A pesar de haber pasado un día desde la reunión, Bash aún le seguía dando un par de vueltas a todo el asunto de los Vengadores no Vengadores, porque en su cabeza iban a llamarse así aunque nadie le hubiese puesto ese nombre.

Demasiadas cosas se agolpaban en su mente pero, la principal, era su desconfianza hacia Gideon. Sí, el chico parecía majo aunque le hubiese llamado por su nombre completo pero no entendía su lógica siendo alguien de una familia pura. ¿quizás era una forma de engañarles y luego señalarles para que les hicieran lo mismo que a Dante?

Mientras pensaba iba mordiendo uno de los bollos que había repartidos por los platos del desayuno. El destino quiso que Leah le saltara casi encima cuando estaba a punto de tragar y estuviese a punto de ahogarse. Muerto por bollito no parecía un buen titular.

Después de toser un par de veces y de limpiarse el azúcar glass de la boca, miró a la morena con una sonrisa ladina. — Mi querida Leah, luz de mi corazón y de mi vida, ¿te crees que esa es forma de saludar a alguien que está desayunando tranquilamente? — preguntó con una ceja alzada aunque no estaba enfadado. Nunca podría enfadarse con ella.

3/12 + Gran Comedor

Se despertó esa mañana de un extraño buen humor, como si el hecho de saber que por fin se estaban tomando medidas en el colegio fuera suficiente para encender una chispa en su pecho.

Por eso mismo entró en el Gran Comedor como si fuera el día más feliz de su vida, escaneando el lugar para buscar alguna cara conocida. Su víctima era Sebastian, que parecía estar bastante concentrado en su comida. Se le acercó por detrás, rodeándolo con sus brazos y dejando un beso en su mejilla.  

—¿Es esa tu manera de decirme que no te gustan mis besos?— preguntó, disculpándose con la persona a su lado, que le sonrió timidamente antes de abrirle un hueco en el banquillo para que se sentara. Leah lo agradeció, y se sentó a su lado, buscando un plato para servirse. Le daba igual que no fuera su mesa. —¿Qué tal estás en esta bella mañana?— Se sirvió algo de chocolate caliente y le dio un sorbo, que bien sentaba con el frío que hacía.

3/12 + GRAN COMEDOR

Bash no tardó ni medio segundo en negar rápidamente con la cabeza ante su pregunta. – Sólo un loco diría que no le gustan tus besos. – contestó mientras se inclinaba para besar la mejilla contraria, guiñándole un ojo después. – Eso sí, espero que solo los reserves para mí. Soy un chico celoso. – asintió para sí con una expresión aparentemente seria. Bromeaba, por supuesto.

Estuvo a punto de reír al ver la expresión enamorada del chaval que le había dejado el sitio, pero se limitó a dejar un par de dulces en el plato de la morena para que acompañase el chocolate. Él había optado por el café, como siempre, porque no quería dormirse en clase de Adivinación.

Encogió los hombros mientras cogía un bollito relleno de mermelada de fresa y le daba un mordisco. Qué buenos estaban los condenados. – Cansado, anoche me tocó ronda después de la reunión. Y ahora tengo clase de Adivinación. ¿Crees que el calamar tendrá hambre? Para librarme del sufrimiento, digo. – sonrió de forma pícara antes de extender la mano para limpiarle el chocolate de la comisura del labio con el pulgar, llevándoselo a la boca después.

3/12 + Gran Comedor

Sabía que Bash estaba bromeando, pero su comentario hizo que sintiera un cosquilleo particular en el pecho. No podía decir que hubiera besado a mucha gente en su vida, o que fuera un gesto habitual con todos los que conocía. Solo tenía semejantes confianzas con un grupo selecto de personas, pero si el chico se lo pidiera de verdad, seguramente los reservaría para él.

—No te tomaba por alguien posesivo, algo nuevo se aprende todos los días— bromeó, utilizando el mismo tono del Gryffindor para referirse a la situación, negándose en rotundo a que se tornara incómodo por un simple beso.

Mordió el bollito que el chico había dejado, dejando que un ruidito de satisfacción se le escapara de los labios. Se había ido a la cama sin cenar la noche anterior, así que la comida le sentó de maravilla.

Intentó no decir nada al notar que el chico se acercaba para limpiar sus labios, parecía que empezaba a ser una costumbre y que realmente tendría que evaluar su manera de comer. Bebió un sorbo más de chocolate, y buscó la servilleta para asegurarse de que no se había manchado hasta la nariz, como parecía ser costumbre.

—Si las clases de adivinación son de lo más interesantes...— dijo, burlándose un poco. Leah encontraba difícil no sentir curiosidad por todas las asignaturas que enseñaban en el colegio, de alguna manera sentía que todo podía contribuir a su aprendizaje y que eso la haría una profesional más integral cuando saliera de la Academia de Aurores.

—¿Tienes planes para el festival?— preguntó, de un momento para otro. Todavía estaba barajando sus opciones, porque a su padre no le hacían mucha gracia ese tipo de eventos, por lo general odiaba las multitudes y lo que hacía era dejarle algo de dinero para que se comprara algún capricho.

3/12 + GRAN COMEDOR

Ciertamente Bash no se llegaba a considerar alguien posesivo porque, hasta la fecha, no había tenido motivos para serlo. Ni siquiera con Tessa se había vuelto alguien celoso que no dejaba que nadie que no fuese él la mirase, es más, solía bromear cuando pillaba a alguien mirándola de más.

Obligándose a pensar en otra cosa, Bash le dio un toquecito en la frente a la morena con el dedo cuando se burló de él. – Espera, voy a intentarlo. – puso cara de concentración, entrecerrando los ojos. – Veo veo... Que sin bollo te quedas. – y antes de darle tiempo a reaccionar se hizo con un bollito de su plato y se lo comió de un bocado.

A veces era demasiado bruto por lo que tuvo que beber un poco de café para que no se le atascase en la garganta. Al escucharla preguntar sobre el festival, se encogió de hombros mientras se lamía los labios, buscando cualquier resto de azúcar. ¿Glotón él? Ni un poco. – Comer, gastar el dinero de Navidad en cosas que luego voy a acumular en el armario... No sé si los chicos van a querer hacer algo. – respondió mientras alzaba un poco la ceja, intentando pensar si le habían dicho de quedar pero se le había olvidado. – ¿Tú ya tienes plan? – preguntó curioso mientras se terminaba el café.

3/12 + Gran Comedor

Soltó una carcajada sonora y rápidamente se cubrió la boca, encogiéndose en el sitio avergonzada porque resonó por el comedor. Ni siquiera estaba en su mesa como para llamar tanto la atención, y un par de personas se le quedaron mirando, haciendo que se sonrojara.

—Eres tontísimo— dijo, cogiendo otro bollo y partiéndolo por la mitad para metérselo a la boca, intentango ahogar la vergüenza con comida.

Escuchó atenta mientras asentía con la cabeza, terminando su desayuno y quedándose solo con la taza de la bebida caliente de su elección, calentándose las manos y dando sorbos mientras lo observaba.

—Pues... Estaba pensando que, si no tienes otros planes, podríamos ir juntos— comentó, intentando restarle importancia cuando realmente le gustaría que Sebastian le dijera que sí. Estaba intentando ampliar sus horizontes, y el chico siempre le había parecido atractivo y agradable, ¿qué perdía por explorarlo? —Si quieres invitar a tus amigos no pasa nada, tampoco quiero que tengas la presión de tener una cita conmigo— dijo, de manera bastante directa, como solía ser siempre.

3/12 + GRAN COMEDOR

¿Bash le habría dicho a Leah alguna vez que le encantaba su risa? Por muy estridente que fuera y lo mucho que la avergonzara a Bash le parecía de lo más pura. Por eso le fue imposible no reírse de vuelta mientras se encogía de hombros y le guiñaba un ojo. — Te encanta y lo sabes. — aseguró con una expresión algo arrogante.

La maldición de Bash era que siempre quería seguir comiendo y en Hogwarts la comida seguía apareciendo. No sabía como no se había convertido en un barril.

Ante su idea sobre el festival, el chico la miró con una ceja alzada y fue incapaz de no reírse debido a sus palabras. — Una cita, ¿eh? — preguntó de forma socarrona mientras se le acercaba un poco más de la cuenta. — No sabía que te gustase para pedirme una. — bromeó antes de echarse hacia atrás para acabarse el café. En su cabeza no entraba la idea de que de verdad pudiese gustarle a Leah, estaba demasiado acostumbrado a que todas le diesen calabazas en algún momento.

De no haber sido porque el reloj empezó a sonar, avisando de que era hora de volver a clase, Bash se habría seguido metiéndose con su amiga. Saltó del asiento y besó la mejilla contraria con tanta prisa que ni siquiera estuvo seguro de si atinó en el sitio que era. — Cuenta con esa cita para el festival. — volvió a guiñarle un ojo antes de coger sus cosas y salir corriendo. No quería darle el gusto a su profesor de que adivinase que, nuevamente, iba a llegar tarde.

3/12 + Gran Comedor