Esmeralda sabía que su mejor amigo tenía toda la razón. Era imposible no pensar en sus padres, pero tenían que entender que no podían estar ahí todo en el tiempo en la Comarca cuando ellos dos solo tenían ganas de tener una gran aventura. No creía que fuera tanto tiempo, pero el suficiente para conocer varias partes del mundo de la era media por lo cual calculaba que como mínimo estarían fuera como tres años porque seguro también demorarían de regreso.

Ellos no se marchaban para participar en guerras ni conflictos solo querían conocer los maravillosos paisajes y quedar encantados con cada parte que descubrirían, sus antepasados si que eran nómades antes de ponerse sedentarios y era por eso mismo que ella suponía que habían muchos hobbits, tal como Bilbo que no se podía aguantar solo se fue ayudar a los enanos y a Gandalf, realmente se preguntaba que clase de aventuras estaban teniendo y cuan peligrosas eran. La suya tampoco sería pacifica porque más que escurridizos que fueran, solían ser torpes así que seguro se involucrarían en más de algún problema.

Lo dejo ir mientras cargaba a Algodón consigo. Era una cosita muy dulce y adorable que ya en su bolsillo ya se estaba quedando dormida mientras que ella empezó a sacar frutas, y se fue en busca de manzanas y vegetales. Al menos tenía que durar un mes y ya después no sabrían que hacer, suponía que los bosques servirían mucho de ayuda.

Recolectó lo que más que pudo guardando varias en la canasta, igual lo que quedaba servía dado que tenían que el estómago lleno en ese viaje y no morir sedientos, era lo único que importaba. Robin demoraba hasta que llegó luego de varios minutos y ella solo lo estaba esperando impaciente. — Mira y aún siento que ni es suficiente, pero si nos ven cargados será peor... tiene que ser eso — Dijo mientras le mostraba la canasta llena de fruta y vegetales. — ¿Crees que este bien? Si nos aguantamos podría durarnos un mes. — Murmuró la hobbit algo nerviosa, pero contenta que hubiera logrado su objetivo y que traía el mapa consigo. — ¿Qué tipo de caos fue, maldadoso? — Agregó entre risitas al momento que hacía que se guardará el mapa para después porque si los veían mirándolo se extrañarían porque no eran mucho de andar leyendo e identificando los jeroglíficos de los mapas.  

— Solo nos queda escaparnos cuando estén durmiendo, así que puede ser durante la noche o en la mañana, incluso antes del amanecer.— Señaló. Solo que Esmeralda se quería dejar por Robin que era el hombre hobbit y que era mucho más inteligente en cuanto a los planes, ella también era buena aunque siguiendo esos planes, no solía ser muy proactiva que digamos al momento.

Había hecho un tremendo reguero en su casa para así poder salir airoso con el mapa y que no sospecharan que alguien lo había tomado. Además, que los distraigan por un buen rato en lo que “descubrían” al culpable.

El chico noto que se había tardado más de la cuenta, pero esperaba que valiera la pena y su plan saliera como previsto. — Siento la tardanza, pero debía evitar las sospechas de robo del mapa. — seguro el hobbit. Robín miró todo lo que Esmeralda había recolectado y coincidió con ella. — Tienes absoluta razón. Quizás podamos llevar algunas monedas por si encontramos algún mercado o posada donde comprar. Igual por el camino seguro encontramos frutos silvestres que podamos consumir. — aunque con lo último debían tener precaución de no comer algo indebido. Pero sus antepasados eran nómadas. ¿Desde cuándo se habían vuelto tan cómodos los hobbits? Ni idea, pero igual el viaje servía para honrar la forma de vida de esa antigua generación.

— Creo que un mes es más que suficiente para comenzar. Así que estaremos bien, ya luego veremos sobre la marcha. — Tenían un plan para salir de la comarca sin pensar en todas las posibilidades. Por eso era bueno que igual también llevaran con ellos algo de dinero, para el resto la naturaleza proveería.

— Digamos que hice parecer que alguien rompió el cuadro donde se encontraba y se derramó agua sobre el mapa haciendo que no se entienda lo que está en la imagen, así no podrán saber que el pedazo de pergamino que puse en su lugar en realidad no es el mapa. Parecerá como si algún niño hubiera lanzado alguna piedra dentro de la casa tumbando el cuadro y haciendo todo el reguero. — explicó orgullosamente El Hobbit de su plan para que no descubrieran que él tenía el mapa.

— Pues de todas las opciones creo que la mejor hija al amanecer. Así estarán ya dormidos lo suficientemente profundo como para darse cuenta. — sugirió Robín. — Por lo que hoy será mejor que nos acostamos a dormir temprano y así poder descansar bien. Porque quién sabe cuándo será la próxima vez que podamos dormir en una cama blanda. Aunque en realidad no importa, valdrá la pena, todo sea por la aventura. — Aclaró, estaba muy emocionado con todo, no veía ya la hora de que fuera mañana. — Aún queda pastel. ¿Verdad? — preguntó alzando la ceja. — Debemos celebrar nuestra próxima aventura, aunque sea comiendo un poco de pastel. — finalizó con entusiasmo. — ¡Casi lo olvido! Si debemos llevar algo que pueda comer algodón. — añadió antes de que lo fuera a olvidar.

 Su mejor amigo era todo un travieso y por como venía de animado estaba seguro que todo había salido bien y estaba libre de toda culpa, porque si se habrían dado cuenta muy probable que lo hubieran venido persiguiendo. Esmeralda sonreía de la misma forma y ya quería escuchar la historia de como había podido conseguir el mapa, ella tenía el canasto en sus manos y sabía que luego tendría que echar todo en su mochila. — Se ve que todo salió bien — Comentó la chica — Recolecté lo que más pude y aún así creo que tendremos que ordenar luego para que lleves tu una parte que pesa mucho. — No dejaban de ser pequeños y débiles, lo bueno es que por eso se podían llenar con poco aunque si como hobbit podían comer en grandes cantidades si tenían hambre. — Es que vamos a tener que hacerlo, igual veré si puedo conseguir un libro en casa para que frutas nos sirven y que Gandalf nos libre que sé cocinar. — Dijo juguetona que podían hacer manzanas confitadas o alguna clase de caramelo con el fuego cuando estuvieran en el bosque en alguna clase de cueva, ya estaba imaginando todo.

Asintió. — Sí creo que estamos muy bien, no pasaremos hambre en un principio — Dijo contenta aunque aún con esa sensación en el pecho de que abandonaría a su familia por un tiempo, era cercano a ellos solo que si debía seguir sus sueños, no era como Bilbo que vivía solo en casa y no tenía que darle explicaciones a nadie, a Robin le pasaba lo mismo que a ella.

Mantuvo su entusiasmo al escuchar su historia del mapa y no pudo evitar soltar carcajadas por como se había esmerado en realizarlo. — Eres tan travieso que tus planes cada día son más buenos, espero que actúes igual afuera porque sí no creo que todo sea de color de rosas, eso ya lo tenemos asumido. Dudo que sospechen de ti — Murmuró divertido mientras le desordenaba el cabello y Algodón despertaba en su bolsillo para irse de inmediato a donde estaba Robin, ella estaba al tanto que Algodón siempre querría un poquito a Robin porque era al que había seguido y él lo adoptó.

— Sí... monedas...Lo que sea que podamos intercambiar también. Y sí... también sería bueno que nos llenemos bastante para aguantar un buen tramo en el viaje. También necesitaremos agua, asumo que no dormiremos del todo cómodo... así que mientras comemos un poco de pastel que aún queda nos ponemos de acuerdo de todo detalle para que no olvidemos nada, es buena idea que sea en el amanecer —Murmuró la chica que sabía que cuando volvieran iban a tener que sacar maíz para Algodón y muchas miguitas de pan que deberían guardar entre los dos. Fue una excelente tarde donde se pusieron demasiado de acuerdo, pero eran distraídos seguro dejaban algo atrás, no dejaban de ser infantiles cuando tuvieron que volver fue cuando fueron por el maíz cuando pasaron cerca de un gallinero aprovechando que no había nadie.

Esa noche comió muy bien que le dio sueño temprano y se dio un buen baño. Allí afuera no tendrían que pensar en tantas necesidades solo aventurarse por todo ese mundo que era esplendido pero a la vez peligroso.

Fin del Capítulo 2

Había llegado la hora de la verdad, estarían por comenzar a emprender su propia aventura. Ya Robín tenía todo listo en su mochila, la cual había escondido debajo de su cama para que su madre no la fuera a ver por accidente si entraba de repente a la habitación. Claro, no es que tuviera porque hacerlo a las tantas de la noche que fue cuando se decidió ponerse a empacar, pero nunca estaba de más la precaución. Más luego del drama que habían hecho por lo del mapa “arruinado” incidente que por supuesto había pagado por el mismo los niños que se encontraban jugando en la calle esa tarde. ¡Una roca voladora por la ventana que derribo el cuadro y el jarrón con agua y zas! Desastre. Al menos ninguna sospecha se fue hacia la persona del moreno de ojos azules.

Había colocado en una cajita a Algodón, la cual le había hecho unos agujeros y rendijas para que pudiera ver el camino y respirara. Así poder cargar al pollito durante el viaje, pues era evidente que vendría con ellos. Algodón se encontraba toda dormida hecha una bolita cuando el hobbit despertó bien temprano, cuando aún era obscuro. Robín aprovechó a darse posiblemente el último baño decente en días, porque iban a depender de las posadas o cuerpos de agua que encontraran. Tomo sus cosas, incluyendo al pollito en su cajita, y salió de casa.

Lo bueno de los hobbits es que podían ser muy sigilosos al caminar, así que no fue tan difícil salir de casa sin que nadie se percatara. Más aún cuando todos dormían como rocas. Aún se podía oír el ruido de los grillos, algunas luciérnagas revoloteaban alumbrando el camino de Hobbiton mientras el muchacho iba al encuentro de su amiga. Se detuvo debajo de un árbol donde comenzaba a esperar con impaciencia de la misma emoción. No lo podía creer. Realmente iban a salir de La Comarca.

Miraba para todos lados, ya al menos se comenzaba poco a poco aclarar, pues estaba cerca el amanecer. Por lo que no estaba tan obscuro. Al ver la cabellera de rizos obscuros y grandes ojos azules de Esmeralda hizo señales. — ¡Aquí! — luego recordó que debía ser discreto y bajo la voz. — Llego el día. — murmuro bajito. Es que no sabía si había algún hobbit merodeando por el área, que si los escuchaba fuera de curioso y les arruinara el plan. — ¿Estás lista para partir? ¿No falta nada? — pregunto mirando para todos lados como si hiciera una inspección de inventario.

Esmeralda estaba muy emocionada. Durante esa noche había regaloneado mucho con sus padres, en su habitación sí les escribió una carta que dejo bien escondida para que cuando se dieran cuenta entenderían el motivo porque se había ido. Se baño durante la noche luego de cenar dejando en claro que estaba sudada por los paseos en esa tarde y si se dio un poco más de tiempo porque quizás sería el último baño decente que tendría.

Cuando notó que sus padres se habían dormido fue cuando empezó a ordenar su mochila y la poca ropa que usaría. Es que no podía empacar una gran mochila y con todo lo que llevaban de comida se aseguro de empacar la ropa necesaria y dado que  no usaban zapatos por sus pies al menos todo quedo bien empacado. Por supuesto, que cuando terminó lo primero fue dormir porque si pensó que la cama estaba cómoda y quizás era la última vez que dormiría bien. Muchas ganas tuvo de llevar su almohada pero lamentablemente ocupaba demasiado espacio y ya era mucho lo que llevaba.

Fue difícil salir de casa y no porque estuviera con el temor de ser pillada sino que también los extrañaría. El viaje tenía que ser largo para recorrer los lugares de la tierra media, estarían en riesgos nadie decía que podrían sobrevivir si iban solos; estaban tomando un gran riesgo pero era imposible dejar plantado a su amigo así que tomando una gran bocanada de aire salió de su hogar. Sabían donde juntarse, solo se escuchaba el sonido de los grillos hasta que llegó al lugar de encuentro y pudo contemplar a su mejor amigo. — Shhh habla más bajito— Dijo en un susurro. — Lo sé y me costo tanto, amigo mío. — Un poco más entusiasmada habría llegado a la par con él ya que era así de puntual pero realmente le había costado. — Es que sea como sea los voy a extrañar. — Siseó con ese dejo de tristeza en su voz. — Así que salgamos pronto antes que me arrepienta. — Murmuró la hobbit mientras tomaba el brazo de su amigo. — No, no me falto nada. O sea quise poner más cosas pero la mochila quedaba muy abultada y la idea es que estemos ligeros. — Comentó Esmeralda que comenzó a caminar junto a su amigo hacia la salida de Hobbiton.

Su vida ahora sí que se pondría divertida. Al fin tendrá esa anhelada aventura. No es que se quejara de su vida antes, tenía sus buenos momentos y seguro que extrañaría muchas cosas. Incluyendo a su familia por supuesto. Sin embargo, esta era la oportunidad que había estado esperando y no pensaba desaprovecharla. Se había despedido en una carta tal como habían planeado. Lamentaba que tuviera que ser de aquella manera, pero es que no había de otra. Si sus padres sabían de sus planes de seguro, no lo iban a dejar irse. Así que para evitar algo como eso, prefirió que la despedía fuera mejor de esa forma.

Por supuesto que había nervios con todo lo del viaje. Esperaba que nada se le hubiera quedado. Aunque estaba consciente de que por más que quisiera no podría llevar de todo. Además del hecho de que tendrían que aprender a sobrevivir con menos recursos. Porque no siempre encontrarían alguna posada donde pasar la noche.

Inevitable que se emocionara al ver a Esmeralda llegar, ya estaban listos para partir, así que era muy emocionante para él. — Lo siento, me emocioné. — Respondió ahora en un tono de voz bajo. — Te entiendo, es que es la primera vez también que nos separamos de ellos… yo también los extrañaré. Incluso los escobazos de mamá cuando se enoja. Pero si me despedía como se debía no lo iban a permitir. — dijo soltando un suspiro. — Pero oye, no es como si no pensáramos regresar. Así que los volverás a ver, los volveremos a ver. — comento buscando dándole un abrazo y revolcando un poco su cabello con cariño. Claro, el viaje de ellos era con la idea de que fuera la ida por la vuelta. No es que se quedarían vagando por la Tierra Media sin volver a la Comarca. Pero, igual, nunca se podía saber las cosas que ocurrían en aquel tiempo.

— Sí, es mejor ya ir partiendo. Nos espera un largo camino. — aseguro el hobbit mientras dejaba que le tomara el brazo y comenzaban a caminar. Soltó una risa por lo bajo con su comentario. — ¿Qué? ¿Te querías traer también la cama o qué? — pregunto curioso. — Aunque quien sí se la trajo fue Algodón. Nada más mírala. — dijo mostrándole el pollito que dormía en aquella cajita.

— Hice una ruta para estos días y la posada más cercana está en Breé, lo cual está a días y medio de aquí. Así que al menos la próxima noche tendremos que acampar. — anuncio el muchacho. — Primero debemos cruzar el campo de los cultivos… quizás podemos colectar algunos frutos cuando pasemos. Claro, sin que los granjeros se den cuenta. — murmuro, es que, si los agarraban robando de las cosechas, estarían en problemas. Pero bueno, era comida, no podían sentirse mal por llevarse algo que se comerían. ¿No? Igual ellos eran mucho más rápidos que el viejo granjero que allí vivía, así que no sería difícil escabullirse.

Separarse de su familia no era tema fácil. Fuera como fuera estaba acostumbrado a estar con ellos ya que su casa era acogedora y se notaba ese clima hogareño y fraternal. Sin embargo, necesitaba esa aventura desde hace tiempo y que Bilbo se hubiera ido sin más con los enanos que conocieron eso también llevo que ella se decidiera junto a Robin.

Era su deseo, era su objetivo y querían conocer más de la tierra media. No todos los hobbit eran sedentarios y que les gustara la tranquila vida de allí, muchos querían recorrer y tener aventuras; justamente allí eran ellos.  Que lo viera así de emocionado, también hizo que se le escaparan algunas lagrimitas más que se las secó rápidamente. — Es que no sé si me lo van a poder perdonar, Robin. Tengo toda la fe que volveremos pero ellos también estarán muy preocupados de nosotros, nos creerán muertos desde el primer día.  De todos modos, deje claro en mi carta que no quería que tomarán riesgos por mi y que no me salieran a buscar. — Señaló con un puchero jugando con sus manos porque hacer aquel gestos lograba que se sintiera más tranquila, necesitaba del contacto de su amigo para darse cuenta que en esto no estaría sola.

Terminó por abrazarlo y se acomodo en su pecho para contagiarse igual de su entusiasmo y motivación porque sí o sí tendrían que partir sin mirar hacia atrás. Aquel abrazo la reconfortó de una manera que pronto estuvo bien y lista, es que no era que hubiese cambiado de opinión pero toda la nostalgia y los recuerdos que tenía ahí estuvieron presentes para hacerla retroceder, solo que no podía dejar su meta y objetivo de lado.

No iba a dejar a Robin solo en esto.

Terminó por sonreír. — Sé que traje lo necesario aunque al final no quede muy segura. Entre mantas, algo de comida, un espejo y libros mi mochila terminó bastante abultada. Por supuesto, que igual traje ropa aunque tampoco tanto. — Terminó por decir. — Al menos si hay más espacio en tu mochila así que luego tendrás que dejarme espacio. — Dijo con los ojos grandes brillando porque sabía que mochila terminaría pesando aunque ya quitando la comida sería más ligera. — Algodón  estará muy cómoda. Tendremos que tener mucho cuidado cuando despierte y quiera caminar un rato.  —Habían muchos peligros y se imaginaba a las criaturas que querrían devorarla, sin embargo, intentaría que nada le sucedería porque era como una pequeña hijita. — ¿En cuánto tiempo será una gallina? — Era mal calculando el tiempo que ya sería lo suficientemente grande y donde tendrían que cuidarla más, que no era comida sino que la mascota hija que tanto querían.

Escuchó en silencio. Le gustaba que supiera tanto y prometía internamente que muy pronto también iba a aprender a entender el mapa, y los sitios porque por algo también había traído una libreta, para dibujar los paisajes y aprender los nombres de cada lugar. Quizás luego hasta podrían viajar más. — ¿Más o menos cuantos días? — Preguntó mientras se disponía a caminar junto a él. — Comprendo... así que a la zona de los cultivos es donde más lejos he llegado — De hecho ya cruzarlo ya sería lejos para ella — Tenemos suficiente comida pero si te cae un poco más, todo es bienvenido. — Dijo con una sonrisa. Se preguntaba si iban a pasar hambre pues lo cierto siempre estaban pensando en comer y tendrían que cuidar de los alimentos.

— Yo tampoco lo sé, es un riesgo que estamos tomando. Lo más que podemos hacer es intentar no perder el contacto por completo. Enviar cartas cada que podamos. Eso no quitará que se enojen con nosotros, pero al menos aliviará la sensación de darnos por muertos o perdidos. Pero sobre todo buscar siempre la forma de mantenernos bien para que podamos regresar sanos y salvos. — Era complicado, pero no era imposible. Por eso deseaba darle un poco de luz para que estuviera más tranquila. Dejaba que jugará con sus manos, mientras le daba aquel abrazo.

El par de hobbits siempre habían sido muy unidos, desde que eran muy pequeños. En un pueblo como Hobbiton todos se conocían por supuesto, pero en el caso del par de morenos de ojos claros habían hecho una conexión desde temprana edad. Haciendo que hicieran muchas cosas juntos, y ahora que llega esta oportunidad no creía que hubiera otra persona con quien quisiera emprender semejante aventura que no fuera Esmeralda.

— Vamos a estar bien, yo te cuido. — aseguró mientras removía con cariño los rizos ajenos. Claro, él haría todo lo que estuviera en sus manos para que así fuera.

Luego de aquel abrazo era cuestión de repasar un poco que tuvieran todo para así partir. Los nervios recorrían todo su cuerpo, pero también así lo hacía la emoción. — ¿Un espejo? ¿Empacaste un espejo? — el chico negó con una sonrisa en el rostro. Imaginaba que era cosa de chicas, él no solía fijarse en eso. — Aunque nunca se sabe... puede ser útil para varias cosas, además de ver nuestro reflejo. — Murmuró el muchacho pensativo. Soltó una risita en derrota cuando le vio haciendo aquellos ojitos para que le dejara espacio de su mochila. — Sí, sí. Puedes echar lo que quieras en ella. Es más… deja ver. Capaz este hasta más liviana que la tuya. Déjame ver. — Le comento, porque de ser así en ese caso era mejor intercambiar mochilas si la suya estaba más pesada. Él podía cargar más peso, así que se le haría más fácil moverse con una un poco más pesada que a ella.

— Sí, cuando quiera caminar será mejor dejar que camine delante de nosotros. Así no la pisamos y le podemos echar un ojo. — comentó respecto a la pollito. — Creí que de los dos, eras la experta en gallinas y pollos. — Murmuró entre risas con la pregunta mientras se ponía a pensar en la posible respuesta. — Si no me falla la memoria, creo haber oído una vez decir a la abuela que tardaba unos seis meses. Así que estará chiquita por buen tiempo. — aseguro el moreno.

— Sí, tan pronto los crucemos estaremos oficialmente saliendo de la Comarca. — comento el hobbit. Era como si marcara un antes y un después. — La comida nunca está de más, así que sí. Mejor tomemos algunas. — Sugirió el chico. La caminata comenzaba y Robín caminaba junto a Esmeralda mientras silbaba una canción que no recordaba la letra, pero que su madre solía tararéale cuando era niño. El día avanzaba y ya comenzaban a alzarse las hileras de cultivos a su alrededor. — Una última travesura antes de marcharnos. — Murmuró riendo refiriéndose a robarle de los cultivos al viejo granjero que allí vivía. Seguro tendrían que echar patas a correr, por lo que por las dudas había vuelto echar en su cajita a Algodón. No fuera a perderse o sufrir un accidente.

Podemos tirar en la otra ronda daditos para ver si logramos robarnos algo de los cultivos xD
Dadito acierto o fallo para ver si surte efecto el intento de llevarnos algo, y luego uno numérico de 4 para ver que se llevaron (en caso de que salga acierto, si sale fallo ignoramos el de números  xD) será como ir de compras.

1 = lechugas
2 = maíz
3 = fresas
4 = papas
(3 fallos entre ambas y se alerta el granjero comenzando a perseguirlos)
Haremos 3 intentos cada una a ver que sacamos.  

La hobbit sonrió a pesar de su tristeza y la sensación de arrepentimiento que tenia por irse de su hogar. No había pensado en las cartas y si era lo mejor que podían hacer, quizás podrían encontrar un ave que siempre enviara sus anécdotas y saludos. — Eso no lo incluí en mi carta ni siquiera se me ocurrió, es una idea tan maravillosa—Exclamó un poco más tranquila, es que ahi siempre estaría Robin para ayudarla y quitar sus penas por eso podria seguirlo por todo el mundo de la tierra media.

Siempre se había sentido muy unido a él y sentía que la protegía, ella como mujer le nacía cuidarlo y que se mantuviera sano, de alguna manera no dejaría que pasara hambre y ahi estaría cuando sintiera pena que también era un hobbit muy sensible. —Se que me vas a cuidar pero no tiene que ser por completo así yo también quiero hacerlo — dijo mientras le regalaba un adorable besito en la mejilla por ser un amigo tan especial.

—Ohhh ... —Se avergonzó que exclamara por el espejo. — Bueno... Esto me gusta lucir presentable y mis rulos deben ser manejados igual he traído mi cepillo —Dijo algo rojo— Pero si qué puede tener otras funciones —Siseo agradecida que intercambiarán mochila porque ella antes de eso pretendía guardar algunas cosas en su mochila de manera rápida para salir pronto de ahí y así no arrepentirse, dado que si llegaba a ver  a sus padres ella no iba a poder así de simple. Así que todo se hizo más rápido.

Mientras iban la chica estaba pendiente de Algodón que dormía mucho y la que tendrían que cuidar de los depredadores— Será toda una gallina incluso cuando estemos por esos lados... Que debe pasar un año no quiero que se la coman, Robin —Señaló con un puchero que ya se había encariñado.

Robin era tan travieso que quería sacar vegetales y verduras de la zona de los cultivos. — Ojalá que encontremos sacar fresas —Señaló que  ya estaba amaneciendo, se habían alejado bastante, antes que guardara a Algodón lo acarició y puso en marcha lo mejor era irse por lo que estaba  más cerca.

Era lo que pretendía hacer pero a lo lejos vio las fresas y al final quiso ir por ellas. ¿Llamaría la atención del granjero? No estaba muy segura y además que como estaba amaneciendo ya los primeros hobbits empezaban a levantarse. Sí... no sabía mucho si correr ese riesgo, pero igual como tenía ganas de tener algunas se empezó a acercar.

1ª Intento: Fallo.

— Bueno, en la siguiente qué les enviamos les deja saber que continuarás enviándole cartas, así al menos saben que estamos bien, aunque no tengan la menor idea de en qué parte nos encontramos. — Eso no iba a evitar que se enojaran con ellos, que se preocuparan, pero hasta cierto punto podía llegar a calmarlos y no sentir angustia por su ausencia. — De seguro tendremos buenas historias que contarles. — Añadió el muchacho.

— Tienes razón, sé que igual lo harás. Así que con más razón estaremos bien. — sonrió al sentir las cosquillas del beso en la mejilla. Es que cuidar de alguien no era solo físicamente, también eran esos detalles importantes como el soporte emocional, la alimentación y vamos, que igual sabía que Esmeralda podía llegar a tener buena puntería. Así que quien quitaba que igual le salvara él algo lanzándole alguna pedrada al enemigo en el entrecejo.

Intento no reír cuando la vio toda rojita por el comentario del espejo. La verdad la encontraba adorable cuando se ponía así, pero él tampoco se iba a atrever a decirlo. — Bueno, bueno, está bien. Buen punto. Siempre los tienes bonitos... Yo no sé los míos como se mantienen… aunque en la mañana a veces se ponen rebeldes. — aseguro el hobbit con una sonrisa. — Claro, nos puede servir para espiar… o sea, no es que vamos a ir por el mundo de chismosos, pero… si podemos ver así por las esquinas si es seguro pasar por algún lugar en específico. — Sugirió el muchacho como uno de los otros posibles usos del mismo.

— No lo vamos a permitir, Algodón será una gallina doméstica. No de granja, por tanto, debe ser tratada como tal. Nadie se la puede comer. — afirmo muy seguro de lo que decía, claro que no lo iba a permitir. Solo que ahí luego tendría que ingeniárselas si algo pasaba para poder salvarla de ser caldo de pollo.

Aún ni habían salido de la Comarca y ya Robín pensaba en la comida, por eso fue que no pudo evitar comentar lo de "tomar prestado" algunas de las frutas y vegetales de aquella granja. Claro como una fruta o vegetal la puedes devolver luego de consumirla… — Espero que sí. — murmuro en cuanto a las fresas. — Aunque algo que logremos agarrar será de ayuda. — Añadió, no quería que se ilusionara. Pero lo intentaría.

Robín comenzó a moverse poquito a poco. Sigilosamente hacia las fresas. Los hobbits podían ser muy sigilosos, pero entre ellos mismos no tanto, pues sus pasos les eran conocidos. Piso la cáscara de maíz seca. — Ay no… — murmuro cerrando los ojos y deteniéndose en seco. Como si con eso se pudiera hacer invisible. — ¿Quién anda ahí? — se escuchó una voz de un señor mayor. Pero el muchacho se quedó callado y solo le hizo un gesto a Esmeralda de que era mejor no hablar a ver si así pasaban desapercibidos.

Dadito acierto o fallo para ver si surte efecto el intento de llevarnos algo, y luego uno numérico de 4 para ver que se llevaron (en caso de que salga acierto, si sale fallo ignoramos el de números  xD) será como ir de compras.

1 = lechugas
2 = maíz
3 = fresas
4 = papas

Intento #1 Robín
2/3 = fallos para que tengamos que huir del granjero    
Haremos 3 intentos cada una a ver que sacamos.  

Esmeralda estaba muy agradecida de Robin por animarla y consolar esa penita que tenía dentro por dejar a su familia. Es que igual era difícil, los hobbits de por sí eran muy unidos y la vida allí era cómoda, se estaban arriesgando un montón solo que si estaban siguiendo su sueño de aventura que sería solo por un tiempo (si salían vivos) por lo que valía la pena el riesgo. Además que no estaría sola, sino que estaría con Robin y él quería hacerlo, era imposible que lo dejara abandonado así que prefirió caminar con él hasta los límites donde había una gran granja con varios cultivos de frutas y verduras para salir de allí.  — No dejaré de enviarles cartas y espero que me quieran recibir después. Tienen que entender que ya no somos unos niños y que respeten nuestras decisiones. — Señaló la hobbit que mientras cada paso que daba se sentía mucho más tranquila.

Era lógico que aunque Robin fuera un poquitín más fuerte que ella ambos eran un par de débiles a comparación a los hombres, enanos,  elfos y criaturas que se podían encontrar afuera, sin embargo, si podían ser muy sigilosos y podrían escapar siendo rápidos de los problemas, porque por su parte no quería meterse en ninguno por lo cual sería esencial trabajar en equipo todo el tiempo, incluso donde hasta Algodón podría aportar. Lo miró con sus grandes ojos azules y le sonrió. — Gracias por encontrarme bonita, es decir mi cabello jijiji.... pero sé que igual seré un desastre con el pasar de los días, toda desordenada y sucia. Por eso traje ropa pero no pienso ponerme distinta todo el tiempo, igual traje el cepillo si quieres cuidar tu pelo y no se enrede mucho. — Dijo con simpatía antes de llegar a la granja y meterse a la zona de cultivos. Y lo cierto es que iban de mal en peor,  a Esmeralda se le había metido buscar algunas fresas de solo golosa porque lo cierto es que ya llevaba suficiente comida para empezar a recoger más.

— Cambie de opinión ya me está dando miedo. Imagínate que si nos atrapan y tengamos que volver. — Es que la verdad ya ni tenía ganas porque se comenzaron a escuchar ruidos provenientes del granjero y ahí si se aterró de inmediato, de hecho hasta hizo que se detuviera. — ¿Qué vamos hacer? ¡Robin no quiero que nos pillen! — Por supuesto que no quería que la pillaran y en eso ya en un susurro le dijo a Robin por donde era salida para salir de esa zona, siguiendo las indicaciones de su amigo salio corriendo quizás por allí tenía suerte y tomaba algo, pero era lo menos lo importante era escapar de ahí.

Y era lógico que no iba a tomar nada y de repente se escuchó. — ¡Ladronzuelos! No voy a dejar que se lleven mi comida. — Ahí ya se podía notar que corría tras de ellos por la distancia y lo cierto es que ya no tenía idea como esconderse o escapar de allí. Miró a Robin, es que ya no sabía que hacer, habían sido descubiertos. ¡Que horror! ¿Es que acaso hasta allí sería su aventura!

Segundo intento: fallo 3/3 nos descubrieron.

Algo era cierto, la única forma de que pudieran emprender aquella aventura era el haber dejado saber a sus padres sobre la misma tiempo después que de que se hubieran marchado. De lo contrario no los hubieran dejado salir de la Comarca. Por supuesto que los iban a extrañar, no dejaban de ser unos hobbits apegados a su familia. Sin embargo, tenían una forma de ver la vida muy distinta a la de los demás. Para ellos el Mundo estaba allá afuera, había mucho que explorar y descubrir. ¿Por qué quedarse encerrados en la comarca simplemente escuchando relatos cuando los podían ver con sus propios ojos?

— Exacto, es nuestra decisión. La decisión la tomamos en plena conciencia de lo que todo este viaje implicaba. Sabemos bien que tiene sus riesgos, pero no hay aventura sin riesgo. — no comentó el muchacho. Robín decidió ayudarle a Esmeralda con la carga, pues sabía bien que era mucho peso para ella sola. El viaje apenas estaba comenzando, por lo que no, pero bueno que se esforzara desde ya. Él no eres el ser más fuerte de toda la Tierra Media, sin embargo, tenía fuerzas suficientes para cargar algunos bultos.

Tal parece que había pensado en voz alta. Pero lo hecho está y tampoco se va a retractar de lo dicho por qué realmente lo crees, así que simplemente intento disimular el rosado de sus mejillas y simplemente sonrió de escucharla. — Bueno… es la verdad. — se atrevió a decir. — Sí, pero bueno. Estaremos en las mismas. — dijo soltando una risa al darse cuenta de que, en efecto, seguro habría días que parecería que los sacaron de un corral de cerditos. Eso sí, esperaba que fueran los menos. Él prefería estar limpio y fresco. Pero era parte de la aventura, el tener que enfrentarse a la naturaleza. — Oh gracias, sí, tampoco quiero que pierdan la forma. — Añadió.

— Tranquila, eso no va a pasar. No vamos a volver, él no sabe que técnicamente nos escapamos de casa. Solo hay que convencerlo de que solo cortábamos camino por su granja… — le decía intentando ser positivo. Cuando pasaron por la granja pensaron que tal vez podrían hacerse con algunas frutas, pero las cosas no están resultando tan sencillas como las imagina en su mente. — Al menos no llegamos a tomar nada… no hay evidencia. — finalizo el chico en un murmullo bajito.

El granjero ya los había descubierto, lo peor del caso es que ni siquiera habían podido darle ni una miserable fresa, ni una. Era frustrante, pero bueno, igual aún tenían probaciones. No le hemos robado nada, estamos cruzando por aquí. Pero ya nos puso nerviosos. ¡Adiós! — dijo el chico mientras tomaba la mano de Esmeralda intentado correo lejos de allí.  — Solo corre Esmeralda y no mires atrás. — le decía a la hobbit. Ya los habían descubierto, pero ahora no podía dejar que los atraparan. Así que no pensaba detenerse a conversar con el señor mayor.

No podía negar que aún andaba con harta pena con el asunto de que había dejado a su familia por las ganas de aventura que tenía, muchos hobbits lo habían hecho antes porque la verdad venían de una vida más nómada buscando un lugar hasta que lo encontraron pero claro ahora la historia era muy distinta y lo cierto es que ella no se sentía sedentaria, no quería esta aventura para toda la vida pero necesitaba comprobar como era. Acarició la mejilla de su amigo. — Estoy todavía triste y muerta de miedo, pero sé que todo pasara desde el momento que salgamos de aquí. Necesito esto…— Además que él quería y ella sería incapaz de dejarlo solo, era una decisión de los dos y esperaba con todo su corazón que llegaran a salvo justo los dos.

A veces se comportaban extraño y a ella le gustaba verlo de esa manera, pero claro pensaba que eran muy amigos para ir hacia a otro lado y creía que estaban demasiado bien así. Soltó un suspiro por lo que decía, aún pensando en el elogio que había dado y disfrutando del color de sus mejillas, que lo hacía ver más adorable de lo que ya era. Sonrió aún más no sentía ni asquito en prestarle su cepillo y así mantuviera esos rulos tan formados que tenía.

Luego de todo lo sucedido y solo por golosos de sacar maiz o frutos que estaban en la tierra se arrepentía completamente de haberlo intentado porque ese granjero gruñón se levantaba muy temprano y para peor los había descubierto. Negó con la cabeza y lo cierto es que sabía que no tenía otra salida que huir, porque si la atrapaba joder. Todo se iba a volver peor y los enviaría de vuelta con sus padres que al verlos con esos bolsos e incluso el mapa que su amigo había sacado, los tendrían un buen tiempo castigados.

— Es que es ahora o nunca. Si nos atrapa estaremos de por vida castigados y no tendremos ni oportunidad de esta aventura. ¿Por allí, verdad? — Señaló al chico el camino y cuando el dijo se lo indicó salió corriendo como si su vida dependiera de ello, chocando incluso con los grandes vegetales y tropezando con las hiedras que intervenían a su paso hasta que cayo colina abajo hacia el bosque que los esperaba.

Al poco tiempo vio que el chico estaba a su lado, ella había quedado aturdida y mareada, pero sonrió cuando lo vio. Los gritos del granjero se escuchaban. — ¡Y no se atrevan a volver! Usen otro camino par de ladronzuelos! — Sintió sus mejillas sonrosadas pero con tan solo esa advertencia descubrió que no pensaba seguirlos, así que se estiró en la tierra, sintiendo como su corazón latía con fuerza y también como su respiración estaba entrecortada, nunca había corrido de esa manera. ¿Iba a tener que acostumbrarse de ahora en adelante?

— ¿Estás bien? — Preguntó a Robin cuando al fin pudo articular palabra.

A pesar de la nostalgia que pudiera causarles estés viaje, era algo que necesitaban los dos. Eran hobbits distintos a los demás, tenían ese espíritu aventurero que a pocos aún le quedaba. Se preguntaba porque tenían tanto miedo al mundo exterior. Había sus peligros sí, era cierto, pero no todo era malo. ¿Por qué ser tan pesimistas y solo ver lo peor de todo? — Lo sé, por eso debemos hacer que esta locura valga la pena. — señalo el muchacho quien estaba acostumbrado a ser de cariños con su amiga, no era algo raro entre ellos. No así con los elogios de antes, eso era otra cosa. Por eso se habían puesto rojitos.

Sus planes en la granja había salido patas para arriba. Definitivamente todo un fracaso. Aquel anciano ahora gritaba y los amenazaba. No podían quedarse de brazos cruzados. Podían perder la oportunidad de aquella aventura si les daba alcance porque sin duda al saber sus nombres mandarían a buscar a sus padres. Eso sería el fin para los planes de Esmeralda y Robin. — Sí, y no tengo intensiones de que eso pase. Igual sabes qué soy capaz de culparme. — le comento, porque simplemente era así. Sí podía echarse la culpa para que toda la parte peor del castigo cayera sobre él lo iba a hacer. Pero la verdad es que no tenía planes tampoco de que aquello ocurriera. Por lo que solo había una cosa por hacer… Correr. — Sí, hacia allí. — le confirmo el moreno.

Ahora corrían rogando que no los alcanzaran y con las manos vacías porque no se lograron llevar nada. Por fortuna quien ahora los perseguía amenazando era anciano, así que aunque lo intentara no podría darle alcance. No tenía ni que volvérselos a repetir, porque no tenían intensiones de volver por allí. Robin podía tropezar con una piedra una vez, pero no dos veces. Al menos eso creía y esperaba.

— Uff… sí, estoy bien. Aun recuperando el aliento, pero bien. — le aclaro mientras se detenía por un momento, desplomándose en el suelo mientras recuperaba el aliento. — ¿Tú estás bien? — añadió el hobbit mientras, aún sentado en el suelo, observaba a su alrededor. — ¡Rayos… creo que lo hicimos Esmeralda! ¡Creo que ya salimos de La Comarca! Porque no reconozco haber estado aquí. — saco el mapa. — Aquí dice que el que este debe ser el Bosque Viejo. — le mostraba el muchacho volviendo a ponerse en pie para mostrarle con entusiasmo. — Lo logramos. ¡Al menos ya podemos decir que salimos! — añadió con emoción alzándola con emoción. Para luego bajarla. — ¿Y ahora? Entramos... ¿No? — pregunto al caer en cuenta que tendrían que cruzar aquel lugar.

Nada que hacer. Ellos eran hobbits aventureros y por mucho que echaran de menos necesitaban descubrir el mundo al menos solo una vez en su vida. Ninguno de los dos pretendía irse para toda la vida, pero aunque ese viaje podría ser peligroso y podrían no volver por cualquier cosa que pasara valía la pena el riesgo, ella si quería contarles a sus hijos - si es que llegaba a tener - lo que vivió a  tal edad. Asintió a las palabras de su amigo que se veía adorable así de rojito, era muy confuso cuando lo veía así, y eso que estaban acostumbrados a ser cariñosos cuando se conocían desde que eran unos críos.

Todo había salido mal en la granja y ella pensó que nunca debieron hacer eso, ya que tenían suficiente comida y solo era un juego que salió más que pésimo.  Ni siquiera supo como pudo correr cuando le dolían las piernas y a la vez, se estaba quedando sin respiración. Fue cuando se dio cuenta que no tenía tan buena condición física pero corrió como si su vida dependiera de ello, hasta que cayeron y se refugiaron hasta que los gritos del anciano comenzaron a cesar.

El alma le volvió al cuerpo  cuando notó que su mejor amigo estaba en buenas condiciones al igual que ella a pesar de esa caída. Ni había valido la pena peinarse porque quedo con todo el pelo enmarañado. — No me hice daño pero aún estoy aterrada, cansada y ni siquiera sé como puedo calmarme — Dijo con un puchero y hablando bajito. Ya veía que el anciano aparecía de la nada, los tomaba a los dos y llamaba a sus padres, pero por suerte eso no paso. Seguro que no gastaría energías para buscarlos y esperaría ahí, muy seguro que volverían en algún momento y muy contento que iban a tener que dar la vuelta a la redonda para no cruzar sus terrenos.

Cuando Robin dijo eso unos minutos más tarde, Esmeralda miró a su alrededor y asintió asustada. La verdad es que nunca había estado por esos lados y seguro que era el Bosque Viejo. — Entonces ya hemos salido de la Comarca, vaya.... nunca pensé que fuera de esta manera. ¡Pero lo logramos! — Lo abrazó fuerte cuando este la alzó, tenía ganas de mirar el mapa pero se aguantó— ¿Y cual es nuestro siguiente destino luego del bosque? ¿Cuánto crees que demoremos en salir? —Le preguntó. Supuso que era el mapa su mejor aliado, luego le dio un toque con su dedo a Algodón que seguro estaba asustada

Miró hacia arriba y soltó un suspiro. Estaban a punto de cruzar el bosque viejo y ya no había nada más que hacer. Ni había calculado el tiempo pero estaba segura que en ese horario sus padres ni siquiera se habrían dado cuenta que no estaba en su cama. Lamentaba con su corazón todo aquello pero la decisión había sido tomada.

Se mantuvo ahí con una sonrisa en sus brazos y  asintió con timidez. — Por esta nueva aventura que nunca olvidaremos porque espero volver, ¿eh? — Soltó la chica mientras tomaba su mano para empezar a caminar. Si que se veía oscuro a esas horas de la mañana que aún estaba oscuro. Sintió algo de escalofríos pero con solo el hecho de estar con la mano entrelazada de Robin se sintió mejor.