Ronda 2 | Turno de Lizz | Río cercano | 18:15

Ronda 2 | Turno de Lizz | Desván | 8:20

Estuvo a punto de volver sobre sus pasos al ver como Lizz se caía, pero por suerte se levantó y corrió tanto como ellos, hasta que por fin estuvieron todos a salvo.

Se acercó a ella en cuanto cerraron la puerta y acarició sus brazos, intentando reconfortarla, era la última que había estado en el desván, por lo que tenía más probabilidades de que la hubiesen picado —¿te has hecho daño? Desde luego, correr no es lo nuestro— medio sonrió y antes de darse cuenta había soltado una risa histérica, como liberándose de todo el miedo y la angustia —nota para nosotros, tenemos que hacer algo de ejercicio, compraremos una cinta de correr— la besó divertido y luego se miró a sí mismo para comprobar que no, tampoco lo habían picado y Jazz y Scott también estaban sanos y a salvo, el plan había funcionado y eso le dio nuevas esperanzas, lo habían hecho genial como equipo, era hora de continuar.

Abrió el tablero de nuevo, sobre la cama del chico y miró a Lizz —cuanto antes lo hagamos mejor, así no damos tiempo a que esos mosquitos encuentren la forma de salir del desván, a ver si tenemos suerte y vuelves a sacar un número alto— apretó su hombro de forma cariñosa y se separó para mantenerse en guardia, no quería relajarse, en esa habitación se creían a salvo, pero a esas alturas no se fiaba de nada, solo esperaba que de nuevo, fuesen lo suficientemente rápidos como para alejarse de cualquier cosa que les saliese —bien, a nuestra habitación no podemos acudir, por lo que si sale algo que no pueda abrir puertas, corred hasta la de Jazz, sino, corred y salid de esta casa tan pronto como podáis— los mosquitos, las flores, todo eso podían controlarlo, pero si aparecía otro tipo loco, no iba a quedarse quieto solo porque una puerta se interpusiese en su camino.

RONDA 2 | TURNO DE LIZZ | HABITACIÓN SCOTT | 8:20

Se tuvo que parar un momento al ver cómo su madre se caía en los últimos peldaños de las escaleras. ¡Joder! Hasta que no la vio levantarse no se calmó, porque era lo único que necesitaba saber. Estaba bien y punto. Podía seguir. El jarrón era lo que menos le preocupaba...
Llegaron a su habitación y cerraron la puerta. El pasillo era seguro y allí también estaban seguros. Bien...

- No, ninguno se ha acercado tanto. -Contó como respuesta a si les habían picado... el aguijón de esas cosas parecía como una aguja para elefantes, se habrían dado cuenta. Aunque había soltado la mochila y se dio cuenta de que había un pequeño agujero en la tela. Por qué poco no le habían tocado a él... Prefirió no comentarlo.
Tampoco dijo nada a lo de Jay y su idea de hacer más ejercicio. Cuando terminaran todo aquello él no pensaba ir a correr ni nada por el estilo, lo único que le apetecía era tirarse en la cama y no hacer nada.

Jazz tenía razón y su madre tenía que tirar de nuevo. Y su padre decidió que la suya, por ser la siguiente, sería a la que irían cuando les tocase escapar.- Esperad... vamos a despejarnos el camino. -Dijo, para apartar unas pocas cajas que aún había cerca de la puerta, creyendo que los demás ayudarían. Dejando una en el centro para poner ahí el tablero.- Y, ¿alguien sabe atrancar puertas con una silla? -Se le ocurrió, porque aquellas habitaciones no tenían pestillo y aunque los animales o lo que fuera no estuvieran hechos a los pomos, prefería no arriesgarse.

RONDA 2 | TURNO DE LIZZ | CASA | 8:00

Todos estaban bien, no habían picaduras, ella estaba bastante segura de que pese a todo tampoco se había llevado ninguna así que suspiró y respondió a los gestos de Jay con un apretón cariñoso en su costado, sonriéndole suave. Ahora le tocaba tirar, pero la idea de Scott fue acertada así que asintió y aprovechando que también les vendría bien recuperar un poco el aire – y a ella rehacerse la coleta que se le había hecho un puñetero desastre – despejaron el camino para asegurarse de que podían correr.

— Yo sé, si es de pomo largo solo tienes que...bueno, que sé. — se alzó de hombros, sin querer dar más explicaciones sobre en qué momento de su vida había necesitado encerrarse al otro lado de una puerta y bloquearla con una silla porque no creía que a nadie le interesara o hiciera bien alguno, incluso intentó evitar mirar a nadie, así que solo tomó una silla del cuarto, abrió la puerta y tras echar un vistazo la puso fuera, cerrando de nuevo, así no tendrían que salir corriendo mientras cargaban nada. Una vez de nuevo dentro y con todo listo, depejado, ventana cerrada y demás se acercó a la cama, mirando el tablero — Vale, os dejo a cargo de la mochila de nuevo, Jazz el juego, salís corriendo en cuanto algo raro pase y me quedo la última a entretener...lo que toque, ¿hecho? — agarró una de las sartenes en la mano cuando tomó con la otra los dados, esperando que todos estuvieran en posición. Aquel era el puto juego más tenso del mundo, por el amor de Dios. Los dejó caer sobre el tablero, cada vez que resonaban sentía su corazón latir más fuerte pero ahí iban, que fuera lo que tuviera que ser — Atrincherarte puede ser tu tumba. Esto no es una simple marabunta...— apretó los labios y miró a todos alternativamente — Chicos me parece que deberíamos salir de la casa...

Ronda 2 | Turno de Lizz | Habitación de Scott | 08:20

Ronda 2 | Turno de Lizz | Desván | 8:20

Jazz permaneció callada, dando golpecitos con su pie en el suelo mientras los miraba a todos prepararse para la siguiente tirada. Esos momentos eran de puro nervio y adrenalina, acababan de esquivar a unos mosquitos asesinos y ni si quiera tenían tiempo de respirar porque... Cuanto más tiempo esperaran más tiempo tardarían en terminar aquella maldita partida.

Que la idea de que la siguiente habitación fuera la suya le produjo sensaciones extrañas. Por un lugar quería ir y ver si podía coger el móvil, aunque ya supiera que no podía llamar a la policía ni a nadie que fuera a ayudarles, pero tal vez solo por tener la falsa sensación de que, en caso de necesitarlo, podrían comunicarse. También porque su cuarto había sido su lugar seguro desde siempre...
Y ahí estaba el problema. Ni quería a desconocidos allí ni ver como cualquier cosa del tablero lo destrozaba, que todavía no sabían si eso de que todo acabaría era literal o les iba a dejar la casa patas arriba...
Que igual no era el momento de pensarlo.

Presionó sus labios y sujetó el mango de la sartén cuando vio que Lizz se preparaba a tirar... Y no miró. Cerró los ojos y no miró, pero sí que escuchó lo que ella dijo. "Atrincherarte puede ser tu tumba. Esto no es una simple marabunta. La chica sintió escalofríos en cuanto escuchó esa palabra otra vez... ¡Y era para que apareciera algo peor! Que ni si quiera podía pensar qué era peor...
No había muchas pistas en cuanto a eso, pero sí en cuanto lo que no debían hacer... Miró a Lizz de nuevo cuando dijo que había que salir de la casa.

—El juego aprende...—Y no se sintió como una loca porque ya a esas alturas...—Cuando nos encerramos en el garaje, aparecieron hormigas también. Lee nuestras estrategias, no las permite en dos tiradas seguidas...—Susurró casi corriendo hacia la puerta y abriéndola sin pensar demasiado en lo demás.
—¡Tenemos que salir de aquí!—Aunque no tuviera ni idea de lo que venía... Confiar en que no debían "atrincherarse" era bastante claro.

RONDA 2 | TURNO DE LIZZ | RÍO CERCANO | 18:15

Ronda 2 | Turno de Lizz | Pasillo del primer piso | 8:20

La idea de atrancar la puerta le pareció buena solo durante unos minutos, hasta que el maldito juego decidió una vez más destrozar todas sus esperanzas, ¿la estrategia de intentar capturar en cada habitación lo que saliese de ahí dentro? Derrotada.

Su hija tenía razón, el juego parecía adelantarse a todos sus movimientos, como si supiese lo que iban a hacer en cada momento, como si ya lo hubiese hecho antes miles de veces, ¿cuántas familias habría destrozado ese tablero que a simple vista parecía inofensivo?.

—Salgamos de aquí cuanto antes— tuvo el tiempo justo de agarrar el tablero y meterlo dentro de la mochila de Scott, antes de que el temblor empezase a sacudir la habitación, ¿un terremoto? Podría ser o algo incluso peor, lo único en lo que podía pensar es en que no quería morir aplastado y el ruido que estaba escuchando parecía dejar claro que estaba a punto de aparecer en aquella habitación.

No había tiempo de pensar, solo de correr, justo lo que peor se le daba.

Salió detrás de los niños, pero agarró la mano de Lizz y tiró de ella, ya no tenía sentido que se quedase como cebo, si tal y como se imaginaba estaba a punto de aparecer una estampida en su casa, no serviría de nada.

—¡Correr no será suficiente, deberíamos apartarnos de su camino!— si es que les daba tiempo a hacerlo, más les valía no perder ni un solo segundo en tomar una decisión.

RONDA 2 | TURNO DE LIZZ | PASILLO DEL PRIMER PISO | 8:20

Scott apretó la mandíbula al escuchar a su madre decir que sabía cómo atrancar una puerta. Solo bajo la mirada y trató de centrarse en el juego, no quería pensar en ese momento en las otras veces en su vida en que habían necesitado algo así para poder sobrevivir.

Cuando todo estuvo preparado tiraron los dados, la ficha avanzó y el mensaje apareció. Por un momento Scott pensó que volvería a enviar otra caterva de hormigas. Pero no estaba del todo seguro.- Sí, eso parece. -Respondió a lo que dijo Jazz. El maldito juego aprendía sus estrategias y hacía lo posible por romperlas.- Salgamos de aquí. -Estuvo de acuerdo con los demás y una vez que el juego estuvo en la mochila se la ajustó para salir detrás de Jazz.

Un temblor se hizo presente en toda la casa cuando salieron de su cuarto.- ¡Tenemos que bajar! Sea lo que sea no creo que debamos estar arriba cuando todo tiembla. -Tiró de la chica para ir hacia las escaleras, intentando ser rápido y evitar tanto las lianas del suelo y la baranda como los cuadros y demás que empezaban a caerse de las paredes. Miró hacia atrás para asegurarse de que su madre y Jay llegaban.
El suelo temblaba aún más cuando estuvieron abajo y cada vez con más fuerza, era como si algo se acercase, pero ¿desde dónde?
Se quedó cerca de las paredes porque era lo que recomendaban en caso de terremoto y porque era más fácil mantenerse en pie con apoyos.

RONDA 2 | TURNO DE LIZZ | CASA | 8:00

De repente correr era lo más sensato y eso solo hizo que ver a su hijo cargar con una mochila ya no le pareciera tan buena idea, pero no tenía tiempo para ponerse a discutir su estrategia, estaba claro que lo prioritario era largarse cuanto antes. Siguió los pasos de los demás, agarrando la mano que Jay le tendía y la sacaba un poco de su ensimismamiento, ciertamente tenía pinta de que fuera lo que fuera no importaba si se quedaba detrás, iba delante o se colgaba de una lámpara del techo.

— Sí, bajemos. — apuró al hombre para seguir los pasos del muchacho y bajar también por las escaleras, manteniendo la sartén en alto y cuidándose de no terminar rodando como le había pasado con las del desván porque era lo que les faltaba. Toda la casa temblaba y eso no facilitaba precisamente nada. Fuera lo que fuera no parecía muy sensato quedarse allí — Vamos fuera, ¡salgamos fuera! — porque si atrincherarse era lo que no debían hacer lo lógico era pensar que un espacio abierto era la mejor idea posible, o eso decía la lógica, así que tiró de la mano de Jay y empujó con el otro brazo a los chicos para ir hacia la puerta de la calle y poder salir al exterior — ¡Rodeemos la casa o algo!

Jay había dicho apartarse de su camino, eso le daba a entender que lo que fuera iría recto, es decir que si giraban se quitarían, pues a girar, rodear la casa parecía una buena idea, aunque no teniendo ni idea de lo que pasaba o pasaría nada parecía una buena idea la verdad, todo era absurdo, porque estaban actuando sin saber hacia dónde iban, como pollos sin cabeza, pero mejor eso que sentarse a esperar.

Ronda 2 | Turno de Lizz | Habitación de Scott | 08:20

Ronda 2 | Turno de Lizz | Pasillo de la planta baja | 8:20

La chica había empezado a correr pero se detuvo en cuanto sintió aquello... Estaba... La casa estaba temblando y era lo suficientemente intenso como para que perdiera el equilibrio ligeramente y la dejara un tanto paralizada... Y soltara un chillido agudo.
Por suerte Scott tiró de ella, así que se aferró al chico corriendo todo lo rápido que podía, bajando las escaleras y esquivando las cosas que iban cayendo de forma casi milagrosa.

Volvió a soltar un grito agudo, casi cayendo sobre Scott cuando se echó a un lado, apoyándose en la pared. Jazz miró a todas partes... ¿Terremoto? ¿Se les iba a caer la casa encima? Tal vez por eso tenían que salir... Así que cuando Lizz dijo que lo hicieran, volvió a estar de acuerdo, asintiendo y tratando de apartarse para empezar a correr...
Pero antes de hacerlo escuchó ese estruendo... Tan fuerte que en esa ocasión ni si quiera pudo gritar... Solo se quedó paralizada unos segundos notando como el temblor aumentaba y la pared detrás de ellos...
Se hacía añicos.

Jazz volvió a echar a correr sin soltar la mano de Scott, iba a ser imposible que corrieran más que todos esos animales y si iban a por ellos... Salir al exterior sin más no parecía una buena idea...—¡Por aquí!—En cuanto vio el hueco del pasillo, giró apartándose de la trayectoria de los animales, cayendo de bruces al suelo, aunque más bien se había lanzado. Pensó en si encogerse o mirar y por unos segundos se encogió, cerrando los ojos. Al notar que no era papilla, se giró para mirar. Los animales seguían corriendo en la misma dirección... Así que parecía que perseguirles, no les perseguían, al menos si no les veían... Pero podían aparecer más y romper esas paredes también.

—Podemos salir por la ventana de la sala de estar.—Dijo como sugerencia para acabar saliendo de allí, porque dudaba que los cimientos de la casa aguantaran después de eso...

RONDA 2 | TURNO DE LIZZ | POR LA CASA | 8:25

Intentar bajar por las escaleras a toda velocidad, pero procurando tener cuidado para no volver a hacerlo rodando, casi parecía misión imposible, pero no se olvidaba del hacha y la raqueta que llevaba en las manos, aunque no creía que ahora mismo ninguna de las dos fuese a servirle, no sabían qué sería lo próximo que les podía salir y si lo necesitarían, así que hizo lo que pudo, tomándose unos segundos parar respirar aliviado en cuanto pisó el último escalón.

No duró demasiado, pues el temblor se hizo aún más pronunciado y no pudo evitar girar levemente la cabeza, comprobando que no se había equivocado, había una estampida, en su casa, una jodida estampida en su casa, no en los documentales que a veces ponía para echarse una siesta, no, justo detrás de su familia, dispuesta a aplastarlos.

No dudó en empujarlos a todos y seguir corriendo, salir parecía la mejor opción, pero era imposible que llegasen hasta la puerta antes que los animales, por lo que giró hacia el resto, rezando porque quitarse de su trayectoria fuese suficiente.

Se apoyó en la pared al ver que seguían el mismo camino, alejándose todo lo posible, solo por si alguno de ellos en el último momento, cambiaba de dirección.

Habían destrozado la casa, las paredes aún temblaban, seguramente las escaleras no podrían volver a utilizarlas y no se fiaba de que no se les pudiese caer encima en cualquier momento —sí, no podemos quedarnos aquí, es demasiado peligroso— habló en susurros, a pesar de que con el ruido apenas se le oía, pero no se atrevía a llamar demasiado la atención —deberíamos salir, con cuidado— por suerte la sala de estar era la habitación más cercana a donde se encontraban.

¿Lo peor? Que ya se habían quedado sin estrategia y ahora tenían que pensar una nueva, la verdad es que a esas alturas la desesperanza ya se había apoderado de él y estaba empezando a pensar que decidiesen lo que decidiesen, no habría una opción buena.

RONDA 2 | TURNO DE LIZZ | CASA | 8:20

No les dio mucho tiempo de hacer nada cuando llegaron abajo, porque antes de que pudieran echar a correr hacia la salida, escucharon un estruendo que casi hacía pensar que la casa se partía en dos. Y podría ser eso, porque la pared se abrió a fuerza del golpe de los animales que corrían en estampida hacia ellos.

Jazz fue la que le hizo reaccionar tirando de su mano, porque su cabeza estaba tardando en procesar aquello. Pero rápidamente echó a correr junto a la chica y dejó que tirase de él hacia el pasillo, quedando a un lado del camino de los animales y rezando para que no se les ocurriera girar, porque había caído al suelo dando con las rodillas. Se sentó, viendo cómo todos los animales seguían su curso. Se frotaba las manos porque se había hecho daño al caer.

Una vez que todo parecía haber terminado, empezaron a hablar de salir de la casa. Le parecía buena idea, porque aunque no estaba seguro de que se les fuera a caer encima, no tenía ganas de comprobarlo. La ventana de la sala de estar le pareció bien, así que asintió con la cabeza, porque hablar no le parecía buena idea entre animales que podían oírles y que con el ruido tampoco se entendían muy bien.

RONDA 2 | TURNO DE LIZZ | CASA | 8:00

Lo bueno es que la idea de salir y rodear la casa parecía una buena idea porque aquellos bichos parecían ir ciegos y corriendo hacia delante. Lo malo...que solo era una idea, porque no tuvieron tiempo de absolutamente nada. Antes de darse cuenta ya estaban siendo perseguidos por esa estampida que los podría haber convertido en papilla de familia disfuncional, así que terminaron por echarse a un lado. En seguida se acercó a Scott pues parecía haber tropezado, mirándolo con preocupación.

— ¿Estás bien, hijo? — apretó los labios y le dio una caricia suave en la espalda, pero miró a los otros dos y asintió, salir ahora parecía la mejor idea, no podían quedarse ahí eternamente y cada vez parecía más necesario acabar con ese juego básicamente porque se estaban quedando sin casa y sin opciones — Vamos. — se pusieron en marcha para atravesar la sala de estar y poder ir hacia una de las ventanas, era evidente que todos intentaban hacer el menor ruido posible — Saldré primero, Jay...— miró al hombre, esperando que comprendiera que dada la situación no quería mandar a los niños solos pero tampoco dejarlos solos atrás, así que los adultos abriendo y cerrando el paso parecían lo más sensato.

Tras echarles una última mirada asomó la cabeza por la ventana y tras asegurarse de que no hubiera – de momento al menos – nada peligroso alrededor, comenzó a salir, esperando a caer fuera para hacerles gestos con las manos y que fueran saliendo ellos también. Ahora a ver a dónde demonios se suponía que iban a ir. O mejor dicho, qué nuevo lugar iban a destrozzar.

Ronda 2 | Turno de Lizz | Habitación de Scott | 08:20

Ronda 2 | Turno de Lizz | Pasillo de la planta baja | 8:20