Caminar al lado de su hermano era lo único que podía hacer. Si aquella hubiese sido la casa que conocía de los Simmons podría haberse guiado mejor, pero Nick apenas había puesto un pie allí desde que su padre decidió mudarse. No quería pensar en ese instante en su amigo, no cuando su hermano era mucho más importante que cualquier enfado que pudiese albergar en su corazón.

— Creo que es por aquí — tomó el hombro de Mark, girando en uno de los pasillos al ver la puerta entre abierta. Le daba la impresión que el menor de los Blythe estaba caminando en automático, lo cual le estrujaba el estómago a Gideon. No quería que su hermano tuviese que vivir de la misma forma que su madre, no cuando merecía poder tener su propia opinión al respecto de sus decisiones.

Cerró la puerta a su espalda, moviendo su varita para que esta se quedase completamente cerrada en caso de que alguien quisiera entrar. A veces olvidaba que ya podía usar magia fuera de Hogwarts, el incidente en el callejón había sido un buen momento para poder hacerlo.

— ¿Puedo hacer algo por ti? — Preguntó poniendo las manos en los hombros del menor, Gideon estaría dispuesto a hacer lo que fuese necesario por ayudar a su hermano.

01.01.2020

Una parte de él estaba consciente de que Hope estaría decepcionada, a fin de cuentas, no se estaba comportando como debería. Esperaba que no fuera nada que no pudiera corregir más adelante, la chica lo conocía tan bien que debería saber que Mark no estaba preparado para ello.

Por eso se dejó llevar, sin quejarse cuando Gideon cerró la puerta tras él con magia. Sentía el pecho apretado, el mundo le daba vueltas y todavía estaba convencido de que estaba a punto de vomitar. Apenas había podido probar la comida.

—Papá debería haberme preparado para esto, habría hablado con ella— dijo, porque todo lo que deseaba era que la situación no lo tomara por sorpresa —. ¿Crees que pensaba que si me lo decía me marcharía?— preguntó, aun inseguro. ¿Por qué le había ocultado la información cuando Mark no hacía algo diferente a intentar probarle que era digno de llevar el apellido familiar? —No he hecho más que hacer todo lo que me pide, ¿por qué no me preparó?— ¿Por qué no podía simplemente conformarse?
 

01.01.2020 + RESIDENCIA SIMMONS

Las preguntas de su hermano hicieron que un nudo se afirmase en su propio estómago, al verlo así no podía evitar ver al niño pequeño que tenía miedo de la oscuridad. Ese al que había tenido que ponerle una luz mágica en la habitación después de dar vueltas por el callejón hasta dar con una y decirle que sus padres la habían comprado para él, ese que había visto volar por primera vez a pesar del vértigo que pudiese haber tenido de hacerlo y que había aprendido a amar estar sobre una escoba.

— Padre nunca tiene límite, Mark — respondió, acercándose a él para poder rodearlo y de alguna forma intentar calmar la angustia que lo estaba rodeando —. Todo para él es una prueba, una que debemos cumplir a raja tabla, sabe lo que significaba hoy para ti y ha querido ver si estaba depositando todo en el vaso correcto — ¿hasta que punto presionaría? ¿Se quedaría satisfecho en algún momento?

Gideon sabía que no podía hacer lo mismo con él, la habilidad social de su hijo mayor era más parecida a la de su padre de lo que cualquiera de ellos desearía. Siempre un paso por delante o siendo capaz de jugar con las palabras del otro, a Michael no le convenía que Gideon rechazará sus propuestas, pero Mark era diferente, porque Mak quería que estuviese orgulloso.

— Lávate un poco el rostro — habló con suavidad, acariciando la mejilla de su hermano con el pulgar —. Lo has hecho bien, teniendo en cuenta la presión que tenías encima Mark, eres increíble — aseguró, intentando darle un poco de confianza y moviendo su varita para hacer aparecer agua fresca en el lavamanos —. Te juro que haré lo posible por ayudarte, incluso si no quieres seguir con esto, buscaré la manera — y era algo que Gideon tenía claro, si debía llevarse a sus hermanos lejos de su familia no lo dudaría.

01.01.2020

El mundo giraba de manera casi violenta a su alrededor y Mark tuvo que aferrarse al lavabo para no dejarse caer, aunque dudaba que Gideon fuera a permitirle irse al suelo sin cuidado alguno. Nunca había sentido algo parecido, las palmas de las manos sudorosas, su corazón acelerado palpitando en sus oídos, el pecho apretado como si alguien estuviera comprimiento sus pulmones en un puño.

—¿Se ha notado?— preguntó, porque si aquello era una prueba, Mark no estaba seguro de haberla aprobado —. ¿Se ha notado que estaba por vomitar? — agregó, por si no había quedado claro. Hizo lo posible por fingir, no solo por su padre sino porque no quería que Hope se llevara la impresión incorrecta. Ella no era una mala decisión de por sí, simplemente era una elección que no se esperaba de parte de su padre. Pensaba que tendría al menos un año más.

Asintió con la cabeza, abriendo el grifo y dejando que el agua fría empapara sus manos antes de salpicar el agua sobre su rostro. No terminaba de creerse sus palabras, ¿realmente lo había hecho bien? Su padre lo conocía, seguramente sabría que aquello lo había tomado desprevenido, aunque Mark ya se viera algo venir.

Miró a Gideon a través de sus pestañas, aun con el rostro empapado. Buscó una de las toallas de mano que se encontraban cerca, ignorando el bordado del apellido de los anfitriones. Sabía bien por qué aquello había ocurrido, su padre no podía comprometer a Gideon y se lo había hecho a él... Bajo otras circunstancias seguramente Mark no habría podido contorlar su rabia hacia su hermano mayor, pero al escucharlo no pudo hacer más que sentir una pequeña chispa de rencor que se ahogó rápidamente como si la llama se hubiera quedado sin oxígeno.

—No hay nada que puedas hacer, Gideon... Papá te odia suficiente, esto es entre él y yo— respondió, intentando comportarse como el adulto, y no como el niño asustado que no se sentía preparado para casarse. Dejó escapar el aire despacio, intentando controlar el ardor en su pecho que nunca había sentido antes. ¿Por qué sentía como si se estuviera ahogando?
 

01.01.2020 + RESIDENCIA SIMMONS

El rostro de Gideon decía suficiente como para que Mark entendiese lo que había sucedido cuando había salido de su estupor. Estaba asustado, había intentando ocultarlo de la mejor forma posible y muchos habían caído en aquella trampa, pero él había visto el miedo en sus ojos, la forma en la que sus hombros se habían tensado mientras intentaba parecer lo más tranquilo posible.

— La mayoría de las personas que están aquí les da igual como se sientas las parejas comprometidas — explicó Gideon, razón por la que en algún punto dejo de ir a aquellos eventos para desgracia de su padre —. Hope estaba radiante a tu lado, no ha habido muchos comentarios al respecto — y eso debía ser suficiente para calmar un poco el remolino que había a su alrededor.

Ver a su hermano en esa posición tan vulnerable activaba todos los mecanismos de defensa de Gideon, querría sacarlo de allí lo antes posible. Dejarlo respirar por un momento y decirles a sus padres que no tenían derecho a hacer aquello con sus hijos, ninguno de ellos. Atarse a la vida que ellos tuvieron sin tener opción, ambos sabían la razón por la que lo habían hecho con Mark, su padre estaba convencido que sería un doblegado corderito.

— ¿Crees que me importa lo que padre pueda hacerme? — Preguntó, tomando el rostro de su hermano entre sus manos para hacer que lo mirase —. Puede arder en el infierno, lo que me importa es pelear por lo que tu quieres, Mark — cosa que a veces a su hermano se le olvidaba. Puede que no tuviesen los mejores padres del mundo, pero quería que Mark supiese que por encima de todo Gideon estaría ahí para él.

01.01.2020

Al menos sabía que si Gideon iba a hacer algo era decirle la verdad, y al menos se sintió un poco más tranquilo al saber que no había sido tan notorio como para que la gente dudara que Mark quería estar ahí y que estaba comprometido con la causa. Eso último era mucho más importante para las familias puras que lo que sintiera o dejara de sentir por Hope.

—No dudo en que será una buena esposa, es amable, se preocupa por mi... Es mi mejor amiga, por sobre todas las cosas— explicó, y tal vez por eso la turbulencia en su pecho no era tan salvaje como lo habría sido de estar bajando esas escaleras con una completa desconocida —. Tal vez debería estar agradecido— dijo, aun consciente de que su hermano detestaría la conformidad repentina en su voz.

Mark estaba cansado de nadar en contra de la corriente. Intentaba con todas sus fuerzas seguir lo que se le imponía, hacerse amigo de las personas correctas, tener contactos y comportarse como un perfecto purista. Era el hijo de la cara del partido que estaba a favor de los valores de su familia, todo tipo de privilegios tocarían su puerta al juntarse con la familia de Hope. Pero, a pesar de saber eso, no dejaba de sentir que quería vomitar.

Miró fijamente a los ojos de su hermano cuando este tomó su rostro, como si estuviera intentando ayudarle a entrar en razón. ¿Qué quería él? Por supuesto que no deseaba casarse, pero no deseaba entrar en una guerra con su padre, había visto lo que era capaz de hacer, la forma en la que rechazaba a Gideon todos los días.

—No quiero que se decepcione de mi— respondió, siendo por primera vez en mucho tiempo ese niño que fingía que no era —. Pero, no quiero casarme, yo...— ¿Por qué su cabeza seguía yendo a Belladona después de todo? ¿Por qué tenía que pensar en ella cuando tenía a alguien al otro lado de esa puerta que haría cualquier cosa por él?
 

01.01.2020 + RESIDENCIA SIMMONS

Esa era la clase de pensamiento que odiaba. La forma en la que los puros no se daban cuenta que ponían a sus hijos en una balanza extrema. Debían ser tal y como ellos deseaban, sin importar sus deseos o sueños. Ninguno de ellos parecía ver que había mucho más que una persona que debía cumplir con las expectativas. Gideon se preguntaba si todos aquellos que tenían esa vida perfecta entre los puros habían sentido alguna vez la impotencia que su hermano estaba sintiendo. Parecía que una vez aceptaban su destino no quedaba nada de lucha en ellos, porque habían nacido para cumplir con lo que sus padres pedían.

— Nadie debería sentirse de esa manera, Mark — aseguró, frunciendo el señor —. Si me dijeras que ella es lo que quieres, con la que esperas pasar tu vida, que tu corazón se acelera sin motivo al estar a su lado y sabes que es la correcta no te diría nada, pero la vida es mucho más que cumplir con lo que te dicen — terminó por decir.

Los pensamientos de Gideon se desplazaron de manera automática hacia Mikaela, su dulce sonrisa y lo nerviosa que había estado la última vez que estuvieron juntos. Como su corazón parecía desbocarse cuando estaba cerca de ella o la forma en la que sus pensamientos se desviaban hacia ella sin que se diese cuenta. Gideon sabía perfectamente donde estaba su corazón y no aceptaría nada diferente y odiaba la idea de que su hermano se viese obligado a hacerlo.

Gideon apoyó las manos en los hombros de su hermano, asintiendo suavemente a sus palabras. Era la única paz que podía darle en ese momento.

— Buscaremos la forma de que puedas desvincularte, ¿de acuerdo? Haré lo posible para que el golpe te afecte de la menor manera posible, eres mi hermano y lo que busco es que seas feliz sin importar lo que padre o madre puedan querer — y debería ser lo que sus padres buscaran. Sin importar el momento o la situación, eso debería ser lo primordial para ellos.

01.01.2020

—La quiero— afirmó, pero tampoco podía asegurar que quisiera pasar el resto de su vida a su lado. De alguna manera podía imaginárselo, Hope era una de las pocas personas que lo conocía y aceptaba tal cual era, que no esperaba convertirlo en algo diferente a pesar de que sus ideales se alinearan con los valores impuestos por sus familias. Sabía que tendría una vida tranquila con ella, que cumplirían su deber, pero no estaba seguro en ese momento de que esa promesa de un futuro tranquilo fuera suficiente.

El problema de aceptar la compañía de Gideon era que Mark podía permitirse soñar. Podía permitirse, por un instante, imaginar que él también podía desafiar a su padre y seguir su corazón. Pero, el corazón le enviaba mensajes confusos que no hacían más que contrariarlo. Apreciaba a sus amigos, de hecho sus ideales eran bastante diferentes a los de Gideon... A él le gustaba la idea del prestigio, de pertenecer a algo grande y ambicioso, aunque la parte en la que otros pagaban el precio de su ambición le costara más.

Lo miró a los ojos y por un instante quiso aceptar que todo estaría bien, que podía tomar las riendas de su vida. En eso también se equivocaba.

—Papá no va a aceptarlo— afirmó, pero se permitió esa partícula de ilusión y de seguridad que su hermano producía en él, el mismo motivo por el que tanto huía de su compañía —. Pero, podemos intentarlo.— Si supiera lo que ocurriría horas después, jamás habría aceptado aquello.
 

01.01.2020 + RESIDENCIA SIMMONS