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Logan Spielberg Bombero • Cody Christian • Shooting Star |
Parecía que sería un año normal, con sus complicaciones normales y comunes. Porque siempre habría algo que te pondría en tensión, pues por muy que quisieran venderte la vida color de rosa, no lo era. Había sus momentos bonitos, y sus momentos feos. Cuando se entendía esto era más fácil de lidiar con los retos que la vida te presentará. Solo que nadie estaba preparado para lo que traería el 2012. Logan, un joven bombero dedicado a su trabajo, y quien daba lo mejor de sí destacando entre los demás por cómo se tomaba personal lo que hacía, aun sabiendo lo peligroso del trabajo. Era el bombero más valiente de su escuadrón. Para él cada vida que lograba rescatar era importante. Logan por lo general andaba serio, podía tener una mirada intimidante, claro para el que se dejara intimidar. No era tan conversador, pero no implicaba que no supiera hablar en el momento correcto y acercarse a la gente. El chico no es que no se supiera divertirse, más bien lo hacía a su manera. Se podía decir que su vida personal era tranquila a diferencia de la laboral. Todo hasta que un día conoció a un chico que le volteo la vida patas para arriba, Fabian. Pues lo que comenzó como algo de una noche, cambio cuando se lo topo en medio de una emergencia y desde ahí no perdieron el contacto. Aunque la vida le tenía una sorpresa preparada para ellos y el resto de la humanidad, les cambiaría la vida de forma radical a todos. Fabian, un joven veterinario dedicado al rescate de animales. Trabajando en un albergue para así poder poner su granito de arena para proteger a los más indefensos. Era igualmente de apasionado en su trabajo tal como Logan lo era, siendo capaz de meterse en aprietos con tal de lograr su objetivo de proteger a la fauna. Aunque eso expusiera su vida. Un joven alegre, pícaro y coqueto, ese era Fabian. Pero muy leal cuando algo o alguien le importaba. La llegada de Logan a su vida se dio como algo pasajero, pero cuando menos lo esperaba había regresado a su vida, haciendo que todo cambiara al darse cuenta de que aquello podía ser algo más que un ligue de una noche. Nadie preveía que habría un número tan alto de desgracias aquel año. Haciendo que el par hiciera equipo en sin número de ocasiones en su intento de salvar inocentes, fueran animales o personas. Pero fue ya estando por finalizar el año donde todo se complicó. El mundo entró en una completa catástrofe atmosférica. La Tierra como la conocíamos ya no existirá, por lo que luego de la tragedia tendrán que reconstruir. Aprender a vivir en una nueva realidad. ¿Podrán llegar hasta el final del camino para así ser parte de la reconstrucción de la Tierra? | No es el fin del mundo 1x1 • Inspired • Pelicula 2012 |
Fabian Ludwick Veterinario • Dylan Sprayberry • Rising Sun |
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<div class="cdrac1"><div class="cdrapj1"><table><td><div class="cdraimg1" style="background-image:url(IMAGEN)"></div></td><td><div class="cdrapj11">TITULO</div><div class="cdralin"></div><div class="cdrapj111">SUBTITULO</div></td></table></div><div class="cdrapost2">POST</div><div class="bdrapj113">TU PJ | DATO | DATO</div></div><div style="font-size: 10px; text-align: center; margin-top: -10px;"><a href="https://www.treeofliferpg.com/t15773-code-house-galeria-de-moonie">☾</a></div>
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1. Auxilio: Llamen a los Bomberos |
Había sido un día bastante ajetreado para Fabián, cargado de bastante trabajo entre la clínica veterinaria y el refugio de animales. Pero eso no le quitaba el sueño, él hacia todo aquello con mucho gusto. Sin embargo, eso no implicaba que no necesitara de sacar tiempo para él. Por lo que creyó que tal vez después que terminara su trabajo en la clínica podía ir algún antro. Aún recordaba su última aventura, un chico muy atractivo. Algo serio sí, pero eso a él no lo intimidaba. Era una lástima que no hubieran vuelto hablar, porque realmente le había gustado. Mala de él, que se le había pasado pedirle su teléfono. En fin, quizás algún día se lo volvería a topar de frente.
Ya se habían llevado al último pacientito del día en la clínica. Solo quedaba un pequeño cachorro que estaba en observación. Se quedaría por la noche en la clínica siendo supervisado por una de las veterinarias del turno nocturno que atendían los casos de emergencias de la noche y los que se quedaban internados. Fabian hacia sus últimas anotaciones en los expedientes, el chico se encontraba en su oficina cuando le comenzó a oler raro. Por un momento pensó que podía ser cualquier cosa, quizás algún compañero que quemo su comida en la sala de descanso y ahora tendría que pasar su turno con hambre. Pero luego el olor se convirtió más denso y comenzó a ver humo por los pasillos. Pronto las regaderas de emergencia se activaron, al igual que las alarmas. Entre el caos de sus compañeros, y la alarma de buenas a primeras el chico salió rápidamente del edificio, pues su oficina no estaba tan lejos de la entrada. El veterinario corrió hacia sus compañeros para verificar que estuviera todo en orden y no hubiera algún herido.
— ¿Todos están bien? — cuestiono Ludwick a lo que la mayoría asintió, aún quedaban algunos saliendo del edificio. — Ay no… Canelita! ¡No me lo perdono, olvide al cachorro! — exclamo una de las pasantes en llanto. — Oh, no… no… — dijo desesperado Fabian, no podía permitir que el cachorro muriera calcinado o ahogado con el humo. — Está en el otro extremo del edificio, el fuego aún no llega ahí. ¡Voy por él! — aseguro el chico ignorando a todos los demás que le debían que no lo hiciera, que corría el riesgo que luego no pudiera salir. El chico se tapó la boca y nariz con un pañuelo antes de salir corriendo a buscar a Canelita. Entrar no fue tan difícil, pudo ver al cachorro temblando en su jaula. — Está todo bien, bebé. No te va a pasar nada. — murmuro mientras lo sacaba y envolvía en su bata de veterinario. Sin embargo, cuando iba de regreso, paso lo que todos le advirtieron, el camino estaba bloqueado por escombros.
Ya se habían llevado al último pacientito del día en la clínica. Solo quedaba un pequeño cachorro que estaba en observación. Se quedaría por la noche en la clínica siendo supervisado por una de las veterinarias del turno nocturno que atendían los casos de emergencias de la noche y los que se quedaban internados. Fabian hacia sus últimas anotaciones en los expedientes, el chico se encontraba en su oficina cuando le comenzó a oler raro. Por un momento pensó que podía ser cualquier cosa, quizás algún compañero que quemo su comida en la sala de descanso y ahora tendría que pasar su turno con hambre. Pero luego el olor se convirtió más denso y comenzó a ver humo por los pasillos. Pronto las regaderas de emergencia se activaron, al igual que las alarmas. Entre el caos de sus compañeros, y la alarma de buenas a primeras el chico salió rápidamente del edificio, pues su oficina no estaba tan lejos de la entrada. El veterinario corrió hacia sus compañeros para verificar que estuviera todo en orden y no hubiera algún herido.
— ¿Todos están bien? — cuestiono Ludwick a lo que la mayoría asintió, aún quedaban algunos saliendo del edificio. — Ay no… Canelita! ¡No me lo perdono, olvide al cachorro! — exclamo una de las pasantes en llanto. — Oh, no… no… — dijo desesperado Fabian, no podía permitir que el cachorro muriera calcinado o ahogado con el humo. — Está en el otro extremo del edificio, el fuego aún no llega ahí. ¡Voy por él! — aseguro el chico ignorando a todos los demás que le debían que no lo hiciera, que corría el riesgo que luego no pudiera salir. El chico se tapó la boca y nariz con un pañuelo antes de salir corriendo a buscar a Canelita. Entrar no fue tan difícil, pudo ver al cachorro temblando en su jaula. — Está todo bien, bebé. No te va a pasar nada. — murmuro mientras lo sacaba y envolvía en su bata de veterinario. Sin embargo, cuando iba de regreso, paso lo que todos le advirtieron, el camino estaba bloqueado por escombros.
Fabian Ludwick | Clinica Veterinaria | enero 2012 | Nueva York
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1. Auxilio: Llamen a los Bomberos |
Logan en la compañía de Bomberos ahí se encontraba sentado mirando el celular si se atrevía a llamar a aquel chico con el que había intercambiado número de teléfono. Por lo general, nunca lo hacía, pero aquel le había llamado la atención porque era muy atractivo y simpático, tan insistente que se había dejado llevar por el chico para tener una buena charla entre tragos, hasta se sorprendió hablar más de la cuenta. Es que el rubio, era bastante serio y tan dedicado a su trabajo que sentía que no iba a estar comprometido a 100% a una relación o algo, igual habían hablado de eso, y Fabian estaba dispuesto a comprender el trabajo, recordaba que le había dicho que era veterinario.
No marcó, pero sabía que en algún momento de la noche lo iba hacer, esos momentos donde estaba aburrido porque no había ningún incendio o alguna emergencia, pero esa noche si la hubo, así que luego de acomodarse bien la ropa, bajando con rapidez llego al carro de bomberos y se empezaron a preparar a ese incendio que no era tan denso pero que no dejaba de ser fuerte, capaz que no empatizaba mucho con las personas, pero con los animales sí, y que fuera una veterinaria y refugio ya se lo tomaba personal, por supuesto, el tenía un par de mascotas.
Cuando llegó todos estaban escandalizados porque había alguien adentro que había ido a buscar a un cachorro. Lo encontró valorable, así que luego que pidió que lo mojaran pidió que sería él quién iba a rescatar a los dos. El fuego se había intensificado, al menos estaba con el equipamiento necesario para que el humo no le afectara tanto, y también llevaba herramientas en el caso que había escombros. Lo bueno es que las mismas personas le habían indicado el camino, era un gran trayecto porque estaba al otro lado de la salida. Cuando llegó vio que la salida estaba con escombros. — Hey, ya estoy aquí. Soy del equipo de bomberos solo resiste un poco más que los sacaré — Dijo en voz elevada mientras que con fuerza trataba de alejar los escombros. Había mucho humo, por lo tanto no lo alcanzó a ver del todo, en ese momento lo único que tenía que sacarlos. — Sostén bien mi mano y al cachorro, a menos que quieras que lo lleve yo, no tenemos tiempo que perder — Al final se lo quito para que se tapara la boca pues estaba tosiendo mucho —Resiste, saldremos de esta — Lo animó mientras comenzaban el trayendo a la entrada y rogando que todo saliera bien, esto siempre era un nuevo desafío donde ni siquiera sabías si podías sobrevivir.
No marcó, pero sabía que en algún momento de la noche lo iba hacer, esos momentos donde estaba aburrido porque no había ningún incendio o alguna emergencia, pero esa noche si la hubo, así que luego de acomodarse bien la ropa, bajando con rapidez llego al carro de bomberos y se empezaron a preparar a ese incendio que no era tan denso pero que no dejaba de ser fuerte, capaz que no empatizaba mucho con las personas, pero con los animales sí, y que fuera una veterinaria y refugio ya se lo tomaba personal, por supuesto, el tenía un par de mascotas.
Cuando llegó todos estaban escandalizados porque había alguien adentro que había ido a buscar a un cachorro. Lo encontró valorable, así que luego que pidió que lo mojaran pidió que sería él quién iba a rescatar a los dos. El fuego se había intensificado, al menos estaba con el equipamiento necesario para que el humo no le afectara tanto, y también llevaba herramientas en el caso que había escombros. Lo bueno es que las mismas personas le habían indicado el camino, era un gran trayecto porque estaba al otro lado de la salida. Cuando llegó vio que la salida estaba con escombros. — Hey, ya estoy aquí. Soy del equipo de bomberos solo resiste un poco más que los sacaré — Dijo en voz elevada mientras que con fuerza trataba de alejar los escombros. Había mucho humo, por lo tanto no lo alcanzó a ver del todo, en ese momento lo único que tenía que sacarlos. — Sostén bien mi mano y al cachorro, a menos que quieras que lo lleve yo, no tenemos tiempo que perder — Al final se lo quito para que se tapara la boca pues estaba tosiendo mucho —Resiste, saldremos de esta — Lo animó mientras comenzaban el trayendo a la entrada y rogando que todo saliera bien, esto siempre era un nuevo desafío donde ni siquiera sabías si podías sobrevivir.
Logan Spielberg | Clínica Veterinaria | Enero 2012 | Nueva York
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1. Auxilio: Llamen a los Bomberos |
Se suponía que iba a tener una tarde y noche tranquila. Que incluso quizás hasta podía salir a divertirse un poco y pasarla bien. Bien merecido lo tenía por todo lo que dedicaba a su trabajo. Quizás hasta volvía a dar con aquel chico. Pero no… las cosas dieron un tremendo giro y desafortunadamente nada de eso iba a pasar. Era impresionante como en un pestañear las cosas cambian. De estar todo tranquilo y bajo control, a volverse un rotundo caos. La verdad no tenía idea de cómo se había originado aquel fuego. Posiblemente algún corto circuito. ¿Quién sabe? Él no era efectista. Incluso un accidente pudo haber sido el causante de todo esto. De lo único que si dudaba es que fuera intencional. Pues los de la clínica eran muy queridos en la comunidad. Aunque daba igual como inicio en estos momentos. Lo que era importante es que todos estuvieran bien. La parte material aunque les hiciera un boquete en el presupuesto, se podía reponer más fácil. La vida, no.
Al comienzo Fabian estaba molesto, aunque no lo expresó. Porque no se podía explicar como era posible que hubieran dejado al pobre animalito solo. ¡Estando en la misma habitación! Pero en el fondo sabía que en medio del miedo no todo mundo reaccionaba igual, así que prefirió callar e ir el mismo por el cachorro.
Estando devuelta en el edificio en llamas el joven veterinario se dio cuenta de que había calculado mal el tiempo que tenía para salir y que ahora estaba en problemas por culpa de los escombros. Intentaba mantener la calma para no estrenar más de lo que ya estaba a Canelita, el cachorro temblaba en sus brazos. Menos mal era pequeño y pudo sostenerlo con un solo brazo mientras intentaba mover alguno de los escombros. Pero se le estaba complicando. Muchas de las cosas estaban calientes, el humo se seguía esparcimiento aminorando la visibilidad y para rematar no tenía idea de que le esperaba más allá de los escombros. Pues no tenía idea de cuánto el incendio se había extendido.
— ¡Oh gracias a Dios, ya no encontraba más que hacer! — Exclamó el chico cuando escuchó aquella voz que le devolvía la calma que estaba a punto de perder. Porque de verdad aunque no quería se estaba comenzando a impacientar.
— Está bien, se encuentra algo nervioso así que tiembla. No deje que se le resbale. — comentó, aun con todo lo que ocurría seguía pensando primero en el animal que en él mismo. Tomó la mano del bombero, había algo en su voz familiar. Pero no lo podía confirmar por culpa del aditamento para respirar que llevaba puesto. — Gracias. Lo haré, soy muy joven aún para morir. — aseguró Ludwick mientras caminaba cerca del bombero sin soltarla cubriéndose lo más que podía la nariz y boca. — ¿Fue complicado llegar hasta aquí? — preguntó, pues eso le daba una idea de lo que les esperaba en el trayecto a la salida. Pues si se le complicó para entrar, ahora que todo debía estar más avanzado se les complicaría aún más el salir. Pero quería confiar en que lo lograrían.
Al comienzo Fabian estaba molesto, aunque no lo expresó. Porque no se podía explicar como era posible que hubieran dejado al pobre animalito solo. ¡Estando en la misma habitación! Pero en el fondo sabía que en medio del miedo no todo mundo reaccionaba igual, así que prefirió callar e ir el mismo por el cachorro.
Estando devuelta en el edificio en llamas el joven veterinario se dio cuenta de que había calculado mal el tiempo que tenía para salir y que ahora estaba en problemas por culpa de los escombros. Intentaba mantener la calma para no estrenar más de lo que ya estaba a Canelita, el cachorro temblaba en sus brazos. Menos mal era pequeño y pudo sostenerlo con un solo brazo mientras intentaba mover alguno de los escombros. Pero se le estaba complicando. Muchas de las cosas estaban calientes, el humo se seguía esparcimiento aminorando la visibilidad y para rematar no tenía idea de que le esperaba más allá de los escombros. Pues no tenía idea de cuánto el incendio se había extendido.
— ¡Oh gracias a Dios, ya no encontraba más que hacer! — Exclamó el chico cuando escuchó aquella voz que le devolvía la calma que estaba a punto de perder. Porque de verdad aunque no quería se estaba comenzando a impacientar.
— Está bien, se encuentra algo nervioso así que tiembla. No deje que se le resbale. — comentó, aun con todo lo que ocurría seguía pensando primero en el animal que en él mismo. Tomó la mano del bombero, había algo en su voz familiar. Pero no lo podía confirmar por culpa del aditamento para respirar que llevaba puesto. — Gracias. Lo haré, soy muy joven aún para morir. — aseguró Ludwick mientras caminaba cerca del bombero sin soltarla cubriéndose lo más que podía la nariz y boca. — ¿Fue complicado llegar hasta aquí? — preguntó, pues eso le daba una idea de lo que les esperaba en el trayecto a la salida. Pues si se le complicó para entrar, ahora que todo debía estar más avanzado se les complicaría aún más el salir. Pero quería confiar en que lo lograrían.
Fabian Ludwick | Clinica Veterinaria | enero 2012 | Nueva York
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1. Auxilio: Llamen a los Bomberos |
Estaban con vida y eso era lo más importante, así podía rescatarlos y sacarlos los más pronto de ahí. Eran una persona y un cachorro, notó que era un chico pero estaba tan mentalizado en sacarlos que ni siquiera pudo notar su rostro, algo en su voz le sonó familiar solo que tenía que mantener la cabeza fría. Se notaba que lo había cuidado bien, pero el pobre cachorro estaba tembloroso, seguramente recuperándose. — Me gustaría decir lo mismo, pero mi vida siempre esta en riesgo —Comentó en un tono apacible que si se ponía serio en esas instancias no era lo mejor, es que tenía que tener a la persona calmada y dar esa energía y esperanza que iban a poder salir. — El camino es largo. ¿Conoces otra salida? Al menos una ventana que de hacia un sector libre de fuego— Decía mientras que iban en el trayecto, se acordó del pobre cachorro y sí que lo había escuchado bien.
— Lo estoy sosteniendo bien... aunque se nota que esta bastante débil. ¿Lo llevaran a otra veterinaria? —Le preguntó porque eso era lo más obvio. Escuchaba los gritos afuera y ya se sentía todo más húmedo al estar echando agua con las mangueras y todo el equipamiento que traía el carro.
—Tranquilo, ya llegaremos. ¡Maldición! — Señaló al ver más escombros. Fue cuando vio una ventana que daba hacia el otro lado del edificio, es que se había dejado llevar por el chico. Tosió. El humo ya estaba haciendo de las suyas. — Necesito que sujetes al pequeño por un momento — Exclamó mientras tomaba uno de los mismos escombros, no sin antes de advertir que se alejarán un poco y la rompió. Pudo escuchar las voces de sus compañeros y muchos otros más, era lógico que la gente se había acercado de curiosa y de ayudar a alguna manera, en este tipo de localidades uno empatizaba más, sobre todo cuando se trataba de un refugio y una veterinaria que le hacían bien a todos los animales que eran seres inocentes y que no se iban a poder proteger de un incendio. Eran unas tristes víctimas, y la gente sufría por no saber reaccionar y solo pensar en ellos mismos.
— Hey tu... acércate. El cachorro primero —Sus colegas lo conocían y bien que siempre le hacían caso. Lo tomaron y sintió alivio — Ahora usted.... — Se encargó de quitar los pocos vidrios que quedaban, pudo ver el brazo ajeno que estaba algo quemado —Tendrá que ir al hospital, al parecer ya llegó la ambulancia— Y sin más, lo ayudo a salir y luego lo hizo él. Justo a tiempo cuando otros escombros comenzaron a caer. Más agua.
— Lo estoy sosteniendo bien... aunque se nota que esta bastante débil. ¿Lo llevaran a otra veterinaria? —Le preguntó porque eso era lo más obvio. Escuchaba los gritos afuera y ya se sentía todo más húmedo al estar echando agua con las mangueras y todo el equipamiento que traía el carro.
—Tranquilo, ya llegaremos. ¡Maldición! — Señaló al ver más escombros. Fue cuando vio una ventana que daba hacia el otro lado del edificio, es que se había dejado llevar por el chico. Tosió. El humo ya estaba haciendo de las suyas. — Necesito que sujetes al pequeño por un momento — Exclamó mientras tomaba uno de los mismos escombros, no sin antes de advertir que se alejarán un poco y la rompió. Pudo escuchar las voces de sus compañeros y muchos otros más, era lógico que la gente se había acercado de curiosa y de ayudar a alguna manera, en este tipo de localidades uno empatizaba más, sobre todo cuando se trataba de un refugio y una veterinaria que le hacían bien a todos los animales que eran seres inocentes y que no se iban a poder proteger de un incendio. Eran unas tristes víctimas, y la gente sufría por no saber reaccionar y solo pensar en ellos mismos.
— Hey tu... acércate. El cachorro primero —Sus colegas lo conocían y bien que siempre le hacían caso. Lo tomaron y sintió alivio — Ahora usted.... — Se encargó de quitar los pocos vidrios que quedaban, pudo ver el brazo ajeno que estaba algo quemado —Tendrá que ir al hospital, al parecer ya llegó la ambulancia— Y sin más, lo ayudo a salir y luego lo hizo él. Justo a tiempo cuando otros escombros comenzaron a caer. Más agua.
Logan Spielberg | Clínica Veterinaria | Enero 2012 | Nueva York
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1. Auxilio: Llamen a los Bomberos |
Afortunadamente, el joven veterinario había sido encontrado por un bombero quien había llegado justo a tiempo, pues en aquel momento al chico se le comenzaban a terminar las ideas para lograr escapar de aquel lugar. — Desafortunadamente, el peligro siempre está presente, pero esperemos no sea nuestro último día en la tierra. — Murmuró, por desgracia a veces solo bastaba el estar vivo para que la desgracia te alcanzará. Más no por eso se le quitarían las ganas de seguir con vida.
Fabian se detuvo unos segundos a pensar, tratando de ubicarse. — La parte posterior del edificio, no sé si logramos alcanzar las escaleras de emergencia. Porque no tengo idea de si están bloqueadas. Pero justo antes de llegar a las escaleras están las ventanas, y había un andamio allí, pues esta tarde los de mantenimiento estaban limpiándolas. — recordó el chico, pues sí lograban llegar allí tal vez podían bajar por aquel andamio.
— Es porque aún está en recuperación. Pobrecito, sí será necesario. Ahora tendrá que estarlo por más días por culpa de este humo. — comento con precaución por el cachorro.
Intentaba mantener la calma, era clave para la supervivencia de los tres en estos tiempos. Pero era difícil cuando todo parecía un callejón sin salida. — Rayos, esto está siendo peor de lo que aparentaba. — protesto al ver más escombros bloqueando su paso. De verdad esperaba que todos los demás hubieran logrado salir y solo faltarán ellos.
Por más que se cubriera no podía de vez en cuando toser, ya comenzaba a sentir los efectos del humo. Afortunadamente, el bombero tenía vista de águila y había logrado divisar la ventana que buscaban. — Sí, tú haz lo que tengas y creas necesario hacer. — aseguro tomando nuevamente al cachorro.
Pronto a pesar del caos ya casi estaban fuera, otros bomberos los esperaban afuera y se llevaron a Canelita. Mientras él con la ayuda de su salvador, lograba terminar de salir. Escuchó lo que le dijo y fue ahí cuando notó algunas quemaduras. No parecían ser graves, y seguro por la adrenalina del momento no les prestó atención. Pero el bombero tenía razón, necesitaba revisarlas antes que nada. — Gracias, haré que me revisen eso. Lástima que todo esto arruinará mis planes de una noche tranquila. Pero bueno, valió la pena tomar el riesgo. Canelita está bien. — Le aseguró al misterioso chico mientras se quintaba el pañuelo de la cara y se limpiaba con el mismo las cenizas que lo habían ensuciado. — De verdad se lo agradezco de corazón. Creerá que soy un loco. Hay un poquito de eso, pero no hubiera podido vivir con mi conciencia si algo malo le ocurría. — confesó el chico mientras le extendía la mano para estrechársela. Esperaba se quitara esa máscara, de verdad quería ver el rostro de quien lo había salvado.
Fabian se detuvo unos segundos a pensar, tratando de ubicarse. — La parte posterior del edificio, no sé si logramos alcanzar las escaleras de emergencia. Porque no tengo idea de si están bloqueadas. Pero justo antes de llegar a las escaleras están las ventanas, y había un andamio allí, pues esta tarde los de mantenimiento estaban limpiándolas. — recordó el chico, pues sí lograban llegar allí tal vez podían bajar por aquel andamio.
— Es porque aún está en recuperación. Pobrecito, sí será necesario. Ahora tendrá que estarlo por más días por culpa de este humo. — comento con precaución por el cachorro.
Intentaba mantener la calma, era clave para la supervivencia de los tres en estos tiempos. Pero era difícil cuando todo parecía un callejón sin salida. — Rayos, esto está siendo peor de lo que aparentaba. — protesto al ver más escombros bloqueando su paso. De verdad esperaba que todos los demás hubieran logrado salir y solo faltarán ellos.
Por más que se cubriera no podía de vez en cuando toser, ya comenzaba a sentir los efectos del humo. Afortunadamente, el bombero tenía vista de águila y había logrado divisar la ventana que buscaban. — Sí, tú haz lo que tengas y creas necesario hacer. — aseguro tomando nuevamente al cachorro.
Pronto a pesar del caos ya casi estaban fuera, otros bomberos los esperaban afuera y se llevaron a Canelita. Mientras él con la ayuda de su salvador, lograba terminar de salir. Escuchó lo que le dijo y fue ahí cuando notó algunas quemaduras. No parecían ser graves, y seguro por la adrenalina del momento no les prestó atención. Pero el bombero tenía razón, necesitaba revisarlas antes que nada. — Gracias, haré que me revisen eso. Lástima que todo esto arruinará mis planes de una noche tranquila. Pero bueno, valió la pena tomar el riesgo. Canelita está bien. — Le aseguró al misterioso chico mientras se quintaba el pañuelo de la cara y se limpiaba con el mismo las cenizas que lo habían ensuciado. — De verdad se lo agradezco de corazón. Creerá que soy un loco. Hay un poquito de eso, pero no hubiera podido vivir con mi conciencia si algo malo le ocurría. — confesó el chico mientras le extendía la mano para estrechársela. Esperaba se quitara esa máscara, de verdad quería ver el rostro de quien lo había salvado.
Fabian Ludwick | Clinica Veterinaria | enero 2012 | Nueva York
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1. Auxilio: Llamen a los Bomberos |
El rubio solo asintió, porque prefería no opinar al respecto, como bombero su vida siempre estaba en riesgo, hasta había perdido compañeros y claro que había elegido esa profesión justamente porque hace un tiempo había perdido a sus padres en un incendio, su hermano se había ido a Londres con su esposa e hijos, así que aquí estaba solo, por lo que por eso tenía tanta vocación en su trabajo dado que iba a salvar a la mayor gente posible para que no les pasara lo de sus padres, y también incluía a los animales.
La indicación del chico había sido exacta por lo que solo siguió su consejo sin hablar mucho porque tenían que correr lo que pudieran, si es que no había problemas en el camino donde tenían que detenerse y disminuir la velocidad. —Que mal, entiendo porque lo vino a rescatar — Lo encontraba un gran hombre por el simple hecho de ir a rescatarlo, y que no lo hubiera dejado allí como los otros que seguramente por el miedo solo corrieron.
Cuando llegaron a las ventanas, agradeció que las dejara romperlas y quitar los restos para que ninguno de los dos se hiciera daño, a la primera que sacaron - que luego se dio cuenta que era una perrita - fue a Canelita y luego al chico que se veía muy cansado e intoxicado con el humo, el pobre hasta tenía una herida. — Descuide, seguramente muy pronto tendrá noches más tranquilas y podrá encargarse de sus animales— Le dijo al salir mientras lo cubría con su cuerpo cuando empezaron a caer los escombros más allá y algunas piedras iban hacia a ellos, al igual que el humo.
Ya cuando estuvieron a salvo sin tanto humo y en tranquilidad, todavía algo en ese chico se le hacía familiar. Cuando lo logró ver, su corazón se paralizó. ¿Cómo podía ser tanta la coincidencia? ¡Era una locura! Solo que si fue posible, era como si el maldito destino con una casi tragedia los había querido juntar.
— ¿Fabián? — No pudo evitar decir mientras que él también se sacaba la mascara, el casco y al fin podía tomar aire del cielo, respiraba entrecortado solo que era un alivio, a ambos le trajeron agua. Lo miró con ambas cejas alzadas, ahora mismo se había dejado ver no en su mejor facha pero ambos estaban bien, y por esto, hasta lo había salvado. — Me alegra que estés bien, soy un idiota. En ningún momento me di cuenta que eras tú, aún cuando tu voz me sonaba familiar. — Esto era por algo, y supo que no podía dejarlo ir. Una compañera se le acercó — Logan, estás herido. Tendrás que ir al hospital también con el chico. — La miró. — ¿Y Canelita? — Preguntó por la pequeña — ¿Te refieres a la perrita? Ya esta siendo trasladada a otro centro veterinario, pero sobrevivirá — Le contó y Logan se sintió aliviado, mirando a Fabián con rapidez.
La indicación del chico había sido exacta por lo que solo siguió su consejo sin hablar mucho porque tenían que correr lo que pudieran, si es que no había problemas en el camino donde tenían que detenerse y disminuir la velocidad. —Que mal, entiendo porque lo vino a rescatar — Lo encontraba un gran hombre por el simple hecho de ir a rescatarlo, y que no lo hubiera dejado allí como los otros que seguramente por el miedo solo corrieron.
Cuando llegaron a las ventanas, agradeció que las dejara romperlas y quitar los restos para que ninguno de los dos se hiciera daño, a la primera que sacaron - que luego se dio cuenta que era una perrita - fue a Canelita y luego al chico que se veía muy cansado e intoxicado con el humo, el pobre hasta tenía una herida. — Descuide, seguramente muy pronto tendrá noches más tranquilas y podrá encargarse de sus animales— Le dijo al salir mientras lo cubría con su cuerpo cuando empezaron a caer los escombros más allá y algunas piedras iban hacia a ellos, al igual que el humo.
Ya cuando estuvieron a salvo sin tanto humo y en tranquilidad, todavía algo en ese chico se le hacía familiar. Cuando lo logró ver, su corazón se paralizó. ¿Cómo podía ser tanta la coincidencia? ¡Era una locura! Solo que si fue posible, era como si el maldito destino con una casi tragedia los había querido juntar.
— ¿Fabián? — No pudo evitar decir mientras que él también se sacaba la mascara, el casco y al fin podía tomar aire del cielo, respiraba entrecortado solo que era un alivio, a ambos le trajeron agua. Lo miró con ambas cejas alzadas, ahora mismo se había dejado ver no en su mejor facha pero ambos estaban bien, y por esto, hasta lo había salvado. — Me alegra que estés bien, soy un idiota. En ningún momento me di cuenta que eras tú, aún cuando tu voz me sonaba familiar. — Esto era por algo, y supo que no podía dejarlo ir. Una compañera se le acercó — Logan, estás herido. Tendrás que ir al hospital también con el chico. — La miró. — ¿Y Canelita? — Preguntó por la pequeña — ¿Te refieres a la perrita? Ya esta siendo trasladada a otro centro veterinario, pero sobrevivirá — Le contó y Logan se sintió aliviado, mirando a Fabián con rapidez.
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1. Auxilio: Llamen a los Bomberos |
Todo lo ocurrido hoy sin duda iba a trastocar su día a día. Seguro tardarían un buen tiempo en volver la clínica a su funcionamiento normal después de este incendio. Por fortuna igual tenía los animalitos del albergue para distraerse. Pues no le iba a hacer nada de gracia el estar sin hacer nada. Pero por ahora lo único que le importaba era lograr salir de aquel lugar en llamas. Menos mal que había sido rescatado, porque aunque él seguramente hubiera intentado por todos los modos de lograr salir de allí la verdad es que probablemente si lo lograba hubiera terminado muy herido.
— No soy quien para juzgar a los demás de porque lo dejaron, pero sé que yo no podía quedarme de brazo cruzado. — confeso al bombero porque había hecho lo que hizo. Para que no creyera que simplemente era un loco suicida que no le importaba su vida. De verdad que sí le importaba, pero no podía estar tranquilo cuando había vidas inocentes en peligro aunque esa vida fuera la de un animalito.
A pesar de los obstáculos habían logrado llegar hasta la ventana para así salir por ella. Tal parecía que también el resto de los bomberos ya estaban logrando contener el incendio así que aquello era una buena noticia. Aunque de seguro las perdidas serían cuantiosas. — Tiene razón, además al menos solo aquí estaba Canelita. Si hubiera sido en el refugio si hubiera sido lamentable. — pues sabía perfectamente que ahí hubiera sido más difícil de salvarlos a todos. Pero seguramente de todos modos el chico hubiera hecho hasta lo imposible por salvar los más que pudiera.
Ahora que ya estaban lejos del peligro y que podía respirar bien fue que se pudo sentir tranquilo. Por supuesto que no es que se le desvanecieran todas las preocupaciones que se derribaban de este incidente, pero al menos había logrado salir vivo de allí junto a Canelita. No había sido un intento fallido. Fabian se despojó del cubrebocas improvisado con el pañuelo, y fue cuando el bombero igual se quitó la máscara que llevaba puesta que comprendió por qué tenía esa sensación de familiaridad con aquel hombre. — ¿Logan? ¡No lo puedo creer! — Sin duda había quedado boquiabierto y fue ahí donde se dio cuenta de que quizás el destino lo estaba comenzando por el mal rato que había pasado. Pues Logan había estado en su mente toda la tarde y realmente sentía que era alguien que realmente le interesaba. Había sido tonto el no seguir el contacto, pero ahora tenía una nueva oportunidad.
— Ni lo digas, yo tampoco te reconocí hasta ahora. Estaba obscuro, nos tapábamos la cara y la prioridad era salir. Tengo que admitir que también se me hacía demasiado familiar tu voz. — Reconoció el veterinario. — Me alegra que, aunque fuera en esta forma caótica nos topáramos. Y otra vez, gracias. — Añadió antes de que llegara una compañera del otro chico para anunciarle que el bombero debía de atenderse también. Fabian igual se quedó aliviado de escuchar que la perrita estaba en buen estado. — Creo que el destino nos quiere juntar otra vez. — murmuro con una media sonrisa en aquel rostro aún polvoriento. — Es curioso porque desde hace rato me sentía inquietado de querer verte o al menos hablarte. — Admitió el veterinario mientras obedientemente se montaba en la ambulancia esperando que el otro hiciera lo mismo para que así los pudieran trasladar al hospital.
— No soy quien para juzgar a los demás de porque lo dejaron, pero sé que yo no podía quedarme de brazo cruzado. — confeso al bombero porque había hecho lo que hizo. Para que no creyera que simplemente era un loco suicida que no le importaba su vida. De verdad que sí le importaba, pero no podía estar tranquilo cuando había vidas inocentes en peligro aunque esa vida fuera la de un animalito.
A pesar de los obstáculos habían logrado llegar hasta la ventana para así salir por ella. Tal parecía que también el resto de los bomberos ya estaban logrando contener el incendio así que aquello era una buena noticia. Aunque de seguro las perdidas serían cuantiosas. — Tiene razón, además al menos solo aquí estaba Canelita. Si hubiera sido en el refugio si hubiera sido lamentable. — pues sabía perfectamente que ahí hubiera sido más difícil de salvarlos a todos. Pero seguramente de todos modos el chico hubiera hecho hasta lo imposible por salvar los más que pudiera.
Ahora que ya estaban lejos del peligro y que podía respirar bien fue que se pudo sentir tranquilo. Por supuesto que no es que se le desvanecieran todas las preocupaciones que se derribaban de este incidente, pero al menos había logrado salir vivo de allí junto a Canelita. No había sido un intento fallido. Fabian se despojó del cubrebocas improvisado con el pañuelo, y fue cuando el bombero igual se quitó la máscara que llevaba puesta que comprendió por qué tenía esa sensación de familiaridad con aquel hombre. — ¿Logan? ¡No lo puedo creer! — Sin duda había quedado boquiabierto y fue ahí donde se dio cuenta de que quizás el destino lo estaba comenzando por el mal rato que había pasado. Pues Logan había estado en su mente toda la tarde y realmente sentía que era alguien que realmente le interesaba. Había sido tonto el no seguir el contacto, pero ahora tenía una nueva oportunidad.
— Ni lo digas, yo tampoco te reconocí hasta ahora. Estaba obscuro, nos tapábamos la cara y la prioridad era salir. Tengo que admitir que también se me hacía demasiado familiar tu voz. — Reconoció el veterinario. — Me alegra que, aunque fuera en esta forma caótica nos topáramos. Y otra vez, gracias. — Añadió antes de que llegara una compañera del otro chico para anunciarle que el bombero debía de atenderse también. Fabian igual se quedó aliviado de escuchar que la perrita estaba en buen estado. — Creo que el destino nos quiere juntar otra vez. — murmuro con una media sonrisa en aquel rostro aún polvoriento. — Es curioso porque desde hace rato me sentía inquietado de querer verte o al menos hablarte. — Admitió el veterinario mientras obedientemente se montaba en la ambulancia esperando que el otro hiciera lo mismo para que así los pudieran trasladar al hospital.
Fabian Ludwick | Clinica Veterinaria | enero 2012 | Nueva York
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1. Auxilio: Llamen a los Bomberos |
No hablo mucho más pero si se volteó para asentir, que tenía mucha razón, pero es que tampoco se podían quedar charlando como si se estuvieran sirviendo un té, era imposible porque la prioridad era salir de ahí lo más pronto posible, esperando que se extinguiera el fuego y que no hubieran más escombros. Después de tanto, y donde trató de mantenerse tranquilo y proteger a los dos.
La revelación más grande fue que resultó que el chico que salvó no era nadie menos que Fabián, el chico que había conocido, que quería llamar y le había interesado. ¡Como era la vida! Hasta parecía sorprendente porque ahora estaba quedando como héroe frente a él, era completamente inaudito y como esas historias donde el otro es destinado a uno, porque la vida te da causas para seguir frecuentándose. La ciudad era increíblemente grande para volver a encontrarse y estaba muy sorprendido, más ansioso que cuando lo salvo, y agradeció que menos mal que no lo había reconocido allí con toda la adrenalina, donde mantuvo la cabeza fría, ya que si su voz le había parecido familiar. — Estoy tan sorprendido como tú, como es la vida. ¿Qué iba a pensar que nos encontraríamos en una situación así? Es muy loco. ¿Verdad? — Dijo abriendo aún más los ojos.
Claramente quedaba mucho más interesado en él, porque era de esos tipos que estaban interesados en los animales, había sido muy valiente en ir a rescatar a la cachorra que por suerte fue atendida enseguida y ya lo llevaban a otra veterinaria, ahora eran ellos quienes que tenían que ser atendidos, lo que significaba que quedaba con la noche libre aún cuando fuera unas horas en el hospital, luego se iría a casa si es que lo dejaban, igual ninguno tenía heridas graves, pero tenían que verse esas quemaduras o heridas de las piedras. — Es parte de mi deber, ahora si puedo decirte que te consideré increíblemente valiente que fueras a salvar a Canelita, eres una persona muy valiente aún cuando estuvieras en problemas — Le tuvo que decir mientras tenían ese tiempo de conversar mientras que el castaño de grandes ojos azules lanzaba aquellas confesiones que hasta hizo que el serio bombero se pusiera rojo. Se removió el cabello nervioso, porque efectivamente pensaba exactamente igual.
Lo hicieron caminar hasta guiarlos a la ambulancia, así que antes de eso, alcanzó a decir — Yo quería llamarte hoy, pensaba en ti pero mi trabajo siempre me lo impide, también creo que fue algo del destino — Murmuró con una suave sonrisa y fue ahí que lo sentaron en la ambulancia y comenzaron a revisar a los dos con rapidez, Logan no tenía muchas heridas para variar que solo bastaba con una curación, pero Fabián si tenía más quemaduras al estar expuestos, además que ambos habían inspirado mucho humo tóxico que seguramente necesitarían un buen descanso.
Llegaron al hospital y en la espera se sentó a su lado para charlar. Había pedido que atendieran al castaño primero que parecía con heridas más graves que él. Sobre todo con esa herida que ya le había advertido. — ¿Te duele mucho? Oh, vaya... aún estoy sorprendido con todo. ¿Esto significa que tenemos que seguir encontrándonos? — Se atrevió a decir, la verdad es que aunque siempre pensaba en él y la prioridad siempre era su trabajo, esta vez sabía que no podía dejar ir a un chico como él.
La revelación más grande fue que resultó que el chico que salvó no era nadie menos que Fabián, el chico que había conocido, que quería llamar y le había interesado. ¡Como era la vida! Hasta parecía sorprendente porque ahora estaba quedando como héroe frente a él, era completamente inaudito y como esas historias donde el otro es destinado a uno, porque la vida te da causas para seguir frecuentándose. La ciudad era increíblemente grande para volver a encontrarse y estaba muy sorprendido, más ansioso que cuando lo salvo, y agradeció que menos mal que no lo había reconocido allí con toda la adrenalina, donde mantuvo la cabeza fría, ya que si su voz le había parecido familiar. — Estoy tan sorprendido como tú, como es la vida. ¿Qué iba a pensar que nos encontraríamos en una situación así? Es muy loco. ¿Verdad? — Dijo abriendo aún más los ojos.
Claramente quedaba mucho más interesado en él, porque era de esos tipos que estaban interesados en los animales, había sido muy valiente en ir a rescatar a la cachorra que por suerte fue atendida enseguida y ya lo llevaban a otra veterinaria, ahora eran ellos quienes que tenían que ser atendidos, lo que significaba que quedaba con la noche libre aún cuando fuera unas horas en el hospital, luego se iría a casa si es que lo dejaban, igual ninguno tenía heridas graves, pero tenían que verse esas quemaduras o heridas de las piedras. — Es parte de mi deber, ahora si puedo decirte que te consideré increíblemente valiente que fueras a salvar a Canelita, eres una persona muy valiente aún cuando estuvieras en problemas — Le tuvo que decir mientras tenían ese tiempo de conversar mientras que el castaño de grandes ojos azules lanzaba aquellas confesiones que hasta hizo que el serio bombero se pusiera rojo. Se removió el cabello nervioso, porque efectivamente pensaba exactamente igual.
Lo hicieron caminar hasta guiarlos a la ambulancia, así que antes de eso, alcanzó a decir — Yo quería llamarte hoy, pensaba en ti pero mi trabajo siempre me lo impide, también creo que fue algo del destino — Murmuró con una suave sonrisa y fue ahí que lo sentaron en la ambulancia y comenzaron a revisar a los dos con rapidez, Logan no tenía muchas heridas para variar que solo bastaba con una curación, pero Fabián si tenía más quemaduras al estar expuestos, además que ambos habían inspirado mucho humo tóxico que seguramente necesitarían un buen descanso.
Llegaron al hospital y en la espera se sentó a su lado para charlar. Había pedido que atendieran al castaño primero que parecía con heridas más graves que él. Sobre todo con esa herida que ya le había advertido. — ¿Te duele mucho? Oh, vaya... aún estoy sorprendido con todo. ¿Esto significa que tenemos que seguir encontrándonos? — Se atrevió a decir, la verdad es que aunque siempre pensaba en él y la prioridad siempre era su trabajo, esta vez sabía que no podía dejar ir a un chico como él.
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1. Auxilio: Llamen a los Bomberos |
Que extraña era la vida, todo el día pensándoselo en sí buscaría aquel chico al salir de su trabajo. Al final resultaba que había sido justamente Logan quien lo terminaba por salvar cuando creía que ya había valido madres y no saldría vivo de aquella estructura en llamas. Con razón aquella voz se le hacía tan conocida. Pero claro, en un momento de tención no podía ponerse a estar analizando acerca de donde conocía aquella voy y a quien pertenecía. En aquel instante la prioridad era salir con vida de aquel lugar, no había otra.
Ahora que estaban fuera de peligro, incluyendo a Canelita, podía darse el lujo de aquel sorpresivo reencuentro. Fabian sentía como si la respuesta a su pregunta de si debía buscarlo o no hubieras sido contestada. No podía ser solo pura casualidad el que hubiera sido precisamente Logan quien entrara por él, incluso sin saber a quién iba a rescatar allí adentro. — Demasiado loco, porque la ciudad es muy grandes y por alguna razón de todos los veterinarios de la clínica tenía que ser justo yo quien fuera por la cachorra y de todos los bomberos que están asistiendo fuiste tú el que entro. Algo nos está intentando decir. — comento intrigado. Quería saber si en verdad él estaba tan interesado como él y por lo que veía la respuesta era un, sí.
Si antes le atraía, le gustaba, ahora mucho más. ¡Lo había rescatado! Logan había mostrado su valentía y dedicación a su trabajo, eso le encantaba. Y claro, como negarlo, le lucía muy bien aquel uniforme de bombero aun con todo el tizón y el polvo sobre él. Es más aquello hacía que sus ojos resaltaran, al igual que los de él. Pero por lo visto no solo el veterinario había quedado impresionado por la labor del otro, sino que el bombero también había quedado admirado por la valentía del chico. — Lo sé, pero no todo mundo tiene ese temple. Si estás aquí es porque eres de los que la gente puede confiar que hará bien su trabajo. Eso es importante. — y lo admiraba, no todos lograban graduarse de la academia por muchas ganas que tuvieran. Había que tener esa chispa y también esa parte temeraria para trabajar en algo así. — Me alagas, pero es que soy de los que no pueden ver a nadie en peligro o vulnerabilidad, aunque se trate de un animalito. Ya imaginarás cuanto los quiero, por algo soy veterinario. — confeso el muchacho.
— Entonces queda confirmado, quizás nos llamamos con el pensamiento y el destino se encargó de volver a juntarnos. Claro, de una forma muy extraña. — aseguro el chico mientras comenzaban a ir a la ambulancia. De verdad esperaba que no los retuvieran tanto tiempo en el hospital. Por fortuna el viaje no fue largo y como era una emergencia los atendieron rápido. — Pues me arde y duele algo. Soy bastante tolerante al dolor, no imaginarás cuantas mordidas y cortes me han dado. Pero esto… si es diferente. Solo espero que no se me queden marcas. — Comentó mientras se miraba las heridas, podía ser un tanto vanidoso con eso. Siempre procuraba verse bien.
Una sonrisa picará apareció en su rostro. — Creo que sí, deberíamos seguir viéndonos. Hacía tiempo no me sentía seguro de interesarme tanto un chico. Aunque… creo que sería mejor si no nos encontramos en hospitales o edificios incendiados. — comento soltando una risita. — ¿Tienes planes? — pregunto con una ceja alzada. Ya lo había encontrado, no lo iba a volver a dejar ir.
Ahora que estaban fuera de peligro, incluyendo a Canelita, podía darse el lujo de aquel sorpresivo reencuentro. Fabian sentía como si la respuesta a su pregunta de si debía buscarlo o no hubieras sido contestada. No podía ser solo pura casualidad el que hubiera sido precisamente Logan quien entrara por él, incluso sin saber a quién iba a rescatar allí adentro. — Demasiado loco, porque la ciudad es muy grandes y por alguna razón de todos los veterinarios de la clínica tenía que ser justo yo quien fuera por la cachorra y de todos los bomberos que están asistiendo fuiste tú el que entro. Algo nos está intentando decir. — comento intrigado. Quería saber si en verdad él estaba tan interesado como él y por lo que veía la respuesta era un, sí.
Si antes le atraía, le gustaba, ahora mucho más. ¡Lo había rescatado! Logan había mostrado su valentía y dedicación a su trabajo, eso le encantaba. Y claro, como negarlo, le lucía muy bien aquel uniforme de bombero aun con todo el tizón y el polvo sobre él. Es más aquello hacía que sus ojos resaltaran, al igual que los de él. Pero por lo visto no solo el veterinario había quedado impresionado por la labor del otro, sino que el bombero también había quedado admirado por la valentía del chico. — Lo sé, pero no todo mundo tiene ese temple. Si estás aquí es porque eres de los que la gente puede confiar que hará bien su trabajo. Eso es importante. — y lo admiraba, no todos lograban graduarse de la academia por muchas ganas que tuvieran. Había que tener esa chispa y también esa parte temeraria para trabajar en algo así. — Me alagas, pero es que soy de los que no pueden ver a nadie en peligro o vulnerabilidad, aunque se trate de un animalito. Ya imaginarás cuanto los quiero, por algo soy veterinario. — confeso el muchacho.
— Entonces queda confirmado, quizás nos llamamos con el pensamiento y el destino se encargó de volver a juntarnos. Claro, de una forma muy extraña. — aseguro el chico mientras comenzaban a ir a la ambulancia. De verdad esperaba que no los retuvieran tanto tiempo en el hospital. Por fortuna el viaje no fue largo y como era una emergencia los atendieron rápido. — Pues me arde y duele algo. Soy bastante tolerante al dolor, no imaginarás cuantas mordidas y cortes me han dado. Pero esto… si es diferente. Solo espero que no se me queden marcas. — Comentó mientras se miraba las heridas, podía ser un tanto vanidoso con eso. Siempre procuraba verse bien.
Una sonrisa picará apareció en su rostro. — Creo que sí, deberíamos seguir viéndonos. Hacía tiempo no me sentía seguro de interesarme tanto un chico. Aunque… creo que sería mejor si no nos encontramos en hospitales o edificios incendiados. — comento soltando una risita. — ¿Tienes planes? — pregunto con una ceja alzada. Ya lo había encontrado, no lo iba a volver a dejar ir.
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1. Auxilio: Llamen a los Bomberos |
Asintió varias veces muy asombrado lo que había pasado, porque evidentemente pensaba lo mismo en ese sentido, era una cosa de locos pues era una ciudad muy grande para que hubieran varias coincidencias, por lo cual ya creía que era algo del destino, ojalá que la profecía del fin del mundo fuera solo una tontería y que todo siguiera normal para ver como resultaba todo, es que hace tiempo que estaba solo.
Realmente admiraba que tuviera tanto coraje en ir a rescatar a alguno de los animalitos que estaba atendiendo. Eso hacía que estuviera mucho más interesado en él, porque consideraba que ese tipo de personas eran realmente valiosas y había estado pensando mucho en él, esto era genial, era obvio que tenía que intentar que se volvieran a ver y juntarse, tenía bastante trabajo pero si se podía dar tiempo para él. ¿Por qué no? Valía la pena.
— Es muy bueno y agradezco a los profesionales que tienen vocación, eso hace que el mundo sea mejor. Por esto soy bombero y fue un placer salvarte, debes seguir así. —Estaba seguro que sus colegas estaban sorprendidos que estuviera hablando con alguien, pues la realidad no era el más conversador, con ellos sí y quienes lo conocían de un principio como unos cuantos ahí, sabían que les había costado sacarles palabras. — Totalmente de acuerdo, al parecer si nos estábamos llamando mucho, aunque lamento las circunstancias que nos encontramos. — Indicó el chico mientras iban en la ambulancia y algo preocupado porque si que la herida de Fabián se veía bastante fea. Y seguro que tenía más de una quemadura, si o si, tenía que revisarse.
— Me pasa lo mismo, la verdad es que me carga cuando me envían al hospital porque siento que no es nada, a veces es así, solo que no todas las veces — Exclamó el rubio con una sonrisa — Pero la tuya si es bastante preocupante, y necesitas estar completamente bien para cuidar y sanar a tus pacientes — Lo animó, pues la realidad es que dejaría que lo revisarán primero, luego iría a verse él y lo esperaría, claramente lo llevaría hasta su casa. Si tenía que quedarse lo acompañaría un rato e iría por la mañana. No pensaba dejarlo, sentía que lo hacía perderían el contacto de nuevo, solo que esta vez si sabía donde encontrarlo.
Sonrió al ver esa coquetería contraria cuando hizo aquel comentario, notaba que era todo mutuo. Mantuvo la misma mirada para que siguiera dándose cuenta que si había algo también por parte de él. Igual estaba muy interesado. — Hace mucho que no me había interesado en un chico, por lo general estoy enfocado en el trabajo, solo que siento que está vez estoy preparado para conocerte y seguir saliendo, espero que sea mañana mismo que tengo libre — Le dijo muy sincero manteniendo la sonrisa ladina en los labios y acariciando su mano con cuidado, lo habría besado si en ese momento llegaron a buscarlos a los dos, los atendieron en la misma sala, por fortuna le alcanzo a decir. — Cualquier lugar me parece bien, no quiero estar en casa y solo dormir — Aclaró antes que fueran atendidos y luego lo separaban porque las camillas estaban muy alejadas de la otra.
Realmente admiraba que tuviera tanto coraje en ir a rescatar a alguno de los animalitos que estaba atendiendo. Eso hacía que estuviera mucho más interesado en él, porque consideraba que ese tipo de personas eran realmente valiosas y había estado pensando mucho en él, esto era genial, era obvio que tenía que intentar que se volvieran a ver y juntarse, tenía bastante trabajo pero si se podía dar tiempo para él. ¿Por qué no? Valía la pena.
— Es muy bueno y agradezco a los profesionales que tienen vocación, eso hace que el mundo sea mejor. Por esto soy bombero y fue un placer salvarte, debes seguir así. —Estaba seguro que sus colegas estaban sorprendidos que estuviera hablando con alguien, pues la realidad no era el más conversador, con ellos sí y quienes lo conocían de un principio como unos cuantos ahí, sabían que les había costado sacarles palabras. — Totalmente de acuerdo, al parecer si nos estábamos llamando mucho, aunque lamento las circunstancias que nos encontramos. — Indicó el chico mientras iban en la ambulancia y algo preocupado porque si que la herida de Fabián se veía bastante fea. Y seguro que tenía más de una quemadura, si o si, tenía que revisarse.
— Me pasa lo mismo, la verdad es que me carga cuando me envían al hospital porque siento que no es nada, a veces es así, solo que no todas las veces — Exclamó el rubio con una sonrisa — Pero la tuya si es bastante preocupante, y necesitas estar completamente bien para cuidar y sanar a tus pacientes — Lo animó, pues la realidad es que dejaría que lo revisarán primero, luego iría a verse él y lo esperaría, claramente lo llevaría hasta su casa. Si tenía que quedarse lo acompañaría un rato e iría por la mañana. No pensaba dejarlo, sentía que lo hacía perderían el contacto de nuevo, solo que esta vez si sabía donde encontrarlo.
Sonrió al ver esa coquetería contraria cuando hizo aquel comentario, notaba que era todo mutuo. Mantuvo la misma mirada para que siguiera dándose cuenta que si había algo también por parte de él. Igual estaba muy interesado. — Hace mucho que no me había interesado en un chico, por lo general estoy enfocado en el trabajo, solo que siento que está vez estoy preparado para conocerte y seguir saliendo, espero que sea mañana mismo que tengo libre — Le dijo muy sincero manteniendo la sonrisa ladina en los labios y acariciando su mano con cuidado, lo habría besado si en ese momento llegaron a buscarlos a los dos, los atendieron en la misma sala, por fortuna le alcanzo a decir. — Cualquier lugar me parece bien, no quiero estar en casa y solo dormir — Aclaró antes que fueran atendidos y luego lo separaban porque las camillas estaban muy alejadas de la otra.
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Ambos tenían algo en común y eso era el valor, la valentía y el coraje, para hacer las cosas en los momentos más críticos. Eso muy a pesar de que los dos se desempeñan en áreas distintas en cuanto a profesiones se trataba. Pero cada cual ponía su grano de arena para hacer de este mundo uno más seguro y agradable en el cual vivir. Cosas como esa hacía que la atracción entre ambos fuera aún más latente y si quedaba alguna duda, ahí tenían la confirmación.
— Gracias, es un lindo halago. Y es cierto, nuestras profesiones tienen más sentido cuando las tomamos en serio y tratamos de hacer un mundo mejor mediante ellas. — aseguró el veterinario. — Yo con gusto puedo asistirte en curar heridas si alguna vez lo necesitas y no tienes ganas de llegar hasta un hospital. — Le dijo con una sonrisa, pues por muy veterinario que fuera seguía habiendo estudiado medicina, así que tenía conocimiento para ello. Hasta cierto punto, claro está. — O si tienes algún animalito que me necesite. — añadió dejando escapar ahora una risa.
Ni caso presto a las miradas, sabía que luego sus compañeros lo interrogarían porque sabían que era un coqueto. Pero como siempre los dejaría con la curiosidad. Además, este caso era especial así que no le echaba la sal por estar hablando de más. Había cosas que eran mejor mantenerlas privadas.
Quizás tenían que pasar esto para que se pudieran volver a reunir. Porque al estar ambos están ocupados apenas estaban sacando tiempo para ellos mismos porque aun cuando el chico en su mente tenía planes de salir esa noche nada la aseguraba de que realmente le hiciera. Por eso quizás había necesitado de ese empujoncito junto Claro está él no hubiera deseado que todo aquello pasara, habían tenido muchas pérdidas ese día en la clínica. Más aún así, no hubo pérdidas de vidas y eso lo reconfortaba haciendo que estuviera tranquilo a pesar de lo ocurrido. — Yo igual, no me gusta que cosas como estas pasen. Estaremos un tiempo con la clínica cerrada. Pero, por otro lado, las pérdidas fueron más materiales. Así que eso tarde o temprano se repone. Yo creo que a pesar de esto. — dijo mostrándole las heridas. — Salí ganando. — añadió en un tono coqueto. ¿Había algo que lo pudiera desanimar? Pues sí, quizás el que las marcas de las heridas terminaran en feas cicatrices. Pero por ahora estaba bien y era por haber tenido la oportunidad de reencontrarse con Logan.
— Espero que no sea tan grave como pinta. Aunque no creas que esto me detendrá. Por nada del mundo. Solo debo tener precaución y claro, aceptar ayuda cuando sea necesario. — afirmó, no dejaría que esto detuviera su día a día. Había personas con cosas más graves y aun así las podías ver trabajando y teniendo un día normal. Cuánto más podría él, con una herida que sería temporal. Aunque eso sí, procuraría tener sus cuidados para recuperarse.
Logan parecía preocupado por él y eso lo conmovía, más cuando había dejado que fuera el primero en ser atendido. — Creo que es el momento propicio para ir un poco más allá. Cosas como esta nos recuerdan que la vida puede ser muy frágil. No hay porque desperdiciarla. Por mí nos podemos ver mañana, horita, el fin de semana y todos los días que se te ocurran. Lo digo en serio. — confeso el joven. — Perfecto, podríamos ir por algunas copas a algún bar… o disco o si deseas algo más tranquilo, pero igual de ameno podemos pedir una botella y algo de cenar tengo una terraza muy bonita. — Sugirió. — No sé, piénsalo y me dices luego para ponernos de acuerdo. — Añadió con una guiñada antes de que lo pasaran para curarlo. Aquel día había sido caótico, pero había ganado algo importante, tener el interés de Logan y eso no lo iba a dejar pasar
— Gracias, es un lindo halago. Y es cierto, nuestras profesiones tienen más sentido cuando las tomamos en serio y tratamos de hacer un mundo mejor mediante ellas. — aseguró el veterinario. — Yo con gusto puedo asistirte en curar heridas si alguna vez lo necesitas y no tienes ganas de llegar hasta un hospital. — Le dijo con una sonrisa, pues por muy veterinario que fuera seguía habiendo estudiado medicina, así que tenía conocimiento para ello. Hasta cierto punto, claro está. — O si tienes algún animalito que me necesite. — añadió dejando escapar ahora una risa.
Ni caso presto a las miradas, sabía que luego sus compañeros lo interrogarían porque sabían que era un coqueto. Pero como siempre los dejaría con la curiosidad. Además, este caso era especial así que no le echaba la sal por estar hablando de más. Había cosas que eran mejor mantenerlas privadas.
Quizás tenían que pasar esto para que se pudieran volver a reunir. Porque al estar ambos están ocupados apenas estaban sacando tiempo para ellos mismos porque aun cuando el chico en su mente tenía planes de salir esa noche nada la aseguraba de que realmente le hiciera. Por eso quizás había necesitado de ese empujoncito junto Claro está él no hubiera deseado que todo aquello pasara, habían tenido muchas pérdidas ese día en la clínica. Más aún así, no hubo pérdidas de vidas y eso lo reconfortaba haciendo que estuviera tranquilo a pesar de lo ocurrido. — Yo igual, no me gusta que cosas como estas pasen. Estaremos un tiempo con la clínica cerrada. Pero, por otro lado, las pérdidas fueron más materiales. Así que eso tarde o temprano se repone. Yo creo que a pesar de esto. — dijo mostrándole las heridas. — Salí ganando. — añadió en un tono coqueto. ¿Había algo que lo pudiera desanimar? Pues sí, quizás el que las marcas de las heridas terminaran en feas cicatrices. Pero por ahora estaba bien y era por haber tenido la oportunidad de reencontrarse con Logan.
— Espero que no sea tan grave como pinta. Aunque no creas que esto me detendrá. Por nada del mundo. Solo debo tener precaución y claro, aceptar ayuda cuando sea necesario. — afirmó, no dejaría que esto detuviera su día a día. Había personas con cosas más graves y aun así las podías ver trabajando y teniendo un día normal. Cuánto más podría él, con una herida que sería temporal. Aunque eso sí, procuraría tener sus cuidados para recuperarse.
Logan parecía preocupado por él y eso lo conmovía, más cuando había dejado que fuera el primero en ser atendido. — Creo que es el momento propicio para ir un poco más allá. Cosas como esta nos recuerdan que la vida puede ser muy frágil. No hay porque desperdiciarla. Por mí nos podemos ver mañana, horita, el fin de semana y todos los días que se te ocurran. Lo digo en serio. — confeso el joven. — Perfecto, podríamos ir por algunas copas a algún bar… o disco o si deseas algo más tranquilo, pero igual de ameno podemos pedir una botella y algo de cenar tengo una terraza muy bonita. — Sugirió. — No sé, piénsalo y me dices luego para ponernos de acuerdo. — Añadió con una guiñada antes de que lo pasaran para curarlo. Aquel día había sido caótico, pero había ganado algo importante, tener el interés de Logan y eso no lo iba a dejar pasar
Fin del capítulo
Fabian Ludwick | Clinica Veterinaria | enero 2012 | Nueva York
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