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Juno
Phoenix
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Recuerdo del primer mensaje :
'Cause I can do it
with a broken heart
"Esta ciudad se cae a pedazos".
Aunque Oliver llevaba escuchando la misma frase toda su vida, pero, él se sabía una persona privilegiada porque tuvo una familia unida y una infancia relativamente feliz, a pesar de que vivían en una de las zonas más empobrecidas de ciudad Tara. La vida de la familia Silva no se vio tocada por la tragedia hasta que Max, uno de sus hermanos mayores, falleció en un tiroteo entre pandillas. Después de la muerte de Max, Oliver se dedicó a mantener un bajo perfil, ocupándose únicamente de sus estudios, pues lo único que deseaba era ahorrarles más disgustos a sus padres y, de paso, ser el primer miembro de la familia en asistir a la universidad. Actualmente, Oliver trabaja en el hospital de la ciudad, convencido de que todos sus sacrificios han valido la pena.
En cambio, Jess aprendió rápido que la única forma de sacar algo de provecho de esta ciudad era manejándose fuera de la ley, torciendo las adversidades a su favor. Huérfano desde pequeño, dejó el último semestre de la escuela para buscar sustento para su abuela y su hermana menor, la única familia que le quedaba. Encontró lo que buscaba en las calles de Tara, donde su tenacidad y astucia lo hizo llamar la atención de Ben Carson, quien lo unió a sus filas y lo tomó bajo su protección, al ver que Jess tenía mucho potencial. Jess no demoró demasiado en probar su valía y también en ganarse la confianza de Ben Carson, asentando su puesto dentro de la banda.
Pero, a pesar de que parecía tener todo bajo control, Jess guardaba un secreto. Uno que tan sólo sabía su hermana Lily y también su difunta abuela. Jess estaba enfermo, una enfermedad congénita que aquejaba su corazón. Sabiendo que en el mundo criminal no estaba permitido tener debilidades, lleva ocultándolo lo mejor que puede, pero no siempre es sencillo conseguir medicinas cuando el sistema hospitalario estaba tan precarizado en la ciudad. El problema para Jess era que, a diferencia de sus conocidos y su círculo usual, era mucho más difícil mentirle a un médico sobre lo grave que estaba.
A Oliver no le tomó más que un par de estudios para comprobar lo que sospechaba: Jess estaba más grave de lo que parecía. Lo que al principio fue un encuentro con un paciente difícil, empezó a convertirse en una vuelca de tuerca para la que ninguno de los dos estaba realmente preparado.
Aunque Oliver llevaba escuchando la misma frase toda su vida, pero, él se sabía una persona privilegiada porque tuvo una familia unida y una infancia relativamente feliz, a pesar de que vivían en una de las zonas más empobrecidas de ciudad Tara. La vida de la familia Silva no se vio tocada por la tragedia hasta que Max, uno de sus hermanos mayores, falleció en un tiroteo entre pandillas. Después de la muerte de Max, Oliver se dedicó a mantener un bajo perfil, ocupándose únicamente de sus estudios, pues lo único que deseaba era ahorrarles más disgustos a sus padres y, de paso, ser el primer miembro de la familia en asistir a la universidad. Actualmente, Oliver trabaja en el hospital de la ciudad, convencido de que todos sus sacrificios han valido la pena.
En cambio, Jess aprendió rápido que la única forma de sacar algo de provecho de esta ciudad era manejándose fuera de la ley, torciendo las adversidades a su favor. Huérfano desde pequeño, dejó el último semestre de la escuela para buscar sustento para su abuela y su hermana menor, la única familia que le quedaba. Encontró lo que buscaba en las calles de Tara, donde su tenacidad y astucia lo hizo llamar la atención de Ben Carson, quien lo unió a sus filas y lo tomó bajo su protección, al ver que Jess tenía mucho potencial. Jess no demoró demasiado en probar su valía y también en ganarse la confianza de Ben Carson, asentando su puesto dentro de la banda.
Pero, a pesar de que parecía tener todo bajo control, Jess guardaba un secreto. Uno que tan sólo sabía su hermana Lily y también su difunta abuela. Jess estaba enfermo, una enfermedad congénita que aquejaba su corazón. Sabiendo que en el mundo criminal no estaba permitido tener debilidades, lleva ocultándolo lo mejor que puede, pero no siempre es sencillo conseguir medicinas cuando el sistema hospitalario estaba tan precarizado en la ciudad. El problema para Jess era que, a diferencia de sus conocidos y su círculo usual, era mucho más difícil mentirle a un médico sobre lo grave que estaba.
A Oliver no le tomó más que un par de estudios para comprobar lo que sospechaba: Jess estaba más grave de lo que parecía. Lo que al principio fue un encuentro con un paciente difícil, empezó a convertirse en una vuelca de tuerca para la que ninguno de los dos estaba realmente preparado.
× × × × × × × × × × ×
C R O N O L O G Í A
Jess Owens 25 años — Delincuente — Jack Kilmer — Minerva | Oliver Silva 25 años — Médico — Manu Ríos — Juno |
ONE ON ONE — ORIGINAL — REALISTA
- Código de respuesta:
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The Black Market
Chapter II
Aunque Oliver se sintió un poco más tranquilo al escucharlo decir que todavía le quedaba medicina, era consciente de que eso no solucionaba el problema de fondo. Él había conseguido colarse en la farmacia, consiguió los medicamentos tal y como hacían muchos de sus colegas. Oliver se sintió un poco culpable, porque sabía que estaba haciendo lo mismo que el resto: usando las reglas del sistema a su favor. Lo había hecho un par de veces para medicinas que escaseaban en su casa, pero nadie de su familia, por suerte, no tenía ninguna condición crónica que mantuviera Oliver como cliente frecuente en la farmacia del hospital.
El asunto de Jess, sin embargo, sí que lo era. Oliver llevaba pensando en eso desde que volvió a hacer la cita con cardiología. En teoría, muchos de sus colegas hacían lo mismo que él y nunca les habían levantando un expediente disciplinario. Pero no sabía cuántos lo hacían con una frecuencia constante. El seguro que los cubría no era mucho, pera era más de lo que podía pagar la población común de Tara. Oliver sólo podía poner como beneficiarios a sus familiares.
—Veré si puedo conseguirte dosis para el próximo mes. No puedo prometer nada pero… voy a confiar en mi suerte —dijo Oliver, mientras se arrepentía de lo que había dicho. Lo primero que les enseñaban en la escuela de medicina era no dar falsas promesas o pronósticos. Pero sabía que era posible asegurarse otra dosis mensual, era sólo para una persona, no era como si estuviera traficando con medicamentos.
De todas formas, no pudo volver de sus palabras, porque la pregunta de Jess lo dejó sin aliento. ¿De verdad acababa de preguntarle si iba a ir a la cita con él? Oliver no estaba seguro si hablaba en serio o si estaba tanteando su disponibilidad. Pero era medianoche, estaba cansado y en una hora empezaría otra ronda en emergencias. No tenía fuerzas para mentir.
—Termino la ronda de emergencias mañana a las seis de la mañana. Yo… si quieres que te acompañe podemos encontrarnos en el hospital a las dos de la tarde —Oliver no pensaba decirle que estaría perdiéndose unas valiosas horas de sueño. Pero creía que, después de haber fastidiado tanto a Jess con esto, lo mínimo era acompañarlo si él quería.
El asunto de Jess, sin embargo, sí que lo era. Oliver llevaba pensando en eso desde que volvió a hacer la cita con cardiología. En teoría, muchos de sus colegas hacían lo mismo que él y nunca les habían levantando un expediente disciplinario. Pero no sabía cuántos lo hacían con una frecuencia constante. El seguro que los cubría no era mucho, pera era más de lo que podía pagar la población común de Tara. Oliver sólo podía poner como beneficiarios a sus familiares.
—Veré si puedo conseguirte dosis para el próximo mes. No puedo prometer nada pero… voy a confiar en mi suerte —dijo Oliver, mientras se arrepentía de lo que había dicho. Lo primero que les enseñaban en la escuela de medicina era no dar falsas promesas o pronósticos. Pero sabía que era posible asegurarse otra dosis mensual, era sólo para una persona, no era como si estuviera traficando con medicamentos.
De todas formas, no pudo volver de sus palabras, porque la pregunta de Jess lo dejó sin aliento. ¿De verdad acababa de preguntarle si iba a ir a la cita con él? Oliver no estaba seguro si hablaba en serio o si estaba tanteando su disponibilidad. Pero era medianoche, estaba cansado y en una hora empezaría otra ronda en emergencias. No tenía fuerzas para mentir.
—Termino la ronda de emergencias mañana a las seis de la mañana. Yo… si quieres que te acompañe podemos encontrarnos en el hospital a las dos de la tarde —Oliver no pensaba decirle que estaría perdiéndose unas valiosas horas de sueño. Pero creía que, después de haber fastidiado tanto a Jess con esto, lo mínimo era acompañarlo si él quería.
10:40PM — Mercado Negro — Con Jess
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The Black Market
Chapter II
Le conmovió escuchar que intentaría buscarle otra prescripción de su medicina. Si de verdad hacía eso no acabaría de pagárselo nunca.
—Tampoco tienes que hacer eso —dijo, algo avergonzado y preocupado por que Oliver siguiera consiguiéndole la medicina.— No quiero que te expongas a meterte en algún problema por estarme ayudando.
Era sincero, aunque a la vez tampoco entendía por qué Oliver parecía tan empeñado en ayudarle. No que eso le molestera. Al contrario, era lo más conveniente. Pero tampoco le parecía justo que el único doctor que había estado realmente interesado en ayudarlo acabara en problemas por eso.
Sin embargo, cuando le dijo que podía ir con él a la cita, los ojos le brillaron de emoción. Por suerte aquella era una llamada telefónica y no con video.
—¿En serio puedes ir? Pero si terminas hasta las seis deberías ir a dormir, ¡solo preguntaba por si era posible!—añadió después de su reacción inicial de sorpresa.
Se sentía un poco culpable de seguirle pidiendo cosas a Oliver con todo lo que ya estaba haciendo. Sin embargo, Oliver parecía tan convencido de que los doctores sí podrían hacer algo por él, que quizá si iba lo haría ver que las noticias de sus exámenes no eran tan malas. Tal vez lo convencería de que algo estaba bien.
—Si no puedes te contaré lo que me digan—añadió, intentando quitarle importancia a que él se lo había pedido antes. —O seguro que el doctor que es tan amigo tuyo te lo diga.
Seguía intrigado de por qué el cardiólogo le haría doble favor a Oliver y solo le veía una explicación.
10:40PM — Mercado Negro — Con Oliver
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Chapter II
Oliver suspiró cuando Jess le pidió que no se expusiera. Creía que ya era un poco tarde para eso. Oliver mismo llevaba preguntándose los últimos días por qué parecía involucrado más de la cuenta, cuando había visto decenas de pacientes y nunca llegaba a este punto tan personal. Tal vez sólo se trataba de que a Jess lo conocía de antes, que sabía quién era como persona, no como un paciente.
O tal vez estaba pasando como alguna vez le dijo uno de sus mentores: siempre había un caso que te enganchaba más de la cuenta. Que había que separar mejor lo profesional de lo personal. Si ese era el caso, Oliver estaba fallando estrepitosamente.
—No pasa nada, ya dije que puedo intentarlo —Oliver suspiró, mientras calculaba el tiempo que le quedaría para dormir si tenía que estar a las dos de la tarde de regreso en el hospital. La verdad era que necesitaba esas horas de sueño, pero no sería ni la primera ni la última vez que estaría haciendo un turno de emergencias con sueño—. Sí puedo ir, Jess. Creo que, de hecho, es mejor que vaya. Después de todo he sido yo quien ha estado insistiendo en que vayas. No… no sé, si a ti no te molesta, podría ir. Pero no sé si prefieras que te acompañe alguien de tu familia.
Oliver se arrepintió al seguir hablando, pues no estaba seguro de qué estaba diciendo. Era tan sólo el sueño y el cansancio hablando por él. Volvió a suspirar, acomodándose un poco en donde estaba recostado.
—Paul es buen cardiólogo, lo tengo atormentado así que también estará encantado de cumplir esta cita —comentó a medias, pues recordaba la expresión de su colega cuando Oliver volvió a insistir con lo mismo. Éste empezaba a convencerse de que Jess era algo más que un simple paciente y a Oliver no le llegó más remedio que dejarlo estar.
O tal vez estaba pasando como alguna vez le dijo uno de sus mentores: siempre había un caso que te enganchaba más de la cuenta. Que había que separar mejor lo profesional de lo personal. Si ese era el caso, Oliver estaba fallando estrepitosamente.
—No pasa nada, ya dije que puedo intentarlo —Oliver suspiró, mientras calculaba el tiempo que le quedaría para dormir si tenía que estar a las dos de la tarde de regreso en el hospital. La verdad era que necesitaba esas horas de sueño, pero no sería ni la primera ni la última vez que estaría haciendo un turno de emergencias con sueño—. Sí puedo ir, Jess. Creo que, de hecho, es mejor que vaya. Después de todo he sido yo quien ha estado insistiendo en que vayas. No… no sé, si a ti no te molesta, podría ir. Pero no sé si prefieras que te acompañe alguien de tu familia.
Oliver se arrepintió al seguir hablando, pues no estaba seguro de qué estaba diciendo. Era tan sólo el sueño y el cansancio hablando por él. Volvió a suspirar, acomodándose un poco en donde estaba recostado.
—Paul es buen cardiólogo, lo tengo atormentado así que también estará encantado de cumplir esta cita —comentó a medias, pues recordaba la expresión de su colega cuando Oliver volvió a insistir con lo mismo. Éste empezaba a convencerse de que Jess era algo más que un simple paciente y a Oliver no le llegó más remedio que dejarlo estar.
10:40PM — Mercado Negro — Con Jess
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Chapter II
Paul.
Debía admitir que una parte de él quería conocer al famoso cardiólogo, y quería verlo interactuar con Oliver. Seguro que le gustaba o no habría accedido dos veces a hacerle el favor de hacer un hueco con lo difícil que era conseguir una cita en el hospital.
Pero más allá de eso, se alegró sinceramente de que Oliver fuera a acompañarlo. Sonrió de oreja a oreja, lo que por suerte Oliver no podía ver en una llamada telefónica.
—¡Eres el mejor, Ollie! —exclamó con entusiasmo sincero.— Te invitaré a comer después de la cita, para darte las gracias.
Se temía que en la cita tuvieran malas noticias y ninguno tuviera apetito después. Pero tal vez Oliver tenía razón y al final todo era positivo, Jess querría celebrar. Eso sería toda una novedad.
Quién le iba a decir que volver a cruzarse con el chico listo de su colegio podría ser tan positivo.
—Conoces los alrededores del hospital mejor que yo, así que eliges tú—añadió, temiendo que pensara que no era en serio.
Iba a ser una buena cita. Tenía que serlo.
—¿Dónde te veo?—preguntó, intentando ser serio. Oliver después de todo estaba en el trabajo, en cualquier momento le colgaría —¿Directamente donde el cardiólogo?
Tendría que alistarse para la ocasión. Estar presentable y no parecer un bandido más del mercado negro. Le pediría ayuda a Lily.
10:40PM — Mercado Negro — Con Oliver
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Chapter II
Oliver soltó un respingo cuando escuchó a Jess llamarlo de aquella forma tan familiar. Nadie, además de su familia y un puñado de sus amigos de toda la vida, lo llamaban de ese modo. Wang lo llamaba así, pero Oliver y él se conocían desde hacía mucho. Sabía que, técnicamente, él y Jess también se conocían desde hacía mucho tiempo, pero no era lo mismo.
De todas formas, la voz de Jess sonaba tan alegre y emocionada, que Oliver no tuvo valor para decirle que no lo llamara de esa manera. Después de todo, quizás él mismo había provocado que Jess se sintiera en confianza suficiente para llamarlo así. Quizás estaba dándole demasiada importancia a un asunto que no tenía. De seguro que si le contaba esto a su hermano mayor, caso que no haría bajo ningún concepto, Isaac se reiría de él. Solía decirle, y Max también, que pensaba demasiado las cosas y que por eso se llevaba tantos dolores de cabeza en la vida.
Tal vez eso era lo que estaba pasando aquí.
—No tienes que invitarme a comer, Jess —dijo Oliver, pero luego se arrepintió porque no quería sonar grosero—. Pero justo a una cuadra del hospital hay un restaurante de comida tailandesa que es increíble y uno no se puede creer lo barato que es. La mayoría del tiempo sólo puedo pedir para llevar, siempre ando con prisa.
Oliver sólo tenía vida para hacer los quehaceres en casa, visitar en su escaso tiempo libre a su familia y luego regresar al hospital. No ayudaba que doblaba turnos rotativos cuando le era posible, porque quería terminar de pagar el préstamo estudiantil y todavía parecía interminable y que llevaba la sensación de que sólo estaba pagando los intereses desde hacía años. Pero si se tomaba la tarde para acompañar a Jess, no pasaría nada.
—Nos podemos ver en la recepción. Llegaré un poco antes, porque soy de esa gente que llega puntual a cualquier sitio —dijo, a media voz, mientras cerraba los ojos por un instante—. Jess, gracias por considerar ir a la cita.
De todas formas, la voz de Jess sonaba tan alegre y emocionada, que Oliver no tuvo valor para decirle que no lo llamara de esa manera. Después de todo, quizás él mismo había provocado que Jess se sintiera en confianza suficiente para llamarlo así. Quizás estaba dándole demasiada importancia a un asunto que no tenía. De seguro que si le contaba esto a su hermano mayor, caso que no haría bajo ningún concepto, Isaac se reiría de él. Solía decirle, y Max también, que pensaba demasiado las cosas y que por eso se llevaba tantos dolores de cabeza en la vida.
Tal vez eso era lo que estaba pasando aquí.
—No tienes que invitarme a comer, Jess —dijo Oliver, pero luego se arrepintió porque no quería sonar grosero—. Pero justo a una cuadra del hospital hay un restaurante de comida tailandesa que es increíble y uno no se puede creer lo barato que es. La mayoría del tiempo sólo puedo pedir para llevar, siempre ando con prisa.
Oliver sólo tenía vida para hacer los quehaceres en casa, visitar en su escaso tiempo libre a su familia y luego regresar al hospital. No ayudaba que doblaba turnos rotativos cuando le era posible, porque quería terminar de pagar el préstamo estudiantil y todavía parecía interminable y que llevaba la sensación de que sólo estaba pagando los intereses desde hacía años. Pero si se tomaba la tarde para acompañar a Jess, no pasaría nada.
—Nos podemos ver en la recepción. Llegaré un poco antes, porque soy de esa gente que llega puntual a cualquier sitio —dijo, a media voz, mientras cerraba los ojos por un instante—. Jess, gracias por considerar ir a la cita.
10:40PM — Mercado Negro — Con Jess
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Chapter II
Comida tailandesa.
De acuerdo, no tenía idea de qué comían los tailandeses, pero si Oliver decía que estaba buena, Jess le creería. Iba a tratar de averiguar qué tan cara era, pero Oliver se lo merecía.
—De acuerdo —replicó, intentando sonar más controlado.— Tenemos una doble cita entonces. Médica y de comida.
En el colegio nunca habría imaginado que Oliver Silva quisiera salir con él por cualquier cosa. Aunque no fuera una cita romántica, claro. Era solo... ayuda. Gratitud.
Jess no había tenido muchas personas a las que darle las gracias por querer ayudarlo a él.
—¡Oye, también soy puntual!—le aseguró.
No era tan puntual, pero como no podía dormir por lo general se levantaba temprano y se iba rápido a donde fuera. Le gustaba estar en movimiento.
—Así que no te sorprenda si llego a estar en recepción antes que tú—dijo con más presunción que la cuenta. Pero luego sonrió un poco para sí al escucharlo agradecerle—No tienes que darme las gracias. Soy yo quien te lo tiene que agradecer. Nunca he tenido oportunidad, Oliver. Quizá tú me la estás dando esta vez.
Empezaba a sentirse más esperanzado de la cuenta.
10:40PM — Mercado Negro — Con Oliver
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Hard to swallow
Chapter III
Oliver había entrado muchísimas veces al consultorio de Paul, pero en esta ocasión tenía el estómago apretado y sentía que la cabeza le iba a estallar. No había dormido bien, pero esta ocasión, a diferencia de muchas otras, eso parecía más relevante. Quizás porque era incapaz de ocultar sus nervios, Jess estaba sentado a su lado y parecía igual de inquieto que él. Oliver tuvo que contener las ganas de poner una mano sobre su rodilla para intentar calmarlo, pero la mirada de Paul le hacía cosquillas.
Ya le había insinuado si acaso entre él y Jess había algo. Le había dicho, en medio de carcajadas, que parecía el único soltero de sus amigos, pues todo el hospital sabía que Wang estaba de novio con el detective Ratchford. Y la cosa parecía que iba en serio, porque ahora vivían juntos. Oliver no supo cómo decirle que no era así, pero prefería que Paul creyese que estaba saliendo con Jess, porque tal vez así tendría mucho más tacto al hablar.
—Revisé los exámenes, como me pediste, Ollie… —Paul le dedicó una sonrisa tensa, lo que quería decir que estaba a punto de decir algo incómodo—: La verdad es que hay deterioro considerable, sobre todo en una de las válvulas del corazón. Pero esto pudo evitarse con el tratamiento adecuado. ¿Qué no has estado tomando la medicación?
Antes de que Jess pudiese responder, Oliver no pudo contenerse y ahora sí colocó la mano sobre su rodilla. Fue un gesto suave y contenido, esperando evitar que se alterara. Oliver respetaba mucho a Paul, pero a veces era demasiado franco cuando decía las cosas. No se equivocó al creer que le haría bien a Jess que lo acompañara.
—Paul… —dijo, con los labios apretados—: No nos vamos a poner a discutir sobre la mierda que es el acceso a los medicamentos en esta podrida ciudad.
Paul suspiró y se acomodó mejor en el asiento. Oliver se dio cuenta de que estaba algo avergonzado, pero seguro que no iba a pedir perdón. Ya lo conocía bastante bien.
—Bien, está bien, no estamos para discursos políticos. Lo cierto es que sí revisé los exámenes y la realidad es que, antes que el trasplante, sí es cierto que hay algo que se pueda hacer —Paul miró entonces a Jess y Oliver, que todavía lo estaba tocando, lo sintió estremecerse—. Hay un tratamiento, todavía muy alternativo, pero he revisado estudios de los últimos años.
Ya le había insinuado si acaso entre él y Jess había algo. Le había dicho, en medio de carcajadas, que parecía el único soltero de sus amigos, pues todo el hospital sabía que Wang estaba de novio con el detective Ratchford. Y la cosa parecía que iba en serio, porque ahora vivían juntos. Oliver no supo cómo decirle que no era así, pero prefería que Paul creyese que estaba saliendo con Jess, porque tal vez así tendría mucho más tacto al hablar.
—Revisé los exámenes, como me pediste, Ollie… —Paul le dedicó una sonrisa tensa, lo que quería decir que estaba a punto de decir algo incómodo—: La verdad es que hay deterioro considerable, sobre todo en una de las válvulas del corazón. Pero esto pudo evitarse con el tratamiento adecuado. ¿Qué no has estado tomando la medicación?
Antes de que Jess pudiese responder, Oliver no pudo contenerse y ahora sí colocó la mano sobre su rodilla. Fue un gesto suave y contenido, esperando evitar que se alterara. Oliver respetaba mucho a Paul, pero a veces era demasiado franco cuando decía las cosas. No se equivocó al creer que le haría bien a Jess que lo acompañara.
—Paul… —dijo, con los labios apretados—: No nos vamos a poner a discutir sobre la mierda que es el acceso a los medicamentos en esta podrida ciudad.
Paul suspiró y se acomodó mejor en el asiento. Oliver se dio cuenta de que estaba algo avergonzado, pero seguro que no iba a pedir perdón. Ya lo conocía bastante bien.
—Bien, está bien, no estamos para discursos políticos. Lo cierto es que sí revisé los exámenes y la realidad es que, antes que el trasplante, sí es cierto que hay algo que se pueda hacer —Paul miró entonces a Jess y Oliver, que todavía lo estaba tocando, lo sintió estremecerse—. Hay un tratamiento, todavía muy alternativo, pero he revisado estudios de los últimos años.
02:00PM — Hospital — Con Jess
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Hard to swallow
Chapter III
Jess se había alistado minuciosamente para ir al hospital. No le había dicho nada a Lily para no ilusionarla, peor seguro que haría preguntas cuando viera que se había puesto una de sus camisas buenas para salir. En el Mercado Negro había avisado que estaría esa tarde ocupado en asuntos familiares, sin dar mayor detalle.
Sí que había llegado temprano al hospital. Estaba ansioso, y quería quedar bien con Oliver, pero también quería salir de eso rápido. Cuando vio a Oliver intentó actuar normal, pero la ansiedad le hacía cosquillas bajo la piel.
El doctor era un tipo atractivo, tal y como se había temido, y miraba a Oliver con cierta complicidad que le resultaba ligeramente molesta. Pero se notaba que ya tenía algunos años de experiencia, lo que le inclinaba a confiar más en lo que diría.
Se le escuchaba muy seguro de sí mismo, como si realmente supiera de lo que estaba hablando. Debía ser así, o Oliver no le habría insistido en que viniera con él. Estaba tan ansioso que apenas cuando sintió la mano de Oliver en la rodilla notó que había estado conteniendo el aliento.
Luego el doctor Paul dijo que había un tratamiento.
—¡¿De verdad?!—preguntó con más entusiasmo del que había pretendido. Aquello era mucho más de lo que había esperado oír—: Siempre me han dicho que no tengo posibilidad sin el transplante. ¿Sí hay alguna? ¿Podría sobrevivir?
Nunca se había imaginado llegando a viejo. Esas preguntas de dónde te ves en cinco o diez años siempre lo habían puesto de mal humor, porque no se veía. Simplemente no podía visualizar un futuro donde él siguiera vivo. Su corazón tenía fecha de caducidad desde antes de darle alguna oportunidad.
—No es tan fácil.—señaló Paul, y lo miró con la gravedad que lo habían visto muchos doctores antes—. Hay varias condiciones a tomar en cuenta.
Jess parpadeó, al tiempo que se preguntaba si había sido un tonto por ilusionarse tan solo por unas palabras.
02:00PM — Hospital — Con Oliver (y Paul)
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Hard to swallow
Chapter III
Oliver pronunció la sonrisa cuando vio a Jess entusiasmado al preguntar. A él también le resultaba esperanzador lo que Paul estaba diciendo, aunque sí era cierto que eso no solucionaba el problema de la medicación. Oliver llevaba pensando en eso los últimos días, la razón de su falta de sueño hoy era precisamente porque sus ensoñaciones lo llevaban siempre a la misma idea.
Idea que, lo sabía bien, era una locura. Por eso no estaba seguro de siquiera planteársleo a Jess, sobre todo sin que terminaran de escuchar lo que Paul tenía que decir.
—Insisto en que lo que más me preocupó al revisar los exámenes, es que resulta obvio que no has recibido tratamiento con frecuencia. Seguro que tampoco visitabas al cardiólogo con regularidad… —Paul siguió hablando y Oliver frunció el ceño, mirándolo con desesperación para que, por favor, tuviese algo de tacto. El suspiro de su colega no era un buen presagio—: Si el deterioro no estuviera tan avanzado, en realidad yo hubiera recomendado una valvuloplastia, para reemplazar la válvula dañada. Pero en ese estado, sería muy arriesgado, no sé si resistirías la intervención.
Oliver se hundió un poco más en el asiento, mientras hacía un esfuerzo por separar sus sentimientos. Tenía que ser práctico y analizar lo que Paul le estaba diciendo. Una operación, aunque arriesgada, no era lo mismo que esperar un trasplante sobre el cual Jess no tenía control alguno.
—Paul, si Jess toma la medicación de manera regular, ¿es posible que su corazón se estabilice lo suficiente para que te decidas a operarlo? —preguntó, aunque la mirada esquiva de Paul no era demasiado positiva.
—Tendría que recibir la medicación por, como mínimo, seis meses. Lo ideal sería un año completo de medicación, para hacerles nuevos exámenes y valorar si se puede realizar esa intervención, en lugar de esperar al trasplante.
Idea que, lo sabía bien, era una locura. Por eso no estaba seguro de siquiera planteársleo a Jess, sobre todo sin que terminaran de escuchar lo que Paul tenía que decir.
—Insisto en que lo que más me preocupó al revisar los exámenes, es que resulta obvio que no has recibido tratamiento con frecuencia. Seguro que tampoco visitabas al cardiólogo con regularidad… —Paul siguió hablando y Oliver frunció el ceño, mirándolo con desesperación para que, por favor, tuviese algo de tacto. El suspiro de su colega no era un buen presagio—: Si el deterioro no estuviera tan avanzado, en realidad yo hubiera recomendado una valvuloplastia, para reemplazar la válvula dañada. Pero en ese estado, sería muy arriesgado, no sé si resistirías la intervención.
Oliver se hundió un poco más en el asiento, mientras hacía un esfuerzo por separar sus sentimientos. Tenía que ser práctico y analizar lo que Paul le estaba diciendo. Una operación, aunque arriesgada, no era lo mismo que esperar un trasplante sobre el cual Jess no tenía control alguno.
—Paul, si Jess toma la medicación de manera regular, ¿es posible que su corazón se estabilice lo suficiente para que te decidas a operarlo? —preguntó, aunque la mirada esquiva de Paul no era demasiado positiva.
—Tendría que recibir la medicación por, como mínimo, seis meses. Lo ideal sería un año completo de medicación, para hacerles nuevos exámenes y valorar si se puede realizar esa intervención, en lugar de esperar al trasplante.
02:00PM — Hospital — Con Jess
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Chapter III
No había nada de satisfacción en haber tenido la razón. Tan solo se sentía como un estúpido por haberse permitido ilusionarse. Claro que su corazón estaba deteriorado. Tenía una maldita enfermedad degenerativa y el hospital se negaba a darle el medicamento sin un seguro estable que correspondía a un salario legal que no tenía.
Esto era una pérdida de tiempo.
Miró de reojo a Oliver, molesto por su pregunta. No iba a poder tener un tratamiento continuo de seis meses, menos de un año.
—No perdamos más el tiempo—dijo con amargura—: No tengo el seguro para tener ese tipo de tratamiento. Me voy a seguir deteriorando, es inevitable.
Tal vez lo único bueno de esto sería que Oliver al fin entendería que se estaba desgastando para nada con él. Al fin le creería lo que tenía tiempo diciéndole: no tenía salvación. Daba igual que existiera un tratamiento para personas con mejor suerte que él. Casi que prefería no saberlo.
Miró al doctor Paul y torció el gesto.
—Gracias por su tiempo, doctor—añadió—: Lamento que no fuera para algo más provechoso.
Quería salir de ahí. No se sentía nada bien y no quería que ninguno de los dos doctores lo viera derrumbarse. Por eso lo mejor era no hacerse ilusiones. No tener esperanzas.
Hacía mucho tiempo Jess creía haber aceptado que su corazón lo iba a traicionar joven. Tenía que volver a eso.
02:00PM — Hospital — Con Oliver (y Paul)
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Chapter III
Todo sucedió demasiado rápido. Oliver pudo ver cómo Jess se desinflaba en su asiento, ni siquiera le dirigió la mirada en ningún instante y eso sólo hizo que se sintiera peor. Él quiso explicarle que en realidad eran buenas noticias, pero Jess insistía en que no era cierto. Cuando se levantó de su asiento y salió del consultorio, Oliver soltó un respingo. El sonido de la puerta al cerrarse le pareció un horrible estruendo, aunque estaba seguro que Jess no la cerró de malos modos.
—Bueno, me parece que tienes un novio dramático, Oliver, será de esos pacientes que me saquen de quicio.
Oliver ya conocía ese tono ácido y la sonrisa despreocupada de Paul, quien parecía estarse tomando esto con bastante humor. Él, en cambio, no podía sacarse de la cabeza la voz Jess, que era como un sonido roto y ahogado. Antes de irse tras Jess, señaló los exámenes que estaban sobre el escritorio.
—Escúchame bien, Paul Grayson, más vale que archives esos exámenes y sigas de cerca el caso de Jess. Veré que siga el tratamiento y vas a tener que operarlo, ¿me entiendes? —Oliver no esperó a que Paul terminara de reírse en su cara, porque salió a las prisas. De seguro que dejó la puerta abierta, pero valió la pena porque distinguió la silueta de Jess al final del pasillo.
Era como aquella vez, en clase de deportes, sólo que en esta ocasión era Oliver quien se estaba quedando sin aliento tratando de darle alcance. Oliver gritó el nombre de Jess varias veces, pero éste no se volteó, ni siquiera hizo ademán de hacerlo. Cuando, por fin, lo alcanzó, Oliver se atrevió la tomarlo del brazo.
—¡Jess, espera! —dijo, con voz entrecortada por el esfuerzo—. ¿Quieres detenerte un segundo? Por favor, déjame decirte…
Sin embargo, cuando por fin encontró la mirada de Jess, casi que hubiera preferido no hacerlo. Oliver conocía esa mirada de desolación, le recordaba a la expresión que tenía su madre el día en que su hermano había muerto. Era una resignación aterradora.
—Bueno, me parece que tienes un novio dramático, Oliver, será de esos pacientes que me saquen de quicio.
Oliver ya conocía ese tono ácido y la sonrisa despreocupada de Paul, quien parecía estarse tomando esto con bastante humor. Él, en cambio, no podía sacarse de la cabeza la voz Jess, que era como un sonido roto y ahogado. Antes de irse tras Jess, señaló los exámenes que estaban sobre el escritorio.
—Escúchame bien, Paul Grayson, más vale que archives esos exámenes y sigas de cerca el caso de Jess. Veré que siga el tratamiento y vas a tener que operarlo, ¿me entiendes? —Oliver no esperó a que Paul terminara de reírse en su cara, porque salió a las prisas. De seguro que dejó la puerta abierta, pero valió la pena porque distinguió la silueta de Jess al final del pasillo.
Era como aquella vez, en clase de deportes, sólo que en esta ocasión era Oliver quien se estaba quedando sin aliento tratando de darle alcance. Oliver gritó el nombre de Jess varias veces, pero éste no se volteó, ni siquiera hizo ademán de hacerlo. Cuando, por fin, lo alcanzó, Oliver se atrevió la tomarlo del brazo.
—¡Jess, espera! —dijo, con voz entrecortada por el esfuerzo—. ¿Quieres detenerte un segundo? Por favor, déjame decirte…
Sin embargo, cuando por fin encontró la mirada de Jess, casi que hubiera preferido no hacerlo. Oliver conocía esa mirada de desolación, le recordaba a la expresión que tenía su madre el día en que su hermano había muerto. Era una resignación aterradora.
02:00PM — Hospital — Con Jess
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Chapter III
Jess quería que se lo tragara la tierra. Tenía la sensación de que todas las personas del hospital lo estaban mirando, porque sabía bien que estaba haciendo una escena. No iba a poder encarar a Oliver de nuevo. No se merecía que hiciera algo así cuando solo había intentado ayudarle, pero iba a bloquearlo y no iba a volver al hospital de Tara en la vida.
Sentía los ojos aguados, pero no iba a llorar. No se iba a permitir llorar por haberse hecho falsas ilusiones. Intentaba convencerse de que estas no eran malas noticias. No eran buenas, pero no eran noticias. Siempre había sabido que su corazón no valía nada.
Tuvo que dar un saltito hacia un lado para evitar chocar con alguien, y ser un desastre mayor.
Le pareció oír que lo llamaban, pero no quería hablar con nadie ahora. Luego notó que era la voz de Oliver, pero con él mucho menos que nadie quería hablar. Aumentó un poco la velocidad, pero tampoco podía correr por los pasillos del hospital, así que finalmente Oliver le dio alcance.
Desvió la mirada cuando lo hizo girarse. Sentía que si lo veía a los ojos sí que se iba a poner a llorar.
—Oliver... no te desgastes con esto—dijo, frunciendo el ceño—: Ya lo dijo tu amigo el cardiólogo. No tengo solución.
Se obligó a verlo a los ojos. Oliver tenía que ver que estaba bien y dejarlo ir. Temía que sí le iba a quedar mal con la cita para comer, no tenía nada de apetito. Se sentía genuinamente mal. Tan solo quería llegar a casa y meterse en cama. Por suerte Lily estaría en el trabajo no podía agobiarlo con preguntas.
—Gracias por todo—añadió, pero fue un error: se le partió la voz al decirlo.
Parpadeó fuertemente y volvió a desviar la mirada, pasándose una mano por la mejilla para quitarse una lágrima traicionera.
Odiaba todo.
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Oliver se sentía mareado, pero no era solamente por las prisas para llegar donde Jess, sino porque era evidente que este estaba haciendo todo un esfuerzo por contener mal el llanto. Además, no ayudaba para nada que estuvieran en pleno pasillo del hospital. Si Paul ya estaba convencido de que estaba saliendo con Jess, de seguro que esto no ayudaría a disminuir rumores, ahora todo el hospital pensaría aquello. Ya no sabía decir si era una suerte o no que justo ese día Wang no estuviera de turno en el hospital.
Sin embargo, la vergüenza que sentía no era suficiente para detenerlo. En este momento, lo único que le importaba era que Jess lo escuchara. No soportaba la tristeza en su mirada y mucho menos la resignación en su voz. Oliver suspiró hondo y, con mucho cuidado, sostuvo a Jess de ambas manos.
—¿Cómo vas a decir que no tienes solución? Tu corazón puede recuperarse si tomas el medicamento. Sólo tienes que tomarlo con estricta constancia y puede fortalecerse lo suficiente para que te hagas una intervención y otro tipo de tratamiento, para que no tengas que depender de un trasplante —Oliver sabía que tan sólo acababa de repetir lo que Paul les dijo y que Jess no estaría contento. Por supuesto, estaba todavía el pequeño detalle de cómo obtener la medicación.
Oliver lo había pensado con detenimiento, sabía que podía arriesgarse, como hacían muchos de sus colegas en el hospital, pero también había un camino más legal, aunque también era mucho más desesperado. O, como habría dicho Paul, más dramático.
Creyendo que eso lo calmaría, le acarició el dorso de las manos, sabiendo que estaba traspasando los límites de doctor y paciente. Aunque, si tenía que irse a la letra pequeña, Jess ya había dejado de ser su paciente. En teoría, iba a ser paciente de Paul, al menos hasta que éste lo operara.
—Sé que el acceso a tu tratamiento te preocupa, pero tampoco es imposible, quizás haya algo que se puede hacer —Oliver se cuidó de no hablar en plural, pues no sabía si eso lo espantaría. O quizás era que él mismo estaba un poco asustado.
Sin embargo, la vergüenza que sentía no era suficiente para detenerlo. En este momento, lo único que le importaba era que Jess lo escuchara. No soportaba la tristeza en su mirada y mucho menos la resignación en su voz. Oliver suspiró hondo y, con mucho cuidado, sostuvo a Jess de ambas manos.
—¿Cómo vas a decir que no tienes solución? Tu corazón puede recuperarse si tomas el medicamento. Sólo tienes que tomarlo con estricta constancia y puede fortalecerse lo suficiente para que te hagas una intervención y otro tipo de tratamiento, para que no tengas que depender de un trasplante —Oliver sabía que tan sólo acababa de repetir lo que Paul les dijo y que Jess no estaría contento. Por supuesto, estaba todavía el pequeño detalle de cómo obtener la medicación.
Oliver lo había pensado con detenimiento, sabía que podía arriesgarse, como hacían muchos de sus colegas en el hospital, pero también había un camino más legal, aunque también era mucho más desesperado. O, como habría dicho Paul, más dramático.
Creyendo que eso lo calmaría, le acarició el dorso de las manos, sabiendo que estaba traspasando los límites de doctor y paciente. Aunque, si tenía que irse a la letra pequeña, Jess ya había dejado de ser su paciente. En teoría, iba a ser paciente de Paul, al menos hasta que éste lo operara.
—Sé que el acceso a tu tratamiento te preocupa, pero tampoco es imposible, quizás haya algo que se puede hacer —Oliver se cuidó de no hablar en plural, pues no sabía si eso lo espantaría. O quizás era que él mismo estaba un poco asustado.
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Sabía que Oliver realmente estaba intentando consolarlo, pero era evidente que todavía no lo entendía. Su desapego a la realidad le enfurecía al mismo tiempo que le conmovía. Por un momento concentró su atención en la forma en que los pulgares de Jess acariciaban sus manos, pero después negó y apartó las manos de él.
—¡No se puede hacer nada!—replicó, sintiendo cómo empezaba a enojarse de verdad—: ¿Quieres entenderlo de una vez? No hay algo que se pueda hacer para que tenga un seguro estable y seguro que me de esas medicinas. ¡Las cosas no suceden solo con desearlas!
¿Es que acaso Oliver no lo sabía? ¿No había deseado algo con todas sus fuerzas solo para darse cuenta de que no tenía sentido? ¿Que no iba a suceder nunca?
—Sé que tienes buenas intenciones, Oliver, pero tienes que ser realista—añadió, frunciendo el ceño, mientras intentaba controlar su rabia.
Oliver no se merecía tampoco que lo tratara mal. Era el único médico que había intentado ayudarlo. Los demás todos habían sido como Paul, o peores, sentados al otro lado de un escritorio para decirle que su corazón estaba muy mal y requería tratamientos para los que él no clasificaba por pobre.
Pero ahora sabía que era peor: era pobre, pero también era un criminal sin recomendaciones de trabajos previos decentes, sin trabajo ni ingresos legales... Nunca tendría un trabajo con el salario adecuado para pagar por el seguro que su corazón requería.
Eso no se arreglaría con los buenos deseos de Oliver ni de nadie.
Pero no era su mejor momento para intentar hacer al doctor comprender eso. Solo necesitaba que lo dejara ir. Así que se giró y siguió avanzando por el pasillo. No quería discutir ahí.
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Si a Oliver le quedaba la mínima duda sobre si el resto del hospital les estaba prestando atención, esta se evaporó en el instante en que Jess le respondió de aquella manera. Era evidente que estaba alterado, le temblaba la voz y parecía que de un momento a otro iba a empujarlo para abrirse paso. Oliver estaba a medio camino de la vergüenza y la desesperación. Jess parecía absolutamente resignado y él nunca llevaba bien cuando los pacientes se rendían antes de tiempo.
Oliver sabía que no estaba siendo justo, porque estaban en una ciudad de mierda que sólo parecía tratar bien a unos pocos privilegiados. Sabía que Jess llevaba razón cuando decía que él no podía acceder a los medicamentos, pero Oliver sólo quería que considerara las opciones que tenía. Llevaba años escuchando de todo el mundo que a veces había que torcer un poco el sistema para sacar algo de provecho. Oliver odiaba ese pensamiento, pero por primera vez estaba en una encrucijada en que esa posibilidad no parecía tan terrible y Jess quería simplemente cerrarle la puerta en la cara.
Pero él era mucho más terco, y se lo iba a demostrar.
—¡Estoy tratando de ser realista pero no quieres escucharme! —exclamó, dándose cuenta que también había elevado el tono de voz. Menos mal no llevaba su bata hospitalaria o sino estaba seguro que iban a llamarle atención. Con su vieja chaqueta tan sólo era reconocible por el personal médico, así que sólo tendría que someterse después al escrutinio de sus colegas. Podía sobrevivirlo si Jess lo escuchaba—.Jess… sólo quiero diez minutos de tu tiempo, quiero proponerte algo para tu tratamiento.
El silencio entre los dos era incómodo, pero Jess seguía allí de pie frente a él. Todavía tenía la misma expresión desolada, con los ojos llenos de lágrimas, pero seguía allí. No lo había empujado ni tampoco se había ido corriendo. Oliver tomó eso como un golpe de suerte y dio un paso al frente para alcanzar de nuevo su brazo.
Si Wang lo viera ahora mismo, se alarmaría. Oliver no le gustaba el contacto físico ni tampoco le gustaban las muestras de afecto en público, así que no entendía por qué tomaba de nuevo a Jess del antebrazo, como una súplica infantil para que no se fuera.
—¿Por favor? Vamos a la cafetería del hospital, o algún otro sitio si te hace sentir mejor. Sólo… sólo escúchame un momento. Si no te agrada lo que diré, puedes irte y no hablarme nunca más si tú quieres. Sólo te pido diez minutos —dijo, con voz más insistente que suplicante, pero esperaba que funcionase.
Oliver sabía que no estaba siendo justo, porque estaban en una ciudad de mierda que sólo parecía tratar bien a unos pocos privilegiados. Sabía que Jess llevaba razón cuando decía que él no podía acceder a los medicamentos, pero Oliver sólo quería que considerara las opciones que tenía. Llevaba años escuchando de todo el mundo que a veces había que torcer un poco el sistema para sacar algo de provecho. Oliver odiaba ese pensamiento, pero por primera vez estaba en una encrucijada en que esa posibilidad no parecía tan terrible y Jess quería simplemente cerrarle la puerta en la cara.
Pero él era mucho más terco, y se lo iba a demostrar.
—¡Estoy tratando de ser realista pero no quieres escucharme! —exclamó, dándose cuenta que también había elevado el tono de voz. Menos mal no llevaba su bata hospitalaria o sino estaba seguro que iban a llamarle atención. Con su vieja chaqueta tan sólo era reconocible por el personal médico, así que sólo tendría que someterse después al escrutinio de sus colegas. Podía sobrevivirlo si Jess lo escuchaba—.Jess… sólo quiero diez minutos de tu tiempo, quiero proponerte algo para tu tratamiento.
El silencio entre los dos era incómodo, pero Jess seguía allí de pie frente a él. Todavía tenía la misma expresión desolada, con los ojos llenos de lágrimas, pero seguía allí. No lo había empujado ni tampoco se había ido corriendo. Oliver tomó eso como un golpe de suerte y dio un paso al frente para alcanzar de nuevo su brazo.
Si Wang lo viera ahora mismo, se alarmaría. Oliver no le gustaba el contacto físico ni tampoco le gustaban las muestras de afecto en público, así que no entendía por qué tomaba de nuevo a Jess del antebrazo, como una súplica infantil para que no se fuera.
—¿Por favor? Vamos a la cafetería del hospital, o algún otro sitio si te hace sentir mejor. Sólo… sólo escúchame un momento. Si no te agrada lo que diré, puedes irte y no hablarme nunca más si tú quieres. Sólo te pido diez minutos —dijo, con voz más insistente que suplicante, pero esperaba que funcionase.
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Chapter III
Oliver lo iba a volver loco. ¿Por qué seguía ahí, hablando como si realmente hubiera una forma de que tuviera el tratamiento.? ¿Por qué insistía en hacerlo ver sus opciones cuando era evidente que no tenía ninguna?
Miró a su alrededor, notando que la gente a su alrededor les estaba prestando toda su atención. Oliver tenía razón de querer hablar en otro lado.
Jess se giró, dándole la espalda un momento. Se llevó las manos a la cara. Inspiró profundo y se limpió los ojos antes de girarse a verlo de nuevo, ya con mayor autocontrol.
—Supongo que sabes más de mis opciones que yo—replicó, notando que su voz no sonaba tan calmada como pretendía verse—: Pero si quieres hablar en otro lado te debo un almuerzo, ¿no? Vamos al lugar ese que querías.
Esperaba que al sacar la discusión del hospital pudieran separarse pronto. Jess no iba a aguantar mucho más. Había sido un estúpido permitiéndose creer que tenía una esperanza. No podía dejar que Oliver volviera a engañarlo con su esperanza injustificada.
—De todos modos te debo el agradecimiento por acompañarme a la cita—añadió con amargura.
Oliver tenía buen corazón, de eso estaba seguro. Realmente quería conseguirle una oportunidad. Solo era muy malo en aceptar que no existía.
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Chapter III
Oliver sintió pánico cuando Jess le dio la espalda otra vez, pues pensó que ya estaba hecho. Jess se iría corriendo y Oliver ya no tenía fuerzas para ir tras él. Estaba cansado, había dormido mal y en un par de horas tenía que volver a trabajar. No le quedaban fuerzas para seguir discutiendo, pero Jess lo sorprendió al volver sobre sus talones y encararlo, esta vez sin lágrimas en los ojos.
Sin embargo, a pesar de su aspecto apacible, Oliver se veía reflejado en sus ojos, cargados de tristeza. No se esperó que con aquella expresión aceptara ir con él. Oliver le parecía que había pasado una eternidad desde que, apenas ayer, le dijo que podían ir después a comer en un restaurante que quedaba a una cuadra. La comida era deliciosa, pero dudaba que fuera una almuerzo ameno luego de todo lo que había pasado en el consultorio de Paul.
—Está bien. Un trato es un trato.
Oliver guio el camino, bastante feliz cuando salieron por la puerta, porque ya no tendría que soportar las miradas de sus colegas, sabiendo que estarían hablando de él apenas se fuera de la vista. Ninguno de los dos pronunció palabra de camino al restaurante, que por suerte sí quedaba bastante cerca.
Aunque su impulso fue decirle a Jess que no tenía que pagar, sobre todo después de lo alterado que se había puesto, Oliver decidió no decir nada para evitar más discusiones. Jess al menos ya no parecía molesto, incluso permitió que Oliver le recomendara qué comer. Había escogido para Jess el que era su plato favorito, pero tampoco se lo dijo, creyendo que eso no tenía importancia. El restaurante, a esta hora, todavía estaba algo concurrido, pero por suerte no había nadie del hospital.
—Jess, primero… quiero disculparme por cómo Paul dijo las cosas. Yo… la mayoría de mis colegas dicen que no tengo que tener tanto tacto con mis pacientes, pero sé de buena mano que es más importante el tono con que dices las cosas, eso los hace escucharte —Oliver suspiró, revolviendo con nerviosismo la pajita del batido de frutas que había pedido—. Jess, no tienes que explicarme por qué no has podido tomar la medicación con regularidad. Yo puedo conseguirla, de verdad. Seis meses no es tanto tiempo.
Oliver quería, al menos, tantear la idea y saber que Jess se quedaría sentado hasta el final.
Sin embargo, a pesar de su aspecto apacible, Oliver se veía reflejado en sus ojos, cargados de tristeza. No se esperó que con aquella expresión aceptara ir con él. Oliver le parecía que había pasado una eternidad desde que, apenas ayer, le dijo que podían ir después a comer en un restaurante que quedaba a una cuadra. La comida era deliciosa, pero dudaba que fuera una almuerzo ameno luego de todo lo que había pasado en el consultorio de Paul.
—Está bien. Un trato es un trato.
Oliver guio el camino, bastante feliz cuando salieron por la puerta, porque ya no tendría que soportar las miradas de sus colegas, sabiendo que estarían hablando de él apenas se fuera de la vista. Ninguno de los dos pronunció palabra de camino al restaurante, que por suerte sí quedaba bastante cerca.
Aunque su impulso fue decirle a Jess que no tenía que pagar, sobre todo después de lo alterado que se había puesto, Oliver decidió no decir nada para evitar más discusiones. Jess al menos ya no parecía molesto, incluso permitió que Oliver le recomendara qué comer. Había escogido para Jess el que era su plato favorito, pero tampoco se lo dijo, creyendo que eso no tenía importancia. El restaurante, a esta hora, todavía estaba algo concurrido, pero por suerte no había nadie del hospital.
—Jess, primero… quiero disculparme por cómo Paul dijo las cosas. Yo… la mayoría de mis colegas dicen que no tengo que tener tanto tacto con mis pacientes, pero sé de buena mano que es más importante el tono con que dices las cosas, eso los hace escucharte —Oliver suspiró, revolviendo con nerviosismo la pajita del batido de frutas que había pedido—. Jess, no tienes que explicarme por qué no has podido tomar la medicación con regularidad. Yo puedo conseguirla, de verdad. Seis meses no es tanto tiempo.
Oliver quería, al menos, tantear la idea y saber que Jess se quedaría sentado hasta el final.
02:00PM — Hospital — Con Jess
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Chapter III
Jess se sentía muy idiota yendo a buscar un restaurante especial y pidiendo comida extraña para celebrar que le habían dicho que de todas formas se iba a morir. Tenía muy claro que estaba haciendo esto solo por Oliver, por todo lo que se había esforzado y porque todavía ahora parecía creer que podía ayudarlo.
Tenía que pensar una forma educada de decirle con esa comida que se olvidara de ayudarlo.
—Mira, Oliver, esperaba que pudiéramos comer y olvidar este asunto—dijo, intentando no sonar molesto—: Así que si vas a insistir en el tema, quiero que lo digas de una vez: ¿cómo piensas conseguirme la medicina por seis meses?
Oliver podía decir que no era tanto, pero sí que lo era. Su medicamente no era barato. Eventualmente la farmacia del hospital empezaría a averiguar qué sucedía.
—Tengo suficiente experiencia con las farmacias para saber que es mucho tiempo. Además, tu Paul dice que lo ideal sería un año. También sé que eso significa que seis meses no serán suficientes—añadió.
Prácticamente podía saborear la amargura en su voz. Miró a su alrededor. Ahí al menos nadie parecía estarles poniendo atención.
—No puedo con más esperanzas falsas, Oliver. Sé realista de verdad, por favor.
No iba a exponerse más de la cuenta y decirle lo mucho que le había dolido darse cuenta de que realmente no había nada que hacer. Pero no creía tener que decirlo. Oliver había visto su reacción en primera fila.
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Chapter III
Oliver se encogió un poco en su asiento, como una mascota a la que acaban de regañar. Jess todavía sonaba enfadado y Oliver empezaba a angustiarse, eso no le estaba ayudando a ordenar sus ideas como quería. Llevaba pensando en esto varios días, pero era diferente pensar eso en sus pocas horas libres, o justo cuando iba a dormir. Ahora tenía a Jess frente a él, con la mirada cansada y a punto de levantarse e irse. Oliver se humedeció los labios y encajó la mirada en su bebida, todavía no les habían traído el pedido pero lo prefería así. La verdad era que dudaba mucho que alguno de ellos dos fuera a comer de verdad.
Suspiró hondo, sintiendo que cada segundo que pasaba tan sólo se iba poniendo más y más nervioso. ¿Por dónde se suponía que debía empezar? Temía que, si decía una palabra fuera de lugar, Jess se levantaría y se iría de allí, para no volver a dirigirle la palabra.
—Mira, estoy seguro que si me pongo a escarbar en el historial del hospital, habrá colegas que tuercen los informes o alteran algún documento para hacer cosas todavía más turbias con un medicamento. Se escuchan historias horribles y es gente que veo todos los días y, hasta ahora, nadie las ha puesto tras las rejas —dijo Oliver, mientras recordaba la infinidad de veces que la gente hablaba del tráfico de medicamentos que había en el hospital. Era un secreto a voces. Oliver, sin embargo, jamás se atrevería a hacer una cosa así—. Pero yo no tengo ni la sangre fría ni el cinismo para hacer una cosa así. Así que… pensé si hay otra manera un poco más práctica o legal de tener tus medicamentos.
Oliver sabía que estaba dando vueltas sobre lo obvio. Podía verlo en cara de Jess, tenía la impaciencia pintada en la frente. Oliver carraspeó y volvió a baja la mirada, seguro de que se le iba a notar la vergüenza.
—Tengo un seguro porque trabajo para el hospital. Se aprobó hace unos años, justo cuando yo empecé a trabajar allí. El sindicato luchó por eso durante toda mi época estudiantil, pero… —Oliver negó de nuevo, sabiendo que estaba divagando otra vez—. El punto es que mi seguro podría cubrir esas medicinas para ti, pero… tendrías que ser parte de mi familia. ¿Entiendes lo que quiero decir?
Justo cuando llegó el mesero con el pedido, Oliver se quedó callado. Cuando alzó la vista hacia Jess, este tenía los ojos muy abiertos. Tal vez sí estaba entendiendo lo que quería decir. Oliver tomó los palillos, moviéndolos con nerviosismo, por hacer algo con las manos. Quizás debió empezar preguntando si estaba soltero, o sino nada de esto tendría sentido.
Suspiró hondo, sintiendo que cada segundo que pasaba tan sólo se iba poniendo más y más nervioso. ¿Por dónde se suponía que debía empezar? Temía que, si decía una palabra fuera de lugar, Jess se levantaría y se iría de allí, para no volver a dirigirle la palabra.
—Mira, estoy seguro que si me pongo a escarbar en el historial del hospital, habrá colegas que tuercen los informes o alteran algún documento para hacer cosas todavía más turbias con un medicamento. Se escuchan historias horribles y es gente que veo todos los días y, hasta ahora, nadie las ha puesto tras las rejas —dijo Oliver, mientras recordaba la infinidad de veces que la gente hablaba del tráfico de medicamentos que había en el hospital. Era un secreto a voces. Oliver, sin embargo, jamás se atrevería a hacer una cosa así—. Pero yo no tengo ni la sangre fría ni el cinismo para hacer una cosa así. Así que… pensé si hay otra manera un poco más práctica o legal de tener tus medicamentos.
Oliver sabía que estaba dando vueltas sobre lo obvio. Podía verlo en cara de Jess, tenía la impaciencia pintada en la frente. Oliver carraspeó y volvió a baja la mirada, seguro de que se le iba a notar la vergüenza.
—Tengo un seguro porque trabajo para el hospital. Se aprobó hace unos años, justo cuando yo empecé a trabajar allí. El sindicato luchó por eso durante toda mi época estudiantil, pero… —Oliver negó de nuevo, sabiendo que estaba divagando otra vez—. El punto es que mi seguro podría cubrir esas medicinas para ti, pero… tendrías que ser parte de mi familia. ¿Entiendes lo que quiero decir?
Justo cuando llegó el mesero con el pedido, Oliver se quedó callado. Cuando alzó la vista hacia Jess, este tenía los ojos muy abiertos. Tal vez sí estaba entendiendo lo que quería decir. Oliver tomó los palillos, moviéndolos con nerviosismo, por hacer algo con las manos. Quizás debió empezar preguntando si estaba soltero, o sino nada de esto tendría sentido.
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Chapter III
Por un momento, Jess estuvo perdido de a dónde iba Oliver con su discurso. Si le hubiera dicho que podía sacarle la medicina de contrabando y le iba a cobrar le hubiera parecido hasta normal, pero Oliver no le daba la impresión de ser ese tipo de persona. Por eso le era más impredecible todavía lo que iba a decir.
Arqueó las cejas al escucharlo decir que había una forma más práctica de obtener el medicamento, pero jamás hubiera adivinado lo que iba a decir.
Familia.
Hacía muchos años que toda la familia de Jess era Lily. Se había hecho cargo de ella lo mejor que había podido y se habían mantenido cerca hasta ahora. Pero eso era todo.
¿Cómo pretendía Oliver hacerlo pasar por familia?
La única forma que se le ocurría era muy descabellada.
—¿Cómo piensas hacerme familia?—preguntó, con la incredulidad tiñendo su voz—: Oliver Silva, ¿esto es algún tipo de proposición indecente?
Casi se rió de solo pensarlo, era ridículo. Oliver no podía estar tan loco, ¿verdad? No podía estar considerando como una posibilidad real casarse con él.
¿Por qué haría eso?
—Mira, sabrás que con mi trabajo no me escandalizo fácilmente, pero necesito entender qué es exactamente lo que estás poniendo sobre la mesa—añadió.
Tal vez lo estaba mal interpretando todo.
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Chapter III
Oliver contuvo la respiración cuando escuchó la pregunta de Jess quien, por fin, parecía haberse dado cuenta de lo que él estaba diciendo. Sabía que tan sólo tenía que decirle que tenían que ir al registro civil, inscribir el matrimonio y el seguro haría el resto por sus medicamentos, pero no era tan sencillo. Él y Jess se conocían desde hacía bastante, era cierto, pero nunca fueron realmente amigos en la escuela. Incluso ahora no eran amigos, tan sólo viejos conocidos, si necesitaba poner una etiqueta a su relación.
No había forma de que Jess no pensara que se había vuelto completamente loco.
Cuando escuchó la frase "proposición indecente" le fue imposible mantener su expresión neutral. Por supuesto que Jess pensaba que estaba loco. Peor, pensaría que era un acosador, o alguien que estaba dispuesto aprovecharse de un problema de salud para ganar algo. Oliver sabía que estaba en su derecho, había escuchado historias de terror de gente que traficaba medicamentos y vendiéndolas a un precio ridículo, sólo porque podía.
—¡No es indecente! —exclamó, más alterado de lo que pretendía. Se hundió un poco más en el asiento y retomó la conversación con voz normal, pues ya no quería llamar más la atención, fue suficiente en el hospital—. Sólo… sólo tendríamos que ir al registro civil e inscribir un matrimonio. Si llevo esos papeles al seguro… ellos se encargarían del resto. No estoy seguro por cuánto tiempo tome el papeleo, mientras tanto podría conseguir los medicamentos fuera de registro, como hice antes.
Oliver no sabía ni cómo mirar a Jess, así que se concentró en el plato de comida que tenía al frente, a pesar de que no había probado un bocado. Todavía estaba caliente y olía delicioso, pero no tenía apetito alguno.
Se humedeció los labios, pues el silencio entre los dos se hacía incómodo. Miró a Jess otra vez, quien tenía la misma expresión incrédula, así que supuso que tenía que darle algo más.
—Mira, fui yo quien… yo insistí en que te hicieras los exámenes. Prácticamente te arrinconé para que fueras a verte con Paul. Si de verdad hay una salida… serían sólo seis meses, como máximo un año. A fin de cuentas, un matrimonio es… sólo un contrato, no es como que tenga que durar para siempre —repitió las palabras que se había dicho a sí mismo unos días atrás. Algo en lo que no creía, por supuesto, pues Oliver había vivido con el ejemplo de sus padres, que seguían juntos luego de tantos años, a pesar de todo lo que les había pasado como familia. Él creía en ese tipo de romanticismo, pero esta situación tenía que ver más con lo práctico que con lo amoroso—: Este es el momento en que me dices que estás en una relación y yo salgo huyendo de aquí, ¿cierto?
No había forma de que Jess no pensara que se había vuelto completamente loco.
Cuando escuchó la frase "proposición indecente" le fue imposible mantener su expresión neutral. Por supuesto que Jess pensaba que estaba loco. Peor, pensaría que era un acosador, o alguien que estaba dispuesto aprovecharse de un problema de salud para ganar algo. Oliver sabía que estaba en su derecho, había escuchado historias de terror de gente que traficaba medicamentos y vendiéndolas a un precio ridículo, sólo porque podía.
—¡No es indecente! —exclamó, más alterado de lo que pretendía. Se hundió un poco más en el asiento y retomó la conversación con voz normal, pues ya no quería llamar más la atención, fue suficiente en el hospital—. Sólo… sólo tendríamos que ir al registro civil e inscribir un matrimonio. Si llevo esos papeles al seguro… ellos se encargarían del resto. No estoy seguro por cuánto tiempo tome el papeleo, mientras tanto podría conseguir los medicamentos fuera de registro, como hice antes.
Oliver no sabía ni cómo mirar a Jess, así que se concentró en el plato de comida que tenía al frente, a pesar de que no había probado un bocado. Todavía estaba caliente y olía delicioso, pero no tenía apetito alguno.
Se humedeció los labios, pues el silencio entre los dos se hacía incómodo. Miró a Jess otra vez, quien tenía la misma expresión incrédula, así que supuso que tenía que darle algo más.
—Mira, fui yo quien… yo insistí en que te hicieras los exámenes. Prácticamente te arrinconé para que fueras a verte con Paul. Si de verdad hay una salida… serían sólo seis meses, como máximo un año. A fin de cuentas, un matrimonio es… sólo un contrato, no es como que tenga que durar para siempre —repitió las palabras que se había dicho a sí mismo unos días atrás. Algo en lo que no creía, por supuesto, pues Oliver había vivido con el ejemplo de sus padres, que seguían juntos luego de tantos años, a pesar de todo lo que les había pasado como familia. Él creía en ese tipo de romanticismo, pero esta situación tenía que ver más con lo práctico que con lo amoroso—: Este es el momento en que me dices que estás en una relación y yo salgo huyendo de aquí, ¿cierto?
02:00PM — Hospital — Con Jess
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Hard to swallow
Chapter III
Jess miró con incredulidad a Oliver, ignorando la comida humeante que habían puesto frente a ellos. No tenía hambre, así como tampoco podía procesar lo que estaba escuchando.
Oliver se sentía responsable por él. Culpable incluso. Quería hacer algo por él...
Algo como casarse para darle su seguro.
No sabía qué decir a eso, así que cuando Oliver dijo lo de qu eera el momento donde le decía que tenía pareja, no pudo hacer nada más que soltar una carcajada.
—¿Yo? ¿Tener una pareja?—replicó—: No soy tan egoísta, Oliver. ¿Cómo iba a hacerme con una pareja para que cargara con la idea de que el novio se le iba a morir en cualquier momento?
Alguna vez, de adolescente, imaginó que si alguna vez tenía sexo con alguien su corazón no lo aguantaría y moriría de un ataque cardiaco. Al inicio le daba tanto miedo que tardó mucho tiempo en atreverse a besar a alguien. Ahora sabía que no sería tan fácil morirse, pero le parecía el colmo de la irresponsabilidad hacer a alguien enamorarse de él para que después sufriera por su causa.
—Tampoco puedo hacerte eso a ti—añadió. —¿Por qué ibas a cargar con un esposo moribundo? Solo por haber sido un buen doctor, que realmente te preocupabas por tu paciente y usaste tus influencias para ayudarlo... no tienes por qué cargar con él toda la vida.
Le parecía muy noble lo que Oliver quería hacer, pero muy estúpido también.
¿Qué le hacía pensar que algo así valdría la pena?
02:00PM — Hospital — Con Oliver (y Paul)
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Chapter III
Oliver se quedó pasmado luego de escuchar las palabras de Jess. Si antes estaba convencido de que tenía que ayudarlo, luego de escucharlo, ya dudaba que hubiera poder humano de convencerlo de lo contrario. Le parecía muy triste que Jess estuviera pensando constantemente que iba a morir y que gracias a eso no se había permitido acercarse a la gente. Oliver era un completo novato en las relaciones amorosas, jamás había tenido una relación seria con nadie, porque no le daba tiempo para esas cosas.
Pero lo que estaba diciendo Jess era completamente diferente. Oliver se humedeció los labios y lo miró, con un nudo en el estómago. Ni siquiera el delicioso olor de la comida lo estaba inspirando a comer.
Contuvo las ganas que tenía de decirle que no tenía por qué ser egoísta al acercarse a nadie. Que la persona que quisiera estar con él, también tenía derecho a decidir. Pero decidió que era mejor callarse, porque lo que quería era zanjar este asunto cuanto antes.
—Jess… yo estoy hablando totalmente en serio —comentó, mordiéndose el labio inferior—. Puedes mirarlo como un contrato de un año. Tampoco tienes que pensar que esto es un enorme sacrificio o que me estás amarrando a nada. Yo te lo ofrezco, que firme un contrato de matrimonio no es ni una tragedia ni mucho menos. Escucha… tampoco tienes que decidir nada ahora. Piénsalo unos días.
Oliver esperaba que, ahora sí, Jess considerara lo que estaba diciendo. Tomó el vaso entre las manos y, por fin, dio un sorbo. Al menos, la bebida estaba deliciosa. No creía que pudiera comer el resto de la comida, pero se sentía bien el sabor dulce en la punta de la lengua. Jess seguía sentado frente a él, Oliver creía que eso era buena señal. Escuchó todo lo que le había dicho y no salió huyendo. Tan sólo le parecía que era una idea loca, eso Oliver podía concedérselo. Ahora esperaba que se lo pensara de verdad.
Pero lo que estaba diciendo Jess era completamente diferente. Oliver se humedeció los labios y lo miró, con un nudo en el estómago. Ni siquiera el delicioso olor de la comida lo estaba inspirando a comer.
Contuvo las ganas que tenía de decirle que no tenía por qué ser egoísta al acercarse a nadie. Que la persona que quisiera estar con él, también tenía derecho a decidir. Pero decidió que era mejor callarse, porque lo que quería era zanjar este asunto cuanto antes.
—Jess… yo estoy hablando totalmente en serio —comentó, mordiéndose el labio inferior—. Puedes mirarlo como un contrato de un año. Tampoco tienes que pensar que esto es un enorme sacrificio o que me estás amarrando a nada. Yo te lo ofrezco, que firme un contrato de matrimonio no es ni una tragedia ni mucho menos. Escucha… tampoco tienes que decidir nada ahora. Piénsalo unos días.
Oliver esperaba que, ahora sí, Jess considerara lo que estaba diciendo. Tomó el vaso entre las manos y, por fin, dio un sorbo. Al menos, la bebida estaba deliciosa. No creía que pudiera comer el resto de la comida, pero se sentía bien el sabor dulce en la punta de la lengua. Jess seguía sentado frente a él, Oliver creía que eso era buena señal. Escuchó todo lo que le había dicho y no salió huyendo. Tan sólo le parecía que era una idea loca, eso Oliver podía concedérselo. Ahora esperaba que se lo pensara de verdad.
02:00PM — Hospital — Con Jess
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Hard to swallow
Chapter III
Oliver no estaba bien de la cabeza.
Nada hasta ahora le había sugerido eso, pero esta propuesta tan de la nada lo hacía cuestionarse la salud mental del médico. Pero realmente parecía estar hablando en serio. Sonaba a una solución. Una incluso fácil. Pero nada era tan fácil en la vida. Si alguien lo sabía, era Jess.
Guardó silencio un momento mientras pensaba en la propuesta. Empezó a comer la comida. No tenía apetito ahora mismo, pero no iba a perder comida por la que iba a pagar. Además, no estaba mala. Mientras tanto, casi podía sentir su cerebro trabajando a marchas forzadas para analizar la propuesta de Oliver.
—¿No crees que el seguro hará preguntas?—replicó tras un momento, cuando el silencio ya se volvía incómodo—: ¿No les pasará demasiada casualidad que te cases y al mes siguiente entre semejante factura a tu nombre?
Lo último que necesitaba Jess era terminar en la cárcel por haber intentado hacer algo legalmente. Hasta ahora la delincuencia le había pagado bien y no había estado en riesgo de ser arrestado.
Además, no era solo eso.
—Tienes que pensarlo tú también—añadió. —No es solo firmar un contrato y pasar un año cobrando al seguro cosas. Tiene otras implicaciones. Supongo que estás soltero ahora, pero alguien como tú conseguirá pareja en cualquier momento. ¿Cómo le explicarás que estás casado? Y cuando nos divorciamos después, ¿qué contarás sobre tu primer matrimonio?
Le preocupaba qué podría hacer un trato así en la vida de Oliver. No podía hacer desaparecer que había estado casado. Jess no podía dejar de pensar que sería un lío. ¿Cuentas de banco en común? ¿Si la policía venía por él por algún trabajo, no afectaría la reputación del médico?
Eran demasiadas molestias por él. ¿Por qué iba a hacer Oliver eso? Que Jess supiera no tenía ninguna deuda con él. ¿O habría alguna cosa que no recordaba?
02:00PM — Hospital — Con Oliver (y Paul)
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Chapter III
La idea de que el seguro hiciera muchas preguntas le provocó un cosquilleo incómodo en el estómago. Tendría que preguntarle a alguno de sus colegas que usara el seguro para sus parejas qué tan quisquillosos se ponían. Hasta ahora creía que no había ningún escándolo por ello, porque en el hospital todo se sabía.
Sin embargo, Oliver estaba convencido de que podrían lograrlo. Quiso decíselo, pero se quedó a cuadros cuando Jess dijo, así con total tranquilidad que alguien como él sin duda conseguiría pareja muy pronto. Oliver soltó un respingo de incredulidad, porque no se podía creer lo que acababa de oír. Negó con la cabeza, sin saber bien cómo responderle.
—Jess, no tengo pareja desde que empecé a estudiar medicina, créeme que si eso es lo que te preocupa, no voy a sacarme a nadie bajo la manga para empezar a salir —comentó Oliver, maquillando un poco la verdad. Era un poco patético decirle que no había salido nunca en serio con nadie. De seguro que entonces Jess sí pensaría que estaba siendo un acosador o que tenía segundas intenciones.
Lo que sí era cierto, era que si hasta ahora no había estado en el negocio de las citas y las parejas, no iba a empezar justo ahora. Oliver suspiró, sintiéndose de nuevo muy avergonzado. ¿Y qué si en algún momento tenía que decir que había estado casado? ¿Acaso ser divorciado era un pecado en esta ciudad?
—Es cierto que hay algunos detalles que tenemos que arreglar, eso lo entiendo. Sé que parezco un loco descabellado, pero no lo soy… —comentó, medio en broma, regalándole una media sonrisa—. Pero antes de ver esos detalles, tendría que saber si estás dispuesto a hacerlo. Es sólo… es sólo una posibilidad. Mira, de verdad que no tienes que decidirlo justo ahora. Me conformo con que me digas que lo vas a pensar y hablamos de nuevo en unos días. ¿Te parece bien?
Oliver todavía no había tocado su comida, pero se sentía demasiado ansioso como para comer. De seguro acabaría pidiendo para llevar y eso quedaría durmiendo el sueño eterno en su nevera mientras cumplía el siguiente turno en el hospital. Esperaba que al menos Jess le dijera que se lo iba a pensar.
Sin embargo, Oliver estaba convencido de que podrían lograrlo. Quiso decíselo, pero se quedó a cuadros cuando Jess dijo, así con total tranquilidad que alguien como él sin duda conseguiría pareja muy pronto. Oliver soltó un respingo de incredulidad, porque no se podía creer lo que acababa de oír. Negó con la cabeza, sin saber bien cómo responderle.
—Jess, no tengo pareja desde que empecé a estudiar medicina, créeme que si eso es lo que te preocupa, no voy a sacarme a nadie bajo la manga para empezar a salir —comentó Oliver, maquillando un poco la verdad. Era un poco patético decirle que no había salido nunca en serio con nadie. De seguro que entonces Jess sí pensaría que estaba siendo un acosador o que tenía segundas intenciones.
Lo que sí era cierto, era que si hasta ahora no había estado en el negocio de las citas y las parejas, no iba a empezar justo ahora. Oliver suspiró, sintiéndose de nuevo muy avergonzado. ¿Y qué si en algún momento tenía que decir que había estado casado? ¿Acaso ser divorciado era un pecado en esta ciudad?
—Es cierto que hay algunos detalles que tenemos que arreglar, eso lo entiendo. Sé que parezco un loco descabellado, pero no lo soy… —comentó, medio en broma, regalándole una media sonrisa—. Pero antes de ver esos detalles, tendría que saber si estás dispuesto a hacerlo. Es sólo… es sólo una posibilidad. Mira, de verdad que no tienes que decidirlo justo ahora. Me conformo con que me digas que lo vas a pensar y hablamos de nuevo en unos días. ¿Te parece bien?
Oliver todavía no había tocado su comida, pero se sentía demasiado ansioso como para comer. De seguro acabaría pidiendo para llevar y eso quedaría durmiendo el sueño eterno en su nevera mientras cumplía el siguiente turno en el hospital. Esperaba que al menos Jess le dijera que se lo iba a pensar.
02:00PM — Hospital — Con Jess
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