Las clases, los dramas y la vida en general se le venían atragantando últimamente más de la cuenta. Ni siquiera sabía por qué parecía que todo iba cuesta arriba pero Bash estaba deseando volver a casa por las vacaciones y olvidarse de todo durante un tiempo.

Tirado sobre uno de los sofás de la sala común, los ojos de Bash intentaban leer el texto del libro pero estaba cabeceando más de la cuenta. Por suerte, ver entrar a su pequeño padawan, como le llamaba de forma cariñosa, hizo que alzase la cabeza y le hiciese un gesto para que se acercara. No tuvo demasiado cuidado al tirar el libro en su mochila.

— Pequeño padawan mío, ¿cómo estás? Hace mucho que no hablamos.

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Estaba aburrido, teniendo en cuenta que era el primer año que lo cogían en el equipo de quidditch pensaba que iba a ser entretenido. Si, era el suplente, pero eso también significaba que tenía un pie para que cuando los mayores se fuesen poder jugar, lamentablemente, los partidos se habían cancelado y con ellos los entrenamientos. Todavía tenía escalofríos pensando en lo que había pasado, pero era peor saber que a pesar de que los profesores no hubiesen hecho nada al respecto el método para detenerlo todo fuese renunciar a los partidos. La gente que había puesto el mensajito seguiría tocando las narices independientemente de si había quidditch o no.

Tirado en uno de los sofás de la sala común revisaba uno de los comics que se había traído de casa, teniendo ganas de que fuesen navidades, para ponerse al día en los animes que había dejado antes de volver a Hogwarts. Esperaba tener días suficientes en navidad para poder verlo todo o al menos descargarlo y comprarse una batería solar o algo por el estilo para verlos desde el castillo. Nunca había comprobado si los aparatos eléctricos funcionaban o no allí.

—Aburrido— respondió, bajando el comic que tenía entre manos para reincorporarse un poco y no parecer un saco de patatas mal tirado sobre el asiento—. Por casualidad, ¿no te habrán dicho cuando empiezan los entrenamientos otra vez?— Tal vez Bash le trajese nuevas esperanzas.

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Colocándose bien sobre el sofá con los brazos sobre las rodillas, Bash miró al chico antes de menear la cabeza con un suspiro. — Nada, por desgracia. — respondió sin demasiado entusiasmo. Si los reponsables de lo ocurrido en el campo eran alumnos, muchas neuronas no les quedaban. Podrían haber dejado el mensaje en cualquier lugar del castillo pero joder así el Quidditch era una completa mierda. — Los profesores quieren averiguar más antes de dejar que nadie vuelva a entrenar. Es una mierda pero tampoco quieren arriesgar nuestra seguridad. — lo entendía pero jodía igual.

Estirándose para sacar un par de chocolatinas de su mochila, le ofreció una a Altair antes de recostarse de nuevo sobre el sofá. — ¿Las clases y lo demás bien? Sabes que si necesitas ayuda con alguna asignatura me puedes venir a molestar. — no es que él fuese el alumno más aplicado del mundo pero se enteraba bastante.

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Soltó un bufido. Era una mierda, para un año que conseguía que se fijaran en él y no iban a jugar. Sabía que era difícil que lo sacasen en los partidos, pero al menos lo habían tomado como suplente y podía estar en los entrenamientos, era un paso para que el siguiente año fuese titular. Quería creer que tenía posibilidades, pero si no jugaban en todo el año el esfuerzo sería en vano y sería alguien a quien podrían quitar de en medio.

—Toda está situación es un asco, aparte le conté a mis padres y están bastante alarmados, si pasa algo más capaces de sacarme del colegio— y en parte los entendía, por otra no sabía si les daría más noticias. No quería que lo alejasen de Eleanor, aunque ella misma se alejaba sola de él.

Escuchó a Bash y no pudo evitar reír, era curioso que le ofreciese ayuda, pero en el sentido de los estudios Altair iba sobrado. No lo decía en voz alta, pero sabía que no tendría ningún problema con los TIMOS.

—Las clases son terriblemente fáciles para ser honesto— y que un hijo de muggles fuese mejor que otros demostraba que lo de los linajes era una tontería, pero bueno—. Si que tengo una duda para ti, pero no sobre clase— prensó los labios, sentándose y mirando a su sensei—¿Alguna vez te ha gustado alguien qué no te mira de la misma manera?

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Bash meneó un poco la cabeza, entendiendo demasiado bien lo que era tener padres preocupados. En su caso, era su madre la que más nerviosa estaba con todo aquello aún a pesar de no estar demasiado enterada de cómo funcionaba el mundo mágico por ser una muggle. El chico había intentado que su padre lo mantuviese en secreto para evitar alterarla, pero este no le había hecho caso, incapaz de esconderle nada a la mujer.

— A la larga, es casi peor eso que dejar que los profesores se encarguen de todo el asunto. — sacar a un alumno en pleno curso y hacer que se retrase con sus estudios era bastante malo, pero imaginaba que peor era acabar en el hospital o muerto.

Fue incapaz de no sonreír ante aquella chispa de orgullo que pareció salir del chico. — Eso es bueno, conozco a gente de mi curso que se tira de los pelos por algunas asignaturas. — no era su caso, por suerte.

Al estar esperándose alguna pregunta inofensiva, Bash fue incapaz de disimular demasiado bien su sorpresa ante lo que realmente le preguntó. Por un momento sospechó que alguien hubiese descubierto lo que se traía con la pelirroja y, aunque por su parte le daba igual, sabía los problemas que eso podría ocasionarle a ella. Rascándose la nuca, dejó escapar un suspiro. — Sí, y todavía me gusta — confesó. Suponía que podría hablar del tema sin tener que decir de quién hablaba. — ¿Puedo saber quién es ella? — era más curiosidad que chisme y porque, a lo mejor, conocer el nombre de la persona podría darle una perspectiva que le ayudase a aconsejar a Altair.

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Altair se sujeto las piernas en un gesto nervioso, balanceándose de adelante atrás como si lo ayudase a relajarse. No había compartido sus pensamientos de Eleanor con nadie, así que esa primera vez se le hacía extraña, pero cuando Bash habló de que todavía estaba enamorado de alguien que no debía sintió algunas mariposas en el estómago. Puede que no estuviese tan mal después de todo.

— ¿Y cómo lo sobrellevas? — Preguntó, como si realmente hubiese una forma mágica de hacer que el pecho no se estrujase por no poder extender los brazos hacia las personas deseadas —. A veces soy un desastre, no sé que decir y siento que me utiliza como fuente de información, cuando estamos solos es fácil, pero estar solos significa ocultarnos del mundo — como si tuviese miedo de que le viesen compartiendo espacio con alguien que no era de su estatus.

Dejó escapar un suspiró cansado. Era él quien había aceptado aquellas normas, pero era incapaz de no sentir la presión. Estaba siendo utilizado de alguna manera o simplemente ella quería pasar tiempo con él y le daba miedo que la viesen, no por vergüenza, sino por miedo. Irse a lo negativo siempre era más fácil, pero no sabía que pensar al respecto o si simplemente le estaba dando demasiadas vueltas al mismo tema.

— Es una hija de puros de Slytherin — contó, no se atrevía a decir exactamente quien, porque sería traicionar la confianza de la joven.

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