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Freya llegó a la oficina ya sabiendo lo que iba a suceder. Menos mal que lo sabía de antemano porque así no tuvo que esquivar a los periodistas sino que entró directamente por el estacionamiento casi secreto que tenía en el edificio.

—Greta, dos cafés a mi oficina, ahora, por favor. —dijo casi olvidándose de decir la última frase. Tenía tantas cosas en la cabeza que ser educada no estaba en los primeros eslabones de la cadena de prioridades pero aún así lo terminó haciendo casi inconscientemente.

Entró a su oficina privada con un suspiro. Todavía no había llegado Vince pero, al mirar el reloj que tenía en su muñeca derecha, supo que no faltaría mucho para que llegara. Quizás hasta antes que el café. Lo bueno era que también le habían avisado a él así que no tenía que enterarse por ella lo que había pasado.

Escuchó unos golpes en la puerta y supuso que era él, a menos que Greta haya decidido darle privacidad. —Adelante. —dijo con el ceño fruncido, parada y con las manos apoyadas en el escritorio. Entre ellas, apoyadas contra la madera, estaban las hojas del expediente que tenían que investigar.

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Casos, uno tras otro apilándose en el escritorio como conejos, y que decir sobre tales animales. No demasiado, por mucho papeleo que hiciera o marcara en la noche misteriosamente doblaba el tamaño, no recordaba cuando fue la última vez que vio la superficie libre, (no contando cuando por accidente tiro todas las cosas al moverse tan pronto que choco con este). Ahora mismo tenía que pasar la aglomeración de periodistas, o en su defecto fingir que se perdía y usar entradas no vigiladas.

Lo segundo fue mejor opción, la gente era como los cuervos o los buitres, rondando por todos lados en busca de la carne fresca, o el morbo de saber cosas que no les competían, dar sus versiones trastornadas de los hechos. Tenía hambre, pero la comida de ahí era peor que la de un hospital, tendría que pasar por las máquinas de cositas engordantes. Luego recordó que tenía que ver a Freya y se encamino a la oficina de ella.

Tocando la puerta, ingreso cuando le dio permiso y antes de todo solo pregunto de la nada. - ¿Viste todo el circo mediático? No sé cómo logre llegar vivo entre tanta gente. Tuve que entrar como ladrón por detrás, es lo malo de que no les impidan estar cerca de las puertas, todavía ni vemos bien el caso ya quieren respuestas. Por cierto, buen día. –Dijo tomando asiento en la única silla no llena de cosas.

Cuando escuchó el golpe en la puerta, mientras decía que entre empezó a ordenar un poco el papeleo. Freya era una persona ordenada, no le gustaba que todo esté tirado por todos lados, pero desde que se enteró que Alexander Dupont estaba desaparecido, hacía tan solo dos días, y luego su posterior asesinato, todo se había vuelto de revés, por no decir que se fue todo al diablo.

Freya, al ser la jefa del departamento de investigaciones, fue la que se puso al hombro durante esos fatídicos dos días el trabajo de buscar qué le había pasado al empresario Alexander Dupont... Hasta que llegó la llamada que creyó que no iba a llegar, la confirmación de que encontraron el cuerpo de Dupont casi descuartizado. Y ahora su trabajo era, junto a Vince, saber qué rayos había pasado.

Lo bueno era que con Vince se conocían desde hacía demasiados años. Él era más grande que ella pero coincidieron en la Academia, aunque él estaba en los cursos superiores. Y ahora compartían el puesto de jefe, cada uno de su respectivo departamento. Le gustaba trabajar con él porque era la cabeza fría que se necesitaba en estas situaciones.

—No entiendo cómo se enteran tan rápido de todo, te lo juro —dijo con un suspiro y negando con la cabeza. —. Yo también he tenido que entrar por atrás. Piden respuestas como si tuviéramos la bola de cristal. —Obviamente no era la primera vez que sucedía pero seguía enojándola y frustrándola.

Volvieron a golpear la puerta y esta vez fue Greta, que traía el desayuno para los dos. Se fue sin decir nada y Freya le hizo un gesto a Vince. —Ahora sí, buenos días. Te pedí el café que te gusta y los croissants de la pastelería de a dos calles. Nada de la comida de aquí. —le prometió mientras le agregaba azúcar a su café. La comida del edificio podía ser buena para los novatos pero no para ellos.

Para no variar, no era tampoco falto de sorpresa que cada escritorio en la oficina se viera de la misma manera, siempre había cosas llenando por todos lados, el sitio, incluso podía jurar que había una rata dormitando en algún cajón de su archivero, aunque no encontraba papeles mordidos claro. Y peor, como jefe de crímenes, era que todo tenía que pasar si o si por sus manos y las de Freya, es más no recordaba un día de vacaciones, pensando que eso era solo una mentira que le dicen a los niños pequeños.

A tiempo presente, la muerte del tal Alexander Dupont era peor que tener un grano en el trasero, y por eso la gente estaba a la espera de respuestas, algo que sin poder procesar o investigar en paz, no llevaría a nada, porque tenían que seguir el protocolo primero. La primera teoría como siempre es que era por dinero o enfado a quien no debía, pero asumir antes de tiempo era malo para el trabajo, daba errores predisponerse. Hasta podía decir que solo él y Freya parecían estar más preocupados por el caso que el circo de locos afuera.

Si fueran detectives, tendríamos menos casos en el escritorio, con todo ese análisis que hacen, por desgracia solo lo hacen por fama o morbo. –Uno que otro era buen periodista, el resto eran solo una bola de amarillistas en espera de dar cualquier cosa para tener la “ventaja” sobre los otros llevando falsa información al público. –Lo mejor es solo pasar de largo, hasta decir una palabra más o menos termina siendo tergiversada, nada de comentarios, ni siquiera un estamos investigando, además de que si invaden el sitio queriendo fotos comprometen la evidencia.

Apenas se acomodaba, cuando sonó la puerta, pensó que sería alguno de los chicos que quisieran preguntar algo, pero espero ante ello y saludo a Greta cuando ella entro, en verdad el café que portaba era una bendición del cielo. –Son unos completos ángeles los dos, yo pensaba ir a las máquinas, porque definitivo la comida de aquí no es para nosotros. –Dijo aliviado viendo que podría comer algo. –Una vez que tengamos energía podremos ver los detalles del caso.

Freya sabía cuando se metió en la Academia que no iba a tener una vida tranquila. Lo cierto era que siempre fue una mujer de campo, desde que se graduó con honores, sobre todo en prácticas de tiro, le gustó trabajar en investigación, crímenes en el campo. Gracias a eso trabajó bastante tiempo, una vez que fue asignada a ese edificio, para y con Vince. Eso le ayudó mucho cuando ascendió como jefa. Él llevaba bastante más tiempo que ella en el asunto así que era más fácil para comunicarse y saber qué pasos dar.

Y por esa razón también agradecía poder contar con él para recibir aquellas noticias de Dupont y, además, tener que investigar el crimen que había sucedido de manera tan extraña y tan rápida. Muchas conjeturas pero muy pocas pruebas.

—Qué alegría sería que todo lo que dicen fuera verdad, ¿no? Aunque fuera morboso, por lo menos no tendríamos tanto trabajo —dijo negando con la cabeza. Al principio los periodistas la ponían muy mal pero después entendió que su trabajo era prácticamente ese. —. Lo sé, lo mismo le he dicho al comisario que no sea tonto y no diga nada. Además, cualquier cosa que salga de aquí les servirá a los que están detrás de esto a saber qué pasos estamos dando. No es un crimen cualquiera, no debe ser tratado como tal. —dijo con seriedad porque no era un don nadie. Era un multimillonario, famoso por sus empresas, claramente no podían tratarlo como a alguien de un barrio por más injusto que fuera.

—Bah, no mereces llenarte con esos dulces. Son mejores que los de la cafetería, es cierto, pero siguen siendo de máquina —le dijo con una sonrisa por su reacción al haber recibido el desayuno. —. Sí, aunque no me guste decirlo, no creo que estemos poco tiempo en este caso. Además, debemos trabajar con cuidado, no sabemos quiénes están involucrados y ese es un problema, amigo mío. —dijo con seriedad mientras mojaba un croissant en su café antes de llevárselo a la boca. Mientras masticaba pensaba en todo eso. Normalmente cuando eran tan poderosos uno pensaría en un ajuste de cuentas, claro, pero no le gustaba este caso porque tenía la sensación que habría mucho más que un simple ajuste por parte de la mafia o algo parecido.

En el pasado, originalmente como gran parte de los niños suele pensar, Vince era de la idea de que sería un bombero o un aviador, incluso tenía una que otra foto donde su “nave” era hecha de cartón, que a tiempo actual solo podía hacerlo gruñir en desespero cuando alguien mencionaba eso de sus conocidos. Pero luego ocurrió que algo más se atravesó en su camino, que llevo a que terminase en la jefatura de crímenes, eso de ver zonas donde algo había ocurrido, siempre un caso era distinto a otro.

Era algunos años mayor que varios del sitio, sin embargo, no era que con eso demeritase al resto de lo que llegaban y si, podía verse como un tirano rigiendo a su departamento, pero si quería que las cosas funcionaran, era justamente por eso que se preciaban de resolver los casos en el menor tiempo posible y también que por eso estuvieran cargados de papeleo.

Freya llegando también había sido parte importante, e incluso, dispuesta a que uno aprendiera del otro. Era por eso que ahora a tiempo presente, los asignaran juntos para llevar a cabo la investigación del caso. –Exactamente, así nos ahorrarían el trabajo de tener que procesarlo todo, porque ellos siempre tienen la razón, nos quedaríamos muriendo de hambre o sin trabajo. –Dijo con ese pequeño sarcasmo tan típico de él. –Espero que haga caso del consejo, que quiera sus cinco minutos de atención sería completamente fatal si dice algo que no deba.

Tenía razón en ello, era mejor no tener que alertar al responsable de que estaban sobre su pista. –Es verdad, no sabemos quién pueda ser responsable y a qué tipo de medios tenga acceso, revelar lo que sabemos de antemano puede alertarlo y tendríamos no solo que hallarlo, sino esperar que no piense en salir también del país.

En el claro caso de la desesperación, hay que recurrir a este tipo de medidas si pienso en la idea de que realmente una de mis tripas no se termine comiendo a la otra. Pero si, cualquier otra cosa siempre será mejor que la comida de la cafetería. –Luego de ese momento se puso serio nuevamente. –Espero que no, tenemos un buen record, odiaría que eso se viera manchado por el simple hecho de que un ladrón cualquiera pudiera tener ventaja sobre nosotros. –Tomo un momento para pensar en cómo debían comenzar, mientras mordía su pan y daba algunos tragos al café, por momentos reino el silencio, antes de que lo rompiera. –¿Recuerdas si encontraron algo inusual en la escena? Siento que podemos revisar todo lo recopilado de modo preliminar, mientras nos dan a la vez los resultados médicos del cuerpo.

Los periodistas siempre eran un problema, no había dudas. Y las relaciones policía-periodista siempre eran tensas por esa misma razón. Freya entendía que era su trabajo, lo que no podía entender era que justamente ese trabajo implique mentir y morbosear al público y, en realidad, no dar noticias certeras. Esa era la razón por la que le caían mal esas personas; si fuera un periodismo distinto, no amarillista, sería otro cantar. —Ni siquiera les interesa saber la verdad, solamente tener más vistas en la televisión en horario central. Sé que no todos son así, pero realmente les hacen mucha mala fama. —dijo negando con la cabeza.

El problema también eran los mismos policías, para desgracia de Freya. No porque fueran busca fama, pero normalmente terminaban siendo presionados a hablar y ahí empezaban los problemas. A veces era fácil, según la personalidad de cada uno, vivir diciendo «sin comentarios» o ignorándolos directamente, Vince y ella eran de ese estilo, pero había otros que les era más complicado, sobre todo si era un caso tan mediático como el que estaban viviendo. Y, claro, también estaban los que amaban salir en televisión, y Freya temía que el nuevo comisario fuese de ese estilo. —Espero que sí, de verdad. Hace poco que está aquí, quizás en su otra ciudad fuera diferente, pero también es la primera vez que le toca un caso así de estas dimensiones en este lugar y tiene que estar seguro antes de decir cualquier cosa. —suspiró esperando no enterarse de nada desagradable en el transcurso de las horas.

Asintió con un suspiro. Realmente necesitaba un cigarrillo en ese momento aunque fuera por la mañana. Así que para sacarse las ganas de momento intentó dedicarse a su croissant y a su café. —Exactamente, por eso también espero que no diga nada y que tenga algo de cerebro antes de hablar con la prensa. No queremos alertarlos ni podemos cerrar las fronteras para todo el mundo hasta terminar el caso. Tenemos que andar con cuidado, Vince. —Ellos sabían que era algo peligroso desde que Dupont desapareció. Ahora que estaba muerto, según Freya, creía que era mucho peor.

Sonrió, casi como si fuera un alivio que bromeara a su manera sobre el café y sus tripas. Era bueno estar con Vince porque era de los que más confianza tenía dentro de ese edificio. —Lo sé, que la cafetería quede para los novatos. Ellos tienen el estómago y las tripas en buen estado como para comer lo que sea. —dijo negando con la cabeza y una pequeña sonrisa. Ella claramente estaba para algo más que esa comida insulsa.

Comieron en silencio un momento y luego levantó la vista a su compañero cuando habló. —Me parece bien, así podemos empezar —dijo asintiendo y miró el expediente que estaba en el escritorio. No le hizo falta abrirlo porque ya sabía lo importante. —. Se preocuparon en no dejar rastros en la escena del crimen, por lo que eso nos da una pauta de que estos tipos sabían lo que hacían —comentó con seriedad. —. Pero sí han dejado, o se han olvidado, un reloj dentro del bolsillo de su pantalón —Abrió el expediente y le pasó una de las primeras fotos. —. Tiene las siglas RS. ¿Te suenan de algo? —preguntó interesada. —. Cuando la Científica termine de sacar muestras y llevarla al laboratorio, nos lo devolverán.

Donde un periodista colocaba el ojo, era inevitable que los problemas llegasen, no lo decía solo él, sino la total experiencia con la que contaba tras verlos en acción, mayormente más estorbo que ayuda cuando se tenía que realizar un traslado de emergencia en una escena del crimen, el tenerlos tras las cintas amarrillas llenando todo espacio, en momentos clave, era también un factor cuando el clima te jugaba en contra para buscar preservar la evidencia.

El otro era que, en el afán de tomar la mejor foto de un cuerpo, implicaba poner en las redes y todo medio algo sensible sin tomar en cuenta el alcance de esto, y lo que podía causarles a ciertas personas ese contenido, así mismo como pasarse la privacidad de una familia en todo caso, por ende, su relación con ellos era de no te metas en mi espacio o te golpeo casi. –Y por eso es que tenemos el problema de tener que encontrar al culpable si lo ponen en alerta, lo mejor sería y por prudencia que esperasen a tener datos correctos.

Sus hombres también muchas veces cedían, por eso era duro con ellos sobre no decir nada, por mucho que la prensa interrogase, el “no comentarios” debía ser firme, dar algo por mínimo se les podía adjudicar y tergiversar de mil formas. –El que sea nuevo, no implica que tenga que irse de la lengua con todos los que vea, siendo un caso sensible, esperaría un poco de lógica para que fuera prudente, sé que es mucho pedir a veces, querida amiga, pero tienen que tener un poco de inteligencia mental para eso también, siento que no todos nacen con eso para desgracia propia. –Suspiro dramáticamente, pero siendo verdad. Por cierto, que, si llegaba a sus oídos algo similar, no dudaría en aplicar las represalias necesarias para ello.

Quien lo haya hecho, sabe que iremos tras él, por eso no dudo en que tendremos que ejecutar los detalles tan minuciosos como si fuera un familiar nuestro. -El instinto raramente le fallaba en cuanto a tratar de adivinar que era. –Es una prueba de introducción, si ninguno muere a la primera semana de comer algo de ahí, estarán curtidos para ver cuerpos en toda clase de estados. –Le comento con cierta maldad, no era por demás que también alentaba esos rumores de tanto en tanto. –Si no son capaces de ello, terminaran solo en los archivos sacando polvo de las cajas o dando notas de tránsito.

Y podremos dormir un poco, dudo que nos dejen ir a casa, sin al menos tener una simple respuesta. –Le comento porque era inevitable que eso llegaría a pasar en ese momento. Como también lo fue que la comida se terminase por completo, una pena, quería otro, pero era mejor poner manos a la obra.

Alguien que sabe que podríamos encontrarlo si deja evidencia, es inteligente y meticuloso, eso es uno de los rasgos a tomar en cuenta. Examino las fotos con sumo cuidado. –No me suenan realmente, pero podemos ver una lista de posibles clientes o amistades que tengan sus iniciales, puede incluso ser alguien de su empresa, tomara un poco de tiempo, pero si debe ser con un sueldo que permita tener un reloj caro, o era alguna clase de regalo para chantaje.

Siempre era un problema cuando había un crimen de aquellas circunstancias. Había demasiados implicados como para saber que se iba a filtrar algo. La policía no era tan confiable como a Freya le gustaría creer y lo cierto era que por un poco de dinero o fama, sobre todo los más jóvenes, eran capaces de sacar fotos a escondidas para luego vendérselas a la prensa; algo así le había sucedido hacía algunos años con alguien de su equipo, pero rápidamente se dieron cuenta que con ella no se jugaba así, sobre todo porque el chico, si es que volvía a trabajar para la policía, no haría más que limpiar baños.

—Sí, pero en la vida real sabes que eso es... —Antes de decir la palabra «imposible» se quedó pensando un momento todo. —... Siempre podemos declarar cosas ambiguas o incluso que no sean ciertas para despistar, ¿verdad? No es algo que acostumbremos pero... No sería la primera vez que lo hiciéramos. —dijo pensativa. Si el comisario hablaba antes sería un problema, claro, pero era una idea para despistar al culpable de todo.

—Lo sé, y tienes razón —respondió asintiendo con un suspiro. Los comisarios solían ser un problema muchas veces cuando pasaban ese tipo de situaciones. No porque no todos estaban preparados, no sólo eso, sino que muchos sentían la presión de tener que decir algo, aunque no supieran bien lo que había sucedido. —. Espero que este sujeto sí tenga la lógica que merece el puesto y los casos así. —comentó con un suspiro, queriendo convencer a los dos de aquello.

—Y con mucho cuidado también —dijo asintiendo con la cabeza con seriedad, que luego se transformó en una sonrisa por lo que le dijo. —. Dicen que en la Academia cuando piden venir a este distrito van a empezar a agregar la prueba de la cafetería, si pueden comer de ahí y no morirse, entonces serán candidatos perfectos. —bromeó asintiendo. A veces era agradable bromear de algo tan tonto como una cafetería.

Era cierto lo que decía, normalmente no los dejaban volver a casa temprano con estas situaciones, pero al menos Freya tampoco le gustaba irse a su hogar porque termina acostándose en su cama y pensaba en el caso. El único que tenía para hacerle compañía era su gato naranja Sherlock, pero él sólo quería dormir, comer y jugar, no escuchar sus conjeturas.

—A mí tampoco me suenan pero ya le he pedido a Baltazar que haga un listado de familiares, clientes, amigos, cualquier persona cercana a él que tenga aquellas iniciales. El chico lo está haciendo bien, pero dudo que tengamos una respuesta. —Baltazar era un nuevo pasante que había terminado bien la Academia y estaba próximo a unirse oficialmente al departamento de Investigaciones, así que Freya lo tenía de acá para allá haciendo trabajo más bien engorroso para que estuviera seguro de lo que quería. —. Creo que si dejaron aquel reloj ahí o no es incriminatorio para nadie o lo hicieron para despistar. ¿O piensas tú que puede habérsele caído de verdad a alguien? —preguntó porque quería saber lo que pensaba. Estimaba mucho su opinión e inteligencia.

Tantos posibles sospechosos, y no contaba con la menor idea de cómo reducir la lista de posibles personas con una vendetta en contra del famoso empresario, porque por lo visto también era todo un personaje, algo que personalmente, poco le importaba, y, sin embargo, valga la redundancia, iba a ser el punto focal. Personas con mucho poder y arrogantes tienden a ser una especie que no se lleva demasiado bien con la mayoría claro está.

Consistentemente, implicaba que mientras más personas tuvieran detalles de cómo iba surgiendo todo, altamente llegaría un momento en donde esos puntos podían colarse en manos erróneas si no se iba trabajando en un modo sumamente meticuloso.

Si lo sé, es altamente complicado, no digo imposible porque luego termino comiéndome esa parte de las cosas, tenemos gente competente, aunque no se vea a simple vista, es claro que por el momento si debemos ponernos manos a la obra con suma seriedad al respecto. –Lidiar con todo, era pesado, pero por algo habían llegado a la jefatura, y no por favores.No, pero creo que, en este caso, vamos a tener que pensar más allá de la respuesta sencilla o lo más obvio, tengo esa corazonada de que no todo es como parece.

Exacto, es mejor que de verdad no diga nada, si tengo que pegarle los labios con cinta, eso hare, todo debe ser por el bien de la comunidad, contando igualmente en que las pistas no nos hagan correr en vano, son pocas, tendremos que trabajar con ello. –El convencerse a sí mismo, ya era parte de uno de los problemas que eran presentados. –Si tenemos reclutas al final de la semana comiendo en la cafetería, les daré parte de la investigación para probarlos, o los dejare con casos que también les ayuden. –Que no lo haría, pero nadie tenía porque saberlo, solo Freya, que era una broma todo. –Y que no vayan a denunciar que la comida es asesina, uno debe saber que se lleva a la boca.

Ir a su casa, era solo para dormir y no tener que usar el mismo traje todo el tiempo, era meticuloso con su imagen como para que lo vieran como un vago. –Para las duchas al menos, que no quiero oler a pura grasa de cafetería. –Y porque tampoco era bueno para la espalda dormir contra la silla o el escritorio.Tendremos que tomar en cuenta que apenas nos llegó mucho del caso, por eso si demora, vamos a bajar a presionarlo o asignarle un segundo investigador, yo puse a algunos de los míos a revisar la empresa, si había algo ilegal, como lavado de dinero, podríamos ver si no fue relacionado a un ajuste de cuentas o mafia.

Puede ser de una persona de confianza, no digo que, del staff, es demasiado caro incluso para un guardia de seguridad, o en todo caso un guardaespaldas personal, y si era de un conocido, no se encontró nada que denotara que al momento de morir estaba acompañado. –Examino de nuevo la foto, tratando de ver si notaba más detalles. - ¿No recuerdas si se habló de alguna posible pareja? Creo que no se le conocía alguna de momento, puede ser de alguna expareja o la pareja de alguna mujer despechada que fuera solo una amante de paso, pero se ve más como uno que usaría un sujeto masculino.

Se quedó un momento pensativa cuando Vince dijo que creía que no todo era lo que parecía. ¿Podría llegar a ser...? Lo miró con seriedad más bien porque tenía el cerebro funcionando a toda máquina. —Tienes razón, hay cosas que no me cierran de este caso aunque no termino de hilar todo para saber qué es. —dijo con un suspiro mientras tomaba de nuevo la taza para darle un sorbo. Era evidente que iba a necesitar más tiempo para resolverlo.

También tenía razón con respecto a las pistas. No tenían mucho de qué agarrarse para empezar a investigar, y el problema de gente como Dupont era que muchas personas podían quererlo muerto. Era un empresario multimillonario y aunque no había pruebas concluyentes, no aún al menos, cosas como la mafia o la venta de drogas era muy común en ese ambiente. Podía tener muchos enemigos y ni hablara de los amigos que lo querrían muerto, seguramente había muchos de esos también.

Así como también tenía razón con respecto al comisario. —Te ayudaré con la cinta si es necesario. No tengo ningún interés que nadie no deseado sepa qué pasos estamos dando. Espero que no haga un mal trabajo porque no quiero tener que sacar a otro comisario de su puesto. Sino ya sabes, como pasó la última vez, te insistiré hasta que tomes tú el trabajo o termines renunciando por mi insistencia. —le dijo con una sonrisa amistosa. Claro que Vince era mejor donde estaba, aportaba muchísimo más, pero a veces la volvían loca los comisarios inexpertos o que sólo quisieran figurar. —. Creo que lo harán sólo porque pensarán que sí les darás casos más interesantes —dijo negando con una sonrisa, siempre era igual. —. No seré yo quien les diga la verdad, te lo prometo.

—La ducha es de lo más necesitado, sí. Que tampoco las de aquí son las más limpias del mundo. No al menos cuando pienso en la bañera que me espera en casa. He reformado el baño y he puesto todo nuevo. —le dijo con una sonrisa, Vince sabía que hacía mucho tiempo quería hacer un gasto así pero nunca tenía tiempo. —. Estoy segura que tendremos que hacer eso. Quise enviarlo a él al menos para ver si podíamos conseguir algo preliminar, pero no estaría nada mal que envíes a uno o dos de los tuyos para ayudarle. —dijo asintiendo porque también solían trabajar bastante tiempo juntos sus subordinados, estaba bien que fueran conociéndose.

El tema del reloj era algo definitivamente para prestar atención. Por lo que se veía, efectivamente era algo caro como para que cualquiera lo usara. No sabía si pensar que se había caído por accidente o quizás ni siquiera se molestaron en recuperarlo.

Después de las preguntas de Vince se quedó un momento callada mirando la primera página del expediente donde había datos preliminares y que se sabían de antemano. Pensó todo lo que sabía del caso y de Alexander Dupont antes de darle una respuesta a Vince. Él ya sabía cómo era Freya, no le gustaba darle una respuesta -no a él al menos- si no estaba segura de lo que iba a decir.

—No había ni hay en el expediente ninguna pareja activa. Pero sí tenía como contacto su ex mujer, Sanabria Allegre, modelo. No son las mismas letras pero su nombre empieza con S, que sí lo dice el reloj —dijo moviendo la cabeza, esperando que Vince decidiera si era una buena pista a seguir o no. —. Es todo lo que sé por ahora, a menos que haya algo en el expediente que he pasado por alto. ¿Crees que habría que pegarle una visita a la señorita Allegre?

Por la evidencia y otras cosas, es que no se creía del todo que las cosas fueran realmente tan sencillas como se veían a simple vista, no era un genio de nada, tampoco se podía realmente jactar de eso, pero algo le seguía resonando en el fondo de su ser sobre lo mal que estaba algo.

Es como una vocecita que me dice que no me crea todo lo que ven mis ojos, por lo que, si algo anda mal, tendremos que hacer algo con los computadores que nos permita ver más allá, quizá una pequeña evidencia, cabe decir que sería mejor que como siempre, lo llevemos en modo discreto, por no decir secreto, entre tú y yo, que, de lo contrario, nos vamos a ver en terribles problemas.  –Su café comenzaba a enfriarse más, pero era normal, claro cuando se puede declarar normal tener que estar desayunando de ese modo, realmente por eso carecía de mucha vida social.

Dupont, normalmente era un tipo que adoraba a los medios, siempre que se hablase de él, uno no tendría por qué suponer que algo estaba mal, por ende, que de pronto se muera, si tiene una cierta ironía, no veo a gente enviando sus condolencias, como dicen, solo en las buenas estaban o eran doble cara. –Dijo en alto tras terminase el resto del café que conservase. –Pero nos tendremos como siempre, que remitir a la clara evidencia. Ir al lugar, diría mucho del estilo de vida del sujeto. –Si lo mejor es que también veamos el sitio por nosotros mismos, no sea que nuestros criminalistas bebés hayan olvidado algo de real importancia.

Exacto, si lo sacamos, queda en claro que además no estamos tolerando la incompetencia, por eso tiene que hacerlo lo mejor posible o irse resignando, no vamos a tener un comisario que no sepa que hace. –Si lo hacían entre ambos, el pobre hombre iría directo a la casa de locos. Y reírse de los pobres novatos en serio. –Eso creen, pero es otra prueba para ver si hacen las cosas bien, o solo por el ascenso, y si no diré nada, tampoco sobre como los evaluamos.

Precisamente, cuando tengo un mejor baño y no temo que me pase algo por inclinarme a recoger el jabón es cuando sabemos que las cosas están bien, odio las duchas porque todo el tiempo están llenas de algo. Y no precisamente basura, pero algunos no saben ni como cerrar una llave bien. –Pero bueno era lo que tocaba, por eso si podía irse a casa, cada segundo que pasara en ella, bien valía la pena en verdad.

Asignare a unos dos que llevan algo más de tiempo para que le sean de ayuda, así nos vamos moviendo más en el caso, tienen algo más de experiencia y no son malos, al contrario, son de lo poco que vemos por aquí. –Igualmente, tendría el ojo en estos para que no se pasaran de la raya con los nuevos, nunca se sabía que es lo que podían estar planeando.

En su mente, estaba seguro de que ese reloj no era común pero que en otro lado bien que lo había visto, quizá alguien usaba el mismo modelo, si era el caso, podían ser piezas limitadas. –Tenemos en definitiva que pegarle una visita, no todas las modelos quieren ser conocidas por sus nombres completos, o si tiene una familiar con las iniciales, puede ser otro paso o motivo por el que lo querían muerto, las mujeres no suelen querer compartir a un hombre con dinero. –Menciono pensativo. –Pongamos a otro chico a buscar cuánto vale ese reloj y si fueron piezas limitadas, una tienda que los vende, debe tener el registro del cliente.

—Sabes lo que te digo siempre, tienes que seguir tus corazonadas —dijo asintiendo con seriedad. No lo hacía con todos, claro, pero sí con Vince porque ya habían trabajado juntos y ya sabía qué tipo de corazonadas tenía. Sería muy extraño que Freya no confiara en él. —. Quedará entre nosotros, Vince, sabes que puedes confiar en mí. Estaré atenta para revisar más minuciosa todo lo que tenga a mi alcance. —le prometió asintiendo una sola vez.

Pensó por un momento, asintiendo a lo que decía Vince de Dupont y los medios. No podían decir que era un hombre precisamente introvertido, más bien como afirmaba su compañero, le gustaba que los medios hablaran de él. Le gustaba salir en las entrevistas y charlar cuando podía. —Y nunca se lo ha visto demasiado furioso por algo, ¿no? Como que siempre quiso que se le viera su faceta seria pero alegre... ¿Recuerdas algún tipo de escándalo que haya tenido en los últimos tiempos? —Sabía que Vince, como ella, no habrá tenido demasiado tiempo para mirar la televisión porque siempre vivían con mucho trabajo, pero quizás él haya escuchado algo que Freya no. —. Sí. No es que no confiemos en ellos, pero muchas veces los jefes somos los que tenemos que asegurarnos que no dejamos nada por sentado. —dijo con un suspiro y asintiendo. Una pensaría que una vez que estabas detrás de un escritorio con un cartel que decía «jefe» dejaría de trabajar en el campo y empezaría a delegar, pero nada más alejado que eso.

—Es importante que desde el eslabón más bajo hasta el más alto de nuestros subordinados sepa y tenga por seguro que no aceptaremos la inoperancia. Hemos sacado comisarios por ser inoperantes y lo seguiremos haciendo cada vez que nos traigan a un tonto, sea como aspirante, como principiante o como el puesto más alto. —Ellos dos, por sus respectivos puestos, eran extremadamente tomados en cuenta para las decisiones de aquel distrito, por una razón lógica. Y lo bueno era que ambos seguían la misma línea de seriedad y laboriosidad.

Sonrió y asintió, era imposible no concordar con aquella afirmación. —Y que lo digas. Por algo el dicho «no hay lugar como el hogar». Nunca mejor dicho. Y por suerte nosotros tenemos nuestros propios baños privados en las oficinas, pero sí que costó tenerlo, ¿eh? —dijo con una sonrisa porque justamente había costado llegar al puesto en el que estaban para poder tener una oficina con baño privado, aunque la ducha dejaba mucho que desear y ella seguía prefiriendo la de su casa.

—Perfecto, me parece bien. Les hará bien trabajar en equipo. —dijo asintiendo. Era importante que se conocieran bien todos porque lo cierto era que aquel tipo de trabajos tenía mucho que ver con trabajar en equipo y tenían que tenerse confianza, al menos la mínima indispensable por el momento.

Si bien sus siglas no eran exactamente las mismas que el reloj, definitivamente iba a valer la pena visitar a Sanabria Allegre. Había sido su ex mujer y lo cierto era que como Dupont era de ir a los medios pero no de contar demasiado su vida privada, no ventilarla al menos, no se sabía la razón del rompimiento. ¿Quizás una mujer estaba en el medio de aquella tragedia? No podían descartar nada, la verdad.

—Bien, iremos a ver a la, ahora, señorita Allegre. ¿Quieres darle tú la noticia? —Seguramente para la altura que llegaran quizás ya los medios habían dado a conocer la muerte de Alexander, pero quizás también podían llegar antes. —. Tenemos que averiguar también las causas del divorcio. Le enviaré un mensaje a Greta para que nos consiga la dirección de la señora. —dijo mientras escribía el mensaje para Greta, que rápidamente le contestó con un pulgar hacia arriba, que implicaba que ya estaba poniéndose a ello. Realmente esa mujer era el cielo.

Con la sugerencia de Vince, Freya escaneó la foto del reloj y la pasó a su computadora en silencio mientras terminaba de beber su café. —Nunca es suficiente —dijo con un suspiro mientras la foto se enviaba al correo de uno de los chicos que más confianza le tenía. Levantó el teléfono y marcó. —Jack, tienes en tu correo la foto de un reloj. Necesito que me averigues todo sobre él. Dónde fue hecho, cuántos se hicieron, a quién se le vendió, lista de proveedores, lo de siempre. —En el departamento de investigaciones hacer ese tipo de búsquedas era lo más normal del mundo. Después de escuchar la afirmación, colgó. —. Listo, al menos ya vamos adelantando eso. Jack es de los mejores. —le prometió aunque Vince ya lo conocía, hacía muchos años que estaba en el cuerpo.