Ya tenía días distante, intentando marcar un antes y un después en su relación. Había diversos aspectos que estaba cuestionándose y su relación con Alek era una de las más importantes. ¿Cómo podría seguir con un chico cuya afición sólo consistía en seguir las reglas y bajar la cabeza cuando sus padres lo ordenaran? ¿Acaso tendría la firme convicción para continuar solo si el señor Hollow fallecía?

Todo se estaba convirtiendo en una rutina: el ir a la casa de alguna de sus familias, cenar, conversar, echar algo de ácido sobre los comportamientos y políticas muggles, para al final, quedarse juntos en la cama, deleitando a Alek con el sexo. Es cierto, el Slytherin es bastante bueno y aprendió rápido qué le gusta a Tiana y qué la aburre.

Si todo era "tan bueno" ¿Por qué cada vez se aburre más y más? Es un sinsentido su vida, observa cada paso que dan y no se explica lo que está haciendo más allá de obedecer a sus padres y sabe que lo compartido con Alek no es amor. Por Merlín, que la quemen si él tiene sentimientos tan banales como esos. Es un compromiso fuerte, que se está desmoronando de su lado. Incluso ahora, caminando de la mano por el callejón Diagon, con las ropas elegidas para el evento ex profeso, Tiana siente que pudo haberse divertido más con la tejona.

- Es imposible estar lejos de ellos, Alek. Como si no tuvieras ojos - responde con una micra más alta por la molestia. No, no quiere entrar a la tienda de quidditch. En realidad, desearía no estar con él. Exhala con cierta exasperación al sentir su mano rodear su cintura para pegarla a él. - ¿Estás seguro que quieres ir a recorrer? Porque si nos llega a tocar un muggle o un sangre sucia, seguramente te molestarás - la última vez Tiana se sintió molesta porque hubo un momento en que casi se desquita con ella.

- Lo último que quiero, es que te comportes inapropiadamente - se relame los labios mirando a su alrededor con el folleto del Festival en las manos para ubicar los lugares más fácilmente. Le encantaría ir a la tienda de  Ferdinand's Passionate Potions, pero no tiene muchas ganas de que la siga Alek. Maldición...

 

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Sí, conoce bien los sitios a los que se refiere Alek. Cada uno más pedante que el otro y aburrido. Si tan sólo pensara un poco en lo que les han inculcado sus padres, en lo apretado de los estándares, quizá Alek tendría las mismas dudas que ella. Quizá podrían hacer frente común. Es bastante complicado estar en su posición, con sus padres encima suyo todo el tiempo y un novio a quien le gustaría que viera más allá de sus narices por única vez en su vida.

Despega la vista del folleto cuando Alek se empieza a comportar como un imbécil. Para colmo, le hace notar que ella propicia sus comportamientos. El ojo derecho le tiembla justo cuando le increpa y la intenta llevar a trompicones. Tiana por primera vez en toda su vida mete freno y le jala su propia mano rompiendo el contacto. - Te equivocas. Nadie me maltrata. Ni tú... - le golpea el pecho con el índice. - Y no quieras pasarte de listo porque soy mejor que tú lanzando hechizos - resopla dando media vuelta para irse de ahí.

Está harta de Alek, cansada de que le digan qué hacer, de que sea su novio oficial, su futuro marido y ni siquiera la pueda entender un poco cuando dice que no desea que se mal comporte con ella. Aspira profundo guiando sus malditos pasos a donde quiere: la tienda de golosinas con la intención de comprar un par de ranas de chocolate y que se joda su madre con eso de que no puede subir de peso. Está agotada de todos, de que le digan siempre qué hacer y cómo hacerlo...

 

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Tiana dedica unos momentos no sólo en buscar lo que quiere, sino también lo que se le podría antojar sin tener a su madre mordiendo su oreja con lo de estar delgadas y ser perfectas. Se queda observando un caldero con gusanos de colores que parecen tener vida cuando siente tras ella la presencia de Alek incluso antes de que la toque. Son tantos años de estar juntos que su cuerpo parece acostumbrarse a su esfera y su energía. Tiana aspira profundamente al escuchar ese gruñido en su oído.

El apretón no deja lugar a dudas que le quedará un morado cuando por fin el señor se digne a soltarla. Tiana voltea su rostro al suyo, arquea una ceja y levanta la barbilla enfrentando por vez primera a Alek. Plantándose ante él. - Quiero ver que hagas algo que pueda superar aquello en lo que soy experta. Si sólo a la chica de Hufflepuff le hiciste un tragababosas y yo llevo años Alek, años practicando la tortura - se relame el labio inferior. - Haz lo que quieras, si necesitas ir a acusarme como el nene de papá que eres, adelante, pero créeme que no te irás limpio - rechina los dientes.

Porque una cosa es bajar la cabeza con sus padres y otra muy diferente, va a ser permitir que Alek haga con ella todo lo que le plazca. Oh no, tiene muchas cosas pendientes todavía y no desea que él se imponga. - Si pretendes poner un pie encima de mi cabeza, ya te aviso: me voy a defender y puede que mis padres me pongan la paliza de mi vida, pero nadie te quitará el recuerdo de que mientras sigas maltratándome, el día que menos te lo esperes, te mato Alek... te mato - y sus ojos se posan en el brazo donde sigue apretándola.

No le va a permitir que la apabulle. No a ella...

 

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Conoce demasiado bien a Alek para saber qué palabras le harán sentir mal y que se comporte de una manera determinada. Ya van muchos años a su lado, escuchando, viendo y conociendo su personalidad para saber dónde apretar y obtener determinada respuesta. Picar su orgullo es equivalente a despertar a una serpiente de su hibernación. Se acercará rabiosa y desesperada, lista para el ataque.

Tal cual lo buscó, él reacciona como ella premeditó. Con una avalancha donde deja claro quién es y cómo es que se comporta. ¿Acaso piensa que no lo sabe Tiana? Lo ha estado midiendo a lo largo de estos años con la ayuda de su madre para no terminar igual que la señora Hollow: aplastada por el pie de su esposo. Lo que no esperó, fue su reacción. Esa confirmación de que será su esposa y que la tome del brazo.

Pronto se encuentra en un vestidor de quién sabe dónde. Con la presencia avasallante de Alek y la convicción de que son ciertas sus palabras. cualquiera de ellos podría matar al otro sin duda alguna. Por eso es que son tan parecidos y al mismo tiempo, complementarios. Gruñe con la violencia ejercida sobre ella, con esa forma en que el Slytherin la besa. Eso despierta su mal carácter.

Tiana le muerde sin consideración la lengua cuando se introduce en ella hasta dejar una marca. Sus ojos se muestran altivos, arrogantes y sonríe de lado. - Piensa bien lo que estás haciendo, Aleksander. Es cierto, ambos podemos asesinarnos, lo único que te dije es que no me maltrates y sigues haciéndolo... ¿A qué juegas? ¿Quieres enojarme más? Bien, fóllame aquí y reconciliemos nuestra relación, pero no te sorprenda si un día, cuando vuelvas a maltratarme, no hablo. Sólo te ataco - alza la barbilla.

Está cansada de que todos la abusen y si Alek sigue haciéndolo, no tendrá más remedio que darle una lección o literalmente, matarlo. Está realmente agotada de que todos le pasen por arriba... la tejona tiene razón: es justo que se imponga.

 

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Está cansada de estos modales, de ser la joven perfecta para Alek y comportarse como sus padres dictan mientras que a ninguno le parece prudente cuidar de su hija o de preocuparse por lo que siente, piensa o le duele. Es como si estuviera realmente hastiada de la vida a su tan corta edad. Y al mismo tiempo, comprende que hay razones por las que ya esta vida no le parece adecuada.

Alek es una de esas poderosas razones por las que hacerse a un lado sería preferible a continuar con un agobio constante en sus movimientos. Vista y analizada hasta la última partecita de su vestimenta, comportamiento, discurso y pensamiento. No, no quiere seguir. Ya no.

Su novio parece estar empeñado en lo contrario. Ese beso que le sigue la violenta, la obliga a corresponder a la fuerza porque de lo contrario, será llevada hasta su límite y de cierta forma así es. Tiana gruñe al sentir que él la hace pagar por sus atrevimientos con su boca. El beso se convierte en un castigo, en un pago por su insolencia. Y cuando termina, Tiana le mira a los ojos. - ¿Satisfecho Alek? No te quejes si después resulta que te sientes tocado en tu orgullo. No te quejes si después encuentras que estoy con otro hombre. Si tú me provocas, no quiero quejas.

Levanta la barbilla mientras por dentro se recrimina haber abierto la boca. Seguramente Alek lo tome demasiado a pecho o quizá sólo se ría pensando que Tiana no es capaz y ahí, es donde más se equivoca.

 

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La sangre bulle como si estuviera sentada en un fogón de la rabia que siente porque Alek termine teniendo la última palabra, como siempre. Si bien ella es una rebelde y lengua venenosa, él tiene la fuerza para imponerse y hacerla sentir menos. Es cierto, puede decirle cuantas veces sea necesario que se vengará, más su voz se esfuma cuando él le hace ver la realidad: no va a llegar a ningún lado. No sólo la perseguirán los amigos de él, su familia... sino la propia familia de Tiana por haber traicionado los principios que le inculcaron.

Si tan sólo su prometido fuera de mente abierta, podría confesar la verdad de sus dudas, inquietudes y la desilusión que a últimas fechas amenaza con quebrar sus cimientos, pero es tan cerrado como una roca, que decir una sola cosa en contra de su ideología, sería sinónimo de pelea y sin duda alguna, de un castigo a la joven. Quizá sería bueno hacerse a un lado. Seguir su camino sin él. No, imposible. Su familia la despreciará y la hará sufrir. Renegará de ella y la desterrará de su terruño. ¿Y a dónde ir?

De momento, Tiana baja la cabeza, se muerde los labios internos hasta sangrar y asiente obedeciendo a Alek. No, no tiene ganas de ir a ningún lado. Si por ella fuera, encaminaría sus pasos a su habitación, lejos de ellos. De sus compañeros, del mundo mágico. Lo que sea...

Y por el rabillo del ojo, una melena pelirroja atrapa su atención. Voltea por inercia y sus ojos se llenan con la figura de Myra. Si bien es cierto que no disminuye su paso, de pronto, siente que tiene una pequeña oportunidad de respirar, de salir a la superficie habiéndose metido a lo profundo del mar de la locura.

Nada más y nada menos, que de ser libre y feliz...
 

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