2 participantes
Juno
Phoenix
Link del mensaje
Tarquin
Verdure
Agente de la Paz — Lucas Hedges — MinervaVerdure
Cassius
Cronwell
Rebelde — David Corenswet — JunoCronwell
Panem, Distrito 2
74 Años después de los Días Oscuros
74 Años después de los Días Oscuros
Las reglas del juego cambiaron por completo cuando Seneca Crane anunció que, por primera vez desde la creación de los Juegos del Hambre, habría dos Vencedores. Katniss Everdeen y Peeta Mellark rompieron los cimientos de Panem como un golpe rítmico, pero constante.
La imagen de dos jóvenes tan enamorados, dispuestos a morir juntos antes de verse separados, hizo llorar a todos los habitantes del Capitolio. En los distritos, sin embargo, aquella imagen de Katniss Everdeen encendió una llama que llevaba tiempo dormida y que ahora estaba convirtiéndose en una llamarada que amenazaba con romper el orden natural de las cosas. Luego del discurso presidencial, que muchos interpretaron como una amenaza encubierta, algunas cosas empezaron a cambiar. De manera imperceptible, pero un cambio al fin y al cabo.
En el Distrito Dos, uno de los niños consentidos del Capitolio, todo parecía estar más o menos igual. Tarquin Verdure, un ambicioso agente de la paz, continuaba su día a día con total normalidad, supervisando el inventario de armas de alta calidad que debía recibir el mismo Capitolio, como el resto de los agentes de la paz que estaban distribuidos por todo Panem. Justo un par de semanas después de que Panem tuviera a sus dos nuevos Vencedores, recibió instrucciones de redistribuir armas de más alto calibre, puesto que había órdenes de sus superiores de una mejor redistribución de los agentes de la paz. El gobierno quería reforzar la seguridad en los distritos de cara a la próxima Gira de la Victoria, que estaba siendo promocionada como la mejor de los últimos años.
Tarquin estaba determinado a hacer un trabajo impecable, con la esperanza de ascender en el cuerpo de los agentes de la paz. Ambicioso por naturaleza, estaba dispuesto a hacer cualquier cosa con tal de lograr sus objetivos. Por suerte, se consideraba afortunado al seguir siendo asignado al Distrito Dos, en donde todos sabían que eran absolutamente fieles al Capitolio. Allí, los ridículos rumores de descontento no parecían más que un sueño lejano.
Pero incluso en el mismísimo corazón del Distrito Dos, la Rebelión latía fuerte y constante, como la llama que había encendido Katniss Everdeen. La familia Cronwell llevaba comprometidos con la causa desde hacía muchísimo tiempo, cuando Cassius tuvo edad suficiente para saber qué se suponía que estaban haciendo, no tuvo más remedio que continuar con el legado familiar. Cassius tomó a cargo la misión de desviar buena parte del armamento hacia el Distrito Trece, porque sabía que la guerra era inminente y allí iban a necesitar muchos recursos.
El problema, era que tenía que pasar por encima del inclemente control de Tarquin Verdure primero. Pero Cassius también estaba determinado a llegar hasta las últimas consecuencias para llevar a cabo sus planes.
× × × × × × × × × × × × × × × × × × × × × ×
C A P Í T U L O S
C A P Í T U L O S
INSPIRED — BOOKS — The Hunger Games — ONE ON ONE
It’s what the world
does to them
- Codigo de respuesta:
- Código:
<center><div class="darkflamelbor"><div id="darkflamel"><div class="darkflamelcu"><div class="darkflamelti2">TÍTULO CORTO</div><div class="darkflamelti3">SUBTÍTULO</div></div><div class="darkflamelimg" style="background:url(IMAGEN)center;background-size:cover;"></div><div class="darkflamelti1">DONDE — CUANDO — CON QUIEN</div><div class="darkflameltext">POST AQUÍ. SI ME PONER ENTRE <b>ME VEO EN NEGRITA COLOREADA</b> Y SI ME PONES EN <i>ME VEO EN CURSIVA COLOREADA</i></div><div class="darkflamelcub"></div></div></div><div class="pinkcredit"><a href="http://treeoflife.foroactivo.com/u3"><i class="cp cp-sword"></i></a></div></center>
<style>:root{--pinkc1: #fff; --pinkc2: #151313;--pinkc4: #215837;} body#phpbb.dark-mode {--pinkc1: #272827; --pinkc2: #fff;}#darkflamel{width:480px; height:auto;background-color:var(--pinkc1); border:1px solid var(--pinkc4);}.darkflamelbor{width:480px; height:auto;border:5px solid var(--pinkc4); padding:3px 5px 3px 3px;} .darkflamelcu {width:470px; height:120px; background-color:var(--pinkc4); margin-top:3px; display: flex; flex-direction: column; justify-content: center; align-items: center;} .darkflameltext {width:420px;height: auto;text-align: justify;line-height: 100%;font-family: arial;font-size: 13px;color: var(--pinkc2);padding: 10px;overflow:auto; margin-bottom: 5px; margin-top:25px;} .darkflameltext strong {color: var(--pinkc4); font-weight: 600;} .darkflameltext i {color: var(--pinkc4); font-weight: 600;} .darkflamelcub {width:470px; height:20px; background-color:var(--pinkc4); margin:3px;} .darkflamelimg {width: 150px; height: 100px; border: 15px solid var(--pinkc1); position: relative; overflow: hidden;margin-top: -100px; margin-left: -250px; outline: 10px solid var(--pinkc4);}.darkflamelti1 {width: 250px; height:20px; font-family: Poppins; line-height:100%; margin-left: 200px;font-size: 10px; font-weight: 600;text-transform: uppercase; color: var(--pinkc2); margin-top:-20px;} .darkflamelti2{width:260px;height:auto; font-family:Titillium Web; text-transform: uppercase; font-weight:600; margin-left:200px; font-size:22px;color:#fff;}.darkflamelti3 { font-family: Poppins; line-height:100%; margin-left: 200px;font-size: 10px; font-weight: 600;text-transform: uppercase; color: #fff;} .pinkcredit{width:600px; margin-top:10px;} .pinkcredit i{font-size:12px; color: var(--pinkc4);}</style><link href="https://fonts.googleapis.com/css2?family=Poppins:ital,wght@1,100&family=Titillium+Web:wght@200&display=swap" rel="stylesheet">
2830Mensajes :
204Honra :
ActivoActividad :
Juno
Phoenix
Link del mensaje
What are the odds?
Chapter I
Distrito 2 — Almacén — Mañana — Cassius
Cassius había madrugado muy temprano esa mañana. Se despidió de su hermana y se dirigió directamente hacia el almacén, pues había quedado con su jefe de abrir él la bodega de armamento. Sus oficinas eran las encargadas del control de calidad de las armas que, según había visto en el informe, en esta ocasión iban a dirigirse hacia el Distrito Seis.
Cassius se había ganado a pulso que su jefe confiara en él ciegamente, pero seguro que no le gustaría saber qué estaba haciendo su empleado ejemplar. Como sólo podían enviar las armas que estaban completamente listas, sin ningún defecto, él lo único que hacía era modificar las cantidades de armas que estaban defectuosas. Pero, como estaban en perfecto estado, éstas irían destinadas al Distrito Trece. El transporte no le correspondía a él, pues su contacto se encargaría de eso.
Sabía que era así para que, en caso de ser atrapados, nadie tuviera exactamente toda la información. Las primeras veces, Cassius ni siquiera sabía quiénes eran sus contactos. Sin embargo, con el paso del tiempo, cuando empezó a ser más primordial para el movimiento, se sorprendió al darse cuenta que habían muchas más células rebeldes en su distrito de lo que esperaba.
A pesar de las apariencias, aquí odiaban al Capitolio de la misma forma que en otros distritos.
Cassius acababa de abrir la libreta donde llevaba el inventario, cuando escuchó que llamaban a la puerta. Desde donde estaba no podía ver con claridad de quién se trataba, pero distinguió el uniforme característico de los agentes de la paz.
Puso los ojos en blanco, pues eso era señal suficiente para saber de quién se trataba.
Cassius usó el mando a distancia para abrir la puerta y dejar que Tarquin Verdure entrar en la oficina. Sin levantar mucho la mirada, Cassius le hizo un gesto a manera de saludo. Como si todo fuera casual, como si de verdad no le intimidara demasiado su presencia a esta hora de la mañana.
—Agente Verdure —dijo con voz formal, mucho más formal que la que usaba en su vida diaria—. ¿A qué debo su visita? Que yo sepa, mi jefe no me dijo que tenía cita. ¿Sucede algo?
Cassius sabía que tan sólo había venido allí para molestar, pero si intentaba insinuarlo podía tener problemas. Y Cassius ya tenía bastantes problemas.
Cassius se había ganado a pulso que su jefe confiara en él ciegamente, pero seguro que no le gustaría saber qué estaba haciendo su empleado ejemplar. Como sólo podían enviar las armas que estaban completamente listas, sin ningún defecto, él lo único que hacía era modificar las cantidades de armas que estaban defectuosas. Pero, como estaban en perfecto estado, éstas irían destinadas al Distrito Trece. El transporte no le correspondía a él, pues su contacto se encargaría de eso.
Sabía que era así para que, en caso de ser atrapados, nadie tuviera exactamente toda la información. Las primeras veces, Cassius ni siquiera sabía quiénes eran sus contactos. Sin embargo, con el paso del tiempo, cuando empezó a ser más primordial para el movimiento, se sorprendió al darse cuenta que habían muchas más células rebeldes en su distrito de lo que esperaba.
A pesar de las apariencias, aquí odiaban al Capitolio de la misma forma que en otros distritos.
Cassius acababa de abrir la libreta donde llevaba el inventario, cuando escuchó que llamaban a la puerta. Desde donde estaba no podía ver con claridad de quién se trataba, pero distinguió el uniforme característico de los agentes de la paz.
Puso los ojos en blanco, pues eso era señal suficiente para saber de quién se trataba.
Cassius usó el mando a distancia para abrir la puerta y dejar que Tarquin Verdure entrar en la oficina. Sin levantar mucho la mirada, Cassius le hizo un gesto a manera de saludo. Como si todo fuera casual, como si de verdad no le intimidara demasiado su presencia a esta hora de la mañana.
—Agente Verdure —dijo con voz formal, mucho más formal que la que usaba en su vida diaria—. ¿A qué debo su visita? Que yo sepa, mi jefe no me dijo que tenía cita. ¿Sucede algo?
Cassius sabía que tan sólo había venido allí para molestar, pero si intentaba insinuarlo podía tener problemas. Y Cassius ya tenía bastantes problemas.
2830Mensajes :
204Honra :
ActivoActividad :
Minerva
Werewolf
Link del mensaje
What are the odds?
Chapter I
Distrito 2 — Almacén — Mañana — Cassius
Tarquin Verdure no había nacido para ser un subordinado.
Desde pequeño había tenido claro que su camino era la grandeza. De niño había aspirado a entrar al grupo de chicos que entrenaban para ofrecerse de tributos alguna vez en la vida. Quería ser quien llevara la gloria al apellido Verdure. Sin embargo, no había tenido las condiciones para pasar las pruebas.
Luego, había decidido que su camino para llegar a ser alguien era entrar a los agentes de la paz. Tarquin quería ser alguien, y también creía en Panem. Así que ese era su camino: asegurarse de que Panem siguiera viviendo en estabilidad y ascender hasta que, eventualmente, se lo llevaran al Capitolio.
El Distrito 2 tenía muchas personas que habían hecho carrera militar, y a veces ni siquiera tenían que marcharse. Después de todo, la antigua mina de El Hueso era el mayor complejo militar de Panem. Tarquin había visto la montaña todos los días desde la ventana de su casa, soñando que un día trabajaría allí.
Un día estaría a cargo de ese lugar.
Sin embargo, los Verdure no eran ninguna familia prominente o relevante, de manera que Tarquin había tenido que empezar en el nivel más bajo de los agentes de paz y esforzarse para ascender. Ahora mismo estaba a cargo del inventario, y por eso estaba dispuesto a hacer un trabajo perfecto.
Por eso le llamó la atención las cantidades que reportaban los lotes de Cronwell, y se dirigió a verlo en persona.
—Buenos días, agente Cornwell —saludó con toda la formalidad que requería su uniforme—. Estaba revisando los reportes de inventario y no pude evitar notar que sus números son inferiores a los de la mayoría. Pareciera que identifica muchas armas defectuosas por acá y quise venir a comprobar por mí mismo qué sucedía.
Arqueó una ceja, esperando una explicación. Cornwell debía ser mayor que él un par de años al menos, pero estaba por debajo de su rango, y Tarquin sabía muy bien lo que los rangos significaban. Vivía por ellos.
[/quote]
1284Mensajes :
91Honra :
ActivoActividad :
Juno
Phoenix
Link del mensaje
What are the odds?
Chapter I
Distrito 2 — Almacén — Mañana — Cassius
Tarquin Verdure era insistente. Cassius ya había tenido que lidiar con él en ocasiones anteriores. Le gustaba las cosas en regla, era de pocas palabras y nunca se andaba con rodeos. Para Cassius era evidente que su único propósito era quedar bien con sus superiores.
Asumía que tan sólo quería ascender de posición. Aunque Tarquin gozaba de bastante poder y tenía un rango considerable, seguro ambicionaba más. De seguro lo que quería era tener una enorme oficina en el Capitolio, mandando sobre el resto de los agentes de la paz que tenían que marcharse a los distritos.
El poder era una cosa muy curiosa, creía Cassius, no sólo porque corrompía a la gente, sino que acababa desdibujándose, siendo crueles unos con otros.
Por suerte, Cassius se había preparado para eso.
—Oh, la verdad era que no pensé que fuera una cantidad tan grande que llegarían a notarlo, agente Verdure. De verdad lo lamento mucho —explicó, con toda la naturalidad posible. Era obvio que no iban a poder disimular por mucho tiempo, últimamente la vigilancia sobre las armas era más férrea que antes. Cassius empezaba a escuchar historias de terror de los demás distritos, pero había preferido no hacer más preguntas a sus otros contactos, porque temía contaminarse de angustia—: Nos llegó una remesa de materiales un tanto defectuosa. La aleación que hicieron en la cantera fue insuficiente, pero no nos dimos cuenta a tiempo, no alcanzamos a devolver el material, sino que empezaron a construir las armas.
Cassius le mostró los libros en donde tenía todas aquellas anotaciones de cifras infladas que corroboraban lo que estaba diciendo. Los datos de verdad, por supuesto, estaban en una bóveda a la que sólo él tenía acceso.
Además, sí era común que a veces las aleaciones fueran imperfectas, sobre todo cuando había nuevos reclutas en la mina y estaban empezando a conocer cómo se hacía el trabajo.
—Sé que no es lo ideal, pero peor sería enviar armas defectuosas. ¿En qué quedaría nuestra reputación? —preguntó, con tono despreocupado.
Asumía que tan sólo quería ascender de posición. Aunque Tarquin gozaba de bastante poder y tenía un rango considerable, seguro ambicionaba más. De seguro lo que quería era tener una enorme oficina en el Capitolio, mandando sobre el resto de los agentes de la paz que tenían que marcharse a los distritos.
El poder era una cosa muy curiosa, creía Cassius, no sólo porque corrompía a la gente, sino que acababa desdibujándose, siendo crueles unos con otros.
Por suerte, Cassius se había preparado para eso.
—Oh, la verdad era que no pensé que fuera una cantidad tan grande que llegarían a notarlo, agente Verdure. De verdad lo lamento mucho —explicó, con toda la naturalidad posible. Era obvio que no iban a poder disimular por mucho tiempo, últimamente la vigilancia sobre las armas era más férrea que antes. Cassius empezaba a escuchar historias de terror de los demás distritos, pero había preferido no hacer más preguntas a sus otros contactos, porque temía contaminarse de angustia—: Nos llegó una remesa de materiales un tanto defectuosa. La aleación que hicieron en la cantera fue insuficiente, pero no nos dimos cuenta a tiempo, no alcanzamos a devolver el material, sino que empezaron a construir las armas.
Cassius le mostró los libros en donde tenía todas aquellas anotaciones de cifras infladas que corroboraban lo que estaba diciendo. Los datos de verdad, por supuesto, estaban en una bóveda a la que sólo él tenía acceso.
Además, sí era común que a veces las aleaciones fueran imperfectas, sobre todo cuando había nuevos reclutas en la mina y estaban empezando a conocer cómo se hacía el trabajo.
—Sé que no es lo ideal, pero peor sería enviar armas defectuosas. ¿En qué quedaría nuestra reputación? —preguntó, con tono despreocupado.
2830Mensajes :
204Honra :
ActivoActividad :
Minerva
Werewolf
Link del mensaje
What are the odds?
Chapter I
Distrito 2 — Almacén — Mañana — Cassius
No era la primera vez que trataba con Cornwell. Tarquin no era en sí una persona muy sociable, así que tampoco era de los que iba por ahí aprendiéndose los nombres y la vida de todo el mundo. Pero recordaba con claridad sus ojos oscuros y esa actitud de estar absolutamente seguro de todo.
Tarquin en cierta forma disfrutaba cuando la gente se sentía nerviosa frente a él, pero Cornwell nunca lo había hecho.
—Si algo está resultando irregular no hay razón para ocultarlo —le señaló con tono de correctivo—. Debió notificarlo para que enviemos la queja correspondiente: no nos podemos permitir desperdiciar recursos en armas defectuosas.
Todo apuntaba a que los tiempos de paz estaban en peligro. La gente de los Distritos se estaba rebelando, o eso murmuraban todos en los pasillos. Los agentes de paz de los Distritos más alejados en especial estaban muy ocupados, y estaban enviando refuerzos a esas zonas. Algunos agentes de paz lo veían como una oportunidad de ascenso, y otros, como Tarquin, como un posible destierro.
Él quería moverse hacia el centro de Panem, no hacia sus periferias.
—Quiero ver estas armas defectuosas —insistió—. Yo mismo puedo elaborar el reporte para que el inventario no se atrase más de los necesario.
Cornwell al menos era eficiente, no como otros que había que amenazarlos por lentos.
1284Mensajes :
91Honra :
ActivoActividad :
Juno
Phoenix
Link del mensaje
What are the odds?
Chapter I
Distrito 2 — Almacén — Mañana — Cassius
Cassius no podía decir que estuviera aterrorizado, aunque entendía que a la gente no le agradaba lidiar con agentes de la paz. Tenían fama de malhumorados y la gran mayoría abusaba del poder que les daban en el gobierno. Si era tenso en el Distrito Dos, en donde todos sabían que eran privilegiados del Capitolio, no quería ni imaginarse cómo era la situación en los demás distritos, sobre todo aquellos que estaban más empobrecidos.
Algunos de sus contactos les habían dado detalles cuando éste había preguntado, y casi que se había arrepentido de pedir información. Cassius siempre se consideró un chico con suerte. Nacer en el Distrito Dos y que te aterraran los Juegos del Hambre era poco común, pero tenías la fortuna de que era muy poco probable que salieras escogido, porque había una fila de chicos igual que tú, que estaban desesperados por presentarse como voluntarios.
Cassius había ido, como todos los de su generación, a las academias de tributos. No había destacado en ninguna de las áreas físicas, pero en las analíticas siempre puntuaba muy alto. Era en gran parte por ese atributo que no estaba en este momento en el Distrito Trece, donde se necesitaban soldados de manera urgente. Aquí, su cerebro era de gran utilidad para la Rebelión.
—Las armas fueron desechadas, para su reciclaje y reutilización, como puede ver en el informe —dijo Cassius, mientras le mostraba en las resmas de papel, dónde estaba el respaldo de lo que había dicho. En la fábrica de desechos, había otro contacto de la Rebelión, llamado Rufus, a quien Cassius esperaba encarecidamente que no lo fueran a molestar. Rufus era bastante huraño y no podía mantener la calma tan bien como él. Pero era buena persona, esperaba que no fueran a alterarlo injustamente—: Pero si quiere puedo mostrarle lo que queda del material, pues cuando nos dimos cuenta, paramos la producción.
Cassius se levantó de su asiento y dejó los libros sobre la mesa, con toda la sangre fría que podía tener en ese momento. Se imaginaba que otro en su lugar estaría temblando, pero a él no le quedaba más remedio que pretender. Había escuchado que las cosas empezarían a moverse más rápido en los próximos meses y él quería seguir siendo útil. ¿Cuántos años llevaba en esto? Quería ver un progreso verdadero.
Colocó el dedo índice sobre el lector, para que la puerta de la bodega secundaria se abriese.
—Pase, por favor, la aleación es esa que está sobre la mesa.
Algunos de sus contactos les habían dado detalles cuando éste había preguntado, y casi que se había arrepentido de pedir información. Cassius siempre se consideró un chico con suerte. Nacer en el Distrito Dos y que te aterraran los Juegos del Hambre era poco común, pero tenías la fortuna de que era muy poco probable que salieras escogido, porque había una fila de chicos igual que tú, que estaban desesperados por presentarse como voluntarios.
Cassius había ido, como todos los de su generación, a las academias de tributos. No había destacado en ninguna de las áreas físicas, pero en las analíticas siempre puntuaba muy alto. Era en gran parte por ese atributo que no estaba en este momento en el Distrito Trece, donde se necesitaban soldados de manera urgente. Aquí, su cerebro era de gran utilidad para la Rebelión.
—Las armas fueron desechadas, para su reciclaje y reutilización, como puede ver en el informe —dijo Cassius, mientras le mostraba en las resmas de papel, dónde estaba el respaldo de lo que había dicho. En la fábrica de desechos, había otro contacto de la Rebelión, llamado Rufus, a quien Cassius esperaba encarecidamente que no lo fueran a molestar. Rufus era bastante huraño y no podía mantener la calma tan bien como él. Pero era buena persona, esperaba que no fueran a alterarlo injustamente—: Pero si quiere puedo mostrarle lo que queda del material, pues cuando nos dimos cuenta, paramos la producción.
Cassius se levantó de su asiento y dejó los libros sobre la mesa, con toda la sangre fría que podía tener en ese momento. Se imaginaba que otro en su lugar estaría temblando, pero a él no le quedaba más remedio que pretender. Había escuchado que las cosas empezarían a moverse más rápido en los próximos meses y él quería seguir siendo útil. ¿Cuántos años llevaba en esto? Quería ver un progreso verdadero.
Colocó el dedo índice sobre el lector, para que la puerta de la bodega secundaria se abriese.
—Pase, por favor, la aleación es esa que está sobre la mesa.
2830Mensajes :
204Honra :
ActivoActividad :
Minerva
Werewolf
Link del mensaje
What are the odds?
Chapter I
Distrito 2 — Almacén — Mañana — Cassius
Todo parecía en orden en el informe. Cassius era uno de los subalternos más eficientes en el Distrito 2, pero Tarquin no estaba acostumbrado a que hubiera otra gente tan eficiente como él. De alguna forma le parecía sospechoso, le hacía sentir que algo estaba mal.
Revisió la aleación. La verdad no sabía tanto sobre metales y sería una pérdida de tiempo mandarla a analizar, aunque sería el paso lógico. Estaba seguro que si Cassius estaba reportando eso era porque lo podía probar.
A veces, Tarquin se preocupaba si debía preocuparse de que Cassius fuera a ser un contrincante en algún momento para sus ansiados ascensos.
—Todo parece en orden —admitió. Tampoco le gustaba ser injusto—. Nuestros superiores verán su reporte con atención, Cronwell. Me encargaré de eso.
Miró a su alrededor, como si de un vistazo pudiera ver algo más que estuviera mal. Pero todo estaba muy ordenado.
—¿Ha pensado dónde querría ser destinado después de terminar el inventario? —preguntó, centrándose entonces en Cassius—. El Distrito 2 está lleno de posibilidades para agentes de paz capaces.
Quizá era buena idea ir sondeando las intenciones de Cornwell para saber si algún día sería realmente un rival para él.
En el Distrito 2 los agentes de paz podían pensar en esas cosas, sin las ridículas revoluciones que estaban ocuriendo en otros distritos, llenos de personas mal agradecidas que no sabían apreciar lo que Panem había hecho por ellas.
[/quote]
1284Mensajes :
91Honra :
ActivoActividad :
Juno
Phoenix
Link del mensaje
What are the odds?
Chapter I
Distrito 2 — Almacén — Mañana — Cassius
Cassius se sintió aliviado cuando escuchó a Tarquin decir que todo estaba en orden. Este no era el momento de empezar a despertar sospechas de nadie, mucho menos de alguien tan inquisitivo como Tarquin. Había algunos agentes de la paz que estaban dispuestos a hacer de la vista gorda por ilegalidades menores si le llegaban al precio adecuado. Cassius había tenido que lidiar con esos antes, pero Tarquin no era de ese grupo. Era incorruptible, si sospechaba que algo andaba mal, no se detendría hasta descubrirlo.
Sabía que había reportado a mucha gente y se había encargado él mismo de dar los castigos en la plaza. En el Distrito Dos no eran muy comunes y Cassius podía sentirse afortunado de haber nacido aquí, pero en los últimos meses las cosas habían cambiado para siempre. Por eso era el momento de que la Rebelión se llevara a cabo.
Por eso, la pregunta de Tarquin lo sorprendió. Cassius lo miró con mucha seriedad, conteniendo las ganas que tenía de decirle que era un completo estúpido. Así como el Capitolio infundía miedo en los distritos, manipulaba a los agentes de la paz para que creyeran que estaban por encima de la jerarquía, cuando en realidad eran exactamente lo mismo: eran esclavos del gobierno. Cassius quería romper esa jerarquía, así le costara la vida.
—Sé que debe ser difícil para usted de comprender, agente… —dijo Cassius, con toda la tranquilidad que llevaba ensayada durante años de pertenecer a los rebeldes—. Pero siempre me ha gustado mi trabajo en el laboratorio. Las fórmulas y las aleaciones siempre se me dieron bastante bien, fue por eso que pedí trabajo precisamente aquí. Supongo que algunos otros están esperando ascender o tener un cargo más influyente, pero… a mí me gusta lo que hago.
Cassius no estaba seguro si era una respuesta convincente para Tarquin, pero, irónicamente, estaba siendo bastante sincero con él. Sus padres lo habían puesto en contacto con gente del Distrito Trece y era cierto que pudiera apoyar la rebelión desde otro puesto, alguno de más influencia, por todo lo que ahora sabía, quizás con mayor seguridad para él mismo, pero le gustaba aquí.
Creía que su trabajo para garantizar armas para la rebelión era primordial y no quería verse delegando ese trabajo en alguien más.
—Aunque supongo que por sus palabras, piensa todo lo contrario a mí —dijo, con genuina curiosidad—. ¿Aspira a subir más en el ejército? ¿Es eso?
Cassius podía imaginarlo perfectamente: Tarquin en un puesto de comandante, enviando a cientos de soldados a masacrar a la gente en los distritos. Era una imagen terrorífica.
Sabía que había reportado a mucha gente y se había encargado él mismo de dar los castigos en la plaza. En el Distrito Dos no eran muy comunes y Cassius podía sentirse afortunado de haber nacido aquí, pero en los últimos meses las cosas habían cambiado para siempre. Por eso era el momento de que la Rebelión se llevara a cabo.
Por eso, la pregunta de Tarquin lo sorprendió. Cassius lo miró con mucha seriedad, conteniendo las ganas que tenía de decirle que era un completo estúpido. Así como el Capitolio infundía miedo en los distritos, manipulaba a los agentes de la paz para que creyeran que estaban por encima de la jerarquía, cuando en realidad eran exactamente lo mismo: eran esclavos del gobierno. Cassius quería romper esa jerarquía, así le costara la vida.
—Sé que debe ser difícil para usted de comprender, agente… —dijo Cassius, con toda la tranquilidad que llevaba ensayada durante años de pertenecer a los rebeldes—. Pero siempre me ha gustado mi trabajo en el laboratorio. Las fórmulas y las aleaciones siempre se me dieron bastante bien, fue por eso que pedí trabajo precisamente aquí. Supongo que algunos otros están esperando ascender o tener un cargo más influyente, pero… a mí me gusta lo que hago.
Cassius no estaba seguro si era una respuesta convincente para Tarquin, pero, irónicamente, estaba siendo bastante sincero con él. Sus padres lo habían puesto en contacto con gente del Distrito Trece y era cierto que pudiera apoyar la rebelión desde otro puesto, alguno de más influencia, por todo lo que ahora sabía, quizás con mayor seguridad para él mismo, pero le gustaba aquí.
Creía que su trabajo para garantizar armas para la rebelión era primordial y no quería verse delegando ese trabajo en alguien más.
—Aunque supongo que por sus palabras, piensa todo lo contrario a mí —dijo, con genuina curiosidad—. ¿Aspira a subir más en el ejército? ¿Es eso?
Cassius podía imaginarlo perfectamente: Tarquin en un puesto de comandante, enviando a cientos de soldados a masacrar a la gente en los distritos. Era una imagen terrorífica.
2830Mensajes :
204Honra :
ActivoActividad :
Minerva
Werewolf
Link del mensaje
What are the odds?
Chapter I
Distrito 2 — Almacén — Mañana — Cassius
Aleaciones. Fórmulas.
Tarquin pensó con desprecio que Cassius no entendía nada del uniforme que llevaba.
—Hablas como si fueras un cienítifico del Capitolio, no un agente de paz de Panem —le dijo en tono acusatorio—. Nuestro lugar es proteger el gobierno de nuestra nación... No "hacer lo que nos gusta".
Le dedicó una mirada cargada de intención a Cassius. Quería que tuviera claro lo que pensaba de sus ideas.
—Por supuesto que aspiro a ascender —admitió, no era algo para poner en duda o de lo que avergonzarse—. Seré tan bueno en mi trabajo que no les quedará otra que hacerme subir en el ejército hasta llegar al Capitolio.
Tarquin soñaba con esas cosas. Era el éxito al que aspiraba. Su familia podría estar orgulloso de él entonces, y con suerte podrían tener una larga vida también.
Eso si sobrevivían la guerra.
Miró a Cassius severamente.
—Pero estamos en guerra —le recordó—. No es momento de pensar en sueños personales. Le preguntaba por sus aspiarciones porque temo que este trabajo está pronto a terminarse. Las armas tendremos que usarlas, no limitarnos a hacerlas y almacenarlas.
Tarquin quería conocer bien a todos los soldados del Distrito 2. Si aspiraba a subir en puestos y dirigirlos, debía conocerlos a todos bien.
Si era sincero consigo mismo, Cassius le causaba curiosidad. Una parte de él no podía evitar pensar que era sospechoso. Un agente de la paz sin mayor ambición, tan metido en su laboratorio... a Tarquin no dejaba de parecerle sospechoso. Pero nunca le había pillado ninguna falta, no podía hacer nada con respecto a él.
Excepto vigilarlo de cerca.
1284Mensajes :
91Honra :
ActivoActividad :
Juno
Phoenix
Link del mensaje
What are the odds?
Chapter I
Distrito 2 — Almacén — Mañana — Cassius
Aunque estuviera sonriendo ante sus palabras, en realidad Cassius estaba aterrado de todo lo que estaba oyendo. Tarquin era el tipo de agente de la paz que seguro estaría encantado de estar asignado al Distrito Once o Doce, para aterrorizar a todos sus habitantes a diestra y siniestra. Cassius lamentaba muchísimo que desde su distrito salieran todos estos soldados para diezmar la voluntad de la población y ejercer el terrorismo del presidente Snow por todo Panem.
Tarquin ni siquiera parecía plantearse que lo que estaba haciendo estaba mal. Le parecía el peor tipo de persona, pero tenía que contenerse, porque Cassius llevaba toda la vida tratando de escabullirse y mezclarse con el fondo, para no llamar la atención.
—Pero estarás de acuerdo conmigo en que es más fácil hacer tu trabajo si te gusta —Cassius siguió sonriendo, como si nada de lo que estuviera diciendo lo molestara realmente.
Quizás es era el problema, quizás Tarquin estaba fastidiado de ver a gente a su alrededor que fuera feliz en lugar de estar obsesionado con el poder. Lo cual, para opinión de Cassius, eso era bastante triste.
Pero el tono de Tarquin cambió por completo cuando habló de la guerra. Cassius también endureció su expresión. Se preguntó qué tanta información tendría acceso a Tarquin, gracias a que evidentemente era más cercano a sus superiores que él. Cassius se sentía asqueado de sólo escuchar lo que se oía de todos los demás distritos.
—Creo que estás siendo un poco exagerado al llamarlo guerra. Siempre ha habido revueltas en los distritos más empobrecidos, de vez en cuando, son unos inconformes que no aceptan lo que les tocó. Pero no tienen el armamento suficiente para que eso represente un gran problema —comentó Cassius, con más tranquilidad de la que sentía. Para él resultaba maravilloso que estuvieran alzándose, incluso si todavía no tuvieran recursos. Para eso estaba Cassius, para hacerles llegar armamento necesario—: A menos que yo no esté tan bien informado como tú.
Cassius humedeció los labios, sopesando si la frase lo ayudaría a obtener algo de información. O tal vez sólo lo haría enfadar.
Tarquin ni siquiera parecía plantearse que lo que estaba haciendo estaba mal. Le parecía el peor tipo de persona, pero tenía que contenerse, porque Cassius llevaba toda la vida tratando de escabullirse y mezclarse con el fondo, para no llamar la atención.
—Pero estarás de acuerdo conmigo en que es más fácil hacer tu trabajo si te gusta —Cassius siguió sonriendo, como si nada de lo que estuviera diciendo lo molestara realmente.
Quizás es era el problema, quizás Tarquin estaba fastidiado de ver a gente a su alrededor que fuera feliz en lugar de estar obsesionado con el poder. Lo cual, para opinión de Cassius, eso era bastante triste.
Pero el tono de Tarquin cambió por completo cuando habló de la guerra. Cassius también endureció su expresión. Se preguntó qué tanta información tendría acceso a Tarquin, gracias a que evidentemente era más cercano a sus superiores que él. Cassius se sentía asqueado de sólo escuchar lo que se oía de todos los demás distritos.
—Creo que estás siendo un poco exagerado al llamarlo guerra. Siempre ha habido revueltas en los distritos más empobrecidos, de vez en cuando, son unos inconformes que no aceptan lo que les tocó. Pero no tienen el armamento suficiente para que eso represente un gran problema —comentó Cassius, con más tranquilidad de la que sentía. Para él resultaba maravilloso que estuvieran alzándose, incluso si todavía no tuvieran recursos. Para eso estaba Cassius, para hacerles llegar armamento necesario—: A menos que yo no esté tan bien informado como tú.
Cassius humedeció los labios, sopesando si la frase lo ayudaría a obtener algo de información. O tal vez sólo lo haría enfadar.
2830Mensajes :
204Honra :
ActivoActividad :
Minerva
Werewolf
Link del mensaje
What are the odds?
Chapter I
Distrito 2 — Almacén — Mañana — Cassius
Arqueó una ceja al escucharlo.
—Trabajo es trabajo —le recordó—. No se supone que lo disfrutes.
Aunque debía admitir que él sí que lo hacía. Sí que disfrutaba ser un agente de paz y todolo que conllevaba, incluyendo los horarios extenuanes. Porque creía en lo que hacía, y creía que hacía un bien.
Miró con incredulidad a Cassius hablar de que no estaban ante una guerra.
—En el Distrito 8 volamos un hospital de campaña —dijo sin molestarse en ocultar la incredulidad de sus expresiones faciales—. ¿Te suena a revuelta?
Tarquin ya había visto alguna eventual revuelta y no tenía la energía que tenía esta ocasión.
—Prepárate —le advirtió—. Vienen tiempos donde querrán que todos los agentes de la paz estemos en las calles, acuérdate de mis palabras.
A veces la gente subestimaba a Tarquin. Creían que no era ni siquiera un mando medio, que no llegaría lejos. Pero Tarquin sabía mejor que ellos sobre su futuro. Sabía que iba a ascender, no dejaba de trabajar para ello.
Y nadie bajo su supervisión iba a entorpecer sus avances. Por eso debía estar atento y detectar cualquier mentira. Cualquien intento de apoyar la rebelión.
No sabía si por ahí irían las cosas con Cassius, pero no dejaba de sentir que no podía confiar en él y debía tenerlo vigilado.
1284Mensajes :
91Honra :
ActivoActividad :