Las piezas se iban atando poco a poco. Carrie estaba dispuesta a pelear con uñas y dientes por mantener aquel grupo. Tenía claro que debían mostrar una unión como nunca antes, su mente no estaba puesta en los juegos de Cepheus, ni mucho menos en lo que podía pasar en aquel colegio. No. Su meta estaba fuera, junto a sus padres y mayores, aquellos que todavía mantenían el orden y querían restaurar la sociedad mágica. Quería que su generación estuviese unida sobre los mismos valores, porque aquellos les haría más fuertes.

Por esa misma razón había tenido que tomar a Cepheus de la oreja, por decirlo brutamente, y preparar una estratagema con él para su relación con Rosie. La mujer tenía una gran mente y no podía permitirse perderla porque Cepheus pensará con todo menos con la cabeza. Le tenía aprecio, sobre todo al poder que representaba, pero a veces no le hacía la vida fácil.

Quedaban un par de días antes de irse de vacaciones y Carrie había estado dejando deberes para aquellos que habían estado en la primera reunión. Debían probar que estaban con el equipo, que su lealtad estaba donde debía. El recorrido no sería sencillo y seguramente en algún momento todos tendrían que alzar la varita.

Por esa misma razón se había quedado esperando en uno de los jardines, esperando a que la chica pasará por allí. Había estado vigilando sus movimientos y sabía que de vez en cuando se saltaba las normas para ir a entrenar al campo de quidditch.

—¡Harmony! — Llamó de manera agradable, mostrando una sonrisa tranquila para que la chica se acercase.

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Tener demasiadas cosas en la cabeza nunca era Bueno, por lo menos no para ella que siempre que le sucedía y tenía que tomar alguna decisión terminaba cegándola de una manera sencillamente monumental. Todo el tema de Thomas, lo que pasaba con Tess y su padre dando vueltas solo hacía que se sintiera estresada. Había dejado absolutamente todo de lado porque en su mente solo había lugar para pensar en todo eso, en el hecho de que posiblemente a futuro si aclaraban todo con Tess realmente tendría que hablar con su papá porque no soportaría que la comprometieran con alguien estando enamorada de la joven Ravenclaw.

Iba camino al campo de Quidditch, no le había comentado a nadie de sus escapadas porque le gustaba el momento de soledad que tenía cada vez que estaba por allí. Sin embargo, ese día su camino se vio interrumpido por Carrie y la miro un poco sorprendida, no eran exactamente amigas, pero tampoco se llevaban mal, estaban del mismo lado y eso siempre significaba tener que estar pendientes los unos de los otros. — Carrie ¿Qué haces por aquí? — cuestiono, ya que no muchas personas del castillo se acercaban a los jardines cerca del campo de quidditch por la prohibición que había de cualquier entrenamiento o competencia allí. — Creo que me has agarrado con las manos en el fuego, pero no le digas a nadie que vengo a entrenar que luego abren la boca de más y tendré problemas. — porque no confiaba en casi nadie, suponía que en ella podía hacerlo teniendo en cuenta que estaban en el mismo grupo con los demás puros.
 

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La joven observó a su acompañante, haciendo un gesto sutil para invitarla a sentarse con ella. Quería estar segura de aquellos que estaban con ellos, todos habían acudido a la reunión y era sencillo asentir como simples marionetas. Carrie necesitaba más de todos ellos, quería saber que estaban en el mismo barco, que todos caminarían hacia un mismo futuro. La política se inclinaría para ellos, estaba segura de que los puros volverían a brillar como antaño, y para que no se perdiera necesitaba que aquellos dignos estuviesen muy seguros de hacia donde camina. No le importaba si todos debían compartir culpa de sangre para que funcionase.

—Tranquila, al final, podemos confiar unos en otros, ¿no? — Instó a la joven, sabiendo la respuesta que esperaba de ella. Harmony era una niña sacada de manual, actuaba tal y como uno esperaba, como sus padres desearían, pero por eso mismo era difícil ver a través. Podía tener delante a una mente brillante o a una niña que tan solo hacía lo que le ordenaban, de una manera u otra querría usarla.

Cruzó las piernas, agradeciendo que el camino estuviese bastante despejado. Prefería que nadie las viese hablar, era más fácil poner ciertas cartas sobre la mesa cuando nadie te miraba.

—¿Cómo te sientes? — Preguntó con tranquilidad— ¿Crees que lo que se dijo en la reunión fue adecuado? — No daría vueltas, quería meterse directamente en el tema. Harmony tendría que pensar muy bien lo que debía hacer en navidades, Carrie querría resultados al volver.

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Ese era un buen punto, si no podían confiar los unos en los otros aquello sería un problema mucho más real de lo que podía aceptar. A pesar de saberlo, no podía negar que su principal fuente de confianza y en quien confiaría su vida con los ojos cerrados siquiera estaba en el grupo, aunque conservaba la esperanza de que eventualmente se les uniera y dejara las tonterías con los traidores y sucios atrás. — Claro, sino estamos en problemas. — se sabían bastante mierda en sí al estar allí, aunque todo lo que era Tess para Harmony era su más profundo secreto.

Se sentó como le había dicho, mirándola con atención ante sus palabras y especialmente porque era un tema muy delicado. No tenía nada contra Carrie ni con los demás, aún tenía sus dudas, pero expresarlas la haría débil, no podía permitirse ser débil cuando el bienestar de Tess en gran medida dependía de lo que ella hiciera o no por las dos. — Creo que fue adecuado, aunque estoy algo inquieta con los próximos objetivos, hay que ser inteligentes y movernos con cuidado. Las tonterías de ir amenazando a viva voz y esas estupideces deben acabar. — Por lo menos si querían hacer las cosas bien y, si bien ella misma en ocasiones se había visto sobrepasada por los demás, no podía entender como los Slytherins tenían tan poca paciencia.
 

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La expresión de Carrie era bastante tranquila en ese momento, no solía ser una persona violenta ni mucho menos. Le gustaba todo en su justa medida y ella nunca sería de las que se manchasen las manos a no ser que fuese estrictamente necesario. Era el juego que estaban jugando y consciente que debían seguir en la línea correcta. Todos tenían parte en el futuro que sus padres habían organizado para ellos y era importante saber de primera mano que nadie les daría la espalda.

—¿Has visto a alguien amenazando en voz alta? — Preguntó, interesada en las palabras de la joven. Ella misma era la primera que tenía cuidado con lo que hacían, no podía permitirse verse involucrada en nada así, aunque no negaba que estaba buscando la posibilidad para empujar a Ullyses a los leones, aquel idiota merecía perderse como la traidora de su madre. Era una basura que ni Cepheus ni ella necesitaban.

Aclaró su garganta, poniendo un mechón de su cabello tras su oreja y empujando una cajita de galletas en dirección de Harmony.

—Un regalo para ti— comentó, esperando que la chica abriese la caja delante de ella. Había una pequeña nota con instrucciones claras, debía quemarla en cuanto terminase de leerla, pero sabría que estaba en su lugar. La joven debía probar su lealtad al grupo y tenía las dos semanas de navidad para pensar en algo que hiciese que Carrie se sintiese orgullosa—. ¿Alguna duda? — Preguntó, porque a diferencia de muchos no hablaría en un lugar donde pudiesen oírla, aquel método era sencillo y dejaba claro que Carrie tenía expectativas en la Gryffindor.

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Era bueno tener conocimiento por estar en Gryffindor de lo que hacían o dejaban de hacer sus compañeros, de alguna manera en ocasiones se sentía casi una infiltrada porque a pesar que ella no dijera absolutamente nada eso no significaba que sus amigos tampoco lo hicieran. Era mejor ser coherente e inteligente en cada una de sus acciones, entendía ciertas frustraciones cuando los traidores o muggles eran una piedra en el zapato, pero venderse tan fácilmente era sumamente estúpido. — No sé bien quien ha sido, pero algo he oído en Gryffindor, en la sala común hablaban de unos puros que estaban por ahí amenazando con ser el próximo en ser enviado a San Mungo. — Se encogió de hombros, quizás había sido otro puro fuera del grupo, pero siempre era bueno tener en perspectiva que se estaba diciendo y que no.

Tomo la caja sin dudarlo y, con gesto tranquilo la abrió. A pesar que sintió que su garganta se cerraba al leer aquello no dudo en cumplir las órdenes, tomando su varita para quemar la nota como había indicado en la misma y negando. — Para nada, parece que las cosas al fin se van a poner más divertidas para nosotras. — le dedico una sonrisa, fingiendo estar segura de sus palabras y como si no sintiera que su pecho se apretaba. No sabía que haría, jamás había pensado realmente en dañar a alguien y además ¿Cómo iba a explicarle a Tess aquello? Simplemente no lo entendía. — Espero también poder entrenar con más libertad entonces, cuando nos libremos de los inútiles.
 

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Las palabras de Harmony la hicieron asentir, prefería tener la información de primera mano. Era importante vigilar a otros grupos en el colegio, no sería raro que más de un quisiera atribuirse méritos que no eran suyos, pero si había un grupo de idiotas hablando en voz alta los usaría para que no los pillaran. Lo importante era que aquellos que se unieran a ellos supiesen donde estaba puesta su lealtad.

—Gracias, tendré en cuenta la información, nadie quiere escándalos— ni mucho menos atraer la mirada de los profesores. Era increíble que la gente fuese tan estúpida, pero aquellos que abrían la boca sin pensar eran los mismos que no veían la seriedad del asunto.

Pudo ver el brillo en la mirada de su compañera, esa sentencia que dejaba claro que no podía huir de lo que había pasado. La confianza que depositaran en ella sería igual a la prueba que hiciera.

—Si, espero grandes cosas de ti Harmony— respondió, si alguien había escuchado creería que hablaban solo de quidditch, pero estaba claro que era mucho más. Si quería continuar siendo de la élite, tendría que trabajarlo.

Y sin decir más la joven se alejó, dejándole con sus galletas de limón para recordarle que no había vuelta atrás.

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