Kaelle se relamió los labios mientras miraba la Sombra a lo lejos. Estaba distraido prestándole atención a las oscuras líneas que llegaban hasta lo alto del cielo, preguntándose si en algún momento pararían. Había llegado hacía ya varios años y la traspasó ya un sinfín de veces, yendo de un lado para otro en distintas misiones.

Quizás si le hubieran preguntado, hubiese dicho que prefería quedarse en Pequeño Palacio, hogar de los grisha, antes que estar en el medio de un campamento militar rodeado de humanos y grishas desconocidos. Pero, por supuesto, nadie le preguntó jamás qué quería hacer... Bueno, el general Kirigan lo había hecho una vez, y Kaelle respondió que quería luchar contra quienes querían hacerles daño. Quizás debería haber sido un poco más específico.

Levantó una mano para tirar una ráfaga de aire contra la Sombra, sólo para ver qué sucedía. Como lo imaginaba, la oscuridad se tragó el viento y no escupió nada devuelta. Se quedó mirándola un momento más, pensando en si debería, o no, seguir probando cosas. Claro que no haría que desapareciera, pero al menos podría divertirse un poco.

Hasta que un ruido lo sacó de su ensoñamiento. Se dio vuelta, rápidamente y sin pensar tiró casi un látigo de aire a la persona que estaba cerca suyo, sin poder creer que haya sido tan tonto como para dejar que se acercaran tanto a él sin haberlos sentido. El chico que estaba ahora tirado en el suelo gracias a su poder estaba vestido del ejército, pero no podría decir si era camuflaje o no.

—¿Quién eres tú? ¿Qué haces aquí? —le preguntó sin acercarse, manteniendo la distancia, pero sin dejar de ejercer la presión contra él con su poder de aire.

Zarek no tenía idea alguna de porque lo enviaron a este sitio, para comenzar, no quería tener nada que ver con todo lo que implicara ser parte de una guerra, ni deseaba ser reclutado en absoluto, pues no encontraba sentido siquiera a la causa.

Como tal, es que pensó que era o sería mejor que lo destinaran a algo que si le gustara, pero la vida por lejos no era nada justa con nadie, y ahora por errores de otros, era que nuevas generaciones tendrían que pagar, pues en ese sitio, las peleas eran algo del diario, y una vez más pensó en que de verse en problema, era ante todo humano, sin poderes especiales, ni nada de eso, por lo que podría terminar muerto antes de siquiera sentirlo.

Sentía que ese día no sería como los usuales, ¿Por qué? La verdad no había respuesta alguna, era solo ese instinto de supervivencia lo que se lo indicaba, por ende, es que inicio un recorrido por el perímetro, algo raro se notaría enseguida.

Ravka, ya no es la tierra que todos pensaban, era ahora un campo de muerte. Sus pasos lo llevaron a una parte donde la sombra era mayor, le causaba escalofríos, sabiendo que nunca en su vida estaría a la altura de poder combatirla tampoco, o ser un guerrero de tal causa.

Sus pasos debieron ser fuertes o era el enorme silencio, pero de pronto una ráfaga le daba de lleno, mandándolo al suelo, impidiendo que siquiera reaccionase o se cubriera. La ropa al menos era gruesa e impedía terminar cortado por el medio con el aire. –No tengo que decirle nada a alguien como tú, ni te importa que hago aquí. –Tratando de liberarse, puesto que de no ser así las cosas pasarían a complicarse. –Suéltame.

Había aprendido a ser desconfiado con los humanos. Si bien el tipo de esclavos grisha que usaban en Kerch no era exactamente la esclavitud que había sufrido él -su vida había sido con un rico hombre del lugar, comiendo bien y estudiando mucho-, la cárcel de oro seguía teniendo barrotes. Pero, además, no sólo era lo que le habían hecho a él puntualmente, sino también a los otros grisha que no habían tenido tanta suerte como él.

Por eso siempre estaba atento a los humanos, y por eso también se había enojado con el humano que llegó tan cerca de él -aunque fueran diez metros, era cerca para Kaelle- porque no lo había escuchado llegar y no pudo estar preparado. Peor, se vio obligado a usar su poder, cuando se sabía que aunque hubiera aversión, los grisha no utilizaban sus poderes a los humanos del Primer Ejército; no al menos que los vieran.

—No hasta que me digas quién eres —dijo acercándose a él. Idiota humano. —¿De dónde has venido? Estamos lejos del campamento. —agregó mirando más allá, hacia lo lejos se veía la línea que era el campamento y claramente separado, las tiendas de los grisha. —. ¿O te han enviado? —No lo había pensado como posibilidad, aunque suponía que si lo enviaron a ese lugar para decirle algo a él, no estaría tan a la defensiva.

No lo soltó aún, pero sí aflojo la presión que ejercía sobre él para al menos que no tuviera la cara aplastada contra la tierra. Con esa movilidad que le dio, Kaelle pudo prestarle atención a su cara y pensar si lo conocía o no. —¿Tú no eres el que hace un par de días estaba apostando con Kirk, algo sobre un juego o algo así? —preguntó poniendo la cabeza de lado, esta vez con más curiosidad que otra cosa. Kirk era un grisha inferni que era conocido por jugar a los dados con los soldados del Primer Ejército. Era uno de los pocos grisha que hablaba con los humanos como si fueran iguales, para desgracia de los otros grisha.

No confiar en nadie era la mejor de las premisas, o en su caso, creía que sería totalmente lo mejor en cuanto a que de lo contrario, no tendría forma de evitar caer en tentaciones o acercarse mucho a quien pudiera traicionarlo y darle por la espalda, lo mejor para su vida, era ser solitario, sin importar quienes a su espalda hablasen sobre eso, por ello luego terminaban muertos.

Tal vez no tenía la misma cantidad de recursos que otros, o no era el mejor del sitio, pero con lo que pudiera sostenerse, le bastaba, no mendigaba a nadie, ni pedía innecesarios favores. Pues muchos otros habían pasado sus límites y ahora lo pagaban caro, la humanidad sencillamente estaba corrompiéndose cada vez más.

Zarek por ende solo se encargaba de su perímetro, y sin embargo aquí un osado estaba usando sus poderes sobre él, podría gritar por ayuda, más el orgullo le incitaba a no hacerlo y valerse por sí mismo, justo lo que haría y mientras más aguantase, mejor. –Como dije no te importa, aunque me preocuparía más por el hecho de que usaste tus dones en mí, y que eso está completamente fuera de la ley, quizá un tiempo encerrado te sirva. –Dijo con acidez, pues no le agradaba el tono del otro.

Lo que tenga o no asignado como trabajo, tampoco es de tu incumbencia, si no sabes poner atención a tu alrededor no es mi culpa, pude haberte matado si quisiera, pero decidí darte una oportunidad. –Era mentira claro, pero lo hacía con afán de intimidarlo un poco o que lo soltase del miedo.

Finalmente parecía que esto no llegaría a nada a menos que pudiera irse como si nada. La presión cedió un poco, pudiendo respirar mejor, sin embargo, continuaría en la negativa de soltar información de su persona. –No, no soy quien mencionas, ni me llevo con Kirk, tienes mal todo eso, es más creo que no sabes ni quien es quien, y solo tratas de adivinarlo. –Porque ni cerca de andar jugando con otros cuando cosas importantes si hacía. –Dudo que me hayas visto antes.

Kaelle no confiaba en los humanos y no le gustaba tampoco la idea de tener que trabajar con ellos para poder desbaratar las guerras. Entendía que eran carne de cañón, al menos eso decía Zoya, y a él no le parecía mal, pero igualmente no le gustaba tener que trabajar obligado con ellos. El general Kirigan le dijo que tenía que aprender a que, si bien no era necesario confiar por completo en ellos, era importante que estuvieran allí, ellos hacían otro tipo de trabajos que no tenían que hacer los grisha.

Kaelle seguía prefiriendo una biblioteca, de todos modos. Investigación. Sobre todo con respecto a los amplificadores de sus poderes para llegar a ser más poderoso. No todos los tenían, y cuando consiguió el suyo fue la general Zoya quien lo ayudó a controlarlo, sobre todo porque era vendaval como él. Prefería ocuparse de esas cosas antes que otras, pero en fin, lastimosamente no podía elegir su trabajo dentro del ejército.

—Si eres un infiltrado, los mayores problemas los tendrás tú, no yo. —dijo sin siquiera despeinarse. El general Kirigan iba a sacarlo del problema sobre todo si decía que el humano se había negado a cooperar y que Kaelle no tenía manera de comprobar si efectivamente era parte del primer ejército o no.

Frunció el ceño con expresión divertida cuando le dijo aquello. —¿De verdad piensas eso? No podrías matar ni a un mosquito volando cerca de tu oreja. —respondió negando con la cabeza. Todos sabían que los únicos que podían llegar a hacerle frente a los grisha eran los de Shu Han con lo que fuera que estuvieran haciendo, y los fjerdianos, que buscaban tener armas específicas para matar a los grisha. La gente del primer ejército claramente no tenía aquella información de cómo hacerlo. Y no quería pensar en la gente de Kerch y cómo esclavizaba a los grisha.

Kaelle no lo quería admitir, pero estaba seguro que sí lo había visto antes. Pensó que con Kirk era la opción segura, ya que era la mayor cantidad de veces que estaba frente a los humanos. Si no fue con Kirk, entonces no estaba seguro, cosa que no le gustaba. Aún así, creía que ya lo había visto antes. Y tampoco se lo quería admitir a él.

—Si perteneces al primer ejército, probablemente te he visto antes inevitablemente, lo quiera o no —dijo con el ceño fruncido, queriendo que pareciera esa curiosidad como aberración y nada más. —. Seguramente hemos cruzado la Sombra juntos en algún momento —comentó pensativo todavía sin soltarlo, esa era otra opción por la que podría haberlo visto antes. Kaelle era uno de los vendavales que se encargaba del barco volador que cruazaba la Sombra para ir y venir.

Zarek raramente daría la confianza, si no era con una familia directa o algo, era mejor nada, por ende, era solitario. Tampoco daría la vida por nadie, porque era claro que, aunque uno dijera o hablase de que se era un equipo, el problema es al momento de la verdad, que todos correrían a salvar su piel, pues nadir querría morir por otros en una guerra.

Su trabajo era algo que se preciaba de hacer bien, por eso también se mantenía lejos de los conflictos. Además, aprender del enemigo era algo que ayudaba con todo lo que fuera necesario, incluso para salir de las peores situaciones con las que pudiera encontrarse.  También porque era claro que humanos normales siempre necesitarían una buena defensa contra poderes de los que ellos carecían, sino morirían más fácilmente.

Pues no lo soy, quisieras ya tener solo una excusa para haber abusado de tus poderes. –Pues quien tendría mayor peso reclamando sería él, y no el desconocido. Sus superiores siempre estaban al tanto de lo que ocurría en el campamento, además de las zonas designadas para los recorridos del perímetro.

Cree lo que de verdad gustes, como siempre, creen que tener alguna clase de poder les hará ser invencibles, pero todo tarde o temprano muere, y no serías la excepción. –Simplemente tomaría más esfuerzo el matarlo. Es por eso que odiaba a esta clase de gente, siempre pensando que el ser humano hacia a alguien completamente menos. Además de que justamente por ese ego es que luego eran tan idiotas como para morir.

También dudaba de que supiera que era él, o que de verdad se topasen, pues no se juntaba con aquel grupo de Kirk que eran bien dados a solo perder tiempo en lugar de hacer bien el trabajo. –Si eso fuera tal vez lo recordarías, y por ese caso entonces sabes que no soy enemigo y me atacaste sin razón alguna.

No, no había tenido el terrible placer de tener que toparme contigo, ni he cruzado camino hasta ahora, simplemente me encargo de mis rondas, ahora ¿puedes dejarme ir? Porque de lo contrario, esto si ya es un problema que puede escalar. –Cruzar la sombra era algo que hacía, pero en otro grupo, pensó en lo pronto que se topaba con problemas que no necesitaba.

Kaelle no era una de esas personas que les gustara abusar de su poder para maltratar a los humanos. Él creía que era mucho mejor que ellos, al menos que los que abusaban de los grisha cuando tenían la oportunidad. De todas maneras no iba a dejarse pasar por encima o no defenderse si estaba siendo atacado. En el campamento no había ocurrido, al menos no últimamente, ataques de humanos a grisha ni viceversa, pero realmente no podía decir que no pasaría jamás y por eso también mutuamente separaban con gusto, aún cuando muchas veces tenían que hacer misiones en conjunto.

—No abusé de mis poderes —dijo con un suspiro, como si el chico fuera lo bastante tonto como para no entender lo que significaba aquella frase. —. Abusar de mis poderes sería haberte destripado o haberte tirado con una ráfaga dentro de la Sombra para que los volcra comieran tus órganos. —Las criaturas aladas ciegas y desagradables que vivían dentro de la Sombra eran terroríficas para todos incluídos los grisha por esa razón eran ellos, los grisha, los que cuando pasaban de un lado a otro eran quienes tenían que mantenerlo todo con cuidado. —. Lo único que hice ahora fue defenderme de un posible ataque de un soldado no reconocido. —dijo encogiéndose de hombros, decidido a usar cualquier vacío legal que pudiera.

Sacudió la cabeza. —Eso es evidente. —dijo con voz sombría sin decir nada más. No le gustaba pensar en los grisha muertos o que la guerra que estaban viviendo era prácticamente porque la nación de Shu Han quería matar a todos los grisha y ni hablar de Fjerda con su aversión por ellos y sus ganas de asesinarlos también. Lo cierto era que no eran inmortales, sólo tenían esos poderes; si eran atrapados podían matarlos sin tantas florituras.

De todos modos aunque no fuera del grupo de Kirk, quizás lo conocía. Se anotó mentalmente preguntarle al inferni a ver qué sabía del chico, aunque sin el nombre era difícil poder describirlo, aunque haría el intento. —No te ataqué, sólo me aseguré que no me atacaras tú en caso de ser un enemigo. —se defendió porque no le había hecho daño, no realmente, no como podía haberlo hecho.

Suspiró casi enojado y liberó la presión del chico. De todos modos, si intentaba algo ya estaba alerta y no lo iba a dejar pasar como si nada. —Está bien, está bien. —dijo cuando ya lo había liberado. —. Hay muchos que se disfrazan de soldados y van a cazar a los grisha desprevenidos. —le dijo sin acercarse a ayudarlo a levantarse ni pidiéndole perdón. Suponía que aquella frase era el perdón que podía llegar a conseguir el muchacho.

Para su punto de vista, y a su pesar continuaría teniendo la peor de las opiniones con los demás, como quedaba claro, los humanos no eran más que el centro de diversiones o el ganado que otros sencillamente usaban como sacrificios, su misma mortalidad era algo en contra.

Tampoco abusaba con los demás, poderes o no, creyendo que en algún momento podría volverse en contra, además de que no era el tipo de persona que lo disfrutara como otros, o tratar de recibir reacciones siempre negativas, llámenlo tonto si querían, solo era justo no meterse con nadie, así podría continuar una cómoda existencia donde no tiene que perder más que solo horas de sueño tomando trabajos que otros creen que son poco importantes.

Que nada pasara o estuviera en calma durante esos días, no podía volverlos complacientes o ignorar un posible peligro al respecto. –Clarooooo. –Dijo arrastrando lo último denotando que no le creía, incluso lo podría llegar a exasperar con tal negativa, pero quien podría culparlo, pues la situación era tan inusual que en verdad solo consideraba que estaban perdiendo un poco del tiempo al respecto, o que en el dado caso de que no fuera eso, exagerar un poco podría llegar a provocarle culpa al otro.

Cualquiera puede decirlo, hacerlo, por otro lado, también levantaría sospechas, supongo que solo esperas que dé la espalda, de ese modo podría ser un buen accidente. –Aunque sonara mucho a incredulidad, alguien podría pensarlo. Por otro lado, entrar en la sombra era como un abismo sin final, lleno de tantas cosas que una mente humana no comprendía del todo, pero que eran también tenebrosas.

Hablar de cosas como esas, era como si invitase a la muerte o a un enemigo a probar su valor, incluso pensaba que eso podía llegar a atraer a la sombra, pero no era capaz de probarlo o confirmar si era solo una idea loca generada de sus peores temores.- O más bien, lo dices por no reconocer a un aliado, pero es lo mismo, no tendrá final que le des vueltas. –Buscando en todo momento ser contrario a la buena lógica.

Por visto continuaría un buen tiempo sobre el suelo, más era intrigante como en el medio de tal acto, es que continuaban tratando de imponer el punto, casi estaba por reírse de ello. –Bien ya está claro que no somos enemigos por ahora, a futuro no lo sé, puede que un día les ordenen definitivamente eliminarnos.

Por su cuenta se levantó y sacudió el uniforme lleno de tierra, tendría que lavarlo apenas pudiera. –No lo dudo, no todos en este mundo son tan buenos, al menos si me enfrento a alguien, lo haré de frente, si muero habrá sido con honor. –Dijo nada más.

A Kaelle no le gustaba la guerra. Claro, el general Kirigan tenía un punto, había que defenderse de aquellos que querían hacerles daño, tanto a los grisha como a Ravka en general; era claro que la nación de Shu Han iba a querer hacer de las suyas si podían conquistarlos. Kaelle prefería quedarse aportando a la guerra desde otro lado, aún cuando no estaban ellos al frente de la batalla, prefería investigar nuevos métodos para ganar la guerra, no ir por ahí utilizando sus poderes con esos fines, aunque no terminaba teniendo la última palabra.

Tampoco abusaba de su poder. Sí había humanos en el primer ejército en los que no confiaba porque sabía que quienes estaban ahí no siempre era porque querían ayudar los grisha. Por esa tensión mutua estaba terminantemente prohibido atacarse. Y los grisha, como eran menos a pesar de tener muchos poderes, preferían quedarse en el molde, aún cuando el castigo no sería jamás la muerte porque Kirigan no iba a arriesgarse a quedarse con menos grisha.

—Créeme que sabemos cómo hacer parecer accidentes —Sobre todo los grisha que habían sido esclavos. Antes que la muerte, tenían que pensar de qué manera podían liberarse sin que se los adjudiquen a ellos. Kaelle nunca había tenido que hacerlo por fortuna, pero tenía muchos compañeros en el ejército que sí. —. De todos modos, no quiero matarte. No al menos al saber que no tienes las mismas intenciones conmigo. —Eso debía decirle algo al humano, que Kaelle no le haría daño más que para defenderse. Y era así de verdad, ya suficiente tenía con los fjerdianos que querían asesinarlos constantemente como para pelear con otros.

Frunció el ceño y suspiró. —Trato de reconocer a mis aliados. Sería infinitamente más difícil tener que pelear con los enemigos más con los aliados también si no sé que lo son —Eso también era verdad. No tenía necesidad de mentirle en ese tipo de cuestiones. —. Pero tú no me lo has hecho fácil. —Sonrió de lado por primera vez desde su encuentro. Tonto humano jugando con su destino.

—Espero que no —respondió ya habiendo aflojado por completo su agarre. —. Aunque haya desconfianzas, que creo que es normal de parte de los humanos y de los grisha, ya todos tenemos suficientes enemigos como para tener que encima matarnos entre nosotros. —Había desconfianza mutua, eso nadie tenía que ser demasiado inteligente para verlo, pero de ahí a matarse entre sí era un trecho y esperaba realmente nunca llegar a eso aunque, claro, nunca se sabía.

Asintió a sus palabras, creyéndole lo que le estaba diciendo. —Yo también. Por eso no me hubiera gustado que fueras un enemigo que quisiera sorprenderme por la espalda. Eso es de cobarde, y al parecer tú no eres uno de esos. —dijo inclinando una vez la cabeza en señal de tregua.

Odiaba las batallas, y toda clase de innecesaria muerte. Mientras los rangos continuasen divididos y las enemistades no se tratasen, el resto siempre pensaría que el lado contrario era terrible o no estarían dispuestos a cambiar, viniendo de su persona, podía sonar altamente hipócrita claro, pero cuando se trataba de ver las cosas en perspectiva, podía comprender que al final del día, uno siempre quiere lo mejor para su persona, o en el peor de los casos, también buscan un sentido a su vida.

Como fuera cualquiera de las dos cosas, también destacaba que las diferencias que los marcaban, también era un determinante para que a futuro hubiera rencores o envidias, ¿quisiera tener poderes? Si algunas veces soñaba con ello, hasta que optaba por colocar los pies sobre la tierra, y encontrar la maravilla en su persona y su forma de ser.

Un arma en manos incorrectas sería un peligro, era como veía que trataban a los Grisha, como una especie de armas que cuando fallasen serían cambiadas por otras, hundiendo su humanidad, su pensamiento, y su voz, pues muchos adoraban la batalla e incluso causar daños grandes con sus poderes.

Atacarse entre ellos, era como darles munición a los enemigos, quizá no era la primera mejor impresión entre ellos, pero de ser enemigo, ciertamente hace mucho que se habrían herido con seriedad, que no fueran capaces de eliminarlos de un solo golpe, no descartaba a la posible suerte de que el plan más improvisado terminase a su favor. –Es algo básico, a menos que sea alguien demasiado estúpido, si estamos en un ejército de cualquier clase, hay cosas que deben aprenderse bajo la mesa. –Menciono encogiendo los hombros.

Zarek por ahora no buscaba mancharse las manos con sangre ajena. –Lo dicho, si quisiera matar a alguien, no sería dando una predecible ronda por el bosque, puedes no creerlo, no todos los humanos nos despertamos con el pensamiento de ¿a quién mataré hoy? –Por ende, lo consideraría una tregua temporal a menos que volviera a atacarlo sin más.

Eso prueba una cosa, que, si no conoces a los aliados, fácilmente podrían engañarte, podría solo estar ganando tiempo antes de una emboscada, pero claro. –Hizo una pausa mostrando que en sus manos no había arma alguna y estaba en son de paz. –No es lo mío delatar planes, solo es un comentario, aunque la cautela es lo más inteligente frente a un desconocido.

Y si no me reconocen, me ayuda para saber que el enemigo no esperara algo predecible de mí. –Podía sentir algo de orgullo por eso. –No, no todos caemos en la misma categoría, no falta el que cree que disparar al aliado es mejor que al enemigo, y luego se preguntan porque las batallas se pierden. Prefiero tratar de usar mis armas en quienes de verdad nos quieren ver muertos, y no lo digo por ti, hay otros en el campamento que no se tentarían el corazón en ello. –-Y fácilmente buscarían salirse de la situación como fuera.Nunca, si se muere con la cabeza en alto y honor, para mi es mejor, quisiera ser el último rostro que el enemigo viera cuando la luz deja sus ojos, o claro salvo que sea una pelea tan complicada que deba jugar sucio, sería mi último recurso. Pero basta de ello, ¿hay algún problema por este perímetro que debamos considerar o del cuál estar alertas? ¿O solo buscabas despejar tu mente?

La intención de Kaelle no era ir por ahí matando humanos a diestra y siniestra, la verdad. Lo evitaba cuando podía, aunque había momentos en que era inevitable porque estaban en el medio de uan guerra, claro; pero al menos los humanos que mataba eran enemigos que lo querían ver a él, y a toda Ravka, caídos, como los del país Shu Han.

Asintió, compartiendo aquella opinión con el humano. —Es cierto, tienes razón. Nada es seguro ni legal en una guerra donde la otra opción es morirnos todos. —dijo con seguridad. No sólo como ejército ravkiano, sino también defendiendo a los suyos frente a cualquier enemigo, aunque imaginaba que los humanos la tenían peor porque no solía suceder jamás que un grisha esté en contra de otro, en cambio los humanos tenían que matarse entre ellos constantemente.

Soltó una carcajada con su comentario, ¿qué iba a decirle? Era evidente que el humano tenía razón. —Es cierto. Pero tienes que admitir que hay muchos que sí se levantan con ese pensamiento. —dijo con expresión levemente divertida aunque ambos sabían que, aunque no fuera la gente de Ravka, sí sucedía desgraciadamente.

—Nunca bajo la guardia por completo —dijo asintiendo con la cabeza. Era difícil para él hacerlo por todo lo que había vivido en Kerch y en su época de esclavo. —. Menos después de haber sido sorprendido, así que si me tendieras una emboscada, aunque no lo parezca, estoy preparado. —lo decía con tranquilidad, primero porque había entendido que el chico no era una amenaza, no de ese estilo al menos, y después porque era verdad y ya no se sentía en peligro.

—Eso está muy bien, sí. Siempre sorprender al enemigo, así aunque te conozcan no importa, igualmente puedes hacer cosas que no esperan. —Ser creativo frente a alguien que ya te conocía, al menos para matarte, era realmente difícil. —. Es cierto. No puedo hablar por ellos, pero por mí sí, y la verdad es que podemos caernos bien o mal, pero ni loco intentaría atacar a un humano que es mi aliado. Ya hay bastantes que nos quieren matar como para empezar a pelearme con quien está en mi propio bando. —Eso no significaba que confiara por completo en ellos, pero no era necesario hacerlo, como bien decía el general Kirigan.

Sonrió levemente con sus palabras de honor. —Es muy honorable, sin dudas. Yo, por mi parte preferiría no morir. Pero si lo tengo que hacer obligadamente, espero que sea habiéndome llevado un ejército entero conmigo. —dijo con una seriedad que decía que él era capaz de hacer eso por completo.

Después negó con la cabeza para que se quedara tranquilo. —Había mucho bullicio particularmente hoy en el campamento, quería un poco de tranquilidad lejos de todo eso —le admitió sin tanto problema para decirle la verdad. —. Problemas no he olfateado, pero teniendo en cuenta que no te escuché llegar, es posible que no me haya dado cuenta. —admitió con un tono de voz que indicaba que claramente lo dudaba. —¿Y tú? —preguntó con una curiosidad más bien de charla y no de inquirimiento. — Me llamo Kaelle, por cierto.

Matar o no a un Grisha, no dependía de si le caía bien o mal, sino de que intenciones tenía, en el caso de un enemigo verdadero, no se lo estaría pensando dos veces antes de verdaderamente atacar o buscar cómo mantener al enemigo distraído el tiempo suficiente para poderle tender un engaño y sacar ventaja para no ser herido de otra forma, pero como necesitaba mucho entrenamiento para ello, también era motivo de que continuamente se encontrase en lugares apartados y a solas, así nadie preguntaría porque entrenaba.

Claro, por algo siempre habrá alguna clase de enemigo para aquellos que necesitan del poder o de la opresión sobre otros porque no son capaces de pensar en conjunto en una forma pacífica de que todos ganen, no, la naturaleza de alguien que es ambicioso y además codicioso o sediento de poder, es una de las peores combinaciones existentes.

Poder defender el frente del que se supone que se encontraban a ese momento no solo ocupando, sino protegiendo, incluía a quienes no eran guerreros, sino meros civiles que estarían más que contentos de poder hacer algo al respecto, como continuar siendo una de las fuerzas que mantenía al ejercito con comida y medicinas, pues las armas generalmente eran creadas por un grupo de especializados armeros dentro de los campamentos.

Si, bueno no los culpo, la guerra es un asunto terrible para muchos de ellos, por lo que creo que bastantes razones tienen para poder determinar que es una motivación un poco mórbida para tener que justificar la sed de sangre o falsa venganza que muchos de ellos llegan a tener. –O por solo colgarse de una envidia porque otros eran mejores luchadores, soldados, etc.Debe ser uno de los motivos por los que por eso estabas alerta de algo, aun cuando no supieras realmente de que se trataba. Es una forma de asegurarse de que vas a estar vivo para un siguiente día.

Me basta con eso, prefiero no tener que tomar peleas innecesarias es más complicado aumentar los números, incluso aunque hubiera varios Grisha o humanos, se necesita tiempo para que crezcan, es claro que no mandarían a un bebé a la guerra, o al menos no alguien sensato. –Igualmente, por eso se andaba con cuidado incluso con los suyos, o no lograría sobrevivir.

Si un enemigo es derribado, y lo logras, no dudo que es bastante honorable, incluso dar todo antes de morir sea con uno o varios enemigos, pero sí, siempre es mejor ser quien quede en pie. -O que alguien llegue a salvarte, pensó.–Me paso similar, sin embargo, quise también que fuera una ronda por el dado caso de que la paranoia me salve de que el enemigo llegue a los campamentos, no he visto nada raro realmente, solo quería caminar también, estar viendo a un solo punto no es entretenido.

Pero descuida, como no hay peligro por ahora, supongo que podemos quedarnos un poco más, lejos de todo el ruido, soy Zarek. ¿Ibas a entrar a la sombra? –Pregunto tras haberse presentado.

Coincidía con él, indudablemente. Muchas veces el problema era el poder y también en quién confiaba cada uno. Kaelle veía, por ejemplo, al general Kirigan como un hombre ambicioso y poderoso, pero a la vez sabía que no iba a atacar a sus grisha jamás. A los humanos... pues ese era otro tema. Pero no era problema de Kaelle, la verdad.

—Y no te olvides del miedo. Por lo menos para mí, la gente sobre todo de la nación de Fjerda que está en contra de los grisha, nos quieren asesinar por miedo. Porque piensan que somos demonios —dijo frunciendo la nariz. Ellos le caían particularmente mal porque no los veían como enemigos, sino que los veían como enemigos solamente por miedo, porque no los conocían, porque no les daban la oportunidad, simplemente preferían matarlos o peor, torturarlos por gusto y luego matarlos. Por lo menos en Kerch, el otro país, los tenían de esclavos e incluso muchos eran tratados bien.

Asintió con la cabeza, contento de que el otro chico lo pudiera entender y que, después de decirle y él hacerlo y supiera que Kaelle no era una amenaza, el chico lo hubiera aceptado. —Gracias por entender —No era tan rápido para agradecer o pedirles perdón a los humanos, pero realmente sentía que él lo merecía. —. Es así. Uno nunca sabe cuándo aparecerá el enemigo por nuestra espalda. Aunque admito que para ti debe ser más difícil porque encima no sabes cuando un grisha usará su poder contra ti. —Que fue exactamente lo que pasó, además, en ese momento entre ellos.

Se preguntó si el chico sabía cómo era que entrenaban a los grisha. Supuso que no porque no era algo que fuera demasiado conocido por los humanos aún cuando los probaban a ellos mismos. —¿Te han probado alguna vez? —preguntó con curiosidad. —. Ya sabes, cuando eras pequeño. Dos grisha van por todo el país casa por casa y prueban a los humanos pequeños a ver si tienen poderes. Sé que algunos no lo recuerdan porque eran muy pequeños... A mí me han probado pero he tenido suerte porque mi padre es parte del segundo ejército así que fue diferente porque él me trajo. Pero a los grisha que viven en otros lugares se los sacan de los brazos a los padres para empezar a vivir en el pequeño palacio y estar con sus compañeros grisha. —La historia propia de Kaelle la sabían muchos, sobre todo los grisha, porque sabían quién era su padre, pero no tanto los humanos comunes así que decidió contársela aunque no se puso específico de dónde había estado ni nada de eso porque no lo conocía y prefería mantenerse a resguardo.

—Yo tampoco he visto nada. Nunca está de más revisar el perímetro, claro, para poder adelantarnos a un posible enemigo. Pero creo que hoy no es el día de abatirnos ni morir como héroes. —bromeó con una media sonrisa aunque en realidad era cierto. Parecía todo bastante tranquilo excepto por ellos dos. —. Nosotros siempre tenemos la opción de entrenar, claro, pero preferí salir a dar un paseo de vigilancia. —coincidió con él porque realmente a veces se tornaba aburrido.

—Zarek. —repitió su nombre como acostumbrándose a él. El chico parecía valiente, y que se haya decidido por enfrentarlo en lugar de llorar como un crío hablaba bien de él. —. No, no tengo a ningún inferni que me haga luz para protegerme de los volcra. Son ciegos, pero escuchan a la perfección y no quiero terminar desgarrado. —dijo mientras daba unos pasos a la sombra y acercaba su mano a ella. Era densa. —. ¿Has entrado alguna vez? —Sabía que no todos lo habían hecho. Él hizo muchos viajes y estaba acostumbrado, pero incluso había grishas que jamás la habían pasado.

Poder, todo era reducido a ello, por tener más o por simplemente nacer de la paranoia y el miedo a algo que no se controlaba del todo, como era controlar a los Grisha que, si fueran o decidieran formar una rebelión, sin duda alguna lo lograrían contra los humanos. Era algo terrible, pero con la presión adecuada, incluso los más rectos en sus morales podrían llegar a corromperse.

Para Zarek, posiblemente era el peor de los temores, que no hubiera una forma de pararlos si buscaban en verdad exterminar a todo humano, aunque también se preguntaba si eso afectaría el balance de la vida, incluso el riesgo de que fuera un general quien diera la orden, más trataría de apelar al sentido común de la gente, no todo podía volverse un genocidio.

Si, el miedo es un factor, siempre que algo no es como uno desea, está el miedo, por eso también muchos creen que matar a un Grisha terminaría con la pesadilla, pero sabemos que realmente no es de ese modo, si se debe tener un balance, no somos quienes para escoger quien vive o muere solo porque lo deseamos. Entiendo porque algunos también nos odian si solo han visto el peor lado de una persona.

No hay de que, sé que es un poco difícil creer que no todos vamos con malas intenciones del todo. -Tenía toda la razón en ello, uno como humano contaba con la mayor desventaja de todas. –Sí, de verdad no conozco todos los poderes que pueden llegar a tener, pero también es por eso que he protestado con el uso del tuyo, aunque también fue un malentendido de ambos. –Poniéndose en su lugar. –No, nunca me probaron realmente, dudo que incluso en ello, pueda tener algún poder, sino creo que lo habría manifestado de alguna forma. Así que efectivamente, no tengo una gota de poder. –Encontrándose un poco incómodo ante la idea de no poder ver a su familia en el dado caso de que si hubiera sido un Grisha.

Sentía que era mejor, cuando todo está demasiado en calma, siento que puede ser una falsa sensación de seguridad el tener que esperar a que algo pasara, pero efectivamente, no era uno de esos días donde me veo corriendo y combatiendo por mi vida mientras el enemigo intenta matarme. –La rutina en un campo de batalla podía volverse altamente pesada. - ¿Siempre es necesario que lleven a uno? ¿Qué pasaría si no hay nadie realmente disponible para hacerlo? –Admitiendo tener algo de curiosidad al respecto con ello, no es como si le faltasen preguntas, pero entendía que no era posible saberlo todo en un solo rato.

No, nunca he pasado al interior de una, es más creo que si alguna vez lo dijera de broma, todos aquellos a los que no les agrado, serían capaces de tirarme formando un grupo solo para ver qué es lo que me pasa. –Dijo sin acercarse, prefería no tocar si no estaba listo, aunque pensó en cómo se podría llegar a sentir.

El miedo era uno de los factores más importantes por los que muchos temían a los grisha, definitivamente, al menos para Kaelle. Los humanos temían lo que no comprendían o lo que no podían utilizar para sus fines, por eso en Kerch los esclavizaban y en Shu Han o Fjerda los asesinaban. Ravka eligió el camino más fácil para todos: aliarse con los grisha, darles un poco de poder e intentar que todo saliera más o menos bien.

—Sí, es cierto. Creo que ninguna de las dos razas hizo mucho para que hablaran bien de ellos. —Los grisha no eran particularmente criaturas humildes que buscaban la aprobación del resto y nada más. Kaelle sabía que había grishas que se habían declarado abiertamente en contra de los humanos y que estaban lejos de Ravka y de la influencia del general Kirigan. —. Pero tampoco sirve si atacas sin preguntar. Creo que hay muchos que estamos acostumbrados a la violencia del otro, pero tenemos que saber que no todos son así. —dijo asintiendo con la cabeza.

Sonrió levemente y asintió, agradeciendo que lo entendiera. —Creo que nos pasa a todos. Cada uno está tan metido en sus propias cosas que no se da cuenta de lo que tiene enfrente, si es amigo o enemigo, y es mucho más fácil creer que todos son enemigos. —Se encogió de hombros porque también prefería pedir perdón después uqe haber bajado la guardia y que realmente fuera un enemigo. —. Son distintos. Algunos creen que hay más poderosos que otros, pero yo creo que siempre depende del grisha que los esté usando. —Había tipos de grisha que eran considerados de menor calidad, eso seguro, pero para Kaelle siempre dependía del poder personal del grisha y no de un grupo en general. Asintió comprendiendo lo que le decía. —Sí, siempre prueban a los niños porque es más fácil después para criarlos como grisha, pero si llegaste hasta aquí sin manifestar nada, entonces alégrate porque eres cien por cien humano. —Sonrió. Dudaba que hubiera una persona en el mundo que hubiera llegado hasta la edad adulta sin demostrar sus poderes grisha, si era que tenía.

—Conozco la falsa sensación de seguridad —coincidió asintiendo con la cabeza. —. Me ha pasado muchas veces y por desgracia la mayoría no ha terminado como la de hoy. Aunque siento que está todo realmente calmado. Creo que será uno de esos días que podemos relajarnos aquí antes de volver al campamento. —¿Lo estaba invitando a pasar esos minutos de calma con él? Bueno, podía ser. No era un enemigo así que, ¿por qué no? No era como si estuviera terminantemente prohibido encontrarse con un humano. —Bueno, los inferni son los que llevan a la luz al barco que los vendavales llevamos a través de la sombra. La luz de los inferni es muy importante porque no se apaga con el viento como una luz común. Y los volcra, que son esos animales alados que viven ahí adentro, son ciegos, así que podemos usar la luz tranquilos, a ellos los espanta. Pero sin luz, estás acabado. —No todas las expediciones salían bien, por eso a nadie le gustaba demasiado meterse en la Sombra. Uno nunca sabía si iba a sobrevivir.

Soltó una pequeña risa por su comentario. —Definitivamente si le caes mal a alguien estará esperando la oportunidad para tirarte a la sombra. Sin luz, ninguno de nosotros tiene posibilidad de sobrevivir, creo yo. Nunca lo he intentado y no pretendo hacerlo tampoco —le dijo estirando la mano. La oscuridad le había engullido ya toda la mano, donde no la veía por la densidad que emanaba de la Sombra. De todos modos sabía que ahí, tan cerca del borde, no llegaban los volcra. —. Algunos se meten. En un momento hubo apuestas estúpidas a ver quién entraba más profundo. Claro, hasta que uno no llegó a salir. Los volcra no van tan al borde pero te metes un par de pasos adentro y ya esos bichos están preparados para el ataque. Son criaturas asquerosas, siempre que viajo por la sombra espero poder cargarme a uno. —le confesó aunque lo cierto era que las órdenes no eran dañarlos sino simplemente pasar de un lado a otro; no querían riesgos innecesarios y para Kaelle estaba bien.

Si algo daba miedo, la lógica dictaba que lo mejor era alejarse de eso, sin embargo, la gente era realmente curiosa en ese sentido, no siempre hacían lo más racional del mundo como para considerar que era también una forma evolutiva completamente distinta a lo usual.  Justamente por eso es que temía que cuando alguien cometía una estupidez, esto podía bien repercutir en lo que uno pensaba, no era para nada normal la reacción tan drástica de algunos, pero también estaba el lado que dictaba que no todos iban a pensar del mismo modo.

Zarek de lo que estaba seguro, la alianza mantenía una paz que no se veía en otros lados donde la muerte era diaria y la población casi fantasma. –Es verdad, como tal, creo que todo eso se perdió con el tiempo en alguna parte. Lejos de que pensemos una cosa, tampoco buscamos entender a la otra parte, y todos esos malentendidos se han dado sin forma de poderlos detener.

Es a veces difícil solo llegar y preguntar, como dices, algunos toman la opción de ataco primero y pregunto luego o lo hacen pasar como algo que no es, si bien no todos pueden ser así, hay desconfianza sembrada por todos lados como para poder decir que estamos en un modo de decir que la otra parte es inocente. –Era en ese momento que el mismo podía ver algunas cosas que pensara, ser completamente diferentes, pues raramente se acercaba si un Grisha se encontraba cerca o los evadía, para no convivir con ellos, era como recibir flechazos directos a sus malos pensamientos.

Sí, no darle al menos un pensamiento es algo peligroso, herir a un aliado más, porque si eran los que podían de alguna manera ayudarnos entre nosotros, pues queda la mala experiencia. Por eso no es sencillo solo decir que la mayoría pueden no tener un poder letal, también entiendo por qué mantenerlo en secreto.

No sé cómo sentirme con eso, tal vez ligeramente aliviado porque si no entrenar a esta edad podría ser una pesadilla, pero tampoco pienso asumir. Quizá hasta en la peor situación sale que lo sea, pero como dices, es una posibilidad tan baja que solo sería un sueño loco.

Sí, hasta no hacer al menos una ronda, y estar completamente seguro de que no pasara nada, no pretendo asumir que de verdad es real que estamos a salvo, prefiero que digan más vale precaución que confiarse demasiado. Yo creo que sí, un poco de calma entre el caos es algo bueno. –Seguro de que podía estar más tiempo por esos lados que volviendo al campamento donde el ruido abundaría.

Ya entiendo, es una lástima, ¿pero que no tienen también alguna clase de Grisha que tenga algún poder de luz? No sé cómo son sus poderes de casi todos, pero alguno debe haber, no pueden solo siempre depender de una sola clase, pero quiero suponer también que ellos están limitados, no sé por su energía física, contrario a quienes pueden mantenerla sin problema alguno. –En su mente sonaba algo complicado.

No sería el primero de los intentos, pero si uno de los más creativos que puede haber, como dicen, si puedes armar una buena excusa, no tienen por qué sospechar de quien es el responsable. Por suerte hasta ahora, nadie lo intento antes. ¿Cómo se siente el tocar una sombra? No es realmente corpórea. –Imaginaba que era como tratar de tocar el humo.

Es mejor que nunca algo los incite a salir de la sombra, dudo que les guste mucho el sol, por el contrario, la noche…tampoco quisiera dormir imaginando la situación. –Su mente era capaz de conjurar las cosas más locas que un humano común no pensara. –Yo quisiera ver como son físicamente, pero no pienso lanzarme de cabeza al interior, ni hacerlo sin protecciones.

Kaelle se preguntó si efectivamente todo aquello era un gran malentendido entre las diferentes personas, humanos, grisha. Era una posibilidad, sí. En realidad, según lo que les había dicho el general Kirigan durante mucho tiempo, los humanos perseguían aquello que no entendían, y lo que no entendían les daba miedo y la mayoría prefería matar lo que les daba miedo en lugar de conocerlo. Kaelle suponía que era verdad, ellos sólo querían vivir en paz pero eran perseguidos en todos lados excepto en Ravka, aquel país que, dentro de todo, los había aceptado.

—Sí, creo que la desconfianza mutua hizo que termináramos todos separados. El general Kirigan lo que quiere es hacer un lugar mejor para los grisha, y creo que lo está haciendo. A pesar de las dudas, dentro de todo entre los ejércitos nos llevamos más o menos bien. —Eso era decir mucho, claro, porque intentaban por todos los medios no mezclarse. Pero había grishas, como Kirk, que se reunía con los humanos sin grandes complicaciones, hasta apostando y jugando a los dados.

Él mismo fue de los que atacó primero antes de preguntar, al menos con aquel chico. Lo había sorprendido, era cierto, así que había sido un problema para él. No podía prometer que no lo volvería a hacer, pero al menos no lo haría ya con él. —Ninguno es inocente por completo, dudo que alguno lo sea de verdad. Todos tenemos nuestra culpabilidad en alguna cosa, yo por ejemplo te he tirado al piso sin preguntarte si eras aliado o enemigo. Supongo que eso también es costumbre de la guerra. —agregó haciendo una mueca. Quizás en un momento no tan bélico la cosa sería diferente, pero realmente había amenazas constantemente como para bajar la guardia.

Tomó una piedrita del suelo y jugó con ella con las manos mientras asentía al escucharlo. —No sé si te dejarían no asumir como grisha si descubren que eres uno —dijo con una sonrisa casi triste, mientras tiraba la piedrita dentro de la sombra; no sé escuchó el impacto contra el suelo. —. No es algo de lo que se pueda escapar... Así que creo que debes alegrarte por ser un simple humano. —agregó esta vez con una sonrisa más agradable. Podían tener inferioridad en lo que se refería a poderes, pero también creía que tenían una vida mucho más simple.

Asintió porque coincidía con él. Era mejor estar alerta que dejarse estar y luego ver al enemigo aparecer en una emboscada. —Algunos dirán que soy exagerado pero prefiero decirme precavido. No hay problema en ser alerta, creo yo. Y nos ahorramos un disgusto si el enemigo aparece de sorpresa. —dijo convencido. Para él era importante evitar por todos los medios un problema de ese tipo.

Pensó un momento la respuesta. Le gustaba que el chico fuera curioso porque a él le encantaba explicar cosas. Nunca se imaginó hablarle de los grisha y de los tipos que había, pero le gustaba hacerlo. —Tienes tres órdenes en los grisha. La Orden de los Corporalki, que son los Sanadores y los Mortificadores. Seguramente de estos últimos te han dicho que te cuides porque si bien los sanadores curan, los mortificadores prácticamente hacen que se pare tu corazón —explicó con paciencia. —. Luego estamos nosotros, la Orden de los Etherealki, los invocadores, aquí entramos los vendavales, los agitamareas y los inferni. Y por último, y por lo tanto son los que menos importancia se les da pero son muy importantes, son los de la Orden de los Materialki, que manejan diferentes tipos de materiales; ahí tienes a los durast, que trabajan con materiales sólidos, y los alkemi, que trabajan con explosivos, venenos y esas cosas no-sólidas —Era extraño hablarle tanto a un humano pero se podía notar que a Kaelle le entusiasmaba aquello. —. El General Kirigan es el único que pertenece a la orden de los invocadores que puede invocar a la oscuridad, por eso muchos de los tuyos le dicen El Oscuro. Él más de una vez ha intentado encontrar a su contraparte, el Invocador de la Luz, pero todavía no ha llegado —Miró la sombra y puso la cabeza levemente de lado, pensativo. —. Dice que el invocador de luz puede llegar a destruir la sombra. —¿Era acaso posible? Para él, lo era. Pero como nunca se ha visto a ningún invocador de luz, no era más que una leyenda.

Negó con la cabeza. —No, no es corpórea. Es... —empezó mientras volvía a meter la mano allí y cerraba el puño, como si quisiera apretarla contra la mano pero por supuesto sin poder lograrlo. —. No es aire normal, es denso. Casi como si pudieras tomarla entre tus manos de verdad pero sin poder hacerlo por completo —siguió sacando la mano y abriéndola, como si esperase ver volutas de humo negro en ella, pero no había nada.

Mientras hablaban, Kaelle pensó en los volcra. Nunca había tenido ningún problema con ellos y nunca los había visto de tan cerca -además, se decía que una vez que lo podías distinguir, significaba que ya estabas muerto-. —Sé que hay muchos que perecieron gracias a ellos, son criaturas feroces que aman la oscuridad y odian la luz. Por eso también se está esperando al invocador del sol, que aparezca para destruir a los volcra para siempre. No quisiera terminar perdido en la sombra, donde todo el día es de noche y quedas a merced de los volcra —negó categóricamente con la cabeza. —. Espero que nunca tengas que entrar. No porque no puedas salir, mientras vayas en un barco con los grisha protegiendo, no deberías tener problema, pero tampoco termina siendo una experiencia grandiosa, como te puedes imaginar.

No tenía experiencia como otros, ni podía decir que históricamente supiera todo sobre los Grisha, pero si le resaltaba posiblemente como a alguien más que no lo dijera, lo raro que era que los malentendidos entre todos crecieran a un grado de que lo primero en lo que pensaran es que todos estaban sobre la yugular de los demás, claro porque no todos como menciono también, iban con la idea de matar a diario.

Un rumor siempre podía terminar creciendo gracias a aquellos que preferían buscar el cómo sembrar la discordia o llevarlos a buscarla, separando gente, o volviéndolos contra todo lo que pensaban.

Es una pena, porque creo que tanto nosotros dependemos de ustedes, como lo contrario, una especie no puede estar sin la otra, no sería tan coherente si desaparece una de las dos partes, la naturaleza siempre ha dado paso a que surjan de todos lados, por eso creo que estamos mal en continuamente pelear, si entiendo porque se dan las guerras, pero no todo debe ser siempre poder y destrucción.

Creo que, si pueden lograrlo, no tendrán que estarse escondiendo cada que algo pasa, o que los humanos que no son como yo, salgan corriendo completamente despavoridos. –Menciono, era feo tener que vivir con todos esos miedos. Ahora también había que saber cuándo de verdad era un error, y en este caso ambos habían pensado no solo mal, sino que uno ataco al otro, aunque eso quedaría como algo que debía ya dejar pasar, al menos muerto no estaba.

Es verdad, no todos somos totalmente puros de corazón, creo que solo un recién nacido puede serlo mientras no tenga experiencias que lo afecten de modo terrible, pero no puedo poner las manos al fuego por ello, es mejor tomarlo como algo que no paso a mayores consecuencias ni tendrán un cuerpo tirado el día de mañana.

Es una de las realidades, que tenemos que terminar asumiendo, no queda de otra forma que aceptarnos como somos, si llegue a soñar con algo distinto en su momento, tengo asumido lo que soy ahora.

Es mejor serlo, quienes abusan del exceso de confianza, lamento decirlo, pero a menudo son los que terminan siendo tomados por sorpresa y en lo que reaccionan, a veces ya están muertos, no siempre es el caso, pero pasa y la otra es que él no te sorprende y con eso un enemigo menos para matar luego o que alerte a otros. –Era sencillo, no se necesitaba mucha ciencia para hacer el debido trabajo. Luego hizo preguntas, creía que sería su única oportunidad de conocer un mundo distinto al suyo, no a fondo, pero si con finalidad de comprenderlos más.

Es un grupo con el que no quisiera encontrarme, son demasiado peligrosos. –Comento cuando menciono que paraban el corazón. –Son una gran variedad, nunca imagine que incluso los grupos fueran tan específicos, creía que se regían solo por jefes, pero estaba muy alejado de la realidad.

O no ha nacido, sé que tiene una reputación entre muchos otros, no le conozco ni de vista, solo los superiores suelen contarnos de sus hazañas, sería un dúo demasiado poderoso, pero también deben creo, cumplirse algunas condiciones para encontrarlo, de lo contrario no sería solo leyenda o un temor de la sombra.

Similar a las nubes, cuando pasar por ellas muy en lo alto, casi podrías llegar a tocarlas, pero solo es aire más comprimido, por eso la sensación. –La sombra bueno en ocasiones parecía ser solida por cómo se veía. Altas expectativas en aquellos a los que esperan, puede que debido a eso tampoco quieran revelarse, si es que ya están vivos claro, si no han nacido, puede pasar un poco de tiempo.

Tendrían que mandarme en alguna misión para poder entrar, soldados con muchos años de experiencia tampoco han ido, mayormente lo reservan para los Grisha, aunque admita que es curiosidad, si no debo ir, tampoco forzare esa decisión, la cautela también es buena y supera a la desesperación.

En algo tenía un punto, y sabía que los grisha no podían relacionarse sólo con los grisha. Humanos había mucho más, era cierto, y si no terminaban siendo aliados, por más que ellos tuvieran aquellas habilidades iba a costar su supervivencia.

—Tienes razón. Nos hacemos bien mutuamente, es importante que nos tengamos unidos sobre todo por el bien de Ravka. El país sale adelante gracias a los dos ejércitos, sino quedaríamos totalmente a la merced de Fjerda y Shu Han, que nos países que quieren destruirnos. El otro limítrofe, Kerch, por suerte se mantiene neutral, porque hace negocios con los tres países, pero uno nunca sabe qué va a suceder. —dijo encogiéndose de hombros. Por desgracia no tenía una bola de adivinación.

—A nosotros nos reconocen por la ropa que llevamos —dijo señalándose su kefta azul, que lo enmarcaba en los Etherealki, la orden de los invocadores. La roja pertenecía a los Corporalki y la violeta a los Materialki. Todos sabían esas distinciones principalmente para saber qué tipo de poder tenía cada Grisha. Él, perteneciente a los Vendavales, que podía manejar el aire, tenía los bordados de la kefta en color plata, así como los bordados de cada kefta decía qué tipo de poder tenía cada uno. —. Pero si tuviera puesta ropa común, de ejército normal, a menos que utilice mis poderes podría pasar como un humano común y corriente. Aunque no muchos grisha quieren hacerlo. Y los entiendo, los poderes son parte de nosotros mismos.

—Creo que el mundo termina corrompiéndonos a todos —dijo con un suspiro y luego frunciendo el ceño frente a esa frase determinante. —. Es mejor no poner las manos en el fuego por nadie, diría. Un recién nacido es el único puro de corazón, y luego al lanzarlo al mundo... No lo sé. En Ravka, si sale grisha, será arrancado de los brazos de sus padres para crecer en el Pequeño Palacio, cerca de los suyos. Y si es humano, peleará en el ejército. Pero en Fjerda, si sale grisha, será asesinado porque piensan que es algo del demonio. Creo que aquí al menos, en este continente, no estamos a salvo en ningún lugar, ni humanos ni grisha. —El Oscuro, el general Kirigan, tenía un plan para que todos estuvieran a salvo, sí, pero dudaba que fuera para siempre.

Sonrió levemente y asintió con la cabeza. —Es mejor aceptarse como uno es. Al principio, cuando recién llegué a Ravka, el general Kirigan me envió junto a otros grisha experimentados a hacer unas pruebas a los niños para ver si eran grisha. Fui una sola vez con ellos. En esa expedición he visto como padres y niños se ponían a llorar y patalear porque no había una pizca de poder en ellos. Entiendo que muchos padres prefieran que sea grisha porque aunque lo saquen de su casa vivirá mucho mejor, sobre todo si hablamos de las aldeas pobres de Ravka... Pero es como si fueran un fracaso. Y ni siquiera saben la parte mala de ser un grisha. —negó con la cabeza. Quizás era más fácil para él porque venía de padre grisha, pero a la vez fue esclavo en Kerch, así que tampoco podía decir que fue todo color de rosas ser un grisha para él.

—Sí, yo pienso igual. Gracias por no terminar enojándote —dijo con una pequeña sonrisa, rascándose la nuca. No todos perdonaban aquel ataque. Aunque Kaelle no le haya hecho nada, en realidad el otro podría haberse enojado porque se defendió antes de preguntar, pero tenía razón, era mejor eso que ser cazado de sorpresa.

Asintió con la cabeza con seriedad cuando dijo el comentario del grupo de los mortificadores. —Son los más peligrosos de todos. Pueden para el funcionamiento de cualquier órgano. Algunos dicen que son necesarios no sólo para los enemigos sino también para bajar las pulsaciones si es que hay que llevar a un aliado demasiado herido a la base. Por suerte a mí nunca me ha pasado. —negó con la cabeza. Luego sonrió. —Hay varias cabecillas, que en realidad es por el tipo de poder que tienen. Hay grishas más poderosos que otros, eso siempre. La nuestra es Zoya Nazyalensky, también es una vendaval. —explicó. Zoya era despiadada y una de las favoritas del Oscuro y lo cierto era que todos entendían el por qué.

Kaelle asintió cuando dijo aquello tanto del general Kirigan como de un posible Invocador de Luz. —Muchos dicen que el poder de los dos será suficiente para destruir la Sombra que divide Ravka a la mitad. La verdad, yo no sé qué creer. Supongo que lo mejor es tener la esperanza de que la Sombra algún día se acabará y Ravka será una nación completa por fin.

Movió la cabeza, pensativo, mientras tocaba la densa Sombra. Nunca había caminado dentro de ella por el temor, como todo el mundo, de los volcra. Eran muchos, criaturas horrorosas, y sin luz era imposible caminar sin perderse y sin quedar a la merced de ellos. —Sí, es algo parecido. Cuando pasamos con los barcos flotantes es... extraño. Aún sabiendo que podemos estar protegidos, es peligroso. No todos completan la travesía, muchos mueren. La Sombra es peligrosa. —dijo con aire sombrío.

—Espero que no. O al menos si te envían en una misión, espero ir contigo. Te protegeré de los volcra. —dijo como si fuera una promesa completamente en serio. No supo por qué lo dijo, fue más decirlo que pensar en sus palabras, sólo le salió así pero tuvo la certeza que efectivamente lo haría.

Un grupo realmente no era exclusivo del otro, solo era cosa de que la convivencia se fuera dando, no estaba sobre granito regla alguna que impidiera que se relacionaran entre ellos, por eso era que los malentendidos siempre generaban problemas. –Por algo es que la genética también da los resultados de que alguien salga como Grisha o como humano común, perdona, pero no nacen de la tierra o como una planta. –Dijo puesto que eso era lo menos impensable.

Lo más atemorizante debe ser eso, tantas facciones que no sabes por cual terminar de inclinarte, es complicado conocer las intenciones de todos, por ahora tenemos unas partes neutrales, pero hasta cuándo puede durar eso, nadie lo sabe. Ni siquiera creo que los altos mandos puedan predecir qué pasaría de un momento al otro.  

Igualmente, no pasamos desapercibidos, pero contando que también están los que se niegan a aprender las distinciones, bueno imagina el terrible momento cuando eso ocurre, unos pueden dejarlo pasar, mientras que otros van a terminar tan ofendidos por una cosa tan mínima, y los comprendería, la ignorancia por estupidez es fatal. –Tendría el mismo que recordar esos detalles, por menos moría gente y de ese modo no habría insultos porque el mismo no recordase algo, este momento era una mina de información que le tiraba la venda de los ojos. –Sería para infiltrarse, incluso en este caso si cambiáramos uniformes, alguien se daría cuenta de que no tengo poderes, es complicado que los humanos no destaquemos con esa debilidad.

Es un sitio completamente diferente a lo que era antes, el tiempo solo puede pasar, pero no siempre es para bien, raramente alguien puede decir que los cambios son mejores que antes, pero es donde nos ha tocado estar, queda en nosotros tratar de crear dicho cambio por el medio que sea.

El destino es cruel, cada persona ya viene con una espada y soga al cuello y espalda, nadie tiene un destino seguro, siempre nos van a criar como un cerdo para matadero, a veces, y eso contadamente, creo que las mujeres pueden tener más suerte en cuanto a vida, pero tampoco quiero decirlo, porque tarde o temprano ellas pueden terminar siendo entrenadas para luchar, es un concepto de un ciclo sin final, vivimos, crecemos, entrenamos, peleamos y morimos, no más, no menos incluso en la muerte o heridos nos hacen continuar.

El concepto es que tienen en parte una vida más cómoda, pero a un costo de alejarse de un amor familiar, no crecer con eso, es cruel, y claro, los hace más fríos en cuanto a los sentimientos, condicionados, por decirlo o explicarlo en alguna forma, y no todos, algunos aun así tienen emociones y sentimientos, otros, bueno las cosas se ven por sí mismas. Los padres por buscar algo mejor para sus hijos no se dan cuenta del todo sobre el daño que se les puede causar por ello. La pobreza crea a gente desesperada que hará lo que sea por salir de esas condiciones, hasta vender a sus mismos hijos si estos pueden tener un techo donde dormir, el ejército es similar, y la única forma de mantener a sus familias para algunos.

No me gusta guardar enojo o rencores, al menos no por algo como un accidente, creo que es una forma de tener una paz mental, no encasillarse en ira o sentimientos negativos. –Y porque también el asunto estaba claro, Zarek no se habría quedado tanto tiempo hablando con este si continuara enfadado, tan solo se habría marchado al campamento.

Aún así, es peligroso, jugar con parar un órgano tan vital, ya que no todos son iguales, en lugar de poder ayudar, podrían causar una muerte accidental, o tener un grado de control de hierro para no ser influidos por sus emociones. -Era una gran carga y responsabilidad tener la vida de alguien en las manos.–Vaya, eso tampoco lo sabía, que incluso entre todos, bueno si es lógico, es como un general o un soldado, algunos son más fuertes o mejores estrategas que otros.

Si eso llevara a la paz, por mí también buscaría al ser de luz, ¿no sería mejor enviar a algunos a esas misiones de encontrarlos que solo pelear? Sería interesante conocer el mundo más allá de un campamento y campos llenos de muertos. Un lugar donde humanos y Grisha no tengan miedo de convivir, de ayudarse unos a otros.

En efecto, no es un lugar donde quisiera perderme, incluso con una protección creo que me darían pesadillas si la atravesara sin dirección alguna en la obscuridad, por ahí no faltara el que se haga el valiente para jugar a ser el héroe que llega al otro lado, pero sabiendo esto, prefiero no ser yo ese héroe. –Sintió un alivio, y que esa promesa tendría más peso que ahora en un futuro. –Agradecería ir con alguien conocido, que sabe justamente lo que hace, y que me puede defender, yo te protegeré también, poderes o no. –Dijo con una sonrisa en sus labios. - ¿Quieres continuar caminando? Cerca hay un arroyo es tranquilo y tiene un sitio alto con buena vista.

—Claro que sí, tienes toda la razón. Son muy pocos los que tienen los dos padres grisha y el hijo sea así. Creo que no funciona de esa manera la genética. Mi padre es un grisha, pero incluso de otra Orden. Y mi madre era humana.

Asintió con la cabeza, coincidiendo. —Sí, creo que ninguno sabe qué es lo que pasará y ese es el peligro al que estamos sometidos constantemente. Por parte de los grisha suponemos que vamos a seguir al general Kirigan porque es quien desea lo mejor para nosotros, y creemos y esperamos que el rey de Ravka piense igual. Supongo que siempre trataremos de mantenernos unidos sin importar lo que pase.

—Para infiltrarse está muy bien, pero me iría mejor a mí que a ti. Yo puedo no usar mis poderes aunque me costaría, pero tú no podrías pasar por un grisha demasiado tiempo. Seguramente un poco sí, no es que en nuestro campamento estamos como locos usando nuestros poderes —Sonrió con aquella imagen y negó con la cabeza. —. Pero aún así serviría momentáneamente para el campamento, a menos que digas ser mortificador o sanador, pero en ese caso sólo podrías esperar que nadie termine herido y te pidan que los cures.

Pensó un momento en sus palabras y asintió con la cabeza. —No muchos quedan cuando no estaba la sombra, y creo uqe es el ejemplo perfecto a esto de que «no es lo que era antes» —dijo pensativo. —. Pero creo que lo mejor es aceptar lo que estamos viviendo y simplemente luchar por un mundo mejor para todos. Quizás suene demasiado esperanzador o ilusionado o hasta estúpido, pero creo que es la mejor manera de afrontar el mundo.

—E incluso las mujeres grisha son tratadas exactamente igual que los hombres en el segundo ejército. ¿Las has visto alguna vez? Como nuestros poderes no dependen de nuestra masa muscular ni nada de eso, las mujeres grisha están en igual de condiciones en el ejército. Así que al menos para nosotros, es todo lo mismo.

En lo siguiente sí tenía razón. Kaelle había tenido suerte al tener un padre grisha pero no todos lo tuvieron. Además, recién se había vuelto a reunir con él cuando llegó otra vez a Pequeño Palacio; había estado la mayor parte de su vida esclavizado en Kerch así que tampoco conoció ahí el amor familiar, a pesar de haber estado en relativamente buenas condiciones en una mansión de un comerciante.

—Sí, en ese sentido es bastante complicado. Por lo menos en Pequeño Palacio intentan que todos los grisha nos veamos como hermanos, pero claro que no suele pasar eso. Menos en los grisha que realmente querían a su familia y no querían irse. Es una pena que pase eso, creo que si arman nuevas reglas, nuevos modos de entrenamiento y sin tener que separarse de la familia humana sería todo mucho mejor. —Aunque, claro, también les enseñaban no tanto a no respetar a los humanos sino a verlos diferentes, inferiores.

Sonrió y asintió una vez. Era la conversación más larga que había tenido con un humano desde que llegó al campamento hacía bastante tiempo y no podía negar que le caía bien. El trato con los otros humanos fue diferente así que creía que nadie podía culparlo por no caerles bien, pero con aquel muchacho era diferente.

—Sí, en efecto. Y por eso y no sólo por el poder letal que tienen, es que son tan cuidados en el ejército de los grisha. También hay muy pocos, por alguna razón no nacen tantos mortificadores y sanadores que de otras Ordenes, así que tratamos de cuidarlos lo más posible. —Definitivamente era mucho más común ver a alguien la orden de los invocadores, como Kaelle, que de la otra.

Asintió con la cabeza. —Hay bastantes misiones de reconocimiento grisha y especiales para encontrar al invocador de la luz. El general Kirigan opina que si efectivamente estuviera en la tierra, ya tendría que haber aparecido. Pero quizás es demasiado optimista. Se nota cuando envía grishas específicos para buscar al invocador, no son los mismos que van a probar a los niños normales. Nunca he ido yo como para saber qué es diferente. —le explicó, aunque la idea de un lugar de paz para los grisha y humanos era verdaderamente agradable.

Sonrió casi con tristeza pensando en los tontos que creían que los volcra eran mentira y entraban igual a la sombra o quienes hacían apuestas y al final terminaban sin volver nunca. —Me alegra que no te hagas el héroe, no es necesario. Es un lugar que hasta el más valiente de los grisha debe entrar acompañado por luz. No tiene que ver con valentía sino con saber con seguridad que si entras ahí sin la protección adecuada, no saldrás jamás. —Para él no era algo natural, para él y para muchos. Sonrió con las palabras de él y asintió. —Te lo agradezco. Para la sombra no siempre es necesario tener poderes grisha. Los humanos hábiles con las armas pueden mantener alejados a los volcra de la misma manera que nosotros. —Lo decía con convicción porque efectivamente lo había visto.

Pensó menos de un segundo en la propuesta y asintió con la cabeza una vez. —No parece que nadie nos fuera a atacar pronto, y además es parte de la ronda, así que sí, iré a ver tu arroyo. Hace mucho no voy a escuchar agua natural correr. —le dijo con sinceridad mientras se colocaba a su lado para empezar a caminar. —Y allí te puedo mostrar un poco de lo que hago, que no siempre es tirar personas al suelo. —agregó con una sonrisa.

Bueno, no siempre, pero mayormente, puede darse que el gen se dé más en los que son de la misma configuración, por ejemplo, dos Grisha contra uno y un humano, no por eso podría ser imposible que se dé un caso como un Grisha de dos humanos o, al contrario, la naturaleza también trabaja de formas misteriosas.

Si, cuando no se tiene una certeza, es mejor seguir a quien mejor busca el modo de vida que en lugar de destruir, de un paso a construir y crecer, una vida más sana y mejor desarrollo, incluso entre los suyos llega a generar menos conflictos entre los habitantes, contrario a no saber ni quien está realmente en la cadena de mando o el objetivo.

Incluso cuando un monarca de una región este de acuerdo, no siempre implica que el de otra quiera seguir el mismo modo de vida, lo vemos continuamente cuando vamos por algunos pueblos a revisar, es terrible las condiciones en las que se encuentran. Pero si un ejército y el monarca en este caso difieren, tampoco es seguro de quien se debe depender del todo.

Sin ofender realmente, pero supondría que, si continuamente estarían comparando poderes los unos con los otros, o bueno eso pensaba, tal parece que incluso llega un momento en el que pueden verse cansados de usarlos o solo no destruir la zona por completo. Quizá un día podría hacerlo y fingir que era alguna clase de misión de reconocimiento, pero sería arriesgado entre tantos poderes. –O se preguntarían como es que no lo vieron antes por la zona.No creo poder hacerlo del todo, sería un enorme golpe de suerte durar más de dos horas de esa forma.

Si, cambian las cosas, así como algunos poderes o usuarios de esos poderes se reducen, no siempre hay alguien que pueda de inmediato tomar el lugar, digo por ello que es bastante complejo en un sentido que por eso es mejor cuidar que no mueran. En un afán de supervivencia, las cosas más básicas son pasadas por alto.

Sería también mejor no solo para los del futuro, el presente también sería otro en ese caso, no me molestaría tener una temporada de paz, para poder vivir un poco de la vida lejos de un campo militar. No realmente, no en acción, en nuestro caso, si limitan a las mujeres, las ven como debilidad en un ejército, raramente las veras haciendo algo fuera de su campo, es triste, porque una que otra puede ser mejor que unos cuantos soldados que personalmente conozco.

En cuanto a temas familiares, bueno era uno de los chicos reclutados porque tenía la edad, y sus padres creían que estaría mejor cuidado en el campamento que en donde no sabías si tendrías comida para la familia o no, eran varios, y una boca menos siempre llegaba bien, algunas cosas que tenía se las mandaba a ellos, los extrañaba, pero no sentía rencor de la decisión que tomaron.

No es lo mismo, tener una familia que te ama, a que te lleven de ella y que te hagan tratar de aceptar a otra, no funciona de ese modo, entiendo la idea, pero no es lo mejor o más viable, por eso genera resentimiento, ahora si pudieran ver a sus familias e ir al ejército, podría ser diferente. –En lo personal es por eso que existían problemas también dentro de los mismos campamentos, sentía realmente pena por eso, no era culpa de nadie, pero era un detonante. Era a su vez, una conversación profunda con algo de humor de pronto. –Sigue siendo una gran carga, dudo que todos no tengan un punto de quiebre de pronto con ello.

Él no podría con esa culpa, definitivamente, estaba cortado de otra tela. -Suena mejor que solo vigilar el campamento, pero corres el mismo riesgo de que otros enemigos intervengan, sencillamente no hay camino fácil en esto. Deben ser aquellos con más experiencia o un poder en específico para poder detectar si es a quien buscan, no lo sé, o tratar de preguntarle directamente te puede dar esa respuesta.

Perder soldados por estupidez, era peor que no tenerlos, igual imagino que algún Grisha intentaría lo mismo en la sombra para probar algo, triste, y deprimente tirar así la vida. –Es más que otra cosa, sentido común, sé que no todos lo tienen, lo veo cuando hacen tonterías, si un especializado tiene un problema entrando y saliendo, ¿Qué esperaría uno de un novato o menos veterano? Pero bueno, es mucho a veces convencer a quien es necio.

Se necesita saberlas usar, por mucho, lleva tiempo de experiencia y aun con ello no debe ser como caminar por un campo normal, todo tiene una consecuencia, el heroísmo por ingenuidad, no gana una batalla o preserva la vida.

Te gustara, aunque quisiera que fuera mío, realmente es bueno para incluso pescar un poco, no todo debe ser rondas y trabajo, pero es un secreto, por suerte para mí, raramente me verán ahí los de mi campamento, una ventaja de ser un solitario. Dudo que nos ataque algo más que un pez. –Qué bueno que aceptaba, la verdad era de los mejores días que había llegado a tener en mucho tiempo. –Que gracioso, pero es una buena habilidad debo decirlo, no todos esperarían eso de pronto, y si, quisiera ver más cosas tuyas.

—Hay de todo, sí, por eso nunca se descartan los hijos de dos humanos y se hacen expediciones a las casas donde hay niños pequeños para probarlos. —dijo asintiendo con la cabeza. Los humanos eran mayor cantidad, eso era obvio, así que los grisha normalmente salían de ellos. Kaelle había tenido la suerte de tener un padre grisha pero era de los pocos.

—Siempre el que está al mando es el encargado de buscar prosperidad o derrota a su propio pueblo. Sea el rey o los generales grisha, siempre tendrían que abogar por la seguridad de su pueblo. Ese debe ser su objetivo. —dijo asintiendo con la cabeza. Buscar menos conflictos, más paz, esos tienen que ser los objetivos de quienes los gobernaban.

Sonrió pensando en cómo los grisha iban probando sus poderes con más fervor. —No hay tanta competencia en grishas de diferentes órdenes como dentro de la misma. Si bien los agitamareas y los vendavales siempre tienen sus luchas de agua contra aire, normalmente quienes se miden los poderes son los que poseen los mismos. —dijo divertido, él era uno de los que le gustaba medirse con otros, sobre todo gracias a su amplificador. —. Yo te diría que no hagas esa misión de reconocimiento, te puede llegar a ir muy mal. —respondió medio divertido pero medio verdad.

—Espero que realmente llegue ese período de paz. Nosotros la buscamos, pero espero que llegue pronto. Si no, creo que hasta las mujeres que discriminan en tu ejército serán bienvenidas. Ravka no puede estar en guerra por siempre. —No era un país extremadamente rico, y las guerras eran costosas. Él no era general ni nada de eso, pero creía que lo mejor era ponerle un freno lo antes posible.

Asintió con la cabeza coincidiendo con lo que le estaba diciendo. —Por lo menos en el Pequeño Palacio, donde estamos los grisha, nos enseñan a vivir con los otros como hermanos. Al principio puede ser difícil, pero la mayoría se termina adaptando, sobre todo al controlar sus poderes y ver lo poderosos que son. Terminan olvidándose de sus familias. —Se encogió de hombros. Era triste que pasara eso, porque además al ver que estaban en peligro, muchos que quizás no querían separarse de sus familias lo terminaban haciendo por miedo de que les ocurriera algo.

—Hay veces que la estupidez es demasiado grande. Así terminan entrando a la Sombra de esa forma y muchos no vuelven. Es muy difícil convencer a un necio —dijo asintiendo con la cabeza, pensando lo mismo que él. —. Muchos creen que el heroísmo no es lo importante, pero no gana guerras. Todo lleva su estrategia y es una pena que no todos puedan entenderlo y prefieran el heroísmo de salir a sacrificarse básicamente para nada, o hacerse los valientes frente a una sombra que no pueden detener ni vencer.

Caminó con él, siguiéndolo por el camino y esperando llegar pronto a aquel arroyo. —Me gusta la idea de tener un lugar así para mí —dijo sonriendo, era agradable pensar en un lugar sólo para él, oculto y privado. —. Puedo hacer varias cosas divertidas, te lo enseñaré con el agua, aún cuando no soy un agitamareas. ¿Estamos cerca? —preguntó bastante más entusiasmado que antes. Le gustaba la idea de estar en un lugar donde lo más peligroso llegaba a ser un pez. Necesitaba ese momento de paz y tranquilidad.

Las pruebas, incluso no sabía cómo las determinaban, pero si escuchaba sobre eso, que no tuviera una no implicaba nada, podía hasta deberse por algo como no estar presente en ese momento, que era en un sitio donde debes laborar continuamente, algo normal, a su ver, claro, para otros no era realmente la misma percepción que se tuviera sobre las cosas. Como tal, igualmente era si había algún antecedente en la familia de cierta característica que dieran prioridad a estas por sobre otras.

Lo es, siempre que tengan en mente que el bien debe ser común claro, porque de otro modo una ciudad no puede prosperar, no cuando entre sus mismos miembros las rencillas crecen al igual que el descontento, y si no hubiera guerra de por medio con otros objetivos en mente, puede ser posible que justo ahora la gente se fuera por crear motines, como nadie ha llegado a ello, están contentos por el momento, cuando eso cambie, yo no quisiera tener todo seguro.

¿Has llegado a ganar por sobre otros que tienen la misma habilidad? Deben tener cada uno su propio estilo sin duda, incluso con el mismo poder, los usos pueden ser infinitos según la mente de cada uno, o similares en tal caso si crecieron juntos, igual que trabajar en conjunto con usuarios de otros poderes.

Justamente, imagina que me retasen a demostrar algo, no, es solo una idea, riesgosa de por medio, no la haría si no tuviera una seguridad de poder entrar y salir exitosamente incluso con probabilidades en contra. –Kaelle era certero en algunas de las cosas mencionadas, por lo cual, al conocer a su gente mucho mejor, debía tomar en cuenta esos consejos.

Encogiendo sus hombros lo miro. –La guerra puede terminar arrastrando incluso al más inocente de todos, niños, mujeres, ancianos, nadie realmente se puede salvar cuando hay una inmensa desesperación, no suele ser dicho, pero las madres son fieras protegiendo a sus hijos, que no harían por ellos. Por eso raramente puedes subestimarlas, y son las encargadas de que los campamentos tengan raciones.

No es lo mejor, pero si adaptarse, siempre tendrán cuando menos un lazo familiar en el que pueden confiar, entiendo los motivos, aunque no me gusten del todo, tampoco puedo cambiar la forma de pensar de nadie. –Pero si podía imaginar lo que representa en términos sentimentales ser llevado lejos, el mismo tenía esa experiencia en forma distinta, pero contaba con una ligera posibilidad de ver a su familia una vez más.

Si nos dieran un arma poderosa por cada idiota que lo hace, ya habríamos ganado las guerras hace mucho tiempo, por desgracia realmente no ayuda a la causa que se mueran simplemente, por eso cuando buscan hacerlo, sé que por más que uno se los advierta, creerán que tienen la razón por encima de todo. Es cansado incluso tratar de hacerlos entender que es lo contrario, en fin, cosas de la vida.

Morir por nada es peor que al menos haber tratado de luchar por cambiar algo, o que siquiera fuera una acción que lograse beneficiar a otros, realmente terrible y patético. –Caminando se dio cuenta de que tan aislado era el lugar en varias cosas. –Es tranquilo hasta para meditar, no me molestaría compartir el espacio solo contigo. Me sirve cuando quiero entrenarme también, evito que estén hablando de todo y criticando.

No tan lejos, deje marcas en el sitio que creo que solo quien las busca puede verlas. –Con la mano le indico que se acercase a uno de los arboles mostrándole un símbolo apenas perceptible tallado en el tronco. –Como este hay varios, indican la dirección con la numeración debajo de ellos, estamos a pocos metros de llegar. ¿Quieres adivinar cuantos minutos faltan antes de agitar el agua con el aire?