Serpensortia
Queen of snakes
Link del mensaje
Truth, dare, spin bottles
you know how to ball, I know Aristotle
La relación con Chloé había empezado a ir mal cuando ella le había dicho de compartir piso en Montroy y él le había dicho que no. Sus motivos eran claros: se llevaba bien con sus compañeros de piso y sólo iba a ir a la universidad una vez, quería disfrutar de esa etapa de su vida juntos a sus amigos; quería salir de fiesta, jugar al baloncesto y celebrar sus victorias, reírse con sus amigos y vivir la experiencia de compartir piso como cualquier otro estudiante. Para mudarse con Chloé tenía tiempo de sobras. Entendía su punto de vista, sabía qué era lo que le molestaba y conocía sus miedos. Recordarle que siempre le había sido fiel, explicarle que si no le había puesto los cuernos el año anterior cuando la tenía a más de 800Km no lo haría ahora que la tendría a menos de 200m no la aplacó, así como tampoco lo hizo cuando le soltó que si quería ponerle los cuernos lo iba a hacer aunque viviera con ella, que el campus era muy grande.
La había cagado de verdad, porque desde entonces Chloé le preguntaba sus horarios, le mandaba decenas de mensajes preguntándole donde estaba, se ponía hecha una furia cuando tardaba en responder e incluso en un par de ocasiones le había exigido que le compartiera su ubicación en directo.
El capitán del equipo de baloncesto incluso había llegado a insinuar que estaba loca, que eso era de paranoica total. Emmet, como siempre había hecho con su novia, la había defendido y había dicho que era culpa suya, que la había hecho sentir insegura y que era normal que desconfiara de él cuando le había dicho que podría engañarla perfectamente sin que ella se enterara, que era él quien debía enmendarlo, pero que no se preocupara que eso no afectaría a su rendimiento como deportista.
Y ahora estaba en el piso, grabando un vídeo de 360º de su dormitorio y el salón para que Chloé pudiera comprobar que, efectivamente, estaba en casa y estaba solo. Ella protestaba porque no le había dado una copia de la llave del piso.
—No puedo darte una llave, no vivo yo solo. Desde la puerta se ve el sofá, ¿y si entras cuando se supone que no hay nadie y te encuentras a Robin echando un polvo? —Envió un mensaje de voz—. No, tranquila, que yo sepa no lo ha hecho, quemaré el sofá si lo hace para que no te sientes ahí, no te preocupes.
La había cagado de verdad, porque desde entonces Chloé le preguntaba sus horarios, le mandaba decenas de mensajes preguntándole donde estaba, se ponía hecha una furia cuando tardaba en responder e incluso en un par de ocasiones le había exigido que le compartiera su ubicación en directo.
El capitán del equipo de baloncesto incluso había llegado a insinuar que estaba loca, que eso era de paranoica total. Emmet, como siempre había hecho con su novia, la había defendido y había dicho que era culpa suya, que la había hecho sentir insegura y que era normal que desconfiara de él cuando le había dicho que podría engañarla perfectamente sin que ella se enterara, que era él quien debía enmendarlo, pero que no se preocupara que eso no afectaría a su rendimiento como deportista.
Y ahora estaba en el piso, grabando un vídeo de 360º de su dormitorio y el salón para que Chloé pudiera comprobar que, efectivamente, estaba en casa y estaba solo. Ella protestaba porque no le había dado una copia de la llave del piso.
—No puedo darte una llave, no vivo yo solo. Desde la puerta se ve el sofá, ¿y si entras cuando se supone que no hay nadie y te encuentras a Robin echando un polvo? —Envió un mensaje de voz—. No, tranquila, que yo sepa no lo ha hecho, quemaré el sofá si lo hace para que no te sientes ahí, no te preocupes.
PISO DE ESTUDIANTES — 20:30 — 16/09/2024
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