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Como el agua y el aceite
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El mismo error dos veces. Eso de que no se aprende por cabeza ajena era muy cierto. Pues tanto Sejanus como Drake quienes no estaban contentos con la forma en que el Capitolio manejaba a la gente de los distritos, terminaron fijando sus miradas en un par de chicas con las costumbres muy arraigadas. En el caso de Sejanus no era de sorprender que fuera así, pues el chico provenía del distrito 2 y, por tanto, le dolía ver como cada año niños de su distrito eran sacrificados en los juegos. Mientras él estaba ahora en la comodidad de su hogar en el Capitolio, lejos de tener su nombre en el tarro del sorteo de la cosecha. Por otro lado, en el caso de Drake les sorprendió a muchos, se había vuelto rebelde cuando vivió la experiencia de que su hermana, quien se había enamorado de un agente de la paz, se escapó con él hacia el distrito que le asignaron. Para horror de ella lo que vio allí no le gusto quiso volver, pero antes de que eso pasara paso por un infierno porque su ‘amado la quería retener’ y aunque la familia logro que volviera alegando que la habían secuestrado la chica quedo mal mentalmente. Nadie le creía la crueldad que había visto. Solo su hermano.
Por otro lado, Crystal y Lavender eran chicas bien portadas, viviendo unas vidas como cualquiera en el capitolio. Teniéndolo todo, sin nada de lo que quejarse. Bueno, casi, pues Lavender no le estaba yendo muy bien que digamos en sus calificaciones. Difícilmente iba a sobresalir. Por lo que luego seguir alguna carrera sería más complicado para ella. Pero tampoco es que se ajorara mucho, bien podía ser una fina dama elegante de sociedad capitalina y conseguirse un marido que la mantuviera. Eso era lo que se repetía a ella misma para no frustrarse por su mal desempeño. Mientras que Crystal estaba bien en clases a comparación con Lavender. De las dos, la muchacha era la más arraigada tenía esa pasión por los Juegos del Hambre, a pesar de que cada año la popularidad de estos parecía ir disminuyendo. Ella creía que realmente era necesario hacerlo para recordar lo que había pasado, que no se debía repetir. Sentía que un boicot a los Juegos era carta libre para que comenzara otra revolución y que volviera a caer la desgracia para todos. No se podía imaginar viviendo carencias.
Ganar esos corazones no iba a ser tarea fácil. Pero si realmente era real, si Sejanus quería a Lavender y Drake quería a Crystal. Si aquel sentimiento que albergaban en sus corazones debían intentarlo. No había peor lucha que la que no se intentara. Eso sí, muchas cosas debían ocurrir antes de que se encuentren en sintonía.
Por otro lado, Crystal y Lavender eran chicas bien portadas, viviendo unas vidas como cualquiera en el capitolio. Teniéndolo todo, sin nada de lo que quejarse. Bueno, casi, pues Lavender no le estaba yendo muy bien que digamos en sus calificaciones. Difícilmente iba a sobresalir. Por lo que luego seguir alguna carrera sería más complicado para ella. Pero tampoco es que se ajorara mucho, bien podía ser una fina dama elegante de sociedad capitalina y conseguirse un marido que la mantuviera. Eso era lo que se repetía a ella misma para no frustrarse por su mal desempeño. Mientras que Crystal estaba bien en clases a comparación con Lavender. De las dos, la muchacha era la más arraigada tenía esa pasión por los Juegos del Hambre, a pesar de que cada año la popularidad de estos parecía ir disminuyendo. Ella creía que realmente era necesario hacerlo para recordar lo que había pasado, que no se debía repetir. Sentía que un boicot a los Juegos era carta libre para que comenzara otra revolución y que volviera a caer la desgracia para todos. No se podía imaginar viviendo carencias.
Ganar esos corazones no iba a ser tarea fácil. Pero si realmente era real, si Sejanus quería a Lavender y Drake quería a Crystal. Si aquel sentimiento que albergaban en sus corazones debían intentarlo. No había peor lucha que la que no se intentara. Eso sí, muchas cosas debían ocurrir antes de que se encuentren en sintonía.
Sejanus Plinth
16 años || Josh Andres Rivera || Shooting Star
Lavender Peaceforge
16 años || Joey King || Risng Sun
Drake Silentforest
16 años || Hugh Laughton Scott || Rising Sun
Crystal Heavenleaf
16 años || Olivia Holt || Shooting Star
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- Código:
<center><div class="mdfond"><div class="mdtitl">TITULO DEL TEMA</div><div class="mdsub">Capítulo 01 / Subtítulo / Lo borran si no lo quieren</div><div class="mdtxt">POST</div>
<div class="mdpj0" style="background-image:url(IMAGEN CUADRADA)"><div class="mdpj1"><div class="mdpj2"><div class="mdpjdat">Tu personaje — Dónde — Cuando</div></div></div></div>
</div><a href="https://www.treeofliferpg.com/u1499" style="font-size: 12px;">☾</a></center>
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DIFERENCIAS REMARCADAS
Capítulo 01 / Los trabajos grupales no siempre salen bien
No tenía idea cuánto iban a demorar Drake y Crystal aunque ese día esperaba que demoraban porque estaba aclarando todo con Lavender y sinceramente no quería que se llevara una mala impresión de él. Eran distintos, el venía de un Distrito y nunca dejaría de pensar que había esquivado a la muerte porque su nombre nunca más iba a estar en el sorteo, se había salvado y ella era una chica del Capitolio, era lógico que no sería bien visto que las habladurías siempre estarían. — Muy aterrado… y aunque vivimos un tiempo allí no dejaba de ser frustrante que cada año iban un par de niños a luchar. Son buenos ¿sabes? Pero eso no quiere decir que igual es injusto. Y tenía amigos y ahora ya ni siquiera puedo comunicarme con ellos. — Dijo con un toque de tristeza para que entendiera porque a veces se revelaba y daba su punto de vista es que con sinceridad los Juegos del Hambre era una festividad y un castigo que no tenía perdón. ¿Y qué pasaría si alguna vez los distritos se revelaban otra vez y fueran ellos quienes tendrían que luchar por sus vidas? Era una crueldad porque eran niños.
— Lo sé, pero es difícil porque yo me salvé pero los demás no… creo que viviré por el resto de mis días con eso. Y además que tengo que estar en un lugar que todavía no nos aceptan del todo, quizás nunca. — Comentó el chico. — La realidad es que solo Snow, Drake y ahora tú me aceptan un poco — Murmuró con timidez nunca tendría esa alegría que tuvo en el Distrito 2, la verdad era donde pertenecía aunque ahora estuviera en el Capitolio.
Y fue por esas circunstancias y porque a ella se le cayeron los lápices que se terminaron besando y aunque lo considero algo torpe no dejaba de estar bien. — A mi… a mi también me gustas pero creí que no te agradaba tanto por todo lo demás, me alegra que mis sentimientos sean correspondidos — Murmuró acariciando su cabello y contento por esa nueva oportunidad que le daba la vida. — ¿Te gusto el beso? Reconozco que no soy el mejor… lo admito —Señaló algo avergonzado y luego solo se atrevió a preguntar. — ¿Te gustaría salir alguna vez? — Tenía algo de susto que quisiera tener una relación secreta y que negara estar con él.
— Lo sé, pero es difícil porque yo me salvé pero los demás no… creo que viviré por el resto de mis días con eso. Y además que tengo que estar en un lugar que todavía no nos aceptan del todo, quizás nunca. — Comentó el chico. — La realidad es que solo Snow, Drake y ahora tú me aceptan un poco — Murmuró con timidez nunca tendría esa alegría que tuvo en el Distrito 2, la verdad era donde pertenecía aunque ahora estuviera en el Capitolio.
Y fue por esas circunstancias y porque a ella se le cayeron los lápices que se terminaron besando y aunque lo considero algo torpe no dejaba de estar bien. — A mi… a mi también me gustas pero creí que no te agradaba tanto por todo lo demás, me alegra que mis sentimientos sean correspondidos — Murmuró acariciando su cabello y contento por esa nueva oportunidad que le daba la vida. — ¿Te gusto el beso? Reconozco que no soy el mejor… lo admito —Señaló algo avergonzado y luego solo se atrevió a preguntar. — ¿Te gustaría salir alguna vez? — Tenía algo de susto que quisiera tener una relación secreta y que negara estar con él.
Sejanus— En la Academia del Capitolio — Durante la mañana
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DIFERENCIAS REMARCADAS
Capítulo 01 / Los trabajos grupales no siempre salen bien
En cierto modo Sejanus había corrido la suerte de que aún no tenía edad suficiente para participar mientras estuvo allí viviendo. Pero imaginaba que justamente por eso se sentía así, porque él estaba seguro aquí, los demás no y no podía culparlo de sentirse así. — Supongo que sí, en cada lugar hay de todo buenos y malos. Los has de extrañar, a tus amigos. — y seguro vivía con el miedo de ver alguno de ellos ser llamado a la hora de la cosecha.
La verdad era que intentaba ponerse un momento en su lugar y era cuando se daba cuenta de lo que había tenido que estar aguantando todos estos años. ¿Quién podría sentir que encajaba? Cuando solo unos pocos eran los que te aceptaban y que se podían contar con los dedos de una sola mano y aun así seguían sobrando. Debió decirle mucho antes que al menos la parte de que le agradaba como persona. — Sabes que ya cuentas conmigo… menos en eso de los papeles, ustedes, los hombres tienen muy mal gusto para eso… — Bromeó, aunque de verdad lo creía, iba a protestar, probablemente si no las dejaban usarlos. — Fui boba de no atreverme a tratarte más. — Le confesó.
Era el momento de más confesiones por lo visto, Lavender aún no podía creer que realmente lo hubiera terminado por admitir. Pero más aún no podía creer que todo aquello había terminado en beso. Ahora no podía evitar mirarlo con una sonrisita tonta dibujada en el rostro y las mejillas rosas. Aún podía sentir la sensación de la calidez de los labios ajenos. — Creo que en parte también de que no me acercara tanto era justo porque me ponía nerviosa y comenzaba a soltar estupideces. ¿Pero cómo no hacerlo? Eres de buen corazón, aun cuando otros no valoren eso. — añadió señalando en dirección de su corazón. — Igual eres lindo. — añadió soltando una risita nerviosa.
— Mucho. Fue el mejor, porque fue el primero y de quien lo que quería. — le respondió ahora buscando sus manos para tomarlas, ella tampoco era experta, pero se había sentido bonito. Los ojitos se le iluminaron con la última pregunta. — ¡Sí, sí! Espera… ¿Respondí muy rápido? — respondió sin poder evitar reírse de sí misma porque su subconsciente la traicionaba. Aunque de todos modos sí quería. — Bueno, no importa, sigue siendo la misma respuesta. — confirmo. —Ay espera… — con su dedo pulgar limpio de forma suave la boca del muchacho. — Lo siento, te dejé todo brilloso. — Finalizó viéndole con ternura. — Umm… ¿A dónde me llevarás? ¿O no se puede saber aún? — preguntó con curiosidad mientras que ahora sí terminaba de guardar los lápices. Se preguntaba si su amiga se alegraría o la regañaría… o las dos cosas.
Lavander— En la Academia del Capitolio — Durante la mañana
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Capítulo 01 / Los trabajos grupales no siempre salen bien
Simplemente era un caso perdido insistir con el asunto de Sejanus, ya eran amigos y bueno ya era problema de él que no quisiera alejarse. Más mala reputación iba a obtener, lo que igual en cierta forma le convenía porque no sería tan popular y las chicas no se le acercarían tanto, aunque igual ese aspecto rebelde junto a ese comportamiento tan arrasador hacía que llamará la atención, ella misma le cargaba sentirse tan derretida por él. — No hay caso contigo, nunca entenderás lo que te conviene — Dijo negando con la cabeza porque ni siquiera ella iba a poder hacer que cambiará de opinión, además que sabía que a Lavender también le caía bien Sejanus así que no podía molestar al moreno. Seguro que siempre sería pesada con él pero ahí a joderlo y hacer su vida imposible era demasiado complicado y desde hace tiempo se daba cuenta que no le interesaba. — Es diferente a nosotros y tu más que nadie sabe que no se siente parte del Capitolio. ¿Cómo estarlo si dejo a todos sus amigos en el Distrito 2? — Preguntó de manera sabia, hasta pensaba que en algún momento se podría ir en contra.
— Nunca adivinas nada... y pues sí... prueba otra vez — Indicó coqueta y solo aprovechó de un nuevo beso que se estaba volviendo muy satisfactorio que Drake sabía besar muy bien y eran los únicos besos que le gustaban. Lo había atraído de tal forma que ella había quedado frente mientras que el ahora estaba en el estante haciendo caer algunos libros de este. — Espero que sí porque me gusta ser única. ¿Está mal? Creo que no... porque dudo que a ti te gustaría verme con otro ¿O sí? — Preguntó entre besos dejando que volviera a llevarla hacia el estante y lo rodeaba con sus brazos porque era obvio que estaba disfrutando mucho de los besos que se estaban dando.
— Lo dudo... además que te necesitaba, Drake. ¿Podemos encontrarnos después en otra parte? — Pues sabía que aquello pronto iba a tener que acabar porque el trabajo era importante y no quería tener problemas con Lavender que de verdad era como una hermana para ella por lo linda y noble que era con ella.
— ¿Están hablando de mi? — Los interrumpió la bibliotecaria justo al momento que Drake hablaba del desorden que habían dejado. — Los libros tendrán que recogerlos ustedes y quiero recordarles que la biblioteca no es lugar para que estén expresando lo que sienten. ¡A ordenar! — Dijo la mujer estricta y Crystal se puso muy roja pues estaba acostumbrada a ser una chica refinada, correcta y que seguía las reglas y con Drake mostraba su otra parte. Moría de verguenza ahora mientras que seguro el rubio estaba muriendo de la risa.
— Lo lamento nos vimos solos y bueno solo pasó. No se volverá a repetir — Indicó la chica que comenzó a recoger los libros. No podían hacer mucho porque esta los estaba vigilando.
— Nunca adivinas nada... y pues sí... prueba otra vez — Indicó coqueta y solo aprovechó de un nuevo beso que se estaba volviendo muy satisfactorio que Drake sabía besar muy bien y eran los únicos besos que le gustaban. Lo había atraído de tal forma que ella había quedado frente mientras que el ahora estaba en el estante haciendo caer algunos libros de este. — Espero que sí porque me gusta ser única. ¿Está mal? Creo que no... porque dudo que a ti te gustaría verme con otro ¿O sí? — Preguntó entre besos dejando que volviera a llevarla hacia el estante y lo rodeaba con sus brazos porque era obvio que estaba disfrutando mucho de los besos que se estaban dando.
— Lo dudo... además que te necesitaba, Drake. ¿Podemos encontrarnos después en otra parte? — Pues sabía que aquello pronto iba a tener que acabar porque el trabajo era importante y no quería tener problemas con Lavender que de verdad era como una hermana para ella por lo linda y noble que era con ella.
— ¿Están hablando de mi? — Los interrumpió la bibliotecaria justo al momento que Drake hablaba del desorden que habían dejado. — Los libros tendrán que recogerlos ustedes y quiero recordarles que la biblioteca no es lugar para que estén expresando lo que sienten. ¡A ordenar! — Dijo la mujer estricta y Crystal se puso muy roja pues estaba acostumbrada a ser una chica refinada, correcta y que seguía las reglas y con Drake mostraba su otra parte. Moría de verguenza ahora mientras que seguro el rubio estaba muriendo de la risa.
— Lo lamento nos vimos solos y bueno solo pasó. No se volverá a repetir — Indicó la chica que comenzó a recoger los libros. No podían hacer mucho porque esta los estaba vigilando.
Crystal— En la Academia del Capitolio — Durante la mañana
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Capítulo 01 / Los trabajos grupales no siempre salen bien
— Lo siento linda, pero cambiaré de opinión. ¿Imagina que te pida que te alejes de Lavender? Ese chico es para mí lo que para ti es ella. — no iba a dejar de ser amigo de Sejanus. Drake había sido de los pocos que se había acercado a él cuando llegó de niño y que no se había puesto a molestarlo. Cuando pasó lo de su hermana fue el moreno el único que comprendió su enojo y frustración. Ahí fue cuando se dio cuenta de quienes eran sus amigos de verdad y quienes solo estaban dándole la cara de la hipocresía.
— Bueno yo ahora soy su amigo y a tu amiguita tampoco parece serle indiferente. Pero ya, no es necesario seguir hablando de él cuando podemos invertir el tiempo en otras cosas. — aclaro el rubio mientras la mantenía abrazada de la cintura. No llegarían a ningún lado con ese tema. Sejanus era un asunto aparte, y no tendría que ver nada con lo que le hacía sentir Crystal. Porque vaya que si lo hacía sentir cosas, y aun cuando pareciera que le gustará ser pícaro, era ella la que llegaba siempre a su mente, logrando volverlo loco en el buen sentido.
La expresión de picardía sé no se le borraba. Como si fallara a propósito, solo por probar de nuevo. — Quizás lo de fallar es una táctica para seguir probando. — Le dijo en un tono coqueto antes de volver a los besos, ahora más apasionado que el anterior. El chico estaba con la respiración entre cortada por la intensidad y la sonrisa en el rostro. — No está mal, porque la respuesta es que en efecto no me gustaría verte con otro. — Le decía dejando algunos besos por su barbilla bajando un tanto al cuello. — Sí, yo también. Que tal en el gimnasio… a aunque se me ocurre algo mejor. Prefieres ir a bailar. Claro si no te molesta que te vean conmigo. — Sugirió el muchacho, porque realmente tenía ganas de pasar tiempo con ella. Bien podían ir algún café donde hubiese música o a antro, pero a ese último tendrían que buscar como colarse porque siendo menores no los dejarían pasar.
Estaban bien concentrados en los besos que ni notaron que la bibliotecaria. Hasta que escucharon su voz. Por un momento Drake se paralizó. Pues lo habían apartado con las manos en la masa… literalmente. — Lo lamento señorita. Gano la tentación. ¿Usted nunca le ganó? Además, fue mi culpa, ella solo se dejó llevar por mí. — Cuestionó, pero al ver la seriedad de la mujer comenzó a recoger los libros. Igual sabía como solían ser las malas lenguas y luego de lo ocurrido con su hermana tampoco expondría a la chica, así que prefirió culparse. — Vale, vale… lo siento. Oh, si no volverá ocurrir… — evidentemente, mentía, aunque si iban a tener que cambiar de rincón para besarse por un tiempo, pues ya los tendrían vigilados.
— Supongo que es una retirada forzosa. De vuelta a la tarea. — Le comento a la muchacha. — ¿Tengo labial? — Le preguntó a la chica, como si sus amigos no los conocieran lo suficiente para saber el porqué se habían tardado tanto en buscar un libro. Más le valía que igual hubiera aprovechado ese rato solo o le daría un coscorrón.
— Bueno yo ahora soy su amigo y a tu amiguita tampoco parece serle indiferente. Pero ya, no es necesario seguir hablando de él cuando podemos invertir el tiempo en otras cosas. — aclaro el rubio mientras la mantenía abrazada de la cintura. No llegarían a ningún lado con ese tema. Sejanus era un asunto aparte, y no tendría que ver nada con lo que le hacía sentir Crystal. Porque vaya que si lo hacía sentir cosas, y aun cuando pareciera que le gustará ser pícaro, era ella la que llegaba siempre a su mente, logrando volverlo loco en el buen sentido.
La expresión de picardía sé no se le borraba. Como si fallara a propósito, solo por probar de nuevo. — Quizás lo de fallar es una táctica para seguir probando. — Le dijo en un tono coqueto antes de volver a los besos, ahora más apasionado que el anterior. El chico estaba con la respiración entre cortada por la intensidad y la sonrisa en el rostro. — No está mal, porque la respuesta es que en efecto no me gustaría verte con otro. — Le decía dejando algunos besos por su barbilla bajando un tanto al cuello. — Sí, yo también. Que tal en el gimnasio… a aunque se me ocurre algo mejor. Prefieres ir a bailar. Claro si no te molesta que te vean conmigo. — Sugirió el muchacho, porque realmente tenía ganas de pasar tiempo con ella. Bien podían ir algún café donde hubiese música o a antro, pero a ese último tendrían que buscar como colarse porque siendo menores no los dejarían pasar.
Estaban bien concentrados en los besos que ni notaron que la bibliotecaria. Hasta que escucharon su voz. Por un momento Drake se paralizó. Pues lo habían apartado con las manos en la masa… literalmente. — Lo lamento señorita. Gano la tentación. ¿Usted nunca le ganó? Además, fue mi culpa, ella solo se dejó llevar por mí. — Cuestionó, pero al ver la seriedad de la mujer comenzó a recoger los libros. Igual sabía como solían ser las malas lenguas y luego de lo ocurrido con su hermana tampoco expondría a la chica, así que prefirió culparse. — Vale, vale… lo siento. Oh, si no volverá ocurrir… — evidentemente, mentía, aunque si iban a tener que cambiar de rincón para besarse por un tiempo, pues ya los tendrían vigilados.
— Supongo que es una retirada forzosa. De vuelta a la tarea. — Le comento a la muchacha. — ¿Tengo labial? — Le preguntó a la chica, como si sus amigos no los conocieran lo suficiente para saber el porqué se habían tardado tanto en buscar un libro. Más le valía que igual hubiera aprovechado ese rato solo o le daría un coscorrón.
Drake — En la Academia del Capitolio — Durante la mañana
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DIFERENCIAS REMARCADAS
Capítulo 01 / Los trabajos grupales no siempre salen bien
Sejanus asintió porque no tenía que confirmar con palabras que si los extrañaba pero lo malo es que dudaba mucho que lo extrañaran a él, había sido un afortunado solo por ser pudiente y que sus padres casi vomitaran dinero que los hizo parte del Capitolio en breve tiempo, la verdad es que necesitaban de su padre, no creía que que lo soltaran tan fácil.
— En el fondo igual entiendo, sé lo que dicen de mi e incluso tu amiga que me mira siempre como si fuera un pobre diablo. Solo que descuida no trataría de alejarlas porque sé que a ti te trata bien. — Además que al hablar se daba cuenta que desde ese instante todo iba a ser distinto por lo que no era malo darle una oportunidad, se notaba que Lavender era totalmente diferente.
Sintió que se sonrojaba cuando decía todas esas palabras tan lindas hacía a él. Admitía que también pasaba por lo mismo, porque igual era como un mecanismo de defensa soltar oraciones que no quería porque en el fondo le gustaba y mucho. — Supongo que no soy un mal chico es que tan solo no me gustan las injusticias y en eso... después de los días oscuros y todo lo que sucedió vivir en esta ciudad es mucho afortunado vivir que en cualquier distrito. ¿No? Siempre pensaré diferente... la verdad es que no sé si lograrás aguantarme tanto — Señaló mientras jugaba con un mechón de su cabello. Amaba el color de sus ojos tan grandes y azules, daban ganas de abrazarla en todo momento ya que era tan refinada y tan linda, que era para no creer que él le gustaba.
El beso entre ellos dos fue inevitable y no podía sentirse más dichoso de lo que sucedía. — Siempre creí que esto iba a ser imposible, me equivoque — Señaló con una sonrisa tímida y aún jugando con sus manos, pensando que podrían caer en una relación secreta como sucedía con Drake y Crystal que sabía por los dichos del mismo chico que se frecuentaban cuando estaban a solas, por eso ni siquiera quería seguirlos. Pero no fue así, Lavender no pretendía alejarse y que esto fuera todo secreto, lo que hizo que se ensanchará más la sonrisa. — Vaya... genial... me alegra que dijeras que sí. ¿Dónde te gustaría ir? ¿A comer? ¿Qué te gusta? — La idea es que disfrutara y poco a poco empezarán a comportarse como una pareja, había que ver como iba a resultar todo. Es que si la primera salida salía bien habrían otras más.
—Oh...— Murmuró dejando que le limpiara los labios. — De verdad no me molestaba — Como no era mucho de salidas ni nada parecido porque era su primera cita era un completo ignorante. — ¿Es muy tonto decirte que no lo sé? Prefiero preguntarte que te gusta hacer y así llevarte... yo soy muy simple, por ejemplo me gusta pasear, ir al teatro... los lugares tranquilos... alejarme un poco de los lujos pero a si te gusta no diré que no — Señaló con suavidad mientras le nacía de nuevo acariciar su mejilla e inconscientemente se volvía acercar para besar sus labios, terminando un tercero justo al estar sentados y así escucharon unos pasos — Llegaron más pronto de lo que imagine...— Le sonrió sobre todo a Drake que venía hasta con el cabello desordenado y se veía que no lo había pasado tan bien en último momento, al menos traían el libro. Acarició la mano de Lavender con suavidad por debajo de la mesa.
— En el fondo igual entiendo, sé lo que dicen de mi e incluso tu amiga que me mira siempre como si fuera un pobre diablo. Solo que descuida no trataría de alejarlas porque sé que a ti te trata bien. — Además que al hablar se daba cuenta que desde ese instante todo iba a ser distinto por lo que no era malo darle una oportunidad, se notaba que Lavender era totalmente diferente.
Sintió que se sonrojaba cuando decía todas esas palabras tan lindas hacía a él. Admitía que también pasaba por lo mismo, porque igual era como un mecanismo de defensa soltar oraciones que no quería porque en el fondo le gustaba y mucho. — Supongo que no soy un mal chico es que tan solo no me gustan las injusticias y en eso... después de los días oscuros y todo lo que sucedió vivir en esta ciudad es mucho afortunado vivir que en cualquier distrito. ¿No? Siempre pensaré diferente... la verdad es que no sé si lograrás aguantarme tanto — Señaló mientras jugaba con un mechón de su cabello. Amaba el color de sus ojos tan grandes y azules, daban ganas de abrazarla en todo momento ya que era tan refinada y tan linda, que era para no creer que él le gustaba.
El beso entre ellos dos fue inevitable y no podía sentirse más dichoso de lo que sucedía. — Siempre creí que esto iba a ser imposible, me equivoque — Señaló con una sonrisa tímida y aún jugando con sus manos, pensando que podrían caer en una relación secreta como sucedía con Drake y Crystal que sabía por los dichos del mismo chico que se frecuentaban cuando estaban a solas, por eso ni siquiera quería seguirlos. Pero no fue así, Lavender no pretendía alejarse y que esto fuera todo secreto, lo que hizo que se ensanchará más la sonrisa. — Vaya... genial... me alegra que dijeras que sí. ¿Dónde te gustaría ir? ¿A comer? ¿Qué te gusta? — La idea es que disfrutara y poco a poco empezarán a comportarse como una pareja, había que ver como iba a resultar todo. Es que si la primera salida salía bien habrían otras más.
—Oh...— Murmuró dejando que le limpiara los labios. — De verdad no me molestaba — Como no era mucho de salidas ni nada parecido porque era su primera cita era un completo ignorante. — ¿Es muy tonto decirte que no lo sé? Prefiero preguntarte que te gusta hacer y así llevarte... yo soy muy simple, por ejemplo me gusta pasear, ir al teatro... los lugares tranquilos... alejarme un poco de los lujos pero a si te gusta no diré que no — Señaló con suavidad mientras le nacía de nuevo acariciar su mejilla e inconscientemente se volvía acercar para besar sus labios, terminando un tercero justo al estar sentados y así escucharon unos pasos — Llegaron más pronto de lo que imagine...— Le sonrió sobre todo a Drake que venía hasta con el cabello desordenado y se veía que no lo había pasado tan bien en último momento, al menos traían el libro. Acarició la mano de Lavender con suavidad por debajo de la mesa.
Sejanus— En la Academia del Capitolio — Durante la mañana
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DIFERENCIAS REMARCADAS
Capítulo 01 / Los trabajos grupales no siempre salen bien
— Eso significa mucho, de verdad. Porque veo como valoras el significado de la amistad. — Aun sabiendo las cosas que decían de él y como lo trataban, ahí andaba pensando en lo mejor para ella, pues no quería alejarla de su amiga. Aunque adoraba a Crystal, ella sabía bien que desde que entraron en la adolescencia le había comenzado a gustar Sejanus. Así que aunque no le agradara no lo iba a ahechar a un lado. Además, Lavander sabía que la rubia le gustaba Drake. Que aunque no fuera distrito, igualmente era sinónimo de problemas.
Al fin la chica había logrado soltar todo lo que tenía en su mente y se lo dijo. Aunque vaya que sabía que sus mejillas debían de estar tan rojas como la chamarra de su uniforme. — Es que sí. Eres bueno. — a veces demasiado bueno para esta sociedad tan clasista y alzada. — No puedo culparte de pensar así, sé que hay cosas que no están bien. A veces es más sencillo hacerse de la vista gorda, pero no está bien. — Decía negando. — Déjame eso a mí, tengo bastante paciencia. — le aseguro. Porque no lo podría aguantar cuando tenía compañeros de clases realmente irritantes. La voz chillona de Arachne por ejemplo, le causaba ganas de lanzarle con su borrador derechito en la cien… más no lo hacía. Solo era un pensamiento intrusivo en su mente.
No taba como jugaba con su cabello y la mirada que le daba. Ella igual se sentía tentada simplemente ponerse a jugar con los rizos del chico que se veían tan suaves y perfectos. — Ay, yo igual. Es que de verdad no encontraba la forma. Además, nunca nos habían dejado solos ahora que lo pienso. — comentó pensativa mientras sentía la mano del muchacho jugar con sus dedos. Haciendo que sintiera la suya tan pequeñita que se perdía entre los dedos ajenos.
— Eso me gustaría. Y si vamos algún lugar que tenga buenos postres. ¡Igual me gusta el pollo al horno! — le respondió con entusiasmo. La verdad ni le importaba mucho lo que fuera que se comieran. Al final era solo la excusa para salir con él. Lo había limpiado por instinto, pues había sido ella quien lo había dejado embarrado o más o menos porque solo era brillo. — Oh, oki ya lo se, para la próxima. — comento soltando una risita.
— Qué va, a veces es bueno estar en un lugar que no sea tan… ruidoso. — Sentía como se mantenían sus mejillas calientes al sentir el contacto de las manos ajenas. — ¿Qué tal si vamos por un helado y seguimos luego a ver alguna obra en el teatro? Quizás en otra ocasión puedo secuestrarte a que me acompañes a ir de compras. — Murmuró divertida, así era más justo. Un poquito de lo que le gustaba a uno y un poquito de lo que le gustaba al otro.
Por un momento olvido todo y se dejó besar nuevamente, mientras comenzaba a jugar con los risos de la parte posterior de la nuca de Sejanus. Pronto el otro par hacia al fin acto de presencia. Lavender los miro, luego miro al Plinth y luego los volvió a mirar. — ¿A ustedes qué les ocurrió? Huy, al menos tienen el libro. — no podía evitar rey, es que la evidencia estaba allí. Mientras tanto la chica aprovechaba de entrelazar sus dedos con los de Sejanus.
Lavander— En la Academia del Capitolio — Durante la mañana
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DIFERENCIAS REMARCADAS
Capítulo 01 / Los trabajos grupales no siempre salen bien
Estaba disfrutando de aquellos besos que se mezclaban con su labial y ahí se daba cuenta de lo mucho que extrañaba los besos del rubio. Más que estaba entusiasmaba que iban a salir, no sabía como carajos le tenía que gustar tanto ese rebelde y solo tendría problemas, pero no podía evitarlo, siempre buscaba como llamar su atención y notaba que el interés era reciproco. Los lados opuestos se atraen.
Estaban en lo mejor cuando la bibliotecaria se dio cuenta de todo, y lo cierto es que como Crystal estaba acostumbrada a una reputación intachable y se mostraba como la correcta frente a todos, esa careta se la había roto en un segundo al ser pillada por alguien que seguro hasta lo comentaría como anécdota con los profesores.
Lo único que atinó fue a responder, limpiarse la boca y tratar de ordenar su cabello antes de salir de allí, es que no daba de la vergüenza.
— Disculpe, estoy hablando en serio en decir que esto nunca más volverá a ocurrir. Sé que no es adecuado hacerlo en este lugar. — Tomó el libro que necesitaban mientras que ordenaba a la rápida los otros pero de la forma adecuada para que la señora no reclamara más.— Es este el libro que necesitamos es para un trabajo, déjelo a mi nombre, por favor — Señaló y la señora solo se quedó allí hasta que ordenaron todo y se sintió mucho más libre cuando salieron al fin de la biblioteca.
— Bastante y se te ha impregnado el olor a mi perfume. No lo volvamos hacer allí… deben haber otros lugares — Señaló la rubia al momento que le ayudaba a quitarse un poco del labial y donde dejaba claro que si aceptaba a encontrarse después. — ¿Nos ponemos de acuerdo luego respecto a la cita? ¿O ya no se te apetece? — Ni siquiera lo miró y se encaminó hacia la sala donde debían hacer el trabajo.
No comentó nada cuando se encontró con su mejor amiga y el moreno, solo se sentó al lado de ella y la notó algo nerviosa, ya después le pediría explicaciones ya que en ese momento se recuperaba del trauma, esperaba olvidarlo con el trayecto del día y la supuesta cita donde claro que corría el riesgo de ser plantada. Igual le pediría más tiempo para arreglarse no iba andar con el uniforme de la academia, así que tal vez ni siquiera le tendría paciencia. De todas maneras, en clase podrían coordinar todo.
Estaban en lo mejor cuando la bibliotecaria se dio cuenta de todo, y lo cierto es que como Crystal estaba acostumbrada a una reputación intachable y se mostraba como la correcta frente a todos, esa careta se la había roto en un segundo al ser pillada por alguien que seguro hasta lo comentaría como anécdota con los profesores.
Lo único que atinó fue a responder, limpiarse la boca y tratar de ordenar su cabello antes de salir de allí, es que no daba de la vergüenza.
— Disculpe, estoy hablando en serio en decir que esto nunca más volverá a ocurrir. Sé que no es adecuado hacerlo en este lugar. — Tomó el libro que necesitaban mientras que ordenaba a la rápida los otros pero de la forma adecuada para que la señora no reclamara más.— Es este el libro que necesitamos es para un trabajo, déjelo a mi nombre, por favor — Señaló y la señora solo se quedó allí hasta que ordenaron todo y se sintió mucho más libre cuando salieron al fin de la biblioteca.
— Bastante y se te ha impregnado el olor a mi perfume. No lo volvamos hacer allí… deben haber otros lugares — Señaló la rubia al momento que le ayudaba a quitarse un poco del labial y donde dejaba claro que si aceptaba a encontrarse después. — ¿Nos ponemos de acuerdo luego respecto a la cita? ¿O ya no se te apetece? — Ni siquiera lo miró y se encaminó hacia la sala donde debían hacer el trabajo.
No comentó nada cuando se encontró con su mejor amiga y el moreno, solo se sentó al lado de ella y la notó algo nerviosa, ya después le pediría explicaciones ya que en ese momento se recuperaba del trauma, esperaba olvidarlo con el trayecto del día y la supuesta cita donde claro que corría el riesgo de ser plantada. Igual le pediría más tiempo para arreglarse no iba andar con el uniforme de la academia, así que tal vez ni siquiera le tendría paciencia. De todas maneras, en clase podrían coordinar todo.
Crystal— En la Academia del Capitolio — Durante la mañana
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DIFERENCIAS REMARCADAS
Capítulo 01 / Los trabajos grupales no siempre salen bien
A esos dos les encantaba estar retándose para luego terminar devorándose a besos. Un claro ejemplo de que los polos opuestos se atraían. Aunque de igual manera se podía decir que tenían cosas en común. Eran orgullosos, no se quedaban callados ante los comentarios del otro. Les gustaba jugar con fuego… Aunque por supuesto que el chico era más despreocupado. Pues mientras Crystal se cuidaba de lo que el resto pudiera ver de ella, Drake le importaba una mierda si hablaban mal de él. ¿Si era rebelde? ¿Pues sí, si tal vez se le estaban zafando los tornillos como a su hermana? Tal vez. Solo no se lo digan o se podría arrisco.
De todos sabía que igual había ciertos límites, no la iba a dejar mal parada en ese tipo de circunstancias. Porque una cosa era que se la pasaran peleando y discutiendo por tonterías, otra diferente era dañar su reputación y no lo decía tanto por el hecho de estar con él. Lo decía por el hecho de que se regara que se andaba besando detrás de las estanterías de la biblioteca… a ese tipo de comentarios es que se refería. Por lo que había tratado de hacerle ver a la bibliotecaria que todo había sido culpa suya. No sabía si se lo había creído, pero esa era su intención. — No volverá a vernos, señorita… al menos no haciendo otra cosa que no sea buscar un libro. — aclaro el rubio.
El muchacho la ayudo a terminar de ordenar los libros para luego acomodarse el uniforme y volver a revisarse la boca de que no la tuviera toda pintada. — Bueno, si los chicos notan el olor de tu perfume en mí, podemos decir que tuvimos un pequeño accidente en el que caíste sobre mí y listo. — Sugirió Drake, posiblemente si no estaban pendiente a eso no lo notarían tanto. De todos modos no dejaba de ser una excusa un tanto barata y poco creíble. Pero fue lo único que se le ocurrió. — Sí, es que fue un tanto riesgoso. Creo que la biblioteca es el lugar más vigilado en toda la Academia. — Admitía el chico negando. — Encontraremos un lugar, la Academia es enorme. —
Comenzaron de vuelta a caminar en dirección al aula donde los esperaban. Puso una sonrisa pícara cuando la escucho. — Claro que sí se me apetece. Tal vez nos dejó un mal sabor de boca lo de la biblioteca, pero no dejaré que eso me arruine los planes. — le admitió a la muchacha asegurando que no cancelaría los planes por nada del mundo. — Así que por supuesto luego nos ponemos de acuerdo. — Añadió dándole una guiñada antes de entrar al salón donde se encontraba Lavender y Sejanus.
— Claro que lo tenemos. Solo un pequeño incidente con los libros nada grave. Mejor pongamos manos a la obra. — Intento no reír ante el comentario de su amigo. ¿Llegaron pronto? No que se suponía solo iban a buscar el libro. ¿Es que ya imaginaban a lo que iban? ¿O es porque ellos querían más tiempo a solas? Que Drake no era tonto, y tampoco era ciego. Que había notado lo brillosos que estaban los labios del moreno casualmente coincidiendo con el brillo de los de la muchacha. Ya luego lo interrogaría. Por ahora solo era momento de hacer el dichoso trabajo grupal y luego la cita. Cosa que era lo que lo mantenía motivado durante el resto del día.
De todos sabía que igual había ciertos límites, no la iba a dejar mal parada en ese tipo de circunstancias. Porque una cosa era que se la pasaran peleando y discutiendo por tonterías, otra diferente era dañar su reputación y no lo decía tanto por el hecho de estar con él. Lo decía por el hecho de que se regara que se andaba besando detrás de las estanterías de la biblioteca… a ese tipo de comentarios es que se refería. Por lo que había tratado de hacerle ver a la bibliotecaria que todo había sido culpa suya. No sabía si se lo había creído, pero esa era su intención. — No volverá a vernos, señorita… al menos no haciendo otra cosa que no sea buscar un libro. — aclaro el rubio.
El muchacho la ayudo a terminar de ordenar los libros para luego acomodarse el uniforme y volver a revisarse la boca de que no la tuviera toda pintada. — Bueno, si los chicos notan el olor de tu perfume en mí, podemos decir que tuvimos un pequeño accidente en el que caíste sobre mí y listo. — Sugirió Drake, posiblemente si no estaban pendiente a eso no lo notarían tanto. De todos modos no dejaba de ser una excusa un tanto barata y poco creíble. Pero fue lo único que se le ocurrió. — Sí, es que fue un tanto riesgoso. Creo que la biblioteca es el lugar más vigilado en toda la Academia. — Admitía el chico negando. — Encontraremos un lugar, la Academia es enorme. —
Comenzaron de vuelta a caminar en dirección al aula donde los esperaban. Puso una sonrisa pícara cuando la escucho. — Claro que sí se me apetece. Tal vez nos dejó un mal sabor de boca lo de la biblioteca, pero no dejaré que eso me arruine los planes. — le admitió a la muchacha asegurando que no cancelaría los planes por nada del mundo. — Así que por supuesto luego nos ponemos de acuerdo. — Añadió dándole una guiñada antes de entrar al salón donde se encontraba Lavender y Sejanus.
— Claro que lo tenemos. Solo un pequeño incidente con los libros nada grave. Mejor pongamos manos a la obra. — Intento no reír ante el comentario de su amigo. ¿Llegaron pronto? No que se suponía solo iban a buscar el libro. ¿Es que ya imaginaban a lo que iban? ¿O es porque ellos querían más tiempo a solas? Que Drake no era tonto, y tampoco era ciego. Que había notado lo brillosos que estaban los labios del moreno casualmente coincidiendo con el brillo de los de la muchacha. Ya luego lo interrogaría. Por ahora solo era momento de hacer el dichoso trabajo grupal y luego la cita. Cosa que era lo que lo mantenía motivado durante el resto del día.
Fin del capitulo
Drake — En la Academia del Capitolio — Durante la mañana
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2. La princesa y el rebelde
Capítulo 02 /"Esperaban esta cita" ¿Será inolvidable?
Algo había captado de su amiga, ahí tan desordenada como ella y tan cerca de ese chico del distrito, pero estaba tan absorta con lo que había ocurrido con Drake que omitió hablar de eso, más que habían quedado y ya durante las clases se estaba arrepintiendo de lo sucedido. No le convenía juntarse con un chico así, no sabía exactamente cual sería la opinión de sus padres porque el chico a pesar de todo venía de una familia del capitolio bien acomodada como la suya, solo que claro que entre los estudiantes era todo un revolucionario y no quería joder su reputación de chica correcta que solo quería lograr fortuna y ser toda una chica correcta.
Sin embargo, se sentía muy atraída, en las clases se había desconcentrado mirándolo de vez en cuando y solo al verlo mover los labios, se tentaba, queriendo que estos estuvieran rozando los suyos. Es que era aquello lo que pasaba, Drake le hacía sentir mucho más que los pretenciosos chicos que solían verse en el Capitolio.
En esos minutos libres terminaron por coordinar que ella se marcharía a su casa a cambiarse y luego se juntarían en la avenida donde se encontraban los centros y restaurantes. Esperaba que valiera la pena, sabía que era estricta cuando la pretendían, pero Crystal sentía que era capaz de aceptarlo por esos besos, ya llevaba un par de años así con él y nada de eso había cambiado. Y ahí estaba entre la espada y la pared, ya que era un hecho que la volvía rebelde y eso en parte, igual le gustaba mucho.
Luego cuando llegó a su casa trato de apresurarse porque tampoco era muy bien visto que las chicas anduvieran de noche, y no tenían muchas horas para que anocheciera así que eligió el vestido más cómodo - aunque no tenía ni uno que no fuera costoso - y se maquillo de manera suave aún cuando sabía que el tono rojo de ese labial causaría más furor más adelante. El asunto era que se viera presentable frente a él.
Mintió que se juntaría con unas amigas y se fue al lugar de encuentro. Cuando llegó a ella le llamó mucho la atención que no la había hecho esperar, incluso ahí se encontraba con su belleza habitual que de inmediato la ponía nerviosa, sin embargo, no vería eso de ella, no le gustaba mostrarse fácil y que estaba a sus pies.
— Esto es sorprendente, nunca pensé que fueras tan puntual. ¿Esperaste mucho o llegaste recién? — Miró su reloj y era evidente que no se había retrasado ningún minuto, pudo haberlo hecho esperar pero la realidad es que si se quería juntar con él, tenían que aprovechar esas horas. Nunca habían tenido una cita como tal, siempre fueron rincones de la academia o la biblioteca, pero estaba muy consciente que ahí volvería solo para buscar los libros. Se puso roja con solo recordar lo que había pasado, aún se moría de vergüenza. — No puedo creer que haya aceptado salir contigo — Dijo para que no se notara demasiado que estaba emocionada.
Sin embargo, se sentía muy atraída, en las clases se había desconcentrado mirándolo de vez en cuando y solo al verlo mover los labios, se tentaba, queriendo que estos estuvieran rozando los suyos. Es que era aquello lo que pasaba, Drake le hacía sentir mucho más que los pretenciosos chicos que solían verse en el Capitolio.
En esos minutos libres terminaron por coordinar que ella se marcharía a su casa a cambiarse y luego se juntarían en la avenida donde se encontraban los centros y restaurantes. Esperaba que valiera la pena, sabía que era estricta cuando la pretendían, pero Crystal sentía que era capaz de aceptarlo por esos besos, ya llevaba un par de años así con él y nada de eso había cambiado. Y ahí estaba entre la espada y la pared, ya que era un hecho que la volvía rebelde y eso en parte, igual le gustaba mucho.
Luego cuando llegó a su casa trato de apresurarse porque tampoco era muy bien visto que las chicas anduvieran de noche, y no tenían muchas horas para que anocheciera así que eligió el vestido más cómodo - aunque no tenía ni uno que no fuera costoso - y se maquillo de manera suave aún cuando sabía que el tono rojo de ese labial causaría más furor más adelante. El asunto era que se viera presentable frente a él.
Mintió que se juntaría con unas amigas y se fue al lugar de encuentro. Cuando llegó a ella le llamó mucho la atención que no la había hecho esperar, incluso ahí se encontraba con su belleza habitual que de inmediato la ponía nerviosa, sin embargo, no vería eso de ella, no le gustaba mostrarse fácil y que estaba a sus pies.
— Esto es sorprendente, nunca pensé que fueras tan puntual. ¿Esperaste mucho o llegaste recién? — Miró su reloj y era evidente que no se había retrasado ningún minuto, pudo haberlo hecho esperar pero la realidad es que si se quería juntar con él, tenían que aprovechar esas horas. Nunca habían tenido una cita como tal, siempre fueron rincones de la academia o la biblioteca, pero estaba muy consciente que ahí volvería solo para buscar los libros. Se puso roja con solo recordar lo que había pasado, aún se moría de vergüenza. — No puedo creer que haya aceptado salir contigo — Dijo para que no se notara demasiado que estaba emocionada.
Crystal— En algún callejón del Capitolio — Durante la tarde
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2. LA PRINCESA Y EL REBELDE
Capítulo 02 / "ESPERABAN ESTA CITA" ¿SERÁ INOLVIDABLE?
Drake había quedado de buen humor ese día. Se había tentado interrogar a Sejanus sobre que pasó en su ausencia con Lavender. Pero lo dejó pasar por ahora porque querría agarrarlo en al momento a solas para que le soltara toda la sopa. Mientras tanto, él solo pensaba en esa salida con Crystal. ¿Cómo era posible que aun llevándose como perros y gatos se sintieran tan atraídos? ¿Sería masoquismo? O realmente le gustaban demasiado.
El rubio sabía que tarde que temprano iban a estar nuevamente peleando. Ya era normal en ellos que a la más mínima tontería se ponían a llevarse la contraria. Pero hoy ya habían tenido la pelea del día en aquel pasillo de la Academia. Así que era seguro decir que podían pasar tranquilamente el resto del día. Al menos eso esperaba. Pues se había quedado un tanto con las ganas luego de que la bibliotecaria los atrapará besándose detrás de los estantes de libros. Ese lugar ya no lo iban a poder repetir porque aquella mujer seguro iba a estar ahora a cuatro ojos con ellos. Como un águila vigilante, y lo menos que alguno de ellos necesitaba era que los fueran a sancionar por algo así. No podían darse el lujo de estar en el ojo de todos, en especial él que ya tenía su reputación como chico rebelde y desordenado. Y la imagen de chica ejemplar de Crystal podría mancharse también. Así que no, la biblioteca quedaba completamente descartada como punto de encuentro.
Cuando el chico quería algo se esmeraba, así que había sido puntual en su hora de encuentro. No podría cuestionarle llegar tarde. Ni tampoco dejaría que pensara que la dejaría plantada. Podría ser muchas cosas según sus compañeros, pero Drake era un chico de palabra. Por tanto, cumplía lo que prometía. Estaba ya con su ropa casual y no con el uniforme rojo de la Academia. Pero lo más que destacaba era el rico olor a perfume que se había puesto con toda la intención de llamar su atención y quisiera permanecer cerca de él.
Recostado de una pared la vio llegar con su lindo vestido. Y tal parecía que él no era el único que quería llamar la atención, pues la muchacha había captado la suya por completo cuando la vio con ese color rojo en labios que lo tentaba tanto. La sonrisa pícara se apoderó de su rostro mientras la veía acercarse a él. — Yo suelo ser puntual, tengo palabra aunque no lo creas. — Le comento el muchacho. — No, mucho. Solo llevo un minuto aquí. — aseguro, pues recién se estaba acomodando allí. — Yo tampoco, pero aquí estamos puntuales. — recalco. — Nos quedaron asuntos pendientes. — añadió mientras rodeaba su cintura con sus brazos. — El rojo intenso es tu color. — aseguro mientras le miraba los labios con una sonrisa coqueta.
El rubio sabía que tarde que temprano iban a estar nuevamente peleando. Ya era normal en ellos que a la más mínima tontería se ponían a llevarse la contraria. Pero hoy ya habían tenido la pelea del día en aquel pasillo de la Academia. Así que era seguro decir que podían pasar tranquilamente el resto del día. Al menos eso esperaba. Pues se había quedado un tanto con las ganas luego de que la bibliotecaria los atrapará besándose detrás de los estantes de libros. Ese lugar ya no lo iban a poder repetir porque aquella mujer seguro iba a estar ahora a cuatro ojos con ellos. Como un águila vigilante, y lo menos que alguno de ellos necesitaba era que los fueran a sancionar por algo así. No podían darse el lujo de estar en el ojo de todos, en especial él que ya tenía su reputación como chico rebelde y desordenado. Y la imagen de chica ejemplar de Crystal podría mancharse también. Así que no, la biblioteca quedaba completamente descartada como punto de encuentro.
Cuando el chico quería algo se esmeraba, así que había sido puntual en su hora de encuentro. No podría cuestionarle llegar tarde. Ni tampoco dejaría que pensara que la dejaría plantada. Podría ser muchas cosas según sus compañeros, pero Drake era un chico de palabra. Por tanto, cumplía lo que prometía. Estaba ya con su ropa casual y no con el uniforme rojo de la Academia. Pero lo más que destacaba era el rico olor a perfume que se había puesto con toda la intención de llamar su atención y quisiera permanecer cerca de él.
Recostado de una pared la vio llegar con su lindo vestido. Y tal parecía que él no era el único que quería llamar la atención, pues la muchacha había captado la suya por completo cuando la vio con ese color rojo en labios que lo tentaba tanto. La sonrisa pícara se apoderó de su rostro mientras la veía acercarse a él. — Yo suelo ser puntual, tengo palabra aunque no lo creas. — Le comento el muchacho. — No, mucho. Solo llevo un minuto aquí. — aseguro, pues recién se estaba acomodando allí. — Yo tampoco, pero aquí estamos puntuales. — recalco. — Nos quedaron asuntos pendientes. — añadió mientras rodeaba su cintura con sus brazos. — El rojo intenso es tu color. — aseguro mientras le miraba los labios con una sonrisa coqueta.
Drake — EN ALGÚN CALLEJÓN DEL CAPITOLIO — DURANTE LA TARDE
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2. La princesa y el rebelde
Capítulo 02 /"Esperaban esta cita" ¿Será inolvidable?
Crystal se sintió complacida que por esta vez fuera puntual. Imaginaba que era justamente porque lo habían interrumpido y no pudieron besarse como era debido. Drake le gustaba y aunque no era el tipo de chico que le convenía al estar en contra de los juegos que de igual manera eran impopulares a la fecha, si que pensaban diferente así que era como una clase de atracción prohibida, pues tampoco es que le pusiera mucho empeño en alejarse de él y comenzar a notar más atributos a los pretendientes que podrían ser posibles candidatos para casarse algún día, para así tener fortuna y formar una familia. Esos eran sus planes, no quería depender completamente de su marido así que debía seguir luego en la universidad.
Algo le decía que si lo intentaba, el rubio dejaría de ser rebelde y prefería estar con ella cuando era lo único que importaba. Solo que eso se vería con el tiempo, podrían terminar hasta odiándose si no aprendían aceptar sus diferencias, sin embargo, le hacía ilusión de que terminarán juntos. No dejaba de ser un capitalino de una familia con grandes riquezas así que sus padres lo aceptarían por eso. ¿Podrían estar juntos? Era lo que siempre se preguntaba, ahí lo único que importaba era mantener poder y sentirse afortunados que los días oscuros habían acabado y nunca más sufrirían de esa manera, sino que serían los verdaderos rebeldes de todos los distritos quienes tenían que asumir en pagar las consecuencias con ese castigo. — Pues menos mal porque no hubiera esperado ni siquiera un minuto si no te encuentro —Lo molestó porque la verdad es que si se habría dado el tiempo de esperarlo por unos diez minutos.
Se veía muy guapo como siempre y le agradaba el olor de su perfume. Sí... para que negarlo le gustaba esa pinta de chico rebelde que tenía a diferencia de los otros que eran tan elegantes y ostentosos. Miró sus labios cuando vio que sonrió ladinamente, podía notar ese interés hacia a ella y eso le encantaba. — ¿Ah sí? ¿Qué asuntos pendientes? — Preguntó haciéndose la loca, sabiendo perfectamente a lo que se refería. Se dejó arrinconar en ese abrazo y se mordió los labios, dejaría que él fuera quién diera el primer paso. — Aunque primero quiero saber a donde me llevarás a pasear, recuerda que no tenemos muchas horas — Exclamó con una sonrisa impidiendo lo que quería hacer aunque no por mucho. Ella también quería que la besara.
Algo le decía que si lo intentaba, el rubio dejaría de ser rebelde y prefería estar con ella cuando era lo único que importaba. Solo que eso se vería con el tiempo, podrían terminar hasta odiándose si no aprendían aceptar sus diferencias, sin embargo, le hacía ilusión de que terminarán juntos. No dejaba de ser un capitalino de una familia con grandes riquezas así que sus padres lo aceptarían por eso. ¿Podrían estar juntos? Era lo que siempre se preguntaba, ahí lo único que importaba era mantener poder y sentirse afortunados que los días oscuros habían acabado y nunca más sufrirían de esa manera, sino que serían los verdaderos rebeldes de todos los distritos quienes tenían que asumir en pagar las consecuencias con ese castigo. — Pues menos mal porque no hubiera esperado ni siquiera un minuto si no te encuentro —Lo molestó porque la verdad es que si se habría dado el tiempo de esperarlo por unos diez minutos.
Se veía muy guapo como siempre y le agradaba el olor de su perfume. Sí... para que negarlo le gustaba esa pinta de chico rebelde que tenía a diferencia de los otros que eran tan elegantes y ostentosos. Miró sus labios cuando vio que sonrió ladinamente, podía notar ese interés hacia a ella y eso le encantaba. — ¿Ah sí? ¿Qué asuntos pendientes? — Preguntó haciéndose la loca, sabiendo perfectamente a lo que se refería. Se dejó arrinconar en ese abrazo y se mordió los labios, dejaría que él fuera quién diera el primer paso. — Aunque primero quiero saber a donde me llevarás a pasear, recuerda que no tenemos muchas horas — Exclamó con una sonrisa impidiendo lo que quería hacer aunque no por mucho. Ella también quería que la besara.
Crystal— En algún callejón del Capitolio — Durante la tarde
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2. LA PRINCESA Y EL REBELDE
Capítulo 02 / "ESPERABAN ESTA CITA" ¿SERÁ INOLVIDABLE?
Cuando a Drake algo le interesaba de verdad ponía de su parte y esta ocasión definitivamente lo ameritaba. Se habían quedado con todas las ganas del mundo luego de aquel incidente en la biblioteca. Una lástima que los hubieran sorprendido porque definitivamente iban a tener que cambiar de lugar. Pues a él le había gustado esa sensación de adrenalina de saber que estaban haciendo algo indebido en la biblioteca. El rubio era rebelde para todo por lo visto. Aunque era mejor ni usar esa palabra porque podría ser asociada con otro tipo de rebeldía. Una que para ser sinceros tampoco estaba lejos de serlo. Pues el chico repudiaba el sistema.
Pero ahora andaba en otros menesteres, su interés por Crystal podía llegar a ser tan pasional como también la forma en que discutían y se peleaban. Era una especie de amor y odio, que tiraba más para el lado del amor, pero ninguno de los dos en su sano juicio lo reconocería. Daba igual porque le encantaba ese jueguito que tenían y ahora mismo se encontraban en la parte del coqueteo, la seducción. Drake se había quedado con las ganas de más besos y sabía que ella también.
Con solo las miradas se podía notar las ganas que se tratan cuando se reunieron. Esa sonrisa en su rostro no se podía ocultar en especial ante su pregunta haciendo que acto seguido la jalara más aún por la cintura para que no quedara nada de distancia entre ellos. — Unos asuntos que se quedaron en la biblioteca y no tiene que ver precisamente con libros, bonita. — aseguro en un tono coqueto dejando un eso en su barbilla.
— Lo sé, no podemos ir lejos. Pero tenemos tiempo suficiente para distraernos un rato. — señalo. — Como te propuse bailar y sé que aquí no quedan ya muchos lugares para eso, y los pocos que hay no nos dejan entrar por no tener edad suficiente decidí hacer algo diferente. Podemos decir que prepare una pista privada. — la guerra había hecho que perdieran muchas cosas, y que otras escasearán. Pero por suerte ellos eran ricos así que tenían la oportunidad de tener acceso a más cosas. Sin embargo, nada se comparaba con lo que la gente de los distritos habían perdido.
Drake había preparado con un toca disco con música y comida un lugarcito en una de las azoteas. Donde se podía ver todo el Capitolio. Para que luego no le saliera con que no tenía su lado bonito. — Ya verás, ya verás… pero ahora sí… esto no puede esperar más. — afirmo antes tomar su rostro y darle un buen y largo beso del cual no se separó hasta que no tuvo aliento.
— ¿Y bien? ¿Nos vamos? — le pregunto extendiéndole la mano.
Pero ahora andaba en otros menesteres, su interés por Crystal podía llegar a ser tan pasional como también la forma en que discutían y se peleaban. Era una especie de amor y odio, que tiraba más para el lado del amor, pero ninguno de los dos en su sano juicio lo reconocería. Daba igual porque le encantaba ese jueguito que tenían y ahora mismo se encontraban en la parte del coqueteo, la seducción. Drake se había quedado con las ganas de más besos y sabía que ella también.
Con solo las miradas se podía notar las ganas que se tratan cuando se reunieron. Esa sonrisa en su rostro no se podía ocultar en especial ante su pregunta haciendo que acto seguido la jalara más aún por la cintura para que no quedara nada de distancia entre ellos. — Unos asuntos que se quedaron en la biblioteca y no tiene que ver precisamente con libros, bonita. — aseguro en un tono coqueto dejando un eso en su barbilla.
— Lo sé, no podemos ir lejos. Pero tenemos tiempo suficiente para distraernos un rato. — señalo. — Como te propuse bailar y sé que aquí no quedan ya muchos lugares para eso, y los pocos que hay no nos dejan entrar por no tener edad suficiente decidí hacer algo diferente. Podemos decir que prepare una pista privada. — la guerra había hecho que perdieran muchas cosas, y que otras escasearán. Pero por suerte ellos eran ricos así que tenían la oportunidad de tener acceso a más cosas. Sin embargo, nada se comparaba con lo que la gente de los distritos habían perdido.
Drake había preparado con un toca disco con música y comida un lugarcito en una de las azoteas. Donde se podía ver todo el Capitolio. Para que luego no le saliera con que no tenía su lado bonito. — Ya verás, ya verás… pero ahora sí… esto no puede esperar más. — afirmo antes tomar su rostro y darle un buen y largo beso del cual no se separó hasta que no tuvo aliento.
— ¿Y bien? ¿Nos vamos? — le pregunto extendiéndole la mano.
Drake — EN ALGÚN CALLEJÓN DEL CAPITOLIO — DURANTE LA TARDE
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2. La princesa y el rebelde
Capítulo 02 /"Esperaban esta cita" ¿Será inolvidable?
La rubia se sintió bien que asumiera que aquellos asuntos eran los besos que les faltaron en la biblioteca que igual estaba consciente que fueron pocos a comparación de los que pudieron darse. No sabía bien lo que le pasaba con Drake porque por mucho que podía atraerle, también tenía comportamientos que detestaba del muchacho y aunque no era odio - estaba muy lejos de hacerlo - simplemente no le agradaban.
Era muy mal visto dentro del Capitolio irse contra el sistema pero no era el único ni el último así que esperaba que la ciudad no tuviera reglas tan estrictas como ocurría por ejemplo los distritos, que reconocía que eran esos quienes lo pasaban más mal, respecto a eso ella se sentía afortunada de ser capitalina.
La sonrisa se le había dibujado en los labios y sabía bien que resaltaban con ese color que suponía que se veían apetecibles, que Drake no dejaba de mirar su boca. Se sentía orgullosa con el resultado — Reconozco que también quede con gusto a poco — Reconoció la chica con una sonrisa divertida pensando que estaba siendo más atrevida que de costumbre. Pero la verdad, es que se moría de curiosidad donde la llevaría. Cada día la capital se hacía más moderna y al menos el centro comercial era divino con aquellos restaurantes que traían las mejores delicias de afuera, lo malo es que eran espacios públicos y no estaba segura que si quería que la vieran con el rubio al ser tan distintos. Por una parte sí quería porque fuera como fuera, Drake era popular por su gran atractivo y a ella le gustaba tener lo mejor.
— Me dejaste en las mismas — Reclamó al no entender mucho. Comprendió que había improvisado algo pero no podría decir nada hasta verlo —. Solo queda ver cuando lleguemos al lugar, mientras me sorprenda — Alzó ambas cejas y luego negó con la cabeza, lo cierto es que mientras más privado mejor y pasaran un buen momento.
La cercanía entre los dos ya era muy próxima y como igual ya le había dicho su plan a medias, ya no se aguanto las ganas y correspondió con la misma profundidad el beso que el rubio le dio, mientras entrelazaba sus brazos alrededor de su cuello. Al momento de terminar soltó una pequeña risita. — Sí, vamos... pero espera — Sacó su pañuelo para limpiar su boca que había quedado toda roja como también las comisuras. —. Ya ahí estás bien, ahora sí — Acarició un rato su mano pero luego lo soltó para solo seguirlo al lugar que según él prometía. Confiaba que sería bueno.
Era muy mal visto dentro del Capitolio irse contra el sistema pero no era el único ni el último así que esperaba que la ciudad no tuviera reglas tan estrictas como ocurría por ejemplo los distritos, que reconocía que eran esos quienes lo pasaban más mal, respecto a eso ella se sentía afortunada de ser capitalina.
La sonrisa se le había dibujado en los labios y sabía bien que resaltaban con ese color que suponía que se veían apetecibles, que Drake no dejaba de mirar su boca. Se sentía orgullosa con el resultado — Reconozco que también quede con gusto a poco — Reconoció la chica con una sonrisa divertida pensando que estaba siendo más atrevida que de costumbre. Pero la verdad, es que se moría de curiosidad donde la llevaría. Cada día la capital se hacía más moderna y al menos el centro comercial era divino con aquellos restaurantes que traían las mejores delicias de afuera, lo malo es que eran espacios públicos y no estaba segura que si quería que la vieran con el rubio al ser tan distintos. Por una parte sí quería porque fuera como fuera, Drake era popular por su gran atractivo y a ella le gustaba tener lo mejor.
— Me dejaste en las mismas — Reclamó al no entender mucho. Comprendió que había improvisado algo pero no podría decir nada hasta verlo —. Solo queda ver cuando lleguemos al lugar, mientras me sorprenda — Alzó ambas cejas y luego negó con la cabeza, lo cierto es que mientras más privado mejor y pasaran un buen momento.
La cercanía entre los dos ya era muy próxima y como igual ya le había dicho su plan a medias, ya no se aguanto las ganas y correspondió con la misma profundidad el beso que el rubio le dio, mientras entrelazaba sus brazos alrededor de su cuello. Al momento de terminar soltó una pequeña risita. — Sí, vamos... pero espera — Sacó su pañuelo para limpiar su boca que había quedado toda roja como también las comisuras. —. Ya ahí estás bien, ahora sí — Acarició un rato su mano pero luego lo soltó para solo seguirlo al lugar que según él prometía. Confiaba que sería bueno.
Crystal— En algún callejón del Capitolio — Durante la tarde
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2. LA PRINCESA Y EL REBELDE
Capítulo 02 / "ESPERABAN ESTA CITA" ¿SERÁ INOLVIDABLE?
Luego de lo ocurrido en la biblioteca por supuesto que no se iba a quedar con las ganas de reunirse con Crystal. Esa chica era esa tentación que aunque sabía que le podía causar problemas por ser tan distintos aun así quería estar cerca de ella. Le encantaba esa adrenalina que se incrementaba cuando estaban cerca el uno al otro. Por lo que tal como había asegurado, allí estaba muy dispuesto a tener aquella salida. En este momento quedaba a un lado los ideales, los pensamientos revolucionarios, ahora solo tenía en la cabeza ese deseo juvenil de ser simplemente eso. Un joven apasionado que simplemente se dejaba llevar por lo que sentía hacia la otra parte.
— Es por esa razón que el vernos aquí afuera es justo y necesario. No hay necesidad de quedarse con las ganas. — aseguraba el rubio, estaba tan tentando. La muy malvada le gustaba provocarlo cuando usaba esos colores en los labios invitándolo a la tentación de besarla. Drake se mantenía cerca mientras le daba vueltas al asunto, sin darle tanto detalle de donde pretendía llevarla. En cierto modo le gustaba tenerla así, en la incertidumbre, sentir que tenía algo de control y no al revés. Porque rayos que cuando se ponía seductora él podía hacerlo flaquear si lo tomaba desprevenido. — Justamente es lo que pretendo, sorprenderte. — afirmo en un tono juguetón.
Por el momento la dejaba un poco con la incógnita porque tampoco podía aguantar más de darle aquel beso. Uno con mayor entusiasmo que en la biblioteca. Aún seguía picado por culpa de la bibliotecaria, o más bien era culpa de ellos por escoger un lugar tan poco adecuado para andar haciendo de las suyas. Ya se le estaba haciendo costumbre el dejarle la boca pintada, como si estuviera marcando territorio. — Gracias, aunque creo que no será la última vez en el día en el que tendrás que limpiarme. — aseguro con una guiñada, no pretendía dejar de besarla. Aunque igual estaba deseoso de tomarla por la cintura y dar unos buenos pasos de bailes a la luz del atardecer en aquella azotea que había preparado.
El chico tomo la mano de la rubia y comenzó a guiarla por las calles del Capitolio, hasta llegar a un edificio que en estos momentos estaba abandonado, pero que se encontraba limpio. Seguramente pronto iban a volver a comenzar a revender los apartamentos de aquel lugar. Pero no importaba él llevó por unas escaleras hasta llegar al último piso saliendo hasta la azotea donde se podría ver la vista de todo el Capitolio en su completo esplendor. Había un tocadiscos y algunas luces colgadas para dar la sensación de que estaban en una fiesta. — Tendremos nuestra propia fiesta privada, ya que admitámoslo, no podríamos bailar en público. Pero eso no quita que si nadie nos ve… — dijo en un tono coqueto y era una lástima, pero los dos tenían reputaciones que cuidar. — También hay picadera… y le robé a mi padre una botella de vino. — Admitió el rubio, lo iba a matar si se enteraba, pero no había forma de que pudiera probar que había sido él.
— Es por esa razón que el vernos aquí afuera es justo y necesario. No hay necesidad de quedarse con las ganas. — aseguraba el rubio, estaba tan tentando. La muy malvada le gustaba provocarlo cuando usaba esos colores en los labios invitándolo a la tentación de besarla. Drake se mantenía cerca mientras le daba vueltas al asunto, sin darle tanto detalle de donde pretendía llevarla. En cierto modo le gustaba tenerla así, en la incertidumbre, sentir que tenía algo de control y no al revés. Porque rayos que cuando se ponía seductora él podía hacerlo flaquear si lo tomaba desprevenido. — Justamente es lo que pretendo, sorprenderte. — afirmo en un tono juguetón.
Por el momento la dejaba un poco con la incógnita porque tampoco podía aguantar más de darle aquel beso. Uno con mayor entusiasmo que en la biblioteca. Aún seguía picado por culpa de la bibliotecaria, o más bien era culpa de ellos por escoger un lugar tan poco adecuado para andar haciendo de las suyas. Ya se le estaba haciendo costumbre el dejarle la boca pintada, como si estuviera marcando territorio. — Gracias, aunque creo que no será la última vez en el día en el que tendrás que limpiarme. — aseguro con una guiñada, no pretendía dejar de besarla. Aunque igual estaba deseoso de tomarla por la cintura y dar unos buenos pasos de bailes a la luz del atardecer en aquella azotea que había preparado.
El chico tomo la mano de la rubia y comenzó a guiarla por las calles del Capitolio, hasta llegar a un edificio que en estos momentos estaba abandonado, pero que se encontraba limpio. Seguramente pronto iban a volver a comenzar a revender los apartamentos de aquel lugar. Pero no importaba él llevó por unas escaleras hasta llegar al último piso saliendo hasta la azotea donde se podría ver la vista de todo el Capitolio en su completo esplendor. Había un tocadiscos y algunas luces colgadas para dar la sensación de que estaban en una fiesta. — Tendremos nuestra propia fiesta privada, ya que admitámoslo, no podríamos bailar en público. Pero eso no quita que si nadie nos ve… — dijo en un tono coqueto y era una lástima, pero los dos tenían reputaciones que cuidar. — También hay picadera… y le robé a mi padre una botella de vino. — Admitió el rubio, lo iba a matar si se enteraba, pero no había forma de que pudiera probar que había sido él.
Drake — EN ALGÚN CALLEJÓN DEL CAPITOLIO — DURANTE LA TARDE
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