Write me. Meet me.
Love me.

LOS ÚNICOS HOMBRES BUENOS SON FICTICIOS.

Esas fueron las palabras que Amelia le gritó a su, desde aquel momento, ex-novio cuando la dejó en la puerta de su casa. Aunque más bien se lo había gritado al coche rojo que se alejaba después de que diera un portazo, dejándola con las ganas de pegarle una patada. Oliver no entendía nada, no comprendía su pasión por a escritura y por la historia que estaba creando e iba a ser la nueva gran saga literaria de la historia. Con un protagonista como Jared no podía ser de otra forma. No entendía cómo podía tener celos de un personaje que ella misma había creado... Bueno, era perfecto en todos lo sentidos y Oliver no se le parecía en lo más mínimo. Pero eso no era excusa para montarle una escena y terminar con su relación así.

Había empezado a llover y cuando entró estaba empapada, después de darse una ducha caliente aún estaba enfadada, por lo que cogió una botella de vino y decidió ponerse a escribir en el portátil. Si la vida no quería darle una relación de verdad con un gran romance, ella misma lo haría. Aunque solo fuera en un relato corto, alguien tan perfecto como Jared iba a enamorarse perdidamente de ella e iban a ser felices juntos.

Por desgracia, aquella lluvia era una tormenta eléctrica y a mitad de su relato hubo una subida de tensión que cortó la luz, incluyendo que se apagara el ordenador -cargar la batería está sobrevalorado- y que hasta le diera un pequeño calambre. Así que con otro motivo para enfadarse se tuvo que ir a dormir sin siquiera tener su romance ficticio.

Unos golpes en la puerta la despertaron al día siguiente.

Original — Fantasía — 1X1

The Dinner

Pues claro que Oliver había insinuado que Jared era un gigoló, por favor, Amelia, que parece que no le conozcas y llevas en su red demasiado tiempo.
Por mucha sonrisa y excusa que pusiera Jared, no podía perdonárselo. Aunque nunca se decidía si estaba más enfadada con Oliver o consigo misma.- No le defiendas. -Se quejó.- Eras un mecánico de éxito con toda una cadena y mucho dinero y negocios. Más que suficiente para mí, además, ¿qué coño le importa a él? -Respiró hondo dejando salir todo el aire que tenía dentro.- Que sepas que el porsche del que tanto presumía es alquilado. -Le contó, como pequeña venganza personal.

Para cuando llegaron a la pizzería ya estaba algo más calmada. Lo suficiente al menos como para reírse de la pizza "sensaciones".- Pues ni idea, pero la verdad es que paso de una pizza con flores del campo. -Dijo sin más, mirando la carta para tratar de decidirse. Resopló cuando mencionó el magret y sonrió cuando reconoció no saber qué diablos era.- El magret es carne de pato poco hecha. A mi nunca me ha gustado, pero como a Oliver eso le daba igual... En fin, ¿cuatro estaciones o nuestra favorita? -Preguntó, queriendo cambiar de tema, para no tener que pensar en el capullo de su ex.

Amelia — Casa — Con Jared

The dinner

Ugh. Dijo con una mueca entre extrañeza y disgusto. En ese caso menos mal que lo cambiamos por la merluza. Dijo con una risa de alivio. No lo había probado nunca, pero no le sonaba a algo que pudiera llegar a gustarle.

Se quedó pensativo ante su sugerencia y acabó mirándola con cara pícara y arqueando las cejas. ¿Las dos? Rió. Perdona, tengo espíritu de glotón. Aunque siempre podemos pedir mitad y mitad. Sonrió y le hizo un gesto de la cabeza. Voy a por ella. Y a pedirme una cerveza para acompañar, ¿quieres otra? Ya con el vinito pijo del restaurante había tenido suficiente. Quería algo que le quitara la sed de verdad.

Se dirigió al mostrador, pidió la pizza y las bebidas y lo llevó todo a la mesa. Se sentó, hizo un ruidito de gusto antes el olor de la pizza volviendo a arquearle las cejas a la chica y suspiró con satisfacción mientras la cortaba. ¿Qué le has dicho a Dafne? Preguntó divertido. Se detuvo en lo que hacía y miró a la chica. Perdón, eso ha sonado muy indiscreto. Hizo un gesto de la cabeza como para quitarle importancia y volvió a centrarse en cortar. Se la veía una chica muy buena, me fastidia que haya personas como Oliver que se aprovechen de gente así... Quizás en eso tampoco había sonado del todo bien. Vaya, ¿qué le pasaba hoy con las palabras? Bueno, emm... Siento que estés pasando por esto. Al fin y al cabo... Fue tu pareja. Sonrió tratando de quitarle hierro a la conversación. Espero haber sido un buen novio al menos por un ratito. Aunque ahora no deje de meter la pata.

Jared — Casa de Amelia — Con Amelia

The Dinner

Se sentó en una mesa mientras Jared se encargaba de comprar la pizza y las bebidas, una cerveza le sentaría bien después de tanto disgusto, o quizá dos. O una botella de vino entera... Oliver, entre sus muchas "virtudes" tenía la de abocarla a la bebida cada vez que terminaban. Y aquel era el fin definitivo, así que merecía la pena.

Los adolescentes que estaban allí les miraban y se reían, seguramente juzgando lo arreglados que iban para cenar una pizza y un par de birras. Pero Amelia se rió para sus adentros, también tenía cierto encanto tener una cita romántica tan arreglados en una pizzería. Bueno, no romántica, pero una cena formal al menos. Solo era eso.

Dejó que Jared hablase al volver y trató de mantener su expresión lo más neutral posible, pero conforme iba metiendo la pata iba dibujando una mueca. Se rió un poco al final.- Lo has sido, el poco rato que nos ha durado. -Bromeó, después de todo ya volvían a ser los de siempre, sin mentiras de por medio.- Después de todo, los únicos hombres que merecen la pena sois ficticios. -Se rió un poco al recordarlo.- Disculpa, es que eso fue lo último que le dije a Oliver justo antes de que aparecieras. Bueno, se lo grité a su porsche mientras me mojaba en la acera... No fue una escena muy digna. -Chascó la lengua y cogió el primer trozo de pizza humeante para morderla y hacer un sonido de gusto. Seguro que la merluza estaba buenísima, pero ella prefería aquello a las pijadas.

- Mañana por la mañana llamaré a Dafne. Quiero asegurarme de que Oliver no intenta aprovecharse de que está vulnerable para convencerla. Es buena chica, tú lo has dicho. -Bebió algo de cerveza y se quedó pensativa- ¿La agobiaré si lo hago? No quiero parecer una acosadora ni nada así pero... sé cómo funciona Oliver y ella no tiene a nadie que la defienda. -En el fondo y a pesar del enorme follón en que se habían metido por su bocaza, sabía que era lo que había intentado hacer Jared.- Aunque igual resulta que Dafne es más inteligente o más fuerte que yo en ese sentido y no me necesita. Sería bueno para ella.

Amelia — Casa — Con Jared

The dinner

Me alegro. De verdad se alegraba. Ya que había sido tan oportuno de coger el teléfono, al menos que el intento de solución que le había dado a la metedura de pata hubiera compensado algo. Rió ante la anécdota. A su porshe alquilado, querrás decir. Bromeó. Ese hombre era ciertamente patético, tanto presumir de coche y resultaba que era alquilado.

Se metió el trozo de pizza en la boca con menos cuidado del que debería, por lo que acabó quemándose. Mientras intentaba disimular la incomodidad del tomate y el queso abrasando su paladar, negó con la cabeza. Dudo que la agobies, seguro que te lo agradece. Y eso te honra como persona. Volvió a negar con la cabeza y optó por desviar la mirada al trozo de pizza, el cual volvió a meterse en la boca, sin escarmentar de la primera quemadura. Ese Oliver era un capullo. Entre sus muchas lindezas había engañado a Amelia con Dafne, y aun así ella se preocupaba por la chica... Bien es cierto que Dafne no era más que otra víctima de la situación, pero otras personas no habrían tenido tanto tacto con quien les ha "suplantado". Amelia era una buena persona.

De repente, como si lo hubiera pasado por alto antes y acabara de llegar la información a su cerebro, cayó en lo que la mujer había dicho hacía escasos instantes. Esbozó una sonrisa ladina y, ladeando la cabeza, miró a Amelia con los ojos entrecerrados, en una expresión bastante humorística. ¿Has dicho... que los únicos hombres que merecen la pena somos los ficticios? Preguntó recalcando el verbo en primera persona. Se pasó la lengua por las muelas en una mueca sonriente y arqueó las cejas. ¿Eso me convierte en un hombre que merece la pena?

Jared — Casa de Amelia — Con Amelia

The Dinner

Que Jared la apoyara en su idea de llamar a Dafne para interesarse por ella un día después de lo que había pasado la animó bastante y la tranquilizó. Como lo hacía él en general, era fácil hablar de cualquier cosa y su opinión era sincera, no había segundas intenciones ni un buscar beneficiarse de alguna forma de las circunstancias. Simplemente respondía con lo que pensaba.

Comió un poco, deleitándose con aquella pizza, de verdad que no la podía comparar con la mierda del magret y esas comidas pijas de restaurante, no podía. Cuando levantó la vista del plato se encontró con la mirada de Jared y aquella expresión en su cara que empezaba a conocer como el antecedente de alguna de sus subidas de ego. Y lo era y ella misma lo había provocado.

Quizá no debería haber dicho eso... pero lo cierto es que lo había hecho y lo pensaba, lo seguía pensando.- Si lo quieres ver así... -Otra cosa era que quisiera darle una victoria fácil.- Técnicamente ya no eres un personaje ficticio, así que igual no deberíamos incluir a este "tú" que estoy conociendo. -Expuso, teniendo en cuenta que era muy real ahora mismo.- Y a la vez... sigues mereciendo la pena si te comparamos con tipos como Oliver u otros tantos que andan por ahí sueltos. -Cogió el vaso para beber, aunque antes de hacerlo le señaló con el dedo.- Pero no dejes que se te suba a la cabeza -Bebió un poco antes de seguir.- Seguro que ahora que eres real dejas de ser tan bueno. O no. -Murmuró mirando a su pizza, esperaba que no, que siguiera siendo el mismo, aún con esos rasgos que iba descubriendo y su forma de ser, creciéndose fácilmente, le seguía gustando su personalidad. Desde luego que lo había escrito con un encanto único.

Amelia — Casa — Con Jared

The dinner

Ante su primera frase se llevó una mano al pecho como si acabaran de clavarle una flecha en el corazón, con una expresión ofendida en el rostro. ¡Oh! Incluso fingió el gemido de dolor. Como ya no era ficticio, ya no contaba. Vaya. Obviamente estaba haciendo todos esos gestos como parte de la broma y el tono distendido en el que estaban... Pero temía que hubiera una parte de verdad. ¿Estaría mejor dentro de un libro desde el punto de vista de Amelia? Lo cierto es que desde que había salido no paraba de ponerle la vida patas arriba... Osea, sí.

Bueno. Dijo entre risas, con el trozo de pizza alzado, cuando Amelia dijo que en comparación con Oliver no era tan malo. Gracias, pero me temo que eso no es muy difícil. Se giró, miró al mostrador y volvió la vista a Amelia, señalando al chico que atendía en la caja con un gesto de la cabeza. Me juego una mano a que el tipo del mostrador también es mejor de Oliver. Y cualquiera aquí dentro. Sin conocerles de nada. Siguió bromeando, y con la sonrisa jocosa se metió el trozo de pizza en la boca para darle un nuevo bocado.

Negó efusivamente con la cabeza, con el ceño fruncido y la boca llena de pizza mientras masticaba, de nuevo con una expresión bastante cómica. Tragó y respondió. Para nada, faltaría más. Que no se le subiera a la cabeza, decía. Si Amelia supiera lo desamueblada que tenía ahora mismo la cabeza. A pesar de su tono desenfadado, seguía tratando de entender eso de haber nacido de la mente de una persona. No era algo fácil de asimilar, y ciertamente no sabría que sería de su vida después de esa noche. Quizás Amelia había deseado, en un arrebato de despecho hacia su ex, que su creación cobrara vida y ahora se arrepentía y, con las mismas, le devolvía al libro. Y entonces, ¿qué? ¿Se acabó su existencia? ¿O tenía una vida real dentro de esa historia que, al haberse salido, no recordaba? Quizás eso era lo mejor. Quizás debía volver.

No era el momento de lamentos ni divagaciones, sino de comer pizza y... ¿Eso había sido un "o no"? Bajó la mirada al trozo de pizza y disimuló una sonrisa antes de darle un nuevo bocado. Si lo había dicho en voz baja quizás era porque no quería que la oyera... O no. ¿Sabes? Preguntó mientras acababa de masticar, con una expresión pensativa. No es que me moleste haberme vestido así para acabar en una pizzería, pero... ¿Dónde vamos ahora? Le echó una mirada a Amelia. No me irás a decir que la noche acaba aquí, ¿no? Terminó de tragar y se pasó un poco la lengua por los labios. Como bien sabes porque tú misma me has creado, de vez en cuando me gusta salir un poco a divertirme. Lástima que mi amnesia no me permita recordar los mejores lugares de esta ciudad. Arqueó una ceja con una sonrisa pícara y volvió a levantar el trozo, pero antes de llevárselo a la boca, añadió. Vas a tener que llevarme tú.

Jared — Casa de Amelia — Con Amelia

The Dinner

Tampoco esperaba que se desanimase tanto por la aclaración. Únicamente quería bajarle un poco los humos, ya sabía cómo se las gastaba cuando se le iban los halagos de las manos.
Aunque al parecer encontrar un punto medio no era el fuerte de Amelia.

- Sin conocerle de nada puede parecer que sí, pero uno no puede saber los cadáveres que guarda en el armario. -Bromeó un poco. Quizá era algo demasiado macabro como pensamiento, pero, como le había dicho, Oliver no era el único imbécil suelto por el mundo.- De ti al menos puedo estar segura. -Quizá era eso lo que la hacía sentirse así con él cerca, que le conocía demasiado bien, sabía cómo pensaba, cuáles eran sus límites, que no haría nada tan cruel... meter la pata, seguro, pero no tratar a nadie de forma tan despótica.

Siguió comiendo, tratando de aclarar lo que su boca decía, que no siempre parecía pasar por su cabeza o no de la forma correcta. Parecía mentira que una escritora no pudiera utilizar bien las palabras cuando se enfrentaba a su personaje... aunque eso no pasa mucho, así que igual también era un efecto.

Levantó la vista cuando Jared volvió a hablar y proponer que siguieran con lo que sea que fuera aquello, porque no creía que considerarlo "cita" fuera una buena idea, con algo más animado en lo que pudiera lucir su ropa nueva.- Bueeeeeno... -Empezó a decir.- La verdad es que en eso tú y yo somos un poco diferentes. Ya sabes... yo tengo más alma de ratón de biblioteca que de juerguista, así que no tengo mucha idea de sitios a los que ir. -Era una de esas cosas que había gustado a Oliver, que no saliera demasiado ni se excediera, una buena reputación y un reducido círculo de amistades siempre hacía a las personas más manipulables.- Pero si quieres ir a algún sitio... podemos preguntar a la guía de la ciudad. -Bromeó mencionando el móvil, que seguramente podría recomendarles algún sitio.

Amelia — Casa — Con Jared

The dinner

Sonrió y frunció ligeramente el ceño, divertido. Amelia se definía a sí misma como un ratón de biblioteca y eso era muy tierno. No te tenía por una ratoncilla de biblioteca... Salvo por lo de crear personajes que cobran vida, claro. Bromeó, terminándose el trozo de pizza que tenía en las manos.

Hmmm... Musitó pensativo, mientras acababa de masticar. Quizás... En lugar de pensar dónde iría Amelia, podrías pensar dónde iría Jared. Arqueó una ceja con una sonrisa ladeada. Imagina que estás escribiendo un capítulo en el que... Salgo de fiesta con una chica guapa que acabo de conocer... O con la que quiero disculparme por algo. Se mojó los labios, sonriente. ¿Dónde iría?

Aunque, sí, el plan de la "guía de la ciudad" era mucho más realista... Dentro de lo poco realista que era su vida en general, claro. Arrastró un poco la silla y se acercó a ella para mirar su móvil. ¿Y bien? ¿Qué nos recomienda? La verdad es que ninguno de los sitios que veía le sonaban de nada. Pero vio uno que le llamó la atención. Ah, este tiene buena pinta. Dijo señalando la pantalla. Se llamaba "Rock'n'rolla" y le había llamado la atención, básicamente, porque tenía una Harley Davison en la puerta. O al menos tiene pinta de ser algo que me gustaría... Creo. La miró. Ahora estaban mucho más cerca, así que echó la cabeza algo hacia atrás para poder enfocarla mejor, sin perder la sonrisa y la ceja arqueada. No sé si a la ratoncilla de biblioteca le vendrá bien.

Jared — Pizzería — Con Amelia

The Dinner

Sonrió por la broma, intentando que no pareciera que le hacía tanta gracia.- Igual es que también tengo algo de bruja. -Añadió por lo de hacer que sus personajes cobrasen vida, pero no era un comentario tan gracioso.

Bebió un poco más mientras Jared dejaba caer esa idea.- Sí, suena más fácil. -Pesar en lo que haría él en su libro, a dónde iría alguna noche que le apeteciera. De acuerdo, lo de salir con una chica guapa se parecía demasiado a decir "ligar" sin decirlo y... bueno, añadió lo de disculparse.- Todo depende de la chica y de las intenciones que Jared tenga. -Dejó caer, enarcando una ceja. Pero claro, en aquel momento tenía que pensar en que él quería salir con ella por.... por hacer las paces, claro. Y ya se estaba acordando de aquel capítulo extra donde se autoinsertaba en el texto. 'Mierda! no es lo que va a pasar.

Empezó a buscar con el móvil en la guía, pasando algunos anuncios de sitios que eran demasaido y que no pegaban con ninguno de los dos. Apenas se dio cuenta de que Jared se había sentado a su lado y miraba el móvil hasta que le escuchó elegir uno, demasiado cerca. Tanto que si se giraba terminaría rozando su cara.- Mmmm... no está mal. -Murmuró. Parecía un club bastante clásico de la ciudad. No entre los que están más de moda y abarrotados, pero al que se podría ir a pasarlo bien.- Solo por la Harley, ya encaja con tus gustos. -Bromeó un poco.

Se giró para mirarle cuando él se apartó un poco. Cuando repitió aquel nuevo apelativo que se había ganado sonrió un poco.- Podemos probar. -Volvió al móvil para ver la dirección.- Y estamos de suerte. Tampoco queda muy lejos. -Cogió su vaso un momento para beber algo más, aunque le volvió a mirar.- Pero solo un par de copas, mañana es lunes y hay que recuperar mi ordenador y tu cerebro, espantapájaros. -Se rió un poco por su propia broma, no sabiendo si Jared recordaría algo del Mago de Oz, que obviamente no era de su tipo de películas, pero las referencias tenían que existir igualmente.

Amelia — Casa — Con Jared

The dinner

Ante ese comentario reprimió una risa y enseñó las palmas de las manos en señal de inocencia. Las intenciones de Jared siempre son buenas, Amelia, parece que no me conoces. Bromeó. Bueno, lo cierto es que no tenía... Intenciones, ¿no? Era extraño porque cuando echaba la vista atrás solo veía borroso, no era capaz de recordar más eventos que los que ya había deducido junto con Amelia en las últimas horas. Así que tampoco recordaba si era habitual en él "ir con intenciones" o no. Solo quería... Pasar un buen rato con ella... Nada más... ¿No?

Genial, tenemos sitio entonces. Celebró, apurando su bebida mientras veía que ella hacía lo mismo. Fue a decir que estuviera tranquila, que no pensaba retrasarla demasiado cuando escuchó como terminaba la frase. Frunció el ceño mientras acababa de beber y puso los brazos en cruz. ¡¡Eeeh!! Fingió ofenderse, haciendo un gran esfuerzo por reprimir una risa, lo cual solo consiguió a medias. ¿Cómo que espantapájaros? Creí que estaba guapo con este traje. Movió un poco la cintura sin despegarse de la silla, bajando los brazos de nuevo y mirándose por los lados, como si quisiera descubrir donde estaba el problema. Me rompes el corazón. Volvió a bromear.

Ya tenían la pizza terminada así que se levantó, tiró a la basura el contenido de la bandeja y, continuando con su extraño buen humor a pesar de la situación de esa noche, le ofreció a la mujer el brazo por si quería agarrarse a él al salir. Cuando pisaron la calle miró los pies de la mujer y sonrió. Menos mal que está cerca, no creo que andar mucho con tacones sea muy cómodo. Levantó la mirada hacia ella. ¿A que ahora hubieras preferido que trajera la moto? No iba a dejar de insistir con eso tan fácilmente.

A pesar de su humor y su tendencia a bromear, no se le olvidaba lo que la mujer acababa de decir. Y no se refería precisamente a lo del espantapájaros. Oye, eemm... Empezó a comentar, mojándose los labios mientras perdía la mirada en la acera al caminar, algo más serio. Cuando recuperes el ordenador... ¿Qué...? Es decir. ¿Sabes si... ocurrirá algo? Conmigo, me refiero.

Jared — Pizzería — Con Amelia

The Dinner

Sí, sus intenciones eran buenas con ella, eso lo tenía asegurado. ¿Por qué no iba a ser así? Después de todo no estaba siendo "él mismo", no el de sus libros, ese quizá no se habría metido en tanto embrollo por ella, o no la habría metido a ella en líos... ¿O sí?
En su cabeza empezaba a ver un enorme follón con el Jared que ella había escrito y este que conocía. Y es que tenerle delante cambiaba mucho las perspectivas.

Se rió sin poder evitarlo cuando se puso de aquella manera porque le había llamado espantapájaros.- Estás guapo, eso no tiene nada que ver. Era una referencia a una película. -Respondió aún sonriendo.- Voy a tener que meterte más cine en la cabeza. -Bromeó un poco.

No dudó mucho en cogerse de su brazo al salir, prácticamente lo hizo sin pensar, como si fuera algo completamente natural.- Que sepas que estos zapatos son muy cómodos. Y aún no he bebido tanto como para pensar que la moto sería una buena idea. -Llevarle la contraria era divertido, porque él no se enfadaba, todo se lo tomaba con humor. Parte su encanto y de lo que le hacía mejor que otros.

Empezaron a caminar en la dirección que había indicado el móvil. El silencio no le molestaba, pero tampoco lo hizo que Jared decidiera hablar... solo que la pregunta hizo que se pusiera bastante más seria.- No lo sé. -Era la respuesta más clara y sincera que podía darle.- No tengo ni idea de cómo o por qué llegaste aquí, ni de si hay una forma de regresar. Arreglar el ordenador es más que nada para que puedas leerlo y recuperar tus recuerdos más fácilmente. -Explicó.- Quizá ni siquiera tenga arreglo, o tarde más de un día.

Quizá él pudiera decidir si quería volver o quedarse. Una vez que lo tuviera todo en su cabeza... Solo esperaba que no desapareciera de golpe igual que había llegado. Al menos querría despedirse.
Le miró de reojo y solo pudo pensar en la frase de Dorothy.
Adiós, espantapájaros, a ti te echaré de menos más que a nadie.

Amelia — Casa — Con Jared

The dinner

Vaya, era de una película. Qué tonto. Rió algo avergonzado. Vas a tener que ponerme a ver películas. Dijo, arqueando una ceja. Ya no tienes poderes para meterme cosas en la cabeza, querida escritora. Bromeó. Le resultaba más agradable la perspectiva de ver una película con ella que la de que simplemente su información apareciese ahí, en su cabeza. Pero claro... ¿Acaso no era él algo así como... un ser que había aparecido así, de la nada? Prefería no pensarlo demasiado.

La respuesta de Amelia, por desgracia, era la que esperaba. No la que deseaba, pero sí la que esperaba. Ella parecía tan confusa como él con toda esa situación, por lo que intuía que, si no sabía cómo y por qué había llegado hasta allí, tampoco sabría cuándo ni cómo se iría. La escuchó caminando con la vista clavada en la acera. Entiendo. Dijo al fin. No lo entendía muy bien, a decir verdad. La entendía a ella, claro, pero no la situación. Supuso que Amelia debería sentir algo parecido... Salvo por la perspectiva de no ser alguien real, de tener concepto de tu propia vida pasada y de no temer desaparecer de un momento a otro, claro.

No sé si... No sé si quiero leer lo que has escrito. No quería sonar brusco diciendo eso. Por un lado tenía curiosidad, pero por otro... Era dar por sentado que, efectivamente, él no era más que un personaje ficticio. ¿Cómo debía sentirse una persona ante eso? ¿Le habría pasado alguna vez a alguien algo ni tan siquiera similar? Me gustaría más sí... Me lo cuentas tú. Dijo alzando ligeramente la mirada hacia ella. No sabía si eso había sonado demasiado profundo, así que trató de quitarle hierro mirando hacia otro lado, mojándose un poco los labios con una sonrisa. Quiero decir... Son cosas que tú misma has escrito, tú las sabes, ¿no? Si voy a recordar mi vida... Me gustaría más si fuera narrado por ti. Se encogió un poco de hombros. Bueno, ponte en mi lugar, tiene que ser un poco raro leerse a sí mismo, ¿no? Bromeó, aunque... Sí, le parecía raro. Pero, ¿y qué otra opción tenía?

Parecía que habían llegado al pub, y efectivamente tenía una Harley en la puerta. Wow. Sí que me gusta esto. Entraron y se dirigieron a la barra.

Jared — Pizzería — Con Amelia

The Dinner

Se rió un poco por la tontería esa de sus poderes de escritora.- Que sepamos, solo funcionan con cosas que conoces o han pasado del libro y en películas... me limité a las más típicas de tíos. No hay mucho musical en tu biblioteca mental. -Bromeó. Quizá Footloose, Grease y alguna escena muy típica de Dirty Dancing o Flashdance. Curiosamente todo de los 80.

Siguieron andando y le miró cuando después de contarle lo del ordenador empezó como a tener dificultad para decir lo que pensaba. Eso no era muy normal en él, pero dejó que hablara. La dejó un poco parada que dijera que prefería que se lo contara ella. Después de todo lo había escrito.- Pero yo puedo olvidarme de alguna cosa, u omitir algo que pueda hacerte sentir mal, como... ayer. -Recordaba que se había enfadado un poco por parte de su historia y cómo se la había contado.- Aunque si... si de verdad es lo que quieres, podemos intentarlo. -Aceptó finalmente la idea de ser ella quien le contara las cosas, su historia, o lo que quisiera saber al menos.

El ambiente pareció relajarse un poco más cuando llegaron al bar. Sonrió al escuchar a Jared casi emocionado por lo que le gustaba el sitio y se acercaron a la barra, donde Amelia se sentó en un taburete.

- Se nos ha acabado el vino blanco, princesa. -Anunció la chica que había tras la barra, que parecía haberla juzgado por su forma de vestir.

- Mejor, porque solo quiero una cerveza. -Respondió con media sonrisa.

La chica le hizo un gesto con la cara de pocos amigos y luego se arregló el pelo con poco disimulo para dirigirse a Jared.- ¿Qué te puedo servir a ti, guapo? -Amelia rodó los ojos, no se podía ser más descarada.

Amelia — Casa — Con Jared

The dinner

El lugar molaba un montón. Tenía una decoración fabulosa, con discos de vinilo, guitarras, cosas relacionadas con el mundo de las motos y fotografías rockeras. Eso sí que lo reconocía, no tendría mucho almacén de películas en el cerebro, pero... Al parecer, Amelia le había surtido de un buen arsenal de información motera.

Eso le gustó y, de hecho, no pudo evitar quedarse mirando a la chica con una mirada algo traviesa mientras tomaban asiento frente a la barra. Se ve que a la delicada Amelia debía a gustarle al menos algo ese ambiente, si no, no le habría dado esa personalidad a su personaje, ¿no? Y eso... Era raro de pensar, cuanto menos... Pero le gustaba.

Le sacó de sus extraños pensamientos el comentario de la camarera, a la que no pudo evitar mirar con los ojos abiertos en señal de sorpresa. Abrió un poco la boca, más para gestionar dicha sorpresa que para responder, entre otras cosas porque Amelia se desenvolvió perfectamente sola. Eso le hizo sonreír de nuevo y pasarse la lengua por los dientes con una mueca para disimular la risa. Vaya corte. Se lo tenía merecido, por prejuzgar.

La intervención de la camarera no había acabado ahí, porque luego se dirigió a él... Y no era tan tonto como para no captar ese intento de ligoteo. Delante de Amelia, sin saber qué relación les unía (y casi mejor que no lo supiera, porque era cuanto menos rara). Arqueó un poco las cejas con una sonrisa incrédula. Pueeess... Dijo con una especie de suspiro pensativo. Frunció los labios hacia un lado. Mmm... Yo sí me he quedado un poco decepcionado ante la ausencia de vino blanco, lo venía buscando. Suspiró y se encogió de hombros fingiendo resignación. Así que seguiré los designios de mi princesa, como buen vasallo, y tomaré yo también una cerveza. Y guiñó un ojo entre coqueto y divertido a Amelia. No iba a dejarla sola en esa especie de guerra en la que se había metido la camarera sola.

A la mujer pareció no hacerle mucha gracia el comentario y, tras dedicarle una mirada desdeñosa de arriba a abajo, dijo un escueto y irónico "marchando" y se dio media vuelta para buscar lo que le habían pedido. Jared la siguió con la mirada mientras se alejaba y, cuando lo hizo, se inclinó hacia su compañera para susurrarle con una sonrisilla burlona. ¿Crees que nos escupirá en la bebida? Y no era broma del todo. Esperaba que se la sirviera en un botellín y cerrado.

Sus ruegos fueron escuchados. La mujer dejó los botellines en la barra y los abrió ante ellos sin media palabra, y Jared lo agradeció con una sonrisa y un gesto de la cabeza, dedicando después una subida de cejas a Amelia, escondiendo una sonrisa. Bueno. Alzó el botellín y lo inclinó hacia ella. ¿Por qué brindamos? Se le ocurría varias cosas, pero... Bueno, que eligiera ella. Él se conformaba con que no le hubiera echado a patadas de su vida después de meterla en semejante lío.

Jared — Bar motero — Con Amelia

The Dinner

Se tapó la boca con la mano para intentar disimular que se estaba aguantando la risa por la respuesta que le dio Jared a la camarera sobre el vino blanco. De verdad que los prejuicios eran de las cosas que menos soportaba. Una de las tantas manías odiosas que tenía Oliver.
Aunque la sorprendió un poco la forma en que se refirió a ella "su princesa" y el guiño que le siguió. Había conseguido que se sonrojara un poco sin dejar de sonreír porque la cara de la tía no dejaba de tener gracia.

Abrió los ojos al escuchar la posibilidad de que les escupiera en la bebida.- Como nos la traiga en vaso se la va a llevar de vuelta para traernos el botellín cerrado. -Respondió. Porque bueno, igual también era prejuzgar, pero estaba claro que no se lo había tomado bien y si ella estuviera en su lugar y la pillaran cruzada... bueno, era una guarrería, pero no lo descartaba.

Al final no hizo falta porque les trajo los botellines directamente y los abrió delante de ellos con cara de pocos amigos. Miró a Jared cuando alzó su cerveza con aquella pregunta y decidió seguir el juego de la princesa para hacerlo más divertido.- Bueno, mi querido trovador, hemos desterrado al ogro de nuestros dominios, rescatado una doncella y disfrutado de un digno banquete. -Se refería a la pizza, obviamente. No al sucedaneo de cena que habían probado.- Así que brindamos por nuestra épica aventura de hoy. -Chocó los botellines con suavidad y una sonrisa, bebiendo después.- Ahora solo hay que esperar que el mago nos entregue la siguiente misión. -Bromeó de nuevo como añadido.

Amelia — Casa — Con Jared

The dinner

Esbozó una cómica expresión de trovador escuchando el brindis de su princesa y, antes de entrechocar los botellines, añadió. Brindemos por ello, pues. Y volvió a guiñarle un ojo antes de llevarse la botella a los labios. De verdad que lo de guiñar le salía solo... Aunque también tenía que reconocer que le gustaba guiñarle un ojo a Amelia. Parecía recibirlo bien siempre.

Me ha gustado la aventura de hoy, sí. Un poco peligrosa para ser la primera, pero... Ladeó la cabeza y, arqueando las cejas, rió con suavidad. Espero que este trovador haya estado a la altura para colaborar con la derrota del ogro, aunque en última instancia haya hecho poco. Al menos no ha salido herido. Bromeó, aunque aquello era bastante cierto. Si después de meter a Amelia en ese embrollo ella hubiera tenido que "ir a su rescate" por pelearse con ese tipo... No hubiera estado nada bien. Hubiera sido un estrepitoso fracaso de la misión, por seguir con la analogía.

Dio otro trago y se inclinó un poco hacia la chica, de nuevo frunciendo el ceño aunque sonriente, en un gesto de interés. Entonces... ¿Dices que habrá más misiones como esta? Hizo una mueca con los labios y asintió. Humm. Eso está bien. He de reconocer que me he divertido. Se giró un poco en el taburete, dando la espalda a la barra, apoyando un codo sobre esta aunque sin dejar de mirar a la chica. ¿Qué nos deparará la siguiente? ¿Un dragón, quizás?  Se mojó un poco los labios y sonrió. Aunque creo que... Me conformo con no volver a poner a mi princesa en peligro. Sí, por favor. No podía meter la pata otra vez de esa forma.

Jared — Bar motero — Con Amelia

The Dinner

Aquella especie de juego de princesas y trovadores y épicas aventuras le gustaba, le recordaba a su adolescencia un poco, cuando inventaba otras historias más fantásticas que la de Jared.
Y sí, había tenido algún peligro, podría haber llegado a las manos con Oliver, uno de los dos al menos. Pero al final se habían librado de él sin heridos. Sonrió al escuchar lo de que no había hecho mucho.- Bueno, tú fuiste el que nos metió en este embrollo, así que... tu participación era indispensable. -No le quitaba la culpa nunca, pero reconocía que necesitaba ese empujón y que, de no ser por él... podría haber terminado recayendo en aquella relación de mierda.

Siguió bebiendo un poco más y notó cómo Jared se inclinaba hacia ella y le hacía esas preguntas sobre futuras misiones. Conseguía fácilmente que Amelia se riera de su forma de hablar y de ponerlo. Se llevó un dedo a los labios como si estuviera pensando.- Me temo que no serán aventuras tan emocionantes. A menos que aparezca el mago y nos guíe en otra gesta épica. -Que no iba a pasar, porque no había ningún mago en su historia, que ella supiera.- Pero... nuestra siguiente misión será visitar al ingeniero para reparar el artificio de escritura. -Sí, había tenido que rebuscar en su cabeza cómo referirse al ordenador con un lenguaje tan arcaico.- Oh y tenemos una misión diplomática... -Recordó de pronto- Tengo que acompañarte a conocer el Mundo Mágico de Oz. -Sonrió un poco más bebiendo de nuevo tras decirlo.- Nada mal, ¿eh?

Igual no se daba cuenta, porque posiblemente fuera efecto del vino de la cena y las cervezas que ya había bebido, pero se estaba riendo más y se divertía mucho más con Jared a su lado. Pero claro, también podría ser simplemente por la compañía.

Amelia — Casa — Con Jared

The dinner

Le tomó dando un sorbo a la cerveza el comentario de que él fue quien les metió en ese embrollo. Contuvo una risita culpable en un gesto que trataba de evitar que el sorbo se le derramara, y se llevó el dorso de la mano a los labios para poder tragar con tranquilidad, mientras contenía una risita. Esto me va a perseguir toda la vida, ¿verdad? Bromeó entre risas. Negó con la cabeza ligeramente agachada y de nuevo con una risilla. Bueno, quizás el destino quería que tuviera un papel en... Otra historia distinta. Y seguía siendo raro bromear con eso, porque... Al parecer, él no era más que un personaje de una historia.

Abrió mucho los ojos, con una sonrisa que seguía ese juego que se traían desde hacía un rato. ¡Un mago! Dio otro sorbo y asintió ante lo siguiente. Sí, reparar el ordenador... Prefería no pensar mucho en ello. Mejor seguir con la sonrisa y el buen rollo. Eso de "ingeniero" me sigue sonando bastante a "mago", así que... Me vale. ¿Qué iba a hacer si no era bromear? No era el momento de ponerse a pensar. Prefería seguir viendo a la chica sonreír y reírse de esa forma... Se lo contagiaba.

Frunció el ceño divertido, con una sonrisa y el botellín alzado. Tardó unos segundos en contestar, hasta que... Me temo que eso último no lo he pillado, lo siento. Confesó entre risas. ¿Mundo Mágico de Oz? Se había perdido con las metáforas, y el alcohol no ayudaba. Se mojó los labios. ¿Y por dónde queda eso? Se encogió ligeramente de un hombro y se inclinó hacia la chica, sin dejar de sonreír. Perdona, es que... Soy nuevo en la ciudad. Bromeó de nuevo, con una sonrisa. No se retiró de su nueva posición antes de añadir. Si me llevas tú... Seguro que me encanta.

Jared — Bar motero — Con Amelia

The Dinner

Se encogió un poco de hombros cuando dijo que le iba a perseguir toda la vida lo que le había liado.- Supongo que hasta que hagas algo peor... o mucho mejor. -Comentó, inclinando la cabeza. Aunque parecía que se lo recordaba todo el tiempo como algo de lo que debería sentirse culpable, si no hubiera sido por eso, ella y la otra chica habrían seguido enfrascadas en esa red que Oliver tendía sobre ellas. Había terminado bien, tanto que casi tendría que darle las gracias.
Frunció los labios cuando dijo lo de participar en otra historia y negó con la cabeza.- No creo, tú has estado en esta historia -Se puso la mano en el pecho, señalándose- desde hace ya mucho tiempo. -Porque él, su historia, había sido parte de su vida en cierto sentido. Y de los celos de Oliver también.

Bebió, sonriendo para no pensar en si ir a ver al "mago de los ordenadores" no les iba a hacer terminar con esa historia de un golpe. No quería que fuera así. No sin poder despedirse. Aunque lo que de verdad pasaba era que no quería despedirse de Jared. Pero tampoco lo podía tener en su mundo para siempre, ¿verdad?

Se rió más aún cuando dijo que no había entendido las referencias a Oz, casi estaba deseando ponerle la película inmediatamente. Pero le notó más cerca y diciendo esas cosas. Se humedeció los labios. Sabía lo que estaba haciendo, lo que estaba pasando. Jared y sus encantos.
Pero no se apartó, porque... porque le gustaba demasiado aquello- No te preocupes, podemos ir desde casa. Desde la comodidad del sofá que usas de cama. -Quiso bromear un poco, que no se le notara tanto cómo se le había acelerado el pulso.- Solo es una película, Jared. -Respondió al final. Aunque no sabía por qué había sonado a que era algo más que eso, igual que él no era solo un personaje que ella hubiera escrito.

Amelia — Casa — Con Jared

The dinner

Se mojó un poco los labios antes de mirar hacia arriba con una mueca pensativa. Hmm... No me convence eso de hacer algo peor, no... Pero algo mucho mejor creo que sí podría hacerlo. Sería la noche, lo intenso que había sido el día o que quizás se le empezaba a subir un poquito el alcohol, pero empezaba a separarse de esa realidad tan "extraña" suya y a imaginar escenarios mucho mejores que el de aquella noche. Porque el pensar que en algún momento volverías al libro del que ni recuerdas haber salido era bastante descorazonador, mejor pensar cosas buenas.

Y entonces Amelia le dijo que él llevaba en esa historia "mucho tiempo", con la mano en el pecho. La miró y se mordió un poco el labio, desviando un segundo la mirada para contener una risita que equilibraba lo avergonzado y lo canalla, esa mezcla que él parecía tener tan bien combinada. Dio un sorbo a su cerveza pensando qué responder a eso, porque... En fin, se le estaba subiendo un poquito el alcohol. Supongo que es lo justo. Comenzó a decir con una sonrisa, antes de levantar la mirada de su botellín a la chica, con la cabeza ligeramente ladeada. Al fin y al cabo, yo ni siquiera existiría de no ser por ti. Y eso, por raro que sonase, era verdad.

No le pasó para nada desapercibido el hecho de que Amelia no se había movido ni un ápice de su sitio, mientras él se mantenía bien cerca. Eso era buena señal. Y de verdad que tenía que estar haciéndole un efecto brutal el alcohol porque juraría que esa fracesita del sofá llevaba otro mensaje implícito. Él solo puso cara de interesante, de nuevo pensando qué responder, hasta que ella confirmó que se trataba de una película. Aahm... Dijo lento y bajito, asintiendo con la cabeza con la mirada en otra parte, como si acabara de entender un concepto complejo. Pues... La verdad es que me muero de curiosidad por verla, ya que la pones tan bien. Tampoco es que le hubiera dado muchos datos, pero bueno. Volvió a mirarla. Puede ser un buen destino en el que acabar esta misión... Oz. Que no pareciera que se refería al sofá. Así que por mí... Podemos ir cuando quieras.

Jared — Bar motero — Con Amelia

The Dinner

A ratitos, cada vez más largos, Amelia parecía irse olvidando de que Jared era fruto de su imaginación. O lo era. Porque ahora mismo era un hombre de carne y hueso, guapísimo, que estaba justo delante de ella y bien cerca.
Pero él parecía querer recordárselo a veces.- ¿Puedes no decirlo así? -Preguntó sin llegar a parecer muy seria al hacerlo. Se acercó un poco más para susurrar y que nadie más la escuchara.- Es que suena un poco como si fuera tu madre. -Arrugó la nariz y se alejó. Sí, había autores que apreciaban sus libros como si fueran sus hijos, pero era muy retorcido pensar así de Jared cuando le tenía así... delante.

Estaban hablando de una película, de una totalmente inocente y musical, casi podía considerarse infantil... y, sin embargo, por cómo le estaba afectando todo, Amelia tuvo que recordárselo a sí misma para no pensar que hablaban de algo más, de otra cosa que le apetecía ahora un poco más que ver una película.
Asintió muy despacio al final, a eso de que podían ir cuando ella quisiera.- Vamos entonces... -Ya habían pagado, así que simplemente bajó del taburete, pero con la mala suerte de que pisó una servilleta u otra cosa del suelo y se tuvo que apoyar en Jared para no caerse.- Lo siento. -Se despegó de él muy despacio y cogió sus cosas, sabiendo que su cara estaba roja y que ya no controlaba demasiado bien la forma en que se le estaba acelerando el corazón.

Casi agradeció que al salir del local hiciera bastante fresco como para que se le pudiera enfriar la cara y con suerte se le pasaría un poco el efecto del alcohol. Aún así terminó pidiéndole el brazo para poder caminar agarrada a él y así no tropezarse, que no porque le gustara demasiado para su propio bien aquella cercanía. Como habían estado yendo a sitios cercanos, no les hizo falta mucho para llegar a casa. Aún así en cuanto cruzó la puerta Amelia empezó a quitarse los zapatos porque no los aguantaba mucho más.- Entonces... ¿seguro de que quieres ver la película ahora? Porque dura bastante.

Amelia — Casa — Con Jared

The dinner

Tuvo que llevarse una mano a la boca para disimular la risa que le había provocado aquello. Vale, vale, lo siento. Dijo aún riéndose, mostrando las palmas de las manos a modo de disculpa. No lo digo más. A partir de ahora, solo... Amelia, y Jared. Ya está. Sí, mejor. Nada de creadora y creado, era siniestro y... Triste. Y desconcertante. ¿Qué más daba si negaba su propia realidad? Al fin y al cabo... Ni siquiera sabía ya que era realidad y que no...

Se irguió un poco y la miró con una sonrisa satisfecha. Vamos entonces. Repitió él también, apurando el botellín y dejándolo en la barra. Y justo al hacerlo notó como la chica caía sobre él. Menos mal que estuvo lo suficientemente rápido como para agarrarla en un acto reflejo. Uou, ¿estás bien? Preguntó aún con ella casi en brazos, mirándola preocupado al principio y con una sonrisita después. No te preocupes. Contestó sin perder la sonrisa cuando se disculpó. No había sido nada y... En fin, no estaba mal tenerla cerca, ahora que lo pensaba... Como si no lo hubiera pensado ya antes...

Le tomó del brazo al salir y él la miró, mojándose los labios y sin perder la sonrisa. Amelia era... Muy guapa. Y se acababa de decir a sí mismo que no iba a dirigirse más a ella como "su creadora" y a sí mismo como "su personaje" porque... No sabía por qué, pero no lo iba a hacer. ¿Ella se lo había pedido, al fin y al cabo, no? ¿No iba a ser más cómodo así? Pensar simplemente que... Eran un hombre y una mujer que habían coincidido y ya está. Que se habían ido a cenar juntos, que habían compartido un buen rato en un bar... Y que iban a casa... A ver una película... Vale, en su registro cerebral tenía un análogo a "ver una película" en casa de noche entre un chico y una chica y la película tenía ahí poco que ver. ¿Era algo que pensaba todo el mundo, se estaba volviendo loco... O esa información se la había dejado Amelia escrita en su cabeza? Porque si era lo último... Quería decir... Que ella estaba pensando lo mismo que él. Pero había quedado en que no iba a pensarles como escritora y personaje, así que... Aunque eso no resolvía su duda sobre lo de la película...

Cruzaron la puerta y observó con una sonrisa divertida como se quitaba los zapatos nada más cruzar el umbral. Si tenías tanta prisa por quitártelos, podías habérmelo dicho. No me hubiera importado llevarte en brazos. Bromeó. Se mojó los labios y esbozó una expresión pensativa. Yo no tengo nada mejor que hacer, ¿y tú? Pasó al salón sin perder la sonrisa y miró a la mujer. Aunque si va a ser muy larga, quizás deberíamos... No sé, tomarnos otra copa. Por ejemplo. Se encogió de hombros. O palomitas, lo que prefieras. Sí, ya.

Jared — Bar motero — Con Amelia

The Dinner

Sus pies agradecieron muchísimo estar libre de la prisión que eran los zapatos. Que eran bonitos y cómodos, pero después de horas y con todo lo que había pasado pues... dejaban de serlo tanto.
Miró a Jared cuando dijo que la habría llevado en brazos.- ¿Qué te hace pensar que una chica que no ha querido ir en moto iba a dejarte llevarla a caballito por la calle? -Se rio un poco antes de dejar los zapatos en las escaleras y plantearse la idea de subir y cambiarse rápido.

- Pues no, nada mejor... -Respondió a su pregunta, humedeciéndose los labios. En cierto modo estaba deseando irse a la cama y descansar. Había sido un día muy largo.
Pero por otro lado, se lo estaba pasando tan bien con Jared que no quería que esa noche acabase. Ni tampoco quería pensar en que había ciertas opciones para seguir en su cabeza que... bueno, esperaba que se le fueran pasando.

Y escuchó su propuesta de tomar algo más de vino o unas palomitas.- Creo que podríamos combinarlos. -Ofreció, yendo a la cocina y buscando una de sus botellas de vino. Descartó la de la noche del apagón, porque... No tenía ninguna lógica, pero no quería repetir nada de lo que pasó aquella noche. Por si tuviera un efecto inverso o algo así. Lo dicho, ningún sentido, pero lo que había pasado tampoco lo tenía, así que...

Puso una bolsa de palomitas en el micro y fue preparando un bol y las copas.- Esto... ¿Quieres ir buscando la película? No me importa si la empiezas sin mí. -Ofreció a Jared, para que tuviera algo que hacer de mientras.

Amelia — Casa — Con Jared

The dinner

Soltó una carcajada. Eh, he dicho en brazos, no a caballito. Extendió los brazos en cruz. Por favor, Amelia, ¿por quién me tomas? ¿No habíamos quedado en que era un caballero? Bajó los brazos, negando con la cabeza con una sonrisa y alzó un índice. Y sé que te has arrepentido de no venir en moto. Pero vaya, la oferta sigue en pie para cuando quieras. Continuó con la broma. Porque, sí, se estaba muy bien haciendo esas inocentes bromitas.

Se metió las manos en los bolsillos y asintió con una mueca impresionada en los labios. Es una buena opción. Combinarlos, sí, el vino y las palomitas. Las palomitas daban sed, eso les haría beber más... Y no sabía si eso era una idea muy mala... O muy buena...

Asintió y se fue a buscar la película al mueble del salón, pero volvió a soltar una risa mirando hacia la cocina. Eso no suena nada caballeroso tampoco. Me vas a echar abajo mi fachada. Bromeó, mientras escudriñaba el mueble y buscaba la película. Había muchas, algunas le sonaban, otras no tanto. Prefería no plantearse por qué. Llegó hasta la titulada como "El Mago de Oz" y la sacó, abriendo la carátula y mirándola un poco antes de sacar el DVD y meterlo en el reproductor. Nunca había puesto esa televisión (¿habría puesto alguna vez una televisión realmente? Uf, lo dicho, mejor no pensar tanto) pero tocó un par de botones hasta que dio con la tecla y el menú no tardó en salir.

Que colorida. Le dijo a Amelia cuando volvió con las palomitas y el vino, mirando a la pantalla con un gesto de la cabeza, aún de pie junto al sofá y con las manos en los bolsillos. Miró las palomitas y el vino y volvió a mirar a la mujer, escondiendo una sonrisita. Pues, a priori... Esta aventura tiene bastante mejor pinta que la anterior.

Jared — Bar motero — Con Amelia

The Dinner

Le hacía gracia que Jared insistiera tanto en lo de ser un caballero. Sí, se comportaba como tal, la mayor parte del tiempo. Al menos con ella lo hacía. Pero las bromas con las cosas que le hacían parecerlo más o menos eran muy divertidas.

- Vamos, si te doy permiso yo, puedes hacerlo. -Le dijo para que no se preocupara por lo de empezar la película. Intentó recordar por un momento si había detallado cómo eran los reproductores de dvd en el libro, o si había. Que podía ser una tontería y uno de esos párrafos de relleno, pero en esa circunstancia, igual Jared no podía hacerlo porque nunca lo había escrito.
¿Tenía eso algún sentido?
Dejó de pensarlo cuando el león de la Metro rugió de fondo.

Con todo listo sobre una de esas bandejas que no usaba casi nunca salió al salón para ver al hombre de pie junto al sofá.- Ya verás... -Pronunció sobre lo del color.- ¿No piensas sentarte? -Preguntó un poco en broma.
Dejó la bandeja en la mesita frente al sofá y se sentó, cogiendo el bol de palomitas.- Sí que es mejor, sí. -Amelia tendía a acomodarse en uno de los rincones del sofá, subiendo las piernas y apoyándose en un brazo. Pero como tenía que dejar el bol cerca de Jared también, lo que hizo fue hacer un pequeño muro con los cojines para apoyarse hacia el otro lado. Aunque tuvo que estirar un poco la falda porque así se acortaba un poquito.- Si esta aventura sale bien, otro día podemos ver una de tus preferidas. -Propuso, desviando los ojos de la pantalla hacia él.

Amelia — Casa — Con Jared