Morgana se aseguró de ponerse el conjunto más apretado que pudo encontrar. Llevaba mucho tiempo sin salir como una persona decente y el hecho de volver a casa hacia que se revolucionase más que la media. Había quedado con Zephyr para dar una vuelta y prometerle un tour por la tienda de su padre, y si se portaba bien uno de los suvenires exclusivos que este tenía para regalar a los más afortunados.

Su padre llevaba trabajando de más todo el día y apenas pudo prestarles atención, tanto Merlín como ella tuvieron que ayudar a organizar varias cajas que acababan de llegar para el festival. Le entusiasmada ver las novedades, pero al mismo tiempo era un agobio. Si, la gente lo esperaba con ganas y Morgana lo entendía, todo era muy divertido hasta que había que limpiar cuando todo el mundo se iba.

Por suerte, su padre había contratado a un par de personas, así que a no ser de que fuese extremadamente necesario no tendrían que ayudar allí.

—¿De verdad vas a salir así?— Su madre la juzgo con la mirada detrás del mostrado y ella tan solo se encogió de hombros—. Es bonito— comentó, porque si podía molestar a su madre no pensaba quitárselo ni para ducharse. Vio la silueta de Zephyr en la puerta y se despidió de los presentes.

Enganchó al chico del brazo, poniéndose de puntillas para dejar un beso en su mejilla. Bien, esperaba poder encontrar al imbécil de Arthur en aquella cita.

—Tengo bonos de regalo que le han dado a mi padre, si te apetece probar los helados antes de tiempo— lo bueno de tener una tienda en el callejón.

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Sus padres habían discutido, últimamente era lo único que hacían cuando se veían, lo que no era tampoco a menudo. Zephyr se encontraba siempre de sobras cuando estaba con ellos, su hermana había sido la única que lo había hecho sentir parte de la familia y ahora que ya no estaba…

El festival había sido una bendición, pues le permitiría una excusa para salir de casa durante un buen rato. Había quedado con pasar a recoger a Morgana en la tienda de su padre, así que con unos cuantos polvos Flu llegó hasta el callejón y en un par de minutos frente a la puerta del atienda. No entró, no obstante, no tenía ganas de fingir una conversación educada con los padres de Morgana, así que simplemente esperó paciente en la puerta.

— Supongo que no le diría que no a un buen helado de cereza. —reflexionó como si fuera aquella la decisión del siglo.— Pero supongo que querrás dar una vuelta primero, a ver si nos encontramos con tu “amigo”. —el deje burlón con el que impregnó la palabra amigo dejaba muy claro a quién se refería.— Ya sabes, para saludar. —todo aquello de salir juntos era para darle celos a Arthur, así que ya podían ponerlo en práctica.

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La chica mostró una sonrisa divertida, le encantaba que Zephyr estuviese en el mismo canal que ella. Era importante saber que podía jugar las cartas a su favor, todavía no entendía que sacaba él de la situación, pero lo que tenía claro era que había visto las caras de Arthur y para ella era suficiente.

—Si, teniendo en cuenta como es seguramente irá a la otra tienda de quidditch, evitando verme por todos los medios. Podríamos ir a echar un vistazo, así también pongo nervioso al dueño fingiendo que estoy revisando la competencia— comentó con un tono malévolo. Creía firmemente que la tienda de su padre era bastante mejor, el hombre sabía como hacer negocios y tenía toda la gama exclusiva que solo se podía encontrar en aquellas fechas. Sobre todo porque para el último día apenas quedaba nada, pero su padre siempre se las arreglaba para calcular de manera decente lo que necesitaría.

Número que a ella no le gustaba hacer.

Tiró de la mano de Zephyr, riendo suavemente, saludando a un par de personas hasta que llegaron a la otra tienda.

—Ni se te ocurre comprarte nada, que para eso esta mi tienda— esperaba encontrarse a Arthur por ahí, solo para echarle una mala mirada por comprar donde no debía y restregarle que había ido con Zephyr.

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— Pues hacia allá que iremos. —anunció emprendiendo camino. Las tiendas no estaban demasiado lejos la una de la otra, pero había tanta gente por la calle que tardaron en llegar más de lo acostumbrado. Antes de entrar Zephyr oteó por los ventanales, intentando ver al Hufflepuff.

— Lo sé, lo sé, no me atrevería a ponerte los cuernos de esa manera. —bromeó a la par que abría la puerta de la tienda. Las campanillas sonaron sobre ellos, pero nadie volteó a mirar, demasiado ocupados mirando el material expuesto o, por su parte, intentando venderlo.— Pero tal vez me merezco un pequeño descuento por tal lealtad. —la asignación que sus padres le daban no era reducida precisamente, pero no podía permitirse todos los caprichos que le gustarían.

— Eh, mira, es la nueva Velox Sagitta. —la última escoba del mercado. Decían que era tan rápida que algunos usuarios incluso acababan vomitando. Aunque no era una escoba pensada para el quidditch, si no para las carreras de escobas.— Pensaba que estas cosas solo las hacían bajo demanda. Parece que este año han tirado la casa por la ventana en el Callejón. —murmuró mientras evaluaba la escoba.

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Agradeció que Zephyr abriese la puerta y tan solo le mostró una sonrisa divertida, volvió a entrelazar sus dedos, fingiendo ser esa pareja normal o más bien del momento. Si Morgana era capaz de estar en boca de todos sería mucho mejor. No sabía quién llevaba el periódico del colegio, pero esperaba ganarse una portada en cuanto pudiese. Todo para dejar claro que lo que estaba pasando allí era real.

—Tengo un par de regalos para ti, cuando acabe el festival podemos pasar por la tienda de mi padre y así te los llevas— estaba siendo generosa con el chico, pero al final había que pagar sus servicios. Lo que le interesaba a Morgana era que Zephyr quisiera seguir con ella y darle motivaciones para seguir con la farsa ayudaba bastante.

Miró la escoba y no pudo evitar rodar los ojos. El viajo buitre de aquella tienda siempre esperando cualquier oportunidad para intentar superarlo. Lamentablemente no lo conseguiría, su padre era un maestro de los negocios y tan solo por el material exclusivo de aquel fin de semana ya ganaría el triple de lo que es escoba podría darle.

—Si, aunque mantener el control en eso es casa imposible, tiene escrito muerte contra cristalera en el mango— respondió rodando los ojos y tirando del chico para que fuesen a mirar otro equipamiento—. ¿Sabes que mañana es mi cumpleaños?  — Aunque no quería nada de allí, eso seguro.

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— Los estaré esperando expectante. —aseguró, todavía un poco distraído por la escoba. Pero, ¿a quién no le gustaban los regalos?

— Sí, no parece muy segura, pero no creo que eso sea lo que se busca en las carreras de escoba. —aseveró, siguiendo a Morgana hacia otra sección. En algunos pasillos era un poco difícil avanzar dado la cantidad de gente. Aquel debía de ser el año más concurrido que había visto al festival. Estaba distraído viendo una serie de guantes cuando Morgana lanzó su pregunta, la atención del chico volvió a ella de manera inmediata, aunque tardó unos segundos en responder.

— Claaaaaaaaro. —dejó ir, alargando las vocales y con la voz ligeramente más aguda de lo normal. Lo había pillado con la guardia totalmente baja, no tenía ni idea de que su cumpleaños era al día siguiente.— Es por eso que iba a dejarte escoger algo como regalo, donde tú quieras. —esperaba que Morgana no se viniera demasiado arriba y quisiera algo tan caro que sobrepasase los galeones que llevaba encima.— Aquí no, por supuesto. —al menos de eso se acordaba, que Morgana antes muerta que comprar equipación de quidditch en una tienda que no fuera la de su padre.

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La conversación con Pandora a duras penas le había aclarado nada, pero Arthur siguió caminando en dirección a la tienda a donde pretendía ir con el solo fin de evitar ver a Morgana o a cualquier integrante de su familia. No quería pasar por eso en ese día en particular... Tal vez se debería haber pensado un par de veces que la morena lo conocía más de lo que él se conocía a sí mismo.

Los vio a través del cristal antes de realmente fijarse en ellos. Entró por inercia en la tienda, pero tras un par de segundos se dio cuenta de la imagen delante de él y se paró en seco, haciendo que Pandora casi se tropezara con él.

—Joder, que mala suerte— susurró, dándose la vuelta para intentar llevarla a una de las estanterías alejadas, no quería llamar más la atención si se marchaba directamente, pero la sensación desagradable en el pecho ya se había asentado para el resto de la tarde.

21.12.19 + Grupal

Había dejado a su hermana y Nate por un momento, sus ojos no habían podido evitar ver a Zephyr entre la multitud. Casi parecía que tenía un imán para él, no importaba la gente que hubiese a su alrededor, estaba seguro de que siempre lo encontraría y ese era el mayor problema. Desde que se enteró de que estaba saliendo con la chica no habían cruzado palabra, su corazón no estaba preparado para que le hablase, para que cortase la relación que habían tenido hasta el momento. Dolía demasiado como para tenerlo presente, porque Leo siempre había deseado poder cumplir la expectativas de Zephyr, simplemente su situación no le dejaba.

Continuó hasta la tienda de quidditch, entrando como si fuese simplemente a comprar algún regalo para su hermana o alguno de sus amigos. Notaba su corazón martilleando en sus oídos, ¿por qué les estaba siguiendo? Quería comprobar de verdad si estaban saliendo, si todo era cierto o simplemente un bulo que la gente se había inventado.

No creía que pudiese con saber que Zephyr lo había superado, que después de todo lo había perdido.

21.12.19 + GRUPAL

Zephyr lo vio por el rabillo del ojo. Duró solo unos segundos, el tiempo que Arthur tardó en recuperarse e internarse en uno de los pasillos probablemente tratando de esconderse. Demasiado tarde, pensó Zephyr con el amago de una sonrisa bailando en sus labios. Agarró la mano de Morgana y con sutileza tiró de ella para sacarlos del pasillo de los guantes.

— Vamos a ver la zona de los manuales. —el pequeño pasillo con estantes a cada lado llenos de libros no estaba tan concurrido como el resto de la tienda, probablemente porque casi todo el mundo prefería jugar a quidditch antes que solo leer sobre ello.—Hay algo que tengo muchas ganas de ver. —condujo a Morgana justo había dónde había visto a Arthur escabullirse.

— Oye, ya que estoy siendo tan buen novio, ¿por qué no me das un beso como agradecimiento? —soltó de repente, casi como venido de la nada. Pero ambos tenían que saber muy bien lo que estaba pasando. A fin de cuentas, aquel era el plan de Morgana.

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Fue un solo segundo, pero fue suficiente para que Morgana se juntase más a Zephyr. Aquel juego había comenzado exactamente para sacar a Arthur de su cuadrado. Que se hubiesen juntado era obra y gracia de Merlín, pero suficiente para ella. Sabía muy bien donde estaba parada y algunos podrían considerarla rastrera, pero era suficiente para ella, si con eso conseguía que el chico que había estado dando largas por tanto tiempo saliese del miedo que tenía alojado en el pecho.

La propuesta de Zephyr hizo que la joven soltase una ligera risa, parecía que no era la única que se había dado cuenta de que tenían compañía.

—Cuidado, no te enamores de verdad— habló, casi cuando estaba a su altura, para que solo pudiese escucharle él.

Una de sus manos se colocó sobre el borde de su camisa, tirando ligeramente al hombre hacia ella, se encontraba sobre sus puntas, pero no importa. Acarició los labios de Zephyr, con suavidad, casi como si estuviese testándolo, antes de profundizar aquel beso, digno de tener público, demostrando a aquellos que pudiesen creer que era un juego que no lo era.

¿Se arrepentiría de robarle el aliento a Zephyr? Nunca, si así conseguía lo que deseaba.

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Sintió que se le revolvía el estómago. Estaba intentando con todas sus fuerzas no mirarlo, no seguir a Morgana con los ojos cada vez que se movía, pero no podía evitarlo. Siempre había sido como un imán para él, y en ese instante solo quería salir corriendo de la tienda.

—¿Ves algo que te guste?— preguntó en dirección a su acompañante, intentando distraer su atención para enfocarse en no pedirle que se marcharan directamente.

¿Realmente cuál era el problema? Él había perdido su oportunidad, pero Morgana lo había superado todo bastante rápido, así que ¿de verdad sentía algo por él?

21.12.19 + Grupal

Sintió su corazón cayendo a sus pies.

La realidad lo abofeteó como un crucio sostenido sobre su pecho. Ver a Zephyr en los brazos de otra persona no era fácil para él, las primeras veces que habían jugado con el otro pensó que no importaba involucrarse un poco más. Era un juego, uno que no podría vivir fuera de cuatro paredes, pero aquello que empezó siendo simples caricias se volvió imprescindible. Era como si alguien hubiese rodeado su corazón con un alambre y ahora estuviese haciéndole sufrir.

No sabía si Zephyr lo había visto antes, pero sus miradas se cruzaron cuando aquel espectáculo que tomo más de una mirada desapareció. Su rostro descompuesto era suficiente para entender el dolor que sentía. El peso de su familia, la responsabilidad de no poder escapar de su apellido, no poder ser libre y ser él quien lo besaba, todo revoloteaba, pero había algo peor.

Sabes que lo había perdido.

Negó suavemente, dándose la vuelta para irse de la tienda, sus lágrimas empezando a correr. Necesitaba esconderse de todo el mundo.

21.12.19 + GRUPAL

Los labios de Morgana eran cálidos y suaves. Fue un beso agradable, pero no despertó en él nada profundo. No se trataba de Morgana, aunque la intención de la chica tampoco era despertar nada en él, ambos sabían que aquello era un acto falso. Pero no hizo sino reforzar en Zephyr algo que ya sabía. Sólo había una persona para él.

Cuando se separaron Zephyr se mantuvo todavía cerca de ella. En su beso había rodeado con su brazo la cintura de ella, acercándola más a su pecho. Le sonrió, cómplice, a la par que acercaba los labios a su oreja para susurrarle burlas maliciosas al oído. Fue entonces que lo vio, apenas fue un instante, pero sus ojos chocaron con los de él.

Nunca había visto en el rostro de Leo una expresión más triste que aquella. Zephyr no era tonto, sabía el por qué de aquella expresión, lo que le causó un oscuro regocijo. No intentó seguirlo cuando se marchó, simplemente lo dejó ir... por el momento.

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Una actuación perfecta de un par de tortolitos capaces de montar un espectáculo en mitad de una tienda y hacer que todas las miradas cayesen sobre ellos. Morgana rio suavemente ante los comentarios de Zephyr en su oído, porque nadie podía imaginar lo idiotas que estaban siendo, pero lo bien que actuaban. Para muchos habría dejado una obscenidad, pero distaba mucho de la realidad.

Sus ojos se quedaron sobre Arthur por un momento, mostrando esa mirada que decía claramente que estaba perdiendo el juego por haber sido un niño indeciso. Esperaba que empezase a moverse rápidamente con lo que tenía delante de sus ojos.

Tomó la mano de Zephyr, tirando ligeramente de él para que pudiesen irse de la tienda, ya habían conseguido su objetivo allí y ahora podía invitarle a comer tarta para después disfrutar del concierto y que recogiese sus premios en la tienda de su padre a última hora.

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