The call of the heart

La fiesta de inauguración trascurrió con lentitud a ojos del vampiro. Procuró mantenerse aislado del resto de invitados aunque, de vez en cuando, algún necio malinterpretaba la situación y se acercaba a ofrecerle su indeseada compañía. Harker no volvió a acercarse, ocupado en mezclarse entre los invitados, probablemente algunos de ellos clientes y otros amigos. Mina, de igual manera, paseó de aquí para allí cumpliendo el papel de la buena anfitriona y Vlad se contentó con observarla de lejos.

Así pues, conforme las horas fueron sucediéndose y la fiesta fue decayendo, el vampiro se convenció de que era hora de marchar. Si por él fuera podría haber permanecido allí toda una eternidad mirándola, pero sabía que siempre anhelaría algo más que no podía tener. No obstante, no podía marcharse sin despedirse, no otra vez.

La había visto desaparecer por una de las puertas al fondo de la sala, así que siguió esa dirección y el olor de su perfume. No fue difícil encontrarla, perdida entre un mar de cajas y estantes en lo que parecía ser una trastienda algo desordenada, Mina atendía una llamada telefónica. Vlad se dio el gusto de contemplarla una vez más desde las sombras, un último vistazo para el recuerdo. Cuando colgó el teléfono se descubrió con un leve carraspeo.

— Mina. —la llamó con cierto tono autoritario. Las viejas costumbres eran difíciles de dejar atrás.

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The call of the heart

Se sentía orgullosa de lo conseguido porque veía la satisfacción en la mirada de sus invitados, que parecían tener siempre un cumplido en la boca o alguna sugerencia amable que Mina tomó con gracia. Le gustaba obtener esa retroalimentación acerca de sus decisiones para asegurarse de que estaba haciendo el trabajo como debía hacerlo, a fin de cuentas, no vivía de su propia opinión al tener una galería si no de cumplir las expectativas de las personas que visitaban su local.

Su teléfono empezó a vibrar en su bolsillo en dado momento, y Mina se disculpó para ir a la trastienda, dejando la puerta abierta tan solo unos centímetros porque a veces el pestillo podía jugarle una mala pasada, y atendió a la persona que la estaba llamando a disculparse por no haberse presentado esa noche. Cuando cortó la comunicación, se giró para encontrar a Vlad mirándola, y automáticamente su corazón empezó a dispararse en su pecho.

—Señor Draculea, esta es la trastienda, no puede estar aquí. — Dijo, de manera cortés, pero tampoco hizo amago de salir porque al hombre se le notaba que tenía algo atascado en la garganta.

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The call of the heart

Sus labios se fruncieron en una pequeña mueca ante el trato respetuoso de Mina, como de quien intenta mantenerse alejado. La observó en silencio un segundo y, al momento, en largas zancadas, llegó hasta ella, apenas una distancia de un palmo entre ambos.

— Vlad, te pedí que me llamaras Vlad. —le recordó, a la par que buscaba una de sus manos la envolvía con las propias. Su piel helado contra la de ella, tan cálida y suave. También echaría de menos aquel calor, pensó con amargura. Depositó un beso en los nudillos de la mano femenina, apenas un roce.

— Temo que debo marcharme. —anunció con tristeza en la voz. Sabía que era lo que debía hacer, qué era lo más prudente y lo mejor para ella, pero no era lo que deseaba, de manera que estaba prolongando el momento todo lo que podía.

— Pero tu galería es fantástica y estoy seguro de que prosperará rápidamente. —y eso era todo, debería soltar su mano y marcharse. ero no podía, ahogándose en la profundidad de sus ojos azules.

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The call of the heart

¿Cómo explicar que no quería que se marchara? No estaba del todo cómoda con su presencia, no era eso... Después de lo ocurrido, Mina había pasado días muy confundida, intentando entender si era su culpa o si algún indicio en su comportamiento le habría indicado al hombre que besarla era una buena idea. Pero, a la misma vez, no podía evitar preguntarse lo que ocurriría si simplemente hubiera cedido en ese momento. Y el pensamiento la aterraba, porque no era uno que debería tener una mujer comprometida.

—Gracias por venir, entonces... — Dijo, el tono de su voz más decepcionado por su partida de lo que debería. —¿Vas a estar por aquí en los próximos días? Tal vez... Podrías venir en otro momento, si tienes que marcharte ahora. — Eligió no utilizar el usted de manera voluntaria, parecía que al hombre le molestaba que le tratara de otra manera. ¿Tenían suficiente confianza como para ello? —También considero que deberíamos hablar. — Necesitaba saber por qué había tomado esa decisión para luego marcharse, en ese momento sí estaba dispuesta a escuchar sus motivos.

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The call of the heart

Vlad negó suavemente ante sus preguntas, la decepción de ella era visible y eso no hacía sino que complicar más sus intentos de ser honorable. Mina no quería que se marchase y probablemente el sentimiento la hacía sentir confundida y culpable. Mina tenía a Jonathan al fin y al cabo, un prometido que se encontraba en la estancia adyacente tal vez preguntándose donde estaba su novia. Irse era lo mejor que podía hacer, quedarse era egoísta. No obstante…

— ¿De qué crees que deberíamos hablar?—aventuró, sus ojos no se apartaron de ella ni un solo instante. — Si me quedo y hablamos, Mina, me será más difícil marchar. Cada segundo que paso contigo es una lucha constante para no ceder a lo que más deseo. —la intensidad en su mirada dejó claro a qué se refería, a ella y nada más que a ella.

— No debería de haber venido, pero simplemente no pude evitarlo, tenía que verte otra vez. —se había prometido que sería la última, pero sabía bien que era mentira, no podía mantenerse alejado de ella, ni aunque se encontrase en la otra punta del mundo, sus almas, si es que él todavía tenía una, estaban conectadas y tiraban la una de la otra.

— Pídeme que me vaya, Mina, porque me temo que no habrá otra manera de que me aleje.

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The call of the heart

Sabía bien que, teniendo en cuenta su situación y el anillo en su dedo, la sensación que debía tener al escuchar las palabras de Vlad era muy distinta a la que sentía en ese momento. Debería sentir repulsión ante la idea de que alguien que ya había tenido la desfachatez de besarla insinuara lo que el hombre frente a ella estaba insinuando, pero Mina necesitaba respuestas... Porque tampoco entendía la revolución en su pecho al escucharlo.

—Solo quiero saber por qué... Desde que te vi la primera vez siento como si te conociera de algo, es solo que no consigo encajar el qué y... Tú te comportas como si me conocieras— comentó, dejando que sus dudas salieran a la luz, sin darse cuenta de que tal vez no era el mejor momento para exponerlas. No entendía la intensidad en las palabras del hombre, apenas habían compartido unos momentos juntos, pero podía ver la pasión en su mirada al pedirle que le dijera que se marchara.

—¿Qué es lo que pasa, Vlad? — se aventuró a preguntar, porque no podía más con las dudas. No sabía a qué impulso había cedido al besarla, por qué le había parecido bien... Pero, tampoco comprendía por qué ella no conseguía encontrarlo mal del todo. No le dijo nada a Jonathan, y aun sabiendo lo ocurrido, había enviado una invitación para que se presentara ahí. ¿Qué quería ella de él?

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The call of the heart

Las respuestas se atascaron en su lengua como cenizas. Quería contarle la verdad, pocas cosas había deseado en la vida con más necesidad que aquella. Pero la razón seguía obligándolo a callar, sabedora de que no saldría nada bueno de decir la verdad, nunca lo había hecho.

No obstante, la decisión de hablar o callar acabó siendo tomada por un tercero cuando Jonathan Harker ingresó en la estancia con mirada confusa y sonrisa tambaleante.

— Mina, llevo rato buscándote. Todo el mundo está preguntando por ti. Hay algunas personas interesadas en comprar un par de obras deberías salir. —el hombre se acercó a su prometida, colocando un brazo tras su espalda y empujándola sutilmente hacia el exterior.— Ha sido un placer verle, señor Draculea. Tal vez podamos hablar más tarde. —Jonathan parecía tener prisa por volver con la multitud. Quizás no era tan tonto al fin y al cabo.

Vlad no respondió, simplemente asintió con la cabeza, un gesto vago que no dejaba nada en claro. Los observó marchar en silencio, marchándose después él por la puerta lateral, amparado por las sombras y el silencio, su hábitat natural. Ella no pertenecía allí y lo mejor que podía hacer era dejarla con su Jonathan y su vida de luz.

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A dream of the past

La fiesta en la galería había sido todo un éxito, los días después Wilhemina estuvo bastante ocupada, atendiendo llamadas de posibles compradores e incluso algunas revistas y blogs que querían una exclusiva. Estuvo tan concentrada en su trabajo que ni siquiera tuvo espacio para pensar en esa conversación que se había quedado a medias, interrumpida por su prometido, aunque la expresión de Vlad fuese una imagen recurrente en la parte de atrás de su cabeza.

La semana terminó y ella se convenció de que podía tener una noche tranquila, en la bañera y al lado de una copa de vino, tal vez terminar ese libro que se había dejado cuando los planes de la galería se habían puesto en marcha. Quizá debería revisar esos emails que tenía pendientes para concertar las citas para comprar su vestido de bodas... Pero, ese último pensamiento hizo que se hundiera un poco más en el agua.

Jonathan había salido por un viaje de negocios, lo que significaba que tenía toda la noche para ella. Al salir del baño se puso un albornoz y se hundió en el sofá, con una película de fondo. Sin darse cuenta se quedó dormida. Sin embargo, sus sueños no fueron tranquilos. Al menos no se despertó con esa sensación.

Imágenes confusas se dibujaron en su mente, de un pasado que no había vivido pero que se sentía familiar. Su mirada se levantó, y pudo mirarse al espejo. Un corset le impedía respirar correctamente, y se llevó una mano a la cintura al verse de esa manera. Antes de poder pensarlo demasiado, un hombre de silueta familiar se posó tras ella y empezó a soltar, uno a uno, los amarres que la aprisionaban. Sus labios se presionaron contra su nuca, y al levantar la mirada ahí estaba Vlad... Con una sonrisa que le encantaría volver a ver.

Se despertó inquieta, y aunque le gustaría decir que fue la última noche que soñó con él, su mente parecía haber abierto un baúl infinito de fantasías que empezaba a confundir con la realidad... Parte de ella esperaba que, al levantar la mirada por las mañanas, el reflejo de aquel hombre se encontrara justo detrás de ella.

No pasó mucho tiempo antes de que dejara de tolerarlo. Se sentía culpable incluso mirando a Jonathan a los ojos, por ello en un ataque de valentía envió ese mensaje... Citando a Vlad en su galería, en las horas en las que esta permanecía cerrada, para poder retomar el diálogo donde lo dejaron la última vez.

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A dream of the past

Se quedó en Londres pese a haber prometido que se marcharía tan pronto como asistiera a la inauguración de la galería. No había salido de la elegante suite del hotel en días, o noches, ni siquiera se había alimentado. El vacío que pesaba en su corazón lo había aletargado hasta tal punto.

Cuando el teléfono vibró anunciando un nuevo mensaje no se inmutó. Fue Renfield quien atendió. Generalmente su ayudante se encargaba de esas cosas sin molestarlo, pero el hombre se acercó hasta él y le tendió el aparato. Vlad miró por inercia la pantalla iluminada, en cuanto vio el nombre de Mina se puso en pie.


Londres era una buena ciudad para los de su clase, sobre todo en aquella época del año, el cielo solía nublarse a menudo escondiendo al sol y, además, anochecía pronto. No tuvo que preocuparse más que de dirigirse al encuentro de Mina.

La galería estaba cerrada cuando llegó, como era de esperar. Ignoró la puerta delantera y se dirigió hacia la puerta trasera, donde picó para advertir su presencia. Mientras esperaba a que Mina le abriese sintió algo que no había sentido en mucho, mucho tiempo: nervios. Ni siquiera sabía qué estaba haciendo él allí, no le había dicho el por qué de citarlo y él tampoco había preguntado, simplemente había acudido raudo a la cita porque siempre que ella llamaba él iría, aunque tuviera que hacerlo a arrastras.

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A dream of the past

Las manos le temblaban, y su pulso se aceleró de forma considerable en el instante en el que escuchó la puerta de atrás sonar. Le había pedido al hombre que no pasara por la puerta delantera, la galería estaba cerrada y no quería llamar demasiado la atención. Necesitaba la privacidad de ese pequeño refugio lleno de arte esperando a ser expuesta.

Le costó un par de segundos ponerse en pie, se obligó a recordarse cómo poner un pie delante del otro hasta llegar a la trastienda, y quitó el seguro de la puerta para dejarlo pasar. Ni siquiera lo saludó, simplemente se movió a un lado para que pudiera entrar, y cerró nuevamente con la llave la puerta, dejándolas colgadas del pestillo para no perderlas de sitio al salir.

—Supongo que te preguntarás por qué te he llamado con tanta urgencia— Empezó a decir, jugando con sus manos de forma nerviosa sin darse cuenta. Su tono de voz denotaba su cansancio, ¿cómo explicarle que se debía a él y los sueños que llevaban días persiguiéndola como si fueran recuerdos de vidas pasadas?

—Quiero saber por qué me besaste y luego te marchaste sin dar una explicación, y... Por qué te comportas como si me conocieras de algo— soltó, sin permitirse respirar entre una palabra y otra, demasiado temerosa de que si no comunicaba lo que tenía en la cabeza, luego no tendría la valentía para decirlo.

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A dream of the past

La tensión de Mina era palpable en el ambiente. Vlad supo que sería una conversación difícil aun antes de que la mujer empezara a hablar. Era curioso, después de todo el tiempo que había pasado, las veces que la había conocido, lo difícil que seguía haciéndosele. La dejó hablar, no obstante, pese al dolor sordo que se despertó en su interior. Sin embargo, las palabras de Mina no fueron el claro rechazo que había esperado. Lo pillaron por sorpresa, por primera vez en algo más de cien años.

— ¿Qué te hace pensar que te conozco de antes? —preguntó a su vez sin responder a ninguna de las preguntas de ella. Podría haber pensado que se trataba solamente de su comportamiento extraño, tenía que aceptar que no había sido el mejor guardando las apariencias frente a ella. Pero sabía que allí había algo más.

Tomó una honda inspiración, llenándose del aroma de ella, tan necesitado, pero junto al olor natural de Mina también llegó el olor ácido de los nervios así como motas acres de miedo. No le gustaba saber que aquel estado se lo provocaba él.

— Te besé… —empezó, luchando por mantenerse lejos y fallando miserablemente dio un paso tentativo hacia ella.— Porque quise hacerlo, no, porque lo necesitaba. Te anhelo a cada segundo de cada día y cuando te veo, simplemente la necesidad me llena. Intento controlarme, juro que lo intento, pero no es fácil. No soy bueno para ti y sé que debo mantenerme alejado, pero… —calló, a poco más de un palmo de ella, alargó la mano y le acarició la mejilla.

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A dream of the past

¿Qué la hacía pensarlo? Aquella era una buena pregunta y a Mina le encantaría tener una respuesta concisa al respecto. Se sentía como una mujer desquiciada haciendo teorías respecto a los sueños que Vlad había estado protagonizando en las últimas semanas, en esa sensación de confianza que le producía, como si estuviera por fin en donde se suponía que tenía que estar. Siempre que se encontraba cerca de él le apetecía ser honesta, compartir sus intereses... Pensaba que se trataba simplemente de que se daba cuenta de que el hombre la escuchaba, hasta que la besó.

—He estado soñando contigo— respondió, obedeciendo a esa necesidad de poner todo sobre la mesa, de decirle lo que pensaba y lo que pasaba por su cabeza porque a esas alturas consideraba que era la única manera en la que conseguiría poner algo de claridad a lo que su mente le enseñaba —. Son demasiado reales, y... En otras épocas que no tendrían por qué resultarme familiares— confesó, la duda era evidente en su voz, todavía se sentía desquiciada por decirlo en voz alta.

No sabía qué estaba esperando de su respuesta, solo quería una explicación y no se imaginaba que fuera a ser tan descriptivo, que fuera a producirle una necesidad que ni siquiera ella misma sabía que sentía, pero que al escucharla de sus labios sonaba casi lógica. Necesidad, anhelo... Sellado con el contacto de sus dedos sobre su mejilla tibia, el contraste de temperatura ni siquiera se le hizo extraño.

—Apenas me conoces como para desearme como dices hacerlo— respondió, pero no le apartó la mirada ni se escondió, dejándose ver por un momento por lo que era: una mujer confundida por sus propios sentimientos, perdida en un mar de confusión como si en ese instante le costara separar a la Mina de los sueños, de la que era ella en realidad. Lo que no quería decir en voz alta era que deseaba que volviera a besarla, que lo había pensado e incluso en sus sueños se había quedado a la espera de ese sencillo contacto que despejaría sus dudas.

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A dream of the past

Vlad la observó en silencio mientras ella intentaba dar una explicación que no hacía sino arrojar más preguntas. Nunca antes, al menos que él supiera, había soñado con su antigua vida. Por un instante, estuvo tentado a preguntarle qué soñaba, pero no se atrevió. Se habían amado, sí, pero su amor nunca había sido fácil ni, mucho menos, exento de dolor. Aquellos sueños, bien podían ser pesadillas.

— Te conozco. —aseguró con contundencia ante la negación de ella.—Te conozco más de lo que podrías llegar a imaginar. —su corazón hacía mucho que no latía pero en ese momento casi podía creer sentirlo latir por ella, solo por ella.— Me gustaría darte todas las respuestas que necesitas pero no estoy seguro de que te beneficien. Aun así, soy tan egoísta que aquí sigo, porque soy incapaz de mantenme lejos de ti.—la tortura en su voz era palpable mientras intentaba negar aquello que más deseaba.

— Sé que debería marcharme y alejarme de ti para siempre, solo así podrás tener la vida normal y feliz que te mereces. —se detuvo un instante, bebiendo de su belleza y su pureza, intentando guardar todo en su memoria para poder sobrevivir después con las migajas.— Pero no puedo, juro que lo he intentado, pero soy incapaz. Por favor, Mina, dime que me marche, pídeme que no vuelva a aparecer ante ti, solo así seré capaz de alejarme. ¡Dilo o no podré contenerme más! —rogó, por segunda vez en su vida el Vlad Draculea rogó.

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A dream of the past

La familiaridad con la que se refería a ella la tomó por sorpresa pero aun así la carga de sus palabras pesaba tanto sobre sus hombros que era imposible negarse o rechazarlo. Debería convencerse de que mentía, de que sus actos no eran más que una táctica casi perfecta de manipulación por medio de la cual intentaba convencerla de seguirle la corriente. Pero, en el centro de su pecho una sensación le gritó que Vlad no sería capaz de semejante acto, no con ella.

—¿Cómo no va a beneficiarme la verdad?— preguntó, siendo esa mujer de convicciones fuertes y poco impresionable, le resultaba más frustrante que cualquier otra cosa saber que Vlad le ocultaba algo que no estaba dispuesto a contarle, sin siquiera darle los motivos por los que consideraba que la protegía —. ¿Me estás protegiendo a mi o te estás protegiendo a ti mismo?— agregó, pensando que tal vez de esa manera estaba pulsando el botón correcto.

Sus palabras carecían de sentido, y aun así hablaban a una parte de su cabeza que había permanecido inconsciente hasta el día en el que se atrevió a besarla. Recordaba estar enfadada, tanto que lo único que quería era que el hombre se alejara de ella, pero en ese instante se daba cuenta de que apenas estaba rascando la superficie.

—¡No te voy a pedir que te marches sin saber la verdad! ¡No puedes seguir mintiéndome!— subió la voz, su tono desesperado.

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A dream of the past

Sentía la necesidad en ella, la necesidad por saber la verdad, por comprender. Durante mucho tiempo él había sentido lo mismo. Quería saber por qué lo traicionaron los suyos, por qué lo condenaron a ser el monstruo que era, por qué tuvieron que hacerle daño a ella… Había estado desesperado por las respuestas, pero cuando las encontró no le trajeron paz alguna.

— Si tú supieras… —murmuró, por fin incapaz de contenerse más alzó la mano y acarició la tersa mejilla de ella.— Hay más cosas en el cielo y en la tierra de las que aún puedes entender. Decirte toda la verdad temo que solo te haría daño, es una historia de desdicha y muerte. —mucha, mucha muerte, demasiada.— Ahora eres feliz, tienes tu galería y a tu Jonathan, tienes una vida aquí, una vida en la que yo nunca debería de haber irrumpido.

— ¿Qué harías si te dijera que esos sueños no son solo sueños? ¿Si te dijera que son memorias, memorias de tu alma? ¿De una vida que vivimos hace mucho, mucho tiempo… juntos? —ella no lo creería, lo sabía, nunca lo había creído antes en aquellas pocas ocasiones en que había intentado contárselo al encontrarla. Había desistido de hacerlo hacía mucho tiempo. Pero Mina, Mina lo empujaba a tener una esperanza que no había tenido nunca con las otras.

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A dream of the past

Debería haberse alejado en cuanto la tocó, pero no lo hizo. De alguna manera su tacto le resultaba tranquilizador en medio de tanta turbulencia, y estaba mal, pero necesitaba que alguien le aclarara la tormenta que se estaba formando en el centro de su pecho antes de que se convirtiera en un huracán.

—¿Te parece que estoy feliz?— preguntó, y al pronunciar las palabras se dio cuenta rápidamente de la verdad que cargaban. No se lo había preguntado, pero ¿era realmente feliz? Adoraba su trabajo, la galería la llenaba de orgullo porque era un proyecto que irguió por su cuenta, sin ayuda de nadie... Pero, ¿qué pasaba con el resto?

Si, estaba prometida, el anillo que llevaba en su dedo era el grito claro de aquelo. Pero ¿cuántas veces pasaba la noche completamente sola porque Jonathan apenas tenía tiempo? ¿Cuándo fue la última vez que cenaron juntos sin romper en una discusión? Apenas estaban poniendo esfuerzo en la planificación de la boda, y aunque siempre prometían que abrirían tiempo para su relación, la verdad era que el paso del tiempo dejaba entrever lo poco en común que tenían.

No pensaba que al enfrentarse a Vlad tendría tantas dudas, pero sus preguntas tan solo abrieron más vacíos en su mente. Si hubiera sido otro momento de su vida, seguramente se habría reído y lo habría dejado pasar, pero en ese instante las palabras que abandonaban sus dedos se le antojaban verdaderas... No sabía si porque estaba buscando una manera de justificarse, o si se estaba volviendo loca.

No respondió a sus preguntas, tan solo se irguió un poco más, y en un movimiento cargado de impulso, juntó sus labios con los del contrario... Como si quisiera probarse algo, porque si bien sus palabras podían ser una mentira, sus emociones no lo eran. Si su cuerpo estaba recordando algo que despertó con un beso, tal vez un segundo sería capaz de aclararle la cabeza.

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Podría haberse apartado, sus reflejos eran mucho más rápidos, mucho más mortales. Podría haberse alejado, haber dado media vuelta y haberse marchado, esta vez para siempre. Pero no lo hizo. No hizo nada mientras ella se acercaba, permaneció quiero viéndola ponerse de puntillas y acortar la distancia y, sobre todo, no se negó al beso. No habría sido capaz.

Cuando Mina lo besó de nuevo fue como si un interruptor hubiera sido presionado en su interior. Sus manos agarraron las caderas de ella y la acercaron todavía más, sus dedos clavándose en la ropa y probablemente creando moratones en la piel. Sus labios se movieron con lo de ella, primero lentamente, pero pronto demandó más y más. Su lengua pidió paso a la boca femenina y el sabor de Mina estalló en su paladar.

No se percató del momento en que un ronroneo de gozo empezó a retumbar desde su pecho, tampoco cuando sus pupilas se dilataron, no fue consciente hasta que uno de sus colmillos arañó el labio de ella y el sabor metálico de la sangre llegó hasta su paladar. Solo había sido una gota, pero fue más que suficiente para que desease más.

Podía escuchar escuchar el pulso de Mina latiendo en una perfecta melodía. Una de sus manos subió hasta su cuello y apartó el cabello para acariciar la piel, las venas latiendo bajo la yema de su dedo. Qué fácil sería clavar los colmillos y alimentarse de lo que, sabía, sería ambrosía. Qué fácil sería cortarse su propia muñeca y darle de beber, condenarla a su misma maldición.

— ¡NO!— —gruñó, esta vez apartándose, pero aunque separó sus labios sus manos se resistieron a dejarla ir sus colmillos asomando más allá de los labios, clamando por beber.

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A dream of the past

Debería haberse apartado. Estaba cediendo a un impulso provocado por las dudas, por esa desesperación residual que se quedó en su pecho tras los sueños recientes. No sabía por qué se sentía en completa incapacidad de detenerse, pero cuando Vlad profundizó el beso, Mina se fundió en él como metal en una fragua.

Sus manos acariciaron las hebras oscuras de su cabello, no se quejó ni siquiera cuando sintió la presión en su cadera a medida que se envolvía en él. Aquel beso era completamente diferente a cualquiera que le hubieran dado antes, más hambriento, cargado de deseo y de una necesidad que Mina no podía comprarar con nada que hubiera sentido antes. Su corazón latía acelerado, tan sumergida en sus acciones que ni siquiera se quejó ante la punzada de dolor en su labio inferior hasta que notó como el contrario daba un par de pasos hacia atrás.

Las condiciones lumínicas del almacén de la galería no eran las mejores, pero su gruñido la asustó, haciendo que ella misma retrocediera hasta que su espalda se dio contra una de las paredes.

—Lo siento— se disculpó, pero entonces se fijó en los colmillos blanquecinos que sobresalían más allá de su labio inferior. Fue entonces cuando su cabeza empezó a dar vueltas, incapaz de comprender aquello que parecía estar fuera de sus propios límites —¿Qué...?— preguntó, pero ni siquiera terminó de formar la frase.

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A dream of the past

Se avergonzó de sí mismo ante su arrebato, sabía que la estaba asustando, mas no pudo controlarlo. La sed y el ansia lo atenazaban con fuerza y contra más intentaba resistirse más fuerte era la necesidad.

— No… yo lo siento. —su voz salió grave y algo pastosa por el esfuerzo. Sus dedos se cerraron hasta formar puños apretados. Quería tocarla otra vez, quería agarrarla, atraerla hacia él, presionar sus cuerpos juntos y devastar su boca, su cuerpo y su alma entera. Quería deleitarse con el sabor de su sangre, quería y quería y quería pero, sobre todas las cosas, no quería hacerle daño.

— No te haré daño, lo juro. Mina, yo… —buscó su mirada aunque sabía que no debería hacerlo. Sus colmillos sobresalen punzantes y mortales y sabía bien lo que ella vería en sus ojos, el destello del hambre y la necesidad, del deseo.

— Yo no soy como tú, no soy humano, pero lo fui una vez. —confesó, el dolor cubriendo cada palabra. —Todos esos sueños que has tenido, son tan vívidos porque son recuerdos. De tu otra vida… nuestra vida.—confesó en un susurro estrangulado.

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A dream of the past

Escuchaba su corazón latir en sus oídos. Tragó saliva de forma pesada, notaba su pecho subir y bajar a una velocidad desmedida y su ceño se encontraba fruncido en una mueca que demostraba más confusión que miedo. Pero ¿realmente a qué le temía? Tal vez eran esos sueños que la habían estado despertando, acelerada y sudorosa, todas las noches; tal vez se trataba de haber cedido al impulso de besarlo estando prometida... O de darse cuenta de ese secreto que había estado oculto entre las sombras desde que le vio la primera vez.

No estaba segura de que su temor fuera que el hombre frente a ella fuera a hacerle daño. Esa era la peor parte. Veía el temor en sus ojos y la forma torpe en la que se estaba moviendo hacia ella, a pesar de que su rostro se viera deformado por lo que solo podía identificar como hambre. Aun así, la respuesta hizo que Mina negara con la cabeza.

—Eso es imposible— dijo, dando un par de pasos hacia atrás —. Yo no...— No, la sola idea de que Vlad no fuera humano era lo suficientemente sorprendente como para bloquearla, pero el hecho de que sus sueños no fueran solo eso tan solo empeoraba la situación.

Se dio la vuelta, más que dispuesta a salir de allí. Sentía que le estaba faltando el aire.

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A dream of the past

Su negativa no fue sorprendente, de hecho, la esperaba. Pero no hizo que doliera menos. El rechazo lo golpeó fuerte y profundo, causándole un dolor que solo Mina podría haber producido. Durante todos sus años caminando por aquel mundo había vivido mucho y sufrido todavía más, pero solo había sentido aquel dolor una vez antes, cuando le arrebataron a su primera esposa y contempló cómo la mataban ante sus ojos.

— No. —la detuvo de su intento de marcha, agarrándola por la muñeca. La soltó casi al instante, pero, no queriendo asustarla todavía más.— Este es tu lugar, si alguien debe marcharse, ese soy yo. —era lo mínimo que podía hacer pro ella ya.

La rodeó y pasó junto a ella, dirigiéndose hacia la puerta. Sabía que tenía que irse en silencio, acabar con todo, pero de nuevo se encontró incapaz. Volteó para verla una última vez, tan vulnerable y confundida, lo único que quería hacer era abrazarla y asegurarle que mientras él estuviera a su lado, todo iría bien.

— Sé que dudarás de muchas cosas, Mina. Pero puedes estar segura de algo, lo que hay entre nosotros, lo que sientes, es real, siempre lo será y por ello siempre procuraré por ti. Espero que tengas una vida feliz junto a Harker pero, si alguna vez necesitas de mi ayuda…—sacó una tarjeta del bolsillo de su gabardina y la dejó sobre una caja, junto a la puerta.— Sólo debes buscarme.

Una última mirada para memorizarla en su memoria y por fin salió a la noche con la que se fundió y desapareció, muy probablemente, para siempre de la vida de Mina Murray.

Vlad D. | Galería | Mina M.

A real fucking legacy

Su último encuentro con Vlad no hizo sino empeorar los sueños que ahora parecían más bien recuerdos. En ocasiones se despertaba por las mañanas insegura de en qué realidad abriría los ojos, a veces incluso reconocía esa decepción al parpadear y darse cuenta de quién era su acompañante al otro lado de la cama. Aquello no podía estar ocurriendo, no cuando aún tenía que convencerse a sí misma de reunir el valor de caminar hacia al altar en un par de semanas.

Jonathan estaría fuera ese fin de semana, un viaje de último momento para dar una conferencia. Después de eso tenía una semana más antes de sus vacaciones, esas que había cogido para estar tranquilo unos días antes de la boda, ayudar con las preparaciones finales y luego para la luna de miel.

Mina sentía como si tuviera una cuerda alrededor del cuello que iba apretando poco a poco, ahora con tan poco margen cada vez que movía la cabeza podía notar como le rasguñaba la piel, haciendo que le faltara el oxígeno de vez en cuando.

Se encontró sola esa noche y no reunió la voluntad para cocinarse la cena. Usó su teléfono para pedir algo a domicilio, un montón de sushi que seguramente no se terminaría y una botella de vino. Tal vez no debería haber empezado por la botella de vino, porque para cuando se dio cuenta estaba ignorando la película que tenía de fondo y levantando su teléfono para llamar a la única persona que podía darle respuestas.

Sabía bien que la última vez que lo vio fue ella quien hizo el amago de huir... Pero, recordaba sus palabras como si estuvieran talladas en su cuerpo. Si lo necesitaba no tendría que hacer más que llamar... Y lo hizo. Presionó el botón y le pidió que se reuniera con ella, sin saber si tenía la suerte de que estuviera en la ciudad aunque llevaran un par de meses sin hablar.

Necesitaba respuestas y quitarse una duda importante de encima, una que sentía que solo podía aclararle él.

Vlad D. | En casa | Mina M.

A REAL FUCKING LEGACY

El teléfono sonó en mitad de la noche, un único nombre iluminando la pantalla en negro. Rendfield lo observó de reojo peo fingió seguir leyendo el periódico, sin hacer amago de contestar por él. Vlad miró la ofensiva máquina durante unos instantes sin moverse, el tiempo que le tomó leer el nombre en la pantalla, antes de apresurarse a descolgar.

No tuvo que decir mucho, no hizo falta, en cuanto le pidió que fuera a verla él aceptó, ¿qué otra cosa podía hace si no? Vivía, si aquello era vida, para ella.

Marchó solo, ordenando a Rendfield que no lo siguiera. El hombretón sólo le lanzó una mirada aburrida por sobre el periódico y asintió antes de volver a lo suyo. En otra circunstancia tal desapego hacia su amo le habría molestado, pero Vlad no tenía tiempo para eso. Agarró su gabardina, aunque no le hacía realmente falta y marchó dando un portazo. No pudo ver como el Rendfield esbozaba una sonrisilla.

El camino hasta la residencia de Mina fue rápido, sus poderes lo ayudaron a llegar en tiempo record. Al detenerse frente a la puerta era todo calma fingida. Tocó al timbre una sola vez y esperó, paciente a que ella le abriese y le concediese paso.

Vlad D. | En casa de Mina | Mina M.

A real fucking legacy

La llamada fue corta y el tiempo de espera también. Escuchó el sonido del telefonillo y se levantó para abrir, en cuestión de un parpadeo Vlad estaba delante de ella y su saludo fue un intercambio silencioso, esa última duda antes de moverse a un lado para darle permiso para entrar. No sabía si se creía todas las paranoias de las leyendas de vampiros —que había estado leyendo más de la cuenta—, pero por si acaso lo hizo.

No dijo nada mientras cerraba la puerta, caminó hasta el sofá y se sentó. La realidad era que tenía una duda demasiado clara, y estaría traicionando todos sus principios si lo hacía, pero no estaba segura de poder seguir con sus planes si no lo consultaba.

—Sueño contigo todas las noches— empezó a decir —. A veces... A veces es tan vívido que me despierto sintiendo que no debería estar aquí.— Lo miró a los ojos —. ¿Tu sueñas?— preguntó, por simple curiosidad, por ver si de alguna manera entendía esa sensación.

Vlad D. | En casa | Mina M.

A REAL FUCKING LEGACY

Entró despacio, sus ojos moviéndose con rapidez por la estancia, analizando y memorizando cada pequeño detalle importante que creyó ver. No sabía qué esperaba encontrar o ver, pero, codicioso, intentó quedarse con todo lo que pudo.

Se detuvo en mitad del salón, sabía que Mina estaba a su espalda, sus pasos se habían detenido a poco más de un paso de distancia. Vlad no la encaró todavía, ocupado mirando algunas de las fotos con lo que supuso debían de ser amigos y familia que había colgadas de una pared. Pero ante el sonido de su voz se giró al instante. Con expresión insondable la contempló, esperando a que terminase de hablar. Le tomó unos instantes saber cómo responder.

— No, hace siglos que no sueño. —no había manera de endulzar su respuesta. Desde que había dejado de ser humano había dejado de soñar. Lo único que tenía eran sus recuerdos, cada vez más desdibujados por el paso del tiempo. Como vampiro él no dormía, lo que hacía era más parecido a morir.— ¿Por qué lo preguntas? —pero esa no era la pregunta correcta, se dio cuenta.— ¿Qué es lo que ves en tus sueños? —pregunto esta vez, acercándose un poco más a ella. Fue solo medio paso, le dejó espacio para alejarse si era lo que quería.                                              

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