Henry había vivido sin mucho empeño su vida amorosa. Hubiera querido encontrar una chica que le diera todo eso que soñaba. Es que para muestra con un botón bastaba, y ese botón lo era la relación de sus padres. Se habían conocido desde el colegio, de no ser por su madre era muy probable que su padre no hubiera llegado hasta donde estaba. Era su pilar, el verdadero motor y mente detrás de la carrera política del senador Western. Pero no la había encontrado aun, y él tomaba eso como una señal del destino a que realmente la mujer de su vida debía de ser Melodie Grenier.

Sintió algo de alivio que no se percatara de que casi se ahogaba con la limonada. Es que bueno, hacer algo tipo romance implicaba escenas cercanas. Por lo que no quería que pensara que le tenía miedo. Sí, lo ponía nervioso, sí, no sabía como reaccionar ante eso. ¡Pero! ¡Pero no se amedrentaría por ello! Él podría con eso y más.  Además de que para nada le desagrada la idea de tenerla así de cerca... aunque no supiera que tenía que hacer. Pero bueno, para eso estaba el libreto.

- Ah, este... bueno.  ¿A ti no? - pregunto dudoso y algo avergonzado por exponer sus gustos así. Es que en realidad era un poco extraño que a un chico le gustara esa saga. - Igual fue la primera que se me ocurrió. - le comentaba. Escucho sus opciones, tenía un buen punto. Era una audición para entrar al concurso y ser quienes representaran a la academia.  No tenía que ser algo tan elaborado. Eso sí, que quedara bien. Que pudieran trasmitir emoción al público. De lo contrario valía poco la temática, los efectos y el vestuario. - Puede ser, y tienen más canciones...- se decía llevándose la mano a la barbilla, algo pensativo. Más bien imaginándose como sería actuar junto con ella. Sin darse cuenta, una pequeña sonrisa apareció en su rostro. Claro, hasta que la pelirroja le dijo buen provecho y salió del trance.

- Genial entonces. No creo que se me complique tanto lo de aprenderme una canción. - aseguro, pues al menos con las canciones tenía al fondo la música que le ayudaba a recordar por cuál estrofa iba. - Sí, gracias... eso espero de verdad. Lo menos que necesito es pánico escénico. - oh, eso le había ocurrido en su primera presentación en clases el primer año. Había sido horrible. Por suerte el profesor lo dejo que se calmara y que lo intentara una vez más al final de la clase.

Henry continuaba su comida, mientras insistía en ensayar. Solo que no pensó que le fuera aceptar el ensayar de buenas a primera en su casa.  -Oh, sí... sí, vivo solo. Claro, mis papás se encargaron de eso... pero nada más. Yo solito me encargo del mantenimiento de la casa. - aseguro, el chico tenía su empleo a medio tiempo que al menos le servía para pagar lo básico, luz, agua, gasolina y comida. El resto sus padres lo costeaban lógicamente, pero al menos esto lo enseñaba a ser trabajador y no despilfarrar el dinero.

Escucho lo que contaba de su mamá, y que por ello quería tener su espacio. Seguro no debía de ser sencillo tener que vivir rodeado por toda una nueva familia. Es para sentirse un poco...  Fuera de lugar. Por un momento el moreno ni siquiera pensó en lo que implicaría lo que estaba por salir de su boca. Henry solamente quería ayudarla. Pero como bien había dicho, lo de la casa lo había gestionado sus padres, así que no tenía idea de algún sitio. Así que soltó la primera idea que se le ha ocurrido. - Pues la verdad, no tengo idea de lugares que estén rentando. - le admitió. - Sí, descuida, podemos ensayar en la mía. Creo que es donde más tranquilos podremos estar.- añadió. - ¿Y sí te rento una habitación? Digo, no tengo una mansión, pero tiene varias habitaciones y solo vivo yo allí. ¿Eh, ya que digo fácil podemos ser compañeros de piso? ¿No? - sugirió. - Ya, cuando vayamos a ensayar vez el lugar y me dices. Si no, igual puedo preguntar a mamá si conoce de algún sitio. - termino por proponer. Vaya que de verdad no tenía idea en las aguas profundas que se metía. Literalmente la estaba invitando a vivir con él y Henry ni lo captaba.

Ya Henry se comenzaba avergonzar pensando que lo decía porque no lo veía viendo o leyendo ese tipo de cosas. Claro, todo era cuestión de gustos, pero igual no podía evitar poner esa cara de vergüenza. Así era el Western. - Oh sí, no... ni siquiera me gusta Bella. No sé, la encuentro un poco... sin sazón... yo prefiero a Rosalie. Oh... sí, muy buena pareja también. - se quedó por unos segundos pensativo, no sabía por qué, pero por alguna razón veía Melodíe hubiera podido verse bien en ese papel ahora que la miraba. Sí. Posiblemente, se vería espectacular, hasta mejor que la actriz original.

-Ah, no, no es eso, es que no la conozco mucho. Pero confió en tu criterio para sacar ideas. - pues aquí quien tenía la experiencia era ella. - Aunque como dices, lo importante es la música. Una vez tengamos eso, ya luego podemos crear la historia al rededor de ella. - Quizás sería más sencillo. Quería creer que así lo fuera porque la verdad no estaba seguro de cuanto talento tuviera para cantar. No quería caer en pánico escénico. Sin embargo, desecho todos esos pensamientos cambiándolos por unos positivos. Yo puedo, seguro incluso soy mejor cantando. Voy a mí... Ese era Henry echándose el solito, porras en su mente. Mientras observaba con una sonrisa, algo nerviosa a la chica que ahora mientras lo animaba había tomado su mano. - Tienes razón, yo quiero esto por la experiencia porque es una buena oportunidad para la carrera. Y porque será divertido. - Al menos tenía la certeza de que la pelirroja sacaría lo mejor de él. Con ser lo mejor que se pudiera estaría más que feliz y satisfecho. Si lograban ganar, eso era algo extra. Pero ni siquiera se precipitaría a pensar en ea parte desde ahora.

- Ya sabes como son, lo has visto. Buscan cualquier cosa para criticar, y en realidad son los verdaderos, mimados y engreídos que no dan ni un tajo en defensa propia. - comento negando con la cabeza. Había mucha envidia en ese ambiente y lo peor es que la mayoría veía la paja en el ojo ajeno y no la viga en el suyo. - Pues sí, lo siento. Déjame reflexionar como ayudar. - aseguro el muchacho mientras probaba ya su postre. Fue cuando de sugerirle ensayar en su casa ya le estaba invitando a vivir con él. Una cosa como está proviniendo de alguien más podría verse como astuta, o incluso descarada.  Pero era Henry, no había malicia en sus intenciones. La verdad ni se le había ocurrido pensar en como podrían sonar sus palabras.

Menos mal que su sinceridad se notaba a leguas o de lo contrario seguro se hubiera metido en problemas por la sola sugerencia. De hecho, el moreno seguía sin captarlo. Claro, hasta que la noto un poco indecisa. Aunque Melodie lo decía más por no incomodarlo a él, que por ella misma. No pudo evitar hipnotizarse cuando le vio a los ojos. - Oh, sí, no... digo, no, no. No me molesta. Lo digo en serio. Prefiero tener con quien hablar. A veces me siento soló allí.  - le comento, creía que le vendría bien también un poco de compañía. Terminaron de comer, y era mejor que volvieran a la academia. - Vaya, se nos fue volando la hora. Será mejor que volvamos. - le decía mientras pedían la cuenta. Claro que no olvidaba que él puso el transporte y ella la comida. Un trato era un trato, aunque se viera tentado a pagar. - Sabes, cuando ensayemos me dices que tal si aún no te sientes muy segura. Así al menos vez el lugar. - comento el chico mientras se dirigían de vuelta al auto. - De verdad, tampoco es obligado... puedo preguntar a ver que otro lugar disponible. - decía, aunque en su mente insistía en que le gustaba mucho la idea.

El chico estaba feliz de que podría participar en aquel concurso. No porque fuera de estos ambiciosos que todo lo quería ganar, sino porque era una gran oportunidad para él de poder abrirse paso en la industria y también de perder el miedo a como lo percibiría el público. Que al final de cuentas era el público quien decidía si les gustabas o no. Lo mejor de todo es que tenía la ayuda de Melodie, desde que la pudo conocer en persona el moreno había quedado aún más prendado de la pelirroja de lo que ya estaba. Es que ella era mucho más de lo que imaginaba, no dejaba de pensar en eso. Lo estaba ayudando aun sabiendo que no se encontraba a su nivel. Además, le daba consejos, lo alentaba a no rendirse. Realmente le estaba sirviendo de mucha ayuda e inspiración.

Ya había pasado un mes desde que la idea de ponerse participar juntos surgió, pero también hacía un mes desde que a Western se le ocurrió que era una genial idea ofrecerle a Melodíe una de sus habitaciones. Henry estaba muy contento de que ya no tenía que hablar a sí mismo en el espejo, pareciendo loco. Porque de verdad a veces le pegaba la soledad. Tenía con quien compartir en la hora del desayuno, y además ni siquiera tenían que buscar donde ensayar, pues lo hacían en la misma casa.

Ahora bien, tenía que estar recordando que cada que fuera al baño, o cambiarse en su habitación de estar cerrando la puerta. Cosa que no tenía que hacer antes porque vivía solo y cosa que a veces por puro despiste olvidaba. Pero hasta ahora no había pasado a mayores. Es que el pelinegro era bastante inocente, y no lo haría de forma intensional. Ni hablar de cuando noto que al recoger la ropa de la lavandería encontró una prenda suya que se había quedado... Se hizo el loco y la puso donde la encontró, pero un poco más visible para que ella misma la encontrara. Si tan solo hubiera cámaras en el lugar, podrían haber visto la cara roja y de sorpresa del chico en ese momento.

A pesar de todo, nada le quitaba de su mente que había hecho lo correcto. Estaba viviendo casi en un sueño. Muchos que decían que ni siquiera un autógrafo le daría. La verdad es que ni siquiera la conocían bien para sacar esas conclusiones y subestimaban al pobre Henry. Era por envidia, claro, porque era un chico amado por sus padres, responsable, con mucho entusiasmo y tenacidad. Y para rematar y que les corcomiera la envidia, era guapo, aun cuando ni el mismo se lo creyera.

- ¡Ya llegué! - anuncio el muchacho, se había tardado un poco en volver de la academia, ya que se había quedado terminando un trabajo en la biblioteca, pero para compensarlo había llegado cargando con una caja de pizza. Así se arroban el tiempo de ponerse a preparar algo para cenar antes de ensayar. - Traje pizza, así comemos mientras ensayamos. Siento haber llegado un poco tarde, pero como te dije en el mensaje, necesitaba terminarlo sí o sí. - se disculpó algo apenado mientras dejaba la caja en la mesa y le veía con una sonrisa. Sus calificaciones necesitaban hasta del último esfuerzo de Henry para salir bien en las materias, en especial las teóricas. Así que por eso se lo tomaba muy en serio.  

A pesar de que no era algo a lo que estuviera acostumbrado, a lo de vivir con una chica, Henry se encontraba más que contento teniendo la compañía de Melodie. Claro, aun con todo lo que eso implicaba en su rutina y privacidad.

El pelinegro ha sido su fan desde ya hace un tiempo y claro, normal como cualquier fan tenía fotos de ella en su habitación. Aunque cabe destacar que eran fotos mayormente de ella en personaje o una que otra en la que encontraba que se veía adorable. No era de esos chicos que tuvieran la habitación llena de afiches de mujeres en traje de baño y poca ropa. Ni siquiera se le había pasado por la mente buscar de esas. Nada más recuerden como se puso al encontrar aquella prenda interior mientras recogía su ropa de la lavandería.

Ya imaginarán que aun teniéndola viviendo con él, su colección seguía intacta. Pues después de todo, la pelirroja nunca entraba a su habitación y la verdad, aunque tal vez se viera raro, es que no encontraba con deshacerse de ellas. Habían adornado su habitación por un buen tiempo y para desprenderse de las mismas le resultaba algo difícil. Aunque no era algo que descartaba. Se lo había pensado, al menos guardarlas. No era bueno tenerlas allí... pero aún no lo hacía, no encontraba como. Por ahora solo esperaba que no se le ocurriera entrar a su habitación. Cruzaba dedos para que así fuera.

Al fin había llegado de vuelta a casa. El olor de la pizza lo había traído mareado todo el camino. Estaba seguro de que su auto se había quedado fumigado con el olor, aunque quizás solo era por el hambre. Quien sabe. A pesar del día ajetreado que había tenido, y del hambre, había llegado animado. - Ni te apures, para la próxima llego más temprano he igual nos podemos meter a experimentar en la cocina. - le aseguro. Lo que importaba era que tenían que comer. - ¿Y como estuvo tu día? - pregunto curioso.

Henry siempre intentaba ignorar el hecho de que usara pantalones y blusas cortas, estaba en casa, así que era normal para la época del año. Solo trataba no mirar... tanto. Solo actuar normal. Ahora no era tanto, pero los primeros días sí había sido algo complicado. Pero en estos momentos lo que tenía en mente era comer para luego ensayar. - Por cierto conozco un lugar donde podríamos ir a ver los vestuarios. - le comento, tenían que ser de acuerdo a la época de Grease para mayor impacto. Siempre podían hacer una adaptación a otra época, pero igual la época setentera y ochentera de la película era su mayor encanto para estas generaciones ademas de la música que hoy día ya era una clásica.

El chico se acomodó dejando la caja sobre la isla de la cocina y sentándose en una de sus sillas. - Sí, buen provecho... ¿Hablar de qué? - pregunto algo confundido. Solo esperaba que no fuera nada malo. - Gracias. - le dijo mientras tomaba el jugo que le ofrecía. - ¿Acaso paso algo? - dijo rascando su cabeza. Eso sí, aun con todo y eso nada evito que su mano fuera derechito hacia el primer pedazo de pizza y comenzara a dirigirlo hacia su boca. Todo esto sin dejar de verla esperando que comenzara hablar.

El muchacho estaba enfocado en que esté semestre, le iría mucho mejor que en el anterior. Solo debía controlar sus emociones, que eran las que generalmente le jugaban en contra a la hora de pisar el escenario. Cada que Melodie le decía que lo hacía bien, que iba por buen camino, el chico adquiría un poco de más seguridad. Es que el pelinegro siempre había tendió a su alrededor algunos malas fe que en vez de alentarlo le echaban tierra. Es que la envidia en este tipo de ambiente era una constante. Porque vaya que hasta se podía respirar por aquellos pasillos. Pero el estudiar en la mejor academia de actuación de todo Canadá implicaba ciertos sacrificios.

- Ah, sí, sí. Con eso hubiera bastado. - murmuró cuando la pelirroja le menciono que solo tenía que avisarle y así no estaría con la pendencia de que aún no llegaba a casa y ella seguía sola allí, tal vez esperándolo. - No quisiera abusar pero... Eso suena bien.- le comento sonriente en cuanto a lo de la cena. En realidad no era tanto abuso, estaban compartiendo la casa, normal que quisiera aportar su granito de arena para llevar una vida cotidiana llevadera. Aun así, para Henry sonaba un poco abusivo de su parte pedir que lo recibiera con una cena, pero ya que salía de ella, aunque fuera por esa vez no se resistiría.

Comenzaron rápidamente hablar de los ensayos y el chico menciono que tenía un lugar donde encontrar vestuarios, así que eso despertó rápido la curiosidad de Melodie. - Se llama "En Caractère". - le dijo con un francés bastante ágil, a pesar de no ser su idioma principal. - Pertenece a una diseñadora francesa especializada en vestuarios de personajes. Su sueño en realidad era ser actriz, pero al parecer no era buena en ello. Así que decidió explotar su talento en algo que de igual manera la acercaba a ese mundo. Pero lo peculiar de este sitio es que es para ayudar a principiantes, al menos en mi caso si lo soy. - soltó una risita. - Y también a las producciones independientes que tal vez no tengan mucho presupuesto. Con vestuarios de buenas calidades y no tan costosos. - porque aun cuando tuvieran dinero no era como para gastar cantidad exagerada de dinero para una competencia escolar por así decirlo.

- Sí, hay un área de maquillaje, peluquería. - le aseguro con entusiasmo. - Te verías igual de hermosa. - se le escapó decir cuando sugirió teñirse el cabello de rubio. Por supuesto que desvío la mirada a la comida avergonzado. Pero eso no se compararía con lo avergonzado que estaría unos momentos después debido a su peculiar colección de fotografías de Melodie en su habitación. Tanto que ni se había molestado o cuestionado el porqué realmente entro a su habitación.

Escuchaba sus palabras intrigados sin esperar lo que fuera eso lo que le diría. Sintió como el pedazo de pizza de pronto se le atragantaba en la garganta. Haciendo que comenzará a toser y golpearse un poco la tráquea intentando no ahogarse. Los ojos hasta se le aguaron por el atragantamiento. Por suerte tan pronto tomo algo del jugo, le bajó. Ahora estaba rojo y no precisamente por haberse casi ahogado. Más bien por la vergüenza.  - Lo siento. - le comento apenado, desviando su mirada de la de ella. - Es que, siempre estuvieron ahí... Y se veían muy bonitas, te ves bonita en ellas y yo... Bueno. Me dio pena sacarlas. - le comento ahora atreviéndose a verla a los ojos. - ¿Sí? Eso... Sí, me gustaría.- le respondió a lo de cambiarlas por una en el que estuvieran ambos. Los ojitos azules celestes de Henry brillaban como dos grandes canicas. No quería ilusionarse, pero no podía evitar emocionarse por cada momento en que sentía que se volvían más cercanos. -¿Te molesta si es ahora? - le pregunto curioso.

No tenía la más mínima idea de como tal vez Melodie cocinaría. Pero ya le había dicho que lo haría, así que no se negaría y de paso lo descubriría. Aunque seamos sinceros. Henry era muy capaz de comer hasta comida quemada por ella. Claro, que algo le decía que no era de esas, tal vez no una experta en las artes culinarias, pero sí sé sabia defender detrás de la estufa.

Se sentía feliz de sentirse que aportaba algo. Porque claro, de los dos era el de menos experiencia en el mundo artístico. Sin embargo, era de los que indagaba mucho, daba la milla extra para compensar lo que no sabía. Tenía claro que debía dar todo de sí, incluso dar aún más. Por eso no dudo en comentarle lo de la parte del vestuario. El que fuera para la academia y no una audición real para alguna película o serie, no implicaba dar menos. Eso incluía meterse en personaje, y para ello necesitaban de un buen vestuario y peluquería. - No, no. Para nada. Está a unos quince minutos de la academia. - le contó el muchacho.

- Sí, es mejor así. - murmuro cuando la pelirroja mencionó que le pediría ayuda a su representante. Más porque se había avergonzado de hablar lo que pensaba en voz alta, ni siquiera era tanto porque pensará que era mejor o peor idea que lo hiciera por su cuenta. Es que rayos, a veces, no lo podía evitar. Lo que pensaba se le escapaba, no era nada malo, pero no quería ser tan evidente de que le gustaba.

Pero cuando llego el tema de las fotos ahí sí que se puso de mil colores. Su cara parecía semáforo. Aunque en gran parte fue porque casi se atraganta con la pizza. Por suerte no paso a mayores. Triste hubiera sido tener que ir al hospital o peor aún, morirse por algo como eso. Aún sentía las ganas de toser aun cuando ya no tenía nada atorado. Bebía desesperadamente del jugo para intentar aliviar la sensación. - Sí. ¿Verdad? - le respondió viéndole ahora con ojitos brillantes mientras aún pasaba la impresión cuando menciono lo de que de fan paso a ser amigo.

Henry ahora estaba más que contento por lo de las fotos. Había salido mejor de lo que había querido. -¿Más? Claro que sí.  Todas las que quieras... cuando terminemos aquí prometo limpiar mi pared. - aseguro con una sonrisa. Melodíe arrastro con él para que fueran a sacar la foto. No pudo evitar ponerse nervioso al sentir su dedo cerca de sus labios mientras le limpiaba unas migajas de la pizza que habían quedado allí.  Pero fue cuando le dijo abrázame y acerca tu cara a la mía que sintió que casi se muere de la impresión. - ¿Qué? - dijo un poco confundido. - Oh, sí... eso. - dijo haciendo lo que le pedía. Aunque la verdad estaba que casi ni respiraba por tenerla tan cerca. De seguro, la chica podía sentir las palpitaciones aceleradas de un nervioso Henry por tenerla tan cerca. - Ay, perdón, fue un accidente. - le dijo al sentir que había puesto la mano más abajo de donde debía, lo peor del caso es que solo había sido accidental. Es mas ni siquiera estaba tan abajo solo fue un poquitin mas de la cuenta lo que bajo. Pero para él era suficiente, no quería que pensara mal de él.

Por fortuna, su rostro en la foto no había reflejado como se estaba sintiendo y había salido bien. - Mientras más me lo digas, me lo voy a seguir creyendo. - le dijo con una sonrisa avergonzada. - ¿Te refieres a una sesión de fotos profesional? ¿De esas en las que te ordenan como acomodarte y todo? - le pregunto un poco confundido. Seria divertido, siempre que no metiera la pata como hace unos segundos atrás. - Supongo que ahora si ensayamos. Luego de esto tal vez ya no me ponga tan nervioso. - admitió soltando una risita. Pues siempre había partes donde debían de acercarse. Tenía que perderle miedo. Melodie no mordía, al menos no si él no quería.  - ¿Qué parte iba ahora? ¿Ya toca la de bailar? - le decía tomándola de una mano y dando un bailecito un poco tonto y chistoso. Por aquello de soltar todo ese nervio de antes.

Henry estaba que casi le daba el mega infarto cuando Melodie descubrió sus fotos. Al pobre muchacho casi se le viene la noche de la impresión. Por suerte y no paso a mayores. ¿Qué iba a decir en el hospital si llegaba con una pizza atorada en la garganta? Si es que llegaba vivo y no le daba el patatús antes.

El pelinegro debía de recordarse el hecho de que eran amigos una y otra vez para así tener más confianza. Aunque la verdad es que lo ponía así de nervioso porque la chica le gustaba y él era un completo inexperto en esos asuntos. Sus mejillas se volvieron a tornar rojas cuando le sugirió mantener las fotos, pero solo si las dejaba en su computadora. - Está bien, hagamos eso. - le respondió con una sonrisa.

Tenerla tan cerca lo torturaba de verdad. Ya sentía que su perfume se le había quedado impregnado en su nariz. Sentía un cosquilleo en el cuerpo por tenerla cerca. Si bien se había asustado y rápido buscaba como resarcir el haber bajado más de la cuenta su mano, la verdad es que muy en el fondo Henry quisiera poder ser más atrevido. Estar en cierto modo a su altura. Poder dejarse llevar, porque vaya que a veces tenía que luchar, por no quedarse viéndola más de la cuenta, por no querer un beso cuando la tenía tan cerca. Al menos agradeció que no comentara nada sobre su pequeño desliz con la mano.

- ¿En Instagram? ¿Para que todos lo vean? - le pregunto algo incrédulo, emocionado y al mismo tiempo un poco intimidado de que podrían decir sus seguidores. - Bueno, está bien. - Pues al final no podía decirle que no si le hacía ojitos.

- Oye, pero ya estoy al menos calentado... ¡Do re mi fa sol la si do! - dijo el chico tratando de entonar las notas musicales. Al menos ya había pasado el nervio por las fotos y se enfocaba en el ensayo. Aunque cuando menciono la parte del beso se volvió a poner rojo. Pero luego se decía a sí mismo, tienes que ser un buen profesional Henry y eso incluye ese tipo de escenas. - Sí, Baile primero, canto luego... y por último el beso. - murmuro algo nervioso mientras buscaba el control del TV para poner el video.  Cuando la música comenzó a sonar, el chico tomo por las manos a Melodie y la arrastro consigo al medio de la sala, donde incluso había movida la mesita del centro para tener más espacio.

Había sido gracioso porque ese toque dramático que tenía Henry iba muy bien con el tipo de coreografía de Grease. Aunque el muchacho tenía que comenzar a controlar su risa porque no lo podía evitar mientras bailaba. Debía recordar que esa no era parte de la actuación, en especial porque luego tendría que practicar cantando.  Pero claro, todo no podía ser color de rosas y pronto salía a relucir un poco de la torpeza de Henry, por lo que en una de esa, quizás por estar en un lugar con muebles, se tropezó y rodó hacia el suelo llevándose con él a Melodie. Por suerte fue él quien cayó abajo y no la aplasto. - Ay, lo siento. Menos mal no te aplaste. ¿Estás bien? - le pregunto preocupado.

Mel estaba tan contenta con lo de las fotos que no podía decirle que no, simplemente no podía. Aun así, fue inevitable esa reacción graciosa de Henry de abrir grande los ojos cuando escucho el festival de notificaciones luego de que la chica publicara la foto. - No es posible. Rayos pero que veloces en reaccionar... - y no, no iba a mirar. Aunque en el fondo le mataba la curiosidad. Pero no, no iba a mirar... al menos no por el momento. - Eh, mamá, sí... papá no. Es que ahí donde lo ves se pondría molestar. Aunque no estoy muy seguro de si mi madre me creyó o no. Su cara me decía otra cosa. Así que seguramente si le da con visitar de sorpresa la sorpresa se la llevará ella. - le aseguro. No tenía mala relación con sus padres con excepción de que no estaban tan felices con su elección de carrera. Decían que estaba equivocado, pero que si era lo que quería adelante. Por eso lo inscribieron en la academia. Solo que no esperaban que hubiera sido tan terco y aguantara tanto tiempo allí.

Comenzaron a ensayar, no se le estaba dando tan mal lo de cantar. Quizás era lo suyo. Nunca se podía dar por sentado nada. - Ah, si me lo dices muy seguido me lo creo. No sé si tanto como tú, tienes más experiencia en todo que yo. - y cuando decía en todo, era literalmente en todo. - Oh, pero ahí le vamos yendo. - le decía con entusiasmó feliz de que al fin las cosas comenzaran a salirle como imaginaba.

El beso... el beso. Sí, estaba pendiente de eso. Pues entre que de verdad sé moría por besarla, aunque fuera de mentiras, y entre que en realidad no estaba seguro de como hacerle. ¡No había besado a nadie antes! Solo había dados unos cuantos besos de piquito y eso había sido cuando estaba en él colegió. A veces maldecía a sus adentros porque el solo apellido hacía que todas se dieran la media vuelta. Como si por estar con él las fuera a obligar a votar por su padre o algo parecido. Y eso que para el moreno, no es porque fuera su padre, pero si creía que era un buen candidato y capaz de llevar las riendas del pueblo por buen camino. Pero eso ya era su opinión, no tenían porque compartirla. Eso era muy personal.

- Eh sí... sí... no me preocupo. Supongo que no a de ser tan difícil... - se le escapó decir. - Bueno, bueno, bailemos. - intento arreglar para que nos se pusiera analizar mucho su comentario.

Comenzaron el baile, todo bien, hasta que su torpeza le jugó en contra. Tenía que aprender a coordinar mejor su cuerpo, pero sobre todo a tener más confianza en sí mismo para así no cometer estos incidentes. Claro, igual el área donde estaban no ayudo mucho. Quizás hubiera sido mejor mover las cosas hacia los costados y dejar el espacio vacío para practicar. Solo que al menos ahora mismo ya era tarde para pensar en ello. Ya había tropezado y ya había terminado por caer en el suelo. - Sí, estoy bien. - mentira no del todo si se había dado su buen porrazo, pero del mismo nervio por tenerla tan cercana a él, no podía creer en eso. La tenía tan cerquita y la verdad es que si fuera otro se aprovechaba de las circunstancias. Pero no, el ojiazul se había quedado viéndole a los ojos con una sonrisa tonta en el rostro. Más porque ella se le había quedado viendo también. - De verdad estoy bien... ¿o tengo algo? ¿Tengo algo en la cara? - pregunto inocentemente, ya un poco preocupado de que lo mirara tanto. ¿Se había cortado, ensuciado o algo?

- Intentémoslo de nuevo. Prometo no tropezar. - aseguró. Por fortuna, esta vez logro completar la rutina sin tanto tropiezo. - ¡Salió! ¡Esta vez sí salió Mel! - le decía con entusiasmo alzándola de la emoción. No estaba acostumbrado a lograr las cosas con tan pocos intentos. Ella lo hacía mejor artista, y se estaba dando cuenta de ello.

Oh, Mel, Mel. Siempre le buscaba una buena solución a los problemas de Henry. No sonaba a una mala idea. - Ah, sí. Creo que es la única manera de que lo crean.  - aseguro. Sus padres no pensaban que fuera un mentiroso. Pero sabiendo ese amor que el moreno tenía por la pelirroja, posiblemente una cosa como esa, le sería difícil de creer, a menos claro, de corroborarlo tal y como mencionaban. Ahora que lo pensaba se comenzaba aterrar de tan solo pensar en que sus padres hicieran algún comentario fuera de lugar. Como por ejemplo, que le preguntaron si ya se le había declarado.

Pero bueno, ya le había dicho que si a Melodie. Solo quedaba cruzar los dedos y esperar que se comportaran como la familia de políticos que eran y no entran al modo padres entrometidos.

El problema de Henry más que la falta de talento era en realidad la falta de seguridad. Tenía que creer las cosas. Pero creerlo de verdad. Menos mal que aun cuando no le salieran las cosas no era de rendirse. Simplemente, se levantaba y continuaba. Ya en varias ocasiones le remarcaba que lo suyo debía de ser el canto. ¡Necitaba explorar bien esa faceta para explotar ese potencial! - Quizás tienes razón, es solo que nunca se me paso por la mente. Siempre me he enfocado en actuar y nunca me di el tiempo de explorar otras áreas.  - le aseguro. Pues el canadiense siempre había insistido en demostrar que si podía actuar. Le frustraba mucho que le dijeran que no podía. Porque muchos lo hacían no porque les importaban que Henry se llevara una decepción, sino por la pura maldad de verlo derrotado. Había mucha gente frívola en este ambiente.

Por supuesto que algo había escuchado. No por nada se había considerado su fan número uno. Pero de todos modos deseaba escucharlo de la fuente principal. Era la versión inequívoca de porque se quiso volver actriz nadie mejor para saber el verdadero por qué, que ella misma. - Pues algo escuché, pero prefiero escucharlo de ti misma. - le aseguro.

Entre una cosa y otra, en especial por el par de pies izquierdos del chico, habían quedado en el suelo. Inevitable que se pusiera así, algo nervioso. Nunca había tenido una chica tan cerca de él, y para que negarlo, muchísimo menos sobre él. Aunque hubiera sido por el puro accidente. - Oh, solo pensé que ocurría algo. - le respondió soltando una risita nerviosa. Fue inevitable que la contemplara bien. Tenerla tan cerca le ponía con los nervios porque bien que le tentaba, aun cuando no estuviera seguro de que debía de hacer cuando tenía una chica sobre él. Saco rápido los pensamientos de su cabeza y agradeció inmensamente que ya estuvieran de vuelta en el baile.

Serenarse y confiar en que podía hacerlo, eso era lo que debía Henry hacer. Así que luego de hacer eso, o quizás por un golpe de suerte, lo había conseguido. Esto le dio una emoción tan genuina que no había dudado en mostrar a la pelirroja el entusiasmo y la felicidad que le había dado el haberlo logrado después de varios fallos. Tanto así que aún la sostenía en el aire.  [color=#ff9f75]-Sí, tienes razón.  A veces solo me trabo, pero es cuestión de seguir intentando hasta que salga bien. - aseguro dejando ver su lado perseverante. Sintió una cosquilla en la nariz al sentir el toque de Melodie. - A mí también, digo. Prefiero cuando estoy contento. - le aseguro para luego notar que aún no la había dejado en el suelo.  - Oh, cierto...- dijo bajándola suavemente al suelo con cuidado para no hacer una de las de él y la terminará por dejar caer.

-¿Tienes sed? ¿Quieres algo de tomar?- le pregunto, llevaban un rato de aquí para allá practicando entre fallos y aciertos que era normal que ya estuvieran sedientos. - Ummm no soy muy de exponerme en las redes. - ella sabía muy bien por qué era. - Pero debo de acostumbrarme. ¿Así que porque no grabamos los ensayos y luego hacer como un tras cámara al final de todo? Y subirlo por supuesto. - finalizó. Claro, todo eso sería después de su participación. No quería que fueran a copiar nada o usarlo en su contra. Pero el dejarse conocer al público era una buena forma de botar ese miedo al que dirán.

Ya estaba dicho, le presentaría a Melodie a sus papás. Verían que no era cosa de él, no estaba mintiendo en verdad si la conocía y muy bien. Era su amiga y hasta compañera de cuarto. Así de paso también no se llevaban una sorpresa si algún día les daba con visitarlo a la casa. Aunque lo dudaba, sus padres solían ser muy organizados por lo atareados que siempre estaban. En fin, se toparían con que su hijo sí había logrado su sueño de conocer a la chica. Mejor aún, ella le había servido de un gran apoyo. Así que si antes no se había rajado y dejado la academia para irse a estudiar a otro lado, ahora menos lo haría. La pelirroja tenía razón, él sí quería podría ser una gran estrella.

El pelinegro la escuchaba con total interés y curiosidad. Pues quería conocer más a fondo esa historia. Porque él conocía la parte que ella había hecho pública, pero sabía que había cosas demasiado personales como para andar publicándolas a los medios. Por eso, igual tener la oportunidad de escucharla le hacía sentir especial. Ya no era cualquier persona en su vida. No era aquel fanático que se desvivía por ella. Bueno, seamos sinceros, aún se desvivía por ella, nada había cambiado en cuanto a que le fuera dejar de gustar por ser ahora amigos. Si no por el corazón, cada que la conocía mejor, más a fondo. Ya como persona y no como la figura que veía en la pantalla, cada vez que conocía más de ella, al chico le gustaba más. Pero claro, a Henry le costaba confesar eso. Más porque tampoco quería arruinar las cosas con Melodie.

Sonrió con ternura al escuchar como hablaba de su abuelita, se notaba el amor que sentía por ella. Aunque al escuchar que había fallecido poco después de obtener su primer papel hizo que se le escogiera el corazón. Tomó una de sus manos y volvió a cambiar su expresión a una sonrisa. - Seguro ha de estar bien orgullosa. - le aseguro. Sus mejillas se tornaron algo rosas al sentir su mano acariciarlas mientras le daba a entender que ya él formaba parte de sus seres queridos. - Gracias por contármelo. Es muy lindo que lo hagas en honor a ella. Y también saber que ya entro en ese círculo. - añadió soltando una risita tonta.

Menos mal que continuaron el ensayo porque las emociones se habían puesto a flor de piel. Lo mejor es que por fin comenzaban a coordinar mejor y a salirles los pasos. Cosa que era genial y posiblemente gracias a esas conversaciones en las que le había dado motivación para continuar como siempre y no rendirse.

Habían practicado como locos y ya realmente era momento de relajarse. Por eso Henry le ofrecía ahora algo de tomar a Mel. El chico volvió con un par de cervezas bien frías y se acomodó en el sillón mientras le pasaba una de las botellas a la chica. Fue ahí donde le llegó la idea loca. - Bueno, los nervios ya es algo común en mí, así que no me queda más que bregar con ellos. ¿Como superarlos si no me expongo a ellos? - le confesó. - Además, tampoco creo que los dejes que me maltraten tanto. ¿O no? - Le decía sonriente mientras daba un sorbo aquella fría cerveza.

Una vez más no lo pudo evitar. Había botado el buche de cerveza cuando escucho su pregunta. Parecía tan seria ante su propuesta. Se puso ahora si cuál tomate de solo imaginarse la escena. Los dos en el baño, desnudos. Él nunca había visto el cuerpo de una chica, mucho menos alguna había visto el suyo. Más virgen no podía ser. Pero vaya que tampoco es que no le entrará la curiosidad. Por lo que entro en ese conflicto existencial entre el "qué vergüenza lo va a notar que no se nada" y el "rayos si quiero saber. " - Este... ¿Es enserió? - le decía con los ojos bien grandes, abiertos. - Yo no es que me desagrade la idea. Solo que yo nunca ni siquiera...- le miro con ojitos de ya sabes a lo que me refiero, no me hagas decirlo.

Que confiara así en él le daba una gran emoción en su corazón. Jamás pensó que en realidad fuera posible llegar tan siquiera cruzar palabras con ella sin desmayarse. Aun cuando a todo mundo siempre le insistía en que sí, que la conocería, que un día la llevaría con sus padres. Bien, muchas cosas han pasado ya desde que la conoció, habían logrado formar una hermosa amistad, vivían juntos e incluso aunque no fuera en el mismo modo que solía decirlo, también ya tenía esa encomienda de llevarla con sus padres. Una señal de que no solo debía de ser insistente en cumplir sus sueños académicos, sino que también debía no tirar la toalla en cuanto lograr ganar su corazón.

- Me alegra saber que igual tengo alguien con quien contar. - sintió el cálido beso en la mejilla, por lo que sonrió un poco nervioso. Siempre que había contacto físico de algún tipo entre ellos se ponía nervioso. No porque no le gustara, sino, por el contrario. Es que ni sabía como reaccionar y por ello se ponía así.

Después de aquel arduo ensayo habían quedado exhaustos. Pero aun la conversación continuaba mientras tomaban un respiro y bebían algo. - Confío en que si lo harás. Vaya, eso me sorprende... aunque no tanto porque sé que tienes todo tipo de seguidores. No te negaré que saberlos, me pone un poco más nervioso. Pero... no importa. Tengo que superar eso, es la única forma de asegurarme de tener verdadero éxito. Perder el miedo.  - insistió el muchacho decidido a seguir con la idea de los videos en las redes sociales.

Henry habría los ojos grandes asustados al notar lo que había terminado por hacer. Ya el cabello de Melodie se quedaba corto en cuanto a lo rojo en comparación al rostro del canadiense.

- Parecías muy... creíble. - le respondió luego de haber caído irremediablemente en su broma. Henry ya casi sudaba en frío por tenerla de nuevo tan cerca, más aún luego de aquella accidental confección.  - Eh en realidad solo había intentado dejar ver, este... que mucha experiencia no tenía... pero me he delatado solo...- le decía viéndole a los ojos por no tratar de quedarse viendo a su boca que con sus palabras le daba curiosidad.

- Oh. - ahora le veía sorprendido. Intento no darle mucha cuerda a lo de la virginidad porque en cierto modo aún estaba avergonzado por habérsele escapado tal detalle. Aunque en el fondo se decía a sí mismo que en realidad el sí hubiera querido que le ayudara con eso. Es que seamos sinceros, Henry si quería que fuera ella y no otra.

No podía evitar ahora jugar con sus manos mientras que buscaba que responder. - Sí, sí. ¿Harías eso por mí? - ya con su solo ofrecimiento le acababa de decir que sí técnicamente. Pero no pudo evitarlo. Solo esperaba que no le brillaban más de la cuenta los ojitos.  - Oh, no, no. No se me había ocurrido lo de la lengua. Mejor así cuando no se sabe mucho. - le dijo soltando una risita un poco más relajado es que aun cuando lo de hace un rato había sido una broma el chico si le creía que lo decía ahora en serio. Además, estaba seguro de que ni tendría que pedirle que le guardará el secreto porque sabía que así lo haría. Por lo que se quedó tranquila. Aunque sí mantenía aún las mejillas algo rosas.

- ¿Entonces solo me acerco? - le pregunto inclinándose un poco para quedar cara a cara haciendo que las puntitas de las narices se tocaran.

La pregunta de Melodie lo había tomado por sorpresa. No se había puesto a pensar en si había una causante específico para qué le entrará el pánico cuando llegaba la hora de ejecutar alguna acción trascendental frente al público. Porque no era que no podía desenvolverse frente a la gente. Si el bastante parlanchín y atarantado que era. Así que se quedó por un instante pensativo. 

- Este… bueno, creo que todo se remonta algunos años atrás. Tenía solo doce y participaría por primera vez en la obra de la escuela. No fue mi mejor momento. Todo se me junto. Me enfermé con gripe, estuve todo el tiempo estornudando, no quise rajarme, así que insistí, pero no me pude aprender bien las líneas. Así que lo poco que me aprendí luego me di cuenta de que algunas líneas ni siquiera eran mías, así que de ser el príncipe que rescataba a Blanca Nieves pasaba a decir la de uno de los enanos y en hasta una dije la línea de la misma princesa. Fue un desastre, mis compañeros se burlaron. Algunos padres se rieron y la maestra estaba que lanzaba chispas… después de eso el papel más emocionante que tuve fue ser un árbol parlante… - le contaba con vergüenza al acordarse del papelón que había hecho.

- Supongo que desde ese entonces no fue lo mismo. Pero al mismo tiempo no sé por qué, pero quizás por demostrar que si podía y bueno porque igual me gusta. Termine con esta carrera. - le comentaba, así que trabajar en su propia confianza parecía ser la parte fundamental. Sacar esa idea de su mente de que todo eso se puede volver a repetir, pues solo fue un incidente desafortunado en el cual no recibió la compresión y empatía necesaria. 

- Umm creo que estoy tranquilo. - Murmuró. Esa sensación de sentir sus narices tan cercanas le provocaba cosquillas. No le dijo nada porque no quería arruinarlo. Ni que se sintiera mal o luego lo fuera a ver distinto y se alejara de él. Pero la realidad es que por más que lo intentará ver como un beso actuado, como si no fuera el primero, que no fuera especial… era difícil para él tomando en cuenta que era ella la que le daría aquel beso. ¿En algún momento se daría cuenta de lo especial que era para él? Ya ni siquiera era solo por admirarla.

- Sí, está bien. - respondió. Pronto comenzó a poder sentir con sus propios labios el sabor y la suave textura de los de la pelirroja. En un comienzo se podía sentir esa pequeña vibración en el cuerpo del chico por los nervios, pero la cual de poco se fue apaciguando al sentir como la muchacha rodeaba con sus brazos su cuello. Se sentía tan bien el mover los labios de forma suave al compás de los ajenos. Ni siquiera había notado que la había abrazado por la cintura.  El chico tenía los ojos cerrados y solo se estaba dejando llevar ¿Acaso esto era realmente fungido? No le parecía, pero tampoco quería hacerse ilusiones.

El muchacho notó él poco de rubor en las mejillas de Mel. - No salió tan mal. ¿No? - Le dijo con una sonrisa tímida que adornaba sus también mejillas ruborizarse. No se atrevió a preguntar si eso era todo, si con uno bastaba. Cómo era costumbre con Henry en que las emociones lo traicionaran. Terminó por disparar un comentario del que luego se arrepintió de no guardarlo solo para él. - Tus labios son muy suaves. - Miro, el reloj ya era bastante tarde. Igual estaba cansado y ella también. - Eh, creo que es hora de descansar. - le comento atreviéndose rápidamente tomar la frente de la muchacha y dejar un beso allí. - Buenas noches. - le dijo con una sonrisa tierna. Se marchó a su dormitorio. Ya Melodie no lo podía ver, pero la carita de Henry estaba iluminada, los ojitos azules le brillaban y aunque aún seguía algo nervioso, no podía quitar la sonrisa boba del rostro. Verdad o mentira, aquel beso lo había marcado.

Tenía que trabajar duro con sus inseguridades. Pues necesitaba sentirse seguro en el escenario. Transmitirlo para que el público pueda creerse sus personajes.  Por supuesto que igual no podría hacer eso solo y eso estaba bien. Comenzar por reconocer que necesitaba ayuda para combatir ese trauma era un comienzo. Pues era un trauma que cargaba consigo desde niño. A veces inclusos los mismos adultos son causantes de esos traumas, por ayudar a incrementarlos, por no ponerle un detente al bullying de los otros niños. - Gracias.  - le respondió con una cálida sonrisa. - Sí, es en teatro. Supongo que es por tener gente mirándote en vivo y a todo color que hace que al mismo tiempo me presione de no cometer errores y al final supongo que es la misma presión que hace que termine por hacer lo opuesto. - añadió, pero lo solucionaría. Lograría cumplir su sueño. - Pienso que eres la primera que se preocupa por que resuelva eso de verdad. - finalizó.

¿Qué decir del beso? Bueno, se suponía era uno de mentira, pero… la verdad es que el chico lo había sentido tan bonito que le estaba creando la confusión de sí, realmente era actuado o no. Se estaba amparando en que si lo era y que él simplemente aún no sabía distinguirlos. Es que no se quería ilusionar. Melodie le gustaba y era especial para él, pero ella lo estaba viendo como un amigo. Lo cual era bueno, no se quejaba. Amaba poder ser su amigo y confidente, estar a su lado. Pero en el fondo guardaba esa pequeña ilusión de que en algún momento… algún día se fijará en el cómo hombre. Sí, era inocente y virgen, pero por eso no dejaba de ser menos hombre. Lo demás se aprendía, pero los sentimientos… esos eran los que debía luchar por ganarse.

Por supuesto, se había puesto nervioso. Pues no quería incomodarla si se llegaba a dar cuenta de cuanto realmente le gustó aquel beso. La verdad hubiera querido seguir, o tener el valor de no haber caído como coco de una palma cuando le hizo la broma del baño, y decirle algo como… pues si por supuesto que te acompaño. Pero no tuvo el valor para hacerlo.

Tenía muchas cosas en su mente, podía sentir aún sus labios en los suyos, el sabor dulce de los mismos. Sonrió de forma tímida al escucharla, responder que sus labios también eran suaves.  En ese instante no se atrevió decir nada más al respecto solo se despidió de ella.  - Que descanses, y sueñes bonito. - añadió el muchacho. Pero, aunque se fue en silencio sin decir nada más luego de dejar aquel beso en su frente, se había marchado a su habitación con una sonrisa espontánea de la cual ni el mismo se había fijado que tenía hasta que se paró frente al espejo.  Luego de eso optó por también darse un baño, en su propio baño, por supuesto, y acostarse a descansar.  Esa noche, por más que lo quisiera evitar, recordaría una y otra vez aquel beso.