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Frederick Lostchild
« PB: Kit Harington . Shooting Star »
Es a ti a quien quiero
La historia comienza con Frederick Lostchild era un joven que, aunque tuviera su puesto social, era muchas veces visto por encismar del hombro por los de la realeza que lo veían solo como a un bastardo, sin tener tan siquiera idea de cuáles eran sus verdaderos orígenes. Porque sí, así fuera todo hubiera sido totalmente distinto. Uno de los que siempre lo había visto de esa manera era Sir Natanael, el hijo de los condes de Ladera de Hierro, un pequeño pueblo del Reino de las Colinas del Cuervo. Por tanto, este heredaría el título de conde y estaría a cargo de ese pueblo, claro que igual estaba la figura de los reyes de las Colinas del Cuervo, quienes a su vez eran los gobernantes reales de todos los pueblos que componían al reino. El asunto estaba en que antes de heredero el título tendría que casarse. Natanael, obstinado y caprichoso, se antojó de que su esposa sería Dahlia Windflower. Una joven noble del pueblo más alejado del reino, la cual destacaba por su belleza y a quien solo había visto una vez en una fiesta en el palacio.
Aquí es donde entra Frederick, pues cuando Natanael fue a pedir la mano de la joven resulto que la misma había sido secuestrada por delincuentes y la tenían cautiva. Los padres de Dahlia prometieron que si la lograba rescatar sería su esposa sin pensarlo dos veces. Por lo que el futuro conde aseguro que así sería. Sin embargo, Natanael era un mismísimo cobarde y con la excusa de que él no podía exponerse por ser el futuro conde, contrato los servicios de Frederick. Sí, el mismo Frederick que tanto lo veía como poca cosa, pero que bien sabía que era por mucho más valiente y capaz de llevar a cabo aquel trabajo. Trabajo era trabajo, así que Frederick acepto, pues le darían una buena fortuna por el mismo.
El chico emprendió el viaje en busca de Dahlia, sin embargo, no era solo rescatarla, también era traerla de vuelta al reino, lo cual implicaba pasar por lugares peligrosos. Por lo que el viaje de ambos de regreso resulto incluso ser más peligroso que él de Frederick cuando la fue a buscar. No solo porque ahora tenían delincuentes detrás de ellos, sino que para intentar burlarlos tuvieron que atravesar el camino más malo para perderlos de vista. A todo esto, Dahlia que era una joven valiente y avivada, había quedado sorprendida por la presencia de Frederic. Poco a poco comenzó a surgir una química natural entre ambos, a tal grado que al final del camino comenzarían a hacerlo dudar si debía o no entregar a la chica a su prometido. A su vez, haría que la muchacha no quisiera casarse con Natanael. ¿Como hacerlo cuando no fue capaz de tan siquiera acompañarlo a rescatarla? Ella no quería a su lado a un cobarde, prefería que estar con alguien de posición más humilde, más aún cuando comenzaba a generar sentimientos por él.
Aquí es donde entra Frederick, pues cuando Natanael fue a pedir la mano de la joven resulto que la misma había sido secuestrada por delincuentes y la tenían cautiva. Los padres de Dahlia prometieron que si la lograba rescatar sería su esposa sin pensarlo dos veces. Por lo que el futuro conde aseguro que así sería. Sin embargo, Natanael era un mismísimo cobarde y con la excusa de que él no podía exponerse por ser el futuro conde, contrato los servicios de Frederick. Sí, el mismo Frederick que tanto lo veía como poca cosa, pero que bien sabía que era por mucho más valiente y capaz de llevar a cabo aquel trabajo. Trabajo era trabajo, así que Frederick acepto, pues le darían una buena fortuna por el mismo.
El chico emprendió el viaje en busca de Dahlia, sin embargo, no era solo rescatarla, también era traerla de vuelta al reino, lo cual implicaba pasar por lugares peligrosos. Por lo que el viaje de ambos de regreso resulto incluso ser más peligroso que él de Frederick cuando la fue a buscar. No solo porque ahora tenían delincuentes detrás de ellos, sino que para intentar burlarlos tuvieron que atravesar el camino más malo para perderlos de vista. A todo esto, Dahlia que era una joven valiente y avivada, había quedado sorprendida por la presencia de Frederic. Poco a poco comenzó a surgir una química natural entre ambos, a tal grado que al final del camino comenzarían a hacerlo dudar si debía o no entregar a la chica a su prometido. A su vez, haría que la muchacha no quisiera casarse con Natanael. ¿Como hacerlo cuando no fue capaz de tan siquiera acompañarlo a rescatarla? Ella no quería a su lado a un cobarde, prefería que estar con alguien de posición más humilde, más aún cuando comenzaba a generar sentimientos por él.
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Dahlia Windflower
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En el Bosque. Con Frederick . En la mañana
II. « En el tenebroso bosque» | Que ya estuvieran lejos de aquella guarida de mal hechores era ya un alivio para ella. Sabía que no era fácil el trayecto que le esperaba, que no estaría a salvo hasta que llegaran a la ciudad. Pero el no tener que pasar una noche más encerrada en aquel lugar la llenaba de esperanza y tranquilidad por muy efímera que fuera. Pues también tendrá problemas al llegar, seguramente, solo que de otro tipo. Dahlia solo deseaba dormir aunque fuera un poco, dormir sin miedo, poder descansar de verdad. No simplemente pegar sus ojos porque el agotamiento de su cuerpo no la dejaba resistir más. — Más que suficiente, porque aunque sea poco tiempo al menos podre dormir más tranquila. Ya cuando estemos más lejos y en un lugar menos abierto seguro podremos descansar mejor. — Admitió la rubia, que igualmente también tenía hambre. — Definitivamente, aunque eso implique, solo duerma algunos minutos. Con el estómago vacío tampoco se puede avanzar. — y es que tampoco comía mucho, solía tener miedo de que le echaran algo a la comida. Por eso estaba un poco más delgada de como había estado antes de que la secuestraran. La muchacha estuvo muy interesada en la pesca, es que aquello le podía ser de utilidad para su supervivencia. Esperaba que esta fuera la única circunstancia de peligro en el que debía de hacerlo, pero nunca sé sabia. El mundo estaba lleno de maldad. Además, nunca estaba de más. — ¿Sin red? ¿Sin caña? ¿Pero como eso es posible? — pregunto sorprendida, ¿no se le ocurría como podía ser posible aquello? Escucho su explicación e intento organizar la idea en su cabeza para visualizarlo. — ¿Algo así como una lanza o jabalina? — pregunto la muchacha. — Entiendo, eso podría llamar la atención si ya alguien nos está buscando. — lo mejor era no llamar demasiado la atención por el camino. Ella no sabía cuánto tardarían en descubrir lo que paso, pero por las dudas era mejor esperar a que pusieran mucho terreno de por medio entre ellos y sus captores. — Está bien, lo ayudaré. Iré por un palo. — le aseguro con una pequeña sonrisa. — A ver, a ver… — murmuraba para sí misma mientras buscaba a su alrededor por el suelo. — Excelente… — dijo para sí misma cuando vio una rama seca en el suelo. No era tan recta, tenía un poco de curva, pero la punta del lado que partió había quedado media puntiaguda, solo era cuestión de afinarla para hacerla más filosa. — ¿Cree que esto funcione? Quizás se puede pelar un poco más la punta con el cuchillo para que pique mejor. — Sugirió la muchacha. |
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En el Bosque. Con Dahlia . Durante la mañana
II. « En el tenebroso bosque » | A lo mejor la pobre niña no había podido dormir en esos días por culpa de aquel horroroso secuestro así que dormir un poco le vendría bien ya que era necesario para seguir. No quería que agotara sus energías con sueño y hambre, sea como sea habían recorrido toda la noche y lo suficiente sin levantar sospechas así que suponía que estaba todo en orden. Asintió. Estaba consciente que tenía que ser empático y ponerse en el lugar de ella en todo momento pues era una mujer delicada por mucho que quisiera mostrar lo contrario, más que nada si que lo había pasado mal y en el bosque jamás estarían seguro por el tema de criaturas y los enemigos - no tan solo los que los perseguían - podían aparecer. Habían muchos salvajes viviendo por allí. Sí, estarían en riesgo constante y él ya había jurado protegerla hasta que llegara sana y salva a su hogar. Encontraba que la rubia era muy inteligente y vivaz. Sin duda, no todas las señoritas eran refinadas y delicadas, no dudaba que lo fuera pero a la vez, si que mostraba mucho más energía de lo que pensaba. Era rápida en todo lo que se proponía, y le gustaba mucho como manejaba con maestría su caballo eso solo haría que llegaran más rápido. — Soy capaz de soportar largos trayectos sin comida ni mucho descanso. Lo que sí es vital es el agua, pero comprendo que usted después de unos días horribles necesita hacerlo por esa razón nos hemos detenido — Tenían bastante para comer y se encargarían del pescado del lago que tendrían que comerlo si o sí. No habían redes para pescar por lo que tendrían que hacer una lanza de madera para así pescar un par de peces que fueran lo suficiente grandes para alimentarse. Se notaba que solo quería aportar allí, así que la dejo que se encargara de buscar un palo, no quería ser machista pero ya creía que se iba a equivocar. No fue así, el palo que trajo era lo suficiente bueno para hacer aquello. Más por la punta afilada que tenía. Sacó su daga y sonrió. — Es perfecto, solo debo arreglarlo y quedara como una eficiente lanza. ¿Quiere intentar pescar? — Sugirió, mientras se disponía a arreglar el palo aunque claramente habría sido más efectivo un metal pero estaban escasos de recursos y esto era más rústico, lo importante era que igual serviría. |
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En el Bosque. Con Frederick . En la mañana
II. « En el tenebroso bosque» | La joven no la había pasado para nada bien cuando estuvo cerrada en aquel lugar. No había podido descansar para nada el tiempo que estuvo allí. Pues siempre temía que si se dormía le podían hacer algo malo. Así que nunca quiso arriesgarse y las pocas veces que logró pegar el ojo fue porque realmente había estado tan cansada que su cuerpo la obligó a dormir. Aunque tampoco fue por mucho tiempo así que tenía mucho sueño acumulado. Pero también tenía hambre, pues tampoco se había alimentado bien. Era agradable saber que aquel hombre, aun con todo lo rudo que se veía, también era considerado y la estaba cuidando. Cuanto hubiera preferido que fuera su futuro prometido. No aquel hombre que se quedó en la comodidad y seguridad de su hogar. Dahlia sabía hacer algunas cosas y estaba dispuesta aprender lo que no supiera. Lo importante para ella en estos momentos era poder sobrevivir y para eso si tenía que dejar a un lado incluso los modales que le habían inculcado desde pequeña lo haría. — Gracias por la comprensión. Eso es también un recordatorio de que debemos también reabastecernos de agua. — si iban a pescar en un río, lo mejor sería también aprovechar el agua del lugar, pues el agua del río era dulce a diferencia de la del mar. Tal vez no fuera tan limpia como la de un manantial, pero peor era morir de sed y deshidratado. Lamentablemente, no tenían las herramientas necesarias para así poder hacer una pesca tal como su padre le había enseñado. Pero eso no podía ser un obstáculo, la supervivencia se destacaba por la habilidad improvisar con el objetivo de lograr cubrir alguna necesidad apremiante. Que en este caso sería el pescar pescados para la cena. Así que la rubia se puso a buscar de inmediato y aunque nunca había utilizado una vara para pescar, si era observadora y con sentido común. Así que eso le ayudo a encontrar una que le sirviera su propósito. — Que bueno que funciona. — comento con entusiasmo. — Sí, me gustaría intentarlo. No sé si tenga puntería, pero no podré aprender este estilo de pesca si ni siquiera lo intento. — aseguró decidida mientras lo observaba arreglar el palo. Dahlia se acercó al moreno para observar más de cerca lo que hacía. — ¿Hay algún tipo de postura o posición que deba tener la lanza para que sea más certera? — comenzó a preguntar. — Imaginó que será más sencillo si nos adentramos al agua. Hay más peses al centro que en la orilla. ¿No? — Esperaba aunque fuera lograr atrapar uno, y pronto. De verdad estaba hambrienta. |
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En el Bosque. Con Dahlia . Durante la mañana
II. « En el tenebroso bosque » | En cada momento se daba más cuenta que la chica era encantadora y a la vez, muy fuerte. Se alegraba de que la hubieran encontrado con vida y que no se hubieran sobrepasado con ella. Le agradecía a Dios que estuviera sana y salva, y ya era su responsabilidad llevarla a su pueblo luego de aquel horrible secuestro. Pero no estaba seguro si iba a tener una mejor vida allí cuando la esperaba a aquel hombre que no la merecía, temía que la tuviera solo como trofeo. El ni siquiera pensaba en tener como esposa a una chica noble como ella cuando era un bastardo y estaba destinado a ser un don nadie. Eso quedaba en sus sueños, porque la realidad es que la encontraba bastante hermosa. La veía con muchos ánimos a pesar de que estaba hambrienta y sobre todo muy cansada, consideraba que habían cabalgado un buen trayecto y aún así no se sentía confiado, sin embargo, quería que recompusiera el sueño por una hora y luego al salir al bosque, encontrar una posada para que tuviera un sueño más tranquilo. — El agua no puede faltar nunca y los frutos. Creo que estamos bien con la comida por los días que hacen falta para llegar a su pueblo, mi señora — Dijo en un tono cordial y desde ahí fue muy gracioso, como la rubia se iba a buscar un palo que resulto excelente para pescar — Creo que hasta puede quedar como un arma si se afila bien — Comentó con una pequeña sonrisa y se sorprendía porque de por sí era muy serio y nunca lo hacía por su vida desdichada desde que era un crío. — Muy bien, pero prometa que dormirá luego se ve cansada y aún queda mucho por recorrer — Se puso de pie y ya con la lanza hecha, le hizo un gesto para que se acercara al agua. —La idea como bien dice es tener una buena puntería aunque no lanzarla. Eso sería más adecuado si quiere cazar, en mi opinión es más fácil con las trampas porque atrapados los animales no pueden huir, pero hoy hablamos de peces así que si son veloces cuando están en peligro. — Murmuró el hombre mientras sostenía el palo y a la vez, poniéndose en unas rocas hasta le enseñaba la postura en la que debía hacerlo. — Depende mucho.... pero por lo general se encuentran más al centro, mire el agua es muy clara y se pueden observar — Le ofreció una mano para que subiera a la roca y que así aprendiera de más cerca. — No es tan complicado, solo observe — No era un experto pero desde hace tiempo estaba acostumbrado a pescar cuando salía de viaje, siempre era bueno detenerse y hacer una buena fogata para comer pescado. Vio un pez aturdido al mover un poco el agua por lo que sin perder tiempo tan solo lo perforó. |
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II. « En el tenebroso bosque» | Dahlia esperaba que de una forma u otra su padre resolviera sus asuntos porque no era justo que ella hubiera pagado siendo secuestrada por su causa. Quizás por eso mismo había recurrido aquel hombre, para tener alguien de mayor rango y poder, que sacara la cara por la familia. ¿Pero a qué precio? Al precio de la felicidad de Dahlia. En otras palabras, estaba siendo la que pagara una vez más por sus errores. No era justo. Era triste si lo pensaban detenidamente. Pero aun así los quería, deseaba con toda sus fuerzas poder volverlos a ver, a cada uno de los miembros de su familia. Aquello era lo único que pedía, lo único que anhelaba en aquellos movimientos. Esas ganas de ver su familia, de volver a sentir su calor y seguridad. Por eso ponía de todo su esfuerzo por estar bien. Aquel hombre la estaba cuidando, había hecho mucho por ella en este corto tiempo. Pero no podía dejarle todo el trabajo a él, nunca le agrado sentirse una carga. Por tanto, no se quedaba de brazos cruzados y hacía todo lo que estuviera en sus manos para también colaborar. Con todo lo que había estado pasando había autodesarrollado el instinto de supervivencia. — Eso es correcto, podría faltarnos comida y aun así sobreviviríamos un tiempo. Pero no sin el agua lo que falta. — aseguro la rubia, y es que aquel líquido era preciado, más importante que un enorme trozo de jugosa carne. La muchacha no tenía mala vista, por lo que había logrado encontrar un buen prospecto de palo para la pesca. Ahora el asunto estaba en aprender a utilizarlo. — Dos usos en uno. Maravilloso. — aseguro ante la sugerencia de Frederick de usarlo también como arma. Era increíble como alguien que al parecer no solía ser de mucho sonreír, ahora pareciera que con ella había encontrado la sonrisa. A la rubia aquella sonrisa le provocaba que su corazón se emocionara. No paraba de repetirse del porqué no simplemente pudo haber sido él quien la buscará y no un encargo de otro. — ¿Tan terrible me veo? — preguntó, la verdad no había tenido tiempo de ver bien en el estado en que se encontraba. Aunque si se dejaba llevar por el cansancio y el hambre, podía asumirlo. — Lo prometo, no podría decir que no a eso. Mi cuerpo me lo reclamaría. — tuvo que reconocer. La chica realmente quería aprender, así que miraba con atención al moreno. Mientras escuchaba con detenimiento sus indicaciones. — ¿Entonces que me sugiere si no debo lanzarla? ¿Sería como apuñalar al pez? — preguntaba, aunque en efecto tenía razón en lo que decía. Ahora todo le hacía más sentido. Cuando le extendió la mano para subir a la roca la tomó sin pensarlo y se mantuvo parada a su lado. — Tiene razón, mire allí se ven algunos. — Señaló la chica con entusiasmo. — Está bien observaré. ¿Pero puedo intentarlo luego de usted? Por favor. — pidió mirándole con ojos brillantes. Parecía una tontería, pero estas pequeñas cosas la hacían sentir viva. — ¡Lo logró! — Exclamó con entusiasmo abrazando su brazo en un impulso. — Oh, lo lamento. Es solo que hacía tiempo que no me emocionaba por algo. Aunque parezca una tontería. — confesó. — Ahora lo intentaré. — Señaló pidiéndole el palo. — ¿Estoy bien colocada? — preguntó, pues no sabía si su postura estaba correcta. Un mal traspiés y caía al agua. |
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En el Bosque. Con Dahlia . Durante la mañana
II. « En el tenebroso bosque » | La chica le agradaba y mucho. Era muy bien visto por él que no quisiera ser una carga y aportar en el viaje, no era el tipo de señoritas que eran delicadas - lo que no estaba mal - y que se sentirían rendidas luego de pasar el trauma de un secuestro. Se dio cuenta que la tenía que mantener distraída y entretenida durante el viaje para que este fuera más ameno y que fuera olvidando lo sucedido durante todas esas semanas, de verdad agradecía que no le hubiera pasado nada más que estar encerrada porque sí que pudieron haberse aprovechado de ella, era hermosa y los maleantes a veces actuaban solo por impulso. Solo asintió y se mantuvo serio. —Siempre hay que buscar formas para sobrevivir sobre todo cuando tenemos que cruzar un bosque que de por sí hay peligros aún más cuando se oscurece — Soltó una pequeña risa porque la dama merecía su respeto y el solo era un bastardo para no hacerlo, conocía bien su posición y su lugar, sentía que ella se lo permitía y que quería darle confianza pero a él le costaba aún ya que estaba todavía con el deber de llevarla con vida y salva donde su familia que seguramente extrañaba ya una eternidad. — Imagino que ha estado en sus mejores días pero no luce mal, solo agotada — Creyó que no estaba mal elogiarla cuando realmente aún cuando estaba con el cabello todo enmarañado y tenía más aspecto de salvaje - como él - a diferencia de una señorita ella lucía igual de linda. Así que el remedio era descansar y comer para que no estuviera tan fatigada. Se acercaron al manantial y trataría de responder a todas sus preguntas, el chico sostenía ya la estaca de madera en su mano — Exacto, porque se necesita mucha práctica para lanzarla y alcanzar a perforar los peces, y aún así se corre desventaja que hacerlo de una manera más fácil, si que la red habría sido más efectiva — Explicó el moreno con mucha paciencia y en que cierta manera le gustaba enseñar aún cuando no fuera muy sencillo. No era muy hablador de hecho, pero con Dahlia era fácil. Se subieron a las rocas y asintió. — Por algo le he comentado tanto, no quiero que se quede con la curiosidad y es bueno que aprenda. Ahí no sé si podra ponerlo en práctica donde vive pero no esta mal hacerlo por lo menos una vez. ¿No cree?— Luego no perdió tiempo en apuñalar al pez, solo que no se espero la reacción de la chica que lo dejo pasmado y algo avergonzado, no estaba acostumbrado a ese tipo de gestos. Carraspeó. — Descuide.... a veces las emociones juegan en nuestra contra —Prefirió seguir con aquello. Sabía que no sería sencillo para la chica más si era su primera vez aunque como la veía dispuesta si que podía llegar a sorprender — Permítame —Se coloco detrás de ella, la dejo con suavidad en la posición que correspondía y más que nada ubicando la estaca larga en sus manos. — Mire fijo al pez si esta inquieto váyase por otro...siempre debe ser el que esta más quieto — Le recomendó mientras le susurraba en el oído y luego se alejó. |
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En el Bosque. Con Frederick . En la mañana
II. « En el tenebroso bosque» | — Tiene toda la razón, aquí la supervivencia es lo que importa. — Le aseguró con una sonrisa. Dalia imaginaba que era un desastre andante, pero no tenía idea hasta qué punto. Por lo que al hombre responder su pregunta sus mejillas se sonrojaron. — Siendo así le creeré. Yo misma no me puedo ver. — afirmó la rubia. Definitivamente necesitaba descansar. Una de las cosas necesarias para la supervivencia era ser capaz de proveer comida. Por eso le parecía importante aprender otras formas de pesca. — Sí, también podría correr el riesgo de perder la vara y que se la lleve la corriente. Concuerdo, las redes si las conozco. Pero hay que aprender a improvisar. — reconoció, pues no podían depender de lo que no tenían. Estando en la roca tuvo buena vista de los peces. Ya estaba entusiasmada, al fin comida que no le caería mal o supiera fea. Admiraba la habilidad del moreno y esa precisión para clavar los peces en su vara. — Es un buen maestro, debo decirle. Se expresa en forma clara. — Le aseguró. — Uno nunca sabe cuando lo pueda necesitar. Aunque definitivamente prefiero que si lo tengo que volver hacer sea solo para traer la cena luego de un pasadía en el bosque. — Cosa que veía improbable, pero no le molestaría volver a repetir. La chica sabia que no debía de andar haciendo tales gestos, pero en estos momentos Frederick era la persona más cercana que tenía. Estaba tan llena de emociones que de algún modo debía sacarlas. Por fortuna al menos podía decir que eran buenas emociones. ¿Como no? Después de tanto tiempo de angustia. — Justo eso, y yo tengo muchas acumuladas. De alguna forma se me escapo. — le aseguro al notar un tanto la incomodidad del moreno. — Está bien, lo sigo. — Sintió un cosquilleo recorrer su columna vertebral al sentirlo tan cerca cuando le comenzaba a mostrar cómo debía de ser la postura. El contacto con sus manos mientras le acomodaba la vara, y el susurro en su oído hacía que se le erizara la piel. Aunque de una forma agradable, no era de miedo, sino porque le agradaba. Con cada interacción se fijaba que su salvador era el que realmente le gustaba. — Correcto, el pez más tranquilo… — murmuro. Sintió alivio que se alejara, porque estaba disfrutando demasiado su cercanía y aunque eso debería ser algo bueno, no debía de olvidar que tenía un prometido, aun cuando no lo conociera. Pero aquello era tan injusto… El primer intento solo consiguió pellizcar el primer pez. — Yo puedo, sé que sí. — había pasado uno, había pasado dos, pero la tercera fue la vencida y eso Dahlia lo celebro. Justo en el centro del pez. La chica levantó la vara con el pescado clavado, era bastante grande. — Lo logre, lo logre. ¡Señor Frederick miré! Y es más grande que el suyo. — molesto con una sonrisa mientras le mostraba el pescado. |
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En el Bosque. Con Dahlia . Durante la mañana
II. « En el tenebroso bosque » | Dahlia tenía muchas ganas de aprender y sentirse suficiente consigo mismo. Imaginaba que el mismo aburrimiento, la incertidumbre y el miedo de lo que podría llegar a pasar, ya al sentirse libre solo quería ocuparse de algo para olvidar ese horrible momento. Así que por suerte, ahí estaba él para permitir que se sintiera mejor aunque lo más efectivo que podía hacer después de esto era descansar un rato porque lucía muy cansada. Era demasiado hablantina, ciertamente no estaba acostumbrado a eso y también verse con la necesidad de responder. De todas formas, respondía lo necesario solo porque la notaba ansiosa y comprensible, por eso nunca se quejo cuando su carácter y al ser tan solitario le llamaba a gruñir. Contó las piedras mentalmente del suelo — Lo otro que hubiera servido aunque esto es más para los ríos es una canastilla y ahí ni siquiera es necesario matarlos de una. ¿No le da pena? Cualquier señorita habría alegado — Tuvo que comentar porque la rubia era una mujer muy particular que parecía que se atrevía a todo y de verdad lo tenía sorprendido para bien. Había tratado en todo momento para expresarse bien ya que solo pensó cuando le explicaba a algunos niños e incluso hombres que no se sentían con la capacidad de luchar las indicaciones necesarias para que lograran tirar al arco o el manejo de la espada. El era rápido, fuerte y seguro así que solo imagino que enseñar algo tan sencillo no sería tanto problema, más que veía a Dahlia con muchas ganas de aprender. — No es malo saber de todo un poco, aunque algo me dice que usted preferirá una red o un canastillo en su hogar pero bien aún no quedan días aquí y saber lo básico servirá — Tuvo que decir y fueron hacia el sector para notar que uno de los peces se atontara y quedará tranquilo porque los otros habían quedado ansiosos luego de usar el palo puntiagudo. Había que ser preciso y estar cerca porque muy bien tendrían que saltar para la búsqueda de este. — Relájese sé que puede — Le indicó con suavidad y alejándose un poco aunque a poca distancia para ver su movimiento preciso en la pesca. Cuando logró tomar el pez en un buen tiro, la miró con orgullo y asintió con la cabeza con media sonrisa de aquellas que demuestran que se sentía muy bien por su logro. — Pero yo lo logré a la primera así que es un empate — Dijo burlón porque ahí sin intención o no siempre le gustaba sentir seguridad en sí mismo incluso al ser un bastardo. Todo lo que había hecho le costo y a su vez, tuvo que aguantar mucho eso tipo de comentarios de los niños e incluso la gente de alta cuna y lo miraban en menos. — El que tiene es suficiente para los dos, ahora descanse un poco mientras preparo la comida aún queda un largo camino — Espero que le entregará el pez y se marchó para hacer lo suyo, Frederick cargaba muchos demonios dentro que tenía que sacar de su espalda. |
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En el Bosque. Con Frederick . En la mañana
II. « En el tenebroso bosque» | — Nunca había oído hablar de las canastillas. Creo que cuando tenga la oportunidad debería de intentarlo. — Admitió la joven. Escucho lo que mencionaba que cualquier señorita se hubiera espantado. — Quizás antes me daría un poco de pena, pero igual estoy consciente de que esto es por el mero hecho de la supervivencia. Si fuera a llorar por todo lo que me voy a comer, solo comería hojas y verduras. — Admitió la muchacha, parecía delicada y podía actuar como una verdadera dama cuando lo ameritaba. Pero no era tan penosa. — Aunque si debo de admitir que cuando veo que matan algún animal frente a sus crías y se ve como se quedan huérfanas y desamparadas, sí me da pena. — Añadió, e imaginaba que igual era ese instinto maternal de mujer que al ver a un pequeño en abandono aunque se trate de un animal, le daba pena. — Tiene razón, si tuviera la oportunidad de usar uno de ellos sería mucho mejor. Pero con esto lo bueno es que aun sin tener las herramientas a la mano, se puede resolver. — señalo con una sonrisa. Intento de relajarse tal como el moreno le indico. Dahlia era muy atenta a la hora de escuchar las instrucciones y por lo mismo eso hacía que pudiera ejecutar de buena forma. . Aunque claro, igual jugaba un poco el factor suerte. Pues no siempre se lograba conseguir de la primera por muy aplicado que seas. La llamada suerte de principiante. — Bueno, bueno. Suena justo. — le respondió con lo del empate, pues al final lo logro siguiendo sus indicaciones. — Está bien. Aquí tiene. Definitivamente, es momento de dormir un poco. — aseguro mientras le entregaba el pescado. Pudo notar que ahora tenía una expresión un tanto sería. ¿Le pasaría algo? Había quedado intrigada. Pero no pudo preguntar nada por qué se había marchado a preparar el pescado. Dahlia por su parte se había acomodado a descansar un rato. Con Frederick cerca se sentía confiada de poder pegar los ojos un buen rato. Aunque no lo hizo por mucho tiempo, pues estaba pendiente a la comida, así que luego de un rato abrió sus ojos, el olor a pescado ya inundaba sus fosas nasales. La rubia se levantó y se dirigió al moreno sentándose cerca. Fue ahí donde no pudo evitar preguntar. — ¿Se encuentra bien? Lo noté un poco distante hace un rato. — comento la muchacha. |
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En el Bosque. Con Dahlia . Durante la mañana
II. « En el tenebroso bosque » | Le gustaba. Era una mujer agradable que ni siquiera tomaba en cuenta las superficiales, pudo haber sido muy esquiva y fría en tratarlo y aún así estaba siendo muy gentil y amable con él. Se preguntaba que iba a decir cuando se enterara que era un bastardo y que incluso cuando llegaran a su hogar, supiera de sus origenes y donde su familia tratarían de impedir que se agradaban. Sin embargo, era cortés y no la dejaría con las palabras en la boca cuando estaba siendo tan bueno con él, y vaya que Frederick no estaba acostumbrado a ese trato. — El viaje es largo y puede que se ponga aburrido. Solo hay que buscar las hojas precisas de un buen tamaño para ir formando, muy rustica pero puede servir. — Dijo alentando para que se animará en actividades que notaba que quería aprender y así obtener una buena pesca, necesitarían comida pues no quería que pasara más hambre. — No quiero imaginar todo lo que ha sufrido ya que supongo que comía del todo necesita ganar peso y verse saludable cuando llegue a su hogar, así que no se sienta cohibida si come más — Murmuró el moreno que trataba que se sintiera cómoda y hasta estaba generando cariño hacia a ella. No tan solo era dulce sino que estaba dispuesta a aprender, no se mostraba como la típica dama en apuros. Y vaya que lo comprobó al notar como era ágil en la pesca y sacar un pez a la segunda oportunidad que lo intento. Se puso muy feliz hasta que salió con ese comentario donde mostró sin poder evitarlo su otra parte - la que no le gustaba sacar ni mostrar - la deprimida y el sufrido de todas esas veces que le hicieron entender que era inferior a todos solo porque su padre se revolcó con una mujer que no era su esposa, condenándolo a él por el resto de su vida. — Por favor, descanse. Avisaré cuando este listo, la comida demorara. — Para que durmiera un poco más y así quitar un poco de sueño, hizo todo silenciosamente y se alegró nuevamente que se había quedado profundamente dormida al instante. Sintió que había pasado el tiempo adecuado cuando escuchó sus pasos y luego ya estaba cerca de él. — Ya iba a despertarla, esta casi listo, mi señora — Murmuró cordial y se avergonzó que se hubiera dado cuenta de la expresión sombría y de pena. Se regañó a si mismo. ¿Lograría comprenderlo? No tenía idea. Era mejor salir del paso rápidamente y ver como se comportaría después, ya le había pasado que contó aquello y mujeres se alejaron, incluso hombres que querían ser su amigo. — Mis más sinceras disculpas, mi señora. Sé que debí comportarme y felicitarla por su logro en tan poco tiempo. Solo que tengo mis motivos por haber actuado de esa manera — Prefirió ante todo mostrarse tranquilo antes de decir lo que ocurría. |
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En el Bosque. Con Frederick . En la mañana
II. « En el tenebroso bosque» | — Pues creo que de ahora en adelante comenzaré a recolectar hojas durante nuestro viaje hasta lograr tener las suficientes para armarla. — y esperaba igual tener la oportunidad de probarla. Los ríos, lagos y estanques se encontraban a lo largo y ancho de aquellas tierras que por suerte de ellos no eran secas. Era cierto que no había podido comer como se debía mientras estaba allí. Una porque lo que le traían no eran comidas decentes y dos, porque temía que dentro de la comida le echaran algún tipo de sustancia. Por eso las veces que llego a comer había sido en porciones pequeñas. — Gracias, necesito definitivamente lograr obtener algunas libras adicionales. Reconozco que perdí algo de peso. Intentaré comer lo más que pueda, pero sin entrar en exceso. — Terminó por admitir. Y es que igual extrañaba una buena comida, pero tampoco deseaba terminar con dolor de estómago por exagerada. — De acuerdo. Creo que será el tiempo suficiente para reponer un poco de sueño. — obviamente, ambos lo que necesitaban eran unas buenas horas de sueño, pero dadas las circunstancias y lo cansada que Dahlia estaba, aquello era tiempo preciado para descanso. Si no hubiera estado tan casada lo que hizo que se durmiera rápidamente, probablemente se hubiera quedado un rato dándole vueltas en su cabeza a que le estaría pasando al moreno antes de lograr dormirse. Es que aquella expresión un tanto sombría no era para que apareciera de repente y sin motivo alguno. Algo ocurría. Así que tan pronto logró despertar, la rubia deseaba conocer aquel enigma. — Muchas gracias, pero aún tengo sueño ligero. Huele bien. — Le aseguró al sentir el olor de lo que había preparado. La pregunta había salido y aunque no le dijo una respuesta clara, al menos no la había ignorado. — Descuide. Tampoco era necesario. Solo me emocioné, justamente porque nunca había hecho algo así. — reconoció. — ¿Motivos? ¿Se podría saber? Y perdóneme que se lo pregunte. Es solo que no sé si cometí un error, y si lo hice, me gustaría corregirlo. Pero no sabría hacerlo desconociendo el contexto. — Le comentó mientras le miraba a los ojos. — Aunque solo si lo desea. — Finalizó, y es que pudo haber sido por su causa por que solo eran ellos. Ni siquiera había un animal para culpar. Y de verdad lamentaba si había faltado a su persona. |
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En el Bosque. Con Dahlia . Durante la mañana
II. « En el tenebroso bosque » | Que fuera obediente y que estuviera predispuesta a ayudar era justamente porque se sentía cómoda con su compañía, y ese era su deber pues de todo lo mal que había pasado, merecía un poco de paz. Ya que no le podía ofrecer nada cuando llegaran a la ciudad y ella volviera con su familia. Entendía que cuidará su peso que se veía muy bien así, pero lo cierto es que estaba muy delgada así que un poco de calorías y que ahora comiera bien sería perfecto para llegar con más vitalidad y energía a su hogar. Más animada y con esas ganas de seguir adelante, porque tenían que asegurarse que eso no tenía que volver a ocurrir, imaginaba que su hermanastro ayudaría con las deudas para que dejaran a la familia de Dahlia en paz. La verdad es que aquello de la pesca hablaba muy bien de ella que lo consiguiera en el segundo intento, pero ahí estaba con los traumas y fantasmas que aún quedaban de su modo de vida, ser un bastardo siempre era ser inferior frente al resto, porque aunque eran reconocidos por sus padres para estar con su familia de origen, no se podía considerar un noble y a la vez, tenía que aguantar a los maltratos, lo mejor que podía hacer era aceptarse a si mismo y hacer su propio nombre, pero era difícil porque nunca sería reconocido por nadie. Sintió sí ser frío con ella que no tenía nada que ver con su pasado y estaba siendo amable con él. — Descanse bien. La despertaré cuando este listo — Volvió a repetir y se dedicó a aquello, la comida al tiempo empezó a emanar un rico olor y parecía que aquello la despertó. Le sirvió en una cuenca de barro de inmediato para que comenzará a comer. — Sí, reconozco que fui algo brusco solo que sin intención, jamás me iría en contra usted, mi señora. Y lo menos que quiero que es que la vuelvan a maltratar y sentirse desdichada, vuelvo a dictar mis disculpas porque no debí actuar así — Exclamó sin prestar mucha atención a su comida mientras hablaba y solo lo hizo cuando ella hablo. Había notado que tenía razones y lo cierto es que no tenía que ocultarlo. — Es un poco fuerte decirlo en voz alta, porque supongo que aún no lo acepto a pesar de mi edad y demás — Empezó a decir — Soy un bastardo, es decir, soy el hermanastro de su prometido, mi señora — Exclamó — Supongo que debe suponer que la vida de un bastardo es dura, y en cierta manera no me agrada sentirme inferior, usted logro pescar con facilidad y fue inevitable no pensar que nunca podre sentirme superior. Mis más modestas disculpas, mi señora. — Volvió a disculparse porque le debía respeto y honestidad. Ya estaba todo dicho. |
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En el Bosque. Con Frederick . En la mañana
II. « En el tenebroso bosque» | A la muchacha el solo hecho de estar fuera de aquella torre, era ganancia. Así que a pesar de que el camino de vuelta a casa no fuera sencillo no se iba a quejar por ello. Peores momentos había pasado la rubia encerrada en aquel lugar. Poderse sentir al fin libre le entusiasmaba aprender cosas nuevas, porque le recordaba que estaba viva, por eso esas pequeñas cosas como el fabricar una canastilla o intentar pescar con aquella lanza improvisada llamaban su atención. — Gracias, descansaré lo más que pueda. — Por supuesto que igualmente no había podido descansar mientras estuvo en aquel lugar, así que ahora que tenía esa oportunidad no podía desperdiciarla. No sería por mucho tiempo, pero algo era algo. Quizás más adelante, cuando estuvieran a una distancia considerable y en algún lugar más seguro podría darse el lujo de tener un verdadero descanso reconfortante. Como aún estaba un tanto paranoica se había despertado sin que el joven lo hiciera. No sabía si era por el hambre acumulada o porque realmente olía bien, pero el olor a pescado le había inundado sus fosas nasales deleitándola. Por otro lado, la dama se había quedado con esa sensación de que algo había cambiado con Frederick después que estuvieron pescando. Se preguntaba el que era de manera genuina. Él había sido quien la rescato, quien la saco de aquel lugar, sería la persona que la acompañaría en su viaje de vuelta a casa. Así que deseaba que todo estuviera bien, por eso no lo pudo evitar y aunque resultara en algo un tanto indiscreto, le pregunto. Es que si había hecho algo que no le gusto quería saberlo, porque lo más probable lo había hecho sin querer. — Está bien, tampoco fue que me maltrato. Pero sí lo sentí un poco retraído, no con el mismo ánimo de momentos antes. Por eso llamo mi atención haciéndome pensar que había algo que había pasado, y no me fallo la intuición. — le respondió Dalia mientras se disponía a oír cuáles eran esas razones, cosa que la dejo muy sorprendida. Fue inevitable que llevara su mano a la boca por la sorpresa, no solo era un hijo no deseado, sino que para colmo era familia de su prometido. Eso pondría las cosas más tensas aún al llegar a casa, de eso estaba segura. Es que vaya que en su mente aun después de haber escuchado esto, seguía prefiriéndolo a él. — Mi sorpresa es más porque vaya que no me imagine que fueras hermanastro de tal insufrible. No se parecen en nada… menos mal. — dijo buscándole el lado bueno para animarlo. Por supuesto que no lo dejo ahí. — Ya imagino que no a de ser fácil, es mucha presión social. Lamento que se sintiera así por mi causa. Pero una cosa son las palabras y otras los hechos. Créame que usted es para nada inferior a mí solo porque logre pescar más rápido. Porque solo hay que recordar quien fue el que me saco de aquella torre y termino todo lleno de sangre, pero sin un rasguño al salir de allí. — Añadía elogiándolo, porque de verdad lo decía con admiración. — Además, no creo que hubiera logrado que esto oliera tan bien sin tener una cocina cerca. — dijo señalando el pescado cocinado mientras le veía con una sonrisa. |
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