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    Alchemist
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    Lun Jun 29, 2020 3:39 pm

    Discípula
    CON Candance EN Gran Comedor A LAS 13:30H El 5 de septiembre
    Los primeros días siempre eran los más duros para un prefecto... Para Marcus no, él estaba contentísimo. No le pesaba en absoluto que los alumnos de primero le parasen cada dos por tres por los pasillos para hacerle preguntas tontas, al contrario, las respondía encantado. Le gustaba ayudar a los nuevos a ubicarse, así como recordar a los no tan nuevos que Hogwarts seguía teniendo normas. Se sentía súper orgulloso de su labor, alguien útil, alguien de referencia para los alumnos. Iba por el castillo radiante de orgullo y felicidad. Ese año iba a ser un gran año, su último año. Por fin no tenía a ningún Ravenclaw por encima, él era el prefecto de su casa, era de séptimo. No cabía en sí de gozo.

    A esas alturas ya había tenido su pequeño ratito de charla con todos los nuevos... Bueno, con todos no. Se habían presentado, por supuesto, pero después de un escueto "soy Marcus, el prefecto de tu casa, estoy aquí para lo que necesites" no se habían dicho ni media palabra más. Y eso le producía curiosidad y a la vez... Le escamaba.

    La chica nueva había entrado directamente en sexto. Los alumnos que venían de intercambio a veces eran humildes y reconocían sentirse aún más desubicados que los de primero, pues ya todos tienen hechos a sus amigos y están acostumbrados al ritmo de la escuela y ellos son los únicos de su curso que no. Otras veces, por el contrario, venían de sobrados. Ya había escuchado cuchicheos en la Sala Común de lo impresionante que era esa chica, de que era guapa, de que era lista, de que tenía un expediente brillante y de que blablabla... A todo contestaba con una sonrisa y apariencia de curiosidad y orgullo de su casa... Pero por dentro se preguntaba qué demonios hacía esa nueva tan "espectacular" hablando con todo el mundo menos con él. Mal asunto. Le daba en la nariz que eso iba a ser mal asunto.

    Pero no iba a anticiparse. Él era Marcus, un chico simpático, sociable, dispuesto a ayudar. Un Ravenclaw de corazón. ¿Qué podía salir mal? Solo tenía que acercarse y evalu... Preguntarle cómo le estaban yendo sus primeros días en Hogwarts.

    Vio la oportunidad perfecta en el Gran Comedor. Se había excusado de sus amigos diciendo que tenía "labores de prefecto que atender", y se reservó un sitio en la mesa de Ravenclaw libre para invitar amablemente a la chica a comer con él. En cuanto la vio aparecer por las puertas, se dirigió a ella. Eeeyyy. La abordó sonriente. Candance, ¿verdad? Él no se molestó en re-presentarse, daba por hecho que la chica sabía de sobra quien era. ¿Qué tal los primeros días? He pensado que podríamos comer juntos y me cuentas.
    Merci Prouvaire!


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    Lun Jun 29, 2020 5:34 pm

    Discípula
    CON Marcus EN Gran Comedor A LAS 13:30H El 5 de septiembre
    Echaba de menos su casa. Y con casa se refería obviamente a su escuela de toda la vida. Estar rodeada de su grupo de amigas de siempre, de su red de apoyo, de las personas que le daban seguridad. Allí se sentía como un pez fuera del agua, pero si algo tenía claro es que si debía ser un pez sería un tiburón, no iba a dejarse amedrentar por todos esos desconocidos, alguno de los cuales la miraban por encima del hombro por ser nueva, otros -chicas en su  mayoría- la reconocían por ser hija de quién era y otros simplemente la miraban con desconfianza por el desconocimiento. Por suerte, el horrible día de llegada había encontrado a alguien en su misma situación y eso  había ayudado a que su hostilidad se calmara un poco.

    Después de ahí, todo era comenzar con su plan de recuperación de estátus. Debía destacar en todas las clases que daba, a fin de cuentas se había matriculado en las que era la mejor. Sus respuestas a las preguntas debían ser siempre correctas, para eso dedicaba la noche al estudio de los temas que darían a continuación. Luego el ser amable con sus compañeros, ser una chica agradable y cercana ayudaría  aque las otras no se sintiteran tan incómodas en su presencia y decidieran darle una oportunidad, comenzar a hacer su grupo de gente cercana. Y luego, por supuesto, siempre estar disponible para ayudar a quién lo necesitara. Tenía un plan, una lista, unas metas e iba a luchar hasta el final por conseguirlas.

    Iba entrando al Gran Comedor y ya estaba pensando con quién podría sentarse. Había hecho buenas migas con algunas de sus compañeras, tal vez podría intentar ocupar el sitio junto a ellas. Pero una voz que le causó un escalofrío la hizo detenerse y tuvo que contenerse para no hacer una mueca. Era él, el señor "estoy aquí para lo que necesites" por obligación. Puede que le hubiera resultado molesto que alguien solo un año mayor que ella se presentara como el Prefecto que estaba allí para todo pero su tono hubiera sido tan...este es mi trabajo. Tal vez ese día estaba sensible y le habría gustado un poco más de interés, de comprensión o empatía. Pero no se podía pedir más a alguien que seguramente estaría demasiado ocupado con su propia vida. Y sin embargo en ese momento estaba ahí...¿invitándola a comer?

    Pensé que alguien que lleva aquí más de seis años ya tendría más amigos con los que compartir el almuerzo. — comentó, pero aún así caminó con él hasta el lugar que, al parecer, había reservado o daba la casualidad de que estaba fantásticamente vacío. Se sentó y se colocó bien la falda del uniforme, también se aseguró de que no se le había salido ningún cabello del moño y le observó con atención — Disculpa, no recuerdo tu nombre. Sé que eras el Prefecto pero...— hizo un gesto con la mano como si tratara de recordar, como si no tuviera una memoria maravillosa y supiera perfectamente que hablaba con Marcus — Es que es demasiada gente de repente; alumnos, profesores, ya sabes...y este sitio tiene tantos pasillos. — rodó los ojos y sonrió ligeramente, como si estuviera muy agobiada por la situación que vivía.

    Y tenía hambre, así que comenzó a servirse comida en el plato. No mucha, que si se llenaba demasiado las digestiones eran pesadas y no podría concentrarse por el sueño, el cual ya tenía bastante acumulado por pasar largas horas de la noche en vela estudiando.
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    Mar Jun 30, 2020 9:08 am

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    CON Candance EN Gran Comedor A LAS 13:30H El 5 de septiembre
    Vaya entrada. Con lo amable que él había sido. Trató de disimular que iba a esbozar una expresión de extrañeza y se mantuvo más o menos como estaba, añadiendo una pequeña risa. Bueno, sí que tengo, pero hoy me apetecía comer contigo si quieres. Que apenas hemos hablado desde que llegaste, y entre compis de casa es bueno conocerse. Empezaba a arrepentirse de aquello, pero le podía más la curiosidad. Cada vez le apetecía menos comer con ella, pero más saber de ella.

    Y aquella sensación solo fue a peor cuando la chica dijo no recordar su nombre. Eso era imposible. Todo el mundo sabía quien era, más aún en Ravenclaw. Arqueó una ceja pero dejo que hiciera por justificarse... Ya, bueno. Por ahí se la iba a pasar, porque era nueva. Pero no será TAN lista... Pensó con retintín. A ver cómo iba a recordar tantos hechizos si no era capaz de acordarse de un nombre.

    O'Donnell. Dijo, y esbozó una sonrisa algo artificial. Marcus O'Donnell. Perdona... ¿Tú eras... Candance...? ¿Candance qué? Porque él sí que no recordaba su apellido. Marcus sabía exactamente lo que pensaba todo aquel ante quien se presentaba: "Oh, un O'Donnell". Y porque no usaba el apellido de su madre también, si no ya sí que sería la bomba. Su familia era bastante conocida en el mundo mágico. Si no venías de entre muggles o te habías criado bajo una piedra, mínimo te sonaban.

    Pero esa tal Candance era extranjera. Los hechizos de su madre tenían repercusión internacional, así como los avances en alquimia de su abuelo... Pero a saber. Quizás solo se estaba haciendo la lista. Mira por donde sí que va a ser lista...

    Se sentó sin quitarle una analítica mirada de encima mientras se echaba la comida en el plato sin mirarlo. Por poco se le cae fuera. Finalmente, se aclaró la garganta y volvió a forzarse a sonreír. Bueno y... ¿Qué tal tus primeros días por Hogwarts?
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    Mar Jun 30, 2020 10:07 am

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    CON Marcus EN Gran Comedor A LAS 13:30H El 5 de septiembre
    Por supuesto, nombre y apellido, como no podía ser menos de alguien que seguramente no solo se enorgullecía de los logros de su familia, también buscaría aprovecharse del camino que ya tenía hecho, ¿por qué si no lo diría de esa forma? O puede que simplemente el tono se lo hubiera imaginado ella misma porque ya estaba en predisposición  de sentirse así.

    Ah, O'Donnell...tienes unos estándares muy altos que mantener, ¿me equivoco? — comentó, de forma distraída, como si aquello  no fuera nada importante pero, de algún extraño modo, sintió un pinchazo en el pecho. Y al ver que intentaba buscar su apellido solo le miró por un isegundo en silencio. Luego sonrió, sonrisa artificial contra sonrisa artificial — Candance a secas está bien, para qué vamos a complicarnos la vida con un apellido que en realidad lo único que muestra son los logro de alguien que no soy yo, ¿no crees? Es casi como si me dedicara a fardar de la vida de otro solo por decirlo. — soltó una pequeña risa y arrugó la nariz, como si hubiera hecho una pequeña broma cuando en realidad pretendía decirle que la costumbre de ir con el apellido por delante solo para demostrar de la maravillosa familia que vienes se le antojaba antigua y desagradable.

    Ella al menos solo usaba el suyo para temas académicos, si podía lo evitaba. Puede que le abriera puertas o que fuera algo  que muchos verían con buenos ojos, pero para ella era una pesada carga, algo que la convertía automáticamente en la primogénita Cooper, no en Candance la buena estudiante, la amiga simpática, la chica agradable. Era tedioso. Se llevó un vaso con agua a los labios para dar un pequeño sorbo, dejándolo después a un lado con cierta parsimonia para comenzar a juguetear con la comida de su plato.

    No está mal, tiene asignaturas interesantes aunque el plan de estudios es diferente al de mi antigua escuela así que he necesitado algunas horas pare reorganizar mis conocimientos. — reconoció, tampoco costaba tanto ser un poco sincera en algunas cosas — Sin embargo me parece que los uniformes son tristes y apagados además la segregación por casas genera una competitividad totalmente innecesaria. — casi estaba soltando un poquito de todo su veneno, para una chica que le había caído bien nada más llegar había ido a parar a otra casa, con lo cual ya era complicado pasar tiempo con ella por eso de tener Salas Comunes distintas, le parecía una tontería. Pero así era la escuela. En fin, al final solo suspiró y sonrió — Pero la gente es agradable. Me he sentido bien acogida...por la mayoría. — se llevó un bocado a los labios, mirándolo con atención. No sabía por qué de repente, tras cinco días y estando en un curso mayor había tenido la necesidad de acercarse a hablar con ella pero no terminaba de creerse que fuera porque le preocupase qué tal le iban las cosas. Tal vez era demasiado desconfiada, pero bueno en general lo era con los hombres.

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    Mar Jun 30, 2020 5:28 pm

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    CON Candance EN Gran Comedor A LAS 13:30H El 5 de septiembre
    ¿Eso quería? ¿Retarle? No, definitivamente no era nada lista. Hizo una mueca despreocupada con la boca, encogiéndose ligeramente de hombros. No me cuesta nada mantener esos "estándares". Él tenía talento innato, no necesitaba matarse por conseguir sus logros... Aunque igualmente lo hacía, pero lo llevaba con la suficiente dignidad como para que no pareciera desesperado por ello.

    No quería dar su apellido y para no decir "soy una don nadie", porque obviamente debía ser por eso, arremetía contra él. Nada lista, no era lista para nada... Bueno, para algunos es fardar, para otros sentirnos orgullosos de donde venimos. Arqueó las cejas de nuevo con una sonrisa artificial. ¡Ah, la envidia! Empezaba a entender por qué esa cría no se había acercado a él en cinco días. No querría que le hiciera sombra. Pobre... Se pensaba que iba a ser la sensación de Hogwarts nada más llegar.

    Por si no tenía suficiente con el alegato de por qué los apellidos no sirven para nada, ahora se permitía el lujo de criticar el estilismo de Hogwarts, como si eso fuera algo ni mucho menos relevante. Frunció el ceño mirándola. No, no solo estaba criticando el estilismo. ¿Segregación? Preguntó extrañado. ¿Qué? ¿De qué iba eso? No estamos segregados, es solo para organizarnos, y para conocernos mejor. Para saber las necesidades de cada alumno. Porque no era lo mismo tratar con un Hufflepuff que con un Slytherin, con un Gryffindor que con un Ravenclaw, se pusiera ella como se pusiera. Pinchó un trozo de comida fingiendo que no le daba mayor importancia. Pero supongo que cuando llegas aquí tan mayorcito cuesta entenderlo... Pero tranquila, te acostumbrarás. Y más sonrisas artificiales. No lo sabes todo, Candance. No vayas de lista.

    Captó la indirecta, no era nada sutil. Se pasó la lengua por los dientes y los labios. ¿Por qué estaba aguantando a esa tipa? Le resultaba insoportable, y no entendía qué veía la gente en ella. Supuso que eso era lo que le estaba manteniendo allí: la curiosidad. Me alegro por eso. Volvió a sonreír, mientras masticaba lentamente con los labios cerrados. Es lo que tenemos los alumnos de Hogwarts, somos agradables. No es algo que se dé siempre en otros alumnos de otras escuelas. Él también sabía tirar indirectas. ¿Hay alguien que no haya sido agradable contigo, Candance? ¿Alguien que, no sé, no se haya ofrecido a comer contigo y preguntarte como estás? Sonrisa artificial otra vez. Puedes confiar en mí, ya sabes. Ya llevo aquí unos añitos... Me conozco bien a la gente.
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    Miér Jul 01, 2020 4:50 am

    Discípula
    CON Marcus EN Gran Comedor A LAS 13:30H El 5 de septiembre
    Qué majo, pensaba que podría acostumbrarse aunque fuera mayorcita, pero qué sabría él. Habría preferido no tener que acostumbrarse a nada, habría preferido poder quedarse en su maldito hogar hasta que a ella le diera la gana de que las cosas cambiaran y no porque a su caprichosa madre se le antojara probar nuevas oportunidades sin tener en cuenta sus sentimientos. Ahora tenía que adaptarse a algo totalmente nuevo siendo "mayorcita". Pero no iba a decirle que cerrara el pico si no podía comprender su situación, así que simplemente forzó la sonrisa, como si le hubiera parecido un consejo de lo más amable. Idiota.

    Sin embargo con sus últimas palabras ya la sacó un poco de sus casillas. Dejó el tenedor en el plato de forma lenta y se limpió los labios con la servilleta, borrando por completo la sonrisa y mirándole con seriedad. Se creía muy listo, tal vez incluso se creía encantador, pero las ganas de cruzarle la cara eran importantes.

    En absoluto, los ofrecimientos para comer están bien y todo eso. A mi lo que me falla son las intenciones que hay detrás. — reconoció, ladeando un poco la cabeza — No sé, me imagino que...por poner un ejemplo, claro, una persona que va un curso por delante de mi y, por tanto, ni siquiera tenemos que coincidir en las clases de repente, cinco días después de empezar el curso y sin que hayamos tenido contacto me invita a comer para praguntarme cómo estoy. Y yo pienso...esto son hipótisis mías, ¿eh? — hizo un gesto con la mano, como si estuviera hablando de locuras imaginarias — Que si esa persona se preocupara por los "mayorcitos" trasladados que tienen que pasar por una humillante selección con los alumnos de once años frente a toda la escuela tal vez preguntaría el día en que llegan o puede que el siguiente, incluso el tercero. ¿Qué tal estás? Sé que este lugar puede ser confuso, o qué sé yo...imagino que si esa persona fuera Prefecto como lo llamáis aquí tendría algunas frases en su baúl de recursos. Y además sonaría sincero, no como una presentación fría estándar.— tomó aire profundamente.

    Sí, puede que estuviera dolida, no pretendía ser el centro del mundo ni que todo el colegio se compadeciera de ella ni mucho menos, eso le habría resultado de lo más irritante, pero si no se le había pasado por la cabeza preocuparse en un principio no entendía a qué venía el interés ahora, eso era lo que la molestaba. Lo cierto es que se le había cortado por completo el apetito, así que apartó ligeramente el plato con los dedos, negando con la cabeza.

    Tal vez el hecho de que conozcas bien a la gente hace que tengas la necesidad de hacerlo con todo el mundo. Pero a mi me gusta que mis relaciones sean sinceras. — había bajado la vista al plato pero de nuevo le miró a él — Te agradezco la invitación y el repentino interés, de cualquier forma. Algunos ni siquiera se molestan en eso. — algo le otorgaría, aunque no sabía si se lo tomaría del todo bien — Si consideras cumplida tu tarea de Prefecto, creo que ya me he saciado.— aún así no se levantó, por educación, por supuesto.

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    Miér Jul 01, 2020 4:50 pm

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    CON Candance EN Gran Comedor A LAS 13:30H El 5 de septiembre
    Se quedó con la boca abierta escuchando aquello, con el ceño fruncido en expresión de no comprender nada. Pues sí que estaba enfadada, ¿¿pero qué le había hecho?? Podía llegar a entender que alguien se enfadase con él por algo que había hecho, ¡pero es que aún no había hecho nada! Claro que quizás era ese el problema...

    ¿Presentación fría y estándar? No entendía nada. ¿Qué querías el primer día? ¿Un abrazo? No, no era tan afectivo. Y menos con alguien con cara de malas pulgas como tenía esa chica el primer día. Por si no lo sabes, no eras la única nueva en el castillo. Había muchos alumnos nuevos, chicos muy jóvenes, asustados. Algunos hijos de muggles que no han visto una varita en su vida, que no están acostumbrados a estar en un internado. Perdona si no me fui corriendo tras de ti. Resulta que ese era el problema, que no había ido a adorarla. Ya veía por donde cojeaba esa tipa...

    Soltó la servilleta en la mesa, indignado, y se echó hacia atrás en la silla cruzado de brazos mientras escuchaba su siguiente alegato. Es decir, según tú el primer día no cumplí bien con mi tarea de prefecto por defecto, y ahora tampoco por exceso. O algo así. Porque no la entendía. Por favor, ilumíname con tus pautas sobre cómo ser un buen prefecto. Quizás llevo dos años haciéndolo mal. Marcus no era demasiado bueno aceptando críticas, pero si venían de parte de una persona que no tenía ni idea de la dinámica de Hogwarts y de lo que era ser prefecto, peor aún.

    Entonces debo entender que como en los cuatro primeros días no he hablado contigo, por los motivos que sea, los cuales no te has molestado en conocer, ya no puedo hablarte en todo lo que queda de curso porque "no sería sincero". Hizo el gesto de las comillas con las manos. Chistó con la lengua y negó con la cabeza, mirando a otro lado. ¿Eres así con todo el mundo? Porque entonces te va a costar hacer amigos... Esbozó una sonrisa hiriente y entrecerró los ojos. Tómatelo como un consejo de prefecto.
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    Jue Jul 02, 2020 4:43 am

    Discípula
    CON Marcus EN Gran Comedor A LAS 13:30H El 5 de septiembre
    Resultaba un poco frustrante que precisamente alguien de una edad similar a la suya fuera incapaz de mostrar un poco de empatía, alguien que según él "conocía a todo el mundo" o a tanta gente. ¿Se había planteado cómo se sentiría si de repente le arrancaran de todo eso y le tirasen en un lugar completamente extraño? Bueno, qué más daba, lo importante eran los pequeños de once años, a fin de cuentas cuando ya eres más mayor tus emociones deberían estar bajo control, no es como que estés en plena adolescencia ni nada parecido y que siendo un niño sea mil veces más fácil hacerte amigo de todos los de tu edad. Al parecer Malina y ella no tenían motivos para quejarse, así lo entendía Candance.

    Oh, por favor, no creo que sea necesario que te explique nada. Es evidente que sabes perfectamente cómo hacer tu trabajo. Lo haces a las mil maravillas. Un puesto como el tuyo lo que más requiere es seguir siempre el mismo patrón para asegurar que los mismos niños de la misma edad a todos sus compañeros que llegan a aquí en las exactas mismas condiciones se sientan seguros, a fin de cuentas somos nosotras las que nos salimos de la norma y nos tenemos que buscar la vida, que ya somos mayorcitas. — asintió, dándole toda la razón del mundo mientas fruncía los labios y el ceño en una mueca exagerada — Tienes razón, tengo demasiada ansia de que me abracen desconocidos, discúlpame. — ni siquiera sabía por qué seguía con esa conversación, era evidente que no iban a llegar a ningún punto de entendimiento, una de esas en las que se empezaba con mal pie y punto. Puede que el chico estuviera pagando de algún modo por lo que pasaba pero también estaba segura de sus palabras. En su antigua escuela ella habría hecho a cualquiera sentirse acogido desde el primer día, o eso intentaba, porque ahora todo lo de su antiguo colegio parecía perfecto.

    ¿Y por qué debería interesarme en tus motivos? Si quieres contármelos soy toda oídos pero con sinceridad...¿si no fuera porque tienes el cargo de prefecto te molestarías en hablar conmigo? Eres mayor que yo y además soy nueva, nuestros horarios son distintos y lo único que compartimos es Casa. Si hubiera entrado en tu curso tal vez habría sido de tu interés pero no en cursos inferiores, me he dado cuenta de cómo os relacionáis aquí y no he necesitado más de un par de días, empezáis haciendo una pequeña piña desde primero y si habláis con cursos menores es en casos especiales. — señaló la comida y a ellos dos, cruzando luego los brazos sobre el pecho e irguiéndose, totalmente enrocada — Como este. O en casos de personas que hablan hasta con los cuadros. — se alzó un poco de hombros porque sí, también había visto que habían algunas personas, no muchas, que saludaban a medio colegio cuando iban por los pasillos, o el chico ese de amarillo que la había asaltado en su segundo día para decirle que la había visto en las revistas y blablabla...¡sin cortarse un pelo! Pero bueno, sus últimas palabras sí fueron hirientes, porque uno de sus mayores miedos era estar totalmente sola — Gracias por tus consejos, Marcus O'Donnell, pero no soy así con todo el mundo. Supongo que lo sabrías si nos hubiéramos conocido en otras circunstancias. — ni siquiera sabía qué circunstancias eran esas, solo que...no eran las adecuadas y punto, le parecía un prepotente — De por si ya he dejado muchos amigos en mi hogar y aquí ya estoy conociendo gente muy agradable, no creo que tenga mayores problemas. — apretó los dientes de forma visible, desviando la vista a un lado. Le habría encantado levantarse, tirarle un vaso de agua a la cara y marcharse. O al menos solo levantarse y dejarle con la palabra en la boca, pero eso era cosa de divas y detestaba profundamente esos comportamientos que su  madre hacía demasiado a menudo — De cualquier forma no te preocupes, no todo el mundo puede conseguirlo todo...— volvió a clavar sus ojos en él — Que haya una persona en Hogwarts a la que no conozcas no te supondrá un problema. Así que...¿podemos terminar de una vez o quieres intentar darme algún otro agradable consejo de prefecto?
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    Jue Jul 02, 2020 11:10 am

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    CON Candance EN Gran Comedor A LAS 13:30H El 5 de septiembre
    Seguía mirándola echado para atrás en la silla, con los brazos cruzados y cara de desconcierto. ¿Por qué le trataba así? ¡Solo intentaba ser amable con ella! Vale, también quería saber de qué iba, pero dudaba haber sido tan descarado como para que se hubiera dado cuenta. ¡Ni que hubiera tardado un mes en hablarle! ¡¡Solo habían sido cuatro días!!

    Precisamente porque no todo el mundo llega en las mismas condiciones a cada uno hay que dedicarle su tiempo. ¿Tienes un giratiempo? Porque yo no. Alomejor si lo tuviera podría hablar con todos vosotros el primer día. ¡Perdona si he tardado cuatro! Estaba claro, esa chica estaba acostumbrada a que le dieran trato preferente. Y como no lo había hecho, ya era malo malísimo... ¡Qué egoístas son algunas personas!

    Lo siguiente sí que le desconcertó. Abrió mucho la boca y descruzó los brazos, alucinado. ¡Pero bueno! ¿Qué quieres entonces? Ya le estaba colmando la paciencia. Es decir, como soy prefecto das por hecho que solo me acerco a ti por ser prefecto, pero por no haberlo hecho antes soy un mal prefecto, pero si no fuera prefecto no me hubiera acercado a ti, entonces no quieres que me acerque por serlo, pero sí querrías que lo hubiera hecho antes... ¿¿¿Qué??? Y cuando Marcus se desconcertaba, empezaba a hablar mucho, muy rápido y muy borde.

    Soltó una carcajada sarcástica. Vaya, qué pena que en tu otro colegio fueran todos tan buenos y aquí seamos todos tan... ¿Cómo decías? ¿Segregadores? Negó con la cabeza, mordiéndose el labio inferior con una sonrisa sarcástica en ellos. Lo que hay que oír...

    Y entonces la tal Candance dictó su sentencia, y Marcus no necesitaba oír nada más. Volvió a soltar una carcajada sarcástica. Ooh no te equivoques, sí que te conozco. Se inclinó sobre la mesa, con una sonrisa de superioridad y los ojos entrecerrados. No eres más que una cría malcriada que se siente importante y que tiene una pataleta porque la han cambiado de colegio, y no soporta ver gente aquí con más amigos, más importancia o más querida que ella, porque entonces no puede ser la protagonista. Chasqueó la lengua y arqueó las cejas. Una lástima, pero ya tendrás otra oportunidad el año que viene cuando yo me haya ido. Se levantó de la mesa y agarró su plato, porque apenas había comido y seguía teniendo hambre, pero no iba a darle más conversación a alguien tan desagradable. Podemos. Respondió a su pregunta. Pero fíjate, soy tan buen prefecto que también voy a darte otro agradable consejo además de irme. Se irguió un poco y lanzó. Esa hostilidad no es muy inteligente para una recién llegada, sobre todo contra los prefectos de tu propia casa. Ravenclaw es la casa de los inteligentes... Que lo parezca. Le guiñó un ojo y se dio media vuelta.
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