Roxanne se encontraba en el recibidor, ceñuda como era su costumbre. Lo que había pasado ese día ya era difícil de asimilar. Y ahora tendrían que darle una “cordial bienvenida” a unos raros que venían de Japón. Solo esperaba que no se pusieran a hablar de sus tonterías de anime o tendría que golpear a alguien.

Golpeaba su pie en el suelo de manera nerviosa. Necesitaba un cigarro, pero Yukito le había prohibido fumar dentro de la mansión. Y ahora que sabía que era un hombre pollo mágico, menos ganas tenía de desafiarlo,a  menos que tuviera un motivo de peso.

Su mirada se paseó por los rostros de los recién llegados, evaluándolos y más importante, intentando definir si alguno era un peligro para su hogar o sus hermanos. Suponía que esos chicos sabían algo sobre la magia que ellos usaban, lo que a su vez podría significar que eran peligrosos.

No todos tenían rasgos físicos orientales, así que muy en el fondo, Roxanne se preguntó cuáles serían sus historias, aunque tampoco tenía  la intención de preguntarles. Entonces su mirada se cruzó con la de uno de los chicos. Ella no se amilanó y le sostuvo la mirada, de manera desafiante

Se les había enviado a Londres, lo cual era una completa locura, no tenía idea de que es que esperaban que hicieran cuando era claro que tenían que ir a buscar las cartas, no era tan solo un paseo por el parque. La verdad veía algo anormal que todos se reunieran en el mismo lugar además de que ya tenía que haber arreglado algo al respecto con el simple hecho de que el viaje en el avión no era miel sobre hojuelas.

Luego del incidente había pasado algo de tiempo tratando de mantenerse despierto al punto de quedarse completamente dormido. Sencillamente el profesor los llevaba por donde creía que era de importancia al respecto, así que no quedaba de otra más que ir a donde los llevaran, era parte de su entrenamiento completamente como captors.

Fue un auto el que los llevo a donde se quedarían una vez que las maletas fueron recuperadas del todo. Vigilando que de todos modos ninguno de ellos quedase atrás por andar de curioso en pleno aeropuerto, el sitio se veía como todo hotel, pero al ingresar supuso que la bienvenida no sería realmente como esperaban, era lógico siendo los “intrusos” o extranjeros que venían a cambiar algo.

Se dispersaron un poco, entonces vio que le miraban, era una chica que tenía un aire de no te metas conmigo, regreso su mirada como una especie de reto, no sería quien la desviara primero.