Desde el callejón Morgana estaba bastante más apagada, era difícil poner el dedo sobre la razón exacta, pero ver a Zephyr y Arthur en una posición complicada había hecho que su estómago se revolviese y no regresara a su lugar. Centrada en la tienda de su padre se había convencido que no necesitaba nada más y cuando vio a Arthur se sintió culpable por no moverse hacia él. Todavía estaba plantada sobre sus pies y la razón por la que estaba haciendo lo que hacía, pero verlo vulnerable hizo que quisiera tragarse su orgullo.

¿Lo hizo? No.

Como buena Hufflepuff, cuando se entregaba a una causa era incapaz de dejarla de lado. Aquel juego en el que estaba era su camino y estaba demasiado concienzuda a continuarlo. Odiaba tener que ser tan brusca al respecto, pero esperaba que al final hubiese una recompensa. Parte de su cabeza le seguía diciendo que era una locura, sobre todo ahora que el supuesto novio que tenía y al que se había encargado de besar delante de todos días antes de su compromiso debía estar con alguien más.

Había quedado con Zephyr, el campo de quidditch era como su lugar de confidentes, cuando no había entrenamientos o partidos poca gente iba allí y la que estaba al otro lado de la grada tenía pinta de estar igual que ellos. Morgana miró hacia los lados, asegurándose que nadie los veía mientras metía las manos en los bolsillos de su chaqueta y se encogía un poco más para protegerse del frío. Se había colocado un gorro que le tapaba los orejas, pero no podía evitar el frío que sentía.

—Menos mal que no te dieron la medalla a puntual — bromeó, al ver que su supuesto novio aparecía.

08/01/20 — Campo de quidditch

Desde el día del ataque al callejón Diagon las cosas habían ido haciéndose más y más raras y eso que el ataque, de por sí, ya había resultado raro. Zephyr había intentado hacer lo que hacía siempre, dejarse llevar, acomodarse y adaptarse a la situación. No obstante, por una vez no le estaba resultando tan bien como las otras veces: las cosas en su casa estaban raras, las cosas con Leo estaban raras, las cosas como Sam estaban raras y, por lo que parecía, también estaban raras con Morgana. Un nombre más que añadir a la extensa lista.

Le había pedido que se reunieran en el campo de quidditch y, a diferencia de otras veces, Zephyr estaba seguro de que no sería para entrenar y divertirse un rato. No tenía ganas, ni cabeza, para mantener una conversación sería y, además, hacía un frío horroroso. Se arrebujó mejor en su capa de invierno mientras avanzaba por las gradas, directo hacia la figura solitaria con los colores de Hufflepuff que lo esperaba.

— Si querías que hubiera llegado antes podríamos habernos reunido dentro, me voy a congelar con este maldito frío.—refunfuñó a la par que se sentaba en el banco de madera junto a ella. La superficie helada e incluso algo húmeda no generó, precisamente, una sensación agradable. Dejó ir un gemido lastimero pensando en lo cómodo y calentito que podría estar en su sala común, en uno de los sillones frente a la chimenea.

—¿Y bien? —apremió. No le apetecía tener una conversación seria y a juzgar por la cara de la chica parecía que iban a tener eso precisamente, pero menos le apetecía quedarse allí plantado pasando frío.— ¿Qué pasa? —relajó su voz, no estaba enfadado con ella y no era justo que se lo estuviera haciendo pagar.

08/01/20 — CAMPO DE QUIDDITCH

—¡Venga ya! — Respondió la chica, una sonrisa obvia en sus labios cuando le escucho, negando suavemente —. Tienes que demostrar ser un hombre de todo rigor, fuerte y estoico frente a las adversidades del tiempo — dijo la chica, sacando pecho y haciendo una broma obvia para intentar suavizar un poco la tensión que podían estar mascando ambos.

Cuando pensó en toda aquella farsa no creía que fuese a extenderse tanto, ni mucho menos que tuviesen que pasar por lo que pasaron en el callejón. Lo sucedido todavía seguía impactando. Morgana y su familia habían librado por la influencia que tenía su padre fuera del callejón, pero ver pequeñas tiendas cerrar durante ese periodo la había dejado mal. Ser consciente de la suerte que tenían y como otros no habían podido superar los destrozos, viendo además como el ministerio no parecía querer hacerse responsable por tantos daños. Como si fuese culpa de los negocios haber sufrido una tragedia.

— Sabes que te cito aquí porque es más fácil hablar en un punto donde no nos vayan a escuchar, ni mucho menos ver — las personas al otro lado de la grada estaban muy interesadas en meterse la lengua hasta la campanilla como para prestar atención a lo que ellos dos estaban haciendo —. Pues, tenemos que hacer algo con lo de la farsa, quiero decir te han prometido y aunque no sé si tengo que felicitarte si se dificulta lo que queríamos hacer — respondió, haciendo una mueca sin darse cuenta. Pensar también en Arthur, la conversación en la tienda le revolvía un poco el estómago, la hacía casi sentir culpable de lo que estaba haciendo —. Así que bueno, podemos dejarlo a un lado también, no quiero joderte — aseguró.

08/01/20 — Campo de quidditch

Ante la broma de Morgana no hizo otra cosa si no poner los ojos en blanco a la par que dejaba ir una risilla, no pudo evitarlo. Zephyr podía ser muchas cosas, pero desde luego un hombre estoico y fuerte ante las adversidades del tiempo no serían adjetivos que lo definirían. Con la vista al frente, en la pareja en la lejanía besándose completamente ajenos a ellos, escuchó a Morgana que no tardó nada en ir al grano.

— No me vas a joder. —respondió tras un encogimiento de hombros.—Mi compromiso con Sam no es algo hecho desde el amor, somos buenos amigos, pero eso es todo. No le importará con quien estoy o dejo de estar más allá de lo que le puede importar a una amiga. —de eso estaba seguro. No obstante, no pudo evitar pensar en Leo. No sabía qué le había pasado en la fiesta de los Simmons, todavía no había podido hablar con él si quiera.

— Pero… ¿estás segura de que quieres seguir con la farsa?—fue su turno de preguntar.— Después del ataque de vi con Arthur. Es obvio que se preocupa por ti, además tampoco parecía muy contento con el beso de antes. ¿No sería mejor que le dijeras claramente las cosas? —Morgana lo tenía fácil él, por ejemplo, no podía hacer lo mismo con Leo.

08/01/20 — CAMPO DE QUIDDITCH

Morgana hizo una mueca sin darse cuenta, porque se imaginaba que Zephyr no estaba prendido por su nueva prometida, pero sabía que los puros eran un poco raritos con todo aquel tema. Parecía que si no hacían bailes especiales para demostrar como de buenos eran en la sociedad y como todos seguían compartiendo saliva y sangre no se quedaban felices. No podía imaginar la cantidad de veces que se habrían cruzado entre hermanos y primos, seguro que la mitad de los puros tenían dos neuronas activas de la cantidad de padres hermanos que tenían.

— Lo que no quiero son líos, ya sabes, los puros sois un poco exagerados y si tu familia intenta matarme porque estás saliendo conmigo, no me sale a cuento — fue una bruta, pero Morgana siempre lo era. Tenía claro que no merecía la pena morir por fingir estar saliendo con Zephyr, además si la secuestraban y torturaban seguro que nadie le creería que estaban saliendo para poner celoso al que debería ser su novio.

Hizo una mueca al escucharlo, subiendo los pies al borde del asiento y abrazándose las rodillas. Perdió la vista en los aros del quidditch, lo que daría por estar subida a una escoba en ese momento, no pensando en nada diferente a tener que volar y sentir el aire frío contra sus mejillas.

— Vino a la tienda después de eso, estaba bastante mal porque me preocupe de que pudiese pasarle algo y el muy capullo me soltó que entendía lo que había pasado y porque me había perdido, pero que quería que supiese que todavía me quería — frunció el ceño de mal humor —. Me reboté, otra vez, porque el muy imbécil no las pilla de ninguna manera, ya sé que me quiere, lo ha dicho mil veces, mi problema es su falta de compromiso y ahí la volvió a demostrar, porque joder, casi era como tú me has dejado, pero quiero que sepas que te quiero y tú te lo pierdes — le daba puto asco y puede que estuviese dándole muchas vueltas, pero la verdad era que lo quería matar.

08/01/20 — Campo de quidditch

Abrió los ojos con horror al escuchar las ideas que estaban rondando por la mente de la chica. Quiso apresurarse a negarlo, pero las palabras se atoraron en su lengua. ¿Podía estar seguro de que su familia no haría algo como eso? Antes de la muerte de Adhara, sí, por supuesto, pero su presente era muy distinto.

— Tal vez.. tal vez, simplemente, deberías seguir adelante. —tanteó, no muy seguro de cómo podría tomarlo la chica aunque, conociéndola, podía recibir tanto un puñetazo como darle la razón. Con Morgana nunca se sabía.

Tampoco le pasó desapercibida la hipocresía que encerraba su comentario. Él tenía sus propios problemas de amores que no era capaz de dejar estar pese a que probablemente sería lo más sencillo. Pero no era lo que quería.

— ¿Por qué te gusta tanto de todas formas? —preguntó, realmente curioso por saber por qué Morgana estaba dispuesta a llegar tan lejos por Arthur. ¿Alguien sería capaz de llegar a tales él? No quería admitirlo, pero le tenía algo de envidia al Hufflepuff.

08/01/20 — CAMPO DE QUIDDITCH

Alzó la vista al cielo, su cabello cayendo como una cascada a su espalda, las manos apoyadas sobre el frío asiento de madera. Si la parejita que estaba en frente seguía dándose el lote o habían empezado a hacer otro tipo de cochinadas no fue algo que capto en su campo de visión. Un pájaro grazno por encima de sus cabezas, haciendo que apretase los labios suavemente y terminase por suspirar. Si, puede que Zephyr tuviese razón y al mismo tiempo era incapaz de tomar ese camino, porque si algo sabía era que Arthur era el final de su camino, ya fuese para bien o para mal.

— Si fuese tan sencillo lo habría hecho más, no es el primer chico o chica con el que estoy, ni mucho menos de los que han coqueteado conmigo — su vista seguía en el cielo —. Creo que todos lo sabemos, cuando es la persona indicada lo sabemos, no podemos evitar pensar en ellos en los momentos más inoportunos, su nombre salta en nuestra cabeza cuando vemos algo que le gustaría, queremos besarlos como si el mundo se fuese a acabar, compartir risas y momentos divertidos — dijo, bajando la mirada del cielo finalmente.

Se acomodó de manera diferente, dejando que su cabello cayese hacia delante y jugueteando con sus pies, mientras separaba las puntas y las volvía a juntar. Parecía una niña inquieta a la que le estuviese costando compartir sus emociones, pero que lo hacía porque se sentía en confianza.

— Arthur es esa persona, sé que es con quien debo estar, podría ahorrarme mi orgullo y decírselo, pero quiero que aprecien mi valor — fue honesta al respecto. Era una locura lo que estaba haciendo, pero no dejaba de ser una prueba de fuego, un recordatorio de que no era una muñeca sin nombre que pudiese echar como si nada —. ¿No has sentido nunca ese tipo de conexión con alguien? — Preguntó, mirando al hombre de tu lado —. Espero que no me digas que fue un amor a primera vista con tu prometida, porque igual me haces vomitar — bromeó, intentando quitarle un poco de hierro al asunto.

08/01/20 — Campo de quidditch

Las palabras de Morgana calaron hondo, un rostro y un nombre resplandecieron claros en su mente: Leo. Claro que entendía lo que decía la chica, lo comprendía muy bien porque él mismo se sentía de igual forma. Aún así, la pregunta que le hizo lo pilló por sorpresa y la miró un solo instante pensando en decirle la verdad, en confesar su secreto. Pero Morgana siguió hablando y sus palabras lo devolvieron a la realidad de un plumazo.

— Habría sido mucho más fácil así, ¿no crees? —bromeó, sin poder evitar que cierta tristeza se trasluciera en sus palabras.— Pero no, puedes ahorrarnos el asco de verte vomitar, Sam y yo solo somos amigos. —se encogió de hombros entonces intentando recuperar el humor.— Hay quien lo tiene mucho peor que yo.

Así eran los compromisos entre familias puras, pocos eran los afortunados que podían escoger pareja. Sus padres habían tenido que luchar para poder casarse, se habían querido pero habían estado prometidos a otras personas. Zephyr nunca había pensado que a él le harían lo mismo. Pero habían sucedido muchas cosas que no creyó posibles.

— Pero, está bien, respeto lo que quieres hacer. —él también tenía su orgullo y también le gustaría que fuera Leo el que se acercase a pedir.— Te seguiré ayudando hasta que consigas lo que quieres o, al menos, hasta que me aburra. —y conociendo a aquellos dos, probablemente sería lo segundo.

08/01/20 — CAMPO DE QUIDDITCH

Si Morgana vio el atisbo de tristeza en los ojos de Zephyr no dijo nada. Puede que por respeto o simplemente porque su relación no se centraba en ir detrás del otro intentando sonsacar lo que no querían decir en voz alta. Estaba acostumbrada a escuchar a Zephyr, eran buenos amigos y por eso le había pedido aquel favor. Diría que vivían en la misma sintonía y por esa misma razón prefería no meter el dedo en ningún tipo de herida.

— Bien, supongo que al menos tenéis esa ventaja, siento que casi todos los matrimonios puros son simples alianzas donde lo único que prima es el poder y la gente esta asqueada de su pareja todo el día — respondió resoplando. Solo había que ver a los hijos de los puros, la mitad de ellos tenían problemas severos. Ya fuese de control de ira o de creerse mejor de lo que eran, sin duda una máscara para lo inferiores que se sentían en todo aquel juego. Morgana se alegraba de no tener que ver nada con ella, porque la pondría muy nerviosa.

Una carcajada sincera se escapó de los labios del joven, no había duda de que había dado con la persona correcta al tratarse de aquel intercambio. Dudaba que mucha gente hubiese podido entender la retorcida mente de Morgana, pero allí estaba Zephyr siendo esa luz que necesitaba para continuar su elaborado plan.

— Espero que no te aburrar pronto — dijo, dándole un puñetazo en el brazo para calmar la tensión de todo. Miró hacia el otro lado de las gradas y estaba bastante segura que entre los asientos había dos alumnos haciendo cosas que no deberían —. Tal vez tendríamos que marcharnos — sugirió, haciendo un movimiento de cabeza para que Zephyr siguiese su mirada.

08/01/20 — Campo de quidditch

Asintió, teniendo que darle toda la razón. Eso era lo que eran los matrimonios entre familias puras al fin y al cabo, se trataba de un negocio, algunos afortunados podían salir del juego, pero la mayoría tenía que mantenerse en el puesto que le tocaba.

— Bueno, eso depende de ti, de si haces sufrir mucho más a Arthur o te das por vencida. —y era la pura verdad.— ¡Oye, más cuidado, no dejes cardenales en mi piel perfecta! —continuó bromeando a la par que se frotaba el brazo en el lugar golpeado.

Ante las palabras de Morgana dirigió su atención hacia la pareja y compuso una mueca asqueado al verlos. Ya debían de estar desesperados por ello para hacer eso a la intemperie con el frío que hacía y donde cualquiera podía verlos.

— Sí, vámonos o yo sí que acabaré vomitando.—imitó las palabras de ella a la par que se ponía en pie y encaminaba rumbo hacia la salida. Poco sabía que no eran los únicos espectadores de la zona.

08/01/20 — CAMPO DE QUIDDITCH