Freyja
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Just some pumpkin juice and brotherhood CON Lex EN Gran Comedor A LAS 13:00h, 11 de septiembre |
Había tenido el sueño bastante atropellado, pero durmió muchas horas aun así. Se acostó prácticamente nada más llegar a su Sala Común, sin comer, y se despertó a la hora de siempre. Eso sí, muerto de hambre.
La cura de sueño, comer de nuevo, charlar con sus compañeros de casa y, sobre todo, las clases de la mañana, le habían devuelto el buen humor. Por un momento casi se había olvidado del incidente del día anterior. Bueno, no fue exactamente un "incidente". Le había servido para comprobar que no era tan buen oclumante como creía... Y que su hermano no era tan rancio como le gustaba aparentar. Podría decirse que había sido productivo entonces, ¿no? No especialmente satisfactorio... Pero productivo, al fin y al cabo. Y un mago que quiera hacer grandes contribuciones tiene que priorizar la productividad sobre la satisfacción personal. O, al menos, así lo veía él.
Salió del aula charlando animadamente con algunos compañeros de casa. Por mitad del pasillo, una alumna de primero le tiró tímidamente de la túnica para preguntarle algunas cosas, así que se quedó rezagado y le dijo a sus amigos que los vería ahora en el Gran Comedor para almorzar. Volvía a estar muerto de hambre, pero la pequeña alumna, a pesar de sus confusiones propias de una recién llegada, parecía muy motivada. Una Ravenclaw como debía ser. Así que Marcus se fue contento hablando con ella y resolviendo sus dudas hasta el Gran Comedor.
Esta tarde, antes de la cena, nos vemos en la Sala Común y te presto ese libro. Créeme, te va a ayudar. La chica estaba tan ilusionada como si le hubiera dado un autógrafo un famoso. ¡Nos vemos luego! Se despidió y fue a por su comida. Oyó los cuchicheos de fondo de la chica con su grupo de amigas. Algunos alumnos de primero odiaban a los prefectos, pero otros los veían como estrellas. Esas se ven que eran de las segundas. Marcus las saludó sonriente con un coqueto gesto de la mano. Lo que le hacía falta a su ego.
Cuando se fue a girar con su comida en las manos para sentarse junto a sus amigos, vio una figura inconfundible y solitaria que se sentaba en una esquina de las infinitas mesas del Gran Comedor. Normalmente pensaría ya está el rarito comiendo solo otra vez, pero se le agarró un pellizco en el pecho al verle. ¿Por qué tenía que estar siempre tan solo? Marcus siempre iba rodeado de gente. Otra de las muchas cosas en las que no se parecían en nada.
Se dirigió hacia allí sin dudar. La noche anterior le había dicho que quería que comieran juntos y lo seguía pensando. Ya iría con sus amigos otro día, no iba a dejar a su hermano solo después de lo de... Bueno, no iba a dejar a su hermano solo y punto. ¿Qué pasa, carapasa? Marcus y su humor. Le sonrió y colocó sin preguntar su comida en la silla de enfrente de Lex. ¿Qué haces aquí solo? ¡Oh, no me digas que me estabas esperando! Añadió con una sonrisa radiante. Pues menos mal que te he visto. Vas a tener que señalizarte mejor la próxima vez.
La cura de sueño, comer de nuevo, charlar con sus compañeros de casa y, sobre todo, las clases de la mañana, le habían devuelto el buen humor. Por un momento casi se había olvidado del incidente del día anterior. Bueno, no fue exactamente un "incidente". Le había servido para comprobar que no era tan buen oclumante como creía... Y que su hermano no era tan rancio como le gustaba aparentar. Podría decirse que había sido productivo entonces, ¿no? No especialmente satisfactorio... Pero productivo, al fin y al cabo. Y un mago que quiera hacer grandes contribuciones tiene que priorizar la productividad sobre la satisfacción personal. O, al menos, así lo veía él.
Salió del aula charlando animadamente con algunos compañeros de casa. Por mitad del pasillo, una alumna de primero le tiró tímidamente de la túnica para preguntarle algunas cosas, así que se quedó rezagado y le dijo a sus amigos que los vería ahora en el Gran Comedor para almorzar. Volvía a estar muerto de hambre, pero la pequeña alumna, a pesar de sus confusiones propias de una recién llegada, parecía muy motivada. Una Ravenclaw como debía ser. Así que Marcus se fue contento hablando con ella y resolviendo sus dudas hasta el Gran Comedor.
Esta tarde, antes de la cena, nos vemos en la Sala Común y te presto ese libro. Créeme, te va a ayudar. La chica estaba tan ilusionada como si le hubiera dado un autógrafo un famoso. ¡Nos vemos luego! Se despidió y fue a por su comida. Oyó los cuchicheos de fondo de la chica con su grupo de amigas. Algunos alumnos de primero odiaban a los prefectos, pero otros los veían como estrellas. Esas se ven que eran de las segundas. Marcus las saludó sonriente con un coqueto gesto de la mano. Lo que le hacía falta a su ego.
Cuando se fue a girar con su comida en las manos para sentarse junto a sus amigos, vio una figura inconfundible y solitaria que se sentaba en una esquina de las infinitas mesas del Gran Comedor. Normalmente pensaría ya está el rarito comiendo solo otra vez, pero se le agarró un pellizco en el pecho al verle. ¿Por qué tenía que estar siempre tan solo? Marcus siempre iba rodeado de gente. Otra de las muchas cosas en las que no se parecían en nada.
Se dirigió hacia allí sin dudar. La noche anterior le había dicho que quería que comieran juntos y lo seguía pensando. Ya iría con sus amigos otro día, no iba a dejar a su hermano solo después de lo de... Bueno, no iba a dejar a su hermano solo y punto. ¿Qué pasa, carapasa? Marcus y su humor. Le sonrió y colocó sin preguntar su comida en la silla de enfrente de Lex. ¿Qué haces aquí solo? ¡Oh, no me digas que me estabas esperando! Añadió con una sonrisa radiante. Pues menos mal que te he visto. Vas a tener que señalizarte mejor la próxima vez.
Merci Prouvaire!
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Just some pumpkin juice and brotherhood CON Marcus EN Gran Comedor A LAS 13:00h, 11 de septiembre |
No había nada destacable de aquella mañana. Tampoco de la noche anterior, aunque si que había pasado más horas de las que quisiera reconocer tumbado en su cama mirando las maderas del dosel pensando en lo que había visto de los recuerdos de su hermano. Había hecho bien en no asistir a la clase de Boggarts, fue todo lo que pudo pensar. Tal vez era algo por lo que todos pasaban pero no le apetecía una mierda que se descubrieran sus miedos delante de todos... Y más si ni tenía claro cuál era, como al parecer le había pasado a Marcus.
Tras pensar más de lo habitual, se despertó como siempre. Haciendo lo de siempre. Salir corriendo para practicar un poco de quiditch sin que nadie le molestara, una ducha rápida y hacia clase.
No había nada a destacar de aquellas clases, las pasaba como todas. Jugando a garabatear sin mucho sentido su pergamino y a esperar que el tiempo pasara.
No había intercambiado palabra con nadie, ni si quiera los profesores se molestaban en preguntarle demasiadas cosas. A veces le fastidiaba que todos fueran tan maricones como para estar acojonados por su semblante serio. Que él supiera, al menos en Howarts, no se había comido a nadie...
Pero en otras, y era la mayoría, le estaba bien, así no tenía que lidiar con nadie, le dejaban tranquilo y todo era más... sosegado.
Cuando llegó al gran salón, todo era como de costumbre, de modo que se sentó donde siempre, en un extremo de la mesa de su casa para comer. Solo. Tranquilo. En silencio.
Disfrutar de esos placeres era algo que empezaba a saber hacer...
Lo que sin duda no esperaba era que toda aquella tranquilidad se rompiera con un "¿Qué pasa carapasa?". Tras parpadear casi sin creerse que alguien pudiera utilizar todavía esa expresión, levantó la vista, ya sabiendo que se trataba de su hermano.
Puso una de esas expresiones donde aparentemente no movía ni un músculo de su cara pero que si le conocías lo suficiente podías apreciar que su ceja estaba ligeramente alzada y lo decía todo con eso.
"¿En serio, Marcus? ¿Carapasa?"
Pero no dijo nada, solo presionó sus labios con una ligera sonrisa y bajó la mirada para seguir comiendo. Era su forma amable de decir... Bueno, de dejarle sentarse ahí, tal vez.
—¿Señalizarme mejor?—Preguntó alzando una ceja. Siempre se sentaba en el mismo sitio, claro que eso Marcus tampoco tenía por qué saberlo, a diferencia de él siempre estaba rodeado de gente y eso hacía que te distrajeras mucho, o por lo menos para Lex sonaba muy cansado, nada que ver con sus momentos silenciosos de paz y soledad.
Pero, por si no fuera poco el siempre escoger el mismo lugar para comer, nadie se sentaba nunca a su lado por lo que el hueco que se creaba de "vacío" era bastante... Bueno, visible. ¿Eso no le parecía suficiente?
Y sin embargo había algo más allí que llamó su atención. La próxima vez... ¿Su hermano pensaba volver a comer con él? Probablemente no. Tal vez solo estaba... "agradeciéndole lo de ayer". Sin embargo, Lex se tomó un momento para observar a Marcus con esa medio sonrisa casi gatuna en su rostro.
De verdad se había sentado con la intención de comer con él... Y además, parecía sonreír de verdad, animado. No hastiado o por devolver un favor.
—¿No comes con tus admiradores? Vas a romperles el corazón...
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Su hermano se mantuvo prácticamente inexpresivo ante su intromisión, lo cual tampoco le extrañó demasiado: a veces Lex tenía la expresividad de una pared. Pero para eso estaba Marcus, para hablar y expresar por los dos.
Se encogió de hombros sonriente mientras se comía el primer bocado. Meh, queda un curso entero. Respondió, no reaccionando al término "admiradores", como si diera por hecho que, efectivamente, era su particular club de fans. Se inclinó un poco con media sonrisilla y, con un dedo, le pidió a su hermano que se acercara. Mira. Susurró, y apuntó con el índice a las espaldas de Lex. ¿Ves esas chicas de primero de ahí? Amanda Crawford parece estar reclutándolas a todas. Dijo en referencia a joven que había ido todo el pasillo hablando con él. Me ha pedido un libro, esta tarde he quedado para prestárselo. Se encogió de hombros con una sonrisilla, disimulando muy mal lo encantado que estaba con todo aquello. Seguro que en cuanto llegue a quinto se convierte en prefecta... Ya ves, hermanito, soy toda una inspiración. Las chicas seguían mirándoles con unas risitas y Marcus saludó. Venga, no seas maleducado, Lex. Saluda a las chicas. Dijo con los dientes apretados en una sonrisa, como si no quisiera que se notara lo que estaba mascullando. La gente de primero está muy sola... Y tú también. Alomejor deberíais haceros amigos. Volvió la vista a su hermano y, antes de que le matase por el comentario, se excusó. Es broma... Más o menos.
Agarró la jarra de zumo de calabaza y se echó un vaso. ¿Quieres? No dejó que le contestase, simplemente le sirvió. Al hacerlo, vio que la comida del plato de su hermano era distinta a la suya. Oh, ¿qué comes? Tampoco esperó respuesta. Metió el tenedor en su plato y pinchó un par de trozos y se los llevó a la boca. Mmm, está rico. Dijo con la boca llena. Entonces señaló el suyo, arqueando las cejas en señal de ofrecimiento. ¿Quieres?
Se encogió de hombros sonriente mientras se comía el primer bocado. Meh, queda un curso entero. Respondió, no reaccionando al término "admiradores", como si diera por hecho que, efectivamente, era su particular club de fans. Se inclinó un poco con media sonrisilla y, con un dedo, le pidió a su hermano que se acercara. Mira. Susurró, y apuntó con el índice a las espaldas de Lex. ¿Ves esas chicas de primero de ahí? Amanda Crawford parece estar reclutándolas a todas. Dijo en referencia a joven que había ido todo el pasillo hablando con él. Me ha pedido un libro, esta tarde he quedado para prestárselo. Se encogió de hombros con una sonrisilla, disimulando muy mal lo encantado que estaba con todo aquello. Seguro que en cuanto llegue a quinto se convierte en prefecta... Ya ves, hermanito, soy toda una inspiración. Las chicas seguían mirándoles con unas risitas y Marcus saludó. Venga, no seas maleducado, Lex. Saluda a las chicas. Dijo con los dientes apretados en una sonrisa, como si no quisiera que se notara lo que estaba mascullando. La gente de primero está muy sola... Y tú también. Alomejor deberíais haceros amigos. Volvió la vista a su hermano y, antes de que le matase por el comentario, se excusó. Es broma... Más o menos.
Agarró la jarra de zumo de calabaza y se echó un vaso. ¿Quieres? No dejó que le contestase, simplemente le sirvió. Al hacerlo, vio que la comida del plato de su hermano era distinta a la suya. Oh, ¿qué comes? Tampoco esperó respuesta. Metió el tenedor en su plato y pinchó un par de trozos y se los llevó a la boca. Mmm, está rico. Dijo con la boca llena. Entonces señaló el suyo, arqueando las cejas en señal de ofrecimiento. ¿Quieres?
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Un curso entero para poder arreglar el comer hoy con él... No estaba mal, no le quedaba mucho, por eso, pero Lex solo sonrió intentando volver a comer, aunque se detuvo porque su hermano le señaló algo.
Se acercó y miró hacia donde indicaba, escuchándole con claridad, como si estuviera diciendo algo realmente importante y no una soberana tontería.
Miró a las chicas de primero como decía, no recordaría ese nombre así que ni si quiera se lo repitió en su cabeza. ¿Por qué le contaba la historia de esa chica?
Mm... ¿Su hermano estaba emocionado porque esas chicas de primero estaban como locas por don perfecto?
Lex entrecerró los ojos. Miró a Marcus, a las chicas y de nuevo a Marcus alzando una ceja y poniendo una expresión entre confusa, divertida y preocupada por su hermano. Era un genio... sin duda debería saber el pequeño detalle que estaban descolocando al Slytherin.
—Sabes... que tienen once años... ¿no? que son... chicas de once años... ¿no?— Porque si le estaba insinuando que intentara dejar de sentirse solo con una niña... Sonaba a tan poco don perfecto.
Aunque solo estaba jugando.
—Bueno...—Respondió tarde, porque ya le había servido y cuando le dio tiempo a responder su jarra ya estaba llena. Lo mismo pasó con la comida, antes de que pudiera decir nada, su hermano ya había metido sus manazas en su plato para picotear... ¡Siempre hacía eso! ¿Por qué no se había servido algo de eso si quería? Todos tenían acceso a la misma comida.
—Mmm... resulta que eres...—Dijo tomando un trozo de comida del plato de Marcus.—...si, ya sé lo que eres... un mapache ladrón... Tendrían que hacerte otra casa en Howarts— Dijo divertido. Después siguió comiendo de su plato.
Supuso que era... Bueno, de alguna forma, que su hermano estuviera preocupándose de que siempre estuviera solo, al menos si no se ponía demasiado pesado con el tema.
Tampoco era propiamente una elección, tan solo... No había conectado con nadie allí... Si, en seis años ya era mucho, un poco triste tal vez, pero así eran las cosas...
No tenía ganas de fingir ser encantador para intentar que alguien estuviera con él. Prefería esa soledad. A veces era deprimente pero era cómodo.
—Y... ¿No te agobia pensar que hagas lo que hagas alguien te mira? Si te sacaras un moco, seguro que esa... Amanda lo anotaría en su diario.
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Marcus se quedó a medio masticar, con el tenedor dejado de caer sobre el plato y el ceño fruncido. ¿Qué? ¡Claro que sé que tienen once años! ¿En qué... Qué estás...? Dijo con voz indignada. De verdad que su hermano a veces parecía cogerle el cerebro y sacudírselo. Solo me refería a que podías hacer amigos nuevos, ¿o tienes un rango de edad para hacer amigos? De verdad... A veces... Eres... Negó con la cabeza y siguió comiendo.
Como imaginaba, a su hermano no le hizo mucha gracia que le picoteara el plato. Eso le pareció divertido y tuvo que disimular una risilla mientras masticaba. A él no le importaba que cogiese de su plato, le gustaba compartir, así que ni se inmutó cuando el otro le quitó comida. La casa de los mapaches ya existe. Se llama Hufflepuff. Bromeó arqueando las cejas y riendo un poco con malicia después. No había ningún Hufflepuff delante, obvio, si no se hubiera ahorrado la bromita. Los tejones eran tentadoramente parecidos a los mapaches, se lo había puesto en bandeja.
Miró a su hermano con los ojos entrecerrados. Vaya, sí que te has quedado con su nombre, a pesar de que tenga once años. Apuntilló. Yo no me saco mocos, no tengo nada que ocultar. Dijo echándose hacia atrás en la silla y abriendo los brazos en cruz con teatralidad. Añadió un suspiro y volvió a recuperar su posición para seguir comiendo. Hermanito, si todo sale bien seré una persona de renombre el día de mañana. Y las personas de renombre tenemos que acostumbrarnos a la fama, porque si no luego se nos va a hacer pesada. Mira todos esos magos locos que se hicieron súper famosos sin gustarle la gente y ahora andan por ahí locos perdidos. ¿Conoces a Petriuss Clover, verdad? El famoso botánico, el que descubrió que las varitas que se hacen con espino en el mes de mayo son más poderosas. He oído que vive en la corteza de un árbol. Siguió comiendo como si nada. Yo no seré de esos. Dijo con la boca llena. Después de tragar, se quedó pensando que, con lo que era Marcus para planificar su futuro, nunca había tenido esa conversación con su hermano. Ladeó la cabeza y le miró con curiosidad. Ahm, hablando del día de mañana... ¿Tienes ya pensado qué hacer cuando termines en el Colegio?
Como imaginaba, a su hermano no le hizo mucha gracia que le picoteara el plato. Eso le pareció divertido y tuvo que disimular una risilla mientras masticaba. A él no le importaba que cogiese de su plato, le gustaba compartir, así que ni se inmutó cuando el otro le quitó comida. La casa de los mapaches ya existe. Se llama Hufflepuff. Bromeó arqueando las cejas y riendo un poco con malicia después. No había ningún Hufflepuff delante, obvio, si no se hubiera ahorrado la bromita. Los tejones eran tentadoramente parecidos a los mapaches, se lo había puesto en bandeja.
Miró a su hermano con los ojos entrecerrados. Vaya, sí que te has quedado con su nombre, a pesar de que tenga once años. Apuntilló. Yo no me saco mocos, no tengo nada que ocultar. Dijo echándose hacia atrás en la silla y abriendo los brazos en cruz con teatralidad. Añadió un suspiro y volvió a recuperar su posición para seguir comiendo. Hermanito, si todo sale bien seré una persona de renombre el día de mañana. Y las personas de renombre tenemos que acostumbrarnos a la fama, porque si no luego se nos va a hacer pesada. Mira todos esos magos locos que se hicieron súper famosos sin gustarle la gente y ahora andan por ahí locos perdidos. ¿Conoces a Petriuss Clover, verdad? El famoso botánico, el que descubrió que las varitas que se hacen con espino en el mes de mayo son más poderosas. He oído que vive en la corteza de un árbol. Siguió comiendo como si nada. Yo no seré de esos. Dijo con la boca llena. Después de tragar, se quedó pensando que, con lo que era Marcus para planificar su futuro, nunca había tenido esa conversación con su hermano. Ladeó la cabeza y le miró con curiosidad. Ahm, hablando del día de mañana... ¿Tienes ya pensado qué hacer cuando termines en el Colegio?
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¿En qué...? Oh, Marcus podía ser tan divertido... Lex solo abrió sus ojos y apretó sus labios negando ligeramente con la cabeza y alzando sus hombros en señal de negación. Él no estaba pensando en nada fuera de lugar... Bueno, obviamente si y eso era lo que lo hacía divertido. Pero al margen de eso y sin segundas intenciones, no, no tenía nada con el tema de la diferencia de edad pero... ¿Once años? Eran unos críos... aunque ya que no congeniaba demasiado con nadie de su edad, ni mayor, ni nadie en general... Tal vez... Pero no estaba interesado. Y menos si eran tan ruidosos.
Los de primero... siempre tenían ese aire de entre miedo y emoción. Los misterios de Howarts, el sentirse especial por haber entrado, las posibilidades de qué tipo de magos podrían convertirse... Ese entusiasmo contagioso que parecía que no podían mantener para ellos mismos le resultaba demasiado pesado.
Ni si quiera podía recordar si él había sentido algún tipo de emoción por entrar. Al fin y al cabo en su familia no era un logro entrar en Howarts, no era algo a celebrar, era algo básico. Lo extraño habría sido no serlo.
—Vaya... El perfecto Marcus puede hacer bromas ácidas... A ver si también tiene salgo de serpiente...—Dijo por su comentario respecto a Hufflepuff. Pero fue gracioso, le hizo sonreír y eso en él era poco habitual.
Bajó la cabeza y siguió comiendo, masticando despacio mientras miraba a su hermano con todos esos aires de grandeza donde confesaba prepararse para su exitoso futuro.
Parecía tener muy claro todo lo que no iba a permitir que le pasara, y Lex no sabía si todo aquello tenía algún sentido o no... Se suponía que Lex era el extraño de la familia pero cuando Marcus hablaba en esos tonos se le hacía a que no era el único rarito.
—¡El Gran Marcus! ¡El Mago sin Mocos!—Añadió volviendo a sonreír. Vaya, dos en una misma comida, afortunado. Al menos hasta que Marcus hizo esa pregunta.
—Ni si quiera he pensado cómo voy a terminar el colegio...—Y no mentía. Alex no tenía esa capacidad de su hermano de anteponerse a las cosas, de mirar más allá.
Ni si quiera podía decir qué le gustaba, con qué disfrutaba de pasar el tiempo... ¿Relacionado con la magia? Aún menos. ¿El Quiditch? Tal vez, pero no tenía la disciplina necesaria como para destacar realmente y dedicarse a ello...
Lo único que sabía era que le gustaba pasar el tiempo en silencio con Noora. Por eso no te pagaban... ¿No?
—No soy capaz de... verme en el futuro, como tu...—Y eso había sido una gran confesión, tal vez fruto del buen humor en el que estaba debido, sorprendentemente, a las bromas que había tenido con su hermano.
Bajó la cabeza y se concentró en su plato, moviendo el cubierto y arrastrando la comida de un lado para otro.
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Escuchó a su hermano en lo que tenía que decir e hizo una mueca con la boca, quedándose en silencio. Para él era tan obvio que tenía que dejar una huella en el mundo mágico que le resultaba extraño que alguien pudiera no saber ni siquiera por qué ruta tirar, o al menos barajar varias opciones. No tenía ni idea de como podía ayudar en eso a Lex. Se sentía en el polo totalmente opuesto. Cualquiera de las ideas que a él le encantaban, seguro que a su hermano no le parecían ni medio viables.
Bueno... Tampoco lo tengo tan claro, si te sirve. Dijo encogiéndose de hombros. Es decir, sé que voy a hacer alguna contribución, quiero llegar lejos... Pero aún no tengo claro en qué disciplina. Supongo que me pasa lo mismo que a ti pero al revés: no tengo claro qué seré porque me gustan demasiadas cosas. Y a Lex, en cambio, parecía no gustarle ninguna. Pero eso no podía ser, a todo el mundo le gustaba algo. Por mucho que fueras un tristón como él.
El Quidditch se te da muy bien. Trató de ayudar. Podrías dedicarte a eso... No tienes por qué ser deportista de élite, hay muchas variantes y cosas a las que te puedes dedicar dentro del deporte... Aunque con lo poco que hablas, serías un comentarista muy aburrido. Bromeó, llevándose un par de bocados más a la boca.
Yo aún no he decidido si me dedicaré a la aritmancia, a la alquimia, a crear hechizos, a escribir libros... O a... Bueno, ya sabes... Bajó la mirada al plato, pinchando un par de trozos. Lo había dejado en suspense porque estaba seguro que su hermano sabía a lo que se refería, pero aun así, alzó ligeramente la mirada y dijo en voz más baja. ...Ser inefable... No quería divulgarlo por ahí, aunque ya el boggart se hubiera encargado de hacerlo por él en tercero. Sé que lo viste, Lex. Dijo con suavidad. Agradeció mucho que su hermano no tocara el tema la noche anterior, pero era indudable que sabía de lo que hablaba. En fin... Hay muchas opciones. Solo te pido por favor que no te dediques a la Legeremancia, el mundo no necesita más gente siniestra por ahí.
Bueno... Tampoco lo tengo tan claro, si te sirve. Dijo encogiéndose de hombros. Es decir, sé que voy a hacer alguna contribución, quiero llegar lejos... Pero aún no tengo claro en qué disciplina. Supongo que me pasa lo mismo que a ti pero al revés: no tengo claro qué seré porque me gustan demasiadas cosas. Y a Lex, en cambio, parecía no gustarle ninguna. Pero eso no podía ser, a todo el mundo le gustaba algo. Por mucho que fueras un tristón como él.
El Quidditch se te da muy bien. Trató de ayudar. Podrías dedicarte a eso... No tienes por qué ser deportista de élite, hay muchas variantes y cosas a las que te puedes dedicar dentro del deporte... Aunque con lo poco que hablas, serías un comentarista muy aburrido. Bromeó, llevándose un par de bocados más a la boca.
Yo aún no he decidido si me dedicaré a la aritmancia, a la alquimia, a crear hechizos, a escribir libros... O a... Bueno, ya sabes... Bajó la mirada al plato, pinchando un par de trozos. Lo había dejado en suspense porque estaba seguro que su hermano sabía a lo que se refería, pero aun así, alzó ligeramente la mirada y dijo en voz más baja. ...Ser inefable... No quería divulgarlo por ahí, aunque ya el boggart se hubiera encargado de hacerlo por él en tercero. Sé que lo viste, Lex. Dijo con suavidad. Agradeció mucho que su hermano no tocara el tema la noche anterior, pero era indudable que sabía de lo que hablaba. En fin... Hay muchas opciones. Solo te pido por favor que no te dediques a la Legeremancia, el mundo no necesita más gente siniestra por ahí.
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Lex levantó la mirada para poder ver a su hermano. ¿Que no lo tenía tan claro? No era esa la imagen que había dado hacía unos segundos... Y sopesó que lo dijera solo para hacerle sentir bien, o al menos, no tan mal. Pero realmente parecía estar siendo sincero... Y pronto entendió por qué y en realidad, suponía que debía ser exactamente el mismo problema. Incluso peor, porque para el Slytherin si se equivocaba en su decisión no perdería nada, porque nada le importaba, pero tal vez para Marcus si seleccionaba algo equivocado podría darse cuenta después de haber cometido un error, o quedarle el pensamiento de que con otra cosa habría sido más feliz... Aunque no sabía si él pensaba en la felicidad o solo en los logros. O los logros le hacían feliz, una línea delgada.
Bajó la mirada cuando empezó a nombrar las cosas. ¿En todo eso era bueno? No le sorprendía, lo sabía, de hecho. ¿En qué no era bueno Marcus?
No levantó la mirada cuando su hermano bajó el volumen de su voz, intuía lo que iba a decir. Lo que pudo leer en su mente la tarde del día anterior...
Aún con la cabeza gacha alzó los ojos en una mirada casi cómplice. Sabía que lo había visto. Bueno, era el hermano inteligente, después de todo... Pero de alguna forma no se sintió mal. Que pese a saber que sabía algo de él, algo que nadie más sabía, se estuviera comportando de forma amigable y no estuviera gritándole por se el peor hermano del mundo.
Y eso último que dijo le hizo sacar una ligera sonrisilla, una ladina. Se rascó un poco el pómulo y volvió a bajar los brazos, mirando aún a su hermano con cierta curiosidad. Quizá conforme crecían se habían distanciado lo suficiente para no conocerse tan bien como creían y... no estaba tan mal compartir... algunas cosas.
—¡Pues claro que el mundo lo necesita! Sin personas siniestras, los demás no podríais brillar tanto... ¿No?—Y esa vez si sonrió, casi lo suficiente para que se le vieran los dientes. Fue fugaz, pero ahí estuvo.
Después le preocupó el hecho de que... no le quedaba tanto para salir de Howarts, y el último año, donde su hermano mayor ya habría salido de la escuela seguro que como referente de la institución... Entonces si estaría completamente solo.
—¿Me das más zumo, Gran Mago sin Mocos?
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Puso los ojos en blanco y suspiró mientras masticaba. Vaya justificación. Dijo negando con la cabeza. Eso es como decir "menos mal que existen los criminales, si no, no tendríamos prisiones". Se irguió en la silla y sonrió con superioridad. Yo puedo brillar con luz propia sin necesidad de que haya gente siniestra por ahí. Hizo una floritura con la mano del tenedor. Las águilas volamos alto y no nos detiene nada. Supongo que es difícil de ver desde el suelo, culebrilla. Siguió vacilando. Con su hermano se podía permitir el lujo de vacilar porque sabía que, a su manera, se lo toleraba. O pasaba olímpicamente de él, que para el caso tenía el mismo efecto.
Comenzó a servirle de nuevo zumo de calabaza y se disponía a seguir dándole la tabarra con su infinita lista de motivos por los que no debería dedicarse a la legeremancia cuando una voz les interrumpió. Vaya, los dos O'Donnell juntos. Curtney Willis. No la soportaba. Era otra Slytherin del curso de su hermano y debía creerse la reina del castillo... porque, de hecho, así la trataba medio castillo. Excepto Lex, claro, que pasaba de todo el mundo. Y Marcus, porque la odiaba. Puso los ojos en blanco otra vez. Es todo un honor para nosotros los Slytherin que Sir Marcus haya tenido a bien sentarse en nuestras mesas. Para que veas. Contestó con una sonrisilla de labios fruncidos. De vez en cuando me gusta codearme con... Disculpa, pero no me interesa. Le interrumpió, y Marcus apretó la mandíbula y el tenedor y miró a otro lado con fastidio.
¿Este año sigues en nuestro equipo de Quidditch, verdad Lex? Le dijo con una sonrisa de villana total. Marcus tenía ganas de vomitar. Iré a animarte... Pero no haré una pancarta diciéndote "O'Donnell eres el mejor", o el chupóptero de tu hermano pensará que es para él. Volvió a mirar a Marcus con la cabeza ladeada y la sonrisa imperturbable. Aunque lleve desde primero sin coger una escoba. Iba a contestar pero no le dio tiempo. La chica amplió la sonrisa en un gesto hacia Lex y se marchó de allí, dejando a Marcus con ganas de clavarle el tenedor.
¿Todos los Slytherin sois así? Dijo negando con la cabeza mientras se llevaba con brusquedad un trozo de comida a la boca. Por favor, no me obligues a tenerla de cuñada. Antes me voy a vivir con ese botánico loco a su tronco de árbol. Había bajado la vista al plato, pero levantó la mirada para aclararle a Lex por qué había dicho eso. Oh, venga, no te hagas el nuevo. Se nota que está coladita por ti. Terminó de masticar y añadió. Será porque eres el único que no le hace ni puñetero caso.
Comenzó a servirle de nuevo zumo de calabaza y se disponía a seguir dándole la tabarra con su infinita lista de motivos por los que no debería dedicarse a la legeremancia cuando una voz les interrumpió. Vaya, los dos O'Donnell juntos. Curtney Willis. No la soportaba. Era otra Slytherin del curso de su hermano y debía creerse la reina del castillo... porque, de hecho, así la trataba medio castillo. Excepto Lex, claro, que pasaba de todo el mundo. Y Marcus, porque la odiaba. Puso los ojos en blanco otra vez. Es todo un honor para nosotros los Slytherin que Sir Marcus haya tenido a bien sentarse en nuestras mesas. Para que veas. Contestó con una sonrisilla de labios fruncidos. De vez en cuando me gusta codearme con... Disculpa, pero no me interesa. Le interrumpió, y Marcus apretó la mandíbula y el tenedor y miró a otro lado con fastidio.
¿Este año sigues en nuestro equipo de Quidditch, verdad Lex? Le dijo con una sonrisa de villana total. Marcus tenía ganas de vomitar. Iré a animarte... Pero no haré una pancarta diciéndote "O'Donnell eres el mejor", o el chupóptero de tu hermano pensará que es para él. Volvió a mirar a Marcus con la cabeza ladeada y la sonrisa imperturbable. Aunque lleve desde primero sin coger una escoba. Iba a contestar pero no le dio tiempo. La chica amplió la sonrisa en un gesto hacia Lex y se marchó de allí, dejando a Marcus con ganas de clavarle el tenedor.
¿Todos los Slytherin sois así? Dijo negando con la cabeza mientras se llevaba con brusquedad un trozo de comida a la boca. Por favor, no me obligues a tenerla de cuñada. Antes me voy a vivir con ese botánico loco a su tronco de árbol. Había bajado la vista al plato, pero levantó la mirada para aclararle a Lex por qué había dicho eso. Oh, venga, no te hagas el nuevo. Se nota que está coladita por ti. Terminó de masticar y añadió. Será porque eres el único que no le hace ni puñetero caso.
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Just some pumpkin juice and brotherhood CON Marcus EN Gran Comedor A LAS 13:00h, 11 de septiembre |
—Venga ya, no es lo mismo...—Alguien siniestro podía ser cool. Una prisión... Pues no, no es algo que alguien quisiera de no ser necesario, pero de todas formas, necesitaban de gente siniestra para que los demás parecieran normales, ¿no? Al igual que necesitaban a gente mediocre para que otros pudieran destacar.—Es como... Si todos sacáramos excelentes, tu no serías un empollón...¿no? Serías solo uno más del montón...—Y lo dijo con suavidad porque sabía que aunque fuera una mera suposición mientras jugueteaban de buenas, estaba seguro que para Marcus pensar algo así debía darle repelús. Y eso le resultaba gracioso a Lex... Que sonrió ligeramente hasta que apareció esa chica.
Ni si quiera se molestó en mirarla, más bien miraba a su hermano y lo hostil que parecía haberse puesto de repente. Bueno, tampoco había sido de forma repentina, la chica parecía tener algún tipo de interés en molestar a Marcus... ¿Por qué? Bueno, probablemente era una de esas cosas entre casas, las rivalidades... no era común que hermanos estuvieran separados en casas, normalmente solían compartirlas, claro que sus padres no lo habían hecho, por lo que tampoco era tan de extrañar...
Aún así...
Bueno, el caso fue que ni si quiera cuando la chica le preguntó por el equipo de Quiditch Lex la miró. Si detestaba a las personas en general a esas que se metían en conversaciones ajenas queriendo ser super graciosas para ridiculizar a otros, pues aún menos. Aunque no le gustó que se burlara de Marcus, eso era un placer solo para él por ser su hermano.
—Pues... tenemos nuestros días...—Lo cierto era que Lex tenía tanto contacto con Slytherins como con cualquier otros, salvo en el equipo, pero no hablaban solo... Entrenaban, al menos él.
—Oye, eso da escalofríos...—Dijo fingiendo que su cuerpo temblaba. Cuñada... Ni de broma, eso no era gracioso para nada. Aunque después le miró a los ojos, decir que le gustaba porque no le hacía caso era un punto gracioso y absurdamente tonto. Pero podía estar de acuerdo porque... ¿Por qué más si no?—En ese caso voy a gustarle eternamente.—Dijo con una sonrisa de medio lado, pues no tenía intención alguna de dejar de ignorarla ni aunque fuera un poco.
—¿Por qué lo dices? Es decir... No le gusto a nadie, me ha hablado por joderte a ti, más bien.—Esa parecía una mejor teoría, porque no recordaba que ella se hubiera dirigido a él así antes. ¿O tal vez si? No solía prestar mucha atención a esas cosas... Pero nunca pensó que pudiera interesarse por él nadie de Howarts.—Igual le gustas tu.
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Le hizo gracia como su hermano fingía un repelús solo de imaginarse con Willis. O lo fingía o le había dado de verdad. Eso le hizo arquear una ceja y soltar una risotada muda mientras masticaba. Pero lo que dijo a continuación sí que le hizo gracia realmente, o más bien le gustó. Ese es mi hermano. Celebró, apuntándole con el tenedor. Me encantaría ver como le das calabazas... Hablando de calabazas, ¿más zumo? Volvió a no esperar respuesta y rellenar el vaso de su hermano.
Dio un sorbo al suyo mientras Lex le preguntaba que de dónde salía su teoría. Es muy simple, querido Lex. Comentó con la naturalidad de un investigador al tiempo que devolvía el vaso a la mesa. Algunas personas se creen superiores y a su alrededor solo encuentran dos tipos de personas: los que como borregos les dan la razón y les tratan como superiores, y los que no nos tragamos su farsa y les tratamos como lo que son, farsantes insoportables. Pinchó comida, mientras hablaba como si comentara algo sobre el clima, con toda la naturalidad del mundo. Yo soy del segundo grupo, y por eso, entre otras cosas, me odia. Pero tú... Sonrió mientras masticaba y, arqueando las cejas, volvió a apuntarle con el tenedor. ...No estás en ninguno de los dos.
Devolvió la mirada al plato y siguió comiendo y explicando su teoría. Y por eso le interesas. Porque no la tratas como todos los demás... No la tratas, directamente. Se encogió de hombros mirando a Lex. Y no puede soportarlo. Suspiró y volvió a pinchar la comida. En el fondo... Me da un poco de pena. Entonces dejó el tenedor en la mesa y junto las manos como si quisiera suplicarle algo a su hermano. Pero si le das calabazas déjame estar presente, ¡por favor!
Dio un sorbo al suyo mientras Lex le preguntaba que de dónde salía su teoría. Es muy simple, querido Lex. Comentó con la naturalidad de un investigador al tiempo que devolvía el vaso a la mesa. Algunas personas se creen superiores y a su alrededor solo encuentran dos tipos de personas: los que como borregos les dan la razón y les tratan como superiores, y los que no nos tragamos su farsa y les tratamos como lo que son, farsantes insoportables. Pinchó comida, mientras hablaba como si comentara algo sobre el clima, con toda la naturalidad del mundo. Yo soy del segundo grupo, y por eso, entre otras cosas, me odia. Pero tú... Sonrió mientras masticaba y, arqueando las cejas, volvió a apuntarle con el tenedor. ...No estás en ninguno de los dos.
Devolvió la mirada al plato y siguió comiendo y explicando su teoría. Y por eso le interesas. Porque no la tratas como todos los demás... No la tratas, directamente. Se encogió de hombros mirando a Lex. Y no puede soportarlo. Suspiró y volvió a pinchar la comida. En el fondo... Me da un poco de pena. Entonces dejó el tenedor en la mesa y junto las manos como si quisiera suplicarle algo a su hermano. Pero si le das calabazas déjame estar presente, ¡por favor!
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Si Marcus seguía sirviéndole zumo de calabaza iba a acabar meando naranja. Aunque no dijo nada porque de pronto parecía de mejor humor todavía, y teniendo en cuenta que esa chica había sido bastante borde con él era cuanto menos curioso. ¿Tan feliz le ponía que pasara de ella? En ese caso debía ser el tipo más feliz del mundo, porque pasaba de todos...
Y entonces empezó a hablar de sus teorías, del tipo de personas. Las personas que se creen superiores y distinguen entre quien se lo cree y les lame el culo, y en que no se lo cree y les odian a muerte...
Y Lex no pudo evitar encontrar un símil tan grande con su hermano que empezó a escuchar todo aquello y a mirarle con más atención de la habitual en él, casi divertido y con una media sonrisa en sus labios.
De modo que Lex no estaba en ninguno de esos mundos y por eso a la chica le gustaba. Pues era una razón de lo más absurda y ridícula y de ganas de pasarlo mal a lo tonto... Pero entender a las chicas, y a la mayoría de los chicos, sobretodo en esos asuntos, no era uno de los fuertes del Slytherin.
—El honorable Marcus quiere presenciar la humillación hacia una chica a la que le rompen el corazón... ¿Quién lo diría?—Bromeó porque sonaba hasta cruel, al menos dicho de esa manera, cosa que tampoco era. Que a esa chica pudiera hacerle gracia por el tema de que pasaba de ella no quería decir que estuviera enamorado de él, quizá también estaba cansada de la estupidez de todos, esa parte podía comprenderla.
—Entonces... ¿A ti te pasa igual conmigo?—Y si, había dejado caer de forma bastante directa que el comportamiento de Marcus de superioridad podía asemejarse de algún modo al de esa chica.—Sigo pensando... que más bien a notado que eras como ella y quería joderte.—Se burló, bebiendo un poco de ese zumo de calabaza.
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Freyja
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Ladeó la cabeza y le miró con los ojos entrecerrados. De verdad que Lex era especialito: le decía cosas buenas y se seguía metiendo con él. Negó con la cabeza lentamente, lo cual le daba un aire cómico teniendo en cuenta que la seguía teniendo inclinada hacia un hombro. Esa serpiente no tiene corazón. Como mucho le vas a romper su estrategia absurda, y sí, eso sí que querría verlo. ¿Acaso ella no trataba de humillarle a él cada vez que lo veía? Pues que se aguantara.
A lo siguiente que dijo dejó caer el tenedor contra el plato haciendo un ruido atroz y abriendo la mandíbula en señal de indignación. ¿¿Me estás comparando con Curtney Willis?? Preguntó indignado, con la mano en el pecho. ¡¡Yo no soy así!! ¡¡Y tú lo sabes!! Era absolutamente insultante. Si la gente me respeta es porque me lo he ganado, si soy prefecto es por méritos propios: porque soy académicamente brillante y un chico muy simpático. No como tú, que eres un puercoespín. Recogió el tenedor con el ceño fruncido y pinchó con enfado la comida de su plato, añadiendo un "tsss" indignado.
Se quedó unos instantes en silencio con cara de niño enfadado hasta que volvió a reaccionar, retomando la conversación donde la había dejado. ¿Y sabes qué más? Si estoy contigo es porque eres mi hermano y me gusta pasar tiempo juntos. ¡Ea, ya lo he dicho! Como si hubiera confesado algo prohibido. No debía ser tan raro que dos hermanos quisieran pasar tiempo juntos, pero los O'Donnell eran a cual más especialito y orgulloso. Y porque estás siempre solo... En serio, tío, ¿por qué estás siempre solo?
A lo siguiente que dijo dejó caer el tenedor contra el plato haciendo un ruido atroz y abriendo la mandíbula en señal de indignación. ¿¿Me estás comparando con Curtney Willis?? Preguntó indignado, con la mano en el pecho. ¡¡Yo no soy así!! ¡¡Y tú lo sabes!! Era absolutamente insultante. Si la gente me respeta es porque me lo he ganado, si soy prefecto es por méritos propios: porque soy académicamente brillante y un chico muy simpático. No como tú, que eres un puercoespín. Recogió el tenedor con el ceño fruncido y pinchó con enfado la comida de su plato, añadiendo un "tsss" indignado.
Se quedó unos instantes en silencio con cara de niño enfadado hasta que volvió a reaccionar, retomando la conversación donde la había dejado. ¿Y sabes qué más? Si estoy contigo es porque eres mi hermano y me gusta pasar tiempo juntos. ¡Ea, ya lo he dicho! Como si hubiera confesado algo prohibido. No debía ser tan raro que dos hermanos quisieran pasar tiempo juntos, pero los O'Donnell eran a cual más especialito y orgulloso. Y porque estás siempre solo... En serio, tío, ¿por qué estás siempre solo?
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Vale... Reconocía que se había pasado. No compartía todo eso de "si soy perfecto..." pero si que era cierto que esa chica y su hermano no tenían nada que ver.
No sabía por qué lo había dicho, era una bala interesante para cuando estaban de peleas pero en ese momento estaban de buenas, o algo así... Tal vez solo había sido un acto reflejo porque aunque esa chica no le importara una mierda le avergonzaba pensar que podía gustarle a alguien. O tal vez simplemente tenía un don patológico por cagar absolutamente todas las situaciones.
Un chico muy simpático... No como él que era un puerco espín. Lex alzó una ceja... ¿De verdad aquello era lo peor que podía decirle? Aunque bien pensado, tal vez tampoco iba tan desencaminado del todo.
No dijo nada. Tal vez era el momento perfecto, tras ese leve silencio, de disculparse. O al menos decir que solo estaba de broma... Pero para el Slytherin las disculpas eran palabras que no conocía y el arreglar las cosas una habilidad más desconocida que las artes oscuras... No quería jorobar a Marcus, o al menos no especialmente, pero simplemente así había salido.
Lo que no esperó, es que con el enfado que llevaba su hermano, lo cual solía hacer que la lengua se le largara sin pensar tanto, confesara que estaba con él porque eran hermanos y le gustaba pasar tiempo con él...
Eso casi le hizo sonreír... Casi. Porque luego añadió que también porque estaba siempre solo. Y si era por pena o algo así, de verdad podía metérselo por donde le cupiese.
—¿Qué tiene de malo? ¿Por qué estás tu siempre rodeado de gente? Son ruidosos, esperan cosas de ti, es... incómodo.—Bajó la mirada y pasó su lengua entre sus labios tragando grueso después.
¿Timidez? Tal vez, sencillamente no se sentía con la libertad de ir hablando con todo el mundo. Ni la necesidad. De verdad que no había necesidad de aquello.
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Freyja
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¡Ya te lo he dicho! ¡Porque soy muy simpático! Respondió con una mueca y un ligero tono de burla como si fuera lo más obvio del universo. Luego simplemente negó con la cabeza y siguió comiendo.
¿Y no te resulta incómodo ir con cara de pasa por ahí todo el día? Insistió, y se dio cuenta de que ya era la segunda vez que le insultaba en minutos. Echó aire por la boca y relajó el rostro, cerrando un poco los párpados. Los abrió y clavó la mirada en su hermano, aunque sin desdibujar de todo la expresión de enfado. A pesar de sus cosas... A él le gustaba pasar tiempo con Lex. No lo reconocería nunca porque si lo hacía seguro que se burlaba de él... Aunque, bien pensado, cosas peores había "visto" y no se había burlado. Pero mejor no arriesgarse.
Es cierto que Lex era muy distinto al resto de la gente. Quizás él solo se sintiera bien en su presencia porque Lex tenía la confianza suficiente con Marcus como para... Hablar, aunque fuera solo frases escuetas y sombrías. Con los demás seguro que no hacía ni eso. Y los demás no eran su hermano, no tenían por qué aguantarlo. Intentaba entenderle pero le costaba.
Su manera de aliviar la tensión no fue otra que... Chincharle aún más. Se levantó ligeramente de la silla e, inclinándose sobre su plato, dio dos o tres pinchazos en el de Lex con el tenedor, trinchando varios pedazos de su comida. Esto por llamarme mapache ladrón. Y se los metió todos en la boca a la vez. Ahora sí que parecía un mapache acaparador, pues se le habían llenado tanto los mofletes que apenas podía masticar. Pero eso sí, la expresión de digno no la perdió en ningún momento.
¿Y no te resulta incómodo ir con cara de pasa por ahí todo el día? Insistió, y se dio cuenta de que ya era la segunda vez que le insultaba en minutos. Echó aire por la boca y relajó el rostro, cerrando un poco los párpados. Los abrió y clavó la mirada en su hermano, aunque sin desdibujar de todo la expresión de enfado. A pesar de sus cosas... A él le gustaba pasar tiempo con Lex. No lo reconocería nunca porque si lo hacía seguro que se burlaba de él... Aunque, bien pensado, cosas peores había "visto" y no se había burlado. Pero mejor no arriesgarse.
Es cierto que Lex era muy distinto al resto de la gente. Quizás él solo se sintiera bien en su presencia porque Lex tenía la confianza suficiente con Marcus como para... Hablar, aunque fuera solo frases escuetas y sombrías. Con los demás seguro que no hacía ni eso. Y los demás no eran su hermano, no tenían por qué aguantarlo. Intentaba entenderle pero le costaba.
Su manera de aliviar la tensión no fue otra que... Chincharle aún más. Se levantó ligeramente de la silla e, inclinándose sobre su plato, dio dos o tres pinchazos en el de Lex con el tenedor, trinchando varios pedazos de su comida. Esto por llamarme mapache ladrón. Y se los metió todos en la boca a la vez. Ahora sí que parecía un mapache acaparador, pues se le habían llenado tanto los mofletes que apenas podía masticar. Pero eso sí, la expresión de digno no la perdió en ningún momento.
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¿De nuevo con aquello de la simpatía? Si ser simpático te hacía ir hablándole a todo el mundo y necesitar que te revolotearan como moscas...
Pues en ese caso debía ser todo lo contrario. Tampoco se sentía antipático solo... O tal vez si, un puto ogro, ¿Y qué? No... No sabía qué decirle respecto a eso...
Tal vez pudiera... sincerarse con su hermano, tratar de ser más honesto. No era solo que le costara hablar o comunicarse, lo cual era evidente, las personas le incomodaban más de lo que quería reconocer...
—Oye...— Apartó sus manos y vio como Marcus tomaba toda la comida que podía de su plato y se la llevaba a la boca... ¡Ni si quiera le cabía!
Tenía los mofletes hinchados, se le salía parte de la salsa por la comisura de los labios... Su expresión era tan graciosa... Tan ridícula pero...
¡Si que era un mapache ladrón!
Y no pudo evitarlo... Primero solo le miró con los ojos muy abiertos y sin expresión, intentando asimilar lo que estaba viendo... Su hermano, con la boca llena, masticando con la expresión de roedor más grande que le había visto a una persona... ¿Y cuánto le gustaban los roedores a Lex?
No lo controló... Ni si quiera sabía lo que había pasado, pero se echó a reír. Lo suficiente como para que se vieran sus dientes, para que tuviera que encogerse y aferrarse a su estómago y sonara una carcajada que por un momento silenció los ruidos del Gran Salón... Suerte que no había mucha gente... O habría tenido que matarlos a todos. Más o menos.
Le costó parar... Y cuando lo hizo frunció el ceño y miró a Marcus. ¿Cómo se atrevía a hacerle reír de esa manera? Ni si quiera recordaba cuándo había reído así antes... ¡Y le había hecho hacerlo en medio del Salón!
—Mapache ladrón... Esta me la pagas...—Dijo, pero volvió a sonreír, tomando un poco de zumo de calabaza del vaso de Marcus para serenarse...
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Se arrepintió de lo que hizo nada más hacerlo, porque ahora no podía masticar. Apenas podía mover la mandíbula sin que toda la comida se le saliera, pero tenía que seguir manteniendo una postura digna ante Lex. Maldito Lex... Por culpa de chincharle acababa haciendo el ridículo.
Estaba haciendo un esfuerzo estoico por no morir ahogado, por tratar de mover la comida con la lengua y las muelas para poder reducir su tamaño. Y entonces su hermano se echó a reír. Al principio frunció el ceño, pero si ni siquiera podía masticar, menos aún abrir la boca para decirle "¿de qué te ríes?". Siguió haciendo sus movimientos de mandíbula unos instantes más con la mirada ceñuda y digna clavada en el chico que estaba doblado de la risa... Y entonces no pudo más.
Se llevó la mano a la boca para evitar un desastre y se echó a reír él también. Ahora sí que se iba a ahogar. Se le habían saltado las lágrimas por la falta de aire entre la boca llena y la risa, pero poco a poco pudo ir tragando fragmentos de comida. No se la había tragado del todo todavía cuando Lex le lanzó esa amenaza que solo hizo a Marcus sonreír aún más. Era un idiota, pero le costaba estar enfadado con él mucho tiempo. Además, Lex no solía reírse y lo había hecho con ganas. Eso era un hito. Tendría que apuntarlo a su cuaderno de triunfos personales.
¿Y qué me vas a hacer? Preguntó con la boca aún parcialmente llena. ¿Pincharme con tus púas, puercoespín? Terminó de tragar y tosió un poco. No sabía como había sobrevivido a eso, pero dio un largo trago de zumo para celebrarlo y para evitar que se le cayeran las lágrimas del puro ahogo.
Estaba haciendo un esfuerzo estoico por no morir ahogado, por tratar de mover la comida con la lengua y las muelas para poder reducir su tamaño. Y entonces su hermano se echó a reír. Al principio frunció el ceño, pero si ni siquiera podía masticar, menos aún abrir la boca para decirle "¿de qué te ríes?". Siguió haciendo sus movimientos de mandíbula unos instantes más con la mirada ceñuda y digna clavada en el chico que estaba doblado de la risa... Y entonces no pudo más.
Se llevó la mano a la boca para evitar un desastre y se echó a reír él también. Ahora sí que se iba a ahogar. Se le habían saltado las lágrimas por la falta de aire entre la boca llena y la risa, pero poco a poco pudo ir tragando fragmentos de comida. No se la había tragado del todo todavía cuando Lex le lanzó esa amenaza que solo hizo a Marcus sonreír aún más. Era un idiota, pero le costaba estar enfadado con él mucho tiempo. Además, Lex no solía reírse y lo había hecho con ganas. Eso era un hito. Tendría que apuntarlo a su cuaderno de triunfos personales.
¿Y qué me vas a hacer? Preguntó con la boca aún parcialmente llena. ¿Pincharme con tus púas, puercoespín? Terminó de tragar y tosió un poco. No sabía como había sobrevivido a eso, pero dio un largo trago de zumo para celebrarlo y para evitar que se le cayeran las lágrimas del puro ahogo.
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Y la risa del Slytheron provocó la risa del Ravenlaw. Aunque Lex había dejado de reír o ya se estaba calmando, ver a su hermano así hizo que volviera a echarse a reír, y probablemente así estuvieran un buen rato, porque le dolía tanto el vientre de aquello que no podía ni creérselo...
¿Reír producía dolor abdominal? Al parecer si... Como no recordaba haberse reído así antes, no podía saberlo, pero ahora lo sabía y frunció el ceño un poco mirando a Marcus que se estaba calmando bebiendo un poco de zumo de calabaza...
Estaba bien, podía darle la razón en algo. Esa risa era crédito suyo. Y no se habría echado a reír si en primer lugar, no se hubiera sentado con él con esas tonterías suyas que a Lex le parecían una pérdida de tiempo.
Claro que era su hermano, pero tampoco disfrutaba especialmente de su compañía o no era algo que habría destacado porque...
Pues si era honesto porque no le apetecía que él también creyera que... Era un idiota que lo estropeaba todo...
— Uhm... Eso suena bien, si, pincharte con mis púas...— Respondió divertido. Vale... ¿Para eso servía no estar solo todo el tiempo?
Podía reconocer... Que no estaba tan mal... Aunque no lo dijo en voz alta, solo miró a su hermano quizá de forma... cómplice, toda una novedad para ellos dos, al menos que él supiera.
— ¿Reír siempre duele tanto?— Preguntó haciendo una mueca y pasando su mano por su abdomen, de verdad parecía haber hecho cien abdominales o algo así, se sentía del mismo modo...
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Se tuvo que beber el vaso entero y volverse a echar, e incluso secarse las lágrimas de los ojos entre risas. Qué gran mago se hubiera perdido el mundo si se ahoga por esa tontería, pero bueno. Supuso que podría merecer la pena en cierto sentido. No compartía demasiados momentos fraternales con su hermano. Eso... Estaba bastante bien.
¿Y cómo había empezado? ¿Por lo del otro día? Eso sí que sería inaudito. A Marcus le daba pánico que le leyeran la mete y Lex lo había hecho. Solo por aprender legeremancia sabiendo lo que él pensaba y sentía al respecto debía de odiarle... Pero el que su hermano hubiese preferido hacer como que no había visto nada solo para evitar que se sintiese mal, le hizo pensar que, quizás, no era tan siniestro ni asocial como él mismo quería venderse. Alomejor había llegado el momento de dejar de comportarse como dos críos peleando y ser dos hermanos adultos que se respetan y se llevan bien... Aunque el numerito de robarle la comida del plato pudiera decir más bien lo contrario.
Depende. Respondió con la voz aún algo quebrada por el ahogo, y con una sonrisilla que no se había ido. Probablemente si yo ahora me pusiera a entrenar contigo, a los dos minutos te diría "¿jugar al Quidditch siempre duele tanto?" Dio otro sorbo al zumo. Aún no se había recuperado del todo. Y tú me dirías "no, es solo que, como no juegas habitualmente, te duele más". Pues eso. Se encogió de hombros y arqueó las cejas. Te falta entrenamiento. Deberías reírte más a menudo. Hizo un gestito divertido con el tenedor como si estuviera pinchando cosas en el aire en dirección a él. Si quieres me paso por aquí mientras comes y te picoteo la comida.
¿Y cómo había empezado? ¿Por lo del otro día? Eso sí que sería inaudito. A Marcus le daba pánico que le leyeran la mete y Lex lo había hecho. Solo por aprender legeremancia sabiendo lo que él pensaba y sentía al respecto debía de odiarle... Pero el que su hermano hubiese preferido hacer como que no había visto nada solo para evitar que se sintiese mal, le hizo pensar que, quizás, no era tan siniestro ni asocial como él mismo quería venderse. Alomejor había llegado el momento de dejar de comportarse como dos críos peleando y ser dos hermanos adultos que se respetan y se llevan bien... Aunque el numerito de robarle la comida del plato pudiera decir más bien lo contrario.
Depende. Respondió con la voz aún algo quebrada por el ahogo, y con una sonrisilla que no se había ido. Probablemente si yo ahora me pusiera a entrenar contigo, a los dos minutos te diría "¿jugar al Quidditch siempre duele tanto?" Dio otro sorbo al zumo. Aún no se había recuperado del todo. Y tú me dirías "no, es solo que, como no juegas habitualmente, te duele más". Pues eso. Se encogió de hombros y arqueó las cejas. Te falta entrenamiento. Deberías reírte más a menudo. Hizo un gestito divertido con el tenedor como si estuviera pinchando cosas en el aire en dirección a él. Si quieres me paso por aquí mientras comes y te picoteo la comida.
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Como siempre, Marcus tenía que dar demasiadas vueltas para responder a una simple pregunta. Con un si o un no habría tenido suficiente, pero si no demostraba toda su habilidad explicativa y buscaba algún ejemplo que le resultara muy ingenioso e ilustrativo no se quedaba a gusto...
Y en esa ocasión no escogió bien. ¿Cuestión de práctica?
—Qué va... El Quidditch siempre duele.—Le dijo algo divertido, aunque eso era cierto, al menos si jugabas bien... Pero entendía el punto.
No, Lex no era una persona muy risueña. Y una cosa era reír un poco pero aquello... de verdad se sentía todavía resentida la zona, menos mal que para el entreno les pedían abdominales y no risas, le habría costado más... Aquel pensamiento era una gilipollez y le preocupó que fuera por pasar demasiado tiempo riendo con su hermano...
Aunque... Tampoco había estado... Mal.
No... Se podía decir que aunque su rostro siguiera bastante serio, su humor era bueno.
—Oh, ¿vas a dejar tu puesto de gran mago para ser el bufón de Hogwarts? Ahí si te veo futuro...—Bromeó, y esa vez lo acompañó con una sonrisa.
La cuestión era, que ya no quedaba mucho que comer y entre los dos se habían bebido todo el zumo de calabaza. Ignoraba si estaba hablando en serio o si solo eran aquellas cosas que se decían. "Tenemos que vernos", "Tenemos que hablar más...". La gente decía muchas cosas por compromiso pero...
Aquella comida no había estado mal.
—Tal vez...—Comentó, levantándose.—Y... aún podemos seguir practicando. Si no tienes miedo...—Después de todo, ya conocía las consecuencias de fallar en la oclumancia o que Lex acertara en legeremancia...
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