Hye Jin apenas llegó a Londres solo quería conocer el nuevo país que estaba.  Solo había estado en Corea y en Japón por lo cual un país tan distinto y donde al menos manejaba el inglés era emocionante así que se había portado bien inquieta, salía porque no sentía ninguna conexión con ninguna de las cartas así que imaginaba que la suya estaba afuera.

Solo esperaba sí que estuviera en sectores y así poder complementar los poderes. Sabía que podría ser un hombre o una mujer, y que tenían poderes y claro que estuvieran lejos podía representar un peligro porque ya habían matado uno, así quién le tocará debía confiar en ella. A veces salía con su mejor amigo así que bueno con mapas y formas para llegar como era subir en esos hermosos buses grandes y rojos era increíble así que conocía gran parte que seguro que era lo mínimo de lo grande que era Inglaterra.

Tal día le avisaron que algo estaba pasando y había una niebla extraña a comparación de la que solía ser. Solo que era un poquito más lejos de Londres. Como se sentía capacitada pidió el permiso para ir y fue cuando comenzó a buscar.  Era un sector lejos de la ciudad que la verdad le gusto mucho y ya se estaba siendo difícil porque era como supiera. Quizás iba a tener que dejar de buscar y venir otro día que igual tenía que tener cuidado en un lugar que no conocía.  Por lo que paso a comprar algo para comer y una bebida. Fue cuando la vio, se trataba de una chica de cabello largo y claro que no podía dejar de notar que era coreana. Eso le encantaba y con atrevimiento se acercó. Era imposible que se equivocará, pero al menos levantó la voz sintió algo extraño por lo que quedó mirándola perpleja. — Hola, me encanta encontrar a coreanos en en otro lugar, aunque es primera vez que vengo aquí. ¿Tú también o estás de hace tiempo? — Señaló con una sonrisa aún mirándola con cierta confusión. La notaba algo nerviosa, pero bueno ahí estaba ella para poder ayudarla, al menos sabían el mismo idioma.

 

Londres, una ciudad lejana de donde había crecido, cuando se dio cuenta de que no era lo que se aparentaba, haciendo cosas que otros no podían pensar en hacer, era algo extraño, porque le era complicado a veces mantener el control de ello y realmente no podía culparlo, era claro que como todo siempre había alguien diferente en el mundo.

Por ende, era cuando había alcanzado una edad decente, que comenzó a alejarse de las personas que la conocían más, no por ser alguien que no quisiera tener amigos ni nada de eso, sino para evitar que eso que podía hacer no los viera envueltos en el misterio o los alejase cuando no pudiera controlarlo del todo.

No se sentía en peligro, sabía sobre los cazadores de las cartas, porque eran cosas que a veces algunas de sus amigas creían que eran reales, pero ella no sabía si mostrarse o no escéptica al respecto, aunque sería mejor ir con cuidado de no toparse con alguno de ellos o ser acusada de algo.

Ese día supuso que algo estaba por venir, tenía ya unos largos días, pero sus poderes se podían mezclar muy bien con aquella ciudad por la niebla que constantemente la cubría, dado que el clima ayudaba a esas condiciones que duraban por horas, siendo complicado que la luz del sol pasara.

Para pasar como si fuera una turista más se hizo un poco la perdida, caminando por las calles mientras miraba alguna que otra cosa que los mismos locales ofrecían, sabiendo que sus rasgos la delataban con ello, y que no fuera evidente que algo la tenía completamente descolocada. Por el camino se detuvo al ser abordada por una chica. –Yo eh…no la verdad este…no tengo tanto tiempo. Hola, lo siento, creo que voy toda al revés en esto. –Usualmente era mucho más segura en cómo se conducía con las personas, pero verla de cerca le dejo sin habla o mejor dicho le enredo la lengua.
 

Aquella chica le había llamado la atención porque aparte de los captors y las cartas que vivían en la mansión no había logrado ver a ninguna coreana por esos sectores, y como era la primera tuvo la necesidad de hablarle. Sin embargo, sentía que algo las conectaba y que necesitaba algo de ayuda. Por eso le preguntó si era de aquí o estaba de turista, sinceramente esto le había subido el ánimo aunque claro ni sospechaba que estaba frente a la carta que estaba buscando.

Tenía que seguir con su misión y buscar las cartas perdidas más alejada del sector donde estaban la mayoría, igual se tenía que andar con cuidado y no arriesgarse del todo porque sinceramente ellas estaban en peligro y eso significaba que había un enemigo que las buscaba, y no podían estar mostrando del todo su poder. Esperaba que su carta no fuera lo suficientemente inquieta y que dejara desbordar su poder.

—Me alegra mucho que tengamos eso en común — Murmuró sonriente aunque sin intención de molestarla. Reconocía que podría haber espantado a la chica con tanta espontaneidad que estaba mostrando así de la nada. — Te veo un poco perdida. ¿Necesitas ayuda? No es que sea excelente.. aunque el mapa ayuda. pero... ¿Dónde debes ir? — Fue lo que se le ocurrió decir hasta que se dio cuenta que estaba siendo muy alocada — Lo siento... es que encontrarte me emociono soy un poco inquieta — Siseó la coreana esperando que no se alejara como si nada.

Ya le habían informado que algo raro estaba ocurriendo en ese sector por lo tanto igual esperaba que se mostrara en cualquier minuto o momento del día donde solo iba a tener que correr y capturar a la carta para que estuviera a salvo. Las misiones se debían que cumplir al pie de la letra.

 

Los extranjeros en un sitio como este, en especial los orientales tendían a sobresalir más, no eran tan comunes como en otras partes del mundo, por eso es que cuando sabía que alguno estaba de paso, no siempre se acercaba, con el temor de que fuera alguien que pudiera reconocerla. Igual eso no sería tan sencillo, era una carta, ni siquiera ella sabía que podía tomar una forma humana, algo que pensó era solo producto de la magia que la envolvía, pero no tenía a quien preguntarle sobre ello sin delatarse.

El esconderse en un sitio lejano de Tokio le funcionaba, igual que el clima del destino porque continuamente estaba nublado, nadie sospecharía que una carta como ella se encontraba por aquí, no por asomo, todo era perfecto en su mundo. Y solo era verdad que llevaba unos meses, por lo que aún no recorría todos los lugares famosos, encontrando un espíritu afín con ella.

Sí, siempre es bueno viajar un poco lejos para conocer otras culturas y lugares, estaba emocionada de venir aquí. –Además la efusividad por un momento la puso nerviosa, pero luego se recompuso con ello, siendo más abierta y amigable, no le veía malas intenciones a la chica. –Sí creo que me perdí, dicen que por aquí hay un buen sitio similar a aguas termales, pero creo que me guiaron mal o el mapa está mal, no encuentro un signo que diga a donde voy, ¿venías a lo mismo o solo llegaste por casualidad?

No, no, está bien, solo no esperaba ver a una compatriota paseando, somos tan poquitos por la zona, debe pasarte lo mismo, es normal cuando estas viajando. –Ella quizá habría sido menos efusiva, pero le dio buena impresión. Menos mal que hasta el momento no usaba sus poderes, así nadie aludiría a que cosas raras pasaban cuando ella estaba cerca, ni mandarían a un captor, lejos de pensar que estaba frente a una. -Lo mejor es que vayamos ambas a buscar, así no nos perderemos más.
 

Tenía sus responsabilidades como captor así que no se podía desviar mucho, el asunto era que también tampoco podía dejar sola a la chica que por una extraña razón sentía que debía estar con ella y creía que era porque asiáticos por esa zona eran muy pocos, y era genial encontrarse con más, sin duda alguna, se lo iba a contar a su querido amigo al momento de llegar a casa.

Ella sabía que cualquier novedad, iba a tener que salir corriendo disculpándose con la chica por su atrevimiento, pero hasta ahora no había encontrado nada extraño donde la niebla se formaba y luego desaparecía. Lo malo es que en la noche era muy peligroso y la gente se asustaba, por eso estaba ahí porque si que era una carta perdida que debía tomar para que no estuviera en peligro, recordaba muy bien que ya una había muerto y por lo tanto, su deber era proteger a la que le encargaron.

No obstante, como en ese instante tampoco había pasado nada, la chica se mantenía tranquila con la chica asiática. — Disculpa mi mala educación, soy Mo Hye-jin. ¿Cómo te llamas? — Le preguntó motivada y esperando que no la encontrara una loca para ponerse hablar así con ella, es que aquello la había emocionada y como la veía perdida si que la podía ayudar, era demasiado buena. — ¡Yo también! Aunque es la primera vez que viajo y te juro que solo quiero conocer todo lo que encuentro en Inglaterra, me hablaron de este lugar así que solo vine con un amigo pero yo tenía ganas de caminar y él dormir — La verdad es que no podía decir que estaba sola, buscando la carta que lógicamente era la carta niebla por su poder.

— Oh.... lo escuche pero no he tenido la oportunidad de ir. Como dije solo me dieron ganas de venir por el día, quizás nos quedemos pero solo por la noche. Sería bueno conocer las termas. ¿Es muy costoso? — Le preguntó porque también era beneficioso, ya que no había ido e investigado a aquel lugar y por cosas de la vida podría ser casual que justo pasara por esos lados. — Deja ver el mapa —Lo tomó y empezó a ver rápido las indicaciones — Tranquila, solo te desviaste unas calles. Es por ese lado. Sí, tienes razón. Mejor que andemos juntas y dudo que así nos perdamos. — Exclamó Hye-jin con una sonrisa en los labios mientras se ponía caminar a su lado. — ¿Así que viajas mucho? — Le preguntó sobre ella. Como esta era su primera vez, le habría gustado tener la libertad para ir a diferentes lugares del mundo, solo que era una captor y se debía a su responsabilidad.