Ronda 2 | Turno de Lizz | Río cercano | 18:15

Llegar al baño tampoco fue tan difícil como imaginaba, aunque la tensión era tan evidente que casi sentía que caminaba a través de ella en lugar de simple aire. Al llegar a la puerta del baño apretó un poco los labios. A ella le daba igual entrar sola, la verdad, lo que  no le hacía tanta gracia era dejar allí al menor y que algo pudiera pasarle, pero seguía siendo un adolescente no tenía ganas de una guerra con él en ese momento.

— Vale, lo comprendo, pero Scott...vamos a dejar la puerta abierta, ¿de acuerdo? Sinceramente ahora mismo en mi lista de preocupaciones incluso que ese cazador chiflado me vea desnuda está muy abajo. — que le pegara un tiro a su hijo estaba muy arriba. No era difícil de entender. Con la puerta abierta tanto uno como otro podrían asistirse en caso de emergencia y además nadie tendría que ver nada con tal de darse la espalda, simple y eficaz.

Lo dejó allí y pasó directamente a ducharse, sin muchas ceremonias. Tuvo que repasarse el pelo porque con tanta carrera había sudado, pero lo hizo todo lo más rápido posible, sin dejar de mirar por una pequeña rendija que había dejado hacia afuera. Y de cuando en cuando iba preguntando “¿Todo bien?” porque bueno, no había querido entrar pero necesitaba confirmación de que estaba ahí. Se volvía a sentir como cuando tenía un bebé y necesitaba vigilarlo a todas horas.

Cuando salió ella misma se puso fuera, dándole una palmadita en el hombro para que entrase. Se había vestido pero cepillarse el pelo  y eso lo haría mientras esperaba al menor al otro lado de la puerta abierta. Se apoyó contra la pared, dándose cuenta en ese momento de lo increíblemente cansada que se sentía. Esta vez como Scott era el de los ruidos no necesitaba preguntarle si todo iba bien a cada momento, pero se sintió mucho más tranquila cuando por fin estuvo vestido y esa incomodidad para ambos se acabó.

— Más cómodo, ¿verdad? — aunque ella ahora llevaba ropa de hacer deporte, pero oye si lo pensaba bien no sonaba ni tan mal. Ahora les tocaría volver y tal vez, con algo de suerte, podrían descansar.

Ronda 2 | Turno de Lizz | Cocina | 18:15

No le dio mucha importancia a lo que dijo, tampoco era que estuviera pensando en ellos especialmente, aunque habían resultado ser... bastante útiles. Lizz había salvado a su padre en más de una ocasión y Scott la había hecho sentirse tranquila en algún que otro momento...
Que nada de aquello hubiera pasado de no conocerles, eso también, pero bueno, ya que había pasado pues... Solo era darles las gracias un poquito.

Sujetó una de las toallas y salieron, al menos pudieron llegar sin problemas, la casa se notaba demasiado extraña. Nunca le había parecido, a pesar de que vivir en una casa inmensa en una zona boscosa con pocos vecinos alrededor sonara algo aterrador, para ella había sido un paraíso, pero en ese momento... Si que parecía otro lugar, como si no lo conociera, como si cualquier cosa pudiera salir de cualquier lugar en cualquier momento.
Suspiró al entrar en la cocina, los dos estaban enteros así que era una buena señal. Les miró marcharse y se sentó en el taburete, frotándose el pelo con la toalla para secarlo.

Miró a su padre cuando le ofreció el sandwich, no pudo evitar sonreír y negar con la cabeza al mismo tiempo. Que se conocían y tenía como eso en los ojos de estar super hambriento. No dijo mucho, al final dejó la toalla y se puso a comer, porque tenía razón, necesitaban reponer fuerzas... Aunque lo que quería en realidad era dormir, y dudaba que pudiera hacerlo.

—Crees que... ¿Podremos acabar el juego? Que todo volverá a ser como antes si lo terminamos...—Era una pregunta un poco tonta porque sabía perfectamente que su padre no tenía las respuestas a eso. Pero pensaba que ese día iba a tener que pensar en el hecho de tener a un adolescente desconocido durmiendo en la habitación de al lado mientras su padre compartía cama con una mujer que no era su madre, a la que tampoco conocía en realidad, y no que estaría temiendo que algo se los comiera, tragara, o pegara un tiro.

—No sé si cuando dijiste que salir con una mujer no era el fin del mundo iba en serio o no...—Y sonrió un poco antes de seguir dándole bocados al sandwich.

RONDA 2 | TURNO DE LIZZ | RÍO CERCANO | 18:15

Se pasó la mano por el pelo para intentar secárselo un poco y cogió aire al escuchar la pregunta de su hija.

Tenía esperanzas en que sí, que cuando acabasen el dichoso juego todo volviese a la normalidad, se conformaba con que dejasen de salir cosas que quisiesen asesinarlos de ese siniestro tablero, de lo que no estaba tan seguro es de que hubiese sido como si no hubiese pasado nada o si por el contrario tendría que gastar todos sus ahorros en reformar el que había sido su hogar durante tantos años.

—Te prometo, que pase lo que pase, vamos a estar bien— no tenía la certeza sobre el juego, pero sí sobre que haría cualquier cosa para sacar a su familia de esa situación, haría lo que hiciese falta —solo podremos saberlo si lo terminamos— y la verdad es que esperaba que fuese pronto, aquella tensión de estar en peligro continuamente estaba haciendo mella en ellos.

Se levantó del taburete y empezó a sacar las mantas y las almohadas que habían traído, desplegándolas en el suelo —no es el colchón de plumas, pero creo que podremos hacer un apaño— medio sonrió, pues no creía que la comodidad fuese ahora mismo una de sus prioridades, ni siquiera para Jazz, que se había criado entre algodones.

Al escuchar su comentario soltó una carcajada, siempre había adorado el ingenio de su hija —¿sabes? Quizás esto nos una más, la has visto salvarme la vida, creo que eso debería pasar todas las pruebas de fuego a la que pensabas someterla— sabía que seguía sin hacerle gracia todo aquello, pero Lizz estaba demostrando ser una mujer fuerte, valiente y que se preocupaba por ellos, no podría ponerle ni una sola pega y eso le hacía sentir orgulloso de ella.

—Y Scott también parece un chico hecho y derecho, estoy seguro de que te llevarás muy bien con tu hermano— podrían hacer un buen equipo si ambos pusiesen de su parte, le alegraba que de momento parecían entenderse bien.

RONDA 2 | TURNO DE LIZZ | RÍO CERCANO | 18:15

- Vale. -Aceptó lo de dejar la puerta abierta, bueno, una rendija y él le daba la espalda, así que no pasaba nada del todo raro. Más allá de que tuvieran que hacerlo por la situación en que se habían metido.

Mientras escuchaba el agua iba respondiendo cada vez que su madre quería saber que estaba allí, no le importaba, también le venía bien para saber que ella estaba bien ahí dentro.

Cuando terminó y salió, le pasó el bate antes de entrar y hacer lo propio, pasando primero a hacer pis, porque lo estaba necesitando. Se ducho rápido y sin distraerse, porque normalmente se tomaba su tiempo. En secarse también fue rápido, y por eso el pelo le seguía goteando cuando salió, llevaba una toalla para que su madre no pudiera quejarse y decirle que se iba a resfriar. Aunque sinceramente, prefería un resfriado a lo que quiera que viniera ahora.

- Sí, volvamos. -Respondió. Miraba a todas partes conforme andaban, por alguna razón la casa parecía estar completamente en silencio y eso le daba casi tanto o más miedo que cuando había algo de lo que huir.

Llamaron a la puerta cuando llegaron a la cocina y pasaron dentro. Scott echó un vistazo a la nevera y recordó lo que habían hablado antes, sin saber si estaban interrumpiendo o no.- Antes hemos pensado que si al terminar el juego se supone que todo vuelve a la normalidad, no estamos seguros de si nosotros nos acordaremos de lo que ha pasado. -Explicó.- Y como no queremos volver a jugar, hemos pensado que podríamos dejarnos notas para recordarnos no volver a tocar ese juego. En los bolsillos, en la nevera, no sé, sitios donde miremos... ¿Os parece?

RONDA 2 | TURNO DE LIZZ | RÍO CERCANO | 18:15

Era difícil ignorar los nervios que sentía. Estaba pendiente de cualquier ruido, secándose el pelo con el bate sujeto entre las piernas, colocado de forma cómoda para poder cogerlo en cuanto fuera necesario. Por suerte no pareció ser requerido y Scott salió finalmente, logrando que sintiera un alivio en el pecho difícil de explicar, era como superar otra prueba, así se sentía con cada cosa que debían hacer.

— Sí, parece que todo ha estado tranquilo. — le dedicó una sonrisa suave aunque fuera evidente que estaba cargada de tensión. Agarró las cosas y se fue con él hacia la cocina, donde esperaban los demás. En cuanto llegó se acercó para hacerle una caricia a Jay en la mejilla mientras su hijo los ponía al día sobre lo que habían hablado. Ella aprovechó para buscar algo de agua que poder beber, que tanta tensión daba sed, aunque prefirió que fueran poquitos sorbos, no podían estar acudiendo al baño a cada momento — Suena como si fuera una locura pero...todo lo que ha pasado hasta ahora lo es, así que tampoco estaría de más prepararse, no sea que acabemos jugando de nuevo por error. — eso lo dijo mirando al otro adulto, casi como si pretendiera disculparse por haberse dejado enredar en toda esa fantasía, pero era muy difícil no hacerlo dadas las circunstancias.

Agarró de la nevera uno de esos imanes que tenían una especie de bloc de notas donde apuntar lo que se gastaba de la cocina para poder ir a comprar después, quitando el lapicero y apoyándose en la encimera dispuesta a comenzar a escribir las notas. Hacer algo era mucho mejor que estarse quieta. Ella se guardó la suya en el sujetador porque la ropa deportiva no tenía bolsillos en su caso y les dio una a cada uno, preparando otra para pegarla al juego o lo que hiciera falta.

— Deberíamos buscar la manera de pasar la noche. A mi me costará dormir así que si queréis me puedo quedar despierta un rato para que podáis descansar, luego te puedo despertar, Jay. — porque poner a uno de los niños de guardia como que le sonaba descabellado, sinceramente. Igual si la cosa seguía tranquila se iba relajando y le daba el sueño. Lo que no podía era estirar tanto como para estar agotada si iban a seguir jugando a eso — Puedo tirar mañana si no ha pasado nada. Estaremos más frescos y listos, ¿os parece?

Ronda 2 | Turno de Lizz | Cocina | 18:15

En realidad, ya sabía que no podían saber nada hasta que no terminaran el juego, porque no era como si aquello tuviera explicaciones lógicas o algún maldito sentido. Pero tal vez la niña que llevaba dentro necesitaba que su padre le dijera que todo estaría bien, que no pasaría nada, que no era una maldita locura...
Pero bueno, su padre nunca había sido de mentirle y ella tampoco se lo habría creído... Así que bueno, fue tranquilizador a medias. En realidad si la hubiera tratado como una niña se hubiera molestado... Incoherencias en una cabeza adolescente.

—Oye, yo no iba a someterla a ninguna prueba...—Su intención solo era ignorarla todo lo posible, en plan como si no existiera y todo eso. Aunque tenía razón, le había salvado la vida. Y por mucho que lo pensara, ella no habría podido sacarle de las arenas movedizas y... Parecía una mujer legal. Y su hijo también. —No es mi hermano.—Dijo poniendo los ojos en blanco. De verdad, que quisieran rehacer su vida estaba bien, pero que quisiera que tratara de hermano a alguien que acababa de conocer y mayor que ella... Aunque no le caía mal del todo. Se encogió de hombros.—Supongo que Scott...—Pero no acabó de hablar, se giró al escuchar la puerta. Eran ellos. Se sintió un poco aliviada. Solo un poco.

Lo que no le alivió fue escuchar las palabras del chico. Si olvidaban todo... Podrían volver a jugar, cierto, y además... Todo eso que habían pasado, el miedo, el ver como salvaba a su padre... No estaría. Sería volver a empezar desde el inicio...
Y parecía una locura pensar que un juego podía borrarte la memoria... ¿Pero era más locura que el que aparecieran cosas de la nada? Cosas que no debían estar ni en aquel continente... —Deberíamos.—Confirmó. No quería volver a pasar por aquello, aunque en cualquier caso no lo recordara.

Suspiró y se acercó a las mantas, echándose y tomando una por encima. Bueno, dormir en el suelo no era para tanto... Más o menos allí se sentía segura. Estaban todos y... Parecía que se quedarían vigilando. ¿Podría dormir? Rotundamente no. ¿Y si volvía a pasar algo? Aunque tenía la sartén bien cerquita. Pero aún así... No quería hacer la típica pregunta de... ¿Y si viene alguien? porque tampoco le iba a convencer la respuesta.
Así que decidió centrarse en otra cosa, en lo de las notas, por ejemplo.—Tendríamos que haber hecho fotos con el móvil...—El que ni si quiera tenían. ¡Habían ido a su habitación! Podrían haberlo cogido. Tarde. Ni si quiera pensó en ello.—En la nevera es un buen lugar... La abres por la mañana sí o sí, y no creo que nos diera por jugar por la mañana...

RONDA 2 | TURNO DE LIZZ | RÍO CERCANO | 18:15

Sonrió, en realidad conocía a su hija lo suficientemente bien como para saber que más bien habría intentado evitarla a ella y a Scott todo lo posible, seguramente se habría encerrado en su cuarto con los auriculares puestos y adiós niña, , cuando se ponía así de cabezona, lejos de enfadarse, no podía evitar mirarla con cariño, pues le recordaba al carácter de su esposa, la cual estaría más que orgullosa de ver la señorita tan valiente y fuerte en la que se había convertido su hija.

Suspiró alejando los recuerdos, pues no era el momento de ponerse nostálgico y más bien aliviado cuando por fin entraron en la cocina los dos miembros de la familia que faltaban, bien, ya estaban todos allí, no tenía que seguir soportando aquella tensión horrible de que algo malo podía suceder sobre su pecho.

—Me parece una idea genial, lo único que nos faltaba era volver a abrir este juego del demonio, de hecho, creo que también deberíamos apuntar que, nos acordemos o no, de lo que ha pasado aquí, nos deshagamos de él— no sabía, tirarlo, quemarlo, destrozarlo, cualquier cosa, enterrarlo en un lugar alejado, algo que les asegurase que no iba a volver para atormentarlos, aunque lo mejor sería acabar con él por completo para que otra familia no tuviese que pasar por lo que ellos estaban pasando.

Ayudó a Lizz a escribir y dejar las notitas por los diferentes sitios de la casa, metiéndose una de ellas en el bolsillo del pantalón y otra en la mochila que acababan de preparar con víveres.

—Creo que con esto será suficiente— se sentó en el suelo intentando ponerse cómodo y miró la hora en el reloj de cocina, en realidad era pronto, aún no había anochecido, pero estaban tan agotados físicamente que era normal que necesitasen descansar, aunque él tampoco tenía demasiado sueño y no terminaba de gustarle la idea de que Lizz se quedase sola despierta, pero no podía ponerse en plan protector ahora mismo, ambos necesitaban dormir un poco para estar más espabilados, así que asintió con la cabeza —está bien, encárgate tú del primer turno, en un par de horas me despiertas y te relevo o si crees que tienes demasiado sueño y que hay alguna posibilidad de que te quedes dormida, no dudes en avisarme— a los niños no iba a meterlos en aquella ecuación, aunque conociéndolos no tardarían en llegar sus protestas, pero era mejor así.

RONDA 2 | TURNO DE LIZZ | RÍO CERCANO | 18:15

No tenía muy claro si su idea de las notas iba a terminar siendo tomada como una locura o no, pero él pensaba meterse una en el bolsillo, estuvieran los demás de acuerdo o no. Por suerte su madre sí lo estaba y Jay tampoco se negó, incluso añadió lo de destruir el juego. Aunque Scott lo que pensó fue que no estaban seguros de que se pudiera, porque parecía bastante viejo, no creía que fueran los primeros en haberse cruzado con él, igual es que no había forma de librarse de él. Solo que eso prefirió no decirlo en voz alta.

Cuando hubieron terminado las notas, cogió una y la metió en el bolsillo.- Mierda, el cargador. -Reaccionó cuando Jazz dijo que tendrían que haber hecho fotos con el móvil. El suyo era el único que tenían de momento y no estaba seguro de cuánto le duraría la batería ya.
Y no creía que nadie estuviera dispuesto ya a volver a internarse en la casa para buscar el resto de teléfonos y los cargadores.

Miró a su madre cuando dijo que tendrían que pensar en cómo pasar la noche, también se dio cuenta de que podrían haber cogido un par de almohadas, ya que no había pasado nada por el camino, no habría importado ir un poco más cargados, pero en ese momento solo intentaban volver lo más rápido posible.
Entre los dos adultos parecían estar repartiéndose las guardias, como si ellos no estuvieran.- Yo también puedo quedarme despierto y vigilar. -Les recordó, por si se les había olvidado que podía ayudar también con eso. Solo era mantenerse despierto y atento para despertarles si había algo raro.

RONDA 2 | TURNO DE LIZZ | RÍO CERCANO | 18:15

Una vez terminadas todas las notas comenzaron a acomodarse, escuchó las palabras de su hijo y lo miró con seriedad por unos segundos pero luego no pudo evitar una pequeña risa. En realidad era ya un adolescente y si se paraba a pensarlo fríamente podía entender que fuera un poco frustrante para él que lo dejaran de lado como si aún fuera un niño pequeño, era como si le obligaran a sentarse en la mesa de los niños en las comidas familiares. Dejó escapar un suspiro y lo miró.

— Cuando eres padre te cuesta mucho ceder en algunas cosas, Scott. Especialmente si estás en una situación que consideras peligrosa. Lo entiendes, ¿verdad? — apretó un poco los labios, mirándolo con cariño — Te despertaré para alguna guardia. — que seguramente ella se quedaría también como un búho pero eso él no tenía por qué saberlo. Tal vez era un momento un poco raro para pensar en que como madre no estaba bien minar la confianza de un futuro adulto pero bueno, nunca era mal momento para tener en cuenta cómo estabas criando a un hijo — Descansa un poco.

Agarró el bate y se sentó en la isla, aprovechando para escribir en uno de los pedacitos de papel con letra bien apretada las cosas que habían pasado, al menos lo mejor que ella las podía recordar, desde que habían comenzado hasta ese momento. Luego solo pudo quedarse allí, asegurarse de que todo iba bien, hacer alguna que otra ronda silenciosa por la cocina mirando hacia las ventanas y esperar que pasaran un par de horas para despertar a Jay de forma suave, haciéndole una caricia en la mejilla.

— ¿Cómo lo llevas? ¿Quieres dormir un poco más o cambiamos ya? — no tendría problemas en rondar un par de horas más, pero bueno tampoco le vendría mal descansar los ojos y estirar un poco el cuerpo, más que nada.

Ronda 2 | Turno de Lizz | Cocina | 18:15

Tal vez estaba siendo un poco egoísta, porque todos parecían querer ayudar y ella solo se había echado sin más. Probablemente debía cuestionárselo... Pero conocía a su padre, no iba a acceder y no le apetecía estar discutiendo sobre ello...
De modo que solo se echó.

A pesar de cerrar los ojos, no consiguió dormir. Se dio la vuelta en la manta intentando no centrarse en Lizz, que estaba poniéndola nerviosa a pesar de ser muy sigilosa, pero daba vueltas por la cocina y ella no podía evitar estar pendiente.
Además de vez en cuando sentía un cosquilleo en el brazo y se pasaba la mano como si esperara encontrar alguna que otra hormiga...
La estaba poniendo nerviosa. Mucho.

Y entonces sintió eso. Abrió los ojos para ver a Scott. No la estaba mirando, pero sí había sujetado su mano. Eso se sintió un poco extraño... Aunque tal vez estaba moviéndose demasiado y le estaba molestando. Admitía que sintiendo el cuerpo de su padre tras ella y la mano del chico...
Un poco más tranquila si estaba... Volvió a cerrar los ojos y a sujetar la mano de Scott, quedándose dormida poco después.
Fuera del miedo estaba bastante agotada como para dar muchas vueltas.

Cuando abrió los ojos, no sabía cuánto tiempo había pasado, los mayores estaban levantados, el sol entraba por la ventana y parecía más intenso que cuando se durmió y ella seguía aferrada a la mano del chico.
¿Ya era de día?
Se removió, sentándose, pero sin soltarle. Todos estaban enteros, vivos... Allí no había ningún bicho nuevo o algo por el estilo.
Miró por la ventana al percibir la luz... Pues al menos habían sobrevivido a la noche, que la idea de enfrentarse a esas cosas sin luz...

—Buenos días.—Dijo en voz alta, porque los mayores no se habían percatado de que se había despertado.

RONDA 2 | TURNO DE LIZZ | RÍO CERCANO | 18:15

La noche fue complicada, la tensión y tener que hacer guardias no le habían dejado dormir demasiado bien, pero ya estaba acostumbrado, hacía guardia de veinticuatro horas en el hospital, muchas sin poder dormir un solo minuto, así que pese a no haber dormido más de tres horas, se levantó fresco como una rosa, se sentía con energías renovadas para lo que se les viniese encima, sobre todo ahora que estaba saboreando el primer café de la mañana, el mejor del día.

Sonrió a Lizz cuando se despertó, a él le había tocado la última guardia, pero dudaba de que ella hubiese dormido tampoco mucho, su instinto maternal la habría tenido tan alerta como él.

Se acercó a ella dándole un beso de buenos días y empezó a preparar el desayuno para cuando los chicos se despertasen, sonriéndoles cuando por fin lo hicieron.

—Buenos días dormilones— casi podría haber sido un día normal, tal y como él se la había imaginado después de la mudanza, su primer desayuno en familia, él feliz por la cocina, dando saltitos de pura alegría por tenerlos allí a los tres, pero eso se vio eclipsado por las mantas revueltas por el suelo y las caras de preocupación que aún albergaban todos.

Suspiró y puso las tortitas sobre la encimera para que se sirviesen —bien, cuando comamos creo que deberías tirar los dados— dijo mirando a Lizz, no quería esperar más tiempo, quería terminar con aquello de una vez, que una de sus figuras llegase a la meta y que todo aquello desapareciese para poder disfrutar por fin de su nueva familia recién construida.

Ya estaban descansados, estaban armados y tenían preparada la mochila de emergencia, estaban preparados.

RONDA 2 | TURNO DE LIZZ | CASA | 8:00

Sí, de acuerdo, lo entendía. Entendía que su madre no quisiera verle en peligro. Era normal, era lógico. Pero también él quería protegerla a ella y sentía que podía.- Pero eso no quita que pueda ayudar. -Añadió, porque no se quería quedar callado. Aunque se estaba guardando mucho porque lo último que iba a hacer era montar una escena delante de los otros dos.- De acuerdo. -Al menos había conseguido que accediera a despertarle en algún momento.

Buscó un hueco en las mantas, quedando al lado de Jazz y se tumbó para intentar descansar. Pero de intentarlo a conseguirlo, parecía haber demasiada distancia. No se movía, tenía los ojos cerrados, pero estaba despierto, escuchando todo a su alrededor, especialmente a la chica que estaba a su lado. Si le decía algo los adultos se enterarían o peor, se pondrían alerta en lugar de descansar, así que decidió solo buscar su mano bajo las mantas y darle un pequeño apretón. Era como asegurarle que iba a estar ahí. Pero no sabía si eso valía para tranquilizarla.

De alguna forma tener su mano también le tuvo que ayudar o algo, porque terminó quedándose dormido. Se había medio despertado al escuchar hablar a su madre y Jay, pero había terminado volviendo a cerrar los ojos. La siguiente vez ya era de día y seguía cogiendo la mano de la chica. Quizá se despertara del todo cuando ella se movió para sentarse.
Scott se pasó la otra mano por la cara y al final se terminó levantando de un modo un poco brusco cuando Jay les llamó dormilones. Claro, como si aquello fuera lo más normal.- No me habéis despertado. -Casi acusó a ambos de no haberle dejado colaborar durante la noche.

Se acercó al fregadero para echarse algo de agua en la cara y por la cabeza para terminar de despertarse, yendo después a la isla para sentarse en un taburete y desayunar lo que fuera. Al menos tenían comida.
Escuchó a Jay decir que cuando desayunaran quizá deberían empezar a enfrentarse a lo que llegara con el juego de nuevo. A ver si tenían suerte y podían llegar pronto a la meta.- Yo también creo que es mejor empezar ya. Así igual podemos terminar pronto. ¿Haremos lo de ir por habitaciones? Porque igual lo mejor es empezar por las más alejadas... por si acaso.

RONDA 2 | TURNO DE LIZZ | CASA | 8:00

Una vez llegó la hora de despertarse se sentía aún un poco cansada, pero fue cuestión de un rato el ponerse las pilas, por suerte estaba acostumbrada a los madrugones o los cortes repentinos del sueño, era lo que tenía ser madre, una al final se acostumbraba a que dormir era un lujo, ¿no? Además, haberse turnado con Jay había permitido que al menos alguna cabezadita pudiera pegar por la tranquilidad de que él estuviera vigilando.

Se pusieron a desayunar y asintió a las palabras del mayor y también a las de su hijo, ahora la mejor idea era quitarse todo aquello de en medio cuanto antes así que cuando terminaron todos de desayunar y recoger un poco – igual sonaba a algo innecesario pero si en algún momento necesitaban volver a la cocina lo que menos necesitaban era tener todo por en medio y por ahora había cierta calma – se fueron en busca de la habitación más alejada. En principio lo más lejano que podía parecer en una casa de esas dimensiones era el desván, en un principio no pareció buena idea porque estaba muy arriba pero al mismo tiempo así fuera lo que fuera lo podían dejar bien lejos y encerrado y dudaba que fueran a aparecer arenas movedizas otra vez.

— Vale, creo que lo mejor es quedarse bien cerca de las escaleras porque no podemos bajar todos a la vez. Cuando salga lo que tenga que salir, los niños primero, Jay y después yo, porque eso...lo que sea, vendrá detrás de mi, ¿os parece bien así? — los miró a todos con gesto serio una vez ya estaban arriba, tal y como había dicho bien cerca de la escalera para poder volver a bajar y cerrarla en cuanto hubieran aislado la maldita zona. Abrió el juego en el suelo, con una rodilla hincada pero la otra solo de cuclullas, con una posición que dejaba en evidencia que estaba más que preparada para echar a correr como alma que lleva el diablo, aunque ella fuera la última porque esperaría a ver aparecer la cosa, no tendría sentido irse y que apareciera en otro sitio, ¿no? La lógica de ese cacharro. Dejó caer los dados sobre el tablero, con el corazón a mil. Cuando vio aparecer el mensaje tomó aire profundamente — Escucha con atención, no es un rumor. Si te descuidas, sentirás mucho dolor. — hizo una mueca de desagrado, cerrando los ojos un instante solo atreviéndose a susurrar antes de volver a abrirlos — Por favor que no sean más bichos...

Ronda 2 | Turno de Lizz | Desván | 08:20

Ronda 2 | Turno de Lizz | Desván | 8:20

Pues sí, era la noche más extraña que había pasado en su vida, y no sabría decir si por el tablero, porque en su casa hubiera una mujer con un crío que formaban parte ahora de su familia, por haber dormido en el suelo de la cocina, por tener agarrada la mano de un chico mayor, o porque al despertar todos parecieran como que no hubiera pasado nada y quisieran un desayuno normal y...
Que hablaran de lanzar los dados como quien dice que tal vez va a llover.

No le dio muchas vueltas a eso, porque en realidad tenía las mismas ganas que los demás de que acabara aquello... Así que se limitó a solo tomar el desayuno y a seguir en silencio a los demás.
Subir al desván con todo lo que había por la casa fue extraño, pero al menos llegaron sin mayor problema. Todo lo que había allí le traía recuerdos así que...
Fue un poco extraño subir con desconocidos... Pero aquello no era lo importante... Era el tablero.

Aún así, estaba demasiado nerviosa como para quedarse quieta... Llevaba en la mano una sartén y sonrió al ver una raqueta entre las cosas del desván. La sujetó y empezó a darle vueltas, sintiendo un escalofrío solo al escuchar el sonido de los dados sobre el tablero...
Y a Lizz diciendo la frase en voz alta.

Escucha con atención, no es un rumor. Si te descuidas sentirás mucho dolor.

Lo del dolor no era para nada alentador, pero estaba claro que nada que saliera de ese tablero iba a ser amigable. Ya había intentado comérselos en varias ocasiones, golpearles, dispararles y engullirles... Así que podía centrarse en la primera parte...
¿Qué hacía un rumor que pudieras escuchar? El agua, tal vez... La corriente de un río... Quizá un...
Pero entonces Lizz dijo aquello. Que esperaba que no fueran bichos...

Jazz se giró de golpe para mirarla, con los ojos bien abiertos.—Moscas...—Susurró, esas hacían un "rumor" que podías escuchar, aunque dolor, dolor...
Y entonces se tensó.—Abejas...—Dijo dejando salir el aire de golpe.—El sonido de las alas... El zumbidos... Eso es un rumor, ¿No? ¡Y duelen!—Ignoraba si tenía sentido... Pero no se le ocurría nada más. Miró al resto y luego alrededor del desván.
¿Podían ser abejas?

RONDA 2 | TURNO DE LIZZ | RÍO CERCANO | 8:20

Cogió aire cuando toda la familia estuvo preparada para continuar, tenía que reconocerlo, la valentía de los niños le asombraba y enorgullecía a partes iguales.

Asintió hacia Lizz, le parecía buena idea lo de intentar ir habitación por habitación, quizás si eran lo suficientemente listos y rápidos podían contener cualquier bicho que el maldito tablero les mandase, eran lo único que podían hacer.

Subió detrás de ellos e intentó abrir la boca para quejarse, porque no le gustaba la idea de que Lizz se quedase la última, corriendo todo el riesgo, pero si algo habían descubierto ya, es que esa cosa perseguía a quien hubiese tirado los dados y siendo su turno, estaba claro a por quien iría.

—Suerte cariño— apretó su mano y medio sonrió al ver los dados, era un número alto y además había salido dobles, lo que le daba una nueva oportunidad de tirar y seguir avanzando sobre el tablero, cuanto antes llegasen a la meta, antes acabaría todo o al menos eso era lo que se repetía a sí mismo una y otra vez para mantener la esperanza.

Leyó el mensaje y tragó saliva, lo del dolor lo ponía tenso, no estaba dispuesto a dejar que ninguno de ellos sufriese, hasta ahora habían tenido relativamente suerte, pues ninguno de ellos había resultado gravemente herido y estaba dispuesto a hacer cualquier cosa porque eso continuase así.

—Sí, pueden ser abejas o avispas o algo por el estilo— murmuró poniéndose delante de los niños, como barrera protectora —sea lo que sea, recordad el plan, en cuanto veáis aparecer algo, corred lo más rápido posible, ahora mismo solo nos queda esperar— Jay creía en Dios, pero no solía recurrir demasiado a él, pero en aquella ocasión no pudo evitar rezar porque todos saliesen de aquel desván sin un solo rasguño.

RONDA 2 | TURNO DE LIZZ | CASA | 8:00

Ronda 2 | Turno de Lizz | Desván | 8:20

Intentó comer todo lo que pudo en el desayuno, aunque no es que tuviera demasiadas ganas porque estaba nervioso y preocupado y todas esas cosas. Pero aunque habían preparado bocadillos y demás para cualquier situación, no estaba seguro de que fueran a tener mucho tiempo para pararse a comer en algún momento. Así que mejor ir ya con fuerzas.

Ir al desván le pareció buena idea, queriendo alejarse en lo posible del lugar seguro que tenían por ahora. Pero pensó que igual era algo incómodo para tirar los dados o huir cuando ya era quizá demasiado tarde, porque estando arriba se dio cuenta de que aquel sitio estaba lleno de todo tipo de trastos. Como un desván de película, que como no había tenido uno no sabía si eran todos así.

Afianzó el bate en las manos, viendo a su madre preparándose para lanzar y asintiendo al plan que había decidido. En cuanto la cosa apareciera había que correr para bajar y cerrar la habitación.
Los dados rodaron y escuchó la pista del tablero, intentando poner todos sus sentidos en aquel sitio y empezar a escuchar un zumbido que le diera la pista. Y llegó, molesto y fuerte. Demasiado fuerte. Apenas se lo creía cuando vio a ese enorme mosquito en la ventana. Y no es el único.

- ¡Jazz, tú primero! -Le grita a la chica para que empiece a bajar. Había aceptado que sus padres irían los últimos, pero no que la chica tuviera menos posibilidades que él.
Se acercó también a las escaleras, para intentar cubrir la salida y cuando vio que uno de los mosquitos se acercaba no dudó en balancear el bate para darle atento a cualquier otro que andase cerca.

RONDA 2 | TURNO DE LIZZ | CASA | 8:00

Abejas, avispas...daba igual, fuera lo que fuera que zumbase si tenía un aguijón no iba a ser agradable. Se dedicó a cerrar el juego y dárselo a Jazz para que ella lo cargara, ya que sería de las primeras en salir, ella se tendría que quedar de las últimas así que prefirió pensar con qué demonios se defendería. Si eran bichos pequeños el cuchillo no tendría gran sentido la verdad, así que optó por rebuscar hasta dar con la sartén, que pareció lo más útil en una situación como aquella.

O eso pareció hasta que vio aquellas cosas. Bueno qué más daba, lo hecho estaba hecho y de todas formas la sartén seguía pareciendo buena idea pese a todo. Scott ya comenzó a indicarle a la menor que tomara la delantera así que ella se quedó donde habían estado, retrocediendo despacio y tratando de darle sartenazos a cualquiera de esas cosas que se acercara demasiado, mirando por encima del hombro mientras iban bajando hasta que fuera su turno de poder hacerlo.

Ella se quedaría la última y en base a sartenazo por aquí y por allá el plan era claro, bajar del desván y encerrarlos ahí arriba, esperaba que funcionase y en caso de escapar alguno ya lo escacharían a base de golpetazos, que con esos no iban a funcionar los aplausos pero estaba segura que el bate, la sartén e incluso una buena hostia con el tablero iría de maravilla. El asco que pudieran darle esas cosas que tantas noches le habían quitado el sueño mejor se lo guardaba para ella porque...no era poca cosa.

Ronda 2 | Turno de Lizz | Desván | 08:20

Nadie parecía estar demasiado convencido de su deducción, ignoraba si era porque era muy descabellado—en el caso de que a esas alturas algo pudiera parecerlo—o que simplemente cualquier opción era tan desalentadora como para no entusiasmarse demasiado. En cualquier caso, no tardarían mucho en descubrirlo... Pero tenía la sensación de que si sabía qué era, tendría tiempo para pensar mínimamente...
Si eran abejas, la raqueta no serviría. La sartén... Tal vez, pero acertar... Antes la abeja la picaría y... Todo aquello fue antes de escuchar aquel sonido y girarse.

No eran abejas. Bien. Pero eran mosquitos. Mosquitos enormes. La raqueta sí que valdría para eso... De modo que cuando Lizz le lanzó el juego, ella lanzó la raqueta que quedó entre su padre y la mujer. Aferró el juego con fuerza y corrió hacia las escaleras con las indicaciones de Scott porque no pensaba dudar ni un segundo, que los mosquitos no picaban con tanta rapidez que las abejas, tenían que posar sus patas y todo eso... Pero no iba a quedarse a averiguar cómo se alimentaban esas cosas gigantes...

Bajó las escaleras del desván lo más rápido que pudo, aferrando el juego a su pecho con todo el brazo, y lista su sartén en la otra, por si a caso, por si alguna de aquellas cosas se escapaba o...
Se encontraban con algo nuevo en la casa, que no era como que la hubieran asegurado.
Dio un salto para sortear los últimos escalones y se giró mirando hacia todas partes antes de subir la mirada hacia las escaleras.

—¡Cuidado!—Gritó al chico cuando vio que esas cosas le seguían al bajar. ¡Bajaban también! Dejó caer el juego para dar un par de sartenazos, porque si salían del desván su estrategia no tenía sentido.—No hablamos de a qué habitación correríamos.—Dijo alterada, volviendo a recoger el juego y esperando a que todos pudieran bajar...

RONDA 2 | TURNO DE LIZZ | RÍO CERCANO | 8:20

Pegó un pequeño brinco cuando esa cosa monstruosa se posó sobre la ventana, ¿eso era un mosquito? ¿en qué planeta?.

Era tan grande que estaba seguro de que no podría aplastarlo con la mano, no pensaba comprobarlo, de todas formas.

Se aseguró de que Lizz se quedaba con una de las sartenes para defenderse y él tomó la raqueta del suelo para hacer lo mismo, desde luego, cuando compró esos dos objetos, ni en sus sueños más bizarros, se le ocurrió que algún día lo usaría para algo como aquello.

Se impulsó hacia las escaleras igual de rápido que lo hizo el resto, aunque pareciera estar viviéndolo a cámara lenta, como algo que le estuviese ocurriendo a otra persona y no a él mismo y solo por si acaso, esta vez, miró muy bien por donde pisaba, lo último que le faltaba era bajar de nuevo rodando, no quería que aquella aventura acabase con él clavándose el hacha a sí mismo en una caída estúpida, si algún día aspirase a conseguir un premio le gustaría que fuese un Nobel y no un Darwin.

—¡Agachaos!— gritó al ver que uno de los mosquitos había salido del desván y se acercaba a los chicos, aplastándolo entre los agujeros de la raqueta, pero por si acaso no iba a quedarse allí a descubrir si seguía vivo o no o cuantos más podían bajar.

—¡A la de Scott!— gritó, era una de las más cercanas y la última vez que habían estado allí recogiendo la ropa todo parecía estar en orden, de momento era la habitación más segura en la que podían estar, si es que el gorila no había decidido hacer una visita turística por su casa o un loco con escopeta decidía salir del armario para darles una sorpresa.

RONDA 2 | TURNO DE LIZZ | DESVÁN | 8:20

Mientras Jazz bajaba, trató de batear a todos los mosquitos que se le acercasen, algunos con suerte de darles, otros simplemente se apartaban un poco por el aire que movía. Ni siquiera podía ver si su madre y Jay estaban bien, les movía moverse y repartir golpes, pero no mucho más que eso.
Bajó cuando fue su turno, avisando para que siguieran acercándose a las escaleras y se dieran prisa.

Se agachó por el grito de Jazz, que le avisó de que una de esas cosas bajaba con él y se defendió a sartenazos. Podía haberse parado a guardar el juego en la mochila mientras la chica y Jay, que también había bajado ya, defendían. Pero no podía dejar de mirar las escaleras, esperando a su madre. Joder, si esas cosas ya estaban bajando, puede que la estuvieran rodeando.

- ¡Mamá, baja ya! -El grito era una especie de orden y súplica, porque necesitaba que bajara y estuviese bien. No podía quedarse ahí arriba por defenderles.
Y le importaba mucho más su madre que buscar una habitación en la que protegerse. Pero cuando vio que empezaba a bajar, empezó a moverse, con el bate en la mano para ir a su habitación y matar a cualquier mosquito gigante que quisiera seguirles hasta allí.

RONDA 2 | TURNO DE LIZZ | CASA | 8:00

No podía bajar hasta que los demás lo hubieran hecho, así que en cuanto escuchó la voz de su hijo gritarle supo que el camino estaba despejado. Tuvo que dar un golpe más con la sartén a uno de esos asquerosos que quería irse a posar a su pierna y con un escalofrío que la recorrió de arriba a abajo y en el sentido contrario comenzó a bajar las escaleras, de forma tan apurada que los últimos escalones fueron rodando, pero nada grave, un típico tropiezo suave, al menos esperó que alguien estuviera pendiente de cerrar la trampilla.

— ¡Mier...coles! — protestó, mientras se ponía en pie, acariciándose la cadera por el hostiazo que se acababa de pegar, sin querer decir un taco frente a su hijo. Se agachó cuando vio una de esas cosas volarle directa a la cara, que se había escaqueado del desván siguiéndola. Se giró para golpearlo contra la pared más cercana, llevándose una especie de jarrón por delante que había en una repisa. Nota para el futuro, nada de muebles decorativos en medio de los pasillos, de verdad. Abrió mucho los ojos, mirando la sartén para asegurarse de que al menos esa cosa había quedado escachada entre los añicos de la porcelana — Ya lo arreglaremos. Un poco de poxipol y listo. — miró a su hijo, haciendo una pequeña mueca y tras asegurarse de que el desván había quedado cerrado corrió con él hacia la habitación que entre ellos habían elegido, asegurándose de que el menor fuera delante. Cuando al fin estuvieron todos dentro dejó escapar un suspiro, apoyándose contra la puerta y solo entonces pasándose la mano libre por todo el cuerpo — ¿Estáis bien? ¿Os han picado? ¿Os ha picado una de esas cosas?

Porque si algo tenían los puñeteros mosquitos es que a veces ni te enterabas de que te habían metido el picotazo hasta que comenzabas a rascarte como un poseso sin control y algo le decía que aquellos bichos no iban a dejar unas picaduras que simplemente se calmaran con algo de pomada.

Ronda 2 | Turno de Lizz | Habitación de Scott | 08:20

Se giró en cuanto notó el aire pasar por su lado, percatándose que debía haber sido Scott quien le había quitado de encima una de esas cosas. Asintió, casi como si fuera un agradecimiento mientras seguía en tensión, porque tenían que salir de allí...
Corrió hasta la habitación del chico, casi refunfuñando porque la suya estaba justo al lado. Abrió la puerta y todo parecía en orden... De modo que la cerró y corrió de vuelta al pasillo.

Su padre ya había bajado y llegó con el tiempo justo de ver cómo Lizz bajaba las escaleras aterrizando con su culo. Y el zumbido de esas cosas era tan fuerte... Que ni si quiera le dio para reirse, solo corrió para subir la trampilla del desván y correr de vuelta al cuarto de Scott, que menos mal que todavía no se había mudado o sería realmente incómodo.

Suspiró una vez vio que todos estaban allí, con la puerta cerrada y sin ninguno de esos mosquitos jurásicos persiguiéndoles...
Jazz se sentó en la cama para suspirar. Aquello había sido muy rápido, pero sin duda muy intenso... Menos mal que no habían salido heridos.
Negó con la cabeza para responder a la mujer cuando hizo esa pregunta, suponía que con el tamaño que tenían de haber pasado se habría dado cuenta, pero de todos modos, se pasó la mano por los brazos y por el cuello, casi comprobando que efectivamente no la había picado ninguno, mirando primero a su padre y luego al chico para asegurarse de que todos estaban bien.

—Parece que... ha funcionado.—Que tampoco quería cantar victoria, porque en la siguiente tirada tendrían que tener cuidado al salir por si alguno se había escaqueado o habían conseguido salir, como las serpientes.—Sacaste dobles... Tienes que volver a tirar.—Añadió aunque no fuera necesario porque seguro que a nadie se le había olvidado ese detalle.

RONDA 2 | TURNO DE LIZZ | RÍO CERCANO | 8:20