Las noticias del estado de Pandora saltaron antes de que se fuesen del callejón, su garganta se cerró al escucharles, pero no pudo preguntar mucho más cuando el hechizo de aparición hizo efecto. Al llegar a casa su padre parecía histérico, su hermano se había pegado a ella y no pudo abandonar su hogar por las siguientes veinticuatro horas. El mundo mágico se había puesto de cabeza y ella era una prisionera en su propio hogar.

No pudo contar las veces que rogó porque dejaran que fuese a ver a su amiga al hospital, su padre se canso de escucharla al punto de amenazarla y no fue hasta que su madre entro a mediar que pudo conseguir ese permiso. Su madre iría con ella porque quedaba bien preocuparse de otras familias puras en su misma posición, esa unión de aquellos que buscaban lo mismo a la hora de subir posiciones y su padre tuvo que admitir que era verdad. Los ojos de este estaban demasiado puestos arriba, en lo que había conseguido con la unión de Anelise como para querer dejarlo por debajo.

Compraron unas flores y al llegar su madre se quedó hablando con la madre de Pandora mientras a ella le permitían entrar en la habitación. Se acercó a su mesilla para dejar las flores en uno de los jarrones que allí habían, suponía que alguien había avisado del pequeño regalo.

— ¿Cómo te encuentras? — Miró a su alrededor, pero no vio a Sam por ninguna parte — . No sabía que habías estado en el festival — si lo hubiese sabido la habría arrastrado a ir con ella.  

23/12/19 + San Mungo

El fuego cruzado había pillado por sorpresa a Pandora cuando había tratado de irse del Callejón. A pesar de haberse separado de Arthur hacía un rato, la morena se había entretenido mirando un par de cosas en una de las tiendas y al salir el caos ya había tomado las calles. Gritos, escombros y fuego por todas partes.

Pandora se había defendido de uno de los encapuchados como había podido hasta que uno de ellos disparó a la fachada de una de las tiendas y ella acabó sepultada bajo los ladrillos. No tenía muy claro cómo había conseguido salir de allí, o cómo siquiera seguía viva, pero tampoco pensaba tentar a la suerte lanzando aquellas incógnitas.

La contusión en la cabeza había sido fuerte y tenía un par de huesos rotos junto con la cantidad obscena de moratones. Parecía un dálmata roto, seguro que Joe estaría encantado de verla en caso de que supiese lo que había pasado. Sus padres habían estado todos los días en el hospital y Sam también, haciéndole compañía en lo que su cabeza volvía a la normalidad.

Al segundo día ya estaba subiéndose por las paredes pero el médico se negaba a darle el alta por mucho que Pandora alegase que su locura venía de fábrica y no del golpe. El destino le sonrió cuando apareció Lise, dándole algo con lo que poder ignorar los dolores de cabeza que le estaban dando todos.

— Como si el Expresso me hubiese atropellado y luego hubiese dado marcha atrás, por si acaso. — respondió con la voz ronca. Su expresión era alegre y animada a pesar de lo demás. — Iba a quedarme en casa, pero Arthur me convenció. — explicó. Iba a pasarle la factura de los daños solo para ver su reacción. — Iba a irme antes del concierto pero me pillaron en medio y, bueno, el resto es historia. — bromeó antes de dejar escapar una tos que le hizo incorporarse. Odiaba sentirse enferma e inválida.

23/12/19 + SAN MUNGO

— No era que pudiese prever que había ocurrido — aseguró, notando el tinte triste en su propia voz al pensar en todo lo sucedido —. Fue una sorpresa para todos los presentes — las marcas de las pequeñas heridas que sufrió al cruzar uno de los escaparates ya habían desaparecido gracias a los medimagos, pero no significaba que la sensación hubiese abandonado su cuerpo.

Ver a Rosie y Orion en peligro había despertado una incertidumbre complicada en su pecho, de la misma forma que cuando se cruzó con Cepheus. A pesar de todo lo sucedido, del daño que le hacía verlo, no quería que sufriese daño.

¿Cómo podía ser que una parte de ella todavía se preocupase por el Slytherin?

— Me alegro de que sigas con nosotros, teniendo en cuenta que hay magos que no lo han conseguido — se sentó a su lado, tomando la mano de la morena y apretando sus dedos suavemente —. Realmente espero que pillen a los culpables, lo que ha pasado es impensable — lo que ninguna de las dos sabía era que lo más seguro era que sus padres hubiesen estado inmiscuidos en ello.

Sin embargo, ¿cómo iba alguien a pensar que un hombre con su hija en San Mundo podría haber formado parte del ataque?

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A pesar de que había intentado intentar descubrir la identidad de alguno de los responsables de todo aquello, el poco tiempo que había tenido lo había hecho imposible. Seguramente de haber podido tirarles un ladrillo a la cabeza habría conseguido quitar alguna capucha. Maldita fuera la gravedad y su propia suerte.

Le hizo un hueco a su amiga cuando se sentó a su lado y le devolvió el apretón con toda la fuerza que fue capaz de reunir. No soportaba sentirse inválida aunque, como bien dijo Lise, mejor eso que la alternativa.

— ¿Tú estás bien? ¿Y los demás? — preguntó con el ceño fruncido mientras recorría su rostro en busca de algún signo de daño. Como le hubieran hecho algo a la pelirroja, iba a ponerse a golpear gente. — ¿Han dicho algo de quiénes pueden ser los responsables? — inquirió porque sus padres no habían querido decirle nada para no alterarla más de lo normal.

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Anelise se forzó a sonreír en el momento en el que Pandora preguntó por como estaba ella. Los recuerdos de aquel día seguían visitándola en sueños cuando cerraba los ojos. El pánico que había surgido entre todos, la manera en la que Orion las había intentando proteger. Cruzar un escaparate y sentir los vidrios enterrados en su piel tampoco sería fácil de olvidar, pero ella misma se daba cuenta que lo que había sufrido no se comparaba con lo que otros habían tenido que pasar.

— Estoy bien, tan solo unos cuantos arañazos y lo que pudo ser una pequeña contusión — comentó, porque les habían dejado marchar rápidamente después de asegurarse que Orion se encontraba bien —. Nada comparado con lo que te ha pasado a ti, ojalá haber podido estar más cerca — aseguró, apretando la mano de la chica y tragando saliva de manera pesada. Todavía no habían sacado la lista completa de los fallecidos, pero Lise temía que hubiese nombres conocidos.

Asintió hacia ella, el ministerio tendría que cargar con más de una queja, los aurores tardaron más tiempo en llegar del que deberían. Había escuchado que algunos profesores del colegio habían mantenido a raya la situación hasta que los refuerzos llegaron, pero todo había sido un completo y absoluto caos.

— Pero bueno, hablemos de cosas más felices — trató de cambiar el tema, porque no creía que a ninguna de las dos le viniese bien quedarse hablando de ello —. ¿Vas a ir a la cena de puros? — Tessa ya le había contado como iría, pero no estaría de más tener a otra cara conocida por allí.

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