Su hermano menor rodó los ojos cuando escuchó hablar al guardia, como si hacerle caso a él no tenía sentido cuando en su casa. - Quien te crees que eres tu? - brabuconeó un poco el pequeño hasta que Ava lo tomó del brazo, sabía que todos estaban nerviosos, que la situación era desesperante como familia y nunca habían vivido nada como aquello. - Calmate Gaw, él es Frank y se ha portado bien conmigo.. - le dijo y el chico se dirigió a ella, no tenía más que dieciséis años. - Voy a sacarte de aquí hermanita.. - le dijo haciendo que ella sonriera por la determinación.

Solo necesitaba algo de tiempo. - Solo no hagan locuras, no sean como su hermana mayor.. - no les deseaba a nadie lo que estaba viviendo, Ava se quedó hablando con ellos un poco más calma, pidiendo que no hablaran del asunto y se concentraran en ellos y cuando llegó la hora de partir si les abrazó a cada uno, haciendo pucheros cuando Frank cerró la puerta.

- Son buenos chicos.. - sus hermanos claro. Ella se quedó parada en medio del salón y luego, como un acto espontáneo y como siempre desesperado fue hacia él y se abrazó a su torso, dejando salir las lágrimas que no había querido soltar frente a los demás.

Mentiría si le dijera que le sorprendía que aquel chico actuara de esa manera, toda la gente con dinero que conocía tenía el mismo modo de tratar a los demás. Seguramente, para él, Frank era nada más que un empleado que tenía que cuidar a su hermana. No le molestaría el tono de voz utilizado si no fuera que ya estaba un tanto a la defensiva por la situación, se notaba el dinero que tenían en aquella visita, de lo contrario Ava no podría tener aquel beneficio en lo absoluto. – Estoy priorizando justamente el bienestar de su hermana. – Dejo en claro, porque no era por él que la situación se había vuelto complicada, sino por ellos.

La despedida fue un poco más dura de lo que había pensado, frunciendo el ceño ante la incomodidad de la situación y la forma en que los hermanos de aquella chica lo veían. Al cerrar la puerta, se giró y de repente se encontró con ella. Sorprendido, pero sabiendo que quizás era lo que necesitaba, correspondió el abrazo, sin saber bien donde poner sus manos o que decir en un momento como aquel. – Todo se solucionara, eventualmente, la vida no está hecha para los débiles, señorita. – Y por eso mismo, ella tenía que soportar aquello y luego seguir.

Nunca había sido una persona débil, podría ser asociada a que era una niña de papá por que éste tenía mucho dinero, pero Ava siempre había hecho lo que quería con su vida y luchado por conseguirlo, tenía su propio trabajo, había conseguido costearse un automóvil y vivir sin la dependencia de la familia aunque la visitaban de vez en cuando pero desde aquel incidente su vida había cambiado vertiginosamente, ya no era la que había sido, y sabía, no volvería a serlo. A veces no se reconocía en su manera de actuar, mucho menos en ese abrazo.

La morena lo soltó. - Yo no soy débil.. ni te necesito..  - le dijo antes de empujarlo hacia atrás levemente y marcharse a su habitación, un baño y quizás un libro después podría calmarla en toda esa vorágine de emociones.

Por la tarde y luego del descanso Ava decidió que quería cenar mejillones y bajó para pedirle a Frank que llamara al delivery, pero no lo encontró en la sala, rebuscó en la casa, no se suponía que él tenía que estar vigilándola? Al encontrar la habitación que utilizaba su guardia lo hizo silenciosa, escuchaba el agua de la ducha correr y podía verle detrás de la mampara parado y desnudo bajo el agua en una posición que le resultó sospechosa. Ella se rió sentada en la cama. - El agua está caliente verdad? - preguntó, con una sonrisita ladina.

No entendia que había pasado con Ava de un momento a otro, pero era claro que aquella chiquilla tenía muchos más problemas mentales de los que seguramente fuera a decirle. No importaba tampoco en lo absoluto el hecho de que no quisiera hablarle, quizás luego hablaría con sus superiores para que le recomendaran al tribunal que le dieran algún tipo de contención psicológica, era mejor que avisara a que luego la chiquilla terminara suicidándose o algo parecido y él terminara con una mancha más en su expediente por no haberlo evitado, inclusive cuando él no tenía nada que ver con ello.

Quizás y solo quizás si el rato que había dormido no hubiera tenido un sueño bastante…comprometedor, tampoco se encontraría en esa situación. El lugar más seguro para masturbarse era, claramente, la ducha. Ava no ingresaría a su habitación si la escuchaba y podría hacerlo y luego seguir trabajando, no contaba que aquella chiquilla hacía lo que quería, cuando quería y siempre complicaba todo. – Bastante ¿No le enseñaron a tocar tampoco? – Cuestiono, dándole la espalda y deteniendo su mano, pero no sacándola de su miembro, solo para no hacerlo más evidente aún. – Lo que sea que necesite puede esperar cinco minutos a que termine de ducharme ¿No le parece? – O mejor dicho a que acabara, lo que sucediera primero.