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Juno
Unicorn
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Recuerdo del primer mensaje :
Elliot guarda los mejores recuerdos de su infancia en el condado de Monroe, en la granja de sus abuelos, donde toda la familia iba a pasar el verano desde la capital de Mississipi. Movido por la nostalgia, es el único de sus hermanos que alza la voz cuando se habla de vender el terreno, después de la muerte del abuelo. Aunque parece una movida lógica, porque los Thorpe necesitan el dinero de la venta, Elliot consigue convencer a sus hermanos de que le den plazo de unos meses para echar a andar la granja otra vez.
El problema es que Elliot, aunque está cargado de buenas intenciones, no tiene la más mínima idea de cómo hacer funcionar la granja luego del completo estado de abandono en que ésta se encuentra. En todos estos intentos, parece que en lugar de hacer progresos lo único que consigue es causarle contratiempos a su vecino, Terrence Payne, quien lo único que quiere es que lo dejen en paz para poder dedicarle tiempo a sus cultivos. Terrence no tiene idea de cómo termina involucrado con los vanos intentos de Elliot por hacer arrancar la granja, que cada día que pasa parece un caso perdido. Pero, con el trato diario, Terrence no puede evitar tomarle algo de cariño, en especial porque Elliot, quién sabe por que razón, siempre parece gravitar a su alrededor.
Sin embargo, el resto de los Thorpe continúan viviendo en Jackson, Mississipi, haciendo todo lo posible por encontrar un vendedor para la granja lo antes posible. Zane, el mayor de los hermanos, no tiene tiempo para las fantasías de Elliot para revivir la granja cuando sabe que lo práctico es recibir dinero que ayude con la precaria situación de su familia. Enfocado únicamente en ayudar a su padre enfermo y al resto de la familia, la vida de Zane se ve interrumpida de pronto por la llegada de Meda, la ahijada de su jefe, venida directamente desde New York.
Meda parece sacada de un reino de algodón y purpurina, que no encaja en un sitio rural y opaco como aquel. Pero, para ella, es el lugar perfecto para sanar un corazón roto. Después de que tu prometido, con el que has imaginado una vida perfecta, te deja a las puertas del altar, la única salida que te queda es retroceder y alejarte de aquello que tanto daño te causa.
Cuatro planes completamente perfectos, ¿qué podría salir mal?
I feel it more the further that I get
I have wandered long enough to know how good a good thing wasEl cuarteto maravilla viene de aquí y aquí porque en Mississipi se vive mejor que en Panem.
O eso dicen.
Elliot guarda los mejores recuerdos de su infancia en el condado de Monroe, en la granja de sus abuelos, donde toda la familia iba a pasar el verano desde la capital de Mississipi. Movido por la nostalgia, es el único de sus hermanos que alza la voz cuando se habla de vender el terreno, después de la muerte del abuelo. Aunque parece una movida lógica, porque los Thorpe necesitan el dinero de la venta, Elliot consigue convencer a sus hermanos de que le den plazo de unos meses para echar a andar la granja otra vez.
El problema es que Elliot, aunque está cargado de buenas intenciones, no tiene la más mínima idea de cómo hacer funcionar la granja luego del completo estado de abandono en que ésta se encuentra. En todos estos intentos, parece que en lugar de hacer progresos lo único que consigue es causarle contratiempos a su vecino, Terrence Payne, quien lo único que quiere es que lo dejen en paz para poder dedicarle tiempo a sus cultivos. Terrence no tiene idea de cómo termina involucrado con los vanos intentos de Elliot por hacer arrancar la granja, que cada día que pasa parece un caso perdido. Pero, con el trato diario, Terrence no puede evitar tomarle algo de cariño, en especial porque Elliot, quién sabe por que razón, siempre parece gravitar a su alrededor.
Sin embargo, el resto de los Thorpe continúan viviendo en Jackson, Mississipi, haciendo todo lo posible por encontrar un vendedor para la granja lo antes posible. Zane, el mayor de los hermanos, no tiene tiempo para las fantasías de Elliot para revivir la granja cuando sabe que lo práctico es recibir dinero que ayude con la precaria situación de su familia. Enfocado únicamente en ayudar a su padre enfermo y al resto de la familia, la vida de Zane se ve interrumpida de pronto por la llegada de Meda, la ahijada de su jefe, venida directamente desde New York.
Meda parece sacada de un reino de algodón y purpurina, que no encaja en un sitio rural y opaco como aquel. Pero, para ella, es el lugar perfecto para sanar un corazón roto. Después de que tu prometido, con el que has imaginado una vida perfecta, te deja a las puertas del altar, la única salida que te queda es retroceder y alejarte de aquello que tanto daño te causa.
Cuatro planes completamente perfectos, ¿qué podría salir mal?
× × × × × × × × × × × × × × × × × × × × × ×
C A P Í T U L O S
Terrence Payne
Agricultor — Michael B. Jordan — Minerva
Elliot Thorpe
Granjero — Timothée Chalamet — Juno
Andromeda Lunt
Modelo — Anya Taylor Joy — Juno
Zane Thorpe
Ebanista — Dan Stevens — Minerva
ORIGINAL — REALISTA — 1 x 1 — Minerva & Juno
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<div class="ohd1"><div class="ohd2"><div class="ohd3">TÍTULO<div class="ohd4">SUBTITULO, FRASE BONITA, NÚMERO DE CAP O LO QUE SEA AQUÍ</div></div><div class="ohd5"><div class="ohd6" style="background:url(LINK DEL GIF) center; background-size: cover;"></div></div></div><div class="ohd7">
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Juno
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Beginnings
Chapter II
El hombre, que todavía no se había presentado, sí que regresó con una taza de humeante café para Meda. Ella lo recibió con una sonrisa de agradecimiento, pues no se esperaba tanta amabilidad repentina. De hecho, empezaba a sentirse un poco culpable, porque sí que reconocía que se había comportado un poco grosera al principio. Pero le habían pasado muchísimas cosas en tan poco tiempo, era tan sólo que su no tan amable desconocido lo ignoraba. Meda sabía que los demás no tenían por qué pagar con sus problemas, era sólo que a veces era difícil contenerse.
Quizás tendría que hacer una videollamada a su terapeuta, para sentir que estaba recuperando de algo el control de su vida.
Así que agradeció el café, aunque cuando lo bebió se dio cuenta de que estaba demasiado amargo. Pero no se atrevería a quejarse, ya se había cansado de los conflictos por el día de hoy. Le pareció que pasó una eternidad hasta que el hombre volvió y Meda le regaló una sonrisa que, esperaba, se viera sincera.
—Gracias por el café —dijo, señalándole la taza—. Y de verdad que no es necesario que usted me acompañe. Como le dije, puedo manejarme un poco en Jackson, aquí pasaba los veranos visitando mi padrino. El problema es que no alcancé a que me dejara su nueva dirección, pero con tener un par de indicaciones creo que puedo dar con el camino.
Meda estaba segura de que con poner la dirección en el teléfono, ella podría llegar por su cuenta. Sin embargo, si él volvía a insistir, no estaba segura si tendría que aceptar su ayuda, pues temía que volviera a quedar como la grosera del asunto. Meda volvió a dar un sorbito a su café, pues ya había anticipado su sabor. ¿Acaso este tipo bebía así su café? Con razón tenía esa cara de disgusto todo el día.
—Todavía no me dijo su nombre —comentó, con más tranquilidad de la que sentía. Pero no era un reclamo, era simplemente un hecho. ¡Ella hasta se había presentado!
Quizás tendría que hacer una videollamada a su terapeuta, para sentir que estaba recuperando de algo el control de su vida.
Así que agradeció el café, aunque cuando lo bebió se dio cuenta de que estaba demasiado amargo. Pero no se atrevería a quejarse, ya se había cansado de los conflictos por el día de hoy. Le pareció que pasó una eternidad hasta que el hombre volvió y Meda le regaló una sonrisa que, esperaba, se viera sincera.
—Gracias por el café —dijo, señalándole la taza—. Y de verdad que no es necesario que usted me acompañe. Como le dije, puedo manejarme un poco en Jackson, aquí pasaba los veranos visitando mi padrino. El problema es que no alcancé a que me dejara su nueva dirección, pero con tener un par de indicaciones creo que puedo dar con el camino.
Meda estaba segura de que con poner la dirección en el teléfono, ella podría llegar por su cuenta. Sin embargo, si él volvía a insistir, no estaba segura si tendría que aceptar su ayuda, pues temía que volviera a quedar como la grosera del asunto. Meda volvió a dar un sorbito a su café, pues ya había anticipado su sabor. ¿Acaso este tipo bebía así su café? Con razón tenía esa cara de disgusto todo el día.
—Todavía no me dijo su nombre —comentó, con más tranquilidad de la que sentía. Pero no era un reclamo, era simplemente un hecho. ¡Ella hasta se había presentado!
2:15PM — Taller — Jackson, Mississipi — Meda
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Minerva
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Chapter II
Zane inspiró profundo. Ya había dicho que la acompañaría, ¿cuál era su problema?
—Me aseguraré de que llegue sin problema a la casa del señor Sawyer —dijo con resolución—Y si no ha regresado, que es lo más probable, hasta tengo una llave para hacerla pasar.
Le parecía que era lo más sensato. Había llegado allí exigiendo que le diera soluciones y ahora le daba una. ¿Cuál era su problema?
—¿Quería que la ayudara, no?—preguntó frunciendo el ceño. —Eso es lo que hago.
Buscó su bufanda y lanzó una última mirada a su alrededor, asegurándose de dejar todo apagado y desconectado. Había todo un protocolo para salir del taller de trabajo y no iba a dejar de cumplirlo por una visitante malencarada.
Esperaba que el señor Sawyer realmente adorara a su ahijada. Suponía que sí porque en más de una ocasión se la había mencionado, así que esperaba que fuera esta. Aunque no parecía precisamente una señorita tierna y adorable como su jefe la describía.
—Vamos—dijo con resolución. —La acompaño y ya luego me regreso por mi cuenta.
Quizá podía regresar y seguir trabajando un poco más para compensar el tiempo perdido con esa visita inesperada.
2:15PM — Taller — Jackson, Mississipi — Meda
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Beginnings
Chapter II
Meda estaba segura de que había preguntado su nombre no una, sino dos veces. Y que en las dos ocasiones, parecía que aquel tipo la había ignorado con algo de gracia, como si quisiera mantenerse en el anonimato para no tener que lidiar con ella nunca más. Meda estuvo a punto de dejar que el enfado le ganara otra vez, si empezaban a discutir justo en este momento, de seguro que acabaría arrepintiéndose después.
Ya había tenido demasiadas peleas, discusiones y llanto las últimas semanas de su vida. Meda quería llegar a casa de su padrino, creía que se lo merecía. Descansar en Jackson por unos días, como cuando era niña y pasaba los veranos aquí, divirténdose y alejada del caos que era Nueva York. Sin embargo, la presencia de este tipo no la estaba ayudando a que su experiencia fuera tan placentera como había imaginado. Lo malo era que trabajaba con su padrino, así que era posible que tuvieran que volver a coincidir en algún momento de su estadía.
No entendía cómo su padrino podía emplear a alguien tan grosero y que se veía que no tenía buen trato con la gente. A ella le parecía que no valía la pena tenerlo como empleado, pero tampoco pensaba decirle a su padrino cómo manejar su negocio, que hasta donde tenía entendido seguía siendo bastante próspero y le permitía vivir con relativa tranquilidad.
Meda no le dirigió la palabra hasta que éste cerró la puerta tras ambos y quedaron en los estacionamientos del local. Ella se giró un instante, dándose cuenta que él le sacaba unos cuantos centímetros ahora que estaban tan cerca.
—¿Quiere que vayamos en mi carro o…? —Meda estuvo a punto de preguntarle cuál de los carros que estaban allí era el suyo. Había uno que parecía que fue ensamblado desde el siglo pasado. Ella había llevado el de su padre, que lo cuidaba con mimo y esmero, a pesar de que no era precisamente un modelo nuevo. Prefería preguntar, antes de hacerse a la idea de que aquel tipo tan desagradable iba a tener que subirse al adorado carro de su padre.
“Es sólo temporal, Meda” se repitió a sí misma, tratando de guardar la compostura.
Ya había tenido demasiadas peleas, discusiones y llanto las últimas semanas de su vida. Meda quería llegar a casa de su padrino, creía que se lo merecía. Descansar en Jackson por unos días, como cuando era niña y pasaba los veranos aquí, divirténdose y alejada del caos que era Nueva York. Sin embargo, la presencia de este tipo no la estaba ayudando a que su experiencia fuera tan placentera como había imaginado. Lo malo era que trabajaba con su padrino, así que era posible que tuvieran que volver a coincidir en algún momento de su estadía.
No entendía cómo su padrino podía emplear a alguien tan grosero y que se veía que no tenía buen trato con la gente. A ella le parecía que no valía la pena tenerlo como empleado, pero tampoco pensaba decirle a su padrino cómo manejar su negocio, que hasta donde tenía entendido seguía siendo bastante próspero y le permitía vivir con relativa tranquilidad.
Meda no le dirigió la palabra hasta que éste cerró la puerta tras ambos y quedaron en los estacionamientos del local. Ella se giró un instante, dándose cuenta que él le sacaba unos cuantos centímetros ahora que estaban tan cerca.
—¿Quiere que vayamos en mi carro o…? —Meda estuvo a punto de preguntarle cuál de los carros que estaban allí era el suyo. Había uno que parecía que fue ensamblado desde el siglo pasado. Ella había llevado el de su padre, que lo cuidaba con mimo y esmero, a pesar de que no era precisamente un modelo nuevo. Prefería preguntar, antes de hacerse a la idea de que aquel tipo tan desagradable iba a tener que subirse al adorado carro de su padre.
“Es sólo temporal, Meda” se repitió a sí misma, tratando de guardar la compostura.
2:15PM — Taller — Jackson, Mississipi — Meda
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