ONE ON ONE  »ORIGINAL» REALISTAS

Le tomó dos horas decidirse a cruzar la puerta del centro de rehabilitación, en ese lapso de tiempo, tuvo dos ataques de pánico que no lo dejaban respirar, lo peor fue el llanto y la desesperanza de saberse fuera, a punto de quedar desprotegido en ese mundo que sentía, ya no comprendía del todo.

¿Así se sentían los recién nacidos? No, ¡qué va! Los cabrones ni siquiera tenían consciencias, qué ganas de serlo en ese momento. La luz cegadora de la puerta abierta le hirió los ojos mientras la cruzaba y después, nada. Las gotas de lluvia fría eran como pequeñas descargas de electricidad que le fueron despertando poco a poco. Abrió los ojos y un Queens gris ni siquiera le devolvió el saludo: esto es la vida real, dude, a nadie le importa una mierda cómo te sientes.

Mishka metió las manos en los bolsillos de la raída chaqueta de cuero que le venía pequeña y caminó hasta una parada de autobuses. Tenía quince dólares, su ID, la foto de su padre llena de meados y sangre y una carta de su ex novia, que lo dejaba porque no podía estar con un fracasado. Se comenzó a reír mientras la rompía, ¿dónde estaban las llaves de su auto? Estaba seguro que lo habían encontrado en él, ahogándose en su propio vómito, a punto de morir.

Llegó por la noche a su viejo departamento, un lugar seguro porque la casera solía cobrarle la renta de formas poco inocentes. Ahí se encontraba Johnny, su mejor amigo, quién hacía mucho tiempo había perdido la esperanza de rehabilitarse. Eso iba a ser un problema, él estaba limpio y con la voluntad pendiendo de la telaraña detrás de la puerta, con la araña muerta, de paso.

¿Me vas a echar de aquí? No jodas, no tengo a donde ir...
Nah, el que se va soy yo, suerte, pendejo.

No se fue, ni siquiera tenía empleo y dudaba que los caseros le perdonaran la renta a cambio de una revolcada de dos minutos porque la droga pasa facturas muy extrañas. Así que mientras limpiaba esa pocilga, le tocó vivir del otro lado lo que tantas veces él mismo causó a los demás: Johnny tuvo una sobredosis y tocaba ir a las cuatro de la mañana a urgencias, bajo nombres falsos, datos falsos, vidas falsas.

Pero al menos encontró su auto. Y Johnny no murió. Y hasta un/a nuevo/a amigo/a hizo.