Se venían tiempos difíciles y el caos solo acababa de comenzar. Había sido Yue quien había sentido el poder de la Carta Sueño desvanecerse y dejar a su huésped sin vida. Luego de aquello la alerta había sido hacia Japón, necesitaban a los chicos de Kerberos, por mucho que este renegara de ello. Era hora de que que estos viajaran a Londres y para ello debía alertar a sus propios niños.

La mansión era enorme para tan pocos habitantes por lo que cada uno tenía una habitación extra a la que ahora deberían compartir con los invitados.

Yue los había mandado a llamar al salón para contarles de las noticias y de pie, es su identidad falsa, Yukito, les había dado la bienvenida con una amena sonrisa y una taza de té en la mesa principal.

- Bienvendos mis niños, lamento haberlos incomodado en sus actividades, pero hay algo que realmente tienen que saber.. - les dijo, bastante serio mientras les invitaba a sentarse.

Este grupal es creado para las cartas que viven con Yue en Londres: Monique, Maxence, Roxanne y Leilani.

- Todos viven allí desde que tienen uso de razón y saben que tienen poderes, que los controlen completamente es decisión de cada User, al igual de como se llevan con sus "hermanos".

- Luego de dos posteos de cada personaje interrumpirá Yue para contarles las novedades.

Roxanne arrastraba su cuerpo hasta la sala de reuniones. Llevaba gafas oscuras y tenía un humor de perros. Puede o puede no haberse ido de fiesta la noche anterior. Por supuesto que lo iba a negar vehementemente ante un juez. Solo podía decir que controlar el viento es bastante conveniente cuando quería salir sin que se dieran cuenta.

Se dejó caer pesadamente en su asiento, desasosegada por haber sido la primera en llegar. Si seguía siendo puntual iba a perder su reputación. Pero cuando los llamó habían dicho que era algo importante que involucraba a su familia. A pesar de su actitud, no dejaría que nadie le pusiera un dedo encima a esos chicos.

Miró a su tutor fijamente. Yukito. Era un tipo amable y los había criado, aunque ella no se sentía cómoda de llamarlo padre. Él les había guiado en su vida e incluso, sobre el uso de su magia, pero Roxanne sabía que escondía mucho más de lo que se veía a simple vista. Y esa sensación no la dejaba estrechar lazos. Siempre estaba a la defensiva con los demás y alguien que guardara secretos, hacía que la joven siempre estuviera en alerta.

Pero aun así, le tenía cierto respeto. Tomó la taza de té y la bebió, casi quemándose la boca. Le supo a agua encharcada, debido a la resaca, pero por lo menos el calor se sintió agradable.

—Si, si. Lo que sea. Vayamos al punto rápido, que tengo cosas más importantes que hacer— Como ir a su cuarto a lamentar su existencia—¿Dónde está el resto de cabezas de chorlito? Que poca educación. Deberían aprender a ser responsables como yo— Dijo con una leve risa, que tuvo que interrumpir por que comenzó a dolerle la cabeza. Si, ese sería un largo día.

Salir la noche anterior no había estado en sus planes. Claro que no pero de lo que estaba seguro siempre era el estar ahí para sus "hermanas". De la manera más silenciosa posible había seguido a Roxanne en la penumbra de la noche para asegurarse de que la rubia estaba bien. Las demás dormían en casa por lo que no tenía necesidad de preocuparse. Aunque se había movido con sigilo a aquel antro para no entorpecer la noche de su hermana. También salir de vez en cuando hacía bien para despejar la mente y tomar aire fresco. Últimamente se sentía atrapado allí adentro. Había tomado una copa, solo una y está le había mareado un poco por lo que, esa mañana acababa de despertarse con dolor de cabeza y un humor particular.

Se había cambiado ya, nada de pijama para andar por la mansión. Siempre bastante formal para una reunión con su mentor y hermanas. Pero al llegar se quedó parado en la penumbra de la sala, esperando las demás se unieran.  Solo la sombra de su brazo se proyecto a la mesa para tomar su taza de té, aquel delicioso que solo su padre preparaba para ellos. La sombra dejo la taza en las manos del chico y este dió unos pasos a la claridad para ir a sentarse en su sillón predilecto. Uno de un cuerpo.

- Que tengan buenos días.. - murmuró y enseguida bajo su mirada a su te, bebiendo despacio. Lo que tuviera que decir su tutor esperaría a que estuvieran todos juntos.

Leilani se había entretenido mirando y cuidando el jardín de la mansión cuando fue recibió el llamado de Yukito.  Pero sintió que no estaba lo suficientemente presentable para la reunión tenía que al menos ordenarse su hermoso cabello pelirrojo para lucir siempre dulce y adorable como se consideraba. Eso hizo que llegará unos segundos más tarde donde la mayoría de sus hermanos estaban. ¿Qué sería? Por supuesto, que quería enterarse y esperar que todo saliera bien.

— Hola, hola — Aún cuando llegaba un poquitín tarde la reunión no había dado comienzo por lo que omitió ese detalle, sonriendo jovial a Yukito y a sus hermanos, disponiéndose a escuchar muy atenta a sus palabras. — Ohh... entiendo. ¿Qué es lo que tenemos que saber? —  Preguntó meramente por curiosidad, además que no había  interrumpido nada porque sentía que el jardín podía esperar. Se sentó aunque no tomó la taza de té de manera inmediata ella se puso a jugar con un mechón de su cabello que tenían algunas flores de colores pequeñas y optó por quedarse callada, lo que costaba  pues no era muy buena para aquello, la verdad es que era bastante inquieta y aquello si le causaba curiosidad así que lo único que quería que al final comenzará hablar.

Cuando llegó a la habitación, se preguntó si había sido de las últimas en llegar, había estado absorta en una serie y no la pausó hasta varios minutos pasado el momento más crítico, después de que Yue los hubiera estado llamando por un buen rato. Un grupo de adolescentes no era fácil de controlar, eso seguro, la mansión era más una casa familiar que un regimiento.

—¿Me perdí de algo?— Preguntó mientras se sentaba con las piernas dobladas sobre una mesa de café, bebiendo un sorbo de la humeante taza de té que tenía entre sus manos.

Si por supuesto, esos eran sus niños los que entraban. Yukito siempre había estado allí para ellos desde que estaban a su cuidado. Y había dejado que ellos fueran lo más independiente que pudieran, liberar el poder de los cuatro y sus diferentes personalidades solo había sido cuestión de tiempo y mucha paciencia. Miró a Roxanne, era obvio que había salido por la noche y agradecía que no lo había hecho sola aunque no diría nada de Max en ningún momento. Cada uno se cuidaba a su manera. Y eran tiempos en que lo necesitaban realmente.

- Creo que ha llegado el día, pequeños que sepan quién son.. sus poderes son muy especiales y respresentan a cada una de las cartas que creo un Mago hace años, las Cartas Clow, estás se dispersaron y renacieron en personas como ustedes, ustedes llevan algo muy valioso, y es por ello que los he cuidado en estos tiempos... - les dijo mirando a cada uno antes de que su sonrisa desapareciera y dejara sus lentes sobre la mesa.

- Mi trabajo era proteger esas cartas, y en este tiempo a ustedes.. mi nombre real es Yue, uno de los guardianes.. - develó al fin esperando que estos finalmente supieran la verdad mientras dos alas enormes salían de su espalda y le envolvían, dejando su verdadero ser, el guardián de la luna los miró al fin. - Creo que ya saben, que cartas representa cada uno, no es verdad? - preguntó, sus poderes debían darles una pista.

Roxanne escuchaba con aire aburrido. Quería irse a dormir. Su tutor les empezó a dar una catedra de sus poderes, lo cual era seguramente la cosa menos interesante que podía escuchar en ese momento. Tal vez debió mostrarse sorprendida. Pero ya era raro que ell pudiera dominar el viento, no le sorprendió que fueran por ¿Cartas? ¿Un mago? Era algo extraño, pero tampoco nada del otro mundo.

—Vaya, ya decía yo que no nos cuidabas por la bondad de tu corazón— Dijo mirándolo con suspicacia. ¿Que iba a hacer ahora? ¿Pedirles su ayuda para dominar el mundo? ¿Era Yukito un genio del mal? Esto logró captar un poco su atención. Se puso a la defensiva, lasta para cualquier revelación.

Pero no se esperaba que salieran dos enormes alas de su espalda. No sabía por que le sorprendió tanto. Pero lo habia conocido toda su vida con ese aspecto amable e inofensivo, que ahora hizo que casi cayera de su silla por la sorpresa.

—¿Qué Carajo ?— No solía maldecir frente a Yukito, para que no la corrigiera. Pero ahora la situación lo ameritaba. Ademar, no era Yukito. Era— ¿Yue? ¿En serio es tu nombre rel? No pensaste demasiado tu pseudónimo— Dijo intentando encontrar humor de todo eso— ¿Que eres? ¿una especie de hombre pollo? ¿Y lo más importante, que quieres de nosotros?—Estaba lista para usar el viento en cuanto las cosas se torcieran. Protegería a sus hermanos, aun si se trataba de su tutor.

Al fin sus hermanas habían llegado a la reunión, Max se mantuvo callado y distante como siempre, no porque no le agradara la presencia de ellas sino que era mucho más retraído. Estaba bien dejar la atencion para las chicas, aunque Yukito solía decir que podía dar su opinión también.

El chico sombra dejo su taza al ver la nueva figura de su padre y le dió algo de risa el comentario de Rox, la disimuló bastante bien.

Eran parte de la magia de un mago. Creía todo este tiempo que Yukito los habia adoptado por sus dones pero él sabía toda la verdad y tenía una apariencia de angel malhumorado.

- Por... porque nos lo cuentas ahora? - preguntó, estaba seguro que algo querían de ellos y necesitaban estar preparados. Maxence había olvidado el té, aquello era importante.

Real estaba muy expectante de lo que iba a decir Yukito, ya estaban todos reunidos y solo quedaba esperar.  De primeras se sintió feliz sobre la mención de que eran cartas clow y que cada uno tenía su poder, sin embargo, cuando reveló que no era Yukito sino más bien que su verdadero nombre era Yue, la pelirroja lo miró muy sorprendida pues no era agradable que les hubiera ocultado aquello por tanto tiempo, entonces era como una fea punzada en su corazón.

Eso no quito que se expresará cuando Yukito (si iba a  ser difícil llamarlo por su verdadero nombre) quedaba como un ángel frente a ellos. — ¡Que hermoso! — Lo decía más que nada por su impactante presencia y no porque la situación le parecía la más adecuada. Menos mal que Roxanne pudo intervenir de inmediato porque ella había quedado anonadada y no sabía mucho que decir porque si que estaba algo dolida por lo que se tendría que explicar más y convencerlos.

Fue gracioso que Roxanne lo comparara como un pollo y no pudo evitar disimular su sonrisa. — Tampoco entiendo porque nos ocultaste esto — Dijo con un puchero, no obstante no sentía temor de él  es que los había cuidado desde siempre solo que ahora que ya estaba revelando todas las verdades. Leilani por su parte aún se sentía muy confundida.