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Mar Nov 15, 2022 1:03 am por Rising Sun
Las aventuras de dos hobbits
INSPIRED
Libros
One on One
Todo comienza en Hobbiton, La Comarca. Cuando Esmeralda Bilberry y Robin Greenhill par de jóvenes y curiosos hobbits se les ocurre ponerse a espiar la reunión que tenía Gandalf el Gris con los enanos de la Compañía de Thorin Escudo de Robles en Bolsón Cerrado, hogar de Bilbo Bolsón. Por ahí dicen que la curiosidad mato al gato y es justo lo que paso con ellos, se sintieron intrigado por todas las maravillas que contaban los enanos de sus tierras y tomaron una decisión… querían verlas. Por supuesto, los chicos no pensaron en los peligros que el camino les podía presentar. Solo imaginaron lo bonito. Las montañas, las piedras preciosas y monedas brillantes ocultas en Erebor. Los majestuosos salones ocultos en aquellas cuevas. Sin contar de que de seguro tendrían que cruzar otras tierras. ¿Conocerían elfos? ¡Lo más probable que sí!
Según Esmeralda y Robin nadie se tenía porque enterar de que ellos se colarían en su viaje. Nadie los invito, pero igual se quería aventurar. Si mantenía su distancia de la compañía podrían hacer un viaje seguro sin que se dieran cuenta de su presencia y si algo malo pasaba igual podían llegar hasta ellos y decir… “Hola, estuvimos todo el tiempo allí atrás, ayuda por favor.” Pero claro, el mago era más astuto que ellos y en muchas ocasiones sin que los hobbits se enteraran les salvaba el pellejo de algún peligro. A Gandalf no lo podían burlar, aun cuando toda la compañía de enanos y Bilbo ni se hubieran enterado de que había polisones en el viaje.
Robin y Esmeralda no solo vivirían la aventura de su vida, sino que el viaje los haría acercarse más, el uno al otro. Pues solo se tenían a ellos dos para poder sobrevivir… bueno y a Gandalf, pero ellos ese detalle aún no lo sabían. Entre momentos bonitos, emocionantes, pero también de miedo y tristeza, vivirían esta aventura. Para cuando fue el viaje de vuelta a casa ya no eran los mismos hobbits que salieron de casa.
Según Esmeralda y Robin nadie se tenía porque enterar de que ellos se colarían en su viaje. Nadie los invito, pero igual se quería aventurar. Si mantenía su distancia de la compañía podrían hacer un viaje seguro sin que se dieran cuenta de su presencia y si algo malo pasaba igual podían llegar hasta ellos y decir… “Hola, estuvimos todo el tiempo allí atrás, ayuda por favor.” Pero claro, el mago era más astuto que ellos y en muchas ocasiones sin que los hobbits se enteraran les salvaba el pellejo de algún peligro. A Gandalf no lo podían burlar, aun cuando toda la compañía de enanos y Bilbo ni se hubieran enterado de que había polisones en el viaje.
Robin y Esmeralda no solo vivirían la aventura de su vida, sino que el viaje los haría acercarse más, el uno al otro. Pues solo se tenían a ellos dos para poder sobrevivir… bueno y a Gandalf, pero ellos ese detalle aún no lo sabían. Entre momentos bonitos, emocionantes, pero también de miedo y tristeza, vivirían esta aventura. Para cuando fue el viaje de vuelta a casa ya no eran los mismos hobbits que salieron de casa.
Esmeralda Bilberry
32 años — Hobbit — Markella Kavenagh— Shooting Star
Robin Greenhill
33 años — Hobbit — Elijah Wood — Rising Sun
∞
- Tablilla de Post de Rol:
- Código:
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Mar Nov 15, 2022 6:27 pm por Shooting Star
1. ¿TIENES GANAS DE UNA AVENTURA?
CASA DE BILBO
NOCHE
ESMERALDA
Todo comenzó con la presencia de un extraño hombre que llegó a Hobbiton, la Comarca. Sin duda alguna, aquel hombre era conocido por varios hobbits de la zona y su padre había dicho que se llamaba Gandalf el Gris.Lo que le pareció más extraño a Esmeralda es que ese día se fue directamente hacia la casa de Bilbo. Un hobbit muy amable pero querendón a su hogar, no hablaba mucho con él porque tenía su propio círculo social y tenía que reconocer que su favorito era precisamente su gran y leal amigo Robin.
Esmeralda solía ser muy curiosa y la realidad es que estuvo muy pendiente del mago, pues claro que le habían señalado que era un mago o un Istari, el asunto es que era muy diferente a ellos y al pasar por su lado habría jurado que le había dedicado una amable sonrisa.
La pequeña de cabello frondoso y grandes ojos azules, luego de aquella anécdota se fue directamente a la casa Greenhill que como todas era pequeña, con un gran jardín y se veía que se esmeraban en este — ¿Viste quién llegó por estos lados?— preguntó con un tono divertido. El asunto es que se lo terminó diciendo y lo estuvieron observando como dos pájaros curiosos hasta bien entrada la noche, hasta se habían saltado la cena pero ahí se mantuvieron mientras charlaban. —Shhst… Yo también tengo hambre pero sí que me parece extraño que haya pasado todo el día por la casa de Bilbo. — Es que ahí se mantenía el anciano con tranquilidad cuando de la nada a esas horas comenzaron a llegar ¡enanos!
Uno..dos, tres y cuatro entre muchos otros que llegaban de manera individual o en pareja. Hasta habría jurado que en una llegaron cuatro de ellos ante la perpleja reacción de Bilbo.— Vamos…no puedo quedarme con la curiosidad.— No iba a ser difícil colarse en la casa y así fue, el problema es que si se escondieron para no quedar a la vista de ellos, y muertos de hambre no fue tan sencillo, Esmeralda solo miró a su mejor amigo porque lo mejor que podían hacer era mantener silencio.
Esmeralda solía ser muy curiosa y la realidad es que estuvo muy pendiente del mago, pues claro que le habían señalado que era un mago o un Istari, el asunto es que era muy diferente a ellos y al pasar por su lado habría jurado que le había dedicado una amable sonrisa.
La pequeña de cabello frondoso y grandes ojos azules, luego de aquella anécdota se fue directamente a la casa Greenhill que como todas era pequeña, con un gran jardín y se veía que se esmeraban en este — ¿Viste quién llegó por estos lados?— preguntó con un tono divertido. El asunto es que se lo terminó diciendo y lo estuvieron observando como dos pájaros curiosos hasta bien entrada la noche, hasta se habían saltado la cena pero ahí se mantuvieron mientras charlaban. —Shhst… Yo también tengo hambre pero sí que me parece extraño que haya pasado todo el día por la casa de Bilbo. — Es que ahí se mantenía el anciano con tranquilidad cuando de la nada a esas horas comenzaron a llegar ¡enanos!
Uno..dos, tres y cuatro entre muchos otros que llegaban de manera individual o en pareja. Hasta habría jurado que en una llegaron cuatro de ellos ante la perpleja reacción de Bilbo.— Vamos…no puedo quedarme con la curiosidad.— No iba a ser difícil colarse en la casa y así fue, el problema es que si se escondieron para no quedar a la vista de ellos, y muertos de hambre no fue tan sencillo, Esmeralda solo miró a su mejor amigo porque lo mejor que podían hacer era mantener silencio.
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Última edición por Shooting Star el Sáb Nov 19, 2022 7:09 pm, editado 1 vez




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Jue Nov 17, 2022 12:32 am por Rising Sun
1. ¿TIENES GANAS DE UNA AVENTURA?
CASA DE BILBO
NOCHE
Robin
Robin había estado aburrido todo el día. Ya había hecho de todo lo que era posible hacer allí. Según él, claro está. Pues lo decía desde la ignorancia de su juventud. Añoraba qué lo sacarán de ese fastidioso aburrimiento. Igual no se quejaba porque de lo contrario sus padres encontrarán la forma de “entretenerlo” ya saben, poniéndolo, alimentar las gallinas, regar las plantas… o peor aún ayudar a su padre con los cultivos. Cosa que no le hacía nada de gracia. A él le gustaba comerse las fresas, no sembrarlas. Pero para su padre eso resultaba divertido. Bueno, ahí cada quien con sus gustos.
Lo que sí cuestionaba de ellos era su sentido de paranoia extrema. Pues mucho se hablaba del mago que solía visitar la Comarca. Sin embargo, las palabras que salían de los Greenhill sobre el anciano no eran del agrado. No les agradaba el mago. Según ellos, solo venía a Hobbiton a sonsacar a los hobbits más jóvenes para irse derechito a la locura y el peligro. Uh, ya lo imagino hablando de pestes de Bilbo Bolsón cuando se enteran de que recibió a Gandalf “Otro más que cayó en su juego" dirían aun sabiendo que Bolsón era muy apegado a su hogar a diferencia de otros. Por su parte, ellos juraban que su hijo no sería uno de esos. No lo permitirían. Robin, por otro lado, como era terco como una mula, dudosamente obedecerá a sus padres si se le prestaba la oportunidad. Después de todo ya había cumplido la mayoría de edad, no hacía mucho tiempo. Así que técnicamente ya no tenían control sobre él. Por suerte el chismesito de la visita de Gandalf aún no llegaba a sus oídos, por ahora.
Robin tampoco tenía idea hasta que él recibió su propia visita. — No me digas que se trata de quien creo que se trata? — preguntó intrigado a su mejor amiga Esmeralda, quien estaba por salvarlo de morir de aburrimiento. No se lo pensó dos veces y antes de que los Greenhill pudieran preguntar a dónde se dirigían ya estaban espiando lo que parecía ocurrir en Bolsón Cerrado. Se había hecho de noche y los dos aún seguían espiando. — ¡Tengo hambre! — se quejó llevando su mano al estómago. — Lo siento… — murmuró cuando la muchacha lo mandó bajar la voz. Pronto se dio cuenta de porqué. — Enanos… son Enanos. — ahogó su intento de exclamar para no llamar la atención.
No se quería reír de las caras que Bilbo hacía al ver a tanta gente invadir su hogar, le resultaba casi imposible no hacerlo, pero logró aguantarse. — Yo tampoco, vamos. — dijo señalando una ventana que estaba abierta al otro extremo de la casa. — Por aquí. — se acercó a la ventana intentando hacer el menor ruido posible y trepó por ella logrando colarse en su interior. Ahogó un grito cuando resbaló con algo en el suelo no podía ver nada, estaba oscuro. — Casi me mato. — murmuró de forma dramática. — No se ve nada. — para luego extender sus brazos por la ventana para ayudar a Esmeralda a subir quien era mucho más pequeña que él.
Lo que sí cuestionaba de ellos era su sentido de paranoia extrema. Pues mucho se hablaba del mago que solía visitar la Comarca. Sin embargo, las palabras que salían de los Greenhill sobre el anciano no eran del agrado. No les agradaba el mago. Según ellos, solo venía a Hobbiton a sonsacar a los hobbits más jóvenes para irse derechito a la locura y el peligro. Uh, ya lo imagino hablando de pestes de Bilbo Bolsón cuando se enteran de que recibió a Gandalf “Otro más que cayó en su juego" dirían aun sabiendo que Bolsón era muy apegado a su hogar a diferencia de otros. Por su parte, ellos juraban que su hijo no sería uno de esos. No lo permitirían. Robin, por otro lado, como era terco como una mula, dudosamente obedecerá a sus padres si se le prestaba la oportunidad. Después de todo ya había cumplido la mayoría de edad, no hacía mucho tiempo. Así que técnicamente ya no tenían control sobre él. Por suerte el chismesito de la visita de Gandalf aún no llegaba a sus oídos, por ahora.
Robin tampoco tenía idea hasta que él recibió su propia visita. — No me digas que se trata de quien creo que se trata? — preguntó intrigado a su mejor amiga Esmeralda, quien estaba por salvarlo de morir de aburrimiento. No se lo pensó dos veces y antes de que los Greenhill pudieran preguntar a dónde se dirigían ya estaban espiando lo que parecía ocurrir en Bolsón Cerrado. Se había hecho de noche y los dos aún seguían espiando. — ¡Tengo hambre! — se quejó llevando su mano al estómago. — Lo siento… — murmuró cuando la muchacha lo mandó bajar la voz. Pronto se dio cuenta de porqué. — Enanos… son Enanos. — ahogó su intento de exclamar para no llamar la atención.
No se quería reír de las caras que Bilbo hacía al ver a tanta gente invadir su hogar, le resultaba casi imposible no hacerlo, pero logró aguantarse. — Yo tampoco, vamos. — dijo señalando una ventana que estaba abierta al otro extremo de la casa. — Por aquí. — se acercó a la ventana intentando hacer el menor ruido posible y trepó por ella logrando colarse en su interior. Ahogó un grito cuando resbaló con algo en el suelo no podía ver nada, estaba oscuro. — Casi me mato. — murmuró de forma dramática. — No se ve nada. — para luego extender sus brazos por la ventana para ayudar a Esmeralda a subir quien era mucho más pequeña que él.
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Sáb Nov 19, 2022 7:41 pm por Shooting Star
1. ¿TIENES GANAS DE UNA AVENTURA?
CASA DE BILBO
NOCHE
ESMERALDA
Los Bilberry no llevaban mucho tiempo en la Comarca pero sí ya estaban ahí cuando nació. No eran muy conocidos por lo cual solían ser muy amables y pacíficos, adoraban la aventura pero ya desde hace tiempo ya instalados les había gustado esa vida. No una nómade por lo cual, aunque le caía muy en gracia Gandalf que su querido padre era capaz de quedarse conversando con él de cualquier asunto era un hecho que no se vería tentado de salir a otra aventura y no dejaría que sus tres hijos- era la menor de tres hermanos - y uno ya casado hicieran aquello.
Y estaba consciente que los Greenhill no eran tan distintos pero la gran diferencia era que no les caía nada bien el mago. Así que como era algo traviesa se sentía rebelde de mal influenciar un poquitin a su hijo y bueno, solo eran travesuras de dos adultos que no tenían muchas ganas de serlo. Es que la vida de un hobbit era muy distinta que normalizaban así que tampoco tenían tantas responsabilidades y amaban la diversión. — ¡Es Gandalf, sí! Y sigue con su pipa ¿eh? ¿Crees que haya traído fuegos artificiales? — Dijo con sus grandes ojos azules iluminados mientras le contaba que lo había visto mucho rato vigilando la casa de Bilbo Bolsón, es que ni siquiera quería con él pero ahí claro sabía que sus antepasados habían sido unos aventureros de lo mejor. Ahí sí su apellido era de real importancia en la Comarca ya casi como unos líderes. Ella encontraba a Bilbo algo antipático. Tenía todo para ser un aventurero y se quedaría quedar en casa ¡Bobo!
Y ahí estuvieron vigilando sintiendo un poco de lástima al notar que su tierno amigo ya le sonaban las tripas. Hizo un puchero. — Prometo que apenas averiguemos te preparo algo para comer ¿Qué quieres? ¡Creo que en casa había pastel de manzana! — Recordó a la vez, que pensaba que había un buen trozo eso sí su glotón hermano se lo hubiera devorado. Era común que la comenzaran a buscar a esas horas y se iba a ganar un buen regaño, solo que esto si valía la pena mucho más cuando golpeó con suavidad sus costillas al ver que comenzaban a llegar enanos. — ¡Ya sé! — Esmeralda no podía de la emoción ahora quería saber todo lo que sucedería ahí a menos que no se terminará aburriendo. Tampoco se aguantó la risa - más porque Robin la contagió - de como el pobre Bilbo trataba de sacarlo de casa.
—Es mejor entrar ahora antes que Gandalf llegué...— Trató otra vez aguantar la risa cuando su amigo en modo dramático decía que casi moría y tomó su manos para que la ayudara a subir. — ¡Gracias! — Chilló más fuerte de lo que debió ser es que esto no era correcto, seguía sintiéndose una completa rebelde y ya se creía toda una detective exploradora. Entre risas se cubrió la boca, lo malo es que estaba oscuro así que si o si tendrían que ir hacia donde estaba la luz y encontrar rápidamente un lugar para esconderse. Las risas eran estruendosas y se notaba que se estaban dando un gran banquete.
Pobre Robin seguro que ahora sí moría de hambre.
Y estaba consciente que los Greenhill no eran tan distintos pero la gran diferencia era que no les caía nada bien el mago. Así que como era algo traviesa se sentía rebelde de mal influenciar un poquitin a su hijo y bueno, solo eran travesuras de dos adultos que no tenían muchas ganas de serlo. Es que la vida de un hobbit era muy distinta que normalizaban así que tampoco tenían tantas responsabilidades y amaban la diversión. — ¡Es Gandalf, sí! Y sigue con su pipa ¿eh? ¿Crees que haya traído fuegos artificiales? — Dijo con sus grandes ojos azules iluminados mientras le contaba que lo había visto mucho rato vigilando la casa de Bilbo Bolsón, es que ni siquiera quería con él pero ahí claro sabía que sus antepasados habían sido unos aventureros de lo mejor. Ahí sí su apellido era de real importancia en la Comarca ya casi como unos líderes. Ella encontraba a Bilbo algo antipático. Tenía todo para ser un aventurero y se quedaría quedar en casa ¡Bobo!
Y ahí estuvieron vigilando sintiendo un poco de lástima al notar que su tierno amigo ya le sonaban las tripas. Hizo un puchero. — Prometo que apenas averiguemos te preparo algo para comer ¿Qué quieres? ¡Creo que en casa había pastel de manzana! — Recordó a la vez, que pensaba que había un buen trozo eso sí su glotón hermano se lo hubiera devorado. Era común que la comenzaran a buscar a esas horas y se iba a ganar un buen regaño, solo que esto si valía la pena mucho más cuando golpeó con suavidad sus costillas al ver que comenzaban a llegar enanos. — ¡Ya sé! — Esmeralda no podía de la emoción ahora quería saber todo lo que sucedería ahí a menos que no se terminará aburriendo. Tampoco se aguantó la risa - más porque Robin la contagió - de como el pobre Bilbo trataba de sacarlo de casa.
—Es mejor entrar ahora antes que Gandalf llegué...— Trató otra vez aguantar la risa cuando su amigo en modo dramático decía que casi moría y tomó su manos para que la ayudara a subir. — ¡Gracias! — Chilló más fuerte de lo que debió ser es que esto no era correcto, seguía sintiéndose una completa rebelde y ya se creía toda una detective exploradora. Entre risas se cubrió la boca, lo malo es que estaba oscuro así que si o si tendrían que ir hacia donde estaba la luz y encontrar rápidamente un lugar para esconderse. Las risas eran estruendosas y se notaba que se estaban dando un gran banquete.
Pobre Robin seguro que ahora sí moría de hambre.
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Mar Nov 29, 2022 1:30 am por Rising Sun
1. ¿TIENES GANAS DE UNA AVENTURA?
CASA DE BILBO
NOCHE
Robin
— Espero que sí, sus fuegos artificiales son los mejores. Me causa mucha gracia porque mis papás tanto que se quejan de la forma de ser del mago… pero ah… cuando da esos espectáculos de fuegos artificiales andan en primera fila. ¡Hipócritas! — dijo quejándose de sus propios padres que solo eran un par de hobbits aburridos y mal humorados.
Por ahí decían que la curiosidad mato al gato. Bueno, a estos gatos además de la curiosidad, lo que los estaba matando era el hambre. Pero no importaba, ellos estaban allí para ponerse a investigar. Necesitaban saber qué rábanos se traía Gandalf el mago en la casa de Bilbo. Quien, por cierto, tampoco traía mucha cara de estar entendiendo lo que estaba ocurriendo en su propia casa. Increíble, pero cierto.
Robín comenzaba a sentir que sus pies no los sentía de estar tanto tiempo ñangotado espiando. Es que se habían quedado horas largas allí, viéndolos. Tampoco se quejaba porque estaba siendo divertidísimo. — Ay si gracias. Siento que me puedo comer el pastel completo. — Admitió sobándose una vez más la panza. Nadie podía creer que ese par se comiera hasta la majestad divina con los flacos y chiquitos que estaban. Pero vaya que tenían un apetito borras.
Podrían jurar que a Bilbo en cualquier momento se desmayaba. — Cuanto te va en que antes de que termine la noche se desmaya. Si se ve que le quiere dar el válido desde que comenzaron a llegar enanos a su casa. ¿Qué te apuestas? — bromeo el muchacho. Como no era él quien estaba siendo anfitrión de un montón de enanos extraño en su casa, le parecía divertido. Cosa que para el otro hobbit definitivamente no lo estaba siendo.
Como por supuesto no se podían quedar de brazos cruzados viendo de lejos, habían logrado colarse a la casa de Bolsón antes de que el mago los cachara en el acto. Al menos eso era lo que ellos creían. — De nada, de nada, pero sin hacer ruido. — le dijo, aunque en parte sé lo dice a él mismo también.
Estaba obscuro y el moreno solo seguía la luz que se veía desde la puerta. Sí, como seguir la luz al final del túnel. Solo que cuando llego hasta allí se retrocedió casi en automático pálido como un papel. — ¡Casi me ven… hay un enano con la navaja del hacha incrustada en la frente! ¡En la frente! — exclamaba, pero en realidad era solo murmullos. Es que ese si le había dado miedo, aunque más fue porque casi lo ve. — Si tan solo encontráramos como jalar esa pequeña cesta con pan… antes de que devoren todo… ¿Bilbo no tendrá alguna caña de pescar? — le decía a la muchacha mientras se ponía pensativo. Es que no podría disfrutar bien de lo que espiaban si seguían rugiéndole las tripas.
Por ahí decían que la curiosidad mato al gato. Bueno, a estos gatos además de la curiosidad, lo que los estaba matando era el hambre. Pero no importaba, ellos estaban allí para ponerse a investigar. Necesitaban saber qué rábanos se traía Gandalf el mago en la casa de Bilbo. Quien, por cierto, tampoco traía mucha cara de estar entendiendo lo que estaba ocurriendo en su propia casa. Increíble, pero cierto.
Robín comenzaba a sentir que sus pies no los sentía de estar tanto tiempo ñangotado espiando. Es que se habían quedado horas largas allí, viéndolos. Tampoco se quejaba porque estaba siendo divertidísimo. — Ay si gracias. Siento que me puedo comer el pastel completo. — Admitió sobándose una vez más la panza. Nadie podía creer que ese par se comiera hasta la majestad divina con los flacos y chiquitos que estaban. Pero vaya que tenían un apetito borras.
Podrían jurar que a Bilbo en cualquier momento se desmayaba. — Cuanto te va en que antes de que termine la noche se desmaya. Si se ve que le quiere dar el válido desde que comenzaron a llegar enanos a su casa. ¿Qué te apuestas? — bromeo el muchacho. Como no era él quien estaba siendo anfitrión de un montón de enanos extraño en su casa, le parecía divertido. Cosa que para el otro hobbit definitivamente no lo estaba siendo.
Como por supuesto no se podían quedar de brazos cruzados viendo de lejos, habían logrado colarse a la casa de Bolsón antes de que el mago los cachara en el acto. Al menos eso era lo que ellos creían. — De nada, de nada, pero sin hacer ruido. — le dijo, aunque en parte sé lo dice a él mismo también.
Estaba obscuro y el moreno solo seguía la luz que se veía desde la puerta. Sí, como seguir la luz al final del túnel. Solo que cuando llego hasta allí se retrocedió casi en automático pálido como un papel. — ¡Casi me ven… hay un enano con la navaja del hacha incrustada en la frente! ¡En la frente! — exclamaba, pero en realidad era solo murmullos. Es que ese si le había dado miedo, aunque más fue porque casi lo ve. — Si tan solo encontráramos como jalar esa pequeña cesta con pan… antes de que devoren todo… ¿Bilbo no tendrá alguna caña de pescar? — le decía a la muchacha mientras se ponía pensativo. Es que no podría disfrutar bien de lo que espiaban si seguían rugiéndole las tripas.
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Jue Dic 08, 2022 5:43 am por Shooting Star
1. ¿TIENES GANAS DE UNA AVENTURA?
CASA DE BILBO
NOCHE
ESMERALDA
Esmeralda se llevó las manos a la boca tratando de apaciguar las risas, porque sea como sea si eran hipócritas, sin duda, encontraba a Robin el más honesto de todos que quería llamar la atención de Gandalf, el Gris; al igual que ella.
En la espera, el pobre de su amigo se estaba muriendo de hambre y no supo si hizo bien hablarle de un pastel de manzana cuando ni tenían idea cuanto tiempo se quedarían.— ¿Con veinte minutos dentro bastará? No quiero que te mueras de hambre y además te sonarán las tripas y sí que son ruidosas. — Señaló con un puchero, mientras le apretaba la barriga y hacía cosquillas. — Lo que pasa es que eres muy glotón. — Molestó a su amigo entre risas antes de suponer lo que haría Bilbo con esa manada de duendes que había entrado a su casa. Sus ojitos azules se iluminaron al escuchar aquella apuesta porque si o si iba a pasar. — ¡Lo que quieras para comer! Soy buena cocinando y te apuesto, que seguro que se enojara en algún momento y los dejará ser. No sé porque a veces es tan antipático cuando su familia ha sido muy aventurera ¡Debería ser diferente! — Argumentó la hobbit, antes de disponerse a entrar a la casa porque no había llegado Gandalf, y pues si los veía ahí no tenía idea de que haría, así que tenían que irse con cuidado.
Esmeralda era demasiado risueña y todo le causaba risa como sí fuera una niña, esta situación la emocionaba y era lógico que tenía que mantener silencio o hablar bajito, con los hablantines que eran, lo mejor era hablar casi en murmullos.
La hobbit se mantuvo detrás de su amigo, lo cierto es que no eran tan cercanos para andar de la mano o abrazados, eso le daba vergüenza y se conocían de tan niños que mantenían esa distancia, además que la cuidaba de cierta forma al ir primero, siempre lo hacía aún incluso con sus reclamos, se preocupó cuando lo vio tan pálido como un papel. — ¿Qué pasó? Oh, un hacha. Deja que miro…— Murmuró inquieta adelantando unos pequeños para mirar rapidito y viendo efectivamente que un enano tenía un hacha en la frente. — ¿Pero cómo es posible? Por los magos y los elfos. ¿Será porque su piel es dura? Quizás si son de acero o algo así. — Era demasiado curiosa con todo, e investigaba les gustaba conocer a diferentes razas, porque todo referente a los hobbits se lo sabía.
Si corrían riesgo al estar cerca de la cocina, por lo tanto sacar la cesta de pan era lo más efectivo o sino, Robin estaría fastidiando todo el rato. Bufó.— ¿Eso servirá? —Apuntó un palo alargado que estaba sobre la muralla así que no le importaba ir. Aunque uno tenía que quedarse vigilando. — ¿Lo haces tú o yo? A mi no importa… igual dejame un pancito dulce. — Dijo entre risitas porque ya veía que él iría. Era quién tenía hambre así que tenía que esforzarse.
Los hobbits eran rápidos así que se apresuró en buscar el objeto para que Robin se encargará de todo, pero siempre le podía pedir ayuda. Lo cierto es que ya estaba ansiosa de esconderse.
En la espera, el pobre de su amigo se estaba muriendo de hambre y no supo si hizo bien hablarle de un pastel de manzana cuando ni tenían idea cuanto tiempo se quedarían.— ¿Con veinte minutos dentro bastará? No quiero que te mueras de hambre y además te sonarán las tripas y sí que son ruidosas. — Señaló con un puchero, mientras le apretaba la barriga y hacía cosquillas. — Lo que pasa es que eres muy glotón. — Molestó a su amigo entre risas antes de suponer lo que haría Bilbo con esa manada de duendes que había entrado a su casa. Sus ojitos azules se iluminaron al escuchar aquella apuesta porque si o si iba a pasar. — ¡Lo que quieras para comer! Soy buena cocinando y te apuesto, que seguro que se enojara en algún momento y los dejará ser. No sé porque a veces es tan antipático cuando su familia ha sido muy aventurera ¡Debería ser diferente! — Argumentó la hobbit, antes de disponerse a entrar a la casa porque no había llegado Gandalf, y pues si los veía ahí no tenía idea de que haría, así que tenían que irse con cuidado.
Esmeralda era demasiado risueña y todo le causaba risa como sí fuera una niña, esta situación la emocionaba y era lógico que tenía que mantener silencio o hablar bajito, con los hablantines que eran, lo mejor era hablar casi en murmullos.
La hobbit se mantuvo detrás de su amigo, lo cierto es que no eran tan cercanos para andar de la mano o abrazados, eso le daba vergüenza y se conocían de tan niños que mantenían esa distancia, además que la cuidaba de cierta forma al ir primero, siempre lo hacía aún incluso con sus reclamos, se preocupó cuando lo vio tan pálido como un papel. — ¿Qué pasó? Oh, un hacha. Deja que miro…— Murmuró inquieta adelantando unos pequeños para mirar rapidito y viendo efectivamente que un enano tenía un hacha en la frente. — ¿Pero cómo es posible? Por los magos y los elfos. ¿Será porque su piel es dura? Quizás si son de acero o algo así. — Era demasiado curiosa con todo, e investigaba les gustaba conocer a diferentes razas, porque todo referente a los hobbits se lo sabía.
Si corrían riesgo al estar cerca de la cocina, por lo tanto sacar la cesta de pan era lo más efectivo o sino, Robin estaría fastidiando todo el rato. Bufó.— ¿Eso servirá? —Apuntó un palo alargado que estaba sobre la muralla así que no le importaba ir. Aunque uno tenía que quedarse vigilando. — ¿Lo haces tú o yo? A mi no importa… igual dejame un pancito dulce. — Dijo entre risitas porque ya veía que él iría. Era quién tenía hambre así que tenía que esforzarse.
Los hobbits eran rápidos así que se apresuró en buscar el objeto para que Robin se encargará de todo, pero siempre le podía pedir ayuda. Lo cierto es que ya estaba ansiosa de esconderse.
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Dom Ene 22, 2023 12:08 am por Rising Sun
1. ¿TIENES GANAS DE UNA AVENTURA?
CASA DE BILBO
NOCHE
Robin
El plan de los dos jóvenes hobbits era simplemente estar un rato metido de curiosos en la casa de Bilbo pero… ¿Realmente sería el caso? Con los curiosos y entrometidos que eran difícilmente permanecieran solo un rato en ese lugar. Es que el ambiente se podía cada vez más interesante y extraño al mismo tiempo. Que Robín recordara nunca había visto enanos y el único de estatura promedio que sus ojos por igual habían visto era solamente era Gandalf uno que no era bien recibido por algunos hobbits. Pero que al par de jovencitos les encantaba escuchar historias del mago.
— Uy, seré glotón, pero tampoco me quedo quieto. Todo se me va a los pies, así que normal que siempre me ande muriendo de hambre. — alego, tuvo que contener la risa que se le estuvo por escapar al recibir aquel apretón en el estómago por parte de Esmeralda, pues le había causado cosquillas. Más sí llegaba a sacarse la carcajada terminaría por revelar su escondite. — ¡Excelente! Iré pensando el que, no te digo ahorro porque probable de aquí a un rato cambie de opinión. — dijo sonriente en cuanto a la comida.
— Yo creo que es justo lo que necesita. Tal vez solo le hace falta un empujón para sacar ese Took aventurero interno y dejar el Bolsón en Bolsón Cerrado. — le comento, pues es que como bien decía la chica, su familia, al menos la materna, solía decir las malas lenguas, que era muy aventurera. — Seguro por eso mismo Gandalf le trajo la diversión a casa. Porque no pienso que venga por nada. Nunca lo hace. — le decía. Aunque la verdad no tenía la más remota de las ideas del porqué, ni para qué.
Robín, al ser un poquito mayor que Esmeralda, siempre andaba pendiente de ser la carne de cañón antes que ella y así cuidarla. Aun cuando eso implicaba que una vez dentro de Bolsón Cerrado casi se infarta cuando vio aquel enano con el hacha incrustada en la cien. Menos mal que no lo vieron. — No… no… Olvídalo, ya miraste. — intento evitar que se espantara como él, pero la chiquilla igual ya estaba advertida de lo que vería, así que no la tomaría con tanta sorpresa como a él. — Yo creo que tienes razón porque si escuche que dicen que la piel de los enanos es dura. ¿Será para él como si se hubiera clavado una astilla? — eso le daba curiosidad, más no dejaba de pensar que aquello le hacía tener un aspecto que daba miedo.
Sus tripas le recordaron el hambre, por lo que olvido por completo el enano que daba miedo. — Eso seguro sirve. — le aseguro. — Bueno, confío en tu puntería. Pero mis brazos son más largos. Dame un segundo. Si quieres, vigila que no se den cuenta. — le pidio a Esmeralda. Mientras Roban tomaba el palo que ella le había pasado y con mucho cuidado lo extendía desde la puerta intentando alcanzar la canasta. — Ya casi… — murmuraba, centra la tensión en todo su cuerpo. Nunca había sido tan difícil robarse un pedazo de pan.
Casi le provoca un desmayo la tensión, pero había logrado pescar la canasta. Sin embargo, cuando llegaba casi a la deja caer cuando vio un plato volar por frente a la canasta. Robín la jalo inmediatamente hacia dentro de la habitación. Momentos después, noto por la rendija de la puerta como la vajilla de Bolsón seguía volando de un lado para otro mientras una melodía alegre por boca de los enanos se comenzó a escuchar. — Uff eso estuvo cerca. — le dijo pasándole un panecillo mientras no podía evitar quedarse viendo el espectáculo. Al terminar, todos comenzaron a asegurar que faltaba alguien por llegar alguien importante. Momentos después, para fastidio de Bilbo volvieron a tocar a la puerta. — Esto se está poniendo interesante Esmeralda. Luego de estos panes creo que aguantamos un rato más. ¿No? — le pregunto, no sabía si ella se quería quedar, pero él sí.
— Uy, seré glotón, pero tampoco me quedo quieto. Todo se me va a los pies, así que normal que siempre me ande muriendo de hambre. — alego, tuvo que contener la risa que se le estuvo por escapar al recibir aquel apretón en el estómago por parte de Esmeralda, pues le había causado cosquillas. Más sí llegaba a sacarse la carcajada terminaría por revelar su escondite. — ¡Excelente! Iré pensando el que, no te digo ahorro porque probable de aquí a un rato cambie de opinión. — dijo sonriente en cuanto a la comida.
— Yo creo que es justo lo que necesita. Tal vez solo le hace falta un empujón para sacar ese Took aventurero interno y dejar el Bolsón en Bolsón Cerrado. — le comento, pues es que como bien decía la chica, su familia, al menos la materna, solía decir las malas lenguas, que era muy aventurera. — Seguro por eso mismo Gandalf le trajo la diversión a casa. Porque no pienso que venga por nada. Nunca lo hace. — le decía. Aunque la verdad no tenía la más remota de las ideas del porqué, ni para qué.
Robín, al ser un poquito mayor que Esmeralda, siempre andaba pendiente de ser la carne de cañón antes que ella y así cuidarla. Aun cuando eso implicaba que una vez dentro de Bolsón Cerrado casi se infarta cuando vio aquel enano con el hacha incrustada en la cien. Menos mal que no lo vieron. — No… no… Olvídalo, ya miraste. — intento evitar que se espantara como él, pero la chiquilla igual ya estaba advertida de lo que vería, así que no la tomaría con tanta sorpresa como a él. — Yo creo que tienes razón porque si escuche que dicen que la piel de los enanos es dura. ¿Será para él como si se hubiera clavado una astilla? — eso le daba curiosidad, más no dejaba de pensar que aquello le hacía tener un aspecto que daba miedo.
Sus tripas le recordaron el hambre, por lo que olvido por completo el enano que daba miedo. — Eso seguro sirve. — le aseguro. — Bueno, confío en tu puntería. Pero mis brazos son más largos. Dame un segundo. Si quieres, vigila que no se den cuenta. — le pidio a Esmeralda. Mientras Roban tomaba el palo que ella le había pasado y con mucho cuidado lo extendía desde la puerta intentando alcanzar la canasta. — Ya casi… — murmuraba, centra la tensión en todo su cuerpo. Nunca había sido tan difícil robarse un pedazo de pan.
Casi le provoca un desmayo la tensión, pero había logrado pescar la canasta. Sin embargo, cuando llegaba casi a la deja caer cuando vio un plato volar por frente a la canasta. Robín la jalo inmediatamente hacia dentro de la habitación. Momentos después, noto por la rendija de la puerta como la vajilla de Bolsón seguía volando de un lado para otro mientras una melodía alegre por boca de los enanos se comenzó a escuchar. — Uff eso estuvo cerca. — le dijo pasándole un panecillo mientras no podía evitar quedarse viendo el espectáculo. Al terminar, todos comenzaron a asegurar que faltaba alguien por llegar alguien importante. Momentos después, para fastidio de Bilbo volvieron a tocar a la puerta. — Esto se está poniendo interesante Esmeralda. Luego de estos panes creo que aguantamos un rato más. ¿No? — le pregunto, no sabía si ella se quería quedar, pero él sí.
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Dom Feb 05, 2023 7:26 am por Shooting Star
1. ¿TIENES GANAS DE UNA AVENTURA?
CASA DE BILBO
NOCHE
ESMERALDA
Se veía que su mejor amigo conocía más a Bilbo y las aventuras de Gandalf. No era que viniera mucho pero cuando eran niños eran amigos de la madre de Bilbo y ella sabía cuanto amaba esos fuegos artificiales que era solo él que podía aumentar con su magia, pero Bilbo no era que estuviera muy interesado así que podía notar su cara de molestia, porque no podía dejar de ser servicial yendo de aquí para allá, por lo que sí no se movían rápido los podría pillar.
Por fortuna, la llegada de otros enanos hizo que fuera a recibirlos lo que hacía que la hobbit pudiera responder a su amigo, la casa se estaba llenando de enanos, ya que los grupos empezaban a aumentar en número, no podía contarlos— Muy probable, no tengo idea porque han llegado tantos y Bilbo ya parece estar muy nervioso. — Todavía se preguntaba la razón porque los enanos llegaban ahí ¿Sería por aquella marca en la puerta? ¡No tenía idea!, pero muy probablemente que los enanos seguían algún plan de Gandalf porque confiaban en él. No conocía muchas historias de enanos y a los que más le tenía miedo era a la gente grande: Los humanos. Ahora sí la hobbit se moría de curiosidad y hasta sentía ganitas de quedarse ahí, es que al menos debía saber la razón porque habían elegido la casa de Bilbo como un lugar de encuentro.
No tenía idea cómo lo iba hacer Robin, solo que tenía toda la razón su puntería sería la más adecuada en ese sentido además que ya había ido a buscar aquel palo o lo que fuera que tenía Bolsón en su casa, daba igual, era Robin quién tenía hambre aunque sí pretendían quedarse un buen tiempo más tenía que comer ¿O no?
Estuvo nerviosa en todo momento porque en cualquier instante los podían descubrir, un canto se escuchó y el plan alocado en búsqueda de comida para Robin resultó todo un éxito. Tomó el panecillo y de la pura ansiedad, dio una gran mascada.
Se escuchó el sonido de la puerta, es que ni siquiera se había dado cuenta que eran un montón. Demasiados a decir verdad, Bilbo fue abrirla quejándose y casi en un trote, calló a su amigo porque podría apostar que eran más enanos. ¡Y lo eran!
Eran tantos que cayeron uno sobre el otro por el montón que llegó y atrás de ellos, llegaba Gandalf el Gris que le decía algo a Bilbo pero que ella no logró a escuchar. De ahí no podían. Un enano que parecía como el jefe de ellos por su gran altura y toque elegante parecía molesto y avergonzado por haber caído. — Mira, ese parece un príncipe aunque ni idea como son los príncipes ¿Eh? —Señaló traviesa y muy interesada en aquel enano por su gran porte.
Todos se fueron a la cocina, mientras que Bilbo agradecía que no llegarán más. — Quiero escuchar, digo.. Parece una reunión muy importante. ¿Cómo no nos vamos a quedar? Dime que sí. — Tomó una de las manos de su amigo porque sea como sea tenían que alcanzar a oír lo que hablarían. Con esto se marcaría un antes y un después para los tres Hobbits, por mucho que Bilbo fuera el protagonista y que estuviera junto a ellos.
Por fortuna, la llegada de otros enanos hizo que fuera a recibirlos lo que hacía que la hobbit pudiera responder a su amigo, la casa se estaba llenando de enanos, ya que los grupos empezaban a aumentar en número, no podía contarlos— Muy probable, no tengo idea porque han llegado tantos y Bilbo ya parece estar muy nervioso. — Todavía se preguntaba la razón porque los enanos llegaban ahí ¿Sería por aquella marca en la puerta? ¡No tenía idea!, pero muy probablemente que los enanos seguían algún plan de Gandalf porque confiaban en él. No conocía muchas historias de enanos y a los que más le tenía miedo era a la gente grande: Los humanos. Ahora sí la hobbit se moría de curiosidad y hasta sentía ganitas de quedarse ahí, es que al menos debía saber la razón porque habían elegido la casa de Bilbo como un lugar de encuentro.
No tenía idea cómo lo iba hacer Robin, solo que tenía toda la razón su puntería sería la más adecuada en ese sentido además que ya había ido a buscar aquel palo o lo que fuera que tenía Bolsón en su casa, daba igual, era Robin quién tenía hambre aunque sí pretendían quedarse un buen tiempo más tenía que comer ¿O no?
Estuvo nerviosa en todo momento porque en cualquier instante los podían descubrir, un canto se escuchó y el plan alocado en búsqueda de comida para Robin resultó todo un éxito. Tomó el panecillo y de la pura ansiedad, dio una gran mascada.
Se escuchó el sonido de la puerta, es que ni siquiera se había dado cuenta que eran un montón. Demasiados a decir verdad, Bilbo fue abrirla quejándose y casi en un trote, calló a su amigo porque podría apostar que eran más enanos. ¡Y lo eran!
Eran tantos que cayeron uno sobre el otro por el montón que llegó y atrás de ellos, llegaba Gandalf el Gris que le decía algo a Bilbo pero que ella no logró a escuchar. De ahí no podían. Un enano que parecía como el jefe de ellos por su gran altura y toque elegante parecía molesto y avergonzado por haber caído. — Mira, ese parece un príncipe aunque ni idea como son los príncipes ¿Eh? —Señaló traviesa y muy interesada en aquel enano por su gran porte.
Todos se fueron a la cocina, mientras que Bilbo agradecía que no llegarán más. — Quiero escuchar, digo.. Parece una reunión muy importante. ¿Cómo no nos vamos a quedar? Dime que sí. — Tomó una de las manos de su amigo porque sea como sea tenían que alcanzar a oír lo que hablarían. Con esto se marcaría un antes y un después para los tres Hobbits, por mucho que Bilbo fuera el protagonista y que estuviera junto a ellos.
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Vie Mar 10, 2023 11:24 pm por Rising Sun
1. ¿TIENES GANAS DE UNA AVENTURA?
CASA DE BILBO
NOCHE
Robin
No sabía por qué su familia era tan paranoica. Bueno, la mayoría de los Hobbits lo eran. Esa es la realidad. Al menos los que vivían en Hobbiton. Vivir vidas tranquilas en las praderas y colinas de la Comarca. Ese parecía ser su objetivo en la vida. En cambio, este par de Hobbits tenía un pensamiento muy diferente y una curiosidad demasiado grande. Peor aún su magnetismo para atraer los líos.
Esmeralda era muy como él, y por eso se llevaban tan bien. Al que no podía entender era a Bilbo. No lo recordaba que fuera así. Solía ser tan curioso y diferente. Pero luego creció y no sabía si lo hacía por seguir los estándares que esperaban los hobbits de él, que ahora solo se refugiaba en su agujero sin darse la oportunidad de disfrutar la vida. Muy decepcionada estaría Belladona Took su madre, si lo viera ahora. Quizás solo necesitaba un empujón. De todos modos, su estrés y nerviosismo le estaba sirviendo para unas buenas risas al par de hobbits que velaban desde la habitación continua.
— A su favor, diría que más que el que sea raro, es intimidante. Solo hay que ver la cara que traen algunos… y el tamaño. Un golpe de uno de esos lo dejaría pegado a la pared. — comento tratando de empatizar un poco con el anfitrión. Porque si algunos de esos enanos podrían intimidar, si podían dejar pegado a Bolsón, no quería imaginar como sería en su caso que estaba más menudo. — Pero el muy bobo se estresa demasiado. ¡Tiene a Gandalf al lado! — añadió. Debía confiar más en el mago.
Todo esto era una locura y ellos lo estaban presenciando en primera fila. Por suerte el plan de atrapar panes les funcionó. Aunque dudosamente les saciaría el hambre por mucho tiempo, en especial por la forma voraz en la cual se los comieron. Cuando todo parecía acabar, al menos en el sentido de que tal vez ya no llegarían más enanos a la casa, ocurrió lo inesperado. Volvió a sonar la campana. Y para desgracia de Bilbo una montaña de enanos terminan tendida en su puerta. — ¿Por qué lo dices? — Murmuró mientras seguían observando desde las sombras. — Bueno… puede ser, está mejor vestido que los demás. ¿Aunque no que se supone que los príncipes lleven joyas y cosas valiosas? — comento confundido. No conocía tanto de la historia de los enanos. Mucho menos sabía que el reino de Erebor, lugar del cual aquel enano era príncipe. Había sido destruida y saqueada.
Ya se comenzaba hacer tarde y de seguro sus padres podrían el grito en el cielo. Pero bueno, legalmente ya era mayor de edad, aunque fuera desde hacía algunos meses, así que nada podían hacer. En cambio, Esmeralda aún le faltaba. Pero ni modo. Era su idea, y cualquier cosa, pues se echaba la culpa y listo. — Ya está bien. Yo tampoco me quiero quedar con la curiosidad. Pero quizás debemos encontrar un sitio más cercano para escuchar mejor. — Sugirió mientras agarraba la mano de la muchacha para que lo siguiera. Comenzando a caminar agachados, escondiéndose detrás de muebles para no ser vistos. Hasta encontrar una mesa que tenía un mantel puesto. — Allí. — Señaló mientras se acomodaba bajo la mesa.
Los enanos comenzaron hablar de todo su plan de recuperar Erebor. — Genial… — Murmuró Robin. Pero querían que Bilbo fuera su saqueador. Por la presión de grupo parecía que aceptaría. Fue ahí cuando le dieron un enorme contrato que al desdoblarse casi llegó al pie de la mesa donde estaban escondidos. Comenzó a leer la advertencia en voz alta, cuando llevaba ya un par su semblante cambió. Se puso pálido, respiraba agitado y parecía estar a punto de colapsar. — Este se va a desmayar. — Dijo Robin intentando acomodarse para ver mejor, pero en esas chocó su cabeza con la mesa haciendo que sonará cuál coco seco y todo mundo mirara en su dirección
Esmeralda era muy como él, y por eso se llevaban tan bien. Al que no podía entender era a Bilbo. No lo recordaba que fuera así. Solía ser tan curioso y diferente. Pero luego creció y no sabía si lo hacía por seguir los estándares que esperaban los hobbits de él, que ahora solo se refugiaba en su agujero sin darse la oportunidad de disfrutar la vida. Muy decepcionada estaría Belladona Took su madre, si lo viera ahora. Quizás solo necesitaba un empujón. De todos modos, su estrés y nerviosismo le estaba sirviendo para unas buenas risas al par de hobbits que velaban desde la habitación continua.
— A su favor, diría que más que el que sea raro, es intimidante. Solo hay que ver la cara que traen algunos… y el tamaño. Un golpe de uno de esos lo dejaría pegado a la pared. — comento tratando de empatizar un poco con el anfitrión. Porque si algunos de esos enanos podrían intimidar, si podían dejar pegado a Bolsón, no quería imaginar como sería en su caso que estaba más menudo. — Pero el muy bobo se estresa demasiado. ¡Tiene a Gandalf al lado! — añadió. Debía confiar más en el mago.
Todo esto era una locura y ellos lo estaban presenciando en primera fila. Por suerte el plan de atrapar panes les funcionó. Aunque dudosamente les saciaría el hambre por mucho tiempo, en especial por la forma voraz en la cual se los comieron. Cuando todo parecía acabar, al menos en el sentido de que tal vez ya no llegarían más enanos a la casa, ocurrió lo inesperado. Volvió a sonar la campana. Y para desgracia de Bilbo una montaña de enanos terminan tendida en su puerta. — ¿Por qué lo dices? — Murmuró mientras seguían observando desde las sombras. — Bueno… puede ser, está mejor vestido que los demás. ¿Aunque no que se supone que los príncipes lleven joyas y cosas valiosas? — comento confundido. No conocía tanto de la historia de los enanos. Mucho menos sabía que el reino de Erebor, lugar del cual aquel enano era príncipe. Había sido destruida y saqueada.
Ya se comenzaba hacer tarde y de seguro sus padres podrían el grito en el cielo. Pero bueno, legalmente ya era mayor de edad, aunque fuera desde hacía algunos meses, así que nada podían hacer. En cambio, Esmeralda aún le faltaba. Pero ni modo. Era su idea, y cualquier cosa, pues se echaba la culpa y listo. — Ya está bien. Yo tampoco me quiero quedar con la curiosidad. Pero quizás debemos encontrar un sitio más cercano para escuchar mejor. — Sugirió mientras agarraba la mano de la muchacha para que lo siguiera. Comenzando a caminar agachados, escondiéndose detrás de muebles para no ser vistos. Hasta encontrar una mesa que tenía un mantel puesto. — Allí. — Señaló mientras se acomodaba bajo la mesa.
Los enanos comenzaron hablar de todo su plan de recuperar Erebor. — Genial… — Murmuró Robin. Pero querían que Bilbo fuera su saqueador. Por la presión de grupo parecía que aceptaría. Fue ahí cuando le dieron un enorme contrato que al desdoblarse casi llegó al pie de la mesa donde estaban escondidos. Comenzó a leer la advertencia en voz alta, cuando llevaba ya un par su semblante cambió. Se puso pálido, respiraba agitado y parecía estar a punto de colapsar. — Este se va a desmayar. — Dijo Robin intentando acomodarse para ver mejor, pero en esas chocó su cabeza con la mesa haciendo que sonará cuál coco seco y todo mundo mirara en su dirección
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Sáb Abr 15, 2023 7:16 pm por Shooting Star
1. ¿TIENES GANAS DE UNA AVENTURA?
CASA DE BILBO
NOCHE
ESMERALDA
Esmeralda afirmó con la cabeza. Los enanos solían ser muy diferentes a los hobbits, se veían mucho más intimidantes y con más carácter, solo que ella había aprendido que nunca había que sacar suposiciones de las personas antes de conocerlas así que no había que quedarse con la apariencia, que ganas de conocerlos, realmente se veían muy animados aún cuando Bilbo estaba a punto de desmayarse. Es que en sí eran muy desordenados y con muchas ganas de comer, el hobbit no podía hacer nada ya que era servicial y le gustaba que la gente se sintiera acogida.
La hobbit miraba impactante la escena, mucho más como los enanos cayeron en masa y se fijó sobre todo en aquel que parecía más imponente que al resto que solo por su altura y esa forma de ser ya le parecía un príncipe. — Parece ser que no todos los príncipes son iguales. ¿Los enanos eran así, no? Es que no tengo idea, y no es una historia que haya escuchado de Gandalf. — Todo parecía ser que sí, y claro que eso lo confirmó mucho después cuando comenzaron a hablar, cantar canciones y dejaron todo en orden de una manera impresionante. Esmeralda no podía musitar palabra alguna por lo impresionada que estaba.
Luego cantaron una canción que era muy linda, le daba entender como eran los enanos y vivían en su lugar, sin embargo, su lugar había sido vulnerado y tuvieron que largarse de ahí. Ahora iban por el mundo y le dio tristeza porque claro a uno le podía gustar la aventura pero volver a tu hogar luego de esto era reconfortante, quizás era muy sensible pero a la hobbit se le llenaron sus ojitos de lágrimas. — Pobres enanos. — Masculló la chica sin tener muchas ganas de acercarse la verdad pero como siempre seguía a Robin solo lo hizo. De todos modos, todo aquello ya lo escuchó debajo de la mesa, y ahí tenía que venir su amigo con su torpeza, su golpe fue lo suficiente ruidoso y de la nada, unas manos la atraparon y luego pudo ver que Robin había contado con la misma suerte.
— ¡Invasores! ¿Cuánto han escuchado? No deberían estar aquí. Está reunión es excesivamente privada e importante para nosotros para que se sepa. — Dijo el enano que la había tomado de la nada.
— Suéltame, de verdad no hemos escuchado mucho, no hemos hecho nada malo. — ¿Qué podía decir? Por los dos podía decir que solo habían pecado de curiosos nada más porque todo le llamó la atención.
Espero que Robin también hablara y se defendiera. — No sean tan estrictos, son como niños, estoy seguro que no dirán nada porque son así de leales.— Bilbo ya se había ido a su habitación porque no había aceptado el trato. — Algo me dice que Bilbo aceptará solo tenemos que ser pacientes. — Dictó Gandalf el Gris que los miraba afable e hizo que los enanos lo soltaran.
—Pero como han dicho esto no es asunto suyo, así que pueden irse a su hogar ya es demasiado tarde y sus familias deben estar preocupadas. — El tono que uso fue lo suficientemente intimidante para que Esmeralda retrocediera unos pasos.
— Me hubiera gustado ayudarlos pero si no se puede, bueno entiendo. Robin, vamos es mejor irnos. Y descuiden, no diremos absolutamente nada a nadie. — Lo juró con su voz chillona e infantil.
La hobbit miraba impactante la escena, mucho más como los enanos cayeron en masa y se fijó sobre todo en aquel que parecía más imponente que al resto que solo por su altura y esa forma de ser ya le parecía un príncipe. — Parece ser que no todos los príncipes son iguales. ¿Los enanos eran así, no? Es que no tengo idea, y no es una historia que haya escuchado de Gandalf. — Todo parecía ser que sí, y claro que eso lo confirmó mucho después cuando comenzaron a hablar, cantar canciones y dejaron todo en orden de una manera impresionante. Esmeralda no podía musitar palabra alguna por lo impresionada que estaba.
Luego cantaron una canción que era muy linda, le daba entender como eran los enanos y vivían en su lugar, sin embargo, su lugar había sido vulnerado y tuvieron que largarse de ahí. Ahora iban por el mundo y le dio tristeza porque claro a uno le podía gustar la aventura pero volver a tu hogar luego de esto era reconfortante, quizás era muy sensible pero a la hobbit se le llenaron sus ojitos de lágrimas. — Pobres enanos. — Masculló la chica sin tener muchas ganas de acercarse la verdad pero como siempre seguía a Robin solo lo hizo. De todos modos, todo aquello ya lo escuchó debajo de la mesa, y ahí tenía que venir su amigo con su torpeza, su golpe fue lo suficiente ruidoso y de la nada, unas manos la atraparon y luego pudo ver que Robin había contado con la misma suerte.
— ¡Invasores! ¿Cuánto han escuchado? No deberían estar aquí. Está reunión es excesivamente privada e importante para nosotros para que se sepa. — Dijo el enano que la había tomado de la nada.
— Suéltame, de verdad no hemos escuchado mucho, no hemos hecho nada malo. — ¿Qué podía decir? Por los dos podía decir que solo habían pecado de curiosos nada más porque todo le llamó la atención.
Espero que Robin también hablara y se defendiera. — No sean tan estrictos, son como niños, estoy seguro que no dirán nada porque son así de leales.— Bilbo ya se había ido a su habitación porque no había aceptado el trato. — Algo me dice que Bilbo aceptará solo tenemos que ser pacientes. — Dictó Gandalf el Gris que los miraba afable e hizo que los enanos lo soltaran.
—Pero como han dicho esto no es asunto suyo, así que pueden irse a su hogar ya es demasiado tarde y sus familias deben estar preocupadas. — El tono que uso fue lo suficientemente intimidante para que Esmeralda retrocediera unos pasos.
— Me hubiera gustado ayudarlos pero si no se puede, bueno entiendo. Robin, vamos es mejor irnos. Y descuiden, no diremos absolutamente nada a nadie. — Lo juró con su voz chillona e infantil.
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Dom Mayo 14, 2023 12:54 am por Rising Sun
1. ¿TIENES GANAS DE UNA AVENTURA?
CASA DE BILBO
NOCHE
Robin
— Por lo visto no, no todos son iguales. Aunque a mi parecer si tiene ese porte, solo que con un toque rudo… hasta ermitaño podría decir. — comentaba acerca de Thorin quien tenía cierto aire imponente que hacía evidente que era el líder de aquel grupo. No necesitaba ni siquiera de una corona o joyas para que los demás se dieran cuenta. Tanto así que el par de hobbits que en su vida nunca habían visto a alguien de la realeza, pues el sistema de gobierno de la comarca era distinto, lo habían reconocido como uno. — Es cierto, la verdad es genial escucharlo hablar de las historias de los elfos, y los hombres… pero ahora que veo a los enanos también me mata de curiosidad conocer más de esa raza también. — comentaba el moreno de ojos azules.
La verdad Robín había quedado sorprendido con todo esto de los enanos, eran tan diferentes a ellos. Mucho más altos, corpulentos… aunque lo de altos quizás se podría a poner en discusión, además de barbudos. Pero lo que en realidad llamaba la atención del joven hobbit era esa tenacidad, esas ganas de lucha e incluso ese buen ánimo, a pesar de que se notaba que no estaban pasando por el mejor momento. Era algo de admirar, en especial luego de escuchar la historia de su pueblo. Querían recuperarlo, no se rendían así porque sí.
Todo estaba de las mil maravillas, se estaban entreteniendo con lo ocurrido. En especial con las reacciones de Bilbo, pero… luego todo se fue por un tubo cuando Robín hizo aquel movimiento en falso que causo que le diera con la cabeza a la mesa donde estaban escondidos y para desgracia había metido demasiado ruido, aun cuando intento no quejarse. Por supuesto que eso le asusto, sabía que Gandalf no dejaría que les hicieran nada, pero igual esas miradas intimidantes hacia su persona resultaban incómodas. El chico aún por cierto, se encontraba hecho un ovillo en el suelo, pasándose la mano por la cabeza por el dolor.
Se espantó cuando vio que el enano agarro a Esmeralda. — Oye, oye… no suéltala. — dijo intentando ponerse de pie pues lo habian jalado como costal de papas de debajo de la mesa, pero como no pudo hacerlo tan rápido, lo agarro de la pierna como si tuviera la fuerza de jalarlo hacia el suelo con él. Pero bueno, la intención es lo que cuenta. ¿No? Por suerte el asunto no paso a mayores gracias a que Gandalf intervino. Robín logró al fin ponerse de pie, aunque con cara de enojo hacia el enano por haber jaloneado a su amiga. Por lo que rápido fue a parar cerca de ella nuevamente. — Nosotros solo queríamos escuchar las historias. Nunca podemos salir de aquí… solo nos queda oír. — murmuro con los brazos cruzados. — No vamos a decir nada… — termino por admitir. Era cierto, no dirían nada. Aunque sí que se quedarían con esa idea de viajar y algún día, ellos también poder tener su aventura.
— Está bien, nos vamos. Pero de verdad todo fue por la pura curiosidad… y hasta admiración. Hubiera sido lindo ayudar como dice mi amiga, pero bueno, espero que cumplan su objetivo. — al menos ya todos parecían más calmados. El chico se dirigió a la salida esperando que Esmeralda lo siguiera, ya era tarde, seguro, sus padres harían todo un interrogatorio… eso si es que aún estaban despiertos. — ¿No te dolió? ¿Digo… el jalón del enano? Es que, aunque no sean malas personas, se ve que son medios brutos. — le pregunto algo preocupado mientras comenzaban a caminar de regreso a sus casas, preguntándose si ellos también llegarían a tener su aventura.
La verdad Robín había quedado sorprendido con todo esto de los enanos, eran tan diferentes a ellos. Mucho más altos, corpulentos… aunque lo de altos quizás se podría a poner en discusión, además de barbudos. Pero lo que en realidad llamaba la atención del joven hobbit era esa tenacidad, esas ganas de lucha e incluso ese buen ánimo, a pesar de que se notaba que no estaban pasando por el mejor momento. Era algo de admirar, en especial luego de escuchar la historia de su pueblo. Querían recuperarlo, no se rendían así porque sí.
Todo estaba de las mil maravillas, se estaban entreteniendo con lo ocurrido. En especial con las reacciones de Bilbo, pero… luego todo se fue por un tubo cuando Robín hizo aquel movimiento en falso que causo que le diera con la cabeza a la mesa donde estaban escondidos y para desgracia había metido demasiado ruido, aun cuando intento no quejarse. Por supuesto que eso le asusto, sabía que Gandalf no dejaría que les hicieran nada, pero igual esas miradas intimidantes hacia su persona resultaban incómodas. El chico aún por cierto, se encontraba hecho un ovillo en el suelo, pasándose la mano por la cabeza por el dolor.
Se espantó cuando vio que el enano agarro a Esmeralda. — Oye, oye… no suéltala. — dijo intentando ponerse de pie pues lo habian jalado como costal de papas de debajo de la mesa, pero como no pudo hacerlo tan rápido, lo agarro de la pierna como si tuviera la fuerza de jalarlo hacia el suelo con él. Pero bueno, la intención es lo que cuenta. ¿No? Por suerte el asunto no paso a mayores gracias a que Gandalf intervino. Robín logró al fin ponerse de pie, aunque con cara de enojo hacia el enano por haber jaloneado a su amiga. Por lo que rápido fue a parar cerca de ella nuevamente. — Nosotros solo queríamos escuchar las historias. Nunca podemos salir de aquí… solo nos queda oír. — murmuro con los brazos cruzados. — No vamos a decir nada… — termino por admitir. Era cierto, no dirían nada. Aunque sí que se quedarían con esa idea de viajar y algún día, ellos también poder tener su aventura.
— Está bien, nos vamos. Pero de verdad todo fue por la pura curiosidad… y hasta admiración. Hubiera sido lindo ayudar como dice mi amiga, pero bueno, espero que cumplan su objetivo. — al menos ya todos parecían más calmados. El chico se dirigió a la salida esperando que Esmeralda lo siguiera, ya era tarde, seguro, sus padres harían todo un interrogatorio… eso si es que aún estaban despiertos. — ¿No te dolió? ¿Digo… el jalón del enano? Es que, aunque no sean malas personas, se ve que son medios brutos. — le pregunto algo preocupado mientras comenzaban a caminar de regreso a sus casas, preguntándose si ellos también llegarían a tener su aventura.
∞


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Dom Mayo 21, 2023 6:20 am por Shooting Star
1. ¿TIENES GANAS DE UNA AVENTURA?
CASA DE BILBO
NOCHE
ESMERALDA
La hobbit nunca pensó que serían descubiertos porque de por sí eran muy buenos escondiendose y así pasar desapercibidos. Aquella historia había inculcado en ella mucha curiosidad y de verdad sentía una necesidad enorme de ayudarlos porque se veía que lo habían pasado muy mal con lo que había pasado con aquel dragón y que ellos ni siquiera podían volver a su reino o hogar porque ahí estaba. Todo era novedoso para ella y bastante a decir verdad, pero lo malo es que fueron descubiertos y lo cierto es que ni siquiera podía culpar a Robin ya que fuera como fuera no iban a dejarlos a ir con ellos, era una misión secreta e incluso arriesgada.
No pensaba hablar absolutamente nada porque era su misión así que trató de transmitirlo con su mirada luego que Gandalf intervino con sabiduría, eran criaturas buenas y nobles, que amaban la tranquilidad de la Comarca aunque claro, ellos si se consideraban aventureros y era su sueño ir por alguna aventura solo que podrían tener su propia aventura si se organizaban tal como aquellos enanos, porque salir era peligroso: se podían encontrar con orcos, hombres e incluso elfos, ya no solían ser nómades como ocurría hace muchos años atrás solo que podrían cuidarse si planeaban algo.
—Pueden confiar plenamente en nosotros, no diremos nada. — dijo con honestidad y siendo muy sincero —. Es su asunto y espero con todo mi corazón que resulte bien porque merecen tener su hogar. Por cierto, linda canción — tuvo que decir porque tenía que comentar sobre la canción. Gandalf río por lo bajo y los hermanos que eran parecidos sonrieron con encanto, podía notar que muchos le creían pero el enano guapo e intimidante que era el líder no mucho — Descuide, Bilbo va ir aunque ahora este nervioso, va a ir. Lo conocemos muy bien, ¿cierto, Robin? — señaló antes de marcharse y soltando un suspiro cuando salieron de la casa de Bilbo. Esmeralda mantuvo silencio por un rato mientras caminaban y fue cuando estuvieron más lejos que habló — Promete que no dirás absolutamente nada, es su misión y por muy increíble que sea tenemos que respetarlo— murmuró la chica antes de responder a su pregunta —. Estoy bien, no te preocupes. Sí que fue bruto pero nada para quejarse, normal que actuara así yo también me enojaría si estuvieran escuchándome a escondidas — reveló la pequeña con una sonrisa tranquilizadora para que su amigo no se preocupara tanto.
—Igual quede con ganas de ir no te puedo negar solo que no podemos seguirlos, lamentablemente — señaló convencida que tendría que ser así y tendría que asumirlo. —. Algún día lo haremos nosotros por nuestra propia cuenta — señaló riendo y vio que alguien se acercaba llamandola, era su mamá que estaba enojada por no llegar a casa.
—¡Tengo que irme! ¡Nos vemos mañana! ¿Vale? Y recuerda, ni una palabra a nadie — se despidió de un beso en la mejilla de su amigo y luego fue corriendo hacia donde su madre soportando el regaño, y claro, dándole la excusa porque había ido tarde. Robin siempre era la excusa, es que era muy normal que se quedaran conversando y caminando por los alrededores había días que se le hacía tarde.
No pensaba hablar absolutamente nada porque era su misión así que trató de transmitirlo con su mirada luego que Gandalf intervino con sabiduría, eran criaturas buenas y nobles, que amaban la tranquilidad de la Comarca aunque claro, ellos si se consideraban aventureros y era su sueño ir por alguna aventura solo que podrían tener su propia aventura si se organizaban tal como aquellos enanos, porque salir era peligroso: se podían encontrar con orcos, hombres e incluso elfos, ya no solían ser nómades como ocurría hace muchos años atrás solo que podrían cuidarse si planeaban algo.
—Pueden confiar plenamente en nosotros, no diremos nada. — dijo con honestidad y siendo muy sincero —. Es su asunto y espero con todo mi corazón que resulte bien porque merecen tener su hogar. Por cierto, linda canción — tuvo que decir porque tenía que comentar sobre la canción. Gandalf río por lo bajo y los hermanos que eran parecidos sonrieron con encanto, podía notar que muchos le creían pero el enano guapo e intimidante que era el líder no mucho — Descuide, Bilbo va ir aunque ahora este nervioso, va a ir. Lo conocemos muy bien, ¿cierto, Robin? — señaló antes de marcharse y soltando un suspiro cuando salieron de la casa de Bilbo. Esmeralda mantuvo silencio por un rato mientras caminaban y fue cuando estuvieron más lejos que habló — Promete que no dirás absolutamente nada, es su misión y por muy increíble que sea tenemos que respetarlo— murmuró la chica antes de responder a su pregunta —. Estoy bien, no te preocupes. Sí que fue bruto pero nada para quejarse, normal que actuara así yo también me enojaría si estuvieran escuchándome a escondidas — reveló la pequeña con una sonrisa tranquilizadora para que su amigo no se preocupara tanto.
—Igual quede con ganas de ir no te puedo negar solo que no podemos seguirlos, lamentablemente — señaló convencida que tendría que ser así y tendría que asumirlo. —. Algún día lo haremos nosotros por nuestra propia cuenta — señaló riendo y vio que alguien se acercaba llamandola, era su mamá que estaba enojada por no llegar a casa.
—¡Tengo que irme! ¡Nos vemos mañana! ¿Vale? Y recuerda, ni una palabra a nadie — se despidió de un beso en la mejilla de su amigo y luego fue corriendo hacia donde su madre soportando el regaño, y claro, dándole la excusa porque había ido tarde. Robin siempre era la excusa, es que era muy normal que se quedaran conversando y caminando por los alrededores había días que se le hacía tarde.
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