un perro. El animal se acercó de manera muy amistosa, movía la cola con mucha familiaridad. Elliot se quedó mirándolo por un instante, pensando si estaría bien acercarse. Pero el perrito parecía encantado y fue él mismo quien se acercó.
—¡Hola…! —comentó con una sonrisa. No lo pensó mucho antes de arrodillarse frente al perro. El animal parecía realmente amistoso y antes de que Elliot pudiera evitarlo, éste dio un salto y colocó ambas patas delanteras sobre su pecho. Empezó a lamerlo y hacerle cosquillas—. ¡Qué amistoso eres! ¿Es tu mascota?
Elliot se sintió avergonzado, pues la pregunta parecía obvia. Acarició el lomo del animal, quien siguió lamiéndolo con emoción.
08:30AM — Granja Thorpe — Monroe County — Elliot
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Chapter I
Elliot.
Sí que le sonaba ese nombre haber escuchado a los niños al otro lado de la cerca jugando y llamándose entre sí. Terrence sabía que él nunca había sido el más sociable del vecindario, así que no le extrañaba que no se hubieran tratado antes.
Al parecer sí que estaba dispuesto a arreglar la cerca con él, dado que pasó al otro lado con la mejor disposición. Pero Duke debió pensar que venía a visitarlo a él, a juzgar por la manera en que se acercó juguetón.
Duke era todo lo sociable que Terrence nunca había sido.
—Sí, es mi mascota... es demasiado amistoso—señaló. —Un día llegó aquí y decidió quedarse. Mi hermana dice que él me adoptó a mí. Mis sobrinos lo adoran.
Se agachó, y Duke pareció encantado con la idea de tener la atención total de los dos. Movía la cola rápidamente e intentaba chuparles la cara a ambos. Terrence lo acarició en el cuello y luego se levantó.
—Tenemos que movernos, o Duke va a creer que estás aquí solo para jugar con él y no avanzaremos con la cerca—le advirtió.
Empezó a caminar hacia el garage y Duke se dividió entre ladrarle a uno y al otro. Por suerte, Elliot parecía dispuesto a segurilo.
—¿Has reparado una cerca antes?—preguntó con suspicacia.
Realmente tenía la impresión de que Elliot no tenía idea de lo que estaba haciendo.
08:30AM — Granja Thorpe — Monroe County — Terrence
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Chapter I
El perro de Terrence le parecía un animal adorable, era cierto que no parecía precisamente un perro guardián, pero tenía el temperamento que a Elliot le gustaba. Era amistoso y parecía muy juguetón, pero, por la cara que tenía Terrence, le parecía que preferiría que cumpliera más su papel y le ladrara a los desconocidos. Elliot no podía quejarse, estaba encantado. A él le hubiera encantado seguir teniendo mascotas, pero después de que murió el perro que era de su madre y la vieja gata que lo acompañó hasta que se graduó del colegio, los Thorpe no volvieron a tener mascotas.
Elliot sabía que podía ser responsable y, si Rosie quería, ayudarla a tener un perrito, pero no se atrevería a meter un animal en su casa si no estaban todos de acuerdo.
—¿Así que te llamas Duke? —dijo, rascándole la barbilla. Elliot tenía todas las manos llenas de la baba de Duke, sentía cosquillas en la piel, pero no le molestaba en absoluto—. Tienes toda la pinta de que eres un buen chico. Debe ser maravillosa compañía.
Sin embargo, cuando volvió la vista hacia Terrence, éste lo estaba mirando con mucha seriedad. Elliot se avergonzó, pues no podía perder de vista por qué estaba ahí en primer lugar. Porque había hecho un desastre con la cerca. Cuando miró de nuevo lo que había hecho, se incorporó despacio, olvidándose de Duke por un instante y mirando a Terrence con actitud arrepentida.
Lo peor de todo, era que no tenía la más mínima idea de cómo reparar una cerca. Seguro que si buscaba en su teléfono podría encontrar algún video que lo ayudara, pero no podía improvisar con la cerca de los Payne.
—No, la verdad es que… no estoy muy familiarizado —confesó apenado, sabiendo que Terrence iba a fastidiarse más todavía. ¿Quién destruye algo que no puede reparar? Alguien como Elliot, evidentemente—: Pero en casa solía reparar cosas, una vez tuve que rehacer las patas de una silla y funcionó bastante bien. Te prometo que no estorbaré, seguiré todas tus instrucciones.
Lo que Elliot no le había dicho, por supuesto, era que la silla que reparó era de Rosie, era diminuta y práctica, no tenía demasiada complejidad.
Elliot sabía que podía ser responsable y, si Rosie quería, ayudarla a tener un perrito, pero no se atrevería a meter un animal en su casa si no estaban todos de acuerdo.
—¿Así que te llamas Duke? —dijo, rascándole la barbilla. Elliot tenía todas las manos llenas de la baba de Duke, sentía cosquillas en la piel, pero no le molestaba en absoluto—. Tienes toda la pinta de que eres un buen chico. Debe ser maravillosa compañía.
Sin embargo, cuando volvió la vista hacia Terrence, éste lo estaba mirando con mucha seriedad. Elliot se avergonzó, pues no podía perder de vista por qué estaba ahí en primer lugar. Porque había hecho un desastre con la cerca. Cuando miró de nuevo lo que había hecho, se incorporó despacio, olvidándose de Duke por un instante y mirando a Terrence con actitud arrepentida.
Lo peor de todo, era que no tenía la más mínima idea de cómo reparar una cerca. Seguro que si buscaba en su teléfono podría encontrar algún video que lo ayudara, pero no podía improvisar con la cerca de los Payne.
—No, la verdad es que… no estoy muy familiarizado —confesó apenado, sabiendo que Terrence iba a fastidiarse más todavía. ¿Quién destruye algo que no puede reparar? Alguien como Elliot, evidentemente—: Pero en casa solía reparar cosas, una vez tuve que rehacer las patas de una silla y funcionó bastante bien. Te prometo que no estorbaré, seguiré todas tus instrucciones.
Lo que Elliot no le había dicho, por supuesto, era que la silla que reparó era de Rosie, era diminuta y práctica, no tenía demasiada complejidad.
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Chapter I
Al parecer Duke estaba encantado con su nuevo vecino, y parecía ser mutuo.
Por suerte, Elliot parecía dispuesto a centrarse en el trabajo que tenían por delante, aunque Terrence se temía que su entusiasmo no equivalía a su habilidad o experiencia como para hacer un trabajo eficiente con esa cerca.
Quizá se estaba apresurando a juzgarlo, su hermana decía que tenía ese defecto de esperar lo peor de las otras personas. Pero por ahora, sería prudente y no le dejaría nada del trabajo más importante, solo aceptaría su ayuda como un apoyo.
—Yo he reparado varais veces la cerca—le informó. —Así que por ahora vamos a traer los materiales y déjame encargarme del trabajo de reparación: observa y aprenderás para la siguiente vez.
Tampoco podía reclamarle demasiado, no era como que todo fuera culpa de Elliot. Esa cerca siempre había estado en pobres condiciones, si no, no habría podido botarla tan fácil.
Fueron hasta el cobertizo. Podía escuchar las patitas de Duke siguiéndoles el ritmo mientras los acompañaba olfateando todo con curiosidad. Terrence buscó las tablas de madera que necesitarían, los clavos, el martillo, el serrucho... Fue apilando todo y le dio a Elliot instrucciones de llevarlo hasta el punto de la cerca que debían reparar.
Tan solo esperaba que no lloviera antes de que terminaran.
—Siempre puedes invitar el café cuando terminemos—le comentó a Elliot en tono de broma. Tampoco quería que se sintiera presionado. —O te invito yo, para darte la bienvenida.
Añadió aquello último porque le preocupó de repente haberlo puesto en un compromiso, quién sabe para que tuviera la casa equipada ya.
Sí, tal vez era mejor que lo invitara él por ahora. Eso si terminaban la cerca con éxito y no discutían en el proceso. Terrence sabía que él no era precisamente el mejor en trabajar con otras personas.
08:30AM — Granja Thorpe — Monroe County — Terrence
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Chapter I
Elliot no dijo nada cuando Terrence le dio las instrucciones. Parecía muy serio al respecto y él no olvidaba que tenía toda la razón de estar molesto, porque Elliot había arruinado la cerca y con creces. Le siguió hasta el cobertizo, no pudo evitar echar un vistazo rápido, dándose cuenta de que allí todo parecía estar bastante ordenado. A Elliot le dolió compararlo con lo que estaba dentro de su casa, porque no tenía ni punto de comparación. Él tenía demasiado trabajo que hacer, empezando por la casa.
Terrence siguió dándole instrucciones, mientras que Elliot sostuvo lo mejor que pudo todas las herramientas que iban a necesitar. Elliot las balanceó con mucho cuidado y caminó despacio, para que no se le fuera a caer la caja de herramientas y también el resto de materiales que Terrence le había dado. Fue difícil porque no conocía el terreno y Duke no dejó de revolotear a su alrededor.
Elliot estaba pasándole con calma las herramientas a Terrence, mientras veía cómo este tiraba de los alambres que ya estaban todos rotos y viejos, se movía con mucha soltura. Le había dicho que ya había reparado antes la cerca, se notaba que Terrence sabía lo que estaba haciendo.
—¿Qué? —dijo Elliot, dejando que se le cayera uno de los martillos que tenía en la mano. Tuvo mucha suerte que el martillo cayó justo en medio de los dos y bastante lejos de Duke, así que no lastimó a nadie. Fue sólo que la sorpresa de su ofrecimiento lo dejó pasmado—. ¿En serio? Yo no sé si… quiero decir, no sé si ya he sido suficiente molestia para ti, Terrence. Pero estaría agradecido si me invitas un café. Quizás sí sería mejor en tu casa, porque la del abuelo… bueno, la mía todavía está hecho un completo desastre. Creo que lo primero que tengo que hacer es renovar la casa, se supone que ahí voy a vivir.
Elliot se apenó al darse cuenta de que estaba soltando información a borbotones. Por suerte, Duke estaba allí para hacer su presencia más cómoda.
—Prometo que voy a ser un buen vecino. Sé que no tuve la mejor carta de presentación, pero… procuraré no molestarte. Además, sólo voy a vivir yo, el resto de la familia sigue viviendo en Jackson.
Elliot no estaba seguro por qué, pero pensó que sería necesario aclarar eso. Quizás sería más fácil para Terrence saber que sólo tendría un vecino, porque parecía apreciar bastante la única compañía de Duke.
Terrence siguió dándole instrucciones, mientras que Elliot sostuvo lo mejor que pudo todas las herramientas que iban a necesitar. Elliot las balanceó con mucho cuidado y caminó despacio, para que no se le fuera a caer la caja de herramientas y también el resto de materiales que Terrence le había dado. Fue difícil porque no conocía el terreno y Duke no dejó de revolotear a su alrededor.
Elliot estaba pasándole con calma las herramientas a Terrence, mientras veía cómo este tiraba de los alambres que ya estaban todos rotos y viejos, se movía con mucha soltura. Le había dicho que ya había reparado antes la cerca, se notaba que Terrence sabía lo que estaba haciendo.
—¿Qué? —dijo Elliot, dejando que se le cayera uno de los martillos que tenía en la mano. Tuvo mucha suerte que el martillo cayó justo en medio de los dos y bastante lejos de Duke, así que no lastimó a nadie. Fue sólo que la sorpresa de su ofrecimiento lo dejó pasmado—. ¿En serio? Yo no sé si… quiero decir, no sé si ya he sido suficiente molestia para ti, Terrence. Pero estaría agradecido si me invitas un café. Quizás sí sería mejor en tu casa, porque la del abuelo… bueno, la mía todavía está hecho un completo desastre. Creo que lo primero que tengo que hacer es renovar la casa, se supone que ahí voy a vivir.
Elliot se apenó al darse cuenta de que estaba soltando información a borbotones. Por suerte, Duke estaba allí para hacer su presencia más cómoda.
—Prometo que voy a ser un buen vecino. Sé que no tuve la mejor carta de presentación, pero… procuraré no molestarte. Además, sólo voy a vivir yo, el resto de la familia sigue viviendo en Jackson.
Elliot no estaba seguro por qué, pero pensó que sería necesario aclarar eso. Quizás sería más fácil para Terrence saber que sólo tendría un vecino, porque parecía apreciar bastante la única compañía de Duke.
08:30AM — Granja Thorpe — Monroe County — Elliot
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Chapter I
Terrence sonrió para sí mientras clavaba en la cerca. Elliot le resultaba adorable aunque algo torpe. Quizá era parte de su encanto.
—De acuerdo, café en mi casa hoy, café en la tuya en una semana—recapituló. —Aunque no sé si estoy siendo optimista, esa casa ha estado sola mucho tiempo. ¿Crees que necesites ayuda? Ahora mismo es una época de bajo trabajo en mi granja, podría ayudarte.
No quiso añadir que tener alguien que supiera lo que estaba haciendo sería de ayuda, pero sí que lo pensaba. No le agradaba la idea de quedarse a esperar si oía algún accidente en la casa de al lado. Elliot no había hecho trabajo físico ni manual en toda su vida probablemente. Pero Terrence nunca había dejado la granja.
—Seguro que a Duke le encantará tenerte cerca—añadió, lanzando una mirada al perrito, quien seguía moviendo la cola entusiasmado, repuesto del susto del martillo que había caído. —Se nota qu ele agradas demasiado.
Quizá se estaba proyectando en el pobre Duke.
La verdad era que la vida en la granja solía ser muy monótona, así que la presencia de Elliot era una novedad bienvenida. Terrence se pasaba el día entre sus cultivos, pero en ese momento no había nada que cultivar ni que sembrar, era todo mantenimiento.
Así que sí que podía permitirse ayudar a Elliot con algunos trabajos de remodelación y disfrutar la novedad de su compañía.
Además, siempre le había agradado el señor Thorpe, así que no le parecía mala cosa ayudar a su nieto, quien, además, era muy guapo. Y necesitaba ayuda.
Terrence podía ser un bue vecino.
08:30AM — Granja Thorpe — Monroe County — Terrence
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Chapter II
Meda se miró una vez más por el retrovisor del carro, convenciéndose que haberse teñido el cabello era parte de su proceso. Había dejado botada a su terapeuta en New York, porque quería visitar a sus padres en Atlanta y luego, en un arrebato, había decidido que lo que necesitaba no era eso, quería volver al único sitio donde fue verdaderamente feliz. Así que, luego de teñirse el pelo, le pidió el auto a su padre y decidió encaminarse hasta Jackson, Mississipi. Era unas cinco horas de viaje y Meda, aunque acostumbrada a viajar como modelo, no era lo mismo hacerlo en la comodidad de un avión que hacerlo por carretera.
Así que cuando llegó, había pasado un poco la hora del almuerzo, supuso que su padrino estaría todavía en su taller. Meda recordaba ir a Jackson varios veranos de su infancia. Su padrino nunca se había casado, así que siempre le decía que ella era la hija que nunca tuvo. El hombre, a diferencia del señor Lunt, que era mucho más distante y que se limitaba más a un rol de proveedor, era dulce y cariñoso con ella. Estuvo muy afectado cuando Meda le contó que no hiciera las maletas para New York porque, después de todo, no iba a casarse.
Meda llevaba evadiendo las llamadas perdidas de Jimmy, su ex prometido, desde hacía una semana. De seguro quería buscar las cosas que dejó en el apartamento de Meda, pero ella no sabía ni cómo decirle que las había echado todas a la basura. Era irónico, ¿cierto? ¿Por qué iba a sentirse culpable si fue Jimmy quien la engañó en primer lugar? Se merecía que hubiera echado todo a la basura.
—Mierda… —masculló Meda al bajarse del auto, estacionándose en la entrada del taller de ebanistería que tenía su padrino. Acababa de mirar su teléfono y ahora no sólo tenía llamadas de su ex prometido, sino también de su agencia de modelaje. Ellos habían sido bastante comprensivos con ella, por supuesto, había sido un escándalo horrible y Meda fue tendencia en redes por las peores razones posibles. Sin embargo, cuando Meda dijo que necesitaba “unos días”, de seguro pensaron que una semana era más que suficiente.
Meda estaba de pésimo humor de sólo pensar que la harían regresar a las pasarelas. ¡Había pedido un tiempo para su luna de miel! ¿Qué no la podían dejar en paz?
Cuando Meda abrió la puerta, estaba tan enfadada que no se fijó bien y lo próximo que supo fue que había una mancha aceitosa, de un líquido no identificado, sobre sus zapatos. ¡Sus zapatos Jimmy Choo! Escuchó la voz de su madre, advirtiéndole que se fuera en zapatillas, cuando empezó a valorar el desastre.
—¿Qué mierda le ha caído a mis zapatos? —exclamó escandalizada. Luego se dio cuenta de que no era la única persona en la tienda, había un par de clientes, seguramente, y frente a ella estaba un hombre que la estaba mirando entre asombrado y asustado por el accidente. ¡Esperaba que estuviera, como mínimo, avergonzado!
Así que cuando llegó, había pasado un poco la hora del almuerzo, supuso que su padrino estaría todavía en su taller. Meda recordaba ir a Jackson varios veranos de su infancia. Su padrino nunca se había casado, así que siempre le decía que ella era la hija que nunca tuvo. El hombre, a diferencia del señor Lunt, que era mucho más distante y que se limitaba más a un rol de proveedor, era dulce y cariñoso con ella. Estuvo muy afectado cuando Meda le contó que no hiciera las maletas para New York porque, después de todo, no iba a casarse.
Meda llevaba evadiendo las llamadas perdidas de Jimmy, su ex prometido, desde hacía una semana. De seguro quería buscar las cosas que dejó en el apartamento de Meda, pero ella no sabía ni cómo decirle que las había echado todas a la basura. Era irónico, ¿cierto? ¿Por qué iba a sentirse culpable si fue Jimmy quien la engañó en primer lugar? Se merecía que hubiera echado todo a la basura.
—Mierda… —masculló Meda al bajarse del auto, estacionándose en la entrada del taller de ebanistería que tenía su padrino. Acababa de mirar su teléfono y ahora no sólo tenía llamadas de su ex prometido, sino también de su agencia de modelaje. Ellos habían sido bastante comprensivos con ella, por supuesto, había sido un escándalo horrible y Meda fue tendencia en redes por las peores razones posibles. Sin embargo, cuando Meda dijo que necesitaba “unos días”, de seguro pensaron que una semana era más que suficiente.
Meda estaba de pésimo humor de sólo pensar que la harían regresar a las pasarelas. ¡Había pedido un tiempo para su luna de miel! ¿Qué no la podían dejar en paz?
Cuando Meda abrió la puerta, estaba tan enfadada que no se fijó bien y lo próximo que supo fue que había una mancha aceitosa, de un líquido no identificado, sobre sus zapatos. ¡Sus zapatos Jimmy Choo! Escuchó la voz de su madre, advirtiéndole que se fuera en zapatillas, cuando empezó a valorar el desastre.
—¿Qué mierda le ha caído a mis zapatos? —exclamó escandalizada. Luego se dio cuenta de que no era la única persona en la tienda, había un par de clientes, seguramente, y frente a ella estaba un hombre que la estaba mirando entre asombrado y asustado por el accidente. ¡Esperaba que estuviera, como mínimo, avergonzado!
2:15PM — Taller — Jackson, Mississipi — Meda
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Chapter II
Zane era un hombre ocupado.
Desde muy joven había tenido que empezar a trabajar para ayudar a la familia. Eran demasiados hermanos, y la granja no dejaba como antes. Había tenido la suerte de aprender un oficio con el cual ganarse la vida y poder apoyar para que sus hermanos siguieran estudiando.
Había aprendido el oficio de la ebanistería, y realmente estaba muy orgulloso de lo que sus manos eran capaces de hacer. Había quien decía que había superado a su maestro, y él mismo pensaba que estaba cerca de hacerlo.
Pero eso implicaba que su mundo se reducía al taller de ebanistería, donde estaba casi todo el tiempo. A veces sus hermanos venían a verlo ahí, y en ocasiones los veía en casa, mientras descansaba de sus turnos.
Alguna gente creía que trabajaba demasiado, pero la verdad le gustaba lo que hacía.
Aunque a veces tenía que lidiar con clientes necios que lo sacaban de quicio. Como estos, que le habían pedido un mueble con unas medidas y ahora querían que lo modificara. Como si él hubiera tomado mal las medidas.
Así que estaba ahí, concentrado en cómo solucionar el tema del mueble sin matar al cliente, cuando escuchó ruido y definitivamente no era su jefe.
Era una voz de una chica maldiciendo.
Salió de la parte de atrás del taller, limpiándose las manos.
—¿Qué pasa aquí? —preguntó frunciendo el ceño.
No le gustaba que vinieran a molestarlo mientras trabajaba, en especial porque aquella chica guapa, aunque se notaba qu etenía dinero, evidentemente no estaba ahí como clienta. Parecía muy preocupada por sus zapatos.
—Esto es un taller, no una tienda—le señaló. —Tiene que andar con cuidado.
¿Qué rayos estaba haciendo ahí? ¿Y qué querría de él? Estaba ocupado.
2:15PM — Taller — Jackson, Mississipi — Meda
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Chapter II
Sus zapatos estaban completamente arruinados y la persona que estaba mirándola de muy malos modos no era su padrino. Meda concluyó que su día no podía empeorar. Ella, por lo general, se consideraba una persona bastante amable. Sabía que se había hecho buena fama en el mundo del modelaje por su buena disposición y por eso varios diseñadores habían pedido volver a trabajar con ella en ciertos desfiles, antes de empezar a lograr una reputación entre la élite del mundo de la moda. Meda siempre tenía una sonrisa y solía ser lo más complaciente que pudiera siempre, para mantener contentos a los diseñadores y casas de moda.
Sin embargo, llevaba semanas de mierda desde que Jimmy canceló la boda y además le confesó que llevaba engañándola con otra modelo. Una a la que Meda le caía mal desde antes, quien le había robado uno que otro trabajo.
Así que le estaba resultando bastante difícil ser amable, en especial en esta situación tan desagradable. ¡No podría recuperar esos zapatos!
—¿Cuidado? ¡Pero si esa sustancia se me atravesó en el camino! ¡Mis zapatos están completamente arruinados! —exclamó a todo pulmón, sin importarle que estaba alzando la voz más de la cuenta. Sin embargo, se sintió algo avergonzada, pues el hombre no era culpable de lo que estaba pasándole. Aunque tuviera esa expresión de fastidio en su presencia. Meda carraspeó, negando con la cabeza, no iba a ponerse a discutir con nadie en Jackson, Mississippi—: Escucha, ¿No está el señor Sawyer? La verdad es que venía a hablar con él.
Meda esperaba que su padrino estuviera, cuando lo llamó y no le respondió sus mensajes, asumió que estaba trabajando. Su padrino solía estar trabajando casi siempre, así que venir hasta aquí era una apuesta segura.
—Estoy dispuesta a dejar pasar el asunto de los zapatos si me dice dónde está el señor Sawyer —insistió, mirándolo entre suplicante e insistente.
Sin embargo, llevaba semanas de mierda desde que Jimmy canceló la boda y además le confesó que llevaba engañándola con otra modelo. Una a la que Meda le caía mal desde antes, quien le había robado uno que otro trabajo.
Así que le estaba resultando bastante difícil ser amable, en especial en esta situación tan desagradable. ¡No podría recuperar esos zapatos!
—¿Cuidado? ¡Pero si esa sustancia se me atravesó en el camino! ¡Mis zapatos están completamente arruinados! —exclamó a todo pulmón, sin importarle que estaba alzando la voz más de la cuenta. Sin embargo, se sintió algo avergonzada, pues el hombre no era culpable de lo que estaba pasándole. Aunque tuviera esa expresión de fastidio en su presencia. Meda carraspeó, negando con la cabeza, no iba a ponerse a discutir con nadie en Jackson, Mississippi—: Escucha, ¿No está el señor Sawyer? La verdad es que venía a hablar con él.
Meda esperaba que su padrino estuviera, cuando lo llamó y no le respondió sus mensajes, asumió que estaba trabajando. Su padrino solía estar trabajando casi siempre, así que venir hasta aquí era una apuesta segura.
—Estoy dispuesta a dejar pasar el asunto de los zapatos si me dice dónde está el señor Sawyer —insistió, mirándolo entre suplicante e insistente.
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Chapter II
Zane no se sintió impresionado por el despliegue de la mujer. A todas luces era una citadina que se creía con autoridad para venir a importunar.
—Mira, chica, si entras sin cuidado a un taller puede pasar algo así —replicó, señalanado los zapatos.
Terminó de limpiarse las manos y se echó la toalla que había utilizado al hombro.
—No sé quién eres para venir exigiendo información—añadió. —Pero mi jefe no está aquí. Si necesitas hacer un encargo, puedes hacerlo conmigo. Si necesitas algo más, puedes volver mañana.
El señor Sawyer, su maestro y empleador, había salido temprano para ir a negociar con uno de sus proveedores madereros, eso solía tomarle todo el día. En el fondo Zane sabía que tomaba menos tiempo, pero lo dejaba exhausto y prefería descansar. Confiaba lo suficiente en Zane para dejar todo en sus manos.
Pero por lo general en el taller solo tenía que hacer muebles o hacer entregas. No lidiar con visitantes altaneros e inesperados.
Así que se limitó a esperar que la mujer se marchara o diera explicaciones de por qué se estaba comportando de esa manera.
2:15PM — Taller — Jackson, Mississipi — Meda
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Chapter II
A Meda no le gustaba para nada el tono en que este hombre estaba hablando con ella. Le parecía que estaba siendo más grosero de la cuenta, sobre todo si se suponía que ella había entrado allí de buenos modos. ¡No esperaba haber entrado a una zona de guerra! Meda era amable por naturaleza, incluso en el mundo de la moda, en el que muy pocos tenían paciencia. Pero este hombre la estaba sacando de quicio, porque la estaba tratando como si fuera una estúpida y como si haberse manchado los zapatos hubiera sido culpa suya. ¿Acaso era de los hombres que pensaban que las mujeres eran descuidadas por naturaleza?
No le gustaba para nada su tono. ¿Era este el tipo de trabajadores que tenía su padrino? ¡Porque le harían perder clientela!
Meda resopló, mirándolo con desprecio, pero haciendo un esfuerzo para no perder el control. Además, él la estaba tuteando cuando ella estaba siendo muy formal, tratando de parecer correcta. ¿Qué la gente de Mississippir siempre fue así de grosera? Ella no lo recordaba así.
—Mire, señor… —dijo Meda, mirándolo a los ojos de forma tajante—. Creo que ha habido un error, en realidad no he venido aquí porque sea una cliente. Lo que tengo que tratar con el señor Sawyer es… es personal, ¿sabe? Vine a verlo directamente a su trabajo porque no me contesta el teléfono. ¿Está fuera de la ciudad?
Meda preguntó casi con temor, pues no podía ser que tuviera tan mala suerte. Según su madre, había conversado con su padrino, pero Meda quería sorprenderlo. En parte porque no quería que ninguno de sus padres le contara lo que había pasado con Jimmy, ya era bastante vergonzoso saber que no habría boda. Quería ser ella quien se lo dijera, en lugar de que se enterara por terceros.
—Es importante —insistió Meda, sintiendo que estaba a punto de perder la paciencia.
No le gustaba para nada su tono. ¿Era este el tipo de trabajadores que tenía su padrino? ¡Porque le harían perder clientela!
Meda resopló, mirándolo con desprecio, pero haciendo un esfuerzo para no perder el control. Además, él la estaba tuteando cuando ella estaba siendo muy formal, tratando de parecer correcta. ¿Qué la gente de Mississippir siempre fue así de grosera? Ella no lo recordaba así.
—Mire, señor… —dijo Meda, mirándolo a los ojos de forma tajante—. Creo que ha habido un error, en realidad no he venido aquí porque sea una cliente. Lo que tengo que tratar con el señor Sawyer es… es personal, ¿sabe? Vine a verlo directamente a su trabajo porque no me contesta el teléfono. ¿Está fuera de la ciudad?
Meda preguntó casi con temor, pues no podía ser que tuviera tan mala suerte. Según su madre, había conversado con su padrino, pero Meda quería sorprenderlo. En parte porque no quería que ninguno de sus padres le contara lo que había pasado con Jimmy, ya era bastante vergonzoso saber que no habría boda. Quería ser ella quien se lo dijera, en lugar de que se enterara por terceros.
—Es importante —insistió Meda, sintiendo que estaba a punto de perder la paciencia.
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Chapter II
Entre las muchas cosas que Zane odiaba estaba que lo trataran con condescendencia. En especial una chica como aquella que no pintaba nada en su taller y que además hasta donde sabía no tenía ningún derecho de tratarlo de aquella forma. Como si fuera un simple criado o dependiente.
—Ya le dije que el señor Sawyer no está —replicó de mala gana. —No puedo hacerlo aparecer solo porque la señorita quiere hablarle de algo personal.
Hizo énfasis en el señorita como ella lo había hecho en el señor. No le gustaba nadita su tono.
—Si es tan importante póngale un mensaje y seguro que le reponde—añadió, aunque podía estar exagerando. El señor Sawyer no estaba pendiente nunca del teléfono, para eso tenía a Zane. —O vuelva a buscarlo mañana.
Al día siguiente sí que estaría allí. Solía ponerlo de mal humor haberse ausentado del taller un día completo, y pasaba el día como si quisiera encontrar qué era lo que se estaba desmoronando por su ausencia.
Zane le hacía poco caso ya, porque estaba muy seguro de que él lo había hecho bien. Nada se estaba desmoronando. Y el señor Sawyer decía entonces que cuando se retirara ya Zane podía dejarse el negocio y él no tenía que preocuparse más... pero después iba a volvía a repetirse todo el ciclo la próxima vez que se tenía que ausentar.
En el fondo ya ni le molestaba. Le causaba algo de ternura saber que el hombre confiaba tanto en él ya.
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Chapter II
Meda empezaba a preguntarse cuál era exactamente el proceso de reclutamiento de su querido padrino. Porque no podía creer que este tipo trabajara para su padrino, si estaba siendo tan grosero con ella. ¡Meda era la víctima! Sus zapatos estaban arruinados, su padrino no le respondía el teléfono y su empleado no la quería ayudar.
No creía que su día pudiera empeorar, pero era mejor ni pensar en ello, porque sino la vida sería capaz de probarle lo contrario.
Recordó lo que le decía su terapeuta, de cómo calmarse y no asumir siempre lo negativo de todas sus situaciones. Estaba segura que en este momento su terapeuta estaría demasiado decepcionada con ella si pudiera verla. Quizás tendría que hacerle una llamada rápida, o coordinar una cita desde aquí, gracias a la tecnología.
Tal vez no podía hacer todo esto sola.
Lo que sí podía hacer, era poner en su lugar a este tipo tan odioso.
—Le acabo de decir que estoy tratando de llamarlo, pero no me responde. Es muy urgente —Meda estuvo a punto de decirle que “el señor Sawyer”, el jefe de este maleducado, era su padrino. Pero pensó que no tenía por qué darle explicaciones. Ella estaba tratando de ser amable y él era peor que un muro—: ¿No puede al menos decirme si demorará en volver? Porque le estoy diciendo que es muy importante, no pienso irme de aquí si no lo veo. Así que, si no quiere que esté aquí, echándole a perder su trato con los clientes, sería bueno que me ayude.
Quizás Meda estaba siendo un poquito dramática. Pero en sólo cuestión de días había cancelado su boda, su ex novio la había dejado por otra modelo, había vuelto a casa de sus padres y su padrino no le tomaba las llamadas. Meda necesitaba que algo bueno le pasara, que al menos una sola cosa le saliera bien.
No creía que su día pudiera empeorar, pero era mejor ni pensar en ello, porque sino la vida sería capaz de probarle lo contrario.
Recordó lo que le decía su terapeuta, de cómo calmarse y no asumir siempre lo negativo de todas sus situaciones. Estaba segura que en este momento su terapeuta estaría demasiado decepcionada con ella si pudiera verla. Quizás tendría que hacerle una llamada rápida, o coordinar una cita desde aquí, gracias a la tecnología.
Tal vez no podía hacer todo esto sola.
Lo que sí podía hacer, era poner en su lugar a este tipo tan odioso.
—Le acabo de decir que estoy tratando de llamarlo, pero no me responde. Es muy urgente —Meda estuvo a punto de decirle que “el señor Sawyer”, el jefe de este maleducado, era su padrino. Pero pensó que no tenía por qué darle explicaciones. Ella estaba tratando de ser amable y él era peor que un muro—: ¿No puede al menos decirme si demorará en volver? Porque le estoy diciendo que es muy importante, no pienso irme de aquí si no lo veo. Así que, si no quiere que esté aquí, echándole a perder su trato con los clientes, sería bueno que me ayude.
Quizás Meda estaba siendo un poquito dramática. Pero en sólo cuestión de días había cancelado su boda, su ex novio la había dejado por otra modelo, había vuelto a casa de sus padres y su padrino no le tomaba las llamadas. Meda necesitaba que algo bueno le pasara, que al menos una sola cosa le saliera bien.
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Chapter II
Zane arqueó las cejas al escucharla. De verdad que la chica no había entendido nada de lo que le había dicho hasta ahora. Se acercó a ella mientras buscaba un paño con disolvente.
—Mire, señorita, el señor Sawyer no pasa pendiente de su teléfono cuando está afuera y anda trabajando —intentó explicarle. —Lo más probable es que no venga por acá hasta mañana. Seguro que le contesta antes de eso, o puede venir a buscarlo otra vez.
Se encogió de hombros porque realmente no podía hacer mucho más. No era como que si él lo llamaba sí iba a responderle.
—Puede limpiar su zapato con esto—dijo, ofreciéndole el paño. —Pero puede que sea peor todavía lo que el disolvente le pueda hacer. A los zapatos o a sus manos.
No tenía tiempo para atender la crisis de una mujer no identificada, ni de arreglar zapatos. Tenían encargos que completar y el señor Sawyer no iba a estar nada feliz si no lo hacía a tiempo.
Además, a Zane realmente no le gustaba tratar con clientes. Bueno, con personas en general.
—Lo más que le puedo ofrecer es tomar nota de su nombre y contacto para dárselo mañana cuando venga —añadió, deseoso de terminar con aquella visita. —El señor Sawyer sabrá entonces si contactarla.
A su parecer estaba siendo bastante paciente ofreciendo todo eso, pero la mujer no parecía pensar lo mismo.
2:15PM — Taller — Jackson, Mississipi — Meda
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Chapter II
Meda se quedó a cuadros cuando aquel tipo acababa de pasarle un paño para que se limpiara los zapatos. Tuvo que contenerse lo mejor que pudo para no tirar aquel paño maloliente al piso, porque ya no pretendía dar un espectáculo. Se recordó que, después de todo, este hombre de seguro que trabajaba con su padrino y no pretendía predisponer a nadie. Incluso si estaba en este momento tan desesperado, no podía perder la perspectiva de las cosas.
No dejaba de pensar en eso, en que quizás por haber sido tan intensa era que Jimmy la había engañado. Quizás por eso se había ido con otra. Meda no quería abrir esa puerta, porque si lo hacía, de seguro que encontraría la manera de culparse a sí misma. Tal vez debería de haber sido un poquito más complaciente.
Así que se contuvo de hacer una grosería y también hizo un esfuerzo por no largarse a llorar. Llevaba demasiados días teniendo malas noticias, una tras otra. Ya no podía más.
—El señor Sawyer es mi padrino —dijo por fin, conteniendo un puchero en los labios. Miró al tipo a los ojos, haciendo un esfuerzo por no parecer una niña angustiosa, pero era así como se sentía—. Necesito hablar con él de manera urgente. Vine desde Atlanta, llevo manejando demasiadas horas y tengo calambres en todo el cuerpo. No me voy a ir hasta hablar con él, porque iría hasta su casa, pero sé que se mudó en el último año y no tengo su nueva dirección.
Meda esperaba que aquello fuera más que suficiente para que este tipo, fuera quien fuera, se apiadara de ella. Suspiró hondo y dejó con cuidado el paño sobre la primera repisa vacía que encontró. Cortó la distancia entre ambos, mirándolo con expresión más suplicante que desafiante. Meda estaba convencida de que a estas alturas se le debía de haber corrido el maquillaje.
Debía de verse horrible.
—Estoy dispuesta a aceptar que perdí mis zapatos, pero he tenido varios días de mierda. Necesito ver a mi padrino —dijo Meda, con voz quebrada—. ¿Por favor? ¿Puedo esperarlo? O al menos podrías dejarme su dirección. Un sitio donde sepas que vaya a regresar.
Meda estaba tan desesperada que se dio cuenta después de que había empezado a tutearlo. Pero ya no tenía tiempo para arrepentirse o avergonzarse por su comportamiento. Sólo quería ver a su padrino.
No dejaba de pensar en eso, en que quizás por haber sido tan intensa era que Jimmy la había engañado. Quizás por eso se había ido con otra. Meda no quería abrir esa puerta, porque si lo hacía, de seguro que encontraría la manera de culparse a sí misma. Tal vez debería de haber sido un poquito más complaciente.
Así que se contuvo de hacer una grosería y también hizo un esfuerzo por no largarse a llorar. Llevaba demasiados días teniendo malas noticias, una tras otra. Ya no podía más.
—El señor Sawyer es mi padrino —dijo por fin, conteniendo un puchero en los labios. Miró al tipo a los ojos, haciendo un esfuerzo por no parecer una niña angustiosa, pero era así como se sentía—. Necesito hablar con él de manera urgente. Vine desde Atlanta, llevo manejando demasiadas horas y tengo calambres en todo el cuerpo. No me voy a ir hasta hablar con él, porque iría hasta su casa, pero sé que se mudó en el último año y no tengo su nueva dirección.
Meda esperaba que aquello fuera más que suficiente para que este tipo, fuera quien fuera, se apiadara de ella. Suspiró hondo y dejó con cuidado el paño sobre la primera repisa vacía que encontró. Cortó la distancia entre ambos, mirándolo con expresión más suplicante que desafiante. Meda estaba convencida de que a estas alturas se le debía de haber corrido el maquillaje.
Debía de verse horrible.
—Estoy dispuesta a aceptar que perdí mis zapatos, pero he tenido varios días de mierda. Necesito ver a mi padrino —dijo Meda, con voz quebrada—. ¿Por favor? ¿Puedo esperarlo? O al menos podrías dejarme su dirección. Un sitio donde sepas que vaya a regresar.
Meda estaba tan desesperada que se dio cuenta después de que había empezado a tutearlo. Pero ya no tenía tiempo para arrepentirse o avergonzarse por su comportamiento. Sólo quería ver a su padrino.
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Chapter II
La ahijada del señor Sawyer.
Maravilloso.
Ahora le iría a decir que él era un grosero y desconsdierado, y todo lo que había estado diciendo todo ese rato. Debía haberse presentado de esa forma, en lugar de ir por ahí haciendo demandas, como si solo por su presencia hubiera que mover el cielo y la tierra.
—¿Por qué no se presentó apenas entró? —preguntó frunciendo el ceño. —Nos hubiéramos ahorrado tanto rodeo.
Miró a su alrededor mientras pensaba qué podía responderle si no era una clienta maleducada sino parte de la familia.
—El señor Sawyer no regresará hoy—reafirmó. —Pero si es familia puede ir a esperarlo a su casa. Seguro que estará encantado de verla al regresar.
La pregunta del millón era cómo podía darle la dirección para llegar a la casa del su jefe, que era algo apartada y solitaria. La única forma que se le ocurría era llevarla él mismo.
—Si espera a que termine lo que estoy haciendo, puedo llevarla —dijo finalmente. —Puede tomar un café y luego puedo irme en su auto para mostrarle el camino.
Le parecía un ofrecimiento más que generoso, en especial porque la casa del señor Sawyer le quedaba al otro lado de la dirección de su propia casa. Después de eso no podía acusarlo de grosero y poco colaborativo.
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Chapter II
Meda se quedó pasmada cuando ese tipo la cuestionó por no haberse presentado. ¡No creía que lo necesitara! De verdad que no entendía a este hombre. Por lo general, tenía buenos recuerdos de Mississippi, recordaba a la gente amable, no encajaba para nada con la actitud de este tipo. ¿Cómo era que alguien así podía estar trabajando con su tío? Quizás tan sólo lo empleaba para el negocio, pero no para tratar con clientes. Porque definitivamente que su trato con la gente dejaba bastante qué desear.
Ella arrugó la nariz, visiblemente incómoda por su pregunta. ¿Por qué había algunos hombres que creían que llevaban la razón? Este que tenía delante, de seguro que era uno de esos.
—No sabía que necesitaba decirlo para recibir otro trato, pensé que aquí se trataba a todos los clientes por igual —dijo Meda, ladeando el rostro. Por suerte, lo que éste dijo a continuación cambió un poco el tono de la conversación. Se estaba ofreciendo a llevarla, aunque imaginaba que no era de buena fe, porque de seguro que ahora la estaba viendo con otros ojos porque sabía que era la ahijada de su jefe.
Típico comportamiento de un idiota. Sin embargo, si ya estaba ofreciendo, Meda no iba a desaprovechar la oportunidad. Hacía mucho tiempo que no venía a Jackson y recordaba que su padrino se había mudado hacía un par de años porque se había puesto en venta una casa que él siempre soñó con poseer. Les había enviado un montón de fotos al chat familiar, a Meda le parecía una casita preciosa, pero no conocía bien la zona en donde estaba y, hasta el momento, nunca había ido.
Así que no le vendría mal que la acompañase. No le quedaba más remedio que fiarse de ese tipo.
—¡Un café! —exclamó, pues esa idea no le desagradaba—. Sí, eso estaría muy bien. Pero, ¿eso no causaría problemas? Creo que si me dejas la dirección es suficiente. Antes solía venir todos los veranos a Jackson, sólo que era una niña y pues no sabía manejar en ese entonces. Lo siento, con todo lo que pasó no me presenté. Me llamo Meda.
Meda siempre se presentaba por su apodo. No entendía cómo demonios alguien en su sano juicio llama a su hija Andromeda. ¡Cómo llamar a alguien Zeus o Hades! Ese tipo de nombres que sólo le ponían a las mascotas. Al menos, en su trabajo como modelo tener un nombre tan particular le había servido.
Ella arrugó la nariz, visiblemente incómoda por su pregunta. ¿Por qué había algunos hombres que creían que llevaban la razón? Este que tenía delante, de seguro que era uno de esos.
—No sabía que necesitaba decirlo para recibir otro trato, pensé que aquí se trataba a todos los clientes por igual —dijo Meda, ladeando el rostro. Por suerte, lo que éste dijo a continuación cambió un poco el tono de la conversación. Se estaba ofreciendo a llevarla, aunque imaginaba que no era de buena fe, porque de seguro que ahora la estaba viendo con otros ojos porque sabía que era la ahijada de su jefe.
Típico comportamiento de un idiota. Sin embargo, si ya estaba ofreciendo, Meda no iba a desaprovechar la oportunidad. Hacía mucho tiempo que no venía a Jackson y recordaba que su padrino se había mudado hacía un par de años porque se había puesto en venta una casa que él siempre soñó con poseer. Les había enviado un montón de fotos al chat familiar, a Meda le parecía una casita preciosa, pero no conocía bien la zona en donde estaba y, hasta el momento, nunca había ido.
Así que no le vendría mal que la acompañase. No le quedaba más remedio que fiarse de ese tipo.
—¡Un café! —exclamó, pues esa idea no le desagradaba—. Sí, eso estaría muy bien. Pero, ¿eso no causaría problemas? Creo que si me dejas la dirección es suficiente. Antes solía venir todos los veranos a Jackson, sólo que era una niña y pues no sabía manejar en ese entonces. Lo siento, con todo lo que pasó no me presenté. Me llamo Meda.
Meda siempre se presentaba por su apodo. No entendía cómo demonios alguien en su sano juicio llama a su hija Andromeda. ¡Cómo llamar a alguien Zeus o Hades! Ese tipo de nombres que sólo le ponían a las mascotas. Al menos, en su trabajo como modelo tener un nombre tan particular le había servido.
2:15PM — Taller — Jackson, Mississipi — Meda
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