El mismo error dos veces. Eso de que no se aprende por cabeza ajena era muy cierto. Pues tanto Sejanus como Drake quienes no estaban contentos con la forma en que el Capitolio manejaba a la gente de los distritos, terminaron fijando sus miradas en un par de chicas con las costumbres muy arraigadas. En el caso de Sejanus no era de sorprender que fuera así, pues el chico provenía del distrito 2 y, por tanto, le dolía ver como cada año niños de su distrito eran sacrificados en los juegos. Mientras él estaba ahora en la comodidad de su hogar en el Capitolio, lejos de tener su nombre en el tarro del sorteo de la cosecha. Por otro lado, en el caso de Drake les sorprendió a muchos, se había vuelto rebelde cuando vivió la experiencia de que su hermana, quien se había enamorado de un agente de la paz, se escapó con él hacia el distrito que le asignaron. Para horror de ella lo que vio allí no le gusto quiso volver, pero antes de que eso pasara paso por un infierno porque su ‘amado la quería retener’ y aunque la familia logro que volviera alegando que la habían secuestrado la chica quedo mal mentalmente. Nadie le creía la crueldad que había visto. Solo su hermano.

Por otro lado, Crystal y Lavender eran chicas bien portadas, viviendo unas vidas como cualquiera en el capitolio. Teniéndolo todo, sin nada de lo que quejarse. Bueno, casi, pues Lavender no le estaba yendo muy bien que digamos en sus calificaciones. Difícilmente iba a sobresalir. Por lo que luego seguir alguna carrera sería más complicado para ella. Pero tampoco es que se ajorara mucho, bien podía ser una fina dama elegante de sociedad capitalina y conseguirse un marido que la mantuviera. Eso era lo que se repetía a ella misma para no frustrarse por su mal desempeño. Mientras que Crystal estaba bien en clases a comparación con Lavender. De las dos, la muchacha era la más arraigada tenía esa pasión por los Juegos del Hambre, a pesar de que cada año la popularidad de estos parecía ir disminuyendo. Ella creía que realmente era necesario hacerlo para recordar lo que había pasado, que no se debía repetir. Sentía que un boicot a los Juegos era carta libre para que comenzara otra revolución y que volviera a caer la desgracia para todos. No se podía imaginar viviendo carencias.

Ganar esos corazones no iba a ser tarea fácil. Pero si realmente era real, si Sejanus quería a Lavender y Drake quería a Crystal. Si aquel sentimiento que albergaban en sus corazones debían intentarlo. No había peor lucha que la que no se intentara. Eso sí, muchas cosas debían ocurrir antes de que se encuentren en sintonía.

Por más que lo intentaba y habían pasado algunos años, no podía acostumbrarse a la vida del capitolio y hasta detestaba que sus padres fueran ricos y fueran trasladados allí, por supuesto que gracias a eso no tendría la posibilidad de caer como un tributo en esos fatales juegos que se hacían una vez al año luego de los días oscuros.

Extrañaba su distrito y sentía que aunque todo era malo con los juegos ahí podía ser él mismo, tenía amigos y aquí claro que lo miraban en menos porque no pertenecía mucho en ese circulo, la verdad por quienes solo se sentía aceptado era por Snow y  Drake, nada más. Para su mala fortuna, si estaba obligado a tener buenas notas para ganar más reputación según los dichos de sus padres y luego a los 17 años, ser un buen mentor de alguno de los niños que eran escogidos en ese malos juegos del hambre que ni siquiera eran tan populares, ni siquiera tenían sintonía y era una tontería que lo hicieron. ¿Cómo era posible que los distritos iban a mirar por televisión como dos de los suyos eran asesinados o mutilados por el propio capitolio con sus distintas pruebas? Era para personas que amaban el sufrimiento ajeno, Sejanus no podía estar más en desacuerdo y con él único que se podía expresar, incluso más que con Snow era con Drake.

Solo que los Juegos del Hambre se haría en unos meses y podía estar tranquilo. El día anterior el profesor les entregó un trabajo grupal, fue feliz que le tocará con Drake que trabajaban bien juntos, sintió un poco de verguenza que Lavender estuviera allí (porque la realidad era que le gustaba) y malestar que la odiosa de Crystal también formará parte. En fin, quedaron en juntarse para coordinar que hacía que antes de empezar las clases, era de aquellos que se levantaba temprano y como la verdad, como todos eran exigentes en los estudios no hubo ningún problema. Había llegado temprano y levantó la vista cuando vio llegar a Drake.

— Que bien que llegaste a tiempo. No habría sabido que decir con esas estiradas y creídas. Bueno... Lavender es más tolerable, al menos me saluda.. aunque ¿Crystal? Uff... — Exclamó resignado y solo quedaba esperarlas, ahí le ofreció el asiento al rubio para que se sentara y se quedaban en la espera de las dos chicas, realmente como era la primera vez que trabajaba con ellas no estaba seguro que fueran responsables  y que su única preocupación fuera el maquillaje y estar con su informe impecable, no quería ni pensar como solían ser con la moda cuando convivían en un día normal. Imaginaba que Lavender solo le gustaba más que nada porque era muy bonita y adorable por su tamaño.

Lavander sabía bien que su desempeño en la academia no era de los mejores. Pero claro, ella era una señorita de sociedad que tenía la vida hecha. No tenía que preocuparse por eso. ¿O sí? En el fondo se repetia todo eso para preocuparse más de la cuenta. Quería verse segura, aunque no tuviera la más remota de las ideas de lo que estaba haciendo. Hasta cierto punto saber que el próximo trabajo sería en equipo era un alivio, pues no toda la responsabilidad caería sobre ella sola. Pero la paz le duro poco cuando se enteró con quienes haría equipo.

¿De tanta gente en el colegio porque tenía que ser con Sejanus? Es que vamos, el chico le agradaba hasta cierto punto, quizás más bien porque le gustaba. Pero… no, no podía ser el caso. Era un chico de los distritos por más adinerado que fuera. Siempre iba a estar de parte de esos salvajes, aun cuando el dos se querían pintar como de los más ‘civilizados’ pero si algo pasaba todos se iban a ir contra el Capitolio. Sus padres no la perdonarían. Aun así, intentaba ser amable con él. Tampoco podía culparlo de ser de donde era. Más entre los desacuerdos y el evitar caer en tentación prefería mantener la distancia. Distancia que ya con esto se iba por un tubo, pues no les quedaría de otras que interactuar entre ellos. Por suerte o por mala suerte, quizás… era un grupo de cuatro.

¿Terminarían matándose? Bueno, quizás ellos no tanto, pero con Drake y Crystal incluidos en el combo estaba difícil de que no. Drake era capitolino, pero parecía haber perdido la cabeza como su hermana o la adolescencia le estaba pegando fuerte. Para él todo parecía una conspiración del Capitolio. Si tanto le molestaba que se mudara a uno de los distritos. A ver si así prefería estar de su lado a la que metieran su nombre en el sorteo de la cosecha. Con Crystal era con quien único se llevaba, ambas estaban contentas con sus vidas aquí. ¿Lo que funciona porque cambiarlo? Aunque a veces sí encontraba un tanto excesivo su entusiasmo por los Juegos del Hambre. Por lo que el al menos estar con una amiga era más llevadero para tener que aguantar al par de chicos.

La castaña esperó a Crystal antes de ir a reunirse con sus compañeros. — No puedo creer nuestra mala suerte. — le comentaba a Crystal mientras negaba al caminar por el pasillo. Fue cuando estuvieron cerca que alzo una ceja al escuchar lo que comentaba Plinth acerca de ellas. Claro que igual había escuchado la parte en la que decía que era más tolerable. No sabía si agradecerle o sentirse insultada, pues de todos modos la había llamado estirada. Miro a la rubia y sonrió antes de carraspear parada detrás del moreno. — ¿Quiénes son las estiradas, Plinth? — pregunto haciéndose la tonta.

Tenía un alto sentido de responsabilidad y era lo único que hizo que se levantara temprano, sabía que el trabajo podía salir muy mal si no dejaba en claro todo. No se confiaba en Plintch ni mucho menos en el loco de Silentforest. Ambos eran muy ajenos a los fabulosos juegos, claro que los distritos tenían merecido su castigo y lo cierto es que los Juegos eran fabulosos, solo que faltaba algo porque si reconocía que se estaban volviendo algo aburridos, era como quienes lo organizaban no tuvieran ideas creativas para llevarlos bien a cabo, ella en su niñez había vivido los días oscuros y ahora mismo se sentía demasiado afortunada de pertenecer al Capitolio, que tenía un sistema especial y agradecida estaba de no pasar necesidades.

Pero para aquello faltaban demasiados meses y ahora había que estar más atento en la escuela. No idolatraba ser mentora ¿Para qué? ¿Para darles esperanzas si en el fondo iban a morir? Además que podría tener la posibilidad de ser mentora de un distrito que no fuera de su gusto, no gracias. No tenía ganas aunque si le encantaría formar parte de la organización. Sus padres le exigían tener buenas notas, y las tenía pero siempre trataba de mantenerse no en un lugar para no ser vista como una buena candidata para mentora a los 17 años, tenía otros objetivos.

Y la verdad, aborrecía hacer un trabajo con aquellos dos. No les iba mal, solo que no podía estar más en desacuerdo con ellos. Por suerte, había quedado con su amiga Lavender y no tendría que mirarles mucho a la cara, porque sí que sí el muy maldito de Silentforest se había vuelto mucho más guapo en el último tiempo y aunque estuviera muy descarriado con el asunto de su hermana, ella se fijaba mucho más de la cuenta en la perfección de sus facciones e imaginar como sería ser besada por él. De hecho, no era un buen prospecto para nadie pero hasta se imaginaba llegando al altar con él que su familia si  tenía dinero.

Inevitablemente, se vio arreglándose más de la cuenta para que le prestará atención y la verdad es que muy el fondo si quería que se la llevara a otro lado para que al fin pudieran hablar o pelear como era debido, solo que a solas. Suspiro por sus pensamientos y  sonrió ante el espejo. ese brillo de labios nunca fallaba.

Se junto con su amiga en la entrada y cuando iban al salón de encuentro para empezar el trabajo en silencio porque no le respondió a Lavender porque su respuesta era obvia, encontraron hablando a los dos de ellas. Tampoco estaban muy contentos, y en parte si que se sintió mal que hablaran mal de ella, sobre todo destacando su nombre. — No pierdas tu tiempo, Lavender. ¿Debería importarnos su opinión? Son unos insignificantes y solo nos queda hacer el trabajo y ya. — Su mirada molesta se había dirigido sobre todo a Drake porque si que le había dolido y después solo se sentó digna frente a ellos para sacar con rapidez su libreta de apuntes y un par de libros que iban a necesitar. — Empecemos. — Murmuró con enfado.

La forma de ver el Capitolio de Drake había cambiado por completo después de lo que pasó su hermana. Todos la habían tildado de loca, pero él sí le creyó. ¿Por qué mentiría en algo tan delicado? Él le creía con los ojos cerrados y estaba decidido desenmascaran las injusticias que había. Con todo lo que supo no le sorprendía que se hubieran revelado de aquella forma. Drake dejaba claro lo que creía. Algunos lo veían como rebelde. Otros pensaba que se le estaba aflojando los tornillos como a su hermana y, sin embargo, el chico eso no le importaba.  Su familia seguía siendo importante y muy adinerada, solo por eso era que mantenía cierto estatus.

En la academia no le iba mal, pero no al nivel de su amigo Sejanus. Así que no tenía idea de si lograría aspirar a ser algún día a ser mentor. No sabía si eso era bueno o malo. Por un lado, podría aspirar ayudar un poco a los tributos, pero por otro sentía que era como ser cómplice. Así que debía de analizar cuál era la mejor forma de ayudar. Por ahora debía de estar pendiente a la tarea en grupo que le habían dado. Era bueno tener a su amigo en el grupo. Pero tal parecía que el que pusieran a Crystal y Lavender junto con ellos era intencional del profesor. Porque era polos opuestos.

Hablando de Crystal esa chica le encantaba al menos físicamente hablando. Era un sueño. Pero vaya que su personalidad lo desesperaba. ¿Por qué tenía que ser tan alzada? Era como una princesa de papi. Que creía que todos debían de estar a sus pies. Que era inalcanzable.

— Sí, no quería que nos culparan de llegar tarde. — mencionó el rubio. — ¿Tolerable? Más educada tal vez. Nada más. — porque no era que la castaña dejara de ser creída, seguía siendo otra princesa más del Capitolio. — Crystal lo que tienen de guapa lo tiene de insoportable. — Le admitió al moreno como si nada. Fue poco después que se dio cuenta de que estaban detrás de ellos. Al menos él no le importaba que lo escuchara, no se pondría nervioso por ello. — Hablamos de ustedes por supuesto. Tampoco es como si a mí me importará que me llames insignificante. Pero es el equipo les toco, que lastima. — Le respondió regando su propio cabello en ese estilo desponado y rebelde que le hacia lucir mas rebelde y qud se le veia tan bien. Dándole una mirada a la rubia, se veía especialmente más linda de lo normal.  — Aunque debo de admitir te ves realmente bien hoy. — Dijo encogiéndose de hombros. — Vamos Sejanus. Salgamos de esto cuanto antes. — insistió el rubio para seguirlas. Mientras menos tardaran mejor, así igual podía calmar un poco a la gruñona a solas. . Pues a pesar de todo le gustaba tener esos piques con ella.

Es que normal que hablaran un poco mal de ellas porque si que lo miraban en menos y eran unas completas estiradas, ambas princesas de cuna de oro y aunque admitía que él también haber vivido en el Distrito 2 y haber visto como empezaban los Juegos del Hambre ya se sentía con un pensamiento distinto a los demás, su padre siempre decía que eran unos afortunados de ahora vivir aquí y se esforzaba ser un completo aporte para la ciudad. Y claro que su madre y él tenían que seguir su ejemplo, se sentía todo el tiempo presionado o sino tendría problemas, además que eran buenos con él. ¿Cómo no cumplir con sus mínimas responsabilidades? Sin embargo, con Drake se sentía libre y muy confiado de opinar y expresar sus pensamientos porque pensaba igual que él, aún cuando era todo un ciudadano del capitolio, es que era cierto que pensará así luego de lo que había ocurrido con su hermana. No sentía lástima por él y trataba de apoyarlo, siendo amigos todo se volvía mejor en esta vida que a él no le gustaba del todo. — Pensé lo mismo, aunque admito que igual soy demasiado responsable. — Dijo con una sonrisa y asintiendo. — Sí, tal vez sea educada solo porque le conviene, mi padre cada día esta tomando más poder aquí — Murmuró mientras se encogía de hombros. — Y claro que sí....Crystal es mucho más bonita que ella, es una pena que sea tan insoportable...— Señaló dejando en claro que en cuanto a belleza era la rubia que era la que más destacaba de las dos, iba agregar que de todas formas prefería a Lavender porque Crystal era de él, porque se notaba que siempre la miraba más de la cuenta, pero justo llegaron y se notaba que habían escuchado gran parte de la conversación.

Por su parte, Sejanus si se puso nervioso y no supo que decir de primeras, si no hubiera sido por Drake se habría intimidado todo. Tragó saliva y alzó la mirada hacia las dos. —  Bueno yo soy consciente que nos han puesto sobrenombres o han hablado peor que nosotros, así que ya da igual,  yo solo  quiero tener una buena calificación es mejor que empecemos y ya. Solo basta que cada uno quede con su parte, luego nos juntamos y que uno redacte mejor deje todo en orden. ¿Quién se ofrece? — Miró a las dos chicas, pudo haberse ofrecido él mismo pero estaba seguro que no iban aceptarlo solo por orgullo.

Ya como estaban en el salón se quedaron ahí, el ambiente se había vuelto tenso solo porque habían hablado más de la cuenta, pero era un hecho que igual hablaban tras de ellos así que no era tan malo, así que se calmo. Estaba acostumbrado que hablaran mal de él así que ya era inmune. Que se acostumbraran a ser criticadas porque solo lo hacían con justas razones, lo lamentaba por Lavender, y bien que si quería conversar que se acercara a ella, la verdad es que Crystal le daba completamente igual por muy bonita que estuviera porque era demasiado seguidora a los juegos así que ni tenía interés de tener una amistad con él.  Negó con la cabeza ante el comentario de Drake hacía a ella, miró a Lavender, seguro hasta había escuchado su opinión con respecto a la belleza y bueno, esperaba que no se sintiera mal, ni siquiera había acabado lo que pensaba.

No le quedaba remedio que aguantarse el orgullo de tener que hacer equipo con los chicos. Era eso o sacar un cero. Porque justamente la idea de que fuera en grupo era para probar como trabajan en grupo. Así que no había la posibilidad de hacerlo sola. Además de que seamos sinceros, las probabilidades de sacar una mejor calificación la tenía haciendo las cosas en equipo y no por su propia cuenta. Aunque por supuesto, como era orgullosa, no lo iba a admitir, eso era un hecho.

Que estuviera Crystal allí era al menos un alivio. Pero no era lo suficientemente como para desear pasar tanto tiempo con ellos. En especial porque Drake parecía ponerse especialmente insoportable cuando la rubia estaba cerca. No sabía si lo hacía solo porque era rebelde y quería mostrar cuan erróneos estaban los del Capitolio o si también era solo porque le gustaba fastidiarle la paciencia a su amiga. Algo le decía que era un poco de las dos.

Había hecho la pregunta, en especial porque le había caído como balde de agua fría el comentario de Sejanus sobre su amiga. ¿Quién la entendía? Por un lado, si creía que le gustaba su amiga en vez de ella, pues no tenía que preocuparse de caer en la tentación si sentía que no iba a ser correspondida. ¿Pero entonces porque le dolió? Solo frunció el ceño y se puso sería intentando de no demostrar molestia por el comentario. Rodó los ojos con la forma descarada que el rubio les respondió.  — Tienes razón amiga. Que importa lo que piensen de nosotras, ambas sabemos bien que somos unas princesas. Pero no lo pueden entender. — respondió la castaña dando una mirada al moreno que hablaba más que mil palabras mientras negaba. Hubiera preferido que siguiera llamándola estirada y no haber escuchado lo otro.

—¿Sabes qué? Ya da igual Plinth, no me importa. Solo era curiosidad. — respondió haciendose la indiferente cuando su mirada decía otra cosa. — Nosotras tampoco tenemos intenciones de quedarnos hasta tarde haciendo esto con ustedes. — respondió a Sejanus. — ¡Yo me encargo! Sí, mejor yo hago la redacción. No sea que queden todo con garabatos o con incoherencias. — la verdad no se había fijado en la escritura o redacción de sus compañeros. Pero bueno, los hombres solían ser más descuidados en eso, y además posiblemente esa podría ser su mayor aportación al trabajo. Por lo que se había ofrecido.

La muchacha en el fondo se había quedado con esa sensación de pensar en las palabras de Plinth. No podía ser cierto… ¿O sí? ¿Tan mal estaba? ¿Era por lo bajita? Quizás solo se estaba dejando llevar por el estúpido de Silentforest. Quizás si lograba hablar solo con él podría darse cuenta. Igual no es que le fuera preguntar directamente.

Nada que decir, su opinión no iba a a cambiar de la noche a la mañana y mucho menos por la actitud que estaban teniendo ahora, la que tenían siempre. Eran una falta de respeto, ni siquiera se calmaban porque eran mujeres y muy atrevidos, de verdad, Crystal sintió asco y sobre todo por Drake.

La pobre Lavender  parecía estar pasándolo mal por lo que había dicho; Sejanus. Otro miserable que ni siquiera formaba parte del Capitolio y si estaba ahí era solo por su dinero, claramente era de esas personas que quizás siendo más adulta se acercaría solo por conveniencia y ya. Llevar una relación neutral, Lavender tenía sus cualidades y a su gusto no era nada fea. Lo asesinó con la mirada, pero ella ya tenía a su propio enemigo y que más encima era todo un descarado.

Sentía estrés hasta como se movían los mechones de su cabello y claro que en el fondo se decía que era cuando más le gustaba, porque tenía esa chispeza en su mirada. Algo le decía que amaba picarla y funcionaba, porque ella se enojaba de manera fácil pues sabía que lo estaba haciendo con toda la intención. Abrió más los ojos con su respuesta y alzó la ceja, era inevitable que no se quedara callada, la rubia sí o sí tenía que responder — Siento que sin esos comentarios habríamos tenido 10 minutos de paz entre nosotros. Así que son ustedes quienes tienen la culpa —. Exclamó la rubia perspicaz jugando con su cabello y ante lo que había dicho el chico solo se encogió de hombros.  — Ya sé... no hay necesidad que me lo digas cada vez que nos encontramos — Molestó y sonrió triunfal.

Llevo la mano en el hombro de su amiga y la miró divertida, esperaba que no se tomara a lo personal si sabían como solían ser. Ella se tenía querer por sí solo y no depender de lo que diría la gente, todo era mental y si ella se sentía grandiosa,  iba a ser como se iba a mostrar. — Eso mismo amiga, tú eres toda una princesa y no dejes que este tonto te apoque, eres mucho más linda de lo que crees. — Le terminó sacando la lengua, que tanto decía sí la verdad es que no era una pizca de atractivo, el maldito de Drake lo superaba con creces.

— Perfecto, es mejor que tu redactes, pero... si hay muchos errores  no dudes en llamarme, ¿vale? Entre las dos vamos a poder arreglar su parte, sobre todo la del rubio, no vaya ser que escriba locuras. — Volvió a decir. Y ahí iba el pique entre ellos de nuevo, era imposible porque a Crystal también le encantaba molestarlo.

Con el pasar del tiempo, luego de lo ocurrido con su hermana, el rubio se había percatado de cuan superficiales habían sido. Como no habían sabido valorar las cosas que realmente importaban. Por supuesto que sus padres seguían viviendo de la apariencia y preferían decir que su hija había perdido la cabeza con tal de no aceptar que tenía razón en lo que decía, y por supuesto tildarlo a él de estar rebelde por la edad. Ya saben. Cosas de adolescentes, si tenían que soltar algo de dinero para que no hablaran más de la cuenta lo hacían. Así de superficiales eran, y eso a Drake lo hacía rabiar.

Por el momento era dependiente de ellos, no había mucho que pudiera hacer. Solo que lo que pudiera hacer para sabotear el Capitolio lo haría. O más que el Capitolio, lo que le interesaba era poder derrocar ese sistema injusto donde los que tenían más seguían obteniendo más y los que tenían menos cada día terminaban peor. Ya tenía esos pensamientos y no se irían tan fácil de su mente.

— Lo sé, no lo dudo amigo. A diferencia de otros, eres consciente de que el tiempo de los demás es valioso. — claramente, lo decía por las muchachas, que imaginaba que no les importaba llegar tarde y darse supuesto.  — No me sorprendería que fuera así. Aquí se vive mucho de las apariencias y de lo que convenga. — comento negando. Lamentable, pero era cierto. La hipocresía estaba rampante, eran muy pocas las personas que se acercaban a otros de manera genuina. — Sí, qué lamentable… — No le puso mucha importancia a que le afirmara sus palabras sobre Crystal, sabía bien que dijera lo que dijera era la castaña la que le gustaba. Hubiera querido advertirle que estaba detrás de él, pero era muy tarde. Ya parecía, había escuchado todo o al menos casi todo. Él, por su parte, le daba lo mismo. Se la vivía con una viva guerra con la rubia y en el fondo eso le gustaba. ¿Masoquismo? Posiblemente.

Asentía ante las palabras de su amigo. ¡Bravo! Decía en su mente. Que bueno que igual se las canto al par de princesitas de aparador. No todo mundo andaría rogando por su atención. — ¿10 minutos? Vaya que tenías altas las expectativas, Princesa. — le respondió con descaro. — Sí, sí… ya blah, blah. Mucho drama, poca acción. Andando. O de verdad estarán todo el día con nosotros. — dijo un tanto exasperado y le había chocado que mencionara lo de las locuras, él no estaba loco y su hermana estaba enferma, no loca. — Esas locuras podrían darte un 10. De todos modos creo que lo mejor es que al final todos lo revisemos. ¿No? Por mi parte no deseo que entreguemos un trabajo con brillantina y olor a tutti frutti. — puntualizo Drake viendo con una mirada asesina a Crystal.

Maldecía que hoy tuviera que verse excesivamente bien. ¿Porque tenía que ser tan pesada? Quizás solo necesitaba dejarse llevar y relajarse. Qué? Quería que la acorralara en un rincón y la devorara a besos a ver si se le quitaba la amargura? Podía sacrificarse.  

Era un verdadero desastre tener un trabajo entre los cuatro. Realmente se podría convertir en un Juegos del Hambre de la nada por lo mal que se caían todos, era lógico que Lavender jamás lo iba a perdonar por lo que había dicho y que no alcanzó a terminar porque fuera como fuera que encontraba más bonita a Crystal, que la rubia si que era como una diosa al igual que mucho de sus compañeras, a su juicio claramente era Lavender quién contaba con su verdadero interés, eso hasta su amigo lo sabía. Quizás iba a tener que hablarle al respecto, y ahí dejar su orgullo de lado porque igual pecaba siendo de esa manera. Podía notar en su tono que estaba soberanamente enojada y  no supo que decir.

El pique de los otros era notorio y hacía que se desesperara, lo mejor que podían hacer era separarse en unos momentos y luego continuar o sino de verdad el trabajo iba estar muy malo desde un principio, sin embargo, cuando dio las indicaciones y en parte se  estaban poniendo de acuerdo es cuando Crystal defendió a Lavender  y le echaba la culpa de todo. — Ah, así que ahora la culpa es mía. Ni siquiera alcance a acabar porque llegaron e interrumpieron nuestra charla que era personal— La asesino con la mirada y también a Lavender que ya había entrado en ese juego de la rubia, donde estaba casi perdiendo la oportunidad de hablar con ella y explicarle. — No digas cosas que no sabes. — Le dolió a l a la vez que escribieran incoherencias, la verdad es que no era el mejor en clases pero joder que si formaba parte en el grupo de los mejores, un estúpido no era. — Sé muy bien que hasta escribiéndolo solo nos iría bien pero claro no me gasto para que sean irresponsables. — Nunca escribiría una incoherencia. — Y además  la Historia no deja de ser amplia, lamentablemente no puedo, así que solo toca asumir que el trabajo es de a cuatro — Lo único que hizo que se calmara de su enojo fue el comentario de Drake que el trabajo terminaría con brillantina y con olor de tutti fruti — O a flores... y solo faltaría que escribieran en una hoja rosada. — Claro que responder tampoco estaba bien, y como ninguno empezaba, se le ocurrió que esto era suficiente y dejo 2 libros (donde termino por dejar uno en su mochila a propósito) y elevó la mirada hacia los tres.

— Olvide el libro más importante y aunque da igual deberíamos tener un par de copias. Drake... ¿Podrías ir a la biblioteca con Crystal? Estaba pensando empezar a revisar los puntos más importantes con Lavender  —Propusó mirando a su amigo que sabía que se podía sacrificar para cortar un poco la tensión que se había generado en el ambiente por la culpa de los cuatro.  — Es que tienes que ir con ella porque así tendría uno.  Es....— Dio el nombre del libro. El moreno haría lo posible que se organizarán bien y funcionará el trabajo, no le gustaba estar desorganizado y dependía de las calificaciones no deseaba más peleas y como bien decían mientras más rápido y bien hicieran el trabajo serían libres, aunque sin peleas porque ahí se jodía de todo. Por eso mismo lo alejaba, pero claro que podía equivocarse rotundamente solo que igual cortaría la tensión y estar un poco más concentrado.

— Pues escogieron mal momento para hablar de nosotras. — Decir aún sería, es que no podía creerlo y en el fondo se decía… no… no lo dijo en serio. Tal vez solo le seguía la corriente a Drake. Pero igual sintió feo. ¿Por otro lado, como no meterse si eran sus nombres los que estaban en sus bocas cuando ellas llegaron? Normal que llamara la atención. — Gracias amiga. Y sí, sé que soy linda. — Respondió solamente mirando a su amiga. Las capitolinas podían ser vanidosas, pero esto era por un asunto más allá de la vanidad. Ella sabía que era linda, pero la belleza podía ser subjetiva y si el chico que le gustaba (aun cuando ella misma se dijera que no… que no era buena idea) no la encontraba linda, pues sí chocaba. Quizás sonaba a niñería, pero vamos, tampoco estamos muy lejos de eso. Era una adolescente y esa edad era la más difícil.

— Sí, no te preocupes. Haremos que salga algo bien hecho. — aseguro la castaña a Crystal. — No estoy diciendo que no sepas del tema Plinth… pero en cuanto a presentación la mano femenina siempre es más sofisticada. — comento en cierto modo suavizando un poco las cosas. Qué igual, al menos a ella no le convenía ponerlos tan de malas si de verdad quería que salir bien en ese trabajo. La verdad ella tampoco confiaba mucho en lo que Drake pudiera aportar, pero sí algo sabia de Sejanus era que se esforzaba.

Cuando escucho lo de las flores y hojas rosas, Lavender sutilmente hecho para dentro una hoja que se venía escapando de su carpeta que era justamente rosa antes de que la notaran. — Tengo hojas rayadas, no es necesario usar las rosas. ¿Aunque igual porque les molesta que huelan a tutti frutti? Eso le da un toque y nadie podrá discutir que es nuestro trabajo. — comento encogiéndose de hombros.

No le hacía gracia dejar a su amiga sola con el salvaje de Drake, pero algo le decía que podía pasar dos cosas, que les fuera muy bien o que jamás regresaran de la biblioteca y tuvieran que buscarlos en la enfermería. — ¿Por qué preferiste quedarte conmigo? — murmuro cuando al fin lograron que los otros dos se marcharan. Su amiga la mataría, si la escuchaba, pero por fortuna ahora debía de estar muy entretenida. — ¿Realmente crees que soy fea? — le miro rápido a los ojos, aunque luego desvío la mirada a la libreta que sacaba de su mochila junto con algunos lápices y plumones de colores. Ni siquiera se lo había preguntado de mala forma, sino más bien como una duda genuina. Igual no era tan atrabancada cuando no tenía el respaldo de su amiga o quizás era el que estuvieran a solas que la ponía así. Posiblemente una combinación de ambas.

Tenía la impresión que la contradecía con todo el gusto del mundo. Era un poco tóxico todo, tenía que admitirlo porque ella tampoco podía dejar de ser respondona y solo por niña hablar más de la cuenta. Esto nunca se acabaría, venía desde siempre e incluso un poquito antes que pasara el asunto de su hermano, es que había que decir que Drake era un capitolino a toda regla hasta que comenzó a fallar. La verdad es que prefería ni opinar por el asunto de su hermana, nunca entendió bien y bastante loquito que quedo, no se dio el tiempo de escuchar sus razones. — Es obvio que habrías hecho todo para que fueran 2 minutos siempre molestas. — Bufo que de verdad la estaba cansando y no solo el rubio, sino que también el moreno que ahora mismo parecía confuso por todo lo que le había dicho a su amiga. Había sido fea su actitud. —  Dijiste todo muy clarito — Comentó la chica con suavidad porque sabía que ahí tenía razón, pero como Sejanus no le importaba ni siquiera para hacer amistad y más lo veía por un asunto que su amiga se sentiría mal, esperaba que entre los dos lo solucionaran, ella jamás podría hacer que dejara pensar en el chico que venía del Distrito 2 solo por tener demasiado dinero. — Lo eres, lo eres — Dijo con vanidad además que ella no se juntaba con cualquiera.

Estaba todo muy tenso y la verdad es que nadie se concentraba, al menos Sejanus tenía eso de un buen poder de convencimiento que hasta la hacía rabiar pero tenía razón, solo que no lo iba a decir en voz alta. — Confió plenamente que Lavender lo hara bien y si tengo que ayudarla para la redacción quede perfecta, lo haré... eso si... sí no te gusta lo revisas y ya. — Dijo de mala gana y de nuevo le ofrecía una mirada asesina a Drake por su comentario final que el trabajo iba a tener brillantina y olor a Tutti Frutti o algo así. ¿Qué tenían de malo las hojas aromatizadas? Ella misma tenía un montón guardadas en su cuaderno. Pudo haberlo hecho y dándole una mirada a Lavender si en cuaderno tenía un montón de ellas. — ¡Íbamos hacer nuestros apuntes allí! ¡Nada más! — Reclamó porque si se veía que en esta oportunidad habían ganado por mucho con eso.

Ahí quedo perpleja cuando Sejanus propuso ir a la biblioteca porque faltaba el libro más importante, notó que su amiga se quería quedar con él quizás para hablar del tema así que no le quedaba nada más que sacrificarse. — Bueno, vamos... volveremos pronto es imposible que podamos tener todo el día. — Tenían clases luego por lo que tenían que ponerse de acuerdo que iba a ser quién. Salieron de la sala y gruñó. — Lo hice solo por Lavender para que lo sepas... no tenía ni una sola intención de quedarme a solas contigo — comentó la chica — Eres un pesado — Exclamó con enojo mientras que caminaba unos pasos adelante de él.

Se preguntaba como era posible que siempre terminaran peleando. Pues ni siquiera era solo por las diferencias en pensamientos. De lo contrario, no disfrutaría tanto de picarla y tenerla cerca, aunque fuera simplemente en medio de las peleas. La rubia le gustaba, eso era un hecho y tal parecía que esta era la forma de ellos demostrárselo. Porque de igual forma notaba como ella solía lucir más radiante cuando estaba cerca de él como si quisiera llamar su atención. Le gustaba también retarlo y eso le encantaba.

— Ignórala. Solo intenta provocarte. — Le aseguró al moreno. Drake sabía bien que a Cristal no le agradaba para nada su amigo y no era de la misma manera en la que él no le agradaba a ella. Aunque debía de reconocer que posiblemente había metido la pata con su comentario, lo esperaba que la rubia no fuera a meterle cosas a la cabeza de otra chica. Sabía muy bien que no era esa la intención de Sejanus, pues era justamente ella la que le gustaba. Para su desgracia habían tenido que escuchar las dos justamente esa conversación.

— No sabía que había que elegir un momento específico Gracias por el recordatorio lo tomaré en cuenta. — Respondió con sarcasmo el rubio ante el comentario de Lavender. Sonrió a Crystal. — Hago mi mejor esfuerzo. — añadió en cuanto a lo de molestar. No podía evitarlo. Le encantaba la expresión en su cara cuando se molestaba. Se veía aún más linda.

Si no había alguna intervención, pronto aquí yo podía terminar muy mal. Pues se estaban peleando hasta por las hojas de papel que iban a usar. Por suerte su amigo tenía buena labia para convencer a otros, por lo que logro calmar un poco el asunto y que se enfocaran en lo importante. La tarea.  Que lograra que las chicas aceptaran era un logro, la verdad.

— Está bien vayamos por esas copias. Hay que comenzar a hacer algo productivo. — Pues a pesar de todo, tampoco es que fuera mal estudiante, así que no iba a sacar un cero por gusto. Además de que en el fondo me gustaba la idea de las horas con Crystal a la biblioteca.

Comenzaron a caminar hacia el lugar, dejando atrás a los otros dos que igual iban a necesitar ese tiempo para aclarar sus asuntos. — Es que es la única que se sacrifica linda, yo también hago por mi amigo. — mintió el chico porque en realidad no le importaba para nada ir a solas con ella, aunque terminarán peleando. — Es curioso porque te gusta arreglarte de más para verme. — molesto en un tono coqueto. Seguro lo negaría. — Tú también eres una pesada, una pesada muy hermosa, eso sí. — Finalizó.

No era para nada un mediador y la verdad era de los que decía su opinión sin importar lo que dijera el resto más si eran opiniones respecto a los Juegos del Hambre que para él era una instauración de lo peor porque un castigo así no lo merecían para nada porque los niños eran los más inocentes en esto. Además que no era justo que el Capitolio siempre quisiera superioridad, menos mal que el trabajo no era de ese tema porque ahí si habría conflictos entre los cuatros y pensando en un debate que podría pasar habría dicho que no de inmediato para trabajar con ellas cuando estaban conformes con el sistema, el feliz se habría ido hacia el contra.

Lo que sí quería hacer era la tarea tranquilo por lo que tuvo paciencia y cerró la boca como si nada, solo asintiendo cuando su amigo le decia que no lo tomará en cuenta y haciendo oídos sordos a lo que decían hasta que él mismo propuso que tanto Drake como Crystal fueran a buscar un libro para tener algo de paz y así explicarle a Lavender que no había alcanzado a terminar, no había sido su intención generar drama, y no con ella, porque mucho que tuvieran pensamientos distintos le caía bien y asumía que le gustaba y mucho.

En ese instante, solo le prestó atención a Drake. — Pero no demoren mucho solo estamos a una hora y media de clases, y tenemos que ver que otros días nos tenemos que juntar. — Terminó diciéndole a los dos antes que se marcharan y quedaba a solas con la linda Lavender. Abrió su cuaderno para comenzar a escribir y hacer apuntes pero no duró mucho porque ella se refirió primero al tema, alzó su mirada hacia a ella y terminó por negar con la cabeza. — Bueno estaba cansado de sus peleas y la verdad es que cuando estamos los cuatro terminamos peleando también nosotros, no es que nos caigamos tan mal, ¿o sí? — Fue serio aunque no dejaba de ser sincero. — Y no alcancé a terminar... lo siento... nunca pensé que escucharían lo que estábamos hablando, la realidad lo que piense Crystal me va y me viene, es linda sí pero tu también. No te encuentro fea. — Terminó por decir un poco más rápido de lo normal porque era la primera vez que se ponía hablar a solas con ella ya que solo habían tenido saludos. Sabía que ambos se miraban mucho pero no había llegado a tanto como ahora.

— Qué insoportable eres de verdad. — Decías negando al rubio. La verdad es que no entendía a su amiga porque Drake era insoportable, ni siquiera lo decía tanto por qué tuviera un punto de vista distinto al de ellas. Si no más bien porque el chico de verdad que se esforzaba por llevarle la contra, lo disfrutaba y por lo visto algo le decía que su amiga cambien disfrutaba ese momento.

Pero bueno, no es que ella no fuera igualmente masoquista porque sabía que no le convenía por nada poner sus ojos justamente el chico que provenía de los distritos. Sus padres de por sí ya lo veían como un posible problema futuro tenerlo entre ellos y solo los aceptaban socialmente porque, como la mayoría en el capitolio, vivan de apariencias y una familia como los Plinth que poco a poco se han vuelto importantes convenía estar en buenos términos. Aunque luego soltaran pestes de ellos a sus espaldas. La hipocresía en su máximo esplendor. Solo que el interés de su hija en el chico no era por avaricia, simplemente porque de todos los que se pudo haber fijado, termino fijándose en él.

— Gracias, amiga, y si ya al final todos podemos revisar. Así todo mundo feliz. — Decía negando, que tampoco era para hacer tanto despelote. Eso sí, más valía que salieran bien en la tarea o de lo contrario seguro, luego vendría otra pelea en la que comenzarían a buscar el culpable. Aun cuando sería evidente de que todos serían culpables.

Por fortuna fue menos complicado de lo que imagino el lograr que Drake y Crystal se fueran juntos a la biblioteca. De verdad esperaba que no demoraran el tiempo, no dejaba de ser preciado. Fue poco después que al fin quedo la castaña sola con Sejanus. Ya se podía sentir como una especie de calma luego de una tormenta. Escucho sus palabras, tenía razón. — Es raro, pero sí creo que en cierto modo influye cuando estamos los cuatro. — le respondió al chico. — No, la verdad, a mí no me caes mal. — le respondió volviendo a levantar la mirada de sus cosas para verlo. — ¿De verdad? ¿Entonces que era lo que iba a decir? — detuvo por un momento lo que hacía. Había notado igual un tanto de nervios en la voz de Sejanus al responder de manera tan rápida. Igual había sentido un profundo alivio de saber que su amiga no le interesaba.

— La verdad no es que suela ser insegura, pero debo de admitir que sí me dolió un poquito viniendo de ti. Es que yo… yo… — Añadió en un tono un tanto nervioso, ninguno de los dos había tenido la oportunidad de hablar tanto a solas. Incluso la lapicera que aún tenía en las manos se le escurrió cayendo al sueldo, dejando salir los lápices que aún estaban dentro, algunos rebotando encima de los pies del chico. — Oh, lo siento. Lo siento. — dijo doblándose a comenzar a intentar a recogerlos del suelo rápidamente.

No quería dejar mucho a su amiga con ese tonto pero parecía que ella no le importaba quedarse con él así que podía hacer el sacrificio, era un odio - amor extremo que sentía por Drake, asumía que le gustaba molestarlo y mucho, nada que decir por lo que sentía que la guerra se intensificaría en la biblioteca.

Todo empezó desde el momento uno que salieron y dejaron a solas a los chicos en la sala para ir en busca del supuesto libro, donde ella había dicho que sí no demorarían mucho y pues ojala, porque todo dependía como se comportara el rubio.

El asunto era que no tenía problema alguno en decirlo y lo dijo. Drake estaba relajado al respecto aunque dejo clarisimo que él estaba haciendo eso por su amigo. — Mínimo que se disculpe, sé que soy hermosa pero no tiene que andar comparándome con ella y ni siquiera sé porque lo hizo si la verdad apenas hablamos. ¿Cómo hacerlo? Viene de un distrito. — Murmuró poniendo los ojos en blanco y lo cierto es que igual estaba probando como reaccionaba, para ver si verdaderamente era un amigo tan leal como decía.

Empezó a reír por lo siguiente que dijo por mucho que fuera verdad, era cierto que se había arreglado un poco más de la cuenta para que lo notara, el muy maldito era atractivo y uff no sabía porque quería cambiar ese carácter para que dejara de ser un loco, es que como fuera con todo el sistema que tenía el Capitolio hasta podría terminar muerto y aunque se lo merecía no quería que eso sucediera. — ¿Y sí te digo que sí que me responderías? ¿Acaso notaste más el labial que me puse hoy? — Masculló coqueta porque eso pasaba, de nuevo lo quiso probar cuando ya estaban entrando a la biblioteca, saludaban a la bibliotecaria y se iban a uno de los grandes estantes bien escondidos de su vista de una. — Que bah, sé que soy hermosa. Deja de decirlo porque creeré que de verdad te gusto. — Masculló con una sonrisa mientras trataba de sacar el libro que estaba mucho más arriba de lo que ella podía. Si era atento se acercaría y quedarían más cerca.

Ya que más daba, no quería salir mal en aquella tarea. Sabía que no había manera de zafarse del tener que hacer la tarea en equipo. Así que debía de asumir que tendría que pasar tiempo con las chicas. Eran tan distintos, y tan fácil que terminaran peleando. Pero como Crystal le gustaba igual no terminaba siendo un disgusto para él. Salvo claro que llegara hacer algún comentario hiriente respecto a su hermana, aunque como la riña era con él dudaba que lo hiciera.

— Por favor, ni siquiera lo dejaron terminar. De lo contrario sabrías cuál es su tipo y no eres precisamente tú. — dijo con una ceja alzada, que vamos. Por más bella que fuera no era el centro de todo. Aunque estaba cerca de serlo para Drake. — ¿Acaso hay que hablar contigo para tener una opinión de ti? Además, que importa que venga del distrito? Es más leal, mejor amigo y educado que muchos capitolinos. Y tranquila, él no es yo. Él sí, seguro se disculpa, así que ni te preocupes. — finalizo, qué sabía bien que Sejanus quería aclarar las cosas con Lavender. Esperaba se pusiera las pilas para hacer más que eso, porque era evidente que por la cara que la muchacha puso le había dolido y ya había notado las miradas que se daban. Así que tenía claro que era algo mutuo.

¿Qué? No le iba a dar el gusto de despotricar contra su amigo o hacerlo menos solo por ser de los distritos. Ahora bien, si podía complacerla de otra forma. Porque se veía que la rubia estaba tentando su suerte con él. Pues cuando fueron llegando a la biblioteca el coqueteo fue incrementando. Por más que decía que esto era un ‘sacrificio’ esa no se la creía ni él mismo. — Te respondería que ya lo sabía… y ese labial… por supuesto que lo note. — le respondió con un tono coqueto, había saludado a la bibliotecaria en automático, estaba más pendiente de esos piques que incluso del libro que se suponía iban a buscar.

— ¿Ahora me vas a dar instrucciones de que puedo o no decir? No, no. — murmuro acercándose a ella peligrosamente mientras estaban ya en el área de las estanterías. Se pegó a ella y termino él por bajar el libro. Aunque luego solo lo dejo sobre la fila de más abajo, pues termino por acorralarla. — Juguemos a descubrir de qué sabor ese labial. — murmuro antes de agarrarla por la cintura y comenzar a besarla detrás de aquella estantería. Sejanus lo mataría cuando regresaran, eso era seguro. Más si llegaban a volver sin libro.

Desde el momento que se fueron Drake y Crystal volvió todo a la normal. Que podía ser todo un loco pero se tendía comportar más que él y a su lado lucía hasta introvertido. Además que debía explicarle lo de su frase a medio terminar porque se notaba que se había sentido mal y por ende, no empezó a tratarlo como toda la señorita que solía ser.

Por suerte fue ella quién saco el tema ya que era bueno charlar al respecto. Dejo todo claro de una prefería ser conciso y claro, porque sinceramente no la encontraba nada fea. ¿Y cómo pensar así? Si era la chica que le gustaba por mucho que se remarcaran sus diferencias, él no dejaba ser el chico del distrito 2, un chico que se había salvado de los Juegos del Hambre por sus padres aunque si que era seguro que su nombre estuvo ahí tan solo una vez, más que dentro de sus distritos aunque no estaban muy conformes de igual manera solían ser mucho más cercanos al Capitolio que otros donde había pobreza. — Influye demasiado más que era una conversación personal y te aseguro que ninguno de los dos nos esperábamos que ustedes escucharan —Murmuró tratando de sonar seguro y tratando de no distraerse en esos hermosos ojos celestes y grandes que tanto llamaban su atención. — En parte lo suponía eres de las pocas que no me quita el saludo por eso me dolió que trataras así — Admitió el moreno. — Lo que dije solo por decir pero para mi eres mucho mejor que Crystal, más que no le quitaría a la chica por nada a mi amigo — Murmuró divertido porque era notorio y suponía que Lavender también sabía eso, a Crys también se le notaba no sabía porque fingían tanto.  

Suponía que era parte del trato de adolescentes dentro del Capitolio.

Lógicamente quedó muy absorto cuando la chica comenzó a ponerse nerviosa y estaba a punto de decirle algo. — ¿Tú? — Alcanzó a decir queriendo escuchar una confesión de su boca, pero en vez de eso todos sus lápices salieron disparados producto a sus nervios. — No importa, tranquila. Deja te ayudo —El chico también se agachó a recogerlos de forma instantánea, solo que ahí quedaron al olvido los lápices al estar frente a frente y demasiado cerca. Tan cerca que sintió ganas de besarla solo que como no era muy atrevido, lo que hizo fue acariciar la mejilla de Lavender ahí hipnotizado por su belleza.  

En cierto modo, agradecía que estuvieran a solas, es que se comportaban tan diferente cuando los otros dos no estaban. Es que ella a veces intentaba emular el carácter fuerte y firme de su amiga, pero no le salía tan bien. En especial cuando se trataba de Sejanus. Aun cuando sabía que era justamente con él, con quien debía de ser más firme y no ceder ante la tentación. Solo que a veces igualmente se preguntaba si eso valía la pena. La familia del chico había sido un gran aporte al capitolio. Es más, era la que ponía el premio para el alumno más destacado. No se llamaba premio Plinth por nada. El problema era que en el Capitolio reinaba la hipocresía.

Trago saliva al darse cuenta de qué igual lo había hecho sentir mal. — Uh… ya sé. Lo siento, yo escuché mi nombre, no pude evitarlo. — Admitió la chica. Mejor es que obviara toda esta parte, si Crystal le preguntaba o seguro le diría algo por andar disculpándose. — La verdad me agradas, aunque algunos crean que no debería hacerlo. — Añadió la muchacha, y no pensaba dejar de saludarlo, por más que le dijeran que no era buena idea. Nunca lo había dicho, pero es que igual no era su culpa haber nacido en un distrito. — Eh gracias. Pero no es que sea tan buena. A veces cuando de verdad tengo que hablar me termino por quedar cayada. Sé que no mereces como te tratan. — murmuro, y es que se le hacía difícil cuando vivía en una sociedad tan superficial.

Cuando menciono lo de que no la encontraba fea, y que no le interesaba quitarle la chica a su amigo, que si era evidente que esos dos se traían ganas, la muchacha se puso nerviosa al declararle como se había sentido. Es que de verdad le gustaba, y estuvo a punto de decirle, pero los nervios la traicionaron. Haciendo que terminara por hacer tremendo desorden. — Yo… — las palabras no le salían. Ahí estaba ayudándola a recoger sus cosas, pero quedo aquello en el olvido cuando quedaron frente a frente agachados.  

Se quedó viéndole a los ojos, sintiendo un cosquilleo en el estómago cuando acaricio su mejilla. Esos risos, esa mandíbula definida, era tan distinto a la mayoría de los chicos del Capitolio que hacía que le fascinara. Quería terminarle la frase. Decirle que le gustaba. Pero no, ahí estaban los dos, tan cerquita qué fácil podrían besarse. No era tan espontánea como aparentaba ser, solo que quizás si no salían las palabras que entonces sirviera de algo los gestos. Por lo que solo dejándose llevar por el impulso, pego su nariz a la ajena para luego pegar sus labios a los ajenos dando un pequeño beso probando a ver como reaccionaba. Uno chiquito, para que entendiera que era lo que le quería decir y lo que quería.

La rubia sabía que no era por nada el tipo de Sejanus. — Claro que lo sé y la verdad me pega mucho que sea un chico de distrito así que cero posibilidades, su comentario fue innecesario — Dijo muy directa al respecto porque si alguien le interesaba, si miraba a los chicos guapos y ricos, pero el que más le interesaba era Drake.

— Pues porque tiene que tener el castigo por los días oscuros que fueron muy crueles y no es justo. Se debió quedar ahí, pero bueno por algo paso ¿no? Sus padres tienen mucha fortuna y cada día son un aporte a la ciudad, lo que pasa es que tu eres muy sentimental — Le sacó la lengua mientras entraban a la biblioteca y se iban a buscar el supuesto libro que tendrían que llevar pronto, pero lo cierto es que parecía que ambos no tenían esas ganas de llegar rápido porque muy pronto comenzaron a llegar los coqueteos.

Divertida por la reacción de Drake sabía que al menos en ese momento lo tenía en sus pies, y bien que la tenía derretida a ella, era cuando le gustaba más y no cuando se peleaban, le parecía todo un seductor y si quería que fuera parte de su vida, le quitaría lo loco a la fuerza. — Bien que lo notas. Eres más inteligente de lo que pareces... — Comentó atrevida mientras se disponía a buscar el libro y eso que ni fue tan a proposito que estaba mucho más arriba de lo que podía alcanzar.

Soltó un suspiro cuando ya lo sintió a sus espaldas, era deleitable el aroma de su perfume, se mordió el labio mientras que lo escuchaba. No respondió a su pregunta porque muy pronto ya la había volteado y apoderado de su boca. Ella alzó sus brazos para enredarlos en el cuello ajeno para corresponder con la misma intensidad. — Ya lo descubriste.. seguro mi labial se te quedará para todo el día — Dijo entre susurros mientras seguía con los besos y luego acariciaba su espalda, le gustaba mucho su contacto, era genial que fuera así de intenso. — Hace tiempo que no te ponías así..— Que claro que había pasado antes pero era un hecho que no seguido si que muy a lo lejos porque sí que pasaban todo el tiempo peleando así que aprovechaba de esos momentos con ganas.

La verdad es que Drake estaba demasiado seguro de que Crystal no se fijaría en Sejanus porque para comenzar tenía ese prejuicio muy arraigado en ella. Por eso no se preocupaba, porque sabía que los ojos de la rubia era en él donde estaban fijados. Podría ser un loco como decía, pero era capitolino, aunque eso ahora no le enorgullecía. Además, sabía que su amigo igualmente no le haría una trastada como esa, ni viceversa. Había algo llamado lealtad. Siendo sinceros el que no le daba mucha confianza era Coriolanus, había algo suyo que no le cuadraba, pero no era quién para decirle que no fuera su amigo. Pues estaba consciente de que eran muy pocos los que tomaban al chico en cuenta, lamentablemente, pues a su parecer un alma pura. Como las que no había aquí, por supuesto.

Volviendo a Crystal, en el fondo sentía que aunque le costara lograría conquistarla más allá de esa atracción arrebatada que se tenían el uno por el otro. Así quizás algún día lograría abrirle los ojos. — Bueno, se hubieran ahorrado la molestia si no hubieran estado de metiches. — le respondió con una sonrisa descarada, aunque en parte tenía razón. Aquella conversación era de ellos dos. Como dirían por ahí, estaban hablando de ellas, no con ellas.

— Oh sentimental, mira mis lágrimas brotar. — le dijo devolviéndole la lengua. — En cuanto a la guerra era solo un niño pequeño. ¿Qué culpa tenía? No me contestes… solo medítalo. — le recuerdo poniendo un dedo sobre sus labios de manera sensual para que no dijera nada. Ni siquiera le estaba debatiendo de sí, los del capitolio fueron las víctimas o victimarios. Pero creía que pagar con inocentes que no tuvieron nada que ver no era justo.

— Puedo ser muy observador cuando lo quiero. Me gusta que me subestimes. Así puedo sorprenderte. — le respondió coqueto a Crystal. Drake podría quizás tocar temas serios con la rubia, pero al final le terminaba ganando la seducción. Era algo que le salía natural, y amaba que aunque se la pasaran peleando al final terminaran comiéndose a besos cuando nadie los estaba viendo. Para muchos la biblioteca era un lugar de estudios, para él en estos momentos la privacidad de las estanterías y la cercanía que habían tenido para poder bajar el libro, era la oportunidad perfecta para besarse.

El beso escaló rápido, y el rubio la atraía de la cintura mientras la recostaba de aquel estante. Algunos de los libros de al lado se cayeron. — Sí, coma de mascar de cereza. — le respondió en cuanto al sabor. — Me tendrás que ayudar a limpiar eso luego. No querrás dejar la evidencia. ¿O sí? — pregunto juguetón. — Lo sé, ya no aguantaba más. Pero no habíamos tenido la oportunidad para ‘pelear’ siempre había alguien más. — y era claro que lo decía por sus amigos. No le molestaba, pero le agradaba que ahora estuvieran arreglando sus asuntos porque así les daba tiempo a ellos de arreglar los suyos. A su manera, claro está. — Pueden esperar un rato, no creo que nos extrañen. — o tal vez sí, pero en estos momentos no le importaba. Podían poner cualquier excusa como que el libro no aparecía y listo.

Sejanus solo quería que entendiera que solo fue por decir y ni siquiera había completado la frase, sentía algo de vergüenza ahora porque Lavander se sintió muy mal. Por eso mismo, trato de explicarle que era de ese modo porque sí podría ser que Crystal era bonita pero él la prefería a ella porque la otra era demasiado superficial y pretenciosa, y ni siquiera entendía como su mejor amigo estaba loco por ella. Bueno entre ciudadanos se podían entender más pero en su caso todo era distinto, a él siempre le seguiría la sombra de que pertenecía alguna vez a un distrito y se pudieron zafar de aquello, y sí… sobre todo él, que aún estaba en edad hasta para participar en los Juegos del Hambre.

— Sí, siempre noté que te caigo mejor al resto. Claro… no eres tan cercana como Drake, pero tu mirada nunca fue tan despectiva como los que tienen los otros. No es tan sencillo para una familia que viene de un distrito — Aquello lo agradecía y era por esa razón que había empezado a fijarse en ella, porque se la había topado mirandolo, lo saludaba cuando correspondía y lo cierto es que ellos no se peleaban, como Crystal y Drake todo siempre fue muy tranquilo.

— Descuida, estoy acostumbrado… aunque ya contigo es algo más diferente al confirmarme que se te hace injusto como me tratan. ¿Sabes? Yo no pedí esto… yo quería quedarme pero imaginarás que fueron mis padres que lograron tener esas influencias y me trajeron con ellos… tienen que soportarlo.— No se refería a ella sino que todos a aquellos que lo miraban en menos cuando la realidad su familia si que era demasiado influyente en el Capitolio y él era demasiado inteligente y tanto que hasta creía que podría tener algún lugar el año correspondiente para ser mentor. No iba a ceder su lugar en la clase, por algo se esforzaba.

Se notaba que se sentía tensa y nerviosa al estar a solas. No sabía ni siquiera como sentirse, pero ahí comenzó a ayudarla a recoger los lápices que se le habían caído al suelo, quedando frente a frente, y sin duda, en esa posición si que Lavender se veía muy linda y el color de sus ojos grandes resaltaban, era preciosa.

Al hablar, no pudo evitar mirar sus labios y acariciar su mejilla, paso poco tiempo cuando ella se acercó apegando su nariz a la suya y depositaba un suave beso en sus labios, dejándolo perplejo porque hasta se puso rojo. Sabía que había hecho bastante porque no era atrevida y como él lo era un poquito más, quiso hacerle saber que le correspondía por lo que la atrajo para un mejor beso. Ni experiencia tenía solo que no debía ser tan difícil, algo le había escuchado a Drake como se hacía.

Por un momento se le había olvidado por completo que Crystal y Drake se suponía que volverían en cualquier momento de la biblioteca, más igual parecía que se les perdió el camino. Pero ahora estaba más pendiente de que se había quedado a sola con Sejanus y las cosas se estaban aclarando entre ellos.

Justamente que estuvieran solos hacía que se mostrara más vulnerable, más abierta a ser sincera y al mismo tiempo se ponía nerviosa. Las miradas no eran simplemente porque le cayera bien, también porque le gustaba. — Siempre creí que no es tu culpa. Nadie escoge donde nace, y no tuviste nada que ver. ¿Cómo? Solo eras un pequeñito que seguro igual estuvo aterrado con la guerra. — confeso, es que era injusto. No podían culparlo por sangre que él no había derramado.

— Ya imagino que te sientes como pez fuera del agua y la gente aquí no ayuda. Pero no podían irse y dejarte Sejanus. Además… si siguieras en el distrito correrías el riesgo de que tu nombre salga el día de la cosecha. — por un momento lo imagino, sintió una sensación fea en el pecho. No se lo quería imaginar en aquella circunstancia.

Aquel impulso repentino había hecho que le diera aquel fugaz beso. Noto como las mejillas del muchacho se tornaron rojas. Estaba por disculparse, creyendo que tal vez no debió, pero ahora había sido el moreno quien la sorprendió, sus mejillas también estaban rojas. Respondió al beso del chico uno más largo, aunque suave, nada de brusquedades. Igual quizás un poquito a lo torpe, porque tampoco es que hubiera besado alguien antes.

Cuando necesito aire se separó, pero ahora sujetaba el rostro del chico entre sus manos mientras acariciaba sus mejillas y lo miraba a los ojos. — Eso fue lindo… No encontraba como decirlo. — Soltó una risita. — Pero ya se entendió. ¿No? Me gustas. — le dijo haciendo un pequeño puchero. Al fin se lo logro sacar de la garganta. Por supuesto que también se había olvidado de los lápices.

Crystal no entendía como le podía gustar tanto un chico como él. Que bien era perfectamente atractivo su personalidad a su juicio dejaba mucho que desear, pero el muy maldito le gustaba desde hace algunos años y  no era dificil alejar esa atracción que sentía.

Era mutuo. Y siempre estaría el pique que sentía que aumentaba más la tensión y la química que había entre los dos. — Ay, si sabes que llegamos justo en el momento menos esperado, los chismosos son ustedes. — Lo regañó totalmente mientras alzaba la ceja, estaba mal hablar de los demás y bueno, en ese momento se hacía la loca porque ella siempre hablaba mal de él y Sejanus. Es más, sentía que no le convenía ser muy amigo suyo.

— No es parte de nosotros y es lo único que puedo pensar. Todo lo obtuvo por el dinero que tienen sus padres. — Era lo que pasaba con Crystal que no se quedaba callada con nada y no le gustaba Sejanus, pero bueno sabía que iba a tener que aceptarlo porque tanto Drake como Crystal le agradaba, pero pediría por favor que no le pidieran ser la mejor amiga, solo sería cordial.

— Quiero suponer que eres observador solo cuando se trata de mi. — Molestó, porque el muy tonto se había dado cuenta que se había arreglado más de la cuenta para él. Claro que desde el momento uno quería que se fijará en ella. Mientras que él hasta sucio podía lucir muy bien, malditos genes.

El beso se volvía más intenso y lo había extrañado un montón. Demasiado a decir verdad porque no siempre podrían llegar a eso, a veces las peleas eran tan duras que cada uno terminaba yéndose por su lado. — Te equivocaste con la goma de mascar pero si es cereza… supongo que ese toque dulzón hace confundir, lo veo más como un dulce. ¿Quieres comprobarlo mejor? — Lo incitó mirándolo coqueta — Tranquilo… no quedará ninguna evidencia, no me conviene— Y antes que alegara terminó por besarlo de nuevo atrayendo al chico más hacía a ella. — Sí, había pasado un buen tiempo y no creas que no te he visto que siempre andas de coqueto. — Imaginaba que esa era su coraza para no ser captado como un completo loco.

— No tengo interés de volver ahora mismo — Señaló mientras botaba otros libros al momento que era ella quién lo dejaba en los estantes. Sonrió y volvió a besarlo, era lo único más importante. Las treguas y reconciliaciones eran lo más divertido de lo que tenían.

A veces no comprendía como era que tenían esa conexión con Crystal si tenían ideales muy distintos. Bueno, quizás antes de lo de su hermana no variaban tanto. Aunque él incluso antes había tenido cierta simpatía por esa gente, de lo contrario no se hubiera hecho amigo de Sejanus.

— Oh, qué dolor me ha dado en el corazón. Me has llamado chismoso. Ese insulto es nuevo. — fastidio, porque vaya que les encantaba picarse y ser sarcástico con él otro. Para Drake, eso hacía todo más sexy. Lo que sí no conseguiría es que hablara mal de su amigo, había lealtad ahí, aunque algunos otros no lo fueran. — ¿Pero y acaso no es el caso de todos nosotros? Todo lo que tenemos también viene de nuestros padres. — porque ninguno de ellos movía ni un papel del suelo trabajando, esa era la realidad. Tal vez venía de otro lado, eso era lo único distinto.

En fin, no iba tampoco a desaprovechar el momento discutiendo por algo en lo que no se pondrían de acuerdo. Al menos esperaba que su amigo no la estuviera pasando mal con la otra estirada, aunque no era bobo, ya había notado con los ojitos que miraba al chico. Drake ahora solo quería acabar de descifrar el sabor de los labios de la rubia. — Lástima, estuve cerca. Aunque, por supuesto, es necesario volver a probar para así comprobar lo que me dices. — afirmo el muchacho con una mirada coqueta.

Quería decirle que a él tampoco le convenía, pero no le dio tiempo porque Crystal ya lo había atraído hacia ella para besarlo tal como él le había hecho a ella. — Eres una traviesa. — murmuro sobre sus labios. — Tengo una reputación que cuidar. — le dijo cuando menciono que andaba de coqueto. — ¿Celosa? Ni siquiera sabría por qué, si sabes que eres la que me vuelve loco. — Admitió. — Yo tampoco pienso volver rápido. Solo espero que no se aburran sin nuestra presencia. — comento soltando una risa. — Upss, creo que tendrá trabajo la bibliotecaria. — bromeo al sentir como más libros caían al suelo. Se preguntaba cuanto tardarían en sacarlos de allí pensando que andaban algo más… íntimo.