Las piezas iban encajando poco a poco, Carrie no estaba intentando apresurarse con los detalles. Al final del día hacer un buen trabajo se trataba de tener los inconvenientes atados y en caso de problemas tener una opción alternativa que los salvase. Ese era su plan, ser suficientemente buena como para tener salidas de emergencia y sobre todo rodearse de personas que tuviesen el mismo interés que ella. Cepheus era fácil de llevar, pero sus opciones de aliados no eran las más acertadas. Por esa misma razón estaba intentando encontrar a aquellos que encajasen.

Era importante tener cabezas pensantes y por mucho que los hombres se creyesen los amos y señores del mundo, estaba claro que solo sabían ir en línea recta. Por eso mismo quería hablar con su mejor amiga. Cynthia estaba sin duda en los listados de élite, pero también era bastante explosiva cuando las situaciones no iban en su dirección.

Había escuchado la pelea que tuvo en los pasillos, y a pesar de divertirse, también quería decirle que la sutileza le ganaba a darle a un indeseable con un libro. Así que había organizado una tarde de chicas, invitándola al baño privado de prefectos para tener una charla. Hablar de su compromiso, de lo que había pasado con la sangre sucia y darle la oportunidad a unirse a ella y al grupo para darle su merecido a aquellos que creían estar a su nivel.

Esperaba que no llegase tarde por estar con su novio jugando a las casitas.

07.12.19 + Baño prefectos

Carrie observó a Cynthia aparecer, ambas iban a estar solas en el lugar, pero la joven había aparecido como si un sequito de periodistas fuesen a pedirle una entrevista. Sin duda alguna Cynthia sería capaz de estar impecable en cualquier situación, hasta su foto de entrada a Azkaban sería un poster de modelo si se lo propusiera. La joven tan solo negó suavemente, agarrándose del borde de la bañera para salir y sentarse en la piedra, con sus piernas todavía sumergidas, esperando a que la Slytherin se sentase a su lado.

—Diría que la que tiene cosas importantes que contarme primero, eres tú— comentó, mirándola y dejando que su cabello cayese hacia un lado. Los rumores volaban en el castillo y una pelea semejante no pasaría desapercibida ante aquellos que les gustaba cuchichea—. He escuchado que formaste un alboroto con alguien indigno, ¿es verdad? — Preguntó, porque ante todo prefería la versión de su amiga a las ratas que creían tener derecho a difamar la imagen de otros.

Esperaba una respuesta y que la chica no se fuese por las ramas, tenía mucho que proponerle y le gustaría tener a su lado a la joven que pensaba con la cabeza y que no se dejaba llevar ante idiotas que no merecían pisar aquel castillo. La confianza era clave para lo que estaban haciendo y ser irascible no estaba en los planes de Carrie.

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La confirmación tan solo hizo que Carrie desviase, de manera distraída, la mirada hacia algunos de los grifos en forma de sirena que reciclaban el agua en el que estaban. Agradecía que Cynthia estuviese siendo sincera con ella y que no hubiese ningún tipo de excusa en su voz. Al final, eran transparentes la una con la otra, al menos en los temas importantes. No quería que su amistad flaquease por un momento de debilidad o porque le pusieran excusas como muchos otros, como la élite del mundo debían tener ciertos estándares.

—Es fácil perder los nervios con cualquier sangre sucia, su mera presencia en este castillo ya indica todo lo que está yendo mal en la sociedad— comentó, devolviendo la mirada un momento y dejándose caer con gracia al agua para quedarse apoyada sobre la pared—. Lo importante, es recordar que nuestra educación es superior, que debemos ir un paso por delante porque los únicos salvajes son ellos— sin embargo, por la forma en la que Cynthia había empezado, sabía, que ella también opinaba lo mismo.

Terminó por sentarse, dejando que el agua le llegase hasta el pecho antes de hacer un ademán con la cabeza para que su amiga entrase.

—¿Qué paso exactamente? — Quiso saber la rubia, necesitaba todo el contexto no solo lo que murmuraban en el pasillo—. No te dejes detalles, quiero saber porque se la tenemos que jurar a la rubia con actitudes demasiado masculinas—comentó, porque estaba en parte decepcionada, pero su chica iba por delante de cualquiera.

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Se mantuvo en silencio, dejando que Cynthia se explayase a gusto con lo que había ocurrido. Haciendo un par de muecas sin darse cuenta, era difícil controlarse alrededor de salvajes. Aquellos a los que no se les había enseñado el principio de la magia, los que no tenían derecho a pisar el mundo mágico. Las familias que habían mezclado su sangre con personas sin magia tan solo se merecían un infierno.

—Entiendo porque actuaste de esa manera, Cyn— respondió con tranquilidad, tomando un puñado de espuma entre sus manos y soplando para que las burbujas volasen a su alrededor —. Lamentablemente no puedo decir nada diferente, debemos actuar acorde a nuestro rango, está claro que esa salvaje quería provocarte y lo consiguió— tan desesperados por atención, queriendo demostrar que eran iguales a ellos cuando tendrían que pasar más de mil años para que alcanzarán un cuarto del potencial que los puros tenían.

Dejó que su cabello cayese hacia un lado, cerrando los ojos por un momento y agradeciendo que el agua caliente relajase sus músculos.

—Somos más grandes que ellos Cyn, y no hay duda que esa chica merece que le pongan los pies en la tierra, y se los pondremos, tan solo no te dejes llevar la próxima vez— podrían pensar juntar que tipo de castigo se merecía, como hacerla quedar mal o hacerla miserable. Era más divertido cuando sabían a quien dirigir su mirada, pero no tenían pruebas en contra de ellas.

Hizo una pausa, meditando la situación. Lo que estaba ocurriendo en el colegio era importante, para ella Cynthia tenía un puesto en aquella mesa redonda, donde se labraría su futuro, tanto ella como Maddox.

—¿Qué opinas de lo que paso en el campo de quidditch? — Preguntó, queriendo empezar a introducir el tema, decirle exactamente porque no quería que volviese a ceder a sus impulsos—. ¿Crees que esa chica podría ser un objetivo?—No la miró, tan solo quería sus palabras, saber que su confianza estaba puesta en la persona correcta para preparar su prueba.

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Carrie cruzó las piernas bajo el agua, dejándose caer ligeramente y estar suspendida en el agua durante unos momentos. Era increíble que tuviesen ese lugar, pero sobre todo que fuese tan exclusivo que la mitad de los alumnos no supiesen que existía. Lo peor, que no era el único baño para prefectos, sin duda los fundadores habían querido cuidar bien a aquellos alumnos que era lo suficientemente buenos como para merecerlo.

—Si, sé quienes son— respondió la joven, mirando a Cynthia a los ojos, un intercambio lleno de significado que esperaba que la joven entendiese. No estaba ahí para hacerle un mapa a la chica y aunque a veces lo de ser rubia le afectase creía que tenía suficiente en el cerebro como para entenderlo.

Volvió a su posición original, hundiéndose durante un momento y saliendo a la superficie nuevamente.

—Puedo darte más información, siempre y cuando seas capaz de demostrar lealtad— habló Carrie, como si estuviese hablando de ir a hacer la compra—. Eres mi mejor amiga, así que espero que sepas mostrar de que lado estás— esperaba que su imaginación la llevase a indicarles lo buena que era. Tenía un objetivo bueno con la sangre sucia que le había hecho quedar mal ante el colegio.

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Notó el agua caerle encima y tan solo mostró una sonrisa tranquila. Todo debía moverse a su debido tiempo, Cynthia era una persona explosiva con la que había que tener cuidado. La quería mucho, pero su temperamento podía ser difícil de controlar si no se tenía cuidado, la pelea con la sangre sucia tan solo dejaba claro su punto. Habían tenido un punto de partida y Carrie debía cuidar la situación antes de empezar a tener pauta. Cepheus era demasiado caótico y tan solo había empezado a jugar porque Karina le metió ideas de grandeza en la cabeza, Carrie quería mucho más de aquel grupo.

—¿En contarte el qué? — Preguntó como si no supiese de lo que estaba hablando, al final estaban solas en aquel baño, pero nunca sabían cuando alguien podía estar escuchando—. Todo debe ocurrir a su debido tiempo Cyn, es la ley del orden— y Carrie era cuidadosa como pocas personas lo eran. Le gustaba tener el control y sobre todo mover los hilos para controlar lo que ocurría alrededor.

Utilizaría a quien fuese para tener el poder que quería y sobre todo ganar en aquel juego que muchos ni siquiera sabía que jugaban.

—Ja— fue lo primero que respondió la rubia—, ¿cuántos años tienes Cyn?— Preguntó mirando a la chica y sonriendo de esa manera tranquila, aunque fuese su mejor amiga el trato era el mismo que para todos los demás—. Eres una persona inteligente, se te ocurrirá algo para probar tu valía, es una prueba, no una obligación, no tengo que darte ordenes porque eres tú la que quiere ser parte de ello—y era un reto, pero Carrie esperaba grandes cosas de Cynthia.

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Carrie observó a su amiga, con cierta sonrisa en sus labios que dejaba clara sus intenciones. El grupo que estaban formando era exclusivo y ella misma era consciente de los riesgos que tenían si los pillaban. Por esa misma razón tenía ese planteamiento, el juego de ver si eran capaces de arriesgarse tanto como lo habían hecho ellos, al final del día todavía se hablaba del ataque al estúpido hijo de muggles de Ravenclaw.

—Mi querida Cynthia— habló la mujer despacio, acariciando el contorno de su rostro con el índice—, eres una mujer terriblemente inteligente como para necesitar una guía, tan solo haznos sentir orgullosos, demuestra quien eres, de donde vienes y sobre todo de lado de quien estás— era suficiente con eso, y Carrie sabía que su amiga lo haría.

Se inclinó, dejando un beso en su mejilla, como un pacto. Carrie conocía la mente de Cynthia, explosiva como tan solo ella podía ser. Era momento de que dejase de pensar en pintarse las uñas y diese un paso a convertirse en uno más del futuro brillante que tenían ante sus ojos.

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