2 participantes
Juno
Unicorn
Link del mensaje
Tarquin
Verdure
Agente de la Paz — Lucas Hedges — MinervaVerdure
Cassius
Cronwell
Rebelde — David Corenswet — JunoCronwell
Panem, Distrito 2
74 Años después de los Días Oscuros
74 Años después de los Días Oscuros
Las reglas del juego cambiaron por completo cuando Seneca Crane anunció que, por primera vez desde la creación de los Juegos del Hambre, habría dos Vencedores. Katniss Everdeen y Peeta Mellark rompieron los cimientos de Panem como un golpe rítmico, pero constante.
La imagen de dos jóvenes tan enamorados, dispuestos a morir juntos antes de verse separados, hizo llorar a todos los habitantes del Capitolio. En los distritos, sin embargo, aquella imagen de Katniss Everdeen encendió una llama que llevaba tiempo dormida y que ahora estaba convirtiéndose en una llamarada que amenazaba con romper el orden natural de las cosas. Luego del discurso presidencial, que muchos interpretaron como una amenaza encubierta, algunas cosas empezaron a cambiar. De manera imperceptible, pero un cambio al fin y al cabo.
En el Distrito Dos, uno de los niños consentidos del Capitolio, todo parecía estar más o menos igual. Tarquin Verdure, un ambicioso agente de la paz, continuaba su día a día con total normalidad, supervisando el inventario de armas de alta calidad que debía recibir el mismo Capitolio, como el resto de los agentes de la paz que estaban distribuidos por todo Panem. Justo un par de semanas después de que Panem tuviera a sus dos nuevos Vencedores, recibió instrucciones de redistribuir armas de más alto calibre, puesto que había órdenes de sus superiores de una mejor redistribución de los agentes de la paz. El gobierno quería reforzar la seguridad en los distritos de cara a la próxima Gira de la Victoria, que estaba siendo promocionada como la mejor de los últimos años.
Tarquin estaba determinado a hacer un trabajo impecable, con la esperanza de ascender en el cuerpo de los agentes de la paz. Ambicioso por naturaleza, estaba dispuesto a hacer cualquier cosa con tal de lograr sus objetivos. Por suerte, se consideraba afortunado al seguir siendo asignado al Distrito Dos, en donde todos sabían que eran absolutamente fieles al Capitolio. Allí, los ridículos rumores de descontento no parecían más que un sueño lejano.
Pero incluso en el mismísimo corazón del Distrito Dos, la Rebelión latía fuerte y constante, como la llama que había encendido Katniss Everdeen. La familia Cronwell llevaba comprometidos con la causa desde hacía muchísimo tiempo, cuando Cassius tuvo edad suficiente para saber qué se suponía que estaban haciendo, no tuvo más remedio que continuar con el legado familiar. Cassius tomó a cargo la misión de desviar buena parte del armamento hacia el Distrito Trece, porque sabía que la guerra era inminente y allí iban a necesitar muchos recursos.
El problema, era que tenía que pasar por encima del inclemente control de Tarquin Verdure primero. Pero Cassius también estaba determinado a llegar hasta las últimas consecuencias para llevar a cabo sus planes.
× × × × × × × × × × × × × × × × × × × × × ×
C A P Í T U L O S
C A P Í T U L O S
INSPIRED — BOOKS — The Hunger Games — ONE ON ONE
It’s what the world
does to them
- Codigo de respuesta:
- Código:
<center><div class="darkflamelbor"><div id="darkflamel"><div class="darkflamelcu"><div class="darkflamelti2">TÍTULO CORTO</div><div class="darkflamelti3">SUBTÍTULO</div></div><div class="darkflamelimg" style="background:url(IMAGEN)center;background-size:cover;"></div><div class="darkflamelti1">DONDE — CUANDO — CON QUIEN</div><div class="darkflameltext">POST AQUÍ. SI ME PONER ENTRE <b>ME VEO EN NEGRITA COLOREADA</b> Y SI ME PONES EN <i>ME VEO EN CURSIVA COLOREADA</i></div><div class="darkflamelcub"></div></div></div><div class="pinkcredit"><a href="http://treeoflife.foroactivo.com/u3"><i class="cp cp-sword"></i></a></div></center>
<style>:root{--pinkc1: #fff; --pinkc2: #151313;--pinkc4: #215837;} body#phpbb.dark-mode {--pinkc1: #272827; --pinkc2: #fff;}#darkflamel{width:480px; height:auto;background-color:var(--pinkc1); border:1px solid var(--pinkc4);}.darkflamelbor{width:480px; height:auto;border:5px solid var(--pinkc4); padding:3px 5px 3px 3px;} .darkflamelcu {width:470px; height:120px; background-color:var(--pinkc4); margin-top:3px; display: flex; flex-direction: column; justify-content: center; align-items: center;} .darkflameltext {width:420px;height: auto;text-align: justify;line-height: 100%;font-family: arial;font-size: 13px;color: var(--pinkc2);padding: 10px;overflow:auto; margin-bottom: 5px; margin-top:25px;} .darkflameltext strong {color: var(--pinkc4); font-weight: 600;} .darkflameltext i {color: var(--pinkc4); font-weight: 600;} .darkflamelcub {width:470px; height:20px; background-color:var(--pinkc4); margin:3px;} .darkflamelimg {width: 150px; height: 100px; border: 15px solid var(--pinkc1); position: relative; overflow: hidden;margin-top: -100px; margin-left: -250px; outline: 10px solid var(--pinkc4);}.darkflamelti1 {width: 250px; height:20px; font-family: Poppins; line-height:100%; margin-left: 200px;font-size: 10px; font-weight: 600;text-transform: uppercase; color: var(--pinkc2); margin-top:-20px;} .darkflamelti2{width:260px;height:auto; font-family:Titillium Web; text-transform: uppercase; font-weight:600; margin-left:200px; font-size:22px;color:#fff;}.darkflamelti3 { font-family: Poppins; line-height:100%; margin-left: 200px;font-size: 10px; font-weight: 600;text-transform: uppercase; color: #fff;} .pinkcredit{width:600px; margin-top:10px;} .pinkcredit i{font-size:12px; color: var(--pinkc4);}</style><link href="https://fonts.googleapis.com/css2?family=Poppins:ital,wght@1,100&family=Titillium+Web:wght@200&display=swap" rel="stylesheet">
3193Mensajes :
217Honra :
ActivoActividad :
Juno
Unicorn
Link del mensaje
What are the odds?
Chapter I
Distrito 2 — Almacén — Mañana — Cassius
Cassius había madrugado muy temprano esa mañana. Se despidió de su hermana y se dirigió directamente hacia el almacén, pues había quedado con su jefe de abrir él la bodega de armamento. Sus oficinas eran las encargadas del control de calidad de las armas que, según había visto en el informe, en esta ocasión iban a dirigirse hacia el Distrito Seis.
Cassius se había ganado a pulso que su jefe confiara en él ciegamente, pero seguro que no le gustaría saber qué estaba haciendo su empleado ejemplar. Como sólo podían enviar las armas que estaban completamente listas, sin ningún defecto, él lo único que hacía era modificar las cantidades de armas que estaban defectuosas. Pero, como estaban en perfecto estado, éstas irían destinadas al Distrito Trece. El transporte no le correspondía a él, pues su contacto se encargaría de eso.
Sabía que era así para que, en caso de ser atrapados, nadie tuviera exactamente toda la información. Las primeras veces, Cassius ni siquiera sabía quiénes eran sus contactos. Sin embargo, con el paso del tiempo, cuando empezó a ser más primordial para el movimiento, se sorprendió al darse cuenta que habían muchas más células rebeldes en su distrito de lo que esperaba.
A pesar de las apariencias, aquí odiaban al Capitolio de la misma forma que en otros distritos.
Cassius acababa de abrir la libreta donde llevaba el inventario, cuando escuchó que llamaban a la puerta. Desde donde estaba no podía ver con claridad de quién se trataba, pero distinguió el uniforme característico de los agentes de la paz.
Puso los ojos en blanco, pues eso era señal suficiente para saber de quién se trataba.
Cassius usó el mando a distancia para abrir la puerta y dejar que Tarquin Verdure entrar en la oficina. Sin levantar mucho la mirada, Cassius le hizo un gesto a manera de saludo. Como si todo fuera casual, como si de verdad no le intimidara demasiado su presencia a esta hora de la mañana.
—Agente Verdure —dijo con voz formal, mucho más formal que la que usaba en su vida diaria—. ¿A qué debo su visita? Que yo sepa, mi jefe no me dijo que tenía cita. ¿Sucede algo?
Cassius sabía que tan sólo había venido allí para molestar, pero si intentaba insinuarlo podía tener problemas. Y Cassius ya tenía bastantes problemas.
Cassius se había ganado a pulso que su jefe confiara en él ciegamente, pero seguro que no le gustaría saber qué estaba haciendo su empleado ejemplar. Como sólo podían enviar las armas que estaban completamente listas, sin ningún defecto, él lo único que hacía era modificar las cantidades de armas que estaban defectuosas. Pero, como estaban en perfecto estado, éstas irían destinadas al Distrito Trece. El transporte no le correspondía a él, pues su contacto se encargaría de eso.
Sabía que era así para que, en caso de ser atrapados, nadie tuviera exactamente toda la información. Las primeras veces, Cassius ni siquiera sabía quiénes eran sus contactos. Sin embargo, con el paso del tiempo, cuando empezó a ser más primordial para el movimiento, se sorprendió al darse cuenta que habían muchas más células rebeldes en su distrito de lo que esperaba.
A pesar de las apariencias, aquí odiaban al Capitolio de la misma forma que en otros distritos.
Cassius acababa de abrir la libreta donde llevaba el inventario, cuando escuchó que llamaban a la puerta. Desde donde estaba no podía ver con claridad de quién se trataba, pero distinguió el uniforme característico de los agentes de la paz.
Puso los ojos en blanco, pues eso era señal suficiente para saber de quién se trataba.
Cassius usó el mando a distancia para abrir la puerta y dejar que Tarquin Verdure entrar en la oficina. Sin levantar mucho la mirada, Cassius le hizo un gesto a manera de saludo. Como si todo fuera casual, como si de verdad no le intimidara demasiado su presencia a esta hora de la mañana.
—Agente Verdure —dijo con voz formal, mucho más formal que la que usaba en su vida diaria—. ¿A qué debo su visita? Que yo sepa, mi jefe no me dijo que tenía cita. ¿Sucede algo?
Cassius sabía que tan sólo había venido allí para molestar, pero si intentaba insinuarlo podía tener problemas. Y Cassius ya tenía bastantes problemas.
3193Mensajes :
217Honra :
ActivoActividad :
Minerva
Werewolf
Link del mensaje
What are the odds?
Chapter I
Distrito 2 — Almacén — Mañana — Cassius
Tarquin Verdure no había nacido para ser un subordinado.
Desde pequeño había tenido claro que su camino era la grandeza. De niño había aspirado a entrar al grupo de chicos que entrenaban para ofrecerse de tributos alguna vez en la vida. Quería ser quien llevara la gloria al apellido Verdure. Sin embargo, no había tenido las condiciones para pasar las pruebas.
Luego, había decidido que su camino para llegar a ser alguien era entrar a los agentes de la paz. Tarquin quería ser alguien, y también creía en Panem. Así que ese era su camino: asegurarse de que Panem siguiera viviendo en estabilidad y ascender hasta que, eventualmente, se lo llevaran al Capitolio.
El Distrito 2 tenía muchas personas que habían hecho carrera militar, y a veces ni siquiera tenían que marcharse. Después de todo, la antigua mina de El Hueso era el mayor complejo militar de Panem. Tarquin había visto la montaña todos los días desde la ventana de su casa, soñando que un día trabajaría allí.
Un día estaría a cargo de ese lugar.
Sin embargo, los Verdure no eran ninguna familia prominente o relevante, de manera que Tarquin había tenido que empezar en el nivel más bajo de los agentes de paz y esforzarse para ascender. Ahora mismo estaba a cargo del inventario, y por eso estaba dispuesto a hacer un trabajo perfecto.
Por eso le llamó la atención las cantidades que reportaban los lotes de Cronwell, y se dirigió a verlo en persona.
—Buenos días, agente Cornwell —saludó con toda la formalidad que requería su uniforme—. Estaba revisando los reportes de inventario y no pude evitar notar que sus números son inferiores a los de la mayoría. Pareciera que identifica muchas armas defectuosas por acá y quise venir a comprobar por mí mismo qué sucedía.
Arqueó una ceja, esperando una explicación. Cornwell debía ser mayor que él un par de años al menos, pero estaba por debajo de su rango, y Tarquin sabía muy bien lo que los rangos significaban. Vivía por ellos.
[/quote]
1521Mensajes :
93Honra :
ActivoActividad :
Juno
Unicorn
Link del mensaje
What are the odds?
Chapter I
Distrito 2 — Almacén — Mañana — Cassius
Tarquin Verdure era insistente. Cassius ya había tenido que lidiar con él en ocasiones anteriores. Le gustaba las cosas en regla, era de pocas palabras y nunca se andaba con rodeos. Para Cassius era evidente que su único propósito era quedar bien con sus superiores.
Asumía que tan sólo quería ascender de posición. Aunque Tarquin gozaba de bastante poder y tenía un rango considerable, seguro ambicionaba más. De seguro lo que quería era tener una enorme oficina en el Capitolio, mandando sobre el resto de los agentes de la paz que tenían que marcharse a los distritos.
El poder era una cosa muy curiosa, creía Cassius, no sólo porque corrompía a la gente, sino que acababa desdibujándose, siendo crueles unos con otros.
Por suerte, Cassius se había preparado para eso.
—Oh, la verdad era que no pensé que fuera una cantidad tan grande que llegarían a notarlo, agente Verdure. De verdad lo lamento mucho —explicó, con toda la naturalidad posible. Era obvio que no iban a poder disimular por mucho tiempo, últimamente la vigilancia sobre las armas era más férrea que antes. Cassius empezaba a escuchar historias de terror de los demás distritos, pero había preferido no hacer más preguntas a sus otros contactos, porque temía contaminarse de angustia—: Nos llegó una remesa de materiales un tanto defectuosa. La aleación que hicieron en la cantera fue insuficiente, pero no nos dimos cuenta a tiempo, no alcanzamos a devolver el material, sino que empezaron a construir las armas.
Cassius le mostró los libros en donde tenía todas aquellas anotaciones de cifras infladas que corroboraban lo que estaba diciendo. Los datos de verdad, por supuesto, estaban en una bóveda a la que sólo él tenía acceso.
Además, sí era común que a veces las aleaciones fueran imperfectas, sobre todo cuando había nuevos reclutas en la mina y estaban empezando a conocer cómo se hacía el trabajo.
—Sé que no es lo ideal, pero peor sería enviar armas defectuosas. ¿En qué quedaría nuestra reputación? —preguntó, con tono despreocupado.
Asumía que tan sólo quería ascender de posición. Aunque Tarquin gozaba de bastante poder y tenía un rango considerable, seguro ambicionaba más. De seguro lo que quería era tener una enorme oficina en el Capitolio, mandando sobre el resto de los agentes de la paz que tenían que marcharse a los distritos.
El poder era una cosa muy curiosa, creía Cassius, no sólo porque corrompía a la gente, sino que acababa desdibujándose, siendo crueles unos con otros.
Por suerte, Cassius se había preparado para eso.
—Oh, la verdad era que no pensé que fuera una cantidad tan grande que llegarían a notarlo, agente Verdure. De verdad lo lamento mucho —explicó, con toda la naturalidad posible. Era obvio que no iban a poder disimular por mucho tiempo, últimamente la vigilancia sobre las armas era más férrea que antes. Cassius empezaba a escuchar historias de terror de los demás distritos, pero había preferido no hacer más preguntas a sus otros contactos, porque temía contaminarse de angustia—: Nos llegó una remesa de materiales un tanto defectuosa. La aleación que hicieron en la cantera fue insuficiente, pero no nos dimos cuenta a tiempo, no alcanzamos a devolver el material, sino que empezaron a construir las armas.
Cassius le mostró los libros en donde tenía todas aquellas anotaciones de cifras infladas que corroboraban lo que estaba diciendo. Los datos de verdad, por supuesto, estaban en una bóveda a la que sólo él tenía acceso.
Además, sí era común que a veces las aleaciones fueran imperfectas, sobre todo cuando había nuevos reclutas en la mina y estaban empezando a conocer cómo se hacía el trabajo.
—Sé que no es lo ideal, pero peor sería enviar armas defectuosas. ¿En qué quedaría nuestra reputación? —preguntó, con tono despreocupado.
3193Mensajes :
217Honra :
ActivoActividad :
Minerva
Werewolf
Link del mensaje
What are the odds?
Chapter I
Distrito 2 — Almacén — Mañana — Cassius
No era la primera vez que trataba con Cornwell. Tarquin no era en sí una persona muy sociable, así que tampoco era de los que iba por ahí aprendiéndose los nombres y la vida de todo el mundo. Pero recordaba con claridad sus ojos oscuros y esa actitud de estar absolutamente seguro de todo.
Tarquin en cierta forma disfrutaba cuando la gente se sentía nerviosa frente a él, pero Cornwell nunca lo había hecho.
—Si algo está resultando irregular no hay razón para ocultarlo —le señaló con tono de correctivo—. Debió notificarlo para que enviemos la queja correspondiente: no nos podemos permitir desperdiciar recursos en armas defectuosas.
Todo apuntaba a que los tiempos de paz estaban en peligro. La gente de los Distritos se estaba rebelando, o eso murmuraban todos en los pasillos. Los agentes de paz de los Distritos más alejados en especial estaban muy ocupados, y estaban enviando refuerzos a esas zonas. Algunos agentes de paz lo veían como una oportunidad de ascenso, y otros, como Tarquin, como un posible destierro.
Él quería moverse hacia el centro de Panem, no hacia sus periferias.
—Quiero ver estas armas defectuosas —insistió—. Yo mismo puedo elaborar el reporte para que el inventario no se atrase más de los necesario.
Cornwell al menos era eficiente, no como otros que había que amenazarlos por lentos.
1521Mensajes :
93Honra :
ActivoActividad :
Juno
Unicorn
Link del mensaje
What are the odds?
Chapter I
Distrito 2 — Almacén — Mañana — Cassius
Cassius no podía decir que estuviera aterrorizado, aunque entendía que a la gente no le agradaba lidiar con agentes de la paz. Tenían fama de malhumorados y la gran mayoría abusaba del poder que les daban en el gobierno. Si era tenso en el Distrito Dos, en donde todos sabían que eran privilegiados del Capitolio, no quería ni imaginarse cómo era la situación en los demás distritos, sobre todo aquellos que estaban más empobrecidos.
Algunos de sus contactos les habían dado detalles cuando éste había preguntado, y casi que se había arrepentido de pedir información. Cassius siempre se consideró un chico con suerte. Nacer en el Distrito Dos y que te aterraran los Juegos del Hambre era poco común, pero tenías la fortuna de que era muy poco probable que salieras escogido, porque había una fila de chicos igual que tú, que estaban desesperados por presentarse como voluntarios.
Cassius había ido, como todos los de su generación, a las academias de tributos. No había destacado en ninguna de las áreas físicas, pero en las analíticas siempre puntuaba muy alto. Era en gran parte por ese atributo que no estaba en este momento en el Distrito Trece, donde se necesitaban soldados de manera urgente. Aquí, su cerebro era de gran utilidad para la Rebelión.
—Las armas fueron desechadas, para su reciclaje y reutilización, como puede ver en el informe —dijo Cassius, mientras le mostraba en las resmas de papel, dónde estaba el respaldo de lo que había dicho. En la fábrica de desechos, había otro contacto de la Rebelión, llamado Rufus, a quien Cassius esperaba encarecidamente que no lo fueran a molestar. Rufus era bastante huraño y no podía mantener la calma tan bien como él. Pero era buena persona, esperaba que no fueran a alterarlo injustamente—: Pero si quiere puedo mostrarle lo que queda del material, pues cuando nos dimos cuenta, paramos la producción.
Cassius se levantó de su asiento y dejó los libros sobre la mesa, con toda la sangre fría que podía tener en ese momento. Se imaginaba que otro en su lugar estaría temblando, pero a él no le quedaba más remedio que pretender. Había escuchado que las cosas empezarían a moverse más rápido en los próximos meses y él quería seguir siendo útil. ¿Cuántos años llevaba en esto? Quería ver un progreso verdadero.
Colocó el dedo índice sobre el lector, para que la puerta de la bodega secundaria se abriese.
—Pase, por favor, la aleación es esa que está sobre la mesa.
Algunos de sus contactos les habían dado detalles cuando éste había preguntado, y casi que se había arrepentido de pedir información. Cassius siempre se consideró un chico con suerte. Nacer en el Distrito Dos y que te aterraran los Juegos del Hambre era poco común, pero tenías la fortuna de que era muy poco probable que salieras escogido, porque había una fila de chicos igual que tú, que estaban desesperados por presentarse como voluntarios.
Cassius había ido, como todos los de su generación, a las academias de tributos. No había destacado en ninguna de las áreas físicas, pero en las analíticas siempre puntuaba muy alto. Era en gran parte por ese atributo que no estaba en este momento en el Distrito Trece, donde se necesitaban soldados de manera urgente. Aquí, su cerebro era de gran utilidad para la Rebelión.
—Las armas fueron desechadas, para su reciclaje y reutilización, como puede ver en el informe —dijo Cassius, mientras le mostraba en las resmas de papel, dónde estaba el respaldo de lo que había dicho. En la fábrica de desechos, había otro contacto de la Rebelión, llamado Rufus, a quien Cassius esperaba encarecidamente que no lo fueran a molestar. Rufus era bastante huraño y no podía mantener la calma tan bien como él. Pero era buena persona, esperaba que no fueran a alterarlo injustamente—: Pero si quiere puedo mostrarle lo que queda del material, pues cuando nos dimos cuenta, paramos la producción.
Cassius se levantó de su asiento y dejó los libros sobre la mesa, con toda la sangre fría que podía tener en ese momento. Se imaginaba que otro en su lugar estaría temblando, pero a él no le quedaba más remedio que pretender. Había escuchado que las cosas empezarían a moverse más rápido en los próximos meses y él quería seguir siendo útil. ¿Cuántos años llevaba en esto? Quería ver un progreso verdadero.
Colocó el dedo índice sobre el lector, para que la puerta de la bodega secundaria se abriese.
—Pase, por favor, la aleación es esa que está sobre la mesa.
3193Mensajes :
217Honra :
ActivoActividad :
Minerva
Werewolf
Link del mensaje
What are the odds?
Chapter I
Distrito 2 — Almacén — Mañana — Cassius
Todo parecía en orden en el informe. Cassius era uno de los subalternos más eficientes en el Distrito 2, pero Tarquin no estaba acostumbrado a que hubiera otra gente tan eficiente como él. De alguna forma le parecía sospechoso, le hacía sentir que algo estaba mal.
Revisió la aleación. La verdad no sabía tanto sobre metales y sería una pérdida de tiempo mandarla a analizar, aunque sería el paso lógico. Estaba seguro que si Cassius estaba reportando eso era porque lo podía probar.
A veces, Tarquin se preocupaba si debía preocuparse de que Cassius fuera a ser un contrincante en algún momento para sus ansiados ascensos.
—Todo parece en orden —admitió. Tampoco le gustaba ser injusto—. Nuestros superiores verán su reporte con atención, Cronwell. Me encargaré de eso.
Miró a su alrededor, como si de un vistazo pudiera ver algo más que estuviera mal. Pero todo estaba muy ordenado.
—¿Ha pensado dónde querría ser destinado después de terminar el inventario? —preguntó, centrándose entonces en Cassius—. El Distrito 2 está lleno de posibilidades para agentes de paz capaces.
Quizá era buena idea ir sondeando las intenciones de Cornwell para saber si algún día sería realmente un rival para él.
En el Distrito 2 los agentes de paz podían pensar en esas cosas, sin las ridículas revoluciones que estaban ocuriendo en otros distritos, llenos de personas mal agradecidas que no sabían apreciar lo que Panem había hecho por ellas.
[/quote]
1521Mensajes :
93Honra :
ActivoActividad :
Juno
Unicorn
Link del mensaje
What are the odds?
Chapter I
Distrito 2 — Almacén — Mañana — Cassius
Cassius se sintió aliviado cuando escuchó a Tarquin decir que todo estaba en orden. Este no era el momento de empezar a despertar sospechas de nadie, mucho menos de alguien tan inquisitivo como Tarquin. Había algunos agentes de la paz que estaban dispuestos a hacer de la vista gorda por ilegalidades menores si le llegaban al precio adecuado. Cassius había tenido que lidiar con esos antes, pero Tarquin no era de ese grupo. Era incorruptible, si sospechaba que algo andaba mal, no se detendría hasta descubrirlo.
Sabía que había reportado a mucha gente y se había encargado él mismo de dar los castigos en la plaza. En el Distrito Dos no eran muy comunes y Cassius podía sentirse afortunado de haber nacido aquí, pero en los últimos meses las cosas habían cambiado para siempre. Por eso era el momento de que la Rebelión se llevara a cabo.
Por eso, la pregunta de Tarquin lo sorprendió. Cassius lo miró con mucha seriedad, conteniendo las ganas que tenía de decirle que era un completo estúpido. Así como el Capitolio infundía miedo en los distritos, manipulaba a los agentes de la paz para que creyeran que estaban por encima de la jerarquía, cuando en realidad eran exactamente lo mismo: eran esclavos del gobierno. Cassius quería romper esa jerarquía, así le costara la vida.
—Sé que debe ser difícil para usted de comprender, agente… —dijo Cassius, con toda la tranquilidad que llevaba ensayada durante años de pertenecer a los rebeldes—. Pero siempre me ha gustado mi trabajo en el laboratorio. Las fórmulas y las aleaciones siempre se me dieron bastante bien, fue por eso que pedí trabajo precisamente aquí. Supongo que algunos otros están esperando ascender o tener un cargo más influyente, pero… a mí me gusta lo que hago.
Cassius no estaba seguro si era una respuesta convincente para Tarquin, pero, irónicamente, estaba siendo bastante sincero con él. Sus padres lo habían puesto en contacto con gente del Distrito Trece y era cierto que pudiera apoyar la rebelión desde otro puesto, alguno de más influencia, por todo lo que ahora sabía, quizás con mayor seguridad para él mismo, pero le gustaba aquí.
Creía que su trabajo para garantizar armas para la rebelión era primordial y no quería verse delegando ese trabajo en alguien más.
—Aunque supongo que por sus palabras, piensa todo lo contrario a mí —dijo, con genuina curiosidad—. ¿Aspira a subir más en el ejército? ¿Es eso?
Cassius podía imaginarlo perfectamente: Tarquin en un puesto de comandante, enviando a cientos de soldados a masacrar a la gente en los distritos. Era una imagen terrorífica.
Sabía que había reportado a mucha gente y se había encargado él mismo de dar los castigos en la plaza. En el Distrito Dos no eran muy comunes y Cassius podía sentirse afortunado de haber nacido aquí, pero en los últimos meses las cosas habían cambiado para siempre. Por eso era el momento de que la Rebelión se llevara a cabo.
Por eso, la pregunta de Tarquin lo sorprendió. Cassius lo miró con mucha seriedad, conteniendo las ganas que tenía de decirle que era un completo estúpido. Así como el Capitolio infundía miedo en los distritos, manipulaba a los agentes de la paz para que creyeran que estaban por encima de la jerarquía, cuando en realidad eran exactamente lo mismo: eran esclavos del gobierno. Cassius quería romper esa jerarquía, así le costara la vida.
—Sé que debe ser difícil para usted de comprender, agente… —dijo Cassius, con toda la tranquilidad que llevaba ensayada durante años de pertenecer a los rebeldes—. Pero siempre me ha gustado mi trabajo en el laboratorio. Las fórmulas y las aleaciones siempre se me dieron bastante bien, fue por eso que pedí trabajo precisamente aquí. Supongo que algunos otros están esperando ascender o tener un cargo más influyente, pero… a mí me gusta lo que hago.
Cassius no estaba seguro si era una respuesta convincente para Tarquin, pero, irónicamente, estaba siendo bastante sincero con él. Sus padres lo habían puesto en contacto con gente del Distrito Trece y era cierto que pudiera apoyar la rebelión desde otro puesto, alguno de más influencia, por todo lo que ahora sabía, quizás con mayor seguridad para él mismo, pero le gustaba aquí.
Creía que su trabajo para garantizar armas para la rebelión era primordial y no quería verse delegando ese trabajo en alguien más.
—Aunque supongo que por sus palabras, piensa todo lo contrario a mí —dijo, con genuina curiosidad—. ¿Aspira a subir más en el ejército? ¿Es eso?
Cassius podía imaginarlo perfectamente: Tarquin en un puesto de comandante, enviando a cientos de soldados a masacrar a la gente en los distritos. Era una imagen terrorífica.
3193Mensajes :
217Honra :
ActivoActividad :
Minerva
Werewolf
Link del mensaje
What are the odds?
Chapter I
Distrito 2 — Almacén — Mañana — Cassius
Aleaciones. Fórmulas.
Tarquin pensó con desprecio que Cassius no entendía nada del uniforme que llevaba.
—Hablas como si fueras un cienítifico del Capitolio, no un agente de paz de Panem —le dijo en tono acusatorio—. Nuestro lugar es proteger el gobierno de nuestra nación... No "hacer lo que nos gusta".
Le dedicó una mirada cargada de intención a Cassius. Quería que tuviera claro lo que pensaba de sus ideas.
—Por supuesto que aspiro a ascender —admitió, no era algo para poner en duda o de lo que avergonzarse—. Seré tan bueno en mi trabajo que no les quedará otra que hacerme subir en el ejército hasta llegar al Capitolio.
Tarquin soñaba con esas cosas. Era el éxito al que aspiraba. Su familia podría estar orgulloso de él entonces, y con suerte podrían tener una larga vida también.
Eso si sobrevivían la guerra.
Miró a Cassius severamente.
—Pero estamos en guerra —le recordó—. No es momento de pensar en sueños personales. Le preguntaba por sus aspiarciones porque temo que este trabajo está pronto a terminarse. Las armas tendremos que usarlas, no limitarnos a hacerlas y almacenarlas.
Tarquin quería conocer bien a todos los soldados del Distrito 2. Si aspiraba a subir en puestos y dirigirlos, debía conocerlos a todos bien.
Si era sincero consigo mismo, Cassius le causaba curiosidad. Una parte de él no podía evitar pensar que era sospechoso. Un agente de la paz sin mayor ambición, tan metido en su laboratorio... a Tarquin no dejaba de parecerle sospechoso. Pero nunca le había pillado ninguna falta, no podía hacer nada con respecto a él.
Excepto vigilarlo de cerca.
1521Mensajes :
93Honra :
ActivoActividad :
Juno
Unicorn
Link del mensaje
What are the odds?
Chapter I
Distrito 2 — Almacén — Mañana — Cassius
Aunque estuviera sonriendo ante sus palabras, en realidad Cassius estaba aterrado de todo lo que estaba oyendo. Tarquin era el tipo de agente de la paz que seguro estaría encantado de estar asignado al Distrito Once o Doce, para aterrorizar a todos sus habitantes a diestra y siniestra. Cassius lamentaba muchísimo que desde su distrito salieran todos estos soldados para diezmar la voluntad de la población y ejercer el terrorismo del presidente Snow por todo Panem.
Tarquin ni siquiera parecía plantearse que lo que estaba haciendo estaba mal. Le parecía el peor tipo de persona, pero tenía que contenerse, porque Cassius llevaba toda la vida tratando de escabullirse y mezclarse con el fondo, para no llamar la atención.
—Pero estarás de acuerdo conmigo en que es más fácil hacer tu trabajo si te gusta —Cassius siguió sonriendo, como si nada de lo que estuviera diciendo lo molestara realmente.
Quizás es era el problema, quizás Tarquin estaba fastidiado de ver a gente a su alrededor que fuera feliz en lugar de estar obsesionado con el poder. Lo cual, para opinión de Cassius, eso era bastante triste.
Pero el tono de Tarquin cambió por completo cuando habló de la guerra. Cassius también endureció su expresión. Se preguntó qué tanta información tendría acceso a Tarquin, gracias a que evidentemente era más cercano a sus superiores que él. Cassius se sentía asqueado de sólo escuchar lo que se oía de todos los demás distritos.
—Creo que estás siendo un poco exagerado al llamarlo guerra. Siempre ha habido revueltas en los distritos más empobrecidos, de vez en cuando, son unos inconformes que no aceptan lo que les tocó. Pero no tienen el armamento suficiente para que eso represente un gran problema —comentó Cassius, con más tranquilidad de la que sentía. Para él resultaba maravilloso que estuvieran alzándose, incluso si todavía no tuvieran recursos. Para eso estaba Cassius, para hacerles llegar armamento necesario—: A menos que yo no esté tan bien informado como tú.
Cassius humedeció los labios, sopesando si la frase lo ayudaría a obtener algo de información. O tal vez sólo lo haría enfadar.
Tarquin ni siquiera parecía plantearse que lo que estaba haciendo estaba mal. Le parecía el peor tipo de persona, pero tenía que contenerse, porque Cassius llevaba toda la vida tratando de escabullirse y mezclarse con el fondo, para no llamar la atención.
—Pero estarás de acuerdo conmigo en que es más fácil hacer tu trabajo si te gusta —Cassius siguió sonriendo, como si nada de lo que estuviera diciendo lo molestara realmente.
Quizás es era el problema, quizás Tarquin estaba fastidiado de ver a gente a su alrededor que fuera feliz en lugar de estar obsesionado con el poder. Lo cual, para opinión de Cassius, eso era bastante triste.
Pero el tono de Tarquin cambió por completo cuando habló de la guerra. Cassius también endureció su expresión. Se preguntó qué tanta información tendría acceso a Tarquin, gracias a que evidentemente era más cercano a sus superiores que él. Cassius se sentía asqueado de sólo escuchar lo que se oía de todos los demás distritos.
—Creo que estás siendo un poco exagerado al llamarlo guerra. Siempre ha habido revueltas en los distritos más empobrecidos, de vez en cuando, son unos inconformes que no aceptan lo que les tocó. Pero no tienen el armamento suficiente para que eso represente un gran problema —comentó Cassius, con más tranquilidad de la que sentía. Para él resultaba maravilloso que estuvieran alzándose, incluso si todavía no tuvieran recursos. Para eso estaba Cassius, para hacerles llegar armamento necesario—: A menos que yo no esté tan bien informado como tú.
Cassius humedeció los labios, sopesando si la frase lo ayudaría a obtener algo de información. O tal vez sólo lo haría enfadar.
3193Mensajes :
217Honra :
ActivoActividad :
Minerva
Werewolf
Link del mensaje
What are the odds?
Chapter I
Distrito 2 — Almacén — Mañana — Cassius
Arqueó una ceja al escucharlo.
—Trabajo es trabajo —le recordó—. No se supone que lo disfrutes.
Aunque debía admitir que él sí que lo hacía. Sí que disfrutaba ser un agente de paz y todolo que conllevaba, incluyendo los horarios extenuanes. Porque creía en lo que hacía, y creía que hacía un bien.
Miró con incredulidad a Cassius hablar de que no estaban ante una guerra.
—En el Distrito 8 volamos un hospital de campaña —dijo sin molestarse en ocultar la incredulidad de sus expresiones faciales—. ¿Te suena a revuelta?
Tarquin ya había visto alguna eventual revuelta y no tenía la energía que tenía esta ocasión.
—Prepárate —le advirtió—. Vienen tiempos donde querrán que todos los agentes de la paz estemos en las calles, acuérdate de mis palabras.
A veces la gente subestimaba a Tarquin. Creían que no era ni siquiera un mando medio, que no llegaría lejos. Pero Tarquin sabía mejor que ellos sobre su futuro. Sabía que iba a ascender, no dejaba de trabajar para ello.
Y nadie bajo su supervisión iba a entorpecer sus avances. Por eso debía estar atento y detectar cualquier mentira. Cualquien intento de apoyar la rebelión.
No sabía si por ahí irían las cosas con Cassius, pero no dejaba de sentir que no podía confiar en él y debía tenerlo vigilado.
1521Mensajes :
93Honra :
ActivoActividad :
Juno
Unicorn
Link del mensaje
What are the odds?
Chapter I
Distrito 2 — Almacén — Mañana — Cassius
Cassius soltó un respingo de sorpresa, totalmente genuino, cuando Tarquin le dijo sobre el hospital. Sabía bien que las cosas estaban muy violentas en los distritos más abandonados y reprimidos por el Capitolio. Había escuchado que el Distrito Once estaba saliéndose de control y que el gobierno también tenía en la mira al Distrito Doce, que estaban por enviar nuevos refuerzos de Agentes de la Paz para controlar a las masas, que podían usar violencia de cualquier forma sin ningún tipo de represalia.
Pero escuchar que también en el Distrito Ocho los rebeldes estaban actuando, no sólo era sorprendente, sino también esperanzador. La idea de usar a Katniss Everdeen como símbolo de la Rebelión había funcionado de las mil maravillas. Los distritos unificados sobrepasaban por mucho la población del Capitolio.
—Eso suena… muy radical —concluyó Cassius, quien dejó atrás por un instante su espasmo para sentirse medianamente eufórico.
Eso quería decir que sus esfuerzos estaban valiendo la pena. Quizás era el momento de decirle a sus contactos que podían pasar a la fase dos del plan que habían trazado. Esperaba que con eso pudiera mantenerse lejos de la suspicacia de Tarquin. Pero, considerando que la segunda fase del plan todavía incluía que él permaneciera en el Distrito Dos, de seguro que sus deseos no se iban a cumplir.
—Recordaré tus palabras —dijo, con serenidad. Estaba seguro de que sus superiores estarían orgullosos de escucharlo—. Aunque de verdad no deseo que se cumplan. Panem merece mantener su gloria, sin que algunos ilusos quieran desequilibrar la paz que tenemos.
Por supuesto, Cassius no creía una sola palabra de lo que estaba diciendo. Panem, sobre todo el Capitolio, merecía arder hasta sus cimientos luego de tanta sangre inocente derramada.
Pero escuchar que también en el Distrito Ocho los rebeldes estaban actuando, no sólo era sorprendente, sino también esperanzador. La idea de usar a Katniss Everdeen como símbolo de la Rebelión había funcionado de las mil maravillas. Los distritos unificados sobrepasaban por mucho la población del Capitolio.
—Eso suena… muy radical —concluyó Cassius, quien dejó atrás por un instante su espasmo para sentirse medianamente eufórico.
Eso quería decir que sus esfuerzos estaban valiendo la pena. Quizás era el momento de decirle a sus contactos que podían pasar a la fase dos del plan que habían trazado. Esperaba que con eso pudiera mantenerse lejos de la suspicacia de Tarquin. Pero, considerando que la segunda fase del plan todavía incluía que él permaneciera en el Distrito Dos, de seguro que sus deseos no se iban a cumplir.
—Recordaré tus palabras —dijo, con serenidad. Estaba seguro de que sus superiores estarían orgullosos de escucharlo—. Aunque de verdad no deseo que se cumplan. Panem merece mantener su gloria, sin que algunos ilusos quieran desequilibrar la paz que tenemos.
Por supuesto, Cassius no creía una sola palabra de lo que estaba diciendo. Panem, sobre todo el Capitolio, merecía arder hasta sus cimientos luego de tanta sangre inocente derramada.
3193Mensajes :
217Honra :
ActivoActividad :
Minerva
Werewolf
Link del mensaje
What are the odds?
Chapter I
Distrito 2 — Almacén — Mañana — Cassius
Tarquin lo miró con desconfianza. Tomó notas en su libreta de supervisión sobre lo que veía en el laboratorio. Por lo demás, Cassius no dejaba de preocuparle. Era difícil decir por qué, si realmente no había nada demasiado sospechoso sobre él. Excepto que justamente era el que tenía menos armas.
—Me alegra escuchar que tiene inspiradores sentimientos sobre nuestro país —comentó—. Lo tomaré en cuenta cuando me pidan formar un nuevo escuadrón.
Estaba esperando que le dieran la orden. Sabía que llegaría. Tendría que organizar a varios soldados bajo su mando para cuando el Distrito 2 tuviera que movilizarse.
Si la guerra estallaba, Tarquin esperaba estar fuera de el Hueso, en acción, en lugar de enterrado en aquella montaña.
—¿Te gustaría eso? —añadió, dispuesto a ponerlo a prueba una vez más—. Si fuera necesario, ¿querrías tener un rol más activo para proteger a Panem bajo mi mando?
Tal vez sonaba pretencioso de su parte pensar que lo iban a poner a cargo, pero estaba muy seguro: había trabajado toda su vida para ese momento.
—¿Cómo te suena eso? —continuó, guardando la libreta y girándose a verlo a los ojos de nuevo—. Te advierto que puedo ofenderme si me rechazas, pero no tendrías represalias.
Esperó entonces su respuesta.
1521Mensajes :
93Honra :
ActivoActividad :
Juno
Unicorn
Link del mensaje
What are the odds?
Chapter I
Distrito 2 — Almacén — Mañana — Cassius
Cuando escuchó las palabras de Tarquin, Cassius se sintió francamente aterrado. De sólo pensar que pudieran llamarlo al frente, a tener que enfrentar a los ciudadanos oprimidos, se le revolvía el estómago. Por suerte, si todo salía bien y empezaba la segunda fase del plan, eso no sucedería.
Quizás nunca debió meterse hasta el fondo con esta tapadera. Pero hasta el momento Cassius había seguido el plan que sus superiores habían trazado para él. Su familia estaba de acuerdo, no tenían por qué creer que estaban yendo por mal camino.
Pero lo que decía Tarquin era terrible. Podía imaginárselo perfectamente cargando las armas contra civiles que no tenían cómo defenderse. Cassius se sentía asqueado, lo único que lo mantenía calmado era la idea que esto no dudaría para siempre. La rebelión acabaría con el gobierno eventualmente.
—Es difícil ser sincero cuando dices que vas a ofenderte, Tarquin —admitió, siendo más sincero de la cuenta. Cassius quería decirle que no había nad que no estuviera dispuesto a sacrificar por Panem, pero temía sonar demasiado sincero.
Lo que quería era que Tarquin dejara de ponerle tanta atención.
—Si la situación empieza a salirse de control, siempre hay que acudir a la llamada del deber —dijo Cassius, parafraseando lo que llevaba escuchando buena parte de su vida. Que no había nada más grande que dar la vida por Panem—. Supongo que los dos queremos exactamente lo mismo, ¿no? Un Panem glorioso.
Cassius pronunció la sonrisa, porque sabía que estaba diciendo la verdad. El problema era que, a pesar de buscar lo mismo, la definición de un Panem mejor era completamente diferente para los dos. Para Tarquin, significaba mantener todo en las reglas de siempre, pero para Cassius, significaba inmolar el Capitolio desde sus cimientos.
Quizás nunca debió meterse hasta el fondo con esta tapadera. Pero hasta el momento Cassius había seguido el plan que sus superiores habían trazado para él. Su familia estaba de acuerdo, no tenían por qué creer que estaban yendo por mal camino.
Pero lo que decía Tarquin era terrible. Podía imaginárselo perfectamente cargando las armas contra civiles que no tenían cómo defenderse. Cassius se sentía asqueado, lo único que lo mantenía calmado era la idea que esto no dudaría para siempre. La rebelión acabaría con el gobierno eventualmente.
—Es difícil ser sincero cuando dices que vas a ofenderte, Tarquin —admitió, siendo más sincero de la cuenta. Cassius quería decirle que no había nad que no estuviera dispuesto a sacrificar por Panem, pero temía sonar demasiado sincero.
Lo que quería era que Tarquin dejara de ponerle tanta atención.
—Si la situación empieza a salirse de control, siempre hay que acudir a la llamada del deber —dijo Cassius, parafraseando lo que llevaba escuchando buena parte de su vida. Que no había nada más grande que dar la vida por Panem—. Supongo que los dos queremos exactamente lo mismo, ¿no? Un Panem glorioso.
Cassius pronunció la sonrisa, porque sabía que estaba diciendo la verdad. El problema era que, a pesar de buscar lo mismo, la definición de un Panem mejor era completamente diferente para los dos. Para Tarquin, significaba mantener todo en las reglas de siempre, pero para Cassius, significaba inmolar el Capitolio desde sus cimientos.
3193Mensajes :
217Honra :
ActivoActividad :
Minerva
Werewolf
Link del mensaje
What are the odds?
Chapter I
Distrito 2 — Almacén — Mañana — Cassius
Tarquin no pudo evitar reír ante su respuesta de que era difícil ser sincero. Cassius tenía valor, ea parte de lo que llamaba tanto su atención. La mayor parte de los agentes de paz no eran así.
Había algunos como el propio Tarquin, ambiciosos, aunque no siempre inteligentes. Había otros que eran como hormigas laboriosas que se limitaban a seguir órdenes y sacar adelante el trabajo, sin meterse en problemas con nadie. Otros eran como robots automáticos. Pero Cassius tenía... espíritu.
Tarquin no sabía bien cómo definirlo.
Se giró para acercarse hacia él, invadiendo su espacio personal, y le puso una mano en el hombro.
—Haremos un Panem glorioso —dijo con solemnidad—. No olvidaré esta conversación.
Si Cassius escondía algo sería buena idea ponerlo nervioso. Y si era sincero, sería un elemento valioso para los agentes de paz. Tarquin solo tenía que observar de cerca.
Poner atención y tener claras sus metas. Eso era todo.
—Apresúrate para ver si puedes acortar la distancia que tienes con otros en la producción de armas —añadió, como si nunca hubieran dejado esa conversación—. No quieres que tus números se vean mal en mi informe.
Volvería al final de su ronda a ver si Cassius había mejorado algo. Que no bajara la guardia.
1521Mensajes :
93Honra :
ActivoActividad :
Juno
Unicorn
Link del mensaje
Would you look me in the eyes?
Chapter II
Distrito 2 — Residencia Cronwell — Tarde — Cassius
Cassius había renunciado a su trabajo. Aunque había rellenado todo, de acuerdo al plan, había respondido todas las preguntas de sus superiores, no se sintió tranquilo hasta que recibió los papeles que lo liberaban formalmente de sus funciones para el Capitolio. Venía con el sello de sus superiores y Cassius por fin se sentía satisfecho, porque entonces podrían empezar a planear su viaje hacia el Distrito Trece.
Tenían mucha información para compartir, que era suficiente para por lo menos acabar con la operación del Capitolio en el Distrito Dos. Cassius sabía que eso no garantizaba la victoria, pero sabía que la mayoría de los ciudadanos aquí creían en el Capitolio y eran fieles. No por nada eran uno de los distritos que entrenaban a sus tributos, quienes crecían soñando para presentarse como voluntarios, año tras años. Si lograban someter al Distrito Dos, sería un golpe de efecto del cual al Capitolio le costaría recuperarse.
Sin embargo, todavía no estaba todo preparado. La excusa oficial había sido la enfermedad de su padre, quien llevaba tres meses seguidos tomándose un medicamento que lo ayudaba a masificar sus síntomas, para que todos los vecinos, amigos y conocidos supiera que estaba realmente mal. Todos en la familia habían estado de acuerdo, aunque Cassius se había ofrecido para ser él quien se tomara la medicina, creyendo que su cuerpo, más joven y sano, aceptaría mejor la situación. Pero sus padres le dieron un no rotundo y de ellos había heredado ser tan terco.
Todo iba a salir bien.
Cassius llevaba repitiéndose eso una y otra vez, para converse a sí mismo que así sería.
Esa tarde, estaba terminando de limpiar el maldito horno que se había arruinado otra vez, cuando sonó el timbre. Su madre estaba visitando a su vecina y su padre estaba descansando, así que él tuvo que dejar lo que estaba haciendo para ir hasta la puerta.
Lo que no esperaba al abrir la puerta, fue encontrarse cara a cara con Tarquin. Cassius soltó un respingo, incapaz de disimular su sorpresa.
—¿Tarquin? —parpadeó varias veces, muy confundido todavía por su presencia—: ¿Qué haces… qué haces aquí? ¿Está todo bien?
Cassius no quería mostrarse sorprendido, porque estaba seguro que Tarquin lo vería sospechoso con lo paranoico que era. Pero era verdad, Cassius estaba sorprendido. No le gustaba para nada su presencia en su casa, tan cerca de su familia.
Tenían mucha información para compartir, que era suficiente para por lo menos acabar con la operación del Capitolio en el Distrito Dos. Cassius sabía que eso no garantizaba la victoria, pero sabía que la mayoría de los ciudadanos aquí creían en el Capitolio y eran fieles. No por nada eran uno de los distritos que entrenaban a sus tributos, quienes crecían soñando para presentarse como voluntarios, año tras años. Si lograban someter al Distrito Dos, sería un golpe de efecto del cual al Capitolio le costaría recuperarse.
Sin embargo, todavía no estaba todo preparado. La excusa oficial había sido la enfermedad de su padre, quien llevaba tres meses seguidos tomándose un medicamento que lo ayudaba a masificar sus síntomas, para que todos los vecinos, amigos y conocidos supiera que estaba realmente mal. Todos en la familia habían estado de acuerdo, aunque Cassius se había ofrecido para ser él quien se tomara la medicina, creyendo que su cuerpo, más joven y sano, aceptaría mejor la situación. Pero sus padres le dieron un no rotundo y de ellos había heredado ser tan terco.
Todo iba a salir bien.
Cassius llevaba repitiéndose eso una y otra vez, para converse a sí mismo que así sería.
Esa tarde, estaba terminando de limpiar el maldito horno que se había arruinado otra vez, cuando sonó el timbre. Su madre estaba visitando a su vecina y su padre estaba descansando, así que él tuvo que dejar lo que estaba haciendo para ir hasta la puerta.
Lo que no esperaba al abrir la puerta, fue encontrarse cara a cara con Tarquin. Cassius soltó un respingo, incapaz de disimular su sorpresa.
—¿Tarquin? —parpadeó varias veces, muy confundido todavía por su presencia—: ¿Qué haces… qué haces aquí? ¿Está todo bien?
Cassius no quería mostrarse sorprendido, porque estaba seguro que Tarquin lo vería sospechoso con lo paranoico que era. Pero era verdad, Cassius estaba sorprendido. No le gustaba para nada su presencia en su casa, tan cerca de su familia.
3193Mensajes :
217Honra :
ActivoActividad :
Minerva
Werewolf
Link del mensaje
Would you look me in the eyes?
Chapter II
Distrito 2 — Residencia Cronwell — Tarde — Tarquin
Cuando vio entre los papeles la baja de Cassius Cronwell, Tarquin no lo podía creer. Si bien había albergado sospechas sobre él, nunca había pensado que se iría del cuerpo de Agentes de paz. No parecía tener sus motivaciones claras, y había algo sospechoso en sus informes pero...
Dejar los Agentes de paz era un pésimo movimiento. Eran de los sectores más privilegiados del pueblo de Panem. A cambio de su esfuerzo y sacrificio por la Nación solían tener más beneficios. ¿Qué podría haber hecho que abandonara las filas?
Intentó dejar el tema de lado, pero no podía dejar de pensar en ello. Realmente había pretendido reclutar a Cassius en su escuadrón para tenerlo vigilado. Pero ahora...
Ahora no dejaría las cosas así.
Una vez terminado su turno revisó los papeles del personal del Hueso. Todavía aparecía el registro de Cassius. Así obtuvo su dirección y se puso en camino a su casa cuando salió de la base. No fue difícil llegar, aunque no era precisamente la zona más agradable del Distrito 2. Quizá por eso era tan particular. Parecía que la familia de Cassius no tenía muchos recursos. Según su expediente vivía con sus padres.
Cuando encontró a la casa llamó con firmeza. Tarquin se sentía seguro siempre en lo que hacía, respaldado por su investidura de agente de paz.
Fue el propio Cassius quien respondió a su llamado.
—Eso vengo a preguntar yo —dijo con toda la seriedad del mundo—: Si el papeleo que vi es correcto, dice que abandonas a los agentes de paz. Nadie abandona a los agentes de paz.
Miró hacia adentro de la casa con curiosidad.
—¿No piensas hacerme pasar?
1521Mensajes :
93Honra :
ActivoActividad :
Juno
Unicorn
Link del mensaje
Would you look me in the eyes?
Chapter II
Distrito 2 — Residencia Cronwell — Tarde — Cassius
De todas las cosas que podía haber imaginado que sucederían, esta estaba en la última de ellas. Cassius se sintió muy estúpido al darse cuenta que había sido demasiado ingenuo, al pensar que alguien como Tarquin, completamente con el cerebro lavado por el Capitolio, no se tomaría como una afrenta su renuncia. Soltó un respingo cuando lo escuchó decir, con voz tajante, que nadie renunciaba al cuerpo de Agentes de la Paz.
Cassius quiso decirle que el Capitolio no le importaba lo más mínimo qué les pasaba a ellos como personas, que nada más eran instrumentos, que no valía la pena ningún tipo de sacrificio. Pero, en lugar de eso, carraspeó y se encogió de hombros, como si de verdad el tema no fuera importante.
Como si no estuviera un ápice de nervioso.
—Bueno, creo que según los papeles que leíste, dice lo contrario. Mis superiores lo aprobaron sin problemas, así que no sé si eso que acabas de decir tenga algo de sentido —dijo Cassius, con total tranquilidad. Arrugó la nariz cuando éste insistió en que lo dejara pasar. Sabía que no tenía por qué hacerlo, pero lo conocía lo suficiente para saber que si no le abría las puertas de su casa, lo consideraría sospechoso.
Así que Cassius abrió la puerta con cuidado y le hizo una señal para dejarlo pasar. Por suerte, las cosas verdaderamente importantes, estaban en un sótano, tres calles más lejos de su casa. Esta zona del distrito era menos vistosa que otras, por eso habían conseguido esconder más fácil los movimientos de la rebelión.
—¿Qué es lo que quieres, Tarquin? —preguntó, tratando de no sonar grosero. Por suerte, Nero, su perro, tuvo a buen grado acercarse, gruñendo un poco más de la cuenta porque no era fanático de visitas inesperadas. Cassius se arrodilló, tirando de la correa de Nero y acariciándole tras las orejas—. Tranquilo, amigo, no pasa nada. Sólo es una visita inesperada. ¿Ves? Tarquin a veces pone esa cara porque es un poco gruñón.
Cassius sonrió, pero no se atrevió a mirar al recién llegado. Tenía que pensar rápido cómo deshacerse de él.
Cassius quiso decirle que el Capitolio no le importaba lo más mínimo qué les pasaba a ellos como personas, que nada más eran instrumentos, que no valía la pena ningún tipo de sacrificio. Pero, en lugar de eso, carraspeó y se encogió de hombros, como si de verdad el tema no fuera importante.
Como si no estuviera un ápice de nervioso.
—Bueno, creo que según los papeles que leíste, dice lo contrario. Mis superiores lo aprobaron sin problemas, así que no sé si eso que acabas de decir tenga algo de sentido —dijo Cassius, con total tranquilidad. Arrugó la nariz cuando éste insistió en que lo dejara pasar. Sabía que no tenía por qué hacerlo, pero lo conocía lo suficiente para saber que si no le abría las puertas de su casa, lo consideraría sospechoso.
Así que Cassius abrió la puerta con cuidado y le hizo una señal para dejarlo pasar. Por suerte, las cosas verdaderamente importantes, estaban en un sótano, tres calles más lejos de su casa. Esta zona del distrito era menos vistosa que otras, por eso habían conseguido esconder más fácil los movimientos de la rebelión.
—¿Qué es lo que quieres, Tarquin? —preguntó, tratando de no sonar grosero. Por suerte, Nero, su perro, tuvo a buen grado acercarse, gruñendo un poco más de la cuenta porque no era fanático de visitas inesperadas. Cassius se arrodilló, tirando de la correa de Nero y acariciándole tras las orejas—. Tranquilo, amigo, no pasa nada. Sólo es una visita inesperada. ¿Ves? Tarquin a veces pone esa cara porque es un poco gruñón.
Cassius sonrió, pero no se atrevió a mirar al recién llegado. Tenía que pensar rápido cómo deshacerse de él.
3193Mensajes :
217Honra :
ActivoActividad :
Minerva
Werewolf
Link del mensaje
Would you look me in the eyes?
Chapter II
Distrito 2 — Residencia Cronwell — Tarde — Tarquin
Cassius Cronwell lo sacaba de quicio.
La historia de la enfermedad de su padre sonaba conmovedora, pero por lo mismo no dejaba de ser sospechosa. Él era sospechoso por sí solo, Tarquin no podía evitar sentirse suspicaz sobre él. Por eso había venido hasta su casa y ahora que estaba allí, no encontraba las respuestas que esperaba.
Había creído que al ir hasta su hogar encontraría las respuestas a sus intrigas a plena luz, pero no. Cassius seguía igual de controlado que siempre, y si se quería disimulaba menos lo mucho que le molestaba su presencia.
—Sé que te aprobaron irte —replicó—: Pero te vas a arrepentir. En ningún lugar vas a tener las mismas opciones.
Quiso continuar en esa línea, pero la llegada del perro cortó su línea de pensamiento.
¡Un perro! ¿Quién tenía recursos para ponerse a cuidar de un chucho cualquiera? Los agentes de paz tenían su ingreso, pero si ahora iba a dejar el cuerpo y atender a un enfermo... pero el perro parecía muy contento y bien cuidado. Así que además iba a resultar que Cassius era bueno con los animales.
Intentó ignorar al animal, pero después se dio cuenta que más bien era Cassius quien lo ignoraba a él por atender al bicho. Pudo notar cómo sonreía mientras le hablaba al perro, pero ni siqiuera lo miraba a él.
Se acercó, no sin algo de temor, porque no tenía experiencia con perros. El bicho le gruñó primero, pero algo debió llamar su atención porque se acercó y empezó a olfatearlo. Se quedó muy quieto, esperando a ver qué sucedía, pero el perro parecía muy entretenido olfateándolo por todo lado y empezó a pensar que no iba a hacerle nada.
—No parece muy fiero—comentó.
Debía ser un animal de compañía nada más.
1521Mensajes :
93Honra :
ActivoActividad :
Juno
Unicorn
Link del mensaje
Would you look me in the eyes?
Chapter II
Distrito 2 — Residencia Cronwell — Tarde — Cassius
Cassius estaba haciendo un esfuerzo por mostrarse tranquilo, incluso amable, aunque era evidente que la presencia de Tarquin lo había descolocado. Lo peor de todo era que éste le insistía en que se arrepentiría de su decisión. Quiso responderle de malos modos que no tenía ni la más mínima idea de lo que estaba diciendo, pero se contuvo.
Hasta ahora había conseguido mostrarse muy entero y había sabido manejar esta situación. Cassius no pensaba perder el control justo ahora cuando ya había conseguidos los permisos y podían poner en práctica la próxima parte del plan. Así que se encogió de hombros, con mucho cuidado, fijándose en Tarquin pero tratando de no sonar grosero, por más difícil que esto fuera.
—Sé bien a lo que estoy renunciando, Tarquin, y que quizás no me entiendas, pero realmente necesito hacer esto por mi padre. Está muy enfermo y mamá no puede cuidarlo ella sola, así que tengo que hacer esto por la familia —Cassius sintió curiosidad por la familia de Tarquin, pero descartó hacer preguntas, seguro de que éste no le iba a responder.
Además, Nero estaba haciendo un excelente elemento distractor. Tendría que darle una de sus croquetas favoritas, las que guardaba para momentos especiales, luego de esta incómoda visita. Al menos, tenía que reconocer que era divertido ver cómo Tarquin se estaba comportando, parecía nervioso por la presencia de su mascota.
Esa era una visión que Cassius nunca había esperado tener frente a sus ojos.
—Lo encontré escarbando en la basura al final de la calle cuando estaba más cachorrito —comentó con una sonrisa sincera, pues de verdad quería a su mascota—. Lo usamos más como perro de compañía, aunque suele gruñir a algunos desconocidos, no le gustan los extraños. ¡Se está comportando bastante bien contigo!
En eso, Cassius no estaba mintiendo. Nero por lo general no se llevaba tan bien con desconocidos, era muy curioso que pareciera estar contento de pronto ante el olor de Tarquin.
Hasta ahora había conseguido mostrarse muy entero y había sabido manejar esta situación. Cassius no pensaba perder el control justo ahora cuando ya había conseguidos los permisos y podían poner en práctica la próxima parte del plan. Así que se encogió de hombros, con mucho cuidado, fijándose en Tarquin pero tratando de no sonar grosero, por más difícil que esto fuera.
—Sé bien a lo que estoy renunciando, Tarquin, y que quizás no me entiendas, pero realmente necesito hacer esto por mi padre. Está muy enfermo y mamá no puede cuidarlo ella sola, así que tengo que hacer esto por la familia —Cassius sintió curiosidad por la familia de Tarquin, pero descartó hacer preguntas, seguro de que éste no le iba a responder.
Además, Nero estaba haciendo un excelente elemento distractor. Tendría que darle una de sus croquetas favoritas, las que guardaba para momentos especiales, luego de esta incómoda visita. Al menos, tenía que reconocer que era divertido ver cómo Tarquin se estaba comportando, parecía nervioso por la presencia de su mascota.
Esa era una visión que Cassius nunca había esperado tener frente a sus ojos.
—Lo encontré escarbando en la basura al final de la calle cuando estaba más cachorrito —comentó con una sonrisa sincera, pues de verdad quería a su mascota—. Lo usamos más como perro de compañía, aunque suele gruñir a algunos desconocidos, no le gustan los extraños. ¡Se está comportando bastante bien contigo!
En eso, Cassius no estaba mintiendo. Nero por lo general no se llevaba tan bien con desconocidos, era muy curioso que pareciera estar contento de pronto ante el olor de Tarquin.
3193Mensajes :
217Honra :
ActivoActividad :
Minerva
Werewolf
Link del mensaje
Would you look me in the eyes?
Chapter II
Distrito 2 — Residencia Cronwell — Tarde — Tarquin
Tarquin arqueó una ceja ante el comentario de cómo había encontrado al perro. Casi nadie se hacía de una mascota en estos tiempos, porque no dejaban de ser un gasto más. También debería plantearse si al renunciar al salario de agente de paz podría mantener esos gastos.
Pero le pareció demasiado entrometido de su parte hacer ese comentario. Por ahora, disfrutó acariciar al perro, quien parecía mucho más amistoso que su dueño.
—La seguridad que les podría dar a tus padres que seas parte de los agentes de paz es otra cosa a considerar —replicó—: ¿No te planteaste pedir un permiso? Mientras tu padre se recupera. ¿Qué es lo que tiene?
No tenía claro eso último todavía. ¿Realmente sería algo tan definitivo como para dejar su trabajo del todo?
Sospechaba que había algo más de fondo. El trabajo de Cassius con ellos no había sido del todo normal. Tenía razones para sus sospechas, y ahora se marchaba antes de que pudiera confirmarlo. Así que tenía que estar pendiente de él, aunque no pudiera hacerlo dentro del trabajo.
Seguro que podía hacer que le asignaran esa zona para patrullar. Era un buen agente.
Así que decidió dejárselo claro a Cassius. Si buscaba otra manera de evadirlo tendría claro que estaba intentando esconderse de él.
—Estaré pendiende de ti, Cassius—le aseguró, incorporándose y dejando al perrito de lado. —Siempre te hará bien tener un contacto entre los agentes de paz.
1521Mensajes :
93Honra :
ActivoActividad :
Juno
Unicorn
Link del mensaje
Would you look me in the eyes?
Chapter II
Distrito 2 — Residencia Cronwell — Tarde — Cassius
Tenía que concederle a Tarquin que estaba usando argumentos convincentes. Incluso parecía que estaba genuinamente preocupado por él y no que estaba utilizando aquellos argumentos como una forma de interrogatorio para ver si Cassius decía algo que lo comprometiera. Pero al menos Tarquin estaba siendo lo bastante comedido para disimularlo.
Cassius no sabía si lo admiraba de verdad o si lo único que podía sentir por él era desprecio. ¿Por qué no usaba esa energía en lo verdaderamente importante? La situación en el Distrito Dos no era tan caótica, pero Tarquin debía tener información suficiente para saber que el resto de Panem estaba en caos. En cierta forma, le daba algo de lástima: Tarquin, como el resto de los agentes de la paz, lo habían convertido en una máquina incapaz de pensar por sí mismo.
—Sí pensé lo del permiso, pero como no es algo que tenga una fecha definida, no quise arriesgarme y quedar mal con mis superiores, así que opté por algo un poco más drástico —Cassius alzó la vista en dirección a Tarquin, pues no quería que pensara que estaba rehuyendo de su mirada. Quizás con otro hubiera sido un detalle menor, pero Tarquin se tomaba a pecho todo y Cassius sabía que estaba siendo evaluado—. Es una enfermedad degenerativa. Está afectando sus pulmones. Los médicos dicen que… sólo hay que esperar.
Cassius apretó los labios, sabiendo que estaba haciendo una actuación, pero tenía que verse convincente. Por suerte, la presencia de su perro de verdad que había sido una bendición. Era como si Nero supiera que su presencia allí era necesaria, como una distracción maravillosa, ni aunque Cassius lo hubiera planeado habría salido tan bien.
Nero estaba sentado con sus dos patas traseras sobre el suelo, moviendo la cola en un gesto amistoso. Ya no parecía estar interesado en gruñirle a Tarquin, quien tampoco estaba mirando a su mascota con desdén.
—Tarquin… —Cassius pronunció la sonrisa, como si se sintiera halagado en lugar de asqueado—. No sé si valga mucho la pena que estés pendiente de mí, pero lo agradezco. Sí es cierto que no se sabe si mi familia necesitaría la ayuda. Hago lo posible porque estén bien. Mis padres son lo único que tengo y les debo todo lo que soy.
Al menos, en eso, no estaba mintiendo.
Cassius no sabía si lo admiraba de verdad o si lo único que podía sentir por él era desprecio. ¿Por qué no usaba esa energía en lo verdaderamente importante? La situación en el Distrito Dos no era tan caótica, pero Tarquin debía tener información suficiente para saber que el resto de Panem estaba en caos. En cierta forma, le daba algo de lástima: Tarquin, como el resto de los agentes de la paz, lo habían convertido en una máquina incapaz de pensar por sí mismo.
—Sí pensé lo del permiso, pero como no es algo que tenga una fecha definida, no quise arriesgarme y quedar mal con mis superiores, así que opté por algo un poco más drástico —Cassius alzó la vista en dirección a Tarquin, pues no quería que pensara que estaba rehuyendo de su mirada. Quizás con otro hubiera sido un detalle menor, pero Tarquin se tomaba a pecho todo y Cassius sabía que estaba siendo evaluado—. Es una enfermedad degenerativa. Está afectando sus pulmones. Los médicos dicen que… sólo hay que esperar.
Cassius apretó los labios, sabiendo que estaba haciendo una actuación, pero tenía que verse convincente. Por suerte, la presencia de su perro de verdad que había sido una bendición. Era como si Nero supiera que su presencia allí era necesaria, como una distracción maravillosa, ni aunque Cassius lo hubiera planeado habría salido tan bien.
Nero estaba sentado con sus dos patas traseras sobre el suelo, moviendo la cola en un gesto amistoso. Ya no parecía estar interesado en gruñirle a Tarquin, quien tampoco estaba mirando a su mascota con desdén.
—Tarquin… —Cassius pronunció la sonrisa, como si se sintiera halagado en lugar de asqueado—. No sé si valga mucho la pena que estés pendiente de mí, pero lo agradezco. Sí es cierto que no se sabe si mi familia necesitaría la ayuda. Hago lo posible porque estén bien. Mis padres son lo único que tengo y les debo todo lo que soy.
Al menos, en eso, no estaba mintiendo.
3193Mensajes :
217Honra :
ActivoActividad :