Había pasado ya cinco años, cinco años desde que Kira había sido transformada por Lev en vampiro. Las cosas no habían sido fáciles entre ellos desde entonces. Tampoco es que la vida para ella hubiera sido fácil antes. Sueños incompletos, una familia en decadencia y la subestimación de los demás hacia su persona. Pero ella juraba que Lev era diferente que si creía en ella, más aún así ni siquiera le preguntó qué era lo que ella quería.  Sin embargo, luego supo que solo lo hacía por cuidarla. Salvarla de la vida miserable que tenía y que le esperaba si lograba sobrevivir a lo que le ocurrió.

La decisión del chico se desencadenó cuando supo lo que ocurrió con la joven. Pues ella había un accidente en la zona de construcción donde trabajaba. La chica había quedado muy mal. Era posible que no se recuperara o incluso si lo hacía que perdiera prácticamente casi toda su movilidad. Detalles de la noche que fue transformaba no recordaba mucho. Pero si el accidente, el cómo había estado en un segundo piso e intentaba escapar de uno de los nuevos trabajadores. Que no conforme con no estar de acuerdo que una mujer podía hacer igual de bien su oficio, también había comenzado acosarla. Luego se le terminó el camino y aunque intento detenerse su pie resbaló haciendo que cayera de aquel lugar. Luego todo se había ido en negro para ella. Cuando despertó ya era una vampira.

Fue el tiempo y el conocer la verdad del porqué lo hizo que comenzaron a ser más cercanos. Ya sabia que no podía alejarse de Lev. Había una especie de lazo que los unía, era algo único. Tanto que con el tiempo la atracción se transformó en amor. Por lo que siempre se mantenía a su lado. Pues la verdad a pesar de las dificultades, porque las hubo, pues su segundo año de convertida llegó aquel maldito virus que los limitó de alimento y tuvieron que recurrir a consumir sangre animal. Más, a pesar de lo frustrante que podía ser para una vampira primeriza no saciar del todo su sed, su vida estaba siendo mucho mejor de lo que solía ser cuando vivía como humana.

En una noche reciente se encontraban de casa. Aún se estaban limitando en cuanto podían el beber sangre humana. Pero muchos ya comenzaban a creer que era innecesario. Todo parecía estar bajo control, todo parecía volver a la normalidad. Kira se encontraba en el bosque intentando casar un ciervo para la cena junto a Lev. Sin embargo, las cosas no estaban saliendo como esperaban. El animal estaba siendo más escurridizo de la cuenta y para colmos parecía que algún ruido lo espanto y salió corriendo despavorido de la vista de los vampiros. — Ay no puede ser. ¿Y ahora? Tengo hambre y lo que hay son puros roedores pequeños. Quizás sea una señal para buscar algo que sacie más... — comento frustrada recostándose de un árbol. — Imagino que estás igual de verde del hambre que yo. ¿Verdad? — decía negando. Si tan solo hubiera la posibilidad de conquistar algún humano. A pesar de todo ya actuaba como una vampira, anhelando la sangre humana. Sentía que no era lo mismo, y como vampira en sus primeros años, su sed por sangre humana era aún mayor.

Kira no dejaba de ser una vampira joven y, por tanto, su sed solía ser más descontrolada que la de los vampiros más antiguos. Eso era algo que la desesperaba, siempre era un tema entre ella y Lev. Quien era él que solía controlarla, había sido difícil acostumbrarse y si no había quien le pusiera el alto podía terminar por causar algún escándalo innecesario. En cierto modo, agradecía que así fuera, pues estaba segura de que por sí misma, al menos por el momento, no podía controlarse por completo. Tenía que haber quien le pusiera el alto.

Lev no solo se había vuelto como una espere protector y mentor, también era importante para ella aun cuando a veces hubiera piques. Pero por lo general eran piques divertidos o coquetos. A pesar de lo que había ocurrido con la chica, y que no tuvo la oportunidad de escoger si quería vampira. Pero ahora estaba feliz de serlo, pues al menos ahora era feliz, estaba donde la querían. Sé, al fin sentía que pertenecía a un lugar.

La castaña no solía ser vengativa, pero luego de lo que le ocurrió se dio cuenta de que había personas que simplemente merecían cero tolerancia, cero respeto. Merecían lo peor. Por lo que el poder darle aquella lección a su acosador la había dejado más que satisfecha. Así, cada noche cuando cerrara sus ojos recordaría el terror que la había hecho sentir cada vez que a su mente llegara el momento en el que ella bebía de su sangre. Momento en el cual pudo sentir en carne propia la impotencia y el miedo que él le había causado. A pesar de que nunca pudo ser arquitecta, aquel trabajo en construcción era algo que jamás extrañaría.

Estar cazando en el bosque, en medio de toda la naturaleza, le hacía sentir libre.  Aunque estaba consiente que sus instintos de caza no estaban tan pulidos como quisiera. — Estoy siendo tan rápida como puedo, aun así se escapa… pero… — pero muy discreta y sigilosa, en definitiva no lo estaba siendo. Su desesperación por atrapar al animal la había hecho alertarlo de su presencia. Alzo una ceja al escuchar lo último que dijo Lev. — ¿Buen peso? ¿Imagino que lo dices por ti, verdad? —  le respondió con una guiñada juguetona.

Pero el juego no duraba mucho porque comenzaba a desesperar. Tenía sed y desde hacía días que su cuerpo lo que le pedía era sangre de humano. No lo podía evitar, aún le costaba satisfacer su sed solo con sangre animal. Por lo que se comenzaba a poner ansiosa. — Bueno, bueno. Ya no soy tan inexperta. ¿Además… para eso te tengo a ti? — Sintió su mano en sus mejillas, al comienzo se le hacía raro sentir esa sensación de frialdad, pero ya se había acostumbrado y le gustaba sentir esos gestos de su parte.

Frunció el ceño cuando dijo que podía soportarlo. — ¿Entonces no podemos? Solo por esta vez, hace tiempo que no lo hago. — intento de persuadirlo. — Si no me acompañas, entonces voy sola. — solo que ni bien había abierto su boca cuando ya le había cortado el paso. — Por favor. — Decía poniendo su mejor expresión.

En definitiva había cosas que le faltaban por pulir, mejorar. Cazar no era simplemente decir, voy a casar y listo, mágicamente la presa caía bajo tus colmillos. No era tan fácil como pescar, e incluso lo de pescar nunca había llegado a ser su fuerte, las pocas veces que había tenido la oportunidad de intentar tal cosa. Ya recordaba esos días de pesca con sus padres como un recuerdo, muy, muy lejano. Eso había sido cuando aún sentía que eran una familia, y ya hacía largo tiempo desde la última vez que sintió eso. Por lo que el que creyeran que ella ya no estaba entre ellos había sido lo mejor, ya no tendría que lidiar con más drama, con más penas.

Una sonrisa picará apareció en su rostro cuando le aseguro que a pesar de todo estaba mejorando. — No veo la hora de lograrlo, y la verdad no descansaré hasta conseguirlo. Pienso venir todos los días al bosque sin falta a intentarlo. — le aseguro, porque de verdad quería estar a la altura de todos los demás vampiros. Era su nueva vida, su nuevo círculo y como en todo ella siempre había querido ser competente. Valerse por sí misma.

Kira sabía que aún era difícil irse a hacer cosas por su cuenta. Su nivel de resistencia a la tentación era bastante cuestionable, aunque no era algo que fuera su culpa. La mayoría de los vampiros a su edad solía padecer del mismo problema. Por fortuna para ella, pues aunque a veces no le hiciera gracia que la controlara, era que Lev estuviera allí a su lado. Es que el chico estaba evitando que hiciera algo de lo que luego se pudiera arrepentir, algo que causara problemas irremediables. Así que de verdad si prefería que estuviera allí, por eso estaba intentando persuadirlo a que accediera.

— Umm… podría ser, pero como dices, es que no quiero perderme de la diversión. — Decía no muy convencida de esa opción. Aunque si al final era la única forma de al menos saciar su sed con lo que su cuerpo le pedía, terminaría por aceptar. No rechazaría esa oportunidad. Le miro con ojos de borrego cuando dijo no tener muchas ganas. ¿Resistiría eso? Si se hacía el difícil tenía que buscar la manera de convencerlo. — Por eso es que te lo pido, porque sé que lo mejor es que sea contigo. — murmuro aprovechando la cercanía para jugar un poco con su chaqueta y luego acomodársela.

Estaba muy tentada salir corriendo, escaparse de su agarre, irse a aventurar y demostrar que ella podía. Pero al mismo tiempo no podía dejarlo, no podía hacer nada de eso porque en el fondo sabía que si algo pasaba ya no lo verían como algo que sería solamente su culpa. Pues si era así, ella lo asumía y listo, siempre había sido responsable de sus actos. Pero aquí podía meter a Lev en un problema, posiblemente, fue él quien la convirtió, era él quien velaba que todo estuviera en orden, era su maestro y, por tanto, no quería que pagara por su culpa. Además de que eso, igual podía desencadenar en alejarlo de ella, perderlo y era lo único bueno que hasta ahora le pasaba. Así que eso no podía ser.

— Está bien, vayamos a casa. Pero espero una respuesta al llegar. Por favor.  — le pido la castaña. De todos modos se notaba algo ansiosa, deseosa de saciar su voluntad. Mordía su propio dedo intentando contener sus propios impulsos. Solo que eso solo era una manía porque ni siquiera le podía salir sangre. — Lev… ¿Confías en mí? — pregunto, pues en cierta forma quizás hasta era una prueba de cuanto podía o no confiar en ella. Cuan leal podía ser.

Las ganas estaban ahí, ella quería ser de las mejores vampiras que había. Quería enorgullecer a Lev y también así misma, pues ya que no había podido cumplir su sueño de ser arquitecta, al menos entonces brillaría por luz propia en otro ámbito. Aunque con eso se refiriera a brillar entre la comunidad vampírica. De todos modos, quizás en algún momento hasta podía intentar hacerse con el título de arquitecta. Total, tenía toda la eternidad para intentarlo. Claro, primero debía pasar esta etapa en la que no podía acercarse a un humano sin querer clavarle el colmillo.

Una sonrisa se dibujaba en su rostro cuando el chico se ofrecía acompañarla. Nunca la había dejado sola en todo el proceso de neófita, así que tampoco le sorprendía. Pero la hacía sentir feliz porque se preocupaba por ella, estaba siendo la persona que más se había preocupado por ella en toda su vida. Lev era sin duda especial para ella, era más que un maestro. Estaba desarrollando fuertes sentimientos hacia él. — Sí, palabra de Kira. — aseguro levantando la mano en forma de promesa cuál niña exploradora. Era otra cosa que siempre quiso, pero nunca pudo de pequeña.

— Te agradezco la compañía. Siempre es bueno tener quien luego califique el desempeño. A sí, de paso puedo ver cuanto resisto sin distraerme. — molesto un poquito, inevitable, siempre había sido coqueta, pero no de forma exagerada y solo con quien ella le gustaba, con quien ella quería. Pero ahora era él, y solo él.

Hablando de coquetería, a la chica le gustaba jugar con eso. ¿Por qué no? A veces funcionaba para hacerlo caer en la tentación de complacerla. De todos modos, no es que fuera cosa fácil, al menos no en estos temas donde Lev le gustaba probar su paciencia. Ver hasta donde llegaba el límite de la chica. — Lo sé, y me lo has dicho. Sé que tienes razón, aunque sea demasiado tentador, desobedecerte la verdad. — Admitió, pues es que su sed la tentaba. — Pero no iré a ningún lado. — aclaro. — Vayamos a casa. — Añadió con la esperanza que al llegar le diera una buena noticia. Bueno, buena noticia para ella, no para los humanos que podrían ‘donar’ su sangre. Soltó una pequeña risa al ver como se le adelantaba. — Oye, eso es trampa. — aseguro mientras comenzaba a correr a toda velocidad tras él.

— Espero cumplir las expectativas, señor Borisov. — Molesto un poquito mientras ahora corría a la par con él. — Sé que puedo ser impulsiva, pero es porque todo esto aún sigue siendo muy nuevo para mí… generalmente no era tan así… bueno un poquito, pero no tanto. Me conociste cuando aún era humana. — ahora respondió más en serio. — Que confíes en mí, que creas en mí, es importante para mí. ¿Sabes? Necesitaba escucharlo. — aseguro para luego

La chica había cambiado, pero no para mal, al contrario, ahora se consideraba más fuerte. Tampoco es que antes no lo fuera, pues luego de los tragos amargos que la vida le había puesto nunca se había rendido. Aun en su momento más critico había logrado salir del mismo. Pero ahora que era una vampira se sentía capaz de enfrentar a todos de una forma distinta, ya nadie pasaría de ella como si fuera nada. Aquello le había quedado bien claro aquel maldito acosador de quien se había dado gusto beber su sangre. Jamás la olvidaría, estaba segura de eso y si decía algo lo tomarían por loco. Toda la hacían muerta y pocos creían en la existencia de los vampiros. Claro… hasta que vivían el terror de que no era solo una leyenda sino una realidad. Su bondad no es que desapareciera; sin embargo, ya era más selectiva, no la volverían a tomar por tonta.

Kira sentía que Lev, a pesar de todo lo que habían vivido en los últimos años, aun así era algo cerrado. Más eso no la hacía desistir, de intentar llamar su atención. Había algo especial en él que iba más allá de simplemente gustarle. Sentía algo por él, era claro, pero como aún no le dejaba llegar más allá, mientras tanto al menos si podía coquetear con él y eso parecía gustarle. — Lo importante es no quedarme atrás. ¿No? Sabes que si corres, te seguiré. — aseguro la muchacha, y no solo lo decía de manera literal. Era como una especie de metáfora dándole a entender que iría con él a donde quisiera. Él era ahora su familia y no lo pensaba abandonar.

La chica rio al escuchar su comentario. — No te hagas, te gusta que sea así. — molesto de manera coqueta. Se puso más seria cuando hablaba sobre si confiaba en ella. — Lo sé… pero es fue mucho tiempo en el que todos los que estaban a mi alrededor insistían en dejarme saber que no podía hacer muchas cosas, que tener la certeza de que alguien crea en mí es importante para mí. — le respondió. — Gracias por ser diferente al resto. — Agradeció acariciando su mejilla cuando se detuvieron un momento.

— Comprendo, es parte del proceso y sé que a veces, aunque quiera se me hace difícil controlarlo. Pero tengo buen maestro. — dijo encogiéndose de hombros mientras lo seguía hacia dentro de la casa. — Déjame un lado. — dijo lanzándose al sillón acomodándose a su lado. Había más, pero no, ella quería acomodarse en el mismo que él era más agradable si tenía más de cerca su aroma. — Bien, piénsalo bien. — dijo pegándole juguetonamente con uno de los cojines, para luego acomodarse, recostando su cabeza en su hombro y cerrando los ojos.

Para una humana cinco años podría parecer una cantidad de tiempo bastante razonable, para un vampiro apenas era un pestañear, por tanto, a los ojos de los demás Kira aún estaba en pañales y eso ella misma lo sabía. Pues aún no lograba poder controlar su sed, tenía las ganas de que así fuera lo que no tenía era la fuerza mental para llevarlo a cabo aún. Pero si se esforzaba podría lograrlo, claro que podía. Ya nadie más en su vida le volvería a decir que no podía lograr nada. Cuanto daño ese tipo de palabras le habían hecho, pero ya no más. Lev era un vampiro misterioso, y de pocas palabras, más aún así, la chica había encontrado la forma de llamar su atención. Esos jueguitos coquetos solían surtir buen efecto. Aunque claro, cuando se trataba de algo serio no había juego que valiera, ella lo sabía. Igual no perdía nada con intentarlo. De todos modos lo importante aquí estaba en la confianza que se tenían, se habían vuelto demasiado cercanos como para no tenerla. Antes jamás había podido confiar en nadie, pues es que las personas en las que se suponía podía confiar la habían decepcionado. Más con él había sido todo demasiado diferente.

La chica se acomodó junto a Lev, a pesar de sentir esa necesidad por sangre no había perdido el buen humor por lo que se había puesto juguetona. Al final de cuentas no le había dado una negativa. Si no más bien le había pedido esperar, así que por esa parte solo debía de tratar de no desesperar. — Bueno, podría ser. — le respondió ahora con una mirada picará deslizando un dedo por su mejilla siguiendo con el juego. No dudaba que cumpliera y fueran, pero igual le gustaba toda esa dinámica entre ellos. Se preguntaba a donde la llevaría. De seguro un lugar poco poblado, apartado donde pudieran hacer lo suyo de manera discreta sin alarmar a la gente.

— Pues, reconozco que puede que me impaciente un poco… pero igual puedo intentar distraerme en lo que es hora. Suena a un buen plan, para esas horas algunos incluso están tan fuera de sí que capaz ni recuerden lo que paso y eso nos conviene. — Reconocía que la lógica del vampiro le hacía sentido, así que aun cuando estuviera ansiosa. — Lo sé, no es que piense que todo mundo lo merece. Pero hay ciertas escorias que sin duda alguna el mundo estaría mejor sin su presencia, y si van a morir, bueno que al menos sirvan de alimento. — Concordó la castaña.  — Ya imagino, es como un tipo de gobierno para los vampiros. Supongo que eso, igual evita que algunos se aprovechen de eso, y de paso termine por exponernos a todos. — demasiadas muertes repentinas podrían levantar una alarma en el pueblo y era lo menos que necesitaban.

— Prométeme que me contaras cuando te respondan. Quiero ser parte de ese festín. — comento acariciando su cabello. Ella nunca antes había sido sanguinaria, y no es que le gustara ver la gente sufrir. Pero lo cierto es que luego de lo que le paso, tenían aún esa sed de venganza contra ese tipo de personas.