La fiesta estaba por empezar y puede que la rubia se hubiese saltado las últimas horas para empezar a arreglarse. Su padre era demasiado entusiasmado con las festividades y era algo que le había contagiado a la rubia. Como decía su madre, ambos tenían esa energía que agotaría a cualquier, pero no importaba. Era Halloween y parecía que iba a haber evento, así que la prefecta no podía quedarse fuera de ello, normalmente era de las chicas responsables, pero por desmelenarse un rato no pasaba nada ¿no?

Tenía el vestido tendido en la cama y en ese momento estaba concentrada en que el maquillaje quedase perfecto. Era un poco caprichosa y seguramente más de uno le diría que si usaba magia sería mucho más sencillo, pero no tendría la misma satisfacción. Todo ese tipo de manualidades las había aprendido de su padre, así que se sentía traicionándolo si iba por el lado fácil y daba un golpe de varita para que todo se solucionase.

Escuchó la puerta de la habitación y se giró para ver quién había entrado y mostrarle una pequeña sonrisa. No era raro encontrar a Erica tirada en mitad de la habitación haciendo alguna cosa, aunque esa vez tenía justificación porque se estaba arreglando.

—¡Hey Sophie!— Saludó animada, porque estaba segura que si alguien compartía su pasión por aquella fecha era ella. — ¿Con ganas de esta noche? — Esperaba que sí, no podía ser la única que tuviese ganas de gritar como una loca.

Halloween era una de sus festividades favoritas. Le gustaba tener la excusa de disfrazarse y salir por la calle sin que nadie le mirara raro, aunque en otras épocas del año también lo hacía cuando era una niña. Sus padres siempre le habían dejado explotar su creatividad como más le apeteciera, y fingir ser un personaje fantástico por un par de horas siempre le había llamado la atención.

Durante el verano, había estado trabajando en un disfraz perfecto de la Princesa Leia, uno de sus personajes favoritos. Su madre le había ayudado en gran parte, y se aseguraron de guardarlo de manera segura para que la pelirroja pudiera usarlo en el colegio durante las festividades. No le importaba ser la única disfrazada durante la cena aquel día, aunque no va a negar que le hizo bastante ilusión saber que tenían preparado un evento para aquel año.

Sin embargo, al sacar el disfraz del lugar donde estaba guardado, se dio cuenta de que algo no estaba bien. Parecía que uno de los retazos de tela se había quedado atascado con algo más dentro del baúl, y al sacarlo se rasgó ligeramente. Estuvo a punto de tener un ataque de pánico, porque no tenía muchas más opciones y la gente allí normalmente no se disfrazaba en Halloween como para preguntar si alguien tenía algo de sobra que pudiera poderse para celebrar la fecha como era debido.

Antes de que su cabeza se perdiera por completo, el rostro de una rubia angelical apareció en su mente y Sophie tomó su vestido y salió corriendo para subir un poco más hacia la habitación de Erica. Al llegar, se dio cuenta de que ella también se estaba preparando.

—Tengo una crisis de vestuario. — Se quejó, mientras se acercaba a la cama de la rubia para dejarle ver el desastre ocurrido. Tal vez no era tan grave como Sophie lo pintaba, pero, no tenía hilo y aguja allí mismo para arreglarlo y el pánico estaba nublando su capacidad resolutiva.

Erica dejó la brocha con la que se había estado maquillando a un lado, sabiendo que en ese momento tenía que estar ridícula dado que iba por mitad del maquillaje. Limpió sus manos sobre la falta del uniforme, tenía que echarlo a lavar, así que no importaba que tuviese una mancha más, lo importante era no manchar el vestido que le estaban enseñando en ese momento.

—¿Qué ha pasado?—Preguntó, pero no le hizo mucho para darse cuenta de que los puntos se habían soltado en uno de los lados.  —¡Uh, que mal!— El agujero era bastante grande, la buena noticia del asunto era que no había pillado una zona donde podría verse la tela rasgada, sino que simplemente podrían volver a poner los puntos.

Le pidió a la chica que se sentará, para ir a buscar su varita y con un simple hechizo de Accio su set de costura salió disparado de su baúl para ir directamente a su mano.

—Si te parece bien lo puedo arreglar, no creo que tarde más de quince minutos. — Comentó sonriéndole con dulzura, suerte que había hecho pellas, de otra no le daría tiempo a arreglar eso y terminar de prepararse.

No quería pensar que Erica era una criatura traída por los dioses para ayudarla a salir de sus crisis de vestuario, pero, en ese momento lo era y Sophie podía hacerle una estatua en su honor y ponerla en un altar. La verdad era que a la pelirroja no se le daba muy bien coser, aquello era obra de su madre que aun estaba en proceso de enseñarle a hacer esas obras de arte que hacía. Su progenitora siempre patrocinaba todos sus cosplays para ir a salones.

Se sentó en la cama de la chica, y asintió con la cabeza: —Prometo comprarte todos los caramelos que quieras de Honeydukes. — Tal vez era una promesa un poco infantil, pero, a Sophie le parecía que estaba ofreciendo algo bastante interesante. No tenía los mismos dramas que una niña de su edad, podría decirse que estaba bastante estancada en su infancia, principalmente porque todavía no la habían golpeado los temas de hormonas y amores trágicos adolescentes.

—¿De qué vas a disfrazarte tú? — Preguntó, intentando adivinar solamente por el maquillaje que llevaba puesto, pero, sin poder descifrarlo del todo. Apenas tenía la cara a medio pintar, tal vez por eso no lo adivinaba todavía.  

—Tampoco es necesario mujer. — Respondió la rubia, para ella arreglar aquel pequeño rasgón era pan comido. Estaba acostumbrada a ese tipo de cosas, desde que tenía memoria su padre le había hecho ayudar a hacer diferentes cosplay para sus convenciones, así que sin darse cuenta había aprendido a hacerse sus propias cosas. Si, era la hija de un friki que la había usado para ayudarle, cualquiera diría que podría considerarse explotación infantil, pero la verdad es que estaba bastante contenta al respecto.

Algunos le puntuarían que estaba gastando el tiempo cosiendo aquel vestido a mano cuando podía hacer magia, pero Erica conocía sus propias habilidades y estaba segura que quedaría mucho mejor si lo hacía mano que si simplemente le daba u toque con la varita. También se sentía ligeramente halagada porque Sophie hubiese ido a hablar con ella en lugar de haber usado su varita para simplemente reparar el vestido y que pareciese completamente nuevo.

—Voy a ir de novia cadáver. — Comentó mientras señalaba con la cabeza el vestido blanco que estaba sobre la cama. — Espero que la actividad de hoy no tenga muchas cosas o seguramente me terminare abriendo la cabeza. — Era un poco largo el vestido, al menos iría en zapatillas para poder tener movilidad y no matarse en una esquina.

Para Sophie era necesario, porque estaba claro que su disfraz requería cierto esfuerzo por lo que veía que estaba pintando en el lienzo que era su rostro. Y a pesar de ello, la rubia se estaba tomando un momento para cerrar aquel agujero que Soph ni siquiera podría explicar del todo cómo se había abierto. Ya encontrarían una oportunidad de ir a Hogsmeade para que la pelirroja pudiera pagar su favor, por el momento, se sentó en la cama de la chica y empezó a jugar con sus manos mientras la veía trabajar.

—¡Que genial! — Dijo, bajando de la cama de un pequeño salto para mirar el vestido. Si era bastante largo ya que lo veía, pero, parecía muy bonito. —¿Te importa si me quedo mientras te lo pruebas? Puedo ayudar con el maquillaje. — Se le daba extrañamente bien teniendo en cuenta su edad, pero, llevaba experimentando con su propio rostro durante mucho tiempo para poder darle vida a algunos personajes que así lo requerían, tal vez podía echarle también una mano.

—Seguro que no es nada peligroso, no dejarían que nos hagamos daño. — O al menos eso pensaba en ese momento, su punto de vista cambiaría de forma considerable a medida que la noche progresara, porque ¿cómo iba a imaginarse que acabaría cayendo de culo sobre baba de caracol? Nunca, ni en un millón de años. De haberlo pensado, no se habría esforzado tanto en su disfraz.

La rubia termino de coser la parte que parecía haberse perdido del vestido, estiró el vestido y asintió para si mismo. No se notaba mucho que antes hubiese habido un rasgón y volvía a repetir que tenían suerte. En realidad, Sophie había tenido suerte, así que podría lucir el vestido tan bien hecho que su madre le había confeccionado sin problema.

—Claro, si quieres puedo ayudarte a ti también. — Siempre era bueno tener un par de manos extra. Le tendió el vestido para que lo tomara, guardando su kit de costura y viendo si seguía con el maquillaje. Estaba a mitad de camino, así que era momento de ponerse lo más serio posible para ser la sensación del castillo. Al menos estaba feliz de no ser la única friki que estuviese ilusionada por disfrazarse en una escuela llena de magos que no parecían entender ese tipo de costumbres.

Esperaba que la chica tuviese razón, de momento lo que quedaba era arreglarse y parecía que iban a tener una tarde agradable. Claro que Sophie iría de la manera más adorable y Erica daría algo de miedo, pero a quién le importaba. Halloween era para dar miedo.