La carretera no tenía especialmente buena pinta pero por lo menos podía transitar con ella con el monovolumen que iba hasta los topes. Y eso que la pareja que iba dentro de él no tenía demasiadas posesiones, no desde que se habían mudado (o más bien huido) de la que había sido su casa durante los 16 años del hijo de Lizz, Scott. Su hogar había sido un apartamento en el que se habían apañado hasta que aquella mudanza había surgido en sus vidas.

Lizz no lo había pensado demasiado y eso que siempre había sido una mujer que meditaba bastante las cosas, los pros y los contras, antes de hacer nada. Pero cuando Jayden le había propuesto mudarse con él, sin saber bien por qué, no había puesto apenas ninguna pega. O sí, sí que sabía por qué. Porque amaba a ese hombre como nunca había amado a nadie. Era una sensación extraña y maravillosa al mismo tiempo y a pesar del miedo inicial había decidido jugar esa carta.

Aunque entendía que su hijo no jugara con las mismas que ella.

- Scott - le llamó intentando no perder la vista de la carretera - Scott...¿puedes dejar ya el móvil? Creo que por hoy ya has cubierto tu cuota con creces, ya sabes lo que significa - lo intentaba pero su ímpetu de sargento no le permitía ser demasiado permisiva con su hijo. Aún cuando sabía que la expectativa de vivir con Jayden y su hija no le hacía ninguna gracia. Porque quizá su hijo seguía sin entender cómo podía ser tan estricta y dura con la vida la mayor parte del tiempo pero había sido incapaz de serlo con su ya ex marido - Estamos a punto de llegar. Y espero no tener que dar ahora la vuelta porque se te olvidara cargar la maleta que te dije que cargaras.

HOGAR FAMILIAR | 15:00

Aquello era una completa locura, no sabía qué se le había metido a su madre en la cabeza para hacer aquello. No estaba del todo de acuerdo en que estuviera con un tipo al que él no conocía apenas. Pero si eso ya era malo, lo de irse a vivir a su casa ya fue para arrancarse los pelos.
¿Dónde estaban de pronto todas las normas? ¿Cómo podía su madre haber cambiado tanto por un tío? ¿La habría hipnotizado o algo así?
Todo era demasiado raro y sospechoso.

Y por más que hubiera intentado razonar y discutir, no había servido para nada. Había tenido que recoger sus cosas, meterlas en el coche y despedirse del único lugar seguro que conocía. SU CASA. Todo para ir a saber dónde, porque en el mapa del móvil no se veía ese sitio y la carretera era de película de terror. O quizá no era para tanto, pero él estaba más negativo que de costumbre.

Miró a su madre cuando le regañó y apartó la mirada del móvil un momento.- Me vas a llevar a vivir a la casa de un desconocido, podrías al menos darme un poco de cancha. ¿También él le pone tanto límite de tiempo a su niña? -Preguntó con toda la intención. Seguro que ni lo sabía. Pero dudaba que más familias tuvieran ese tipo de conversaciones.

Sonrió de lado por lo de la maleta.- Pues ahora que lo dices... -Comentó en tono serio antes de echarse a reír.- Ni siquiera yo soy tan despistado. Está todo. Seguro que lo has comprobado dos veces antes de arrancar el motor. -Al menos él creía que no se había olvidado nada. Su madre quizá se hubiera dejado atrás el instinto ese que debería decirle que algo de aquello no era del todo normal.

Hogar Familiar | 11:00

Estaba tan nervioso que hasta le sudaban las manos, por favor Jay tranquilízate, se dijo a sí mismo, ni operando a corazón abierto se ponía tan histérico, aunque bueno, a eso ya estaba acostumbrado, lo que estaba a punto de hacer era algo nuevo y desconocido y le llenaba de alegría al mismo tiempo que de pánico, se había preguntado cientos de veces si era buena idea, sobre todo cuando le dio la noticia a Jazzlyn y reaccionó de mala manera, no quería perturbar la estabilidad de su hija, que era para él lo más importante, pero una charla con Lizz le hizo ver que ellos también se merecían ser felices y seguir con sus vidas, se lo merecían, después de todo, así que no iba a dudar más sobre aquello, estaba deseando que su nueva familia viviese bajo aquel techo.

Al ver la hora que era suspiró y subió de nuevo para llamar repetidamente a la habitación de su hija, estaban a punto de llegar y quedaría de mala educación que no los recibiesen ambos en la puerta, no es que se creyese un padre perfecto, había sido complicado criarla él solo sin ayuda, pero creía haberle enseñado unos modales que no estaba dispuesto a tolerar que ahora desapareciesen.

—Jazzlyn, por favor— suplicó una vez más, le costaba ser duro con ella, rara vez la llamaba por su nombre completo o le echaba la bronca por algo, pero aquel momento lo merecía —no te lo voy a pedir más veces, sal de tu habitación, Lizz y Scott están a punto de llegar— suspiró y se alejó —está bien, te quiero en menos de cinco minutos abajo, sé que eres una buena chica y que no me defraudarás— ¿chantaje emocional? puede ser, pero a veces había que jugar sucio con los adolescentes rebeldes.

HOGAR FAMILIAR | 11:00

No creía estar siendo poco razonable. Si, el asunto de que su padre no dejara de tocar a su habitación con ese tono condescendiente le molestaba. No era una niña que estuviera acostumbrada a hacer lo que se le viniera en gana, tal vez era algo mimada pero siempre había sido razonable, comprensible, una buena chica en general porque entendía la situación en la que estaban y las presiones que debía sufrir su padre como un padre soltero. Bueno, viudo más bien, por lo que las dificultades de estar solo se le añadían la pena general que solían suscitar cuando alguien se enteraba.
Y todos se enteraban porque era una auténtica pena que con el buen ver y la posición de Jayden estuviera solo... ¿Creía que estaba al margen de los comentarios que hacían las mujeres sobre él? Bueno, ella no, pero seguramente, su padre ni lo sabría.

¿Cómo podía ser tan inocente? No estaban hablando de salir por ahí o de tener una pareja, es que los iba a meter en casa. ¡En su casa! La que siempre había sido solo para ellos y el recuerdo de una madre que se fue antes de que ella pudiera siquiera conocerla... Era como una pesadilla.
Además venía con su hijo adolescente, por lo que lo de pesadilla ascendía a película. Y de terror...
No quería ser maleducada pero tampoco darle la bienvenida como si todo estuviera bien. No lo estaba.

Desvió la mirada y cerró el libro que trataba de leer cuando escuchó a su padre darle ese ultimátum. Era genial lo de no defraudarle... ¿Y qué pasaba con ella? ¿No importaba si él la había defraudado? No era una niña, no se le iba a pasar, no era cosas de críos aquello era serio y tenía la sensación de que estaba siendo más adulta que su padre.

De todas formas, se recogió el pelo en un par de trenzas y se quitó el pijama. Se acabó el pasearse por casa en ropa cómoda porque... bueno, ahora iba a haber desconocidos. ¡Y un chico! ¡De dieciséis años! De verdad... ¿En qué pensaba su padre? Seguro que si le decía de ir a dormir a casa de alguna amiga cuyo hermano de edad parecida estuviera por allí, se negaría.
No la ponía nerviosa la idea de que hubiera un chico en casa... O tal vez si, lo mismo que si fuera una chica, pero... ¡No más adolescentes! Con el instituto tenía bastante...

Tras vestirse, salió de su habitación y bajó las escaleras sin mucho entusiasmo, dedicándole una mirada a su padre y una última llamada a la cordura.

—No estoy conforme con esto, no me hagas actuar como si lo estuviera o como si pudiera estar... feliz.

HOGAR FAMILIAR | 15:00

- No. De hecho creo que esa niña no sabe lo que significa la palabra disciplina - dijo Lizz en tono jovial pues no era para nada su intención ponerse en plan sargento de hierro con Jazz. Sabía que para ella no iba a ser nada fácil aceptar a otra mujer en casa. Pero se esforzaría porque las cosas entre ellas fuesen bien - Jayden me ha confesado que normalmente la consiente demasiado.

Podía aparentar que no, pero a Lizz le importaba lo que pensara su hijo. Y mucho. Scott ya había sufrido bastante y se había tenido que enfrentar a situaciones a las que ningún chico de su edad debería enfrentarse. Incluso siendo mucho más pequeño, como por ejemplo, defender a su madre de su padre. Lizz jamás se podría perdonar haber sometido a su hijo a una vida como la que tuvo hasta que por fin se atrevió a dar el paso de divorciarse de su ex marido. Scott había sido lo único que le había hecho abrir los ojos y solo cuando la situación se puso tan mal hasta el punto de que él corría peligro fue cuando ella sacó las fuerzas que necesitaba para dejarlo todo atrás. Porque Scott se merecía una buena vida. Por ello jamás habría dado el paso de mudarse junto a Jayden si no estuviera totalmente segura de que era el amor que sentían el uno por el otro era real. Nada que ver con lo que había pasado con su ex.

- Y Jayden no es un desconocido, ya le conociste en su momento, ¿no? - Lizz cambió su expresión y sonrió de medio lado. Sin apartar la vista de la carretera alzó la mano derecha para acariciar la barbilla de su hijo en un gesto de cariño antes de devolverla al volante. Estaba orgullosa de él. Seguía siendo toda su vida - Sé que es un cambio grande para nosotros. Y que no es fácil para ti, pero estoy convencida de que vamos a ser felices en esa casa. De verdad. - no le prometió nada porque sabía que no podía hacerlo. No más promesas en vano para su hijo pero tenía por seguro de que en aquella ocasión habían encontrado su hogar definitivo.

Finalmente el monovolumen se paró en la puerta del garaje de la mansión (porque prácticamente lo era) Smith. Lizz retiró las llaves y bajó primero, buscando a Jayden con la mirada que seguro que les estaría esperando - ¿A que impresiona, eh? - le preguntó a su hijo animándole a bajar mientras ella se acercaba a la parte de atrás para abrir el maletero.

HOGAR FAMILIAR | 11:00

Así que no todo era perfecto y había cosas en las que los dos eran diferentes... Eso podría ser interesante. Porque su madre era un sol, no tenía queja ninguna de ella, pero era bastante dura con la disciplina y los horarios y las tareas compartidas... y una muy larga lista. Él no se quejaba, por lo general, tampoco tenía tanta necesidad de esas cosas, o quizá había aprendido a vivir de aquella manera. Pero sabía que el resto de chicos de su edad no pensaban igual... y si la cría era una mimada llevaría muy mal que su madre intentara meterse y poner límites dentro de casa.- ¿Y ahora tengo que vivir según tus normas o las suyas? -Tuvo que preguntarlo y meter el dedo justo en esa posible grieta.- Más que nada por saber si me piensas mimar y esas cosas. -Sonrió como si todo fuera una broma. A pesar de todo, tampoco quería enfadar del todo a su madre. No cuando estaba contenta.

Aunque que su madre dijera que Jayden no era un desconocido le crispó un poco hasta el punto de bufar.- ¿No deberías ser tú quien me dijera que no se conoce de verdad a una persona por haber pasado un par de días juntos? -Preguntó de forma retórica.- Pero si tengo que coger yo ese papel... Sabes que todo lo de las películas y los cuentos de hadas, el amor a primera vista y bablabla es mentira, ¿verdad? -Ahora no estaba bromeando, aunque puede que su madre se creyera que sí, callándole con aquella caricia y todo aquello de la felicidad que iban a tener. No se fiaba ni un pelo de la situación, pero solo su madre era capaz de conseguir una oportunidad de él.- Espero que tengas razón. -Y una parte de él lo decía en serio. Quería equivocarse y que su madre pudiera ser feliz con alguien, se lo merecía después de lo que había pasado. Pero todo iba demasiado deprisa.

Cuando la carretera se abrió para dejar a la vista aquella pedazo de casa abrió bastante los ojos, mientras intentaba recordar a qué se dedicaba Jayden para poder pagarse semejante mansión. A la vez que se guardaba una palabrota de las que su madre no quería escuchar.- Pues un poco. -Respondió sobre lo que impresionaba el sitio, aunque a regañadientes.

Se bajó del coche y empezó a coger su mochila y bajar algunos de los bolsos y maletas que tenían consigo. Él no iba a ser el primero en saludar a esas personas. Suponía que se acercarían a ayudar.

Hogar Familiar | 11:00

Estaba empezando a impacientarse con Jazzlyn, siempre intentaba entenderla y concederle cualquier capricho que tuviese, pero aquello era importante para ambos, era el comienzo de una nueva vida y deberían mantenerse más unidos que nunca para que aquello saliese bien, no podría ser del todo feliz si su hija no lo era, dale un poco más de tiempo Jay, se dijo a sí mismo.

Cuando la vio aparecer no pudo evitar levantarse de un salto y estrecharla con fuerza entre sus brazos levantándola en el aire —gracias cariño— besó su preciosa cabecita y luego la dejó de nuevo en el suelo —todo saldrá bien, seremos felices y nos lo pasaremos en grande, ya lo verás— en su opinión que llegasen dos nuevos miembros a la familia solo implicaba más alegría y jolgorio.

En cuanto el coche apareció se acercó entusiasmado, no pudo evitar —pese a que siempre habían controlado las muestras de cariño delante de los niños— darle un beso a Lizz, llevaban varios días sin verse y la había echado demasiado de menos —por fin— susurró dándole otro pequeño pico antes de separarse —estás radiante— sonrió ampliamente y metió un par de mechones de su pelo tras sus orejas y eso solo podía significar que estaba tan feliz como él.

Se giró en cuanto el hombrecito se bajó también del coche, a pesar de que ya se habían conocido aún no quería rebasar los límites con él, sabía lo que ambos habían tenido que sufrir y entendía que estuviese incómodo con todo aquello, así que en vez de abrazarlo apoyó una mano en su hombro y le dio un ligero apretón suave —bienvenido a casa campeón— lo importante era que no se sintiesen como meros invitados, ahora ellos eran tan dueños de esa casa como él y Jazz.

—Venga, saquemos las maletas— ayudó a Lizz y empezó a meter las cosas en la casa, por suerte no habían tenido que trasladar muebles grandes y no habían necesitado un camión de mudanza, esperaba que entre los cuatro hubiesen terminado para la hora de comer, eso si su hija se dignaba a ayudar claro, que lo dudaba bastante.

Cuando entraron en la casa lo fue dejando todo en la entrada, tenía que enseñarle a Scott su habitación, pero primero señaló la cocina —he preparado una tarta por si veníais con hambre del viaje, ¿queréis probarla antes de empezar?— un poco de energías no les vendría mal a todos.

HOGAR FAMILIAR | 11:00

Ver a Jayden hacía que su corazón siempre diera un vuelco. El solo tenerle delante era estar en casa, siempre. Era imposible que se estuviese equivocando porque sabía reconocer perfectamente que solo él había sido capaz de provocar esa felicidad en ella y más aún esa sensación de seguridad. ¿Por qué demonios no le había conocido antes? Lo único por lo que no quisiera echar el tiempo atrás era Scott. Él era lo único por lo que no cambiaría nada, ni siquiera el dolor.

Le sorprendió aquel beso pues Jay siempre había sido bastante comedido delante de su hija lo cual entendía perfectamente pero eso no quería decir que no lo disfrutara. Le sonrió cuando se separaron de forma traviesa - Tú no estás mal desde la última vez que te vi - bromeó muy a su estilo, siendo consciente de que aquello en verdad significaba "no sabes lo feliz que me hace penar que podremos estar juntos, por fin".

Pero Lizz sabía que no podía decir eso delante de Scott así que antes de mirar muerta de amor a Jayden una última vez carraspeó y se separó un poco para dirigirse a Lizz mientras Jay hacía lo propio con su hijo - Hola Jazzlyn. Tú también estás...radiante - sonrió, intentando no sonar forzada pero era complicado tratar con ella, más si tenía esa cara de primeras. Sabía que le iba a costar acercarse a ella pero lo intentaría como fuera. Era parte de Jay y por lo tanto no podía evitar sentir cariño hacia ella de primeras a pesar de su hostilidad.

Se acercó al maletero para cargar cosas e iniciar lo que iba a ser una larga mudanza. Acompañó a Jay en todo momento hasta la puerta, aquel vestíbulo ya de por si era imponente  - Tarta, suena genial. Scott, podrías aprovechar y entrar primero con Jay para ver cuál va a ser tu habitación. Así Jazzlyn y yo podremos atacar primero esa tarta, no me parece para nada un mal plan, ¿no?

HOGAR FAMILIAR | 11:00

Bueno... Pues allí estaban. Todavía no podía creerse que su padre hubiera invitado a nadie a vivir en casa. Era una casa grande, si. Pero... Eran completos desconocidos... ¿Dónde quedaba la seguridad? ¿La intimidad?
Era su espacio... Siempre había sido solo su espacio... Y aquello era muy extraño.

Salió sin mucho entusiasmo y desvió la mirada cuando vio a su padre recibir así a esa mujer. Genial... ¿Y si recibía ella así a ese chico? ¿Le haría gracia a su padre verla besuquearse con alguien? Seguro que no, podrían ser un poco más considerados... Por respeto. No sabía hacia qué pero... Un poco de decoro no les iba a venir mal, solo era el primer día. Primera hora.  Ya se le estaba haciendo un mundo el ver a su padre emocionado y tan amable y servicial...
De verdad que no entendía la necesidad de todo aquello.

Si que miró al frente, alertada con la intención de la mujer de quedarse a solas con ella... ¿Estaba loca? No quería quedarse en la cocina comiendo tarta. No quería una charla, había visto las películas suficientes para saber qué venía, y no le interesaba. "No pretendo ser tu madre, pero amo a tu padre, seguro que podemos llevarnos bien por él y... Hasta ser amigas".  ¿Algo como eso? No, de eso ni hablar.

—No tengo hambre, podéis adelantaros mientras bajo cosas... Tiene pinta de que va a llover. No querréis que se mojen.—En realidad no, estaba algo nublado pero tampoco para preocuparse.
Al menos, se acercó al coche para esperar a que le dieran alguna caja que llevar al interior de la casa.

No se atrevió a mirar mucho a Scott, no le conocía, después de todo y seguía dándole un poco de respeto saber que iba a haber un chico mayor rondando por su casa... ¿Se cambiaría también de instituto? Eso si que iba a ser raro.
Sin darle muchas vueltas, tomó una caja y la llevó hasta el salón, aunque le habría gustado tirarla a la basura.

HOGAR FAMILIAR | 11:00

Volvió a meter la cabeza en el coche en cuanto vio a Jayden besar a su madre y ella correspondiendo de aquella forma. ¿De verdad que les parecía buena idea empezar aquel día así? Podían esperar a estar solos para las muestras de cariño. Intentó seguir a lo suyo y esquivar la sensación de que había visto algo repugnante, pero el saludo de Jayden hizo que no pudiera evitar mostrar su expresión de desaprobación.- Gracias, pero... no me llames campeón, gracias. -Pidió en cierto modo podía haber sonado impertinente, pero creía que en el manual de "Cómo comportarte con los hijos de tu novia" ponía que no se pusieran motes. No iban a ser colegas, no desde el primer momento y aquello era forzar demasiado las cosas.

La verdad es que no tenía estómago para tartas, pero le apetecía tan poco como pasar tiempo a solas con "Jay", aunque fuera para ver su nuevo cuarto. Y parecía que la chica pensaba lo mismo del asunto. Como ya estaba por el maletero bajando cosas cuando ella se acercó, pudo hablarle un segundo.- Si vas a ayudar, esas son las que pesan menos. -Señaló las cajas que tenían ropa, cojines y mantas. Tampoco tenía por qué matarse la chica llevando la caja de libros de su madre, esa se la podía quedar el otro.

- ¿Las dejamos en el pasillo? -Preguntó, soltando lo que llevaba junto con las que ya habían llevado su madre y Jayden. Supuso que mejor descargar todo y luego ir repartiendo, por suerte no era demasiado.- Creo que la tarta la podemos dejar para el postre. El camino me ha cerrado el estómago -Por no hablar de los besos que habían compartido.

Hogar Familiar | 11:00

Levantó las manos en señal de paz al escuchar a Scott —culpa mía— admitió con una sonrisa, sabía que iba a ser complicado ganarse su confianza y quizás se estaba esforzando tanto que eso era peor, puede que la única manera de hacerlo fuese dejar que todo saliese de forma natural.

Descartada la idea de la tarta, no sabían lo que se perdían, porque a pesar de pecar de arrogante la de manzana era su especialidad, decidió que lo mejor era seguir descargando cajas, por lo que le guiñó el ojo a Lizz, que también había sufrido el rechazo de su hija y empezó a bajar las cajas más pesadas del coche.

—Sí, dejarlas en la entrada o el pasillo y ahora la subiremos cuando os enseñe el piso superior— no tardaron mucho entre los cuatro, lo más difícil sería luego cuando hubiese que desempaquetarlas y buscarles un lugar a todos esos objetos nuevos, pero la verdad, estaba deseando ver la casa llena de sus cosas, así sentiría por fin que aquello era real.

—Listo— dijo secándose el sudor de la frente cuando dejó la caja más pesada en la entrada —creo que tu colección de libros casi me provoca una hernia— bromeó con Lizz antes de darle un pequeño codazo en el brazo con cariño —bien, pues creo que es hora de que os enseñe vuestro nuevo hogar— se adelantó y subió las escaleras llevando una de las cajas rotuladas con el nombre de Scott —empezaremos por las habitaciones— quizás el chico se sentiría más cómodo sabiendo que tendría su propio espacio privado, un lugar que podía hacer suyo —espero que te guste, puedes decorarla como tú quieras, por supuesto— abrió la puerta de la habitación contigua a la de Jazz y encendió la luz —¿qué tal?— le preguntó.

HOGAR FAMILIAR | 11:00

¿Podía haber un panorama mejor que aquel? Sí, en verdad sí que se lo imaginaba, en un mundo perfecto en el que sus hijos comprendieran que aquella era una buena decisión, que tanto Jayden como ella estaban completamente seguros de lo que hacían y de lo que sentían el uno por el otro y que en verdad esa mudanza y esa nueva vida sería buena para todos. Pero no, el mundo no era perfecto y las vidas de aquellos niños no lo habían sido tampoco.

Ver a Scott interactuando con Jayden siempre le ponía algo nerviosa aunque evidentemente no se le notaba. Al igual que se ponía nerviosa cuando ella trataba con Jazz porque resultaba complicado saber cómo hacerlo sin empeorar más las cosas. Aunque tenía que haber sabido que la idea de la tarta no iba a tener demasiado éxito - Bueno, podemos atacarla después de comer, no hay problema. Pero esa tarta no se quedará sola durante demasiado tiempo - dijo Lizz mientras sonreía a Jay y se preguntaba desde cuando ella hablaba así. Desde luego tenía que ser el amor.

Siguió a Jay por las escaleras cargando una caja más y negó con la cabeza ante su comentario - Y eso que los que van en esa caja son todos los que están desactualizados - puntualizó después de sonreír de nuevo  y colocarse junto a él. Se fijó en que Scott también había subido y asintió ante la idea de Jay - Sí, es mejor que nos enseñes antes o claramente nos vamos a perder - porque antes del divorcio si habían vivido en una casa grande pero jamás en una como aquella.

La primera parada fue el cuarto de Scott. Sabía que Jayden probablemente lo había hecho aposta y además le había dejado una de las mejores habitaciones pues estaba junto a la de Jazz - Pues tiene una pinta estupenda - dijo Lizz mientras miraba a su alrededor y asentía con impresión ante aquel cuarto que perfectamente pudiese haber sido su salón en la casa antigua - No era necesario Jay, Scott no necesita tanto y además va a ser una guerra constante que mantenga todo esto ordenado - bromeó mientras volvía a dirigirse a su hijo - y además estarás cerca de Jazz. No podrás quejarte de aislamiento ni de hacinamiento esta vez, eso seguro. - sonrió y esperó a la respuesta de Scott a la pregunta de Jay.

HOGAR FAMILIAR | 11:00

La duda de saber si el tal Scott solo estaba siendo amable ofreciéndole las cajas menos pesadas o solo estaba menospreciando su fuerza, o su escasez de fuerza, le duró unos cuantos minutos en su cabeza.
Después pensó que realmente no le importaba, ni si quiera estaba interesada en meter esas cosas en la casa. Normalmente era algo más sociable, pero... Era su casa, su espacio. Ver cosas que no le pertenecían a ella o a su padre iba a ser...
Muy raro...

Suspiró cuando ya acabaron con todo y tenían que empezar con el tour turístico por la casa. Lo cierto era que aquello habría podido ser más llevadero, la casa era tan grande que podrían haber escogido habitaciones como para no tener que cruzarse con ellos nunca...
Pero no, su padre había escogido para Scott la habitación junto a la suya. Tampoco quería decir nada pero... Tener a un desconocido en la habitación de al lado...
¡Y seguía sin dejarle poner un pestillo a la puerta!

Jazz miró a la mujer cuando le dijo a su hijo que al estar junto a la habitación de ella, no podría quejarse de aislamiento "esta vez". Frunció el ceño casi de forma instantánea... ¿Qué quería decir con "esta vez"? ¿A caso habían hecho eso más veces?
¿Se dedicaban a ir de casa en casa con hombres separados o viudos? ¿Por qué su padre no había pensado en esa posibilidad?
Era una mujer muy guapa... Hasta su hijo sería mono si no pareciera tan... Lo que fuera.

—Si no le gusta hay más habitaciones en la planta de abajo.—Comentó Jazz, cruzándose de brazos por ese comentario de "no necesitar tanto" y por la posibilidad pues... de que no invadiera su intimidad. Aunque eso parecía que iba a ser imposible...
Aunque bueno, era el primer día, en cuanto empezaran la rutina de clases y trabajo seguro que se les pasaba toda esa mierda... ¿Verdad?

HOGAR FAMILIAR | 11:00

No tardaron mucho en tener todas sus cosas dentro. Era una casa enorme y espaciosa, pero con todo y eso no estaba seguro de que en algún momento fuera a parecerle tan suya como el piso en el que vivían. Era pequeño, pero al menos era suyo y estaban los dos solos sin tener que preocuparse de más. Ni siquiera sabía si podría dejar cosas fuera de la que fuera su habitación.

Precisamente por ahí iban a empezar, por darle un dormitorio propio, cogió algunas de sus cosas para aprovechar el viaje y siguió por las escaleras a Jayden. La habitación era... más o menos como el salón del piso que tenían, si no más grande. O se lo parecía por la falta de cosas. Bueno, había muebles, pero no COSAS. Ni su ropa tirada en la silla, sus libros, posters...
Lo que sí le extrañó fue el tema de que le metieran en la habitación contigua a la de la chica. Sabiendo que tenía que haber más... No es que no se alegrara de que no pensaran demasiado mal de él, pero sabía lo que otros chicos de su edad harían si su cuarto estuviera junto al de una chica que no era su hermana ni lo sería. Se ponía enfermo con sus propios pensamientos. Mejor que nadie más pensara así, de verdad.

El caso es que esperaban un veredicto.- Van a pensar que voy a convertir mi cuarto en una pocilga, mamá. -Se quejó cuando dijo que le costaría tenerlo ordenado. Había siempre un orden, pero en mitad del caos que solo él entendía. Cuando ordenaba, nunca encontraba nada después.- Y lo del aislamiento fue porque no me dejabas ir a aquel campamento. -Sí, lo había puesto de excusa y su madre lo sabía.- Y seguro que buscáis alguna excusa para que no esté aquí todo el día hacinado, como dices tú. -Él no usaba esas palabras y no se quejaba de su cuarto.- Pero me parece bien la habitación... -Terminó cediendo.- Gracias. -Educado era, o lo intentaba, porque le estaba costando.

Hogar Familiar | 11:00

No pudo evitar mirar a su hija con algo de desaprobación al escuchar su comentario, no quería que el chico estuviese en una de las habitaciones de abajo, alejado del resto de la familia, lo más lógico era que los cuatro estuviesen en la misma planta y a pesar de que había otra habitación disponible continua a la suya, había pensado que lo mejor sería dejar que los niños hiciesen buenas migas y se conociesen mejor, le hacía ilusión que ellos pudiesen tener un hermano, algo que él siempre había echado en falta.

Cuando escuchó que Scott estaba conforme con la habitación no pudo evitar mostrar una sonrisa enorme y mirar a Lizz para intentar decirle sin palabras que aquello iba a salir bien, que solo había que tener un poco de paciencia con ellos —genial, entonces adjudicada, luego subiremos el resto de tus cajas— dicho esto cerró la puerta para que pudiesen continuar con el tour.

—Este es vuestro baño— dijo abriendo la habitación que quedaba justo en frente —como ves es grande, así que no creo que haya problema a la hora de repartiros el espacio— en su día le pareció una tontería poner un mueble en el que hubiese dos lavabos, teniendo en cuenta que solo iba a usarlo Jazz, pero ahora se alegraba de que el chico que le decoró la casa lo convenciese de ello —en esta casa no creemos en los pestillos, no me gusta pensar que haya una emergencia y que alguien pueda quedarse encerrado en algún lugar sin poder salir, así que os aconsejo dejar uno de estos cartelitos cuando estéis usando el baño, para que no seáis interrumpidos— dijo abriendo el cajón para mostrar el típico cartelito de no molestar de un hotel.

Miró el reloj y comprobó que se estaba haciendo tarde —será mejor que comamos algo antes de seguir— sonrió y todos bajaron.

HOGAR FAMILIAR | 11:00