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Juno
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Some people are
just born tortured
Neal aprendió desde muy pequeño que las voces que escuchaba en el cementerio de Stanford no eran otros más que espíritus que todavía tenían asuntos pendientes en el mundo de los vivos. De la mano de su madre Christine aprendió sobre espíritus y demás criaturas sobrenaturales que existían a nuestro alrededor. Creció en compañía de su madre y de toda su familia materna, mientras que sus poderes como medium iban creciendo día con día. Durante su infancia, Neal fue un niño feliz, excepto por la ausencia de su padre, un hombre del que tan sólo tenía unos cuantos datos, pues nunca lo conoció. Aunque en algún momento, como todo niño, se obsesionó con la idea de encontrarlo, con el tiempo se diluyó su interés y aceptó aquello como la única cicatriz imborrable de su corazón.
Muchos años más tarde, Neal estaba siguiendo por su cuenta una serie de extrañas apariciones de espíritus, más violentas de lo usual, que lo llevaron hasta Nueva Orleans. Neal estaba convencido de que los espíritus estaban siendo más violentos que de costumbre porque había alguien manipulando la situación. Había una casa en las afueras de la ciudad que parecía el punto álgido de toda aquella actividad sobrenatural.
Lo que no esperaba al iniciar la investigación era que sus pesquisas lo llevarían hasta las puertas de la casa de Elijah Bauduc, un viejo conocido de la familia. Elijah, otro medium como él, parecía estar enterado de lo que estaba sucediendo, pero hasta el momento no había hecho nada por investigar y mucho menos por detenerlos. Aunque se conocían desde hacía varios años, desde que Elijah estuvo saliendo con Sarah Wolfe, Neal se había dado cuenta muy rápido de que éste no parecía interesado en hacerse responsable por los poderes que tenía. No lo comprendía, era una especie de enigma para él, pero reconocía que podía serle útil en este momento en que el resto de su familia estaba ocupada. Era mucho más sencillo buscar ayuda de manera inmediata en Nueva Orleans.
Así que, siendo consciente de que necesitaba toda la ayuda posible para una investigación como aquella, Neal decidió rendirse ante lo inevitable y pedirle su ayuda. Por supuesto, no esperaba que Elijah estuviera dispuesto a ayudarlo, siquiera a brindarle algo de su atención.
× × × × × × × × × × ×
C A P Í T U L O S
Elijah Bauduc Medium — Lucien Laviscount — Minerva | Neal Jones Medium — Logan Lerman — Juno |
ONE ON ONE — ORIGINAL — FANTASÍA
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Chapter I
Close Encounters
“De momento voy a Michigan. Bueno, haré una parada en Ohio para dejar a Sarah. No admito comentarios al respecto. El punto es que después de Michigan nos podemos ver. ¿Sigues en New Orleans? Cuídate y no hagas nada que yo no haría”.
Neal chasqueó la lengua cuando escuchó la nota de voz de Derek, pues había muy pocas cosas en esta vida que su primo no haría. Lo que sí le llamó la atención, fue el comentario de que estaba llevando a Sarah hasta Ohio, cuando tendría que desviarse del camino a Michigan para hacer eso. Pero hacía tiempo Neal había aprendido a no opinar en nada relacionado con Sarah delante de Derek, preferiría luchar cuerpo a cuerpo con un wendigo antes que abrir esa caja de Pandora.
Así que estacionó el viejo coche de su madre frente a la tienda de Claudia, que conocía a su madre y a su tía desde hacía muchísimos años. Claudia solía decirle que él era un bebé rollizo y adorable, algo que casi siempre lo hacía avergonzar. Pero Claudia tenía una tienda de tarot y esoterismo y en este momento la necesitaba. La anciana mujer lo recibió con una enorme sonrisa e incluso le dijo que podía pasar a la trastienda a tomarse un té con ella, pero Neal usó su acostumbrado encanto para decirle que llevaba prisa.
—Si vas a quedarte una temporada, recuerda que aquí eres bienvenido, cariño —dijo Claudia, con una sonrisa tan sincera que Neal se avergonzó sinceramente por rechazar la invitación. Sin embargo, no lo estaba haciendo con mala intención, de verdad pensaba que en un par de días estaría de regreso en Illinois. Incluso podía acompañar a Derek a Michigan, si su primo seguía allí.
—Gracias, Claudia, te prometo que… —pero Neal no pudo terminar la frase, porque escuchó el tintineo de las campanitas que estaban en la entrada de la tienda. Claudia volvió a sonreír, pero esta vez no lo hacía en su dirección, sino a la persona recién llegada.
—Oh, Elijah, cariño, ¿a qué debo el honor? Qué suerte la mía con tantas visitas —Claudia soltó una risita, pero Neal frunció el ceño apenas escuchó el nombre de Elijah. Neal había olvidado que el médium vivía en New Orleans, al menos eso le pareció entender alguna vez, de tantas conversaciones que había tenido con Sarah. Cuando se giró hacia él, se dio cuenta de que Elijah seguía exactamente igual a como lo recordaba: su sonrisa despreocupaba que ponía a Derek de los nervios y un sentido de la moda francamente mejorable, a su manera de verlo.
Cuando sus miradas se encontraron, Neal tan sólo lo saludó con un asentimiento de cabeza.
Neal chasqueó la lengua cuando escuchó la nota de voz de Derek, pues había muy pocas cosas en esta vida que su primo no haría. Lo que sí le llamó la atención, fue el comentario de que estaba llevando a Sarah hasta Ohio, cuando tendría que desviarse del camino a Michigan para hacer eso. Pero hacía tiempo Neal había aprendido a no opinar en nada relacionado con Sarah delante de Derek, preferiría luchar cuerpo a cuerpo con un wendigo antes que abrir esa caja de Pandora.
Así que estacionó el viejo coche de su madre frente a la tienda de Claudia, que conocía a su madre y a su tía desde hacía muchísimos años. Claudia solía decirle que él era un bebé rollizo y adorable, algo que casi siempre lo hacía avergonzar. Pero Claudia tenía una tienda de tarot y esoterismo y en este momento la necesitaba. La anciana mujer lo recibió con una enorme sonrisa e incluso le dijo que podía pasar a la trastienda a tomarse un té con ella, pero Neal usó su acostumbrado encanto para decirle que llevaba prisa.
—Si vas a quedarte una temporada, recuerda que aquí eres bienvenido, cariño —dijo Claudia, con una sonrisa tan sincera que Neal se avergonzó sinceramente por rechazar la invitación. Sin embargo, no lo estaba haciendo con mala intención, de verdad pensaba que en un par de días estaría de regreso en Illinois. Incluso podía acompañar a Derek a Michigan, si su primo seguía allí.
—Gracias, Claudia, te prometo que… —pero Neal no pudo terminar la frase, porque escuchó el tintineo de las campanitas que estaban en la entrada de la tienda. Claudia volvió a sonreír, pero esta vez no lo hacía en su dirección, sino a la persona recién llegada.
—Oh, Elijah, cariño, ¿a qué debo el honor? Qué suerte la mía con tantas visitas —Claudia soltó una risita, pero Neal frunció el ceño apenas escuchó el nombre de Elijah. Neal había olvidado que el médium vivía en New Orleans, al menos eso le pareció entender alguna vez, de tantas conversaciones que había tenido con Sarah. Cuando se giró hacia él, se dio cuenta de que Elijah seguía exactamente igual a como lo recordaba: su sonrisa despreocupaba que ponía a Derek de los nervios y un sentido de la moda francamente mejorable, a su manera de verlo.
Cuando sus miradas se encontraron, Neal tan sólo lo saludó con un asentimiento de cabeza.
9:45AM — Tienda — New Orleans — Neal
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Chapter I
Close Encounters
Elijah realmente disfrutaba cuando podía dedicarse a disfrutar de las calles de Nueva Orleans. Si bien viajaba cuando era necesario, prefería quedarse en su ciudad y disfrutar la vida sin complicarse demasiado. Sabía que técnicamente debía estar en Ohio para resolver sus asuntos pendientes con Sarah, pero estaba seguro de que la chica podría encargarse perfectamente de ello.
Su política de vida siempre había sido no meterse donde no lo llamaban. Él no era de los medium que iban por la vida pensando que sus poderes implicaban algún tipo de misión salvadora.
No tenía esa clase de escrúpulos.
Sarah y su familia, en cambio, parecían haberse comprado la frasecita de que un poder implicaba una responsabilidad, o algo similar. Elijah no podía andar con ese peso de responsabilidad encima.
Normalmente no habría estado pensando en ellos, pero Sarah le había escrito para decirle de mala gana que iba a estar en Ohio los próximos días para "resolverlo todo". Que le fuera muy bien, él no pensaba acercarse allí para nada.
Sin embargo, como si lo hubiera convocado, al entrar en la tienda de Claudia se encontró cara a cara con Neal Jones.
—Vaya, vaya... qué pequeño es el mundo —comentó en voz alta, mientras sonreía como el gato que se comió al ratón. —Justo hace nada me escribía tu prima. Querida Claudia, te pediré después lo que busco, déjame reencontrarme con un viejo amigo.
La mujer puso los ojos en blanco y se retiró a la trastienda, dejándolos solos. Eljah inspeccionó con la mirada a Neal. Hacía un tiempo que que no lo veía.
Había sido un absoluto error de juicio por su parte enredarse con Sarah Jones, considerando que siempre había sabido que sus visiones de mundo eran incompatibles. Pero en especial porque el que más le gustaba de la familia Jones, era justamente el chico que tenía frente a él.
Neal Jones. Con sus ojazos claros que lo miraban siempre con censura. Lo juzgaba todo el tiempo, porque era el tipo de medium opuesto a él.
—¿Qué te trae por mis tierras, querido Neal? —preguntó, acentuando su sonrisa. —Me encantaría saber a qué debe Nueva Orleans tu distinguida presencia.
Algo de lo que más le gustaba de Neal era lo fácil que resultaba poner una expresión de fastidio en su cara.
9:45AM — Tienda — New Orleans — Neal
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Chapter I
Close Encounters
Neal sentía que su mundo se rompía en pedazos cuando Claudia desapareció tras la puerta de la trastienda. Sabía que estaba siendo un poco dramático, pero era la verdad, no tenía muchas ganas de lidiar con Elijah en este momento. Por lo general, Neal era amable con todo el mundo, excepto si era maltratado primero. El problema era que Elijah venía con una pésima carta de presentación y era que, hasta donde se había, se había portado bastante mal con Sarah. A Neal no le quedaba muy claro por qué habían terminado, pero sabía por Rebecca que Elijah había sido culpable.
Sarah y Neal tenían edades parecidas, así que se habían criado jugando juntos en su infancia. Técnicamente, Sarah sólo era familia de sangre de Rebecca, pero Neal la conocía de pequeña y siempre la trató como su familia. Él lo tenía más claro que Derek, eso sí. Nadie que se portara mal con Sarah, merecía que Neal lo tratara bien.
—El mundo es definitivamente un pañuelo, Elijah. No esperaba verte… —dijo Neal, con una media sonrisa. Suponía que debía ser habitual de la tienda de Claudia, en especial porque, hasta donde sabía, Elijah vivía en Nueva Orleans.
Para Neal, Nueva Orleans y Luisiana en general, era un territorio problemático. Había demasiados espíritus en aquella tierra, nunca se sabía lo que te ibas a encontrar. Ahora lo manejaba mejor, porque ya no era un niño y podía controlar mejor sus poderes, pero visitó Nueva Orleans con diez años por primera vez y fue un completo desastre.
—Por todas las apariciones de espíritus que hay por la zona del cementerio de San Luis… —comentó Neal, con toda la calma que pudo. Miró a Elijah, fijándose en su expresión con detenimiento, pero éste no pareció impresionarse por su información—: No puede ser que no lo hayas sentido.
Neal no añadió nada más, pero sabía bien que, aunque Elijah tuviera doscientos espíritus atormentando toda la ciudad, no haría nada a menos que estos tocaran la puerta de su casa.
Sarah y Neal tenían edades parecidas, así que se habían criado jugando juntos en su infancia. Técnicamente, Sarah sólo era familia de sangre de Rebecca, pero Neal la conocía de pequeña y siempre la trató como su familia. Él lo tenía más claro que Derek, eso sí. Nadie que se portara mal con Sarah, merecía que Neal lo tratara bien.
—El mundo es definitivamente un pañuelo, Elijah. No esperaba verte… —dijo Neal, con una media sonrisa. Suponía que debía ser habitual de la tienda de Claudia, en especial porque, hasta donde sabía, Elijah vivía en Nueva Orleans.
Para Neal, Nueva Orleans y Luisiana en general, era un territorio problemático. Había demasiados espíritus en aquella tierra, nunca se sabía lo que te ibas a encontrar. Ahora lo manejaba mejor, porque ya no era un niño y podía controlar mejor sus poderes, pero visitó Nueva Orleans con diez años por primera vez y fue un completo desastre.
—Por todas las apariciones de espíritus que hay por la zona del cementerio de San Luis… —comentó Neal, con toda la calma que pudo. Miró a Elijah, fijándose en su expresión con detenimiento, pero éste no pareció impresionarse por su información—: No puede ser que no lo hayas sentido.
Neal no añadió nada más, pero sabía bien que, aunque Elijah tuviera doscientos espíritus atormentando toda la ciudad, no haría nada a menos que estos tocaran la puerta de su casa.
9:45AM — Tienda — New Orleans — Neal
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Chapter I
Close Encounters
Claro que había apariciones de espíritus. Esto era Nueva Orleans.
Elijah sonrió y apoyó una mano en el mostrador de la tienda, girándose para encarar a Neal.
—Y yo que pensaba que venías a Nueva Orleans con la intención de encontrarte conmigo —comentó, finalizando su comentario con un falso suspiro. —¡Otra decepción!
Se encogió de hombros y luego rió. Siempre había sido muy fácil meterse con Neal, aunque tampoco lo había visto tantas veces como le gustaría.
—Ahora, si planeas quedarte hasta que no aparezcan espíritus en Nueva Ordelans, puedo ayudarte a buscar casa —añadió con malicia. —¡O puedes quedarte a compartir la mía!
Si Elijah se preocupara por cada espíritu nuevo o tratara de arreglarlo todo, no tendría vida. Su ciudad era mágica, en todos los buenos y los malos sentidos. ¿Por qué tenía que ser él quien la arreglara solo por haber nacido allí?
En cambio, Neal parecía creer que debía arreglar el mundo entero. Elijah no lo entendía. De niño, le había parecido curioso esto de poder entrar en contacto con muertos. De adolescente, le había parecido un poco un fastidio. Ahora, estaba acostumbrado a que fuera parte de su vida.
Los muertos estaban ahí. Era una realidad que no podía cambiar. Tampoco podía ayudarlos a todos. Le parecía lo más lógico y lo más sano. A veces charlaba con ellos. La mayor parte de veces los ignoraba. Los espíritus eran exigentes, demandantes, y si uno no se cuidaba, acaparaban su vida.
Elijah se había prometido muy joven que no sería presa de los deseos de los muertos.
9:45AM — Tienda — New Orleans — Neal
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Chapter I
Close Encounters
Neal no podía decir que estuviera sorprendido de que Elijah estuviera aprovechando esta oportunidad para meterse con él. Por supuesto que iba a meterse con él, pero Neal no pensaba darle el gusto, Derek era quien solía enfadarse a la primera, para insultarlo, mientras Elijah tan sólo disfrutaba de verlo enojado. Neal era diferente, así que tan sólo se encogió de hombros, tratando de restarle importancia.
Sin embargo, lo que no se esperaba era la insinuación de que podía quedarse en su casa. Hacía bastante tiempo que Neal visitaba Nueva Orleans y por ende también hacía muchísimo tiempo que no ponía un pie en casa de Elijah. Las pocas veces que lo hizo, fue en compañía de su madre. Ella necesitaba la ayuda de la familia de Elijah para un asunto, que luego Neal supo que estaba siguiendo la pista de su padre, cuando ella todavía estaba convencida de que vivía. De hecho, recordaba que en una ocasión Neal se quedó a dormir con los Bauduc un fin de semana.
Elijah le había dejado uno de sus peluches para dormir, diciéndole que él ya no lo usaba porque era "niño grande". Neal tenía que reconocer que en ese entonces era una persona mucho más amable.
—Estoy seguro que me encantaría volver a visitar tu casa por los viejos tiempos, pero no quiero molestar, ya reservé un motel en el centro de la ciudad —dijo, tratando de sonar muy agradecido por la oferta—. En teoría no pensaba quedarme mucho tiempo. Aunque hace mucho que no venía, siempre es como si fuera la primera vez, es una ciudad maravillosa, suelo toparme con algo nuevo por ver cada vez que vengo.
Neal amaba Illinois, allí había crecido y de ahí provenía casi toda su familia. Sin embargo, sabía que no podía comparar la pequeña ciudad de Stanford con la magia de Nueva Orleans. Creía que a Elijah le venía como anillo al dedo, había nacido en la ciudad correcta.
Por eso no entendía su actitud. Además, que él recordara, su familia no era igual de despreocupada.
—Aunque, ya que estás tan amable, como buen anfitrión, te acepto un café —dijo, con una sonrisa—. Pasé por una cafetería en el camino para visitar a Claudia, pensé en pasarme al regresar. ¿Qué dices? No te ilusiones, esto es estrictamente negocios y bajo ninguna circunstancia respondo preguntas sobre Sarah.
Aunque no dejó de sonreír, pensó necesario aclararlo. No quería verse en la necesidad de negarle información o ser grosero, aunque estaba seguro que Derek estaría orgulloso de él, Neal prefería evitar los conflictos.
Sin embargo, lo que no se esperaba era la insinuación de que podía quedarse en su casa. Hacía bastante tiempo que Neal visitaba Nueva Orleans y por ende también hacía muchísimo tiempo que no ponía un pie en casa de Elijah. Las pocas veces que lo hizo, fue en compañía de su madre. Ella necesitaba la ayuda de la familia de Elijah para un asunto, que luego Neal supo que estaba siguiendo la pista de su padre, cuando ella todavía estaba convencida de que vivía. De hecho, recordaba que en una ocasión Neal se quedó a dormir con los Bauduc un fin de semana.
Elijah le había dejado uno de sus peluches para dormir, diciéndole que él ya no lo usaba porque era "niño grande". Neal tenía que reconocer que en ese entonces era una persona mucho más amable.
—Estoy seguro que me encantaría volver a visitar tu casa por los viejos tiempos, pero no quiero molestar, ya reservé un motel en el centro de la ciudad —dijo, tratando de sonar muy agradecido por la oferta—. En teoría no pensaba quedarme mucho tiempo. Aunque hace mucho que no venía, siempre es como si fuera la primera vez, es una ciudad maravillosa, suelo toparme con algo nuevo por ver cada vez que vengo.
Neal amaba Illinois, allí había crecido y de ahí provenía casi toda su familia. Sin embargo, sabía que no podía comparar la pequeña ciudad de Stanford con la magia de Nueva Orleans. Creía que a Elijah le venía como anillo al dedo, había nacido en la ciudad correcta.
Por eso no entendía su actitud. Además, que él recordara, su familia no era igual de despreocupada.
—Aunque, ya que estás tan amable, como buen anfitrión, te acepto un café —dijo, con una sonrisa—. Pasé por una cafetería en el camino para visitar a Claudia, pensé en pasarme al regresar. ¿Qué dices? No te ilusiones, esto es estrictamente negocios y bajo ninguna circunstancia respondo preguntas sobre Sarah.
Aunque no dejó de sonreír, pensó necesario aclararlo. No quería verse en la necesidad de negarle información o ser grosero, aunque estaba seguro que Derek estaría orgulloso de él, Neal prefería evitar los conflictos.
9:45AM — Tienda — New Orleans — Neal
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Chapter I
Close Encounters
Neal acababa de invitarlo a tomar café con él. Ese día iba cada vez mejor.
Tenía que moverse rápido antes de que la oportunidad se le escapara.
—¡Claudia, volveré luego! —declaró en voz alta. Aunqu ele parecía innecesario, seguro que había escuchado todo desde la trastienda —Tengo una cita.
Le guiñó un ojo a Neal y lo llevó fuera de la tienda, no fuera que pensara en arrepentirse.
—Podemos ir a la cafetería que dices, es buena —aceptó. —Pero déjame llevarte luego a otros lugares. Si tienes una noche libre te puedo llevar al bar del momento de Nueva Orleans.
Si tanto le gustaba a Neal su ciudad podía aprovechar eso para invitarlo a salir. A Eljjah no lo apasionaba en particular, era una ciudad escandalosa y problemática, pero le gustaba estar en ella. Siempre se disfrutaba más la vida sin complejo de salvador.
No había imaginado que terminaría ese día caminando por las calles de Nueva Orleans con Neal Jones, pero estaba encantado con la idea. Decidió ignorar su teléfono el resto de la tarde. Le daba igual lo que Sarah quisiera cuestionarle o recordarle sobre Ohio.
Le había hecho gracia que Neal le advirtiera que no iba a contestar nada sobre su prima. Como si Elijah fuera a aprovechar tener tiempo con él para hablar de Sarah. Realmente había disfrutado mucho el tiempo con la chica. Era lista, hermosa y muy divertida, pero aquello había quedado en el pasado.
En el fondo suponía que los dos sabían que no eran el uno para el otro. Había sido un error muy agradable, pero habían terminado con ello. Elijah estaba más que dispuesto a concentrarse en su futuro. En especial si venía a visitarlo a Nueva Orleans.
9:45AM — Tienda — New Orleans — Neal
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Chapter I
Close Encounters
Neal arrugó la nariz cuando Elijah dijo con voz cantarina que tenían una cita. Alcanzó a despedirse de Claudia, quien les dijo adiós desde la trastienda. Acompañó a Elijah al otro lado de la calle, viendo cómo se pavoneaba como quien era un lugareño y no un simple turista en medio de la ciudad.
Lo peor de todo, era que Elijah parecía haber tomado control de la conversación y hasta estaba diciéndole que podía llevarlo a un bar por la noche. Neal creía que estaba tomándose demasiadas confianzas y, además, parecía olvidar que esa no era la razón por la que estaba allí. Acababa de decirle que no estaba allí por turismo.
—No vine de paseo, Elijah —dijo, con voz pausada, mientras tomaban asiento. La mesera les prestó el menú y Neal examinó con cuidado todos los sabores de té que tenían. Cuando alzó la vista, la mirada de Elijah estaba fija en él—. Diría que vengo por trabajo, pero es más bien interés profesional, porque no es como que alguien me haya contactado o me vayan a pagar por esto.
Neal se encogió de hombros, ya se imaginaba lo que pensaba Elijah de esto. Ambos veían de formas muy diferentes de abordar su estilo de vida. De hecho, lo único que tenían en común eran el don que compartían de hablar con espíritus. Elijah no parecía tomárselo tan a pecho, a veces Neal creía que se aprovechaba para hacer las cosas a su conveniencia. Neal, en cambio, era más consciente de que tener aquel don podía tener a veces ventajas, pero también traer problemas si no se usaba con responsabilidad.
—Pero antes de empezar, dime, ¿me sugieres algo del menú? ¿Vienes aquí muy seguido? —preguntó con curiosidad. Esperaba tenerlo de su lado, porque quería tenerlo de buen humor si esperaba que Elijah lo ayudara.
Neal no era tan ambicioso, de seguro que Elijah no iba a involucrarse personalmente, pero con que lo ayudara con información era suficiente por el momento.
Lo peor de todo, era que Elijah parecía haber tomado control de la conversación y hasta estaba diciéndole que podía llevarlo a un bar por la noche. Neal creía que estaba tomándose demasiadas confianzas y, además, parecía olvidar que esa no era la razón por la que estaba allí. Acababa de decirle que no estaba allí por turismo.
—No vine de paseo, Elijah —dijo, con voz pausada, mientras tomaban asiento. La mesera les prestó el menú y Neal examinó con cuidado todos los sabores de té que tenían. Cuando alzó la vista, la mirada de Elijah estaba fija en él—. Diría que vengo por trabajo, pero es más bien interés profesional, porque no es como que alguien me haya contactado o me vayan a pagar por esto.
Neal se encogió de hombros, ya se imaginaba lo que pensaba Elijah de esto. Ambos veían de formas muy diferentes de abordar su estilo de vida. De hecho, lo único que tenían en común eran el don que compartían de hablar con espíritus. Elijah no parecía tomárselo tan a pecho, a veces Neal creía que se aprovechaba para hacer las cosas a su conveniencia. Neal, en cambio, era más consciente de que tener aquel don podía tener a veces ventajas, pero también traer problemas si no se usaba con responsabilidad.
—Pero antes de empezar, dime, ¿me sugieres algo del menú? ¿Vienes aquí muy seguido? —preguntó con curiosidad. Esperaba tenerlo de su lado, porque quería tenerlo de buen humor si esperaba que Elijah lo ayudara.
Neal no era tan ambicioso, de seguro que Elijah no iba a involucrarse personalmente, pero con que lo ayudara con información era suficiente por el momento.
9:45AM — Tienda — New Orleans — Neal
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Chapter I
Close Encounters
No le extrañaba nada que Neal estuviera allí por pura bondad de su corazón. Ni un pago, ni una solicitud de ayuda... Solamente había encontrado que algo estaba pasando y se había marchado allí, a intentar arreglarlo todo. Como si no fuera peligroso. Como si no estuviera poniendo en juego parte de sí mismo.
—No, la verdad nunca había venido a esta cafetería, pero parecías muy decidido por ella —aceptó. —No es raro que cuando vengas a mi ciudad me hagas conocer cosas de ella que de las que no estaba al tanto.
Como estaba cien por ciento seguro que iba a suceder cuando le contara al fin por qué estaba ahí. Le reprocharía que no se hubeira enterado de nada, y a la vez intentaría hacerlo trabajar con él.
Elijah ya sabía cómo era la cosa y no pensaba evitarlo, aunque por más que Neal tuviera los ojos más bonitos del mundo no quería decir que fuera a meterse de cabeza en un problema. Él sí que era consciente de los riesgos.
—Sin embargo, no puedes venir hasta acá y no comerte unos beignets —declaró, corroborando que estaban en el menú. —Tan típicos como los espíritus y los hechizos en mi ciudad.
Le dedicó otra sonrisa, inquieto sobre por cuánto tiempo iban a poder atrasar el tema del no-trabajo que tenía a Neal en la ciudad.
—¿Cuánto tiempo planeas quedarte? —preguntó con curiosidad. —Quiero calcular cuánto tiempo puedo robarte.
Eso era sincero también. Al final acabaría enredado en lo que fuera que tenía a Neal ahí. En el cementerio, de todos los lugares posibles. Era el peor lugar posible para un medium. Se le erizaba la piel de solo pensar en entrar a aquel lugar con todos aquellos espíritus deseando comunicarse...
¿Por qué querría hacerse eso? ¿Por gente que de viva no supo resolver sus asuntos? ¿Realmente creía que valía la pena?
9:45AM — Tienda — New Orleans — Neal
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Chapter I
Close Encounters
Aunque en ese entonces dependía de que su madre o alguno de sus tíos lo llevara, cuando eran niños él y Elijah se veían con bastante más frecuencia. De hecho, en esa época, Neal estaba convencido de que Elijah era su único amigo, porque nunca se le dio bien socializar fuera de su familia. Sus dones espirituales se manifestaron muy pronto y, como no sabía controlarlos, en su escuela se ganó al fama de rarito entre los niños. Siempre que visitaba a Elijah, no se sentía solo. Cuando su madre le contó una tarde que era posible que Elijah heredara los dones familiares, Neal fue realmente muy feliz.
Ahora pensaba en ello y se daba cuenta de que había sido un completo estúpido. Menos mal nunca se lo dijo a Elijah en su momento, de seguro que ahora lo usaría como una forma de burlarse de él.
—Ya veo que tu estrategia es que engorde —comentó Neal, pronunciando la sonrisa. La verdad era que a veces tenía debilidad por las cosas dulces. Y la comida de Nueva Orleans era una experiencia fantástica, en eso sí podía decir que sentía envidia de Elijah, que podía acceder a un menú maravilloso a diario—: Pero lo tomaré, los beignets son deliciosos y seguro que debes saber cuáles son los mejores de la ciudad.
Sopesó sus opciones cuando Elijah le preguntó cuánto tiempo se quedaría. En realidad, era difícil saberlo. Neal no quería quedarse allí de manera permanente, sobre todo porque quería volver a casa con su madre. A pesar de que sabía que ella podía encargarse de todo sola, como siempre había hecho, a Neal no le gustaba dejarla sola por tanto tiempo. Sin embargo, lo que percibía desde el cementerio, no parecía que fuera algo que solucionaría en un par de horas.
—En realidad, no lo sé, tengo la reserva en el motel por una semana, pero lo ideal sería terminar antes. Me gustaría volver a Illinois pronto. Pensaba ir al cementerio esta noche… —Neal se dio cuenta el cambio en la expresión de Elijah apenas lo mencionó y odió conocerlo tan bien, así que se adelantó antes de que pudiera decir algo—. No voy a pedirte que vengas conmigo, sé que no haces esas cosas.
Esas cosas era un eufemismo para decir que Elijah no se involucraba en nada a menos que los fantasmas se apoderaran directamente de su casa, pero Neal no quería entrar en ese tema. Era muy temprano para discutir y prefería comer sin enfadarse.
Ahora pensaba en ello y se daba cuenta de que había sido un completo estúpido. Menos mal nunca se lo dijo a Elijah en su momento, de seguro que ahora lo usaría como una forma de burlarse de él.
—Ya veo que tu estrategia es que engorde —comentó Neal, pronunciando la sonrisa. La verdad era que a veces tenía debilidad por las cosas dulces. Y la comida de Nueva Orleans era una experiencia fantástica, en eso sí podía decir que sentía envidia de Elijah, que podía acceder a un menú maravilloso a diario—: Pero lo tomaré, los beignets son deliciosos y seguro que debes saber cuáles son los mejores de la ciudad.
Sopesó sus opciones cuando Elijah le preguntó cuánto tiempo se quedaría. En realidad, era difícil saberlo. Neal no quería quedarse allí de manera permanente, sobre todo porque quería volver a casa con su madre. A pesar de que sabía que ella podía encargarse de todo sola, como siempre había hecho, a Neal no le gustaba dejarla sola por tanto tiempo. Sin embargo, lo que percibía desde el cementerio, no parecía que fuera algo que solucionaría en un par de horas.
—En realidad, no lo sé, tengo la reserva en el motel por una semana, pero lo ideal sería terminar antes. Me gustaría volver a Illinois pronto. Pensaba ir al cementerio esta noche… —Neal se dio cuenta el cambio en la expresión de Elijah apenas lo mencionó y odió conocerlo tan bien, así que se adelantó antes de que pudiera decir algo—. No voy a pedirte que vengas conmigo, sé que no haces esas cosas.
Esas cosas era un eufemismo para decir que Elijah no se involucraba en nada a menos que los fantasmas se apoderaran directamente de su casa, pero Neal no quería entrar en ese tema. Era muy temprano para discutir y prefería comer sin enfadarse.
9:45AM — Tienda — New Orleans — Neal
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