¿Cuánto puedes ocultar de tu vida a la persona que amas?
Cuando Farah comienza su relación con Sabrina piensa que podría hacerlo por siempre, piensa que eventualmente podrá dejar de vivir de aquello y conseguir un buen trabajo para ser alguien digna de su novia. Sin embargo, las cosas no siempre salen como uno quiere y mucho menos en las relaciones en general.
Cuando se conocieron en la universidad, primero fueron amigas y luego simplemente las cosas fueron un poco más allá. Para Farah no fue un problema, el trabajo era el trabajo y era lo que pagaba su colegiatura y ayudaba a su madre desde siempre, no iba a cambiarlo. Sabrina en cambio en una posición un poco más cómoda simplemente se dedica a estudiar, queriendo sacar lo mejor de su estadía universitaria para luego poder acceder a grandes ofertas laborales.
Ante Sabrina, Farah trabaja como empleada en un bar algunas noches a la semana. Jamás ha preguntado de donde sale el dinero, piensa que como es tan carismática consigue buenas propinas y listo, además de que jamás ha pedido nada y de hecho reniega de que esta quiera colaborar con el apartamento cuando sus padres se lo regalaron al terminar el colegio e ingresar a la universidad para que no terminara parando en una residencia universitaria.
Tres años han pasado desde que su relación comenzó y de repente la verdad sale a la luz, evidentemente no de la mejor manera ¿Es posible perdonar la mentira? ¿La infidelidad? O simplemente quizás es mejor dejarlo ir y cada cual a lo suyo en su vida. Sería muy sencillo si tan solo no se amaran como lo hacen las dos.

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Asintió, en lo único que tenía que concentrarse en ese momento era en salir de allí de la mejor manera posible, de irse con su hijo que era realmente lo único que necesitaban en ese momento. desde el momento en que había aceptado hacerse responsable del pequeño con Farah, había sabido que había cosas que tendría que simplemente dejar de lado para seguir adelante, aquella era una de ellas a pesar de que en algunos momentos no estaba tan segura de todo, miraba al pequeño y realmente sentía que todo podía estar bien de nuevo. – Si, hay mucho que hacer antes de irnos y tenemos poco tiempo por delante. – Con un pequeño no era tan sencillo como parecía realmente, el tiempo quedaba demasiado corto todo el tiempo.

Asintió, el niño jamás se enteraría de todo eso, no quería que sintiera mal de ningún amanera ni que se acomplejara por errores del pasado. – No lo sabrá, encontraremos una historia que contarle el día que tenga dudas, pero él jamás lo sabrá. – Dejo en claro, abrazándola contra su pecho y acariciando su cabello suavemente.

Sabrina | Hospital | 12 AM  | Con Farah

Por fin estaban en California, frente a la pequeña pero pintoresca casa que le habían dejado sus padres, estos estaban felices que ella fuera a mudarse cerca de ellos, con el pequeño Phoenix y su novia, aunque nunca hubieran aceptado la sexualidad de su hija mayor a fin de cuentas.

Farah sonrió bajando del automóvil con su bebé en brazos y el chofer fue quien les bajó las maletas que tenían, todo lo demás llegaría pronto, con el camión de mudanzas. - Es muy linda no lo crees? - susurró, mirando a su novia y acercándose a ella para darle su mano y subir había el porche que daba hacia la puerta principal de esta. Tenía solo dos habitaciones, sala y cocina separada, un baño y un ático espacioso, era suficiente para ellas dos y su niño y la morena estaba bastante emocionada por comenzar esa nueva vida en su ciudad natal.

Farah | California | 12 AM  | Con Sabrina