Ronda 2 | Turno de Lizz | Río cercano | 18:15

La policía finalmente había parecido quedar convencida con todo aquello que se habían montado, al menos lo suficiente como para dejarles ir de vuelta hacia la casa. Cuando vio marchar a los agentes les hizo gestos para que se pusieran en marcha aunque no era necesario, ahí todos tenían ganas de salir del bosque en el que había...¿qué demonios no había en ese bosque a esas alturas? Encima se le había quedado un mal cuerpo horrible con lo de que habían encontrado a una señora muerta en esa zona, por Dios, ¿sería culpa de ellos? Solo de pensarlo se mareaba, pero no tenía tiempo para eso, tenían que poner a los niños a salvo.

Cuando finalmente estaban llegando a la casa se paró por un segundo, acercándose un poco más a Jay. Ahora iba algo menos pesada porque le había dejado a Scott llevar el juego y el bate, que también  necesitaba defenderse con algo y ella aferraba el cuchillo como si la vida le fuera en ello, como si en caso de aparecer ese maldito león sirviera de algo.

— Jay...— se pasó la lengua por los labios, mirando hacia los árboles, hacia la casa y finalmente de nuevo a él — Podemos entrar y buscar alguna habitación que no tenga...plantas o lo que sea o aprovechar que no está la policía para ir a casa de algún vecino. Pero lo que sea deberíamos hacerlo rápido. — miró también a los niños, tomando aire profundamente. Estaban cerca de casa pero ir a la más cercana tampoco les llevaría mucho — ¿Queréis hacer una votación? — porque  a fin de cuentas eso hacían las familias, ¿no? Intentar tomar las decisiones entre todos, que no pareciera que ahí mandaba uno solo — Yo preferiría entrar en la casa porque no sé si esa señora que han encontrado es…lo cual significa que lo que hay aquí podría estar también en el resto de casas. Así que voto por lo conocido. — y estaban ahí en medio de la nada así que hablaba rápido y esperaba que el resto hicieran lo mismo.

Ronda 2 | Turno de Lizz | Río cercano | 18:15

No le dio más vueltas a nada cuando los policias se fueron y ellos decidieron ir a casa. Estaba inquieta y asustada, porque solo habían espantado al león y nada más y les dejaban a su suerte en el bosque... Pero no podían hacer nada más, ya habían visto que el juego  no aceptaba ayuda, aunque ahí hubo una, y que aquello no era un juego. Las serpientes habían matado a alguien... ¡Y eso que era lo primero con lo que se habían topado! Pero lo peor... Quería decir que no solo había una o las que hubieran aparecido en ese momento...
A saber cuántas y dónde aparecían, la teoría que tenían podía ser errónea y con razón porque todo era una locura.


Caminó abrazándose a sí misma y tiritando, mirando a todas partes y presionando el mango de la sartén hasta que por fin pudo divisar la casa, pero eso no la tranquilizaba para nada... No había nada que pudiera tranquilizarla, porque todo estaba mal.
Miró a su padre mientras hablaba con Lizz, les escuchaba a medias, porque no podía dejar de estar mirando a su alrededor, sin olvidar que el león y ese cazador o las serpientes, o las hormigas... ¡O lo que fuera! podían seguir allí.

—Yo necesito... ropa... seca...—Dijo en cuanto se giraron para preguntarles. De verdad que estaba congelada y no era menos incómodo que lo del león. Bueno, si lo era, pero vaya, que la gente también moría de frío y no le apetecía agarrar un catarro y tener que acabar aquella partida del demonio encima encontrándose mal.—Estamos haciendo daño a los demás... Voto por ir a casa e intentar no involucrar a nadie...—Aunque tampoco podían estar seguros de que eso fuera así...
Porque las serpientes habían aparecido en su casa, después de todo, y habían atacado a alguien. Bajó la mirada, estaba al borde de una pataleta, lo veía venir.

RONDA 2 | TURNO DE LIZZ | RÍO CERCANO | 18:15

Suspiró en cuanto vieron aparecer su casa, aquella que tanto esfuerzo le había costado tener y mantener, ahora prácticamente destrozada por dentro, aunque por fuera aún pareciese intacta.

Se paró cuando Lizz lo hizo y los miró detenidamente a todos, uno a uno, él también estaba cansado, del juego, de las consecuencias, no terminaba de convencerle volver a la casa de la que había salido todo aquello, pero las otras opciones tampoco parecían mejores, no había opción buena aquí, así que mientras permaneciesen juntos, no importaba demasiado.

—Sí, os propongo lo siguiente, que entremos a casa y con mucho cuidado uno o dos de nosotros suba arriba— la idea de dejar a los niños solos abajo no le parecía buena, así que en esa ocasión lo mejor sería dividirse —cogeremos algo de ropa seca, alguna manta, cojines, lo que haga falta y haremos una trinchera en la cocina— allí tenían comida, teléfono y lo más importante, una salida en el exterior, por si la próxima visita indeseada aparecía de repente en la casa, podían volver a salir al jardín trasero y estar seguros, quedarse en la planta de arriba no le parecía buena opción, pues si les bloqueaban las escaleras no tendrían cómo escapar, serían un blanco fácil.

—Colocaremos una silla contra el pomo de la puerta que impida abrirla desde fuera y otra en la puerta que da hacia la casa y quizás podamos hacer turnos para descansar un poco— la otra opción era seguir tirando, ¿pero qué les decía que lo que quedaba por salir no era peor aún? ¿y si les pillaba por la noche y todo se complicaba más?.

Quizás una buena idea era descansar lo que quedaba de día y mañana volver a jugar, cuando tuviesen las fuerzas renovadas, pero era importante que todos estuviesen de acuerdo con aquello.

RONDA 2 | TURNO DE LIZZ | RÍO CERCANO | 18:15

Scott se extrañó un poco de que la policía se fuera y les dejara allí, fiándose de su palabra. Que no tenían por qué desconfiar, claro, pero con todo lo que sabían que había por ahí suelto, quizá deberían haberles acompañado. Estaría más tranquilo si les hubieran acompañado.

De todos modos, empezaron a caminar, cogiendo él el juego y el bate para que su madre fuera algo más ligera. Al menos cuando llevaban un rato andando y la casa ya era visible todavía no se habían cruzado con nada extraño. No había vuelto el león, las hormigas, el cazador o las serpientes... esas que se habían llevado por delante a una señora, por lo que había escuchado al policía.

También él creía que lo mejor era volver a la casa y recuperarse un poco. Escuchó a Jay y su idea.- Yo te ayudo con las mantas y las cosas, si quieres. -Se ofreció, para que así Jazz no tuviera que moverse mucho con el frío que tenía y su madre descansara algo.- Pero si vamos a jugar... o cuando lo hagamos por la mañana. -Porque dudaba que nadie tuviera ganas de enfrentarse a una mierda de esas en mitad de la noche.- Podríamos hacerlo en cualquiera de las habitaciones de la casa, esperar a que apareciera lo que sea y... cerrar la puerta detrás de nosotros para que no pudiera salir ni atacarnos. -Podría ser la solución, o al menos para algunas cosas... igual si aparecía un elefante cabreado no habría puerta que lo retuviera.

RONDA 2 | TURNO DE LIZZ | RÍO CERCANO | 18:15

Pues después de escucharlos a todos la decisión parecía evidente y el plan estaba claro. Ir a la cocina, atrincherarse para pasar la noche – tranquila si tenían suerte – y al día siguiente buscar alguna habitación donde tirar para terminar ese maldito juego y encerrar allí a lo que fuera que saliera. Asintió a los planes de todos y terminó por ponerse en marcha para entrar en la casa, echando un vistazo alrededor para asegurarse de que no escuchaba nada, sin embargo ella no llegó a entrar, le pasó una mano a Jazz por los hombros para tirar de ella.

— Entraremos en la cocina por detrás, así que id con cuidado. — agarró el juego de vuelta de manos de su hijo para que tuviera más libertad de movimiento — Cógeme unos pantalones, zapatos y calcetines, por favor. Es lo que me mojé...— dejó un beso en los labios de Jay y otro en la cabeza de Scott, no le gustaba en absoluto la idea de separarse pero parecía lo más sensato, así que tras hacerlo y dejar que dijeran lo que necesitaban se fue con la niña hacia la entrada trasera de la casa, la que daba a la cocina , abriendo y de nuevo por precaución echando un vistazo dentro — Vamos.

Cuando ambas pasaron aseguró la puerta, dejando el juego sobre la mesa, tratando  de asegurar la zona. Aferró el cuchillo para poder echar un vistazo en los muebles y quedarse tranquila de que no hubiera ninguna puñetera serpiente por ahí, de ser así no pensaba esperar antes de lanzarle una cuchilada. A esas alturas apuñalar serpientes parecía casi un chiste.

Ronda 2 | Turno de Lizz | Río cercano | 18:15

Pues esa idea de atrincherarse en la cocina no le desagradaba, además quedaba cerca de uno de los baños... Así que eso estaba bien. Lo que no le hacía tanta gracia era que se dividieran y que tuvieran que esperar a que volvieran y además... Con ella...
Que se había portado, había salvado a su padre, ni había dudado en intentarlo, eso se lo reconocía, pero era raro... Y la verdad, el pensar a su padre o a Scott entrando en su habitación para recoger sus cosas y mirando por sus armarios como que le hacía gracia ninguna...
Pero no iba a ponerse muy remilgada, tenía frío, estaba cansada y muy asustada. Solo quería detenerse, cerrar los ojos y que fuera una pesadilla. Pero eso no pasaría.

Jazz desvió la mirada en el momento beso de su padre con Lizz y solo la siguió, aferrando con fuerza el mango de la sartén antes de entrar...
Ayudó a la mujer a mirarlo todo y a cerrar las puertas y cuando se sintió más segura, descolgó un par más de sartenes. Que sí, que le parecían útiles para dar golpes y no era sospechoso si la policía les volvía a ver.

Se acercó tiritando a uno de los bancos en la isla central y se sentó, todavía abrazándose a si misma y recordando esa tarta que había dicho la mujer que había hecho.—Igual ahora si... comería un poco de tarta o... pastel. Bueno, cuando me seque...—Desvió la mirada. Que no era un "gracias por salvarle la vida a mi padre", pero por lo menos le había hablado.
Y tener que estar esperando sin hacer nada ni saber qué estaba pasando allí arriba era una mala idea... Pero ya no podían usar los walkies, no tenían pilas.
Debieron ir todos juntos... Por si a caso.

RONDA 2 | TURNO DE LIZZ | RÍO CERCANO | 18:15

Le sonrió a Scott cuando se ofreció a subir con él, le costaba horrores separarse de nuevo de Jazz en esa situación, pero confiaba plenamente en Lizz, sabía que la protegería como si fuese su propia hija y lo mejor era dividirse en dos grupos para poder terminar con aquello lo antes posible.

—Tranquilas, no tardaremos— correspondió al beso de Lizz y dejó una pequeña caricia en la cabeza de su hija.

—Vamos— apuró a Scott señalando la puerta de la casa.

Entraron sigilosamente, ambos aferrados a las armas que tenían, no sabían si en el tiempo que habían estado fuera habrían aparecido más gorilas, serpientes o locos con escopeta, era mejor prevenir que curar, tenían que ir con mucho cuidado.

En silencio subieron por las escaleras, aunque era imposible que las ramas de las enredaderas no crujiesen bajo sus zapatos, pero nada pareció alertarse por ello, todo parecía tranquilo, como si nunca hubiese pasado nada.

Entraron a la habitación de Jazz y cogió todo lo que pensó que su hija necesitaría, ropa interior, ropa seca, alguna sudadera, por suerte al lado de la cocina había un baño y podían hacer guardia para que se aseasen un poco, pues él estaba completamente lleno de barro y no le vendría nada más darse una ducha rápida, aunque durase un solo minuto.

—Coge cualquier cosa que necesites— susurró cuando entraron a la habitación de Scott, aunque allí sería más difícil encontrar algo, pues todas sus cosas seguían en cajas.

—En mi habitación hay toallas y mantas, ¿se te ocurre algo más que pueda servirnos?— le preguntó.

RONDA 2 | TURNO DE LIZZ | RÍO CERCANO | 18:15

Escuchó lo que su madre necesitaba y pensó en qué caja lo habría metido, aunque igual ella sí había sacado ya todas sus cosas para instalarse en aquel sitio, a diferencia de él, claro. Apartó la mirada cuando besó a Jay, porque seguía siendo el tipo de espectáculo con el que no se sentía cómodo y recibió un beso en la cabeza, dejando el juego allí y armado solo con el bate siguió a Jay por el corredor y las escaleras, intentando tener todo el cuidado con lo que pisaba y lo que había allí.

Primero fueron a la habitación de Jazz, y Scott se quedó un poco de lado, no queriendo entrometerse demasiado porque... eran cosas de la chica y para eso estaba su padre. Después fueron a la suya, sus cajas estaban marcadas con lo que tenían, así que encontró rápido la de la ropa.
Se contuvo de cambiarse allí mismo, tendría que haberle pedido a Jay que saliera y... su madre se enfadaría si le dejaba solo. Cogió la bolsa de deporte y la vació para meter ahí unos pantalones, calcetines, otras deportivas y también calzoncillos con los que cambiarse abajo.- Puedes meter aquí la ropa de Jazz también, o usar esa mochila. -Propuso señalándola, solo tenía que sacar los libros y demás del instituto.- También había una caja con mantas en alguna parte... -Eso caso lo dijo para sí mismo mientras miraba por la habitación. Al encontrarla la abrió, dejando de lado las de muñecos y metiendo algunas en la bolsa también antes de cerrarla y echársela al hombro.

Al salir de su habitación, tocaba ir a la de Jay y su madre... Pero conforme se acercaban recordó algo.- ¿No fue en tu cuarto donde aparecieron los gorilas rompiéndolo todo? -Lo preguntó bajito, por si acaso y con el bate bien sujeto. Al acercarse a la puerta escucharon la respiración del gorila, casi parecía un ronquido, y Scott abrió mucho los ojos, ¿no se suponía que lo había matado el cazador? Ni de coña iba a entrar ahí, así que esperaba que él o su madre tuvieran ropa en alguna otra parte.- ¿Sabes si mi madre metió su mochila de senderismo en la habitación o la llevó a otro sitio? Suele llevar una muda ahí. -Si la había dejado en otra parte aún podía tener algo con lo que cambiarse.

RONDA 2 | TURNO DE LIZZ | RÍO CERCANO | 18:15

Que estaba de los nervios era evidente pero tampoco podía hacer nada más. Revisar todo en la cocina, intentar acumular lo posible en la isla central como el juego, las sartenes que Jazz había tenido a bien coger, el cuchillo cuando se aseguró de que no había nada por ahí. Estaba mirando las cosas cuando escuchó sus palabras y no pudo evitar alzar el rostro hacia ella, en principio sorprendida porque le dirigiera la palabra para algo tan...normal, agradable en realidad. No pudo evitar formar una sonrisa suave y asentir despacio.

— En cuanto vuelvan y nos podamos cambiar pondré un buen pedazo de tarta para cada uno. Nos vendrá bien a todos. — de todas formas lo de estar quieta mientras esperaba la iba a volver loca. Aprovechó también para sacar el teléfono del sujetador y dejarlo sobre la encimera, mirando la hora y negando con la cabeza — Igual podría ir preparando unos sandwiches o algo, ¿me puedes ir guiando un poco? No hace falta que te muevas, sé que debes estar incómoda.

Aún no se apañaba del todo con la cocina porque seguía haciendo poco que estaba allí y aunque algunas cosas siempre solía estar en sitios evidentes en todas las casas otras tenían sus propias manías. Aprovechó a matar el tiempo preparando sandwiches para los cuatro, al menos así no se estaría quieta y podría ignorar un poco el temblor de las manos.

Ronda 2 | Turno de Lizz | Río cercano | 18:15

Preparar sandwiches... Sonaba tan corriente, tan algo que podría protestar y decirle a la mujer que eso era cutre o a saber... Pero no estaban en una situación normal y no era uno de esos momentos donde Jazz tenía que demostrar que estaba inconforme con aquello.
Que de hecho, aunque Lizz fuera la que llevara el juego y con su padre se hubieran puesto pesados por jugar, que si les hubieran dejado al chico y a ella irse a su habitación a perderse con su móvil o portátil por las redes nada de eso hubiera pasado...
Había salvado a su padre. Y... aquello ganaba. Así que... Sandwiches para todo. Tampoco era como plan de ponerse a cocinar o algo así... Era mejor que no llamaran la atención demasiado.

Le fue guiando sobre dónde encontrar las cosas sin moverse, porque el barro se estaba acartonando en sus pantalones conforme se secaba y si, era de lo más incómodo, sin contar con que los muslos le escocían del roce por haber corrido tanto con ellos mojados...
Era genial, sencillamente. Habría podido ir al baño a limpiarse un poco... Pero si su padre volvía sin ropa, pues tampoco era plan de que la encontraran desnuda y si se quitaba aquello no iba a volver a ponérselo, eso seguro.

—Tardan mucho...—Suspiró, entre cansada y nerviosa. Se dejó caer mirando la isla de la cocina con todas las cosas que habían ido recolectando. Atrincheradas en la cocina... De verdad que aquello era como una pesadilla que no se habría creído nunca que pudiera ser real...
Cosas saliendo de un maldito juego. Y luego decían que las redes sociales eran peligrosas... Al menos ahí podías apagar el ordenador o desconectar el wifi y listo. Ellos solo podían seguir jugando confiando en la "palabra" de un juego. Pero también era posible que acabaran de jugar y... Todo se quedara igual. ¿Por qué cómo iba a cambiarlo? ¿Iba a retroceder el tiempo o algo?
No tenía sentido... Pero vaya, salían leones y hormigas y gorilas de un tablero... Sentido, sentido... No tenía nada.

RONDA 2 | TURNO DE LIZZ | RÍO CERCANO | 18:15

Al ver que Scott llenaba la mochila con algunas mantas, decidió coger otra para meter la ropa de Jazz y allí podría meter también la suya y toallas para que todos pudiesen darse una ducha rápida.

Avanzó el primero y al escuchar al chico se paró en seco, oyendo en el silencio de la casa la respiración del gorila, no podían arriesgarse a entrar, ni para coger sus pertenencias ni para comprobar si el pobre animal seguía vivo o no, todos habían escuchado los disparos y el golpe, pero  con suerte aquel cazador solo le habría suministrado un dardo tranquilizante.

—No, tienes razón— susurró echándose hacia atrás.

Por suerte al lado del baño tenían el cuarto de la plancha y gracias a dios era lo suficientemente vago como para no llevarla al día —por aquí— le dirigió, abrió la puerta y encendió la luz con cuidado, solo para comprobar si había algo allí indeseado o no, pero como las serpientes habían aparecido en los lugares más insospechados prefería ir con cuidado.

Agarró de la tabla de planchar una muda, rompa limpia para él y también sudaderas y pantalones cómodos para Lizz, para que pudiese cambiarse, le quedaría un poco grande, pero sería mejor que nada, la ropa de Jazz le quedaría demasiado pequeña.

—Creo que la dejó colgada en la entrada cuando llegó— aunque solo por si acaso no daban con ella, echó otra muda suya.

—Vamos, es mejor que no pasemos más tiempo aquí, en el baño de abajo hay suficientes toallas, vayamos a la entrada y volvamos a la cocina— y cuanta más prisa se diesen mejor, porque no podía soportar la tensión de no saber si las chicas estarían bien o no.

RONDA 2 | TURNO DE LIZZ | RÍO CERCANO | 18:15

Pues menos mal que se habían acordado del gorila y habían dejado esa puerta cerrada, dormido o no, prefería no ver otra vez a ese animal enorme.
Siguió a Jay hasta lo que tenía que ser el cuarto de la plancha y no pudo evitar acordarse de todas esas veces que su madre hablaba de la importancia de tenerlo todo hecho y recogido... igual todavía no sabía que su novio no era amante de la plancha, pero en aquel momento les estaba salvando el culo, porque a Jazz podría prestarle ropa si no pudieran entrar en su cuarto, pero a sus padres no.

Asintió cuando dijo que la bolsa de su madre estaba en la entrada. Con el mismo cuidado que cuando habían subido, pero un poco más rápido porque no esperaban encontrarse ninguna sorpresa a su vuelta, bajaron las escaleras hasta coger la mochila de senderismo de su madre en la entrada y volver a la cocina, aunque se paró un poco al llegar para abrir la puerta despacio, tampoco quería asustarlas.- Ya estamos aquí. -Suspiró, dejando las bolsas en la mesa.- Hemos traído mantas y ropa. -Miró a su madre.- No hemos podido entrar en la habitación, pero te hemos traído la mochila de senderismo y Jay te ha cogido algo de su ropa, por si no tienes ahí -Le contó. Esperaba que estuviera todo bien. Tenía que estar bien.

RONDA 2 | TURNO DE LIZZ | RÍO CERCANO | 18:15

Se entretuvo preparando los sandwiches, que era una forma de matar el tiempo como otra cualquiera, sinceramente. Si se ponía a comer seguro que acabaría lográndolo pero en ese momento que no tenía a todos reunidos le iba a costar pasar cualquier cosa por la garganta. Como fuera, cuando ella dijo que estaban tardando no pudo más que suspirar y mirar hacia la puerta, debía ser difícil ir con cuidado recorriendo la casa pero no quería preocuparla. De todas formas si pasara algo escucharían ruido y de momento todo estaba totalmente silencioso, también por eso trataba de mantener todo con el menor ruido posible.

Había dejado los platos sobre la isla y estaba guardando todo lo que había usado de nuevo en su sitio, disponiéndose a fregar cuando escuchó la puerta abrirse y sonrió con visible alivio.

— Está bien, suelo llevar una muda por cualquier emergencia. Gracias. — le sonrió a ambos y agarró la mochila para echar un vistazo dentro — He preparado unos sandwiches por si tenéis hambre, ahora o luego, da igual, solo...era por ir haciendo algo. — se alzó un poco de hombros, dejando la ropa a un lado para cerrar la mochila y ponerla donde no estorbase — Si vamos a ducharnos...— se quedó mirando a todos por un segundo. Evidentemente lo de ducharse juntos era un gran no, porque los chicos juntos no, cada padre con su hijo a esa edad ya estaba rarito y chicas con chicas y viceversa pues como que no se tragaban, se mirase como se mirase era complicado — Podríamos ir de dos en dos, así uno se queda en la puerta por si pasa algo, con un arma o lo que sea. No creo que separarnos de uno en uno sea buena idea. — no tenían que meterse al baño juntos pero al menos estar lo suficientemente cerca — Así que vosotros diréis...— ella como adulto que era le daba igual con cuál de los dos chicos ir, su hijo o la niña, así que dejaría que ellos decidieran.

Ronda 2 | Turno de Lizz | Cocina | 18:15

Tal vez no estaban tardando tanto, no tenía un reloj para comprobarlo, pero se le estaba haciendo eterno y curiosamente no porque no quisiera estar a solas con Lizz, que sería la razón principal si todo aquello no se hubiera vuelto un auténtico caos. Más bien porque... pues en fin, estaba aterrada, por su padre y casi que por Scott también, aunque no fuera algo que fuera a reconocer.

Lo que sí le pareció alucinante cuando la mujer acabó de preparar los sandwiches, fue que se fuera a molestar en fregar los platos... Aunque no tuvo mucho tiempo para darle vueltas al asunto porque la puerta se abrió, viendo llegar a los dos.—Papá...—Dijo con alivio y una sonrisa casi de oreja a oreja, se levantó del banquito y se acercó para darle un abrazo.
A Scott le miró, asintiendo a modo de saludo o lo que fuera.

Se lanzó a por la mochila con su ropa, esperaba que no la hubiera cogido el chico porque ahí había ropa interior y todo eso...
Suspiro y miró a Lizz cuando comentó lo de ducharse. Pues... ¿Y con quién iba a ser menos incómodo ducharse? Se duchaba sola desde que tenía ocho años...
Así que con cualquiera casi era igual de incómodo, y que esperaran en la puerta... Era un poco raro...

—La ducha tiene mampara ahumada no... no se debería ver más que un bulto desde fuera.—Porque si había algo peor que la vergüenza, era el miedo.—No pienso entrar al baño a ducharme sola.—Que solo faltaba que estuviera duchándose y bajara una de esas serpientes por la tubería o a saber, solo de pensarlo le daba repelús...

RONDA 2 | TURNO DE LIZZ | RÍO CERCANO | 18:15

No habían tardado más que unos pocos minutos, pero en cuanto entraron a la cocina suspiró con alivio al comprobar que las chicas estaban bien.

Le sonrió a su hija y le devolvió el abrazo, estrujándola con un poco de fuerza —te quiero— murmuró bajito, porque desde que la pequeña había entrado en la adolescencia ya no era tan dada a las muestras de afecto como antaño.

Su estómago rugió en cuanto le llegó el aroma de los sándwiches, no habían pasado tantas horas desde que habían comido, pero había perdido tantas energías, entre huir, el río, las arenas movedizas, que parecía que llevaba días sin probar bocado.

—Eres maravillosa— le dedicó una sonrisa a Lizz y agarró uno de los sándwiches dándole un bocado enorme, su hija tenía razón, no habría problema a la hora de dividirse para ir al baño, pues la mampara que tenían no dejaba ver nada más allá de una silueta, así que se adelantó antes de que los demás hablasen.

Ya había tenido que separarse de ella en dos ocasiones y no sabía si iba a poder hacerlo una tercera, sobre todo en esa ocasión que seguramente iban a tardar un poco más de la cuenta, no podría estar tranquilo con Jazz fuera de su vista.

—Si no os importa Jazz y yo iremos primero— de todas formas era lo más lógico, pues estaban más mojados que ellos y él estaba cubierto de barro más allá de la cintura, en vez de un pantalón parecía que llevaba cuatro, de lo que le pesaban.

—Os dejaremos las toallas en el lavabo— todo estaba a simple vista en la ducha, así que no tendrían problema.

Agarró la mochila y sacó su ropa para cambiarse y la de Jazz.

—Cerrad la puerta cuando salgamos y no la abráis a no ser que escuchéis nuestras voces— porque ese loco con escopeta podía volver a salir en cualquier momento, no se fiaba de que ya estuviesen a salvo.

RONDA 2 | TURNO DE LIZZ | RÍO CERCANO | 18:15

Vale, bien. Habían llegado a la cocina, tenían ropa para cambiarse... su madre llevaba una muda en la mochila como él recordaba. Todo bien, estupendo. Ya se podía sentar en un taburete y descansar un poco.
Miró los sandwiches, pero empezó a atender lo que estaban diciendo. Sí, sería bueno ducharse, aunque lo de ir solo le hacía tanta gracia como a Jazz, pero las opciones para hacerlo acompañado eran "no, no y no" para él. Pero al final tendría que ser con su madre, que daba igual que no se viera nada, le seguía pareciendo raro. Quizá entre ellos sí podrían esperar uno fuera mientras el otro se duchaba.

Se levantó para cerrar la puerta, asintiendo a Jay. Ningún problema en no abrir si no eran ellos. Después fue hasta el fregadero para lavarse las manos y volver a sentarse, ahora sí cogiendo uno de los sandwiches.- Tenemos que comer nosotros ahora. -Lo dijo como si nada, pero en realidad era un intento para que su madre cogiera uno y comiera algo. Ya sabía que estaba preocupada, asustada y nerviosa, como todos, pero si no comían la cosa podría ser mucho peor.- Están buenos. -Añadió.

Lo de hacer conversación en ese momento no era lo suyo. Tampoco es que fuera un chico que hablase mucho nunca. Miró el tablero sobre la mesa.- Si cuando lleguemos al centro, se supone que todo esto desaparece y vuelve a la normalidad... ¿nos olvidaremos de lo que ha pasado?

RONDA 2 | TURNO DE LIZZ | RÍO CERCANO | 18:15

Al parecer la idea era que cada uno iría con su hijo y por lo visto la mampara taparía, bueno ella no tenía tan claro que Scott quisiera compartir el baño pero eso ya lo arreglarían entre ellos, no tenían porque discutirlo entre los cuatro así que simplemente asintió y le dedicó una sonrisa a Jay por lo del sandwich.

— Id con cuidado. — era todo lo que podía decir dadas las circunstancias. Les dedicó una mirada de ánimo y aún cuando fueron hacia el baño y cerró tras ellos necesitó un segundo para sentarse junto a Scott, tomando uno de los sandwiches, maldita el hambre que tenía pero lo mejor era intentarlo. Lo miró y sonrió con ternura, sentía que estaba haciendo un esfuerzo por animarla — Gracias, cariño. Sé que no es un filete pero algo es algo. — que por lo visto podían elegir si solomillo de gorila o de león, pero igual aún no estaba el asunto para bromas. Como fuera, le dio un bocado al sandwich y comió de forma lenta con algo de parsimonia, frunciendo el ceño por sus palabras y mirando también al juego — Pero si fuera así correríamos el riesgo de volver a jugar y esto se estaría repitiendo todo el tiempo, ¿no? — eso no le hizo nada de gracia así que lo miró, con una pequeña mueca — Igual deberíamos dejar algo escrito por si acaso, algún tipo de nota o mensaje. — porque claro ella con lo de que volverían a la normalidad pensaba básicamente en que desaparecerían los bichos o algo así — ¿Crees que pintar en el juego funcionaría?

Estaba ahí, comiéndose un sandwich y hablando con su hijo adolescente sobre las posibilidades de dejarse una nota a una posible vida futura en la que no recordara nada sobre un juego que había sacado hormigas, plantas venenosa, serpientes, leones, un tío con una escopeta, gorilas, arenas movedizas...todo muy normal, el fin de semana de cualquier familia americana de a pie. Lo peor era eso, que hablarlo con él parecía lo más normal porque, ¿con quién iba a hacerlo? Si de todas formas lo que ocurría era casi más fácil de entender para un adolescente que para un adulto que tenía tanto bloqueo mental y tanta dificultad para aceptar todo eso, ellos lo habían asimilado primero, eso estaba claro. Y eso le recordó…

— Scott. — llevó una mano a su brazo y le dio un apretón suave, sonriendo con cariño — Estás siendo muy valiente. Estoy muy orgullosa de ti. — porque nunca, jamás, estaba de más. Mucho menos en esas circunstancias.

Ronda 2 | Turno de Lizz | Cocina | 18:15

Lo cierto era que, aunque fuera orgullosa, no le avergonzaba—o tal vez sí pero el miedo era mucho mayor—reconocer que estaba asustada. Se frotó un poco el brazo, si había sido capaz de pedirle a Scott ir al baño y ni si quiera cerrar la puerta con pestillo por si a caso... Iba a poder ducharse. Al menos eso se dijo. Que iba a ser incómodo. Que seguía siendo una adolescente probablemente acomplejada con su cuerpo o lo que fuera pero tenía que importarle un pimiento. Era mejor eso que quedarse a solas con cualquiera de las cosas que pudieran aparecer... ¡O el señor de la escopeta! Eso se dijo.

Así que cuando su padre dijo que irían juntos y primero, ella asintió, los dos necesitaban quitarse la ropa... Cuanto antes. Y no quería pensar en lo raro que iba a ser.
Casi le avergonzó más el que Scott pudiera ver la ropa que había sacado su padre de la mochila—especialmente la ropa interior—que la idea de tener que ducharse con su padre dentro del baño.

Después de despedirse, salieron con cautela, caminando y observándolo todo. La luz del atardecer que se filtraba por las ventanas ofrecía un aspecto un tanto... Tétrico... Pero al menos todo parecía en calma...
Suspiró cuando consiguieron llegar al baño, parecía tan calmado como lo había estado cuando había ido con el chico, no parecía haber nada raro.
Dejó la ropa limpia encima del mueble del baño y empezó a quitarse su ropa, eso sí, dándole la espalda a su padre, que aquello no dejaba de ser... De verdad que muy raro.

—Igual deberías ducharte primero... Tienes más barro...—Ella en cuanto se quitara la ropa, estaría bien, al fin y al cabo solo se había metido en el río y tenía restos de lo que se le había pegado al correr. Su padre... Pues era otra historia.

RONDA 2 | TURNO DE LIZZ | RÍO CERCANO | 18:15

No respiró aliviado hasta que no llegaron al cuarto de baño, sentía la tensión justo detrás, en su nuca, haciendo presión, pues en cualquier momento podía salir algo inesperado de aquella casa que parecía estar embrujada, pero tuvieron suerte y consiguieron llegar sanos y salvos.

Ahora se arrepentía de su decisión de nada de pestillos en casa, había leído un artículo que decía lo contradictorio que era tenerlos para el núcleo familiar y que eso no simbolizaba unión, pero ahora pensaba en lo efectivos que habrían resultado ser para mantener a raya cualquiera de las cosas que habían salido de ese tablero.

Intentó atrancar la puerta con el hacha, desde fuera no podría abrirse y desde dentro solamente tendrían que quitarla y salir huyendo, así al menos se sentirían más seguros.

—Gracias cariño— le dio un suave beso en la cabeza y también le dio la espalda para empezar a quitarse la ropa, para él aquello no era extraño, por dios, había criado a aquella niña solo, la había bañado cientos de veces, era su padre y no se le hacía raro, pero entendía que Jazz tuviese más pudor ahora que era una adolescente, por lo que evitó cruzar la mirada con ella mientras se desnudaba y se metía en la ducha con rapidez, cerrando la mampara a su paso.

—Si ves algo extraño, cualquier cosa, grita— y él saldría rápidamente para proteger a su pequeña de cualquier cosa que osase a perturbar su paz.

Encendió el grifo del agua caliente y soltó un suspiro aliviado cuando la misma resbaló por su cuerpo lleno de barro, le habría encantado recrearse, que aquella sensación durase horas, olvidándose por una vez del cambio climático y de todo lo demás, pero aún tenían que ducharse ellos tres y no estaban para perder el tiempo, por lo que intentó ser lo más rápido posible.

Cerró el grifo y cogió una de las toallas liándosela a la cintura antes de salir, dando paso a Jazz para que se duchase.

RONDA 2 | TURNO DE LIZZ | RÍO CERCANO | 18:15

Sonrió un poco cuando vio a su madre empezar a comer, dándole las gracias. No tenía por qué, la verdad es que solo intentaba que estuvieran bien. Eso era lo importante. Aunque no le habría dicho que no a un filete tampoco.
Mordió su sandwich asintiendo a lo que decía ella, sí, si no recordaran nada y el juego siguiera allí, seguirían corriendo peligro de jugar otra vez. Vuelta a empezar en un círculo vicioso que no tenía final...

Miró el tablero un momento.- No creo que pintar en el tablero sea buena idea. No sé, si está embrujado y tiene algo así como conciencia... igual le sienta mal. -Por decirlo muy suavemente. A saber qué mierdas les podía mandar si se cabreaba...- Pero igual podemos escribir notas y dejarlas en varios sitios. Una para cada uno en el bolsillo, alguna en la nevera, o en otros lugares. Como no han salido del juego no tendrían por qué desaparecer. -Puede. Un puede muy grande, pero no se le ocurría ninguna otra cosa.

Siguió comiendo, pensando en las posibilidades. No estaría mal guardar los sandwiches que sobrasen y a partir de ahora cargar con una mochila con ese tipo de cosas, el botiquín y demás. Aparte que si por algún motivo salían de la casa otra vez, sería más sencillo llevar el tablero sin llamar la atención.
Pero entonces, su madre le tomo del brazo y la miró, escuchando lo que le decía. Volvió a sentirse como un crío pequeño.

- No... No estoy siendo valiente. -No se sentía así, solo actuaba sin más.- Lo único que quiero es que... que se acabe todo y que no te pase nada, mamá. -Simplemente eso, lo que siempre había querido, que no le pasara nada a ella, también había empezado a preocuparse por Jazz, pero su madre era lo que más le importaba. Se giró en el taburete lo justo para poder abrazarla. Había visto a Jay y Jazz hacerlo todo el tiempo, ellos no eran tan cariñosos o lo que fuera, pero... de pronto quería y necesitaba un abrazo de su madre.

RONDA 2 | TURNO DE LIZZ | RÍO CERCANO | 18:15

La idea de que el juego pudiera tener conciencia y cobrarse algún tipo de venganza era escalofriante, para qué mentir, pero lo peor de todo es que ni siquiera sonaba tan descabellado visto lo visto. Se quedó con lo de guardar varias notas, lo tendrían que proponer cuando estuvieran todos juntos de nuevo, sí.

Sin embargo lo primero fue aprovechar ese momento en el que su hijo volvió a ser un poco más niño y menos adolescente, porque ella también lo necesitaba. Lo estrechó y acarició su espalda en un gesto cariñoso, para darle ánimos. A su parecer sí que estaba siendo valiente, todos lo estaban siendo, que ya era mucho no haberse metido a llorar o a gritar de pánico a un rincón. Cuando se separó de él le hizo una caricia en una  mejilla y le dedicó una amplia sonrisa.

— Todo saldrá bien, ya verás. Siempre salimos bien de todo, ¿eh? Juntos. — apretó los labios y tuvo un último gesto con él, en el hombro, antes de dedicarse a terminar el sandwich y beber algo. Aprovecharon el tiempo que estuvieron duchándose los otros dos miembros de la familia para hacer algo útil. Scott propuso preparar una mochila con algunas cosas que cargar por si tenían que volver a darse a la fuga y  le sonó como una idea de lo más acertada, así que ella preparó algunos sandwiches y botellitas con agua que encontró gracias a que Jazz antes la había guiado un poco, mientras él se encargaba de las demás cosas, aprovechando la mochila de senderismo que habían traído con su muda. Ya tenían todo listo cuando regresaron los demás así que les dedicó una sonrisa — Pues nos toca. Hemos preparado una mochila por si...las carreras, ya sabéis. Idea de Scott. — le dedicó una sonrisa al menor, antes de agarrar la ropa y prepararse para ir ellos al baño — ¿Vamos?

Ronda 2 | Turno de Lizz | Cocina | 18:15

No era como que fuera a dudar en gritar ni por un segundo, no tenía que decírselo, el gritar salía solo. Aunque bien pensado las veces que había reaccionado con miedo no lo había hecho de forma muy escandalosa... Más bien en silencio, paralizándose o echando a correr...
Era muy extraño como el miedo por ti o por los tuyos te hacía reaccionar, o las cosas que podías hacer que minutos antes no te habrías planteado, como quitarte la ropa y quedarte en ropa interior en un cuarto de baño con tu padre—sin mencionar el momento baño con Scott—.

Suspiró, agradeciendo que el mayor fuera rápido con la ducha. ¿Cuándo había sido ella rápida con la ducha? Nunca, estaba segura, jamás. Pero no estaban de spa y no se le olvidaba que tanto Lizz como Scott también querrían pasar por allí, y cuanto antes lo hicieran mejor porque cuando oscureciera, y no debía quedar mucho, todo iba a asustar más.
Se metió en la ducha y cerró la puerta aunque dejándola ligeramente entornada, por si a caso. Dejó salir el agua y se quitó la ropa interior para empezar... Retrocediendo al ver que caían hormigas... Estaban muertas, debieron enredarse en su pelo.
Genial... Se lo recogería porque solo faltaba eso.

Se duchó lo más rápido que pudo saliendo como su padre, envuelta en la toalla, aunque él no estaba mirando. Se secó y se puso la ropa sin decir nada, era como... si no quisieran llamar la atención, como si se estuvieran escondiendo...
Se vistió rápido y cogió un cepillo del cajón para llevárselo a la cocina, ya se peinaría allí y todo eso.—Supongo que podemos volver... Querrán venir, y eso...—Y al menos parecía que el baño era un lugar seguro. Mejor, porque que querría volver cuando...
Pues cuando la llamada de la selva siguiera su curso, por decirlo de alguna manera. Que podía estar muy asustada, pero eso de explicarle a tu cuerpo que no podía hacer pis era otra historia.

RONDA 2 | TURNO DE LIZZ | RÍO CERCANO | 18:15

No pudo evitar mirar impresionado a su hija, no había tardado ni diez minutos en ducharse y en cientos de ocasiones había tenido que aporrear la puerta del baño para recordarle que ya llevaba casi una hora dentro, estaba orgulloso de ella.

Ya vestidos estaban listos para salir, la parte más difícil, pues fuera no sabían a qué podían enfrentarse, aunque todo parecía estar en silencio, la calma antes de la tempestad.

No tardaron en llegar a la cocina y respiró aliviado al comprobar que tanto Lizz como Scott estaban en perfecto estado.

—Id con cuidado, tenéis todo lo que necesitáis en el baño— apretó la mano de la mujer en un gesto cariñoso para darle ánimos y vio como ambos se iban.

Suspiró y se sentó agotado en el taburete de la cocina, necesitaban descansar, sin duda, ni siquiera había pasado un día entero y se sentía como si hubiesen pasado semanas, aquel juego era infernal.

—¿Tienes hambre cariño? Necesitamos reponer fuerzas— ahora mismo él podría comerse un jabalí, pero no quería decirlo en voz alta por si el juego podía escucharlos de alguna manera y se le ocurría la genial idea de mandarle uno vivo que quisiese matarlos.

Agarró otro sándwich y un gran trozo de tarta que puso delante de Jazz y antes de que pudiese replicar la miró muy serio —come algo, por favor— era necesario, no sabían qué podía pasar, si tendrían que salir de nuevo de casa, si se verían en alguna situación comprometida, sin duda llevar víveres era una buena idea y sonrió al mirar la mochila y ver que Lizz y Scott habían tenido la misma idea.

RONDA 2 | TURNO DE LIZZ | RÍO CERCANO | 18:15

Asintió a las palabras de su madre, que le prometía que esta vez también saldría todo bien. Porque no era la primera vez que vivían en una pesadilla, aunque la anterior había sido algo que cualquier persona habría creído y con lo que pudieron conseguir ayuda. Pero esta vez... ¿a quién le iban a contar que estaban jugando a un juego de mesa que se empeñaba en matarlos?
De todos modos, que su madre le dijera que iba a salir bien, le tranquilizó, porque lo decía ella y eso era suficiente.

Cuando terminó de comerse los sandwiches que le tocaban, propuso la idea de preparar la mochila. Como ella estuvo de acuerdo empezó a hacerlo, dejando en ella el botiquín, la linterna, una caja de cerillas y cinta americana que había encontrado en la cocina. Iba metiendo cosas que creía que podrían servir, además del agua y la comida.

Miró a la puerta cuando vio que la abrían y respiró aliviado al ver llegar a Jazz y Jay. Bien, no les había pasado nada.- Podéis comprobar si hace falta algo para la mochila. -Les dijo, cuando su madre les contó que la había preparado. Cogió su ropa y vio que no faltaba nada.- Sí, vamos. -También cogió el bate, por si acaso.

Salieron de la cocina, teniendo cuidado. Scott ya había estado en ese baño, cuando Jazz lo había necesitado, así que el camino lo sabía. Se paró en la puerta.- Puedes ducharte tú primero, yo... prefiero esperar fuera. -Es que la idea de estar en el mismo cuarto con su madre duchándose o viceversa le parecía demasiado incómoda. Prefería estar en el pasillo y si veía algo acercarse, pues ahí sí que entraría por no tener otro remedio.

RONDA 2 | TURNO DE LIZZ | RÍO CERCANO | 18:15