Clarice pasó los primeros momentos de su huida pensando en que dejar a Josie sola no era la mejor idea. No porque creyera que su hermana no pudiese lidiar con sus padres, pero sí porque sentía algo de culpa de no haberla arrastrado con ella. Al fin y al cabo, había sido su idea.

Aunque de niña había ido a la casa de los Simmons, solo habían sido una o dos veces a lo sumo, y sus prioridades no tenían nada que ver con saberse la estructura de una casa de memoria. Por esa razón, tardó un poco más de lo previsto en llegar al baño, y desde allí, hallar un pasillo con un ventanal directo a un pequeño jardín adonde se sentó en el borde de uno de los canteros, respirando aliviada de no tener que sentir asco de lo mentiroso de toda esa situación.

No estaba segura de que Alexa la hubiera seguido, pero eso se le fue pronto al ver a su mejor amiga acercarse a ella unos segundos más tarde. Le sonrió esta vez sin disimular nada, y cuando la tuvo más cerca, le extendió los brazos. Necesitaba abrazarla, perderse en su perfume y olvidar cualquier potencial y estúpido plan para ella. O de los Lancaster para su hija. Ninguno de los dos le gustaba en lo absoluto, y verse pensando en eso la asustaba, cosa muy extraña en ella.

- Si veía un segundo más de gente fingir que se ama y quiere casarse por amor, te juro que iba a vomitar de verdad - admitió. Con Alexa, la verdad absoluta era un lujo que no se permitía con nadie más.

31.12.19 + Residencia Simmons

En el momento en que Clarice le dejo en claro que quería estar a solas con ella no lo dudó ni un minuto, sabía bien que sus padres estarían terriblemente entretenidos con su hermano, lo perfecto que era con su esposa y el hecho que realmente estaban sobresaliendo con los demás. Luego se haría tiempo para ir a felicitarlo, consideraba que era dable recalcar que ellos dos eran los únicos que lucían realmente felices en medio de todo aquel evento. No entendía el problema en el fondo, la mayoría eran preparados para eso desde que eran niños, era algo que terminaba sucediendo de una manera u otra.

La siguió con cierto disimulo, dedicando sonrisas cordiales a determinadas personas con las que se cruzaba, esperando que nadie osara interrumpir su camino porque podría perderse en aquella enorme mansión sin mucho más problema. Apenas llego a su lado, no dudo en abrazarla con fuerza, inevitablemente suspirando al sentirse en casa de nuevo. Jamás encontraba las palabras correctas para describir todo lo que ella le hacía sentir, pero era francamente abrumador.

– Mi hermano y Cyn se casan por amor, creo que nunca he visto dos jóvenes tan enamorados como ellos, de hecho. – Compartió, queriendo que viera también que no todo allí era lo que parecía. Quizás sí, la mayoría no estuviera exactamente feliz, pero algunos debían estarlo y por lo menos ella podía jurar que Maddox lo estaba. – Te ves demasiado preciosa esta noche, me alegra que hayas escuchado mi opinión con respecto al vestido. – Sonrió levemente, relamiéndose los labios presa de la ansiedad de besarla, pero sabiendo los riesgos que corrían en un lugar así. – Y te he extrañado mucho estas semanas. – Con ella hablar de sentimientos era algo tan sencillo que se lo podía permitir sin cuestionarse, no confiaba en nadie más de esa manera.

31.12.19 + Residencia Simmons

El abrazo que le dio Alexa hizo que Clarice se ahogara... en el buen sentido. Podía perderse en los brazos de su amiga sin pensar en absolutamente nada más, ni en las mentiras que se veían esa noche, ni en Maddox, ni en los ojos ajenos que quizás podían descubrir los sentimientos escondidos en ese abrazo. Esos sentimientos a los que Clarice le temía, pero que no podía controlar... ni quería controlar.

Se dio unos instantes para mirar por sobre el hombro de Alexa, corroborando que no hubiera moros en la costa, y se dio el lujo de pegar su frente a la de su chica, por momentos incluso consiguiendo que los labios de ambas se rozaran entre sí. Sí, quería besarla a más no poder, pero no podía arriesgarse. No por ella, la verdad es que la opinión de sus padres no la conocía y le daba un poco igual, pero dado el compromiso de Maddox, podía pensarse que los Lancaster no verían con buenos ojos que su hija se estuviera besando con su mejor amiga, y la quería demasiado como para ponerla en un aprieto, por más que supiera que a Alexa quizás tampoco le importaba.

- Que raro se me hace estar sin ti, tontita linda - le dijo con una sonrisa atontada, pasando los dedos de una de sus manos suavemente por las mejillas de la otra chica - me mal acostumbras demasiado. Me haces... tener miedo, Lex.

No era el miedo en el mal sentido el que sentía Clarice en ese momento, claro. Pero después de ver la clara posibilidad que tenía de que las alejaran sin su consentimiento... perderla se volvía la idea más dolorosa que jamás había cruzado por su mente. La única idea que la hacía pensar en el día de mañana contra su voluntad.

31.12.19 + Residencia Simmons

Tuvo que tensar ligeramente la mandíbula cuando pego su frente a la suya por el mero hecho de que tenía tantas ganas de besarla y no podía hacerlo en ese lugar. En un lugar así, con todos los puros dando vueltas y con tanta mierda allí en medio de todo, no podía permitirse algo como eso por más que se muriera de ganas de hacerlo. Estaba intentando sobrellevarlo de la mejor forma posible, pero cada vez estar cerca de ella conteniendo sus propios sentimientos era más complicado.

Sonrió levemente, suspirando, contener las ganas era complicado pero mucho más complicado era mantenerse lejos de ella. – Por suerte faltan pocos días para volver al colegio y para no separarnos por un buen tiempo. – Era lo único que veía de positivo, luego de aquella fiesta solo quedaban pocos días para poder volver a Hogwarts y seguir su vida normal allí. Estando tan acostumbrada a estar cerca de Clarice, estar lejos se le complicaba aun cuando sabía que sus padres no tendrían problemas de que fuera a verla. Conocían de su amistad desde pequeñas aunque, claramente, no se imaginaban para nada la profundidad de sus sentimientos.

Se alejó ligeramente para poder mirarla a los ojos, con el ceño levemente fruncido cuando hablo de miedo, porque nunca había creído hacerle sentir ningún tipo de mala sensación. – ¿Miedo? ¿Por qué tienes miedo? – No lo entendía, pero quería entenderlo porque había algo que la inquietaba terriblemente. Sabía que sus sentimientos eran correspondidos, era algo que no terminaba de entender ella misma pero Clarice siempre la ayudaba a poder aceptarlos, inclusive soportando aquellos brotes que tenía de vez en cuando.

31.12.19 + Residencia Simmons

Debió pensar que Lexa la miraría extraño en cuanto dijo lo que dijo.

No quería asustarla. Por primera vez en su vida, y quizás la única, era la primera vez que pensar en estar con una persona para siempre le parecía lo más normal del mundo. Ese miedo a sentirse así se le estaba pasando, para tranquilidad suya y del orgullo que tenía de decir que no le temía a nada. Pero en vez de seguir como si tal cosa, esa noche el miedo concreto a que se la quitaran de su lado se hizo presente de una manera tan brutal, y más aun cuando se quedaron solas, que no tuvo más opcion.

- A ver... Lex... ahora le tocó comprometerse a tu hermano, ¿no? Era lo que toda tu familia esperaba, ¿no?

Se hizo un silencio en el que Clarice esperó a ver si su chica decía algo, si se daba cuenta de lo que pasaba por su mente. Pero se dio cuenta de que debía ser más clara. No sabía si por ella misma o por Lex, pero necesitaba abrirle su alma. Lo merecía, más que nadie en el mundo. La adoraba con su vida, demonios.

- Lex. Somos las siguientes. ¿Qué crees, que tus padres o los míos no han estado haciendo arreglos con vaya a saber que familias para decidir por nosotras con quién pasaremos el resto de nuestras vidas? No necesitan ni informarnos o preguntarnos siquiera.

Y por primera vez en años, Clarice sintió que los ojos se llenaban de lágrimas que impidió que corrieran con un esfuerzo enorme, aunque dudaba mucho de que Lex no las hubiera visto, con todo lo que la conocía.

- Y contra eso no sé si vamos a poder. No va a ser sencillo como lo fue para Maddox, porque es cierto, él ama a su prometida. Pero para nuestros padres eso es lo normal, lo deseable. No creo que les importe una mierda lo que nosotras queremos.

Le sostuvo las manos con fuerza, quizá más fuerza de la necesaria o la que acostumbraba con ella, con la suavidad con la que solía tratarla. Poner en palabras lo que pensaba le hacía bien, pero a la vez la verdad la rompía lentamente por dentro.

- ¿Entiendes por qué tengo miedo? No es solo que no me gusta que decidan por mí... no quiero que nos fuercen a separarnos por lo que ellos quieren. Te adoro Alexa. Te amo, por la túnica de Merlín, no podría compartir nada con nadie que no seas tú. No quiero vivir esta mentira de hoy el año que viene y mucho menos la quiero si eso implica que no pueda estar contigo. Mierda, ¡que no quiero nada sin ti!

La libertad de poder decirle todas esas cosas a Alexa fue aún más fuerte que su miedo. Una lágrima corrió por su rostro, ya no tanto de dolor, si no de emoción, de amor.

31.12.19 + Residencia Simmons

En un principio no había entendido a que se refería, que le daba tanto miedo, aunque por un pequeño momento había pensado que eran sus sentimientos, pero, cuando nombro el compromiso de su hermano, tuvo un poco más de entendimiento en la situación. Era claro que Maddox y Cyn eran algo distinto a todo lo que veía en las caras de los que se estaban comprometiendo, porque para más de uno había sido una sorpresa y se notaba en sus gestos. No lo veía mal del todo, quizás demasiado acostumbrada a que pasara año a año, pero nunca había pensado tampoco estar en el lugar que se encontraba con Clarice.

Quiso abrir la boca para hablar, pero no pudo hacerlo, el entendimiento captando toda la actividad funcional de su cerebro no la dejaba siquiera hablar. Era claro que serían las siguientes, o, alguno de los dos. Con su mellizo las cosas eran claras pero suponía que su hermano sería priorizado por el mero hecho de que él conservaría el apellido familiar mientras ella simplemente se suponía que debía concebir un hijo para conservar el de alguien más y, en parte, el suyo propio también.

La sola idea hacía que tuviera ganas de vomitar.

Trago saliva fuertemente y, de nuevo cuando fue hablar, aquella confesión de parte de la rubia la tomo totalmente de sorpresa. Porque si, para ella eran claros sus sentimientos, quizás los únicos sentimientos a parte de los que tenía por su familia que tenía realmente en claro fuera de aquella nebulosa mental que tenía muchas veces. Clarice había sido una constante, aquello que sentía por ella había crecido tan rápido que no había podido hacer nada por evitarlo y, cuando se dio cuenta, tampoco quiso hacerlo inclusive cuando era claro que estaba siendo poco realista en cuanto a la realidad de sus familias.

De nuevo quiso hablar, luchando con las palabras que no querían salir y su mente que comenzaba a jugarle una mala pasada pero no de mala manera, como solía pasarle, sino con la dificultad que le daba contener todo lo que quería hacer, todo lo que quería decir. – Te amo. – Fue lo primero que salió, quizás lo más importante en su nublada mente, porque era lo que tenía más claro. – Y…yo no sé si podremos ir contra eso, si podremos realmente estar juntas o si…simplemente será morir un poco el día que nos alejen, pero yo…yo no quiero… - Sacudió la cabeza alejándose unos centímetros de ella, queriendo poder formar la frase correctamente antes de decirla, pero le resultaba imposible. – No voy a perder la oportunidad de estar contigo por saber que voy a sufrir luego. Cada…momento, cada instante que este contigo valdrá el dolor que sentiré después si es que no podemos hacerlo, pero no puedo…no quiero rendirme, no puedo hacerlo. – Negó, mordiéndose el labio inferior nerviosa. – No quiero nada sin ti y…encontrare la manera de luchar por esto, no sé cómo, pero lo haré.

31.12.19 + Residencia Simmons

Clarice sintió un ligero arrepentimiento en cuanto notó a Lex tragar con fuerza. ¿Cómo se le ocurría decirle tal cosa? No necesitaba ponerla mal. Aun faltaba tiempo para cualquiera de esas cosas, pero la rabia y el dolor de verse a sí misma y a Alexa posiblemente involucradas en un compromiso por arreglo fueron más fuertes esa vez que su cordura. Podía haber hecho que Alexa quebrara de nuevo en una crisis, y si había alguien que no merecía tal cosa era ella. Y mucho menos necesitaba que Clarice se la provocara. Así que en ese momento, además de verse obligada a secarse la lágrima negra que cayó de uno de sus ojos, tenía que prepararse para una consecuencia que, de suceder, se la había ganado a pulso.

Pero no sucedió. Lex volvió a asombrarla, como cada día juntas que probaba que, a pesar de todo, era mucho más valiente que ella. Le dolió que se alejara un momento, pero la entendió. Si para Clarice todo esto era demasiado, para Alexa no era capaz de imaginarlo siquiera. Pero cada palabra de su chica estaba embebida de valentía, algo que la rubia creía que le sobraba, pero en ese momento, había acusado una escasez enorme. Y no, no podía permitírselo. No frente a ella. Solo asintió ante cada cosa, ante cada seguridad de que estarían juntas no importaba lo que les viniera delante. Cuando terminó, se dio cuenta de que ya no tenía tantas ganas de llorar, y que Lex le había dado la fuerza que necesitaba, cuando por lo general era al revés. Y eso solo hizo que sintiera más amor por ella.

- Vamos a hacer lo siguiente. A ver que te parece. Vamos a vivir cada día, sin pensar en el mañana. De a un momento por vez. Pasos de bebé, disfrutando cada uno de ellos. Y si pasa lo peor, veremos que haremos. Seré consciente de que será muy difícil, pero no pienso perderte antes de pelear, Alexa. Te lo juro. Sin necesidad de varitas. Lo juro, amor - le murmuró con la voz aún ahogada por el llanto.

Y con una justificada precaución, redujo un poco los centímetros que las separaban, sin invadirle su espacio personal, pero dejándole claro que no iba a dejarla ir, ni dejar que su miedo las separara. Ese error no iba a volver a cometerlo jamás si de ella dependiera.

- ¿Y? ¿Qué opinas? - le dijo finalmente con algo más de calma y una leve sonrisa, pero aún preocupada por la calma de Alexa. Temía haberla roto, y no sabría que hacer sí así fuese.

31.12.19 + Residencia Simmons

Intentaba mantener su mente en claro, por más que le costara, lo que menos podía hacer era tener una crisis en ese momento y menos cuando estaban hablando con tanta seriedad con Clarice. Además, si tenía un brote sus padres seguramente se enfadarían, no quería eso ni arruinar de alguna manera la gran noche de su hermano. Clarice había sido sincera con ella, no podía permitirse arruinarlo con su debilidad, siempre estaba ahí para ella en sus malos momentos y cuando tenía alguno de esos brotes extraños que no podía explicar por lo que, simplemente, no podía arruinarlo esa vez.

Sonrió levemente, llevando sus manos a las mejillas ajenas, acariciándolas cuando se acercó de aquella manera que le sacaba el aire. Ella hacía que todo lo imposible pareciera posible con solo mirarla, creía que era una de las personas que más confiaba en ella y se merecía que hiciera todo y un poco más por ella. – Paso a paso, minuto a minuto. – Asintió con una media sonrisa, inclinándose hacía ella y rozando sus labios ligeramente por unos momentos antes de separarse y abrazarla con fuerza. Lo único que quería era seguir teniéndola cerca, creía que así podrían salir adelante pasara lo que pasara.

Al alejarse tomo sus manos, acariciando el dorso de las mismas mientras la miraba, le costaba contener todo lo que pasaba por su mente pero consideraba que no era lo mejor para ninguna de las dos que explotara. – Tenemos una promesa entonces. – Busco su meñique, entrelazándolo con el de ella y tirando ligeramente de este, con una sonrisa divertida en los labios. – Además, si crees que vas a liberarte de mí tan fácilmente es que no me conoces, Clarice Winterborought. – Dio un rápido vistazo y, sin poder evitar lo que sentía, termino besando sus labios con más intensidad y firmeza de lo hecho anteriormente.

De alguna manera, así, estaba sellando lo que estaba prometiéndole con algo más que simples palabras.

31.12.19 + Residencia Simmons

Aunque para Clarice estaba resultando más difícil de lo que esperaba vivir el minuto a minuto que necesitaban con Lex, le sonrió aún con más brillo cuando ella repitió esas mismas palabras. La dejó besarla con suavidad, y aunque se moría de ganas, no profundizó el contacto, para proteger las emociones y el corazón de su chica.

Pero pronto entendió que Lex si necesitaba de ese beso. Necesitaba de un gesto más que de palabras para sellar la promesa de una pelea que se avecinaba para ambas, las dos solas contra... todo. Y en cada gesto partes iguales de amor y de pasión fueron derrochadas por la rubia, en la intensa mirada que le dedicó cuando engancharon los meñiques, en una respuesta apasionada al beso que Lexa le dio, sin siquiera ya en preocuparse por si alguien se pasaba por ahí de casualidad, olvidando casi por completo en donde estaban y por qué estaban allí. Al demonio con las mentiras de los demás. Ellas dos se amaban, y ese amor, en lo que a Clarice respectaba, era motivo suficiente para enfrentar la vida, o lo que esta les pusiera enfrente.

Cuando sintió que sus labios quedaron acalambrados de tanto besar los ajenos, los separó de los de Lex, pero dejó pegadas sus frentes y enredó sus brazos suavemente alrededor de la cintura de la otra chica, recuperando de a poco un ritmo de respiración más calmo. Aún tenía miedo, estaba ya considerando que quizás debía aprender a vivir con él, pero se prometió en silencio solo hacerlo cuando se tratara de Lex y de su felicidad.

- ¿Quieres quedarte un ratito más conmigo, aquí? No tengo prisas por volver a ver esa farsa, sinceramente. Prefiero quedarme a solas contigo, preciosa - le susurró con esa mezcla de ternura y deseo que impregnaba su voz cada vez que conseguían dormir solas en la misma cama. No pensaba en que pudiesen hacer eso en la casa de los Simmons, pero ya con quedarse con ella toda la noche era más que suficiente para ella. Tendrían todo el tiempo del mundo para seguir descubriéndose juntas.

31.12.19 + Residencia Simmons

Asintió sin dudarlo, porque no dudo ni un segundo en quedarse con ella un poco perdida en aquella mansión en vez de estar en medio de toda la locura que acarreaba estar dentro del festival. – No me parece que encuentre mejor plan, de hecho, creo que si hablo con mis padres no tendrían problemas en que vengas a casa a dormir ¿Quieres? – Consultó, porque de lo contrario si ella lo que quería era que fuera a su casa no dudaría en hacerlo también. – Lo que sea mientras pueda estar contigo. – Se mordió el labio inferior ligeramente porque era algo que añoraba, poder estar con ella todo el tiempo que quisiera siempre.

Sabía bien que todo eso era algo que sería muy difícil de sobrellevar, que aquella necesidad creciente que tenían la una de la otra era algo que no podían manejar y dudaba sinceramente que pudieran hacerlo en algún momento. Eso era lo que le preocupaba, pero aquella noche simplemente quería dejar de pensar en todo lo que conllevaba lo que sentían y lo que habían vivido. Aquella noche solo había terminado reafirmando que, tal vez, las cosas eran mucho más complicadas de lo que podían llegar a creer en aquella habitación en Hogwarts.

Tomo el brazo ajeno y la guio a seguir caminando por los jardines, dedicándole una media sonrisa mientras lo hacía porque, por lo menos caminando así, la gente no diría nada extraño. Solo eran dos amigas caminando por los jardines de la mansión Simmons, nada que pudiera a nadie hacer sospechar de algún evento extraño entre las dos. – ¿Te imaginas que tengamos la suerte de vivir en una mansión así? Sería precioso y, sinceramente, comienzo a tener sueños contigo en un jardín así tomando el té conmigo todas las tardes. – Bromeo, mirándola a los ojos con los propios brillantes de emoción. – Ya sabes, luego de un día largo de trabajo, tomar el té juntas y luego ver que cocinaríamos para cenar ¿Cuántos niños podríamos tener? – Una conversación sin pies ni cabeza, realmente, pero por lo menos era agradable soñar con un futuro a su lado, así fuera prácticamente imposible.

31.12.19 + Residencia Simmons

La fuerza de la calma que le dio oírla decir que sí hizo que el cuerpo de Clarice se relajara casi por completo, al punto de apoyar su cabeza en el hombro derecho de Alexa, sin pensar siquiera en la invitación a su casa, solo capturando ese segundo en su memoria como si fuese un diamante.

El jardín era por demás inspirador para la imaginación de ambas. Si por Clarice fuera, dejaría que Lex hablara de todo lo que se imaginaba para ellas y su futuro juntas, dejaría que el tiempo se consumiera en ese instante de paz, en esa armonía, en esa voz que tanta felicidad le daba aunque no se la esperase. Caminaron juntas, rozándose con disimulo, mientras la rubia seguia oyéndola con atención, imaginando con claridad casi meridiana cada momento que Lex describía, e incluso agregando en su mente más detalles. La pregunta de los hijos la tomó por sorpresa, pero no por la idea en sí, si no porque no lo había pensado, y hasta eso la emocionaba.

- Dos - le dijo con una sonrisa que casi se salía de sus mejillas, marcando el número con los dedos - y vas a ver que para llevarnos la contra van a jugar Quidditch o van a ser expertos en Pociones. Igualitos de rebeldes que sus madres. Igual... siendo nuestros... los vamos a amar tanto, Lex... tanto...

Se detuvo un segundo para pensar, y le siguió contando.

- Y si tenemos una mansión con un jardín así y no tenemos un espacio para duelos, no es una mansión decente. No me importa si tengo que levantarla con mis propias manos para asegurarme - le dijo riendo casi en una carcajada, porque sabía que no podría levantar ni un ladrillo sin su varita, y ni siquiera era capaz de conjurar un Wingardium Leviosa decente - pero ahora... creo que lo único que me importa es irme contigo a tu cuarto y dormir a tu lado, amor... - le susurró finalmente, incapaz de contener las ganas de volver a acercar su rostro al de ella.

31.12.19 + Residencia Simmons

Ante su respuesta no dudo en sonreír, porque era claro que imaginaba dos pequeños corriendo por un jardín así mientras ellas tomaban el té. Sabía que era una locura, que era algo que no tenía ni pies ni cabeza de ninguna manera, pero no por eso se sentía menos bien. Todo lo que tendrían que luchar, todo eso por lo que tendrían que romper muchas reglas debía tener una gran esperanza detrás, además del amor que se tenían. La esperanza de tener un futuro juntas era lo que tendría que impulsarlas, aunque Lexa bien sabía que sus padres aquello no se lo tomarían nada bien de ninguna manera. – Claro que lo haremos, además, si no fueran rebeldes no serían nuestros hijos. Vamos, que seremos un ejemplo de rebeldía si mandamos a tomar por culo las tradiciones y tenemos una familia juntas. – Realmente lo serían, no sabía si estaba preparada para eso, pero sería una eventual realidad si en algún momento aquello pasaba.

Soltó una risa, negando. – No levantarías un ladrillo con tus propias manos jamás, tampoco te dejaría hacerlo, no somos sangre sucia. – Negó, definitivamente era algo que no dejaría que hiciera y si bien no era que tuviera el purismo muy marcado, la verdad era que tampoco consideraba a los muggles sus iguales. De algo tenía, por lo menos, que servir la educación que le habían dado sus padres, por lo menos en algún aspecto de su vida. – Bien, entonces ahora iremos a hablar con tus padres para que te dejen ir a mi casa. Mis padres estarán contentos seguro, además, querrán quedarse en la fiesta hasta tarde y podemos poner alguna excusa tonta para irnos ahora. – Con lo feliz que estaban con todo el tema de Maddox, no dudaba que terminarían muy contentos allí y ella podría irse. – Más tiempo a solas, mejor. – Le dedico un guiño y la guio para que fueran adentro a hablar con sus respectivos padres.

En medio de tanta mierda, soñar con un futuro mejor a su lado, hacía que todo doliera un poco menos y que tuviera esperanza.

31.12.19 + Residencia Simmons