La fiesta en casa de Cynthia era una excusa barata. Carrie necesitaba sacar a Nick de su propia casa para hacerlo respirar. La tensión que había cargado durante toda aquella recepción era visible y podría haberle traído mal entendidos con su padre. No estaba dispuesta a dejar que la viesen como alguien débil, sino como una persona preparada. Estar en un lugar sin tantas miradas sobre sus cabezas debería decir suficiente.

Ver a Cyn y Mad como si fuesen la única pareja del mundo también era agotador. Quería a su mejor amiga, pero no había duda que para ellos dos su unión no era ningún tipo de transacción. La mitad del mundo mágico se sostenía bajo unos cimientos poco sólidos. Dudaba que la vida pudiera cambiarlo, pero ella se aseguraría de no ceder ante el peso de su responsabilidad, quería alzar la cabeza y demostrar lo buena que era.

— ¿Quieres que subamos arriba? — Preguntó al chico de cabello oscuro, dejando que sus dedos acariciasen de manera distraída las hebras de este —. Puede que no ver a dos empalagosos todo el rato te haga bien y podríamos descansar un poco — hablar de lo que se le estuviese pasando por la cabeza, aunque no le hiciese mucha gracia.

Carrie estaba segura de que podría tener un buen rato, tal vez entender porque parecía que estaba tres veces más cansado que el resto y con un poco de suerte podría volver a jugar sus cartas femeninas. Le gustó esa parte de Nick en la que no pensaba, si simplemente podían tener una relación física sería mucho más sencillo.

01.01.2020

No hacía falta ser una persona muy detallista para darse cuenta de que Nicholas destacaba en aquella reunión social, y no precisamente porque fuera el más guapo del lugar. Destacaba por todos los motivos correctos, porque ese no era el mundo en el que encajaba.

Aun así, la mayoría de los amigos de Carrie estaban intentando ser agradables, y aunque Nick no estaba seguro de dónde habían sacado tanto alcohol tampoco lo cuestionó porque era mas fácil así. Su tolerancia al licor no era la mejor, y sabía controlarse, pero no negaba que lo ayudaba a relajarse.

Por eso al sentir las manos de la chica en su cabello se inclinó ante el contacto, notando ese cosquilleo que se mezclaba con ese punto de felicidad adicionado por el alcohol. Lo hizo sonreír. Cuando Carrie lo miraba de esa manera casi podía imaginarse que pudiera funcionar, porque Nick sentía que lo entendía, que comprendía sin que él dijera nada que necesitaba espacio.

—Estaría bien, ha sido un día largo— dijo, tomando su mano y permitiendo que lo guiara a través de los pasillos que Nick ya conocía, pero que no se sentía lo suficientemente cómodo recorriendo por su cuenta.

La habitación que ya habían compartido con anterioridad se abrió ante ellos y Nick cerró la puerta mientras Carrie avanzaba. Estando a puerta cerrada se sentía un poco más libre de quitarse los zapatos y aflojarse el nudo de la corbata.

—Estamos oficialmente comprometidos— anunció, observando a la chica, sin ocultar que lo hizo de pies a cabeza como si de alguna forma la estuviera evaluando. Carrie no era la persona con la que pensaba compartir el resto de su vida, pero en ese instante ya daba igual a quién se imaginara en su lugar, su vida era esa.

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No dudaba que Nick tomaría la primera oportunidad que Carrie le diese para salir de allí y ella tampoco iba a desperdiciar el tiempo. Los primeros brindis habían estado bien, continuar la fiesta en la que ellos podían ser un poco más libres sin sus padres mirándolos fijamente, pero a la rubia le interesaba poco lo que Cyn fuese a hacer con su chico y el vikingo que no dejaba de comerse a Mad con los ojos.

Tiró de la mano de Nick, subiendo al piso superior, la habitación en la que habían compartido su primera noche juntos tras el ataque al callejón. No dudaba que su padre creería que aquello estaba reservado para dentro de unos meses o tal vez supiesen que era estúpido creer que no pasaban ese tipo de cosas. Carrie estaba segura que la generación anterior había sido igual de catastrófica, tal vez peor.

— Lo estamos — respondió de vuelta, extendiendo sus manos para que pudiesen tener un momento para ellos dos solos —. Mi madre ya quiere que vayamos a elegir mi vestido — dijo, mostrando una sonrisa un tanto nerviosa. Dudaba que fuesen a tomarse mucho tiempo antes de que sus vidas estuviesen entrelazadas. Carrie lo sabía, sería ella misma la que forzara la situación, cuanto más atrapado estuviese Nick, menos posibilidades tenía de dar problemas con lo que estaban haciendo.

Se atrevió a dar un paso hacia delante, pasando los brazos alrededor de su cuello y poniéndose sobre sus puntas para poder besarlo. Un beso un tanto torpe, que demostraba lo nerviosa que había estado aquellas horas o al menos era lo que intentaba trasmitirle a su prometido bueno para nada.

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—Creo que de ser por mi padre, tendríamos la boda este verano— comentó, aunque quería pensar que aun les quedaba un poco de poder de decisión. No era que, a esas alturas, Nicholas aun pensara que tendría la capacidad de evitar aquel matrimonio, pero sería su preferencia tener un compromiso largo que le permitiera habituarse a la situación... Aunque tal vez nunca encontrara el momento correcto. Aun no terminaba de convencerse a sí mismo, aunque ya había alcanzado la etapa de negación como para pensar que existía una alternativa.

—¿Tienes algo así como una boda soñada?— preguntó, tomando su mano y moviéndose dentro de la habitación. Estaba más tranquilo con ella, por lo que se quitó los zapatos y se deshizo el nudo de la corbata para dejarla colgada en uno de los percheros. Allí no había formalidades, aunque dudaba que en el resto de aquella residencia alguien las estuviera manteniendo, teniendo en cuenta los niveles de alcohol.

Se sentó en la cama, observándola desde el borde con la cabeza ligeramente ladeada. Al menos debía decir que Carrie era preciosa, se veía casi pequeña y frágil en ocasiones, pero había algo en su mirada que gritaba todo lo contrario... Una resiliencia que a Nick le producía curiosidad. El tiempo le enseñaría que eso que veía no era más que la chica jugando un juego cuyas normas solo ella conocía.

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«Si fuese por mi la tendríamos antes de volver de estás vacaciones de invierno» pensó Carrie, pero no compartió sus ideas en voz alta.

Entrelazó sus dedos con los de su prometido, emitiendo un pequeño ruidito y soltando un suspiro que hizo que sus hombros se hundiera. Era mejor jugar aquel juego ahora que estaban hablando de lo que sus familias esperaban. Carrie podía ver la desesperación que el padre de Nick debía estar sintiendo, pero no dudaba que aquel verano su boda sería oficiada. Ella no dejaría que el tiempo se le escurriese entre los dedos, podía ver las falencias de Nicholas y lo importante era sujetarlo a su lado. Era consciente que un heredero en camino haría que el chico no pudiera irse a ninguna parte.

— Siempre he soñado con un bonito vestido, estar rodeada de personas queridas y brillar más que nadie — respondió, sin poder evitar una sonrisa. Estaba hablando de tonterías, de cosas que tan solo las niñas buenas querían, pero esa era lo que Nick tenía que ver. Carrie era mucho más que una ceremonia, le importaba poco como fuese mientras sacase el beneficio de ella. El apellido de Nick era fuerte y antiguo, debería sentirse orgullosa de poder portarlo y aun así era mucho trabajo.

Levantó su mano para acariciar el rostro de Nick, viendo como se sentaba a su lado le pareció un buen gesto. Mostraba la intimidad que compartían. Si no hubiese pasado por un ataque Carrie planeaba que aquella fuese su primera noche. El mundo le había dado otras cartas, pero no negaba que quería seguir presionando los botones.

— ¿Qué te gustaría a ti? — Preguntó, empujándolo ligeramente para que ambos quedasen acostados de lado, pudiendo mirarse a los ojos y crear ese momento en el que la magia ocurriría sin que se viese realmente forzado.

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Sonrió mientras acariciaba el dorso de la mano de la contraria con el pulgar, tal vez demasiado consciente de que él pensaba que sería capaz de brillar como le gustaría. Carrie era atractiva, y sabía concentrar la energía de una habitación en sí misma. Desde que empezó a prestarle atención, se daba cuenta de que tenía cierto magnetismo, y aunque aun no sabía identificar si para bien o para mal, no podía fingir que no veía que estaba ahí.

—Estoy seguro de que así será... Aun tienes algunos días antes de regresar al colegio para buscar algo, y seguro que tu madre puede ayudarte aun desde el colegio— comentó, intentando no pensar que estaba hablando de su propia boda, y de lo inminente que resultaba para ambos que estarían casados antes de que el verano llegara a su fin.

Cerró los ojos al sentir los dedos de la contraria en su mejilla, cosquilleando. Estaba algo afectado por el alcohol, así que su tacto se sentía aun más lento mientras lo tocaba, era agradable.

Tampoco sabía responder a esa pregunta. Había pensado en su boda, si, pero no precisamente en los pormenores. Cuando estaba con Erica se imaginaba que sería con ella, años después de salir de Hogwarts. Seguramente ya habrían vivido juntos por un tiempo, y le pediría que se casara con él con el anillo de su madre, que aun guardaba. Sería una boda pequeña, Gideon sería su padrino y Dante también estaría presente, junto con los padres de la rubia. Sin embargo, esa burbuja había sido estallada hacia varios años, y ahora si lo pensaba no veía que pudieran tener una boda pequeña.

—La verdad es que nunca lo he pensado demasiado— dijo, dándose cuenta al decirlo de que no terminaba de ser una mentira —. Supongo que, debido a la buena temperatura, podríamos ir hacia algún lugar de Europa y tener una boda al aire libre... Seguramente habrá mucha gente, entre nuestras familias y los invitados, ¿no?— La idea lo agobiaba, pero hizo lo posible porque no se le notara.

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Veía un brillo en los ojos de Nick, puede que fuese el alcohol o tal vez aferrarse a aquello que todavía podía controlar. Carrie estaba manteniendo la expresión tranquila, en ese momento cercano que ambos estaban teniendo. Confidentes en un mundo que los había unido, aún cuando ninguno hubiese estado dispuesto a estar con el otro si hubiese tenido opción. Necesitaba seguir presionando la narrativa, que Nicholas se sintiese cómodo con ella a pesar de querer huir. Era lo mejor para él si se paraba a pensarlo, dudaba que su padre lo dejase huir o aceptase la vergüenza que significaría perder el poco poder que había adquirido, porque al final del día eso era todo lo que le importaba a las familias puras.

— Creo que todos estarían felices de hacer un viaje a otra parte de Europa, aunque no creo que ninguno quiera ir a Francia — bromeó, sabiendo la rivalidad que siempre había existido entre ambos países. Los magos franceses le parecían un tanto pedantes, su escuela recogía a personas de diferentes regiones, pero no había nada tan bueno como la élite de Reino Unido.

Se acercó un poco más, acariciando el brazo del chico, fue un atrevimiento calculado cuando acortó la distancia entre ambos para fusionarse en un beso que comenzó suavemente. Saboreando el alcohol que aún mantenían tras la pequeña fiesta que habían tenido. Carrie quería disfrutar del momento, jugar sus cartas como las tenía planeadas en un principio, ahora y estaban prometidos y nadie podría hablar al respecto, mantener a Nicholas feliz hasta la boda era lo único que importaba. No se permitiría perderlo, ni mucho menos que su padre la viese como una fracasada cuando le había puesto una misión imposible.

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Agradeció que Carrie aceptara la idea, porque no tenía muchas. Sabía bien que tampoco tendría demasiado espacio para opinar, teniendo en cuenta que la boda solía ser organizada por la novia. Él no se consideraba el tipo de persona que seguía los roles de género establecidos por el manual, pero suponía que su participación en los planes no sería más que monetario. Su padre se encargaría de que todo el mundo que importara se enterara de aquella boda y estuvieran presentes.

—Francia tiene bonitas vistas... Pero, tal vez Italia sería un lugar más adecuado— comentó, con un encogimiento de hombros. Había conocido el distrito mágico italiano años atrás con su madre, y tenía recuerdos cálidos del país debido a ella... Recuerdos que tal vez no debería contaminar.

Una parte de él deseaba que Carrie tomara esa iniciativa. No tenía demasiadas ganas de hablar de la boda, ni de los planes, ni de todo lo que aquello significaría para él en el futuro. De una u otra forma estaba aceptando que su vida cambiaría, que perdería a sus amigos, que seguramente las personas que le rodeaban no querrían estar a su lado. Aun así, se estaba convenciendo de que solo era un sacrificio pequeño por el bien mayor.

Los labios de la Ravenclaw fueron bien recibidos. Empezó a besarla despacio, deslizando una de sus manos hacia su cintura para atraerla un poco mas hacia sí a medida que el beso se fue profundizando.

—No van a venir a molestarnos, ¿no?— preguntó, inconsciente de la ubicación de las demás personas en aquella fiesta.

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